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Trabajo y sociedad

versión On-line ISSN 1514-6871

Trab. soc. vol.22 no.36 Santiago del Estero jun. 2021  Epub 01-Ene-2021

 

Artículo Original

“Y ya con eso del mural me metí...”: Ingresos a la militancia en el marco del Programa “Florecen mil flores, pintamos mil escuelas” (JP Evita CABA, 2010-2012)

“And already with that mural I got in...”:Entries to the militancy within the Program “Florecen milflores, pintamos mil escuelas” (JPEvita CABA, 2010-2012)

“E já com aquele mural eu fiquei...”:Entradas a la militancia no marco do Programa “Florecen mil flores, pintamos mil escuelas” (JP Evita CABA, 2010-2012)

Gabriela ROIZEN1 

Melina VÁZQUEZ2 

Miriam KRIGER3 

1 Gabriela Roizen es Profesora en Ciencias Antropológicas y Doctoranda de la Facultad de CienciasSociales de la Universidad de Buenos Aires. Becaria doctoral por Unidad Ejecutora del Centro de Investigaciones Sociales, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Instituto de Desarrollo Económico y Social (CIS-CONICET/IDES), con la dirección de la Dra. Miriam Kriger y la codirección de la Dra. Melina Vázquez. Integrante del Grupo de Estudios de Políticas y Juventudes, Instituto Gino Germani, Universidad de Buenos Aires (GEPoJu-IIGG/UBA). Mail: churoizen@gmail.com

2 Melina Vázquez es Licenciada en Sociología, Magíster en Investigación en Ciencias Sociales (UBA), Doctora en Ciencias Sociales (UBA), Posdoctora en Investigación en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud (Universidad de Manizales, Pontificia Universidad Católica de San Pablo, Colegio de la Frontera Norte de México y Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales) e investigadora del CONICET. Mail: vazquezmelina@hotmail.com

3 Miriam Kriger es Doctora en Ciencias Sociales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Investigadora Independiente del CONICET con sede en el CIS/IDES, docente investigadora de la UBA, e investigadora/profesora colaboradora del grupo de trabajo del Centro de Estudios Sociales y Culturales de la Memoria (CESYCME, Facultad de Ciencias Sociales de Universidad Javeriana, Bogotá). Mail: mkriger@gmail.com

RESUMEN:

En este artículo se busca contribuir a la comprensión de las complejas relaciones entre Estado y juventud durante el período 2010-2015, en un contexto en el que la cuestión juvenil fue objeto de un tratamiento particular por parte del Estado y se crearon numerosos programas sociales. El mismo se enmarca en una línea de investigaciones sobre las políticas públicas específicamente orientadas a las juventudes, concretamente de aquellas que buscan comprenderlas políticas participativas(como el Programa Jóvenes Padre Mugica, las Jornadas “Pensar Argentina, Mirar Latinoamérica”, y el Programa “Florecen mil flores, pintamos mil escuelas”). Partimos de la hipótesis de que la vinculación de los ciudadanos (en este caso, las y los jóvenes) con las políticas públicas favorece el desarrollo de formas de acción política y compromiso que, en el contexto estudiado, pasan a ser interpretadas por los propios sujetos como militancia.

Precisamente, el presente trabajo se interesa en analizar la relación entre modalidades particulares de vinculación, participación y militancia surgidas en la experiencia del Programa “Florecen mil flores, pintamos mil escuelas” en Barracas (CABA), en su vinculación con la juventud del Movimiento Evita del mismo barrio. Situado desde un enfoque etnográfico y recuperando la perspectiva de los actores, este trabajo muestra y analiza los sentidos y la importancia que un programa de estas características -una política participativa, en vinculación con el territorio y que destaca el rol del militante como intermediario entre el Estado y dicho territorio-adquirió para las y los jóvenes que participaron por primera vez, formando parte de grupos de pares que ayudaron a refaccionar y pintar escuelas.

Palabras clave: juventud; Estado; políticas públicas; participación; militancia

ABSTRACT:

This article seeks to contribute to an understanding of the complex relations between the State and young people during the period 2010-2015, in a context where the youth issue was the subject of particular treatment by the State and many social programs were created. This paper is placed within a line of research on public policies specifically oriented to young people, specifically those that seek to understand participatory policies. We start from the hypothesis that the connection of citizens (in this case, young people) with public policies favors the development of forms of political action and commitment that, in the context studied, are interpreted by the subjects themselves as militancy.

Precisely, the present work is interested in analyzing the relationship between particular modalities of involvement, participation and militancy that emerged in the experience of the Program "Florecen mil flores, pintamos miles escuelas" (“A thousand flowers bloom, we paint a thousand schools”) in Barracas (CABA), in its connection with the youth of the Movimiento Evita in the same neighborhood. From an ethnographic approach and recovering the actors' perspective, this work shows and analyzes the meanings and importance that a program of these characteristics - a participatory policy, linked to the territory and highlighting the role of the militant as an intermediary between the State and such territory - acquired for the young people who participated for the first time, forming part of peer groups that helped to renovate and paint schools.

Keywords: youth; State; public policies; participation; militancy

RESUMO:

Este artigo procura contribuir para a compreensão das complexas relações entre o Estado e juventude durante o período 2010-2015, num contexto em que a questão da juventude foi objeto de tratamento particular por parte do Estado e em que foram criados numerosos programas sociais. O mesmo está enquadrado numa linha de investigação sobre políticas públicas especificamente orientadas para a juventude, concretamente aquelas que procuram compreender políticas participativas (como o Programa Jóvenes Padre Mugica, as jornadas "Pensando Argentina, Mirar Latinoamérica" e o Programa "Florecen mil flores, pintamos mil escuelas"). Partimos da hipótese de que a ligação dos cidadãos (neste caso, dos jovens) às políticas públicas favorece o desenvolvimento de formas deação política e de compromisso que, no contexto estudado, são interpretadas pelos próprios sujeitos comomilitância.

Precisamente, o presente trabalho está interessado em analisar a relação entre modalidades particulares de ligação, participação e militância surgidas a partir da experiência do Programa "Florecen mil flores, pintamos mil escuelas" ("Florescem mil flores, pintamos mil escolas") em Barracas (CABA), na sua vinculação com os jovens doMovimento Evita do mesmo bairro. A partir de uma abordagem etnográfica e da recuperação da perspectiva dos actores, este trabalho mostra e analisa os significados e a importância que um programa com estas características - uma política participativa, ligada ao territórioe destacando o papel do militante como intermediário entre o Estado e o território - adquiriu para os jovens que participaram pela primeira vez, fazendo parte de grupos de pares que ajudaram a renovar e a pintar escolas.

Palavras chave: juventude; Estado; políticas públicas; participação; militância

SUMARIO

Introducción. 1. El estudio, enfatizando la perspectiva de los actores. 2. Pintamos mil escuelas para que florezcan mil flores. 3. Hallazgos del estudio: renovación de los sentidos del arte con una nueva era de militantes y referentes. 4. Discusión y reflexiones finales. Bibliografía

Introducción

Durante el período 2010-2015, la cuestión juvenil fue objeto de un tratamiento particular por parte del Estado, orientándose a una mayor institucionalización del vínculo con la política, en el marco de lo que se ha caracterizado como “nueva invención de la juventud” (Kriger, 2012; 2016), que es posible vincular con la producción socio-estatal y la “consagración de la juventud como causa militante” (Vázquez, 2013) en tanto aparece como motivo de identificación y de movilización de adhesiones. En este sentido, en el plano de las leyes y políticas públicas, esto se efectivizó en numerosos programas sociales.

Tales procesos han sido abordados desde enfoques politológicos, sociológicos o antropológicos; algunos por medio de tipologías o caracterizaciones generales, otros por medio de estudios en profundidad. También encontramos trabajos que se focalizaron en políticas públicas participativas orientadas a jóvenes, algunos de los cuales dan cuenta de las reconfiguraciones de los paradigmas de trabajo con jóvenes y otros muestran cómo esas políticas participativas se vinculan con la promoción de la juventud como causa pública por parte de los adultos y en todo el espectro político partidario (Balardini, 1999; García y Liguori, 2015; Krauskopf, 2005; Rodríguez, 2003; 2008). En general, esta línea de estudios busca ver cómo desde el Estado se impulsan acciones que favorecen la vinculación con organizaciones y colectivos juveniles movilizados, como también se estudian las relaciones entre la condición militante de trabajadores y funcionarios en la gestión estatal.

De acuerdo con los resultados de los relevamientos realizados para el período 2010-20141 y el período 2003-20092, identificamos un total de 170 políticas públicas y programas destinados a las juventudes, cuyas áreas de mayor relevancia en cuanto a su diseño e implementación fueron el Ministerio de Desarrollo Social y el Ministerio de Educación. Concretamente, la mitad de los programas fueron impulsados desde estas dos áreas ministeriales. Los relevamientos permiten identificar que las juventudes fueron abordadas desde diferentes configuraciones de sentido y acciones: la promoción social, la protección y el desarrollo de derechos, especialmente referidos a la promoción de la integración, la inserción y la terminalidad educativa.3 En términos comparativos, lo que se puede observar es que un amplio espectro de políticas de juventud dentro de 2003-2009 estaban orientadas a educación, inclusión laboral y al desarrollo cultural y recreativo, mientras que en el período analizado por Vázquez (2015), durante la gestión de Cristina Fernández entre 2010 y 2014, se priorizó la creación de programas sociales orientados a fomentar la participación juvenil de manera más contundente.

La proliferación de políticas públicas orientadas a la promoción de la participación en la misma década puede relacionarse con los lineamientos de organismos internacionales -como la Organización Iberoamericana de la Juventud, la UNESCO, el Centro Latinoamericano de Juventud- que han fomentado la formación de ciudadanías juveniles activas; y cuyos proyectos de cooperación internacional han tenido una lectura singular en el ámbito de la Dirección Nacional de Juventud (DINAJU), al ser reapropiadas en clave militante (Vázquez, 2014). Lo dicho también puede advertirse por ejemplo en algunas de las publicaciones del Ministerio de Desarrollo Social, donde la retórica destacaba el lugar del “militante”, la vinculación del Estado con el “territorio” y la valoración de la juventud como “actor estratégico para transformar el Estado”.4

En este contexto se impulsaron a nivel nacional políticas públicas participativas por medio de convenios interministeriales y con alcance territorial, algunas de las cuales incluyeron propuestas de actividades artísticas como por ejemplo el Programa Jóvenes Padre Múgica5, las Jornadas “Pensar Argentina, Mirar Latinoamérica”6 o el Tren de Desarrollo Comunitario Ramón Carrillo - Programa Nacional de Equidad Sanitaria Territorial7 y el Programa “Florecen mil flores, pintamos mil escuelas” (de aquí en más, “Florecen mil flores...”), que formó parte de esas políticas participativas y en relación con el cual buscamos establecer una presentación y análisis reflexivo en este artículo.

En este artículo analizamos la implementación del mencionado programa a través del análisis situado en el caso de Barracas, con el fin de conocer desde dentro el contexto donde este se implementó, es decir, desde la perspectiva nativa (Balbi, 2012) o de los propios actores: las y los jóvenes participantes y los sentidos que le atribuyen a sus prácticas. Partimos de la hipótesis de que la vinculación de los ciudadanos (en este caso, las y los jóvenes) con las políticas públicas favorece el desarrollo de formas de acción política y compromiso que, en el contexto estudiado, pasan a ser interpretadas por los propios sujetos como militancia8. El estudio de esta experiencia particular en Barracas permite abordar la implementación de un programa en un lugar concreto y analizar de qué forma ésta incide en la “politización” (Vommaro, 2014; 2015) de los participantes. Con este término nos referimos aun proceso de ampliación de los espacios de la vida social en que se produce la política y que se condensa por medio de prácticas o canales alternativos “que se alejan relativamente de las vías institucionales conocidas de la política” (2015:436).En tal sentido, nuestro trabajo se funda en el interés por conocer las vivencias que se superponen en esta experiencia de la participación en una organización territorial y la vinculación con una política pública a partir de la reconstrucción de los itinerarios militantes en el ámbito del centro cultural El Conventillo.

Nuestra propuesta aborda los testimonios de los participantes a partir de la noción de “carrera militante” (Filleule, 2015;Pudal, 2011), asumiendo que la militancia es un proceso diacrónico y que puede analizarse longitudinalmente en una secuencia de etapas. Planteamos un enfoque que dé cuenta del vínculo entre las lógicas sociales y las personales del compromiso militante, en términos de Filleule, “las condiciones colectivas de la acción con el sentido atribuido por los agentes” (2015:202). Se abordan los recorridos militantes de tres jóvenes detectando la secuencia entre diferentes formas de involucramiento, como también los acentos colectivos de sus prácticas, contribuyendo así a identificar trayectos sociales en común y evitando de esta forma la reconstrucción de las biografías como una mera descripción de la dimensión subjetiva del compromiso militante. Lejos de ser analizada normativamente, la dimensión de la militancia se integra al análisis para desentrañar cómo los propios sujetos definen y caracterizan esos compromisos. Así, tomamos la idea de militante como término de autodefinición antes que como una acción/práctica con fronteras definidas normativamente o de modo previo a los propios resultados del estudio. Concretamente, el interés se centra en el análisis de una parte de las carreras militantes -su inicio- en relación con la implementación situada de una política pública en El Conventillo.

El trabajo propuesto se nutre, además de la perspectiva socio-antropológica del Estado y las políticas públicas, tomando distancia de las miradas más institucionalistas, así como también en relación con las perspectivas reificantes del Estado-es decir, de aquellas que ven al Estado como un mero compendio de normativas o fuentes escritas. Por el contrario, proponemos estudiarlo en las prácticas que las materializan y que son observables(Plotkin y Zimmermann, 2012), por ejemplo, por medio de la implementación de acciones o políticas públicas. Se puede decir que esta mirada socio-antropológica del Estado se orienta a entenderlo desagregado en sus múltiples niveles (Gupta, 2015)y en relación con las diferentes acciones e incluso en sus márgenes (Das y Poole, 2008). Esta perspectiva nos permite comprender los límites porosos del Estado y cómo son apropiadas, producidas o disputadas las categorías producidas por el Estado, al mismo tiempo que permite caracterizar las políticas públicas implementadas desde la perspectiva de los propios destinatarios, así como recuperar los sentidos que ellos atribuyen a lo estatal. Sobre todo, esta mirada del Estado sirve para entender que éste no es “uno” ni tampoco puede abordarse únicamente desde la comprensión de aparato burocrático estatal. Como muestra la antropología del Estado, ver al Estado es ver también qué pasa cuando se movilizan acciones y políticas públicas en barrios, con talleristas, jóvenes participantes, u organizaciones de base territorial. Además, nos permite conocer los significados que las y los jóvenes otorgan a la participación en el marco de actividades impulsadas por un programa con las características del “Florecen mil flores...” tomando en cuenta sus propios relatos.

Ello supone considerar los momentos por los que atravesaron estos recorridos, en vistas de reconstruir la sucesión de etapas -aunque no necesariamente lineales- que fueron configurando los modos de ingreso de los jóvenes y poder entender el proceso de convertirse en militante y qué implica ese pasaje. Lo que se intenta hacer -de ahí que tomemos tres carreras y no sólo una- es reconstruir la trama de relaciones que hacen a la construcción de una experiencia colectiva para el caso estudiado. Recuperando la propuesta de Filleule (2015), las carreras no son casos aislados o que interesan en función de su individualidad o desde un interés solipsista, sino que interesa en la medida en que permite recurrir y poner en común un itinerario personal, biográfico, con condiciones sociales más amplias en las cuales esa experiencia tiene elementos comunes con otras.

En este trabajo se busca, entonces, poner en relación y potenciar los hallazgos en el campo de las juventudes y las políticas públicas con el fin de indagar cómo las iniciativas estatales de tipo participativo no solamente movilizaron adhesiones vía articulación con organizaciones políticas y sociales afines al Estado Nacional durante un período de la gestión presidencial de Cristina Kirchner, sino además para comprender qué efectos producen en las experiencias concretas de jóvenes que son definidos como destinatarios de estas acciones y terminan desarrollando un proceso de conversión militante. El sentido de esta perspectiva tiene que ver con que nos permite comprender cómo en la gestión estatal de políticas y programas a nivel barrial se pueden detectar y reconocer modos de vincularse que redundan en el desarrollo de procesos de politización y compromiso militante. Así, en lugar de tomar como punto de partida del análisis a jóvenes que militan, nos interesamos por llegar a comprender cómo -en una heterogeneidad de recorridos posibles y en un espectro de grupos y acciones- un conjunto de jóvenes se vuelve militantes.

El estudio de la implementación de este programa situado en Barracas se funda, como señalamos más arriba, en el interés por abordar las relaciones entre militancia juvenil y Estado analizando concretamente, y desde abajo, cómo operan esas intervenciones, de qué modos promueven formas de participación en relación con las políticas públicas y cuáles son los sentidos acerca de participar que abre una experiencia concreta como la que aquí será analizada, más concretamente en un ámbito juvenil territorial como lo es El Conventillo. Este se trata de un centro cultural que asume una identificación política con la organización social Movimiento Evita (ME), surgida al calor de la crisis de 2001 como movimiento piquetero bajo el nombre de Movimiento de Trabajadores Desocupados Evita (MTD Evita)que a partir de 2004 forma parte de un frente de organizaciones aliadas al gobierno kirchnerista. El vínculo con el kirchnerismo se irá transformando con el tiempo, sin embargo, la preponderancia en el trabajo territorial se mantendrá en el seno del movimiento en virtud de promover la organización local y en el Conventillo, particularmente, como una forma de trabajo político en el barrio.

Concretamente, nos interesa mostrar de qué modo se producen los primeros contactos con la JP Evita de Barracas y el proceso de conversión militante en este grupo de jóvenes, que se manifiesta en la progresiva modificación de las maneras de ser parte del grupo -por ejemplo, asumiendo responsabilidades en el centro cultural- así como también cobrando protagonismo en diferentes instancias de representación de la JP Evita a nivel distrital. Otra característica que refleja este proceso es la renovación de actividades en el centro cultural, a saber, la pintura de murales en zonas aledañas -introduciendo la puesta en práctica de lo que se aprendía en el taller de mural, de corte más teórico- y la oferta de apoyo escolar para nivel secundario -hasta ese momento sólo se ofrecía para nivel primario-, entre otras. Vemos, por tanto, que se irán introduciendo matices y relaciones con respecto a otro grupo de jóvenes, lo que nos lleva a entender qué particularidades reviste empezar a militar en un espacio por medio de la implementación de una política pública.

1.El estudio, enfatizando la perspectiva de los actores

En este trabajo se presentan hallazgos parciales de un estudio más amplio de corte cualitativo9, en donde se trabajó sobre el Frente Juvenil del ME. En el transcurso de este trabajo emergió la cuestión de la promoción de la participación juvenil de acuerdo con la implementación de programas que aparecían como contexto de incorporación de participantes dentro del espacio estudiado. Como corolario de ello surgió como interrogante la pregunta respecto de cómo inciden y de qué modos se articula la ejecución de acciones estatales o políticas públicas en el desarrollo de experiencias participativas.

Partimos del estudio etnográfico de las políticas públicas como una forma de“resaltar la complejidad y lo desordenado de los procesos de formulación de políticas, en particular las maneras ambiguas y a menudo disputadas en que las políticas son promulgadas y recibidas por la gente, por decirlo de alguna manera, “en el terreno”” (Shore, 2010:29).En este sentido, conocer “cómo” y “por qué” los sujetos hacen lo que hacen (Vasilachis de Gialdino, 2007) son elementos constitutivos de esta investigación y cuya diversidad se registra a través de interacciones y diálogos con ellos. No obstante, no perdemos de vista que la entrevista se trata fundamentalmente de una relación social (Guber, 1991) entre el sujeto “conocido” y el sujeto “cognoscente” (Vasilachis de Gialdino, 2007) y una instancia de aproximación metodológica donde no sólo se recolectan, sino que se producen datos. El lenguaje, la interacción y la reflexividad son tres pilares de suma importancia en la investigación en la que se inscribe esta tarea, como herramientas para acceder al campo donde se configuran y desarrollan las concepciones que tienen los sujetos de los hechos sociales, y a través de las cuales accedemos al conocimiento de lo social y a su propia visión del mundo, con la que ellos le dan coherencia a sus prácticas. (Guber, 1991)

La observación participante y la entrevista constituyen la base del abordaje metodológico elegido de este trabajo, como una vía de acceso al conocimiento de la perspectiva de los sujetos (Balbi y Boivin, 2008). A propósito de ello, Balbi plantea que la construcción analítica no supone “una mera transcripción de lo que los nativos efectivamente piensan acerca de su mundo social” (2012:487), sino que las formas en las que expresan lo que hacen como la práctica misma y el contexto en el que se desarrollan los diálogos constituyen elementos centrales para ser tenidos en cuenta al momento del análisis. Por tanto, hechas las consideraciones anteriores, en este trabajo se consideran los puntos de vista de jóvenes militantes que han participado en el programa y para quienes su implementación significó un hito en su carrera militante; como en el caso de una de las jóvenes que lo interpreta como el paso previo para “meterse en política”.

El trabajo de campo incluyó la realización de observaciones participantes antes y después de la implementación del Programa “Florecen mil flores, pintamos mil escuelas”, así como también entrevistas en profundidad a siete varones y dos mujeres, de entre 20 y 27 años, que entre 2010 y 2012 participaban en el Frente Juvenil del Movimiento Evita, en el barrio de Barracas. A efectos de analizar el inicio de las carreras militantes de tres de ellos -Mariela, Carolina y Javier-se presentan fragmentos de entrevistas, charlas informales y observaciones realizadas en dos etapas: 1) durante 2010 y 2012, antes y después de la realización del programa y mientras las y los jóvenes realizaban actividades en el marco de la Juventud Peronista Evita (JP Evita)10y en el centro cultural; 2) entre el 2016-2017, habiendo pasado un tiempo desde las mismas para poder evaluar junto a las y los jóvenes la experiencia.

Contar con las voces de los actoreses fundamental para poder conocer su propia perspectiva y los sentidos que le atribuyen a su participación en el programa, al mismo tiempo que contribuye a entenderlas desde un nuevo punto de vista; mientras que las observaciones nos permiten acceder a distintos niveles de significación al “estar ahí”.El hecho de que elijamos recomponer sus historias se fundamenta en que contamos con su propia visión de este proceso. No desconocemos que otras variables se pusieron en juego cuando algunos de las y los jóvenes de Barracas empezaron a participar políticamente en la JP Evita -en 2010 muere Néstor Kirchner y posteriormente Cristina Fernández se presenta como candidata a presidenta con una fuerte interpelación hacia las juventudes; como así también los afectos personales que tenían con quienes ya militaban- pero su incorporación tras la participación en la pintura de escuelas nos permite pensar que la implementación de esta política pública en la zona sur de CABA repercutió de una forma especial en la politización de jóvenes y particularmente en aquellos que se asumían hasta ese momento “alejados” de la política.

Todo ello resulta clave para la reconstrucción e interpretación de los recorridos de las y los jóvenes estudiados, a los cuales accedemos a partir del relato de sus experiencias militantes por medio de las entrevistas, observaciones, fuentes y otros materiales secundarios.Con la finalidad de extraer e interpretar los elementos significativos del material de campo, este fue analizado mediante el software Atlas.ti. De este modo, y en combinación con la reconstrucción de las carreras militantes, consignamos las fases de ingreso a la JP Evita y su vinculación con la implementación del programa; elementos clave del análisis que presentamos a continuación.

2. Pintamos mil escuelas para que florezcan mil flores

El Programa “Florecen mil flores, pintamos mil escuelas ”consistió en una propuesta de carácter participativo orientada a jóvenes que se inscribió en el marco del convenio entre el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y los Ministerios de Educación de las órbitas nacional y provinciales de todo el país. Realizado entre el 14 y el 19 de febrero de 2011, tuvo por objetivo la refacción y pintura de mil escuelas a lo largo y ancho de todo el país con la colaboración de agentes pertenecientes a áreas estatales11, así como también referentes y militantes de organizaciones sociales juveniles. Las jornadas de trabajo de reparación y compostura de los edificios escolares se llevaron a cabo simultáneamente en varias provincias argentinas, como Jujuy, Mendoza, Santa Fe, Buenos Aires, Chaco y CABA, con la coordinación de áreas estatales nacionales y municipales.

El nombre del programa remite a la frase de Mao Tse-tung “Que florezcan mil flores” y que Néstor Kirchner utilizó en los últimos actos que presenció12 y en los que se propuso “hablar a la juventud”13, en una reapropiación de la frase como metáfora para representar la proliferación de militantes. Algunos de estos eventos son analizados en Vázquez (2013), cuya lectura de los discursos da una pauta del sentido militante que se crea o se impulsa desde arriba -una mirada adulto céntrica sobre la militancia juvenil- que aparece en tensión con las formas de adhesión y el sentido que tiene la participación para los jóvenes en un barrio -que pueden ser llamadas militantes o no.

La frase “Que florezcan mil flores...” fue recuperada, después, en el marco de este programa. Si bien la referencia a Néstor Kirchner no estaba explícita en las convocatorias, la alusión a la frase, que caló fuertemente entre las juventudes kirchneristas organizadas, resulta un elemento ineludible para entender cómo por medio del programa se recupera la figura del exmandatario. Y aunque aparece de forma aislada en algunos de los portales de noticias locales y regionales encontramos significativo que se nominara a las jornadas indistintamente “Jornadas Néstor Kirchner”14, “Jornadas Solidarias Néstor Kirchner”15, “Jornadas Nacionales Juveniles Presidente Néstor Kirchner”.16

El papel de los trabajadores del Estado en la implementación fue sumamente importante para llevar las tareas a cabo, especialmente directores e inspectores de escuelas, que en conjunto con referentes sociales y militantes políticos ayudaron a concretar la coordinación de los grupos de jóvenes (a razón de 20 por escuela) que participaron en la refacción y pintura de los establecimientos. Las instituciones fueron seleccionadas por los inspectores de acuerdo al estado de su infraestructura -se priorizaron las que necesitaban refacciones más importantes-, todas ellas entidades estatales, de nivel inicial, primario, secundario y también escuelas especiales. En total, en las jornadas del 14 al 19 de febrero de 2011 participaron alrededor de 25000 jóvenes y se pintaron 1117 escuelas en todo el país.17 Los realizadores Emilio Cartoy Díaz y Cristian Jure registraron parte del proceso en el documental “Generación del Bicentenario”, en donde retrataron las actividades llevadas adelante en las distintas provincias y cuyo estreno fue en agosto de 2011.18

El cierre de las jornadas se realizó el 22 de febrero en Miramar, en un acto presidido porCristina Fernández y con la participación de Alicia Kirchner, entonces Ministra de Desarrollo Social de la Nación. Allí la entonces presidenta pronunció un discurso en donde convocó a “imitar la solidaridad de estos jóvenes”19, en consonancia con la apelación que se hace desde el Programa “Florecen mil flores...” a la juventud: “comprometida”, “voluntaria”, “con fuerza”, “que tiene energía”, “mística”, “espíritu transformador”. Este tipo de apelaciones a la juventud es analizado por Larrondo (2013) con relación a los discursos enunciados entre 2010 y 2011 por funcionarios del gobierno nacional. Su referencia a las juventudes contiene formas normalizadoras, que refuerzan y construyen una creencia, con un llamado a la acción y la asignación de determinados atributos hacia la juventud: “que debate”, “que da batalla”, y que también es “solidaria” y “piensa en los demás” (Larrondo, 2013:360). Las nominaciones aparecen dadas por un “nosotros” inclusivo, que busca identificar a adultos y jóvenes como parte de una misma generación, en un sentido etario amplio. (Larrondo, 2013:342) Por consiguiente, se observa una apelación hacia una juventud activa, desde donde se puede pensar cuáles son las fronteras y las características de la dimensión participativa del Programa “Florecen mil flores...”

En la comuna 4 de la Ciudad de Buenos Aires20, las organizaciones políticas a cargo de la implementación del programa fueron La Cámpora y JP Evita, ambas afines al kirchnerismo. En el barrio de Barracas la JP Evita tenía como lugar de actividades el centro cultural El Conventillo. Como mencionamos anteriormente, el trabajo territorial es decisivo dentro de las tareas políticas del Movimiento Evita, y las actividades que llevaban adelante en el centro cultural -talleres de guitarra y serigrafía, muralismo y festivales de música- tenían una gran convocatoria en del barrio. Además, el grupo de jóvenes que formaba parte en ese momento de la agrupación residía en los alrededores y tenían trayectorias escolares en común21. Todo eso, en suma, permitía una difusión fluida de los proyectos impulsados desde El Conventillo, por una parte, entre conocidos y amigos de la escuela, pero también a través del boca a boca entre quienes participaban en las actividades y con otros vecinos del barrio.

En 2010 la JP Evita Barracas estaba conformada por una decena de jóvenes que se había integrado entre los años 2008 y 2010. Casi todos los miembros del grupo habían tenido una incipiente aproximación a experiencias participativas, tanto en el Centro de Estudiantes como en algunas protestas sociales. En El Conventillo había un espectro de modos de participar: había jóvenes que asistían a los talleres para aprender alguna habilidad (como por ejemplo, el taller de guitarra o panadería), otros que se encargaban del dictado de esos talleres u organizaban jornadas culturales y festivales musicales, y también había quienes participaban de reuniones mensuales de coordinación general de las actividades. Estas formas de participar se distinguían de otras que los actores calificaban como militantes, como dar apoyo escolar, salir a hacer pintadas con consignas por el barrio o asistir a reuniones de formación política. Esta distinción tiene que ver con las tareas que implican las actividades, más que con la dedicación. Por ejemplo, asistir a un taller no requiere más que dos horas a la semana, lo mismo que el apoyo escolar: a diferencia del taller de serigrafía -en donde el propósito es formarse en algún oficio o adquirir una destreza-, el apoyo escolar tiene como objetivo “ayudar a otro”, y como último fin construir un vínculo con ese otro. Esta diferenciación en los modos de participar explicaría por qué, frente al desarrollo de tareas similares, unas son vistas como militantes y otras no.

A este primer grupo de jóvenes se incorpora, entre el 2010 y el 2011, un nuevo grupo con un perfil diferente del anterior. Se trata de jóvenes que, de acuerdo con sus relatos, se encontraban “alejados” de la política. Esta caracterización se relaciona con una mirada que se hace eco de las narrativas en torno a la crisis del año 2001, como por ejemplo el rechazo a los políticos, a la corrupción y la creencia en una de las principales consignas de las jornadas de protesta de aquél año: “que se vayan todos”. A la luz de estos sentimientos, estos jóvenes no recuerdan haberse sentido tocados por acontecimientos políticos que para los otros habían tenido singular importancia, como por ejemplo el denominado conflicto del campo.22Más tarde, cuando ingresaran a participar en la JP Evita, estos hechos serían reinterpretados por este grupo de jóvenes como sucesos muy significativos de la historia de la Argentina reciente de la cual se sentían protagonistas.

En este trabajo nos interesa reconstruir los modos de ingreso y las historias de las y los jóvenes que forman parte de este segundo grupo, que son quienes participaron en el programa enel año 2011.La elección de estas tres carreras radica en la forma diferenciada en que se construyeron las relaciones de la tesista con cada uno de estos jóvenes, pero cuyos recorridos se complementan para entender qué particularidades reviste empezar a militar en un espacio por medio de la implementación de una política pública. Tomamos como punto de partida la historia de Mariela, con quien se dieron interacciones esporádicas en un principio, cuando ella iba al apoyo escolar, y con quien se fueron estrechando los vínculos a medida que se amplió su participación en la JP Evita. A través de su testimonio se muestran los rasgos y propiedades que cobra la politización entre los y las jóvenes ingresantes por medio del programa. A continuación, presentamos la historia de Carolina, una de sus compañeras, cuya lectura del proceso de politización de Mariela y de las y los jóvenes que ingresan a la política tras las jornadas de pintura advierte una serie de transformaciones en la JP Evita Barracas con relación a las actividades en el barrio. En este caso, los lazos con Carolina son anteriores al desarrollo de la investigación, por amistades en común, y ese vínculo se había fortalecido con la coincidencia de ambas -Carolina y Gabriela- en la misma sede de estudios en la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Ello facilitó la disponibilidad para coordinar encuentros, entrevistas e invitaciones a participar en actividades y conocer en profundidad las dinámicas de este grupo y cuáles eran las relaciones sociales al interior del mismo. Finalmente, con el testimonio de Javier, se ve cómo la percepción de la juventud cambia no sólo para quienes participaron en la actividad -como en el caso de Mariela- sino también para los vecinos del barrio. Los contactos con Javier fueron asiduos desde el comienzo de la investigación, sin embargo el trato era distante. Por momentos se evidenciaba una insistencia en acentuar las diferencias entre la investigadora y el sujeto de estudio o lo que Vasilachis de Gialdino (2007) refiere como sujeto “cognoscente” y sujeto “conocido”.

Los testimonios que se desarrollan a continuación se nutren de charlas informales, momentos compartidos con las y los jóvenes, como también entrevistas pautadas. Es de destacar que los contextos en que se realizaron los encuentros a veces coinciden, como los momentos previos/posteriores a la realización de alguna actividad en conjunto, preparando un mate, o pintando un mural, dando clases de apoyo o comiendo un asado. A pesar de que los encuentros se dan en el ámbito del centro cultural, los lugares y momentos que se eligen para interactuar o dialogar en profundidad tienen que ver con la intencionalidad de que las y los jóvenes se encontraran cómodos no sólo para narrar su propia experiencia, sino también, y a través de esta experiencia colectiva, reconstruir las historias de otras y otros jóvenes que también se habían sumado hace más o menos tiempo en la JP Evita Barracas.

3. Hallazgos del estudio: renovación de los sentidos del arte con una nueva era de militantes y referentes

3.1. Reconfiguraciones de una participación que se torna política

Mariela es una de las jóvenes que en el verano de 2011 participó como voluntaria en el Programa “Florecen mil flores...”. El inicio de su carrera militante es paradigmático para entender de qué modo la vinculación con una política pública estatal puede redundar en el desarrollo de una vinculación con lo que ella misma interpreta como la política y, más concretamente, con el autoreconocimiento en tanto que militante.

Cuando dialogamos con Mariela en el año 2011, ella tenía 22 años y cursaba Bellas Artes en la Belgrano23hacía un año, en la especialización de Artes Plásticas y su gran sueño era pintar un mural. Hasta entonces, sostenía que la política no le interesaba porque la asociaba con la crisis de representación política del año 2001 y con la corrupción de los políticos: “puteaba a todos”. En el seno familiar, el vínculo con la política se daba exclusivamente a través de los medios de comunicación, cuestión que era duramente criticada por Mariela en la entrevista en 2011. En ese momento, su apreciación respecto a los programas de televisión era que allí no se mostraba la “realidad” y que se trataba de una ficción armada. Parte de esto es resultado de su propia lectura atravesada por los efectos de la socialización militante, ya que este punto de vista es el que aprende cuando empieza a militar.

Respecto de su participación en el Programa “Florecen mil flores, pintamos mil escuelas”, ella recuerda que fueron a pintar “de a poco” junto a su amiga Sabrina. Como mencionamos, la ejecución del programa en Barracas estaba a cargo de la JP Evita, en donde militaban en ese momento sus viejos amigos del barrio y de la escuela. La idea de ir a pintar escuelas surgió cuando Mariela se reencontró con Javier -viejo amigo de la secundaria- y éste la invitó a participar en las jornadas. Si bien estaba al tanto de que el marco en el que se planteaba la realización del proyecto era político, tenía muy claro que no se involucraría porque “no quería saber nada” con la política: “de a poco fuimos a pintar (...) bueno, vamos, pero nada de política, nada de meternos en política. (...) yo no quería saber nada, puteaba a todos. Todo político que aparecía en la tele decía ‘que hijo de puta’, puteaba a todos, ‘que se vayan todos’” (Mariela, 15/10/11, Barracas). Según nos contaba, su participación consistió en ir a pintar escuelas del barrio, como una forma de “ir a dar una mano”24, de colaborar en un proyecto que vinculaba su “amor” por el arte y su interés por “comprometerse”.

En este recorrido como en los que siguen, vemos que las redes de relaciones personales tienen un peso en la gradual incorporación al espacio. En el caso puntual de Mariela, conocer a otras y otros jóvenes que participaron en las jornadas de pintura, entre ellos a Carolina, que militaba en la JP y con quien compartía un interés por el arte significó un hito en lo que luego se fue configurando como itinerario militante.

Uno de los eventos que Mariela rememoraba con mucha estima era el acto de clausura de las jornadas en Miramar, anteriormente descripto. Sintiéndose algo obligada -en el sentido de una obligación moral (“nos hicieron ir”, “teníamos que terminar de pintar...”)- Mariela viajó y se encontró sorpresivamente con la presencia de Cristina Fernández, que la maravilló: “con esto de las pintadas de los colegios, antes de que yo me meta acá [en la JP Evita], nos hicieron ir -bah: “nos hicieron ir,”- [se corrige] nos dieron la opción de ir a Miramar. Que estaba el cierre de la jornada de pintada. Y que hablaba Alicia Kirchner. Y aparte teníamos que terminar de pintar un colegio allá (...) Y bueno, y después hay un acto -que yo no sabía-, y hablaba Cristina. (...) y ahí la ví: [con gesto de admiración] fah... qué locura!!” (Mariela, 15/10/11, Barracas).Allí, la ministra Alicia Kirchner destacaría la participación de las y los jóvenes en el Programa y les pediría que “pusieran sus corazones al servicio del otro”25; por su parte, Cristina Fernández convocaría “a imitar la solidaridad de estos jóvenes, para que sigamos construyendo esta Argentina que tanto nos ha costado.”26

A la vuelta de ese viaje, Mariela se incorporó gradualmente a algunas de las actividades que ofrecía el centro cultural, entre ellas el taller de mural, desde donde se proyectaría luego el diseño y pintura de una serie de murales en el barrio: “de a poco, veníamos los miércoles y sábados al apoyo escolar. Y nos juntábamos todo el tiempo. Y ya con eso del mural me metí más en la militancia...”(Mariela, 15/10/11, Barracas). Vemos aquí que ese viaje planteó un cambio personal que se tradujo en una transformación en los modos de participar: el pasaje de pintar escuelas a pintar murales en El Conventillo, así como también nuevas tareas que son resignificadas en términos militantes.

Su reflexión acerca del Programa “Florecen mil flores, pintamos mil escuelas” reitera una y otra vez la idea de que gracias a esta actividad se habían sumado muchos militantes a la JP Evita Barracas: “mucha gente se sumó pintando colegios, de hecho, tenemos el caso mío, con las actividades se suma mucha gente. (...) Es sumar, pero entendiendo o comprometiéndose con lo que es el proyecto que nosotros seguimos, o sea la línea que seguimos nosotros (...) Y si el pibe se engancha... y capaz viene de una familia como la mía y descubre que ‘no, pará, esto es así.’ Eso está bueno más que nada, sumar desde ese lado, de concientización (...) que vengan a hacer actividades acá, que vengan a dar talleres, que se vayan enamorando.”(Mariela, 15/10/11, Barracas)En este fragmento notamos un cambio de posición desde el cual Mariela habla de otros jóvenes que se acercan, como una integrante legítima de la JP, que espera que se sume gente y que se enganche.

A medida que pasaron los meses, Mariela empezó a participar en el apoyo escolar, luego -sin dejar el apoyo- se inscribió en el taller de mural, y así fue destinando cada vez más su tiempo a actividades relacionadas con El Conventillo y las y los jóvenes de laJP: participaba en las reuniones de formación política, organizaba salidas a fiestas con elloscomo también asados -que tradicionalmente se realizaban en la vereda del centro cultural, usando tablasy caballetes para disponer la mesa. Así, Mariela pasó a ser considerada una integrante legítima de la JP Evita, conforme fue reconocida como compañera por otros en el mismo espacio.

A fines de 2011, casi un año después de las jornadas de pintura, Mariela era responsable de la coordinación de actividades del centro cultural, referente de la JP Evita en la comuna 4.El mismo día que conversamos con Mariela, ella se iría más tarde a la inauguración de un mural que habían pintado con otros compañeros de la organización. De este modo vemos la manera en que su participación permite entrecruzar las actividades militantes (como ella misma las denomina en 2011) y su formación en Bellas Artes. Este proceso de politización cambia su auto-reconocimiento como militante para pensar el arte y la posibilidad de pintar murales (como subgénero dentro de la pintura, en general), así como también cambia el hecho de pensarse en relación con sus saberes o habilidades asociadas al arte. La vinculación con el espacio le permite acceder a conocer y poner en práctica una nueva manera de entender el arte que conecta con los saberes más académicos con los que se encuentra familiarizada por el acceso a sus estudios. En este sentido, la JP Evita aparece como un espacio en el que se articulan y ponen en relación la red de relaciones personales (escolares y barriales) con el universo de su formación académica, agregando a ello un proceso descripto o que puede ser caracterizado como un proceso de politización.

En resumen, los elementos que permiten entender el origen de la carrera militante de Mariela van desde la vinculación con una política pública hasta la construcción del reconocimiento por parte de otros que son parte del grupo. No obstante, su ingreso a la militancia no tiene que ver solamente con las redes sino con la construcción de ámbitos en lo que puede poner en práctica y potenciar saberes vinculados con lo artístico. Es decir, el peso que posee la formación en temas artísticos propicia que esa militancia se construya sobre áreas de interés previas que se articulan, solapan y potencian con esta experiencia.

3.2. El encuentro con Carolina: el sueño de Mariela se vuelve realidad

Otra de las historias que es ilustrativa de la construcción deadhesiones militantes en el marco de políticas públicas es la historia de Carolina (“Caro”, de acá en más). En 2010, es decir, un año antes de entrar a la JP Evita, Caro cursaba Artes Combinadas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (FFyL-UBA), y formaba parte de un proyecto de voluntariado universitario27 cuyo propósito consistía en fortalecer los vínculos de la Facultad con instituciones y organizaciones barriales culturales. Así es cómo Caro llegó a vincularse con el centro cultural El Conventillo, y a realizar actividades en conjunto entre la FFyL-UBA y el centro cultural en el marco del voluntariado, que contó así con la participación de estudiantes universitarios voluntarios y militantes de la JP Evita Barracas.

Una de las escenas en las que nos encontramos interactuando con Caro fue la pintura de un mural a la vuelta del centro cultural. Mientras rellenábamos las figuras del mural subidas a un andamio, Caro me comentaba que hasta el momento en que se incorporó en el voluntariado no tenía relación con la política (“yo, cero política”). Al igual que en el caso de Mariela, Caro se sentía por fuera de la política. Sin embargo, describía una sensación de desconexión con la “realidad” asociada a una coyuntura política fuertemente movilizada en la que sentía que “se perdía” de cosas si no participaba. La muerte de Néstor Kirchner en 2010, según su relato, le mostró un escenario en el que “había una efervescencia política, de enamoramiento con la política... nuevamente, tras algunas décadas sombrías de poca participación, de no creer, digamos. Y yo hacía tiempo que me pasaba que... bueno, que estaba como sintiendo que me perdía cosas. Como que no estaba viviendo en tiempo y forma todo, ¿no? En vivo y en directo” (Carolina, 11/09/11, Barracas). En este fragmento vemos que la participación política aparece como una forma de ser parte de algo, de construir grupalidad. Esto es interesante porque permite pensar que la política aparece como algo ajeno hasta tanto se sitúa en un horizonte de familiaridad asociado, en el caso de Mariela y de Caro a la trama de relaciones sociales de pertenencia, pero, además, a la construcción de nuevos espacios de pertenencia a partir de acciones que, inicialmente, no son consideradas militantes pero que pasan a serlo en el tiempo.

A medida, entonces, que se fueron gestando jornadas, encuentros y otros eventos entre la FFyL-UBA y El Conventillo, Caro comenzó a participar de algunas actividades que ofrecía el centro cultural (como apoyo escolar) y a impulsar un taller de capacitación teórica sobre muralismo que coordinaba con otros integrantes de la Facultad y de la JP Evita, en el propio centro cultural.

En este punto es interesante recuperar la intervención de Ariel, quien fuera uno de los responsables del centro cultural entre los años 2006 y 2008 y que conoció a Caro cuando ella todavía no militaba: “...ella se metió porque le copaba pintar murales y no estaba orientada a meterse a militar. Así se suma la mayoría. Ni creen que van a hacer política. Nosotros sí lo sabemos, los militantes. Sabemos cuál es el objetivo de alguna manera, esa es la verdad. Vos sumás una actividad por la actividad misma, pero sabés que tiene un saldo y muchas veces es la militancia” (Ariel, 28/04/17, San Nicolás).

Con relación al Programa “Florecen mil flores...”, Caro explicaba que era un “plan” impulsado por el Estado, para pintar escuelas “de onda”, es decir, con intenciones de ayudar sin esperar algo a cambio: “...pintamos en una escuela. ¿Cómo se llamaba este plan...? Bueno, con pintura que proveía el Estado. Nosotros íbamos y pintábamos escuelas. O sea, de onda. Ir a pintar escuelas. Y ahí las conocimos a Mariela y a Sabrina (...) A ellas yo las conocí en esa actividad que hicimos en una escuela de La Boca, que fuimos a pintar” (Carolina, 13/02/2017, Balvanera).Para Caro era evidente que los insumos se “conseguían” a través del Estado, aunque no parecía estar del todo claro qué institución se encargaba de suministrar la pintura: “la pintura creo que la conseguía... no sé si la escuela o la ponía [el Ministerio de] Desarrollo Social. Me parece que era un plan de esos”, es decir, del Estado(Carolina, 13/02/2017, Balvanera).La idea de “ir a pintar de onda” es interesante también porque permite tematizar qué tipos de compromisos políticos construyen estas políticas. El propósito de ayudar a otro es transversal a la socialización en diferentes espacios militantes, pero acá aparece en un sentido más específico y puntual: no es dar la vida por alguien, cambiar el mundo, o lo que fuera, sino pintar las escuelas “de onda”.

Para ese entonces, Caro militaba en la JP Evita y desde ahí participaba en la coordinación de los grupos de jóvenes y asistía en la pintura de las escuelas. Cuando ella conoció a Mariela y a su amiga Sabrina -con quien había ido Mariela- en las jornadas, después de algunos días descubrieron una afinidad común por el arte, y especialmente por la pintura de murales. Esto llevó a Caro a invitarlas al taller de mural que ella coordinaba en el centro cultural, dando comienzo a una nueva relación entre las tres.

En su nueva versión, en 2011, el taller tuvo como propósito materializar uno de los proyectos surgidos en ese mismo espacio en 2010 y que por el número de participantes en ese momento, era imposible de concretar. Específicamente, se trataba de pintar un mural en el barrio, lo que requería no sólo gente idónea para el diseño sino también quienes colaboraran en el relleno de los dibujos y asistieran en la organización -compra y traslado de materiales, cebar mate, organizar las comidas, entre otras cosas. Con la incorporación de Mariela, Sabrina y otro/as jóvenes en 2011, este proyecto se concretó y con ello se promovió la realización de una serie de murales. Para Mariela, incorporarse a este grupo de muralistas fue la oportunidad para cumplir un gran deseo: “Yo tenía pensado hacer un mural a mis 40 años cuando ya tenga experiencia. [Pensaba] sabés lo que me falta... Y que se haya dado todo, así como de repente, decís... Fah, es un sueño cumplido, ¿viste?”(Mariela, 15/10/11, Barracas).Aquí aparece, nuevamente, la idea de que militar también puede ser una forma de realización en torno a una práctica artística sobre la cual no hubiera tenido reconocimiento de no ser en espacios como éste. En ese sentido, la dimensión del compromiso se llega a entender más humanamente y de modo no idealizado.

El más emblemático de esta serie es el mural de Néstor, cuya pintura se logró luego de intensas jornadas de trabajo28en semana santa de 2011 y en el que participaron alrededor de 20 jóvenes. Para algunos de ellos, formar parte de esta experiencia y su posterior inauguración significó un hito en su itinerario militante “por lo que significó pintar a Néstor” (Carolina, 11/09/11, Barracas), al tiempo que marcó un punto de referencia dentro de la trayectoria local de la organización por ser el primer mural organizado por la JP Evita Barracas que involucró la participación de militantes y no militantes, y a cuya inauguración además concurrieron referentes políticos de otras organizaciones políticas kirchneristas, como el Cuervo Larroque.29

3.3. Javier y una vieja amistad. Un reencuentro que habilita el ingreso a la JP

El tercer y último caso que recuperamos para pensar los inicios de las carreras militantes es el de Javier, que conocía a Mariela desde la secundaria, y que agregó por ello otras escenas que nos permiten analizar el modo en que se originaron sus itinerarios militantes. Una de las conversaciones en donde Javier narra cómo fue su ingreso a la militancia en la JP Evitase hizo en la vereda, a unos metros del centro cultural, mientras un grupo de jóvenes -entre ellos, Caro y Mariela- pintaban el mural a la vuelta. Javier rememoraba que él y su hermano Joaquín comenzaron a participar en la JP Evita en el año 2008. En ese entonces, las actividades que realizaban eran “afichadas”, “pintadas” con ferrite30, organizaban festivales de música, entre otros.Tres años después, en 2011, Javier y Joaquín estarían a cargo de otro tipo de actividades al interior del movimiento, con cargos de diferente rango y responsabilidad en la JP Evita y en el centro cultural: su hermano era representante del Frente Juvenil en la mesa de la comuna del Movimiento Evita, mientras que Javier coordinaba los cursos de capacitación laboral que se dictaban en el centro cultural.31 Sea cual fuere el rol y el espacio en donde asumieran como responsables -el ME o el centro cultural- se los reconocía como miembros legítimos de la agrupación.

En su familia se combinaba el interés por la política y el arte, especialmente por parte de su papá y su tía, ambos artistas y afiliados al Partido Justicialista. Este escenario se completaba con la figura de su abuelo, un reconocido poeta que mantuvo amistad con dirigentes del peronismo como Arturo Jauretche y cuya historia se convirtió en leyenda por tener un vivo recuerdo de la movilización del 17 de octubre de 1945 en Plaza de Mayo a la que concurrió cuando era adolescente. Las charlas sobre peronismo eran moneda corriente en el ámbito familiar, se contaban anécdotas y también se discutía sobre temas actuales de política. A pesar de esto, en el momento en que Javier empezaba a cursar en la universidad, sentía -al igual que Mariela- un rechazo por la política, fundado sobre la desconfianza a los políticos: “para mí la política era ‘son todos unos garcas’” (Javier, 13/12/16, San Telmo), y su única preocupación consistía en terminar la carrera de animación audiovisual para dedicarse a ello el tiempo completo.

Lo que recuerda es que hubo un hecho significativo que lo encontró, inesperadamente, militando en las calles: “Yo lo ayudaba a mi hermano a pintar paredes, por la ley 12532, y ya estaba militando sin saberlo...” (Javier, 17/09/11, Barracas). El hecho al que aludía es el conflicto del campo desatado a partir de la discusión sobre la Resolución Nº 125/08. Joaquín realizaba “pintadas” y Javier lo acompañaba, y “sin saberlo” ya estaba formando parte de la JP Evita Barracas. Una vez más y como señalábamos en el apartado anterior, la noción de ayuda nos permite tomar nota de qué tipos de compromisos nos habla esta militancia emergente en torno a las políticas públicas participativas. Por otro lado, como se ve en este y en los otros dos casos, la idea de entrar a la JP Evita es laxa. Esto es singular porque, a diferencia de otras agrupaciones que requieren ritos de pasaje muy marcados y fuertes, la JP Evita aparece como algo distante y, sin embargo, comienzan a ser parte de ella como sin darse cuenta. Posteriormente, Javier se involucraría en la organización de algunas de las actividades que organizaba la JP Evita en el centro cultural: los festivales de música, la realización de un documental, y más adelante en el verano de 2011 participó de la implementación del Programa “Florecen mil flores, pintamos mil escuelas”.

Javier recordaba que cuando se reencontró con Mariela en las jornadas de pintura en las escuelas, ella lo interrogó sorprendida y en un tono acusatorio: “che, ¿pero Javier estás militando?” Para Mariela era inconcebible que su amigo estuviera militando, que estuviera participando en una actividad vinculada con la política: para ella, pintar y militar eran dos cuestiones de distinto orden, aun cuando hubiera gente que hacía las dos cosas al mismo tiempo. Esta concepción fue cambiando a medida que se involucró en el taller de mural, y con su concurrencia a las reuniones de formación política, entre otras cosas. Para Javier el encuentro de Mariela con la referente del Movimiento Evita también contribuyó a este viraje de sentido de la política. Él lo narraba de la siguiente manera: “Yo le dije “¿pero por qué no te pasás un día y nos tomamos unas birras?’ Así. Y terminamos hablando de política y conoció a [la referente y responsable del Movimiento Evita en Ciudad de Buenos Aires] y le partió la cabeza.” (Javier, 24/09/11, Barracas)Esta sería la primera de varias conversaciones que los dos recordaban, y que Mariela rescataba como transformadoras de algunas de sus ideas respecto a la política y la juventud, y también con relación a la historia argentina reciente. En la entrevista, Mariela mencionaba que viene de una familia muy “milica”, muy “facha”. Estas adjudicaciones reflejarían un distanciamiento con respecto a su familia, mientras que en contraste son valoradas las conversaciones con la referente, que tiene “experiencias vividas” porque “vivió en la época de los milicos”, donde era “distinto” porque los militares se llevaban detenidos a los que pintaban en las calles. Esto la lleva a advertir las condiciones de posibilidad de la juventud en su contexto: “tenemos todo regalado nosotros”; aunque critica a “una parte de la juventud” que no lo valora: “tenemos tantas cosas y no las sabemos aprovechar. Tenés todo. Tenés educación pública, que eso en otros países... Ándate a otro país, no vas a tener nada. Tenemos salud. Y se quejan, porque quejarse es gratis”(Mariela, 15/10/11, Barracas).

La realización de murales en el barrio por parte de los jóvenes modifica también la percepción que tienen los vecinos (los “de afuera”) sobre la juventud; decía Javier al respecto: “vos le estás presentando la fotografía real y concreta. Vos tenés a la gente que te dice muchas veces que los jóvenes somos todos delincuentes, somos todos drogadictos, somos todos vagos. Que estamos hasta marginales de lo que pasa en la realidad. Y eso le gusta a la gente ver que no es así. (...) Entonces cuando nos ve a nosotros le gusta, porque está bien... Mirá estos pibes: están pintando acá. En un clima tranquilo”(Javier, 24/09/11, Barracas).

Encontramos aquí el modo en que las redes de relaciones y de sociabilidad de Mariela se conjugan de forma tal que revierten su visión sobre la política y la juventud. Su reencuentro con Javier, ese viejo amigo de la secundaria con el que compartía su resentimiento hacia los políticos, la introduce en un mundo que le ofrece otras perspectivas -que ella, además, toma y las hace propias. Como les sucede a los vecinos que ven la “fotografía real y concreta”, Mariela también deja de percibir a la juventud como un problema, es decir como una juventud negada y negativizada (Chaves, 2005). Más aún, esta inversión se ve acentuada cuando ella, después de su participación en el Programa “Florecen mil flores...” y sus charlas con la referente de la JP Evita, se identifica como una joven dentro de una porción de la juventud que es afortunada no sólo porque tiene todo regalado, sino porque lo sabe aprovechar.

La reconstrucción realizada hasta el momento de los modos de ingreso por parte de tres jóvenes a la JP Evita permite registrar cómo se entrecruzan estos tres recorridos y los trayectos en común que se identifican a partir de la participación de Mariela en el Programa “Florecen mil flores...”. En su caso vemos, por ejemplo, cómo se producen reinterpretaciones respecto de la política y respecto de la pintura de murales en términos de una actividad militante. Por otra parte, el encuentro con Caro se traducirá en una redefinición del taller de mural del Conventillo, en vistas a concretar una serie de pinturas en las paredes del barrio, en donde se representarán imágenes y contenidos políticos y en cuyas inauguraciones participarán referentes de la JP Evita y de otras organizaciones sociales kirchneristas. En último lugar, el relato de Javier permite ver el peso de las redes de sociabilidad en el ingreso a la militancia de Mariela y también en su autopercepción como joven en la Argentina reciente. Así, a partir de su concurrencia a las jornadas de pintura y al cierre del programa en Miramar, las charlas con la referente y la interacción con sus pares, Mariela llegará a reconocerse como parte de un universo juvenil hasta ese entonces desconocido para ella, con experiencias en común con otras y otros jóvenes y la identidad con una nueva generación de militantes en la JP Evita Barracas.

4. Discusión y reflexiones finales

En este artículo hemos abordado el modo en que la implementación de políticas participativas favorece el desarrollo de formas de participación que, según los propios actores pueden (re)definirse como militantes. Estas formas que cobra la participación de las y los jóvenes en relación con la implementación del programa tienen que ver con rasgos particulares del caso, en donde las y los jóvenes de ambos grupos tenían vínculos de amistad o se conocían del barrio. Esto favoreció que la actividad pudiera ser presentada por quienes ya militaban como una oportunidad de dar una mano sin meterse en política y que el grupo nuevo lo interpretara efectivamente de ese modo gracias a esa relación de cercanía. Se agrega a esto que la mayoría de las y los jóvenes que se suman a la JP Evita Barracas entre 2010 y 2011 cursaban carreras vinculadas al arte, por lo cual podemos decir que el proceso de politización devino posible en la medida que, además de lo ya mencionado, su formación pudo entrecruzarse con las actividades militantes.

Los modos de compromiso político que adquieren las y los jóvenes que ingresan a la JP Evita Barracas luego de las jornadas de pintura tienen efectos no sólo en relación con un proceso de politización que modificó sus maneras de interpretar la política y deconstruir algunas lecturas previas a la participación en un colectivo (como por ejemplo algunos de sus prejuicios respecto de la política y de los políticos), sino que también su integración a la JP Evita produjo transformaciones en las tareas de la propia organización, promoviendo la construcción de una nueva generación de militantes que asumen actividades de responsabilidad y organizativas.

El estudio de estas formas de compromiso aporta a entender otras, no mediadas por políticas públicas, en tanto explora el inicio de carreras militantes, lo cual supone indagar cómo empieza un proceso creciente en el tiempo que puede tener posibles derivas y transformaciones en modos de participación, causas militantes o grupos. En ese sentido, en los tres casos analizados hemos visto que más allá de que cada testimonio recoge diferentes variables que se pusieron en juego cuando empiezan a participar políticamente en la JP Evita Barracas -en la carrera de Mariela, se destaca por ejemplo su afinidad por el arte con Carolina y la charla con la referente del Movimiento Evita a partir de la invitación que le hace Javier-, es posible advertir que la participación en las jornadas de pintura también repercutió en su involucramiento con la política. Creemos importante subrayar que cuando Mariela va a pintar las escuelas está al tanto de que alguno/as de las y los jóvenes participantes eran militantes de la JP Evita, y que ella tenía una posición asumida respecto a la política: firmemente planteaba que no se quería meter en nada de política. Su intención era colaborar en el reacondicionamiento de las escuelas y nada más que eso. Sin embargo, “algo” comienza a hacerle cambiar de parecer; ya hemos mencionado la importancia de las relaciones personales. Lo que se agrega es la participación en el programa y las actividades que esto comprende, así como los sentidos que ellas van adquiriendo a medida que transcurre el tiempo: pintar escuelas no significa solamente “dar una mano” a alguien, sino que implica también realizar una actividad vinculada con el arte, de forma colectiva, y con otro/as jóvenes. Asimismo, pintar escuelas con jóvenes militantes supone ingresar en un terreno que es ajeno, el de la política, y que es repudiado, lo que podría despertar algún malestar o incomodidad. No obstante, las resistencias que pudieran aparecer se diluyen a medida que Mariela se va enamorando del “proyecto”, e incluso aunque se siente obligada a viajar a la ciudad de Miramar para el cierre del programa, asiste al acto de clausura y a través de su relato deja entrever una conversión en los sentimientos que le empiezan a despertar los políticos, especialmente la entonces presidenta Cristina Fernández.

Por otra parte, cabría preguntarse si el engrosamiento de militantes a la JP Evita Barracas tras las jornadas del programa redundó en la innovación del repertorio de acciones de la organización, como por ejemplo aquello que se desprende de las entrevistas en relación a la incorporación de la pintura de murales como una actividad artística colectiva y como estrategia de reclutamiento de nuevos militantes. Vale la pena aquí mencionar que al momento de la segunda etapa de entrevistas -entre 2016 y 2017- ninguno de los jóvenes seguía vinculado con la JP Evita, lo que podría hablar de un ciclo de politización juvenil de esta organización o bien de un ciclo que trasciende a diferentes organizaciones o espacios.

El aporte del trabajo puede pensarse desde una antropología de la política que muestra cómo, más allá de las narraciones oficiales que dan sentido a las experiencias de los grupos, hay hechos puntuales vinculados con las experiencias de los tres jóvenes que muestran cómo se producen inflexiones que redundan en un proceso de politización. Lo interesante es mostrar la confluencia entre diferentes factores: un clima de época de movilización (como dice Caro), la implementación de acciones desde el Estado que tienen que ver con hacer viejas cosas con nuevos sentidos (como es el caso de pintar escuelas) y que permiten atraer y resignificar vínculos de amistad, entre compañeros de escuela o vecinos. Asimismo, cómo desde la organización la dimensión del arte reconoce un impulso a partir del programa, al mismo tiempo que genera un escenario de recreación de la dimensión cultural de las prácticas y de la pintura a partir de la creación de los murales en el barrio. Adicionalmente, el estudio permite entrever el modo en que se recrean vínculos personales a la luz de las experiencias participativas. Las tramas relacionales son un elemento central para entender el inicio de las carreras militantes, como también la permanencia en los grupos, y lo que conduce a la salida del espacio de militancia.

De igual forma, el artículo muestra cómo la política aparece como algo distante e incluso sobre lo que se tiene una falta de creencia o confianza y cómo son esas prácticas, vínculos e intereses en torno a cuestiones relativas al arte (y las relaciones personales), las que permiten que diferentes personas se vinculen con una experiencia desarrollando un proceso que puede ser calificado como de politización. Por otro lado, nos muestra cómo una política pública produce modos de entrar a la política a la vez que innova los repertorios de acción dentro de un colectivo barrial preexistente a la implementación de la misma.

En este sentido, la experiencia estudiada permite pensar diferentes modos de ingresar a militar en la JP Evita Barracas y la configuración de diferentes sentidos de la política y modos de compromiso político según se haya ingresado por el programa o por otras vías. Así, podemos observar que quienes ingresaron por el programa “Florecen mil flores...” se involucraron gradualmente en una serie de actividades que son consideradas militantes por los actores, quienes reconocen su politización en la medida que participaron en forma creciente como asistentes y también como coordinadores de estas actividades. Frente a ello, las y los jóvenes del primer grupo interpretan que hay actividades que pueden interpretarse como militantes -como el apoyo escolar o pintar murales- pero desde su perspectiva estas actividades se organizan, como decía Ariel, no sólo “por la actividad en sí misma” sino también para sumar militantes. De este modo, las actividades que se desarrollaron en el marco de la implementación del programa tenían un agregado porque, desde su visión, permitía convocar a jóvenes que podían estar ajenos a la política y, a través de la participación en la pintura de las escuelas -una actividad que a los ojos de las y los “jóvenes” destinatarios no era vista como militante-,sumar militantes y que se enamoraran del proyecto. Esto denota una lectura singular sobre las políticas públicas participativas, que distingue a quienes se inscribieron en el programa “Florecen mil flores...” de los que la interpretaron como una oportunidad para incorporar miembros a la organización, además de ayudar en la refacción y reacondicionamiento de las escuelas.

Para concluir, el análisis de la implementación del Programa “Florecen mil flores...” por medio de los tres casos contribuye al estudio de las políticas públicas desde un enfoque etnográfico ya que permite tensionar narrativas oficiales, establecer matices e identificar cómo se construyen los compromisos articulando variables sociales y dimensiones de la experiencia personal y biográfica. El artículo aporta a entender cómo hay instancias de implementación de las políticas públicas de juventudes que se relacionan, durante el período de gobierno de Cristina Fernández en el que se circunscribe esta pesquisa, con las maneras de participar. Así, la indagación de los itinerarios militantes de estos tres jóvenes, situados en un espacio barrial-territorial-organizativo permite pensar las políticas públicas más allá de la dimensión del Estado propiamente dicha, y captar qué procesos se movilizan en el seno de estas otras tramas sociales que, ala vez, se entraman con las estatales y podrían llevar a reconfigurar las políticas públicas.

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1Relevamiento realizado por Melina Vázquez y Mariana Liguori en el marco del PICT 2012-1251 “Activismo y compromiso político juvenil: un estudio sociohistórico de sus experiencias políticas y militantes (1969-2011)”, dirigido por Melina Vázquez, y el proyecto UBACyT 20020130200085BA “Jóvenes militantes y espacios juveniles en agrupaciones político partidarias: una aproximación a las formas de compromiso juvenil luego de la crisis de 2001”, codirigido por Melina Vázquez y Pablo Vommaro.

2Relevamiento realizado por Gabriela Roizen en el marco del Proyecto Institucional de la Unidad Ejecutora “Prácticas de Estado. Un estudio de los procesos de constitución del Estado argentino en función de las demandas sociales, desde el 2001 al presente” (CONICET-CIS/IDES, 22920160100005CO).

3Si se considera la totalidad de las regulaciones relevadas, encontramos los siguientes significados atribuidos a las juventudes desde las acciones estatales: como una etapa de formación o preparación, como factor de desarrollo, como trabajadores, desocupados o empleados con trabajos precarios, como factor de riesgo, como personas vulnerables, como ciudadanos en formación, como sujetos de derecho, por su condición estudiantil. (Vázquez, 2015)

4https://www.desarrollosocial.gob.ar/wp-content/uploads/2015/05/Revista-Juventudes-N---11.pdf https://www.desarrollosocial.gob.ar/wp-content/uploads/2015/05/Revista-Juventudes-N---21.pdf Consultados 19/10/17

5Programa lanzado en 2008 en articulación entre subáreas del Ministerio de Educación, Ministerio de Salud y Ministerio de Desarrollo Social. Destinado a la inclusión laboral de jóvenes de todo el país, entre las líneas de acción encontramos por ejemplo el Movimiento Cultural Juvenil donde se desarrollan, entre otras, actividades artísticas.

6Impulsado por el Ministerio de Desarrollo Social en conjunto con el Programa Mutuales del Bicentenario, estas jornadas apuntaron a la promoción de derechos y la formación histórico-política de jóvenes en el ámbito local, teniendo como ejes el arte mural y la comunicación popular.

7Coordinado conjuntamente por los Ministerios Nacionales de Desarrollo Social, Salud, Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Planificación Federal y Educación, además de la Secretaría de Cultura. El tren recorría el territorio nacional priorizando parajes y pequeñas comunidades con tres grandes pilares como objetivo: atención primaria y promoción de la salud, asesoramiento y asistencia técnica para la gestión de recursos y la realización de actividades artísticas y culturales.

8Se utilizan las itálicas para denotar categorías nativas y expresiones de los actores.

9El artículo que se presenta es un avance de la investigación de la Tesis de Licenciatura de GabrielaRoizen, “Vínculos entre arte mural y la entrada a la política en carreras militantes juveniles. El centrocultural El Conventillo y el Movimiento Evita.” Dirigida por Melina Vázquez y codirigida por PabloVommaro.

10Frente juvenil del Movimiento Evita.

11Empleados municipales y de los consejos escolares, responsables de otras áreas distritales y regionales como así también nacionales, por mencionar algunas: la Dirección de Políticas Educativas y las Jefaturas de Inspección distrital y regional dependientes del Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires, la Dirección de Desarrollo y Evaluación Curricular del Ministerio de Educación de Chaco, la Coordinación de Programas Multisectoriales del Ministerio de Educación de la Nación.

12https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-153023-2010-09-12.html Consultado 29/8/17

13Realizado en septiembre de 2010 y convocado bajo la consigna “La juventud le habla a Néstor, Néstor le habla a la juventud”, en este acto se consagra el líder y la figura del Nestornauta.

14http://www.saltociudad.com/nota.asp?n=&id=1881&id_tiponota=1 y http://diariolamanana.com.ar/noticias/informacion-general/se-realizo-el-cierre-de-las-jornadas-nestor-kirchner_a24634 Consultado 29/8/17

15http://www.hoymercedes.com.ar/principal/2011/02/14/jovenes-de-agrupaciones-kirchneristas-pintaran-escuelas-de-nuestra-ciudad/ Consultado 29/8/17

16http://www.novargentina.com/nota.asp?n=2011_2_23&id=23015&id_tiponota=4 http://www.derf.com.ar/despachos.asp?cod_des=401504Consultado 29/8/17

17http://enpl-difusion.blogspot.com.ar/2011/?m=0 Consultado 5/4/18

18https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-22688-2011-08-24.html Consultado 5/4/18

19http://www.casarosada.gob.ar/informacion/archivo/23075-blank- 35930225 Consultado 29/8/17

20La Ciudad de Buenos Aires se encuentra dividida en 15 comunas, cada una de las cuales integra uno a cuatro barrios. La comuna 4 se encuentra al sur de la ciudad, en el límite con la Provincia de Buenos Aires y abarca los barrios de Barracas, La Boca, Nueva Pompeya y Parque Patricios.

21La mayoría había cursado en una escuela pública ubicada en las cercanías del centro cultural.

22Nos referimos al conflicto entre el gobierno nacional y los productores rurales en 2008 en torno a las retenciones de la producción agraria. Este episodio tuvo un impacto político que dividió a la opinión pública y contó con amplia difusión mediática, logrando resonancias de otros momentos históricos.

23Instituto Superior de Formación Artística “Manuel Belgrano”, sito en Barracas.

24En el sentido de ir a ayudar.

25http://www.novargentina.com/nota.asp?n=2011_3_2&id=23015&id_tiponota=4 Consultado 19/10/17

26http://revistanuevopais.com.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=1961:acto-en-miramar&catid=38:politica&Itemid=56 Consultado 19/10/17

27El Programa de Voluntariado Universitario es una política pública del Ministerio de Educación que se impulsó en 2009. El programa promueve la participación de estudiantes y docentes de nivel superior en proyectos vinculados con la investigación y la intervención social, con el objetivo de articular planes de acción en conjunto con escuelas, organizaciones sociales y la comunidad en general. Del mismo modo que el Programa “Florecen mil flores...”, esta otra política pública opera en el ámbito del Conventillo, en relación con la cual se puede pensar el objetivo de este artículo en cuanto a estudiar relaciones entre participación y políticas públicas.

28Pintar este mural en una semana implicó para algunas/os de la/os participantes un gran esfuerzo físico: Caro, por ejemplo, cuenta que pasó tres o cuatro días “casi sin dormir, dejás la vida” (Carolina, 11/09/11, Barracas) y para Mariela representó una actividad que supuso una dedicación exclusiva: “me tenía que dedicar a eso sólo nada más. Porque llevaba mucho tiempo. Muy desgastante” (Mariela, 15/10/11, Barracas).

29Secretario General de la agrupación política La Cámpora.

30El ferrite es un óxido de hierro con el cual se obtiene un tono color ladrillo. Por su bajo costo y alta resistencia a la luz y al agua, es un pigmento económico y duradero que suele ser utilizado en la pintura de consignas políticas en paredes.

31Estos cursos se dictaban en el marco del Programa Empleo Independiente, en convenio con el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.

32Refiere al conflicto entre el gobierno nacional y los productores rurales en 2008 mencionado en nota al pie nº 20.

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