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Trabajo y sociedad

versión On-line ISSN 1514-6871

Trab. soc.  no.19 Santiago del Estero jul./dic. 2012

 

ACCION COLECTIVA

Relaciones de solidaridad y poder entre destinatarios y promotores del programa social "Banco Popular de la Buena Fe".

Relations of solidarity and power among receiver and promotores of social program "Banco Popular de la Buena Fe".

 

Matías José Iucci*

* Licenciado en Sociología (UNLP), Magister en Gobierno y Desarrollo (UNSAM - Fun-Dar); Doctorando con Mención en Ciencias Sociales y Humanas de la UNQui. Becario de Formación Superior (UNLP), con lugar de trabajo en el Centro Interdisciplinario de Metodología de las Ciencias Sociales (CIMeCS), perteneciente al Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IDIHCS/UNLP-CONICET) de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).  

 


Resumen

El trabajo indaga por la noción de solidaridad presente en los lineamientos del programa social "Banco Popular de la Buena Fe", y por los lazos sociales que ocurrían entre destinatarios y promotores en los espacios de encuentro generados por el programa.
"Banco Popular de la Buena Fe" es programa social que promueve la inclusión social a través del desarrollo de microemprendimientos individuales con pequeños créditos otorgables a partir de una garantía solidaria. Fue lanzado por el Ministerio de Desarrollo Social de Nación en 2002 y su implementación se realiza a través de ONGs.
El trabajo se realizó con una metodología cualitativa, combinando la observación participante durante los días de reunión obligatoria que exigía el programa, y entrevistas con sus promotores y destinatarios.

Palabras clave: Políticas sociales; Solidaridad; Pobreza; ONG; Municipio

Abstract

The work explores the notion of solidarity that were in the guidelines of the social program "Banco Popular de la Buena Fe" and the social ties that occurred among receivers and intermediaries political meeting spaces generated by the program.
"Banco Popular de la Buena Fe" is a social program that promotes social inclusion through the development of individual micro-loans to small from a joint guarantee. It was released by the Social Development Office in 2002 and its implementation brings together NGOs.
The work was done with a qualitative methodology, combining participant observation during the days of mandatory meeting called for by the program, and interviews with promoters and receivers.

Keywords: Social Policies; Polidarity; Poverty; NGo; Municipality


 

Sumario

1. Introducción. 2. El lazo social (solidario) en contextos de pobreza: apuntes teóricos. 3. Confianza, ayuda y control: tres características de la "garantía solidaria" en el Banco Popular. 4 Una mirada al contexto: ONGs, programas sociales y ¿el municipio ausente? 5. Relaciones solidarias en el pequeño grupo. El caso de "las Enero". 6. La solidaridad en el grupo ampliado. 7. Bibliografía. 8.Fuentes

Introducción

Desde 2003 en adelante, agentes del Ministerio de Desarrollo Social de Nación, comenzaron a enunciar un discurso que se mostraba a favor de políticas sociales que apuntaran a la creación de puestos de trabajo, y a través de ello a la inclusión social.
En este marco, el Ministerio lanzó el "Banco Popular de la Buena Fe", un programa social que se implementó a través de ONGs y que tenía como objetivo principal el desarrollo de microemprendimientos individuales a través de la puesta en circulación de pequeños préstamos monetarios, otorgables a partir de la exigencia de una garantía que llamaban "solidaria".
El programa apuntaba también al desarrollo de una economía que se pretendía "social", y proponía en consecuencia dinámicas de funcionamiento de tipo grupal, apuntando a la generación y/o el fortalecimiento de valores y lazos sociales solidarios entre sus destinatarios y promotores.
En definitiva, y esto es aquello que se pretende analizar aquí, no sólo se apuntaba a la generación de empleo a través de este programa social sino que también se sugería una modalidad de relación social (la solidaridad) que rigiera las prácticas y relaciones de los actores involucrados.
Dada esta esquemática presentación, que ampliaremos páginas más adelante, proponemos en este trabajo situarnos en los lineamientos de este programa social y en las dinámicas ocurridas entre destinatarios y promotores del mismo en una ONG de la ciudad de El Saladero1 durante el 2009, para problematizar dos cuestiones:
Por un lado, nos preguntamos ¿en qué descansaba la solidaridad de los vínculos sociales para este programa? Por el otro, nos preguntamos si los destinatarios del programa incorporaban estos valores y orientaban sus prácticas de acuerdo aquella noción de solidaridad; y a su vez, ¿qué otras formas de vínculo social se ponían en cuestión entre destinatarios del programa entre si y entre estos y los promotores?
A modo de síntesis de lo que desarrollaremos en el trabajo, interpretamos que con la noción de solidaridad, el programa esbozaba y proponía un lazo de integración social que incluía relaciones de confianza y de ayuda entre iguales, en un marco de controles y sanciones por parte de las autoridades.
Argumentaremos luego, siguiendo los trabajos de Lomnitz (1994) y Bourdieu (1997), que los destinatarios del programa entraban en lazos sociales que combinaban relaciones de reciprocidad entre pares, (tales como la ayuda, confianza, amistad, vecindad) pero también de tipo redistributivos en los que las promotoras, además de ejercer tareas de sanción y control dentro del programa tal como lo estipulaban sus lineamientos; ponían en circulación entre los destinatarios, recursos obtenidos a partir de su vinculación de éstas con las estructuras municipales.
Es decir que por un lado seguían las pautas de relación social establecidas por este programa social, pero también se presentaban otros vínculos, que si bien se pueden entender como solidarias, se estructuraban en un sentido distinto a la que apuntaba el programa.
Entendemos que el trabajo nos ayuda a discutir tanto el carácter de las políticas sociales que lanza el Ministerio de Desarrollo Social de Nación y las posibilidades de su implementación en contextos locales, como también las formas bajo las que conviven lazos horizontales y verticales entre actores sociales que se encuentran relacionados entre si a propósito de una política social.
El trabajo se realizó con una metodología cualitativa, combinando la observación participante durante los días de reunión obligatoria que exigía el programa en el lugar mencionado, y entrevistas estructuradas y no estructuradas con sus promotores y destinatarios.

El lazo social (solidario) en contextos de pobreza: apuntes teóricos.

¿Cómo se produce el lazo social entre actores?, ¿de qué modo los sujetos se integran en la sociedad? En modos muy esquemáticos, podemos pensar, dentro de una tradición teórica sobre la sociedad que se remonta al menos hasta Mauss (1971), que el lazo social se genera y actualiza a partir de una serie de intercambios de bienes materiales y simbólicos que ocurren entre sujetos que se sitúan en distintas posiciones dentro de un espacio social. A medida que ocurre el intercambio, se generan obligaciones recíprocas de dar, recibir y devolver, que involucran a un conjunto de actores sociales en un lazo social.
Debemos agregar aquí de un modo extremadamente esquemático, con Bourdieu (1997) y contra teorías de la elección racional, que estos intercambios no entran en un cálculo subjetivo en el que un sujeto maximiza los medios para alcanzar un fin, sino que los actores se ven envueltos en el intercambio en la medida que sus esquemas generadores de prácticas (hábitus), construidos socialmente e incorporados subjetivamente a lo largo de una trayectoria, orientan su sentido práctico en este juego social.
La solidaridad dentro de estas teorías2, puede ser pensada como un lazo social que se produce y actualiza a través de estos intercambios recíprocos que se presentan en un marco de confianza y de proximidad física, presentes entre actores que se sitúan con igualdad de carencias y oportunidades; pero también que pueden ocurrir en el maco de relaciones de poder y dominación, entre actores que poseen recursos desiguales y que se ubican con distintas jerarquías en el espacio social.
De acuerdo a Lomnitz (2002), que estudió relaciones sociales en contextos de pobreza, es posible reconocer como formas de vinculación entre actores sociales, lazos sociales de carácter horizontal "ente individuos con recursos y carencias similares que se dan dentro de un contexto de sociabilidad o confianza" y en forma superpuesta, intercambios redistributivos, "entre individuos de distinta jerarquía con recursos desiguales."3
Es decir, que el concepto de solidaridad en el que estamos pensando se vale de esta combinación de lazos sociales y que bien pueden encontrarse en los espacios de sociabilidad que se generan entre actores vinculados a un programa social4. Se trata en este sentido, de especificar y rastrear las modalidades bajo las que se presentan lazos horizontales y verticales entre destinatarios de programas sociales entre si y entre estos y los promotores.
Establecimos un concepto de solidaridad basado en tradiciones teóricas de las ciencias sociales, veremos a continuación, qué concepto de solidaridad proponía el programa social.
Confianza, ayuda y control: tres características de la "garantía solidaria" en el Banco Popular.
En 2003 el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación lanzó el programa "Banco Popular de la Buena Fe" como un componente dentro del Plan Nacional de Desarrollo Local y Economía Social "Manos a la Obra".5
Entre sus varios objetivos, se destaca la pretensión de "Generar autoempleo en sectores populares excluidos, a través del otorgamiento de pequeños préstamos de garantía solidaria y mejorar la calidad de vida de los sectores populares más empobrecidos" y otros, de carácter moral como "fortalecer y recuperar valores tales como la solidaridad, la confianza mutua, la responsabilidad, la honestidad" o bien "incentivar la capacidad de soñar y de gestar nuevas utopías" 6
A lo largo de estos años, el "Banco Popular" se expandió desde la Provincia de Buenos Aires a otras provincias7 y pasó de tener, en 2003, 30 organizaciones que otorgaban créditos a abarcar a 443 en el año 2007.8
En cuanto a las explicaciones sobre su nombre, en los manuales y documentos institucionales del Programa son recurrentes las comparaciones entre el "Banco Popular" y los bancos que se desenvuelven en el sistema financiero en una economía capitalista. A semejanza de estos, el "Banco Popular" presta dinero para emprender un proyecto económico (ya sea de reventa de productos, de prestación de servicios o de producción) y exige su devolución. En contraposición, el "Banco Popular" no presenta el interés económico como actividad lucrativo - financiera, tal como se presenta en el banco del sistema financiero.
El programa se define como "Popular" ya que está destinado "a sectores populares", incluyendo en la categoría a quienes no tienen posibilidades de acceder a un crédito en el banco financiero, desocupados y a la vez, mayores de 18 años.
Se puede ver en sus lineamientos, las intenciones puestas en que emergieran con este programa características propias de una "economía social", es decir, formas de producción, acumulación y distribución de mercancías alternativas o bien diferenciadas de las que promueve el modo de acumulación capitalista.9
La solidaridad como lazo social tal como se desprende de los documentos ministeriales, y tal como las explicaban las promotoras del programa en la ONG donde se realizó el trabajo de campo, adquiría al menos tres características.
En primer lugar, la "garantía" solicitada a la persona que requería un préstamo era de carácter solidaria y no financiera como en el sistema bancario. Para esto, las promotoras invitaban a quienes se acercaban al programa a que pensaran en un proyecto (un microemprendimiento) a desarrollar con el préstamo, y a la vez, a que se involucraran en un grupo de cinco personas, quienes pasaban a ser además de compañeros del grupo, garantes del préstamo.
Quienes se acercaban al Banco Popular, no se conocían necesariamente entre si en forma previa. Para esto, las promotoras, siguiendo los lineamientos programáticos, organizaban encuentros periódicos en los hogares de los integrantes del grupo que servían, según los manuales del banco popular, para formular el proyecto que el futuro prestatario iba a desarrollar con el préstamo otorgado y a su vez, para conocer y generar lazos de confianza con los otros compañeros de grupo.
Se apostaba de este modo, a que la confianza se generara en relaciones directas, de tipo cara a cara en conversaciones orientadas por los promotores en las reuniones de los hogares de los integrantes del grupo, que versaban no sólo sobre los proyectos que individualmente iban a desarrollar, sino también sobre experiencias significativas de sus vidas.10
En este contexto, en las reuniones de integración del grupo, los destinatarios del programa debían aprender y demostrar una predisposición para "ayudar al compañero", que según entendemos, era el segundo sentido que adquiría la noción de solidaridad en el Banco Popular.
Se señalaba en los manuales, que en caso en que uno de los participantes del grupo se topara con problemas durante el desarrollo del emprendimiento o bien que se viera dificultado para la devolución de las cuotas correspondientes al monto prestado en tiempo y forma, los otros integrantes junto a los promotores debían proponer alternativas para superar los obstáculos. En esta cuestión recaía la idea de "ayuda" entre iguales válida para los integrantes del grupo y en nombre de la que, se sugería en el manual, se podían organizar oportunamente, "rifas, ventas de alimentos, bingos, ferias".
Por último, había una dimensión de "control y sanción" que podían ejercer las promotoras en casos específicos, que también formaba parte del lazo social que se pretendía generar.
Se argumentaba en los lineamientos, que en el caso que uno de los integrantes del grupo dejara de asistir o no pudiera afrontar la devolución del préstamo, los compañeros del grupo se comprometían ante al programa, a través de la garantía solidaria, a devolver con su capital las cuotas restantes de ese crédito. De este modo, y en nombre de la "garantía solidaria", el programa (y el Ministerio, que en definitiva disponía de los fondos para el otorgamiento de los préstamos) buscaba asegurar el retorno del capital prestado.
La solidaridad según los lineamientos del programa orientaba prácticas que iban a ser válidas para quienes se iban a desempeñar en el banco popular y a partir de las cuales iba a ser posible obtener un préstamo y desarrollar un microemprendimiento. A su vez, los principios de la garantía solidaria intentaban instaurar una "economía de las prácticas"11, en una serie de obligaciones (que también eran morales) generadas a partir de intercambios entre los destinatarios y los promotores del programa.
Así, la solidaridad dentro del programa generaba obligaciones para los destinatarios con respecto a sus compañeros (garantías solidarias y ayudas), pero también ante la autoridad ministerial, representada en forma cotidiana por las promotoras del programa. Si la solidaridad entre los compañeros del grupo podía ser entendida en términos de horizontalidad y reciprocidad; con las autoridades, entraban otras relaciones entre las que se incorporaba la sanción y la penalización colectiva, en caso de incumplimiento de alguno de los miembros del grupo.
Ahora bien, para garantizar la práctica de tantos principios, se proponía una dinámica de funcionamiento particular. El programa preveía encuentros semanales, de días fijos y de asistencia obligatoria coordinados por las promotoras que tenían la finalidad de desarrollar actividades como atender la evolución de los grupos y los proyectos individuales, cobrar las cuotas semanales de los préstamos, y realizar aquello que los manuales llamaban "vida de centro"12

Era en estos encuentros donde participaban todos los grupos conformados y donde todas las prestatarias se relacionaban entre si y a la vez, con los promotores del Banco Popular.13
Conocimos la visión del programa sobre la solidaridad, veremos a continuación cómo se ponía en práctica y qué sentidos adquiría este lazo social en el marco de este programa.
Para observar esto, prestaremos algo más de atención a las "promotoras" del programa, las encargadas de traducir estos lineamientos en prácticas sociales. Vimos que tenían una función de autoridad que reposaba en última instancia en el Ministerio, pero veremos también en el tipo de redes de las que participaban en el contexto local.

Una mirada al contexto: ONGs y programas sociales y ¿el municipio ausente?

Bajo la denominación de "gestión asociada", el programa hacía partícipes a las ONGs en su implementación.
El Ministerio distinguía entre ONGs regionales y locales, que tenían distintas funciones y actividades con relación al programa. El Ministerio seleccionaba a las "organizaciones regionales" a quienes les transfería los fondos necesarios para las capacitaciones de los promotores, para financiar los microcréditos y los gastos operativos. Las Organizaciones Regionales (con la supervisión del Ministerio), convocaban y seleccionaban a las "organizaciones locales" que eran las que funcionaban como centros de los Bancos Populares. El Centro Don Bosco, ubicado en uno de los barrios de El Saladero tenía esta denominación.14
¿Quiénes eran los actores que estaban en relación con la ONG local? Veremos que ellos no se incluían exclusivamente en el marco de las ONGs y de la sociedad civil, sino que también estaban estrechamente vinculados con las estructuras municipales de gestión.
El contacto entre la ONG regional y la ONG local que requería el Banco Popular, dependía de "Ana", su presidenta.
En su relato, visible en las diversas entrevistas realizadas, me contó se había involucrado en diversas causas barriales, tales como la fundación de una guardería y en las actividades de la parroquia. Allí fundó una casa para "madres solteras" y se encargó de las actividades de "Cáritas". Fue una pelea con el sacerdote la que la llevó a apartarse de la parroquia y a desarrollar sus actividades en el marco de la ONG.
Fundó en 1997 la ONG orientada a trabajar con adolescentes del barrio, particularmente en tareas de prevención de drogas y reproducción sexual adolescente, actividades que continuban desarrollándose aún en 2011, a través de talleres.
Era alguien conocida en el barrio. Al menos asi lo reconocían las personas de comedores, de la parroquia, de la unidad sanitaria, la escuela, de los clubes, del jardín.15
Para sustentar las actividades de la ONG, se organizaban junto a su hermana y la coordinadora general (la "dirección de Don Bosco), para buscar recursos en distintos ámbitos.
Asi, habían firmado convenios con instancias provinciales de gobierno, entre las que enumeraban el área de Minoridad del Ministerio de Seguridad de Provincia (de donde obtenían "becas" para solventar viajes y actividades para los jóvenes que asistían a los diversos talleres), habían recibido subsidios de distintos ministerios de Provincia o Nación, y contactado la ayuda de ONGs situadas en Capital Federal. Sabía también que en el municipio "no había recursos" y por esto, no dirigían hacia allí sus esfuerzos por obtenerlos.
A la par de su militancia barrial, se había desarrollado su militancia partidaria. Ana estaba afiliada al partido justicialista desde sus 18 años, aunque no se reconocía como una "militante política", sino como una "militante comunitaria"16. Estuvo vinculada con la agrupación de un ex intendente, (a quien consideraba su "amigo") y ahora (en el pasado no había sido así) apoyaba la gestión del intendente actual.
Comentó con orgullo el día que la llamó el presidente del partido justicialista local para ofrecerle participar como suplente de la lista para concejales en las elecciones de 2003, en las filas del Frente para La Victoria. La decisión de aceptar esta candidatura no fue fácil, ya que decía que no quería confundir la actividad de la ONG con las del partido.17
En el 2007 supo que algunas personas vinculadas al Ministerio de Desarrollo Social convocaban a ONGs para desarrollar un programa social. Lo sabía porque conocía personalmente a la directora de la ONG regional y se lo había comentado en una oportunidad. Ana mencionó en una entrevista que no fue tanto el programa específico (y el compromiso con los valores solidarios) lo que interesó, sino que en aquel momento estaba pensando en formas de acercar a los padres de los jóvenes que participaban en los talleres de Don Bosco a las actividades de la ONG, en una lectura particular que realizaba sobre sus problemas.18
Cuando el Banco Popular llegó a Don Bosco, Ana delegó en tres personas (las "promotoras" en el léxico de los lineamientos programáticos) los asuntos vinculados al programa. Eso le permitía traer el programa (y sus recursos) a la ONG y continuar con sus actividades cotidianas vinculadas, entre otras cuestiones, a su bancada en el concejo deliberante local y la atención de los jóvenes del barrio.
Aunque ella no iba seguido a las reuniones de los viernes, y mantenía su relación con la ONG regional a propósito de los controles que exigía el programa, estaba al tanto de lo que ocurría en el Banco Popular por el contacto que tenía con sus promotoras, con quien hablaba frecuentemente sobre éste y otros asuntos.
Mirta, Lía y Carolina eran las tres promotoras del banco popular en el Centro Don Bosco.
Mirta era quien mayor peso y determinación tenía en las decisiones tomadas en el Banco Popular de las tres promotoras. De ella provenían las indicaciones generales sobre las actividades que cada viernes se realizaban en el banquito, y era a ella a quien recurrían las destinatarias para cualquier consulta.
Mirta era la representación de Ana cada viernes en el Banco Popular. La ausencia de Ana pasaba inadvertida ya que Mirta llevaba su voz y su mandato hacia las actividades del Banco Popular. Muchas de las frases que iniciaba eran del estilo "hablé con Ana, y me dijo que..." o bien, cuando era interrogada por alguna cuestión particular, mencionaba "eso le voy a preguntar a Ana".
Mirta era la nuera de Ana, vínculo sobre el que entendemos, reposaba la confianza e incidencia creciente que tenía sobre las actividades de la ONG y del Banco Popular. De algún modo, estaba "heredando" el capital político de Ana.19 Esto lo pudimos ver en el momento de elecciones de 2009 cuando comenzaba a forjar sus primeras herramientas dentro del campo político bajo su dirección, recogiendo demandas de los vecinos para presentarlas ante el líder político; o ayudando a Ana a movilizar a los vecinos del barrio al acto de la presentación de candidatos para las elecciones.20
Hacia el 2009, había comenzado a colaborar como secretaria del Delegado Municipal21 de la zona alejada del centro. Según Lía, el trabajo de Mirta se debía a un ajuste de favores entre los líderes del partido y ella: había aceptado votar de determinado modo en una elección en el Concejo Deliberante a cambio de su incorporación como empleada en las oficinas municipales.
Mirta entonces, tenía un lazo de parentesco, intenso con Ana, la presidenta de la ONG, y su capital social22 comenzaba a acrecentarse a medida que se involucraba dentro de las estructuras partidarias y municipales. Era la voz autorizada dentro del Banco Popular para tomar las medidas decisorias sobre múltiples aspectos.
Lía, otra de las promotoras, no tenían militancia política activa ni estaban interesadas en ello, aunque asistía a los actos políticos ya que, como comentó en una entrevista, gustaba de "escuchar a la gente que habla bien". Lía era manzanera23 desde hacía varios años y junto a Ana había comenzado a militar en las causas barriales (principalmente cuando Ana estaba en la iglesia).
Ella se encargaba de recibir el dinero de las destinatarias cada viernes, y depositarlo en el banco. Siempre lo había hecho, y lo consideraba parte del poder que aún le quedaba, frente al avance inexorable de Mirta.
Carolina, la tercera de las promotoras, era partera en el hospital local, era mucho más joven que las otras. Se declaraba como no interesada en la política y la había conocido a Ana cuando ella daba el oratorio en la iglesia del barrio. Precisamente, era una de las jóvenes a quienes destinaban las actividades de la parroquia. Veía la inserción dentro del Banco Popular como una oportunidad para "devolver" al barrio lo que le había dado. Su contacto con Ana era más distante, incluso no era muy diferente al que mantenía cualquier otro destinatario.
Carolina orientaba las reuniones junto a sus compañeras, las asistía en las actividades planteadas para cada viernes. Su rol dentro del banco popular era más difuso y ocupaba un lugar no tan central como promotora.
Como vimos en este apartado, si bien el programa se implementaba a través de ONGs; este mundo y el de la política y la gestión municipal se contactaban a través de los círculos sociales24 de las personas que se encontraban en su dirección. A su vez, observamos que los intereses puestos en los valores solidarios con los que los lineamientos programáticos estaban comprometidos, eran más bien difusos para las personas encargadas de su implementación. El programa, sus objetivos y valores, ingresaba dentro de un marco general de intereses y apuestas sociales diversas en la que se desenvolvían los actores encargados de llevarlos a cabo.
Por otro lado, observamos que de acuerdo a las redes de relaciones que mantenían la presidenta de la ONG y de una de las promotoras, además de ser referentes de la ONG, y "promotoras", y en tanto tal, el poder delegado por parte de la autoridad ministerial para dar órdenes relacionados al programa social, eran también intermediarias políticas25 de acuerdo a su inserción en las oficinas locales; cuestión que como veremos más adelante, no escapaban a los ojos de las destinatarias del programa.
Nos introduciremos a continuación en las dinámicas grupales para observar los valores solidarios en situaciones cotidianas que presentaba el programa.

Relaciones solidarias en el pequeño grupo. El caso de "las Enero".

En esta ONg y a través del Banco Popular se formaron, de acuerdo a los lineamientos establecidos por el programa, 4 grupos ("Esperanza", "Enero", "Ilusiones", "Maravillas) que funcionaron durante 2009.
Distinguiremos, de acuerdo a la presentación realizada, entre dos tipos de grupos en los que los destinatarios debían desarrollar sus actividades. Por un lado, el pequeño grupo, conformado por cinco integrantes (entre quienes se debían prestar la garantía solidaria) y por el otro un grupo ampliado, en el que se involucraban todos los destinatarios y los promotores, y se reunían los días viernes para llevar adelante la "vida de centro".
Describiremos a los integrantes del banquito y sus modalidades de agrupamiento de acuerdo al grupo pequeño y luego en el grupo ampliado en las siguientes secciones
El grupo "Las Enero" se conformó a principios de 2008 (Enero, precisamente) y perduró hasta mediados de 2010. No siempre tuvo los mismos integrantes, por razones que explicitaremos aquí.
Gladis tenía 32 años y hacía 15 que vivía en el Saladero. Había nacido en Chaco y se vino con sus padres y su hijo a vivir en esta ciudad. El proyecto individual de Gladis consistía en la reparación y venta de celulares (y sus correspondientes accesorios). Con el dinero del primer préstamo más dos triunfos consecutivos en la lotería, logró conseguir la plata para abonar el alquiler de un local allí en el barrio. Luego, con la propaganda comenzaron a llegar los clientes y asi, hacer crecer su negocio, según comentó en una entrevista que me otorgó un miércoles por la mañana, mientras atendía en su local.
Alejandra tenía 30 años. Además del banco Popular, trabajaba en una empresa de limpieza de la ciudad vecina durante todas las mañanas. Comenzó con un proyecto de reventa de ropa para bebés, que lo hacía en una modalidad de venta "casa por casa" allí en el barrio, hasta que se enfermó y comenzó a colocar sus productos en el local de su madre, (que para dar más detalles, queda frente al local de Gladys). Su marido tenía un trabajo estable en una empresa de la zona, con lo que alcanzaba para sustentar el hogar y sus hijos.
Otra integrante del grupo era Mariana quien no llegaba a los 30 años de edad. Las conoció a Gladys y a Alejandra en distintos momentos. Ella vendía productos de "catálogo" (tales como los que promociona la marca "Avón") en el barrio. A Gladys la conoció en la sala de espera de la Unidad Sanitaria del barrio cuando le ofreció este tipo productos, y a Alejandra en el local de ropa de su madre, también a través de sus ventas. Las dos le comentaron sobre el banquito y la invitaron a unirse. Mariana vivía en la zona del barrio que llamaban "el fondo". Alli las viviendas eran más precarias, y no había un trazado urbano claro. Vivía con sus dos hijos, cerca de la casa de sus padres. Comenzó con un proyecto de reventa de ropa, pero lo cambió al tiempo ya que "no funcionaba", me comentaba en una entrevista realizada en su casa. Ahora se dedicaba a producir y vender pizzas (aprovechando que su hermana contaba con un horno pizzero en la casa de sus padres), empanadas y pasta frola en el barrio, y también en la puerta de la fábrica donde trabajaba su padre. Esta actividad, la combinaba con la limpieza de una casa céntrica. Con este trabajo, la actividad dentro del banquito y la ayuda recibida por otros planes sociales, le daba sustento a sus ingresos.
Había otras dos personas en el grupo, que según Alejandra y Mariana, las había convocado Gladys. Una de ellas Maru, que revendía ropa, hasta el momento en el que se enfermó su madre y se vio obligada a cuidarla, y en consecuencia, a abandonar el proyecto; y Claudia, que abandonó el banquito al tiempo de iniciar sus actividades. Ella había tomado el préstamo y se había retirado sin devolver su préstamo.
Gladys comentó en la entrevista que eran personas que las conocía del barrio, pero con quienes mucho contacto tampoco había tenido.
De este modo, sólo una de estas personas (Gladis), conocía a las otras cuatro. Todas comenzaron a conocerse durante las "visitas en las casas" que organizaban las promotoras del banquito y que duró un tiempo de dos meses. Allí conversaban sobre los proyectos y podemos suponer, comenzaron a adquirir la relación de confianza necesaria que requería la "solidaridad" para el Banco Popular. Ninguna tuvo problemas para otorgar la garantía solidaria a sus compañeras para que estas recibieran el préstamo.
Con el correr del tiempo, el grupo se vio desmembrado por las dos personas que dejaron de asistir.
Observaremos aquí qué ocurría cuando algunos de los integrantes del pequeño grupo tuvieron problemas para responder ante las normas del banquito. Lo consideramos de central importancia, ya que era momento de observar la "solidaridad" en pleno funcionamiento.
El problema principal en el grupo Enero fue que una de estas personas tomó el préstamo y tras la tercera cuota dejó de abonar y asistir a las reuniones del grupo ampliado. Como mencionamos más arriba, una persona que dejaba de pagar, estaba rompiendo la confianza, y el valor de la palabra, bases que sustentaban el Programa. A su vez, obligaba a las otras integrantes del grupo a responder con su capital para completar las cuotas de esta persona.
Este hecho desató un conflicto entre las integrantes del grupo y las promotoras, acerca de qué determinación tomar ante esta persona y su deuda. Emergieron de aquí, dos puntos de vistas enfrentados:
Según las promotoras, este hecho obligaba a que el grupo buscara una solución a esta cuestión, entre las que pesaban, según las indicaciones programáticas, la "ayuda" y luego, el pago por parte de las integrantes del grupo de las cuotas de la persona que estaba dejando de asistir.
Pero para las integrantes del grupo, era una función de las promotoras (una función no cumplida), ocuparse de la dinámica de los grupos, es decir, saber a quién se le prestaba, para qué y cómo evolucionaban los proyectos, a fin de no llegar a una instancia semejante.
Gladis contó en la entrevista que ofreció el espacio a Claudia para que pudiera vender su ropa en el local, en una decisión tomada personalmente, haciendo valer el componente de ayuda que estaba implicado en el lazo solidario. Esto funcionó por un corto tiempo hasta que Claudia decidió alejarse del todo del banquito.
Durante este conflicto, primó el punto de vista de las promotoras, ejerciendo el papel de autoridad del programa: hicieron valer ante una situación conflictiva, el componente del valor solidario vinculado a la colectivización de las pérdidas entre las integrantes del grupo, es decir, la dimensión que se vinculaba al "control" por parte de las autoridades.
Destacamos entonces que las personas comenzaron a establecer sus contactos en el ámbito barrial26, y el programa les ofreció un lugar para fortalecerlos. A su vez, por el período de un año las integrantes se movieron de acuerdo al lazo solidario que establecía el banco popular, haciendo valer en distintos momentos su componente de garantía (confianza), de ayuda y las promotoras el rol de control; cuestión que también dejó instalada cierto malestar en el grupo.
¿Sólo estas relaciones ocurrían en el Banco Popular? La solidaridad establecida no se reducía a estos únicos principios, sino que veremos que en el grupo ampliado, en el momento de encuentro con otras integrantes del banquito, se discutían otras cuestiones y se vivían de otro modo lazos sociales, que consideramos interesantes para comprende el tipo de lazo social en el que se involucraban estas personas.

La solidaridad en el grupo ampliado. Amistad y vecinazgo entre destinatarias del Banco Popular.
Además de la participación en el "grupo pequeño"; todas las personas que integraban los distintos grupos del banco Popular se encontraban los días viernes para participar de la "vida de centro" del banquito.
Alli, se daba un encuentro entre promotores, prestatarios para plantear las diversas problemáticas, tanto personales como de los proyectos en cuestión. A su vez, era el espacio obligatorio donde las prestatarias abonaban la cuota semanal a las promotoras. Por esta cuestión, se consideraba una actividad central dentro del programa; con mayor importancia que la participación en el pequeño grupo.
Para muchas destinatarias, era el espacio de conversación, dispersión, y de apoyo mutuo. En el encuentro semanal, como se sugirió antes, se encontraban personas que vivían en condiciones similares y mantenían problemáticas distintas. Se conversaba sobre la salud de sus hijos, los problemas de alguna vecina del barrio, la inundación de la última lluvia fuerte.
Algunas de las destinatarias del programa, comenzaron a establecer lazos más intensos, a partir de su participación en el banquito. Asi, Gladys y Mariana, comentaron que comenzaron a compartir una amistad, al provocar un vínculo que se actualizaba con mayor periodicidad al ocurrir visitas en sus viviendas con mayor frecuencia, y a conversar sobre temas comunes.
Gladis, una recién llegada al barrio desde Capital Federal y que integraba otros grupo, me comentó en entrevista, que a través del Banco Popular podía conocer personas que vivían en su barrio, y que con varias de estas personas, estaba estableciendo lazos de amistad.
Algunas de quienes integraban el grupo ampliado y formaban parte del banquito, comenzaron a formar y en otros casos de reforzar un círculo de sociabilidad en el interior del barrio, es decir una lazo de vecindad. Estos intercambios, se habían comenzado a gestar a lo largo de los encuentros en las casas para organizar el "pequeño grupo", se había desarrollado en la reunión de los viernes cuando se realizaba la "vida de centro" en los encuentros entre promotores y destinatarios; y en algunos casos, se reforzaba con visitas en las viviendas de estas personas en tiempos que quedaban por fuera del banco popular.27

Las reuniones de los viernes: el intermediario político como capital social de las destinatarias del programa.

Estos no eran los únicos temas que se trataban en las reuniones. Sostenemos que el banco popular también ponía en relación a agentes vinculada a las oficinas municipales (que personificaremos en Ana, la presidenta de la ONG, pero más directamente con Mirta); quien estaba en una posición de intermediaria entre los beneficiarios y las agencias municipales.
Así, durante las reuniones, era común que Mirta informara varios aspectos no vinculados directamente con el banquito, pero si con los ámbitos donde se podían encontrar recursos para los vecinos. Ella comentaba sobre los subsidios que podían ofrecer la Secretaría de Producción local, o el estado de los trámites por una maquinaria pedida en el marco de proyectos de esta secretaría, mencionaba los trámites necesarios para insertarse en el monotributo y también, comentó a algunos (no a todos)28 sobre las posibilidades abiertas en el nuevo plan, las cooperativas de trabajo.
Esto podía ser utilizado como un "capital social"29 para los destinatarios del programa.
"Para nosotras es algo importante tenerla a Mirta ahí (en la municipalidad) significa que cualquier proyecto que nosotros llevemos, sabemos que está ella y ella también sabe a quién se lo va a dar. Esa es la diferencia." Comentaba Gladis, del grupo "las enero" en una entrevista.
Asi también, a partir del contacto que Ana y Mirta podían realizar con las oficinas municipales, algunas destinatarias del Banco Popular podían obtener lugares en las ferias municipales que se organizaban periódicamente en el centro de la ciudad, para vender sus productos realizados con los préstamos del banco popular.
Sostenemos entonces que más allá de las actividades propias de este programa; involucrarse dentro del espacio del banco popular, implicaba para muchas prestatarias entrar en relaciones directas con mediadores políticos, cercanos a la información y a los "favores" que podían obtener a partir de su posición cercana al municipio.30
Estas relaciones guardaban una asimetría en tanto que un actor, obtenía recursos e información de las oficinas municipales y los redistribuía entre algunos destinatarios. Emergía en este ámbito junto a la amistad y vecinazgo recién analizados, relaciones verticales entre intermediarios y destinatarios de programas.

Conclusiones

En este trabajo exploramos la noción de solidaridad según los lineamientos del programa social "Banco Popular", y expusimos alunas dimensiones que este lazo social adquiría en las prácticas de los actores involucrados en el programa.
El Estado apuntaba con este tipo de programas sociales no sólo a lograr la inclusión social y el autoempleo, sino que también ponía un énfasis en el tipo de lazo social y los valores que deberían incorporar los destinatarios de programas sociales.
Se expuso en el trabajo que encontramos tres componentes del lazo solidario tal como se lo enunciaba en los lineamientos programáticos: la "confianza", la "ayuda" y a la vez, el "control".

Estas nociones iban a ser válidas para el desempeño de los destinatarios del programa dentro de formaciones grupales.
Durante a implementación del programa se generaron ámbitos de sociabilidad donde se encontraron promotores y destinatarios que intentaban guiar prácticas según este lazo social. Vimos cómo la ayuda, la confianza y el control aparecían como formas de articulación social válidos en el marco del banco popular.
Encontramos también que había múltiples formas de vivir la "solidaridad" entre los involucrados, de las que dimos cuenta en este trabajo.
Vimos que las destinatarias solían entrar en relaciones de amistad y vecindad entre si, al compartir experiencias y dificultades similares en el marco de los cuales, era posible vivir la solidaridad como una relación social de "ayuda" entre iguales, podemos pensar, basadas en relaciones de "confianza"
Consideramos de central relevancia el hecho de que el programa permitía a un conjunto de vecinos establecer relaciones horizontales y entre iguales pero también, involucrarse dentro de relaciones jerárquicas con mediadores políticos vinculados con las estructuras municipales. En este sentido, a algunos destinatarios de este programa podían hacer uso de la información y de los bienes que circulaban por el estado municipal, a partir de relacionarse con las promotoras de este programa social.
Durante la implementación del programa se cumplía con los valores solidarios y con "fortalecimiento del tejido social" incluyendo en esto relaciones entre "sectores populares, organizaciones comunitarias y estado",31 que tanto preocupaba al programa.
Sin embargo, las políticas sociales diseñadas en el ámbito ministerial circulaban por tramas relacionales cuyos actores orientaban sus prácticas en diversas direcciones, entre las que se encontraba la implementación del programa y la solidaridad allí incluida, pero también la acumulación política partidaria en el ámbito municipal.
En este contexto, los planteos solidarios y de la economía social que eran formulados en los lineamientos programáticos del ámbito nacional podían encontrar características específicas en cada armado local, de acuerdo a relaciones sociales ya conocidas y que vinculaban a intermediadores y destinatarios de programas en formas de solidaridad distintas a las propuestas por el programa y que se enmarcaban en tramas de poder y de dominación, que en definitiva, estructuraban parte de la vida de los sectores sociales en condiciones de pobreza.

Notas

1Con la intención de preservar los lugares y nombres personales de parte de las personas participantes, se menciona un nombre ficticio. Se trata de una ciudad de aproximadamente 100.00 habitantes ubicada en la cercanía de la capital de la Provincia de Buenos Aires.

2 Recordemos que Durkheim, expuso en la División del Trabajo Social las nociones de solidaridad asociadas al lazo social tal como se presentaba o bien en sociedades tradicionales o modernas. Mientras que en las primeras, se presentaba un lazo social "mecánico" en coincidencia con una conciencia colectiva, en la segunda, que suponía una sociedad industrializada, se resquebraja esa conciencia común a propósito del creciente rol del individuo. Allí, la integración social era "orgánica" y se presentaba de acuerdo a la división del trabajo y las interdependencias funcionales que ello generaba.

3 Lomnitz, L. (2002), Pág. 3.

4 Reconocemos un conjunto de autores que han abordado distintas dimensiones de la integración social de sectores en situación de pobreza. Ver especialmente, entre otros, Auyero (2001), Cravino. Et. al, (2002), Merklen (2004), Gutierrez (2004), Noel (2006), Eguía y Ortale (2007) 5 El Plan "Manos a la Obra" se lanzó en 2003 y tenía los siguientes objetivos: "1. Contribuir a la mejora del ingreso de la población en situación de vulnerabilidad social en todo el país; 2. Promover el sector de la economía social o solidaria mediante el apoyo técnico y financiero a emprendimientos productivos de inclusión social generados en procesos de desarrollo social; 3. Fortalecer a organizaciones públicas y privadas, así como a espacios asociativos y redes para mejorar los procesos de desarrollo local e incrementar el capital social a nivel local, y generar, al mismo tiempo, mayores capacidades y opciones a las personas, promoviendo la descentralización con la participación de los actores locales" (Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, 2005, p. 17).

6Ministerio de Desarrollo social, Banco Popular de la Buena Fé ,Manual de Trabajo, Pág. 4

7 Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, Jujuy, Salta, La Rioja, Chaco, Corrientes, Formosa, Misiones, Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe, Mendoza, San Luis, Neuquén, Río Negro.

8 Según datos del Ministerio de Desarrollo Social, 2008.

9 Ver al respecto: Corragio (2002), Guerra (2004).

10 Pensamos que estas conversaciones apuntaban a generar un cimiento emotivo entre las personas, que facilitara la emergencia de la confianza.

11 Ver Bourdieu, 1997

12 Vida de centro llamaban en el manual del banco popular, a las actividades de las reuniones semanales, entre las que se consignaban cuestiones operativas, tales como recibir el dinero de devolución de los préstamos, analizar los proyectos, pero también emotivas, como conservar la "mística" del programa, cultivar la "escucha mutua", el "valor de la palabra" y la "solidaridad"

13 Debemos mencionar que me permitían participar de estos encuentros, con lo cual, la observación participante y las conversaciones informales y algunas entrevistas en profundidad se realizaron en este ámbito.

14 Pueda resultar llamativo que el Estado del nivel nacional no utilizara las propias estructuras estatales provinciales y municipales para reposar en ellas las tareas correspondientes a la implementación del programa, y si hacerlo en las ONG.
Encontramos en los manuales del banco popular, argumentaciones relacionadas con volver a la sociedad en el marco de un "nuevo paradigma de política pública". ¿en contra de qué se argumentaba? en "de Vuelta en pie", se dedica un apartado al "contexto de la historia" que se inicia en las organización popular de los 70, pasando por la dictadura militar, la guerra de Malvinas, la vuelta a la democracia, el menemismo y su proyecto neoliberal. La Alianza, en esta versión, había continuado con las políticas neoliberales, hasta la crisis del 2001, momento en el que se realza una "alta participación de la sociedad", que combinaba "protesta y movilización" por un lado, pero también "iniciativas comunitarias, de carácter social y solidario, tales como microcréditos, huertas comunitarias, redes de trueque, microemprendimientos, cooperativas, empresas recuperadas, ferias sociales, organizaciones cartoneras, etc.", las que lograron tener una "gran capacidad de empleo con bajo nivel de inversión, junto a la recuperación de valores solidarios y democráticos que parecían perdidos". De Vuelta en Pie, Pág. 23.
Entonces, no era en contra de las estructuras subnacionales que se promovían estas acciones, sino que se pensaba en una continuidad con experiencias sociales que se presentaron en el marco del campo popular.

15 Ana y los entrevistados de estas organizaciones presentes en el barrio confirmaban este lugar que le otorgaban a Ana.

16 "No tenia una militancia asi, de ir a reuniones en agrupaciones... a mi me identificaba con unos amigos, , que es de la agrupación 6 de Septiembre. Cuando había una actividad militaba... no tengo esa militancia de decir, voy a la manifestación, hacemos esta pintada, que se yo...Por ahí tengo una militancia mas comunitaria" Entrevista con Ana. Sobre militantes barriales y sus pretensiones de desmarcarse de una injerencia exclusivamente política, Masson, (2004) Auyero, (1998), Soprano (2008)

17 "hable con alguno de los pibes, porque tampoco iba a hablar con todos, y me entusiasmaron. Hablé con mi familia, y me dijeron, si vos querés. Asi que bueno, dije que si y entré...Hay no se, yo no quiero que me confundan la ONG que estoy trabajando con los pibes con la política." Entrevista con Ana

18 Entrevista con Ana, entrevistas con coordinadora de la ONG

19 Nos apoyamos en los trabajos de Bourdieu (1982) y sus afirmaciones acerca del parentesco como posibilidad de ingresar al campo con un capital basado en la "buena reputación" heredada.

20 Datos recogidos a partir de observación participante en dichos eventos.

21 El Municipio contaba con dos "delegaciones" que reproducían las actividades del palacio municipal ubicado en el centro de la ciudad, en los barrios alejados. Cada "delegación" estaba a cargo de un "delegado", que puede ser considerado como un funcionario municipal.

22 Recordemos la definición de Bourdieu (1980) "El capital social es el conjunto de los recursos actuales o potenciales vinculados a la posesión de una red duradera de relaciones más o menos institucionalizadas de interconocimiento e interreconocimiento..."

23 Manzaneras y comadres son los nombres con los que se conocen a las personas que desarrollan actividades en el ámbito barrial dentro del "Plan Más Vida", plan social de la Provincia de Buenos Aires que si bien tuvo varias reformulaciones, funciona en este municipio desde 1996. Sobre ellas, ver Masson (2004), Ilari, (2005)

24 La idea de que las personas se vinculan con otros que corresponden a múltiples círculos sociales que se entrecruzan pertenece a Simmel, (1939)

25 Ver sobre estas nociones principalmente Auyero (2001)

26 Para una interpretación del barrio como soporte de la vida de sectores populares, ver Merklen (2005)

27 Entendemos que la amistad, la vecindad, el parentesco como relaciones de tipo cara a cara establecida entre sujetos que se encuentran en una similar posición social, que se basan e( o igualdad de carencias, como afirma Lomnitz), y que acarrean implícita o explicitamente emotividad; son relaciones de suma importancia en contextos de pobreza, ya que presenta condiciones para desarrollar estrategias que faciliten su reproducción social. Ver Gutierrez (2004), Eguía y Ortale (2007)

28 Mencionamos que no a todos ya que como observó Portes (1999), entre otros, el capital social no siempre posee una "externalidad" similar para el conjunto. En este caso sugerimos que si Mirta informaba a algunos y brindaba de este modo condiciones para apropiarse de esos recursos, excluía a otros.

29 Nótese, y esto es algo que se podría indagar con mayor centralidad, que tanto las intermediarias como las destinatarias poseían un capital social. Se podría ahondar en las diferentes redes sociales por las que circulaban y los usos potencialmente diferentes que tendrían los recursos que circulaban estas redes. Pensaban que las intermediarias podrían convertir su capital social para volverlo válido en el campo político, mientras que las destinatarias estaban buscando validar y hacer uso de capital económico.

30 Ver nuevamente, Auyero (2001)

31 Manual General del Banco Popular de la Buena Fe, Pág. 4  

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Fuentes:

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Recibido: 03.8.11
Modificaciones: 12.11.11
Aprobado definitivamente: 12.3.12

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