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Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani

versión impresa ISSN 0524-9767versión On-line ISSN 1850-2563

Bol. Inst. Hist. Argent. Am. Dr. Emilio Ravignani  no.44 Buenos Aires jun. 2016

 

NOTAS Y DEBATES

El rostro oriental de la América colonial: China en una agenda de investigación regional

Darío G. Barriera1

Nota recibida: 9 de diciembre de 2015

Aprobación final: 8 de abril de 2016

Resumen

El trabajo discute avances recientes en la investigación sobre los vínculos mercantiles entre China y la América colonial, exponiendo sus resultados y planteando los puntos principales de atención que el tema aporta para mejorar el conocimiento de la economía y la sociedad de entonces.

Palabras clave: Comercio ; China ; Epoca colonial ; Galeón de Manila

Abstract

This work discusses recent research on mercantile links between China and colonial Spanish America, showing its results, and raising the main focal points of the matter, which will aid to improve our knowledge on the economy and the society of that time.

Keywords: Commerce ; China ; Colonial times ; Manila Galleon trade.

Durante 2014, la editorial Biblos publicó China en la América Colonial, de Mariano Bonialian, prologado de Josep Fontana.2 Como puede resultar evidente para cualquiera, dentro y fuera del campo historiográfico, la aparición de un libro científico sobre China en la Argentina es infrecuente. La edición se hizo con el concurso del Instituto Mora y el CONACYT -dos prestigiosas instituciones de investigación mexicanas-, cuya presencia en la colaboración, como se verá enseguida, expresa, sino institucional, sí territorialmente­, el recorrido de la investigación y del investigador.

El autor es argentino. Realizó su formación de grado en la Universidad de Buenos Aires y completó sus estudios de maestría y doctorado en México -precisamente en El Colegio de México- bajo la dirección de Marcello Carmagnani. En 2013, ya de regreso en la Argentina, ingresó en la Carrera de Investigador Científico del CONICET y se ha vinculado con una Unidad Ejecutora en Córdoba, desde donde desarrolla su línea de trabajo. Su propuesta consiste en un acercamiento a la Historia Económica y Social de la América colonial a través de un tema muy peculiar: el estudio de la cultura material y del consumo de bienes asiáticos en América durante la primera mundialización de la modernidad clásica, esto es entre los siglos XVI y XVIII. Se trata de un colega muy joven (un valor agregado) que, además, no está publicando el primero de sus libros sobre este tema, sino el segundo, por lo cual es necesario colocarlos en perspectiva.

En primer lugar, a diferencia de su primer libro, editado en México,3 éste apareció en la Argentina, donde el tema que aborda es absolutamente ajeno a las agendas de investigación. Si en México estudiar la circulación de bienes de consumo a través del Pacífico no es uno de los caminos más transitados por la historiografía colonial, en nuestro país el tema podría perfectamente ser percibido como esotérico y el riesgo asumido al investigarlo, caracterizado como enorme. Motivo de celebración.

En segundo lugar, apenas dos años después de la edición de su primer libro, basado en su tesis doctoral, Bonialian publica este otro donde ataca algunos de los temas centrales que venía trabajado, pero desde un siglo más temprano y también incorporando varios problemas nuevos. Por otra parte, el borne superior de la periodización de su primer libro (1784) es perforado en el tercer capítulo del actual, que llega hasta finales del siglo XVIII. Sin embargo, lo que verdaderamente significa un salto sin red y, seguramente la adopción de mayores riesgos a la hora de proponer las nuevas hipótesis es sin dudas la incorporación de ese largo siglo XVII que, a efectos "formales", podría arrancar en 1573 con la habilitación del Galeón de Manila,4 que firmó la apertura de una puerta a los desvíos de plata potosina hacia el Pacífico y, en tierras americanas, favorecía el desplazamiento de muchos productos europeos por otros similares de origen chino, de variada calidad y mejor precio. Al indagar la cuestión desde los años 1580, temas centrales de la historiografía americanista colonial tales como el auge de la plata potosina y las crisis políticas novohispanas de los años 1620 entran de lleno en su nueva constelación, lo que supone desafíos difíciles de resolver en poco tiempo -de estudio- y poco espacio -de expresión de resultados.

En tercer lugar, este segundo libro editado en la Argentina tiene un tipo de unidad muy diferente a la del primero: si bien los tres capítulos que lo componen se alimentan mutuamente, queda la impresión de que podrían sostenerse de manera aislada e independiente, como artículos. No cuentan una historia, sino que abordan un problema -el que se enunció como su línea de trabajo- desde tres ángulos que captan zonas comunes pero que no se exigen entre sí como pasos consecutivos de un camino.

Por último, el libro editado por Biblos es francamente mucho más interpretativo, más propositivo y entre otras razones por eso más polémico que el primero: si en El Pacífico... el autor discute hipótesis "clásicas" -en general más prolijamente retratadas- y realiza proposiciones que tienen una proyección como discusión historiográfica, está sobre todo concentrado en organizar y poner sobre la mesa la mayor parte de la pulpa de su investigación doctoral, en China en la América colonial..., al contrario, sus preocupaciones fundamentales, aunque siempre apoyadas en una documentación pacientemente rastreada y analizada, son bien diferentes. Dos parecen sobresalientes: una es la de colocar interpretaciones fuertes y provocativas para discutir en un escenario historiográfico internacional;5 la otra es la de mostrar aspectos interiores del espacio peruano que constituyen una verdadera novedad y enriquecen el análisis de partida6 pero que sobre todo ensanchan y renuevan el diseño de una historiografía colonial "peruanista-rioplatense" -si se me permite la conflictiva expresión-7 que se conecta con el lejano oriente. No puedo juzgar si fueron propósitos del autor, pero incluso a sus expensas estos dos puntos sobresalen claramente.

China en la América colonial instala una serie de interpretaciones, enunciadas como conclusiones que, incluso cuando están presentadas como provisorias, reclaman nuestra atención. Diría que la exigen perentoriamente. Son muchas y todas muy relevantes. Por eso mismo, para resumir el libro, selecciono varias, de diferente alcance, corriendo el riesgo de cometer injusticias al omitir algunas que el autor podría considerar más significativas que las elegidas.

1) En primer lugar, el libro coloca al comercio asiático con la América colonial en un lugar central. Este conjunto de intercambios, asegura, no constituye un complemento sino que es una parte muy importante del conjunto: "...más que un elemento auxiliar del mapa comercial ultramarino, representa una pieza crucial en el entramado de circuitos ultramarinos." Se trata de una "...fuerza dotada por la capacidad creativa de los agentes económicos, que al tejer redes, desafían conductas preestablecidas a las que obliga la legislación."8

2) No obstante, este engranaje que no funciona aisladamente -el "...galeón de Manila, la flota de Veracruz y el flujo entre México y Perú se interrelacionan y se fomentan en detrimento, hasta 1740, de la ruta del galeón de Tierra Firme [...que otorga...] sentido global a redes económicas y a prácticas de connivencia entre novohispanos, peninsulares, peruanos y filipinos."-, tampoco lo hace ininterrumpidamente: "se adormece entre 1640-1680 y 1740-1779".9 El capítulo I trabaja a fondo esta periodización.

3) La pieza clave de la mundialización desde finales del siglo XVI es el territorio novohispano, bref, México: "...conecta ambas Carreras interoceánicas permitiendo así una inédita red de intercambios verdaderamente planetaria que interrelaciona las economías de los tres continentes".10 Pero este territorio, además, está sobreabastecido, y descarga hacia el sur por el Pacífico -algo que explica desde la pág. 32 en adelante en reiteradas ocasiones- explicando la existencia de los "peruleros" y la conflictiva relación con la feria de Portobelo.

4) Casi todos los productos chinos en general, pero los textiles y la seda en particular -y esto está bien documentado- son mucho más baratos que sus equivalentes españoles o europeos.11 El autor invierte el sentido común historiográfico y discute que la producción China fuera para las élites: su bajo precio -asociado también con una escasa vida útil- la hacía accesible a los pobres, mientras que las élites criollas e hispanas habrían intentado distinguirse utilizando textiles más caros traídos desde Europa. Así, la seda europea sería para "los ricos" y la china "para los pobres", barata, de escasa duración y, por eso, de alta velocidad de circulación. Los textiles chinos de más calidad, que los había, circulaban más lentamente y entre las élites, ya que no niega su reconocido apego por bienes de consumo orientales pero finos.12

5) La circulación de bienes chinos constatada en Buenos Aires y Córdoba sirve, como ocurrió con otros modelos espacialistas de análisis económico, para reconsiderar el contenido de los flujos de algunos circuitos. Aquí el esfuerzo parece estar íntegramente dirigido a cuestionar imágenes que no concedían ningún lugar a la circulación de bienes orientales en el espacio peruano. La construcción de este párrafo conclusivo que intenta una trasposición es elocuente: "Si lo chino u oriental impacta notablemente en la cultura material cotidiana de un rincón tan escondido o aun marginal del imperio español como lo es la Gobernación de Tucumán y Buenos Aires tan sólo imaginemos la gravitación que habrían tenido los bienes chinos en la vida cotidiana de centros más neurálgicos y con mayor densidad cultural y económica..." (pp. 181-182). Bonialian subraya su posición: la influencia de los elementos asiáticos en la economía y la cultura material colonial no fue débil y sus mercaderías no fueron objeto de consumo exclusivo de las élites.

6) Los agentes más interesados en este circuito serían los americanos, y no los chinos. En este sentido, aunque sin mencionar los estudios en los cuales se apoya, afirma que "China prioriza la formación de una economía interna, endógena, antes que la formación de un imperio comercial o territorial...." (p. 184) mientras que, a finales del siglo XVIII, la actividad de los agentes americanos no pudo evitar el desplazamiento de estos bienes por otros, provenientes de la Europa del norte, vomitados al mundo por la revolución industrial.

7) Finalmente, el autor encuentra que la amplia circulación y aceptación de los productos orientales en territorios de los virreinatos novohispano y peruano se explica por sus pautas de consumo. Nuevamente la variedad de su calidad y de su precio permiten que el mercado consumidor sea amplio. Las otras razones "de índole comercial y productiva que ocurren a escala imperial o mundial [...] refuerzan aún más la estimación de los objetos chinos por el público consumidor americano" (p. 183), pero lo que define la pauta es su accesibilidad. Bonialian culmina reflexionando sobre la historia del consumo debe ser parte de la historia cultural o de la económica, y se pregunta, con Adam Smith, sobre el peso del consumo que, para él "...parece posicionarse como una variable macroeconómica, que debe ser analizada en relación con la producción, la oferta, la demanda, la distribución y el intercambio." (p. 186) Observando la manera en que está construido el libro, su trabajo aporta al análisis de los flujos que corren por los circuitos, pero las opciones por el consumo de lo chino -las razones estructurales de su inserción en el mercado popular o de elite- están vinculadas con tipos de decisión bien distinta: de estricta racionalidad económica en el caso de los pobres (donde lo chino es exoticum pero no es caro ni elitista), y de estricta racionalidad cultural en el caso del consumo de élite (donde lo chino es exoticum, sirve para distinguir y tiene costos que sostienen esa distinción desde lo adquisitivo).

La gran virtud de este libro -proponer hipótesis interpretativas sobre un circuito poco estudiado que articula espacios enormes bajo una periodización ambiciosa- contiene, encapsulados, sus principales problemas. De manera general lo que se echa de menos en casi todas las construcciones son dos procedimientos metodológicos: la falta de referencias de trabajos de fácil acceso que ya habían planteado algunas hipótesis sobre estos problemas13 y el otro es el de no dedicar una mayor atención a los trabajos que explican las coyunturas de la región productora (China) y del principal punto de paso (Filipinas): en la producción de Romain Bertrand, Jean-Louis Margolin, Johnatan Spence, Gavin Menzies, Alfred Crosby, Gustavo Vargas Martínez y la de los mencionados Hernández Contreras y Zhen Heng, entre otros, hay un gran número de hipótesis e interpretaciones sobre el funcionamiento económico y la conectividad de las economías del sudeste asiático entre los siglos XV y XVIII en las cuales Bonialian podría apoyarse o confrontar, alternativamente. Algo que por supuesto puede subsanarse en lo inmediato sin quitar los méritos que de por sí tiene el volumen. Por otra parte algunos conflictos argumentativos aparecen en diferentes momentos, generalmente provocados por una ecuación inversa entre la magnitud de un aserto y la disponibilidad de evidencia. Ciertas afirmaciones fuertes, que involucran en el argumento grandes volúmenes cifrables, suelen basarse en "escasos testimonios" -con lo cual, lo prudente hubiera sido insinuar posibilidades antes que certezas.14 Sin embargo, es probable que, como sucedió con otras obras, depuradas las formas argumentativas, algunas interpretaciones, basadas en intuiciones bien orientadas, puedan mantenerse.

Esta posibilidad depende también de la confrontación ya no con lectores interesados sino con especialistas, para lo cual no basta -por encomiable que sea- el trabajo de uno solo. Así, de manera elíptica, pero intencionada, volvemos sobre el sentido que tiene la inclusión del segundo párrafo de esta nota: dijimos que el autor es argentino, estudió en Buenos Aires, luego en México, que reside en Córdoba y trabaja sobre circulación de efectos chinos en circuitos sudamericanos entre 1580 y 1800. Mariano Bonialian es, con toda seguridad, el único especialista en el tema residente en el país. Aunque en estos tiempos no existe mayor dificultad para dialogar a la distancia con un elenco historiográfico internacional, de cualquier modo sería deseable que se fortaleciera el campo y pudiera sumar interlocutores especialistas en circuitos académicos de proximidad, como los que ha tenido en México, porque las condiciones de la discusión son diferentes cuando se convive con quienes se discute.15 Las dificultades para hacerlo son innegables -el tema mismo es un obstáculo, porque requiere de enormes esfuerzos para ser estudiado- y el plazo no podrá ser otro que el mediano. Pero lo que importa, por encima de las muchas dificultades y exigencias que esto pueda presentar, es que el autor de este libro integra el pequeño lote de historiadores que investigan sobre coordenadas que, desde una perspectiva superficial, parecen ajenas a las de nuestra "historia nacional". Paradójicamente, para un sistema nacional de investigación, este es un valor que debe cultivarse y potenciarse: cualquier historiografía bien desarrollada tiene un porcentaje variable, pero siempre de dos dígitos, de profesionales que estudian otras latitudes -y no necesariamente en clave de colonización cultural. Esto favorece la renovación de metodologías, alimenta a las Universidades de docentes bien preparados en áreas decisivas para la formación de las nuevas generaciones y fortalece la independencia de criterios en los organismos colegiados que toman decisiones en el sistema de investigación, que no pueden estar dedicados solamente a lo inmediato ni en lo temporal ni en lo espacial. La edición de China en la América colonial en el medio editorial argentino es un hito. Su provocadora irrupción en nuestro ámbito historiográfico no permite la indiferencia. Exige considerarlo en debates generales así como también interpela reacciones puntuales, de las cuales, seguramente, tendremos noticias enseguida.

Notas:

1 Investigaciones Socio-Históricas Regionales-CONICET // Centro de Estudios de Historia Social sobre la Justicia y el Gobierno-Universidad Nacional de Rosario

2 La filiación completa es: BONIALIAN, Mariano, China en la América Colonial. Bienes, mercados, comercio y cultura del consumo desde México hasta Buenos Aires. Instituto Mora-CONACYT-Editorial Biblos, Buenos Aires, 2014, prólogo de Josep Fontana, 264 pp. ISBN 978-987-691-283-9.         [ Links ]

3 Mariano Bonialian, El Pacífico hispanoamericano: política y comercio asiático en el imperio español, 1680-1784. La centralidad de lo marginal. El Colegio de México, México, 2012.         [ Links ]

4 Aunque también podría haber sido 1521 o 1567, fecha de la llegada del primer galeón de Filipinas a México -el San Juanillo-.

5 Sobre todo en los capítulos I y II.

6 Aquí se involucra de nuevo lo que se desarrolla en el capítulo II y totalmente en el III, donde las mercancías chinas transitan los tramos chileno, altoperuano, tucumano, cordobés y rioplatense del espacio peruano.

7 Me refiero de esa manera sintética a todas las contribuciones que se realizan y que se han realizado sobre variadísimos temas y territorios que se refieren a diversas cuestiones de historia política, económica, social y cultural del pasado colonial en territorios que fueron del virreinato del Perú y del virreinato rioplatense, sin importar en este caso la nacionalidad de los investigadores ni desde qué condiciones las realizaron.

8 Bonialian, China en la América...,op. cit., p. 82

9 Ibídem, p. 83

10 Ibídem, p. 85

11 Hay un punto que todavía puede explotarse: el inicio del Galeón de Manila coincide con la crisis de la seda andaluza, cuyos factores encarecieron y hasta volvieron indisponible el fino insumo peninsular. Las expulsiones de moriscos, varios desastres meteorológicos, plagas y el gran levantamiento morisco o la guerra de las Alpujarras (1568-1571) fueron estudiados en los años 1990 por el grupo Surclío en la Universidad de Almería. Los trabajos de Francisco Andújar Castillo, Manuel Barrios Aguilera, Francisco Bejarano Róbles, Félix García Gámez, Antonio Luis Cortés Peña y Bernard Vincent, entre otros, avalan la posibilidad de un contrapunto, ya que el control sobre la entrada de seda China e India en la Península fue una preocupación de la mayor importancia -su prohibición fue absoluta en 1620. García Gámez, Félix "La seda en el reino de Granada durante el segundo proceso repoblador (1570-1630)", en Chronica Nova, núm. 25, 1998, p. 266, particularmente nota 71.         [ Links ]

12 Bonialian, China en la América, op. cit., pp. 115-117. En diferentes párrafos anteriores del libro el autor sugiere que "...hay indicios importantes para sostener que gran parte del cargamento de la nao de China va dirigido a un consumo cotidiano". Ibídem , p. 32.

13 Hace algunos años, Jiao Zhen Heng y Fernando Hernández Contreras propusieron que los comerciantes chinos de Fujian y Guangdong introducían productos populares en América Latina a través de México y Perú. Pero no es el único punto donde el autor podría haberse referenciado: otras propuestas apoyan sus hipótesis. En el mismo trabajo, estos autores sostienen que "...el virrey de Filipinas envió dos galeones a Callao y Lima en 1581 y en 1582, muchos comerciantes mexicanos y peruanos traían la gran cantidad de la plata a Manila a negociar directamente con los comerciantes chinos, a medida que el comercio entre China y América Latina ampliaba y la seda y otros artículos chinos transportados a América Latina aumentaban [...] las capas sociales superiores e inferiores en la localidad acogían cada vez más las mercancías chinas que tenían la calidad buena y el precio bajo [...] en 1592 el valor global de las mercancías chinas transportadas a América Latina superó al de España. Las mercancías españolas eran empujadas y los talleres de seda en España fueron cerrados uno por uno, después de que la seda china apareció en América Latina, la gran cantidad de la plata fluyó hacia China, y la cantidad de la plata que se transportó a España disminuyó bruscamente..." Hernández Contreras y Jiao Zhen Heng, "Las Relaciones Comerciales de México y China en la Historia" en Observatorio de la Economía y la Sociedad de China, núm. 5, diciembre de 2007. Accesible a texto completo en http://www.eumed.net/rev/china/        [ Links ]

14 Es el caso de construcciones como esta "Considerables sumas de plata se envían hacia México para comprar mercancía europea [...] Uno de los pocos testimonios de la época que reconoce la salida de plata peruana..." (p. 69)

15 Esta afirmación no es caprichosa. Está basada en una extensa bibliografía sobre historia de la ciencia, y para allanar el camino el lector puede encarar directamente los análisis sobre funcionamiento de laboratorios y equipos de investigación. Véase el clásico Science Observed: Perspectives on the Social Study of Science, editado por Karin D. Knorr-Cetina y Michael Mulkay (Sage, Beverly Hills, 1983).         [ Links ]

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