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Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani

Print version ISSN 0524-9767On-line version ISSN 1850-2563

Bol. Inst. Hist. Argent. Am. Dr. Emilio Ravignani  no.27 Buenos Aires Jan./June 2005

 

Fernando Devoto: Historia de la inmigración en la Argentina, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2002, 527 páginas.

La inmigración ha configurado buena parte de la urdimbre y de la trama de la historia argentina. Ese fenómeno que tantos debates inspiró en los años de llegada masiva de extranjeros al país, y que despertó al interés de los sectores dirigentes y los intelectuales para pensar en la integración de una sociedad cuya heterogeneidad complicaba (o "amenazaba", en las miradas más pesimistas) la identidad nacional, se transformó en un problema de estudio académico, sobre todo a partir de 1980, que fructificó en una abundante –aunque fragmentaria– producción.

Sin embargo, más allá del interés por el tema y de los prolíficos resultados, dos décadas de estudio sobre las migraciones no habían dado lugar a un trabajo de síntesis que, elevando la mirada sobre los grupos migratorios específicos –mayoritarios o no, tempranos o tardíos, con identidades más o menos definidas–, abrevase en el amplio abanico de trabajos puntuales para ofrecer una imagen global del problema con sus regularidades y sus matices. El libro de Devoto constituye el primer intento de salvar este vacío del que paradójicamente adolecía una historiografía que contaba con una profusa y calificada producción.

Por supuesto que el mérito de esta obra no radica en haber venido a cubrir un espacio vacante. Las virtudes del libro están en su reflexión y en la densidad de sus argumentos, que resumen el pensamiento de Devoto sobre el impacto de la inmigración en la Argentina desde la colonia hasta mediados del siglo XX, y dan cuenta de la lectura minuciosa de un enorme volumen de fuentes y de trabajos sobre el caso argentino y sobre el de otras latitudes migratorias con las que, en algunos pasajes, el autor ensaya comparaciones.

En las primeras páginas del trabajo, Devoto nos advierte que la inmigración es una sumatoria demasiado diversa para englobarla en una historia en común. Sin embargo, el libro desvela esa historia en toda su complejidad pues, el autor, encuentra un punto de equilibrio entre la multiplicidad y las tendencias generales, alternando una mirada de perspectiva más lejana que se ocupa de las aristas estructurales del fenómeno y otra, que escruta a los inmigrantes en su inserción e integración en la sociedad local.

En esta primera parte del trabajo, el autor desovilla una intrincada madeja de decisiones, motivos, racionalidades e incertidumbres a través de una trama argumental que parte de las críticas a ciertas miradas reductivas que asimilaban al inmigrante con un homo economicus, para mostrar la complejidad que encerraba tomar la decisión de emigrar, financiar el viaje y contar con la información que asegurara, aunque más no fuese parcialmente, un resultado positivo a la empresa.

La información como capital del inmigrante es un tema retomado en varias ocasiones a lo largo del libro, sin embargo, su análisis más detallado es abordado desde una perspectiva micronalítica en el tercer capítulo, que está configurado a partir de una evidencia empírica densa y de unas inteligentes (aunque por momentos un tanto enmarañadas) reflexiones. Aquí, las cadenas y las relaciones interpersonales ocupan un lugar preeminente, puesto que en las redes sociales, que mostraron tener perdurabilidad y capacidad de reactivación, se articulan los argumentos más adecuados para comprender la experiencia de migrar e insertarse en la nueva sociedad, aun cuando, como nos advierte el autor, las decisiones se tomaran en contextos de "racionalidad limitada", información escasa, e incertidumbre.

Esa información, contenida en la propaganda de los agentes, en las cartas de los parientes y amigos establecidos en la Argentina, en los relatos de los que retornaban, o de los que visitaban su lugar de origen con miras a regresar al país de inmigración, forjó una imagen de la sociedad argentina para una masa de europeos que evaluaban la posibilidad de abandonar sus aldeas y sus ciudades. En tanto que esos europeos llegaban al puerto y se insertaban de manera temporaria o permanente, la sociedad local iba cambiando su textura y su color. Hacia fines de los años 1880, cuando la Argentina aluvial empezaba a hacerse más evidente para todos, la clase dirigente dio comienzo a un debate que reflejaba sus preocupaciones sobre la inmigración, debate que con nuevos contenidos, significados e intensidades atravesaría el paso de los ochocientos a los novecientos para perdurar en las primeras décadas del nuevo siglo. El problema de la integración de una identidad argentina que había quedado sumergida en la heterogeneidad, el dilema de la nacionalización de los inmigrantes, y los resultados (los esperados y los no deseados) de una sociedad que se había fraguado al amparo de la diversidad, ocuparon en diferentes momentos a políticos e intelectuales en un debate que fue virando de la inmigración como preocupación o problema, a la integración de la sociedad argentina amenazada por la emergencia de la conflictividad social y política, y por el "cosmopolistimo".

El viraje de la contienda verbal, que por momentos se avivaba, para adormecerse en otros y luego resurgir, y que era más bien la respuesta a coyunturas determinadas, paralelamente dio lugar a la definición de políticas migratorias en las que el autor se detiene a lo largo del libro y para cuya exposición ha utilizado una estrategia muy apropiada. En cada uno de los períodos por los que esta historia atraviesa, Devoto ha entramado la retórica de la clase dirigente y las políticas de la época sobre la colorida urdimbre de las experiencias de los inmigrantes. Esta mirada en perspectiva que se proyecta hasta los años 1950, cuando el ciclo europeo llegaba a su fin, desvela la continuidad de las tradiciones y las percepciones positivas que concebían a la inmigración como un factor beneficioso que en buena medida reflejaba la prosperidad (o la falta de ella) en el país, y que remitía a las ilusiones de un destino de grandeza que los mentores de la Argentina moderna imaginaron en el siglo XIX.

Esta historia, que remata con un apéndice de Roberto Benencia sobre la inmigración de los países vecinos que desde mediados del siglo XX prosiguió al ciclo europeo, contiene una mirada final a modo de balance. La sociedad argentina es vista a través del prisma de la inmigración, un fenómeno que quizá algo exageradamente, Devoto liga de manera "indisoluble" a las percepciones del éxito y del fracaso del país. En cualquier caso, el autor revisa el pasado y los aportes de la experiencia migratoria modulando entre las ventajas y los inconvenientes. Ello resulta en la imagen de una sociedad que coexistió en la diversidad y a la que la movilidad social hizo relativamente abierta y democrática, lo que no es lo mismo que decir, sin prejuicios étnicos, como bien nos lo recuerdan los pasajes sobre judíos y "turcos", y el ensayo de Benencia cuando se refiere a la falta de políticas de multiculturalismo como proyecto político de una sociedad cuya sustancia está hecha en buena medida de la pluralidad cultural.

Como todo trabajo, éste también presenta algunos flancos débiles. En mi opinión, la propuesta del autor de contarnos la historia de la inmigración combinando dos registros: en la primera parte del libro, analítico, y en la segunda, narrativo, no está plenamente lograda. Creo que, si los cuatro capítulos iniciales se corresponden con una historia analítica, el resto de la obra transcurre en una difusa frontera entre el análisis y la narración que desdibuja las prácticas y las experiencias de los inmigrantes. Por otro lado, el estilo general del libro no respeta del todo los postulados de la colección en la que se inserta, cuyo objetivo es captar la atención de un público no especializado. Envuelto en juegos de escalas y simulaciones, en especulaciones tan sofisticadas como abstractas, por momentos, Devoto parece olvidar que no está escribiendo tan sólo para académicos. Sin embargo, estas falencias en nada deslucen a una obra sustentada en dos sólidos pilares: una laboriosa investigación y unos argumentos que resultan de la reflexión crítica y refinada.

María M. Bjerg

U. N. DE QUILMES - CONICET

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