RESEÑAS

Sol Lanteri, Un vecindario federal. La construcción del orden rosista en la frontera sur de Buenos Aires (Azul y Tapalqué), Córdoba, Centro de Estudios Históricos "Prof. Carlos S. A. Segreti", 2011. 351 páginas.

Gustavo L. Paz

Universidad Nacional de Tres de Febrero y CONICET / Instituto Ravignani

El libro de Sol Lanteri es la reelaboración de su tesis de doctorado en Historia defendida en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires en 2009, que obtuviera el Premio Anual a la mejor tesis doctoral otorgado en 2010 por el Centro Segreti de Córdoba. El libro sigue el derrotero de la conformación de un "vecindario federal" en una zona de la frontera sur de la provincia de Buenos Aires, Azul y Tapalqué, en el periodo rosista.

Probablemente este libro no hubiera podido escribirse de no haber mediado la renovación historiográfica en la historia agraria rioplatense de la primera mitad del siglo XIX y en particular de la provincia de Buenos Aires, cuyo puntapié inicial lo dio hace un cuarto de siglo la polémica sobre "Gauchos o campesinos" publicada en las páginas del Anuario del IEHS de Tandil. El libro de Lanteri se inserta de lleno en esa rica y variada historiografía, cuya densidad recuerda a la historia agraria de algunas regiones mexicanas y andinas. El estudio de Lanteri se incorpora también a dos temas muy renovados en las últimas dos décadas por la historiografía argentina: el rosismo, fruto de los esfuerzos de varios investigadores entre los que se destaca Jorge Gelman (que dirigió esta tesis), y los numerosos trabajos sobre la frontera con las poblaciones originarias de la pampa, que se ha convertido en un campo con entidad propia.

El libro intersecta dos perspectivas historiográficas que hasta el momento parecían desconectadas en la historia argentina de la primera mitad del siglo XIX: la llamada "nueva historia política" que hace primar el estudio de los mecanismos ideológicos e institucionales de representación y la historia social que se aproxima en detalle a los actores históricos. De este modo, el libro proporciona un análisis de las bases sociales de la política. Este enfoque social de la política encuentra su inspiración en el estudio de las formas cotidianas de construcción estatal "desde abajo", tal como ha sido propuesta para México en el estudio ya clásico de Gilbert Joseph y Daniel Nugent Everyday Forms of State Formation. Esta orientación ha sido muy influyente en la historiografía latinoamericana pero ha tenido menos fortuna en nuestro medio.

En este sentido, Lanteri nos propone adentrarnos en la construcción cotidiana del régimen rosista en los márgenes de la provincia de Buenos Aires. El libro también hace un guiño a la microhistoria, ya que la escala elegida para el análisis es la de dos pequeños pueblos de frontera establecidos en torno de 1830, Azul y Tapalqué. Los casos están muy bien elegidos. En esas comunidades de frontera, donde se asentaban los "indios amigos", se conformó a comienzos del periodo rosista una base de pequeños y medianos propietarios como resultado de "donaciones condicionadas" de suertes de estancia que hizo el propio Rosas desde comienzos de la década de 1830.

Lanteri estudia con penoso detalle (cualquiera que haya trabajado con registros catastrales sabe de lo que hablo) las donaciones de tierras a pobladores que se comprometían a habitarlas efectivamente y a mantener ganado en ellas, a servir en la milicia exclusivamente en el ámbito local, y a sostener la causa federal. El análisis de Lanteri se beneficia de la riqueza acumulada en el campo de la historia agraria bonaerense, que le permite establecer comparaciones entre la estructura de la tenencia de la tierra en estos distritos rurales con otros de la provincia. Azul y Tapalqué presentaban en el periodo rosista una muy original distribución de la tierra, con una mayoritaria presencia de pequeños y medianos propietarios que controlaban casi un 70% de las tierras en la zona y alternaban con grandes propiedades, patrón que contrasta con los paisajes agrarios de otros distritos donde predominaba la estancia.

Desde un punto de vista político, Lanteri aporta una evidencia más en la refutación de la tesis clásica que sostenía que el rosismo se sostenía con el apoyo exclusivo de los terratenientes. El hallazgo es mucho más relevante: las donaciones condicionadas de suertes de tierras crearon en una zona de frontera un "vecindario federal". Este vecindario estaba formado en su gran mayoría por esos pequeños y medianos propietarios que, sostiene Lanteri, conformaban una comunidad social y étnicamente inclusiva (los mestizos "blanqueados" en los censos componían el grueso de la población). En contrapartida, este vecindario era políticamente excluyente: nadie que no fuese federal calificaba para las concesiones de tierras; inclusive algunos unitarios habían sido despojados de sus tenencias enfitéuticas para ser repartidas entre los leales al régimen.

El vecindario establecido de esta manera brindaba al régimen rosista una estabilidad desconocida hasta entonces en la frontera. Lanteri estudia las prácticas políticas que le daban sustento (como las elecciones), la prolongada continuidad de las autoridades designadas, que se desempeñaban por varios años e inclusive por más de una década, y los aspectos simbólicos de ese federalismo, corporizados en fiestas y rituales públicos, que reforzaban la inserción de ese vecindario en la comunidad federal. La lealtad de estos vecinos al federalismo rosista se mantenía también en base a un intercambio recíproco (muy asimétrico) de bienes y servicios entre autoridades y vecinos que acercaba a esa relación a un sistema político de tipo clientelar.

En suma, las características de este rosismo de fronteras abona la tesis del unanimismo federal. La lealtad de estos "vecinos federales" se manifestaba de manera rutinaria en las elecciones anuales para la Legislatura y se evidenció de manera excepcional en los momentos finales del régimen: más allá del estricto cumplimiento de sus deberes con el estado, los de Azul y Tapalqué se sumaron a los ejércitos del restaurador en vísperas de Caseros.

El establecimiento de un vecindario federal en Azul y Tapalqué puede ser calificado como un éxito para el régimen rosista: el amplio apoyo a Rosas y el federalismo era evidente en esa zona de la frontera bonaerense. Esto nos mueve a pensar si habrá sido así en otras zonas de la provincia donde el experimento rosista no contó con mecanismos de inclusión tan aceitados e inmediatos como las "donaciones condicionadas" de tierras.

Algunas ausencias en el planteo de Lanteri nos hacen reflexionar en esa dirección. La perspectiva de "construcción cotidiana" del estado no está tan presente en la segunda parte del libro, que estudia las autoridades y prácticas políticas. El planteo se hubiera beneficiado de un mejor seguimiento de las negociaciones cotidianas por bienes y servicios entre vecinos y autoridades que podrían haber brindado algún indicio de los términos menudos de la relación entre esos actores.

Lanteri también concede al final del libro que los vecinos habrían desarrollado estrategias de complacencia, e inclusive de resistencia velada, por conveniencia o temor a las autoridades. La admisión de una posible presencia de grietas dentro del unanimismo federal no hace sino resaltar las virtudes de un libro bien concebido, basado en una investigación muy rigurosa en fuentes muy variadas y orientado por preguntas importantes.