SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número42Ser soldados en las Guerras de Independencia: La experiencia cotidiana de la tropa en el Río de la Plata, 1810-1824Cuando los trabajadores salieron de compras: Nuevos consumidores, publicidad y cambio cultural durante el primer peronismo. Buenos Aires, Siglo XXI índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

  • Não possue artigos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO

Compartilhar


Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani

versão impressa ISSN 0524-9767

Bol. Inst. Hist. Argent. Am. Dr. Emilio Ravignani  no.42 Buenos Aires jun. 2015

 

RESEÑAS

Gabriel Di Meglio, Manuel Dorrego. Vida y muerte de un líder popular. Buenos Aires, Edhasa, 2014. 424 páginas

Daniel Santilli

Instituto de Historia Argentina y Americana "Dr. Emilio Ravignani" Universidad de Buenos Aires

El género biográfico parece haber vuelto a ocupar a los historiadores. Menoscabado durante varias décadas, con la acusación de haberse convertido en el panegírico de personajes de la historia, hoy está volviendo a ocupar el lugar que había perdido, sobre todo entre los investigadores académicos. Estas nuevas producciones están retomando la perspectiva de contextualización del personaje a biografiar, es decir sus aspectos sociales y de interacción con su época y sus contemporáneos, priorizándolos por sobre la interpretación personal e individual. Prueba de este renovado interés es el dossier, entre otras publicaciones, que presenta el último número del Anuario IEHS, el 27, dedicado al género autobiográfico y coordinado por Paula Bruno. De modo que la aparición, hace ya varios años, de la colección Biografías Argentinas, de la que forma parte el libro que reseñamos, se inscribe en esta retomada actividad.

El título que aquí reseñamos se ocupa de un otrora controvertido personaje de nuestra historia, el malogrado gobernador de la provincia de Buenos Aires Manuel Dorrego. Y digo otrora porque su reivindicación, como bien explica el autor en el epílogo, lleva ya más de un siglo. Sin embargo el interés y cierta disputa alrededor de su accionar no terminan. Es que el coronel se ha convertido en un ícono de ciertos sectores que anteponen su fogosidad, una interpretación de sus ideas y, sobre todo, su trágica muerte, cargándola de contenidos románticos, a la interpretación de todos sus actos y sus ideas. El presente texto de Gabriel Di Meglio intenta introducirse en este debate y presentar una imagen del malogrado porteño menos parcial y más aferrada a los documentos y a los testimonios de época debidamente corroborados que a las interpretaciones cargadas de simpatía o antipatía por el personaje.

En principio, el autor se reconoce deudo de todas las biografías ya escritas sobre Dorrego, que suman cuarenta, pero su relevancia en los últimos años es notoria ya que nueve fueron publicadas entre 1998 y 2011. Tampoco oculta su simpatía, que está fundamentada en que el coronel forma parte del panteón de los líderes populares, sector social al que ha dedicado Di Meglio su afán investigador. Para su trabajo se basó, entonces, en esas biografías, a las que revisó corrigiendo errores; en documentación original de la pluma de Dorrego, así como en los periódicos de los que formó parte; y en sus intervenciones en los debates parlamentarios y en los discursos oficiales.

La biografía sigue un orden cronológico estricto, por lo que el primer capítulo muestra el origen portugués de su familia, la relación ambigua con su padre, que lo envía a Santiago de Chile a estudiar para alejarlo de la efervescencia política de Buenos Aires, pero que no impide que desconozca el mandato paterno y se implique en la revolución santiaguina. Abandona así sus estudios y se inserta de lleno en la actividad revolucionaria y en la nueva carrera abierta al talento, la militar. Este es su modo de volver a Buenos Aires para incorporarse a la campaña al Alto Perú, en la que descollará por su arrojo e inteligencia en el mando, a la vez que por su desobediencia y soberbia. Esto le costará diversas sanciones, hasta que tanto Belgrano como San Martin lo separen del ejército en 1814, enviándolo a Buenos Aires, episodio contado en el segundo capítulo. Pero, así como su relación con la autoridad era conflictiva, ya mostraba un muy buen trato con los soldados, indios y esclavos.

En el capítulo 3 se describe su paso por la Banda Oriental, combatiendo a Artigas, para esa época el monstruo subversivo según la imagen que Buenos Aires tenía del oriental y que Dorrego compartía. Allí experimentó en carne propia el desprecio hacia los porteños por parte de los pobladores de la campaña oriental, recíproco a juzgar por la violenta represión que desplegó en el territorio. El capítulo siguiente vuelve a mostrar esa faceta insubordinada y vengativa del personaje, ahora en Santa Fe, permitiendo saqueos y tropelías contra los pobladores de la ciudad, como represalia por su apoyo a Estanislao López. En Buenos Aires se asume federal, pero en su oposición a Artigas y a los caudillos participa como porteño, no reconociendo el derecho de los orientales o de los santafesinos a reclamar su soberanía. Su asumido federalismo antimonárquico en el Buenos Aires del fin de la revolución y principios del orden que encarnaba el Director Pueyrredón, republicanismo expresado en el periódico fundado junto con otros jóvenes, le vale el destierro "para siempre".

El capítulo 5 cuenta lo poco que se sabe de su prolongado exilio de casi cuatro años, en Haití primero y luego en Baltimore. En Estados Unidos se puede deducir, a juzgar por sus posteriores acciones, que incorporó teoría a su incipiente federalismo, además de entender el valor del orden para ejercer la autoridad, y la valorización de la democracia. A principios de 1820, ante la débâcle del Directorio, retorna a Buenos Aires por su cuenta, esperando que su situación de desterrado se revea, lo que sucede inmediatamente. En el capítulo 6 se cuenta el derrotero, cual estrella fugaz, que lo lleva desde el exilio a la rehabilitación, su reconocimiento como oficial exitoso, la gobernación de la provincia, la derrota militar a manos de los santafesinos y el retorno al destierro, esta vez en la Banda Oriental, todo esto en menos de un año.

El capítulo 7 nos lo muestra en su nueva faceta, aprendida de su fracaso militar del último año; no volverá a tomar las armas, asumiendo su nuevo perfil de líder popular. Tomó en cuenta que la escena política implicaba un reconocimiento de las nuevas fuerzas de la provincia: los productores rurales que necesitaban paz y orden para sus negocios. Además, su aprendizaje de la democracia y el cambio de vientos en la provincia lo llevaron a incorporarse a la actividad política. Se convirtió en adalid de la oposición y en jefe indiscutible del partido popular, cultivando sus relaciones con la plebe y promoviendo proyectos de ley que favorecían a los menos agraciados.

El líder federal es el título del capítulo siguiente, que lo muestra en su papel de portavoz del federalismo del interior, en un intento de promoverse como figura interprovincial y americanista, precisando los alcances de su doctrina de corte jeffersoniano. En el Congreso nacional defiende el derecho a la ciudadanía de los pobres de los intentos de derogarlo por parte de los unitarios, que querían limitar el voto de los que vivían de su trabajo.

El capítulo nueve cuenta su ascensión al poder ante la débâcle de la presidencia de Rivadavia y del sistema nacional montado por los unitarios. El gobernador quiere concluir con el triunfo la guerra con el Brasil, y lograr la definitiva incorporación de la Banda Oriental. Pero, a pesar de todos los esfuerzos, no tiene más remedio que firmar una paz que es juzgada honrosa por las fuerzas del momento, desde la élite ganadera a la plebe; pero el ejército que hizo la guerra no comparte ese criterio.

El capítulo 10 es el del martirio. Como tantos otros dramas históricos, todos sabían de la conjura que se preparaba, pero el destinatario de la misma cree que su investidura es suficiente para desarticularla. Las fuerzas adiestradas que vuelven de la Banda Oriental derrocaron a Dorrego, y, luego de una batalla totalmente despareja, lo apresaron. El fusilamiento consigue transmitir con dramatismo el momento, y la indiferencia altanera, mezclada con cobardía, de Juan Lavalle y sus secuaces. En eso no se diferencia de otros biógrafos; es imposible no identificarse con el fusilado y repudiar a las fuerzas que se coaligaron para el asesinato.

La reflexión final acerca de las razones del fusilamiento desgrana nuevamente las diferentes posiciones que ha asumido la historiografía sobre el hecho, desde la injerencia extranjera a las cuestiones puramente económicas, pasando por la urbanidad de Dorrego en una sociedad en la que dominaba la ruralidad. Todas son descartadas con argumentos valederos, sobre todo arguyendo que el gobernador había logrado un consenso que iba más allá de sus propios pares y de Buenos Aires; es decir, estaba en su mejor momento político. Di Meglio explica que las razones de ello hay que encontrarlas en la política, en la intensa lucha facciosa del momento, en el convencimiento de que la élite letrada debía ser la heredera del gobierno central y que debía cortar de cuajo la cabeza de la hidra, que se apoyaba en la plebe, la chusma, según ellos, y que pretendía arrebatarle el poder que ellos creían legítimamente corresponderles. En definitiva, los "bárbaros" y el "loco" Dorrego demostraban en el gobierno que eran bastante cuerdos y civilizados; en cambio los cultos y reflexivos demostraron que eran más irracionales e intempestivos, además de soberbios.

Por último, el libro demuestra cómo se puede hacer una biografía no disimulando las simpatías con el sujeto estudiado y con su entorno, y ser a la vez lo suficientemente honesto como para reconocer virtudes y defectos, a la vez que no olvidando en absoluto la imprescindible contextualización.

Creative Commons License Todo o conteúdo deste periódico, exceto onde está identificado, está licenciado sob uma Licença Creative Commons