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Trabajo y sociedad

On-line version ISSN 1514-6871

Trab. soc.  no.18 Santiago del Estero Jan./June 2012

 

TRABAJO Y ACCION COLECTIVA

Rupturas y subjetividades: Un acercamiento a la perspectiva de las Trayectorias Laborales 

Breakthrougs and subjectivities:
An approach to the perspectives of labor paths 

 

María Eugenia Roberti*

* Doctoranda en Ciencias Sociales, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de La Plata (FaHCE-UNLP). Becaria de la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC), con lugar de trabajo en el Centro Interdisciplinario de Metodología de la Investigación Social / Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (UNLP-CONICET). Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE). Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Correo electrónico: eugenia.roberti@hotmail.com

 


RESUMEN

El objetivo del trabajo es estudiar los aportes teóricos que brinda el enfoque de las trayectorias laborales para comprender el conjunto de recorridos heterogéneos, impredecibles y discontinuos que se delinean en la vida laboral de los sujetos. Desde este lugar, realizamos una reflexión crítica junto a una sistematización teórica de aquellas investigaciones que nos aproximen a comprender cómo se construyen las biografías laborales en un contexto de intermitencia e incertidumbre. La perspectiva escogida brinda al análisis social la posibilidad de analizar estos nuevos fenómenos desde su complejidad analítica, al aprehender la dimensión objetiva y subjetiva en su articulación temporal.

Palabras clave: Jóvenes; Inserción laboral; Transición a la vida adulta; Desinstitucionalización del curso de vida; Trayectoria laboral.

ABSTRACT

The aim of the present work is to study the theoretical contributions which are given by the focus on labor paths to understand the integration of heterogeneous courses, unpredictable and discontinuous, which are developed through the subjects working lives. From this point, we perform a critical thought together with a theoretical systematization of those research works which can help us understand how working biographies are built up in a context of intermittence and uncertainty. The chosen perspective gives to the social analysis the possibility to analyze these new phenomena from their analytical complexity, since it let comprehend the objective and subjective dimensions considering their temporal articulation.

Keywords: Youth; Job placement; Transition to adulthood; Deinstitutionalization of life course; Labor path.  


 

SUMARIO

Presentación. La pérdida del horizonte temporal: transición a la adultez en un contexto de desinstitucionalización del curso de vida. Una aproximación a las potencialidades de un análisis con trayectorias laborales. A modo de cierre. Referencias Bibliográficas

Presentación

Desde mediados de la década del setenta, la Argentina atravesó un proceso de reformas estructurales. La ruptura del modelo de industrialización vigente en las décadas precedentes se consolidó durante los años noventa. Los cambios acontecidos signaron al mercado de trabajo que reflejó el problema social del desempleo, altos índices de subocupación e informalidad, sumados a la inestabilidad y la precariedad laboral (Beccaria, 2005; Eguía y otros, 2007). Posteriormente, la importancia que ha adquirido el proceso productivo en la etapa de devaluación que sobrelleva el país desde el 2001, no ha significado un mejoramiento en los índices sociales ni una dinámica más incluyente en el mercado laboral1.

El crecimiento y la heterogeneidad de la pobreza, junto a la expansión de un mercado desregulado, con un Estado social en retirada, exigieron otra mirada hacia la sociedad, abandonándose la idea de homogeneidad proveniente de cifras y categorías que no dan cuenta en profundidad de dichas rupturas (Mallimaci y Giménez Béliveau, 2006). Estas intensas recomposiciones que afectan el curso de vida de los sujetos, se evidencian en las múltiples y diversas trayectorias, no aprehensibles desde los enfoques cuantitativos clásicos.

Las transformaciones operadas en la estructura social y en el mercado de trabajo argentino abrieron el camino a un nuevo tiempo histórico-social. En este contexto pierde vigencia la noción de "carrera" (Sennett, 2000; Dubar, 2001a)2 y de "trayectorias lineales" (Machado Pais, 2007), asociadas a un camino recto y claramente trazado en la vida laboral de los sujetos, posible de predicción y de movilidad ascendente. Por el contrario, se delinea un conjunto de recorridos impregnados de rupturas, de novedad y de estrategias diversas, que encuentra su mayor expresión en las múltiples formas que asumen las prácticas laborales juveniles en condiciones de precariedad y segregación (Salvia y Chávez Molina, 2007; Montes, 2009).

El presente trabajo es un esfuerzo por buscar nuevas orientaciones teórico-metodológicas para abordar las implicancias que, las trasformaciones iniciadas en el mundo laboral a mediados de los años setenta, y profundizadas a partir de la década del noventa, han tenido sobre la biografía laboral de los sujetos. En este sentido, se toma la perspectiva analítica de las trayectorias, atendiendo a un dominio particular: la esfera laboral. La importancia de un análisis centrado en las trayectorias laborales se evidencia en que este dominio se constituye como el eje articulador en la vida de cada individuo. Si bien en la conformación del curso de vida de una persona intervienen múltiples trayectorias, alguna de ellas funciona como eje o hilo conductor de las demás (Blanco, 2002). En nuestro caso, advertimos que en este dominio de la vida adquieren sentido la multiplicidad de trayectorias que se entrelazan en la constitución de una biografía. Asimismo, sostenemos que la esfera laboral permite vislumbrar las transformaciones que han acaecido en los itinerarios vitales contemporáneos, manifiesto en la pluralidad de recorridos que atraviesan los jóvenes en la constitución de sus biografías laborales3.

La pérdida del horizonte temporal: transición a la adultez en un contexto de desinstitucionalización del curso de vida

Durante la mayor parte del siglo veinte, salir de la escuela, ingresar en un empleo y/o a estudios superiores, y construir una carrera profesional a partir de allí, eran hitos de un proceso predecible. En el marco de las profundas transformaciones socio-económicas y culturales de las últimas décadas, ingresar al mercado de trabajo no puede considerarse como un "momento". La inserción laboral de los jóvenes es un largo y complejo proceso antes de una cierta estabilización en el empleo, si es que finalmente ésta tiene lugar. Las trayectorias juveniles de inserción laboral están signadas por la inestabilidad, las rotaciones entre condiciones de actividad y las movilidades, voluntarias e involuntarias. Aunque la situación de precariedad sea un fenómeno generalizable a toda la juventud, para algunos jóvenes el trabajo precario resulta una etapa de tránsito hacia un empleo estable, mientras que para otros, puede transformarse en una condición permanente en su relación con el mercado de trabajo (Chitarroni y Jacinto, 2009)4. Por esta razón, en el trascurso de la vida de los jóvenes un evento como la entrada al mercado formal de trabajo se convierte en un hecho arbitrario, sin poder establecerse la probabilidad de que este acontecimiento ocurra con alguna regularidad a cierta edad.

En consecuencia, de las múltiples funciones que posee el trabajo en la vida de un individuo -como un ámbito de socialización e integración social, de constitución identitárea y acción colectiva-, que en la actualidad experimentan fuertes restricciones, destacamos aquí un aspecto que creemos fundamental en la vida social: la organización del tiempo vital5.

La desincronización de las transiciones biográficas y la flexibilización del empleo llevan a una diferenciación de las duraciones, las etapas y las edades de los acontecimientos que antaño caracterizaban la transición de los jóvenes a la vida adulta, afectando particularmente la inserción laboral (Longo, 2009: 1-2).

La multiplicación de maneras con que se realiza dicha inserción evidencia una diversidad de transiciones, caracterizadas por pasajes reversibles de la ocupación a la desocupación, del desempleo a la inactividad, de un empleo estable a otro en diferentes condiciones y niveles de precariedad, etc. Ante esta alteración de secuencias laborales desvinculadas unas de otras, se desdibujan las trayectorias previsibles.

La precariedad del empleo entre los jóvenes, expresión de las dificultades que tienen para integrarse en el mercado de trabajo, lleva a muchos de ellos a echar mano de estrategias cuya singularidad trastorna los modos tradicionales de entrada en la vida activa (Machado Pais, 2007: 5).

Desde un abordaje más amplio, el ingreso al mundo del trabajo se presenta sólo como un evento al interior de aquellas transiciones en el curso vital que conducen hacia la adultez. La imprevisibilidad que actualmente caracteriza a los itinerarios de los jóvenes se evidencia en que los umbrales tradicionales de transición a la vida adulta -abandono de la familia de origen, unión conyugal, obtención de empleo- manifiestan una multiplicidad de estatutos intermedios y reversibles, más o menos transitorios y precarios. A su vez, las propias secuencias de esos umbrales de paso no son lineales ni uniformes. Por el contrario, son heterogéneas, discontinuas y con apreciables rupturas, dando lugar a nuevas formas y secuencias temporales.

El principio de reversibilidad en los procesos de transición a la vida adulta incita a José Machado Pais (2007) a caracterizar metafóricamente a la generación de los años noventa como la generación yo-yo. El sociólogo portugués realiza una crítica al concepto de transición lineal, circunscripta a una sucesión de etapas identificables y previsibles en dirección recta a la vida adulta.

El camino por el cual los jóvenes transitan hacia la vida adulta es un camino poco claro, lleno de escollos, especialmente para los jóvenes más desfavorecidos. Los modos precarios de vida que caracterizan la condición juvenil tienen a otorgar un grado fuerte de indeterminación al futuro (Machado Pais, 2007: 32).

Frente a la imposibilidad de recorridos de carácter lineal, aparecen itinerarios discontinuos y diversificados cuyo rasgo particular es que presentan un inherente grado de vulnerabilidad, en la medida que implican incertidumbre, imprevisibilidad y riesgo, visible en la tensión entre el presente y el futuro en que viven estos jóvenes.

Precisamente, Robert Castel (1995) aborda la problemática de la crisis del futuro. El resquebrajamiento de la sociedad salarial afectó particularmente a la juventud, que ha expresado el más profundo desasosiego ante el quiebre de las antiguas protecciones sociales. Las condiciones de emergencia del proceso de individualización socavó las ya deterioradas bases económicas y sociales que históricamente habían hecho de soportes relacionales a prácticas e identidades colectivas. Estos cambios han sido acompañados de intensas trasformaciones culturales. El trastrocamiento del tradicional encadenamiento de los ciclos de vida junto a las nuevas trayectorias profesionales atípicas evidencia que "toda la organización de la temporalidad social está afectada, y todas las regulaciones que rigen la integración del individuo en sus diferentes roles [...] se han vuelto más flexibles" (Castel, 1995: 449).

La mayor problemática que acarrean estos profundos cambios societales se manifiesta en la pérdida del sentido del futuro a que asisten los individuos, frente a la descomposición del despliegue de estrategias acumulativas que encarnaron la promesa de progreso, actualmente bajo cuestión. Como plantea el sociólogo francés, el trabajo como empleo discontinuo e insignificante no puede servir de base para la proyección de un futuro manejable. La manera de habitar el mundo social impone estrategias de sobrevivencia basadas en el presente. La imagen ausente del futuro, siguiendo a Castel, expresa: "la inseguridad y la precariedad, traducidas en trayectorias temblorosas, hechas de búsquedas inquietas para arreglárselas día por día" (1995: 473). La pérdida de horizontes futuros trasluce el quiebre, la imprevisibilidad y el riesgo de los actuales itinerarios laborales. En un contexto de ascenso de la incertidumbre, el futuro como temporalidad a largo plazo se desvanece frente a las profundas trasformaciones producidas en las relaciones que los sujetos mantienen con el trabajo.

Convertido en algo precario, flexible, intermitente, con duración, horarios y salarios variables, el empleo deja de integrar en un colectivo, deja de estructurar el tiempo cotidiano, semanal, anual, y las edades de la vida, deja de ser el zócalo sobre el cual cada uno puede construir su proyecto de vida (Gorz, 1997 citado por Longo, 2003: 20).

Desde este lugar, acordamos con aquellas posturas que señalan que se está produciendo una desinstitucionalización del curso de vida; las normas que organizan la vida social seden su lugar frente al fenómeno de la individualización. Entre sus consecuencias, destacamos la pérdida del aspecto predecible y seguro de la vida (Castel, 1995; Kohli, 2005)6.

Frente a estructuras sociales cada vez más fluidas y modeladas en función de los individuos y sus deseos, los jóvenes sienten su vida marcada por crecientes inconstancias, fluctuaciones, discontinuidades, reversibilidades, movimientos auténticos de vaivén (Machado Pais, 2007: 26).

El proceso de individualización, que se constituye en uno de los rasgos esenciales y definitorios de la nueva modernidad, consiste precisamente en un resquebrajamiento de las "biografías normales", es decir, en un debilitamiento de los patrones biográficos tradicionales, socialmente sancionados y pautados (Saraví, 2006). Así, "todo el conjunto de la vida social es atravesado por una especie de desinstitucionalización entendida como una desvinculación respecto de los marcos objetivos que estructuran la existencia de los sujetos" (Castel, 1995: 472-3). Desde esta perspectiva, se hace referencia a un individualismo predominante en la sociedad que toma como rasgo fundamental "la falta de marcos", y no el exceso de intereses subjetivos. La individualización institucionalizada supone un nuevo factor de riesgo y vulnerabilidad en el proceso de construcción biográfica.

La biografía hágalo usted mismo es siempre una biografía de riesgo [...]. La idea actual de exclusión sólo puede entenderse debidamente sobre el telón de fondo de la individualización o, para ser más exactos, de la atomización (Beck y Beck, 2003:40-346 citado por Saraví, 2006: 89-90).

En un contexto de desinstitucionalización, los rumbos y pasajes vislumbran que la pérdida de los soportes colectivos, que configuraban la identidad del sujeto, ha impregnado el curso de sus vidas, adquiriendo pertinencia un análisis desde la subjetividad e individualidad. Frente a las transformaciones apuntadas, los factores subjetivos poseen un gran peso explicativo a la ahora de comprender la heterogeneidad en la que se desenvuelven los itinerarios laborales contemporáneos. La revaloración de la dimensión biográfica trasluce la complejidad y variabilidad de los recorridos actuales que, lejos de ser lineales, son fluctuantes, personalizados e imprevisibles. Poner el eje en la temporalidad biográfica, por contraposición a las temporalidades instituidas e impuestas socialmente, no significa asentir que la misma sea independiente de la condición social de los sujetos. Por el contrario, este proceso global tiene efectos contrastantes en relación a los diferentes grupos sociales que conforman la sociedad. El proceso de individualización amenaza a la sociedad a una contradicción ingobernable "entre quienes puedan asociar el individualismo y la independencia, porque su posición social está asegurada, por un lado, y por el otro quienes lleven su individualidad como una cruz, porque ella significa falta de vínculos y ausencia de protecciones" (Castel, 1995: 477). De este modo, la falta de protección y contención frente a las dificultades y los riesgos de existir como individuo, acarrea la desafiliación en algunos sectores de nuestra sociedad.

Una aproximación a las potencialidades de un análisis con trayectorias laborales

Como perspectiva de análisis, el estudio de las trayectorias laborales es un área relativamente novedosa en América Latina, que en las últimas décadas ha ido adquiriendo un lugar importante en el ámbito de las investigaciones sociales. En términos generales, dichos estudios se han focalizado en el análisis de las posiciones sucesivas que las personas van ocupando en su trabajo a lo largo de sus vidas, o durante un período de tiempo determinado. De esta manera, el estudio de las trayectorias se presenta como una perspectiva teórico-metodológica que centra su atención en la interpretación de los fenómenos sociales a lo largo del tiempo. El análisis longitudinal de las trayectorias nos remite inmediatamente a la dimensión diacrónica, y nos sumerge en un camino donde el tiempo individual, social y macroestructural se revelan como partes constitutivas de un itinerario particular.

Desde esta mirada, la temporalidad ocupa un lugar central en el estudio de las trayectorias. Sin embargo, la variable temporal debe ser entendida no como un aspecto uniforme, sino como una dimensión múltiple que puede ser estudiada desde distintos niveles: la dimensión estructural, relacionada con el contexto socio-histórico; la familiar, vinculada con el ciclo de vida; y la individual, referida a la capacidad de agencia del actor. La multiplicidad de temporalidades remite a las diferentes escalas sociales presentes en toda biografía. De este modo, el curso de vida de un sujeto está determinado por una pluralidad de tiempos, concebidos como tiempo histórico, social y biográfico.

Como varios autores han señalado (Godard, 1996; Coninck y Godard, 1998; Dombois, 1998; Elder, 2001), la importancia de tomar en cuenta la dimensión temporal se evidencia en que las trayectorias se encuentran insertas y moldeadas por los tiempos históricos, aquellos procesos que son externos y condicionantes de la acción social. Las temporalidades "externas" o estructurales están siempre presentes en las trayectorias de los sujetos. Toda trayectoria de vida forma parte de contextos histórico-sociales que condicionan su desarrollo. Sin embargo, el impacto de las estructuras sobre el trayecto de un individuo variará, entre otros aspectos, de acuerdo a su ubicación en el espacio social y en una cohorte de referencia, en cuyos marcos se establecen las oportunidades y constreñimientos que configuran las experiencias biográficas. El estudio de trayectorias ofrece así una vía privilegiada para enmarcar los eventos vitales en un contexto socio-histórico específico.

Ninguna trayectoria individual puede ser abstraída de las particulares condiciones sociales, políticas y económicas en las cuales tiene lugar; toda biografía transcurre en una coyuntura espacio-temporal determinada (Frassa y Muñiz Terra, 2004: 9).

Existen diferentes maneras de estudiar el efecto de los cambios históricos en el curso de vida individual. Una aproximación al cambio social a través del análisis macro estructural, objetivo central de las Ciencias Sociales y, en especial, de un estilo particular de sociología, conlleva una visión de los fenómenos sociales por fuera e independientemente del accionar humano. Otra manera de abordar dicha problemática, encuentra como eje de análisis los cambios de pautas, prácticas y normas que ocurren en los cursos de vida de los individuos, concebidos como instituciones sociales. En este aspecto, los estudios sobre trayectorias realizan importantes aportes conceptuales y metodológicos, al concebir las articulaciones que existen entre los cambios socio-históricos y las transformaciones en las subjetividades personales y sociales, como intento de aprehensión de los patrones de cambio de la sociedad en su conjunto a partir del análisis de los cursos de vida individuales.

Las pautas de las biografías mismas son un indicador o un reflejo central donde se plasman tanto las regularidades, rutinas o "estructuras" sociales, como el cambio social.
[...] la biografía es una institución social en el sentido de un sistema de reglas de acción y de expectativas compartidas (Pries, 1996: 403).

Desde esta otra mirada, los trayectos individuales se estructuran por un tiempo social, entendido como aquellas formas sociales y culturales de organización temporal de la existencia; cada sociedad instituye sus rituales de paso, estableciendo secuencias típicas según los ciclos de vida (Godard, 1996)7.

Considerar las distintas etapas de la vida del sujeto es importante. Sin embargo, no tenemos que perder de vista que la construcción del tiempo es igualmente subjetiva y se encuentra cargada de sentidos que pueden escapar a las cronologías sociales8. Desde este lugar, la dimensión biográfica de la temporalidad, entiende la vida como un proyecto personal, donde el sujeto es quien decide (Pries, 1999; Kohli, 2005; Saraceno, 2005). El tiempo biográfico concibe al individuo como agente activo constructor de su historia y su mundo; el análisis se focaliza aquí en las interpretaciones, estrategias y decisiones de los sujetos en contextos y tiempos específicos.

La relevancia de articular el relato que el sujeto produce sobre su propia vida con un análisis del contexto histórico-social radica en la existencia de factores "objetivos" que condicionan los trayectos individuales. Pese a lo cual, el sujeto encuentra siempre, por reducido que sea, un espacio para su libre accionar.

Un individuo es alguien cuyas características propias se relacionan con una condición social, con una sociedad, con una época. Es decir, es un sujeto social-histórico que debe ser comprendido como producto y productor de historia (Gaulejac y otros, 1990 citado por Correa, 1999: 4).

Si bien el nivel objetivo posee un papel importante en la estructuración de los campos posibles del curso de vida de un individuo, la dimensión biográfica permite observar la manera en que los sujetos mediatizan y otorgan sentidos al efecto de las estructuras; en otras palabras, el modo en que los procesos estructurales son percibidos y traducidos en prácticas, estrategias y acciones. Asimismo, la biografía es entendida como "constructo del mundo cotidiano, lo cual contiene la ambigüedad del mundo de la vida como una regularidad prefijada y, al mismo tiempo, como una realidad emergente" (Fischer y Kohli, 1987:35 citado por Pries, 1996: 403).

Es importante señalar en este punto que la multiplicidad de tiempos proceden de una división analítica que formula el investigador para abordar los fenómenos sociales. En la realidad, las diversas temporalidades se desarrollan de manera conjunta, entrelazándose mutuamente: es necesario conectar las biografías individuales con las características globales de una situación histórica dada, con los patrones y normas sociales y, por último, con los sentidos, estrategias y vivencias subjetivas.

[Así] las trayectorias se van definiendo y construyendo de manera no lineal a través del tiempo, de acuerdo con la experiencia biográfica, el momento del ciclo de vida, las condiciones y oportunidades ofrecidas por el mercado de trabajo, la percepción de los límites y potencialidades personales, y los cambios sociales y culturales (Mauro, 2004: 16).

El atractivo de los estudios con trayectorias laborales reside en su utilidad para vislumbrar la relación entre tiempo biográfico y tiempo histórico-social. El análisis de la interacción de factores de distinto orden permite comprender los procesos de cambio que se dan en el plano estructural a través de su expresión a nivel micro: el curso de vida de los sujetos. De este modo, posibilita abordar los procesos microsociales en su conexión con el ámbito estructural y la dimensión subjetiva de los fenómenos laborales. De allí que, esta perspectiva conciba al trabajo en un sentido amplio que incluye un conjunto de interrelaciones a nivel individual, organizacional y societal.

Así, la riqueza de los estudios con trayectorias laborales se vislumbra en su capacidad para analizar las transformaciones acaecidas en las últimas décadas a escala global, nacional e individual: el surgimiento de la nueva fase trasnacional del capitalismo, las reformas estructurales implementadas en los países latinoamericanos, la pérdida de marcos sociales en los que se desarrollaba la vida de un sujeto y la irrupción de una individualidad sin precedentes. Estos cambios, entre otros, resquebrajan las biografías "normales" -predecibles y socialmente pautadas-, afectando en particular la esfera laboral de las personas. La perspectiva de análisis escogida da cuenta de los fenómenos acontecidos, al incorporar en su estudio las dimensiones objetivas y subjetivas de la realidad social, en su articulación temporal.

Por otro lado, es importante resaltar que el análisis desde las trayectorias laborales no implica necesariamente una idea de progreso. La relevancia de este aporte se explica en que en la actualidad, una secuencia ocupacional típica mantiene escasas relaciones entre los puestos que se van conquistando9. El conjunto de experiencias diversas, impregnadas de estrategias novedosas y quiebres en su recorrido, se tornan invisibles desde mediciones estandarizadas que clasifican a individuos en posiciones ocupadas en momentos puntuales del tiempo. De allí la búsqueda de una perspectiva longitudinal que de cuenta de los procesos de continuidad y cambio en el ordenamiento de los eventos laborales, permitiendo capturar las rupturas que típicamente impregnan el conjunto de experiencias contemporáneas.

De este modo, la particularidad de la perspectiva teórico-metodológica elegida se halla en la centralidad que adquiere en su análisis la dimensión temporal. Los itinerarios laborales son procesos complejos de construcción y reconstrucción a lo largo del tiempo. El ordenamiento de los eventos laborales en su trascurrir temporal, resaltando sus cambios y continuidades, constituye un eje de indagación fundamental del enfoque. En consecuencia, la perspectiva de las trayectorias laborales permite analizar los procesos que los jóvenes deben atravesar en su transición a la vida activa, los cuales están signados por una alta movilidad y rotación laboral. El estudio de las trayectorias procura un análisis procesual y dinámico, alejándose de los enfoques que destacan la linealidad y continuidad de los procesos laborales. De esta manera, la trayectoria se constituye como el instrumento privilegiado de análisis de los cambios en los procesos de inserción laboral de los jóvenes, iluminando las nuevas relaciones que los mismos mantienen con el mundo del trabajo.

Se hace evidente la necesidad de adoptar enfoques que tengan en consideración el tiempo, la duración y el carácter no lineal de los procesos. Las trayectorias no son recorridos cerrados y preestablecidos. La contingencia y los sucesos imprevisibles se convierten en dimensiones analíticas fundamentales de un itinerario laboral (Bidart, 2006). La diversificación de los caminos antes predecibles en la vida laboral, hace necesaria una aproximación que considere la subjetividad del actor.

Las experiencias biográficas manifiestan una mayor diversidad ante la primacía que adquiere el fenómeno de individualización, presente en la creciente heterogeneidad y complejidad que revelan los itinerarios laborales en la actualidad. En este marco, el aporte de la perspectiva de las trayectorias al análisis social se halla en la revalorización del sujeto como objeto de investigación, que encuentra como trasfondo una sociedad que deviene cada vez más biográfica. Este carácter explica la diversidad y complejidad de los actuales recorridos y transiciones, que lejos de ser lineales son fluctuantes, personalizados y difícilmente previsibles. El análisis de las trayectorias laborales permite describir la heterogeneidad de experiencias sociales e individuales que se desarrollan al interior de un mercado de trabajo fragmentado.

Desde este lugar, se torna absurdo interpretar la biografía como un destino preestablecido. El conjunto de recorridos que delinean los sujetos en su vida trasluce las incertidumbres de rumbos subsumidos en una dinámica discontinua, no acumulativa, ni predecible. Las secuencias de las trayectorias vitales están sujetas a una menor planificación, reflejo de la pérdida de sus marcos normativos e institucionales. La reversibilidad de los actos y la incertidumbre de los estados, evocan a sujetos más flexibles para adaptarse al proceso de desinstitucionalización del curso de vida. La relevancia de la perspectiva de las trayectorias es que atiende las dinámicas que afectan al orden y a las secuencias del ciclo vital de todo actor.

Este estado incita a pensar en una transmutación de las representaciones del devenir que experimentan los individuos como consecuencia de los quiebres continuos en sus biografías laborales. La crisis de la concepción del tiempo asociado a un carácter lineal y acumulativo, se manifiesta en la pérdida de horizontes futuros: el tiempo ya no se presenta orientado hacia el futuro a construir y regido por la ideología del progreso. El devenir se presenta como algo incierto, adquiriendo el presente el centro de la dimensión temporal ante la dificultad de conformar un proyecto vida.

A modo de cierre

El presente trabajo buscó problematizar sobre los obstáculos que presentan los jóvenes en su inserción laboral. La pérdida de la idea de progreso, la imposibilidad de desarrollar un camino continuo en la vida laboral, el desdibujamiento de esquemas lineales y la obstrucción en la realización de una carrera, requiere de una aproximación que de cuenta de las rupturas que caracterizan a las prácticas laborales contemporáneas. Las transformaciones que experimenta la juventud en su dominio laboral, como corolario de los cambios introducidos desde mediados de los años setenta y profundizados en la década del noventa, trasluce una permutación en la modalidad de transición a la vida adulta. Frente a un nuevo tiempo histórico-social, que encuentra su expresión en las biografías individuales, los estudios con trayectorias laborales se presentan como un abordaje fértil en el campo de las ciencias sociales. La revalorización del sujeto, como campo de indagación; la imbricación de múltiples temporalidades, en tanto articulación de dimensiones objetivas y subjetivas; la capacidad de vislumbrar fenómenos sociales, ininteligibles desde otras perspectivas teóricas, son algunas de las potencialidades que presenta el enfoque analítico desarrollado.

Notas

1 El descenso de la desocupación que alcanzó el 11,4% en 2006, frente a los picos del 20% en 1995 y 2001, ha sido acompañado por el fenómeno de la informalidad que aún persiste: el 44,3% de los puestos de trabajo no son registrados. A su vez, el costo laboral disminuyó un 30% respecto del 2001, mientras que la precarización se ha profundizado en el mercado formal. Por otro lado, las brechas económicas y sociales se han consolidado, ampliándose en un 35% en relación a la década pasada (Svampa, 2006).

2 Desde la perspectiva francesa, Dubar (2001a) plantea que a lo largo de la década de 1980 entran en cuestionamiento convenciones antes reconocidas, que permitían esperar un progreso profesional, desigual pero previsible, asociado a líneas de carrera demarcadas en torno a categorías socio-profesionales estables. En la actualidad, señala el autor, ya no se valora la estabilidad en el empleo o la carrera interna, sino la flexibilidad. La finalización de los estudios y el ingreso a un trabajo, cuyo oficio o profesión se conservaba hasta la jubilación aparece como un modelo caduco. De allí que, debido a la multiplicación de los cambios acontecidos en el curso de las carreras profesionales, las trayectorias laborales son cada vez menos reducibles a trayectos ascendentes conformados a lo largo de canales preestablecidos. En conformidad con lo antes dicho, el norteamericano Sennett (2000) sostiene que el capitalismo flexible ha bloqueado la linealidad tradicional de las carreras profesionales.

3 Cabe destacar que los objetivos del artículo son los primeros insumos analíticos para la realización del marco referencial de nuestros estudios de posgrado. En este sentido, el presente trabajo es una instancia preliminar de una investigación empírica en curso que indaga acerca de cómo construyen sus trayectorias laborales jóvenes en situación de pobreza.

4 La inserción laboral es una construcción social, producto de una historia y de una configuración societal específica (Dubar, 2001b). El sostenido crecimiento de la tasa de desempleo, los cambios ocurridos en la estructura ocupacional y las modificaciones introducidas a las regulaciones del mercado de trabajo durante los años noventa, provocaron un alto grado de movilidad y un aumento de la intensidad de la rotación laboral. No obstante, la dinámica de estas variables no ha sido homogénea entre los distintos estratos socioeconómicos y grupos etarios. En este contexto, las trayectorias de iniciación laboral no operan de la misma manera para todos los grupos y categorías de jóvenes, dando lugar a una diversidad de inserciones y de estrategias en su transición hacia el trabajo. Los jóvenes, procedentes de sectores medios y populares, fueron los más golpeados por la falta de oportunidades laborales; las bajas posibilidades de acceso a un empleo estable y protegido los arrojó a un proceso signado por la alternancia de períodos de desocupación y empleos precarios una vez ingresados al mercado de trabajo.

5 La idea subyacente a la largo del trabajo es que el tiempo es una construcción social, de allí que sea analizable a través de una aproximación sociológica. Las biografías nos remiten a la construcción de temporalidades sociales que organizan y pautan la vida del sujeto.

6 El fenómeno conocido con el nombre de institucionalización del curso de vida implica un conjunto de etapas socialmente previstas y estipuladas donde "el ciclo de vida representa la secuencia ideal de acontecimientos que los individuos esperan experimentar y de posicionas sociales que esperan ocupar a medida que avanzan a lo largo de la vida" (Moreno Colom, 2009: 194). La estandarización de los ciclos vitales delimita socialmente diferentes fases de la vida, definiendo etapas etarias -infancia, adultez, vejez- como procesos vitales. En la constitución de una vida, destacamos aquellas transiciones vinculadas con la trayectoria educativa, el ingreso al mercado laboral, el abandono de la familia de origen y la constitución del núcleo familiar, sin agotar la multiplicidad de los trayectos y transiciones posibles.

7 Por consiguiente, la edad cronológica adquiere un papel fundamental en el análisis. Precisamente, no sólo determina los papeles sociales y roles a desempeñar a una determinada edad, también, remite a un año de nacimiento (cohorte) que ubica al individuo en un determinado tiempo histórico-social. De modo que una manera de analizar el cambio histórico, y su efecto en el curso de vida individual, es posible mediante un estudio intercohortes. La diversidad de fuerzas, que operan en un momento y que van cambiando en el trascurrir temporal, impactará de modo disímil respecto a la cohorte de pertenencia de cada individuo (Blanco y Pacheco, 2003). Este fenómeno se conoce como efecto de cohorte: los cambios históricos se traducen en patrones de vida diferenciados para distintas cohortes de nacimiento. Cabe destacar que dichas cohortes no son homogéneas a su interior, de allí la relevancia de la variable espacial, que ubica a las personas en diversas posiciones de la estructura social.

8 Los actores elaboran sus nociones de tiempo a partir de percepciones que están situadas en pertenencias sociales, económicas, culturales, étnicas y de género, conformando una subjetividad particular (Mallimaci y Giménez Béliveau, 2006).

9 En contraposición, el concepto de carrera laboral lleva implícita la idea de movimientos ordenados, que suponen una cierta planificación, a través de los cuales se mejora la ocupación. Dicha categoría implica no sólo una pauta determinada y fija de sucesión de un empleo a otro en la historia laboral de un individuo, sino también revela un patrón de progreso de trabajos de bajo a alto estatus (Mauro, 2004). Como han destacado Balán y otros (1977) en un estudio ya clásico, el concepto de carrera hace referencia a "un juego de ocupaciones ordenadas, relacionadas funcional y jerárquicamente, por lo que la experiencia de una de ellas es requisito necesario para pasar a la siguiente" (1977: 165).

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Recibido 2.3.11
Recibido con modificaciones: 17.5.11
Aprobado definitivamente: 8.6.11

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