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Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani

versión impresa ISSN 0524-9767

Bol. Inst. Hist. Argent. Am. Dr. Emilio Ravignani  no.40 Buenos Aires jun. 2014

 

ARTÍCULOS

El Frente Negro y el Movimiento Alemania Libre en la Argentina durante las décadas de 1930 y 19401

Germán Friedmann

Artículo recibido: 20 de noviembre de 2013

Aprobación final: 26 de marzo de 2014

Resumen

Este artículo analiza la constitución, la organización y las acciones emprendidas por el Schwarze Front (Frente Negro) y del Frei-Deutschland Bewegung (Movimiento Alemania Libre) en la Argentina durante las décadas de 1930 y 1940. Lideradas desde el exilio por Otto Strasser, ambas agrupaciones se opusieron al Tercer Reich. Strasser, uno de los principales organizadores del partido nacionalsocialista alemán debió abandonar su país en 1933 debido a un fuerte enfrentamiento con Hitler, al que acusaba de traicionar los ideales del nacionalsocialismo. El trabajo se centra en las redes establecidas entre los integrantes del Frente Negro y el Movimiento Alemania Libre con otros países de América; en el papel que tuvieron en las denuncias de la "infiltración nazi" en el Cono Sur, y en las relaciones que entablaron con los germanoparlantes antinazis de la Argentina.

Palabras clave: Nacionalsocialismo ; Argentina ; Historia política ; Siglo XX ; Antinazis

Abstract

This article analyzes the foundation and organization of the Black Front and the Frei-Deutschland Bewegung movements in Argentina in the 1930’s and 1940's, as well as their actions. Both organizations opposed the Third Reich and were led by exiled Otto Strasser. One of the main organizers of the German National-Socialist party, Strasser left his country in 1933 due to his violent confrontation with Hitler, whom he accused of being a traitor to the ideals of National-Socialism. The article focuses on the networks established by members of both organizations and other countries in America; their role in denouncing the "Nazi infiltration" of the Southern Cone of South America; and their relations with German-speaking anti-Nazis in Argentina.

Keywords: National Socialism ; Argentina ; Political history ; Twentieth Century ; Anti-Nazi

..."Nuestro socialismo debe ser `nacional’ a fin de establecer un nuevo orden en Alemania y no para embarcarnos en una nueva política de conquista...de la derecha tomamos el nacionalismo, que se ha aliado de manera tan desastrosa con el capitalismo; y de la izquierda mantenemos el socialismo, el cual ha hecho una unión muy desafortunada con el internacionalismo. Por lo tanto vamos a formar el nacionalsocialismo que será la fuerza matriz de una nueva Alemania y de una nueva Europa...el énfasis en esta alianza debe ser colocado en el socialismo. ¿No ha escrito Usted en su programa, ‘nacionalsocialismo’ en una sola palabra, señor Hitler? La gramática alemana establece que en las palabras compuestas de este tipo la primera parte servirá para calificar a la segunda, que es la parte esencial".

Otto Strasser, Hitler und Ich, pp. 16-17.

Introducción

El panorama político argentino de finales de la década de 1930 y principios de la de 1940 se destacó por una marcada tendencia a la polarización, donde las disputas internas eran vistas bajo la lente de los acontecimientos europeos contemporáneos. Los discursos y las concepciones del mundo integrales o radicales, forjadas y desarrolladas principalmente en el "viejo continente", se proyectaron y se combinaron con los procesos políticos e ideológicos locales. En ese contexto, frente a una supuesta avanzada nazifascista, se constituyó una amplia y heterogénea coalición política que encontró un elemento aglutinante en el antifascismo y en la apelación a la defensa de la "argentinidad". Este conglomerado fue al mismo tiempo parte de una más vasta corriente internacional conformada por intelectuales, artistas, políticos y periodistas occidentales, en cuyo surgimiento tuvieron una decisiva influencia tanto la estrategia de la Tercera Internacional, que, a partir de 1935 impulsó la formación de frentes populares, como el inicio de la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial.

Aquel movimiento variopinto contó con un ala germano-parlante que estuvo integrada en su mayoría por exiliados políticos alemanes y austríacos o por germano-parlantes de distintas extracciones políticas, sociales y religiosas establecidos previamente en la Argentina, cuya oposición al régimen nacionalsocialista se sustentaba en su adhesión a distintas fuerzas de la izquierda política o en su adscripción a una tradición liberal y/o humanista

No obstante, existió también un grupo de personas que provenían de diversos sectores y de un amplio espectro político y cultural, las cuales militaron en Die Schwarze Front (El Frente Negro) y en el Frei-Deutschland Bewegung (Movimiento Alemania Libre). Ambas organizaciones fueron lideradas desde el exilio por Otto Strasser, uno de los principales organizadores del partido nacionalsocialista alemán, quien abandonó su país debido a un fuerte enfrentamiento con Hitler, al que acusaba de traicionar los ideales del nacionalsocialismo. Este artículo analiza la constitución, la organización y las acciones emprendidas por ambas organizaciones, así como las relaciones que entablaron con los germano-parlantes antinazis de la Argentina, y el papel que tuvieron en las denuncias de la "infiltración nazi" en el Cono Sur.

Nacionalsocialistas contra Hitler

Dentro de la historia del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei) suele caracterizarse al período comprendido entre 1924 y 1927 como una etapa de reorganización. Mientras Hitler, recientemente liberado de prisión, intentaba que los dispares grupos del sur gravitaran en su órbita, las diversas delegaciones del Partido en el norte y oeste de Alemania experimentaban un notable crecimiento llevado a cabo independientemente del cuartel general de Múnich.2 El principal responsable de ello fue Gregor Strasser -considerado por muchos como el organizador más eficaz del nacionalsocialismo-, quien contó con la colaboración de su hermano Otto, un abogado, ex integrante de un Freikorps muniqués, y que había militado en la socialdemocracia alemana.3

Los hermanos Strasser contribuyeron de manera decisiva a la transformación del nacionalsocialismo, que pasó de ser un partido marginal de provincia a convertirse en un movimiento de alcance nacional. La organización partidaria por ellos dirigida desde Berlín desarrolló un perfil independiente al de Hitler, del que se diferenciaban por acentuar con mayor ahínco los aspectos anticapitalistas y socialistas del movimiento. Las discrepancias entre las denominadas facciones del sur y del norte fueron acentuándose debido a la postura más "social-revolucionaria" de los dirigentes de esta última, quienes además de expresar su voluntad de autonomía no tardaron en manifestar su recelo ante lo que consideraban una camarilla corrupta y dictatorial que dirigía la oficina de Múnich.4 En septiembre de 1925, tras convocar a un congreso en la ciudad de Hagen, los hermanos Strasser conformaron la Comunidad de Trabajo de los territorios del norte y noroeste de Alemania del NSDAP (Arbeitsgemeinschaft der nord- und nordwestdeutschen Gaue der NSDAP). Esta agrupación propuso la renovación del programa del NSDAP, elaborado en 1920. Entre las modificaciones más importantes se encontraba la socialización de los medios de producción, una considerable reducción de la propiedad privada y la necesidad de llevar a cabo una alianza entre Alemania y la Unión Soviética.5 Este conjunto de medidas no fue presentado como revolucionario o disruptivo dentro del partido, sino como representante del verdadero espíritu del nacionalsocialismo. Sin embargo, en una convención de líderes regionales, realizada en Bamberg el 14 de febrero de 1926, Hitler declaró que los 25 puntos del programa original eran inalterables, al tiempo que aprovechó la oportunidad para concentrar todos los poderes de decisión del partido en sus manos.6 En la "Conferencia de Bamberg" el "ala izquierda" del nacionalsocialismo afrontó una dura derrota que se vio aún más agravada cuando, a finales de 1926, Hitler consiguió el apoyo de Goebbels, hasta entonces secre­tario particular de Gregor Strasser.

A pesar del revés sufrido, la tendencia "nacional-bolchevique" desempeñó un importante papel en los posteriores éxitos electorales del partido, consiguiendo captar el voto de muchos de quienes habían apoyado previamente a los partidos socialista y comunista.7 Sin embargo, el escenario cambió tras el fracaso nacionalsocialista en las elecciones de 1928. Desde entonces, Gregor Strasser suavizó sus diferencias con Hitler -al punto de ser nombrado, en enero de 1928, jefe de organización del NSDAP para el Reich-, en tanto que Otto radicalizó aún más su postura, apuntando contra la cúpula del partido nacionalsocialista que, en su opinión, representaba la combinación totalitaria de las ambiciones del Führer con las pretensiones restauradoras y reaccionarias del gran capital alemán. Finalmente, en julio de 1930 Otto Strasser dejó oficialmente el partido. En una declaración titulada Die Sozialisten verlassen die NSDAP (Los socialistas abandonan el NSDAP) acusó a la dirección del partido de haberse "aburguesado" y de traicionar sus principios al abandonar el punto de vista de los trabajadores. Además se pronunció, entre otras cosas, en contra del "culto al Führer", del "autoritarismo fascista" y de la "visión imperialista del mundo".8

Otto Strasser fundó la Kampfgemeinschaft Revolutionärer Nationalsozialisten (Comunidad de Combate de los Nacionalsocialistas Revolucionarios). Esta agrupación no logró mantener un número importante de miembros, sobre todo después de las elecciones de septiembre de 1930, cuando sus integrantes vieron el enorme crecimiento del NSDAP de 810.000 a 6.407.000 votos, lo que elevó su representación en el Reichstag de 12 a 107 diputados. En estas circunstancias muchos percibieron la imposibilidad de arrebatarle a Hitler la conducción del nacionalsocialismo, por lo que retornaron al partido. Por el contrario, otros se interesaron en las nuevas posiciones del partido comunista, al que finalmente se unieron.9

En octubre de 1931 Otto Strasser conformó el movimiento Schwarze Front (Frente Negro), que se opuso a la política del gabinete presidencial de Brünning, Papen y von Schleicher y rechazó el establecimiento de una posible dictadura de Hitler establecida en alianza con el gran capital alemán. 10 Apenas cuatro días después de la asunción de Adolf Hitler a la cancillería del Reich el Frente Negro fue proscripto y muchos de sus partidarios se contaron entre los primeros militantes políticos detenidos arbitrariamente e internados en los campos de concentración. Otros tantos integraron la denominada "primera oleada" de exiliados y acompañaron a miles de activistas que se habían expresado contra Hitler antes de su ascenso al poder.11 Entre ellos se encontró Otto Strasser, quien se estableció en Checoslovaquia en julio de 1933, tras un frustrado intento de estrechar filas con distintas agrupaciones opositoras dentro de Alemania y luego de un fugaz paso por la ciudad de Viena. Desde su exilio praguense Strasser continuó su lucha contra Hitler mediante diversas actividades propagandísticas, entre las que se destacaron la publicación de libros y folletos así como la edición, entre 1933 y 1937, del periódico Die Deutsche Revolution (La revolución alemana), algunos de cuyos ejemplares lograron ser distribuidos de manera ilegal dentro de las fronteras alemanas. Aquella publicación se auto-percibía como un foro que fomentaba un tercer frente que rechazaba a la vez el colectivismo y el individualismo burgués, presentándose como una alternativa a la oposición fascismo/comunismo.

El Frente Negro en la Argentina

La organización del Frente Negro no se limitó al continente europeo. Existieron pequeñas ramas del movimiento en Sudáfrica, América del Norte y Asia oriental. Sin embargo, el principal centro fuera de Europa se radicó en América del Sur. En 1932 se fundaron los primeros grupos en Paraguay, Brasil y la Argentina, un año más tarde fue establecido en Chile y hacia 1934 se encontraba representado en la mayor parte de los países del subcontinente.12 La dirección del movimiento estaba a cargo de Bruno Fricke, quien había llegado a la región al promediar la década de 1920. Tras una estadía en Río Grande del Sur, Brasil, arribó en 1927 a la localidad paraguaya de Villarrica, donde fundó la primera sección exterior del partido nacionalsocialista.13 Vuelto a Alemania un año más tarde, ocupó un puesto importante dentro del NSDAP en la ciudad libre de Danzig y se integró al círculo de la SA de Walter Stennes, que había entrado en una abierta rebelión contra la dirección del partido, a la que denunciaba tanto de cometer diversos actos de corrupción como de traicionar los principios socialistas.14 Tras su participación en un frustrado intento de tomar la central del partido nacionalsocialista de Berlín, Fricke retornó al Paraguay, donde trabajó como maestro de escuela. En 1932 fue nombrado por Otto Strasser como director (Gauleiter) de la rama sudamericana del movimiento Schwarze Front. En un principio desempeñó aquella función desde su residencia en Paraguay y luego continuó haciéndolo desde Buenos Aires, ciudad a la que se trasladó a mediados de 1935.15

Para ese entonces, la agrupación ya contaba con diferentes "células de combate"16 en diversas empresas de capitales alemanes radicadas en la Argentina, entre ellas Osram, Siemens & Halske, Lahusen, La Plata Zeitung, CHADE, Quilmes-Brauerei, Bayer, Baugewerbe, Gasthausangestellte, Gastwirte, Schneidergewerbe, y Bankangestellte. Además, el Frente Negro operaba dos transmisores radiales; una de onda corta, llamada Pampero, se dirigía a Alemania, y la otra, de onda larga, denominado Lasso, transmitía para "los alemanes de Sudamérica". 17 El Frente Negro comenzó a tomar mayor notoriedad dentro del ámbito germano-parlante a partir de su aparición en la prensa periódica. Bruno Fricke fundó en la capital argentina el periódico Die Schwarze Front. Kampfblatt für Südamerika (El Frente Negro. Diario de Combate para Sudamérica) que, con una frecuencia quincenal, era editado en la imprenta del Argentinisches Tageblatt.18 Fue fundamentalmente desde su columna en este último diario (que por ese entonces se encontraba en plena expansión y experimentaba un notable incremento en su popularidad) que las posturas políticas del Frente Negro alcanzaron una importante repercusión.19

Los integrantes del Frente Negro se presentaban como los verdaderos nacionalsocialistas, realizando una clara filiación entre "nuestros muertos" del frustrado levantamiento de la cervecería de noviembre de 1923, quienes "cayeron pensando en el futuro de la patria" y "las víctimas de la SA" de la denominada "Noche de los Cuchillos Largos" que, según indicaban, "marchan en espíritu en nuestra formación", en una manifiesta referencia a la Horst Wessel Lied.20

Un artículo titulado "Hitler no es Alemania y el nacionalsocialismo no es Hitler", y una nota de Otto Strasser que comparaba los 25 puntos del programa original del partido con la "realidad del actual sistema de Hitler", buscaban demostrar lo que consideraban la traición cometida por el líder del Tercer Reich para con la ideología nacionalsocialista.21 Desde las páginas de Die Schwarze Front se expresaban las "frustradas esperanzas" provocadas por la notoria contradicción entre "los puntos fundamentales del programa del partido nacionalsocialista", que impulsaban "la desarticulación de los trusts, de los grupos empresariales concentrados y de los grandes almacenes", y la realidad económica alemana, en la que aquéllos "prosperaban mientras los trabajadores eran oprimidos". El por entonces ministro de finanzas, Hjalmar Schacht, definido como "el dictador de la economía", era caracterizado también como "el típico representante del capitalismo, tan alejado del nacionalsocialismo o de cualquier otra clase de socialismo, como Goebbels de la honestidad".22 No obstante, Die Schwarze Front mostró un cierto tono optimista acerca del papel que podría asumir al menos una parte de los alemanes frente al régimen de Hitler, señalando que en forma creciente "las masas reconocen lo que está detrás de la frase comunidad del pueblo del Führer: el capitalismo en su forma brutal".23

Fueron numerosos los relatos acerca de las condiciones de vida de los germano-parlantes en la región sudamericana, quienes, según se indicaba, se encontraban apremiados por el creciente influjo de los diversos grupos locales que respondían al régimen imperante en Alemania.24 El servicio de noticias del Frente Negro denunció la destrucción de la Volksgemeinschaft de los alemanes de Chile, la infiltración en las escuelas de habla alemana de Asunción del Paraguay, y declaró que "la locura de la Gleichschaltung" había llevado al despido de "miles de maestros alemanes" en el estado de Río Grande del Sur, pues la propaganda racista difundida en las escuelas subvencionadas por el gobierno del Reich había llevado a las autoridades locales a implementar una ley que autorizaba a impartir clases exclusivamente a los docentes brasileños. 25

También resultaron frecuentes las denuncias sobre las diversas persecuciones a las que se veían sometidos los integrantes del Frente Negro por parte del partido nacionalsocialista radicado en la Argentina.26 En este sentido, se denunció que los métodos utilizados por la Gestapo en Buenos Aires incluían el soborno, el boicot e incluso las amenazas de muerte para quienes vendían el periódico Die Schwarze Front, y se indicó además que la dirección del grupo local nacionalsocialista había prohibido todo contacto con los miembros del Frente Negro, y que los nacionalsocialistas que violaran aquella resolución debían enfrentar un "proceso de exclusión" del partido.27 Die Schwarze Front describía una intensa "lucha interna en el NSDAP de la Argentina". Indicaba que la "manía totalitaria" del partido había sido responsable no sólo de "la violación de la independencia de las diversas asociaciones y escuelas", sino también de la incorporación por "motivos profesionales o económicos" de una inmensa mayoría de seguidores que se encontraban totalmente alejados del nacionalsocialismo. Contra esta "traición de los oportunistas" luchaba "con los dientes apretados" una "muy pequeña parte" de los miembros del partido, a la que Die Schwarze Front definía como "la más valiosa", integrada por "los viejos camaradas de 1920-1933".28

Una declaración que llevaba el didáctico título de "lo que quiere el Frente Negro" bregaba por "el cumplimiento y la realización de la revolución alemana. La construcción del socialismo alemán, la comunidad del pueblo real, la verdadera libertad religiosa y la paz de las naciones en la federación europea". El "requisito fundamental de este nuevo orden de justicia social" era "el derrocamiento del sistema económico capitalista y la construcción del socialismo alemán", objetivos que sólo serían posibles "con la destrucción del sistema de Hitler". El Frente Negro no se definía como un partido ni una asociación, sino como "una alianza secreta de luchadores alemanes de todos los partidos" que actuaba

en todas las clases y en todas las organizaciones, dentro y fuera del sistema. Además de la vieja estirpe de oficiales y suboficiales formados de la revolución alemana, cuenta con centenares de miles de luchadores en la SA y la SS, el NSBO y la HJ, así como en el Stahlhelm y las asociaciones religiosas. Pero sobre todo se declaran en favor del Frente Negro en medida cada vez creciente también los mejores luchadores del bando marxista, ex socialdemócratas, ex comunistas, hoy solamente socialistas alemanes! 29

Esta imagen de la heterogénea composición del movimiento muestra la voluntad de sus integrantes de realizar una amplia convocatoria que, como se ha visto, incluía a diversos sectores de la izquierda alemana. Este anhelo se vislumbraba ya en el folleto editado en Praga, Sozialistische Revolution oder faschistischer Krieg? (¿Revolución socialista o guerra fascista?), donde Otto Strasser señalaba que las más importantes divergencias de carácter económico, político o religioso existentes en Alemania tenían su origen en lo que concebía como la contradicción entre "la voluntad revolucionaria del pueblo alemán" y lo que denominaba "la reacción prusiana, los Junker y la industria pesada".30

Intentos de unidad y crisis del Frente Negro

La presencia del Frente Negro en la Argentina generó diversas reacciones entre el todavía incipiente movimiento local germano-parlante de oposición al nacionalsocialismo. En septiembre de 1932, desde la páginas del periódico Argentinisches Tageblatt -que mostró una férrea oposición al nacionalsocialismo incluso antes de su arribo al poder- se desconfiaba de la capacidad de los integrantes del Frente Negro para emprender "actividades constructivas", señalándose que "una buena dosis de afán de aventuras impulsa a estos desarraigados de partido en partido... Se conectan hoy con la más oscura reacción, para ir mañana con los anarquistas".31 Sin embargo, a comienzos de 1934, apareció en el periódico una nota de Heinrich Grönewald -quien pocos años más tarde se transformaría en uno de los principales referentes de la prensa antinazi de lengua alemana de la Argentina- que planteaba la necesidad de incorporar a aquella organización nacionalsocialista disidente a un frente común antihitleriano.32 En noviembre de 1935 el Argentinisches Tageblatt publicó un reportaje realizado a Bruno Fricke, por entonces recientemente radicado en Buenos Aires. La nota presentaba al director de la sección sudamericana del Frente Negro como la "persona más adecuada" para liderar la "fragmentada emigración" y revelaba que su principal objetivo consistía en la "liberación de la patria de la dictadura de Hitler". Aquella entrevista contó con una introducción de Heinrich Grönewald que resaltaba la necesidad de encontrar un camino para lograr "la reunificación de la alemanidad" a través de una defensa común contra los métodos de Hitler. El autor exhortaba a los emigrantes a tomar posición ante la tesis de Fricke y ponía las páginas del periódico a disposición de los lectores para iniciar esa "necesaria discusión".33

Las repercusiones de esta propuesta fueron variadas. Del mismo modo que Grönewald, Peter Bussemeyer (quien redactaba frecuentemente artículos sobre la situación europea en los que alternaba sus simpatías entre las posiciones de quienes se definían como socialistas de izquierda y los disidentes nacionalsocialistas) no veía ningún inconveniente en conformar una amplia alianza contra Hitler que incluyera al Frente Negro.34 Por el contrario, otros redactores del periódico como Alfred Dang (quien pocos años después compartiría con Grönewald una común militancia antinazi en Das Andere Deutschland) y el prestigioso escritor alemán Paul Zech rechazaron con vehemencia la incorporación de los nacionalsocialistas disidentes a una alianza opositora del "exilio democrático".35

Diferenciándose de la posición adoptada por Dang y Zech, en su columna del Argentinisches Tageblatt, la agrupación republicana Reichsbanner de Buenos Aires consideraba que compartía similitudes con el Frente Negro que iban más allá del rechazo al régimen de Hitler:

La justicia social, la libertad para el pueblo alemán, la neutralidad en materia religiosa y el rechazo del odio racial fueron los fundamentos del pensamiento del Reichsbanner. Estas mismas ideas las encontramos en el programa "Frente Negro" del Dr. Otto Strasser.36

La dirección del Reichsbanner porteño llamó a sus camaradas a marchar en conjunto con el Frente Negro. En una apelación publicada en el periódico Die Schwarze Front, reconocía que si bien los miembros de ambos grupos se habían "enfrentado anteriormente en algunas peleas de salón" e incluso "aún persistían pequeñas discrepancias de opiniones", éstas no tendrían ninguna relevancia en comparación con el objetivo principal: "la creación de un frente compacto para derrocar al sistema actual en Alemania". 37

A comienzos de 1936 Heinrich Jürges fue designado vicedirector del Frente Negro de Sudamérica. Su entrada en la agrupación fue anunciada con gran entusiasmo por Die Schwarze Front, que presentaba un extenso currículum de Jürges que incluía, entre otros muchos honores, haber sido un importante funcionario en diversas áreas del NSDAP de Berlín. Pese al promocionado arribo, la participación de Jürges en el Frente Negro resultó bastante problemática, como se desprende de un artículo aparecido a finales de abril de 1936 en el Argentinisches Tageblatt. El periódico publicó la copia de una carta, supuestamente firmada por Bruno Fricke, de la que podía desprenderse claramente que, en realidad, éste era un agente del Tercer Reich que trabajaba en secreto para el nacionalsocialismo delatando a los partidarios del Frente Negro. Esta denuncia, basada en una información suministrada por Jürges, finalizaba con un violento ataque a los dirigentes del Frente Negro, a los que acusaba de traición.38 Sin embargo, pocos días después, el periódico se retractó de aquella acusación y, tras pedir disculpas a sus lectores por haber sido víctima de una falsificación de Jürges, reconoció no haber verificado correctamente la información.39

Independientemente de su veracidad, la imputación motorizada por Jürges constituye una clara evidencia de que para esa época el Frente Negro atravesaba una fuerte crisis interna, igualmente ilustrada en el cese de la publicación de Die Schwarze Front, luego de que la imprenta del Argentinisches Tageblatt dejara de editarla. Tras esta decisión pueden evidenciarse motivos de orden ideológico, claramente percibidos en las crecientes disputas internas que hicieron insostenible la pervivencia de aquella publicación en la editorial del periódico. Esta situación se vio seguramente potenciada por la falta de fondos de la agrupación para sustentar su propio órgano de prensa.40 En forma retrospectiva, el mismo Bruno Fricke reconoció la importancia de los mencionados aprietos económicos en aquella conflictiva situación. Señaló además que durante aquella etapa había comenzado una muy fuerte ofensiva contra el Frente Negro por parte del movimiento nacionalsocialista local que habría incluido no sólo una enérgica campaña de difamación, sino también frecuentes actos de violencia (incluidos secuestros y atentados con armas de fuego) llevados a cabo por "agentes" nacionalsocialistas contra los miembros del movimiento.41 Por ese entonces, el líder del Frente Negro no sólo se vio privado de su ciudadanía alemana, sino que también sufrió una serie de arrestos por parte de las autoridades argentinas.42 Más allá de la credibilidad que pueda darse al testimonio de Fricke, lo cierto es que entre mediados de la década de 1930 e inicios de la siguiente el movimiento de Strasser fue objeto de brutales ataques tanto en el interior como en el exterior de las fronteras del Reich. Mientras que las pequeñas organizaciones que se mantenían activas en Alemania eran finalmente desarticuladas, los exiliados del Frente Negro que se encontraban en el continente europeo sufrieron diversos actos de intimidación y violencia, como lo ejemplifica la experiencia del "emisor negro" de Praga, que finalizó con el asesinato de su director, el ingeniero Rudolf Formis, a manos de agentes nacionalsocialistas.43

La crisis sufrida por el Frente Negro sudamericano por ese entonces parece haber tenido conexión con el destino de su líder, Otto Strasser, quien debió abandonar Checoslovaquia poco antes de que ésta fuera ocupada por el ejército alemán. Tras un largo periplo por diversos países europeos, a fines de 1940 las autoridades británicas lograron persuadir al gobierno canadiense de que le ofreciera refugio, y fue así trasladado a Montreal en abril de 1941.44

El movimiento Alemania Libre

Una vez establecido en Canadá, Otto Strasser reanudó algunos contactos con parte de sus seguidores. No obstante, para ese entonces las condiciones de los germano-parlantes establecidos en la Argentina, tanto la de los nacionalsocialistas como la de aquellos que se oponían al régimen imperante en Alemania, habían variado sensiblemente. Hacia fines de la década de 1930 e inicios de la siguiente se fue conformando una serie de comités, círculos y asociaciones que aglutinó a un conjunto de personas procedentes de distintos sectores que compartían, no obstante, su oposición al régimen nacionalsocialista.45 Por otro lado, con la estabilización y consolidación de Hitler en el poder, el partido nacionalsocialista ganó legitimidad en gran parte del heterogéneo conjunto de germano-parlantes establecidos en la Argentina, quienes habrían percibido al Tercer Reich como la realización de una esperada "renovación alemana".46 El partido pretendía reunir a todo el pueblo alemán en una comunidad nacional y popular unida y homogénea, una Volksgemeinschaft liberada de los antagonismos de clase supuestamente alimentados por el liberalismo y el marxismo. Proclamaba que, en sus filas, el obrero se codeaba con el patrón, el profesor, el comerciante, el periodista, el funcionario y el artesano.47 Este mensaje encontró una favorable recepción en una considerable cantidad de personas, entre las que se destacaron los alemanes recién llegados al país. El rechazo y la opinión negativa hacia la república de Weimar, signada por la desocupación y la inflación, permiten explicar la visión positiva que los alemanes residentes en la Argentina tuvieron sobre la Alemania de 1933, acerca de la cual, al encontrarse a miles de kilómetros y estar exentos de experimentar en carne propia sus aspectos más coactivos y su proceder asesino, poseían una visión idealizada.

En septiembre de 1940 la editorial Trenkelbach imprimió en Buenos Aires la primera edición en idioma alemán del libro de Otto Strasser Hitler und Ich (Hitler y yo).48 Esta publicación resultó una clara muestra del éxito obtenido por Strasser en su intento de reorganizar a sus seguidores, hecho que se vio confirmado el 30 de enero de 1941 con la fundación oficial del Frei-Deutschland Bewegung (Movimiento Alemania Libre). Esta organización, presidida por Otto Strasser, contó en sus inicios con dos sedes principales, una dirigida desde Nueva York por Kurt Singer; y la otra, radicada en Buenos Aires, liderada por Bruno Fricke.49 Su manifiesto fundacional, que declaraba la "guerra al nazismo" y condenaba "a todos los culpables de este horror", expresaba la voluntad de liberar a Alemania del "terror pardo" de Hitler, definido como "una mezcla peligrosa de imperialismo prusiano y demagogia moderna de masas", cuya "combinación demoníaca de propaganda y terror" habría desarrollado en la población alemana el "envenenamiento del espíritu y la intimidación de los cuerpos". Si bien la destrucción del régimen hitleriano constituía la primera condición para lograr un "nuevo y mejor orden europeo", el movimiento rechazaba igualmente "en forma incondicional todo lazo con el comunismo, de igual manera que con el nazismo", ambos caracterizados como "enemigos de Alemania, Europa y el mundo". El Frei-Deutschland Bewegung explicitaba, además, la intención de reunir "a todas las fuerzas cristianas, democráticas y liberales del mundo para luchar contra el totalitarismo y la dictadura, tanto en el interior como en el exterior".50

La proclama de la nueva agrupación presidida por Strasser incluía aspectos totalmente novedosos con respecto al período previo del Frente Negro. En primer lugar, adoptaba los términos nazi o nazismo -equiparados en este caso a "hitlerismo"-, palabras que en su origen tenían una connotación peyorativa y eran muy pocas veces utilizadas por los simpatizantes del partido, quienes se auto denominaban "nacionalsocialistas". Del mismo modo, la apelación a las fuerzas cristianas y la reivindicación de los valores liberales conformaban dos elementos igualmente extraños a la ideología nacionalsocialista, tanto en su versión "hitlerista" como "strasserista". Además, si bien el anticomunismo explícito era uno de los principales componentes del pensamiento nacionalsocialista, no había sido una característica destacada en forma particular por las agrupaciones previamente dirigidas por Otto Strasser. No obstante, éste fue acentuando aquella tendencia en el transcurso del período de entreguerras, hasta que se transformó en una de sus obsesiones principales una vez comenzado el nuevo conflicto bélico. Así, desde su propuesta de aliarse con la Unión Soviética, formulada en 1926,51 Strasser pasó a resaltar la imposibilidad de conformar un frente común antihitleriano con los comunistas en 1935, porque percibía que éstos priorizaban los intereses de Moscú a los de Alemania.52 Finalmente, tras el pacto de no agresión germano-soviético de agosto de 1939, consideró que "la terrible amenaza que representa para el occidente la combinación ruso-prusiana sólo podía ser comparada con la amenaza de los ávaros, los mongoles y los turcos en los siglos IX, XIII y XVI".53

Si bien el Frei-Deutschland-Bewegung estaba conformado por algunos de los integrantes del Schwarze Front, 54 en su seno reunió a un conjunto heterogéneo de personas de muy diversa procedencia que incluía a militantes de variadas tendencias políticas. Dentro de una amplia convocatoria a conformar un movimiento de oposición al gobierno alemán para "salvar nuestra patria de la tiranía", Otto Strasser había excluido sin embargo desde un inicio a dos grupos de alemanes: los comunistas, con los cuales consideraba imposible colaborar por "motivos fundamentales" que excedían largamente la coyuntura del pacto Hitler-Stalin; y los judíos que, según indicaba, no habían emigrado por motivos políticos, sino "personales y económicos".55 Esta última caracterización era compartida con muchos exiliados antinazis identificados con la izquierda política alemana, quienes no obstante militaron conjuntamente con asociaciones judías dentro del vasto campo antifascista.56

En octubre de 1941 Bruno Fricke elaboró una especie de "lista negra" de empresas alemanas que habrían financiado "la propaganda y la infiltración hitleriana".57 A comienzos del año siguiente, Otto Strasser propuso a los gobiernos de Ottawa, Londres y Washington clasificar a los alemanes residentes en el extranjero en "nazis" y "alemanes libres". Mientras que los primeros debían ser objeto de una vigilancia policial o, en su defecto, ser internados en campos de concentración, los segundos recibirían un pasaporte alemán (visado por las autoridades aliadas y él mismo), por el cual pagarían una especie de préstamo de guerra.58 Además, el Frei-Deutschland Bewegung intentó crear una "legión alemana" (Deutsche Legion) que serviría como ejército de ocupación en Alemania con derecho de actuar simultáneamente como policía. En enero de 1942 la embajada alemana en Buenos Aires -realizando una sobreestimación que probablemente buscaba cerrar filas en su frente interno- informó al Ministerio de Asuntos Exteriores que la "legión alemana antinazi" contaba con un cuerpo de oficiales y 5.000 hombres armados por el gobierno de los Estados Unidos que estaban dispuestos a entrar en acción en cualquier parte del mundo.59 En una circular del 1 de febrero de 1943 Erich Schoenemann,60 el representante del movimiento en el Uruguay, señaló que Fricke había hecho desfilar ante un diputado argentino "de manera discreta y portando sólo una insignia a 350 jóvenes alemanes integrantes del Frei-Deutschland Bewegung en Buenos Aires" como muestra de la potencialidad de aquella "legión alemana libre".61 El desproporcionado optimismo respecto a las posibilidades organizativas de la legión dependiente del Frei Deutschland Bewegung resultaba funcional tanto a los intereses de sus adherentes como a los de quienes apoyaban al Tercer Reich. En ambos casos, el sobredimensionamiento de aquel poderío –ya fuera leído en clave de éxito o de peligro-, conscientemente o no, servía para reforzar el compromiso militante de las respectivas fuerzas.62

Relaciones conflictivas

La heterogénea conformación de los partidarios del Frei-Deutschland Bewegung, sumada al difícil carácter de Strasser, dio lugar a numerosos conflictos internos, entre los que se destacaron los poco amistosos distanciamientos de Theo Fuchs y Conrad Togger, quienes se habían desempeñado como directores regionales de Chile y Colombia, respectivamente. En noviembre de 1941 Otto Strasser escribió una carta de ruptura a Togger, a quien recriminó su contacto con el Antinationalsozialistische Freiheitsbewegung -citado en castellano como Movimiento Antinazi Pro Libertad- establecido en Colombia luego del ataque de las tropas alemanas a la Unión Soviética.63 Integrado por personas de diverso origen político, en su seno predominaban los militantes socialdemócratas y, sobre todo, los comunistas. Fue precisamente la colaboración con estos últimos la que Strasser rechazaba con particular ímpetu porque, consideraba, corrompería a su movimiento.64

Este conflicto resulta ilustrativo de los enfrentamientos entre el movimiento dirigido por Strasser y el resto de la oposición al nacionalsocialismo de habla alemana. Como ejemplo pueden destacarse las muy conflictivas relaciones entabladas entre el Frei-Deutschland Bewegung y Das Andere Deutschland. Esta última organización, establecida en Buenos Aires en 1937, estuvo integrada por un grupo de exiliados políticos alemanes y austríacos opositores al régimen nacionalsocialista, que pertenecían a variadas fuerzas de izquierda, y por germano-parlantes establecidos en la Argentina de distintas extracciones políticas, sociales y religiosas. 65 Bajo "el nombre de ‘Alemania Libre’, nueve alemanes hicieron hace unos días una declaración pública", indicaba el director de Das Andere Deutschland, August Siemsen, refiriéndose a la presentación en sociedad del Frei-Deutschland Bewegung. Para evitar equívocos, Siemsen dejaba constancia de que aquel movimiento no era "otra cosa que el Frente Negro, es decir, un grupo de nazis que quiere reformar al fascismo hitleriano, por lo tanto es una organización de carácter reaccionario y nacionalista, aunque se disfraza de ‘democrática’".66 En una carta abierta a Otto Strasser, publicada en la revista Das Andere Deutschland, Hans Jahn condenaba al líder del Frei-Deutschland Bewegung por su temprana afiliación al nacionalsocialismo, recordando que "su principal reproche contra la actual conducción nazi radica en que ha falsificado y traicionado un programa que sin dudas era correcto". Jahn acusaba a los integrantes de aquel movimiento de haber sido "defensores y propagandistas de una Weltanschauung basada en el principio del Führer, el odio racial y la supremacía mundial". Consideraba además que Strasser, como "cómplice del ascenso de Hitler", carecía de "legitimidad para liderar la nueva Alemania" y señalaba que

Nosotros, los antifascistas que hemos combatido a Hitler desde el primer momento de su surgimiento del pantano de la inflación, luchamos sin cuartel por consideraciones ideológicas fundamentales y no por reminiscencias personales.67

Desde las páginas de Das Andere Deutschland, Bruno Fricke era definido como "uno de aquellos ‘viejos luchadores’ que desde un principio minaron la libertad alemana", enfatizando "su siniestra lucha por el exterminio de la República de Weimar favorecida por el silencio de la prensa reaccionaria y apoyadas por la Reichswehr, las altas finanzas y los Junkers". Das Andere Deutschland recordaba la antigua pertenencia de Fricke "a la organización fascista Cónsul" y su posterior intervención "en el centro criminal Rossbach", por la cual fue condenado a 10 meses de prisión debido a su participación en un asesinato en la Alta Silesia. No obstante, el objetivo predilecto del ataque de Das Andere Deutschland fue Erich Schoenemann, a quien recriminaban su "cambio de postura" frente a Otto Strasser, recordando sus ataques previos al Frente Negro al que había acusado de ser un nido de "ladrones y cobardes" que empleaba "los mismos métodos criminales del partido nazi". 68

La publicación Informaciones para la prensa sudamericana -editada en castellano por Das Andere Deutschland y repartida gratuitamente entre distintos diarios y agencias de noticias-, caracterizó al periódico montevideano Die Zeit, dirigido por Schoenemann, como un diario que, aunque pretendía ser democrático, era empleado en realidad "para insultar, ofender y calumniar a la verdadera oposición independiente alemana". Del mismo modo, informó sobre el procesamiento y la posterior condena de Schönemann "por abuso de la libertad de escribir".69 "El Dr. Schoenemann no es ningún delincuente contra la propiedad" era el título de una nota escrita en tono irónico por Das Andere Deutschland, en la que se hacía mención a un manifiesto, titulado "Deutschland erwache!" (¡Alemania, despierta!), publicado inicialmente en aquella revista. El artículo señalaba que aquella apelación realizada por Das Andere Deutschland a los alemanes de la Argentina para que entraran en las filas de la oposición al régimen imperante en el Reich, había sido reproducida en el periódico dirigido por Schoenemann, aunque, enfatizaba: "no aparecía firmada por Das Andere Deutschland sino por el Frei-Deutschland-Bewegung".70 Esta publicación no sólo reflejaba el profundo sentimiento de enemistad manifestado por la agrupación dirigida por August Siemsen hacia Erich Schoenemann, sino que además ponía en evidencia las similitudes discursivas a la hora de apelar al público receptor, dado que no solamente utilizaban los mismos argumentos sino que se plagiaban de manera literal.

La "infiltración nazi" en Sudamérica

Aunque los enfrentamientos entre el Frei-Deutschland Bewegung y Das Andere Deutschland fueron muy pronunciados, ambas agrupaciones compartieron un lugar fundamental en la divulgación de las supuestas actividades de "infiltración nazi" en el Cono Sur. En esta difusión desempeñó un papel muy importante la actividad realizada por Das Andere Deutschland, que no sólo propagó entre los germano-parlantes las atrocidades cometidas por el nacionalsocialismo en Europa, sino que también señaló el "copamiento nazi" de las distintas instituciones germano-argentinas, así como su creciente "penetración" en la política argentina y continental. Estas denuncias sobre las actividades de una "red parda", que en un principio se realizaron en publicaciones de idioma alemán, tuvieron luego una fuerte repercusión en los medios de prensa nacionales.

Las prácticas ilícitas de los nacionalsocialistas llevadas a cabo en el país tomaron aún mayor protagonismo con el denominado "affaire de la Patagonia", en el que numerosos medios de prensa dieron a conocer un supuesto plan del gobierno alemán para apoderarse del sur argentino.71 La portada del Argentinisches Tageblatt del 31 de enero de 1939 presentaba un largo artículo sobre las maniobras nazis tendientes a la separación de la Patagonia del resto del territorio argentino. Al día siguiente, el periódico señalaba que el principal objetivo de la propaganda separatista era allanar el camino a una invasión continental alemana que, como en el caso de Checoslovaquia, podría contar con el respaldo de la numerosa y "nazificada" colonia germana local.72 Incluso se denunció un supuesto ofrecimiento realizado por los nazis para la provisión de "armas y municiones" con el objetivo de realizar "una revolución en la Patagonia".73 El escándalo de la Patagonia se vio reforzado luego de que el Argentinisches Tageblatt y Noticias Gráficas tomaran conocimiento del contenido de una serie de documentos entregados el 20 de marzo de 1939 por Heinrich Jürges al presidente Ortiz que aceleraron, desde aquel momento, la campaña que ambas publicaciones habían emprendido contra las actividades de los nazis en la Argentina.74 A partir de entonces, el "peligro alemán" y el "espionaje nazi" se transformaron en temas constantes de la política interna.

Estas imputaciones incrementaron el temor de un posible golpe de estado encabezado por argentinos pro nazis que, dispuestos a derribar a Ortiz para establecer un "régimen fascista" apoyado desde Europa, habrían contado con la complicidad de los alemanes que vivían en la Argentina. Esta posibilidad resultó verosímil para una opinión pública sensibilizada a partir del clima creado por las mencionadas denuncias, así como por el frustrado intento de golpe integralista en Brasil, supuestamente apoyado por los alemanes allí residentes. Asimismo, la percepción de un peligro latente se vio incrementada por las intentonas desestabilizadoras llevadas a cabo en la segunda mitad del mismo año en Chile, caracterizadas en el diario nacional de mayor circulación como "un putsch nazista" que perseguía el objetivo de apoderarse del gobierno trasandino "para operar desde allí contra la Argentina".75 Además de ser reflejados por los medios locales más importantes, los informes sobre el "affaire de la Patagonia" tuvieron también una amplia repercusión internacional. El inminente peligro de una separación del sur argentino del resto del país estimulada por intereses extranjeros fue un tema constante de discusión en la prensa sudamericana. Las noticias llegaron a publicarse en The Washington Post, lo que motivó que, desde la redacción del periódico Argentinisches Tageblatt, se anunciara la constitución de un "frente americano contra los abusos nazis".76

Aunque el Argentinisches Tageblatt supo desde un principio que el escrito enviado por Jürges al presidente Ortiz era un fraude, el diario continuó informando sobre los supuestos preparativos de una invasión alemana a la Patagonia: más que como un medio de prensa, el periódico actuó como un órgano de combate, cuyo principal objetivo durante el escándalo patagónico consistió en lograr la prohibición de las organizaciones nacionalsocialistas de la comunidad alemana. En un clima radicalizado por el "affaire de la Patagonia", el Poder Ejecutivo dictó, el 15 de mayo de 1939, el decreto número 31.321, que restringía las actividades políticas de los extranjeros y establecía la "argentinización" de todas sus asociaciones. Con "el fin de asegurar la integridad espiritual de la nación", estipulaba que las sociedades extranjeras no podían depender más de gobiernos u organizaciones foráneas, ni recibir subvenciones de ninguna índole del exterior, con la única excepción de aquellas que estuvieran destinadas a realizar actividades de beneficencia. Además, prohibía a estas instituciones la utilización de distintivos, enseñas o himnos que no fueran argentinos y les exigía que sus estatutos estuvieran únicamente escritos en lengua castellana. Esta disposición implicó la inmediata prohibición de las distintas organizaciones dependientes del partido nazi y provocó una fuerte condena por parte del embajador alemán, que la calificó de respuesta a una "infame campaña difamatoria" orquestada por los enemigos del Reich.

Las denuncias sobre las actividades de infiltración nacionalsocialista también instalaron un intenso debate en la opinión pública que se trasladó al Congreso nacional. En el mes de junio de 1941 comenzó su trabajo la Comisión Investigadora de Actividades Antiargentinas con el objetivo de indagar organizaciones e individuos "cuyas ideologías y métodos sean contrarios a las instituciones republicanas y a nuestra soberanía".77 Una vez finalizada la primera parte de su investigación la Comisión elaboró cinco informes que revelaron la continuidad de diversas organizaciones nazis que, pese a la prohibición impuesta por el decreto de mayo de 1939, habrían seguido desempeñándose de manera encubierta como "células antiargentinas en acción", y detallaron sus estructuras.78 Gran parte de las investigaciones realizadas por la comisión parlamentaria se basaron en los informes elaborados por integrantes de Das Andere Deutschland, tanto en el Argentinisches Tageblatt como en su propia revista, y en la publicación de Informaciones para la prensa sudamericana. Sin embargo, no fueron éstos sus únicos informantes. Tanto Bruno Fricke como Heinrich Jürges ofrecieron a esa comisión la mayor parte de sus datos sobre las actividades clandestinas realizadas por los nacionalsocialistas en la Argentina, y el Frente Negro en su conjunto suministró numerosos testigos que declararon ante aquella institución parlamentaria.79

El impacto de las diversas actividades propagandísticas del Frei-Deutschland Bewegung excedió el ámbito argentino. La publicación de libros, folletos y artículos tuvo una enorme acogida en la opinión pública continental. Entre las obras de mayor influencia en los medios masivos de los Estados Unidos se destacaron: Germany's Secret Service in South America (El servicio secreto alemán en Sudamérica), de Kurt Singer, y Hitler's shadow over South America (La sombra de Hitler sobre Sudamérica). En este folleto se señalaba con "creciente preocupación la expansión del nazismo en América del Sur, con sus astutos métodos de propaganda, terror despiadado, sus mentiras y su brutalidad". Por esos motivos, se instaba a los Estados Unidos a participar en la guerra pues, en caso contrario, "América del Sur está destinada a convertirse en un campo para las violentas operaciones de los poderes del Eje".80 Hitler's shadow over South America fue publicado por Otto Strasser en colaboración con Douglas Fairbanks Jr., por entonces uno de los vicepresidentes del Committee to Defend America by Aiding the Allies (Comité para la defensa de los Estados Unidos mediante la asistencia a los aliados).81 Douglas Fairbanks Jr. fue un célebre actor norteamericano que a mediados de 1941 estuvo en la Argentina cumpliendo una misión diplomática encomendada por Franklin D. Roosevelt para interiorizarse de las supuestas actividades políticas realizadas por los nacionalsocialistas en el país. A fines de mayo de aquel año Fairbanks Jr. se entrevistó en Buenos Aires con el presidente Ramón Castillo y se contactó además con funcionarios, dirigentes políticos, militares, intelectuales y empresarios. Parte de sus impresiones recogidas en la capital argentina fueron difundidas en un discurso dado el 4 de julio en el que advertía sobre "lo que vio en América Latina" y prevenía a los Estados Unidos a prepararse para una invasión, porque un ejército de vanguardia de Hitler estaba preparado para actuar en el continente.82

También en Chile fueron numerosas las denuncias de un plan de "nazificación" que, urdido desde Berlín, abarcaba a grupos vinculados a una "Quinta Columna" que buscaba desencadenar un putsch para anexionar el país al Tercer Reich. El informe titulado Germany´s secret service in South America, elaborado en Nueva York por el representante del Frei-Deutschland Bewegung en los Estados Unidos, Kurt Singer, tuvo una notable trascendencia al ser estudiado por el "Comité Consultivo de Emergencia para la Defensa Política del Continente" (un organismo creado por la Tercera Reunión de Consulta de Cancilleres de Río de Janeiro y destinado a vigilar y denunciar las actividades de los agentes del Eje en América).83 Singer concedía gran importancia a los vínculos establecidos entre Chile y Alemania, y consideraba que aquel país sudamericano podía transformarse en un puente de comunicación entre los espías nazis y Berlín. Denunciaba, además, la existencia de simpatizantes de los nazis dentro del Servicio Secreto Chileno, así como la formación de un núcleo armado en el sur del país que contaría con armamento suficiente para iniciar un golpe que permitiría establecer un gobierno afín a los intereses del Tercer Reich. En este sentido señalaba la existencia de aeródromos secretos en las zonas de Valdivia, Puerto Montt y Chiloé.84

Las repercusiones del trabajo de Singer concluyeron con la dimisión del ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Barros Jarpa, y su reemplazo por Joaquín Fernández, más cercano al bando aliado. El nuevo ministro encargó un informe sobre las actividades nazis en Chile, que fue efectuado en mayo de 1942 por Marcial Martínez Prieto, siguiendo los planteamientos generales de Singer. Martínez enfatizó el vínculo emocional mantenido con Europa por parte de los descendientes de los colonos alemanes arribados al sur de Chile en la década de 1840, reveló la organización de un partido nacionalsocialista chileno con una sección militarizada de 40.000 efectivos, y denunció la existencia de agrupaciones que apoyaban a la causa nazi dentro del ejército. Recomendó eliminar el "elemento alemán" de la vida nacional, porque, sostenía Martínez, bajo la fachada de instituciones sociales y educacionales se ocultaba una maquinaria sediciosa con el objetivo principal de anexionar Chile al Tercer Reich.85

El declive del Frei-Deutschland Bewegung

A su arribo al continente americano, Otto Strasser fue percibido como un símbolo de los alemanes opuestos al nacionalsocialismo, alguien que había arriesgado su vida para salvar a su patria de las garras del totalitarismo. Su aceptación fue tan grande que obtuvo una columna bisemanal en el periódico The Gazette de Montreal y la compañía Warner Brothers adquirió los derechos para dramatizar sus peripecias del exilio. Además, sus artículos fueron publicados, entre otros, por The New Statesman, de Londres, el New York Times y el Reader's Digest. Los estrechos contactos de Strasser con las autoridades británicas facilitaron su exitosa y rápida inserción en la opinión pública angloparlante.86 Desde luego que el apoyo logístico e incluso financiero que recibió por parte de los aliados no implicaba necesariamente una menor convicción ideológica de su parte. De hecho, aquella convicción llevó, al menos parcialmente, a que la suerte de Strasser cambiara radicalmente en poco tiempo. Luego de que la Unión Soviética se uniera a Gran Bretaña, a mediados de 1941, Strasser criticó a los aliados por hacer un pacto impío con el "belcebú" Stalin y prometió luchar tan implacablemente contra la dictadura comunista de clase como contra la dictadura nazi de raza.87 Los británicos, ansiosos de no ofender a sus nuevos aliados, fueron abandonando paulatinamente su apoyo a Strasser hasta que, en octubre de 1942, el Foreign Office se unió al Departamento de Estado norteamericano para advertirle a Canadá que Strasser podría constituir un peligro. Para ese entonces los aliados parecían haber concluido que su antiguo protegido no era más que un nacionalsocialista que se encontraba esperando la oportunidad de liderar su propio partido en una Alemania de posguerra.88

En un contexto en el que se combinaba la ya segura caída del Tercer Reich con la creciente popularización de las tesis "vansittartistas", que igualaban al conjunto de los alemanes con los nacionalsocialistas,89 Otto Strasser vio considerablemente mermada su capacidad de acción política debido a que el gobierno canadiense le recriminó su pasado nacionalsocialista y sus lazos ideológicos con aquel régimen. En el mes de diciembre de 1942 se le prohibió realizar discursos, escribir y aparecer en público y en mayo del año siguiente fue llevado a la ciudad de Clarence en Nueva Escocia, donde vivió un confinamiento forzoso. Desde agosto no pudo expresar opiniones políticas, incluso en cartas privadas, por lo que interrumpió toda relación postal con la central de América del Sur y los manuscritos destinados a ser editados fueron interceptados.90 El servicio de prensa de Das Andere Deutschland se hizo eco de aquel descrédito de Strasser al reproducir una nota del periódico L’Hour de Montreal que señalaba:

Puede ser que el señor Strasser sea antihitlerista, al igual que un lugarteniente de Al Capone puede ser anticaponista después de una riña en la que éste gánster sacó ventaja. Pero seguro que el señor Strasser de ninguna manera es antifascista.91

Bruno Fricke señaló, en forma retrospectiva, que en el abrupto final del Frei-Deutschland Bewegung jugó un papel relevante la interrupción del contacto entre la central y el conjunto de los miembros de la agrupación. Indicó además que el movimiento fue intensamente combatido también en el continente sudamericano, lo que habría obligado a interrumpir las actividades de sus delegaciones regionales. Fricke manifestó que los dirigentes de Cuba, México y Colombia fueron puestos en "campos de concentración en América del Norte", mientras que el representante de Chile fue deportado.92 Es posible que una parte considerable de las autoridades del Frei-Deutschland Bewegung se contaran entre los más de 4.000 alemanes residentes en los pequeños países de la cuenca caribeña y los más septentrionales de América del Sur que, en medio de un clima crecientemente amenazador, signado por el "terror nazi", fueron deportados de sus países de residencia y confinados en los Estados Unidos.93

El mismo Fricke fue encarcelado en Buenos Aires acusado de tráfico de drogas, lo cual, sumado a la situación atravesada por Strasser en Canadá, dio por tierra con la sección local del movimiento. En la disolución de la representación argentina del movimiento de Strasser confluyeron acontecimientos internacionales con la coyuntura política local. Al decisivo giro tomado por la Segunda Guerra Mundial, que no dejaba lugar a dudas acerca de la inminente derrota del Tercer Reich; y a la difusión mundial de los crímenes perpetrados contra los judíos en la Europa ocupada por los nazis, se sumó el pronunciado cambio en el contexto político argentino provocado por el golpe de estado que posteriormente catapultaría a Juan Domingo Perón al primer plano de la escena política nacional. El Frei-Deutschland Bewegung debió afrontar las mismas consecuencias directas que sobre los germano-parlantes antinazis de la Argentina tuvo el golpe militar de junio de 1943. El periódico comunista Volksblatt fue prohibido en septiembre de aquel año y algunos de sus colaboradores fueron arrestados. Otros, entre los que se contaban distintas personalidades del ambiente político argentino, debieron emigrar a Uruguay luego de que el decreto 1.050 del 17 de enero de 1944 prohibiera las actividades de varios partidos políticos y de diversas agrupaciones antifascistas. Hacia allí también se trasladó –aunque sólo provisionalmente– la redacción del periódico Das Andere Deutschland, que entre enero y marzo de 1944, y con la dirección de Heinrich Grönewald, editó la revista bajo el nombre de La otra Alemania.94 A diferencia de esta agrupación, que pervivió en la Argentina hasta finales de la década de 1940, el Frei-Deutschland Bewegung local no sobrevivió.

Consideraciones finales

Durante la segunda mitad de la década de 1930, y ante el sombrío panorama presentado por el Frente Negro, no es de extrañar que una parte de sus seguidores optaran por reincorporarse al nacionalsocialismo local, cuya situación contrastaba notablemente con la del movimiento de Strasser. En aquel tiempo, el nacionalsocialismo estaba llevando a cabo exitosamente un proceso de Gleichschaltung (igualación o nivelación) de parte importante de las instituciones de la comunidad alemana local.95 Aunque por entonces el Partido Nacionalsocialista fue la única agrupación política reconocida oficialmente por Alemania, su representación local nunca dejó de mostrarse igualmente combativa frente a los monárquicos del establishment alemán y ante los partidarios de la república de Weimar.96 A diferencia de otros grupos regionales, tanto en la dirección como entre los distintos miembros de la rama argentina del nacionalsocialismo, siempre estuvo muy acentuado el componente socialista.97 Esto resultó de vital importancia para que los convencidos "nacionalsocialistas revolucionarios" retornaran al partido con el objetivo de sumarse a aquellos "elementos sanos dentro del NSDAP" que, en su opinión, se encontrarían combatiendo a los oportunistas que no tendrían nada en común con la supuestamente verdadera ideología original del movimiento. No obstante, la opción por reincorporarse al nacionalsocialismo "oficial", ya fuera por fuertes convicciones ideológicas o por mero oportunismo, no parece haber sido la única postura tomada por quienes simpatizaron con el Frente Negro. Algunos de quienes habían simpatizado con el movimiento dirigido por Strasser se integraron a Das Andere Deutschland, que reunió a un conglomerado de personas de diversas procedencias ideológicas y pertenencias partidarias. Tal es el caso de Heinrich Grönewald, quien jugó un papel preponderante en aquella agrupación. Su caso, no obstante, no parece ser aislado. Muy ilustrativa de esta situación es una nota publicada en marzo de 1941 en el diario El Mundo, de Buenos Aires, en la que el Frente Negro anunciaba su separación de Das Andere Deutschland debido a "la tendencia comunistas de la misma".98 August Siemsen, líder del grupo antinazi, se hizo eco de aquella declaración, pero no para desmentir la participación del Frente Negro en el seno de la agrupación por él dirigida, sino para indicar que "la Otra Alemania está a favor de la democracia y carece de toda influencia o tendencia comunista".99

En un principio, el apoyo brindado al Frente Negro no sólo por el Reichsbanner, sino también por Heinrich Grönewald y Peter Bussemeyer -quienes durante la república de Weimar tuvieron respectivamente una muy activa participación en el ala izquierda de la socialdemocracia y del partido comunista- puede resultar llamativo a la luz de las alineaciones inmediatamente posteriores provocadas por la Segunda Guerra Mundial. No obstante, la mirada en retrospectiva, que es el privilegio del historiador, no debe impedir posicionarse en el contexto de la entreguerra, ni caer en la naturalización de que en el punto de partida de esa historia estaba inscripto su punto de llegada. Los seguidores de Strasser han sido definidos de diversas maneras, entre ellas, como "nazis de izquierda", "rojos con camisa parda", "nacional-bolcheviques", "trotskistas del nacionalsocialismo", y "gente de izquierdas de derecha", caracterizaciones que muestran las dificultades de encasillar a estas figuras. Aunque no eran ni necesarios ni mayoritarios, lejos de representar casos aislados, no sólo las afinidades, sino también los cambios de partidos llevados a cabo entre militantes que se encontraban a caballo entre las llamadas "extrema derecha" y "extrema izquierda", fueron bastante frecuentes durante el período de entreguerras, cuando resultaba imposible fijar fronteras claramente delimitadas por aquellas categorías. La presencia de estos "espacios grises" brinda una nueva prueba de la necesidad de matizar aquel cuadro que señala la existencia de dos "aldeas" de alemanes totalmente incomunicadas: los nacionalsocialistas y los "republicanos".100 Al reproducir una lógica según la cual la colectividad alemana simplemente se habría separado en dos bandos enemigos irreconciliables, la bibliografía sobre el período no sólo se ha hecho eco del discurso de la época, teñido de la retórica bélica, sino que además ha perdido de vista la riqueza de la sociabilidad germano-parlante y las complejas y cambiantes relaciones entre sus diversos sectores en aquellos años de enorme convulsión política.

A mediados de la década de 1930, dentro de las filas del incipiente movimiento antinazi de habla alemana podía observarse una pluralidad de posiciones acerca de la naturaleza del Frente Negro. No obstante, a inicios de la década siguiente resultaba unánime el rechazo al Frei-Deutschland Bewegung, a cuyos miembros se les reprochaba su pasado nacionalsocialista. Así, la posibilidad de conformar un frente de unidad se mantuvo abierta cuando el movimiento liderado por Strasser se presentaba como una agrupación integrada por quienes se definían como los verdaderos nacionalsocialistas, pero no encontró ni el más mínimo resquicio cuando estuvo integrado por personas de diversa trayectoria política y que, en muchos casos, se definió como explícitamente antinazi además de como opositor al Tercer Reich.

Paradójicamente, el éxito en uno de sus principales objetivos terminó acelerando el final del movimiento dirigido por Strasser. Las diversas denuncias sobre la infiltración nacionalsocialista en la Argentina, fomentadas en muchas oportunidades por la propia actividad de difusión llevada a cabo por la agrupación, no sólo tuvieron una fuerte repercusión en la opinión pública, sino que suscitaron la intervención del gobierno nacional, incrementando el odio indiscriminado hacia los alemanes que se percibe en las crónicas realizadas tanto por quienes apoyaban al régimen nazi como por sus detractores. Así, debe destacarse que la intensa labor propagandística desplegada no sólo por el Frei-Deutschland Bewegung, sino también por Das Andere Deutschland, tuvo un efecto "boomerang" sobre los mismos alemanes que se oponían al Tercer Reich, tanto sobre aquellos antinazis de la "primera hora" como sobre quienes se reivindicaban como los verdaderos nacionalsocialistas. En este sentido, Fricke atribuyó gran parte de los problemas políticos de su agrupación a que los aliados y sus simpatizantes, -quienes, desde su perspectiva, no sólo deseaban "la caída de Hitler sino la fragmentación de Alemania"- habían "asimilado la oposición germana al movimiento hitleriano". Este análisis era frecuente en el ambiente de habla alemana de la Argentina, preocupado por la creciente equiparación entre "nazi" y "alemán" realizada por una parte considerable de la opinión pública local.101 Esta sensación generalizada fue explicitada por Lothar Sulzberger quien, a comienzos de 1943, expresó en la publicación de Das Andere Deutschland su descontento y resignación al sostener que "todo lo que tuviera un nombre alemán era sospechoso. El alemán leal para con el país anfitrión, el antifascista, el refugiado, también era indeseable".102 Claro está que tratándose del movimiento dirigido por Otto Strasser, quien fuera una de las personalidades más importantes en la etapa de conformación del nacionalsocialismo como partido de alcance nacional en Alemania, y representado localmente por Bruno Fricke, quien se había destacado en la SA, los intentos de equiparar a sus integrantes con el régimen gobernante en Alemania resultaban menos forzados (o caprichosos) que en otros casos.

Notas

1 Muchas de las fuentes utilizadas en este trabajo fueron publicadas en idioma alemán. Son reproducidas aquí en traducción al castellano del autor, aunque incluyendo su título original.

2 Karl Bracher La dictadura alemana/1. Génesis, estructura y consecuencias del nacionalsocialismo, Madrid, Alianza, 1973, p. 182.         [ Links ]

3 Ian Kershaw, Hitler. 1889-1936, Barcelona, Península, 1999, p. 275.         [ Links ] Sobre los Freikorps, véase Ingo Korzetz, Die Freikorps in der Weimarer Republik. Freiheitskämpfer oder Landsknechthaufen? Aufstellung, Einsatz und Wesen bayerischer Freikorps 1918–1920, Marburg, Tectum Verlag, 2009.         [ Links ]

4 Joseph L. Nyomarkay, "Factionalism in the National Socialist German Workers' Party, 1925-26: The Myth and Reality of the "Northern Faction"", en Political Science Quarterly, Vol. 80, No. 1. The Academy of Political Science Stable, 1965, pp. 22-47.         [ Links ]

5 Reinhard Kühnl, "Zur Programmatik der nationalsozialistischen Linke. Das Strasser-Programm von 1925-1926", en Vierteljahrshefte für Zeitgeschichte, Múnich-Berlin, n°14, 1966, pp. 317-333.         [ Links ]

5 Karlheinz Weissmann, Der Nationale Sozialismus. Ideologie und Bewegung 1890-1933, Múnich, Herbig, 1998, p. 259.         [ Links ]

7 Philippe Burrin, "¿Todos los alemanes eran nazis?", en Ian Kershaw (ed.), El nazismo. Preguntas clave, Madrid, Biblioteca Nueva, 2012, pp. 89-100.         [ Links ]

8 Reinhard Kühnl, Der deutsche Faschismus in Quellen und Dokumenten , Colonia, PapyRossa, 1975, pp. 113-118.         [ Links ]

9 Así, en octubre de 1930, importantes dirigentes como Wilhelm Korn, Rudolf Rehm, Bodo Uhse y Josef Römer abandonaron el grupo de Strasser junto a decenas de militantes para unirse a las filas del partido comunista. Sobre las propuestas del partido comunista alemán, véase Ernst Thälmann, Reden und Aufsätze zur Geschichte der deutschen Arbeiterbewegung, Berlín, Dietz, 1956, pp. 550 y ss.         [ Links ]

10 Paul Gottfried, "Otto Strasser and National Socialism", en Modern Age, Mendota, Wayside Press, 1969, pp. 142- 151.         [ Links ]

11 Claus-Dieter Krohn, Patrick von zur Mühlen, Paul Gerhard y Lutz Winckler (comps.), Handbuch der deutschsprachigen Emigration.1933- 1945, Darmstadt, Primus, 1998, p. 1.         [ Links ]

12 Patrick von zur Mühlen, "Der Gegenführer im Exil. Die Otto Strasser Bewegung in Lateinamerika", en Exilforschung. Ein internationales Jahrbuch. Gedanken an Deutschland im Exil und andere Themen, Vol. 3, Múnich, Edition Text-Kritik, 1985, p. 143-157.         [ Links ]

13 Olaf Gaudig y Peter Veit, Der Widerschein des Nazismus: Das Bild des Nationalsozialismus in der deutschsprachigen Presse Argentiniens, Brasiliens und Chiles 1933-1945, Berlin, WVB, 1997, p. 94.         [ Links ]

14 Peter Longerich, Geschichte der SA, Múnich, Beck, 2003.         [ Links ]

15 Patrick von zur Mühlen, "Der Gegenführer..., p. 145.

16 Kampfzelle era la denominación de los grupos de militantes que trabajaban en las empresas o fábricas de capital alemán. El concepto de lucha o combate es omnipresente dentro del Frente Negro. Así, las "secciones de lucha" (Kampfabschnitte) estaban inscriptas dentro de los "círculos de lucha" (Kampfkreise) y todos ellos bajo una "dirección de lucha" (Kampfleitung). Del mismo modo que una parte de quienes se identificaban con la izquierda revolucionaria, los integrantes de esta agrupación consideraban que a través de la lucha podían expresarse las grandes virtudes humanas y sociales (entre otras: la violencia, el heroísmo, el altruismo y la solidaridad de clase) y la percibían como creadora de una renovación moral y espiritual.

17 "Der erste Kurzwellensender im Dienst", Die Schwarze Front, 9 de octubre de 1935, p. 3; "Südamerika-Sender der S.F. im Dezember", 23 de noviembre de 1935, p. 3; y "Achtung! Kampfleiter! Achtung!", Die Schwarze Front, 18 de enero de 1936, p. 3. Sobre el alcance de las mismas, véase Anne Saint Sauver-Henn, Un siecle d´emigration allemande vers l´Argentine 1853-1945, Colonia, Böhlau, 1995, p. 751.         [ Links ]

18 El periódico publicó apenas diez números, desde septiembre de 1935 hasta marzo del año siguiente. De acuerdo a los integrantes del Frente Negro, el primer número de su publicación homónima constó de 3.000 ejemplares, todos ellos agotados. Por eso motivo debieron aumentar la tirada en las posteriores ediciones. "Gestapo-Methoden in Buenos Aires. Boykott, Bestechungsgelder und Mordandrohung", Die Schwarze Front, 7 de diciembre de 1935, p. 5. Pocos años más tarde, Das Andere Deutschland, una de las publicaciones más influyentes de la emigración germano-parlante de América Latina, habría alcanzado en el momento de su mayor tirada, durante 1944 y 1945, entre los 4.000 y 5.000 ejemplares. En tanto que/ el periódico Volksblatt, editado por los comunistas alemanes (mensualmente desde noviembre de 1941 hasta septiembre del año siguiente, y en forma quincenal hasta su prohibición en agosto de 1943) contaba con una tirada era de entre 1.000 y 2.000 ejemplares y, al igual que Die Schwarze Front y Das Andere Deutschland, fue editado en la imprenta del Argentinisches Tageblatt. Por su parte, la revista Der Trommler, publicación oficial de nacionalsocialismo de la Argentina, contó con una tirada estimada en 4.000 ejemplares hacia 1941 y 6.000 para 1945.

19 Hacia 1925 el Argentinisches Tageblatt editaba cerca de 20.000 ejemplares diarios. Diez años más tarde trepó a los 28.000 y poco antes del final de la Segunda Guerra Mundial alcanzó los 40.000. Incluso algunas estimaciones le otorgan en esa última época una tirada de alrededor de 50.000 ejemplares. Hendrik Groth, Das Argentinisches Tageblatt. Sprachrohr der demokratischen Deutschen und der deutsch-jüdischen Emigration, Hamburgo, LIT Verlag, 1996, p. 85.         [ Links ]

20 "Unseren Toten" y "Die Opfer des 30. Juni aus den Reihen der SA", Die Schwarze Front, 9 de octubre de 1935, p. 1. La canción Die Fahne Hoch (La bandera en alto), más conocida como Horst Wessel Lied (Canción de Horst Wessel) fue declarada himno oficial del partido nacionalsocialista en 1930 y desde 1933 se cantaba luego de la primera estrofa del himno nacional. Su nombre es un homenaje al autor de su letra, un joven integrante de la SA que, aunque asesinado a comienzos de 1930 presuntamente por motivos pasionales, fue transformado en mártir por el aparato propagandístico de Goebbels.

21 "Hitler ist nicht Deutschland und der Nationalsozialismus ist nicht Hitler", Die Schwarze Front, 9 de octubre de 1935, p. 2.

22 Otto Strasser, "Hitler Verrat am Nationalsozialismus. Programm und Praxis der Hitlerpartei", Die Schwarze Front, 23 de noviembre de 1935, p. 1.

23 "Enttäuschte Hoffnungen", Die Schwarze Front, 10 de noviembre de 1935, p. 2. También publicado en Argentinisches Tageblatt, 10 de noviembre de 1935.

24 "Rettet Schulen und Vereine", Die Schwarze Front, 21 de diciembre de 1935. p. 3.

25 "Stimmungsbild aus Chile. Wie die Volksgemeinschaft der Chile-Deutschen zerschlagen wurde", Ibíd, p. 5; "Die Zustände im Deutschen Schulverein Asunción. Der Kampf eines Aufrechten", Die Schwarze Front, 21 de diciembre de 1935, p. 5; y "Die Folgen des Gleichschaltungswahnsinns- Tausende deutsche Lehrer sollen auf die Strasse fliegen", Ibíd, p. 4.

26 "Die neuesten Verordnungen der Partei gegen die S.F", Die Schwarze Front, 23 de noviembre de 1935, p. 1; y "An alle aufrechten Deutschen und Freunde der Schwarzen Front in Quilmes!", Die Schwarze Front, 1 de febrero de 1936, p. 5.

27 "Gestapo-Methoden in Buenos Aires. Boykott, Bestechungsgelder und Mordandrohung", Die Schwarze Front, 7 de diciembre de 1935, p. 5.

28 "Der Richtungskampf in der NSDAP Argentinien", Die Schwarze Front, 21 de diciembre de 1935.

29 "Was will die Schwarze Front. Über Hitler hinaus- zum deutschen Sozialismus", Die Schwarze Front, 9 de octubre de 1935, p. 4. NSBO son las siglas de la Nationalsozialistische Betriebszellenorganisation (Organización Nacionalsocialista de Células de la Empresas) y HJ de Hitlerjugend, (Juventud Hitleriana). Durante la década de 1920 las diversas agrupaciones políticas de Weimar contaron con grupos armados y uniformados que actuaban en los actos públicos e impresionaban desfilando en formación militar por las calles. Los Stahlhelm ("Cascos de Acero") estaban asociados al Partido Nacional Popular Alemán.

30 Otto Strasser, Sozialistische Revolution oder faschistischer Krieg?, Praga, H. Mercy Sohn, 1934.

31 "Ranglossen", Argentinisches Tageblatt, 4 de septiembre de 1932.

32 H.G., "Die Schwarze Front", Argentinisches Tageblatt, 4 de enero de 1934.

33 H.G., "Was kommt nach Hitler", Argentinisches Tageblatt, 3 de noviembre de 1935.

34 Sebastian Schoepp, Das Argentinische Tageblatt. 1933 bis 1945. Ein Forum antinationalisozialistischen Emigranten, Berlín, Wissenschaftlicher Verlag, 1996, pp. 98-99.

35 Alfred Dang, "Nur Krieg kann das Hitler-Regime stürzen", Argentinisches Tageblatt, 10 de noviembre de 1935, p. 5; y Paul Zech, "Halte wach den Hass! Eine Absage an die Schwarze Front", Argentisches Tageblatt, 30 de noviembre de 1935, p. 5.

36 "Reichsbanner Schwarz-Rot-Gold", Argentinisches Tageblatt, 1 de febrero de 1936, p. 7.

37 "Reichsbanner Argentinier und die Schwarze Front. Aufruf der Reichsbannerführung –‘Wir kapitulieren nicht! Marschiert mit den Kameraden der Schwarzen Front", Die Schwarze Front, 1 de febrero de 1936, p. 3.

38 "Bruno Fricke, Führer der Schwarzer Front, im Solde der Nazipartei. Schamlose Selbstentlarvung – Ein unwiderlegliches Dokument aus den Archiven der Gansterpartei", Argentinisches Tageblatt , 26 de abril de 1936, p. 8.

39 "Bruno Fricke, Führer der Schwarzen Front. Kein Nazispitze! Eine raffinierte Fälschung", Argentinisches Tageblatt, 28 de abril de 1936, p. 5.

40 Ronald Newton atribuyó a Jürges el robo de la tesorería del Frente Negro, motivo por el cual este movimiento se habría visto obligado a suspender su publicación. Ronald C. Newton, El cuarto lado del triángulo. La "amenaza nazi" en la Argentina, Buenos Aires, Sudamericana, 1997, p. 204.         [ Links ]

41 Bruno Fricke, "Rechenschaftsbericht der FDB für die Jahre 1943-1945", p. 2. Archivo del Institut für Zeitgeschichte de Múnich, Legado Otto Strasser, Signatura ED118, T. 20.

42 Die Schwarze Front informó que Bruno Fricke fue atacado por un grupo hitlerista y entregado a la policía bajo la acusación de comunista. "Argentinien Orga-Rundschreiben 4/36", Die Schwarze Front, 15 de febrero de 1936, p. 2.

43 El Frente Negro se transformó en la primera organización en hacer uso de un transmisor radial clandestino con propósitos políticos, cuando en noviembre de 1934 comenzó a funcionar el "emisor negro", finalmente destruido en febrero del año siguiente por agentes alemanes en las cercanías de la capital checoslovaca. Bernhardt Burkhardt, "Rudolf Formis. Rundfunktechniker aus Stuttgart", en Bosch, Michael y Wolfgang Niess (coord.), Der Widerstand im deutschen Südwesten 1933–1945. Schriften zur politischen Landeskund Baden-Württembergs, T. 10, Stuttgart, Kohlhammer, 1984, pp. 311-317.         [ Links ]

44 Sobre las estrechas relaciones de Otto Strasser con el servicio secreto británico y la estrategia de Churchill para combatir a la Alemania nacionalsocialista, véase Robert H. Keyserlingk, "Die deutsche Komponente in Churchills Strategie der nationalen Erhebungen 1940-1942", en Vierteljahrshefte für Zeitgeschichte, Cuaderno 4, 1983, pp. 614-645;         [ Links ] y David Stafford, Britain and European Resistance: A Survey of the Special Operations Executive, Londres, Thistle Publishing, 2013.         [ Links ]

45 Germán Friedmann, Alemanes antinazis en la Argentina, Buenos Aires, Siglo XXI, 2010.         [ Links ]

46 Ronald C. Newton, "¿Patria? ¿Cuál patria? Ítalo-argentinos y germano-argentinos en la era de la renovación nacional fascista, 1922-1945" en Estudios Migratorios Latinoamericanos, año 7, nº 22, 1992, p. 414.         [ Links ]

47 Sobre el concepto de Volksgemeinschaft, véase Ian Kershaw, "Volksgemeinschaft. Potenzial und Grenzen eines neuen Forschungskonzepts", en Vierteljahrshefte für Zeitgeschichte, Año. 59, Múnich, Oldenbourg, 2011, pp. 1 -17.         [ Links ]

48 Pocos meses antes habían sido publicadas las versiones francesa (Hitler et Moi, Paris, B. Grasset, 1940) e inglesa (Hitler and I, Boston, Houghton Mifflin Company, 1940).

49 Si bien tuvo representación en toda América y Sudáfrica, resulta difícil evaluar la cantidad de partidarios del Frei Deutschland Bewegung. Erich Schoenemann consideró que el movimiento contaba sólo en Uruguay con más de 1.000 integrantes y que el periódico Die Zeit tiraba alrededor de 1.000 ejemplares. No obstante, y más allá de la cantidad de militantes activos, la organización tejió una extensa red de relaciones no sólo con diversas asociaciones de habla alemana sino también con numerosas organizaciones antinazis del continente. En este caso, resultó de enorme importancia el apoyo material y organizativo brindado por los servicios de inteligencia aliados. Dr. E Schoenemann "Offener Brief an Herrn Dr. Siemsen/ Bs. As" und "Die Zeit-ein fels in der Brandung", Die Zeit , 18 de noviembre de 1941.

50 "Free German Movement". Archivo del Institut für Zeitgeschichte de Múnich, Legado Otto Strasser, Signatura ED118, T. 16.

51 Reinhard Kühnl, "Zur Programmatik...", pp. 317-333.

52 "Einheitsfront der Hitleropposition. Massenübertritte von Stahlhelm und SA-Männern – Grunsätzliches Einverständnis der Sozialdemokraten und Gewekschaften – Komunisten wurden abgelehnt", en Die Schwarze Front, 21 de diciembre de 1935, p. 1.

53 Otto Strasser, Hitler und Ich.., cit., p. 219.

54 El Schwarze Front no se había disuelto formalmente sino que se encontraba incorporado al Frei-Deutschland Bewegung.

55 Memorandum über Aufgaben und Möglichkeiten der Deutschen Opposition, 3 de octubre de 1940. Archivo del Institut für Zeitgeschichte de Múnich, Legado Otto Strasser, Signatura ED118, T. 20.

56 Sobre las relaciones establecidas entre las organizaciones alemanes antinazis y las instituciones judías de habla alemana, véase Germán Friedmann, "Las identidades judeoalemanas. Alemanes antinazis y judíos de habla alemana en Buenos Aires durante la Segunda Guerra Mundial", en Estudios Migratorios Latinoamericanos, No. 71, Buenos Aires, CEMLA, 2012, pp. 293-311;         [ Links ] y "Las identidades judeoalemanas. Alemanes antinazis y judíos de habla alemana en Buenos Aires durante la Segunda Guerra Mundial", en Emmanuel Kahan, Laura Schenquer, Damian Setton y Alejandro Dujovne (comp.), Marginados y Consagrados. Nuevos estudios sobre la vida judía en la Argentina, Buenos Aires, Lumiere, 2011, pp. 191-212.         [ Links ]

57 Bruno Fricke, Informaciones 57/41, Buenos. Aires, 15 de octubre de 1941. Archivo del Institut für Zeitgeschichte de Múnich, Legado Otto Strasser, Signatura ED118, T. 20.

58 Patrik von zur Mühlen, "Der Gegenführer...", p. 153.

59 Anne Saint Sauver-Henn, Un siecle d´emigration..., pp. 759-760.

60 Ingeniero de profesión, tras la Primera Guerra Erich Schoenemann se desempeñó como director de teatro en su Berlín natal. La destitución forzada de actores judíos lo enfrentó con el Ministerio de Propaganda, por lo que emigró a Uruguay en octubre de 1934. Al año siguiente fundó en Montevideo el periódico Die Zeit, uno de los más antiguos del exilio antinazi de la región, que desde inicios de 1941 se convirtió en el órgano de prensa del renovado movimiento strasserista.

61 Rundschreiben der Frei-Deutschland Bewegung, Montevideo, no. 185, 1 de febrero de 1943. Archivo del Institut für Zeitgeschichte de Múnich, Legado Otto Strasser, Signatura ED118, T. 16.

62 Sobre la dimensión e impacto del Frei Deutschland Bewegung, véase la nota 49.

63 Patrick von zur Mühlen, Fluchtziel Lateinamerika. Die Deutsche Emigration, 1933-1945. Politische Aktivitäten und Soziokulturelle Integration, Bonn, Neu Gesellschaft, 1988, pp. 273-4.         [ Links ]

64 Patrik Von Zur Mühlen, "Der Gegenführer...", pp. 113-117.

65 Sobre Das Andere Deutschland (La otra Alemania), véase Germán Friedmann, Alemanes antinazis...

66 August Siemsen, "Declaración de La Otra Alemania", en Informaciones para la prensa sudamericana, 10 de febrero de 1941.

67 Hans Jahn, "Offener Brief an Otto Strasser", Das Andere Deutschland, diciembre de 1941, pp. 3-4.

68 "Freie Deutsche Legion-Konterrrevolutionäre Bürgerkriegsbanden?", Das Andere Deutschland, febrero de 1942, pp. 6-8.

69 "Decretaron el procesamiento de un agente del Frente Negro alemán en Montevideo", en Informaciones para la prensa sudamericana, 21 de abril de 1941, p. 4; y "Prisión para calumniador político", en Informaciones para la prensa sudamericana, 20 de julio de 1941, p. 1.

70 Das Andere Deutschland, "Dr. Schoenemann kein Eigentumsdelinquent", noviembre de 1941, p. 7. La nota referida fue publicada en Die Zeit, 15 de octubre de 1941, p. 2.

71 Ronald C. Newton, El cuarto lado del triángulo..., pp. 240-262.

72 "Die Verteidigung Amerikas", Argentinisches Tageblatt, 1º de febrero de 1939, p. 1.

73 Argentinisches Tageblatt, 8 de septiembre de 1939, p. 3.

74 El servicio se seguridad del nacionalsocialismo, la policía argentina y la embajada de los Estados Unidos consideraron que en el caso de las denuncias sobre la "infiltración nazi" en la Patagonia, Jürges había actuado en conjunto con el servicio de inteligencia británico. Sobre el papel jugado por Jürges en el "affaire de la Patagonia", véase Ronald Newton, "The German Argentines between Nazism and Nationalism", en The International History Review, III, 1981, pp. 76-114;         [ Links ] Leslie B. Rout, Jr. y John F. Bratzel, "Heinrich Jürges and the Cult of Disinformation", en The International History Review, Vol. 6, No. 4 (Nov., 1984), pp. 611-623.         [ Links ]

75 Crítica, 8 de septiembre de 1938, p. 3.

76 "Amerikanische Front gegen Naziübergriffe", Argentinisches Tageblatt, 9 de abril de 1939.

77 Germán Friedmann, Alemanes antinazis..., p. 95.

78 Germán Friedmann, "La política guerrera. La investigación de las Actividades Antiargentinas", en Bertoni, Lilia Ana y De Privitellio, Luciano (comp.), Conflictos en democracia. La política en la Argentina, 1852-1943. Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2009, p. 203.         [ Links ]

79 Carta de Otto Strasser a Engelhardt, Montreal, 22 de enero de 1942. Archivo del Institut für Zeitgeschichte de Múnich. ED 118, Vol. 20; y Andrés Bisso, Acción Argentina. Un antifascismo nacional en tiempos de guerra mundial, Buenos Aires, Prometeo, 2005, p. 110.         [ Links ]

80 Douglas Fairbanks y Otto Strasser, Hitler’s Shadow over South-America, Nueva York, Free German Movement, 1941, p. 14.

81 Aquel comité fue una organización propagandística formada en mayo de 1940 con el fin de volcar a la opinión pública norteamericana a tomar posición por la causa aliada. Se disolvió en enero de 1942, con la entrada de los Estados Unidos en la guerra.

82 Estas impresiones tuvieron una enorme repercusión en diferentes medios. Véase, entre otros: "Nazi Plotting seen in South America. Douglas Fairbanks Jr. says Hitler Vanguard Ready for Putsch", en The Gazette (Montreal), 5 de Julio de 1941, p. 11.

83 Sobre la Tercera Reunión de Consulta de Cancilleres de Río de Janeiro, en el marco de las Conferencias Panamericanas, véase Leandro Morgenfeld, Vecinos en conflicto. Argentina y Estados Unidos en las Conferencias Panamericanas (1880-1955), Buenos Aires, Peña Lillo, 2011, pp. 302-314.         [ Links ]

84 Kurt D. Singer, Germany´s secret service in South America, Nueva York, 1941, pp. 8-12.

85 Sobre el informe de Marcial Martínez, véase Diego Canales Ramírez, Daniela Muñoz Leiva y Rayén Pérez Ortiz, "De amigos fraternales. Visiones de lo alemán en Chile: los informes Zinger y Martínez (1942)", en Contextos. Estudios de humanidades y ciencias sociales, Nº 24, 2010, pp. 43-56.         [ Links ]

86 Robert H. Keyserlingk, "Die Deutsche Komponente in Churchills Strategie der Nationalen Erhebungen 1940-1942: Der Fall Otto Strasser"..., pp. 629-32.

87 Otto Strasser, Exil, Múnich, 1958, p. 162.

88 Deborah Kisatsky, The United States and the European Right: 1945 – 1955, Columbus, The Ohio State University, 2005, pp. 86-90.         [ Links ]

89 Germán Friedmann, Alemanes antinazis..., pp. 117-123.

90 Biographisches Handbuch der deutschsprachigen Emigration nach 1933. T I, Múnich-Nueva York-Londres-París, 1980, pp. 740-742.         [ Links ]

91 "En el Canadá ya se dan cuenta de lo que es Otto Strasser", en Informaciones para la prensa sudamericana, 20 de julio de 1942, p. 2.

92 Bruno Fricke, "Rechenschaftsbericht der FDB...", p. 3.

93 Max Paul Friedman, Nazis y buenos vecinos. La campaña de Estados Unidos contra los alemanes de América Latina durante la II Guerra Mundial, Madrid, Machado Libros, 2008.         [ Links ]

94 Germán Friedmann, Alemanes antinazis..., p. 132.

95 Matthias Schönfeld, "Nationalsozialismus im Aufwind? Das politische Leben der deutschen Gemeinschaft Argentiniens in den frühen zwanziger Jahren des 20. Jahrhunderts", en Holger Meding (comp.), Nationalsozialismus und Argentinien: Beziehungen, Einflüsse und Nachwirkungen, Fráncfort del Meno, Peter Lang, 1995, pp. 51-66.         [ Links ]

96 Ronald C. Newton, "¿Patria? ¿Cuál patria?...", pp. 65-66.

97 Heinrich Volberg, Auslandsdeutschtum und Drittes Reich: der Fall Argentinien, Colonia-Viena, Böhlau, 1981, p. 30.         [ Links ]

98 El Mundo, 11 de marzo de 1941.

99 "Aclaración de La Otra Alemania", en Informaciones para la prensa sudamericana, 20 de marzo de 1941, p. 1.

100 Germán Friedmann, "Los alemanes antinazis de la Argentina y el mito de las dos aldeas", en Ayer. Revista de Historia Contemporánea, No. 77, Madrid, Asociación de Historia Contemporánea y por Marcial Pons Historia, 2010, pp. 205-226.         [ Links ]

101 Debido a sus actividades propagandísticas poco apegadas a las pruebas, Heinrich Jürges se ganó la antipatía de un sector mayoritario de los germano-parlantes de la Argentina, incluyendo tanto a quienes simpatizaban con el Tercer Reich, como a los nacionalsocialistas que se oponían a Hitler y a los militantes antinazis. La única voz que reivindicó a Jürges fue la de Silvano Santander, quien lo definió como "un alemán valeroso y de eficaz actuación contra los nazis", recordando su participación en la Comisión de Actividades Antiargentinas, y probablemente su colaboración con las denuncias que involucraban a Juan Domingo Perón con el gobierno alemán. Silvano Santander, Técnica de una traición. Juan D. Perón y Eva Duarte agentes del nazismo en la Argentina, Buenos Aires, Edición Argentina, 1955, p. 45.         [ Links ]

102 Lothar Sulzberger, "Deutsche in Südamerika", Das Andere Deutschland, enero de 1943, p. 9.

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