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Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani

versión impresa ISSN 0524-9767versión On-line ISSN 1850-2563

Bol. Inst. Hist. Argent. Am. Dr. Emilio Ravignani  no.46 Buenos Aires jun. 2017

 

Notas y Debates

Comentarios de Osvaldo Barsky

Osvaldo Barsky1

Artículo recibido: 8 de abril de 2016

Aprobación final: 30 de septiembre de 2016

Resumen

Este texto es una reflexión crítica en torno a "Del feudalismo al capitalismo agrario: ¿el fin de la historia... agraria?" por Eduardo Míguez

Palabras clave: Historia agraria ; Argentina ; Pampa húmeda ; Siglo XIX ; Siglo XX.

Abstract

This text is a critical reflection on "From feudalism to agrarian capitalism: the end of agrarian... history?" by Eduardo Míguez.

Keywords: Agrarian history ; Argentina ; Humid pampas ; 19th. Century ; 20th. Century.

El trabajo de Eduardo Míguez contiene reflexiones en distintos niveles que motivan estos comentarios que desagregan los contenidos en los siguientes aspectos. En primer lugar, realiza un relevamiento de la problemática de la economía agraria del siglo XIX que sitúa entre los años 1780-1930, en el que destaca que los principales aportes de los académicos vinculados a la misma coinciden en que:

"las estructuras productivas se ajustaron a la oferta de factores y las condiciones de mercado; que la gran propiedad no fue la base del estancamiento tecnológico ni de la ineficiencia productiva; que existió considerable fraccionamiento de la propiedad y la producción desde tiempos bastantes remotos; que los mercados explican mejor que otra cosa las dinámicas tendencias de la producción; que el agro argentino demostró gran ductilidad para la adecuación tecnológica; que la inequidad social ha sido un problema de variable intensidad a lo largo del espacio y del tiempo; que no existió una contraposición entre sector agrario y sector industrial; que el poder político distara de ser un mero lacayo del sector de grandes terratenientes". (p. 199)

Que este consenso sin embargo no se haya proyectado como base analítica de períodos posteriores provoca cierta perplejidad en el autor, que se manifiesta en su introducción al trabajo, advirtiendo que las visiones inversas a lo aquí planteado, que algunos de nosotros hemos denominado "la visión tradicional sobre el agro pampeano"2, no sólo se han mantenido en sectores de la comunidad académica, sino que particularmente han sido decisivos en la conformación del "sentido común" de sectores relevantes del periodismo. Y, lo que es más serio, de los dirigentes políticos y funcionarios que han formulado y aplicado políticas dirigidas a afectar conductas de los productores agropecuarios, y a generar mecanismos de transferencias de excedentes a otros sectores de la sociedad apoyándose en diagnósticos y percepciones construidos en la densa acumulación histórica de visiones erróneas.

Estas preocupaciones son ilustradas con el perfil de políticas aplicadas durante el primer peronismo que contribuyeron al fuerte retroceso agrícola de la década de 1940 con origen multicausal (que incluye las políticas sobre tierras aquí señaladas) pero que seguramente se podrían ejemplificar en forma más profunda con el conflicto agropecuario sobre las retenciones agropecuarias de 2008, donde es notable cómo reaparecieron en forma transfigurada las viejas visiones sobre una sociedad agraria que se supone altamente concentrada en base a la gran propiedad, con gran inequidad social y fuertemente enfrentada a los intereses urbano-industriales.3

En relación a la agenda trazada me parece que sería importante plantearse que la temática del proceso expansivo del último tercio del siglo XIX, que sentó las bases sociales del país durante mucho tiempo, requiere, aun para la comprensión de la economía agraria, introducir con gran intensidad los notables procesos de movilidad de capitales que tuvieron lugar hacia el sector agrario en distintas dimensiones regionales y de tamaño y tipo de productores, como también la reconformación de sectores propietarios de alta escala, cuya base de acumulación patrimonial, según han mostrado los escasos estudios realizados, se asentaba no sólo en la producción agropecuaria sino en las importantes inversiones inmobiliarias y financieras realizadas en los principales centros urbanos del país. La integración de estos procesos a las grandes inversiones agroindustriales, de transporte, comercialización y financiamiento de la producción, nos lleva a un replanteo profundo de la conformación de los sectores económicos dominantes por lo menos hasta la década de 1930, y diluye aún más la visión de una "oligarquía" de base exclusivamente agropecuaria.

En la presente versión el autor introduce una indicación en torno a la necesidad de utilizar el censo de 1914, destacando temas como la heterogeneidad de los tipos de empresas agropecuarias y en particular de los arrendatarios, así como el de la nacionalidad de los dueños, que permite apreciar la amplia posibilidad del acceso a la tierra. Este es un tema que me obliga a una afirmación autorreferencial, ya que he dedicado, junto a otros investigadores, muchos años al análisis de este censo y su comparación con otros posteriores (por citar uno de los estudios véase el mencionado en la nota 3), destacando la notable variedad de situaciones en las distintas regiones, en el arrendamiento ganadero y agrícola, en los cortes entre diferentes tipo de tamaño de unidades agropecuarias, en el tema de la duración de los contratos agropecuarios, y en el de las formas de pago de los arrendamientos. Todos estos temas, además, han sido trabajados junto a la evolución de la propiedad en base a los listados catastrales incluidos en la famosa Guía Edelberg de 1924, y por lo tanto permiten una identificación cuantitativa mucho más precisa de las sub-regiones del agro pampeano, temas que ya habían sido magníficamente ilustrados por Pierre Denis en la década de 1910.4 Esta mirada sub-regional por cierto diluye aún más la sumatoria totalizada e inadecuada de la perspectiva tradicional de subordinación global de la agricultura por la ganadería, y de la chacra por la estancia, que fueron pilares en Scobie, Gaignard y otros relevantes referentes en las perspectivas que Míguez considera saldadas por los aportes historiográficos recientes, pero que resisten por la simplificación extrema que estas miradas suponen, que permiten su fácil instrumentación y vulgarización para una sociedad urbana siempre permeable a identificar sectores a los cuales atribuir las responsabilidades del fracaso de sucesivos proyectos de desarrollo nacional.

Una referencia al papel del INTA al que Míguez visualiza exitoso por preservar los rasgos innovadores que siempre tuvo el sector agropecuario, en contraste con el sector industrial donde el INTI reflejaría con su debilidad a un sector productivo dominado por su vocación rentística y por la acción prebendaria del estado. Sobre el INTA es necesario plantearse que su creación, impulsada por las políticas condensadas en el Plan Prebisch, coincidió con un momento de alta disponibilidad internacional de tecnologías desarrolladas en las países de agriculturas templadas similares a la región pampeana argentina, y con la experiencia acumulada por los institutos de tecnología agropecuaria en los países desarrollados. Su expansión en América Latina -iniciada en el INTA- con el apoyo de la Fundación Rockefeller en toda la región, facilitó su consolidación, además del hecho de habérsele asignado un gran presupuesto inicial, afectando para ello a un porcentaje de las exportaciones agropecuarias (v.g. ejemplo inverso de las retenciones destinadas a extraer recursos del sector agropecuario con destino a otros sectores). Es entonces mucho más un ejemplo de apoyo virtuoso de una política estatal densa, que un mero reflejo de potencia sectorial previa, aunque su rápido éxito posterior se asocia a la capacidad de un sector de recrearse productiva y tecnológicamente en pocas décadas. En cuanto al sector industrial, no puede reducirse su desempeño a la cuestión prebendaria de la protección estatal, ya que hubo numerosos ejemplos de innovación temprana a partir de los desarrollos agroindustriales, y seguramente otros estudios deberán demostrar cuáles fueron las políticas globales que afectaran negativamente su desempeño.

Como vemos, la estructura del trabajo refleja repasos de la matriz de la cuestión agraria que terminan inevitablemente en debates presentes. No es poco mérito del autor, a partir de la agudeza con que esta relación entre los aportes de la historiografía reciente y las ideas sobre este período, ha sido plasmada.

Notas

1 Investigador Principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Director del Centro de Estudios en Educación (CAAE) de la Universidad Abierta Interamericana (UAI). Correo electrónico: osvaldo.barsky@gmail.com.

2 Véase Osvaldo Barsky y Alfredo Pucciarelli. "Cambios en el tamaño y el régimen de tenencia de las explotaciones agropecuarias pampeanas" en Osvaldo Barsky (ed.), El desarrollo agropecuario pampeano, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, 1991.         [ Links ]

3 Más notable aún es el hecho de que algunos historiadores que han hecho valiosas contribuciones a cambiar los paradigmas vigentes sobre la economía agraria de los siglos XVIII y XIX han defendido las políticas anti agrarias del gobierno reciente en nombre de un supuesto campo popular que recoge las peores tradiciones ideológicas en relación a la inserción del sector agrario en el contexto nacional. Lo más notable son las peripecias idiomáticas y conceptuales generadas. Así, por ejemplo, la gran expansión de la producción de soja es denominada "el gran desierto verde", en un intento aberrante de ignorar y denigrar la notable transformación tecnológica y productiva que ello implica. A nadie se le hubiera ocurrido llamar a la gran expansión del trigo y el maíz "el gran desierto amarillo". A ningún presidente en ejercicio se le hubiera ocurrido señalar: "El otro día charlaba con alguien y me decía que la soja es, en términos científicos, prácticamente un yuyo que crece sin ningún tipo, digamos, de cuidados especiales" (31 de marzo de 2008, discurso de la presidente Cristina Fernández de Kirchner en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno). Estas visiones, recogidas en muchos libros de texto de geografía e historia de escuelas secundarias, impulsados por el gobierno saliente, siguen contribuyendo a la formación del "sentido común" de la sociedad argentina que preocupan al autor de este trabajo.

4 Véase Pierre Denis, La valorización del país. La República Argentina. Buenos Aires, Ed. Solar, 1920.

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