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Trabajo y sociedad

versión On-line ISSN 1514-6871

Trab. soc.  no.24 Santiago del Estero jun. 2015

 

IMAGENES Y MAGNITUDES SOBRE EL TRABAJO

Dinámica de la generación y calidad del empleo y su distribución por ramas de actividad, en Santiago del Estero-La Banda, 2003-2010 

Dynamic in generation and quality of employment and its distribution by branches of activity, in Santiago del Estero-La Banda, 2003-2010 

Dinâmica da geração e qualidade do emprego e sua distribuição por ramos de actividades, em Santiago del Estero-La Banda, 2003-2010 

 

Ramón A. Díaz*

* Licenciado en Ciencias Económicas, Magister en Estudios Sociales para América Latina - Docente e Investigador en la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE). Profesor de Macro y Microeconomía. Ex profesor de Economía Agraria - Correo: rad@unse.edu.ar

 


RESUMEN

Los cambios de orientación económica que sucedieron a la crisis del 2001-02, generaron importantes consecuencias sobre los niveles de actividad y empleo de las economías de los núcleos urbanos del país que fueron condicionados por diferentes factores estructurales preexistentes, que determinaron los canales de transmisión de la recuperación iniciada en 2003 sobre los aglomerados relevados por la Encuesta Permanente de Hogares.
Los objetivos de este trabajo son: cuantificar la dinámica de evolución del empleo del aglomerado Santiago-La Banda a través del ciclo desde una perspectiva comparativa al resto del país, dimensionar el problema de la calidad del empleo alrededor del eje formalidad/informalidad y considerar la asignación de la ocupación entre las distintas ramas de actividad a durante el período 2003-10.
Los resultados del artículo indican que los logros cuantitativos obtenidos hasta 2008 revelaron ser transitorios y muy sensibles al ciclo económico y que el problema de la calidad de los puestos de trabajo no experimentó progresos remarcables, pese a un cierto retroceso coincidente con el deterioro en magnitud del empleo total, lo que no fue ajeno al rol dominante de las ramas del Comercio y la Construcción en los cambios de la cantidad de ocupados del aglomerado.

Palabras clave: Crecimiento del empleo; Calidad del empleo; Sector informal; Empleo informal

ABSTRACT

The changes of economic orientation that followed the 2001-02 crisis implied impacts on the levels of activity and employment in the urban areas of the country which have been conditioned by preexisting structural factors that determined the transmission channels of the economic expansion initiated in 2003, on each area covered by the Permanent Household Survey (INDEC-EPH).
The objectives of this paper were: to quantify the dynamics of the evolution of employment in the Santiago-La Banda area throughout the cycle from a comparative perspective with regard to the rest of the country; to give dimensions to the problem of employment quality alongside the formality-informality axis; and to consider how the jobs created were distributed among the branches of economic activity throughout the 2003-10 period.
The results that were obtained in the work show that the quantitative achievements until 2008 revealed to be transitory and very sensitive to the phases of the economic cycle, and that the problem of jobs quality was aggravated in spite of a certain diminution coincident with that observed in total employment, all of which was related to the dominant role of the branches of Trade and Construction within the total variation of employment levels in the area studied.

Key Words: Growth in employment; Quality of employment; Informal sector; Informal employment

RESUMO

As mudanças da orientação econômica que aconteceu à crise de 2001-02 , importantes conseqüências geradas sobre os níveis de atividade e emprego das economias das áreas urbanas do país que foram condicionados por diferentes fatores estruturais preexistentes, que determinaram os canais de transmissão da recuperação iniciada em 2003 sobre nos centros pesquisados pelo EPH.
Os objetivos deste trabalho são: quantificar a dinâmica de evolução do emprego do aglomerado Santiago-La Banda através do ciclo a partir de uma perspectiva comparativa ao resto do país, para medir o problema da qualidade do emprego sobre o eixo da formalidade / informalidade e considerar alocação de emprego entre os diferentes ramos de atividade durante o período de 2003-10 .
Os resultados do trabalho indicam que as realizações quantitativas obtidas até 2008 revelaram ser transitoria e muito sensíveis ao ciclo económico e que o problema da qualidade dos postos de trabalho não experimentaram um progresso notável, apesar de ter um determinado retrocesso coincidente com o declínio da magnitude do emprego total, o que não era estranho ao papel dominante dos ramos do Comércio e a Construção nas alterações no número de aglomerado empregado.

Palavras-chave: O crescimento do emprego; Qualidade do emprego; Setor informal; Emprego informal


 

SUMARIO

Introducción. Indicadores generales del mercado laboral urbano en el país. Calidad del empleo. Indicadores del mercado laboral en Santiago-La Banda. Dinámica del empleo en la pos- convertibilidad. Sobre la calidad del empleo en Santiago-La Banda. Estructura de la informalidad del empleo. Otros cambios en la estructura del empleo del aglomerado. Crecimiento del empleo por ramas de actividad. Reflexiones finales. Bibliografía

*****

 

Introducción

La profunda crisis del modelo económico vigente en los 90, significó, a raíz del realineamiento de los precios relativos resultante del abandono de la convertibilidad, de la devaluación del peso y de la mejora de los precios internacionales de los bienes exportables del país, un estímulo a las actividades productoras de bienes comercializables (exportables o en condiciones de competir con importaciones). Este resultado, y su impacto efectivo en el nivel de actividad real y en el empleo de las áreas urbanas, estuvo condicionado por el grado de consolidación previo de una capacidad instalada sectorial apta para responder plena y directamente a los incentivos ligados al mencionado cambio de los precios relativos, requisito inexistente en algunos aglomerados del interior del país, entre ellos el de Santiago del Estero-La Banda, condicionado por una estructura económica preexistente escasamente vinculada con mercados nacionales o externos desde el punto de vista de la colocación de su producción.
Igualmente, era previsible que ciertos rasgos centrales instalados en la década del 90, que en parte reflejaron tendencias observadas en el mundo (la precariedad laboral, el menor peso del empleo industrial, etc.), contaran con el suficiente arraigo en la estructura laboral de estos aglomerados, como para resultar resistentes a las nuevas medidas que, de todos modos, estuvieron dirigidas más que a mejorar la calidad de los empleos, a resolver las urgencias que en el corto plazo indicaban la
imperiosidad de atacar el problema de la creación de empleo desde una perspectiva que puso el acento en la dimensión cuantitativa.
En este trabajo, se procuró inicialmente, identificar las modalidades de ajuste del mercado laboral del aglomerado Santiago-La Banda -mediante el análisis de los movimientos conjuntos de los indicadores generales de empleo a partir de 2003- relacionándolas con las predominantes en la década del 90. Posteriormente, se intentó evaluar cuáles fueron, en la etapa de auge iniciada en 2003, los efectos de las nuevas condiciones económicas en términos tanto del propósito prioritario de la recuperación del empleo, como de sus éxitos o avances de orden superior, referidos a la calidad de la ocupación.
Complementariamente, se indagaron los comportamientos de ciertas relaciones básicas en la búsqueda de posibles evidencias de cambio en algunos rasgos estructurales del mercado de trabajo de Santiago-La Banda, tales como la incidencia del empleo privado, la del empleo asalariado, y la de las diferentes ramas de actividad, aspectos que por cierto no agotan el estudio de las dimensiones que caracterizan estructuralmente al mercado laboral del aglomerado.
La temática propuesta se abordó desde dos perspectivas: a) La que proporcionaron los indicadores generales del mercado laboral y la dinámica ocupacional, que se focalizaron en los cambios operados en la magnitud del empleo con independencia de los atributos de los mismos en cuanto a calidad, en un tratamiento que abarcó el análisis comparativo con el país y con la región; b) La que, desde el concepto de informalidad laboral, posibilitó obtener evidencia empírica sobre la calidad de los puestos de trabajo creados, esto es, sobre la naturaleza de la inserción de la fuerza laboral en la ocupación.

Indicadores del mercado laboral urbano en el país

Los indicadores generales adoptados fueron: la tasa de actividad, referida a la oferta laboral; la tasa de empleo, a modo de indicador que se vincula con la demanda de trabajo; la tasa de desocupación, en la cual repercuten las fluctuaciones de las dos primeras y la amplitud de la brecha entre ambas.
Hacia mediados de la década del 90, caracterizada por la reestructuración económica que desde 1991 tuvo como telón de fondo la vigencia del plan de convertibilidad, surgió un primer tropiezo con la crisis de pagos mexicana y su difusión sobre las llamadas "economías emergentes"; la tasa de desempleo de la economía nacional alcanzó entonces un escalón superior, situándose en un 17,0% en 1995 permaneciendo después en los dos dígitos pese a la recuperación 1996-98. Un juicio general sobre todo el decenio atribuye el desempleo creciente en lo esencial a la rigidez de la tasa de empleo, ante una tasa de actividad ascendente (subió del 40 al 46% en el decenio), resultado adjudicado fundamentalmente a la decidida incorporación de la mujer al mercado de trabajo. La tasa de desempleo experimentó durante la crisis 2001-02 un nuevo impulso ascendente, registrando su récord histórico (24,0%) como consecuencia de que el nivel de ocupación total sufrió una caída drástica (del 10,0% en menos de un año). La recuperación económica, iniciada entre mediados y finales de 2002, coincidió con cambios metodológicos radicales en la EPH que dificultan la comparación histórica con la serie anterior1. En ese sentido, se advierte que tanto la tasa de actividad como la de empleo experimentaron con la nueva metodología (relevamiento continuo) un "salto" ascendente discreto que en una parte desconocida pero sin duda importante, se originó en la sustitución procedimientos de la EPH.
La devaluación del peso de 2002, los nuevos precios relativos, el desahogo de la situación fiscal, y las políticas laborales activas, determinaron que el empleo total neto de planes retomara rápidamente posiciones previas a la crisis, y ya hacia el 1º trimestre de 2004 su nivel era similar al máximo anterior, vigente a octubre de 1999 (Beccaria, Luis, Groisman, Fernando y Maurizio, Roxana, 2009; p:32-33). Facilitó este comportamiento la existencia de capacidad productiva ociosa, lo que permitió que el elevado crecimiento anual del PBI fuera acompañado por una alta absorción de trabajadores. En el 4º trimestre de 2006 ya la tasa de desempleo del país había perforado el piso de los dos dígitos (8,7%).
En este año se cerró el período más expansivo del empleo2, en el contexto creado por las nuevas orientaciones de la política económica y por las favorables condiciones de los mercados mundiales.

Calidad del empleo

Esta dimensión se aborda diferenciando los puestos de trabajo pertenecientes al polo o sector formal del aglomerado, de los que integran el sector informal urbano (SIU).
La distinción entre los sectores formal e informal, desarrollada conceptual y empíricamente desde los años 70, contempla a la informalidad laboral desde dos enfoques (Gasparini, Leonardo, 2000; p.: 163 a 165); (Beccaria, Luis y Groisman, Fernando, 2009; p.: 96 a 100):
■ El original de la OIT, que define al trabajo informal como el que tiene lugar en el ámbito de unidades o empresas de baja productividad (son consideradas como tales las que emplean hasta 5 trabajadores) y, en principio, de bajas remuneraciones, en las que predomina una lógica de subsistencia más que una de acumulación y operan con escasa incorporación de tecnología y capital, en mercados muy concurridos de fácil acceso o entrada.
■ Para el otro enfoque, es informal el trabajo que se desarrolla trasgrediendo normas establecidas, incluso cayendo en la clandestinidad (la llamada "economía subterránea"), lo que se debe a la los sobrecostos y cargas burocráticas impuestas a su constitución y/u operación. Los trabajadores informales, en su mayoría, carecen de la protección de la seguridad social (trabajadores precarios) por el incumplimiento patronal de los respectivos aportes.
Empíricamente se entrecruzan ambas perspectivas, lo que permite distinguir entre: sectores formal e informal, por un lado, y, por otra parte, empleo formal e informal, dada la presencia de la informalidad también en el ámbito de las empresas formales (e incluso al del empleo estatal) (Beccaria,L. y Groisman, F., op.cit.; p.:101 a 103)3.
Al sector informal se le asigna, como rasgo negativo, la heterogeneidad o fragmentación que introduce en el mercado de trabajo, fuente de inequidades, ya que su exigua productividad lo liga a situaciones de bajas remuneraciones y de pobreza. Del lado positivo, se estima que su presencia otorga mayor flexibilidad al mercado laboral, al tratarse de una suerte de sector refugio, alternativa al desempleo abierto o a la inactividad, lo cual le confiere un rol anticíclico que pudo observarse con claridad durante, por ejemplo, la década del 80 (Gasparini, Leonardo, op.cit.; p: 169).
En las mediciones de mayor cobertura geográfica se ha calculado que durante los 90, en la Argentina, la participación del sector informal urbano permaneció relativamente constante en relación al total de la ocupación urbana, lo que, teniendo en cuenta los problemas de empleo emergentes en la década, sugeriría que el SIU no habría actuado como contrapeso a la expansión del desempleo, debido en parte a que la apertura a las importaciones del período pudieron afectar incluso a establecimientos informales tales como talleres mecánicos, pequeños establecimientos comerciales, etc. (Beccaria, Luis y Groisman, Fernando, op.cit.; p:109 )4.
En cuanto a lo acontecido durante el lapso 2003-06, de fuerte expansión de la ocupación, distintos trabajos sobre la evolución de la calidad del empleo en el país (en el marco de estudios sobre la heterogeneidad laboral y social) concluyeron que en este aspecto no se habrían registrado mejoras significativas (Salvia, A., et.al., 2006; p:10); así, hacia 2006, el SIU conservaba su participación sobre
el total del empleo en torno del 45% (Salvia, A., et.al., 2007, p:5). La mera performance vigorosamente expansiva del empleo no había sido suficiente para resolver el problema de la generación de puestos de trabajo de calidad. Su persistencia se trataría entonces de una cuestión de naturaleza estructural que sólo pudo ser resuelta por un cambio drástico en la matriz productiva del país y en su modelo o lógica de acumulación5.

Indicadores del mercado laboral en Santiago-La Banda

Durante la década del 90, la evolución de la tasa de actividad y de la tasa de empleo en Santiago-La Banda exhibió como rasgo saliente el bajo nivel relativo de ambas en comparación con las del resto de aglomerados. Considerando los promedios del decenio, la tasa de actividad estuvo más distanciada del promedio nacional (superior en 7,6 puntos porcentuales) que la tasa de empleo (distancia a favor de la media nacional de 5,0 puntos porcentuales).
Durante la década, el episodio más saliente estuvo dado por la suba abrupta del desempleo como efecto de la crisis mejicana que en el aglomerado Santiago-La Banda recién en 1996 alcanzó su punto culminante. Se configuró por entonces el peor escenario laboral posible: caída de la tasa de empleo (del 32,5 al 28,3%), con destrucción de puestos de trabajo, cuyo impacto sobre la tasa de desempleo (que "sólo" ascendió hasta el 12,5%) fue atenuado por el simultáneo retiro de trabajadores (tasa de actividad que dsiminuyó desde el 34,2 al 32,3 %).
Si se extiende el análisis hasta el abandono definitivo del modelo de convertibilidad, esto es, hasta 2002, se advierte que el repunte experimentado por la tasa de empleo, no compensó el incremento de la tasa de actividad, cuyo valor retomó el máximo relativo de comienzos de la década del 90, impulsado fundamentalmente por un fuerte incremento en la participación de las mujeres en el mercado laboral (entre 1998 y 2002 la tasa de actividad masculina se mantuvo constante, en tanto que la femenina se elevó del 21,8 al 28,3%). Consecuentemente, la tasa de desempleo se ubicó en el 10,1 % en 2002.
Los nuevos criterios metodológicos incorporados a la EPH no permitieron comparar los datos anteriores con los obtenidos a partir del 2º semestre de 2003 que, por esa razón, se tomaron como un nuevo punto de partida de la serie; a esta altura, estaba en curso la recuperación económica del país tras el derrumbe de las políticas basadas en la convertibilidad y los disturbios políticos y sociales que acompañaron en los años 2001/02 al profundo deterioro de la situación económica general.
De la lectura del Cuadro 1 se desprende que en Santiago-La Banda, la tasa de actividad se ubicó en alrededor del 40,0% entre 2003 -08, en tanto que la tasa de empleo insinuaba, con altibajos, una dirección ascendente más marcada (entre el 35,0 y el 38,0%).

Cuadro 1 Indicadores Mercado Laboral Santiago-La Banda, Región NOA, Total de Aglomerados Interior y País (en %) (2003-09)

Fuente: EPH, INDEC, Informes de Prensa. Hasta 2006 los datos corresponden al segundo semestre; para 2007 las tasas de Sgo.La Banda y del NOA son los promedios del 3º y 4º trimestre en tanto que la del total de aglomerados del país y del interior son las del 4º trimestre; de 2008 en adelante se adoptó para todos los valores del cuadro la tasa promedio del 3º y 4º trimestre

Como lógica consecuencia, se produjo un acentuado descenso de la tasa de desempleo, que se redujo desde el 12,7% en el 2º semestre de 2003, al 5,0% en el 3º trimestre de 2008; la mayor parte (casi el 80,0%) del retroceso de esta tasa tuvo lugar entre 2003-05, y fue consecuencia fundamentalmente de la expansión de la tasa de empleo en el mencionado lapso.
Hacia el año 2009 los indicadores acusaron un deterioro absoluto y relativo de las condiciones del mercado laboral del aglomerado, ya que registraron una contracción de la tasa de empleo que inclusive implicó la destrucción de puestos de trabajo; dicho comportamiento adverso resultó parcialmente neutralizado en sus efectos sobre el desempleo abierto por una menor participación económica de la población, replicando un comportamiento característico de la década del 90. En el año siguiente, persistió la situación de virtual estancamiento de la ocupación y la economía del aglomerado no permitieron recuperar la tasa de empleo del año 20086
Del análisis precedente, se desprende a modo una promisoria hipótesis que se centra en la reacción diferenciada de los indicadores del aglomerado durante tres episodios de crisis o de abrupto
freno al crecimiento: 1995-96, 2001-02 y 2008-09. Sin duda, la más pronunciada fue la segunda de ellas, ya que afectó medularmente las reglas de funcionamiento de la economía. Los tres episodios arrojaron como resultado el aumento de la tasa de desocupación, pero mientras que en los de 1995-96 y en 2008-09 ésta fue consecuencia de una fuerte caída del empleo compensada sólo parcialmente por el retiro de trabajadores del mercado, en la crisis de 2001-02, cuando se comprometieron los pilares de la organización económica, política y social, el crecimiento de la tasa se explicó más bien por una importante incorporación de la mujer al mercado laboral, probablemente para compensar caídas de ingreso del hogar. Estos comportamientos disímiles justificarían sin duda un análisis más exhaustivo sobre las características del ajuste del mercado laboral del aglomerado ante situaciones críticas de diferente profundidad, objetivo que excede los alcances de este artículo.

Dinámica del empleo en la posconvertibilidad

El Cuadro 2, permite inferir que, desde la profundidad de la crisis de 2001-02, la dinámica de generación de empleo en el aglomerado Santiago-La Banda fue particularmente vigorosa entre 2003-06, alcanzando una tasa anual del 3,5% (obsérvese, que se parte de un nivel de empleo deprimido); el ritmo de crecimiento del empleo se redujo en el bienio siguiente en el cual la tasa de expansión cayó al 2,5%, pero esta desaceleración fue menor que la del conjunto de aglomerados del interior y que la del promedio de los aglomerados del país incluidos en la EPH, en los que la tasa de expansión del empleo se redujo al 1,6%7.

Cuadro 2 Tasas anuales de crecimiento del empleo total (*) 2003-10(%)

Fuente: Elaboración propia en base a Informes de prensa EPH (INDEC). Entre 2003-06 los datos son los del 2º semestre; desde 2008al 2010 se promedia la información del 3º y 4º trimestre
(*) Entre paréntesis figuran las tasas calculadas sustrayendo a la ocupación total, el servicio doméstico, los trabajadores sin salario y los planes sociales.

Ante un clima económico general, que ya desde 2007 mostraba signos preocupantes en materia de inflación, cuentas públicas y fuga de capitales, la marcha ascendente de la economía nacional resultó adicionalmente frenada en 2008-09 por la crisis internacional y, en consecuencia, el ritmo de crecimiento del nivel de actividad exhibió señales de debilitamiento. La situación del mercado laboral empeoró hacia el año 2009 y este deterioro fue más significativo en el aglomerado Santiago-La Banda, donde se advirtió destrucción neta de puestos entre el 3º trimestre de 2008 y el 3º trimestre de 2009, lo que determinó una contracción que el empleo total de un 3,2%. En 2009-10, el ritmo de crecimiento de la ocupación se retrasó comparativamente en dicho aglomerado, con lo cual, medida la tasa promedio entre 2003-10 el resultado neto, aunque expansivo, le fue relativamente desfavorable.
Estas tasas, sin embargo, comprenden formas de ocupación en las cuales los servicios del trabajo no son demandados por unidades con finalidades estrictamente productivas (empresas). Tal es el caso del servicio doméstico, que puede ser considerado como gasto de las familias en un servicio final antes que como demanda de un insumo productivo. Están, además, los trabajadores que no perciben salario, cuya exclusión de las reglas del mercado es obvia y, por último, también se incluyen en el agregado a los planes de empleo otorgados por el gobierno como paliativo a la crisis de 2001-02, que en años siguientes experimentaron una progresiva reducción. Si se depuran las cifras totales de estas formas de ocupación8 se percibe que en el apogeo del período posconvertibilidad, entre 2003-06, se potenció la fuerza expansiva del empleo neto o ajustado (que creció a tasas significativamente mayores que la ocupación total) al tiempo que pudo notarse una supremacía más clara del crecimiento del empleo en el aglomerado Santiago-La Banda respecto al del total del país. Las diferenciales entre las tasas calculadas (con la ocupación total y con la ocupación ajustada), reflejaron en buena medida la absorción de los planes de empleo; el realineamiento relativo se profundizó entre 2006-08 pero al incorporarse los años 2009/10, se atenuó considerablemente, por lo cual, para todo el período 2003-10 las tasas de expansión resultaron cuantitativamente similares para los diferentes agrupamientos considerados.

Sobre la calidad del empleo en Santiago-La Banda

En estudios que comprenden al conjunto de aglomerados urbanos del país, el de Santiago-La Banda se ubica entre los que presentan mayores niveles de informalidad en el empleo, ya sea cuantificado con criterios convencionales (OIT) (Gasparini, Leonardo,2000; p:169 ), o mediante otros métodos (Bergesio, Liliana y Golovanevsky, Laura, 2009; p: 15-17). Cronológicamente, estas mediciones fueron realizadas, respectivamente, en los finales de la década del 90 y hacia mediados de la primera década del siglo actual.

TABLA I: COMPOSICIÓN DEL SECTOR INFORMAL Y DEL EMPLEO INFORMAL SEGÚN PRINCIPALES CATEGORÍAS OCUPACIONALES


Fuente: Reproducido de Beccaria, Luis y Goisman, Fernando, op. cit. p::. 101-102. ESI: Empleo sector informal; EI: empleo informal

De acuerdo con lo oportunamente expuesto, para el abordaje empírico de este trabajo se procedió a segmentar al empleo total en categorías vinculadas con el eje formalidad /informalidad, de modo que en cada caso se pudiera distinguir entre "ocupación en el SIU" y "empleo informal". Para ello se utilizó la tabla siguiente, en base a la cual se confeccionó el cuadro 3 con los datos del aglomerado Santiago-La Banda.

Cuadro 3 Incidencia de la Ocupación del Sector Informal Urbano y del Empleo Informal en Santiago del Estero-La Banda, 2003-2010 (en %)

Fuente: Elaboración propia a partir de las bases de la EPH (INDEC). Los datos de 2003/06 corresponden al segundo semestre. Para los años siguientes, se promedia la información del 3º y 4º trimestre.

Medido según el criterio de la OIT, en la fase expansiva del empleo iniciada en 2003, el SIU (excluyendo del mismo los planes de empleo), tras una contracción en la etapa de mayor auge de la creación de empleo (2003-06), incrementó su incidencia durante la desaceleración 2006-08, permaneciendo luego, hasta 2010, en torno de los valores de comienzos del período.
Las cifras resultan más contundentes cuando se mide el "empleo informal". En efecto, su peso sobre la ocupación total, aumentó de manera persistente hasta 2008, ubicándose en un elevado porcentaje (58,6%) que sólo disminuyó levemente en 2010 (57,4%). Este coeficiente, pues, indica un deterioro en la calidad del empleo creado; sin embargo, al incorporar a los planes de empleo (última columna del cuadro 3), que claramente forman parte de la precariedad ocupacional, se observa un apreciable retroceso de la incidencia relativa de la informalidad (7 puntos porcentuales), lo que refleja la absorción de los beneficiarios de dichos planes por parte del resto de segmentos de la informales9. Pero, independientemente de la evolución de este valor y de su eventual reversibilidad ante un entorno económico general menos propicio, un porcentaje de precariedad de alrededor de un 60,%10 (se excluye el anormal valor inicial) es una evidencia incuestionable de la vulnerabilidad o endeblez de la estructura ocupacional del aglomerado, y hace visible la rigidez y la significación del problema de la calidad del empleo, que al igual que en el país, permanece irresuelto pese a las importantes tasas de generación de puestos de trabajo del período.

Estructura de la informalidad del empleo

Con los datos que figuran en el cuadro 4 se analiza la evolución de la estructura de la ocupación informal (incluyendo planes) a lo largo del período considerado, atendiendo al origen de su generación, es decir, ya fuere por ampliación de la informalidad en los segmentos pertenecientes al SIU o, alternativamente, debido a su expansión de dentro de las unidades formales.

Cuadro 4 Estructura del empleo informal según sectores y segmentos, 2003-2010 Santiago del Estero-La Banda (en %) (*)

Fuente: Elaboración propia a partir de bases de la EPH (INDEC)
(*) - Los sectores y segmentos se definen según Beccaria, L. Y Groisman, F. (op. cit). Los planes de empleo se consideran dentro de la ocupación o empleo informal)

Entre 2003-06 los cambios en el empleo informal se originaron básicamente en el sector formal, privado y público11. La incidencia de la fracción asalariada del propio sector informal se mantuvo prácticamente constante, la de servicio doméstico se redujo en grado significativo, y comenzó la supresión de los planes de empleo, proceso que se prolongó en los años posteriores.
En el bienio 2006-08, el sector formal público continuó proveyendo informalidad en magnitud importante, aunque el privado dejó de hacerlo, en tanto que fueron los segmentos de los asalariados y no asalariados informales los que se expandieron y, junto con servicio doméstico, se movieron inversamente a los planes de empleo, a cuyos beneficiarios posiblemente contribuyeron a asimilar, en función de los itinerarios y perfiles laborales esperables en los trabajadores incorporados a esos empleos de emergencia.
Durante la fase de caída y estancamiento de la ocupación de 2009-10, el empleo informal total se contrajo en alrededor de 8000 trabajadores, cifra superior a la reducción del empleo total (en torno de los 4600 ocupados), lo que supuso una recuperación del empleo formal registrado que debe valorarse positivamente. El empleo informal inserto entre los asalariados de empresas formales se redujo (sosteniéndose de todas maneras en un piso claramente superior al de 2003); otro tanto ocurrió con los segmentos de trabajadores no asalariados informales y con los planes de empleo. A su vez, los asalariados informales no registrados, continuaron su expansión a ritmo sostenido. Una hipótesis
verosímil sobre la dirección de los flujos entre estas categorías12, postularía que junto con una mayor registración dentro de las empresas formales, el crecimiento de los asalariados no registrados del SIU habría contenido dentro de los trabajadores expulsados de los puestos de trabajo más sensibles a la crisis, pero en una medida insuficiente para evitar que el resto quedara sumido en la desocupación o inactividad.
En síntesis, se puede afirmar que el crecimiento del empleo informal se concentró en los segmentos formales hasta 2006, pero ya hacia 2008 varió la orientación y fueron los segmentos informales los que lideraron la expansión neta de la informalidad y la absorción de los planes de empleo eliminados. Estos cambios coincidieron con fases de expansión del empleo total; posteriormente, al contraerse y luego estancarse la ocupación, el peso de la reducción de la informalidad recayó en el empleo informal no asalariado, en el segmento de los asalariados formales no registrados, y en los planes de empleo. El crecimiento de los puestos formales del sector privado, por su parte, atenuó los efectos de la reducción del empleo informal en la ocupación total.
Las cifras expuestas ponen en evidencia que la reversión hacia el final del período, del proceso de"informalización de la formalidad" iniciado en 2003, no significó un retorno a la situación de comienzos del período y, junto con la mayor incidencia de la informalidad gestada en el propio SIU, habrían obrado como contrapartida de la significativa eliminación de los planes de empleo otorgados en el principal mercado laboral urbano de la provincia.

Otros cambios en la estructura del empleo del aglomerado

Las cifras transcriptas en el Cuadro 6 permiten indagar sobre otras transformaciones eventuales de la estructura ocupacional de Santiago-La Banda durante el período iniciado en 2003.

Cuadro 6 Evolución de otros indicadores de estructura del empleo en el aglomerado Santiago del Estero-La Banda, 2003-10 (%)*

Fuente: Elaboración propia a partir de bases EPH continua (INDEC).
Nota: En cursivas, indicadores de precariedad. En los conceptos netos, están excluidos: servicio doméstico, beneficiarios de planes de empleo y trabajadores sin salario, según corresponda.
(*)- OT= Ocupación total; ON= Ocupación neta; EPRIN= Empleo privado neto; AN= Asalariados netos; APRIN = Asalariados privados netos.

En tal sentido, puede evaluarse positivamente la mayor importancia adquirida por el empleo privado, en tanto supondría el debilitamiento de las tradicionales prácticas clientelares de los gobiernos y, en principio, un desplazamiento de la fuerza laboral hacia áreas de actividad de mayor productividad. En efecto, entre extremos, el peso del empleo privado neto sobre la ocupación total, creció casi sistemáticamente desde alrededor del 60,0% a valores próximos al 66,0%. Sin embargo, al considerar a las cifras de la "ocupación neta", desaparece la influencia distorsiva de los planes de empleo en el coeficiente, y el mejor posicionamiento del sector privado en cuanto a la creación de empleo resultó ligeramente revertido (descenso del 75,4% al 73,3 % entre los mismos extremos).
A su vez, el empleo asalariado neto robusteció su importancia como proporción del empleo, un cambio plausible en tanto implicara cierta modernización de la estructura ocupacional (por las connotaciones asociadas a estructuras económicas atrasadas atribuidas al trabajo cuenta propia)13; su participación subió del 65,0% al 74,0%. Por su parte, dentro del empleo asalariado, el sector privado mantuvo más o menos constante su participación porcentual sobre el total de asalariados, que osciló en torno de un 62,0 / 63,0 %; ello impidió que se afianzara en esta dominante categoría ocupacional, la orientación a la privatización calculada a nivel del empleo global.



Crecimiento del empleo por ramas de actividad

Pese a la virtual inexistencia de actividades económicas urbanas orientadas al mercado externo que pudieran haberse favorecido directamente con la devaluación del peso, el mercado laboral del aglomerado se benefició con el dinamismo alcanzado por otras actividades impulsadas por factores que, configurados por el nuevo escenario planteado, sustentaron la expansión del producto y el empleo, ya fuera estimuladas por el crecimiento del gasto público o, dada la pérdida de rentabilidad de las colocaciones financieras o en divisas, por la reorientación de estos fondos hacia las inversiones en vivienda privada o en dirección a la adquisición de bienes de consumo durable. Así, Comercio y Construcción (la residencial y la parte de inversión pública provincial y nacional localizada en el aglomerado) fueron las ramas más favorecidas por este marco expansivo. La creación de empleo de ambas fue prácticamente igual a la generación de empleo total y, en conjunto, representaron el 80,0% del aumento bruto (sumatoria de todas las ramas que expandieron su ocupación) que se obtuvo comparando los extremos del período (aproximadamente 15.000 puestos de trabajo); además presentaron la particularidad de haber crecido con bastante continuidad, aunque a ritmos y en momentos diferentes14.
Respecto de otras ramas con alguna significación en la economía urbana, Transporte y Comunicaciones registró un nivel de empleo prácticamente estable en el período y en la Industria Manufacturera se registró un auspicioso incremento de ocupación (25% desde el piso al que había descendido en 2008). A su vez, el empleo en Intermediarios Financieros y Servicios a las Empresas, cuya evolución se asocia a una modernización de los servicios, después de un elevado crecimiento hasta 2008, se revirtió abruptamente hacia 2009-10 y posicionó a la rama en un nivel de empleo inferior al de 2003. De manera similar, la cantidad de ocupados en Administración Pública y Otros Servicios15, aumentó rápidamente hasta 2006 para luego achicarse en los años siguientes hasta ubicarse en una magnitud inferior a la del año inicial del período. El comportamiento de este heterogéneo agrupamiento estuvo dominado por los cambios observados en el nivel de empleo asalariado de origen oficial, esto es que claramente reflejó las decisiones públicas en materia ocupacional. En tanto, su componente privado permaneció prácticamente estable.
Del cuadro 7 surge asimismo que en el tramo 2003-06 las ramas que lideraron el gran ritmo con el que creció la ocupación fueron Construcción y Administración Pública y Otros Servicios (contribuyeron con un 78,6 % de la creación bruta de empleo), mientras que entre 2006-08 se destaca la importancia de Comercio y Reparaciones, cuya fortísima expansión fue excluyente (46,0% del incremento bruto y 82,0% del crecimiento del empleo neto); en ese lapso, otra rama que se expandió hasta un pico transitorio, fue Intermediaros Financieros y Servicios a las Empresas, mientras que se inició el descenso en la participación de Administración Pública y Otros Servicios.

Cuadro 7 Incidencia de ramas de actividad sobre creación de empleo Santiago-La Banda (2003-2010)

Fuente: Elaboración propia en base a EPH (INDEC).
(*)- Por "creación bruta" se entiende la su de todos los aumentos de las ramas que incrementaron empleo; la "creación neta" sustrae a la creación bruta, la destrucción de puestos de trabajo de las ramas que disminuyeron su ocupación.
(**) Comprende las ramas de actividades extractivas y Electricidad, Gas y Agua

Por último, entre 2008-10, las ramas que más acusaron la destrucción de empleos resultaron Intermediarios Financieros y Servicios a las Empresas, y Administración Pública y Otros Servicios (70,0% de la pérdida bruta y un 168,0% de la neta); también perdieron puestos, aunque en menor grado, Servicio Doméstico y Restaurantes y Hoteles. Sólo la performance compensatoria de Comercio, Construcción e Industria Manufacturera impidieron una contracción más profunda del empleo global.

Reflexiones finales

Una evaluación del impacto de los cambios de orientación económica que sucedieron a la crisis de la convertibilidad en el aglomerado Santiago-La Banda, ofrece aristas contrastantes.
Cuantitativamente la evolución del nivel de empleo en el aglomerado fue muy importante hasta 2006 e inclusive, pese a alguna desaceleración, ese impulso llegó hasta 2008, año en el cual se observa
un récord de la tasa de empleo. En dicho período, también es destacable la absorción que los distintos segmentos ocupacionales realizaron de trabajadores que durante la situación de emergencia de la crisis se beneficiaron con planes de empleo, reasignándolos hacia puestos de trabajo algo más protegidos, aun cuando no fueran de satisfactoria productividad.
Se trató pues de un crecimiento poco consistente, con una expansión ocupacional que no se repartió en el tiempo, sino que se concentró fuertemente en dos años específicos: 2005 y 2008; no obstante, el posterior retroceso de 2009 no implicó un retorno al punto de partida.
Por otra parte, paralelamente a estas discontinuidades en el crecimiento del empleo, se atenuaron los niveles elevados de precariedad, aunque a costa de desplazar trabajadores con inserción ocupacional extremadamente precaria, hacia la desocupación o inactividad.
Se puede decir, en suma, que en el mercado laboral de Santiago-La Banda no terminaron de consolidarse los progresos cuantitativos la mejor posición relativa insinuada hasta 2008, desvanecidos en gran medida ante el primer episodio de interrupción en el crecimiento del nivel de actividad.
Otros cambios que pueden interpretarse como indicios positivos fueron, las tendencias hacia un mayor peso relativo del sector privado en la generación total de empleo16, así como el crecimiento de la participación del trabajo asalariado, aunque deban relativizarse estas evidencias, ya que el signo de la evolución de los indicadores resultó extremadamente dependiente de la inclusión o exclusión de las diferentes categorías que se utilizaron para construirlos. Asimismo, como síntoma preocupante, puede señalarse el avance observado de la precariedad sobre segmentos integrados por unidades formales o cuasiformales que se revirtió parcialmente recién al final del período.
En cuanto a las ramas de actividad, las que se erigieron sostenidamente como generadoras de empleo fueron Construcción y Comercio, cuyas respectivas performances no sólo gravitaron durante la etapa más expansiva del empleo global, sino que evitaron luego un deterioro más profundo en la etapa de contracción de la ocupación. Otras ramas, en cambio, cumplieron un rol expansivo muy efímero que cambió abruptamente de signo con el freno al crecimiento de 2009. Tales fueron Intermediarios Financieros y Servicios a las Empresas, entre los servicios modernos, y Restaurantes y Hoteles; todas ellas contribuyeron con alguna significación al apogeo de la creación de empleo, para luego sufrir un severo achicamiento.
Desde una perspectiva más amplia, puede concluirse que pretender que en un período de vigencia continuada de un conjunto de reglas económicas confinado en el corto o mediano plazo, se evidencie una significativa resolución de los problemas estructurales que afectan al empleo del país, algunos de larga data y fuertemente anclados en la estructura de la economía argentina y, además, intentar moverse en sentido contrario a lo que marcan las tendencias mundiales, resulta, cuanto menos, demasiado ambicioso, aún en el caso en que dicho conjunto de reglas fueran efectivas y conducentes para tal finalidad. Si esta afirmación puede formularse en relación a la economía nacional, sería particularmente pertinente para el mercado de trabajo de Santiago-La Banda, basado en una demanda laboral vinculada directa o indirectamente a decisiones del sector público, con una estructura económica cuyas ramas productoras de bienes o de servicios están orientadas a satisfacer un mercado de reducida escala, con la preeminencia de una actividad tan dependiente e inestable como la construcción, y con niveles de actividad fuertemente vinculados a la expansión del gasto público.
Avanzar hacia el fortalecimiento de algunas orientaciones favorables insinuadas en lo cuantitativo que le aproximen al resto de los aglomerados (retornando, por ejemplo, a los indicadores de 2008 como mínimo)17 es, en cambio, una meta que parece más razonable y accesible.
A su vez, el análisis que precede sugiere una dinámica más promisoria de la cantidad de empleo, que la referida a su calidad, según la cual la precariedad de los planes de empleo se compensó con la creación de puestos desprotegidos o informales en el sector privado o sin un grado de formalidad plena en el público.
Queda, en consecuencia, configurado un mercado laboral sometido a los vaivenes que en materia económica y política afectan a las fuentes de valor que alimentan el dinamismo de la demanda de
trabajo, de permanencia incierta y fuertemente discrecional. Los resultados negativos del retroceso experimentado durante 2009, pueden ser vistos como una alarma o señal de preocupación adicional que no debe desviar los esfuerzos y cursos de acción públicos y privados de un horizonte de largo plazo tan arduo como ambicioso: la creación y afianzamiento gradual de una base económica privada con mayores márgenes de autonomía, con proyección a mercados ampliados, más diversificada y flexible, menos vulnerable a las fluctuaciones de la demanda agregada financiada directa o indirectamente con fondos públicos, de contenido fuertemente discrecional. El desafío consiste en proyectarse paulatina pero sistemáticamente en esa dirección para mejorar de manera sustentable y duradera una más elevada calidad y cantidad de empleo

Notas

1 Un intento de comparación de distintas variables del mercado laboral del país, es el proporcionado por Agustín Salvia et. al. (2008; p:152), donde se realiza un empalme estadístico para distintas variables del mercado laboral entre el dato de la EPH puntual de la onda de mayo de 2003 y el del primer semestre de dicho año.

2 Para definir el período más expansivo de la ocupación agregada a partir de 2003, distintos autores efectúan diferentes cortes. En Beccaria,L.Groisman, F. y Maurizio (op.cit.), p.ej., se lo hace llegar, con ritmo decreciente, hasta mediados de 2007. Otros autores, sin embargo, efectúan un corte anterior, en 2004, que es efectivamente la etapa de más elevada elasticidad empleo del producto y de más alta tasa de crecimiento anual de la ocupación (Lavopa, Alejandro, 2008; p:183).

3 En consecuencia éste será el criterio empírico que se adoptará más adelante para la segmentación del mercado laboral de Santiago-La Banda.

4 Esta caracterización del rol del SIU durante los 90 en cuanto a si actuó o no como sector refugio es diferente entre los autores citados y el trabajo de Gasparini (op.cit.p:167,169); en este sentido, son evidentes algunas diferencias en los criterios de medición adoptados. Este último trabajo, por ejemplo, sólo considera a los asalariados y el crecimiento de la informalidad en la década del 90, y se refiere particularmente al Gran Buenos Aires.

5 Una indagación específica sobre esta cuestión es la que realiza Lavopa, Alejandro (op. cit.).

6 Dicho escenario, se acentuó hasta el tercer trimestre de 2010, con una nueva caída de la tasa de actividad y de empleo (bajan al 37,6% y al 35,4%, respectivamente); la población ocupada se ubicó en torno de los 132.000 trabajadores, por debajo de los 137.000 de 2008.

7 Esta división en subperíodos se corresponde de manera aproximada con la que se aplica en la bibliografía que se ocupa de la evolución del ritmo de creación de empleo a nivel nacional, que en este punto es ligeramente divergente. Debe señalarse que en el aglomerado Santiago-La Banda, tanto la tasa de 2003-06 como la de 2006-08, estuvieron fuertemente influenciadas por la tasa correspondiente a sólo "un" año de cada subperíodo. La del primero, por la exorbitante y llamativa tasa de crecimiento de la ocupación entre 2004-05 (7,8%), y la del segundo por la tasa del 3,9% de 2007-08, igualmente atípica; en el resto de los años, el empleo crece a valores porcentuales más moderados (entre el 0,7 y el 2,2%).

8 Por cierto que en este punto se elude la discusión de considerar o no "empleo genuino" a la sobreocupación del sector público, segmento que, aun protegiendo al trabajador en materia de seguridad social, estabilidad, etc. tiene por límite la restricción presupuestaria antes que la productividad del trabajador. Dicha restricción ganó en laxitud en este período y dio origen a la incorporación de personal transitorio bajo la modalidad de los denominados contratos de locación de servicios a los que la EPH subestima, pero que desde el criterio de la transitoriedad de su vínculo laboral ocuparía puestos inestables y en determinada fracción, autoprotegidos (pago de monotributo).

9 La trayectoria que se infiere en los estudios de panel realizados sobre todos los aglomerados del país, sugiere que el tránsito desde las posiciones más informales (planes de empleo, en este caso), se orientó hacia otros destinos informales, excepto la situación comentada en la nota al pie anterior, es decir que los planes se hayan subsumido en el empleo público básicamente bajo la forma de los contratos de locación de servicio. La absorción resultó clara hasta 2008. Se podría especular que una parte de los mismos podría haberse derivado en 2009-10 hacia el desempleo o la inactividad.

10 Que por las razones expuestas puede ser considerada una estimación de mínima del empleo informal.

11 Los asalariados formales no registrados del sector privado aumentaron casi al doble en cifras absolutas; los del sector público lo hacen en mayor proporción partiendo de un valor insignificante.

12 Una mayor precisión sobre este punto requeriría un análisis dinámico de panel, sin recurrir al cual sólo pueden efectuarse hipótesis de aproximación

13 Esta afirmación, está limitada por las formas precarias de trabajo asalariado internalizadas y disimuladas dentro del sector público.

14 Las excepciones serían: para la volátil rama de la construcción, la caída del 11,0% en 2006-08, y el estancamiento de la ocupación comercial en 2009-10.

15 De esta manera se denominará en el texto a la rama que incluye según la Clasificación homologada por la
Disposición INDEC Nº 024/91: Administración Pública y Defensa; Planes de Seguridad Social de Afiliación
Obligatoria, Enseñanza, Servicios Sociales y de Salud y Otras Actividades de Servicios Comunitarios, Sociales y
Personales, Se excluye Servicio Doméstico.

16 Válido sólo cuando se consideran incluidos los planes de empleo.

17 Debe hacerse la salvedad que algunos destacados analistas del mercado laboral del país no encuentran una explicación razonable a la notable performance del empleo durante el año 2008 (Lindenboim, Javier, 2010; p: 29-30)

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Recibido: 14.06.14
Revisión editorial: 23.08.14
Aprobado: 23.11.14

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