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Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani

versión impresa ISSN 0524-9767versión On-line ISSN 1850-2563

Bol. Inst. Hist. Argent. Am. Dr. Emilio Ravignani  no.49 Buenos Aires dic. 2018

 

ARTÍCULOS

El impacto del nacionalsocialismo en el semanario Der Russlanddeutsche, 1933-19391

Germán C. Friedmann2

Artículo recibido: 30 de septiembre de 2016

Aprobación final: 02 de marzo de 2017

El impacto del nacionalsocialismo en el semanario Der Russlanddeutsche, 1933-1939

Resumen

La asunción de Hitler como canciller del Reich impactó de diversa manera sobre los germano-parlantes de la Argentina. Entre quienes aceptaron al nuevo orden se encontraban los redactores del semanario entrerriano Der Russlanddeutsche, dirigido a los "alemanes de Rusia". El artículo analiza la recepción que en aquel periódico tuvo el nacionalsocialismo, desde su consolidación en el gobierno hasta las vísperas de la Segunda Guerra Mundial. Centra su atención en las formas en las que el régimen de Hitler y sus políticas influyeron en la autopercepción del semanario y de sus lectores. Estudia además el modo en que aquella experiencia incidió en su relación con el resto de quienes se identificaban como alemanes y en su vinculación con distintos sectores de la vida argentina, en un momento de gran fluidez cuando aún el Tercer Reich no había tomado la dimensión del símbolo del mal absoluto.

Palabras clave: Nacionalsocialismo ; Germano-argentinos ; Historia política ; Argentina ; Siglo XX.

The Impact of National Socialism on the Weekly Der Russlanddeutsche, 1933-1939

Abstract

Hitler's ascent to the chancellorship of the Reich had a diverse impact on German speakers in Argentina. Among those who accepted the new order were the editors of the Der Russlanddeutsche, a weekly newspaper from the province of Entre Ríos catering to the "Germans from Russia". The article analyzes the reception that periodical gave to National Socialism, from its consolidation as government to the eve of the Second World War. It focuses on the ways in which Hitler's regime and its politics influenced the self-perception of the weekly and its readers. It also studies how their experience impacted on their relations with others who identified themselves as German, as well as with other sectors in Argentine life, in a moment of great fluidity, when the Third Reich had still to take its dimension as a symbol for absolute evil.

Keywords: National Socialism ; German-Argentine ; Political History ; Argentina ; 20th Century.

La asunción de Hitler como canciller, el 30 de enero de 1933, puso fin a la primera experiencia republicana de la historia política alemana e inauguró una nueva etapa que rápidamente sería percibida como novedosa. El desarrollo de estos acontecimientos, que afectó directamente a quienes habitaban el suelo europeo, impactó además de diversa manera sobre un variopinto conjunto de germano-parlantes que, aunque residía en diferentes lugares del mundo, tenía en Alemania un referente ineludible de su identificación colectiva.

Las reacciones de los germano-parlantes residentes en la Argentina, tanto ante el régimen nacionalsocialista como frente a sus partidarios locales, fueron extremadamente variadas y abarcaron un amplio abanico que se extendía desde una total oposición y resistencia hasta una aceptación plena, pasando por una gran cantidad de situaciones intermedias. Entre las publicaciones de distinto tipo que aceptaron al nuevo orden se encontraba el semanario Der Russlanddeutsche que, editado en la localidad entrerriana de Lucas González, estaba dirigido a los denominados "alemanes de Rusia."

Una parte muy importante de las personas que, por diferentes motivos, se auto-percibían o podían ser identificadas por otros como alemanes, habían nacido y/o habitaban fuera de las fronteras del estado nacional alemán que se había conformado en 1871. Por ese motivo, desde entonces y durante la primera mitad del siglo XX se utilizaron categorías que diferenciaban entre Reichsdeutsche, ciudadanos del Deutsches Reich –nombre oficial del estado alemán entre 1871 y 1945–, quienes vivían en su país o en el exterior, de Volksdeutschen, personas de "origen étnico" alemán que poseían otra ciudadanía (como era el caso de los alemanes de Rusia). Por su parte, el apelativo Auslandsdeutschen se refería a los alemanes que a pesar de tener su lugar de residencia en el exterior, no tenían la ciudadanía de su país de acogida. Sin embargo, esta denominación era utilizaba también con cierta frecuencia para referirse a todos aquellos de "origen" alemán que vivían en el exterior, asimilándose a la definición de Volksdeutschen. Más allá de las diferentes clasificaciones, todas estas personas eran consideradas como parte de la Deutschtum, concepto de difícil traducción, y cuya ambivalencia es fácilmente perceptible en la expresión castellana "alemanidad". Este término estaba ampliamente difundido hasta la década de 1940 y comprendía una enorme variedad de significados que incluían el idioma, las costumbres, los valores, el "modo de ser" y la cultura de los alemanes. De manera consecuente con su Weltanschauung, los nacionalsocialistas interpretaron la Deutschtum como una "esencia de lo alemán" que debía ser fomentada y preservada de la contaminación de influencias extrañas. Como tantas otras palabras de la lengua alemana, ha dejado de usarse con la misma frecuencia luego de la caída del Tercer Reich.

Este artículo analiza la recepción que en las páginas de aquel periódico tuvo el nacionalsocialismo, desde su consolidación en el gobierno del Reich hasta las vísperas del inicio de la Segunda Guerra Mundial. Centra su atención en las formas en las que el régimen de Hitler y sus políticas influyeron en la autopercepción del semanario y de sus lectores. Estudia además el modo en que aquella experiencia incidió en su relación con el resto de quienes se identificaban como alemanes y en su vinculación con distintos sectores de la vida argentina, en un momento de gran fluidez cuando aún el Tercer Reich no había tomado la dimensión del símbolo del mal absoluto.

El trabajo tiene una organización temática y cronológica, consta de cuatro apartados y una sección que reúne las conclusiones. En la primera parte se presenta a la publicación Der Russlanddeutsche y se examina la recepción inicial que tuvo el nacionalsocialismo en sus páginas. En el segundo apartado se da cuenta de las denuncias reflejadas en la prensa nacional acerca de la "infiltración nazi" en las colonias entrerrianas y se describe el proceso de incorporación a la "alemanidad" de los alemanes de Rusia realizado por los nacionalsocialistas a través de la "comunidad del pueblo". En tercer lugar se considera el cariz crecientemente nacionalsocialista que fueron adquiriendo las notas de Der Russlanddeutsche, y en el apartado siguiente se examina la manera en que las condenas de la opinión pública y de las autoridades nacionales a lo que era percibido como una "infiltración nazi", fueron interpretadas por la línea editorial de aquella publicación. Posteriormente, en la última sección se exponen las consideraciones finales.

Der Russlanddeutsche y el nacionalsocialismo

Los primeros censos nacionales indican que en 1869 residían en la Argentina 4.989 alemanes; en 1895 lo hacían 17.143 y en 1914 la cifra se había ampliado a 26.995. No obstante, los dos últimos relevamientos dan cuenta únicamente de los nacidos en el Imperio Alemán y dejan afuera tanto a numerosos inmigrantes provenientes de distintos lugares del mundo, como a miles de personas nacidas en la Argentina que se auto-percibían como alemanas.3 Tras la Gran Guerra tuvo lugar una creciente ola inmigratoria, motorizada principalmente por las frecuentes crisis políticas y económicas de la Europa central y por las restrictivas medidas inmigratorias implementadas en los Estados Unidos, que hasta entonces era el principal destino de la emigración de habla alemana.4 En los primeros quince años del período de entreguerras arribaron a la Argentina entre 130.000 y 140.000 germano-parlantes procedentes en su mayoría del continente europeo, los Estados Unidos, Brasil y de las ex colonias alemanas de Asia y África5 Durante el régimen nacionalsocialista hubo dos nuevos ciclos migratorios. El primero tuvo lugar en 1933, cuando comenzaron las detenciones arbitrarias y la instalación de campos de concentración. En su mayor parte los exiliados de esta etapa militaban activamente en la oposición al nuevo gobierno. Los refugiados de la segunda oleada escaparon de las medidas y prescripciones de carácter "racial" y su punto más alto se alcanzó luego de la Kristallnacht (noche de los cristales), del 9 noviembre de 1938. Así, durante el Tercer Reich entre 40.000 y 50.000 germano-parlantes se trasladaron a la Argentina.

De este modo, hacia finales de la década de 1930 y principios de la siguiente la población de habla alemana del país puede estimarse entre las 250.000 y 300.000 personas de las más distintas extracciones políticas, sociales y religiosas (Benz, 2014; Krohn et al., 1998: 1; Mühlen, 1988: 47). Una parte considerable de ella estaba conformada por los denominados alemanes de Rusia (Russlanddeutsche), expresión que comprende tanto al grupo mayoritario de los "alemanes del Volga" (Wolgadeutsche), como a los alemanes del Mar Negro (Schwarzmerrdeutsche), del sur de Rusia (Südrussländer), de Siberia (Siberier), de Volinia (Wohlynier), hoy Polonia, y de Besarabia (Bessarabier), en el actual territorio rumano (Dalos, 2014). Los alemanes de Rusia se establecieron en la Argentina desde 1878, sobre todo en las provincias de Entre Ríos, La Pampa y Buenos Aires, y hacia 1940 su número y el de sus descendientes ha sido estimado en 130.000 (Lütge, 1940: 129-140).6

Jakob Riffel fue uno de los principales impulsores de una identidad colectiva común entre este grupo de personas tan heterogéneo. Nacido en 1893 en la colonia de Blumenfeld de la región de Samara del entonces Imperio Ruso, se trasladó a Alemania en 1918, tras la toma del poder por parte de los bolcheviques en su país natal. Estudió teología en la ciudad de Marburgo y tras arribar a la Argentina en 1923, al año siguiente asumió, en la localidad entrerriana de Lucas González, el cargo pastoral que le fuera ofrecido por el Sínodo Evangélico Alemán del Río de la Plata. Este ferviente militante de la Russlanddeutschtum publicó en 1928 el libro: Die Russlanddeutschen, insbesondere die Wolgadeutschen am La Plata (Argentinien, Uruguay und Paraguay) (Riffel, 1928).7 Al mismo tiempo que conmemoraba los cincuenta años del arribo de los primeros colonos alemanes de Rusia a la Argentina, aquella obra colaboraba en la formación de un sentimiento de comunidad en quienes habrían migrado del Rin al Volga y posteriormente desde éste al Río de la Plata.

En 1929 Riffel fundó el semanario Der Russlanddeutsche. Erstes und einziges Blatt für Deutschen aus Russland in Südamerika. ("El alemán de Rusia. Primer y único periódico para los alemanes provenientes de Rusia en Sudamérica"), que en su primera edición explicitó el objetivo de dar cuenta del "carácter especial de la alemanidad de Rusia".8 Der Russlanddeutsche mostró desde sus inicios un enfoque editorial marcadamente anti-bolchevique. En sus páginas ocupó un lugar muy destacado la escalada de violencia llevada a cabo por el régimen soviético que había incluido la expropiación, detención, expulsión y en muchos casos el asesinato de numerosos alemanes de la región del Volga. También tuvo una marcada presencia la catastrófica hambruna desatada en aquella zona entre 1932 y 1933. Otro de los temas recurrentes en el semanario giraba en torno a las constantes dificultades económicas y el consiguiente empobrecimiento de una parte considerable de los colonos de Entre Ríos así como de los arrendatarios del sur de la provincia de Buenos Aires y del territorio de La Pampa.

La llegada al poder del nacionalsocialismo fue recibida con entusiasmo por Der Russlanddeutsche.9 Desde entonces adquirieron un mayor protagonismo los sucesos políticos acaecidos en Alemania, en particular las múltiples iniciativas tomadas por el nuevo gobierno para auxiliar a la población alemana de la Unión Soviética.10 En mayo de 1934 fue publicado un discurso de Hitler que versaba sobre la "salvación del campesinado".11 No es de extrañar que aquella alocución tuviera una acogida sumamente positiva en un periódico que presentaba constantes informes acerca de las penosas condiciones de trabajo a las que se veían sometidos los colonos germano-parlantes.12 Desde entonces, en Der Russlanddeutsche tuvo una presencia importante la voz del Führer (que a diferencia de los anteriores gobernantes fue caracterizado como "canciller del pueblo"), quien pregonaba lo que reivindicaba para su propia persona: el ascenso social individual, independientemente del contexto material y cultural de nacimiento (Kershaw, 2004; Aly, 2006: 20).

Hitler pretendía reunir a todo el pueblo alemán en una comunidad nacional y popular unida y homogénea, una Volksgemeinschaft librada de los antagonismos de clases supuestamente alimentados por el liberalismo y el marxismo. Proclamaba que en sus filas, el obrero se codearía con el patrón, el profesor, el comerciante, el periodista, el funcionario y el artesano.13 En algunos casos en forma altisonante y en otros con un énfasis más atemperado, los nacionalsocialistas se declaraban representantes del auténtico socialismo alemán, interpretado como la solidaridad nacional de todos los miembros de un pueblo. Este mensaje encontró una rápida y cada vez más favorable recepción en las páginas de Der Russlanddeutsche, algo que, al menos en los inicios del nuevo régimen, no era tan frecuente en distintas instituciones de la comunidad alemana.

Así, una nota de Der Russlanddeutsche advertía que en la Argentina existían "muchos burgueses alemanes" que entendían muy poco "del espíritu y del sentido de los nuevos tiempos". Como prueba señalaba que, de la expresión "nacionalsocialismo" sólo aceptaban el término "nacional" porque poseían un "superficial y sentimental patriotismo", aunque por el contrario rechazaban la palabra "socialismo" porque les sonaba demasiado "dura." Indicaba además que el nacionalsocialismo era "el verdadero socialismo" y manifestaba, que del "concepto de comunidad popular" emanaba el verdadero "espíritu de sacrificio", así como la "predisposición a ayudar y la lealtad a todos los Volksgenossen".14 Esta percepción coincidía con la versión oficial del partido que consideraba que el "socialismo alemán", nacido de la "vivencia de la camaradería de la trinchera", había puesto fin al estado terminal en el que se encontraba "nuestro organismo popular" ante el inminente "peligro de sucumbir al espíritu del odio de clases" (Sponholz, 1935).

Hacia fines de 1933 tuvieron más presencia los informes referidos a las actividades emprendidas por las diferentes asociaciones de la comunidad de habla alemana de la Argentina, incluidas las organizaciones pertenecientes al Landesgruppe Argentinien (Grupo Territorial Argentina) de la Auslandsorganisation der Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei (Organización Exterior del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán).15 Una serie notas de Der Russlanddeutsche daba cuenta de las variadas visitas emprendidas a lo largo de distintas aldeas habitadas por los alemanes de Rusia por parte de miembros diversas instituciones de la colectividad y de representantes oficiales del gobierno alemán, entre ellos el legado von Thermann.16 En este sentido, las páginas del periódico recordaban las condiciones de extrema necesidad y estrechez soportadas por los colonos, quienes hasta el surgimiento del Tercer Reich no habrían contado con apoyatura institucional alguna y parecían olvidados tanto por la Deutschtum (alemanidad) como por el estado argentino. Aquella situación era contrastada con la asistencia de diversa índole –entre la que sobresalía la financiera– que, desde la implementación del nuevo régimen, les proporcionaban distintas organizaciones vinculadas a la promoción de la "alemanidad" en el exterior.17

La incorporación a la "alemanidad" a través de la comunidad del pueblo

Los militantes del nacionalsocialismo no eran los únicos germano-parlantes que por entonces recorrían aquellas localidades habitadas por los alemanes de Rusia. Entre ellos se encontraba Heinrich Grönewald, un periodista alemán fervientemente antinazi que en aquel momento ocupaba un lugar destacado en la agrupación Das Andere Deutschland. Ésta fue fundada en 1937 en Buenos Aires por exiliados políticos alemanes y austríacos, y por personas diversas procedencias ideológicas y pertenencias partidarias que residían previamente en la Argentina. Sus integrantes se postulaban como portavoces de una Alemania que era representada en su imaginario como una patria tolerante y pacífica frente al nacionalsocialismo. La agrupación conformó el sector germano-parlante de una coalición política que encontró un elemento aglutinante en el antifascismo en un momento en el que las disputas internas de la vida política nacional eran percibidas bajo la lente de los acontecimientos europeos contemporáneos. Das Andere Deutschland desempeñó un importante papel en aquel frente variopinto mediante la difusión de denuncias acerca la existencia de una "quinta columna" que favorecería una supuesta "infiltración nazi" en la Argentina.18

Con ese propósito, durante el mes de abril de 1938, Grönewald publicó una serie de artículos en el diario Crítica, el de mayor tirada nacional de la época. "El nazismo y su propaganda anti-argentina es, en todas las localidades que visité, el tema de las conversaciones", indicaba en una nota titulada: "Las escuelas nazis de Entre Ríos funcionan por orden de Hitler". Aquella aseveración, producto de su periplo por el interior entrerriano, sería una más de las múltiples "comprobaciones irrefutables" sobre "las actividades disolventes de los agentes de la internacional parda".19 En su condición de corresponsal de aquel periódico porteño testificaba Grönewald, con escasa sutileza, que un comerciante de Concordia le había confesado que "los rusoalemanes han sido gente muy buena, de toda confianza. Pero que desde que los agentes nazis hacen su propaganda intensa, se han vuelto malos".20 En esta maligna transformación habría jugado un papel preponderante Jakob Riffel, quien "aunque sea pastor es uno de los más fanáticos agentes del hitlerismo pagano". Grönewald denunciaba al director de Der Russlanddeutsche por haber puesto "su diario totalmente a disposición de las ideas hitleristas", convirtiéndose por medio de aquél órgano tanto como por su influencia personal, en uno de los principales "culpables de que los ruso-alemanes que empezaban a adaptarse, aunque poco, a la vida criolla, estén hoy día espiritualmente muy lejos de la Argentina y estén, peor aún, infectados del virus nazi".21

Esta metamorfosis identitaria era insistentemente resaltada por el militante de Das Andere Deutschland. "Todos los pueblos por los que he pasado están contaminados por el virus nazi", indicaba refiriéndose a su itinerario entrerriano. Así, mientras que en Federal pudo observar que "casi nadie habla castellano porque dicen que es un idioma de bestias", en su visita a Viale comprobó que el "jefe de la organización nacionalsocialista era el gerente de una importante casa importadora", lo que, desde su perspectiva, permitía ver que "los hilos con los cuales los nazis sustentan su infiltración están íntimamente ligados a la penetración económica en Sudamérica". Además, pudo constatar que "la colonia de Crespo" era una verdadera "fortaleza nazi", donde "se forman a la vieja manera del militarismo prusiano los futuros jefes nazis de todo el país".22 Grönewald escribió asimismo que en el pueblo de Magnasco casi todos los colonos estaban afiliados al partido nacionalsocialista, aunque no necesariamente por convicción sino porque "el que se rehúsa es considerado como enemigo del Tercer Reich y se lo excluye de la comunidad".23

En esta última apreciación pueden observarse dos cuestiones de particular importancia. Por un lado, si bien denuncia la fuerte presencia del nacionalsocialismo en las colonias alemanas, también matiza la genuina aceptación ideológica por parte de sus habitantes. En este sentido, Grönewald es fiel al espíritu de Das Andere Deutschland que, desde sus inicios, buscó esclarecer e informar tanto a los Auslandsdeutschen como a la opinión pública argentina sobre lo que percibían como la esencia, objetivos y peligros del nacionalsocialismo, y declarar explícitamente que aquel movimiento no representaba al conjunto de Alemania. El desarrollo de los acontecimientos políticos europeos provocó que este último objetivo, que siempre fue importante para los integrantes de la agrupación, ocupara paulatinamente un papel cada vez más trascendente dentro del movimiento (Friedmann, 2010a: 52-53). Pero además, hay otro aspecto en el que Grönewald no repara particularmente y que resulta fundamental. Al señalar que los colonos estaban sometidos a una especie de chantaje para no ser excluidos de la comunidad, no hace más que naturalizar algo totalmente novedoso: la inclusión de los alemanes de Rusia en la Deutschtum a través de la Volksgemeinschaft.

Aunque en un principio pueda parecer un contrasentido, al mismo tiempo que el Tercer Reich expulsaba de la ciudadanía alemana a miles de individuos, otros tantos, entre ellos los alemanes de Rusia, se encontraban ahora incluidos en la comunidad popular-nacional. La nacionalsocialista era una de las tantas corrientes de la muy amplia y diversa familia ideológica völkisch, término que comenzó a utilizarse durante la segunda mitad del siglo XIX. Si bien en un comienzo tenía el significado de "popular", con todas las ambigüedades que esto implica, fue desarrollándose luego en un sentido étnico o racial, más esencialista. Desde esta perspectiva los individuos existían sólo como parte indisoluble de la Volksgemeinschaft y la nación era identificada con un "pueblo-raza", entendido desde una perspectiva biológica, al que generalmente le correspondería una organización estatal propia. Bajo este enfoque, la pertenencia a la nación no radicaba en la voluntad, ni en la tradición, sino en la Blutgemeinschaft (comunidad de la sangre). Esta era la concepción presente en una nota de Der Russlanddeutsche que preguntaba al "alemán en el extranjero, ¿te pusiste a reflexionar acerca de qué significa ser alemán?" Ser alemán, se indicaba, "significa: sentir en alemán, pensar en alemán, actuar en alemán". Desde las páginas del diario se explicaba al lector:

Eres un miembro de la gran cultura y de la gran comunidad popular-nacional alemana, representas una célula en el organismo viviente, del cual procedes por tu nacimiento y con el cual estás conectado indisolublemente por el mismo idioma, la misma sangre, la misma cultura y las mismas costumbres.24

De hecho, el semanario dirigido por Riffel mostraba explícitamente su algarabía porque los alemanes del Reich finalmente trataran a los Russlandeutschen como pares. En el mismo sentido, expresaba un especial agradecimiento a Hitler porque los había recibido en la "comunidad del pueblo" alemana.25 Así, es altamente probable que muchos de quienes se habían visto discriminados unas décadas atrás, se sintieran ahora orgullosos de compartir con sus nuevos Volksgenossen aquella férrea instrucción prusiana que denunciaba Grönewald en el diario Crítica con el objetivo de despertar la indignación de los lectores.

La voz de la sangre

El proceso de "igualación" mediante la pertenencia a la cohesionada "comunidad del pueblo" –como otros impulsados desde el estado– se llevó a cabo en detrimento de "terceros", violentando tanto las libertades individuales como la integridad personal de quienes eran considerados ajenos a la homogeneizada "alemanidad". Ocasionalmente, los elementos extraños al pueblo y a la nación podían transformarse en "corruptores de la patria". De acuerdo a la coyuntura, este ambiguo y extenso grupo podía estar conformado por quienes eran definidos como los responsables de la firma del tratado de Versalles, agentes de Moscú, burgueses carentes de conciencia social, pacifistas, o especuladores de la guerra. Entre todos ellos se destacaba fundamentalmente un conjunto de personas que concentraban muchas veces todas estas características negativas: los judíos. Para los nacionalsocialistas, aquellos no sólo eran los instigadores del capitalismo internacional y por ende los responsables de las más variadas penurias económicas, sino que también incentivaban la subversión comunista y, mediante su influencia maliciosa, enfrentaban entre sí a la totalidad de los alemanes.

Las tradicionales condenas al "bolcheviquismo" y en particular a su política frente a los alemanes de Rusia fueron tomando crecientemente un cariz cada vez más orientado hacia la ideología nacionalsocialista. Por ejemplo, el comunismo que como se ha señalado fue denostado por Der Russlanddeutsche desde un inicio, ahora era definido como un "producto de los intelectuales judíos desarraigados".26 Por su parte, los debates y discusiones acerca de las posibles alternativas y los medios más adecuados para superar los problemas derivados de lo que se percibía como un creciente empeoramiento de la situación de los arrendatarios, a partir de las desmedidas obligaciones impuestas por los terratenientes, pasaron de una interpretación en clave clasista a otra más racial (Beros, 2011: 139). En ella, la referencia principal para interpretar aquel conflicto fue la oposición entre la comunidad campesina germana y los comerciantes e intermediarios hebreos.27

El nacionalsocialismo despreciaba en forma virulenta al mundo de las finanzas y a la "aristocracia corrompida", porque consideraba que ambos estaban conformados por "parásitos" que accedían fácilmente al dinero, transformándolo en un factor especulativo e improductivo. Por el contrario, reivindicaba al trabajador y al empresario productivo, quienes, más allá de su riqueza, proporcionaban sus habilidades, esfuerzos y recursos para beneficiar a la colectividad. Por ese motivo, no hacían distinción entre "proletariado" y "burguesía", sino entre "productores" y "parásitos", diferencias que serían más reales que las que oponían a los propietarios de los medios de producción de quienes los trabajaban. La "conciencia alemana está despertando", indicaba un artículo de Der Russlanddeutsche que planteaba la necesidad de trabajar en conjunto para "cerrar la grieta que ha existido y en algunos lugares aún perdura entre los alemanes del Reich y los de Rusia." Por ese motivo apelaba a conformar una federación que comprendiera a todos los "compatriotas alemanes", a todas "las personas de origen alemán (Russlanddeutsche, Reichsdeutsche, Deutschargentinier) para luchar por nuestra independencia del capital judío".28

Esta concepción descansaba en una perspectiva económica bastante difundida que asimilaba a los judíos con los males del capitalismo. Así, podían ser acusados de enriquecerse "al chuparse el beneficio de nuestro trabajo a través de los buenos negocios que hacen con nosotros",29 o responsabilizados de haber "socavado la moral y las buenas costumbres de la juventud de origen alemán", entre otras formas, "sometiendo a las muchachas que trabajaban para ellos como empleadas domésticas".30 En este sentido, la asociación entre judío y burgués capitalista era compartida por militantes de las más disímiles trayectorias políticas e ideológicas (Friedmann, 2016a y 2016b). Sin embargo, al fuerte anti-judaísmo económico tradicional (de base religiosa), Der Russlanddeutsche agregaba los componentes de un antisemitismo moderno que se caracterizaba por una interpretación en clave biológica, claramente explicitada en la apelación: "la sangre de nuestros antepasados nos llama a la unidad".31

Para Der Russlanddeutsche la fortaleza del judaísmo radicaba sólo en la "desunión de los alemanes", pero advertía: "llegará el momento en el que recitará en todos nosotros la voz de la sangre", y a partir de entonces ya no será posible que los "internacionales envenenadores de pozos" roben los frutos de nuestro trabajo físico e intelectual alemán.32 La publicación conminaba a sus lectores a "evitar a los judíos" tanto "en la vida cotidiana" como en "cualquier tipo de relación". Señalaba que "el deber de todo alemán" era "no comprar nada" ni mantener "ningún tipo de contacto" con "esta clase de gente," y exhortaba además a exponer públicamente a quienes continuaran haciéndolo.33 En las páginas del semanario se remarcaba que la pertenencia racial a un pueblo era deseada por "nuestro Señor Dios" porque había creado "a cada nación de una sangre", motivo por el cual "cualquier mezcla era contraria a su intención".34 Para despejar cualquier tipo de interrogante, en las páginas del semanario dirigido por Riffel se explicitaba: "no existen los buenos judíos: ellos son nuestros explotadores y los aniquiladores de nuestro pueblo".35 Hitler era percibido por Der Russlanddeutsche como un salvador que había "rescatado al pueblo alemán de las garras del judaísmo internacional.36 Sin él, se indicaba, "los judíos habrían hecho con nosotros lo mismo que con nuestros hermanos de sangre en Rusia".37

Algunos lectores mostraron sus objeciones al tono virulentamente antisemita de muchos artículos de Der Russlanddeutsche.38 Sin embargo, aquellas impugnaciones no estaban motivadas por una cuestión de principios ni radicaban en una condena a los aspectos más racialmente radicalizados, sino que descansaban en aspectos fundamentalmente tácticos. Así, una nota titulada "¿No creen, señores, que ya es hora de que cese entre nosotros este trabajo de fragmentación?", bregaba por finalizar con las opiniones que pudieran generar controversias acerca de la "cuestión judía" porque su autor sospechaba que aquellas discusiones podrían llegar a dividir a los alemanes de la Argentina.39 Esta opinión distaba de ser aislada y representaba a otras tantas intervenciones de lectores de Der Russlanddeutsche que estimaban que aquellas opiniones tan tajantes podrían herir susceptibilidades y generar un clima de discordia y controversia que no harían otra cosa que debilitar la Deutschtum.40 Además, algunos pensaban que, más allá de sus convicciones, el antisemitismo abiertamente expresado podría amenazar ya no sólo la unidad en el interior de la comunidad alemana, sino la reputación de ésta ante la opinión pública local con la consiguiente intervención de las autoridades, por ejemplo, dañando a "nuestras escuelas alemanas para el próximo año".41 En este sentido, una nota advertía a los lectores: "si ustedes desean continuar en un futuro su libertad y su vida en la Argentina, deberían dejar a la política de lado".42

Curiosamente, esta postura era semejante a la adoptada por la línea editorial de la publicación de la Hilfsverein Deutschsprechender Juden, cuyos integrantes estaban experimentando un proceso radicalmente opuesto al de los alemanes de Rusia.43 En efecto, mientras que la Weltanschauung nacionalsocialista incorporaba a estos últimos a la Deutschtum, los judíos estaban siendo súbitamente excluidos de su patria y de la comunidad alemana local. En ese contexto, el Mitteilungsblatt (Boletín) de la Hilfsverein Deutschsprechender Juden rechazó de plano la posibilidad de establecer cualquier compromiso frente a los sucesos acontecidos en el Reich. Consideraba que la participación política de personas de confesión hebrea en la Alemania de posguerra había resultado nefasta no sólo para ellas mismas sino, y fundamentalmente, para la comunidad judía en general, que se vio atacada y debió asumir las desgraciadas consecuencias de estas actitudes individuales.44 Por ese motivo, reafirmaba su posición apolítica y exigía a sus miembros la misma abstención pública.45 Esta postura se vio reforzada por el estallido de la guerra en Europa y la neutralidad argentina. Apelando a una cuestión de política interior, desde las páginas de Filantropía (el nuevo nombre del Mitteilungsblatt) se argumentaba que, al margen de las convicciones individuales, los judíos germano-parlantes de la Argentina debían seguir la actitud adoptada por la ‘nueva patria’ y evitar cualquier compromiso activo contra la Alemania nacionalsocialista, con el fin de "mantener la guerra alejada de nuestros hogares".46

La campaña anti-alemana

Al igual que otras tantas publicaciones en lengua alemana, desde el inicio del régimen de Hitler, Der Russlanddeutsche denunció una "propaganda de difamación" de diversas agencias de prensa internacionales contra el nuevo gobierno del Reich con el objetivo de impedir el resurgimiento del imperio alemán.47 Las primeras crónicas acerca de las desastrosas condiciones imperantes en los campos de concentración así como las noticias sobre las numerosas persecuciones y medidas antisemitas eran percibidas como parte de una descomunal campaña de desprestigio conducida por los enemigos de Alemania.48 Aquellas acciones eran vistas como una continuación de las acusaciones, que consideraban falsas, acerca de las crueldades cometidas por las tropas de ocupación alemanas contra la población civil durante la Primera Guerra Mundial.

En el mismo sentido, las reacciones negativas tanto de la opinión pública como de las autoridades argentinas ante la creciente influencia nacionalsocialista en el país fueron adjudicadas al resultado natural de una intensa "operación de mentiras" que habría sido impulsada por el judaísmo y sus simpatizantes en la prensa.49 Así, se denunciaba que las acusaciones de infringir las leyes argentinas que pesaban sobre las escuelas alemanas por educar supuestamente a sus alumnos en el sentido del Tercer Reich estaban motorizadas por una "campaña de odio" organizada por "comunistas judíos y pagada por ellos".50 Estos mismos agitadores habrían sido los responsables del denominado "affaire de la Patagonia," un presunto plan del gobierno del Reich para apoderarse del sur argentino que había adquirido una notable repercusión en la opinión pública.51

Algunas publicaciones acusaban explícitamente al diputado socialista Enrique Dickmann, quien era presentado por Der Trommler (el boletín oficial del partido nacionalsocialista de la Argentina)52 como un "Volljude",53 nacido en Odesa y naturalizado argentino" cuyo máximo "servicio para con su patria por adopción" había sido "envenenar por todos los medios las relaciones entra Alemania y la Argentina". El "masivo y desenfrenado odio a todo lo alemán" de Dickmann, definido como vocero del judaísmo mundial", era explicado por su "pertenencia racial al judaísmo".54 Aquella "campaña de calumnias anti-alemana" impulsada desde su banca de diputado nacional, indicaba Der Trommler, se basada en el material que le fuera suministrado por el "múltiple veces convicto, falsificador de documentos, estafador y bígamo". Tal era la poco amable caracterización de Heinrich Jürges, quien había tomado relevancia en el ambiente de habla alemana de la Argentina como vicedirector de la agrupación nacionalsocialista anti-hitlerista Die Schwarze Front (El Frente Negro).55

No obstante, otros serían los más repudiables ejecutores de la denominada "campaña de odio anti-alemana": el periódico Argentinisches Tageblatt y, fundamentalmente, la organización Das Andere Deutschland. Debido a su fuerte oposición al nacionalsocialismo y a las constantes denuncias de los apremios sufridos por la población judía de Alemania el Argentinisches Tageblatt había sido catalogado por una parte importante de los germano-parlantes locales como un "órgano bolchevique" o un "diario judío" (Schoepp, 1996: 163). Por su parte, los integrantes de Das Andere Deutschland comenzaron a ser considerados como "traidores a la patria" no ya sólo por los simpatizantes del régimen gobernante en el Reich, sino también por muchos alemanes que no tenían necesariamente preferencia por los nacionalsocialistas. Esa acusación fue mucho más dura una vez iniciado el conflicto bélico en Europa. No es difícil imaginar que aquella figura, aplicada por cualquier estado durante una guerra a los desertores, resultara mucho más adecuada aún en la percepción de gran parte de sus compatriotas que la utilizaban para designar a aquellos que, de diferentes maneras, estaban a favor de la caída de su país (Friedmann, 2010a: 51-52). Así, en una carta abierta a Das Andere Deutschland publicada en Der Russlanddeutsche se indicaba que "quien combate a su propia familia nacional racial" comete una "traición a las obras y a la voluntad de Dios" y por ese motivo, "al igual que Judas Iscariote, él merece ser ahorcado".56

Más allá de las teorías conspirativas a escala mundial tan proclives a ser aceptadas por militantes de variadas agrupaciones políticas, entre ellas la nacionalsocialista, lo cierto es que tanto en el origen como en la difusión de aquel escándalo de la Patagonia jugaron un papel de extrema relevancia diversos militantes opositores al gobierno de Hitler. Así, mientras que Heinrich Jürges había aportado a las autoridades argentinas un conjunto de pruebas adulteradas sobre las intenciones del gobierno alemán en invadir el sur del país, el periódico Argentinisches Tageblatt y diversos integrantes de Das Andere Deutschland se hicieron eco de aquella denuncia aun a sabiendas de su falsedad (Newton, 1997: 241).

Debe señalarse también que aunque las acusaciones sobre la intención del Tercer Reich de establecer colonias en la Argentina tuvieron un alto impacto en la opinión pública nacional, desde Europa se promovía la denominada heim ins Reich (vuelta a casa), una política implementada por el gobierno nacionalsocialista para convocar a todos los Volksdeutsche que vivían fuera de Alemania a "retornar a la patria", fundamentalmente para colonizar los territorios del este. Siguiendo esta línea, en una nota titulada "las preocupaciones de un campesino sobre el futuro de su familia", Der Russlanddeutsche sugería la migración como una posible solución ante lo que era percibido como una opresión de los terratenientes sobre los arrendatarios. Si la hostilidad en la Argentina hacia los alemanes continúa, se indicaba en la publicación de Riffel, la "madre patria" los recibirá con los "brazos abiertos".57

Como se ha mencionado más arriba, y del mismo modo que otras instituciones relacionadas en distintos niveles con el nacionalsocialismo, en muchos artículos de Der Russlanddeutsche se recomendaba a los alemanes de Rusia no intervenir en forma activa en la política argentina para evitar potenciales conflictos con las autoridades locales y la consiguiente intervención de las mismas en los asuntos comunitarios. Más allá de aquellas intenciones, y en un clima radicalizado por el "affaire de la Patagonia", el Poder Ejecutivo Nacional dictó el 15 de mayo de 1939 el decreto número 31.321, que restringía las actividades políticas de los extranjeros y establecía la "argentinización" de todas sus asociaciones. Con "el fin de asegurar la integridad espiritual de la nación", estipulaba que las sociedades extranjeras no podían depender más de gobiernos u organizaciones foráneas, ni recibir subvenciones de ninguna índole del exterior, con la única excepción de aquellas que estuvieran destinadas a realizar actividades de beneficencia. Además, impedía a estas instituciones la utilización de distintivos, enseñas o himnos que no fueran argentinos y les exigía que sus estatutos estuvieran únicamente escritos en lengua castellana.58

Esta disposición, que tuvo una muy fuerte condena por parte del embajador alemán, quien la calificó de respuesta a una "infame campaña difamatoria" orquestada por los enemigos del Reich, implicó la inmediata prohibición de las distintas organizaciones dependientes del partido nacionalsocialista. A partir de su promulgación, las publicaciones de habla alemana evitaron, en su mayor parte, retomar temas cuya sensibilidad pudiera agravar aún más las relaciones con la política local. Entre los más delicados se encontraban tanto el racismo en general como el antisemitismo en particular. Unos pocos meses más tarde se desataría la nueva guerra europea. Diversas publicaciones de habla alemana de la Argentina que no se oponían abiertamente al régimen nacionalsocialista señalaban que, pese a los denodados esfuerzos realizados por Hitler para evitar su inicio, el conflicto bélico finalmente desatado habría sido el resultado de múltiples maniobras motorizadas a tal fin por los enemigos del Reich.59 Siguiendo esta línea, Der Russlanddeutsche expresaba abiertamente que la principal responsabilidad en el desencadenamiento de aquella confrontación recaía una vez más en "el judaísmo mundial".60

Consideraciones finales

Una concepción muy difundida entre algunos investigadores de la comunidad alemana en la Argentina y del exilio alemán durante el período nacionalsocialista han recalcado, para aquella época, la existencia de una separación tajante entre dos mundos de alemanes: los antinazis y los nacionalsocialistas.61 Posteriormente, y a partir del estudio de ámbitos comunes de socialización, he sugerido que aquella separación no era tan categórica y se ha resaltado la presencia de "espacios grises" que matizan aquel cuadro que señalaba la existencia de dos "aldeas" de alemanes totalmente incomunicadas: los nacionalsocialistas y los "republicanos". Al reproducir una lógica según la cual la colectividad alemana simplemente se habría separado en dos bandos enemigos irreconciliables, la bibliografía sobre el período no sólo se ha hecho eco del discurso de la época, teñido de la retórica bélica, sino que además ha perdido de vista la riqueza de la sociabilidad germano-parlante y las complejas y cambiantes relaciones entre sus diversos sectores en esos años de enorme convulsión política (Friedmann, 2010b).

Ahora bien, independientemente de aquellos enfrentamientos, tanto los militantes activos del nacionalsocialismo, como sus más fervientes opositores, y también el estado argentino, fueron difusores de diversos sentidos de la nacionalidad.

En ese sentido, sus acciones y discursos iban dirigidos (en forma real o potencial) a un grupo extremadamente heterogéneo de personas. Este incluía a quienes dejaron su patria porque les resultaba insostenible la permanencia en un lugar dominado por el régimen nacionalsocialista, a otros que debieron abandonar Alemania por haber participado activamente en la oposición política al partido entonces gobernante, y a muchos que tuvieron que emigrar porque sus vidas y sus derechos estaban en peligro aunque no tenían el más mínimo interés en la política. Del mismo modo, comprendieron también a mucha gente que había arribado al país desde diversas regiones de habla alemana incluso antes de la fundación del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán y a algunos que, nacidos en la Argentina, tenían distintos grados de contacto con la vida cultural, política o económica germano-parlante, e incluso a aquellos que, sin ninguna vinculación presente con Alemania, poseían algún antepasado de lengua germana o simplemente portaban un apellido alemán.

Las promesas de igualdad y nivelación social resultaron extremadamente atractivas para aquellos alemanes que no estaban excluidos de la "comunidad del pueblo". Las políticas sociales del Tercer Reich se vieron reflejadas en una serie de medidas que, sumadas a una situación económica percibida como más favorable, contribuyeron a la popularidad del régimen. Así, el fuerte contraste con las incertidumbres y dificultades de la época de Weimar llevó a muchos alemanes a asociar al nuevo gobierno con las mejores condiciones de vida, más allá de las limitaciones en sus derechos y a pesar de los crecientes atropellos tanto a las libertades individuales como a la integridad personal de quienes eran considerados extraños a la homogeneizada "alemanidad".

Aunque en forma retrospectiva pueda parecer algo sorprendente, el régimen de Hitler fue entendido por muchos de sus contemporáneos como un gran proceso integrador. Los nacionalsocialistas comprendían a la política como un campo de batalla que debía ser dirigido por elites elegidas en función de su propensión al sacrificio y no debido a su extracción social. De hecho, hicieron del ascenso social y la superación de las barreras de clase uno de los puntos centrales de su discurso y propaganda. En este sentido, prometían el establecimiento de un marco político en el que la extracción social no determinara la posterior trayectoria profesional o el prestigio de una persona. Este discurso resultaba particularmente atractivo al menos para una parte importante de los redactores de Der Russlanddeutsche, quienes percibían al grueso de sus lectores como colonos arrendatarios empobrecidos que eran explotados por inescrupulosos terratenientes. Esta condición identificaba la experiencia de los "alemanes de Rusia" de la Argentina con las peripecias de sus antepasados reales o imaginarios del imperio zarista.

Debe tenerse en cuenta que al mismo tiempo que miles de individuos eran excluidos de la ciudadanía alemana, otros tantos, estaban siendo incorporados a la comunidad popular-nacional. Como se ha mencionado, hasta la asunción de Hitler al poder en el Reich los "alemanes de Rusia" no eran considerados como "pares" por los miembros de la comunidad alemana asentada en el país. Paradójicamente, la ideología nacionalsocialista, que presentó una de las concepciones de la nacionalidad más claramente esencialistas y por ende excluyentes, incorporó a aquellas personas a la nación racial alemana. Por ese motivo, a partir de 1933, quienes en el mejor de los casos habían permanecido ignorados por el grueso de la "alemanidad" oficial –o tratados despectivamente como Russenschweine (cerdos rusos) por parte de sus integrantes–, se incorporaron a ella y pasaron a formar parte de la "raza alemana superior". Así, estos advenedizos a la Deutschtum, que hasta la constitución de la "nueva Alemania" se sentían doblemente marginados, tanto de la "colectividad alemana oficial" como de las políticas llevadas a cabo por el estado argentino, aceptaron gustosos su incorporación al Volk alemán.

Además, el proceso de "alemanización" de este grupo de germano-parlantes fue producto en parte de una doble acción ejercida sobre los alemanes de Rusia. Por un lado, la fuerte presión unificadora de los nacionalsocialistas a través de su inclusión en la Volksgemeinschaft, mediante un juego dual que, como sugería Grönewald en uno de sus informes, combinaba dosis de coacción e integración. Pero, también jugó un papel importante el contexto político nacional, vivido por la totalidad de los alemanes como una presión ejercida tanto por los gobiernos como por una parte importante de la opinión pública. Esta última se difundió a través de los principales medios de prensa que denunciaban una "penetración nazi" en las instituciones de la comunidad alemana local que estaría preparando un posible asalto al continente sudamericano. Curiosamente, aunque en un sentido negativo, muchos informes publicados en la prensa igualaban o identificaban a Alemania con el nacionalsocialismo, tal como pretendían los partidarios de éste. Detrás de esas denuncias (en las que participaron activamente militantes alemanes antinazis que por ello fueron caracterizados como traidores a la patria y empleados al servicio del judaísmo internacional) puede observarse el temor a la consolidación de solidaridades "peligrosas" para la conformación de la "comunidad imaginaria" nacional. Una de estas amenazas era la existencia de diversas identidades nacionales que competían con la argentina por lograr la adhesión de los inmigrantes y de sus hijos. Hacia finales de la década de 1930 y principios de la de 1940, un nacionalismo cada vez más exclusivo rechazaba los valores y la cultura de los inmigrantes como algo ajeno a la "auténtica" argentinidad. Esta situación contribuyó a fomentar, dentro del variopinto conjunto de personas de habla alemana residente en el país, un espacio de acción mayor para los difusores de una identidad alemana, entre ellos, los promotores del nacionalsocialismo.

Para los nacionalsocialistas la unión orgánica de la nación se imponía al principio del internacionalismo, pregonado por la mayor parte de quienes se autodefinían como socialistas. Los principales peligros que amenazaban a la Volksgemeinschaft provenían del liberalismo y del marxismo, pues ambas ideologías conspiraban contra su homogeneidad. La primera, porque concebía a los alemanes como un conjunto de individuos autónomos en una lucha constante para satisfacer sus egoísmos particulares. La segunda, en cambio, porque los situaba según su pertenencia objetiva en una categoría social y comprendía a la sociedad dividida en clases enemigas reñidas en una lucha feroz e inevitable inscripta en la lógica del capitalismo.

El discurso anti comunista de los nacionalsocialistas coincidía con el sentimiento de amplios sectores de los "alemanes de Rusia", quienes percibían al régimen soviético como opresor de sus connacionales. En este sentido, muchos comenzaron a depositar sus esperanzas en que la nueva Alemania podría transformarse en la patria que los llevara a una posible liberación del "infierno bolchevique".62Probablemente también resultó atractivo el componente socialista del nacionalsocialismo (una característica aún más marcada en el grupo regional argentino), con su crítica al capitalismo y al afán de lucro de usureros y terratenientes. Estos fueron fácilmente asimilados con los judíos, –asociación por demás compartida por militantes de las más diversas trayectorias políticas e ideológicas– quienes habrían explotado sin piedad a los trabajadores agrícolas, identificados con la alemanidad.

Los alemanes de Rusia se incorporaron a una "comunidad del pueblo" cuyos conflictos internos se veían atenuados porque era percibida como étnicamente homogénea. En este sentido, no es de extrañar que, con la misma lógica, se recurriera también a motivaciones de origen biológico para subrayar las diferencias hacia el "exterior". En efecto, esta argumentación fue esgrimida por una parte importante de los artículos aparecidos en Der Russlanddeutsche, cuyo componente de base racial sólo se acercaba a los virulentos informes de Der Trommler, en los cuales el antisemitismo ofrecía el marco explicativo de la historia mundial. Las páginas del semanario dirigido por Riffel no sólo reflejaban un anti-judaísmo que descansaba en una perspectiva económica bastante difundida que asimilaba a los judíos con los males del capitalismo, sino también y fundamentalmente un antisemitismo racial. De este modo, el traspaso de la "cuestión judía" al ámbito biológico permitió que las peculiaridades económicas y sociales de algunos integrantes de aquel grupo dejaran de analizarse desde la causalidad histórica y pasaran a concebirse como cualidades propias de su naturaleza. A diferencia del anti-judaísmo tradicional de base religiosa, el antisemitismo sustentado en cuestiones raciales excluía cualquier posibilidad de conversión y transformaba en extranjeras al Volk alemán a aquellas personas de tradición o religión judía.63

Las interpretaciones y puntos de vista presentes en Der Russlanddeutsche muestran solamente una de las múltiples formas en las que fue percibido el nacionalsocialismo por una parte de sus adherentes. El hecho de indagar en ellas aporta una nueva mirada académica sobre una temática plagada de lugares comunes y oposiciones fáciles. Al mismo tiempo, permite renovarla con la formulación de nuevas preguntas y resituarla en relación con la historia argentina en general.

Notas:

1 Muchas de las fuentes utilizadas en este trabajo fueron publicadas en idioma alemán. Son reproducidas aquí en la traducción al castellano del autor.

2 Instituto de Historia Argentina y Americana "Dr. Emilio Ravigani"- Universidad de Buenos Aires / Consejo Nacional de Iventigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), Argentina. Correo electrónico: gerfriedmann@yahoo.com.ar

3 Para la composición sociodemográfica de los germano-parlantes de la Argentina: Saint Sauveur-Henn (1995: 11-30). En cuanto a las estadísticas migratorias de aquel grupo: Bernasconi (2011).

4 Sobre la inmigración alemana a los Estados Unidos: Brunner (2009); Emmerich (2010).

5 Sobre la colectividad alemana de fines del siglo XIX y principios del siguiente: Newton (1977).

6 Sobre los alemanes de Rusia en la Argentina, véase también: Beros (2011) e Hipperdingen (1990).

7 Existe una traducción castellana llamada: Los alemanes de Rusia. En particular los alemanes del Volga en la cuenca del Plata (Argentina, Uruguay y Paraguay). Ver Riffel (2008).

8 (5 de abril de 1929). Ein Wort zuvor. Der Russlanddeutsche. Este periódico fue publicado entre 1929 y 1945 en Lucas González. Si bien resulta difícil estimar su alcance e influencia, la publicación contó con la colaboración de diversos corresponsales de distintas colonias de las provincias de Entre Ríos, Misiones, La Pampa y Buenos Aires, y llegó tener una tirada de 2.000 ejemplares. Fue finalmente clausurado en abril de 1945. Para un muy extenso análisis desde un abordaje teológico del discurso religioso de la publicación: Beros (2011: 108 y ss).

9 Como parte del largo y complejo proceso de construcción estatal, en las regiones que luego conformarían el imperio alemán las iglesias protestantes fueron unificadas a lo largo del siglo XIX y vinculadas a los estados territoriales. Las autoridades del Sínodo Evangélico Alemán del Río de la Plata decidieron integrarse a la Deutsche Evangelische Kirche (Iglesia Evangélica Alemana) luego de que con la llegada de Hitler al poder, y a partir del proceso de Gleichschaltung en Alemania, el gobierno intentara la unificación de las distintas denominaciones protestantes. Los sentimientos patrióticos y de fidelidad al Káiser, que incluían una identificación entre religión y nacionalidad, difundidos por algunos pastores de la iglesia alemana desde los primeros años del siglo XX se prolongaron y fortalecieron sin tensiones con la ideología nacionalsocialista del Tercer Reich. Clarke (2007: 636-638); Zorzín (2009).

10 (23 de junio de 1933). Der Russlanddeutsche.

11 Hitler, A. (4 de mayo de 1934). Die Rettung des Bauernstandes. Der Russlanddeutsche.

12 Este trabajo no pretende dar cuenta de las condiciones de vida "objetivas" de los colonos. No obstante, resulta fundamental comprender cómo aquellas eran presentadas por la línea editorial del periódico, dado que esta percepción permitía extender los lazos de la "comunidad imaginada" tanto con sus ancestros como con sus "hermanos" alemanes de Rusia de ultramar. Para un panorama de los antecedentes de la colonización agrícola de las poblaciones habitadas por los alemanes de Rusia en Entre Ríos: Djenderedjian (2008).

13 Sobre el concepto de Volksgemeinschaft (comunidad del pueblo): Kershaw (2011).

14 (16 de noviembre de 1934). Zwei Briefe. Der Russlanddeutsche, p. 1. Volksgenosse fue el término con el que los nacionalsocialistas adaptaron a su ideología el concepto de Genosse (compañero o camarada), utilizado desde finales del siglo XIX por distintos sectores del socialismo. Designaba a todos los miembros del pueblo alemán (Volk), entendido como una comunidad nacional-popular, que en la concepción nacionalsocialista tenía un fuerte componente racial, por lo que frecuentemente se ha traducido como "camarada de raza" o "compañero del pueblo".

15 El partido nacionalsocialista local comenzó a organizarse en Buenos Aires en 1931 y por entonces formó parte del ala más radicalizada del nacionalsocialismo, mostrándose igualmente combativo frente a los monárquicos del establishment alemán de la Argentina como ante los partidarios de la república de Weimar. Aunque desde 1933 fue la única agrupación política reconocida oficialmente por Alemania, su representación local nunca perdió, al menos en su discurso, aquel sello original. Si bien en sus inicios no contó con gran aceptación, tras la estabilización de Hitler en el poder ganó legitimidad en parte del heterogéneo conjunto de germano-parlantes que habría percibido al Tercer Reich como la realización de una esperada renovación de la vida política, social y económica tanto alemana como comunitaria. Newton (1992: 414).

16 (22 de noviembre de 1935). Reise des Deutschen Gesandten nach Entre Ríos-Schulfest im Institut Crespo. Der Russlanddeustche.

17 Riffel señaló que el crecimiento experimentado por Der Russlanddeutsche se debió al apoyo financiero de la Liga Popular Germana para la Argentina, en especial de su director, Wilhelm Lütge, y a la "Federación de los alemanes en el extranjero", con sede en Berlín. Riffel, J. (1 de enero de 1937). Der Russlanddeutsche im neuen Jahr. Der Russlanddeutsche.

18 Sobre esta agrupación y sus múltiples actividades: Friedmann (2010a).

19 Grönewald, H. (20 de abril de 1938). Las escuelas nazis de Entre Ríos funcionan por orden de Hitler. Crítica, Buenos Aires, p. 5.

20 Grönewald, H. (22 de abril de 1938). La influencia nazi en Entre Ríos perturba y desorganiza la vida de los colonos. Crítica, Buenos Aires, p. 9.

21 (20 de abril de 1938). Las escuelas nazis de Entre Ríos funcionan por orden de Hitler. Crítica, Buenos Aires. También Ronald Newton ha señalado que los nacionalsocialistas habían subsidiado al diario de Riffel, a quien habrían ayudado además a establecer una escuela para los hijos de los alemanes de Rusia en la localidad de Villa Crespo. Newton (1997: 103 y 114).

22 (23 de abril de 1938). El instituto alemán de Crespo en Entre Ríos es la fortaleza del nazismo. Crítica, Buenos Aires, p. 5.

23 Grönewald, H. (22 de abril de 1938). La influencia nazi en Entre Ríos perturba y desorganiza la vida de los colonos. Crítica, Buenos Aires, p. 9.

24 (15 de diciembre de 1933). Denke daran, dass du ein Deutscher bist. Der Russlanddeustche, 3.

25 (13 de agosto de 1937). Der Russlanddeutsche, p.1.

26 (11 de octubre de 1935). Bolschewismus und Judentum. Der Russlandsdeutsche, p. 10; (23 de agosto de 1935). Die Juden Deutschlands und ihre Zukunft. Der Russlanddeutsche; (23 de agosto de 1935). Wer regiert in Russland?. Der Russlanddeutsche; (12 de junio de 1936). Europa rassische Bedrohung durch den Bolschewismus", Der Russlanddeutsche.

27 Desde el semanario comenzó a identificarse explícitamente a los judíos como los principales causantes de los males de los campesinos alemanes de Rusia. (8 de marzo de 1935). Der Russlanddeutsche.

28 E.R. (26 de junio de 1936). Selbstbesinnung. Der Russlanddeutsche, p. 1.

29 (3 de junio de 1938). Interessanter Bericht. Der Russlanddeutsche, p. 1.

30 E.R. (26 de agosto de 1938). Wo dienen viele unserer Mädchen? Bericht von E.R. Der Ruslanddeutsche, p. 1.

31 E. R. (29 de julio de 1938). Bericht von E.R. Der Russlanddeutsche.

32 E.R. (17 de junio de 1938). Noch en Bericht. Der Russlanddeutsche, p. 4.

33 (23 de octubre de 1936). Deutscher Volksbund für Argeninien. Ortsgruppe Galaza. Der Russlanddeutsche, p. 5; M. (29 de julio de 1938). Wie halten wir zusammen?. Der Russlanddeutsche, p. 1; (2 de diciembre de 1938). Warum müssen wir den Verkehr mit Juden meiden?. Der Russlandeutsche.

34 E.R. (1 de julio de 1938). Ein neuer Bericht. Aufruf!. Der Russlanddeutsche, p. 1.

35 E.R. (5 de agosto de 1938). Bericht von E.R. Der Russlanddeutsche, p. 1.

36 E. R. (2 de diciembre de 1938). Bericht von E.R. – Durch alle Zeiten hindurch wird das Deutsche Volk bestehen!. Der Russlanddeutsche.

37 (26 de agosto de 1938). Berichte aus dem Leserkreis. Friedrich Loose aus Galarza. Der Russlanddeutsche, p. 6.

38 (16 de diciembre de 1938). Berichte aus dem Leserkreis. Gustav Schmidt, Río Bermejo. Der Russlanddeutsche, p. 8.

39 (21 de octubre de 1938). Glauben Sie nicht, meine Herren, dass es an der Zeitist, dass diese Zersplitterungsarbeit unter uns aufgehört?; October 1938. Der Russlanddeutsche, p. 9.

40 Fischer, H. (4 de noviembre de 1938). Offener Brif an die Russlanddeutschen. Der Russlanddeutsche, p. 1; (2 de diciembre de 1938). Berichte aus dem Leserkreis. Offener Brief an die Russlanddeutschen. Der Russlanddeutsche, p. 8.

41 (28 de octubre de 1938). Berichte aus dem Leserkreis. D. R. Parera. Der Russlanddeutsche, p. 4.

42 (23 de septiembre de 1938). Berichte aus dem Leserkreis. Gottfried Schimpf. Der Russlanddeutsche, p. 5.

43 Algunos judíos de habla alemana de la Argentina habían arribado al país entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. Sin embargo, el nacimiento de la comunidad judía germano-parlante argentina ha sido fechado en 1933, cuando miembros de la mayor parte de las aproximadamente trescientas familias Alteingesesenen (antiguos residentes) de ese "origen" fundaron la Hilfsverein Deutschsprechender Juden (Asociación de Ayuda de los Judíos de Habla Alemana) –que un año más tarde se convertiría en la Asociación Filantrópica Israelita–, tras ser expulsados de las instituciones alemanas que, desde entonces, quedaron "alineadas" al nacionalsocialismo. Schwarcz (1995: 132-135).

44 (1 de abril de 1937). Einwanderer und Politik. Mitteilungsblatt. Hilfsverein Deutschsprechender Juden, año 4, núm. 38, pp. 1-3.

45 (Junio de 1937). Damals, heute und der Antisemitismus. Mitteilugnsblatt. Hilfsverein Deutschsprechender Juden, año 4, núm. 40, p. 4.

46 (Octubre de 1939). Unsere Stellung im Krieg. Filantropía, pp. 1-4.

47 El término Greuelpropaganda (propaganda difamatoria) se utilizaba para acusar a su autor de distorsionar deliberadamente los hechos con fines publicitarios. Es un medio de la guerra psicológica utilizado tanto para motivar a las propias fuerzas armadas y la población, como para influir en la comunidad internacional.

48 (14 de julio de 1933). Lügen und Hetzpropaganda. Der Russlanddeutsche, pp. 2-3.

49 F.B. (16 de octubre de 1936). Um die Einweihungsfeierlichkeiten vom 20. September 1936 in Galarza. Der Russlanddeutsche, p. 3.

50 (6 de mayo de 1938). Die Hetze gegen alles was deutsch ist. Wo stecken die Urheber?. Der Russlanddeutsche, p. 8.

51 T.B. (5 de mayo de 1939). Wie sieht die ‘Nazi-Infiltration in Patagonien’ in Wirklichkeit aus. Der Trommler. Sobre el "affaire de la Patagonia": Volberg (1981: 126-130); Newton (1997); Friedmann (2010a: 89-94).

52 Editada en Buenos Aires en forma bimensual entre 1934 y 1945, Der Trommler. Mitteilungsblatt für die Nationalsozialistische Bewegung des Deutschen in Argentinien ("El Tambor, Boletín informativo del movimiento nacionalsocialista de los alemanes de la Argentina") era la publicación oficial del Landesgruppe Argentinien (Grupo Territorial Argentina) de la Auslandsorganisation der National sozialistische Deutsche Arbeiterpartei (Organización Exterior del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán). Der Trommler imprimió 4.000 ejemplares hacia 1941 y 6.000 en 1945.

53 Las denominadas Leyes de Núremberg de septiembre de 1935 no indicaban quién era judío. Para ello hubo que esperar a un conjunto de disposiciones suplementarias que fueron decretadas en noviembre de aquel año. Ellas establecieron finalmente las categorías de "judío pleno" (Volljüde), para aquel que tuviera de tres a cuatro abuelos judíos; "judío mestizo de primer grado" (jüdischer Mischling ersten Grades), también llamado "medio-judío" (Halbjude), aplicada a quien contara con dos abuelos judíos, "judío mestizo de segundo grado" (jüdischer Mischling zweiten Grades) o "un cuarto de judío"(Vierteljude), destinada al que poseía sólo un abuelo judío. Se ha estimado que sólo el 10 % de los "Mischlinge de primer grado" y apenas el 1 % entre los de "segundo grado" profesaban la religión judía. Maier (1994: 205).

54 (20 de junio de 1939). Nicht mehr ganz originell. In wessen Namen sprechen Sie, Herr Dickmann?. Der Trommler, pp. 59 y ss.

55 Sobre los nacionalsocialistas opositores al Tercer Reich, véanse los trabajos de Friedmann (2014 y 2015).

56 Rutz, J. S. (2 de noviembre de 1940). Offener Brief an den Versender des Jüdischen Blättchens 'Das Andere Deutschland'. Der Russlanddeutsche, p. 1.

57 E. R. (25 de noviembre de 1938). Bericht von E.R. - Sorgen eines Bauern um die Zukunft seiner Familie. Der Russlanddeutsche, p. 1.

583 El decreto se aplicaba solamente a la Capital Federal y a los territorios nacionales. Aunque las provincias de Buenos Aires, Mendoza y Salta aprobaron una legislación similar, la medida no alcanzó la aprobación parlamentaria que la habría convertido en ley federal. Véase, Friedmann (2009: 198).

59 E.R. (22 de septiembre de 1939). Ehe der Hahn zweimal kräht. Der Russlanddeutsche, p. 1; Rutz, S. (4 de abril de 1941). Wer ist schuld an unserer Not?. Der Russlanddeutsche, p. 1.

60 Schmidt, G. (17 de octubre de 1941). Woher der Hass. Der Russlanddeutsche, p. 6.

61 Entre ellos: Kiessling (1981: 73-74); y Saint Sauver-Henn (1995: 336).

62 A esta situación que explica al menos uno de los motivos de la aprobación del nacionalsocialismo entre los redactores de Der Russlanddeutsche debe sumarse el hecho de que después del ataque alemán a la Unión Soviética del 22 de junio de 1941, los integrantes de las poblaciones germánicas de las diferentes zonas de aquel territorio fueron considerados por el gobierno de Stalin como espías y saboteadores en potencia, y por ello resultaron deportados a Siberia, al Kazajstán y aún más lejos, en tanto que la república soviética autónoma del Volga fue abolida.

63 Si bien la concepción de una humanidad dividida racialmente y la progresiva homologación entre las nociones de nación y raza se encontraban ampliamente extendidas en el pensamiento de la época, ambas tuvieron una profunda penetración en el ámbito germano-parlante y en el imperio zarista, regiones donde referenciaban su identificación colectiva los alemanes de Rusia.

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