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Trabajo y sociedad

versión On-line ISSN 1514-6871

Trab. soc.  no.25 Santiago del Estero dic. 2015

 

MIGRACIONES: SUBJETIVIDAD Y EXPERIENCIAS

Las redes sociales y la participación en el mercado de trabajo. El caso de los inmigrantes argentinos en España (1976‐2006)1

Social networks and participation in the labor market: the case of Argentinean immigrants in Spain (1976-2006)

Redes sociais e participação no mercado de trabalho: o caso dos imigrantes argentinos em Espanha (1976-2006)

 

Fernando Osvaldo Esteban*

* Instituto Gino Germani, Universidad de Buenos Aires, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (IGG-UBA-CONICET) Correo: fernandosvaldoesteban@gmail.com

 


RESUMEN

El objetivo del artículo es estudiar la inserción laboral de los inmigrantes argentinos en España a partir del análisis de las redes sociales de los inmigrantes. El artículo presenta un estudio de caso realizado en la ciudad de Madrid mediante una perspectiva de investigación cualitativa. Ésta se concretó a través de entrevistas semiestructuradas a inmigrantes económicos y exexiliados políticos arribados entre 1976 y 2004. Los principales resultados apuntan que: a) las redes estuvieron compuestas principalmente por "lazos débiles" (amigos y conocidos); b) fueron determinantes para la inserción económica, sobre todo, para los inmigrantes sin permiso de trabajo; c) la inserción laboral se produjo en el segmento secundario del mercado laboral; d) tuvieron un papel secundario en la movilidad laboral (horizontal y vertical); e) el caso de los exexiliados es notoriamente diferente al de los inmigrantes económicos en lo que respecta a las principales fuentes y efectos del capital social.

Palabras Clave: Redes sociales; Inmigración; Inserción laboral; Argentina; España

ABSTRACT

The aim of the paper is to study the employment of Argentinean immigrants in Spain analyzing social networks of immigrants. The article presents a case study in the city of Madrid through a qualitative research perspective. This was accomplished through semi-structured interviews with former economic migrants and political exiles emigrated between 1976 and 2004. The main results show that: a) Mainly, the networks were composed of "weak ties" (friends and acquaintances); b) Social networks were crucial to the economic integration in Spain, especially for immigrants without work permits; c) Employment was in the secondary segment of the labor market; d) Social networks had a supporting role in the (horizontal and vertical) labor mobility; e) Sources and effects of social capital are different from former exiles and economic migrants.

Keywords: Social networks; Immigration; Employment; Argentina; Spain

RESUMO

O objetivo do trabalho é estudar o emprego de imigrantes argentinos em Espanha a partir da análise de redes sociais dos imigrantes. O artigo apresenta um estudo de caso na cidade de Madrid com uma perspectiva de pesquisa qualitativa. Isto foi realizado por meio de entrevistas semiestruturadas com os migrantes económicos e políticos ex- exilados que desembarcaram entre 1976 e 2004. Os principais resultados mostram que: a) Principalmente, as redes eram compostas de "laços fracos" (amigos e conhecidos); b) As redes sociais foram fundamentais para a integração econômica na Espanha, especialmente para os imigrantes sem autorização de trabalho; c) A inserção no mercado de trabalho foi no segmento secundário; d) As redes sociais tiveram um secundário na mobilidade (horizontal e vertical ) no mercado de trabalho; e) Fontes e efeitos do capital social são diferentes para os ex-exilados e imigrantes económicos

Palavras-chave: Redes sociais; Imigração; Emprego; Argentina; Espanha


 

SUMARIO
Introducción; 1. Apuntes teóricos sobre redes sociales y capital social; 2 Inmigración, redes sociales y mercado de trabajo en España; 3. Metodología; 4. Los ex exiliados y sus redes sociales; 5. Los inmigrantes económicos y sus redes sociales; 6.Conclusiones; Bibliografía

*****

Introducción

Los estudios basados en análisis de redes sociales y capital social son vastos y el corpus de conocimiento acumulado revela una gran complejidad. Existen múltiples marcos teóricos, objetos de análisis y metodologías empleadas. Asimismo, la investigación sobre redes sociales constituye un campo propio de la sociología de las migraciones. Los investigadores entienden que la migración internacional, en el actual contexto de globalización, configura un complejo sistema de redes de intercambio y circulación de personas, dinero, bienes e información; y se refieren a este proceso en términos de la configuración de comunidades trasnacionales.
Un aspecto central en el estudio de los movimientos migratorios es la inserción laboral de los inmigrantes en las sociedades de destino. Si bien es cierto que en la actual "sociedad del conocimiento" el empleo está sufriendo un cambio profundo a raíz de la crisis de un modelo de trabajo caracterizado por la norma fordista, crisis que incluso algunos califican como "fin del trabajo", el trabajo remunerado aún es el principal mecanismo para la integración económica y social y, de forma directa o indirecta, continúa organizando la vida cotidiana de la mayor parte de la población y su distribución en el espacio físico y social.
En los últimos años, la emigración de argentinos a España despertó el interés en los investigadores y fueron analizados diversos aspectos del proceso migratorio, entre éstos la inserción laboral en destino (Cerruti, Maguid y Gil, 2011; Jiménez Zunino, 2011; Gandini, 2009; Actis y Esteban, 2008; Esteban, 2013; Cacopardo, Maguid y Martínez, 2007; González Martínez y Merino Hernando, 2007; Castellanos Ortega, 2006; Novick y Murias, 2005). En términos generales, los estudios coincidieron en que la incorporación al mercado laboral se concentró en el segmento secundario, pero algo más diversificada y estable que otros colectivos de migrantes extracomunitarios.
Este trabajo "toma el testigo" de los anteriores e intenta profundizar en el tema a partir del análisis de las redes sociales de los migrantes argentinos residentes en la ciudad de Madrid. El trabajo incorpora como novedad una perspectiva temporal más amplia que aquello porque incluye a los migrantes arribados entre los años 1976 y 2004. La investigación aplicó una estrategia de investigación cualitativa que se concretó mediante entrevistas semiestructuradas a una muestra tipológica de migrantes.
Los principales resultados apuntan a que las redes estuvieron compuestas principalmente por amigos y conocidos. Las afinidades etno-culturales jugaron un papel importante en la constitución de los vínculos, junto a otros factores como la "condición migrante" (exiliado o inmigrante económico) y el tiempo de residencia en la ciudad. Las redes fueron determinantes para la inserción económica en España, sobre todo para los inmigrantes sin permiso de trabajo, pero jugaron un papel secundario en la movilidad laboral (horizontal y vertical) posterior. El caso de los ex exiliados es notoriamente diferente al de los inmigrantes económicos en lo que respecta a las principales fuentes y efectos del capital social.
El documento está organizado de la siguiente manera. En primer lugar se presenta un "estado del arte" sobre la teoría de las redes sociales y el capital humano, y sobre el rol que desempeñaron en la inserción económica de los inmigrantes en España. Luego se detalla la metodología. A continuación sigue el análisis de las entrevistas dividido en dos partes: primero el de exiliados y luego el de inmigrantes económicos. Al final, las conclusiones.

1. Apuntes teóricos sobre redes sociales y capital social

El origen teórico del análisis de redes sociales no constituye una referencia con significado unívoco. Su campo es grande y diverso, tanto por la variedad de disciplinas que comprende y la heterogeneidad de enfoques, como por la multitud de sus orígenes. Estos parten de la tradición de la antropología social británica, por un lado, y de la sociología y la psicología social alemanas anteriores a los años ´30, por otro. La implantación de una y otra en la vida académica estadounidense fue el resultado de un intrincado cruce de trayectorias académicas (Piselli, 1995).
Los precursores del lado de la antropología, quienes dieron los primeros pasos hacia un corpus teórico relativamente compacto a la teoría de las redes sociales, fue el grupo denominado"de Manchester" liderado por Max Gluckman2. Barnes fue, probablemente, el autor que conceptualizó la idea de red, por lo que a partir de su trabajo sobre la estructura social de una pequeña comunidad Noruega de pescadores y granjeros llamada Bremmes (Barnes, 1954), se puede hablar del concepto de red social (Hannerz, 1993:189). Desde entonces, el desarrollo del análisis de red ha sido objeto de varias revisiones extensas, por lo que no hay necesidad de emprender tal tarea aquí3.
Las bases "sociológicas" en las que se apoyó la teoría de la red pueden rastrearse en los trabajos de Elton Mayo llevados a cabo en los años ´20 en la Western Electric y los de Lloyd Warner en "Yankee City". En estas investigaciones se observó la forma en la cual el entorno condicionaba la conducta de los actores. De allí se obtuvo una amplia información sobre el proceso de agrupamiento y la formación de pandillas y camarillas que fue utilizada, posteriormente, por un equipo destacado de investigadores de Hardvard donde destacó Mark Granovetter (Requena Santos, 2003:8).
Ciñéndonos específicamente al campo migratorio, el concepto de red contiene cierta analogía con el concepto de cadena migratoria, pero se refiere a agregados poblacionales y a efectos sociales que superan el ámbito microanalítico en el que suelen enfocarse los estudios sobre cadenas migratorias (Massey et al 1993; 1994). Los autores definen las redes migratorias como el conjunto de vínculos interpersonales que conectan migrantes, antiguos migrantes y no
migrantes en las áreas emisoras y receptoras a través de lazos de parentesco, amistad y comunidad de origen compartida (Massey et al 1993: 448; 1994:728). Se presupone que su existencia incrementa la probabilidad de desplazamientos internacionales, porque contribuyen a disminuir los costos y riesgos de la emigración e incrementan los beneficios económicos.
Respecto a la articulación entre las redes sociales y el mercado de trabajo, los investigadores han encontrado evidencias de que las redes tienen un papel muy activo en los procesos de inserción y de movilidad laboral en distintos grupos y contextos sociales. En este sentido, hay dos trabajos clásicos con puntos de vista divergentes. Por un lado, Granovetter (1973) quien sostiene que existe una tendencia estructural por la cual aquellos con los que uno está débilmente vinculado tienen mejor acceso a la información laboral que aún desconocemos ("la teoría de los lazos débiles"). Por otro, Grieco (1987) quien sostiene que la fuerza del vínculo no se puede basar en la frecuencia del contacto físico, personas que residen en lugares lejanos pueden ser tan útiles para la inserción laboral que otras con quienes se tiene un contacto frecuente. Más allá de las divergencias, está claro que las relaciones sociales basadas en el parentesco, la amistad y la etnicidad constituyen elementos fundamentales para explicar la inserción y la movilidad laboral.
Con relación al concepto de capital, también existe hoy día una abundante bibliografía. La literatura reconoce en Bourdieu al autor que realizó el primer análisis sistemático sobre el capital social. Este autor definió el concepto como "el agregado de los recursos reales o potenciales ligados a la posesión de una red perdurable de relaciones más o menos institucionalizadas de conocimiento y reconocimiento mutuo" (Bourdieu y Wacquant, 2005: 178). Asimismo, se reconoce que su tratamiento del concepto fue instrumental, focalizado sobre los beneficios obtenidos por los individuos en virtud de su participación en grupos sociales. La participación es entendida como una inversión estratégica orientada a la institucionalización de las relaciones, utilizables como un medio a través del cual es posible acceder a otros tipos de capital (Portes, 1998:4).
Pero se puede decir que fue a partir del trabajo seminal de Coleman cuando el estudio del capital social se instaló definitivamente en la agenda de las ciencias sociales contemporáneas. Según el autor, "el capital social consiste en una diversidad de entidades con dos elementos en común: todos consisten en algún aspecto de la estructura social y facilitan ciertas acciones de los actores –personas o corporaciones- dentro de la estructura" (Coleman, 1988:302). En otro lugar el autor arroja luz sobre el término aclarando que "la función identificada por el concepto de capital social es el valor de esos aspectos de la estructura social que los actores pueden usar como recursos para la realización de sus intereses" (Ibíd.: 305). De la cita se desprende que el valor del capital social es el de ser un mecanismo de agregación de recursos individuales que se amplifican al ponerse a disposición de la estructura social. Es decir, el capital social se crea allí donde las relaciones entre personas se coordinan para facilitar una acción colectiva.
Si bien la ambigüedad de la definición permite que el concepto pueda asumir formas variadas, Coleman subrayó dos formas específicas que merecen destacarse: el establecimiento de obligaciones y expectativas de reciprocidad y el desarrollo de sistemas de normas y sanciones. En la primera, la creación de capital social se pone en marcha en el momento en que un individuo hace algo por otro, confiando en que aquél se comportará de manera recíproca en el futuro. Encontramos la segunda forma de capital social cuando a través de las conductas que surgen como resultado de la internalización de normas y sanciones compartidas, cada miembro de la comunidad resulta beneficiado. La posibilidad de que surja una u otra forma queda sujeta al tipo de redes sociales que conformen las estructuras en cuestión.
Después de Bourdieu y Coleman se publicaron una gran cantidad de análisis teóricos sobre el capital social y, a pesar de que resultan disímiles e incluso contrapuestos4, se ha ido
construyendo consenso en torno a la idea de que el capital social se encuentra en la habilidad de los actores para obtener beneficios en virtud de su participación en redes sociales u otras estructuras sociales. Así, el capital social es entendido como un recurso que se genera y se acumula en las redes sociales.
Pueden hallarse en la bibliografía de una manera recurrente referencias sobre otros dos aspectos del capital social: sus fuentes y efectos. En cuanto al primero debe decirse, siguiendo la estela de Bourdieu y Coleman, que para poseer capital social una persona debe relacionarse con otras, y son éstas quienes constituyen su fuente de beneficio. Pero la motivación que tienen los otros de construir recursos disponibles sobre acuerdos preestablecidos no es uniforme. Ello significa que las motivaciones de los actores o, en su defecto, las fuentes del capital social, son diversas. La literatura distingue cuatro tipos: la interiorización de normas y sanciones, que ya hemos visto; la solidaridad obligada, referida a acciones altruistas o guiadas por principios morales o ideológicos en grupos y contextos determinados (iglesia, sindicato, ONG, etc.); las expectativas de reciprocidad y la confianza mutua. A diferencia de las dos primeras, las dos últimas fuentes son de carácter instrumental (Portes, 1998)
Los efectos del capital social también son plurales. Una revisión de la literatura hace posible distinguir tres, aplicables a una variedad de contextos, entre otros, la inserción laboral. En primer lugar, como una fuente de control social, en segundo término, como una fuente de apoyo familiar y en tercer lugar como fuente de beneficios a través de redes extra-familiares. Es frecuente encontrar esta forma de capital social en el campo de la estratificación, como argumento para explicar el acceso al empleo, la movilidad ocupacional y el éxito empresarial (Portes, 1998).
El rol importante que tiene las redes sociales y el capital social en la inserción económica de los inmigrantes en la sociedades receptoras ya ha sido suficientemente contrastado por la sociológica de las migraciones (Massey et al, 1993; 1994; Canales y Zlolniski, 2000, entre otros). Es habitual que los inmigrantes acumulen capital social por su pertenencia a redes personales (constituidas por lazos de parentesco, amistad, compadrazgo, etc.) y por su participación en diversas organizaciones de la sociedad civil (étnicas, deportivas, religiosas, comunitarias, etc.). Cuando las redes sociales están bien desarrolladas, ponen al alcance de la mayoría de los miembros de la comunidad las posibilidades de obtener trabajo y hacen de la emigración una fuente confiable y segura de ingresos (Durand, 1986). El capital social permite a los migrantes enfrentar y crear respuestas –aunque no salidas- a las condiciones de precariedad de su empleo, derivadas de la flexibilidad laboral que caracteriza los mercados laborales en la era de la globalización (Canales y Zlolnisky, 2000).
No obstante, la dependencia de los inmigrantes a las redes sociales también tiene consecuencias negativas. Portes (1998), a partir de una exhaustiva revisión bibliográfica, identificó cuatro: la exclusión de afuereños y, de ese modo, de las oportunidades que la red social pueda ofrecer; la segunda es la forma opuesta a la anterior y se aprecia cuando un exceso de demanda de solidaridad de algunos miembros del grupo puede impedir el éxito de iniciativas económicas de otros integrantes (por ejemplo, la obligación moral de dar empleo o crédito a familiares y amigos puede resultar perjudicial para una o ambas partes); la tercera forma se refiere a las restricciones a la libertad individual propias de entornos humanos estrechos; el viejo dilema entre comunidad y sociedad. El cuarto efecto negativo se produce en situaciones en las cuales la cohesión del grupo está erigida sobre una experiencia común de adversidad u oposición a una mayoría, por tanto la movilidad ascendente queda bloqueada por la supuesta imposibilidad de que ocurra.

2. Inmigración, redes sociales y mercado de trabajo en España

Más allá del enfoque teórico adoptado respecto a los efectos de las redes sociales sobre el proceso migratorio, es indudable que ayudan a los trabajadores a encontrar puestos de trabajo y a los empresarios a encontrar empleados. Constituyen un medio de búsqueda efectivo para ampliar tanto la cantidad como la calidad de la información disponible para las empresas y los trabajadores, sobre el mercado de trabajo. En este sentido, no cabe duda de que las redes sociales cumplieron un rol fundamental para satisfacer la gran demanda de trabajadores durante el último ciclo expansivo de la economía en España (1994-2008)5.
A raíz de las características del mercado de trabajo español, fragmentado, con una elevada demanda de mano de obra en sectores con una utilización intensiva del trabajo, productos de bajo valor añadido, empleo flexible y desregulado, pequeñas y medianas empresas; y con un marco legal discriminatorio que asignaba a los trabajadores extranjeros a determinados sectores de actividad, ocupaciones y territorios (Cachón, 2009); el papel de las redes sociales fue fundamental en la captación de trabajadores extranjeros capaces de aceptar condiciones de trabajo "socialmente" inaceptables para una gran parte de la población autóctona. Los estudios verificaron que las redes también actuaron a favor de la formación de nichos étnicos y redujeron las posibilidades de movilidad horizontal y vertical de los inmigrantes (Cachón, 2009; Torres, 2012; Miguélez, et al 2011).
Las investigaciones consultadas sobre inmigración argentina en España, tanto pioneras como recientes6, constatan que el acceso al mercado de trabajo y a otros recursos como la vivienda, documentación, dinero, apoyo emocional, estuvo marcado por el capital social. No obstante, hay matices que conviene destacar respecto a los diferentes flujos migratorios. Jiménez Zunino (2011), en su trabajo sobre la emigración económica reciente, distingue tres tipos de capital social: el capital social exógeno, del país de destino, el capital social endógeno, de connacionales, y el capital social alóctono, constituido por redes de inmigrantes extranjeros. La autora encuentra que el capital social exógeno fue el más eficiente para lograr mejores puestos de trabajo. Asimismo, halló que el capital social se tornó tanto o más importante que el capital humano; ya que activó el valor de las credenciales universitarias como capital cultural/escolar (Ibídem: 219). Esteban (2007); González Martínez y Merino Hernando (2007) y Schmidt (2009) también identificaron una composición y función similar del capital social, aunque no lo clasifican nominalmente en los mismos términos. Un hallazgo interesante por parte de estos autores es que enconmtraron diferencias en la composición del capital social de los inmigrantes de acuerdo al período de llegada a España, de manera que a mayor tiempo de residencia en el país más capital social exógeno.
Por otra parte, los estudios sobre el exilio argentino en Madrid y Cataluña (Jensen, 2007; Mira Delli-Zotti, 2003; Mira Delli-Zotti y Esteban, 2007) constataron la existencia de otro tipo de redes. Se trata de redes temáticas transnacionales de carácter fundamentalmente político, enfocadas a la defensa de los derechos humanos y a la lucha anti-dictatorial. Por ejemplo, está ampliamente documentado que el COSPA (Comité de Solidaridad con el Pueblo Argentino) y la CADHU (Comisión Argentina por los derechos Humanos) establecieron relaciones fluidas y permanentes con otras asociaciones similares que se encontraban en México, Francia y Argentina. Su vigencia data de mediados los ´70 hasta el final de la dictadura argentina.

3. Metodología

La escasez de estudios sobre la inserción laboral de los argentinos en España, así como la dificultad de obtener fuentes fiables de datos, aconsejaron desarrollar la investigación mediante técnicas cualitativas. Evidentemente con ello se pierde representatividad, pero se gana en comprensión del conjunto de fenómenos que intervienen en la inserción laboral de los migrantes. Así, el soporte empírico del estudio se concretó en 60 entrevistas semiestructuradas a inmigrantes argentinos residentes en la ciudad de Madrid arribados entre 1975 y 2004.
El trabajo de campo se realizó en dos etapas: la primera en Madrid y Buenos Aires durante 2004 y la segunda en Barcelona durante 20097. Un grupo de 18 informantes eran ex - exiliados políticos, 16 hombres y dos mujeres que tenían edades comprendidas entre los 51 y 63 años. En estos casos, el único criterio de selección de la muestra fue que el desplazamiento haya obedecido a motivos políticos durante la última dictadura militar. El método de bola de nieve permitió encontrar a los informantes. El resto de entrevistados (42) eran emigrantes económicos que arribaron a partir de 1984. La muestra fue seleccionada mediante dos tipos de muestreo: intencional y bola de nieve. Los diferentes perfiles procuraron reproducir la diversidad de este universo atendiendo los atributos principales considerados en un estudio estadístico previo (ver Actis y Esteban, 2008): rasgos sociodemográficos, período de llegada y situación jurídica en España.
Entre los aspectos sociodemográficos se distinguieron las siguientes variables y categorías: b) sexo (19 hombres y 21 mujeres); c) grupos de edad (3 menores de 24 años, 18 entre los 25-34 años, 6 entre 35-44 años, 5 entre 45-55 años y 6 entre 55-64 años); d) nivel educativo completo (15 tenían educación superior, 19 educación media y 8 educación primaria); e) ocupación antes de emigrar de Argentina (10 profesionales, 11 técnicos y trabajadores cualificados, 12 trabajadores manuales, 5 trabajadores autónomos, 4 estudiantes); f) período de llegada a España (35 personas llegaron entre 2000 y 2003, 2 entre 1995 y 1998, 5 entre 1988-1990); g) situación jurídica en España (10 residían "sin papeles" y el resto tenía alguna ciudadanía comunitaria).
El guion de la entrevista se centró, principalmente, en la vida social-familiar y la vida laboral de los inmigrantes; en este último aspecto se profundizó en la trayectoria formativa y laboral (en Argentina y en España) con especial atención a las formas de inserción económica y a las condiciones de trabajo y empleo (ocupación, salario, jornada, relación de dependencia, etc.)

4. Los ex exiliados y sus redes sociales

Las redes sociales de los exiliados estuvieron constituidas fundamentalmente por amigos. Los vínculos se construyeron en Argentina y en Madrid durante la etapa exiliar. Debido a las circunstancias traumáticas que rodearon la salida de Argentina (clandestinidad, tortura, prisión), su papel fue fundamental en la etapa de acogida. A partir de entonces, y en poco tiempo, los amigos se trasformaron en una familia sustituta. Por ejemplo, era habitual que los amigos se llamaron unos a otros "hermano" y que los niños llamaran tíos a los amigos de sus padres y primos a los hijos de éstos.
Sin embargo, los grupos eran excluyentes. El miedo a ser descubierto por los servicios secretos de la dictadura actuó a favor de una exhaustiva selección de las amistades durante los primeros años del exilio. El criterio discriminador fue la confianza. Por eso los amigos fueron reclutados entre las personas que ya se conocían en Argentina (sobre todo compañeros de militancia) y a veces entre desconocidos con referencias comprobables (amigos de parientes, de otros amigos o de "compañeros"). Así, la principal fuente de capital social se encontró en la solidaridad por principios ideológicos. Ésta generó dos tipos de efectos complementarios y al
tiempo contradictorios, por un lado, apoyo material y emocional, por otro, un fuerte control social, aunque este último no era una consecuencia del exilio, era una práctica habitual en las organizaciones político-militares en Argentina.

Veníamos de todos los sectores, podían venir montoneros, del ERP, del PC, socialistas, gente que no tenía un partido definido pero que eran perseguidos; y había médicos, abogados, ingenieros, había de todos los colores..., obreros, intelectuales, y generalmente había desconfianza: nadie sabía quién era quién. Veníamos con la obsesión de que éramos todos perseguidos, de que caminaban por la calle mirando hacia atrás; de que había grandes delaciones en la Argentina, había desaparecidos, había muertos, había presos. Entonces siempre mediaba un grado de desconfianza: nadie sabía quién era quién. Generalmente encontrábamos amigos que ya nos conocían de antes, que sabían quiénes éramos, qué habíamos hecho, dónde habíamos estado. Y eso fue limitando esa desconfianza que, durante el año 1976, fue bastante fuerte: gente que en la calle no se saludaba, miraba para otro lado, cruzaba la calle, o decía no recordarte; trataban de no hablar de nada, no daban sus señas, daban otros nombres, etc. Todo eso se fue diluyendo con el tiempo" (Héctor).

La actitud sectaria fue menguando con el tiempo y a ello contribuyeron varios factores: la condición de exiliado que obligaba a "salir hacia afuera" en procura de recursos económicos8, el clima político que se vivía en ese momento en España caracterizado por una gran "efervescencia política, social y cultural" (la época de la transición" y del "destape"), y el propio proceso de reflexión de los exiliados que cuestionó las prácticas de las organizaciones político-militares argentinas, entre ellas, el férreo control social que ejercieron sobre los militantes.
Sin embargo, a pesar de la "apertura" que experimentaron los grupos, la condición de "perseguido político en Argentina" continuó definiendo la pertenencia a las redes de exiliados. Por ello puede decirse que los argentinos exiliados en Madrid no solo constituyeron una comunidad cultural basada en un origen nacional común (un "etnos" común), sino una comunidad moral unida principalmente por sentimientos de reciprocidad tejidos en base a la experiencia común de la militancia política en Argentina y la condición de represaliado por la dictadura militar. Esta comunidad moral trascendió límites generacionales, sexuales, de clase y de lugar de origen. En otras palabras, el particularismo de un "etnos argentino" no solo se oponía a un "demos español", a España en cuanto comunidad política territorial dominante, sino también se oponía a otros miembros de la propia comunidad étnico – nacional argentina en Madrid como podían ser los inmigrantes económicos o, en general, las personas afines al régimen dictatorial.
Antes de abordar la inserción económica de los exiliados, debe decirse que ésta se produjo un contexto económico de recepción favorable. Entre finales de los años ´70 y principios de los ´80 se produjeron importantes transformaciones en el mercado de trabajo madrileño (aumento de las categorías ocupacionales de cuadros superiores, incorporación laboral de la mujer, creación de empleo público por la nueva organización territorial del Estado y por una mayor intervención en la asistencia social, y alto crecimiento del empleo en servicios a partir de 1985) que favorecieron la incorporación de nuevos actores económicos en determinadas ocupaciones (Herranz, 1998). Por otra parte, la legislación vigente no supuso una barrera para el acceso a la actividad acronímica9. Así, el acceso al empleo de los exiliados argentinos estuvo asociado al
crecimiento de la demanda laboral de mano de obra cualificada y a la ausencia de discriminación jurídica sobre la base del criterio de ciudadanía.

Yo me había recibido en setiembre del ´75 de abogado en Argentina, habíamos instalado junto con un grupo de compañeros que eran estudiantes y otros abogados que ya estaban recibidos en distintos estudios y despachos jurídicos en distintos lugares de Buenos Aires y Gran Buenos Aires con el objetivo de asesorar a cuerpos de delegados, comisiones internas de fábricas, trabajadores en general (…) Por lo tanto, bueno, debía tratar de hacerlo aquí, debía sobrevivir a través de la abogacía. Y entonces me dediqué durante mucho tiempo a ir a los sindicatos de aquí, por un lado buscando trabajo y por otra parte participando en las consultas con los abogados españoles. Los que realmente me acogieron fueron los de UGT, me ofrecieron distintos tipos de trabajo. Pero hasta entonces hice todo tipo de trabajo como hicimos todos. Vendí cosas en la calle (…) después hice encuestas, trabajé en una oficina durante unos meses, con un familiar que tenía aquí ( Alberto).

No obstante, en el proceso de incorporación a la actividad económica no sólo resultó fundamental el contexto favorable y el capital humano de los exiliados, sino también su capital social. En general, los primeros empleos que ocuparon se encontraban en el segmento secundario del mercado de trabajo (ocupaciones como camarero/a, ayudante de cocina, vendedor/a, encuestador/a, transcriptor/a de entrevistas, etc.) y el acceso se produjo exclusivamente a través de las redes sociales.

Al principio yo empecé a vender libros, que es lo que hizo bastante gente, vender libros, vendíamos enciclopedias y esa fue una época bastante cómica. Después, como eso para mucho no alcanzaba yo me puse a hacer encuestas, que esa es otra cosas que también hicimos muchos. Yo trabajaba para tres o cuatro empresas de encuestas. Y hacíamos muchas. Pagaban bastante bien. Paralelamente a eso vendíamos cosas en la glorieta de Bilbao, con una mesa vendíamos unos espantosos y horribles muñequitos que se llamaban "familia" y así estuvimos viviendo, más que viviendo sobreviviendo, durante un tiempo. También hay que decir que mi ex mujer empezó a trabajar trascribiendo cintas para empresas de investigación de mercado (…) Y después al poco tiempo, a través de un familiar mío que estaba ligado a una empresa de comercialización y venta de verduras congeladas que era Frudesa me consiguió un trabajo en Frudesa. Ahora que ha pasado el tiempo, yo creo que el trabajo se lo inventó para ayudarme, era evidente" (Marcos).

Estos datos ponen de manifiesto que la situación actual, relativamente favorable, de los exexiliados en el mercado de trabajo español, es el resultado de un proceso de movilidad hacia posiciones más ventajosas. La evidencia empírica apunta que si bien el capital social fue importante para la movilidad laboral, los factores decisivos fueron otros:
1) en primer lugar, el mayor nivel relativo de capital cultural de los ex exiliados respecto a la población autóctona. Por un lado, debido a la socialización previa en Argentina. Según los testimonios, la experiencia de vida urbana en las grandes ciudades constituyó una ventaja comparativa de cara a competir por un puesto de trabajo con los jóvenes españoles, más habituados a contextos comunitarios (eran la primera o la segunda generación de inmigrantes rurales). Por otro, debido al mayor nivel relativo de educación. De acuerdo con un estudio de Actis y Esteban (2012), el 32% de los argentinos emigrados entre 1976 y 1983 (que aún residían en España en 2007) había arribado con estudios superiores completos. Se trata de una proporción altísimas para la época, ya que sólo el 1,3% de la población española tenía estudios universitarios completos en 1970.
2) en segundo término, las transformaciones estructurales del mercado de trabajo porque constituyeron un proceso inclusivo de amplias dimensiones. En particular tres: el incremento de la demanda de trabajadores calificados (Herranz, 1998), la mejora de las condiciones de empleo (poder adquisitivo, estabilidad, entornos de trabajo, promoción) y las sucesivas regulaciones
que hicieron prevalecer la antigüedad por sobre otros factores de segmentación (Miguélez et al, 2011).

5. Los inmigrantes económicos y sus redes sociales

En general, los argentinos que comenzaron a llegar masivamente a Madrid a partir del año 2000 no tenían redes de acogida sólidas, su principal apoyo fueron lazos débiles: amigos, conocidos y lejanas relaciones de parentesco (familiares españoles de abuelos o bisabuelos emigrados a Argentina)10. Ello se explica porque las migraciones de argentinos a España no fueron migraciones en cadena, sino flujos masivos acotados a contextos de expulsión bien definidos (la crisis económica de 2001, la hiperinflación de 1989-1991 y la dictadura militar), y tuvieron una composición eminentemente familiar11.
Esta situación hizo que los migrantes tuvieran que construir nuevos lazos sociales inmediatamente. Esta tarea se logró en espacios compartidos: el lugar de trabajo, la vivienda, el vecindario, o un "sitio de argentinos" que podía ser un locutorio, un bar o la Casa Argentina de Madrid. Los grupos se constituían a partir de dos criterios de pertenencia: el tiempo de residencia en Madrid, sobre todo de "vecindad", y una cierta afinidad con el "otro" que podría calificarse como "étnico-cultural". En otras palabras, había una tendencia a relacionarse con otros argentinos recién llegados con los cuales se compartía un espacio simbólico de reconocimiento mutuo, un "estar unidos ante la adversidad y el extrañamiento", y"acompañarnos en la soledad, en la desgracia". Este tipo de afinidad a veces se hacía extensiva a otros inmigrantes latinoamericanos que también participaban de la experiencia de ser recién llegados a Madrid. Los testimonios de Macarena y José Pedro dan cuenta de ello.
Yo digo que es un gueto. Somos así como medio un clan. Es la necesidad, no... La necesidad es lo que te va transmitiendo e ir haciendo. Porque escuchamos la música argentina, vemos la radio..., vemos los partidos de fútbol, tomamos mate, comemos cosas típicas de allá que traen para que compremos. Hablamos..., seguimos manteniendo la jerga, y tratando de mantener el lenguaje porteño, bueno, argentino. Obviamente se pega mucho el español, lógico. Pero sí, entonces me rodeo con muchos argentinos (Macarena).
No tengo gran cantidad de amistades. La más..., sí, bueno con un ecuatoriano, con William (...), vive ahí en el barrio, llegué a estar viviendo un mes con él. Y sí, tenemos buena amistad. No quedamos en nada, pero sí me resultó una persona muy sincera, muy..., muy buena. Entonces, cada vez que nos vemos conversamos un rato y nos comentamos las novedades" (José Pedro).
Los inmigrantes que llevaban más de dos o tres años en Madrid integraban redes sociales que no estaban compuestas necesariamente por argentinos, pero sobre todo por inmigrantes"recién llegados". En este grupo, la empatía ya no se generaba a partir de rasgos étnico – culturales sino a través de intereses comunes: el trabajo, los hijos, una actividad recreativa, estudio, hobby, etc. Además, los inmigrantes más antiguos tendían a frecuentar espacios de socialización diferentes de los típicos de recién llegados debido a una mejora de estatus social (vivían en barrios con menor proporción de vecinos extranjeros y tenían empleos con mejores condiciones de trabajo). En suma, la interacción entre inmigrantes estaba segmentada por el tiempo de residencia en Madrid, conjuntamente con otros factores más habituales en las relaciones sociales como son los roles de género y la edad.
La principal fuente de capital social de los inmigrantes económicos fue la expectativa de reciprocidad. Una diferencia fundamental con el caso de los exiliados es el carácter decididamente instrumental de esta fuente. La participación en grupos de amigos y conocidos era un medio a través del cual acceder a información imprescindible para la inserción económica y social en la ciudad. Por ejemplo, a través de las redes los inmigrantes se enteraban
del funcionamiento del mercado de trabajo y de ofertas de empleo, de cómo relacionarse con la administración pública, de viviendas con una adecuada relación calidad - precio y de cuestiones triviales pero imprescindibles en el cotidiano (sobre todo dónde conseguir qué). Las redes también enseñaban prácticas de "superviviencia" (colarse en el trasporte público, hablar por teléfono o acceder a internet sin costo, eludir los controles policiales, etc.).
Los exiliados no recordaban situaciones adversas asociadas con la inserción social en Madrid. Para entender esto debe recordarse que en el contexto socio político de la "transición" se emulaban sentimientos de solidaridad por la identificación del exilio latinoamericano – chileno, uruguayo y argentino- con el español, como en relación a la clase trabajadora en su conjunto, por expectativas de cambios hacia una mayor equidad en la distribución de la renta y, en general, con el auge de ideologías políticas de izquierda. Los exiliados fueron recibidos por un amplio sector de la sociedad española como verdaderos "héroes" de una lucha antidictatorial, antiimperialista y por extensión antifascista.
En cambio, los inmigrantes económicos manifestaron opiniones diversas en este sentido que pueden clasificarse en tres discursos diferentes: los que se han sentido discriminados negativamente, tratados como "sudacas"; los que dijeron haber sido discriminados positivamente, ya que ser argentinos les reportó un trato favorable en comparación con otros inmigrantes extranjeros (de hecho, así lo esperaban porque creían que "los españoles tienen una deuda histórica con los argentinos" después de la inmigración masiva); y por último quienes creían que los argentinos estaban en una categoría intermedia entre inmigrante extranjero de país periférico y ciudadano autóctono, ya que por fenotipo, cultura e historia eran como"europeos de segunda".

Me he sentido discriminada por no ser española, o sea, no porque sos argentina, sino que no sos español, sos un inmigrante. Pero... me es indiferente. Lo que pasa que te dicen: ‘todos los sudacas, pero los argentinos no’. (Carla).
Yo personalmente no he tenido esa experiencia, no te puedo decir. Nunca jamás. Al contrario, siempre con apoyo y con ayuda...por ejemplo mucha gente, así, en forma separada, me decía: no, porque ustedes, los argentinos, tienen muy buen trato, siempre muy, mucha preparación¿Viste? Siempre como elogios ¿no?" (Isabel).
Mirá lo que te digo, dentro de ser sudamericana es como que te sentís, no honrada, pero como protegida por ser argentina. Porque a los sudamericanos se los trata muy mal. Y como argentina, pues bueno. ‘Es sudaca, pero es argentina’. Claro. Es como que lo ven: entre las sudacas es la más europea (Macarena).
Respecto a la inserción laboral, se ha constatado que, casi por regla general, los inmigrantes argentinos hallaron el primer empleo en Madrid gracias a la información proporcionada por otros inmigrantes, principalmente amigos y conocidos. En este sentido, las redes desempeñaron un papel fundamental para los inmigrantes que no tenían "papeles". Aquellos que poseían permiso de trabajo tenían la posibilidad de procurar empleo a través de páginas web o agencias (públicas y privadas), pero los indocumentados solo podían acceder a un puesto de trabajo por recomendación de otra persona. El caso de Nicolás es paradigmático en este sentido. Llegó a Madrid sin redes de apoyo, poco a poco, fue haciendo amigos y conocidos en la esquina donde trabajaba de relaciones públicas. Sus contactos lo llevaron "de pub en pub", hasta que al tercer mes un restaurante argentino le dio un empleo diurno como camarero. A partir de entonces trabajaba de día y de noche.
Para que te des una idea no me alcanzaba ni para el hostal, porque pagaba trece euros. Pero digo, bueno, por lo menos ya me estoy relacionando, qué se yo…me fui haciendo amigos, fui escalando, pasando de pub en pub, conociendo gente. De lo excitado que estaba que quería salir a delante, dormía 3 horas por día. Hasta que al segundo o tercer mes, de estar trabajando de pub en pub, los fines de semana, de noche, consigo en un restaurante argentino que queda aquí en la Puerta del Sol, y que abrían nuevo, me ofrecía yo por todos lados, dejando currículos, caminando toda la mañana, todo el día y de noche trabajando (Nicolás).
El acceso de los inmigrantes al mercado de trabajo se produjo, en términos generales, en condiciones de precariedad12. Ello significa que accedieron en mayor medida a empleos que carecían de contrato formal, temporales, mano de obra intensivos, de baja productividad y, por ende, con bajos salarios y prestigio social. Era habitual que los inmigrantes se encontraran pluriempleados y que rotaran entre diferentes puestos de trabajo y entre el empleo y el desempleo. La gran movilidad horizontal fue resultado de una búsqueda permanente en mejores condiciones de trabajo o de estabilidad en el empleo.
Las ocupaciones más habituales en los casos analizados fueron: relaciones públicas, vendedor y promotor, en los hombres; cuidado de personas, público en programas de televisión, asistente domiciliario (para tareas domésticas) y profesor en academias, en las mujeres, y camarero, encuestador, teleoperador, ayudante de cocina, vigilante de seguridad y servicio de limpieza, en ambos sexos13. En ningún caso estas ocupaciones se correspondían con las ocupaciones previas al desplazamiento. Si se comparan la última ocupación en Argentina y la primera en Madrid, se evidencia un proceso de movilidad ocupacional trasnacional descendente. Un proceso que debe enmarcarse en otro de dimensiones más grandes que afectó a toda la fuerza de trabajo inmigrante no comunitaria14.
La experiencia laboral y el nivel de conocimiento, en términos de capital cultural incorporado e institucionalizado, no fueron útiles para la inserción laboral. Los contratos previos, los diplomas, el conocimiento técnico…y en general todo aquello que configura un curriculum vite al uso, no jugaron un rol decisivo en la incorporación a la actividad económica. Ello fue así porque, como se dijo en un apartado anterior, durante el período de expansión económica el campo de posibilidades de inserción laboral para la fuerza de trabajo inmigrante quedó delimitado por la demanda y la legislación migratoria, componiendo cuatro grandes segmentos en el mercado de trabajo: trabajadores comunitarios y extracomunitarios, hombres y mujeres.
En suma, la etapa de llegada correspondió a una inserción laboral en el segmento secundario del mercado de trabajo a través de redes de inmigrantes recién llegados, sobre todo argentinos, e independientemente de la formación y la experiencia laboral. Los empleos de baja cualificación pasaron de unas manos a otras en una especie de "carrera de relevo". Los que llegaban ocupaban el lugar de un inmigrante que había llegado antes y halló un empleo mejor (González Martínez y Merino Hernando, 2007:142).
Si bien los inmigrantes económicos (de diferentes flujos) y los exiliados ingresaron al mercado laboral "por abajo", actualmente tienen posiciones más elevadas en la estructura ocupacional. Esta situación no sólo se debe a la influencia obvia del tiempo de residencia sino también a que los exiliados tuvieron más oportunidades de movilidad laboral vertical. El tiempo permitió que muchas cosas cambiaran en la vida del inmigrante: la obtención de la residencia legal, el conocimiento de la regulación del mercado laboral, un mayor poder de negociación con el empresario a razón de tener menos "urgencias materiales", más y "mejor" capital social. Es decir, la movilidad laboral exigió "papeles", información ("saber moverse en el mercado de trabajo"), cierta estabilidad económica y "buenos contactos", amigos y conocidos bien
posicionados en la pirámide ocupacional. Pero también debe decirse que los exiliados contaron con un contexto económico y social más propició para la movilidad laboral que los inmigrantes económicos arribados en las oleadas sucesivas. La dinámica de los ciclos económicos, la configuración sectorial de la demanda y de la oferta, la consideración social del extranjero junto a la regulación de su estatus jurídico15, todo en el marco de un progreso económico y social de grandes dimensiones, compusieron un campo de posibilidades para la promoción laboral. Un campo en el cual el capital cultural tuvo tanto o más peso que el capital social.

Conclusiones

El análisis de las entrevistas puso de manifiesto que el capital social fue un recurso fundamental en el proceso de inserción laboral de los argentinos en el mercado de trabajo madrileño. Tanto exiliados como inmigrantes económicos ingresaron al mercado laboral gracias al apoyo que recibieron de familiares, amigos y conocidos. Por tanto, puede decirse que las redes estuvieron compuestas, principalmente, por "lazos débiles" y que el capital social tuvo una función instrumental, ya detectada por la sociología de las migraciones (Massey et al, 1993; 1994; Portes, 1998). Sin embargo, exiliados e inmigrantes económicos presentan diferencias sustanciales en el origen y efectos del capital social (ver tabla 1).

Tabla 1. Características de las redes sociales y del capital social de exiliados e inmigrantes económicos argentinos en España.

Fuente: elaboración propia

Para los inmigrantes económicos la principal fuente de capital social se encontraba en la expectativa de reciprocidad entre emigrados recientes, principalmente argentinos y, en menor medida, latinoamericanos. Así, inmigrante, recién llegado y argentino (o latinoamericano), fueron atributos imprescindibles para integrar las redes sociales de los inmigrantes argentinos en Madrid, además de otros más habituales en los grupos sociales como el sexo, la edad y la clase social (definida por el nivel de estudio y la ocupación, en este caso). Para los exiliados, en cambio, la principal fuente de capital social fue la solidaridad por principios ideológicos entre connacionales conocidos que compartían similares ideales políticos y una experiencia común de militancia y exilio.
El apoyo mutuo fue un efecto significativo del capital social presente en inmigrantes económicos y en exiliados políticos. Sin embargo, entre los exiliados el apoyo emocional fue tan importante como el apoyo material debido a las circunstancias dramáticas que caracterizaron la salida de Argentina. Además, los grupos de exiliados eran altamente endogámicos y ejercieron un férreo control social sobre sus miembros. Si bien no llegaron a restringir la libertad individual, la experiencia común de adversidad excluyó a posibles integrantes no exiliados (aunque podía incluir a otros extranjeros exiliados), y la ideología política discriminó "hacia adentro" quiénes y cuánto podían participar del grupo. En cambio, los inmigrantes económicos experimentaron un efecto opuesto del capital social: una cuota mayor de libertad. La lejanía con el medio social de origen permitió a muchos inmigrantes experimentar distintos estilos de vida, generalmente aprendidos en interacción con otros inmigrantes. En este sentido la emigración fue una oportunidad de cambio.
En la etapa de inserción laboral los lazos débiles eran de origen argentino y, en menor medida extranjero (todos inmigrantes con poco tiempo de residencia). En este período el acceso al empleo se produjo en condiciones de precariedad, es decir, en empleos manuales, temporales y con malas condiciones relativas de trabajo. Una situación compartida por la mayoría de los inmigrantes extracomunitarios. Los empleos pasaban de "unas manos a otras", en una especie de carrera de relevo hacia mejores posiciones en la estructura ocupacional. Para los inmigrantes económicos que residían ilegalmente, las redes sociales fueron el único recurso para encontrar un empleo porque no podían recurrir a oficinas públicas y a empresas de empleos temporales etc. Para los exiliados también, pero por motivos diferentes: en los años ´70 lo más habitual para hallar un empleo en el sector privado en Madrid era hacerlo a través de "enchufes" (contactos).
Con el trascurso de los años, los inmigrantes experimentaron una movilidad ascendente en el mercado laboral. También se trató de una situación habitrual entre los trabajadores extranjeros (Miguélez et al, 2001). En esta etapa las redes estuvieron compuestas, sobre todo, por españoles o inmigrantes con varios años de residencia en Madrid. Es decir, se confirma el hallazgo de investigaciones previas (Esteban, 2007; González Martínez y Merino Hernando, 2007; y Schmidt, 2009; Jiménez Zunino, 2011) acerca de que la composición del capital social se fue transformando, de exógeno a endógeno, a medida que aumentaba el tiempo de residencia. En realidad, el cambio de composición era una exigencia para la movilidad vertical, más que una consecuencia de la misma, junto con otras como la obtención de residencia legal, cierta estabilidad económica y un mayor conocimiento del mercado de trabajo. En esta etapa, a diferencia de la fase de inserción, el capital cultural fue determinante.
Por último, vale señalar que si los exiliados tienen en la actualidad ocupaciones más deseadas socialmente que los inmigrantes económicos, ello se debe al efecto combinado de mayor tiempo de residencia, un contexto económico más favorable (con mayor demanda de trabajadores cualificados, oferta de empleo público y unas relaciones laborales-sociales de tipo fordista) y leyes migratorias no discriminatorias que permitieron residir y trabajar en igualdad de condiciones con la población autóctona.

Notas

1 Una versión previa de este trabajo fue presentada en el XI Congreso Argentino de Antropología Social, Rosario, 23 al 26 de Julio de 2014. Agradezco al Grupo de Trabajo "Movilidades, circulaciones y migraciones internacionales" las sugerencias realizadas. Este trabajo ha contado con la financiación del proyecto de investigación "Emigración internacional y cambio social: un análisis de las actividades trasnacionales de los inmigrantes argentinos en España. PIP 2011-2013. (Nº 114 2001001 00178) CONICET. Argentina.

2 Para conocer más sobre la "escuela de Gluckman" en Manchester ver Spencer (2000).

3 Entre otros clásicos se encuentran Mitchell (1969), Aronson (1970), Boisservain y Mitchell (1973) y Boisservain (1974), Hannerz, 1993; Piselli (1995).

4 Entre las visiones alternativas destaca la tesis de Robert Putnam (1993). En su estudio comparativo entre las regiones del norte y sur de Italia respecto de su desarrollo institucional y económico, el capital social aparece como un instrumento de análisis macro, como un atributo de las comunidades, y ya no como un recurso de carácter individual. Específicamente, su estudio trata sobre la tendencia comunitaria hacia la cooperación en pos del bien común o al oportunismo y sobre los factores que condicionan la primera o la segunda elección, determinando de qué manera inciden en el desarrollo económico y democrático-institucional de las comunidades.

5 En cifras globales, en la etapa de crecimiento el volumen de activos pasó de 16,4 millones a 22,8 millones, lo que equivale a un aumento del 40% en tan solo 14 años. El 46% de esa nueva población activa fue aportada por españoles (2,9 millones) y el 54% restante por extranjeros (3,4 millones). (EPA, varios años, INE).

6 Entre las primeras destacan Novick y Murias (2005); Osos Casas y Villares Varela (2005); Castellanos Ortega (2006); Esteban (2007); González Martínez y Merino Hernando (2007); entre las segundas, Gandini (2009); Schmidt (2009); Jiménez Zunino (2011).

7 La primera etapa corresponde con mi investigación doctoral y la segunda con mi investigación postdoctoral

8 El exilio, a diferencia del asilo político, no implica el reconocimiento de derechos particulares por parte del Estado receptor. Por tanto, desde un punto de vista económico y político, los exiliados argentinos residían en España en calidad de inmigrantes extranjeros. Si bien el ACNUR venía implementando programas de ayuda a los refugiados desde 1974, no fue sino hasta Marzo de 1984 cuando se promulgó en España la Ley Reguladora del Derecho de Asilo y de la Condición de Refugiado.

9 La ausencia de una política restrictiva de inmigración, sumado a la discriminación positiva en término legales gracias a una legislación precedente basada en vínculos históricos, los eximía de la obligación de un permiso de trabajo y visado de permanencia. Ley 118/1969, de 30 de diciembre, y Orden Ministerial del 15 de enero de 1970.

10 Esta es una de las razones que explican el bajo nivel de institucionalización de la colonia argentina en España (ver Pedrosa, 2014)

11 La emigración de argentinos a España por motivos económicos, a diferencia de otros colectivos de migrantes latinoamericanos, estuvo compuesta por una gran cantidad de núcleos familiares completos, sobre todo, padres y madres jóvenes con hijos menor de edad (Actis y Esteban, 2008).

12 Prácticamente la totalidad de la bibliografía específica (Novick y Murias, 2005; González Martínez y Merino Hernando, 2007; Esteban, 2007; Schmidt, 2009; Jiménez Zunino, 2011) y la generalista (Cachón, 2009; Miguélez, et al., 2011; Torres, 2012; entre otros) dan cuenta de la precariedad laboral que experimentaron los inmigrantes argentinos, en particular, y extranjeros, en general, en el primer empleo en España.

13 La bibliografía específica recoge más o menos las mismas ocupaciones. Ver, por ejemplo, Schmidt (2011:201); González Martínez y Merino Hernando (2007:125-126); Jiménez Zunino, (2011:290)

14 Un análisis estadístico basado en la Encuesta Nacional de Inmigrantes 2007 halló que, en términos de conjunto, la migración a España supuso el mantenimiento o bien el deterioro ocupacional de los trabajadores migrados. No obstante, el estudio advierte que las situaciones por países de origen, sexo y categorías ocupacionales son heterogéneas. En el caso de los argentinos, más de un tercio de los hombres y casi la mitad de las mujeres experimentaron un descenso de categoría ocupacional (Véase Colectivo IOE y Fernández, 2010:427-439)

15 Es imposible hacer aquí un inventario completo de todas las transformaciones sociales que se produjeron en España en las últimas décadas, pero lo cierto es que éstas han sido muchas y profundas, probablemente de las más significativas en el mundo desarrollado. Un resumen exhaustivo puede encontrarse en la obra de González Rodríguez y Requena (2008).

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Recibido: 11.10.14
Aprobado: 25.03.15

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