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Trabajo y sociedad

versión On-line ISSN 1514-6871

Trab. soc.  no.24 Santiago del Estero jun. 2015

 

ACCION COLECTIVA Y ESTRATEGIAS SINDICALES

Dilemas y desafíos del sindicalismo argentino. Las voces de dirigentes sindicales sobre la historia política reciente 

Dilemmas and challenges of the Argentine unionism. The voices of labor leaders on the political recent history 

Dilemas e desafios do sindicalismo argentino. As vozes de líderes de união na recente história política 

 

Paula Abal Medina*

* Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). paulaabalmedina@gmail.com

 


RESUMEN

El presente artículo se propone problematizar, de manera preliminar, los principales dilemas y desafíos que atraviesa la forma sindical como consecuencia de dos procesos: la transformación regresiva del mundo trabajador que se profundizó durante la década del noventa y, posteriormente, los cambios gestados al calor del proceso social que desembocó en diciembre de 2001 y de la reposición de una identidad nacional-popular, desde el 2003, con los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. La fuente primaria principal del escrito está constituida por entrevistas en profundidad a dirigentes sindicales que participaron de la creación de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) y el Movimiento de Trabajadores de Argentina (MTA).

Palabras clave: Forma sindical; Tipo de sujeto trabajador; Tipo de organización gremial; Idearios y debates sobre la historia política reciente.

ABSTRACT

The present article proposes itself problematizar, in a preliminary way, the principal dilemmas and challenges that the union form crosses as consequence of two processes: the regressive transformation of the hard-working world that was deepened during the decade of ninety and, later, the changes prepared to the heat of the social process that ended in December, 2001 and of the reinstatement of a national - popular identity, from 2003, with the governments of Néstor and Cristina Kirchner. The primary principal source of the writing is constituted by interviews in depth to labor leaders who took part of the creation of the Workers' Head office of the Argentina (CTA) and the Workers' Movement of Argentina (MTA).

Key words: Union form; Type of hard working subject; Type of trade-union organization; Ideologies and debates on the political recent history.

RESUMO

O artigo presente pretende problematizar, de modo preliminar, os dilemas principais e desafios que cruza a forma de união como conseqüência de dois processos: a transformação regressiva do mundo trabalhador que foi afundado durante a década dos noventa e, mais tarde, as mudanças criaram ao calor do processo social que terminou em dezembro de 2001 e do restabelecimento de uma identidade nacional-popular, dos 2003, com os governos de Néstor e Cristina Kirchner. A fonte principal primária da escritura é constituída a fundo através de entrevistas a líderes de união que participaram da criação da estação de Power de Trabalhadores da Argentina (CTA) e o Movimento de Trabalhadores da Argentina (MTA).

Palavras-chave: Forma união; Tipo de companheiro trabalhador; Tipo de organização de união; Idearios e debates na recente história política.


 

SUMARIO

Introducción. Las voces sindicales. La resistencia: el MTA y la CTA. Idearios y valoración de la historia reciente. El sindicalismo como factor de poder y la concepción de las centrales sindicales. Reflexión abierta a propósito de los modos múltiples de existencia de la clase trabajadora. Bibliografía.

*****

Introducción

El sindicalismo ha vuelto a protagonizar el debate de las ciencias sociales. El escenario que habilitó dicho retorno se gestó durante la última década y se caracterizó por una reducción muy significativa del desempleo, una mayor conflictividad laboral y un aumento notable de la negociación colectiva (Senén González, 2011). Estos indicadores adquieren complejidad y densidad política si los inscribimos en una atmósfera social caracterizada por los procesos de resistencia y sublevaciones que desembocaron en el 2001 y por el resurgimiento, a partir de las experiencias de gobierno de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, de una identidad política que diversos sectores y organizaciones sociales y sindicales definieron como de ‘tradición nacional y popular'. .
En otros trabajos caracterizamos los dilemas de la forma sindical en su específica constitución histórica, refiriéndonos en especial a las transformaciones que se producen desde la irrupción del peronismo en la vida nacional, a mediados de la década del cuarenta (Abal Medina, 2012 y 2014). También hemos presentado resultados de investigación sobre el tipo de conflictividad laboral que se expresó entre trabajadores de diversas actividades en los lugares de trabajo durante la última década, procesos mirados fundamentalmente ‘desde abajo' (Abal Medina y Diana Menéndez, 2011) involucrando militancias y activismos de múltiples idearios, figuras las más de las veces en "doble confrontación", por un lado enfrentando condiciones de trabajo y dispositivos empresarios de
sideral injusticia; por otro, estructuras sindicales esclerosadas cuando no cómplices del empresariado.
En esta oportunidad nos proponemos un objetivo puntual que es realizar una primera sistematización de la ebullición de ideas y discusiones políticas que se produce entre diversos dirigentes sindicales en tiempos recientes al momento de referir a las mutaciones y desafíos de la forma sindical1. La riqueza de los datos primarios construidos mediante trece entrevistas en profundidad realizadas a dirigentes2 de la Confederación General del Trabajo3 y la Central de Trabajadores de la Argentina4 durante los años 2011 y primeros meses de 20125, nos animaron a difundir este registro "desde arriba", de integrantes de comisiones directivas de sindicatos y/o centrales sindicales.
El común denominador para la selección de entrevistados ha sido el de reconstruir un sindicalismo cuyo antecedente inmediato fue la resistencia activa a las reformas estructurales que tuvieron lugar durante la década de los noventa, en especial nos referimos aquí a los procesos de apertura económica, privatizaciones, desregulación y reconfiguración del rol estatal por su impacto en términos de mercado y ‘mundo del trabajo'. El aumento sostenido de la tasa de sub-utilización de la fuerza de trabajo que se produce desde mediados de la década referida (alcanzando un máximo histórico de 41.3% en mayo de 2002) actúa como potente disciplinador social que transforma negativamente las experiencias de trabajo y de vida de los trabajadores en nuestro país (Neffa, Oliveri y Persia, 2010).
En particular, en esta primera etapa de la investigación, nos propusimos reconstruir las experiencias de quienes integraron el Movimiento de Trabajadores Argentinos6 y la CTA. Por este motivo, no vamos a desarrollar aquí el punto de vista de un sindicalismo que la bibliografía ha denominado como sindicalismo empresarial o sindicalismo de servicios (Martuccelli y Svampa, 1997; Novick, 2000; Abal Medina, 2011 y Ghigliani, Grigera y Schneider, 2012).
Nuestro punto de partida en las entrevistas y en la investigación ha sido el de reconocer, visibilizar y reconstruir el lugar que ocupó un sector significativo del sindicalismo en la etapa de resistencia al proceso de debilitamiento de los trabajadores durante la década del noventa, incluso por la convergencia lograda entre sus experiencias de lucha y la de actores por lo general asociados a los nuevos movimientos sociales, como los movimientos de trabajadores desocupados.
La tesis central que ha estructurado el intercambio con los dirigentes es que el sindicalismo ha devenido en una institucionalidad ‘encogida' porque está siendo desbordado por realidades, culturas y luchas del trabajo que se constituyen como las de un "otro movimiento obrero". En este sentido sostenemos que dinámicas de degradación y de desigualdad social han transformado muy profundamente el mundo trabajador. Por este motivo el proceso abierto en el 2003, habiendo logrado cambios sustanciales y reposición de derechos, requiere de la emergencia de nuevos actores sociales capaces de representar aquello que provocadoramente referimos como el otro movimiento obrero. Esta discusión, apenas apuntada aquí, se inscribe en una mucho más frondosa vinculada con
los debates sobre el estatus del precariado en el capitalismo vigente y, en particular, en las periferias nacionales.
Resulta conveniente alertar al lector que las entrevistas se realizaron varios meses antes de la ruptura de la alianza política entre lo que podemos denominar el moyanismo y el gobierno nacional que produjo el quiebre de la CGT. En cambio sí se había producido la fractura al interior de la CTA. Por este motivo, los fragmentos de entrevistas que se transcriben más abajo se referencian utilizando el nombre propio del dirigente y las siguientes pertenencias: MTA-CGT; Juventud Sindical-CGT; CTA-Yasky y CTA-Micheli.
La experiencia de entrevistas con dirigentes sindicales fue extremadamente enriquecedora para quien escribe, por lo general los testimonios combinaron conceptualización, experiencia sindical, retrospectiva e identidad política; fueron extensos en duración (por ello en muchos casos se realizaron en dos encuentros), muy cordiales y habilitaron un intercambio genuino con escucha activa. Reitero entonces que aquí sólo compartimos una pequeña muestra mientras continuamos trabajando en la interpretación, nuevas escrituras y etapas del trabajo de campo.

Las voces sindicales. La resistencia: el MTA y la CTA

En diciembre de 1991, en lo que fue denominado como el Grito de Burzaco, confluyeron numerosos dirigentes sindicales enfrentados con la conducción de la CGT que, tras la derrota de Saúl Ubaldini, había quedado subordinada al gobierno de Carlos Menem para terminar funcionando como correa de transmisión de las reformas estructurales que permitieron la consolidación del neoliberalismo. El documento del Congreso de la CGT realizado en el Teatro San Martín decía: "Habiendo ahora un gobierno justicialista los sindicalistas tenemos que ser la garantía de la concreción de sus políticas"7.
En Burzaco coincidieron dirigentes y organizaciones que luego se dividirían en base a dos experiencias de resistencia: la mayoría se nucleó en el CTA (creado en 1992 como Congreso) y algunos otros dirigentes y organizaciones en el MTA (creado en 1994).

Hubo dos expresiones a nuestro entender que reaccionaron frente a eso, un grupo de compañeros que crearon el MTA que decidieron pelear desde adentro de la CGT, y otro sector del sindicato que decidimos en una primera etapa profundizar un debate de cuáles eran las causas por las cuales al movimiento obrero le pasaba lo que le pasaba en el país y dos años más tarde tomamos la decisión de construir una central sindical de un nuevo tipo, una central diferente. Esto no fue un obstáculo para que la resistencia política neoliberal nos encontrara juntos muchas veces, en la marcha federal, en los paros, yo reconozco que la CTA no hubiese podido concretar las medidas de fuerza que se tomaron en los '90 sino lo hubiésemos hecho en conjunto con los compañeros del MTA (Victorio Paulón, CTA-Yasky).

Volviendo al encuentro de Burzaco, una de las más importantes afirmaciones de la declaración final es: "por un nuevo modelo sindical. El viejo modelo sindical sostenido por su dependencia al poder político y su grado de complicidad con el poder económico no sirve para canalizar las demandas de sus representantes ni defender sus conquistas e intereses"8.
Se define la conversión de dicha corriente interna en un movimiento político-social que surja de una práctica que contemple: 1) autonomía sindical; 2) democracia sindical; 3) apertura a otras organizaciones sociales que reflejen la realidad de los cinco millones de argentinos con problemas de empleo; 4) Revalorización de la ética gremial.9
La decisión de creación de una nueva central fue cuestionada por los dirigentes que luego constituirían el MTA. Horacio Ghilini10 lo explica del siguiente modo:

Decidir ser ‘corriente interna' o ‘movimiento' de los trabajadores, significó no prestarnos al juego del enemigo de fragmentar y atomizar a la clase trabajadora […] Esto nos distanció de la CTA. Muchas de las organizaciones fundadoras del MTA compartimos no sólo la unidad de acción sino mesas de discusión con lo que terminó siendo el encuentro de Burzaco. Pero después cuando se optó por transformar esa corriente en una ‘Central' de trabajadores, nos retiramos de ese agrupamiento. Con esta experiencia era lógico que en el seno del MTA planteásemos la unidad en una sola CGT como objetivo estratégico. Claro que esto conlleva el desafío de una CGT realmente pluralista y con una clara gimnasia de democracia sindical" [Horacio Ghilini - MTA-CGT].

Como queda de manifiesto en la afirmación de Ghilini la unidad de estructura es un punto de partida a la vez imprescindible e insuficiente por sí mismo para garantizar la capacidad del sindicalismo en la representación del movimiento obrero.
Es interesante dimensionar la fuerza que tiene el enunciado "central única, fuerte y poderosa" entre dirigentes sindicales del peronismo que confluyeron en la experiencia de resistencia del MTA. Es una consigna que se intercala con mucha convicción, sin dudas, en sus testimonios.
Los guiños de Ghilini son un indicio más de la lucidez de un dirigente cuando interpreta cierto campo de pertenencia de sus interlocutores, y por eso nos anticipa: "yo suelo decir que la duda es la jactancia de los intelectuales pero la muerte de los dirigentes sociales".
Entre los dirigentes del MTA hay diferencias porque en algunos casos la unidad de estructura funciona como sinónimo de unión de los trabajadores de manera bastante directa. Señalan como evidencia el devenir del capital, como Julio Piumato, quien afirma: "el capital, el empresariado se fusiona, se concentra, se trasnacionaliza y ¿los trabajadores se fragmentan? Esa es la estrategia del enemigo, no puede ser la de los trabajadores".
Carlos Barbeito conceptualiza: con el peronismo el sindicalismo pasa de ser factor de presión a factor de poder. Al referirse al MTA explica, en cambio, el desafío de un momento de resistencia:

Conformamos lo que se llamó la Conducción Estratégica del MTA, que es algo que organizó Horacio Mujica, de Farmacia, él trajo la estructura […] nosotros reivindicábamos la CGT y nos considerábamos parte de la CGT, éramos de la CGT, es decir, tomábamos distancia de los dirigentes que se reunían en la CGT, no les dábamos entidad, pero reivindicábamos nuestra pertenencia a la CGT, y así salimos con el MTA […] nosotros, hablo del Núcleo, lo que queríamos en realidad era formar una usina para elaborar proyectos, para formarnos, para tener información, por aquello del único camino, del fin de la historia, de la muerte de las ideologías, nosotros estábamos en contra de todos esos criterios, entonces, qué queríamos, queríamos rebatirlos, pero rebatirlos con cosas serias, creíbles, y pensamos en la necesidad, de formar un centro de estudios.

La impresión tras la conversación con los dirigentes que se nuclearon en el MTA o en la CTA es que entre los primeros primó la idea de resistencia a la ola neoliberal y a la traición de dirigentes para luego reponer el estado de cosas anterior cuando las relaciones de fuerza lo habilitaran. Por el contrario, los dirigentes de la CTA leyeron una mutación del capitalismo que neutralizó el modo de organización de los trabajadores y, por este motivo, concluyeron en la necesidad de revisar y transformar el modelo sindical argentino. En concordancia con esta segunda lectura es muy ilustrativo el planteo que realiza el dirigente Hugo Godoy:

Había un debate, ¿cómo nos organizamos para influir? si vos estás en una empresa, grupo económico, Pérez Companc, en aquella época, ¿no? Pérez Companc era además de un empresario petrolero, era el dueño del Banco Río. ¿Cómo resuelve un trabajador bancario la disputa salarial en el Banco Río? Haciéndole un paro en el Banco Río. Pero si es un grupo económico que aísla eso, a lo sumo si lo tiene que cerrar al banco, lo cierra y resuelve la vida económica de su grupo empresarial por otra vía. Cierra la empresa y la guita que está ahí la pone en otro lado. Una empresa multinacional, que además de ser multinacional es múltiple en sus actividades económicas, hace eso. Nosotros tenemos una organización de trabajadores que agrupa los trabajadores de una empresa, vos podés juntar a todos los bancarios, pero insisto, Pérez Companc te cierra todos los bancos y listo. Por eso se da el debate porque no se correspondía el modelo de estructuración económico empresarial que había instaurado la Dictadura, lo multinacional, y la integración de varias actividades económicas en un mismo grupo económico, con un modelo de organización sindical que no le hacía mella, no teníamos capacidad, ni parando, después se incorporó la masividad de la desocupación […] o sea que en el `91, lo que quiero contarles es que había también una profunda discusión respecto del modelo de organización sindical. Pensamos que los trabajadores tienen que ser una factor fundamental en las decisiones del país, y sin embargo, el modelo de organización, es como tener un cuchillo desafilado, cada día que pasaba era más mocho, entonces, había un debate, político por un lado, cómo construimos una estrategia del movimiento popular para poder frenar toda esta ola que se nos viene, y por otro lado cómo una organización de los trabajadores, que nos permita defendernos mejor, pero además influir mejor en la vida política, social, y cultural de la sociedad en la que estamos […] (Hugo "Cachorro" Godoy, CTA-Micheli)

En el marco de esta diferencia fundamental de posicionamiento, varios dirigentes del MTA-CGT interpretan, aunque sin compartir, los motivos que impulsaron la creación de una central nueva (una CGT conducida por dirigentes que traicionaron al movimiento obrero) pero rechazan completamente el fundamento por el cual continúa esa división que sólo codifican como fragmentación y debilitamiento de los trabajadores:

Que exista la CTA es culpa de la CGT (…) Ahora yo creo que la CTA no entendió nada. Acá el problema no son las estructuras organizativas, el problema es de definición política. El modelo sindical argentino es uno de los mejores del mundo, y eso lo ven todos. [Facundo Moyano - Juventud Sindical11 -CGT]
"Sí, es culpa de la CGT porque cuando los compañeros iban quedando despedidos, nosotros los acompañamos con la indemnización y le dimos un golpecito en la espalda. Y después cuando llegaron a su casa, no los fuimos a buscar."[Mono Lombardi, Juventud Sindical-CGT]

La mayor polaridad entre argumentos sindicales se expresa de manera muy nítida en los testimonios de Julio Piumato y de Víctor De Gennaro:

Primero el CTA era un congreso pero después cuando deciden armar otra central dividida cometen un grave error estratégico, porque hacen un modelo de central que no tiene nada que ver con la historia del movimiento obrero argentino, tiene más que ver con un modelo que desarrollaron en Europa (…) Acá la CTA compró el discurso de la derrota y creyeron que el neoliberalismo era un proceso irreversible, hicieron la central de la derrota (…) La experiencia de la CTA es parecida a lo que quisieran hacer los que se aliaron al poder. Los dos pensaron que el modelo neoliberal triunfaba en la Argentina y desaparecía todo" [Julio Piumato - CGT].
La CTA nace como modelo sindical en plena crisis después de la caída del campo socialista y la traición del peronismo. Por eso nace de una manera distinta, planteando que la unidad de clase no es la estructura orgánica, sino que la unidad de clase es que cualquiera que vive de su trabajo, que vivió de su trabajo, que quiera vivir de su trabajo es un trabajador. Y por lo tanto afiliación directa. Nosotros planteamos que la nueva fábrica era el barrio. Las primeras experiencias que a mí me llevaron a estar organizando eso era porque uno se encontraba con que en toda la estructura barrial, organizativa, social, cuando preguntabas te decían: ‘Bueno, yo soy ex delegado de sanidad', ‘ex delegado metalúrgico', ‘ex portuario', ¿no? ‘Ex metalúrgico'. Eran ex, ex, y había una estructura de organización, que se complementa después con un aprendizaje, estamos hablando de que no teníamos ni idea de ese momento sindical, lo que nos llevó a hacer hasta una Unión de Trabajadores Desocupados, con la demostración más cabal que eso es un contrasentido total, nadie quiere ser lo que lo humilla o lo que desea no ser: desocupado. Entonces esa unión tendió a desaparecer rápidamente. Lo que entonces empezamos a darnos cuenta, fue que en los barrios, la organización existía, no había que inventarla, había que abrir el cauce para que se organice. [Víctor de Gennaro, CTA].

Pienso que tanto la síntesis de F. Moyano (el problema es de definición política no de estructura organizativa) como la de Piumato (la CTA hizo la central de la derrota) son dos modos de expresar que la cuestión laboral y social del neoliberalismo es, en cierta forma, coyuntural y reversible. Es posible que el sindicalismo, en su estructura organizativa vigente, vuelva a ser representativo de la clase trabajadora si se logra terminar con el neoliberalismo:

"fue un tiempo de confrontación con el enemigo externo y común de todo el pueblo argentino, que era el Neoliberalismo. Y al interior la confrontación era con la propia lectura que hacía de ese sistema la conducción de la CGT. En aquél momento, cuando nosotros confrontamos contra el sistema lo que decíamos era: si nosotros no derrumbamos este sistema, acá no hay solución, ni para los precarizados, ni para los desocupados, ni para nosotros tampoco" [J. C. Schmid- MTA-CGT].

Un denominador común de los dirigentes de la CGT-MTA es que la defensa de los trabajadores desocupados o informales que puede hacer una Central Sindical, se asume desde un lugar de externidad, por eso el problema es del orden de la definición política. Podríamos decir que la CGT es sólo el conjunto de trabajadores registrados y convencionados, que suelen denominar como Movimiento Obrero Organizado. Este es el ‘nosotros' que aparece en la cita de Juan Carlos Schmid, uno de los exponentes más críticos de la conducción de la CGT durante la década de los noventa.
El resto de las expresiones del trabajo no constituye al MOO y, por tanto, tampoco podría formar parte de la CGT. Incluso estaríamos en condiciones de sostener que son concebidos como una forma anómala del trabajo. A diferencia de Los Gordos (sector que lideró la CGT durante la consolidación neoliberal de los noventa) que tendieron a destacar su extranjería, ejercitando la estigmatización frente a procesos de organización; entre los dirigentes del MTA-CGT hay cierta convicción respecto de la necesidad de terminar con un modelo que los reproduce como infratrabajadores pero ello no implica asumir su representación institucional. Por este motivo resulta complejo que puedan valorar e interpretar sus formas organizativas y de lucha.
La negociación colectiva es la herramienta que permitirá generar un efecto de arrastre, irradiando o derramando hacia los sectores del trabajo más desfavorecidos. A mi entener, dos supuestos subyacen a las concepciones de dirigentes del MTA: por un lado que sigue siendo efectiva la máxima que dice ‘que golpee el más fuerte porque eso asegura un piso de derechos para el conjunto' y, por otro lado, que es posible registrar y convencionar al conjunto de los trabajadores argentinos, más allá de la fase actual de un capitalismo financiero trasnacional. En definitiva, se cree que con acción sindical es posible eliminar la precarización y la tercerización precarizadora del empleo y extender las protecciones y beneficios, que gozan gremios como el de camioneros, al conjunto heterogéneo de trabajadores.
Resulta sustancioso agregar que otros dirigentes, ya refiriéndose a la actualidad, afirman que admitir trabajadores que "ganan menos que el salario mínimo legal implicaría que la CGT legitime esa circunstancia y eso no puede ocurrir ya que lo que tienen no es trabajo digno"12. Suele ensayarse esta argumentación al referir a los trabajadores que participan del Programa de Cooperativas Argentina Trabaja.
Al insistir en el marco de las entrevistas con el señalamiento sobre la incapacidad de la CGT para integrar al conjunto de expresiones del trabajo, algunos dirigentes esbozan nuevos argumentos e insinúan los peligros: "mirá lo que le pasó a la CTA por la afiliación directa". Con estos mecanismos "corrés el riesgo de rifar la central", "es imposible controlar internamente la relación de fuerzas".
Entre diversos dirigentes de la CTA, en cambio, la unidad es parte de una construcción que debe incluir al conjunto de la clase trabajadora definida como:

La unidad de clase no es la estructura orgánica, la unidad de clase es que cualquiera que vive de su trabajo, que vivió de su trabajo, que quiera vivir de su trabajo es un trabajador (…) Y por lo tanto afiliación directa […] Obviamente que fue toda una experiencia reencontrarnos con la vieja definición del sindicato, pero el sindicato no lo da la legalidad del sistema, sino que para nosotros un sindicato es cualquier tipo de organización de trabajadores que nos sirve para defendernos y para transformar la sociedad. Por lo tanto entraron en la característica de organización de los trabajadores un montón de cosas que no estaban antes concebidas, por eso afiliación directa, por eso elección directa." [Víctor De Gennaro- CTA Micheli].

También es cierto que las valiosas interpretaciones de la CTA sobre la transformación de la estructura han tenido magros resultados en términos de representación efectiva. La CTA sigue representando hasta hoy un sector minoritario del trabajo, logrando su mayor fuerza entre los trabajadores estatales y los movimientos sociales y, por el contrario, con dificultades para garantizar la participación y representación de los trabajadores registrados del sector privado.
La vinculación entre unidad de clase y el procedimiento de afiliación directa se reitera en diversos testimonios de dirigentes de la CTA Micheli, destacándose como una cuestión definitoria tanto para explicar por qué no quisieron los gobiernos kirchneristas otorgarle personería gremial a la CTA como para explicar el cuestionamiento de los partidos de izquierda tradicional al modelo sindical de la CTA. En este sentido la afiliación directa habilitaría la autonomía de los trabajadores a la par que la unidad de la clase:

Cuando sube Kirchner, este, "les damos la personería si sacan la afiliación directa", ese es el punto central de ellos, ellos no soportan la afiliación directa. ¿Por qué no la soportan? Porque eso es una unidad de clase que no están dispuestos a hacer, ellos se pueden bancar una central de gremios de izquierda o combativos, que rompan un poco los huevos, ¿cuál es el problema? Mientras sea la estructura sindical, mientras sea ese modelo. El problema es si vos querés todo, es otra cosa, si vos querés en serio que haya unidad de clase y ahí sea una organización. Por eso el modelo sindical no es menor el debate y por eso los partidos de izquierda están en contra del modelo sindical de la CTA no lo bancan, no lo soportan. Porque no van a soportar que la clase sea autónoma. [Víctor de Gennaro - CTA Micheli].

Los dirigentes de la CTA rescatan la capacidad para crear una estructura sindical receptiva del momento histórico y de los cambios que registraba el mundo trabajador. Sin embargo para los dirigentes de la CTA Yasky hubo una tendencia a confundir un momento coyuntural con un momento estructural.

La CTA se desarrolla en esa etapa de alta desocupación, de proceso de desindustrialización, de crisis del modelo, con la aplicación de políticas neoliberales, que estalla en el 2001, ese fue un período de nacimiento y de crecimiento de la CTA donde, para mí, tiene el gran mérito de hacerse cargo, fundamentalmente, de los trabajadores excluidos, que no eran desocupados en términos tradicionales, digo, sino es una masa gigantesca de trabajadores borrados con estrategias muy precisas (…) empezamos desde Burzaco a construir una central de otro tipo, con la representación directa, con el voto directo, con la afiliación directa, pero también definiendo creo que como cuestiones estructurales o definitivas, cuestiones coyunturales, por ejemplo, el fin de la fábrica, la fábrica es el barrio, la clase trabajadora está en el barrio, hay que buscarla en el territorio. Y, de alguna manera la CTA no logra hacerse fuerte en la representación de lo que quedaba de la clase obrera industrial, achicada, disminuida, que estaba larvada pero que luego se expande nuevamente. [Victorio Paulón - CTA Yasky]

La lectura que realizan los dirigentes de la CTA Micheli es algo diferente, también la autocrítica:

Lo primero que creamos fue un sindicato de desocupados, en Rosario… fue todo un proceso aprender que no se puede organizar a los desocupados, que hay que organizar a las distintas formas de los trabajadores, con empleo o sin empleo, y eso nos permitió integrar un montón de organizaciones sociales que hoy existen al interior de la clase trabajadora, al interior de la central de trabajadores [Cachorro Godoy - CTA Micheli]
los desocupados no son la mayoría, son los precarios la mayoría después descubrimos. Ese es el punto central del sistema [Víctor De Gennaro - CTA Micheli]

La autocrítica se vincula con la definición del sujeto fundamental de la organización: no era el desocupado sino el trabajador precario. Asimismo mientras que entre dirigentes del MTA la única organización señalada es el sindicato; los dirigentes de la CTA Yasky reconocen la riqueza y variedad de movimientos sociales, la importancia del sindicalismo estatal pero definen una suerte de primacía del trabajador registrado del sector privado, destacando en especial al sector industrial. El principal problema de la CTA tiene que ver con la dificultad para ejercer esta representación.

Para darte alguna cifra, en el `75, cuando tenemos el enfrentamiento con Lorenzo Miguel había quinientos setenta mil metalúrgicos en Argentina, en el 2001 quedaban sesenta y cinco mil, este es el mejor termómetro de la desindustrialización. En el 2008 se había recuperado más de la mitad, había casi trescientos mil metalúrgicos de nuevo y de esta realidad la CTA no toma registro, y seguimos repitiendo el discurso, la foto, la caracterización de los noventa, no solamente en términos de decir que el gobierno es lo mismo que el Menemismo, sino que decir que el proceso económico es igual que en los noventa [Victorio Paulón - CTA Yasky]

De algún modo reaparece el debate sobre qué tipo de trabajador tiene que hegemonizar o, al menos, definir el modo de organización de la clase trabajadora. Extremando el argumento podríamos decir que entre "los Gordos" el trabajador representado es, centralmente, el cotizante. De ahí la centralidad de un modelo sindical de provisión de servicios que mencionamos brevemente más arriba. Entre el grupo MTA-CGT, como ya dijimos, es fundamentalmente el trabajador cotizante, afiliado y convencionado.
De todos modos, hay excepciones, entre dirigentes de la Juventud Sindical como Facundo Moyano, entre otros, el trabajador registrado, convencionado y afiliado es quien debe liderar el proceso de organización de la clase, generando nuevas solidaridades y acciones que permitan a los precarizados o desempleados adquirir esta condición.
Esta lectura es compartida en términos generales por varios dirigentes importantes de la CTA Yasky. La diferencia consiste en que para estos últimos es necesario generar institucionalidades capaces de asegurar la participación y representación efectiva del heterogéneo mundo trabajador: además de la transformación del modelo sindical proponen la herramienta de la Paritaria Social como institucionalidad complementaria a la negociación colectiva. La paritaria es un instrumento indispensable ya que, a diferencia del moyanismo, los dirigentes de este nucleamiento reconocen la pérdida de eficacia de la máxima "que golpee el más fuerte…" y por ello la necesidad de generar institucionalidades populares capaces de afectar positivamente los salarios y condiciones de trabajo de los trabajadores precarizados. En este sentido existe una interpretación más compleja y más reducida sobre las posibilidades de Argentina para sustraerse a las marcas y relaciones de fuerza que impone el capitalismo financiero trasnacional.
Finalmente, para estos dirigentes, el cambio que registra la Argentina desde los inicios de siglo y, en especial, desde la llegada del kirchnerismo al gobierno, impone recuperar o construir a la CTA como Central Sindical y no como Partido de Pobres. Esta enunciación anticipa una de las críticas más sustantivas que permiten comprender las disidencias que concluyeron con la fractura de la CTA.

Idearios y valoración de la historia reciente
El abordaje de los idearios y tradiciones subyacentes en los relatos y testimonios de la dirigencia sindical es sumamente complejo y problemático. En esta instancia preliminar de la investigación no podremos más que señalar algunos trazos gruesos que sobresalen en las entrevistas y contribuyen a delimitar un debate.
Esta problemática se filtraba en un apartado anterior al referirnos a la concepción organicista de la hegemonía como tensión que atraviesa las experiencias nacional-populares. Decíamos que esta concepción es marginal entre dirigentes del MTA-CGT y ajena a la dirigencia de la CTA. Los primeros actualizan con mayor fuerza el clivaje nacionalismo-liberalismo que se inscribe en la tradición peronista, surgiendo el liberalismo como el ideario más cuestionado. "Esa es una
concepción liberal" sostienen y con esta frase demarcan un terreno de ideas extraño al peronismo. La distinción entre derecha e izquierda, en cambio, adquiere menos densidad y entre algunos dirigentes es directamente rechazada:

Yo soy de los que piensa que las ideologías de derecha e izquierda son muy etéreas, no? En la Argentina como está el peronismo, este, en los países de este continente creo que la derecha y la izquierda es aleatoria. Porque vos en un proceso de liberación y de reencontrarte con un proyecto de nación terminan coincidiendo muchos sectores que, que en otras circunstancias estaríamos a los tiros. Por ejemplo, vos tenés muchos sectores económicos que bancan al Gobierno ¿Por qué lo bancan? Porque están haciendo grandes negocios, y bueno ¿qué hacemos? ¿Los combatimos a todos con una postura dogmática? Porque más allá de su negocio hay otros sectores que también están haciendo grandes negocios y que tienen una connotación ideológica tal que no se bancan una Argentina con equidad [Julio Piumato - MTA-CGT]

Para los diferentes dirigentes de la CTA el clivaje estructurante es el de izquierda/derecha. En el caso de la CTA Yasky, aunque son muchos los dirigentes que provienen de la izquierda no peronista, resulta complementaria del clivaje anterior la revalorización y reconocimiento de una tradición nacional-popular que con el peronismo expresó su mayor potencial aunque también límites. De aquí las referencias o identificaciones con un peronismo de izquierda o con un sindicalismo de liberación y la ponderación de los momentos de intersección entre extracciones de la izquierda peronista con el clasismo, con izquierdas nacionalistas y experiencias sindicales muy radicalizadas como las que proliferaron mediando los setenta en el cordón industrial del Paraná.

Aprendí a considerarme peronista de izquierda. Eso aprendí a hacer. Viví, mamé el peronismo de mi viejo, mi abuelo; mi abuelo fue preso en el '55, también secretario general de ATE, hay una historia sindical en mi familia. Y me contó lo que fue el peronismo, pero nunca lo viví. A partir del kirchnerismo aprendí qué es el peronismo. Y dentro de lo que me mostró este proceso político, en ese marco amplio que tiene este proceso político, se vierten diferentes corrientes ideológicas, puedo decir que me considero parte de la izquierda peronista. Y es una forma de actuar, una decisión política de actuar e irrumpir ante el capital… [Pablo Reyner - CTA Yasky]
El peronismo fue el peronismo porque hubo una base social que lo llevó a Perón a distribuir la riqueza, porque si no se distribuía había paro. Hubo una clase trabajadora lo suficientemente fuerte y grande para mostrarle a aquel que gobernaba el estado, que fue Perón, que distribuía o distribuía. Por eso yo preferiría tener el 100% de la clase trabajadora organizada en diferentes organizaciones para que haya realmente una puja de poder (…) porque así se puede forjar la posibilidad de un campo nacional y popular más grande que avance hacia adelante. [Pablo Reyner - CTA Yasky]

Entre los dirigentes de la CTA Micheli se destaca fuertemente la traición del peronismo durante los gobiernos de Carlos Menem. El énfasis en este momento lleva a leer en términos de ruptura la tradición nacional-popular del peronismo: "fue capaz de lo mejor y lo peor". Al profundizar sobre el modo de vinculación del sindicalismo con los gobiernos peronistas se cuestiona fundamentalmente su funcionamiento como correa de transmisión. Resulta muy importante la caracterización completa ya que esta misma crítica se dirige a los partidos de izquierda tradicional y los modos en los cuales sus activistas intervienen en conflictos laborales y sindicales. El funcionamiento como correa de transmisión plantea jerarquías y por tanto la subordinación de los trabajadores a la conducción de un gobierno o a la vanguardia partidaria:

La CTA nace como modelo sindical en plena crisis después de la caída del campo socialista y la traición del peronismo [Víctor de Gennaro - CTA Micheli]
Por eso los partidos de izquierda están en contra del modelo sindical de la CTA, no están de acuerdo, no lo bancan, no lo soportan. Porque no van a soportar que la clase sea autónoma.El sindicato tiene que subordinarse al partido. Y el partido en la Unión Soviética tenía que subordinarse al Estado [Víctor de Gennaro - CTA Micheli]
Hasta ese momento, con idas y con vueltas, con la polémica entre la derecha y la izquierda peronista, no había discusión sobre que la expresión política de la clase trabajadora era el peronismo, y el peronismo no sólo como movimiento sino además como fuerza electoral. Esto entra en crisis con el menemismo, a pocos meses de que asume Menem se empieza a dar este debate, de cómo se reemplaza esa representación política de los trabajadores que ya no era el PJ y en ese marco se da el debate entre Mary Sánchez y De Gennaro, en el cual Mary Sánchez plantea ‘hay que hacer un partido político que venga a reemplazar al PJ', y De Gennaro dice‘hay que construir la fuerza social para que ese partido no sea simplemente un partido más de un sistema político que no permite una participación igualitaria de los sectores populares'. La mercantilización de la política hace que no podés vos disputar, esta es la perspectiva nuestra, con las maquinarias electorales de la UCR, del PJ, y ahora con los nuevos emergentes del PRO, de De Narváez, etc., con los recursos que hacen falta, pero eso sí puede ocurrir si tenés una fuerza social que te permita equilibrar fuerzas desde otro lugar". [Pablo Abramovich - CTA Micheli]

El señalamiento y caracterización de los dos procesos históricos mencionados por De Gennaro lleva a enfatizar las rupturas con el modo de construcción de poder del socialismo y del peronismo. Por este motivo es tan importante el clivaje izquierda/derecha como el de autonomía/heteronomía (vanguardismo-verticalismo). A su vez, así como el objetivo central al que aspiran los dirigentes de la CTA Yasky es la construcción de una central sindical con fuerte presencia de trabajadores registrados del sector privado y la combinación de la negociación colectiva, con una paritaria social y la mayor organización de los lugares de trabajo; en la CTA Micheli, la herramienta es lo que denominan la Constituyente Social, un espacio de construcción de la unidad popular que, sin jerarquizaciones, construya un movimiento político, social y cultural. Es un espacio de elaboración colectivo, que desde su primer declaración (2009) enfatiza que no hay recetas, resulta destacable, en este mismo sentido, que el principal documento esté constituido por "100 preguntas al campo popular"13. Se destaca la necesidad de la paritaria social junto a otras institucionalidades más referidas al campo político y social como el presupuesto participativo y la consulta popular. Una de las ideas fuerza principales del clivaje autonomía/heteronomía es que no es posible la distribución de la riqueza si no hay antes distribución del poder social, y por la tanto resulta tan imperativa la discusión del para qué como la discusión del cómo se contruye una democratización popular. Entre los dirigentes entrevistados de este sector se reitera esta formulación en especial para invalidar las lecturas optimistas sobre las posibilidades que abrió el kirchnerismo, ya que la apreciación de este proceso es que ha dejado intactas las institucionalidades de decisión política del peronismo, por eso puede haber mejoría sin transformación de las relaciones de fuerza. La lectura del kirchnerismo es extremadamente crítica: reposición de los problemas del peronismo y continuidades de la matriz de poder económico de las grandes empresas concentradas y trasnacionales.
La caracterización que hacen los dirigentes del MTA y de la CTA Yasky difiere con lo anterior. Un punto de partida muy destacado es la recuperación del empleo. En este sentido, vale un paréntesis sobre las implicancias que tiene esta recuperación en términos de irrupción de un nuevo trabajador en las fábricas. Este señalamiento es prácticamente inexistente en los relatos de los dirigentes de la CTA Micheli que entrevistamos y en cambio muy destacado en el resto de los testimonios de dirigentes sindicales.
La creación de más de tres millones de puestos de trabajo registrados que se produce desde el 2003 implica el surgimiento de un "trabajador nuevo" en fábricas y empresas: el trabajador joven que hizo su primera experiencia laboral en tiempos en que la conflictividad sacudía el orden empresarial y en el cual los trabajadores volvían a conocer y a discutir sobre el convenio colectivo, la paritaria y los sindicatos. Un segundo tipo de trabajador nuevo es el que proviene del desempleo o el trabajo informal, condición que lo mantuvo expulsado de las estructuras sindicales
tradicionales. Este trabajador tiende a cuestionar con más virulencia la institucionalidad sindical misma y los modos en que obstruye la participación de los trabajadores.
Las reflexiones de los dirigentes sindicales complementan con mucha riqueza la particularidad aludida en términos de composición de la clase obrera. El testimonio de Ghilini aporta reflexiones sobre las características del nuevo trabajador y su potencial disruptivo para las estructuras sindicales. El de Piumato la excepcionalidad política del momento actual, definiendo como equivalente la del primer peronismo. Paulón, problematiza el acortamiento de la antigüedad de los trabajadores en fábricas y la emergencia de un trabajador joven socializado en tramas históricas de discontinuidad respecto de la forma sindicato que aquí analizamos. Plantea un interrogante fundamental: ¿cómo funcionará la cabeza colectiva de esta nueva clase obrera? En definitiva podemos aseverar que repuesta la indeterminación, la institución sindical está en suspenso porque, puertas adentro, su normalidad estaría siendo desafiada.

Más allá de todos los pormenores que se quieran señalar, vuelve el empleo, esto es lo que queríamos y esto pasa con Kirchner. En este sentido es una etapa feliz. Con el empleo surgen dos ingredientes nuevos en los gremios: los jóvenes y los que retoman el trabajo (…) Ambos son un desafío para las conducciones. Yo veo la caída, la destrucción de un sindicalismo burocrático que no contiene este vino nuevo. ¿Y hay vino nuevo por qué? Porque el desocupado de ayer que volvió al trabajo viene con bronca y tiene razón. Porque de alguna manera le atribuye su padecimiento de desempleo a una conducción entreguista. Entonces si viene al gremio, viene a patear las estructuras. Y después está el nuevo, el joven. "¿Qué hago con éste nuevo? ¿Lo reprimo? ¿Lo manejo con patota? o lo capacito, conduzco que no es mandar, significa una política de apertura, de cuadros, de formación que no todas las dirigencias están dispuestas, no todas las organizaciones están dispuestas y esto es lo que ya está haciendo crisis en la CGT, en el movimiento obrero y va a dar que hablar en los años que vienen. [Horacio Ghilini - MTA-CGT].
El movimiento obrero vive una situación similar a la del `45 que es la modificación de la constitución de los sindicatos por la irrupción de masas nuevas de trabajadores, acá hubo gremios que fueron casi oficinas, en los noventa, porque se quedaron sin trabajadores, y de golpe la actividad vuelve, esos gremios se llenan de trabajadores, y no se pueden manejar con la lógica que se manejaban, hay gremios que están teniendo cambios profundos, como Smata. En Smata vos ves, todos los delegados son jóvenes, en la UOM también, entonces esos gremios en unos años más van a tener una transformación impresionante [Julio Piumato - MTA-CGT]
La influencia de esta nueva clase obrera que surgió desde el 2003, va a ser cada vez mayor en el mundo del trabajo, porque nosotros teníamos un fenómeno de una clase obrera envejecida (yo hablo, fundamentalmente, del sector industrial) En el año 2000 el promedio de antigüedad de los trabajadores en la fábrica era de más de veinte años, hoy la mayoría de esos están afuera, están jubilados, hay una nueva clase obrera. Son trabajadores que están haciendo su aprendizaje, entonces hay que ver cómo funciona la cabeza colectiva de esta nueva clase obrera, que no tiene los paradigmas…no conocieron a Perón, no conocieron a Vandor, a Rucci, no conocieron a Ongaro, o sea, no conocieron aquella historia que tuvo continuidad hasta la generación nuestra. Acá hay un corte, también una ruptura del proceso de aprendizaje histórico que, normalmente, en el sindicalismo, viene de los más viejos a los más nuevos: se aprende a trabajar, se aprende a organizar, y se aprende a resistir, entonces, en ese proceso creo que va a haber algo nuevo. [Victorio Paulón - CTA Yasky]
Hay una generación que viene que no se come ninguna y que va por todo y hay que ver quién está dispuesto en las estructuras a bancarse que vayan por todo. [Pablo Reyner - CTA Yasky]

Regresando a la cuestión de la ponderación de la historia reciente y en particular del kirchnerismo, entre los dirigentes del MTA que conducen la CGT se destaca con máximo entusiasmo el retorno del peronismo en términos de recuperación de protagonismo del trabajador organizado, de aumento del poder adquisitivo del salario, de la apuesta por el mercado interno, del círculo virtuoso de incentivo de la demanda. Para estos dirigentes el menenismo no fue peronismo sino parte fundamental del modelo neoliberal. Y el kirchnerismo permitió el retorno de la dinámica social peronista.
De todos modos al interior de este nucleamiento hay diferencias significativas que no podrán sintetizarse aquí en sus matices y complejidad. En un sector de la conducción actual de la CGT tiende a ponderarse más fuertemente una tradición movimientista que exige el reconocimiento del movimiento obrero como ‘columna vertebral' pero que acepta la conducción política del kirchnerismo. Entre otros dirigentes, la aspiración es que el movimiento obrero organizado se transforme en la "cabeza del movimiento político", para decirlo en los términos de un dirigente. La polémica parece reeditar el planteo de un partido laborista, con mucha similitud con lo que en esta cuestión planteaba el vandorismo. En sintonía con esta disidencia una parte de la dirigencia parece definirse más fuertemente como ‘sindicalistas kirchneristas' y otros como ‘dirigentes del moyanismo'. Los pesos relativos que se reconocen a ambas conducciones dependerán de estas lecturas. En este terreno deben inscribirse las polémicas suscitadas por la exigencia del moyanismo de participación de sus dirigentes en el armado electoral que garantizó la reelección de Cristina Fernández de Kirchner. En clave más anecdótica se expresa en la declaración de Hugo Moyano:"queremos que alguna vez un trabajador ocupe la presidencia". Declaración que fue contestada por la presidenta y entonces candidata con la frase: "trabajo desde los 16 años" y con un cierre de listas electorales que restringió fuertemente la participación del moyanismo y, más en general, del sindicalismo. En consonancia con esta definición la presidenta, tras su reelección por el 54% de los votos a fines de 2011, también obstruyó y generó dilaciones diversas en los giros de fondos para las obras sociales, estructuras económicas que aseguran la existencia del sindicalismo como factor de poder.
La lectura que realizan de la historia reciente establece como punto de partida la irrupción del peronismo y el liderazgo de Perón. El fugaz retorno de Perón seguido por su muerte y una lectura muy arraigada sobre los antecedentes del golpe de 1976:

Muere Perón, la gestión del peronismo, después de la muerte de Perón, se ve convulsionada por la violencia social del país, pero además por una disputa en serio, digamos por la captura de la riqueza en la Argentina. Nosotros habíamos llegado a casi 45-47% del producto bruto interno en el reparto de las riquezas, y nos parecía poco, si hubiéramos podido ver, leer el futuro, y lo que nos esperaba si no desbarrancábamos de eso seguramente no se hubieran cometido los errores, nos parecía poco" [Juan Carlos Schmid - MTA-CGT]
Hubo una equivocación porque en realidad nosotros estuvimos confrontando, las vertientes populares, frente a una derecha que siempre tuvo más claro que todos nosotros lo que tenía que hacer, y que cuando lo hace lo hace con tal brutalidad, y con tal decisión que termina exterminando, qué se yo, a los indios a principio de siglo, bombardeando la ciudad después, y finalmente produciendo el Terrorismo de Estado en 1976" [Juan Carlos Schmid - MTA-CGT] Pero hay una semejanza de nuestra juventud con esta, en términos generales yo la noto muy semejante, creo que el enemigo la nota muy semejante, que es una gran preocupación. Entonces acá el tema está en si el enemigo va a usar las mismas fórmulas que con nosotros, cosa que normalmente hace (…) cómo trabajaron la tensión del movimiento, la derecha y izquierda, cómo pudieron trabajarla de modo tal que no viéramos el enemigo principal, lo que nosotros en realidad llamamos las contradicciones en el seno de lo popular, las explotó el enemigo. Tuvimos un elevado nivel de contradicciones tácticas y eso nos generó muchos problemas [Horacio Ghilini - MTA-CGT]
Yo abrí los ojos cuando fui a la cárcel, antes no lo veía. Recién cuando vi los que estábamos en la cárcel ‘¿Cómo? ¿Estos no eran nuestros enemigos? ¿Estamos todos juntos?' Algo falló, quería decir que los enemigos eran los que estaban afuera. [J. Piumato MTA-CGT]

La confrontación entre vertientes populares, la forma en que el enemigo aprovecha esta circunstancia, las elevadas exigencias obreras, la posibilidad de que se reitere la estrategia del enemigo, que en definitiva es la del exterminio, atraviesan los relatos de muchos dirigentes sindicales, pero en especial de los que ocupan la conducción de la actual CGT y de quienes comparten la resistencia del MTA14. Las consecuencias de esta lectura de aquellos años y su transpolación al presente son muy complejas y no podremos profundizarlas en este escrito, sólo insinuar que dada su fuerte gravitación en los tiempos actuales estas lecturas podrían funcionar como auto-limitación o anticipación, desde el propio campo popular, del momento de estabilización creando una adaptación a las estructuras de injusticia vigentes.
Por último queremos destacar que para este nucleamiento, a diferencia de los dirigentes de la CTA, el 2001 y en particular el 19 y 20 de diciembre son significados sólo de manera negativa. Julio Piumato lo define con el "anti-17 de octubre". Dirigentes de la juventud sindical cuestionan la dimensión espontánea: "lucha espontánea, conduce el enemigo", sentencian. También retacean protagonismo y potencial disruptivo al trabajador desocupado organizado. Sólo apuntan la resistencia al neoliberalismo que ejerció el MTA y la unidad de acción que logró con otros sectores sindicales y sociales. El 19 y 20 es la expresión de la anti-política y el momento más profundo de la crisis connotada de manera exclusivamente negativa.
Para los dirigentes de la CTA Yasky el kirchnerismo es definido como una excepcionalidad inesperada, entre sus dirigentes se encuentran los apoyos más entusiastas. Ocurre cuando nadie esperaba el retorno de una experiencia nacional-popular. Algunos leen este gobierno como continuidad del camporismo:

Yo vengo con el síndrome de nuestra generación que vivió una primavera que duró un año, que fue el Camporismo y bueno, a mi en un determinado momento, me pareció vivir otra primavera, pero se prolongó, ya van ocho años, con perspectiva de que haya cuatro años más! [Victorio Paulón - CTA Yasky]

Otros dirigentes destacan los significados del kirchnerismo para las subjetividades populares que sólo metabolizaban la derrota:

Que cuando hay una masa en el campo popular que cree que puede y va por todo y que tiene derecho a ir por todo, porque eso es lo que verdaderamente se vislumbró, que tenemos derecho a ir por todo. Entonces después mas o menos a favor o en contra, lo que hizo este tipo [se refiere a Néstor Kirchner] fue abrir la posibilidad del triunfo, de saborear alguna vez adentro de la muela y del paladar lo que es ganar, y eso no lo cambiás mas. Yo por lo menos no lo cambio más, ahora yo sé lo que es ganar" [Pablo Reyner - CTA Yasky]

Otros, los que en general provienen de la izquierda, insisten en que más allá de los cuestionamientos y los propios límites del kirchnerismo, la iniciativa política es dinamizada desde arriba, desde los gobiernos kichneristas. Dirigentes como Alberto Pianelli, de la CTA Yasky, suelen insistir en el diagnóstico: "hasta ahora los Kirchner estuvieron siempre a la izquierda de la sociedad".
Por los relatos y en función de las trayectorias de sus dirigentes tiende a quedar sobreentendido que estos dirigentes quieren consolidar transformaciones más ambiciosas. El sobreentendido junto con los méritos asignados al kirchnerismo actúa como inhibidor de las aspiraciones y reivindicaciones que ciertas tradiciones ideológicas podrían actualizar y reponer en esta coyuntura histórica, cómo por ejemplo la traducción de qué significa en este momento "ir por más".

El sindicalismo como factor de poder y la concepción de las centrales sindicales
A lo largo de este escrito hemos referido en varias oportunidades a la definición del sindicalismo como factor de presión, factor de poder o herramienta para la transformación social. Si lo replicamos en la literalidad con que surgió históricamente, en el debate entre Rucci y Tosco, los términos factor de poder/palanca para la transformación revolucionaria aparecieron como antagónicos y excluyentes, expresiones de construcciones sindicales enfrentadas.
Entre los dirigentes del MTA-CGT, en cambio, se fundamenta de manera directa la importancia de un sindicalismo poderoso en términos económicos, que se consolide como factor de poder, estableciendo una relación directa con las posibilidades de transformación. Persiste entonces, con la misma fuerza, el concepto que identificamos más arriba como uno de los rasgos singulares de la forma sindicato que emergió con el peronismo: las organizaciones valen en relación a su poder económico.

Que los sindicatos tengan que construir su poder económico…mejor dicho, sus instrumentos económicos, es una cosa muy distinta a un negociado hecho sobre las espaldas de los trabajadores. Instrumentos económicos que le permitan confrontar con el poder económico, porque si nosotros creemos que al poder económico lo vamos a confrontar con declaraciones, con solicitadas, estamos fritos, estamos al horno, nosotros tenemos que construir nuestros instrumentos económicos. [Juan Carlos Schmid - MTA-CGT]
Una cosa es el negocio, otra es el negociado, y te diría mas, otra cosa es un principismo utópico tonto que no acepta que el poder es también el dinero. Está bien que los gremios tengan guita, pero el negociado está ahí, al lado del negocio. El negociado y el negocio, ahí las palabras son muy claras (...) Porque el negocio es parte de una estrategia de poder, el negociado es parte de la estrategia de poder del enemigo. Te meten en el negociado porque sos parte de una mafia, cuando vos querés decir "Ahora", "Ahora no, ahora... callate la boca, ahora hacés esto". Ahora otra cosa es el principismo es "Ah no! yo la plata no la toco. Yo hago política en el café, entonces yo no tengo 2 pesos para nada". Puteo a todo el mundo pero en el fondo no construyo nada de poder, no me ensucio con el poder. Y no ensuciarse con el poder es no entender el poder, y eso es negativo. En realidad para ayudar a la transformación hay que tener poder, sino yo sería abogado. Como mi señora que quería ser abogada porque le interesaba la justicia. Muy sana, demasiado sana. No, si te interesa la justicia tenés que tener poder, no razón. Razón siempre tenemos…" [Horacio Ghilini - MTA-CGT]

La reflexión de Ghilini expresa con máxima claridad en qué medida los negocios son parte de la estrategia de poder de los sindicatos y también el rechazo y cierta ridiculización de quienes creen que ‘poder decir' es equivalente a ‘poder hacer'. El plano discursivo se encuentra muy subestimado y la relación entre poder y transformación está muy poco problematizada. La conservación es la pulsión primaria de cualquier factor de poder y, en muchas y diversas circunstancias históricas, ha funcionado en detrimento de la transformación.
Esta concepción, además, polemiza con la mirada del sindicalismo como correa de transmisión de los gobiernos peronistas. En la medida que los sindicatos se consolidan como factor de poder pueden desempeñar otras funciones y construir una relación diferente - no subordinada - con el gobierno y, en general, con el campo estatal.
Entre los dirigentes de la CTA Yasky se enfatiza el cuestionamiento a los negociados y la consolidación de un sindicalismo empresarial. De todos modos esta lectura no es unánime y tiene matices, a veces se alterna con un reconocimiento a la "capacidad de los burócratas para negociar". Pedro Wasiejko realiza una reflexión con puntos de contacto con las anteriores transcripciones del grupo MTA-CGT:

Los trabajadores en su conjunto tienen derecho a utilizar sus recursos económicos y su poder económico de la manera que crean más conveniente para su interés. Me parece que ése es un valor que no puede ser discutido. Si tengo la capacidad de juntar recursos económicos y ponerlos en determinada dirección, por qué no lo voy a hacer. Eso me parece que no puede estar en discusión, porque si no parece que en todo caso los únicos que tienen derecho a hacer negocios son los empresarios, ¿por qué? no se puede suprimir la necesidad de que las organizaciones puedan brindar servicios, puedan utilizar sus recursos económicos eficientemente, en forma adecuada [Pedro Wasiejko - CTA Yasky]

Los dirigentes de la CTA Micheli repudian el modelo de sindicalismo de negocios. Realizan una distinción entre poder de administración y poder sindical. De Gennaro, refiriéndose al momento de achicamiento del estado sobre la base de los despidos de personal, afirma:

Uno tendía a decir, bueno es cuestión de fortalecerse e incidir, fortalecerse e incidir, si vos ganás ahí después ganás a todos los trabajadores, mentira. Vos podes ser el secretario general de ATE y nos estaban echando a la mierda a los laburantes, retiro voluntario y no tenías poder. Tenías poder de administración, manejábamos hoteles, casas, pero te echaban a los trabajadores por el retiro voluntario. Entonces íbamos a las asambleas y decíamos "El retiro voluntario, pan para hoy y hambre para mañana, no acepten" y después se anotaban. O sea, te habían penetrado por otros lados. [De Gennaro, CTA Micheli].

En términos de construcción de poder es destacable la insistencia con la cual se definen como una minoría, definición que puede rastrearse en las primeras declaraciones de sus dirigentes casi 20 años atrás.

Bueno, nosotros pateamos el tablero, nos fuimos del peronismo y de la CGT, y empezamos a entender que bueno, somos minoría, y somos minoría, y… no nos da bola nadie, y somos minoría. Ahora, tenemos una vocación de ser mayoría y apostamos a creer en la clase, porque hasta que nos demuestren lo contrario los únicos que generamos riqueza somos nosotros [Víctor De Gennaro, CTA-Micheli].

Resulta interesante corroborar los énfasis polares de unos y otros dirigentes: por un lado los enunciados ‘hay que ensuciarse con el poder' y ‘los negocios son parte de la estrategia'; por el otro, el reconocerse y definirse como una minoría, tan reiterado en el tiempo y entre la militancia, y también la insistencia en la ruptura con lo previo (los populismos o socialismos realmente existentes) y en la expresión de ‘lo nuevo', un plano discursivo hiper-desarrollado, el rechazo a la acumulación económica.
Los dirigentes construyen matices con lucidez y con la experiencia de acumular décadas de lucha, sin embargo, en su polaridad, unos resuenan demasiado adaptados a la realidad, inmunizados frente a los dilemas y tensiones que producen las contradicciones y, los otros, parecen mantenerse en paralelo, excedidos en pureza, con riesgo de seleccionar justo la parte que no contiene el todo y que entonces no podría totalizar una realidad nueva. "El partido se juega en toda la cancha" suelen decir los dirigentes para cuestionar esta selectividad.
La polémica se reedita nuevamente en los términos de poder de las estructuras o poder de los trabajadores a propósito de los estatutos de las centrales sindicales: CGT y CTA. ¿Central de sindicatos o Central de trabajadores? Horacio Ghilini repone la complejidad de la disyuntiva del siguiente modo:

Me acuerdo que West Ocampo, hablando del tema del estatuto dice: ‘no es conveniente que un secretario de la CGT sea secretario de los trabajadores y no de los gremios'. Mirá lo que dice, me quedó grabado esto desde hace 25 años. Yo creo que es una expresión bastante fascista en el fondo, no? Es decir, en el fondo la imagen de un líder, de un secretario general para ciertas estructuras, es que sea líder de estructuras y no de trabajadores (…) Otros podrían decir: ‘el secretario general de la CGT tiene que expresar a los trabajadores contra las estructuras'. ¡Pero las estructuras garantizan muchas cosas! Entonces yo pienso que el secretario general de la CGT tiene que conciliar ser un líder de los trabajadores y de las estructuras [Horacio Ghilini - MTA-CGT].

Llevado al plano de los instrumentos previstos en los estatutos la discusión se produce en torno a la afiliación directa de los trabajadores o afiliación de estructuras (sindicatos, federaciones). De acuerdo al estatuto de la CTA rige una combinación de afiliación directa de trabajadores, sindicatos y también movimientos sociales. La CGT es una confederación de sindicatos, es decir, sólo pueden afiliarse estructuras sindicales. Los fraudes de los que se acusan los sectores de la CTA que luego se fracturan se originan, según dicen, en esta apertura (afiliación directa y afiliación a través de movimientos sociales). Alertando sobre esta cuestión persiste el funcionamiento de la CGT como compuerta, referimos a ello más arriba.
La afiliación directa, lo hemos fundado en forma reiterada, es un sello distintivo del que se enorgullece la dirigencia de la CTA Micheli. Por el contrario para la otra vertiente de la CTA fue más bien una solución transitoria a la desestructuración del mundo del trabajo en tiempos de
desempleo masivo y vigente el proyecto de desindustrialización. Si bien no surgió de este modo entre los dirigentes del sector MTA-CGT, podríamos decir que la gravitación y ponderación excesiva de este procedimiento incurre en el desliz de consagrar la inevitabilidad de la desagregación o de la agregación atomística, individual. Para la dirigencia del MTA esto sería de algún modo "liberalismo", ideología que posiblemente encabeza el listado de sus rechazos. En todo caso la afiliación directa debería concebirse más como una incapacidad de vehiculizar un modo de agregación en el trabajo superador de la individualidad, que como la fortaleza de un modelo sindical. Lo que no invalida que no existiendo otros modos, habilite, al menos, un modo de pertenencia, débil y hasta radial, a una instancia sindical.

Reflexión abierta a propósito de los modos múltiples de existencia de la clase trabajadora
En Crítica de la razón dialéctica J.P. Sartre aborda los modos múltiples de relación que tienen lugar en la vida cotidiana, en especial, en el seno de los sectores subalternos y define diversas socialidades en juego y distintos modos de estar con otros: la serie, el colectivo, el grupo fusionado, el grupo estatuido, el grupo institucionalizado. Afirma Sartre (1995) que: "las determinaciones del discurso nos presentan siempre a la clase demasiado simplemente, ya sea siempre unida y levantada contra los explotadores, ya sea desmovilizada provisionalmente". Rechazando estas dicotomías, Sartre nos invita a pensar tres estatutos simultáneos de existencia de la clase trabajadora como dispersión pasiva, aparato institucionalizado y conjunto de grupos de acción directa (Sartre, 1995).
La perspectiva sartreana nos permite señalar que mundo trabajador, sindicalismo y clase obrera no son equivalentes. Esta afirmación suena como una obviedad, sin embargo, algunas veces parece extraviarse en su significación y se generan algunas confusiones. Los desfasajes, los hiatos, son irreductibles, y desde la investigación es imperativo reponerlos y, fundamentalmente, problematizarlos.
El sindicalismo condensa además estructura (institución) y acción directa, y no hay pura externidad entre ambas, sí implicación. La acción directa se nutre de fuerzas heterogénas, a veces embiste hacia adentro, a veces empuja a la institución hacia fuera. En algunos casos es muy audible, en otros casi nada. Lo cierto es que en estos movimientos, grandilocuentes o infinitesimales, va mutando la institucionalidad sindical.
Aquí definimos los contornos y los trazos gruesos de los modelos sindicales y proyectos de sociedad que se asoman en el tiempo reciente teniendo en cuenta el espectro restringido de voces de las principales dirigencias sindicales que participaron de procesos de resistencia al neoliberalismo de los noventa pero tratando de reconstruirlos en su diversidad de perspectivas, concepciones, tradiciones e idearios. Han surgido así diferencias y disidencias significativas en torno a: concepciones de unidad (unidad de acción, unidad de organización, unidad de clase, unidad como fusión); lecturas, énfasis e interpretaciones sobre la historia reciente (el tensionamiento del movimiento, la radicalidad obrera, la dictadura, la traición del peronismo, la caída del muro, el 2001 como la anti-política, el 2001 como momento instituyente, el kirchnerismo como retorno de lo nacional y popular o como reposición de lo nacional-estatal; etc.); concepciones del sindicato (como factor de presión, factor de poder, herramienta para las transformaciones, construcción autónoma, como columna vertebral o cabeza del movimiento político); figuras representadas (afiliado/convencionado/cotizante; primacía de trabajadores convencionados; precariado; heterogeneidad de trabajadores sin jerarquizaciones); herramientas primordiales (negociación colectiva, participación electoral; paritaria social, constituyente social); idearios (liberalismo/nacionalismo; izquierda/derecha; autonomía/heteronomía; vanguardismo/verticalismo); entre otras que surgen de los fragmentados citados y de la reconstrucción reflexiva que realizamos sobre la forma sindicato.
La hechura histórica de nuestro sindicalismo, repleto de tensiones internas y desbordando potencia las más de las veces en base a malentendidos en torno al peronismo, aquella que lo marca a
fuego desde el mismo 17 de octubre de 1945 y le imprime una singularidad nueva, lo aproxima una y otra vez a una línea de juntura: "ahí donde duele, donde arde, donde está más viva y menos cristalizada la relación, donde la actividad humana se manifiesta y se rebela dentro de una hegemonía que, para seguir siendo tal, se ve obligada a adaptarse y a cambiar" (Gilly, 2006). Con la fricción pudo ensayar la resistencia y también la transformación.
La represión buscó descomponer de una y mil formas sus agregaciones para debilitar el lazo que construía y lo ligaba con el mundo trabajador. Sin embargo la represión parecía estar signada por una incapacidad, no alcanzaba sus objetivos, la radicalidad obrera se expandía multiplicando las experiencias de lucha y plantando los contornos de un nuevo proyecto de sociedad. Por eso la dictadura de 1976, y lo que siguió, significó un cambio cualitativo porque además de que la escalada represiva adquirió una intensidad inusitada, se define la pulverización de los cimientos.¿Qué queremos decir? Uno de los dirigentes, Víctor de Gennaro, recuerda las palabras de Martínez de Hoz: "para terminar con la rabia hay que matar al perro". El proyecto represivo que impusieron las derechas civiles y militares no sólo se dirigió hacia los sindicatos y las organizaciones, sino que minó la estructura productiva y las formas de vida y acción cotidianas de los trabajadores. Es aquí donde el desfasaje entre sindicalismo y mundo trabajador se vuelve abismal. Y por eso la forma sindicato queda como neutralizada, encogida, impermeable frente a una realidad viva desbordante. A veces, incluso, es puro extrañamiento y el sindicalismo una institucionalidad invertida, como en los momentos en que se consolidó el sindicalismo empresarial.
La clase comenzó a hacerse entonces más allá de los sindicatos, a veces contra ellos. También en su interior. Formas nuevas de agregación debilitaron la omnipresencia de los lazos de aislamiento habilitando recomposiciones sociales, políticas, laborales. La clase trabajadora, primero desde la intemperie y luego más guarnecida va sacudiendo, en estos movimientos, lo más esclerosado de las estructuras sindicales. De algún modo, en esta ebullición estamos hoy. Por ello también la riqueza de ideas y las polémicas y disputas que aparecen en los testimonios de los dirigentes sindicales que aquí compartimos con los lectores.
Sin embargo nuestro presente sigue requiriendo imperiosamente el reconocimiento social, político y cultural de ‘el otro movimiento obrero'.

Notas

1 Los resultados corresponden a mis líneas de investigación en el marco de mi labor como investigadora del - CONICET, al proyecto de investigación PICT y al proyecto de investigación PICT N°1882, titulado Centralidad, tensiones y límites de la forma sindicato en la Argentina reciente. También se enmarca en la investigación dirigida por Maristella Svampa Modelos de desarrollo: actores, disputas y escenarios en la Argentina Contemporánea.

2 Los dirigentes entrevistados fueron: Carlos Barbeito, Horacio Ghilini, Juan Carlos Schmid, Julio Piumato, Facundo Moyano, Mono Lombardi, Victorio Paulón, Pedro Wasiejko, Pablo Reyner, Eduardo Menajovsky, Víctor De Gennarro, Hugo "Cachorro" Godoy y Pablo Abramovich.

3 En adelante CGT.

4 En adelante CTA.

5 Muchas de las entrevistas fueron realizadas con la valiosa participación de la colega Cecilia Anigstein.

6 En adelante MTA.

7 Ver Periódico de la CTA Nº 81, octubre de 2011. Disponible en www.agenciacta.org/spip.php?article2938

8 Declaración del Grito de Burzaco, 17 de diciembre de 1991.

9 Ibídem.

10 Horacio Ghilini en prólogo de Ferrer (2005).

11 Constituida por dirigentes muy jóvenes que no podrían, por edad, haber participado activamente del MTA. Sin embargo adhieren a esa experiencia y son leales al moyanismo.

12 La cita es una reconstrucción posterior de comentarios que se hicieron cuando el grabador ya estaba apagado y por ello mantenemos la confidencialidad.

13 Disponible en http://www.constituyentesocial.org.ar/IMG/pdf/100preguntas.pdf

14 No corresponde profundizar aquí pero este diagnóstico es compartido por muchos militantes y dirigentes del kirchnerismo que integraban diversas organizaciones de izquierda juvenil del peronismo.

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Recibido: 02.05.14
Recibido con modificaciones: 12.07.14
Aprobado definitivamente: 22.11.14

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