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Trabajo y sociedad

versión On-line ISSN 1514-6871

Trab. soc.  no.21 Santiago del Estero dic. 2013

 

ESTRUCTURAS FAMILIARES: PAUTAS MATRIMONIALES Y DIMENSIONES DE GÉNERO Y EDAD

Movilidad social ascendente de familias migrantes de origen de clase popular en el Gran Buenos Aires 

Upward social mobility trajectories of families of working class origin in the Metropolitan Area of Buenos Aires 

 

Pablo Dalle*

* Sociólogo y Doctor en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Investigador Asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) con sede en el Instituto de Investigaciones Gino Germani-UBA. Docente de la Universidad de Buenos Aires y del IDAES, Universidad General San Martín. E-mail: pablodalle80@hotmail.com

 


RESUMEN

El artículo analiza el entramado de condiciones de posibilidad, recursos movilizados y experiencias que envuelven procesos de movilidad social ascendente de familias de origen de clase popular durante la segunda mitad del siglo XX y la primera década del siglo XXI. Las familias estudiadas pertenecen a tres corrientes migratorias al Gran Buenos Aires: europea, del interior de Argentina y de un país limítrofe.
El enfoque teórico parte de conceptualizar a la movilidad social como un proceso que depende de I. la apertura o cierre de oportunidades educativas y ocupacionales a nivel de la estructura de clases, II. las opciones y limitaciones ligadas al origen de clase familiar y los grupos de pertenencia, y III. las capacidades o el empuje de las personas para actuar. El método utilizado fue la reconstrucción biográfica de tres historias de familia seleccionadas de una tipología de trayectorias elaborada a partir de un estudio cuantitativo previo.
El análisis muestra algunos aspectos de la transmisión de legados culturales, recursos materiales y relaciones sociales entre las generaciones que delinearon los "soportes y resortes" del ascenso. Asimismo, se describe cómo la vida de la personas es influenciada por los procesos macro-históricos en los cuales les toca vivir, el papel central que juegan las personas y sus familias en la toma de oportunidades o su tesón y empuje para vencer circunstancias adversas. Frente a la visión de la movilidad ascendente como un cambio abrupto y repentino de clase social, observamos que se trata más bien de movimientos de corta distancia que envuelven el esfuerzo de distintas generaciones y se van acumulando en el acervo familiar.

Palabras clave: Movilidad social ascendente; Historias de familia; Clase popular; Mecanismos sociales de ascenso

ABSTRACT

This article analyses the articulation between the conditions of possibilities, resources mobilized and experiences involved in upward social mobility trajectories of families of working class origin in the Metropolitan Area of Buenos Aires during the mid twentieth and early twenty first century. The families studied belong to three different migratory flues: Europe, inside Argentine and a Latin American country.
The theoretical approach understands social mobility process depending on the articulation of: I. opening/closing of educational/occupational opportunities at the level of class structure, II. the options and limitations related to family class origin and belonging groups, III. the agency of individuals to act under these circumstances. The study is based on a biographical reconstruction of three families' histories selected from a typology of class trajectories previously identified in a quantitative approach.
The analysis shows some features of the intergenerational transmission of cultural legacies, economic resources and social relations that occurs within working class families and favors upward mobility. It also describes how the lives of individuals are influenced by macro-historical processes, the central role of individuals and their families in taking advantage of opportunities, as well as the strength that allows them to overcome adverse circumstances. The pathways described show that there is no abrupt change in family class trajectories, but the accumulation of many short-distance movements through family histories that involve the effort of different generations.

Keywords: Upward Social Mobility; Family histories; Working Class; Upward mobility social mechanisms


 

SUMARIO

1. Introducción. 2. Aspectos teórico-metodológicos. 3. Presentación de las historias de familia. 4. Mecanismos sociales de movilidad ascendente. 4.1 Los primeros pasos: migración y consolidación familiar en el Gran Buenos Aires. 4.2 El papel del matrimonio: una aspiración compartida. 4.3 Resortes del "salto" educativo y ocupacional en la tercera generación. 5. El acceso a las clases medias. 5.1 El paso a ser profesional. Nuevos espacios de desempeño y sociabilidad. 5.2 Cambios en el estilo de vida. Conclusiones. Bibliografía. Anexo

*****

1. Introducción

En las sociedades capitalistas contemporáneas el origen de clase establece una desigualdad sustantiva de oportunidades, por lo cual los destinos de clase se presentan como causalmente probables (Bourdieu y Passeron, 2003). Ahora bien, ¿qué mecanismos desvían a los hijos de padres de clase popular de su trayectoria de clase más probable? ¿Cómo hacen las familias de clase popular para concretar sus aspiraciones de mejorar sus condiciones de vida y ampliar su modesto abanico de oportunidades a sus hijos?1 En este artículo se analizan algunos rasgos que caracterizan un proceso de movilidad ascendente de familias de origen de clase popular pertenecientes a tres corrientes migratorias al Gran Buenos Aires: europea, del interior de Argentina y de un país limítrofe. Específicamente, nos interesa indagar las condiciones de posibilidad y los recursos movilizados por las familias para ascender socialmente durante la segunda mitad del siglo XX y la primera década del siglo XXI así como las experiencias que envuelve el cambio de clase en la trama biográfica familiar.
La investigación empírica sobre movilidad social intergeneracional apoyada en encuestas se ha concentrado en analizar cambios en los canales de ascenso y en el nivel de apertura del sistema de estratificación social. El principal aporte de este enfoque es que posibilita captar las principales tendencias de movilidad social en relación con cambios en el modelo de desarrollo económico. En general, en todos los países estos estudios tienden a comprobar una sustantiva"inercia" en la desigualdad de oportunidades de movilidad ascendente entre las clases sociales en el tiempo e incluso entre países (Erickson y Goldthorpe, 1992; Breen, 2004). Dentro de este marco general, en Argentina, apoyados en datos del AMBA, algunos estudios plantean una disminución de la movilidad ascendente desde los estratos de clase trabajadora a los de clase media de 1960 a 1995 (Jorrat, 2000) y a principios del siglo XXI (Benza, 2010; Dalle, 2010, 2011b), sugiriendo que la transformación estructural neoliberal indujo un cierre progresivo del sistema de estratificación.
Entre los estudios cualitativos sobre la temática, durante las últimas décadas la atención se dirigió a analizar los mecanismos sociales activados por las familias para mitigar procesos de movilidad descendente en las clases medias (Minujin y Kessler, 1995; Kessler y Di Virgilio, 2005) y las formas de sobrevivencia en las clases populares tras la pérdida del empleo fabril y la caída en la marginalidad (Salvia y Chávez Molina, 2007), durante la reestructuración neoliberal. Sin embargo, se ha prestado escasa atención a por qué y cómo familias de origen de clase popular se abren caminos de ascenso entre los mecanismos de cierre que tienden a reproducir la desigualdad en la estructura de clases, tanto durante etapas de expansión de oportunidades como de crisis y cierre estructural.
Germani (1963, 1966) señaló en sus estudios pioneros que durante la etapa de la inmigración masiva (1880-1930), en la región más dinámica y próspera del país, dada la escasa población relativa y la magnitud del aluvión inmigratorio, la sociedad se transformó sustancialmente. Al calor de la vertiginosa expansión de la producción agropecuaria, florecieron en la ciudad-puerto una variedad de actividades económicas que abrieron espacios para una movilidad estructural ascendente. Uno de los aspectos destacados de ese proceso fue la expansión de estratos medios, las cuales se formaron con personas de origen de clase popular (obreros, artesanos, campesinos, labradores), en su mayoría descendientes de la inmigración europea.
A diferencia de lo que ocurrió a la vuelta del siglo XX, las oleadas de trabajadores que migraron al AMBA provenientes del interior del país y la última corriente de inmigración europea se insertaron una sociedad "sustancialmente hecha" en la cual la aventura del ascenso social era más ardua (Torre, 2010). En las últimas décadas del siglo XX, en las ciudades de la Pampa Húmeda paulatinamente se fueron incorporando a las clases medias descendientes de familias criollas migrantes del interior del país, incluso de países limítrofes de llegada más reciente a estos centros urbanos. Hemos elegido familias de distinto origen migratorio, incluidas las de origen europeo de la última corriente migratoria, para estudiar cómo se fue hilvanando el entramado de condiciones y factores que favorecieron el ascenso social de familias que llegaron al AMBA entre las décadas de 1940 y 1970 y sus canales de ascenso se desplegaron en un contexto más cerrado que durante las primeras décadas del siglo XX.
El artículo está organizado en las siguientes secciones. Primero se describen algunos supuestos conceptuales para estudiar procesos de movilidad social ascendente a través de trayectorias familiares. Segundo, se describen tres trayectorias típicas de movilidad ascendente de familias de origen europeo, interno y latinoamericano. Tercero, presentamos algunos mecanismos sociales comunes y particulares de cada tipo de familia que favorecieron el ascenso a las clases medias en el transcurso de distintas generaciones. Por último, discutimos algunos aspectos
vinculados a la dimensión cultural de los procesos de movilidad ascendente, específicamente los cambios en el estilo de vida en la trama biográfica familiar.

 

2. Aspectos teórico-metodológicos

Las clases sociales remiten a agrupamientos poblacionales perdurables que se definen a partir del tipo y la magnitud de recursos económicos sintetizados en la inserción ocupacional, que contribuye a delinear oportunidades de vida. No obstante, la posición ocupacional no es una condición suficiente para definir las clases sociales. Su consolidación y reproducción en el tiempo requiere que los miembros de los grupos ocupacionales establezcan formas de sociabilidad entre sí, como la comensalidad y el connubium y desarrollen estilos de vida compartidos (Weber, 1996 -1922-; Bourdieu, 2006 -1979-; Sautu, 1996; 2011).
La clase social de origen ejerce sobre las personas límites y constreñimientos debido a múltiples procesos desde la transmisión intergeneracional de recursos materiales hasta simbólicos y sociales. Estos recursos, por un lado, construyen modelos cognitivos, de valores y creencias que contribuyen a conformar el horizonte de expectativas de las personas, y por el otro, brindan contactos e información que permite la inserción social de las mismas. De este modo, la red de relaciones sociales vinculadas a la clase social de origen constituye un factor central de la reproducción de las desigualdades. Ahora bien, aunque la clase social de origen tiende a generar procesos de reproducción, porque implica la internalización de las estructuras objetivas del mundo social (Bourdieu, 2006 -1979-), no se trata de una determinación total y completa, queda espacio y margen para la movilidad social (Sautu, 2011, 2012; Dalle, 2011a).
Los procesos de cambio y reproducción de la posición de clase involucran factores de tipo macro, meso y micro social. Dependen de la apertura o cierre de oportunidades educativas y ocupacionales a nivel de la estructura económico-social, de los grupos de pertenencia e interacción social en los cuales se comparten experiencias contribuyendo a delimitar las opciones y limitaciones para la acción, y de la capacidad de las personas de crear y producir su propia historia (Harrington, y Boardman, 1997; Sautu, 2011; Dalle, 2011a).
Las biografías personales y familiares están atravesadas por los contextos socio-históricos y a través de ellas podemos comprender cómo se articula la agencia con los condicionamientos del origen de clase y las oportunidades y limitaciones de la estructura social (Bertaux y Thompson, 2007). El estudio parte de concebir la movilidad social como un proceso, como un continuom de acciones, prácticas y experiencias al interior de la trama familiar en relación con las transformaciones del contexto socio-histórico y no simplemente como la comparación entre la posición de clase de partida y de llegada de sus miembros. Este enfoque implica no sólo dar cuenta de cambios objetivos en las trayectorias de clase, sino recuperar la dimensión subjetiva y procesual de las experiencias de movilidad social.
El argumento propuesto busca ser una lectura de la movilidad ascendente no como logros individuales según la cual los talentos personales triunfan frente a todas las adversidades; sino por el contrario, dado que todo sistema de estratificación social impone barreras a la movilidad, limitando las capacidades personales nos interesa explorar qué mecanismos sociales favorecen la movilidad ascendente a las clases medias (Dalle, 2011a). Partimos de estudiar historias familiares porque siguiendo a Bertaux y Thompson (2005), las familias constituyen el principal canal de transmisión de recursos como el lenguaje, redes sociales, bienes materiales (como la vivienda o un negocio familiar), saberes laborales, valores, actitudes frente al cuerpo, disposiciones, aspiraciones y formas de ver el mundo a partir de los cuales se cimentan procesos de movilidad social o herencia de clase.
Para captar los procesos sociales inherentes a la movilidad ascendente "invisibles" a los cuestionarios, incorporamos el análisis de relatos biográficos sobre trayectorias familiares de clase (Bertaux, 1998). La aplicación de este método apuntó a comprender, según la narración de los sujetos, el significado que le atribuyen a las experiencias y recursos trasmitidos inter-generacionalmente que favorecieron el ascenso social intergeneracional. La selección de los casos se realizó en base a una tipología de trayectorias de movilidad/inmovilidad social de familias de origen de clase popular2. Del conjunto de historias de familia recolectados en el trabajo de campo, hemos seleccionado tres casos cuyas familias de origen provienen de distintos orígenes migratorios y las entrevistadas compartían una misma vía de ascenso a las clases medias. El análisis se concentró en la búsqueda de experiencias comunes y otras particulares en relación a su origen migratorio que influyeron en su trayectoria de clase (Bertaux, 1993).

3. Presentación de las historias de familia

Lina nació en 1958, es hija de inmigrantes italianos del sur pertenecientes a la última corriente inmigratoria europea. Sus padres fueron de los tantos trabajadores que llegaron en la década del 50´ al país, expulsados por la posguerra en busca de mejores condiciones de vida. Su padre, Antonio Dell´Orco, trajo consigo desde Italia, algo más que las valijas, arribó a Buenos Aires con un oficio de mecánico que aprendió en la guerra. Éste le permitió desempeñarse como mecánico especializado en Vialidad Nacional y luego a principios de la década de 1960, en plena época del desarrollismo, entró a trabajar en FIAT en la nueva planta de producción y prueba de tractores en Caseros. Emma Palermo, su madre, antes de conocer a Antonio, había trabajado como costurera en su casa y luego como operaria en una fábrica de alfileres pero "después se casó y el tano jamás permitió que trabajara".
Durante las décadas de 1960 y 1970 la familia progresa económicamente, esto se expresa en la compra de lotes en una zona en crecimiento cercana al centro de San Martín3. Allí construyen su propia casa y compran lotes aledaños para sus hijos, a los años edifican su casa de veraneo en Mar de Ajo. En esa época, Lina y sus hermanos acceden a educación privada. Luego de terminar el secundario comienza sus estudios universitarios, que interrumpe en 1976 por la dictadura militar. Lina se casa muy joven, luego se separa a los años y queda a cargo de sus hijas. A raíz de esta situación se ve forzada a ingresar al mercado laboral como sostén de la familia. A los años forma pareja nuevamente y a los 38 años se inscribe en la Licenciatura en Psicopedagogía, profesión de la que trabaja en la actualidad.
Claudia nació en 1975 y pertenece a una familia de origen criollo y europeo que migraron de Santiago del Estero y Misiones. Sus abuelos, trabajadores rurales en las cosechas de algodón y arroz, se trasladan a Buenos Aires junto con sus hijos pequeños y adolescentes, en el marco de la etapa desarrollista en busca de trabajo. Su madre, sigue la misma trayectoria de muchos migrantes del interior de país: primero la instalación en villas, y luego la reubicación en barrios obreros loteados -Loma Hermosa, barrio UTA- con urbanizaciones en proceso y formas espontáneas de auto-construcción. La trayectoria laboral por parte de la rama materna presenta ocupaciones obreras en fábricas textiles y metalúrgicas de la zona de Loma Hermosa y en la construcción; en las mujeres trabajo doméstico durante la etapa inicial de instalación y luego el empleo en fábricas textiles. Por parte de la rama paterna, su abuelo entra al servicio militar y
luego a la policía pidiendo desde allí, un traslado a la gran ciudad; su padre siguió sus huellas en la policía federal donde se jubila. El nivel educativo de sus abuelos y padres llegaba como máximo hasta el primario completo, Claudia es la primera en la historia familiar en terminar el secundario y acceder a un título universitario. A los 23 años se casa con un vecino que conocía desde la adolescencia y a los años se separa. Actualmente vive en el centro de San Martín, en un departamento propio. Trabaja como profesora en la Universidad de Buenos Aires, en el profesorado Alicia Moreau de Justo y en un proyecto educativo de la Fundación Telefónica.
Mariana tiene 32 años, es argentina de primera generación, hija de inmigrantes de Siria y Paraguay. Por la rama materna, su madre es paraguaya quien migra a los cinco años con sus padres. El abuelo de Mariana se empleaba en Asunción como operario en una fábrica de mosaicos, pero debido al trabajo discontinuo decide migrar a Argentina, instalándose en Lanús, barrio donde se asentó una importante fracción de la clase obrera. Trabajó en la zona como operario calificado en distintas fábricas de mosaicos. Su abuela trabajó como modista en talleres y como cuenta propia, su madre heredó el oficio y trabaja en la actualidad como modista- costurera, también por cuenta propia en su domicilio.
Farid, el padre de Mariana, nació en Damasco en 1940 y migró a Argentina en la década de 1950 con su familia de origen. Los "Masid" se radicaron en Quilmes y siguiendo la tradición cultural árabe, instalaron comercios de ropa por la zona. Farid tuvo un local propio hasta 1976, cuando tuvo que cerrar por el impacto negativo de la devaluación del "Rodrigazo" (1975). Continuó el oficio como corredor de ventas cuenta propia, viajando al interior y por negocios de la zona.
Mariana se recibió de Licenciada en Educación en la Universidad de Quilmes. Luego, cursó una Maestría en Educación en una Universidad de prestigio donde trabajaba actualmente como coordinadora de la maestría en Políticas Educativas. Formó pareja a los 20 años, y hace un año se mudó al barrio de Caballito junto a su novio.
Hemos incluido los árboles genealógicos de las familias para visualizar cambios y permanencias en algunos rasgos sociales de las mismas como años y lugares de nacimiento y fallecimiento de las distintas generaciones, migraciones, año de establecimiento en el Gran Buenos Aires, cantidad de hijos, nivel educativo y ocupaciones (Anexo: Gráficos 1, 2 y 3).

4. Mecanismos sociales de movilidad ascendente

4.1 Los primeros pasos: migración y consolidación familiar en el Gran Buenos Aires

Desde el punto de vista de las familias, las migraciones constituyen un medio de movilidad social ascendente que sus miembros utilizan para acceder a oportunidades de progreso económico que se perciben cerradas en el lugar de origen. La migración no es sólo un fenómeno determinado estructuralmente, implica la capacidad de agencia de parte de las personas; los emigrantes emprenden la aventura con decisión, voluntad y expectativas de ascenso hacia donde las posibilidades existen (Sautu, 201). En sus relatos, las entrevistadas manifestaron que sus padres migraron por la falta de trabajo en el lugar donde vivían y las expectativas de encontrar mejores oportunidades ocupacionales en Buenos Aires. La idea de ascender socialmente fue uno de los móviles centrales para la decisión de abandonar la sociedad de origen. Lina cuenta que sus padres:

"Vinieron de Italia después de la guerra por falta de posibilidades de trabajo, ya había venido un hermano de mi mamá...y él les abrió la puerta para que vinieran a la Argentina, porque en esa época acá había muchas posibilidades de trabajo" (Lina).

Claudia recuerda que su mamá y sus tíos:

"Vienen porque están mal de dinero y en aquel momento había oportunidades acá. Mi mamá tenia trece años cuando vino a Buenos Aires, viene con un hermano, se pone a trabajar en casas y alquilan una casa, y alquilando se traen a sus otros hermanos. Mi mamá se iba con ellos a recorrer fábricas, a buscar trabajo... Vieron que ustedes vinieron por Av. San Martín y pasan por fábricas... Bueno, todo esto es la zona de fábricas por excelencia de San Martín. Mi mamá decía que salían con los hermanos y encontraban trabajo" (Claudia).

La llegada al Gran Buenos Aires de estas familias se produjo durante la etapa de sustitución de importaciones, lo que favoreció la inserción laboral de los migrantes europeos, internos o de países limítrofes a través del trabajo asalariado en fábricas. No obstante, para el aprovechamiento de las oportunidades fue importante la capacidad de agencia de las personas para vencer circunstancias adversas y abrirse camino.
El padre de Lina traía de Italia el oficio de mecánico lo que le permitió un acceso a un estrato de clase trabajadora consolidada. Además cuando llegó al país se anotó en una escuela técnica, porque quería completar la orientación en mecánica. Para Claudia el tesón y la perseverancia de su madre fueron centrales para el ascenso social de su familia:

"Mi mamá tiene este rasgo del laburante, viste, entonces imaginate en plenaépoca de expansión de las empresas mi mamá decía: que tengo que hacer, limpiar y limpio, levantar una pared, ¿entendés?...Tiene eso de "yo te lo remo lo que sea" (Claudia).

Lipset y Bendix (1963) sostienen que el medio urbano fomenta aspectos motivacionales de movilidad ascendente ya que permite a las personas apreciar una mayor diversidad de ocupaciones y la interacción con personas de estatus más altos dentro de la estructura social. Asimismo, el medio urbano provee un acceso más fácil y diversificado a la educación, así como a una mayor variedad y especialización de empleos que permiten la adquisición de distintas habilidades. En las familias analizadas la migración implicó el cambio de ocupaciones rurales a ocupaciones obreras.

"Y mi abuelo empieza a adquirir la profesión de albañil y mi abuelo se va a dedicar hasta los últimos días a ser albañil. Mis tíos cada uno empieza a adquirir profesiones distintas, tengo un tío que fue zinguero, otro que adquirió la profesión de pintor de autos, otro que empezó en una fábrica textil, lo invitaron a cortar piezas y que se yo, se puso a cortar, empezó de eso y ahora es sastre" (Claudia).

El pasaje desde ocupaciones manuales no calificadas hacia calificadas no fue inmediato; al llegar al Gran Buenos Aires, la madre de Claudia y sus hermanos se instalan en un asentamiento en San Martín conocido como "la villa Carlos Gardel". En su relato Claudia resalta "el empuje" de su madre para conseguir trabajo no sólo para ella sino también a sus hermanos. Primero empezó trabajando como servicio doméstico y luego entró a trabajar como operaria en una fábrica textil.

"El caso de mi mamá, ellos tenían hermanos que vivían acá, pero vivían en las villas, entonces la primera vez que vienen empiezan a vivir en la villa.... acá en la Gardel. Venirse en tren para acá, a vivir en la villa con mis tíos... hasta que mi mamá... mi mamá es una mujer muy laburadora... mi mamá es una mujer luchadora... entonces mi mamá se alquila una pieza... y empieza a llamar a sus hermanos. Por eso, mi mamá en realidad tiene una imagen muy fuerte de madre en mi familia... porque ella es la que organizaba el hogar, ¿no? Ellos venían y ella les buscaba en qué fábrica iban a trabajar" (Claudia).

Entre las familias de origen inmigratorio europeo y las criollas o limítrofes se advierten ciertas diferencias en cuanto a su forma de radicación y el cambio de estatus que significó la llegada al Gran Buenos Aires. Para las familias criollas e inmigrantes limítrofes, los abuelos o padres antes de migrar:

"Se dedicaban a la agricultura, a recolectar algodón y tuvieron una vida pobre en todo sentido, no únicamente en lo económico...sino también desde lo cultural...A ellos no les pertenecían los campos... trabajaban para otros: los terratenientes y hay un pedazo que te dejan para que levantes tu casa de adobe... pero no es tuyo... y se va uno y viene otro, viven pero no les pertenece. Mi abuelo se iba al monte a desmontar, eran trabajadores muy pobres, ellos cuentan que iba toda la familia a sacar el algodón" (Claudia).

Estos recuerdos dejan ver "a través de las sombras que reflejan" -en términos de Bertaux- huellas de una dominación de clase basada en el patronazgo y fronteras de clase rígidas para los trabajadores rurales del norte argentino. El sistema de clases en el campo era esencialmente cerrado no sólo porque había pocas oportunidades ocupacionales sino también por la perdurabilidad de relaciones de patronazgo: los trabajadores podían acceder a una parte de la tierra de los patrones donde podían desarrollar una agricultura de subsistencia y construir su casa, a cambio de trabajar para el patrón en la cosecha. El punto de partida de estas familias era un nivel socio-económico muy bajo, en este sentido, su incorporación a la sociedad urbana implicó desde su experiencia un ascenso social aunque al principio, muchas de estas familias se hayan instalado en "villas de emergencia". A propósito de ello cabe mencionar que en el período 1950-1970, las primeras villas de emergencia eran lugares de asentamiento transitorio para los migrantes internos y de países limítrofes (Torre, 2010) una puerta de entrada a la ciudad antes de acceder a un terreno y poder edificar la vivienda propia.
Por su parte, aunque las familias inmigrantes europeas correspondientes a la última corriente inmigratoria también ingresaron por los segmentos más bajos de la estructura social, en el mundo laboral estaban un escalón por encima de los trabajadores de origen criollo, quizás en parte porque traían pericias laborales más requeridas por la expansión de actividades capitalistas y sobre todo por los prejuicios y prácticas de discriminación hacia los rasgos indígenas y la herencia cultural criolla por parte de la población de Buenos Aires, que a mediados del siglo XX era en su mayoría de ascendencia europea. La instalación inicial de las familias europeas por su parte no se realizaba en villas de emergencia, sino en casas de parientes o conocidos, o en hoteles y conventillos.
Si bien, como pudimos ver entre las motivaciones para migrar, se destaca el deseo y la voluntad de dejar atrás una sociedad cristalizada donde estaban trabadas (o no existían) las oportunidades de progresar económica y socialmente, entre la disposición a migrar y la elección de un lugar de destino media un proceso condensado en la pregunta: "¿Dónde estaré mejor...?" (Torre, 2010). Este dilema al interior del migrante es procesado a través de las redes sociales que brindan información y ayuda, y ejercen de puente entre la sociedad de origen y la de destino (Devoto, 2004).
Los testimonios de las entrevistadas aluden a la importancia de redes sociales que brindaron apoyo y constituyeron un soporte a la experiencia migratoria; interpretadas retrospectivamente estas redes favorecieron la movilidad ascendente de las familias. Las mismas estaban conformadas por familiares, amigos y conocidos que transmitían su experiencia migratoria, informaban sobre el crecimiento económico y prometían trabajo y alojamiento a los que aún no habían tentado la aventura. "Cada uno que llegaba conseguía un trabajo y decía acá se está
mejor, y mandaban a llamar a otro". Los parientes que viajaron antes en un afán exploratorio o para instalarse reunían el dinero necesario para el traslado de la familia completa. Una vez asentados en la tierra de destino, estas redes permitían la detección y el acceso a nuevas ocupaciones (Lomnitz, 1994; Freidin, 2004).
Estas redes sociales también constituyeron un espacio propicio para recrear hábitos de sociabilidad que les eran familiares (Torre, 2010). Habitualmente la migración implica un fuerte desarraigo porque al abandonar la sociedad de origen se dejan atrás parientes, amigos, tradiciones y costumbres. Para los inmigrantes, la adaptación e inserción en el lugar de llegada es una precondición para el progreso, y está signada por la intervención de numerosos allegados que configuran una red social de contención frente a la incertidumbre. En este plano "la paisanada", a través de su accionar interpersonal o institucional, constituye una recreación en pequeña escala de sus comunidades de origen.
Luego de la llegada y la estadía un tiempo en la casa de parientes o amigos, las familias buscan comprar un terreno donde construir su casa y formar su propio hogar. Por lo general, la casa se construye colectivamente con la propia familia o la ayuda de parientes y paisanos al término de la jornada laboral y los fines de semana. Otra característica común en estas familias es la internalización de pautas modernas en relación a la cantidad de hijos, como se puede observar en los árboles genealógicos, de los abuelos a los padres se reduce notablemente. La formación de hogares unifamiliares en donde se abren espacios para el despliegue de la autonomía individual y la potenciación de pocos hijos están presentes con frecuencia en las trayectorias familiares que ascienden desde las clases populares.

4.2 El papel del matrimonio: una aspiración compartida

La reconstrucción del árbol genealógico de las familias analizadas muestra que en las tres generaciones relevadas (abuelos, padres y entrevistada) se dan uniones matrimoniales o conyugales de tipo homógamas en términos de clase social. Sin embargo, en los relatos biográficos de las entrevistadas encontramos elementos que nos permiten dar cuenta de algunos mecanismos indirectos por los cuales la conformación de estas parejas contribuyó en el proceso de ascenso social familiar. El análisis se circunscribe a la unión del padre y la madre de los cuales teníamos mayor información.
La familia de Lina brinda una imagen típica de las familias de clase trabajadora consolidada en la sociedad del Gran Buenos de la Segunda Posguerra. El padre de Lina era obrero especializado de FIAT, lo que le permitía un trabajo estable, derechos sociales para su familia y un salario similar al de ocupaciones típicas de clase media. La madre de Lina, desde que se casó se dedicó a las labores domésticas y a criar a sus hijos. En esta descripción está presente el ideario de familia de clase obrera de la época (1946-1960) donde el papel tradicional de la mujer como esposa y como madre se veía favorecido por el buen pasar económico y la seguridad que brindaba el salario del jefe de familia (Torre, 2010).

E: El hogar en donde te criaste, para vos ¿de qué clase social era?

L: Clase media, trabajadora...acomodada, mi papá si bien fue un operario siempre, siempre trabajo muy bien, siempre trabajo muchas horas, siempre tuvimos un buen pasar, cómodo, sin ser de... sin derrochar pero no nos falto nada, siempre tuvimos lo que quisimos, siempre se apuntó a más (Lina).

En el relato de Lina, aparece la idea de que sus padres tenían una aspiración de ascenso social. Este proyecto, concebido conjuntamente, era materializado al interior de su familia de acuerdo al modelo patriarcal de división sexual del trabajo que colocaba al hombre en el rol de trabajador que aportaba el sustento material del hogar y la mujer como protectora del mismo. En el testimonio, el papel de su madre en la movilidad social ascendente de la familia está invisibilizado. Sin embargo, como plantea Bertaux (1979), la mujer-esposa de clase obrera que cocinaba, atendía la casa, cosía la ropa de los hijos, se ocupaba de sus deberes escolares y de mantener la familia unida, era el motor de la reproducción de energía humana, y en conjunción con otros mecanismos sociales, favoreció el ascenso social de la familia.
En la familia de Claudia, el modelo tradicional de división de roles no era tan marcado. Su madre trabajó en una fábrica textil desde que nació Claudia en 1975 hasta 1981 cuando nació su segunda hija. Para ese momento, el padre de Claudia había mejorado su sueldo en la Policía y ya no tenían gastos de alquiler porque se mudaron a Loma Hermosa, a la casa donde vivían los abuelos. Sin embargo, la madre de Claudia, no se retiró completamente del mercado de trabajo. Durante la infancia de sus hijas, trabajó intermitentemente como servicio doméstico y vendiendo en distintos comercios del barrio. En conversaciones con Claudia y su madre, hemos notado que salir a trabajar fue muy importante tanto para complementar el salario del jefe de hogar y contribuir a cubrir los gastos como para "tener independencia", lo que responde más a otro modelo cultural de mujer en comparación a la madre de Lina. En ese esquema familiar, Claudia piensa que entre sus padres: "Siempre se aspiró a más".
En el relato biográfico de Claudia también encontramos que sus padres aspiraban a mejorar la situación económica y social de la familia pero no se trataba de un proyecto premeditado, era más bien algo improvisado que se iba construyendo en el camino. Cuando le preguntamos acerca de cómo su núcleo familiar impulsó la movilidad ascendente, expresó:

"Una familia de laburantes...son también improvisados. Porque mis papas no pensaron ´ay, vamos a hacer esto para que ellas se estimulen´ o qué sé yo, ¡no!, mis papás no tenían nada de todo eso, tenían del improvisado y de la simpleza" (Claudia).

La madre de Mariana también tenía la aspiración de: "mejorar, para lograr otra cosa más...si puedo mantener esto ya bien y no perderlo, pero si puedo lograr algo más...sin pisar a nadie en el camino, está bien". Al hablar de cómo ella y su marido como pareja favorecieron la movilidad social ascendente de la familia, nos dijo:

"Esto es así... si bien no hubo grandes proyectos, de que todo esto está programado... no, no... nosotros sin hablarnos demasiado, sin decir este año tenemos que hacer tal cosa...Yo sé de gente que para comprarse el televisor a fin de año, le dio sándwich de lechuga al marido para que se lleve a la fábrica...yo no haría eso, no soy así... pero, yo interiormente voy armando... y viendo que se puede hacer y aquello no...". (Nilda, madre de Mariana).

Como vemos, en estas familias de clase popular, el matrimonio no constituyó una vía directa de movilidad ascendente a través del enlace con alguien que está en una posición de clase más alta tanto en términos económicos como de mayor prestigio, más bien son parejas homógamas que tienen una aspiración de ascenso social y van armando un proyecto juntos, en forma más improvisada que planificada.

4.3 Resortes del "salto" educativo y ocupacional en la tercera generación

La socialización en familias de clase popular implica una desventaja en comparación con las de clase media, porque estas últimas están en condiciones de transmitir mayores recursos; en especial, de capital cultural legítimo. En la escuela, los hijos de padres de clase media tienen ventajas porque los valores y códigos que circulan en su medio familiar son compartidos por los docentes y suelen tener una mayor motivación y presión de parte de sus padres para alcanzar niveles educativos más altos. En cambio, para los hijos de padres de clase popular el ingreso a la escuela significa una violencia simbólica mayor, porque el lenguaje que emplea la escuela está a una distancia mayor de los conocimientos aprendidos en su hogar de origen (Bourdieu y Passeron, 2003).
De acuerdo con el enfoque de Bourdieu, la socialización temprana imprime a los sujetos un habitus, un esquema de percepción, apreciación y producción de prácticas, a través del cual aprehenden el mundo social, como producto de la interiorización de las estructuras del mismo. Si bien este esquema de ver el mundo y de disposiciones para la acción (modos de ver y de hacer) tiende a generar procesos de reproducción en la clase social de origen, no implica una determinación total y completa, queda cierto margen para la movilidad social. Porque el habitus constituye también -como el mismo Bourdieu señaló- "...una especie de resorte en espera de ser soltado, y que según los estímulos y la estructura del campo, el mismo habitus puede generar prácticas diferentes" (Bourdieu y Wacquant, 1986), dando a entender que puede sufrir modificaciones según la trayectoria social del agente. En las trayectorias biográficas de las entrevistadas fue posible reconocer estímulos al interior de sus hogares de origen y experiencias de socialización en ámbitos inter-clases durante su infancia y adolescencia que favorecieron una apertura de su horizonte de expectativas.

Apertura a nuevos horizontes: el papel de la familia y la escuela

En las familias de clase popular, el estímulo hacia la educación de sus hijos/as es un mecanismo clave para compensar la desventaja inicial de capital cultural y económico. Las entrevistadas señalan que la motivación familiar y el paso por las instituciones educativas fueron claves en sus experiencias de ascenso. Sin embargo, unas y otras no tienen el mismo peso relativo dentro de cada biografía familiar, lo cual nos permitió trazar perfiles acerca de los móviles del ascenso.
La familia de Lina tenía condiciones de vida y aspiraciones de consumo, residenciales y educativas para sus hijos, cercanas a las de las clases medias. A diferencia de la familia de Claudia -la cual tenía un origen social más bajo-, las necesidades económicas estaban resueltas. Esto brindaba un contexto de mayor certidumbre que favorecía la planificación familiar a largo plazo: como por ejemplo, la inversión en educación privada y la compra de propiedades para sus hijos. Era una familia de clase trabajadora en ascenso que aspiraba que sus hijos lleguen a la universidad. Durante su infancia, la familia se mudó de Billinghurst a Villa Maipú, en el centro de San Martín. Su campo de experiencias tanto en el barrio como en el colegio al que asistía, estaba conformado por familias de clase media o clase trabajadora en ascenso, que reafirmaban las aspiraciones de ascenso social de la familia. En esta trayectoria, la generación precedente va conformando una herencia compuesta por recursos materiales y simbólicos que quedará a disposición para que sus hijos la capitalicen, apostando a la acumulación gradual y ascendente. "No se trata de romper el círculo social más cercano sino de llevar a cabo el anhelo de la generación de sus padres" (Gómez, 2012).

"Mi viejo soñaba con un hijo universitario, y yo tuve la posibilidad de grande, después de los 38 años, cuando justamente uno de los momentos en los que se me abrió la tierra porque cerró la empresa en la que yo trabajaba y me quedé como Dios me trajo al mundo. Yo dije ´basta, no quiero trabajar más dependiendo de nadie, quiero estudiar, recibirme y hacer mi carrera" (Lina).

En su relato aparece la necesidad de realizarse fuera del ámbito del hogar, a través de la realización de una carrera universitaria que le permitiera obtener las credenciales para reinsertarse laboralmente. A lo largo de su historia de vida, ella experimenta un punto de inflexión cuando se separa de su primer marido y sale a trabajar para mantener a sus hijas y no depender económicamente de él. Cuando cerró la empresa en la que trabajaba, no quería volver a depender económicamente. Pero hacer una carrera universitaria era, además, cumplir el sueño de su padre, completar su legado.
Su padre, su segunda pareja y sus hijas la estimularon y la apoyaron para que empezara la carrera. En su relato de vida, su deseo de hacer una carrera educativa y acceder a un trabajo remunerado puede advertirse desde su primera separación, cuestionando el mandato tradicional que asigna a la mujer el rol de ama de casa. Esto también fue producto de un "cambio deépoca", que consistió en la progresiva inserción de las mujeres en la educación superior y el mercado de trabajo. En su experiencia, salir a trabajar y luego fundamentalmente poder estudiar en la universidad, le permitieron ampliar su horizonte de expectativas.
En el relato de Lina sobre su historia familiar aparecen los valores de sacrificio y esfuerzo para ascender socialmente expresados en dos prácticas: el trabajo duro (sacrificio) y el ahorro. Esto nos remite a la idea de "postergación de gratificaciones" (Lipset y Bendix, 1963) muy común entre las familias inmigrantes europeas de clase popular.

"Ellos venían de una guerra... venían de pasar hambre y de pasar privaciones, así que tenían incorporado esto del ahorro, del no gasto, de que la comida rindiera... de plantar y de comer lo que plantaban... Y el dinero que entraba por el trabajo, era para mejorar la casa o poner el negocio...y para sostener su vejez...De prácticamente todos los valores que me dejo el más importante fue...el trabajo...que había que sacrificarse para ganar un mango". (Lina).

El trabajo duro, el ahorro y la previsión fueron los medios utilizados para concretar la aspiración de ascenso social. Esta forma de vida austera y frugal va a cambiar en la generación de los hijos a medida que a través de logros educativos y ocupacionales alcancen posiciones de clase media.
La transmisión de valores es uno de los factores o mecanismos que favoreció la movilidad social ascendente intergeneracional. En el caso de la familia de Lina, los valores de clase media estaban presentes antes de que se produjera el ascenso. Lina contó que su padre le transmitió a sus hijas/os "a mirar para arriba, nunca para abajo". Lipset y Bendix (1963) utilizan la "teoría del grupo de referencia" de Merton para comprender este proceso. Esta sugiere que la motivación hacia el ascenso social puede entenderse a través de la identificación de las familias de clase popular con los valores y pautas de comportamiento de grupos que están por encima en la estructura social, en este caso de las clases medias, a las cuales se aspiraba alcanzar. La internalización de valores del grupo de referencia: como reducir la cantidad de hijos, tener casa y auto propios, enviar a los hijos a escuelas de buen nivel, entre otras, anticipa y estimula el pasaje efectivo de clase favoreciendo los cambios ocupacionales y educativos de sus miembros.
Las personas que provienen de hogares de clase popular que internalizan hábitos de trabajo, el valor del esfuerzo personal y de la educación, en suma aquellos valores meritocráticos que forman parte de "la moralidad de las clases medias" (Lipset y Bendix, 1963: 279) o en términos de Bourdieu y Passeron (2003) "la buena voluntad cultural de las clases medias", cuentan con mayores chances de ascender socialmente por vía individual, que quienes los rechazan.
Claudia se crió en una familia de clase trabajadora donde imperaba una lógica "del laburo, del laburante". Apenas unos años antes de que naciera en 1975, su madre había llegado de Chaco, para ese momento trabajaba en una fábrica textil, mientras que su padre entró ese año a trabajar en la Policía. Al poco tiempo de casarse, las prioridades del matrimonio eran establecerse en un lugar a través de la compra de un terreno y construir la casa propia. El trabajo era el mecanismo de consolidación en la ciudad: consumiendo casi la totalidad de la organización del tiempo familiar y las energías de sus padres. En este contexto, Claudia cuenta que "el libro no era un valor en mi hogar".
El empuje de su madre, la fuerza para enfrentar las condiciones adversas de las que hablamos anteriormente (la llegada a Buenos Aires, conseguir trabajo, formar una familia, mantener un hogar con pocos recursos) se da al interior del círculo de relaciones sociales de la clase de origen, y si bien le permite a la familia consolidarse, no se avizoran otros mundos, principalmente la posibilidad de que sus hijas sigan carreras universitarias.
Fue su tío materno (Hugo) quién le mostró otros mundos relacionados con la cultura (los libros, el teatro, el cine, la participación pública e ideas políticas). Claudia tenía un vínculo muy estrecho con él, compartían una cotidianeidad ya que él vivía en una casa ubicada en el terreno del fondo. Hugo, trabajaba como zinguero, había aprendido el oficio en distintas fábricas metalúrgicas y luego lo desarrolló por su cuenta. Según Claudia, tenía pasión por los libros, sabía hablar y leer inglés y le gustaba -cuando podía- ir al cine y al teatro. Él se preocupaba de que Claudia fuera a la escuela, se juntaba con ella a ver la tarea y los fines de semana organizaba espacios de lectura.

"Mi tío, el que se dedicó a ser zinguero fue un tipo muy estudioso, mi tío era zinguero pero sabía hablar inglés, escribir inglés... es decir... yo iba a la secundaria y mi tío se levantaba a las 6 y media de la mañana para acompañarme él a la escuela. Mi tío es el que me estimulaba, mi tío es el que venía y me decía ´bueno, a ver, Clau, y hoy, ¿qué viste?... ¿qué podemos hacer?´ Es el tipo que desde que yo me acuerdo me llevaba a la Feria del Libro, ¿sí? Me acuerdo que los sábados y domingos nos sentaba a leer. Íbamos a la noche a recorrer las librerías de Corrientes" (Claudia).

Para Claudia su tío fue una figura central en su vida porque abrió su horizonte de expectativas mostrándole otros mundos más allá del trabajo, otros mundos relacionados con valores y pautas culturales propios de las clases medias. Estos cambios en las representaciones y en su horizonte de expectativas, estimularon a Claudia a hacer una carrera universitaria y hacia una nueva "forma de vida". Si bien Hugo pertenecía a la misma clase social de su familia de origen, en las entrevistas Claudia nos contó que su despegue cultural pudo estar relacionado con que tuvo militancia sindical en el peronismo de base. Asimismo, en la familia creen que fue por su trabajo de zinguero cuenta propia que lo vinculaba con personas de otras clases sociales. Ambas situaciones dan cuenta de procesos de socialización en el ámbito laboral que abren espacio a nuevas experiencias y favorecen cambios de expectativas y formas de ver la vida en relación a su origen de clase.

"Yo a mi tío le pude decir lo importante que fue en mi vida... yo considero que sin mi tío yo no soy la mujer que soy hoy. Mi tío es el que me enseñó a amar los libros, a decir que la vida había que pensarla... a decir la vida hay que disfrutarla... Mi tío no tenía un mango y sin embargo yo no recuerdo no recuerdo estar con él y no estar divirtiéndome. Entonces a mí lo que siempre me llamó la atención es que hace un quiebre con esa familia... porque es mi tío el que instaura que se puede vivir de una manera distinta y el trabajo no es todo. No había terminado ni la secundaria y nos ofrecía el mundo... a veces pienso que hay personas que son usinas, que son generadoras de energía y cumplen la función de movilizar a quienes tienen al lado" (Claudia).

Claudia en su testimonio describe a su tío como una "usina", una persona generadora de energía. Esta palabra deriva del francés "usine" y al indagar su etimología vemos que proviene del vocablo latín officina (taller) y en el francés actual es el término más utilizado para designar una fábrica. Casualmente, encontramos que la metáfora que utilizó Claudia para nombrar el papel de su tío en su formación, alude a una persona que no dejó el taller, él siguió siendo obrero y desde su condición de clase, la estimuló y motivó para que estudiara y conociera otros mundos. Las usinas tienen la particularidad de generar energía para poner en movimiento a otros cuerpos, en este caso para movilizar la voluntad y el empuje de Claudia para desarrollar una carrera universitaria.
Además de su tío, con quien compartía la cotidianeidad de su vida familiar, la escuela secundaria fue también para Claudia un ámbito que le abrió un abanico de posibilidades al mostrarle otros mundos. Ella hizo la primaria en una escuela pública del barrio UTA entre 1981 y 1987, "era una escuela muy pobre", a la que iban los chicos del barrio. Según nos contó, de sus compañeros y compañeras de la primaria, sólo ella y una compañera llegaron a la Universidad. La secundaria la hizo en una escuela parroquial del barrio Loma Hermosa, llamada"Nuestra Señora de Luján del Buen Viaje", entre 1988 y 1992.

"Está escuela también empieza a ser relevante en mi vida... porque yo entro ahí en la segunda promoción, era una escuela chica, tenía 100 alumnos... y como toda escuela que empieza había mucha estimulación y yo me prendía en todo lo que me proponían desde feria de ciencias, viajes de estudios, biblioteca, tenía esas cosas que hoy ya la escuela no la tiene... en aquel momento estaba súper motivada y por eso hago Ciencias de la Educación, a mí en ese momento el mundo se me empieza abrir" (Claudia).

Las instituciones educativas, como la escuela, el profesorado o la universidad son ámbitos de socialización que pueden servir cómo resortes de movilidad ascendente, a través de la transmisión de experiencias y conocimientos que ponen en contacto a las personas con otros "mundos simbólicos", permitiendo salir al menos por un tiempo del mundo de sentido de la vida cotidiana de su familia y su círculo más próximo de amistades. Pero la escuela no siempre funciona como un ámbito que favorece la emergencia de motivaciones para desarrollar una carrera universitaria4. Uno de los factores que puede contribuir a que la escuela actúe como un resorte de ascenso es la articulación con una motivación realizada desde la familia orientada a estudiar. Como vimos, en el caso de Claudia, esta articulación se da a través de la relación con su tío, quien fue su principal estímulo al interior de su hogar.
El proyecto de hacer una carrera universitaria no era percibido con naturalidad al interior de su familia de origen, no era -en términos de Schutz (1995)- parte del acervo de conocimiento y del campo de posibilidades a mano en el mundo de su vida cotidiana:

"Cuando yo terminé el secundario mi mamá me dijo ´mira, si vos querés estudiar tenés que ir a trabajar, y sino tenés que ir a trabajar igual´; decía `nosotros no tenemos plata para pagarte...´. Digamos, yo no tenía otra opción... sabía que tenía que laburar, entonces por eso también yo tardé más para recibirme. Aparte en todo eso una se enamora... se casa... y todo se va dilatando...". (Claudia).

De esta manera, la decisión de seguir una carrera universitaria implicaba cierta ruptura con algunas certezas del mundo de sentido de su familia, era "un desafío": En esta decisión hay un componente central de agencia individual: la voluntad y ganas de superarse; en palabras de Claudia: "estoy permanentemente tratando de progresar, ir avanzando". Pero su voluntad y capacidad no actúan en el vacío sino que se apoyan en cierta estabilidad económica de la familia a través del trabajo estable del padre, un aprovechamiento de los estímulos y conocimientos recibidos en la escuela secundaria y el aliento de su tío materno.

"En un momento era como mi desafió ¿viste? Es como que cada uno tiene que construir como esas historias heroicas y me parece que ese era mi desafió en la vida, construir mi historia heroica, la primera que termina la secundaria, la primera que termina la universidad, `la primera`, tiene que ver con eso, cosa que era mía porque mis papás nunca le dieron mucha bola al tema del estudio. Mi papá me dijo, cuando me dieron el título: `yo recién ahora me doy cuenta de todo lo que vos estudiaste y que sos esto´. Porque aparte eso, no sabía ni que era ni médica ni abogada, Licenciada en Educación era una cosa viste medio que no le daban mucha bola en mi casa, no era un reconocimiento ni nada" (Claudia).

Se advierte en el relato de Claudia una situación de extrañamiento de su padre frente a la obtención del título universitario. El choque con algunos aspectos de su habitus original de clase que se venía produciendo durante el período de formación en la universidad se evidencia al momento de recibir el título, alcanzar la meta era su desafío porque no estaba en el horizonte de posibilidades de sus padres.
En el relato de Mariana sobre su trayectoria de movilidad ascendente, también se advierte el estímulo de su familia para que continúe estudiando cuando termina la escuela secundaria. Sin embargo, a sus padres no les atraía mucho la idea de que hiciera una carrera universitaria porque es más larga y existe un riesgo mayor de dejarla en el camino. Su hermana mayor estaba cursando una carrera terciaria y esto era visto como una opción más al alcance de sus posibilidades:

"(...) Mis padres consideraban que hay que estudiar, o sea, no había otra opción en mi casa, y la opción no era la Universidad, eh, o sea, porque tampoco ese fue el peso (...) cuando yo termino la secundaria, que dije que iba a estudiar Educación y que la Universidad quedaba en Quilmes, que también quedaba cerca, mi familia no entendió qué era eso, ni para qué me servía. Sí les preocupaba más que era la Universidad, que no eran tres años como mi hermana, que anda a saber cuándo se termina eso, pero nunca me lo dijeron, o sea, empecé ahí, y me pagaban los apuntes hasta que yo empecé a trabajar y eso se vivió como muy importante. Podía ser lo que quisiera dentro del rango, una cosa era pagarme apuntes, otra cosa era pagarme la maqueta, otra cosa era pagarme el remis para llevar la maqueta a arquitectura. O sea, Educación era una carrera que dentro de todo se podía afrontar..." (Mariana).

Una vez que Mariana decidió hacer Ciencias de la Educación en la Universidad de Quilmes, la familia la apoyó, sus padres se organizaron para ayudarla a costear los estudios durante el primer año de la carrera hasta que consiguió su primer trabajo. Como la mayoría de las personas de origen de clase popular o clase media baja, Mariana hizo la carrera universitaria trabajando. Cuando estaba por terminar el primer año, comenzó a trabajar en una empresa de servicios (venta de seguros) como empleada administrativa; era asalariada precaria (sin acceso a cobertura social). Para Mariana, la educación fue un factor importante de movilidad ascendente, sobre todo a través de las personas que conoció allí que le permitieron acceder a mejores puestos ocupacionales.

E: ¿Qué significó, o qué significa para vos haberte recibido viniendo de una familia, como vos describías: "de clase baja alta o clase media baja"?

Un montón!...porque para mí tenía que ver con un montón de cosas. Bueno, mi hermana fue la primera en tener un título superior y yo fui la primera en tener un título universitario, o sea... ¡es un montón! Y además uno mira alrededor no solamente a tus viejos, sino también a toda la gente de alrededor, era la primera en tener un título universitario en un espectro bastante amplio cercano a mí. Mis amigos, los amigos de mis viejos, mis tíos y primos... no había ninguno con título universitario, entonces tenía fuerza eso, yo lo entendía como un salto enorme" (Mariana).

En las familias de clase popular o clase media baja la obtención del título universitario significa "un salto grande", a diferencia de las familias con una trayectoria de reproducción en clase media durante dos o tres generaciones donde este ritual es vivido con cierta "naturalidad" por sus miembros. Las trayectorias de Claudia y Mariana muestran como el recorrido por instituciones educativas y la interacción con figuras del entorno social que abren otros mundos simbólicos favorecieron la modificación de la herencia cultural de clase. Si la realidad de la vida cotidiana, como señalan Berger y Luckmann (1972), siempre se siente más intensa porque es el"aquí y ahora", un caudal de experiencias de socialización en otros ámbitos constituyeron canales para "salir un poco de la cotidianidad".

 

La universidad pública

En los relatos biográficos de Claudia y Mariana, el desarrollo de una carrera universitaria está vinculado con la posibilidad de estudiar en universidades públicas. Cuando les preguntamos a las entrevistas qué oportunidades les había dado el país, señalaron a la universidad pública como un factor importante de movilidad ascendente:

"Creo que tiene que ver con la educación...con las posibilidades educativas que tuve, o sea que yo tuviese la universidad a treinta cuadras de casa, que si se me daba por ir caminando lo podía hacer, que la universidad era pública y no pagaba un arancel, que tenía un curso de ingreso, y que no necesitaban pagar un instituto para poder hacerlo..." (Mariana).

Al provenir de familias de clase popular, el acceso a la educación superior fue facilitado a través del hecho de que la universidad es gratuita, lo cual elimina una barrera inicial de clase presente en las universidades privadas: los aranceles. Asimismo, el ingreso a la universidad implicó hacer un curso de ingreso lo que en la práctica constituye un mecanismo de selección más democrático que los exámenes y la selección basada en el promedio del nivel medio (como sucede en otros países de América Latina: Brasil, Chile). Aún así Mariana y Claudia como la mayoría de personas de origen de clase popular, tuvieron que trabajar, tanto para costearse los gastos de apuntes y transporte como para colaborar con la economía familiar.
Otro elemento a considerar es la cercanía de la Universidad. La creación de universidades públicas en el conurbano bonaerense (Quilmes, La Matanza, Lanús, San Martín, Lomas de Zamora, Morón, Tres de Febrero, entre otras.) facilitó el acceso a estudios universitarios a quienes viven en barrios populares y de clase media-baja, implicando la apertura de canales de ascenso social para estas poblaciones. Más importante quizás que la cercanía es que en estas universidades los estudiantes de familias de clase popular o media-baja encuentran menores barreras sociales y culturales con sus compañeros que en las universidades públicas del centro de Buenos Aires, favoreciendo la permanencia y la obtención del título (Margulis, 2007).
El ingreso a la universidad es un canal de ascenso social porque allí se adquieren las competencias y se otorgan las credenciales que habilitan el acceso a ocupaciones de tipo profesional o directivas/gerenciales. Con la educación, el campo de opciones se amplía pero el paso por la Universidad también suele significar un mecanismo de ascenso por la diversidad de vínculos sociales que posibilita. Para las personas que provienen de hogares de clase popular o clase media baja, el pasaje de la escuela secundaria a la universidad abre la posibilidad de establecer contactos y relaciones sociales que impulsan una movilidad ascendente a través de ampliar la estructura de oportunidades ocupacionales de acceso.

Cambios en el círculo de relaciones sociales

Para Mariana, el haber cursado en la Universidad de Quilmes en una carrera con una matrícula chica le permitió construir un círculo social que impulsaron su ascenso social. En sus palabras, los contactos con compañeros y profesores que construyó en la facultad fueron "una mano de costado" que le permitió acceder a ocupaciones de mayor estatus.

"(...) tiene que ver con cierto empuje que le pone uno, pero también con cierto empuje que te dan otros...si nadie te da una mano de costado, es muy difícil. El otro que te acompañe, el otro que te marque el camino, o sea yo tengo muy presente todo eso, para mi es fundamental (...) Ellos me decían -`dale, Mari vos `- y que si era por mi misma nunca hubiese hecho ni dos pasos, porque yo si lo leía en un cartel decía - `no, eso no es para mí!`- en cambio ellos me decían ´dale presentate vos`" (Mariana).

"La mano de costado" es una guía hacia dónde ir, refiere no solo a ir para adelante (expresado a través de la metáfora del "empuje"), sino que sugiere cuál es el camino más conveniente. En realidad, complementa y potencia el tesón individual. Las manos de costados desvían a las personas de la línea recta apartándola de su destino de clase y empujando hacia otros caminos y horizontes. Esta metáfora alude a lo que se denomina "los lazos débiles", los cuales son contactos que no implican relaciones fuertes de reciprocidad, brindan información nueva y sirven de puente hacia una estructura de oportunidades que era ajena al sujeto previamente (Grannovetter, 1973).
En las trayectorias analizadas, los miembros de las generaciones más jóvenes que lograron ascender, rompen su círculo de relaciones sociales vinculadas a la clase de origen y construyen nuevos contactos en las instituciones por las que transitaron y las ocupaciones que desempeñaron. Estos contactos les abren puertas hacia ocupaciones de mayor estatus y nuevos contactos que desencadenan un "círculo social virtuoso" para un cambio objetivo de las condiciones materiales y de estilo de vida.

5. El acceso a las clases medias

Para que pueda hablarse de movilidad social ascendente es necesario que las personas de origen de clase popular que experimentaron un ascenso se vean a sí mismos como parte de las clases medias y sean tratados por personas de esta clase social como formando parte de ellas en sus relaciones sociales, desde las más rutinarias a las más espontáneas. Ya en uno de los estudios pioneros sobre la movilidad social en las sociedades industriales, Lipset y Zetterberg (1963:59) sostenían que "un individuo puede ascender ocupacional y económicamente y con todo, verse excluido de aquellos grupos sociales a los cuales, debido a su posición económica, se siente con derecho a pertenecer". ¿Cómo vivieron las entrevistadas el cambio ocupacional y educativo en relación a sus padres?, ¿qué aspectos de su "mundo de la vida cotidiana" cambiaron en comparación con su familia de origen?

5.1 El paso a ser profesional. Nuevos espacios de desempeño y sociabilidad

En el seno de las familias analizadas, tres de sus miembros de la generación más joven obtuvieron credenciales educativas que les posibilitó acceder a ámbitos de desempeño profesional. La profesionalización está cargada de significados específicos y rompe con la conformación de ciertas experiencias de clase acumuladas.

E: Si tuvieras que comparar la posición social tuya con la de tus padres tomando por ejemplo la ocupación, ¿qué dirías?

"Y bueno yo soy profesional, mis viejos eran empleados...Yo hago lo que me gusta. Mi viejo no sé si trabajo de lo que le gusta, ¿viste? Yo, está bien, puedo
tener 10 horas, 20 horas, pero esto es lo que me gusta, lo que yo elegí, y por otro lado a mí nadie me saca que soy Licenciada en Educación, esto es mío digamos¿sí? Mi papá era policía mientras seguía siendo policía mientras seguía vinculado a un espacio ¿no?, sin embargo, `yo no necesito pertenecer a` para ser Licenciada en Educación" (Claudia).

Claudia, resalta que ser profesional le permitió trabajar de lo que le gusta, de la carrera que eligió y no necesita pertenecer a una institución para ser Licenciada en Educación. El hecho de tener una profesión es para ella un elemento de identificación con la clase media junto a poseer una propiedad.

E: ¿En qué clase social crees que estas vos actualmente?

"Y yo creo que estoy en la clase media, media acomodada, en media cómoda sería ¿no?, Yo creo que un poco más tal vez podría crecer económicamente pero no se qué tanto más, hay como un techo, que no se si lo había antes. Yo tengo una casa que es mía, tengo una profesión, estuve cinco meses sin cobrar, sin laburar y estoy bien digamos, no, no...sí, yo me ubicaría ahí" (Claudia).

Para Mariana también el desarrollo de una carrera universitaria le permitió trabajar de lo que eligió a diferencia de sus padres que vivían de lo que podían.

"(...) Hay un salto de mis viejos hasta acá que tiene que ver con la educación, hay un salto, de vivir como se podía a vivir de lo que elegí (...). La educación me posibilitó estar en un lugar mucho mejor que mis viejos, quizás ellos ganaban más que yo. En ese momento, a mi edad, trabajaban en forma totalmente independiente, pero creo que en el futuro ellos lo ven como un recorrido más seguro y más estable" (Mariana).

Al comparar su ocupación actual con la de sus padres, Mariana resalta que la profesión le abrió un horizonte de una trayectoria ocupacional más estable, con sueldo fijo, cobertura social y aportes previsionales. Esta es una situación laboral diferente a la de sus padres que trabajaron siempre por cuenta propia.

"Mis viejos trabajaban de manera independiente desde que tenían 20 años cada uno,... nunca tuvieron ni el patrón, ni la estabilidad, ni el sueldo fijo, ni los aportes, no! El tipo de trabajo, el tipo de requerimiento de conocimiento que necesitaban era nada, era jugarse y salir a la calle y ganar algo, y mi vieja laburaba en costura... Tiene que ver con esto de que les decía del trabajo, de tener una estabilidad, trabajo fijo, obra social ¿no?, una estructura totalmente distinta que ninguno de los dos vivió" (Mariana).

Las entrevistadas advierten una diferencia cualitativa en el trabajo de su padre y el suyo actual. Para ellas el "salto" ocupacional consistió en pasar de un trabajo que requiere fuerza física a otro basado en el desarrollo de capacidades intelectuales.

"Creo que en intensidad de trabajo, en tiempo de trabajo, creo que es la misma, lo que cambia es la forma de trabajo, mi papá trabajaba más con el cuerpo, a nosotros nos toca mas trabajar con la cabeza. Si bien trabajaba con las dos cosas pero digo que lo que más exponía era el cuerpo. Yo trabajo más con la cabeza y los sentimientos" (Lina)

Una pauta común en las trayectorias de clase analizadas es que el paso a ser profesionales no significó para las entrevistadas, al menos por el momento, un gran salto económico respecto de la situación de sus padres. Sin embargo, su inserción en ámbitos de desempeño profesional fue

vivida como una movilidad ascendente en términos de prestigio social por el tipo de tareas que involucra y la posibilidad de interactuar cotidianamente y establecer lazos de amistad con personas de clase media: compañeros de trabajo, colegas y directivos, de quienes se sienten más cerca socialmente de lo que estaban sus padres. A su vez, la participación en el nuevo círculo de relaciones sociales del ámbito laboral exige la internalización de pautas culturales, prácticas y esquemas perceptivos propios de clase media. La participación social en la universidad yámbitos de desempeño profesional, van delineando un cambio en el estilo de vida que implica un distanciamiento de su clase de origen.

5.2 Cambios en el estilo de vida

Los procesos de movilidad social intra e inter generacionales que se desencadenan a través de logros educativos y ocupacionales se consolidan en los cambios en el estilos de vida y la participación en nuevos ámbitos de frecuentación social (Sautu, 2011). El desarrollo de un estilo de vida, a través del cual las entrevistadas construyen su auto- identificación como clase media, no tiene un pasado que lo estructure, como si sucede en familias con una trayectoria de reproducción en la clase media de dos o más generaciones.
Uno de los elementos del cambio de estilo de vida que emergió de los relatos biográficos es la re-significación y el uso diferente del tiempo libre en relación a sus padres. En sus familias de origen, el trabajo fuera y dentro del hogar consumía la mayor parte del tiempo de la vida de sus padres. Ellos trabajaban horas extras tanto en la semana como los fines de semana, ya sea en sus trabajos principales en la fábrica o haciendo "changas". En sus tiempos o "ratos libres", desarrollaban actividades relacionadas con la reproducción del hogar a través de cubrir necesidades básicas: lavar y coser la ropa, preparar la comida, hacer una quinta en el terreno, construir la casa, arreglar electrodomésticos y otras cosas de la vivienda, etc. Muchas de las actividades que las personas de clase popular hacen fuera de su hogar a cambio de un salario, las realizan al interior de su casa después de la jornada laboral, dejando un margen acotado para las salidas familiares y momentos ligados al disfrute y el placer.
Sus padres y ellas, durante parte de su infancia vivieron en familias ampliadas donde conviven varios núcleos familiares (abuelos, padres, tíos, primos) en una vivienda o en espacios contiguos. En estas familias el tiempo libre se consume en gran medida al interior del núcleo familiar. El trabajo duro y el sacrifico es durante esta etapa de consolidación en el medio urbano, el motor para alcanzar un piso social, desde donde poder proyectar la movilidad ascendente de las nuevas generaciones.
Norbert Elías (1992) plantea una distinción entre tiempo libre y tiempo de ocio que nos brinda elementos para comprender cómo experimentan las personas de origen de clase popular un proceso de movilidad ascendente. El tiempo de ocio incluye tareas cuya meta es la satisfacción personal, está ligado al placer, en cambio, el tiempo libre, implica una prolongación de actividades de trabajo vinculadas a la reproducción del hogar ya sean remuneradas (changas) o no. A través del relato de las entrevistadas hemos podido comprender que el proceso de movilidad ascendente se experimentó entre otras cosas como una conquista de tiempo libre y un cambio del uso del mismo, de la idea de sacrificio y trabajo todo el tiempo a otra en que se prioriza el ocio y el placer personal.

E: ¿Hubo algún cambio en el estilo de vida de tu familia con respecto a la de tus padres? "Si, totalmente, a mi viejo no le gustaba salir, si no tenía trabajo en la fábrica, el tiempo lo dedicaba en mejorar algo en la casa. Siempre tenía algo para hacer, se iba al fondo y desarmaba autos, los desarmaba y los volvía armar, solo por placer, los días de lluvias que no tenía nada que hacer te dejaba sin plancha, sin veladores. Mi mamá, se crió en una familia de italianos, sus padres eran muy grandes, pasaron muchos apremios cuando recién llegaron, o sea que tampoco estaban acostumbrados a eso del cine, el teatro, ir a cenar ni nada; de amigos sí, ir a la casa de mis tíos, o a la casa de mis abuelos. Mi papá nos llevaba a algún evento que FIAT hacía todos los años para los hijos de los empleados ¿no?, por ejemplo, alquilaban el Italpark por un día y ese día iban solamente los hijos de los empleados de FIAT, otro día alquilaban el zoológico, armaban concursos de dibujos, los grandes eventos en la fábrica para Reyes, esos eran los eventos de la familia... y las vacaciones en Mar de Ajó!" (Lina).

En la trayectoria familiar de clase de Lina se observa un cambio en el tipo de salidas y los lugares de frecuentación social. Durante su infancia, cuando pertenecía a un hogar de clase obrera, las salidas eran: ir a almorzar los domingos o festejar un cumpleaños en casas de parientes y amigos que por lo general eran paisanos. Los paseos y diversiones eran ir a la plaza o realizar actividades vinculadas a la empresa donde trabajaba el padre. Las vacaciones de la familia eran en Mar de Ajó donde el padre construyó una casa de veraneo. En cambio, ella con su segundo marido y sus hijas desarrolló otro tipo de salidas: al teatro, al cine, viajar y conocer nuevos lugares en vacaciones, que representan la "buena voluntad cultural de la clase media" y marcan una distancia simbólica con la clase de origen.
Claudia manifestó que en su infancia y adolescencia las prioridades de su familia eran acceder a los bienes básicos:

"Por el ingreso económico yo supongo que era baja, baja en el sentido que no podíamos acceder a otros bienes que no fueran los básicos en mi familia, es decir la comida, pagaban la casa, el crédito, esas cosas y no nos íbamos de vacaciones o nos íbamos todos juntos, nosotros cinco con mis primos y mis tíos, no teníamos auto, en ese sentido podría ser pensado de clase baja. Ahora por otro lado siempre fue esto de que siempre se aspiro a más, pienso ¿no? Mis papas siempre se esmeraron por eso, que teníamos el televisor blanco y negro y bueno, vamos por el de color, vamos a pelear por tener el auto o a pelear la casa, tenían eso como de aspirar a más de lo que se tenía (...) Yo no tenía ropa de marca y mi mama cosía y era ella la que nos hacia los vestidos, entonces eso me da pautas de que no teníamos... tal vez sería baja en ascenso" (Claudia).

La entrevistada auto-identifica el origen de clase de su familia como "clase baja en ascenso": "baja" porque el ingreso económico de su familia le posibilitaba un consumo ligado a los bienes básicos para la reproducción de la familia. "En ascenso" porque sus padres aspiraban a más, a poder progresar económicamente. Cuando le preguntamos a qué clase social consideraba ella que pertenece en la actualidad, expresó "clase media acomodada" e hizo referencia a una condición económica más asentada como por ejemplo el hecho de tener propiedad, ser profesional y otra forma de vivir.

"Tiene que ver con esto, en la forma de vivir, a mi no me interesa solamente trabajar como mi papá. Me interesa otras cosas de la vida, me interesa irme de vacaciones, comprarme libros, ir al cine, esas cosas, ¿viste?... Una de las limitantes es donde vivo... porque en realidad a mí me gusta el teatro... a mí la plata me gusta gastarla en libros, salir al teatro, al museo... ir a recitales. Yo empecé ahora una maestría, y se me va la guita un poco ahí... también me encanta salir a comprar ropa...". (Claudia).

El cambio en el tipo de salidas y los lugares de frecuentación social así como el acceso a otro tipo de consumos expresan un cambio en el estilo de vida de las entrevistadas respecto de sus padres. No se trata de un acceso a consumos suntuosos ni de un desplazamiento residencial hacia barrios privados (countries), esos hábitos de sociabilidad y comportamientos son más característicos de quienes acceden a sectores de clase media alta o alta. Más bien, se advierte un desplazamiento residencial a barrios típicos de clase media o de composición de clase heterogénea, pero de mayor estatus social que aquel dónde habían nacido. Asimismo, se observa la conquista de espacios de ocio personales y el incremento de salidas de recreación como ir al cine, al teatro, e ir a comer afuera. Dentro de los nuevos consumos se destacan la compra de libros y de ropa de marca. A medida que fueron ampliando su círculo de amistades también cambiaron sus itinerarios por la ciudad, comenzaron a frecuentar más el centro de la ciudad y dentro de ella conocieron nuevos lugares de diversión, espectáculos y consumo.
Estos cambios en el estilo de vida responden a la incorporación del capital cultural legítimo de clase media puesto que el acceso y la aceptación por parte de los nuevos grupos sociales de pertenencia exigen la participación social de sus códigos y prácticas de reconocimiento.

"Mis amistades fueron cambiando a medida que voy entrando en la universidad y a medida que voy teniendo nuevos trabajos... cuando yo me caso en Loma Hermosa, conozco a mi novio en Loma hermosa, sigo trabajando en la escuela donde hice el secundario... Cuando yo me separo, empiezo a cortar todo eso y ahí es cuando la vida me empieza a cambiar, ahí entro en el Ministerio de Educación y empiezo a conocer otros aspectos de ser Licenciado en Educación...". (Claudia).

El matrimonio o la conformación de parejas es quizás el mecanismo más importante de cierre social entre las clases, puesto que la selección de parejas está condicionada por los ámbitos de frecuentación social, los prejuicios y la distancia social en el trato (Weber, 1996 -1922-; Germani, 2010 -1965-). En los casos analizados el proceso de movilidad ascendente se ve completado a través de la unión con personas de clase media, lo que pone de manifiesto un cambio de estatus. En el caso de Mariana, la elección de una pareja de un origen social más alto favoreció el acceso a lugares que si bien no eran impensados, eran considerados lejanos:

"En términos de salidas más culturales, si asumo que si yo no hubiese estado en pareja con Pablo, hay un montón de lugares que yo no hubiese ido" (Mariana).

El acceso a puestos profesionales está acompañado de ciertos cambios en las pautas de sociabilidad y estilo de vida que implica un distanciamiento de la clase social de origen. Estos caminos de ascenso social son imbricados, hay etapas de avances y retrocesos pero la direccionalidad resultante de las trayectorias es de tipo ascendente puesto que como vimos las generaciones más jóvenes acceden a un espectro más amplio de oportunidades ocupacionales y conjugan la posibilidad de esparcimiento con consumos culturales.

Conclusiones

El análisis de las biografías familiares nos permitió describir algunos mecanismos sociales que favorecieron la movilidad ascendente de familias de clase popular de tres corrientes migratorias: europea, del interior de Argentina y de países limítrofes, las cuales al llegar al Gran Buenos ingresaron por las posiciones más bajos de la estratificación social.
La migración de los abuelos y padres significó un primer paso de ascenso, en la medida en que les permitió salir de una sociedad cristalizada, donde las barreras de clase eran rígidas, había pocas oportunidades ocupacionales y prevalecían mayores jerarquías en el trato cotidiano. En este sentido, la migración fue un recurso que permitió trascender las ataduras de la herencia ocupacional frecuente en las regiones rurales pobres.
Las familias se instalaron en el Gran Buenos entre las décadas de 1940 y 1960, cuando el proceso de industrialización abría posibilidades de trabajo en fábricas y empresas públicas de servicios. Ahora bien, la migración no siempre es una vía de movilidad ascendente. Puede darse
el caso de que la migración implique una caída en la marginalidad urbana y de lugar a la reproducción intergeneracional en la pobreza. Hemos observado que "el empuje", "la fuerza" y"habilidades", todos ellos componentes de la capacidad de agencia, fueron elementos significativos que permitieron salir con cierta rapidez de la pobreza y alcanzar ocupaciones obreras calificadas en el marco de una sociedad dinámica que brindaba oportunidades ocupacionales. Estas familias fueron cambiando paulatinamente algunas de sus pautas culturales y costumbres traídas de ámbitos tradicionales. En la primera generación socializada en el medio urbano se advierte la reducción del tamaño de la familia, la postergación del matrimonio y el control de la fecundidad: todas prácticas compatibles con aumentar las posibilidades de acumulación y transmisión de recursos a las generaciones siguientes.
La migración, como vimos, no es un acto individual, sino que se realiza a través del apoyo de redes sociales de familiares y paisanos que vinieron antes y proyectan sobre su tierra natal las promesas de trabajo que ofrece la ciudad. La etapa de asentamiento en la ciudad está signada por la intervención de estas redes sociales. Así, se constituyen por lo general, familias extensas en las cuales conviven varias generaciones en una vivienda o en terrenos lindantes compartiendo gastos. Si bien estas redes sociales brindan recursos que permiten cubrir necesidades y resolver problemas cotidianos, constituyen un freno a la movilidad ascendente en la medida en que recrean las condiciones para la herencia cultural de la clase de origen.
Para la generación que migra al AMBA, las prioridades fueron encontrar un trabajo estable y construir la casa propia. Luego de la estadía un tiempo en la casa de parientes o amigos, en casas de inquilinato o asentamientos precarios, las familias buscan comprar un terreno donde establecerse y construir su casa. En todas las biografías de familia analizadas, el trabajo estable del jefe de hogar o de los dos miembros de la pareja fue el mecanismo primordial para acceder a un terreno en barrios obreros loteados a precios bajos que fueron pagando en cuotas. En las familias que ascendieron, además de la construcción de la casa propia observamos la formación de hogares unifamiliares. Esta pauta fue importante en la trayectoria de ascenso social, porque permitió construir un espacio de mayor intimidad y autonomía, creando para las nuevas generaciones un ámbito propicio para desarrollar sus estudios y su individualidad.
Las familias analizadas pertenecientes a distintas corrientes migratorias muestran algunos rasgos distintivos según la matriz cultural aportada por cada una. Las familias europeas, trajeron consigo valores de sacrificio, ahorro, una forma de vida austera y metas de progreso a través de la educación de los hijos. Esta matriz cultural -internalizada en sus lugares de origen- más compatibles con la sociedad capitalista, sumado a un imaginario socio-cultural que otorga mayor estatus a los descendientes de europeos, favorecieron un ascenso social más rápido a las clases medias. En la generación inmigrante se observan pautas de comportamiento asociadas a la "postergación de gratificaciones" detrás de un anhelo de ascenso futuro y aparece recurrentemente la idea de una "mentalidad de progreso", utilizada con frecuencia como mecanismo de distinción de la población criolla y de países vecinos a quienes solían (y suelen) asociar con la pereza y el despilfarro. Sus caminos de progreso fueron más individuales que colectivos e lo consolidaron a través de la inversión en propiedades y la acumulación de bienes.
En las familias migrantes del interior del país y de países limítrofes hemos observado la internalización de metas de ascenso, canalizadas a través del empuje familiar y personal. A diferencia de las de origen europeo, estas familias portaban una matriz cultural que no incorporaba como propios los valores del progreso y la acumulación; sin embargo, algunas de ellas se identificaron con familias de clase media o en ascenso de origen europeo y tendieron a imitar sus comportamientos reproductivos y prácticas socio-económicas (Torrado, 1995). Dichos encuentros culturales surgieron de compartir un mismo hábitat. Los barrios del Gran Buenos Aires durante aquella época de prosperidad económica (1950-1970) fueron espacios de
socialización inter-clases e inter-étnicos que favorecieron una internalización de expectativas de ascenso.
El tesón familiar de las generaciones anteriores permitió generar condiciones propicias para el ascenso educativo y ocupacional de las entrevistadas. El estímulo familiar favoreció la internalización de los valores meritocráticos que transmite la escuela. Sin embargo, en las familias de clase popular, proyectar una carrera universitaria no es habitualmente una prolongación natural de las expectativas de las generaciones previas. Por tal motivo, hacer una carrera universitaria implica de entrada un cierto desafío y a lo largo del camino una cuota imprescindible de sacrificio y tenacidad para obtener el título. Dicho camino fue en parte allanado por la creación de universidades públicas en el conurbano que facilitan el acceso de las poblaciones de los barrios obreros y de clase media baja lindantes.
El recorrido por distintas instituciones educativas, como el Profesorado o la universidad, actúa como resorte para el despegue, a través de la transmisión de experiencias, conocimientos y nuevas redes sociales que ponen en contacto a las personas con otros "mundos simbólicos". El ascenso educativo y ocupacional produce de manera interrelacionada cambios en su estilo de vida que las distancia de sus familias de origen. Esto implica una transformación del "mundo de la vida cotidiana" heredado: el cambio de amistades, el tipo de salidas y las formas de uso del tiempo libre, así como el reemplazo de ciertos gustos y costumbres por otros acordes con el grupo de referencia. Sin embargo, el cambio de clase social, tanto de las condiciones materiales como del estilo de vida, lejos de ser un proceso lineal y abrupto, es una acumulación de cambios sutiles, múltiples pequeñas fracturas con rasgos del habitus familiar, el cual nunca deja de ejercer influencia, recordando las marcas y la fuerza de atracción del origen.

Anexo

 

Notas

1 Las ideas expuestas en este artículo están desarrolladas más extensamente en mi tesis doctoral:"Movilidad social intergeneracional de la clase trabajadora en el Área Metropolitana de Buenos Aires: 1960-2005" (Dalle, 2011a). Agradezco los valiosos comentarios de Vanesa Gómez a una versión preliminar del artículo.

2 La tipología fue construida en base a un análisis estadístico. Se identificaron tres tipos de trayectorias de movilidad ascendente desde y al interior de la clase popular: i. Movilidad de larga distancia a puestos profesionales, directivos y propietarios de capital de clase media; ii. Movilidad de corta distancia a ocupaciones técnicas y administrativas, y iii. Movilidad hacia puestos obreros calificados con acceso a cobertura social desde ocupaciones no calificadas y precarias. En total, hemos reconstruido 21 historias familiares de movilidad ascendente. El trabajo de campo se realizó en 2009 y 2010 (Dalle, 2011a). En este artículo hemos trabajado tres casos correspondientes al primer grupo. 

3 Partido del primer cordón del Conurbano Bonaerense que rodea a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

4 El estudio de Willis (1988) Aprendiendo a trabajar muestra como los hijos de padres de clase trabajadora desarrollan una cultura contra-escolar en oposición a los valores meritocráticos de la escuela, lo que favorece su reproducción en trabajos manuales típicos de clase obrera.

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Recibido 27-7-12
Recibido con modificaciones: 22.3.13
Aprobado definitivamente: 11.04.13