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Trabajo y sociedad

versão On-line ISSN 1514-6871

Trab. soc.  no.20 Santiago del Estero jan./jun. 2013

 

MUNDOS RURALES DEL TRABAJO: IDENTIDADES Y PRÁCTICAS

 

Configuraciones socioproductivas y trayectorias educativo‐laborales de los jóvenes en la vitivinicultura mendocina. Un cuestionamiento al aporte de los estudios de trayectorias en los  análisis con perspectiva territorial en Argentina. 

Configurations productive and educational and labor trajectories of young people in the Mendoza wine. A challenge to studies of trajectories from a regional perspective in Argentina. 

 

María Eugenia Martín*

* Socióloga, Diplomada Superior en Ciencias Sociales de FLACSO, Doctora en Ciencias Políticas y Sociales de la U.N.Cuyo. Investigadora del CONICET. Docente de grado y posgrado e Investigadora de la UNCuyo. Dedicada a la temática de Juventud, Educación y Trabajo. Actualmente investiga sobre políticas de formación y empleo para jóvenes y desarrollo local. Contacto: eugemartinb@yahoo.com.ar, eugeniamartin@conicet.gov.ar

 


RESUMEN

En este artículo se abordan los debates sobre el estudio de las trayectorias, expectativas y estrategias juveniles y se expone la relevancia de incluir en la discusión las características que ellas asumen en relación a las particularidades configuraciones socioproductivas1 locales en las que se insertan para, finalmente, señalar algunos avances de una investigación en curso que asume esta perspectiva sobre los jóvenes en la vitivinicultura mendocina.

Palabras clave: Trayectorias educativo-laborales; Jóvenes; Mendoza; Vitivinicultura.

ABSTRACT

This article discusses the debates on the study of paths, expectations and strategies for youth. Exposes the relevance of including in the discussion the characteristics that they assume in relation to the specific local socio settings in which they are inserted. Finally, we note some progress in an ongoing investigation that takes this perspective on youth in the Mendoza wine.

Keywords: Educational and occupational trajectories; Young; Mendoza; Wine.


 

SUMARIO

Introducción. 1. Los estudios sobre las trayectorias de inserción juveniles. 2. Las trayectorias juveniles en la vitivinicultura mendocina. Conclusiones

*****

Introducción

En este artículo nos enfocaremos en un primer momento en los debates sobre el estudio de las trayectorias, expectativas y estrategias juveniles para luego dedicarnos a exponer la relevancia de incluir en la discusión algunos tópicos o conceptos que en general han sido excluidos, vinculados a las características que ellas asumen en relación a las particularidades configuraciones socioproductivas2 locales en las que se insertan para, finalmente, señalar algunos avances de una investigación en curso que asume esta perspectiva sobre los jóvenes en la vitivinicultura mendocina.
En América Latina y en Argentina diversas investigaciones describen los cambios en los procesos de inserción educativa y laboral registrados en las últimas décadas tanto a partir de datos secundarios (Gallart, Moreno, Cerruti, 1992; Gallart 2001; Salvia y Tuñon 2003 y 2008; Filmus y otros 2001, Miranda, 2007, Jacinto y Chitarroni, 2009) como basados en estrategias cualitativas (Jacinto, 1996; Lasida, 2004; Perez Islas, 2009, entre otros). De ellos surge un dato indiscutible: que en el conjunto de los jóvenes no todos tienen la misma oportunidad de continuar estudios, ni todos pueden acceder a una misma educación, menos aun la misma necesidad de disponer de un ingreso, y tampoco presentan iguales urgencias de emancipación. Son los jóvenes con menores credenciales sociales y educativas los que, movidos por la necesidad, ocupan primero el espacio del mercado laboral juvenil, a la vez que son los últimos en obtener un empleo de calidad.
En nuestra provincia también hemos mostrado que la década de los noventa profundizó sustancialmente el deterioro relativo de la situación de los jóvenes pobres en términos de inserción laboral y educativa ampliando la brecha entre este grupo y los jóvenes no pobres. (Martín, 2008)

1. Los estudios sobre las trayectorias de inserción juveniles

En los últimos años los estudios de trayectorias de inserción o de transición entre la educación y el trabajo en los jóvenes, comenzaron a indagar y a señalar que la inserción en este grupo ha devenido un proceso extendido en el tiempo en el que se alternan períodos de desocupación, empleos precarios, diversas formas de combinación entre educación y trabajo, inactividad, etc. Tal como afirma Jacinto "Se evidencia hoy una multiplicación de transiciones, de pasajes del empleo al desempleo, y viceversa, del empleo a la inactividad, y aún pasajes del empleo a otro empleo de diferentes condiciones y niveles de precariedad Las trayectorias previsibles en función del nivel educativo se han desdibujado." (Jacinto, 2009)
El rol de los sistemas educativos y de las credenciales que en ellos se otorgan es un elemento central en el análisis de las profundas transformaciones en las instituciones involucradas en los procesos de reproducción social, aunque no el único. Galland (1984) afirma que el ingreso al mundo del trabajo ha sido considerado como un momento crucial para la construcción de la identidad social de los individuos y una de las instancias biográficas que muestra privilegiadamente los mecanismos de reproducción y/o cambio social presentes en una determinada sociedad.
Es cierto que las últimas décadas mostraron importantes alteraciones, no solamente para los jóvenes, en el denominado ciclo de vida tripartito, esto es, en el pasaje por tres períodos temporales sucesivos, con funciones claramente diferenciadas: formación, trabajo, jubilación asociadas a tres etapas etarias (niñez, adultez, vejez), claramente diferenciadas (Odonne, 2009),
sin embargo, ellas sólo pueden pensarse en términos de desinstitucionalización o desestandarización si se tiene como referencia las experiencias de una parcialidad de la población, porque también es real que no todos los grupos sociales transcurrían su existencia por este ciclo.
De hecho tal como señala Odonne citando a Heiz (2001) "los calendarios y la sucesión de las secuencias surgen de las políticas de reestructuraciones industriales y de las instituciones de protección social que se hallan presentes en cada país." Las formas de organización de la producción, de la organización familiar y de las instituciones educativas y de protección social intervienen en la construcción social de las etapas vitales. La niñez, la juventud, la adultez, la vejez, etc. son categorías socialmente construidas, que como toda clasificación es objeto de disputas, especialmente cuando tiende a naturalizarse su existencia generalizando las condiciones de vida de algunos grupos al todo social. La niñez, la juventud, la vejez y las instituciones protectoras que permitieron la existencia de etapas de la vida preservadas de las actividades laborales, aun en la época de posguerra y en el contexto del Estado de Bienestar, lejos estuvieron de ser universales en sentido estricto.
En muchos planteos, la permanente constatación de trayectorias diversificadas lleva a la conclusión de que ellas son imprevisibles debido a que el individuo ha ganado en términos de margen de maniobra, de decisión frente a las regulaciones y condicionantes sociales, no obstante, cuando en el análisis se ponen en juego dichos condicionantes el "enmarañado panorama" comienza a vislumbrarse claramente.
En este trabajo queremos explicitar que consideramos que estas evidencias de multiplicación lejos de llevarnos a sostener que se flexibilizan o hacen borrosas "las segmentaciones más duras de la sociedad (por ejemplo, el origen y pertenencia a la clase social y a ciertos ambientes sociales, étnicos o de género)" como postulan algunos autores (Pieck, 2001, Beck, 1998), sostenemos que es necesario reencontrar aquellos elementos que permitan explicar en clave sociológica los procesos de inserción social de los jóvenes.
No basta con reconocer la presencia indiscutible de procesos de individualización que calan profundamente en las percepciones y representaciones de los agentes y producen efectos en las prácticas para renunciar a esta pretensión. Hace varios años que el concepto de transición comienza a iluminar en algún sentido la diversidad de trayectorias que la evidencia empírica muestra.
Aunque parece existir cierto consenso respecto a que la situación de exclusión y vulnerabilidad juveniles se conforma en dos terrenos, centrales para la construcción de las identidades y de las posibilidades en las sociedades modernas: la educación y el trabajo (desde nuestra perspectiva estos dos ámbitos constituyen, aún, los principales canales de acceso a la participación e integración económica y social, a pesar de que esta idea haya perdido consenso con el embate de las teorías posmodernas y del fin del trabajo), no obstante, no basta con ello para superar una perspectiva que abdica en términos sociológicos y permanece anclada en el individuo y en la variedad de su existencia.
Pieck, señala que "(...) muchos estudios sobre los procesos de inserción laboral juvenil han centrado sus preocupaciones en los logros educativos y su influencia en los logros laborales, sin detenerse en la integralidad que representa este tránsito de la familia de origen al empleo, incluyendo su paso por la escuela. La integralidad del tránsito juvenil al empleo incluye fundamentalmente ese rico entramado de relaciones sociales que se va dando a través de la vida del joven por los diferentes ámbitos en la que transcurre y que le van ofreciendo una gama de condiciones sobre sus posibilidades de obtención de trabajo y percepciones sobre la calidad queéste puede o debe tener." (Pieck, 2001: 373)
O en términos de Casal (2009) "La juventud sociológicamente consiste en la realización de dos transiciones: la transición profesional y la transición familiar. La particularidad del estudio sociológico de la juventud precisamente estriba en el "enclasamiento y posicionamiento social" y en la disparidad de segmentaciones sociales en las cuales tienen lugar las dos transiciones."
Desde nuestra posición, además de vincular los procesos estructurales y la perspectiva de los actores es necesario incorporar en el análisis propiamente sociológico una perspectiva
relacional3, es decir, una concepción que privilegie las relaciones entre las partes constitutivas de un todo y no sus elementos, ya sean estos tanto objetividades como subjetividades.
El concepto de transición propuesto por Casal (2009) avanza en este sentido al definirlo como "el conjunto de procesos biográficos de socialización que de forma articulada entre sí intervienen en la vida de las personas desde que asumen la pubertad y que proyectan al sujeto joven hacia la consecución de la emancipación profesional y familiar y a la adquisición de posiciones sociales."
Sin embargo, creemos que la idea de adquisición de posiciones sociales ofrece, en una primera impresión, un punto débil en la propuesta al relegar el componente histórico y social de los posicionamientos, condicionados a través de la herencia social, desde un primer momento, a través de la socialización, utilizando el concepto propuesto por Casal, en el seno del hogar.
Entonces, siguiendo los aspectos hasta aquí desarrollados es necesario en el estudio de las transiciones asumir un enfoque de la dinámica social histórico y relacional, lo que implica no sólo un análisis estructural de las causalidades de los fenómenos, sino centrar nuestras preguntas en las relaciones sociales y no en los comportamientos de individuos aislados. Esta idea se retoma de una larga tradición estructuralista que identifica lo real con relaciones, por oposición al pensamiento sustancialista, visión común del mundo social que sólo reconoce como realidades aquéllas que se ofrecen a la intuición directa: el individuo, el grupo, las interacciones. Pensar relacionalmente es centrar el análisis en la estructura de las relaciones objetivas y subjetivas -lo que implica un espacio y un momento determinados- que condicionan las formas que pueden tomar las interacciones y las representaciones que los agentes tienen de la estructura, de su posición en la misma, de sus posibilidades y de sus prácticas.4
Entonces, el debate sobre los aportes que ofrece el análisis de trayectorias educativas y laborales desde una mirada longitudinal y procesual, no entendida ésta como mera sucesión de etapas, sino como cursos de vida histórica y socialmente configurados, encuentra su momento crítico en la articulación entre los componentes subjetivos y estructurales presentes en ellas, que sólo puede superarse abandonando definitivamente todos los sedimentos analíticos basados en la teoría de la acción racional. (Perez Islas, 2009; Bourdieu, 1990; Casal, 2006)
Casal (2009) expresa claramente esta idea de la siguiente manera "Las dos transiciones de los jóvenes (transición profesional y emancipación familiar plena) están constreñidas por el contexto social, por las elecciones del sujeto, por las probabilidades de resolución, por la acumulación de experiencias vitales significativas, por la proximidad de políticas sociales de transición, y obviamente por el origen social familiar (de ahí el trabajo del sociólogo en expresar las desigualdades sociales en las desigualdades de logro (constricción personal, constricción contextual y elección racional). Es por esto que la reconstrucción de los itinerarios de los jóvenes (la disparidad social de los itinerarios) ha resultado clave para el estudio de las modalidades de transición y para ello la metodología de corte longitudinal se ha revelado muy fecunda."
En este punto es necesario tratar otro elemento presente en el debate sobre los estudios de trayectorias que las diversas investigaciones han relevado central, el vínculo con las proyecciones en el futuro, en un doble sentido: incorporado en la perspectiva de los actores y en términos analíticos en tanto trayectorias probables.
En la primera acepción algunos autores incorporan el concepto de certidumbre5 como eje que puede articular la indagación. El "grado de certidumbre representa el grado de posibilidades de realización de cierta anticipación futura. Nos traduce las posibilidades de aquellos que se considera factible de encarar para realizar un proyecto o un deseo. Estas posibilidades están ligadas al reconocimiento explícito de vías de acción y de medios para realizar este futuro. Como lo señalan Claire Bidart y Daniel Lavenu (2001) en su análisis de diversos proyectos laborales de jóvenes, la fuerza de un proyecto, el realismo en términos de recursos, la capacidad de movilizar esos recursos, y la posibilidad de conciliar dichos recursos con las oportunidades del contexto son las pistas necesarias para reconocer diferencias entre las formas de anticipaciones del futuro." (Longo, 2007:7)
Desde nuestra posición el concepto de estrategia resulta crucial cuando nos referimos de manera implícita o explícita a las opciones que los jóvenes guiados por sus percepciones traducen en las prácticas.6
La segunda dimensión en la que el futuro es incorporado analíticamente, esto es en términos de trayectorias probables, desde nuestra posición también implica profundamente al concepto de habitus. Para Bourdieu la práctica, entendida como el juego en el que el sentido práctico participa, obedece a ciertas regularidades sin ser necesariamente el producto de la obediencia a reglas, esto es, utiliza el término regla en tanto regularidad objetiva. Si las estrategias parecen orientadas por la anticipación de sus propias consecuencias, es en realidad porque, al tender a reproducir las estructuras objetivas de las cuales son producto, están determinadas por las condiciones pasadas de la producción de su principio de producción. (Gutiérrez, 1995:71) No obstante, aunque la mayor parte de los agentes sociales se encuentran expuestos a encontrar circunstancias semejantes u homólogas a aquéllas en las cuales se formaron sus disposiciones, y por ello, a vivir experiencias que tienden a reforzar esas disposiciones, el habitus constituye un sistema de disposiciones durables pero no inmutables (Gutiérrez, 1995:72) porque el habitus es a la vez historia individual y colectiva.7 El habitus de clase es un sistema de disposiciones común a todos los individuos biológicos que son producto de las mismas condiciones objetivas. Esta perspectiva implica, como no podía ser de otra manera, entender, con Bourdieu, que el sujeto no es más que la huella individual de toda historia colectiva8.
El ajuste anticipado del habitus a las condiciones objetivas constituye un caso particular de lo posible de las relaciones entre las disposiciones y las condiciones. Por otra parte, el sentido práctico tiene una lógica propia, que es necesario aprehender situadamente para poder explicar y comprender las prácticas ya que no puede funcionar en toda situación.
Por lo tanto es inexorable el análisis de contextos concretos para captar las especificidades, las particularidades de las situaciones que los jóvenes deben enfrentar y sus conexiones con la multiplicidad de aspectos presentes y pasados que les dan forma9.

2. Las trayectorias juveniles en la vitivinicultura mendocina

Diversos autores señalan hace tiempo que las condiciones10 que presentan los cada vez más heterogéneos mercados de trabajo están transformando los procesos de valorización de los jóvenes en tanto fuerza de trabajo a escala global. (Perez Iislas, 2009) A ello debemos agregar que desde diversos estudios sobre la temática del desarrollo local, se ha señalado insistentemente la coexistencia en un territorio concreto de diferentes lógicas de acumulación. Estos procesos de acumulación no están totalmente determinados por mecánicas preestablecidas de acumulación, sino que admiten la idea de oportunidades al alcance de estrategias de actores capaces utilizarlas.
Es llamativo que a pesar de estas evidencias son realmente escasos en nuestro país los trabajos que insertan en el estudio de las trayectorias de los jóvenes alguna preocupación por la relación con las características y dinámica de los entornos socioproductivos en las que ellas se inscriben11.
En el caso mendocino, sabemos que durante la década de los noventa si bien existió un fenómeno generalizado de desempleo juvenil, su magnitud guarda estrecha relación con el comportamiento del mercado de trabajo local12. (Martín, 2008) Por lo tanto, entendemos que, contrariamente a los argumentos que minimizan la magnitud de este problema, por considerar que se debe a un ajuste de expectativas e información, o a característica intrínsecas del tramo etario (son muchos los que pretenden insertarse laboralmente respecto al resto de la población o presentan déficits de formación) es preciso profundizar la investigación habiendo ya constatado esta característica.
Además, es preciso señalar que en el mercado vitivinícola de nuestra provincia conviven jóvenes que se desempeñan en una variedad importante de puestos: operarios, encargados, ayudantes de laboratorios, jefes de calidad, secretarias, ayudantes contables, gerentes de ventas, jóvenes propietarios y gerentes de bodegas etc. insertos en segmentos
diferenciados de este mercado de trabajo, provenientes de diversos sectores sociales, residentes en zonas tanto urbanas como rurales y con motivaciones y expectativas diversas.
En Argentina, las políticas educativas y de formación profesional, responden a las dinámicas sociales, económicas y culturales y a las estructuras político-administrativas, y de recursos humanos y financieros con que cuenta cada provincia. Si bien tenemos una organización política y administrativa federal, las zonas más desfavorecidas tienen una permanente dependencia de los recursos provenientes del Tesoro Nacional para la ejecución de buena parte de las políticas públicas. Ahora bien, esta dependencia es diferencial y está vinculada al histórico desarrollo desigual de los estados provinciales, situación que se agudizó con la transferencia de las unidades educativas y de los Centros de Formación Profesional pertenecientes al ex CONET que se desplegó en los ´90.
En Mendoza, la tradición en la concertación tripartita sobre la formación profesional era prácticamente nula, históricamente no existieron espacios para la articulación sistemática aunque si se registran numerosas experiencias aisladas entre algunas escuelas y diversos sectores productivos para resolver problemas de formación puntuales. (Martín, 2008)
Focalizándonos en la vitivinicultura, Mendoza tiene una larga tradición de formación orientada fundamentalmente a los mandos altos y en alguna medida a los medios, pero no existe un sistema de formación profesional que permita resolver los restantes niveles de calificación. Esta actividad económica está sometida a constantes procesos de innovación que han dando lugar a recurrentes procesos de segmentación por requerimientos de capacitación de la fuerza de trabajo. Todo ello ha tenido un fuerte impacto en una organización laboral conformada típicamente por un pequeño número de trabajadores estables, con mayor calificación, mayores salarios y mejores condiciones laborales, tanto en las bodegas como en las firmas productoras de uvas, y una gran mayoría de empleados temporarios, en condiciones de alta precariedad laboral, asociados a la estacionalidad típica del trabajo vitivinícola, hoy en día acentuada por los procesos de reconversión y transformación ocurridos en el sector en los últimos años. (Bocco, 2007)
La formación de los mandos altos y medios se resuelve con las ofertas de las universidades públicas y privadas y con consultoras privadas al nivel gerencial. En los niveles medios no existe una oferta de capacitación estable para los puestos operarios. La transmisión familiar intergeneracional de los conocimientos y competencias, mecanismo que se emplea mayoritariamente, está en peligro por múltiples razones, entre ellas la migración del campo a la ciudad de las generaciones jóvenes y la inexistencia de oferta formativa estable en las zonas rurales que atienda a los nuevos residentes y a sus hijos. Aunque sí han existido experiencias de articulación y prácticas de alianzas multiactorales con cursos de capacitación puntuales desarrolladas por organismos como en INTA, el INTI y el IDR entre otros, la inestabilidad de estas acciones amenaza a futuro la proyección de esta actividad económica en algunos territorios de Mendoza.
Desde distintos organismos (Instituto Nacional de Vitivinicultura, INTA, Ministerios de Trabajo y Desarrollo Social, etc.), y en las entrevistas que hemos realizado a los principales referentes del ITU, se ha hecho referencia a la necesidad de intensificar la capacitación de la mano de obra como un requisito indispensable para mejorar la competitividad en la industria. Y, aunque de manera intermitente se han iniciado esfuerzos conjuntos en este sentido, entre diversos organismos públicos y los actores del sector, aún no resulta claro cuáles son las competencias demandadas desde las empresas a los trabajadores. Además, hay que indagar respecto al vínculo que esto establece con la permanencia de procesos que encubren o "invisibilizan" competencias que los trabajadores desarrollan, ocultamiento que puede generar la sobrecalificación y baja remuneración de la mano de obra. Respecto a las mujeres se señala que competencias como la destreza psicomotriz fina y la concentración, adquiridas en su proceso de socialización se presentan como una condición "natural" femenina cuando en realidad están basadas en cierta representación de la femineidad y son producto de su inserción en un determinado contexto. (Burgardt, Martín, Dalla Torre, 2007)
Pareciera que la falta de especificidad sobre la demanda de competencias se constituye en un obstáculo, entre otros ya señalados para otros contextos geográficos como la desconfianza hacia el Estado, para la articulación entre los diversos actores públicos y privados a la hora de
implementar acciones conjuntas de capacitación. Esta indefinición en torno a las habilidades o competencias requeridas para desarrollar las actividades para cada puesto de trabajo, dificulta la posibilidad de establecer trayectorias precisas de formación, acordes a las necesidades de la vitivinicultura y vinculadas a las capacidades específicas existentes en el territorio.
Se considera que esta situación afecta principalmente a los jóvenes y entre ellos a las mujeres y a los que residen en sectores rurales, al igual que en otros contextos (Abdala, 2009).
Los principales aspectos detectados en las trayectorias juveniles de los jóvenes entrevistados13, que tienen heterogéneas características, en cuanto a sus trayectorias de vida, laboral, educativa están centrados en la apreciación y valorización del trabajo en general. Dos grupos aparecen claramente diferenciados en función del nivel educativo, la tarea desarrollada y la calidad del empleo.
Por un lado, quienes trabajan en actividades manuales, rurales o en tareas operativas en las bodegas, poseen primaria incompleta o finalizada, y sus empleos son temporales y, por lo general, con un tipo de contratación informal. Por el otro, quienes se insertan en tareas que demandan una labor predominantemente intelectual (localizados en áreas administrativas, de servicio y logística respectivamente) que poseen un nivel de escolaridad más elevado (terciario y/o universitario completo, cursos etc.), se encuentran mejor remunerados, el tipo de contratación es de calidad (trabajo en blanco, obra social, aportes, entre otros) y la duración de sus empleos es más estable en el tiempo.
En este sentido se confirma en esta localidad que las heterogéneas características mencionadas se desprenden de los niveles socioeconómicos de las familias de origen a los cuales pertenecen los entrevistados. En efecto en el primer grupo el origen social, tanto de la familia como al cual pertenecen en la actualidad, obedece a un estrato social bajo y medio-bajo. En el caso del segundo grupo, cuyo origen social es medio y medio-alto no tuvieron una trayectoria laboral muy extensa y cambiante en el tiempo, se han dedicado a capacitarse y especializarse, y no se presentaron dificultades para conseguir un empleo en consonancia con su formación.
Teniendo en cuenta estos condicionamientos, y en base a la calidad y contenido de los trabajos de cada entrevistado, es posible identificar algunas variables a partir de las cuales los jóvenes configuran su visión del trabajo en general: la estabilidad o seguridad laboral, ya detectados en otras investigaciones a lo que se suma, la organización del tiempo, las posibilidades de aprendizaje, el salario y las relaciones laborales que establecen con sus compañeros y superiores y las expectativas de generar una actividad autónoma.
Un elemento importante para los jóvenes en el momento de elegir un empleo es la posibilidad de compatibilizar el trabajo con otras actividades no remuneradas. Los informantes priorizan el contenido de su trabajo otorgándole relevancia a la posibilidad de aprendizaje a partir de la experiencia en la labor que realizan. Es decir, valoran positivamente la oportunidad de formarse, el hecho de adquirir experiencia y conocimiento práctico, para conformar su autonomía a partir del saber.
Como un segundo factor que no aparece recurrentemente, pero es importante para los entrevistados, es la existencia de un ambiente laboral favorable, donde la relación con los compañeros es fundamental para crecer, aprender y hacer ameno el trabajo. Otro componente relevante es la idea de un emprendimiento independiente a futuro. Si bien no se mencionan las condiciones en las que podría concretarse, lo asocian a la posibilidad de realización personal y profesional.
Por último, la existencia de una buena remuneración, asociada al crecimiento económico general, aparece también como fundamental a la hora de definir un buen trabajo, además de la asociación a la posibilidad de "sobrevivir" y satisfacer necesidades inmediatas y lograr objetivos.
Respecto a la trayectoria laboral, podría mencionarse que en la mayoría de los informantes es notable la existencia de una cultura familiar tradicionalmente vitivinícola.
También la cercanía respecto de las industrias y los lugares de residencia resulta un factor importante, especialmente, entre quienes registran bajos niveles educativos.
Los actores construyen simultáneamente sus recorridos educativos y laborales, entre estas esferas existe no sólo una articulación sino una mutua determinación. Esta relación puede ser de dos tipos: la primera en donde se establece una asociación entre la trayectoria educativa y el proceso de inserción laboral, supone una correspondencia entre las expectativas. Esto se traduce en una valoración positiva del empleo y en la posibilidad de proyectarse en el ámbito laboral. El segundo tipo posible de relación es de disociación entre ambas trayectorias, lo cual implica un desajuste entre las expectativas y produce una valoración negativa del trabajo realizado.
Hemos podido diferenciar expectativas asociadas a las trayectorias educativas y laborales, algunas vinculadas a inicios tempranos en la actividad y con bajos niveles educativos asociadas a puestos siempre en relación a un empleador y a trayectorias de disociación. Frente a aquellas de jóvenes que provienen de familias tradicionalmente vinculadas con la vitivinicultura desarrollada por medianos y grandes productores, que han realizado estudios superiores, desean concretar emprendimientos propios como una bodega y viajes al exterior para especializarse, asociadas a trayectorias de asociación. Nuevamente, el origen socioeconómico y las redes de relaciones marcan en esta tradicional actividad caminos diferenciales.
El estudio de estas características en función de las diversas formas que adquieren las configuraciones productivas resulta vital para profundizar el análisis.14 Recientes investigaciones que brindan elementos para avanzar en este sentido superando estas perspectivas (MARTIN, F. 2009) muestran en la vitivinicultura la existencia de seis configuraciones socioproductivas básicas: los viñateros resistentes; los productores convencionales; los viticultores dinámicos; los empresarios vitícolas; los emprendedores agroindustriales y los bodegueros integrados. Cada una de ellas tiene características diversas respecto de la tecnología disponible, las formas de reclutamiento, el perfil formativo y las demandas de formación, la organización y gestión de la mano de obra, el tipo de relaciones laborales involucradas en el proceso productivo, la división del trabajo y las culturas laborales de los operarios, los mandos medios y los gerenciales, etc. Este es aún un camino por explorar.

Conclusiones

Si la transición laboral de los jóvenes se caracteriza por la diversidad, la inestabilidad y la precariedad de las experiencias laborales y está influida no sólo por la naturaleza exploratoria de las formas de "ser joven" (Gaude, 1996 citado por Jacinto y Millenaar, 2009:72) sino también por una serie de elementos que conforman una suerte de estructura de oportunidades desigualmente distribuida, entre ellos las características del mercado de empleo como componente de una configuración productiva sociotécnica (De la Garza, 2000) que presenta variaciones importantes en diversos entramados territoriales; entonces resulta insoslayable reconocer y explorar las variadas formas que esta inserción adopta en relación a las características de los diversos mercados en los que los jóvenes participan. Aspecto hasta ahora prácticamente ignorado en las investigaciones en nuestro país.
Creemos que la reconstrucción de los itinerarios, con sus hitos claves (sea retrospectivamente o a lo largo de distintos momentos) tiene aun importantes aportes por
efectuar ya que constituye el abordaje privilegiado para abordar las complejidades de este largo tránsito, identificar sus formas típicas y aportar a su mayor comprensión, si es que se logran incluir en el análisis aquellos aspectos que permitan superar la descripción densa de los trayectos individuales. Además, si sostenemos que el contexto local es relevante para el análisis de las perspectivas y expectativas de los agentes es inevitable que, frente a los valiosos aportes sobre las características que adquiere el vínculo entre los jóvenes y el trabajo en otras latitudes, nos preguntemos si ellas son universalmente válidas. Cuánto hay de invariante y cuanto de único. El análisis del sistema de posiciones y de posibilidades y las representaciones en relación a él construidas, en un contexto social específico, en definitiva, como se construyen las relaciones sociales y cuál es su impacto en las condiciones de vida de los diversos grupos poblacionales es el aporte de una sociología que busque producir algún tipo de transformación, a través de las recomendaciones que pueda aportar a la construcción de políticas públicas integrales e inclusivas destinadas a los jóvenes, allí donde se desarrolla.
Al igual que para el contexto nacional, el desafío político aquí también es fortalecer los mecanismos institucionalizados para construir una oferta pertinente para el sector y conformar un sistema articulado, experiencia que podría extenderse a otras actividades económicas relevantes como la metalmecánica, otras actividades agroindustriales (frutícola, hortícola, olivícola), la industria química y la explotación petroquímica, que concentran aproximadamente el 80% de la facturación industrial en la provincia. (Burgardt, et.al. 2007:58)
En este sentido, los organismos existentes dedicados a la producción de información para la toma de decisiones resultan un aspecto crucial, especialmente considerando que la producción de datos vinculados directamente a la estructura y dinámica ocupacional propia de cada sistema productivo es insuficiente y heterogénea. La Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE) del Gobierno de Mendoza es el organismo encargado de aplicar diferentes instrumentos de medición que, desde diversos marcos, recaban información sobre el mercado de trabajo en el contexto provincial.
Del análisis de sus productos podemos concluir que la escasez de información junto a estadísticas que tienen un carácter agregado y sectorial dificulta la caracterización de la configuración ocupacional de los diversos tejidos productivos de la provincia (Martín y Pol, 2009) y en consecuencia la formulación de políticas que intenten dar respuestas a este entramado, mejorando la articulación entre la oferta formativa y la demanda de los empleadores. Para superar las insuficiencias existen algunas iniciativas recientes que podrían potenciarse para avanzar en este sentido si logran resolverse algunas limitaciones que presentan.
En este sentido, la falta de conocimientos territorialmente anclados resulta especialmente relevante si pensamos que las políticas de formación de la fuerza de trabajo en el marco de estrategias de desarrollo económico local deben tomar en consideración tanto la particular configuración ocupacional de la región, lo que incluye no sólo la orientación sectorial existente en el mercado de trabajo, sino también la composición de niveles ocupacionales y los niveles de calificación en dicho mercado; como así también el estudio de las opciones de trabajo, estudio y vida que las personas desarrollan, las que aunque relacionadas con las decisiones de las industrias y empresas, se basan en motivaciones y criterios propios (Casanova 2004).
Añadiendo otro elemento para hacer frente al fuerte impacto, en los diversos niveles de gestión, que años de invisibilización de la problemática juvenil han tenido, es necesario remarcar que para las estrategias de desarrollo económico local es central la temática de las estrategias de formación y empleo de los sectores más jóvenes de la población económicamente activa. Su importancia deviene tanto por el peso demográfico de los jóvenes en nuestra región como por el creciente acuerdo en términos de gobernabilidad sobre la necesidad de dotar a estas estrategias de prospectiva y planificación a largo plazo. Desde este punto de vista, la formación y el empleo de los jóvenes se convierten en un tema central para la población toda. Consecuentemente, las políticas destinadas a la formación y el trabajo de los jóvenes deberían articularse en una propuesta general, superando la fragmentación que las han caracterizado, constituyendo un componente transversal con vistas al desarrollo integral de una localidad.

Notas

1 Esta noción tomada de la propuesta de De la Garza (2000) registra para su conformación las estrategias socioproductivas, las subjetividades y las interacciones entre los productores vitivinícolas y da cuenta asimismo de las transformaciones que han tenido lugar en las relaciones sociales y productivas de la vitivinicultura mendocina.

2 Esta noción tomada de la propuesta de De la Garza (2000) registra para su conformación las estrategias socioproductivas, las subjetividades y las interacciones entre los productores vitivinícolas y da cuenta asimismo de las transformaciones que han tenido lugar en las relaciones sociales y productivas de la vitivinicultura mendocina.

3
Nos posicionamos en el planteo elaborado por Pierre Bourdieu para quien lo social no existe entendido en términos exclusivamente individuales, sino que está conformado a partir de las relaciones que los hombres establecen entre sí y, al mismo tiempo, ellas son siempre relaciones de lucha históricamente configuradas.

4 En este sentido, retomamos la noción de espacio social aportada por Bourdieu y que elabora con la intención de reconstruir la red de relaciones que se encuentra presente en cada uno de los factores condicionantes de las clases, que rompe con un pensamiento lineal a través de atribuirle a la causalidad estructural de una red de factores un lugar central en la explicación. Ahora bien, cómo es esta estructura y cuáles son los factores o elementos de este campo social complejo y cómo se relacionan, de manera tal que sea indispensable en todo análisis, son preguntas que nos remiten al lugar que le otorgamos a las nociones de campo y clases en la explicación.

5 Otros autores Pérez Islas (2009) sostienen que en la etapa actual tanto la incertidumbre como el peligro ocupan un lugar central a la hora de repensar el esquema de posibilidades y situaciones de los jóvenes frente al mundo laboral. La incertidumbre pasa a ser el modo básico de experimentar la vida y la acción.

6 Ello no significa remitirnos a una racionalidad consciente, formulada, explicitada, de los agentes que las producen, ni a una racionalidad que se mide por la eficacia de la práctica, o sea, en función de los resultados obtenidos. La racionalidad de los agentes está socialmente condicionada por la posición que ocupan y vienen ocupando en su trayectoria en el espacio social. En esta manera de ver las cosas, se analiza en qué medida la estrategia es comprensible, en primer lugar, desde las opciones que brindan las condiciones objetivas (posición en el espacio social), y en segundo lugar, desde las limitaciones y posibilidades de los habitus incorporados a partir de los cuales se perciben esas opciones, se evalúan y se actúa en consecuencia. En definitiva estrategias razonables, en el sentido de una racionalidad fundada en un sentido práctico, en un sentido del juego, que ha sido incorporado por el agente social a lo largo de su historia. (Bourdieu y Wacquant, 1995: 85).

7 Un análisis reflexivo de los condicionantes de las propias prácticas puede conformar estrategias de acción, tanto individuales como colectivas, diferentes a las esperadas, abrir alternativas y contribuir a crear condiciones de posibilidad para que los agentes objetiven sus propios puntos de vista sobre ellos mismos y sobre el mundo social y logren modificar tanto sus prácticas como el mundo objetivo hecho cuerpo y hecho cosas.

8 Aun cuando el foco este centrado en el abordaje de las identidad juvenil, concepto que proveniente del ámbito de la psicología y frecuentemente utilizado en la exploración de las trayectorias juveniles, es indispensable articular los condicionantes sociales para no caer en un análisis reduccionista. La palabra identidad hace referencia al conjunto de circunstancias que distinguen a una persona de las demás, pero al mismo tiempo, significa poseer la calidad de idéntico, es decir, la característica de igualar dos cosas que parecen diferentes. La identidad es aquello que nos hace únicos, pero que al mismo tiempo aquello que nos permite reconocernos en otros. Es Tal como sostiene Krauskopf (2003) es necesario analizar la integración identitaria, no solo por sus elementos secuenciales y referentes lineales, sino también por el reconocimiento de la existencia de procesos sociales, cada vez más importantes, de transformación, simultaneidad y articulación. En otras palabras eliminar la falsa dicotomía entre una sociología de las prácticas y la psicología social (Bourdieu y Saint Martin, 1982:47)

9 El concepto de campo para Bourdieu siempre ha implicado la necesidad de definir sus formas, componentes y dinámicas concretas a través del trabajo empírico.

10 Las formas de explotación de la fuerza de trabajo han implicado la transformación en las maneras de extraer valor y plusvalía en los procesos productivos. Lo que ha generado entre otras cosas la consolidación de una heterogeneidad productiva, la fractura y segmentación dentro del mercado de trabajo donde ha aumentado el desempleo y el subempleo, el estancamiento o la reducción del salario real y de la participación de los asalariados en los ingresos nacionales, la instauración de trabajos-empleos precarios (que algunos han llamado atípicos); donde las modalidades se han multiplicado: trabajos contratados por tiempo determinado, el personal permanentemente transitorio, el crecimiento de empresas que proporcionan servicios eventuales, las pasantías y becas para jóvenes que se convierten en eternas y siempre por un tiempo determinado; y hasta podríamos incluir los trabajos no registrados, los clandestinos y los ilegales. (Neffa, 2008, citado por Islas (2009).

11 Los trabajos del equipo que dirige Marta Panaia lo hacen aunque focalizadamente en algunos sectores productivos.

12 De lo expuesto resulta que la concepción que manejemos respecto al mercado de trabajo, al territorio, a los vínculos entre los actores empresariales y del trabajo no será neutral en el análisis hemos abordado este tema en otros textos (Martín, 2007, Martin 2007 b y Martín, Pol, 2009) y por razones de espacio es imposible tratarlo aquí. Por último, si entramos a las empresas no es para encontrar en ellas individuos sino, una vez más, una estructura y las relaciones entre los agentes ubicados en ella en diversas posiciones según el volumen y la estructura del capital específico. (Martin, 2007b, Bourdieu, 2001: 233)

13 La información se basa en la construcción de 30 trayectorias de jóvenes entre 14 y 29 años vinculados a la actividad vitivinícola en el departamento de Maipú en el marco de una investigación en curso financiada por el CONICET y la Universidad Nacional de Cuyo entre 2008 y 2011.

14 La bibliografía disponible que aborda esta temática pone el énfasis en el proceso productivo de ahí que los actores analizados sean sólo económicos (los productores primarios (bodegueros, viñateros), los proveedores de materia prima o uvas, los proveedores de insumos y servicios vitivinícolas (tecnología, tanques, barricas, fertilizantes, botellas, corcho, etiquetas, etc.), los comercializadores, los distribuidores, los exportadores, los clientes y los entes públicos y privados que los aglutinan y representan, como asociaciones, cooperativas y cámaras) y primordialmente desde la perspectiva de la demanda de empleo. En este sentido, es evidente que otros actores igualmente intervinientes en el desenvolvimiento de este sector como son los actores políticos-institucionales, es decir, el Estado (nacional, provincial y municipal) y sus organismos y políticas; al igual que los actores sociales, tales como las organizaciones no gubernamentales, las uniones vecinales, los consejos profesionales, etc., no son incluidos. El resultado es la obtención de un escenario parcial, realizado desde un enfoque economicista, macroexplicativo, y centrado en algunos de los actores.

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Recibido: 21.03.12
Aprobado definitivamente: 10.8.12

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