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Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani

versión impresa ISSN 0524-9767

Bol. Inst. Hist. Argent. Am. Dr. Emilio Ravignani  no.40 Buenos Aires jun. 2014

 

RESEÑAS

Daniel Santili, Jorge Gelman y Raúl Fradkin (comps.) Rebeldes con causa. Conflicto y movilización popular en la Argentina del siglo XIX. Buenos Aires, Prometeo, 2013. 224 páginas.

Bárbara Caletti Garciadiego

Instituto Ravignani, Universidad de Buenos Aires

Bajo un sugestivo nombre, esta reciente compilación se interroga por las causas de la movilización popular en el siglo XIX, reuniendo siete de los trabajos presentados en el encuentro convocado por la Red de Estudios Rurales bajo el título "Coyunturas críticas y movilización popular en el largo siglo XIX" en octubre de 2012. Dentro de la novel colección de historia argentina dirigida por Raúl Fradkin, que ha mostrado un perspicaz empeño en traducir obras no accesibles al público local, esta propuesta editorial se entronca con el creciente interés que suscita el incipiente pero promisorio campo de la historia popular.

Más que un afán de divulgación o de síntesis historiográfica, Rebeldes con causa invita a reponer una cuestión de honda trayectoria pero relativamente eludida tras años de progresiva especialización disciplinar en la historiografía argentina del período: echar luz sobre las relaciones entre coyunturas de crisis políticas y económicas y la expresión de malestar popular. Lejos de plantear relaciones demasiado rígidas o suponer forzosamente condiciones económicas y motivaciones políticas, el gran acierto de la compilación probablemente sea no buscar la primacía de un nivel de análisis sobre otro, sino simplemente indagar la interrelación de las distintas dimensiones analíticas de la unidad de lo social, a lo que contribuye además la diversidad de enfoques y posturas de los autores.

En su ambicioso ensayo, Di Meglio se pregunta por las causas de la participación política popular entre 1808 y 1816 a escala imperial. A partir de un escrutinio bibliográfico de más de ochenta eventos con impronta popular, destaca no sólo un repertorio de acciones colectivas común sino, fundamentalmente, la simultaneidad en la emergencia de la conflictividad luego de la crisis monárquica. Frente a la enorme heterogeneidad social y económica del imperio, el autor desestima explicaciones economicistas, y postula la coyuntura misma como causa de la irrupción participativa popular. En el marco de una crisis estructural del sistema colonial, la ausencia del rey no es meramente una oportunidad para la liberación de tensiones latentes, sino que, en sí misma, fue un terremoto que sacudió al entero imperio, amén de que causas locales incidieran y modelaran la participación plebeya en cada uno de los espacios.

Distinto es el acercamiento monográfico y en escala local de Tell sobre las formas de gobierno local de los pueblos de indios de la actual Córdoba y su relación con las autoridades criollas de la jurisdicción durante la década revolucionaria, problemática todavía poco recorrida por la historiografía local. La autora destaca la yuxtaposición de una relativa continuidad normativa, los deliberados esfuerzos gubernamentales por la invisibilización y homologación con el resto de la población, y la implementación de cambios efectivos en la administración a través del reforzamiento en número y atribuciones de los jueces territoriales sobre las comunidades. El apuntalamiento de esta cadena de autoridades paralela, si bien implicó un rápido desgaste de las autoridades tradicionales, no pudo llevarse a cabo sin la negociación con los curacas, alcaldes y regidores indígenas -todavía reconocidos por sus comunidades-, los cuales debieron, a su vez, reacomodar sus roles y prácticas como estrategia de preservación y resistencia.

También sobre las respuestas sociales frente a las presiones estatales, Fradkin y Ratto abordan el impacto de la guerra en contextos de fuerte agotamiento económico y político, como lo fue el sur santafesino y el norte bonaerense en el período 1815-1820. Tras un detallado análisis de las formas efectivas de aprovisionamiento del Ejército de Observación, las resistencias generadas en las poblaciones locales que debieron sustentar dicho esfuerzo bélico, así como las tensiones existentes entre los comandantes militares que debían atender a las demandas locales y el gobierno superior, los autores integran este proceso en una explicación de la caída del Directorio. Al considerar la notable erosión de su propia base de sustentación, la desintegración del régimen directorial deja de ser un fenómeno que se explica solamente por la batalla de Cepeda. A su vez, se añade la existencia de una creciente dependencia directorial de los cuerpos milicianos, los que terminaron funcionando como espacio de articulación de la resistencia social rural al mismo régimen.

Desde un enfoque de mayor amplitud temporal, Gelman y Santilli realizan un notable esfuerzo por estimar las condiciones de vida en la provincia de Buenos Aires entre 1810 y 1860, con el fin de advertir si las variaciones se correlacionan (y si así fuera, en qué medida) con las coyunturas de conflictividad social y política. El contraste entre salarios y precios reveló, además de una creciente divergencia salarial, que no todas las coyunturas críticas necesariamente perjudicaron en la misma medida a los porteños. Así, mientras que en 1826-1828 los asalariados pudieron compensar la devaluación monetaria con la caída de precios de los principales alimentos, en 1838-1840 sí hubo un derrumbe del poder adquisitivo. De todos modos, vale preguntarse por el alcance de estas complejas estimaciones en una sociedad donde -como bien han demostrado los propios autores- buena parte de la población tenia todavía la posibilidad de salir y entrar al mercado temporalmente.

Por su parte, Parolo estudia la intervención popular tucumana en una coyuntura de fuerte convulsión político-institucional, como fue el ocaso del gobierno de Celedonio Gutiérrez, a través de un terreno novedoso: el de las conspiraciones. Pese a que estos eventos tuvieron aparentemente una impronta militar, el análisis de los expedientes judiciales puso en evidencia la politización popular, así como las estrategias implementadas ante el juez para mostrarse como actores activos y reacomodarse a través de las redes de relaciones que integraban, utilizando la intermediación de las facciones políticas, en un momento en que el control social había entrado en crisis en Tucumán.

En el siguiente capítulo, Djenderedjian muestra el crítico trasfondo económico que precedió y acompañó la conflictividad política entrerriana, tradicionalmente no tenido en cuenta. El autor destaca la confluencia de fenómenos que coincidieron, provocando una tormenta perfecta: Por un lado, un intento estatal por sanear los títulos de la tierra que, además de expulsar a pobladores, encareció el único factor de producción abundante hasta el momento (desviando el escaso capital necesario para otras inversiones), perdiendo la provincia rentabilidad y competitividad frente a las otras economías del Litoral. Por otro lado, la especialización ganadera extensiva y el éxito relativo del tasajo tornaron extremadamente vulnerable a una estructura productiva carente de la flexibilidad necesaria para adaptarse a los nuevos vientos. Estos profundos desequilibrios económicos eclosionaron en la coyuntura de 1867-1869, presentando un sombrío ciclo económico para una población que ya venía gestando un creciente malestar.

En una línea similar, Martirén indaga ciertas tensiones económicas que contextualizan la revolución radical de 1893 en Santa Fe, explicando además el desigual comportamiento regional. En este caso, una merma transitoria en la rentabilidad y la creación de un impuesto sobre la producción cerealera coincidieron exacerbando la movilización política de los farmers. El autor muestra cómo estos condicionantes económicos afectaron más gravemente a las colonias agrarias santafesinas más antiguas y a los colonos más ricos, quienes se habrían puesto a la cabeza de la protesta rural.

Este breve panorama muestra que el marco temporal elegido es otro de los aciertos del libro, sumándose a los esfuerzos que se vienen dando por maximizar el diálogo entre los estudios de la primera y la segunda mitad del siglo XIX, a menudo demasiado divorciadas. Por otra parte, si bien los trabajos aquí presentados responden de distinta forma y en distinta medida a la convocatoria inicial, algo desdibujada en algunas de sus contribuciones; en definitiva todos invitan a reflexionar sobre los momentos de conflicto y de fuerte intervención popular, planteando nuevos interrogantes sin ataduras disciplinares.

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