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Trabajo y sociedad

versión On-line ISSN 1514-6871

Trab. soc.  no.32 Santiago del Estero jun. 2019

 

DOSSIER

La distribución funcional del ingreso en Argentina (1993‐2016)

The functional distribution of income in Argentina (1993‐2016)

Distribuição funcional da renda na Argentina (1993‐2016)

Esteban Ezequiel MAITO* 

*Licenciado en Sociología (UBA), magister en Economía Política (FLACSO). Correo: eemaito@gmail.com

RESUMEN

En el presente trabajo se estima la participación asalariada en el producto mediante la construcción de las correspondientes series de salarios promedio y puestos de trabajo para el total de la economía, a partir de su estimación particular para los subconjuntos de trabajadores registrados privados y público así como también los asalariados no registrados. La participación asalariada se recupera durante la postconvertibilidad, superando en los últimos años los niveles de la década del noventa. Por otra parte, se estima la participación y la masa del excedente de explotación del total de la economía para obtener un cuadro completo de la distribución funcional durante el último cuarto de siglo. Las estimaciones se realizaron considerando la reciente revisión de las series del producto bruto interno emprendida por el INDEC.

ABSTRACT

In this study, we estimate the national wage share by constructing series of average wages and salaried employment for the total economy, on the basis of particular estimates for formal private and public as well as unregistered employees. Wage share recovered during post-convertibility years, even surpassing the levels of the nineties. On the other hand, we estimated the share and the mass of the operating surplus of the total economy to obtain a complete picture of functional distribution during the last decades. The estimates were made considering the recent revision of INDEC's series of gross domestic product.

Keywords: income share; wage share; wage; operating Surplus

RESUMO

No presente estudo, a participação salarial no produto é estimada pela construção das séries correspondentes de salários médios e empregos para a economia total, com base em sua estimativa específica para os subconjuntos de trabalhadores privados e públicos registrados, e também funcionários não registrados. A participação assalariada se recupera durante a pósconvertibilidade, superando os níveis dos anos noventa. Por outro lado, estima-se a participação e a massa do excedente da economia total para obter uma imagem completa da distribuição funcional durante o último quarto de século. As estimativas foram feitas considerando a recente revisão da série de produtos nacionais brutos do INDEC.

Palavras-chave: distribuição de renda; participação assalariada; salário; excedente

SUMARIO

Introducción, 1. Antecedentes recientes, 2. Estimación de las tres masas salariales, 3. Salarios y puestos de trabajo (1993-2016), 4. Participación asalariada y excedente económico (1993-2016), 5. Conclusiones, 6. Anexo estadístico.

Introducción

El conocimiento sobre la participación de las diversas clases en la distribución funcional del ingreso es siempre un aspecto fundamental para el entendimiento del desarrollo histórico y económico de nuestras sociedades. El presente trabajo busca contribuir en tal sentido realizando una estimación de la participación asalariada en el producto durante los últimos años, toda vez que en la actualidad la conducción del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) ha retirado la anterior estimación oficial que cubría el período 2004-2013.

En la actualidad el INDEC ha reiniciado la publicación de la Cuenta de Generación del Ingreso (CGI) a partir del año 2016, pero sin haber presentado una reestimación de la anterior CGI oficial retirada. De forma tal que el presente trabajo busca cubrir ese vacío y, a su vez, presentar una estimación empalmada con la CGI actual.

La participación aquí presentada se ha calculado considerando la reciente revisión hecha por el INDEC en torno al crecimiento del producto correspondiente al año base 2004. Adicionalmente, y a partir de la obtención de la masa salarial de la economía para los años sucesivos, se estimó el excedente de explotación a fines de considerar la distribución del ingreso entre trabajo y capital (sin discriminar el ingreso mixto).

Dado el carácter fragmentario de la información, potenciado por la crisis del sistema estadístico oficial durante los últimos años, se ha recurrido a series oficiales diversas que, no obstante, entendemos que tienen un grado importante de solidez. Con el objetivo de estimar la masa salarial de la economía, se procedió entonces a calcular el número de asalariados y el salario promedio de tres categorías de asalariados en las que una parte importante de las estadísticas oficiales los clasifican: asalariados registrados del sector privado, asalariados del sector público, asalariados no registrados. Las formas de cálculo y las metodologías se desarrollarán con mayor detalle en apartados particulares.

La participación asalariada surge de dividir la masa salarial total de la economía por el producto bruto o el valor agregado a precios corrientes.† Naturalmente, el monto de la masa salarial (MS) puede entenderse como el resultado de multiplicar el número de puestos de trabajo asalariados (N) y el salario anual promedio a precios corrientes (W), o introduciendo un factor más, como el resultado de multiplicar el número de asalariados (N), por el costo laboral real anual promedio (CLr), por el índice de precios del producto (IPPBI):

MS = N x W = N x CLr x IPPBI

El salario nominal (W) deflactado por el índice de precios del producto (IPPBI) es igual al costo laboral real (CLr) y permite realizar una comparación interanual del salario, como se hará en una sección particular. Tradicionalmente se considera el salario nominal (a precios corrientes) deflactado por el índice de precios al consumidor, es decir el salario real, que refleja el poder adquisitivo del salario desde el punto de vista del trabajador. No obstante, la proporción de los salarios en la economía debe deflactarse, para los fines del presente trabajo, por el índice de precios del producto, para reflejar así la distribución existente en términos de la proporción de los salarios en el valor agregado.

El nivel de desagregación de los datos presentados a continuación permitirá, a su vez, un análisis más pormenorizado de las distintas incidencias relativas en los cambios de la participación asalariada, no sólo en términos de la relación capital-trabajo y la incidencia del comportamiento relativo de la productividad y los salarios, sino también en función de las modificaciones al interior de la clase obrera de acuerdo a las condiciones particulares de asalariados privados registrados, públicos y no registrados.

En las próximas secciones expondremos entonces algunas referencias de antecedentes recientes en la materia y la metodología de cálculo utilizada en el presente trabajo, así como también un análisis de los principales resultados obtenidos en relación a la evolución salarial, de la distribución propiamente dicha y de la productividad, siempre en función de la nueva estimación oficial del producto. Se adjuntan, como anexo estadístico, las series de datos confeccionadas.

Por último, e independientemente de lo que se desarrollará a continuación, creemos que es relevante presentar los datos que sustentan las estimaciones en cuestión, tal como han hecho oportunamente Graña y Kennedy o Kidyba y Vega. Sólo sometiendo los cálculos a la consideración del resto podremos, además de brindar herramientas de análisis a terceros, avanzar en forma más sólida dentro de una temática que la crisis de las estadísticas públicas ha dejado prácticamente a oscuras durante los últimos años.

1) Algunos antecedentes de estimaciones de la distribución funcional para los años recientes

Existen una serie relativamente acotada de trabajos que abordan la evolución de la distribución funcional en la Argentina desde el período de la Convertibilidad hasta la presente década (Graña y Kennedy, 2008; Basualdo, 2011; CIFRA, 2011, Kidyba y Vega, 2015; Basualdo y Manzanelli, 2016; Sánchez, Pacífico y Kennedy, 2016), más allá de la estimaciones oficiales de la CGI realizadas por el INDEC. La necesidad del presente trabajo surge, en primer lugar, de la limitada cubertura temporal de dichos trabajos en relación a los años más recientes.

Por otra parte, el INDEC publicó oportunamente la serie para los años 2004-2013 de la CGI base 2004 y que ha sido retirada por las autoridades del nuevo gobierno, el cual ha publicado en forma reciente la CGI desde el año 2016, con periodicidad trimestral, persistiendo a nivel oficial el interrogante sobre la distribución funcional en los años anteriores a 2016.

La estimación de CIFRA en buena medida reproduce la evolución de la participación asalariada implícita en la CGI base 1993 (que abarcó el período 1993-2007), realizando una serie de ajustes metodológicos para los años 2007-2009 en relación a las inconsistencias en la medición del PBI que comenzó a mostrar el INDEC desde 2007. La CGI base 1993 arrojaba niveles de participación asalariada sobrevaluados para el período posterior a la crisis de Convertibilidad, a diferencia de la serie de Graña y Kennedy que ha ganado cierto reconocimiento general.‡ En efecto, las estimaciones de estos autores, basadas íntegramente en información de la EPH para los años que nos ocupan, fueron publicadas con anterioridad a la propia CGI base 1993 y, adicionalmente, cuando se produjo la estimación oficial para la nueva base 2004, los niveles de participación asalariada se emparentaban más con las propias estimaciones de Graña y Kennedy que con la serie oficial anterior base 1993.§ La estimación del trabajo de Kidyba y Vega simplemente utiliza los valores de la CGI 1993, dado que se trata de una estimación de largo plazo para el período 1950-2007. Sánchez, Pacífico y Kennedy, por su parte, realizan su estimación hasta 2013 sobre la base de la retirada CGI base 2004. Finalmente, Basualdo y Manzanelli (2016) han publicado de forma reciente un trabajo que incluye una estimación sobre la participación asalariada hasta el año 2015. Al final de la próxima sección (gráfico N° 1) puede observarse una comparación entre el cálculo realizado en el presente trabajo y algunos de estos antecedentes recientes.

2) Estimación de las tres masas salariales

En esta sección explicitamos en forma detallada las metodologías empleadas para el cálculo del salario promedio y los puestos de trabajo asalariados referidos a los tres subconjuntos de asalariados. Las series construidas se presentan en el cuadro N°1 del anexo estadístico.

a) Masa salarial de los asalariados del sector privado registrados

El costo salarial implícito (salario bruto nominal incluyendo aportes patronales) de los asalariados registrados del sector privado en la CGI 1993 era de 1.353 pesos para el año 2004. Si bien el INDEC no ha realizado hasta la fecha una nueva estimación de la CGI previa al período 2016-2018, ha realizado una re-estimación para 2004-2016 de los puestos de trabajo registrados del sector privado (excluyendo servicio doméstico) y de su costo salarial, siendo en este último caso su valor promedio para 2004 de 1.486 pesos.** En definitiva, en lo concerniente a este ítem, la reestimación del INDEC supone un salario registrado promedio para el sector privado de un nivel 9,8% superior al implícito en la CGI 1993 para el año 2004. Si incluimos, como haremos en este trabajo, para el cómputo revisado de 2004, a las empleadas domésticas registradas el promedio salarial registrado en 2004 desciende de 1.486 pesos a 1.474 (pequeña diferencia explicada por la escasa incidencia en términos de puestos de trabajo en dicho año).

Para la presente investigación se utilizaron entonces los puestos de trabajo y los costos salariales de la re-estimación del sector privado registrado realizada por el INDEC para 2004-2016 (con el agregado de una estimación propia de costos salariales y puestos de trabajo registrados del sector doméstico que detallamos en un anexo metodológico al final), aplicando para 1993-2004 la variación anual de los costos salariales privados registrados de la CGI 1993, e interpolando las series mediante la distribución de las diferencias, de forma tal que en cada año base (1993 y 2004) se computen los datos obtenidos oficialmente, reduciendo así aquella diferencia del 9,8% en el costo salarial para el año 2004 entre la CGI 1993 y la mencionada re-estimación (se realizó lo mismo respecto a los puestos de trabajo).

Como ejemplo de este método, tomamos el costo salarial promedio registrado de la CGI 1993 para cada año del período 1993-2004 con un índice base 100 = 2004 (cuyo valor en 1993 fue de 77,09), con un costo salarial en el año inicial y final de 1075,2 y 1394,8 pesos respectivamente. Siendo w el costo salarial, para cada año t se obtiene el índice (ib100) base 100 = 2004

ib100 t = ( w t / 1394.8 )*100

A partir de dicho índice se produce un coeficiente (coef.) para captar la variación e intensidad, del siguiente modo:

coef. t = [ (ib100 t - ib100 t-1 ) / ( 100 - 77,09 ) ]

Posteriormente se toma el dato (1.075,2) de la estimación de la CGI 1993 para el año 1993 y el costo salarial promedio privado registrado (1.486,4) que surge de la re-estimación 2004-2016 hecha por el INDEC para este subconjunto en 2004. Obteniéndose el costo salarial para cada año (wt) interpolado a partir de aplicar en cada año el respectivo coeficiente sobre la diferencia entre los costos salariales observados en los dos años de referencia.

w t = w t-1 + [ ( 1486,4 - 1075,2 ) * coef. t ) ]

En el caso de los puestos de trabajo se utilizó el mismo método.†† En el cuadro N° 1 puede observarse la interpolación realizada y sus resultados relativos al sector privado registrado. Los costos salariales obtenidos fueron multiplicados por trece meses y los puestos de trabajo, para así obtener la masa salarial de cada año.

†† Existe una discrepancia, creciente a partir de fines la primera década del siglo, entre el número de puestos de trabajo privados registrados relevados por MTEySS y el número mayor de puestos en la re-estimación reciente del INDEC para 2004-2016, dado que esta última incorpora algunas categorías no cubiertas por el SIPA, que constituye la fuente principal de los datos de MTEySS. En particular tiene una base importante en el creciente registro de trabajadoras del servicio doméstico.

Cuadro N° 1 - Interpolación de series a partir de datos observados en 1993 y 2004, costo salarial en pesos mensuales, puestos de trabajo y masa salarial de trabajadores registrados del sector privado (excluye servicio doméstico) en millones de pesos corrientes.

Los resultados finales, que difieren levemente de la estimación del cuadro en función de que incorporan el sector de servicios domésticos, pueden consultarse en el anexo correspondiente.

b) Masa salarial de los asalariados del sector público

Por definición esta serie incluye trabajadores del sector público registrados. Se tomó la serie de puestos de trabajo 1993-2007 de la CGI y las tasas de variación de Ferreres (2010, p. 584) para 2008 y 2009. Por otra parte, se tomaron los puestos de trabajo del año 2016 de la nueva CGI y se los llevó hasta 2012, aplicando las tasas de variación anuales de las series relevadas por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTEySS) que cubren 2012-2016 (considerando el promedio anual de las series mensuales). Para los años 2010 y 2011, se distribuyó homogéneamente la diferencia entre los niveles previamente calculados para los años 2009 y 2012.

Considerando que la información sobre salarios en el sector público es por demás problemática y fragmentada, hasta el año 2007 se tomaron en cuenta los ingresos salariales promedio implícitos de la CGI base 1993, mientras que para los años posteriores se utilizó un promedio simple entre las variaciones anuales del Salario Conformado de Convenio del MTEySS para la Administración Pública y las del Coeficiente de Variación Salarial-Índice de Salarios del sector público calculado por el INDEC, realizándose la correspondiente interpolación ya explicada, tomando el costo salarial de 2007 (2.709 pesos) y el recientemente estimado por la nueva CGI para 2016 (25.074 pesos). ‡‡

c) Masa salarial de los asalariados no registrados

Se obtuvo el costo salarial implícito de la serie de la CGI 1993 hasta el año 2007. A diferencia de los dos casos anteriores, el salario anual, obtenido a partir de la división del ítem Remuneración asalariados no registrados por los correspondientes puestos de trabajo, se dividió por doce meses - no por trece - considerando que la situación de informalidad excluye en principio el cobro de aguinaldo. Por otra parte, y dado que la CGI no diferencia masa salarial privada registrada de no registrada, se calculó el costo salarial implícito de 2016 a partir de los datos de la nueva CGI, restando la masa salarial privada registrada a la masa salarial privada total y dividiendo el resultado por los puestos de trabajo no registrados (insumo mano de obra en la CGI).

Se considera “la retribución por la realización de las tareas correspondientes al puesto que se percibiría por un mes de labor, independiente de las condiciones particulares del trabajador que haya desempeñado las tareas. Se compone de todos los pagos tanto remunerativos, como no remunerativos que percibe el trabajador y que no se encuentran afectados por cambios en las cantidades producidas o en las horas trabajadas” (INDEC, 2012, 5).

En el caso de la CGI, la única explicación metodológica referida al sector público abarca un párrafo: “la estimación de los ingresos de los asalariados se desprende de registros oficiales y sistemas específicos, como las ejecuciones presupuestarias: a fines de estimar la generación del ingreso se considera como válido la cantidad de cargos (puestos de trabajo) y de costos (remuneración asalariada) utilizados para estimar el valor de producción del sector” (INDEC, 2014, 114).

Por su parte, el Coeficiente de Variación Salarial o Índice de Salarios del sector público presenta una metodología explicada en forma más pormenorizada (INDEC, 2002, 14-16). Tanto en los casos de los empleados públicos nacionales como provinciales (se excluye los municipales), se seleccionaron los cargos y escalafones más representativos hasta alcanzar un mínimo del 70% de representatividad de los puestos de trabajo y la masa salarial, considerando los ítems salariales que son percibidos por más del 50% del personal de cada cargo.

La metodología del CVS-IS parece ser más clara que en el caso de la CGI para los trabajadores del sector público. No obstante, puede consultarse una crítica a algunos de los criterios metodológicos utilizados en Lozano, Rameri y Raffo (2008). Los autores alegan que el indicador representa incluso en mayor medida los escalafones superiores del sector público.

El Salario Conformado de Convenio de la Administración Pública informado por el MTEySS considera una categoría representativa (C5) y la variación del ingreso salarial de dicha categoría contemplando los incrementos efectivos que incluyen eventuales ítems adicionales por encima de los incrementos paritarios simples, es decir, la evolución de los salarios efectivamente abonados correspondientes a dicha categoría.

A continuación se expandió la serie de costo salarial utilizando la variación anual del Coeficiente de Variación Salarial de los trabajadores no registrados, construyéndose el correspondiente índice base 100 y el respectivo coeficiente, que posteriormente fue utilizado para unificar interpolando el dato de 2007 con el de 2016.§§ La variación del Índice de Salarios utilizada fue calculada a partir de los promedios mensuales de cada año. El salario anual, incluido su poder adquisitivo, es naturalmente sensible a los ritmos y variaciones puntuales a lo largo del año. Aquel salario que se actualiza en forma más sincronizada con la inflación mantiene a grandes rasgos su poder adquisitivo en mayor medida, en contraposición a un salario que se actualizara recién luego de un extenso período de inflación, aun cuando las tasas de actualización paritaria e inflación sean las mismas tomadas como simple incremento anual, por ejemplo, comparado diciembre contra diciembre.

El número de puestos de trabajo se estimó a partir de aplicar la tasa de empleo asalariado no registrado (TLnR), calculada por el MTEySS en base a la EPH, en forma residual a las dos subcategorías de trabajadores anteriores.*** Siendo que la suma del número de asalariados registrados de estas dos series (LR) sería proporcionalmente igual a 1 - TLnR, el cálculo consiste en multiplicar por el número de asalariados registrados la proporción entre la tasa de asalariados no registrados y registrados:

[ TLnR / (1-TLnR) ] . LR

La serie de la tasa de empleo asalariado no registrado elaborada por el MTEySS sólo comienza en 2003.††† Se tomó para el año 2016, el número absoluto de puestos no registrados y la tasa de informalidad implícita, mínimamente mayor (31,14% vs 30,99%) a la que surge de la serie del MTEySS, interpolándola con la tasa de informalidad vigente en 2003-2006 informada por dicha dependencia, e interpolándose los datos obtenidos con los de la serie CGI 1993.

Un punto adicional a considerar es la metodología de empalme realizada respecto a las dos bases -1993 y 2004- del valor agregado o el producto bruto. En tal sentido, considerando que además en este trabajo partimos de utilizar datos salariales a precios corrientes, se realizó el correspondiente empalme de las dos bases de PBI tanto a precios constantes de 2004 (mediante las tasas de variación de la base 1993 aplicadas al período previo) como a precios corrientes (mediante interpolación entre años base y la distribución de las diferencias, tal como se describiera previamente, a fines de que en los dos años base el producto medido a precios corrientes sea el originalmente medido).

En el gráfico N° 1 se presenta el resultado de la estimación realizada en el presente artículo comparada con las versiones de la Cuenta de Generación del Ingreso del INDEC con base 1993, 2004 (retirada) y 2016, la estimación realizada por CEPED (Sánchez, Pacífico y Kennedy, 2016) y por Basualdo y Manzanelli (2016).

A continuación se exponen estimaciones sobre la evolución del salario durante los últimos veinticuatro años, considerando también tres subsectores de los asalariados (sector privado registrado y no registrado, sector público).

3- Salarios y puestos de trabajo (1993-2016)

Ya sea entendido como costo laboral real (es decir, deflactado por la facturación o en este caso el IPPBI) o como salario real (deflactado por IPC), el salario promedio de la economía enfrentó una fase de descenso y estancamiento durante la Convertibilidad, para luego ingresar en una fases de incremento y estancamiento en la post-Convertibilidad, mediadas por la crisis de cambio de siglo y un derrumbe salarial histórico.

El salario real general descendió a lo largo del ciclo de la convertibilidad desde un promedio de 15.235 pesos a precios de 2016, en el año 1993, hasta 13.619 en 2001 para luego contraerse en forma notable en 2002 hasta los 11.086 pesos, nivel 27,3% menor al de 1993. Luego de un piso en 2003, comenzaría un incremento más o menos sostenido alcanzando un punto máximo en 2015 de 19.088 pesos. Tanto en 2014 como en 2016 los salarios reales enfrentaron contracciones importantes de alrededor del 3,9% y 5,4% respectivamente, fenómeno que no se observaba, en términos del promedio de la economía, desde el año 2002, cuando se produjo la megadevaluación, producto y resolución de la crisis del ciclo de la convertibilidad. El poder adquisitivo del salario promedio de la economía había alcanzado así un punto máximo que significó un incremento del 76,1% respecto a su punto mínimo de 2003 (10.843 pesos de 2016) pero de sólo un 25,3% en relación a su nivel inicial de 1993.

Desde el punto de vista del número de puestos de trabajo, la participación al interior de la fuerza de trabajo asalariada de los trabajadores registrados del sector privado había crecido desde un 40,0%, en 1993-1997, hasta un 46,7% en el quinquenio final. Por su parte, los puestos de trabajo no registrados redujeron su participación desde un 39,7% a un 31,3%, al tiempo que los puestos del sector público incrementaron levemente su participación desde un 20,3% en el primer quinquenio a un 21,9%.

Considerando la participación en la masa salarial total, los trabajadores formales del sector privado incrementaron su participación a un mayor ritmo, desde el 54,4% de la masa salarial total hasta el 62,7% en 2012-2016. O en términos del PBI, desde 19,0% hasta 27,0% del producto (ver cuadro N°1 en el anexo estadístico). También en términos del PBI, la masa salarial de los asalariados del sector público se expandió desde un 9,9% en 1993-1997 a un 12,9% en 2012-2016. En cambio, en el caso de los no registrados su participación en el producto se redujo del 6,0% al 3,1% en el último quinquenio considerado. Esta última reducción, proporcionalmente más aguda que en el caso de su participación en los puestos de trabajo totales, supone un creciente estancamientos de los salarios informales.

Gráfico N° 3 - Participación asalariada en el PBI a precios de mercado (W/PBIpm, eje der.) y salario real en pesos de 2016 total y por subconjuntos (1993-2016)

El desenvolvimiento del salario promedio de la economía esconde, entonces, una heterogeneidad que corresponde señalar más ampliamente. En el caso de los trabajadores registrados del sector privado se presenta una evolución prácticamente paralela al promedio de la economía para todo el período, lo que determina que el nivel salarial de los años finales sea superior al de los años iniciales de la década del noventa (en el caso puntual del sector privado registrado, el salario real de 2016 fue 14,4% superior al de 1993). Si consideramos el poder adquisitivo de los asalariados del sector público, el período de la postconvertibilidad supuso un fuerte deterioro y estancamiento salarial en los años marcados por la devaluación, el correspondiente ajuste fiscal y el cambio de ciclo económico (2002-2004), una importante recomposición salarial en el quinquenio posterior (2005-2009) que llevó el salario incluso a niveles superiores al período de la convertibilidad, para posteriormente iniciar una etapa de estancamiento (2010-2011) y contracción salarial (2012-2016). Por su parte, en el caso de los trabajadores no registrados del sector privado, su salario sufrió una persistente reducción durante la década del noventa y una contracción pronunciada en 2002. Si bien en 2004-2006 mostró una recuperación del 17,5% respecto a 2003, de la mano de una creciente demanda de fuerza de trabajo en el marco de un relanzamiento de la acumulación capitalista, lo cierto es que nunca alcanzó los

En términos internacionales, el salario promedio de la economía se había reducido hasta los 242 dólares en 2002 (una caída interanual del 67,1%) desde un máximo de 787 dólares en 1994. No obstante, sobrevaluación de la moneda mediante, alcanzaría un nuevo máximo de 1.477 dólares en 2015, perdiendo en parte la competitividad, en cuanto al costo laboral, alcanzada mediante la megadevaluación de 2002. La devaluación del tipo de cambio promedio del año 2016 supuso una caída del salario del 17,2%, ubicándose en los 1.223 dólares.

A lo largo de todo el período considerado existieron diferentes ritmos de expansión del empleo asalariado para los tres subconjuntos considerados (ver gráficos N° 4 - N° 5). Durante la década del noventa, en particular en los años 1994-1995 y 2000-2002 existió un importante proceso de destrucción de puestos de trabajo a nivel general. Durante varios años del período de convertibilidad el empleo no registrado se expandió a mayores tasas que el nivel general y el de los trabajadores registrados del sector privado. Este patrón supone una creciente precarización de las condiciones laborales de una parte importante de

En cuanto a las diferencias salariales entre trabajadores registrados y no registrados cabe una pequeña digresión. Comúnmente se suele presuponer, en una comparación, los salarios netos de unos y otros, trabajando una jornada de extensión normal. En ese caso, las diferencias entre unos y otros son ciertamente menores que las aquí reflejadas. No obstante, en términos de las cuentas nacionales y la distribución funcional del ingreso estimada, las remuneraciones de los trabajadores registrados incluyen aportes jubilatorios y contribución propias y patronales, al tiempo que en el salario promedio no registrado inciden también los niveles salariales implícitos en puestos de trabajo informales de baja carga horaria. Por ello, los diferenciales en uno y otro salario promedio (ver gráfico N° 3) aparecen como de una extensión mayor a la que el sentido común le atribuiría considerando el salario en mano a dos trabajadores a jornada completa. los asalariados. En el caso del empleo público, mostró una tendencia a acelerar su tasa de crecimiento hasta 1999 para luego ingresar en un proceso de desaceleración, en conjunto con el desarrollo de la fase contractiva del ciclo, que finalmente se expresó en una destrucción de puestos de trabajo en 2002. El empleo público tiene, más allá de las vicisitudes particulares, cierta tendencia a expandirse en función del crecimiento demográfico y la necesidad de brindar ciertos servicios generales a la población en términos de enseñanza, salud, seguridad, además de aquellos relacionados con la administración pública gubernamental propiamente dicha.

Luego de agudas contracciones del número de puestos de trabajo en 2001-2002, el período de la postconvertibilidad, restablecida una tasa de rentabilidad acorde y ampliada la participación del excedente en el ingreso, se caracterizó en sus años iniciales por un fuerte incremento general del empleo, y en particular de los asalariados del sector privado. La mayor tasa de crecimiento del número de puestos de trabajo registrados del sector privado, en comparación con aquellos no registrados, supuso también una tendencia a la baja de la incidencia del trabajo informal y mejores condiciones relativas de negociación colectiva.

No obstante, desde 2012 esos diferenciales de tasas de incremento entre el empleo privado registrado y el no registrado se redujeron en forma drástica, en una etapa en la que el nivel general de crecimiento de los puestos de trabajo asalariados se encontraría lejos de los niveles de los primeros años del ciclo de postconvertibilidad. El año 2016 fue, por otra parte, el primer año desde 1999 con expansión del número de puestos no registrados y contracción de los puestos privados registrados. En cuanto al empleo público, cabe resaltar que su ritmo de incremento fue creciendo a lo largo del período, al menos durante el mandato de Néstor Kirchner. Los años posteriores suponen cierta estabilización para luego mostrar una aceleración, al menos en 2013 y 2015, durante el segundo mandato de Cristina

Fernández de Kirchner, en parte también como política contracíclica y de sostenimiento de la demanda -sin aquí ocuparnos de sus resultados- en función de la pérdida de dinamismo económico vivida en los últimos años y una menor tasa de creación de empleo privado. El año 2016 parece haber mostrado, por su parte, la menor tasa de incremento del empleo público desde 2004.

4-Participación asalariada y excedente económico (1993-2016)

A partir de las series elaboradas de las masas salariales para los tres subconjuntos se obtuvo la masa salarial total. En el gráfico Nº 6 se ilustra la participación particular de cada subconjunto y de la masa salarial total en el producto bruto interno a precios de mercado. Como puede observarse, a pesar de que la participación asalariada no alcanzó los niveles vigentes en la primera mitad de los noventa, la participación de la masa salarial de los trabajadores registrados del sector privado superó con creces sus registros de dicha década, debido tanto a un incremento relativo del número de asalariados como del salario en relación a los trabajadores no registrados y del sector público.

Naturalmente, buena parte de dicho incremento relativo se explica por importantes tasas de crecimiento en los niveles de actividad y empleo durante los años iniciales del kirchnerismo, que supusieron también un fortalecimiento de la posición relativa de las organizaciones sindicales y un descenso de los niveles de informalidad.

De nuestras series de participación asalariada en el Valor Agregado Bruto a precios básicos se obtiene por residuo el excedente bruto de explotación, sin discriminar el ingreso mixto, ciertamente minoritario, compuesto por los ingresos de cuentapropistas, cooperativas y otras formas jurídicas que no suponen, al menos directamente, relación de dependencia formal. La participación del excedente bruto de explotación sobre el valor agregado bruto, la proporción de este último apropiada por los empresarios descontada la participación asalariada, naturalmente sigue un comportamiento inverso al de ésta.§§§ La masa del excedente dependerá tanto de la distribución entre excedente y salario así como también del crecimiento de la producción (gráfico Nº7). En este caso hemos calculado también el excedente neto de explotación, que surge luego de restar el consumo de capital fijo o la depreciación al excedente bruto, obteniéndose así también una serie de valor agregado neto de la economía (suma de excedente neto de explotación y masa salarial).****

En el gráfico N°7 puede observarse como, con posterioridad a la crisis de 2001-2002, la masa de ganancias se incrementó en forma marcada y persistente entre 2003 y 2007. En tal sentido, dicho crecimiento estuvo explicado, de acuerdo a una descomposición convencional entre una variable distributiva (ENE/VAN) y una productiva (VAN), íntegramente por la expansión de la producción que más que compensó los incrementos en la participación asalariada en relación a la participación de las ganancias o el excedente.

Los años críticos desde el punto de vista económico, pero también político mediante una serie de mediaciones, se encuentran en general atravesados por una reducción del excedente, ya sea por uno o ambos factores. Tal ha sido el caso de los últimos años de la convertibilidad, así como también aquellos años atravesados por la irrupción de la crisis mundial (2008-2009) o los últimos años del tercer mandato kirchnerista. En efecto, durante este último se produjo un creciente alejamiento entre el gobierno y una parte importante de la dirigencia sindical, cuestión reflejada en un crecimiento de los paros convocados por algunas de las principales centrales sindicales. El estancamiento, o directamente la contracción, del salario real de vastas franjas de la clase trabajadora marcará también una paulatina caída en el apoyo a la gestión de gobierno desde los altos niveles del año 2011, que representó un pico cíclico en términos económicos.

A su vez, el crecimiento de la participación asalariada en desmedro de las ganancias comenzó a despertar cuestionamientos de sectores empresarios sobre el rumbo económico y político. La inversión alcanzaría un punto máximo en el ciclo de las postconvertibilidad en el año 2011 para luego mostrar una caída persistente, transmitiéndose así, a la inversión y la expansión potencial de la producción, la caída en la masa de excedente. Ello también se vería expresado en una reducción del ritmo de creación de empleo privado, toda vez que este requiere, en las sociedades donde impera el régimen capitalista, de la inversión empresaria previa.

El incremento de la participación asalariada en la etapa final del kirchnerismo tampoco se tradujo en mejoras en los salarios sino que, por el contrario, los incrementos paritarios y en la facturación total de la economía, que marcaban un incremento de su participación, se daban en conjunto con una caída del poder adquisitivo del salario, estableciendo así una dinámica en la que los incrementos salariales nominales, incluso sin llegar a cubrir la inflación en términos del consumidor, afectaban de todas formas la participación de las ganancias, toda vez que la productividad y el volumen de producción se estancaban en mayor medida, sobre todo desde el año 2014, cuando parece haberse iniciado un proceso de reducción sostenida de la masa del excedente que llega hasta el presente, bajo el gobierno de la alianza Cambiemos.

Más allá del pico del año 2007, de 274.701 millones de pesos a precios de 2004, hasta 2011, con la salvedad del año 2009, la masa se había mantenido a grandes rasgos en los niveles de los años previos. El proceso de reducción iniciado en 2012 disminuirá la masa hasta los 222.214 millones en 2016, representando una caída del 19,2% en relación al pico de 2007. Alcanzado el punto máximo del ciclo, el excedente ingresó así en una fase de estancamiento y contracción. Como esto último terminó repercutiendo en la tasa de acumulación y la potencial expansión del empleo, los salarios reales también permanecieron estancados. El escenario de crisis política gubernamental comenzaba a manifestarse así como un proceso de creciente inconformismo tanto en la clase empresaria como en la clase trabajadora. En el primer caso, las nuevas inversiones ya no se traducían en incrementos similares de la masa de ganancias, mientras que para la clase trabajadora los niveles de inflación suponían una tendencia al estancamiento o la contracción de sus ingresos salariales.

No obstante, conviene subrayar que es la contracción de la productividad la principal fuente explicativa de esta reducción de la masa del excedente económico, toda vez que desde 2013 el costo laboral real se encuentra virtualmente estancado, con alzas y bajas compensatorias en los años siguientes. En el gráfico N°9 se amplía esta cuestión, presentando las series de valor agregado bruto (productividad, VAB/L), excedente bruto (EBE/L) y costo laboral real (CLR/L) por asalariado para el total de la economía. Durante el auge del ciclo de la convertibilidad, el excedente por asalariado se expandió tanto por un incremento de la productividad como por un descenso de los costos laborales reales en virtud de una ampliación del ejército industrial de reserva y un fuerte disciplinamiento de la clase obrera. No obstante, en los años finales posteriores al pico cíclico, mientras que el costo laboral se estabilizó en un piso, la productividad descendió claramente, afectando el excedente. La resolución de dicha crisis supuso una nueva expansión del excedente por asalariado, principalmente mediante un abrupto descenso del costo laboral efectivizado mediante la megadevaluación de 2002, es decir, una elevación de la tasa de explotación mediante el pago de la fuerza de trabajo por debajo de su valor, antes que por un incremento de la productividad laboral general que, dada una canasta de bienes, reduce el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción. La reducción aquí se basa en una reducción de los bienes o valores de uso que conforman dicha canasta, degradando así las condiciones de vida de los asalariados.

Dado el importante incremento del empleo que supuso el restablecimiento de una tasa de ganancia mayor, la productividad laboral recién mostraría incrementos sustanciales desde el año 2006, dado que la caída de los costos laborales y el incremento de la tasa de plusvalía fomentaron un aumento sustancial del número de asalariados. Desde dicho año también el costo laboral se incrementaría a un mayor ritmo, por lo que el excedente por asalariado lo haría a un menor ritmo relativo (de ahí la tendencia en la postconvertibilidad al incremento de la participación asalariada). En los años siguientes, ante salarios crecientemente estancados, la reducción en el excedente por asalariado se explicaría fundamentalmente por una caída en la productividad.

A este respecto, debe subrayarse que la fase descendente del ciclo de la postconvertibilidad muestra el mismo patrón que el de la convertibilidad: salarios estancados en conjunto con excedentes en descenso por una reducción de la productividad. En este sentido queda planteada una situación de creciente conflictividad capital-trabajo en tanto y en cuanto los sectores empresarios, con el fin de aumentar sus excedentes, pujarán por incrementar la productividad intensificando los ritmos de trabajo y los niveles de explotación, incluyendo también despidos. El primer año del actual gobierno significó una caída del costo laboral del 5,8% (5,4% en términos del poder adquisitivo del trabajador) que, sin embargo, no se tradujo en un aumento destacable de las ganancias por asalariado, toda vez que la productividad laboral, gracias a una fuerte caída en el volumen de producción, se contrajo en un 5,3% y el excedente bruto por asalariado lo haría en un 4,2%, de forma tal que el incremento de la participación del excedente en el ingreso no evitó una nueva contracción real de su masa.

5. Conclusiones

A lo largo del presente trabajo expusimos estimaciones de la distribución funcional del ingreso para la economía argentina durante el período 1993-2016. Los resultados muestran una paulatina recuperación de la participación asalariada a lo largo del ciclo de la postconvertibilidad, la cual en los años finales se terminó ubicando en niveles similares e incluso superiores a los de la década del noventa. Una explicación de lo anterior reside en que durante los años posteriores a la megadevaluación de 2002, dado el incremento salarial sostenido hasta el año 2013, el producto mostró tasas de crecimiento importantes que en buena medida compensaban la caída de la participación del excedente y permitían de todas formas el incremento de su masa. El salario real promedio de la economía en el último quinquenio fue, en pesos a precios de 2016, de 18.468 pesos, un 28,9% mayor al promedio de 1993-1997 (o 31,1% mayor a su valor de 2001).

A lo largo del período se observó también una modificación relativa del comportamiento salarial y de la participación al interior de la clase trabajadora, cobrando un mayor protagonismo, en virtud del fuerte incremento del empleo, el subconjunto de trabajadores registrados del sector privado tanto por su incidencia en el número de asalariados como por una mayor diferenciación salarial en favor de estos últimos. Si en el primer quinquenio (1993-1997) los salarios de los sectores privado registrado, público y no registrado representaban respectivamente el 136,6%, el 139,0% y el 46,8% del salario promedio de la economía, en el último quinquenio (2012-2016) los mismos promediaron un 134,2%, 137,2% y 24,8% en relación al salario medio de la economía. La conclusión que surge en este sentido es la de un creciente estancamiento de los ingresos de los empleados públicos, en buena medida por la trayectoria de su salario real desde 2011, y la de una depresión sostenida de los salarios de los trabajadores precarizados cuyas condiciones de reproducción se mantienen así degradadas en forma permanente.

La masa del excedente económico se expandió en 1993-1998 y 2003-2011 (con la excepción de 2009), para luego mostrar una tendencia al estancamiento y a la reducción en los años sucesivos. En 1993-1998 dicha expansión se basó tanto en una caída de los costos laborales como en un incremento de la productividad, mientras que en 2003-2011 las altas tasas de crecimiento del producto y la productividad compensaron en parte el incremento de los salarios desde el pozo establecido por la devaluación de 2002, expandiéndose de todos modos la masa de beneficios de la economía, en conjunto con la participación asalariada. Los cambios de tendencia en ambos ciclos en relación a la masa y la participación del excedente, finalmente, se fundamentaron en primer lugar por una caída de la productividad antes que por un aumento pronunciado de los salarios, más allá de que el capital encuentra en la reducción del salario relativo, por definición, un potencial incremento de la ganancia.

La situación planteada supone en el futuro inmediato crecientes pujas del sector empresario por contener incrementos salariales y fomentar aumentos en la productividad, luego de varios años de reducción en la misma, ya sea por un incremento en la producción y los ritmos de trabajo, o por una reducción absoluta del número de asalariados que por otra parte implique un creciente disciplinamiento de los trabajadores en cuanto a condiciones laborales y salariales.

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Recibido: 10 de Agosto de 2017; Aprobado: 10 de Noviembre de 2018

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