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Trabajo y sociedad

On-line version ISSN 1514-6871

Trab. soc.  no.16 Santiago del Estero Jan./June 2011

 

MUNDOS LABORALES: ETNOGRAFIAS Y EXPERIENCIAS

Inserciones laborales tempranas. Los jóvenes trabajadores agrícolas en el Valle de Uco, Mendoza, Argentina

Early labor markets incorporations. Agricultural young workers in the Uco Valley, Mendoza, Argentina

Gabriel I. Bober[1] y Melina Neiman[2]

RESUMEN

Este artículo presenta las diferentes formas de inserción laboral de trabajadores jóvenes en el Valle de Uco, en la provincia de Mendoza. Durante las últimas décadas, el Valle de Uco basó su patrón de desarrollo agrícola en un modelo intensivo y empresarial de sus tres principales cultivos: los viñedos, los frutales y las hortalizas. En la actualidad, atraviesa un proceso de profunda reconversión productiva, orientada mayoritariamente hacia el mercado externo, que entre otras consecuencias pasó a modificar el funcionamiento del mercado de trabajo local.
En este artículo, se contemplan las diferentes situaciones que llevan al ingreso laboral de los jóvenes en este contexto, según el momento etáreo que atraviesen. Se analiza la relación que este proceso guarda con el tamaño y la estructura de las familias y la situación socio-económica del hogar al que pertenecen.
También, se examina el vínculo entre las características de los hogares y la forma de inserción de los jóvenes en el mercado de trabajo, de acuerdo al tipo de ocupación en la que se desempeñan y al destino que le dan a sus ingresos.
A partir de la realización de entrevistas en profundidad a trabajadores jóvenes y a informantes clave se pudo dar cuenta de las preferencias de los jóvenes con respecto a distintos tipos de trabajos, con particular énfasis en ciertos trabajos agrícolas y, también en relación a su futuro laboral.

 Palabras clave: Jóvenes; Trabajadores Agrícolas; Mendoza; Familia

ABSTRACT

This article deals with the different ways that young workers in the Uco Valley, at the province of Mendoza, enter to the agrarian local labour market. During the last decadas, the Uco Valley based its pattern of agricultural development in an intensive business model of its three main crops: vineyards, orchards, and vegetables. Currently, it is undergoing a process of profound restructuring of production, mainly oriented towards foreign markets, which among different consequences has modified the functioning of local labour markets.
In this article, we referred to the different situations that lead to youngsters to start working in this context, according to their age periods, the relationship with the size and structure of their families, and the socio-economic situation of the households to which they belong.
Also, the links between household characteristics and the various ways youngsters start working according to the type of task in which they can work, as well as the use that they give to their labour incomes, is examined.
Using in-depth interviews with young workers and key informants, we could account for preferences of young workers towards different types of tasks, with particular emphasis on certain occupations and the reasons for those preferences, and also how they view their future careers.

Keywords: Youngsters; Agrarian workers; Mendoza; Households

SUMARIO

Introducción  Antecedentes conceptuales.Situación laboral de los jóvenes en el Valle de Uco Los jóvenes y el acceso al trabajo agrícola  en el Valle de Uco.Primeras experiencias laborales. El acceso al trabajo individual y la gradual autonomización del joven.El pasaje a la adultez del trabajador agrícola.Perspectivas a futuro: percepciones y preferencias de los jóvenes respecto al trabajo.Conclusiones. Bibliografía.

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Introducción

Este artículo aborda las distintas modalidades de inserción en el mundo del trabajo por parte de trabajadores jóvenes en la zona del Valle de Uco, Mendoza. El Valle de Uco basó su patrón de desarrollo agrícola en un modelo intensivo y empresarial de sus tres principales cultivos: los viñedos, los frutales y las hortalizas. En la actualidad, atraviesa un proceso de profunda reconversión productiva, orientada mayoritariamente hacia el mercado externo, principalmente de la vitivinicultura de calidad. Dichas transformaciones repercutieron, de manera profunda, en diversos aspectos cuantitativos y cualitativos de la organización del proceso y del mercado de trabajo, afectando también las formas de inserción laboral de los trabajadores más jóvenes. En lo que respecta a la etapa primaria de esta cadena -donde se limita nuestro análisis-, a grandes rasgos se puede decir que el pasaje de un sistema tradicional a uno más moderno basado en la incorporación tecnológica y la innovación de procesos destinados a mejorar la competitividad, implicó cambios cuantitativos que no modifican en gran medida la cantidad de trabajadores contratados, sin embargo sí se producen cambios cualitativos de importancia en diferentes tareas, teniendo repercusiones sobre todo en lo relativo a la estabilidad en el empleo rural, debido al pasaje de obreros permanentes a transitorios, y al aumento de los requerimientos de especialización, sobre todo en la mano de obra estacional (Neiman, 2003, Neiman, Bocco y Martín, 2001, Fabio, 2006, Bocco y Dubini, 2007). En este contexto, los trabajos de los jóvenes son especialmente inestables, informales en cuanto a formas de contratación, precarios y de baja calificación.

El Valle de Uco se ha transformado en una zona receptora de mano de obra migrante de otras provincias e, inclusive, de países limítrofes. Los períodos de mayor demanda son principalmente en los que se produce la cosecha de frutales y vid que se extiende, aproximadamente, desde octubre hasta abril. Por otro lado, durante algunos meses de invierno (julio-agosto) hay altos niveles de desocupación debido a que se reduce la oferta de trabajo. En estos meses de invierno quienes tienen trabajo son los que se ocupan en tareas calificadas como la poda o, los que tienen empleos permanentes y se encargan, en esta época, del mantenimiento de cultivos. Mientras que la mano de obra más transitoria y menos calificada se encuentra en situaciones altamente precarias e inestables durante estos meses del año. En este período del año, los trabajadores jóvenes, con escasa calificación y experiencia, se encuentran en situaciones de desocupación o subocupación, constituyéndose en un  segmento social con altos niveles de precariedad laboral.

Se analizan específicamente los motivos que llevan a la iniciación laboral de los jóvenes en este contexto, la forma del ingreso al mercado laboral como trabajadores agrícolas, y la relación que este proceso guarda con el tamaño y la estructura de la familia, la posición del joven en ella y la situación socio-económica del hogar al que pertenecen. Asimismo, se estudian las diversas formas en que los jóvenes resuelven la tensión que se produce entre su inserción laboral y la continuidad educativa. Por otra parte, también se observa el vínculo entre las características de los hogares y la forma de inserción de los jóvenes en el mercado de trabajo, de acuerdo al tipo de trabajo en el que se desempeñan y al destino que le dan a sus ingresos.

Por otra parte, a partir de una estrategia metodológica de carácter cualitativo también se pudo dar cuenta de las preferencias de los jóvenes con respecto a distintos tipos de trabajos, con particular énfasis en ciertos trabajos agrícolas y, también en relación a su futuro laboral. Además, se identifican distintos ciclos en la relación que los jóvenes y el hogar establecen con respecto a la obligación de trabajar y a la necesidad del hogar de los ingresos obtenidos en el trabajo del joven.

La metodología utilizada está centrada en entrevistas en profundidad a jóvenes trabajadores agrícolas residentes en distintas zonas del Valle de Uco y a otros informantes clave tales como docentes de escuelas rurales de la zona, técnicos de la producción y encargados del trabajo agrícola en las fincas. De modo complementario, también se utiliza información estadística extraída del Censo de población y viviendas de 2001 para el análisis de algunas características de la inserción laboral de los jóvenes. Para la selección de casos de los jóvenes a entrevistar se tuvieron en cuenta las diferencias entre localidades urbanas y rurales, entre jóvenes de ambos sexos, y entre las distintas etapas en las trayectorias de los jóvenes, tanto en lo que se refiere a la edad, como a su relación con el hogar familiar.

La construcción de una definición operativa para la categoría de joven trabajador agrícola residente en el Valle de Uco enfrentó la dificultad "típica" que han tenido trabajos anteriores referidos a los temas de juventud. Como señala Kessler (2007), es evidente que el punto de partida general para la definición de la juventud es biológico, pero que es el carácter histórico y social del ambiente el que la limita en términos más acabados. La gran mayoría de los autores considera a la juventud como la etapa de la vida que empieza con la pubertad y termina con la asunción plena de las responsabilidades y autoridad del adulto, pero que asume rasgos y características específicas de acuerdo al contexto.

La definición etárea más utilizada para referirse a la juventud es entre los 15 y los 24 años, tal como lo define Naciones Unidas. Aunque en otros casos se suele extender hasta los 29 años y desde los 10, para poder dar cuenta de la temprana inserción en el mundo laboral (Román, 2003) o, inclusive, en ciertos casos se decidió considerar los 8 años como límite inferior y los 40 como superior (Becerra, 2002).

En este trabajo, se contemplaron los casos en los que el joven se encuentra viviendo en el hogar de los padres y, además, desarrolla actividades laborales agrícolas, en algún período del año. En este sentido, las trayectorias de los jóvenes estudiados comienzan con su primera inserción laboral que suele ser temprana, en la mayoría de los casos mientras están la escuela primaria, pero que también puede ser más tardía (en la secundaria o al finalizarla) dependiendo las características de los hogares. Durante el trabajo de campo se buscó contemplar los casos de aquellos jóvenes que se desempeñan como trabajadores agrícolas y siguen viviendo en el hogar de los padres. De esta forma, se realizaron 20 entrevistas sobre esta temática específica comprendiendo a jóvenes en un rango de edad entre 8 y 25 años, si bien esta investigación se realizó dentro del marco de un proyecto sobre mercados de trabajo en el valle que contó con un total de 120 entrevistas.

Antecedentes conceptuales

Un panorama sobre los estudios existentes acerca de los jóvenes vinculados a la actividad agropecuaria muestra un sesgo hacia algunas temáticas específicas y un importante vacío de conocimiento sobre otros aspectos, tal como lo señalan diversos autores (Dirven, 1995, Durston, 1998, Romero, 2003, Roman, 2003, Kessler, 2007, entre otros).

Los estudios sobre jóvenes, en su mayoría, hacen eje en la problemática migratoria y en los efectos de los planes de desarrollo rural sobre la población joven, así como también sobre la dificultad de inserción laboral en contextos urbanos. También se analiza la inserción laboral de jóvenes pertenecientes a familias de productores agropecuarios, pero en mucho menor medida se tratan problemáticas relacionadas con jóvenes asalariados pertenecientes a hogares de asalariados y, menos aún, en contextos de inserción laboral en mercados de trabajo locales.

Respecto a la relación entre jóvenes y trabajo, es característica del medio rural una temprana inserción laboral, ya sea colaborando con las tareas que se realizan en la explotación familiar o trabajando bajo las órdenes de su padre que, a su vez, es un trabajador asalariado (Blanco y Jiménez, 2001). En ambos casos el aprendizaje y la socialización para el trabajo se dan por medio de la familia y, dentro de este marco, es típico que por esa actividad laboral el joven no reciba una retribución monetaria individual. La incorporación temprana a mercados de trabajo locales agrícolas constituye un fenómeno frecuente principalmente para jóvenes de familias con bajos ingresos, mientras que la edad de inserción laboral puede modificarse en hogares con mejores condiciones socio-económicas.

Se observa en otros trabajos la relevancia que se le otorga a la problemática de la migración de jóvenes en contextos de dificultad para insertarse en los mercados de trabajo. Algunos estudios presentan a la migración rural-urbana como una solución ante la falta de posibilidades de elevar el nivel de vida y de lograr progreso personal en el medio rural (Dirven, 1995). Sin embargo, Durston (1995) y Román (2003) coinciden en señalar que la migración de varones y mujeres jóvenes de áreas rurales depende de cómo se configuren los mercados de trabajo. Esta particularidad es importante para analizar la problemática migratoria en la juventud del Valle de Uco, debido a que se trata de un mercado de trabajo dinámico con una fuerte demanda de trabajo durante algunos períodos del año.

El joven asalariado agrícola presenta condiciones objetivas y subjetivas y características socio-culturales que lo distinguen de otros jóvenes. En este sentido, las particularidades se pueden ver plasmadas en las distintas estrategias de vida y los ciclos por los que atraviesan los jóvenes. Así, las opciones que se plantean para el presente y para el futuro se ven orientadas por el contexto socio-económico-productivo y cultural del espacio social del cual forman parte (Romero, 2008) y los ciclos de la juventud se pueden ver afectados por estas perspectivas a futuro, por las características de los hogares a lo que pertenecen y por las necesidades particulares que estos jóvenes atraviesan en los diferentes momentos.

En este sentido, Durston (1998) propone un enfoque etáreo que abarca la interrelación entre tres procesos distintos: el ciclo de vida de la persona, la evolución del desarrollo del hogar, y las cambiantes relaciones intergeneracionales. Esta secuencia varía según las distintas personas, difiere marcadamente entre ambos géneros, e incluso hay casos individuales en que algunas fases no se dan. No obstante, como modelo abstracto, postula idealmente la existencia de tres etapas distintas en este ciclo de vida:  a) la etapa de infancia dependiente; b) la etapa juvenil, que comprende la fase escolar, la fase de ayudante del padre o de la madre en sus labores y, la fase de parcial independización económica y, por último; c) la etapa adulta.

Asimismo, Lasida (2000) también destaca que las dos etapas que son decisivas en los procesos de reproducción social están vinculadas con el nacimiento y las características socio-económicas del hogar y, con el modo en que se realiza el pasaje de la juventud a la adultez.

Este tipo de análisis por etapas de las historias individuales tiene gran relevancia para comprender cómo se van asumiendo, progresivamente, roles adultos que tienen consecuencias difícilmente reversibles durante el resto de la vida.

Para este trabajo, se decidió diferenciar los distintos tipos de inserciones por las que atraviesan los jóvenes en sus trayectorias laborales en lugar de utilizar el concepto de "etapas" debido a que, si bien los jóvenes que trabajan en la agricultura en el Valle de Uco transitan por situaciones similares, lo hacen en distintas edades de acuerdo a la características de las familias y los hogares a los que pertenecen. De tal forma, los jóvenes pertenecientes a hogares con mayores recursos es probable que se inserten más tardíamente en el mercado laboral que los provenientes de familias en peores situaciones socio-económicas, así como tampoco son las mismas razones las que los llevan a tener sus primeras experiencias laborales.

Por otra parte, es posible distinguir un particular ciclo en relación con el manejo de los ingresos de acuerdo a la edad y al tipo de vínculo que mantiene el joven con el grupo familiar.

Cuando las inserciones laborales son muy tempranas y acompañando a los padres en sus trabajos, la remuneración no es individual sino que es percibida y utilizada por la familia. Los jóvenes que comienzan a conseguir trabajo de manera individual, motivados por la necesidad de cubrir algunos gastos personales, suelen utilizar sus ingresos sin aportar al grupo familiar con el que vive, excepto en algunos casos de familias en las cuales el jefe de hogar se encuentra ausente o no tiene trabajo suficiente. Por último, los jóvenes que tienen un trabajo de tiempo completo y sus ingresos son más regulares, destinan una parte de los mismos para el mantenimiento del hogar familiar, ya sea por motivación propia o por demanda de la familia.

Situación laboral de los jóvenes en el Valle de Uco

A partir de información obtenida de datos provenientes del Censo Nacional de Población y Viviendas del año 2001, se puede caracterizar de modo general la situación laboral de los jóvenes residentes en el Valle de Uco. Con este objetivo, se recurre a información acerca de la condición de actividad de los jóvenes, la rama de actividad en que se insertan, la categoría ocupacional en la que se desempeñan en la rama de producción agrícola[3] y las diferencias en la inserción laboral en la agricultura según sexo[4].

Con respecto a la condición de actividad (ver cuadro 1), se puede observar que para el intervalo de edad entre los 10 y los 14 años es fuerte la proporción de jóvenes cuya única actividad es el estudio (86,7%). Esto debe relativizarse ya que, si bien sólo un 5,8% de los jóvenes de este intervalo fue registrado en el censo como trabajadores, el relevamiento se realizó en un período donde aún no habían comenzado las actividades de cosecha en la zona, en la cual se insertan principalmente los jóvenes en las edades mencionadas. De tal manera, este porcentaje subestima los niveles altos de inserción laboral en edades tempranas, a la cual se hace referencia en los apartados que siguen. La proporción de jóvenes que sólo estudian, sin embargo, se reduce de manera notable para el intervalo de edad entre los 15 y los 19 años, alcanzando un 54,6%, mientras que los que trabajan superan el 20%, y los que se encuentran en "otra situación" –categoría dentro de la que se encuentran los jóvenes que dejaron los estudios y buscan trabajo- asciende al 24,8%[5].

Cuadro 1. Condición de actividad por intervalos de edad. Valle de Uco, Mendoza, 2001.

Fuente: Elaboración propia en base al Censo Nacional de Población y Viviendas 2001

Por otra parte, la condición de trabajadores se consolida aún más en los intervalos de edad que van desde los 20 a los 24 años y entre los 25 y los 29 años, ya que ascienden al 40,5% y al 54,3% respectivamente, mientras que, la proporción de jóvenes que sólo estudian desciende a 15,3% y 4,7% para los mismos intervalos de edad. Al mismo tiempo los que se encuentran en "otra situación"[6] llegan al 39,8% y 37,6% respectivamente.

Al analizar la inserción laboral de los jóvenes ocupados según la rama de actividad económica, se puede observar que en los primeros intervalos de edad predomina la ocupación en el sector agrícola frente al resto de las actividades (cuadro 2). De esta manera, en los intervalos de 10 a 14 y de 15 a 19 años se registra que algo más del 71% de la totalidad de los jóvenes ocupados se desempeñan dentro de la actividad agrícola, mientras que, a partir de los 20 años, si bien esta actividad sigue siendo la principal empleadora de mano de obra joven, esta preponderancia se reduce al 51,08% entre los 20 y los 24 años y al 40,52% entre los 25 y los 29.

Cuadro 2. Ocupados según rama de actividad económica e intervalos de edad. Valle de Uco, Mendoza, 2001.

Fuente: Elaboración propia en base al Censo Nacional de Población y Viviendas 2001

Si se toma en cuenta la categoría ocupacional en la que se desempeñan los jóvenes dentro de la rama de producción agrícola (ver cuadro 3), es notoria la difusión de la condición asalariada de la inserción ocupacional que predomina en todos los intervalos de edad analizados (desde los 10 hasta los 29 años), alcanzando el 78,2% de los casos entre los 10 y 14 años y estabilizándose cerca del 87% para los intervalos de edad restantes. Posiblemente, esto se puede explicar por el carácter empresario de la producción agrícola en la zona de estudio y la escasa presencia de explotaciones de tipo familiar. Por otro lado, el 13% de trabajadores familiares registrado en el intervalo de menor edad, que luego se reduce notablemente, podría estar relacionado a que es común que los jóvenes en las edades más tempranas trabajen junto al grupo familiar, también asalariado o, menos frecuentemente, en explotaciones familiares, en lugar de desempeñarse laboralmente de forma individual.

Cuadro 3. Categoría ocupacional en el sector agrícola por intervalos de edad. Valle de Uco, Mendoza, 2001.

Fuente: Elaboración propia en base al Censo Nacional de Población y Viviendas 2001

En referencia a las diferencias por sexo para caracterizar la inserción laboral en la rama de producción agrícola (ver cuadro 4), se puede afirmar que en todos los intervalos de edad existe una mayor proporción de varones que de mujeres, la cual se va acentuando a medida que ascienden las edades de los jóvenes. De tal manera, mientras que en el intervalo de edad de 10 a 14 años los varones representan el 68,5% de los trabajadores, en el de 15 a 19 años el 73,7%, en el de 20 a 24 años el 79,8% y en el de 25 a 29 años el 81,8%. Por su parte, la proporción de mujeres, para los mismos intervalos de edad descienden desde el 31,5% en el primero, a 26,2%, 20,2% y 18,2% respectivamente. Es posible que esta característica esté relacionada a la evolución de los ciclos familiares que indica que las mujeres se retiran del mercado de trabajo al tener el primer hijo o conformar un nuevo núcleo conyugal. Asimismo, si se analiza la totalidad de las mujeres trabajadoras activas en las edades analizadas dentro de la rama agrícola (ver cuadro 5), se observa que un 33,2% de las mismas se encuentran comprendidas en el grupo de edad entre los 15 y los 19 años, llegando a un máximo de 37,1% entre los 20 y los 24 años y descendiendo de modo pronunciado a 27,2% entre los 25 y los 29 años. Para el caso de los varones, las trayectorias se expresan en sentidos similares aunque pareciera que las mujeres que se insertan en el mercado de trabajo lo hacen con algo de anterioridad -respecto a los varones- y luego se retiran, ya sea por situaciones de índole familiar o por abandonar la rama de producción agrícola, algo más anticipadamente.

Cuadro 4. Ocupados en el sector agrícola según sexo e intervalos de edad. Valle de Uco, Mendoza, 2001.

Fuente: Elaboración propia en base al Censo Nacional de Población y Viviendas 2001

Cuadro 5. Ocupados en el sector agrícola según sexo e intervalos de edad. Valle de Uco, Mendoza, 2001.

Fuente: Elaboración propia en base al Censo Nacional de Población y Viviendas 2001

Los jóvenes y el acceso al trabajo agrícola  en el Valle de Uco

A partir del análisis de la información obtenida en el trabajo de campo se pueden distinguir, en términos generales, distintas situaciones transitadas por los jóvenes trabajadores agrícolas del Valle de Uco. Estas trayectorias de los jóvenes suelen iniciarse con experiencias laborales tempranas acompañando a la familia, para luego atravesar un momento de mayor independencia laboral, y prolongarse hasta el momento en que se asumen responsabilidades típicas de la adultez vinculadas con la necesidad de completar un ciclo laboral anual y tener un ingreso estable.

Esta iniciación laboral no es similar para todos los jóvenes y se produce en edades variables según las características socio-económicas de las familias y la composición de las mismas. En los hogares más empobrecidos, este comienzo puede ocurrir entre los 8 y los 10 años, cuando los hijos acompañan a los padres en sus actividades laborales. Sin embargo, también hay casos en que esta iniciación puede ser más tardía, en torno a los 12 o 13 años, cuando los jóvenes buscan obtener sus propios ingresos de forma independiente de la familia. En la iniciación laboral entre los 8 y 10 años, los chicos que acompañan a la familia a desarrollar sus tareas, no reciben una remuneración individual, mientras que a los 12 o 13 muchas veces reciben su primer pago.

Cerca de los 13-14 años se puede encontrar otro tipo de inserción laboral que se produce cuando el joven ya puede conseguir y desarrollar un trabajo de manera individual. En estos casos existe una remuneración personal y se podría decir que es la primera vez que se desempeñan como trabajadores independientes. Esta remuneración es generalmente utilizada para gastos personales como salidas, vestimenta, gastos de la escuela, etc. En esta etapa, la ayuda económica al hogar es indirecta ya que los ingresos son utilizados para sus propias necesidades pero no se aporta un monto de dinero para los gastos del hogar. Un aspecto a resaltar es la relación entre educación y trabajo que presenta distintos grados de oposición o tensión, de acuerdo con la etapa que se esté transitando, las características socioeconómicas de los hogares y la composición de las familias. Este tipo de inserción es el de mayores tensiones entre el desarrollo escolar y la actividad laboral, aunque sólo predomine el desarrollo laboral en la época de cosechas. Una vez iniciadas las clases la jornada laboral se reduce a medio tiempo para poder combinarse con el estudio. Por otra parte, hay que destacar que también existen hogares donde los padres tienen mejores empleos, en general en localidades más urbanas, y la iniciación laboral de los hijos se posterga hasta que se termina la secundaria.

Otro momento diferenciado es cuando los jóvenes pueden empezar a conseguir trabajos permanentes. En estos trabajos, el salario del joven tiende a asemejarse al de un adulto y por lo tanto se le exige en el hogar un aporte más significativo de dinero. En este momento la contradicción con la escolaridad es máxima. En la mayoría de los casos se abandonan los estudios antes de terminar la educación secundaria o polimodal o, cuando logran culminar este ciclo. En este último momento se consolida la inserción social de los jóvenes como asalariados agrícolas.

Como se desarrolla a continuación, estas distintas inserciones laborales son transitadas de diferentes formas dependiendo del tipo de hogar al que el joven pertenece, en cuanto a su composición -marcada por la presencia o no de los padres y hermanos mayores-, y al nivel socio económico -relacionado al tipo de empleos al que acceden los demás miembros de la familia, tanto en lo referido al nivel salarial como a la estabilidad y permanencia-.

Primeras experiencias laborales

Cuando la iniciación laboral es cercana a los 8 años –y esto pareciera desarrollarse de un modo bastante homogéneo en la actividad agrícola del Valle-, este primer trabajo se realiza acompañando a la familia nuclear, o a algunos de sus miembros por lo que la iniciación laboral depende directamente del trabajo en el que esté empleado el padre o la madre, quienes comienzan a enseñar el oficio a los hijos. Es frecuente que esta actividad se produzca en el período de receso escolar, cuando los padres no tienen dónde dejar a los hijos y deciden llevarlos a sus trabajos donde colaboran de manera activa con las tareas agrícolas, generalmente, la cosecha de frutas.

Así, dos entrevistados recuerdan sus primeras experiencias laborales en la agricultura.

¿Que edad tenías cuando fuiste por primera vez a trabajar?
Y ... me llevaron mis viejos para que conociera cuando era chiquito, tenía 6, 7 años, pero me llevaron para que fuera nomás y, yo ya iba solo con mis amigos cuando tenía 12 años. (J., 26 años, barrio El Molino)

¿Cuál fue tu primer trabajo?
Cuando mi papá ya me empezó a enseñar enmaderación. Él me empezó a enseñar como se hace una enmaderación, todo
¿Y eso hace cuánto fue?
No se, habré tenido ... 11, 12 años. (R., 16 años, barrio San Cayetano)

Los hijos acompañan a los padres en la época de cosecha de frutales y de vid debido a que es el momento de mayor demanda de trabajadores, por lo que es usual que toda la familia se encuentre trabajando y que los chicos también trabajen, ya sea para generar mayores ingresos (debido a que en la cosecha se suele cobrar a destajo)[7] o porque no tienen con quién dejarlos a cargo. Además, la cosecha coincide temporalmente con el período del receso escolar de verano o, a lo sumo, se superpone con la escuela durante el primer mes de clases. Esto permite que no se generen grandes contradicciones entre el desarrollo escolar y la actividad laboral. Como se señaló, la concurrencia de los hijos pequeños al trabajo también se explica por la dificultad de los padres que trabajan, para dejar a sus hijos al cuidado de otras personas, como parientes o vecinos. Esto se debe, en parte, a la extensión de la participación de los adultos en las actividades de cosecha en el Valle, que reduce las posibilidades de ayudas para el cuidado de los más chicos. Es importante destacar que en el período de cosecha las mujeres también consiguen insertarse fuertemente en el trabajo agrícola.

Generalmente, en estas edades no existe una relación laboral en la que las fincas agrícolas contraten a los niños o establezcan arreglos salariales con ellos. Los niños ingresan a los establecimientos "acompañando" a sus familiares y los ayudan en el desempeño de sus tareas. De hecho, algunas fincas prohíben este tipo de participación de toda la familia en el trabajo, debido a los posibles riesgos jurídicos que podría implicarles.

La siguiente información que nos brinda un joven de 22 años muestra las particularidades del trabajo agrícola que permiten que los chicos trabajen.

¿Tenés que ser mayor para conseguir trabajo sólo?
En el trabajo agrícola no es tanto el problema, porque si es que si va el padre con el hijo que es menor de edad lo aceptan. Por ejemplo, mi hermano como va con mi papá, y lo conocen desde chiquito y todo, no es tampoco un trabajo que se mate trabajando, esclavizado. Acá es común, pero ya en la municipalidad, o el supermercado, tenés que ser mayor de edad. En cambio, en el trabajo agrícola, hay chicos chiquitos con sus padres, que los ayudan. (M. 22 años, barrio El Esfuerzo)

Las condiciones laborales de estas primeras experiencias de trabajo se caracterizan por la absoluta informalidad de la relación. En general, no tienen obligaciones en cuanto a asistencia, duración de la jornada o productividad, y es frecuente que trabajen algunas horas y que luego "descansen" el resto del día, mientras sus familiares continúan con su jornada laboral. Respecto al tipo de tareas que realizan, los niños ayudan a cortar los racimos de uva o los frutos más accesibles (sin utilizar escaleras) cuando trabajan junto a sus padres, mientras que a veces los varones "se animan" a cargar algunos "tachos" desde temprana edad, como  explican dos madres a continuación.

Y vos también ayudas en el trabajo?
Si (H., 9 años).
Ella me ayuda un rato y después sale a la punta de la hilera y se queda ahí (Mamá de H, barrio San Cayetano).

A la edad que tiene ella, tiene 13,  no puede con el tacho de uva, yo le digo, yo a la edad que tenía ella yo ya me ponía el tacho de uva  y el tacho de tomate es más pesado, pero ella no puede. Y él, el de 11 años, el año pasado carreó algunos de los tachos, los que estaban cerca de la punta, hasta la mitad de la hilera (Mamá de T., 13 años y J., 11 años, barrio San Cayetano)

Dentro de este marco, los chicos no reciben ninguna retribución monetaria directa, ya que es el responsable del grupo familiar, en general el padre, quien cobra por el trabajo que realizó toda la familia. Sin embargo, esta ausencia de una remuneración individual para los más chicos no significa que sea irrelevante en el ingreso de la familia. En efecto, es usual que con los ingresos generados por el trabajo de los jóvenes la familia logre afrontar algunos gastos educativos y de vestimenta de los hijos.

Habiéndose señalado la importancia económica del aporte al hogar de las primeras experiencias laborales, resulta necesario destacar la relevancia de estas primeras aproximaciones al mundo del trabajo en cuanto al aprendizaje y la socialización para el trabajo asalariado. Es en este período cuando, a través de la familia, los jóvenes aprenden a realizar las tareas básicas que demanda la cosecha. En general, la madre o el padre se encargan de enseñar a los hijos los distintos tipos de tareas y las modalidades del trabajo, siendo secundarias en estas instancias de formación las figuras del encargado o el supervisor de las fincas. Sin embargo, se encontraron casos en que el encargado o supervisor se dirige a los padres para referirse o corregir algún aspecto del trabajo de los hijos.

Los chicos suelen trabajar dos o tres meses en la cosecha de la vid o de otros frutales y después se reincorporan a la escuela cuando comienza el ciclo lectivo o combinan ambas actividades por el período aproximado de un mes. Estas últimas situaciones se detectaron en hogares más vulnerables, en los cuales los hijos siguen participando de la cosecha en contraturno al comenzar las clases. Por otra parte, otra situación que facilita que los jóvenes sigan asistiendo a la escuela es el hecho de que tengan hermanos mayores que trabajen y que aporten sus ingresos para la manutención del hogar.

Las dos citas que se presentan a continuación dan cuenta de cómo se produce la articulación entre escuela y trabajo a edades tempranas. Ambas citas son recuerdos de los primeros trabajos de las jóvenes.

¿Cuándo ibas a la escuela, trabajabas durante todo el año o sólo para la cosecha?
En la cosecha, cuando empezaban las clases teníamos que estudiar. Por ahí estudiábamos en la mañana y después íbamos a trabajar (L., 18 años, barrio El Cepillo)

¿A qué edad empezaste a ir con tus papás a ayudarlos?
A los ocho
¿Qué tareas hacías?
Y ... cortar la uva.
¿Y vas a la escuela?
Si.
¿Cuando vas también trabajas o trabajas en vacaciones?
Y, como las clases empiezan el tres (de marzo), las cosechas están y voy a la tarde a la escuela y a la mañana a trabajar (T., 13 años, barrio San Cayetano)

Por otra parte, es importante señalar que también hay jóvenes con familias en una mejor situación ya sea porque el jefe de familia tiene un empleo permanente o porque tienen familiares o vecinos con quien dejar a los hijos. En estos casos, se privilegia que los chicos continúen la escuela sin trabajar y la inserción laboral se pospone hasta que el joven se inserta laboralmente para tener ingresos y solventar sus gastos individuales. En estos casos, la inserción laboral tiene características similares al "trabajo más individual" que es descrito a continuación.

El acceso al trabajo individual y la gradual autonomización del joven

Se puede hablar de otro tipo de inserción laboral en la trayectoria de los jóvenes cuando éstos comienzan a trabajar en las fincas de manera individual. Esta incorporación se produce cuando los jóvenes quieren o necesitan tener ingresos propios para sus gastos, como puede ser ropa y para salir el fin de semana, entre otros. Los ingresos suelen ser menores que los de sus padres debido a que trabajan unos pocos meses al año (generalmente, en el verano) o lo hacen a tiempo parcial durante el período escolar. Estos jóvenes, de entre 13 y 16 años, aproximadamente, salen a buscar trabajos a fincas en las que conocen a los dueños o lo hacen con amigos en época de vacaciones. En estos empleos a pesar de ser contratados de forma individual, el tipo de vínculo laboral sigue siendo informal debido, en principio, a que son menores de edad. El período de tiempo que los jóvenes dedican al trabajo también dependerá de la composición y de las condiciones socioeconómicas en que se encuentre el hogar al que pertenecen.

Comúnmente, las familias en donde los padres están presentes y tienen trabajo, privilegian la asistencia escolar por parte de estos jóvenes. De esta forma, sólo se incorporan al trabajo agrícola en la cosecha durante sus vacaciones de verano con el objetivo de tener un ingreso extra. En estos casos, ya no van acompañando a la familia y ellos perciben sus ingresos de forma individual (más allá de si anteriormente hayan tenido o no alguna experiencia laboral).

En contextos de hogares con jefe mujer o en los que el núcleo familiar está fragmentado por una situación particular, los chicos de 13 o 14 años deben salir a trabajar en modo individual de forma permanente. En este sentido, se observaron casos donde se presentan graves conflictos al interior de las familias, que llevaron a los hijos a abandonar el hogar y a la necesidad de generar ingresos propios en edades aún más tempranas, o casos en los que el fallecimiento de algún miembro de la familia posiciona al hogar en situaciones de urgencia económica.

En las situaciones de temprana "independencia" laboral de los hijos, es difícil que, en una primera instancia, sean empleados en trabajos agrícolas, ya no sólo por cuestiones de índole legal, sino por la fuerza física necesaria para desarrollar de forma individual este tipo de trabajos, en especial levantar los tachos en las distintas cosechas. Según la información obtenida, en estas circunstancias la iniciación laboral se da por fuera del sector agrícola, ya que es más fácil conseguir y realizar otro tipo de "changas" en los centros poblados tales como barrer comercios, limpiar vidrios o lustrar zapatos. Es posible que estas situaciones se sostengan hasta que puedan asumir tareas que implican un mayor esfuerzo físico, momento en el cual estos jóvenes buscan insertarse en el trabajo agrícola, en donde pueden obtener mayores ingresos que con las "changas", como es explicado más abajo por un chico de 22 años.

¿Alguna vez te costó conseguir trabajo cuando estabas solo, a los trece años?
No te preguntaban la edad pero si no tenías mucho cuerpo, te veían.
¿Y en algún momento conseguías?
Sí, ahí en la calle a veces barrés veredas o limpiás, algo así. Hubo un tiempo que me conseguí laburo en el centro, entonces me conocía la gente. Después cuando fui más grande conseguí así en la finca.
¿A partir de qué edad te empezaron a tomar en las fincas?
Y, a partir de los quince cuando podía cargar más. (J., 22 años, barrio El Molino)

Por otro lado, la compatibilidad entre el trabajo y la escolaridad de los jóvenes se vuelve más complicada cuando uno de los padres no está presente o no tiene un trabajo permanente. En estos casos, los jóvenes se ven obligados a buscar un trabajo que se prolongue durante todo el año o a conseguir articular un ciclo de trabajos temporarios mientras también asisten a la escuela. De esta manera, logran seguir yendo a la escuela si consiguen un trabajo de medio día, conjugando así la asistencia a la educación formal con un trabajo de menor cantidad de horas porque, de lo contrario, deben dejar los estudios para poder insertarse plenamente en el mercado laboral. El momento en que el joven puede trabajar individualmente y obtener sus propios ingresos coincide con una mayor deserción escolar, que se produce especialmente durante los dos últimos años del EGB. En estos años pareciera que, además de las necesidades que pueden existir, dependiendo de las condiciones de los hogares, los jóvenes tienen el deseo de tener ingresos propios y, al obtenerlos, también alivian la situación económica de la familia.

¿Cómo esta compuesta tu familia?
Con mi mamá, mis primos y mi tío.
¿Trabajan?
Si, ahora mi mamá en una fábrica y mi primo en un galpón de ajo pero son temporarios.
¿Vos trabajás todo el año?
Si, en general mitad de año y empiezo las clases, pero ahora abandoné la escuela y busco trabajo.
¿Hasta que año fuiste a la escuela?
Noveno. (D., 16 años, barrio El Esfuerzo)

En muchos casos, en las áreas rurales del Valle de Uco, los jóvenes también manifiestan que se ven empujados a abandonar la escuela debido a la inexistencia de escuelas cercanas y de medios de comunicación para acceder a las más próximas. En estas áreas se pudo observar que los años de la primaria están garantizados pero que muchas veces los chicos dejan de asistir a la escuela secundaria porque esta se halla ubicada en lugares alejados y de difícil acceso ya que tampoco existe transporte público que comunique el poblado rural con la escuela. En este sentido, se puede decir que el sistema educativo "abandona" al joven ya que muchas veces éstos afirmaron que debieron dejar de estudiar cuando en realidad querían seguir haciéndolo. La falta de movilidad física y de transporte son las que impiden a los chicos de zonas rurales acudir a la escuela secundaria como expresan a continuación una maestra de escuela rural y un chico que dejó de estudiar por problemas de transporte.

¿Acá hay secundario cerca?
No, lo más próximo está en La Consulta, donde a veces van los chicos después que salen ... si, en La Consulta tenés más posibilidades, pero el drama es el transporte porque no tienen transporte público, no hay nada (R., maestra de escuela de barrio El Cepillo).

¿Se complica por el trabajo o se puede combinar trabajo y estudio?
En realidad si, pero se trabaja mediodía y se va a estudiar a la mañana o también a la noche pero no tenés movilidad, ese es el problema (C, 22 años, barrio El Cepillo).

Entre los jóvenes del Valle de Uco se puede observar que sigue existiendo una alta valoración con respecto a continuar los estudios y de la importancia de éstos para conseguir mejores empleos.

En hogares donde los padres tienen un empleo permanente o incluso los jóvenes tienen hermanos mayores que también trabajan se privilegia que los chicos sigan sus estudios secundarios y sólo trabajen en la etapa del receso escolar. Es en estos casos cuando los jóvenes salen a buscar empleos junto con sus amigos con el fin de poder tener sus ingresos para salir el fin de semana o comprarse la ropa que necesitan.

Vos pasaste a primer año del polimodal. Y cómo es, ¿mientras estudias estás trabajando?
No, cuando estudio no voy casi a trabajar ... ahora estoy en vacaciones por eso cosecho ...
¿Lo más común es que trabajes en vacaciones?
Si, para tener plata en el fin de semana ... (R, 16 años, barrio San Cayetano)

El pasaje a la adultez del trabajador agrícola

Cuando los jóvenes terminan o abandonan la educación secundaria y se incorporan de manera "full time" al trabajo asalariado se puede distinguir una forma de trabajo con características diferentes a las anteriormente descriptas. En éste, el trabajo se vuelve central en la vida del joven, se incrementan sus ingresos y se destina parte de estos a los gastos del hogar.

Se puede afirmar que este momento constituye el pasaje a la adultez, es la transición en la cual los jóvenes adquieren nuevas responsabilidades respecto a la obtención de sus ingresos, que pueden estar vinculados o no con la formación de un nuevo núcleo familiar propio.

En ocasiones, la propia conformación de un núcleo familiar nuevo, aunque sea en el seno del mismo hogar familiar, condiciona a los jóvenes a abandonar los estudios y, en especial a los varones, a intentar estabilizar la obtención de ingresos. Sin embargo, no se encontraron muchas situaciones en dónde el joven se transforme en el principal sostén del hogar familiar a causa de la formación de un nuevo núcleo familiar. En cambio, con mayor frecuencia se hallaron situaciones en las cuales el aporte regular y en forma directa de ingresos al hogar por parte del joven es requerido por la familia, que considera que la etapa de "estudiante", con menores responsabilidades, está concluida.

Una trabajadora agrícola de 18 años explica a continuación las dificultades que encuentra para combinar el trabajo con el estudio una vez finalizada la secundaria.

¿Hay momentos del año en que estás sin trabajo?
Si, bueno, el ante año pasado yo salí de la secundaria, y en ese tiempo que iba a la escuela y no trabajaba, viste. Pero después, como no me alcanza para estudiar ... así que voy a trabajar (...)
¿Y es imposible combinar el trabajo con el estudio?
Y, si ..., por ahí si por ejemplo ahora llego y estoy cansada, y si, por ejemplo, entras a trabajar son cuatro horas, y en un terciario entras a las seis y salís a las diez ... y de un trabajo siempre salís a las 7 de la tarde ... así que se te complica un poco (J., 18 años, barrio El Molino)

En este tipo de situaciones, el trabajo no es una "opción" del joven para cubrir sus gastos personales y de recreación, ni para ganar autonomía relativa dentro del grupo familiar solventando sus propios gastos, sino que las propias familias exigen un aporte directo del joven de modo explicito.

El pasaje de una situación a otra con respecto a la utilización de los ingresos se pone de manifiesto en el siguiente testimonio.

Ahí cuando fuiste a trabajar a los 15 años, ¿por qué decidiste ir por tu cuenta?
Yo quería tener mi plata!
¿Para los gastos tuyos?
Y siii ... que se yo, a veces uno quiere tener lo propio ...
¿Y para qué gastabas por ejemplo?
Y ..., macanas!
¿Y ahí en esa época te quedabas con todo lo que ganabas o aportabas a la casa?
 No, me la quedaba
¿Y cuándo empezaste a aportar?
 Cuando me pidieron.
¿A qué edad más o menos?
A los 20 años ...
(G., 22 años, barrio El Cepillo)

Para esta etapa de adultez, el trabajo de los jóvenes se vuelve más intenso ya que deben conseguir un empleo permanente y de jornada completa, o lograr combinar distintos empleos en también diferentes cultivos o tareas para poder asegurarse un ingreso todos los meses del año, o lo más estable posible. En este sentido, la mayor responsabilidad de los jóvenes en cuanto a la obtención de ingresos hace que los trabajos se empiecen a parecer más al empleo de los trabajadores adultos, tanto en lo que se refiere a la duración de la jornada, los meses ocupados del año, las formas de contratación y el nivel de ingresos alcanzado.

En estas características generales de la transición a la adultez, existen diferencias en las distintas situaciones dependiendo de las condiciones de los hogares. Así, las familias en mejores condiciones socio-económicas pueden demorar más el pasaje a la adultez de los jóvenes que las familias con menores posibilidades económicas. También la diferente composición de los hogares introduce distinciones, ya que en los casos en los que los hermanos mayores residen en el hogar familiar y perciben ingresos, suelen existir mayores posibilidades de que los hermanos menores prolonguen su etapa de estudios y demoren su inserción plena en el mercado de trabajo, como se pone de manifiesto en la cita que se presenta a continuación.

¿Tu hermana quería estudiar?, ¿por qué decidieron que una estudie de la familia?
El tema es que yo con mi trabajo ahora estoy ganando bien. Es como que ya que yo no pude seguir, ya que ella está y yo la puedo ayudar no hay problema, al igual que mis otros hermanos más chicos. Todos quisimos seguir estudiando pero por motivos económicos no pudimos. Ahora tengo para ayudarla y ella quiere. (M., 22 años, barrio El Esfuerzo)

Se puede afirmar que esta transición hacia la adultez puede abarcar edades que van desde los comienzos más tempranos, a los 15 o 16 años en los hogares en situación de mayor vulnerabilidad, o algo más tarde cuando las familias pueden garantizar la continuidad de los estudios de los jóvenes, y que se extiende hasta cerca de los 25-27 años, cuando los jóvenes se independizan y arman sus propios hogares.

Durante el trabajo de campo se encontraron mayormente situaciones en las que ante la necesidad de incorporarse plenamente al mercado de trabajo, los jóvenes recurren a las experiencias laborales conocidas previamente, es decir que, si el joven realizó sus primeras experiencias laborales independientes de la familia en el trabajo agrícola, es muy probable que la búsqueda de trabajo e ingresos estables se realice dentro de este mismo mercado. Esto implica de hecho una mayor dificultad para buscar otro tipo de empleos (no agrícolas) y también de continuar su formación educativa formal, lo que le podría permitir acceder a otros empleos más calificados en el futuro.

A continuación, se encuentra una descripción, realizada por una chica de 22 años, de la percepción de esta situación.

El trabajo agrícola todo el mundo lo hace y el que no lo ha hecho es porque tuvo, no se si suerte, pero otra forma; y ha podido decir "bueno, no trabajo en la tierra", pero, la mayoría de gente que conozco, trabaja en lo agrícola. No sé, no encuentro la palabra, no sé si es tradición, pero el trabajo agrícola acá es lo único, y no hay mucho trabajo de otra cosa. A no ser que entres a alguna bodega y, ahora que se están instalando muchos franceses, muchos españoles, y bueno, así viste, sino no encontrás otro trabajo. No hay otra salida. Si no entrás a la municipalidad o alguna bodega, no tenés otra cosa. No hay mucho. Acá todo es trabajo en la tierra. No se da otra posibilidad. (M., 22 años, barrio El Esfuerzo)

En efecto, se puede afirmar que haber realizado las primeras experiencias laborales de forma independiente en trabajos agrícolas se convierte en un punto de inflexión de gran importancia para la trayectoria futura de los jóvenes. En pocos casos, éstos logran acceder a empleos fuera del sector agrícola o continuar con los estudios (como finalizar el secundario o, incluso, terciarios o universitarios), mientras que en la mayoría de los casos se consolida la inserción social del joven como trabajador asalariado agrícola.

Por otra parte, en los casos en que los jóvenes consiguen un trabajo no agrícola, es común  que a pesar de que no sea su fuente principal de ingresos, continúen realizando trabajos agrícolas en momentos específicos del año, en general durante la cosecha con el fin de complementar los ingresos cuando tienen vacaciones en el empleo principal. A modo de ejemplo, se presenta el siguiente testimonio de un joven que combina dos tipos de empleos.

¿Cómo es, vos siempre trabajas acá en el taller textil, es un trabajo permanente el que tenés?
Si, es un trabajo permanente, El mes pasado estaba trabajando en lo que es manzana y pera, y bueno, nos pagaban 40 pesos el día. Trabajo de recolector, de lunes a viernes ocho horas y salgo al medio día.
¿Y acá en la textil hace cuanto que trabajas?
Dos años más o menos.
Hace dos años trabajás. ¿Y tenés trabajo durante todo el año?
Si, tengo trabajo todo el año.
¿Combinás a veces con el trabajo de pera?
Si, cuando tengo libre acá, verano nada más, que me dan vacaciones acá agarro y aprovecho la cosecha que está justo en las vacaciones mías. (S., 19 años, barrio Firpo)

Perspectivas a futuro: percepciones y preferencias de los jóvenes respecto al trabajo

Esta sección del artículo se encuentra dedicada al estudio de algunas percepciones y preferencias que tienen los jóvenes trabajadores del Valle de Uco respecto al trabajo y sobre el futuro laboral. Se abordan temas relacionados a la preferencia por trabajos agrícolas o no agrícolas, a la elección entre los diferentes tipos de remuneración, las posibilidades de  cambio y las expectativas para el futuro.

Al ser consultados sobre los deseos con respecto al futuro, los jóvenes trabajadores agrícolas del Valle de Uco, casi unánimemente, manifestaron no querer seguir trabajando en empleos agrícolas. Los argumentos que acompañan esta fuerte coincidencia mencionan la inconformidad con las condiciones de trabajo y el esfuerzo físico que significan las tareas agrícolas. En este sentido, fueron expresados como deseos recurrentes el querer trabajar "bajo techo" a causa de los sacrificios de trabajar expuestos al sol y los dolores de espalda y cintura provocados por la posición incomoda para desarrollar ciertas tareas agrícolas, entre otros.

Los siguientes testimonios son ilustrativos de esta inconformidad con respecto a trabajar "en la tierra".

¿Cuál es la tarea que más te gusta hacer? ¿Cuál es el trabajo que más te gusta?
Ninguno.
¿Y por qué no te gusta ninguno?
Porque en realidad a mi la tierra nunca me gustó, pero tuve que ir por necesidad ...
¿Qué es lo que no te gusta del trabajo, de trabajar en la tierra?
 Si ... es muy sacrificado ir a trabajar ... el sol ... Es re feo.
¿Y vos preferirías hacer otro tipo de trabajo?
 Si!! A cualquiera que le preguntes, que trabaja en la tierra, te diría que si. (J., 18 años, barrio El Molino)

¿Trabajarías de vuelta en la tierra?
Volver al trabajo agrícola no.
¿Por qué?
Por el tema que ya lo hice, prefiero el trabajo donde estoy ... es más cómodo, estoy efectivo y tengo mis aportes, todas esas cosas (J., 26 años, barrio El Molino).

¿A vos te gustaría seguir trabajando en el campo o preferirías en el futuro conseguir otro trabajo?
Otra cosa, algo que sea ... la tierra te cansa
¿Qué tipo de trabajo te gustaría en el campo?
Hacer ... digamos, ¿en el campo? ... y nada!
¿Nada?
No, el campo es para morir, a mi ya me ha cansado la tierra (G., 22 años, barrio El Cepillo).

Durante el trabajo de campo se encontró una sola excepción a la "regla" de querer abandonar el trabajo agrícola. Este caso era el de un joven trabajador agrícola hijo de productores bolivianos residentes en el Valle, cuya estrategia se enmarcaba en la planificación familiar futura relacionada a la producción hortícola. En esta situación el joven pretendía seguir vinculado al trabajo agrícola en la explotación familiar, aunque tal vez con tareas más calificadas.

Las formas de remuneración en el trabajo agrícola no son uniformes, existen empleadores que pagan en modo diverso según la tarea en la que se desempeñe el trabajador. De tal manera, a los jóvenes se les presenta, en ocasiones, la posibilidad de elegir trabajos que se paguen por jornal o por productividad. Con el pago a destajo existe la posibilidad de ganar más dinero por día, pero dependiendo del ritmo de trabajo, mientras que el pago a jornal permite "regular" la intensidad del trabajo y saber que siempre se va a cobrar el mismo monto. Ante la dicotomía presentada en las entrevistas entre tener mayores ingresos o condiciones de trabajo más cómodas, las respuestas de los jóvenes se inclinaron, en general, por la segunda opción, incluso en los casos en los que pertenecen a familias de escasos ingresos. Los fundamentos de estas respuestas también se encuentran en la conciencia y valoración negativa del esfuerzo y el daño físico causado por la intensidad del trabajo agrícola a destajo. Este tipo de decisiones son una característica del trabajo de la juventud rural debido a que, en el caso de los adultos que tienen otras responsabilidades familiares, la necesidad de maximizar el ingreso disminuye las posibilidades de opción. También, hay momentos en los que el trabajo "al tanto" es la única opción disponible como, por ejemplo, en la cosecha de vid.

¿Eso se paga igual que la cosecha?
No, la cosecha es al tanto, por ejemplo el año pasado estaban pagando un peso veinte la ficha, así que estábamos sacando al día ochenta pesos cada uno y atando y desbrotando estábamos ganando cuarenta y cinco pesos el día. Nos pagan al día no al tanto.
Y vos, ¿qué preferís?
Al día.
¿A pesar de que sacás un poco menos ... ?
Es que al día siempre sacas lo mismo, en cambio al tanto ahí si podes bajar o subir.
Pero en general ¿al tanto en total terminás sacando un poco más?
Claro, es cierto, pero prefiero el pago al día (D., 19 años, barrio Firpo).

¿Y prefieren trabajar al tanto o tener fijo el jornal?
Mucha gente prefiere al tanto, otros prefieren trabajar al día viste.
¿Vos qué preferís?
J-Yo preferiría trabajar al tanto, pero a veces no puedo. Es un trabajo muy pesado que no podés, entonces te conviene trabajar al día.
R- Depende lo ligero que seas.
¿Y ustedes qué prefieren?
J- Al día
R- Al día. No te exigen tanto. Cuando vas "al tanto", tenés que ponerte todo el día sino sabés que no vas a sacar mucha moneda (J., 22 años y R., 20 años, barrio El Molino).

En numerosos casos también existe el deseo de acceder a un empleo permanente, y no tener que estar buscando trabajos diferentes a lo largo del año. Estos casos se vinculan en general a los jóvenes con necesidad de obtener ingresos más regulares durante todo el año, ya sea por su situación familiar o por haber concluido o abandonado los estudios. En cambio, para los jóvenes con menores "responsabilidades" en cuanto a la regularidad del ingreso, el deseo del empleo permanente no aparece como una prioridad.

Cuando se les pidió en las entrevistas que manifestaran qué tipo de empleos les gustaría conseguir en reemplazo del trabajo agrícola, las respuestas se restringieron de modo notable a la "oferta" disponible en el contexto local, por ejemplo se nombraron los empleos de policía, gendarme, maestro, enólogo, docente, empleado en estación de servicio, empleo público, entre otros.

Estoy cursando segundo, me queda un último año y me quiero meter a la policía también ... Junto con mis hermanos.
¿Por qué? ¿Te parece que ese es un mejor trabajo?
Si ... tengo obra social ... tenés muchas ... y más para mi hija ... muchas cosas ... sino es duro estudiar otra carrera, me gustaría estudiar enología también ... una vez que termine el secundario (S., 19 años, barrio El Esfuerzo).

¿Y qué te gustaría, pensando en el futuro, te interesaría seguir con un trabajo agrícola o hacer otro tipo de trabajos no agrícolas?
Y, si pinta otro laburo ..., a nadie le gusta laburar así ocho horas.
¿Qué te gustaría?
No sé. Qué se yo. En la YPF (J., 22 años, barrio El Molino).

Cabe aclarar que, si bien estos deseos y percepciones son presentados por los jóvenes como opciones preferidas, no se encontraron durante el trabajo de campo estrategias concretas tendientes a cambiar o mejorar las condiciones de la inserción laboral presente. Es decir, que existe cierta desvinculación entre los deseos laborales para el futuro y las posibilidades reales de lograrlos. De esta manera, al pasar el tiempo se consuma un tipo de reproducción social en la que los trabajadores se encuentran insertos como asalariados agrícolas "a disgusto", que no pudieron, a pesar de que desearon, salir de esta ocupación.

Si ustedes tuvieran que pensar en el futuro, ¿les gustaría trabajar en el trabajo agrícola o preferirían otro trabajo?
Acá la mayoría a todos los cansa la tierra, la mayoría preferiría hacer otro trabajo.
¿Qué trabajo te gustaría hacer?
Algo más liviano. No he pensando en nada (C., 22 años, barrio El Cepillo).

Como se señaló en los antecedentes conceptuales, una de las principales preocupaciones teóricas en los estudios sobre la juventud rural es la de las migraciones, que en general se vincula a los segmentos de población joven y con el problema del despoblamiento de las áreas rurales. En general, estos estudios se centran en áreas rurales en las que los mercados de trabajo se encuentran en crisis y son pequeños como para absorber la oferta laboral de la población local. De tal manera, los estudios sobre juventud construyeron una vinculación conceptual estrecha entre juventud rural, migraciones, despoblamiento rural y pobreza. El caso de los jóvenes del Valle de Uco parece introducir una diferencia en esta relación conceptual ya que se trata de un mercado de trabajo dinámico con algunos picos de demanda de mano de obra. En este contexto, los jóvenes trabajadores agrícolas del Valle de Uco no se mostraron interesados en la posibilidad de migrar, ya que pueden conseguir trabajos en el mercado local. Además, no existe una tradición de emigración de trabajadores de la zona, ya que es receptora de trabajadores de otras localidades, provincias o países y hay un fuerte sentimiento de arraigo con la zona de residencia, tal como manifiestan los jóvenes entrevistados.

¿Nunca pensaste en viajar a otras ciudades, Mendoza por ejemplo?
No, en Mendoza hay menos que acá. O capaz que hay más y te pagan un poco más, pero es un poco más caro, más riesgos en todo.
Entonces preferís trabajar más acá
Sí, en un pueblo más tranquilo (J., 22 años, barrio El Molino).

Yo creo que ahora ... me quedo acá, mi futuro me lo imagino acá. Si, por el tema de cómo es la gente acá; aparte uno siempre ha vivido acá así que ... yo particularmente me quedaría acá, a no ser que tenga mucha necesidad de ir a buscar a otro lado. Aparte tengo a toda mi familia, a todos mis afectos acá (J., 26 años, barrio El Molino).

¿Alguna vez pensaron para el futuro si quisieran ir a la ciudad de Mendoza o a otro lugar, o quedarse acá?
Ya la gente esta acostumbrada a estar acá, aparte está tranquilo (C., 22 años, barrio El Cepillo).

Conclusiones

En este artículo se presentaron algunas características de la inserción laboral de los jóvenes que se desempañan como asalariados en un mercado laboral dinámico como el del Valle de Uco, así como también se muestran las percepciones de los mismos trabajadores con respecto a su situación presente y expectativas futuras.

Como la dinámica de este mercado se caracteriza por tener picos de demanda de trabajadores en momentos específicos como son la cosecha de frutales y vid, la inserción de los jóvenes trabajadores presenta una forma estacional, especialmente en sus primeras experiencias laborales cuando no necesitan completar su ciclo anual de ingresos, sino que lo hacen en el período de receso escolar ya sea acompañando a sus padres o, en sus primeros trabajos independientes para solventar sus propios gastos.

Esta inserción es marcadamente temprana para todos los jóvenes, en especial en los hogares en peores condiciones socio-económicas, y más allá de significar un pequeño aporte en los ingresos de los hogares, comienzan a aprender a desempeñarse como trabajadores agrícolas.

El desarrollo corporal y las necesidades de los jóvenes de tener ingresos propios que les permitan afrontar gastos personales (ropa, salidas, etc.) es lo que empuja a los jóvenes a conseguir sus primeros trabajos de forma individual. Este es el período en que el desarrollo laboral comienza a presentar mayores tensiones con la continuidad escolar.

Sin embargo, el trabajo ocupa un lugar central en la vida de los jóvenes recién cuando terminan o abandonan los estudios secundarios que son valorados como prioritarios tanto por los jóvenes como por sus familias, aunque finalmente las necesidades de ingresos de las familias y las dificultades de acceso a estudios superiores se impongan ante los deseos de continuar estos estudios.

En relación al destino que los jóvenes le dan a sus ingresos, se encontró un comportamiento recurrente vinculado con la edad de los jóvenes y las necesidades de las familias, que no necesariamente atraviesa un trayecto lineal desde la dependencia familiar hacia la autonomía individual. Si bien, en las inserciones laborales tempranas la remuneración no es individual sino que es percibida y utilizada por la familia, cuando comienzan a trabajar de forma individual, los jóvenes suelen utilizar sus ingresos sin aportar al grupo familiar, excepto en algunos casos de familias en las cuales el jefe de hogar se encuentra ausente o no tiene trabajo. Pero, sin embargo, cuando éstos consiguen un trabajo de tiempo completo y sus ingresos son más regulares, deben volver a destinar parte de sus salarios para el mantenimiento del hogar familiar, ya sea por motivación propia o por demanda de la familia hasta que constituyan su nuevo hogar.

Por otra parte, se encontró que los jóvenes quieren salir del trabajo agrícola, "en la tierra", debido a lo sufridas que resultan estas condiciones laborales pero no consiguen desarrollar estrategias para lograrlo ya sea por la falta de oportunidades en la región como por las características de la inserción del resto de la familia que también es principalmente asalariada y agrícola.

Más allá de las condiciones de contexto que limitan las posibilidades de acceso a otro tipo de empleos para quienes se desempeñan en el trabajo agrícola, se ha encontrado que los jóvenes, a pesar de que se encuentran a disgusto con el trabajo "en la tierra" debido a la precariedad de las condiciones de trabajo, tampoco suelen buscar activamente otro tipo de salida laboral. Paradójicamente, es posible que la facilidad con la que se accede a empleos agrícolas (en especial, durante la cosecha) haga disminuir las iniciativas de los jóvenes para buscar algún cambio en sus trayectorias laborales,  reproduciéndose así como trabajadores agrícolas.

Además, la migración, que es característica de jóvenes de otras zonas rurales para conseguir empleos diferentes, no es considerada una opción, debido a que esta región, por su alta demanda de trabajadores en ciertos períodos del año, no es expulsora de mano de obra sino que, incluso, recibe trabajadores de otras provincias.

Se puede afirmar que la principal problemática de la juventud relacionada a la actividad laboral agrícola no es la del acceso al mercado de trabajo sino la de su carácter precario. La calidad de los empleos a los que acceden los jóvenes trabajadores agrícolas del Valle de Uco se transforma, junto con la dificultad de salir de los trabajos agrícolas, en obstáculos para el desarrollo de la juventud. En estas actividades predominan las relaciones laborales informales, inestables, de insuficiente remuneración, con incertidumbre ante vicisitudes climáticas o decisiones productivas, con niveles de exigencia física elevados y que compiten con la educación obligatoria de los jóvenes.

Entender cómo se producen las dinámicas laborales en las primeras experiencias en las trayectorias de los trabajadores jóvenes es de gran interés para lograr comprender cómo se conforman las identidades de los jóvenes que, a pesar de su disconformidad con la situación que atraviesan, consolidan su inserción social como asalariados agrícolas adaptados a las demandas específicas de un mercado laboral local, dinámico y marcadamente estacionalizado.

Notas

[1] Sociólogo. Becario Doctoral en CEIL-PIETTE / CONICET Correo: gabrielbober@yahoo.com.ar

[2] Socióloga. Becaria Doctoral en CEIL-PIETTE / CONICET Correo: mneiman@ceil-piette.gov.ar

[3] La denominación censal  de esta rama de actividad económica es "Agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca".

[4] Cuando se hacen referencias a datos sobre Valle de Uco, estos surgen de agrupar la información para las áreas rurales y urbanas de los departamentos de San Carlos, Tunuyán y Tupungato.

[5] Cabe aclarar que el Censo 2001 se realizó en un contexto de altos niveles de desocupación a nivel provincial y nacional y que el período en que se realiza el Censo es de baja demanda de trabajo en la zona.

[6] Se agruparon bajo la categoría de "otra situación" mayoritariamente las condiciones de "solo busca trabajo", "busca trabajo/es jubilado", y  "solo jubilado".

[7] En el trabajo de cosecha a destajo la familia va cargando la fruta cosechada en tachos o bines recibiendo una ficha cuando se completa. El jornal va a depender de la cantidad de fichas obtenidas. De esta forma, el trabajo de llenado de los recipientes por los más chicos contribuye directamente al salario obtenido por la familia.

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Recibido: 14.6.10
Aprobado definitivamente: 24.8.10

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