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Trabajo y sociedad

versión On-line ISSN 1514-6871

Trab. soc. vol.22 no.37 Santiago del Estero jun. 2021  Epub 01-Jul-2021

 

PROCESOS DE DESARROLLO RURAL Y ESTATALIDADES

Cartografía social: narrativas, recuerdos y conflictos. Territorio Alijilán, Santiago del Estero‐ Argentina

Social cartography: narratives, memories and conflicts. Territorio Alijilán, Santiago del Estero‐ Argentina

Cartografia social: narrativas, memórias e conflitos. Território Alijilán, Santiago del Estero‐ Argentina

Rejane Cleide Medeiros De Almeida1 

María Del Huerto Diaz Habra2 

1 Rejane Cleide Medeiros de Almeida. Doctora en Sociología. Docente del Departamento de Educación del campo (LEDOC). Programa de Posgrado en Estudios de Cultura y Territorio (PPGCULT). Universidad Federal de Tocantins (UFT). Correo electrónico: rejmedeiros@uft.edu.br

2 María del Huerto Diaz Habra es Lic. En Relaciones Internacionales y Procuradora. Doctoranda em Ciencias Agropecuarias de la UBA. Integrante del Equipo de Sociología Rural, Instituto de Estudios para el Desarrollo Social (INDES). Universidad Nacional de Santiago del Estero. Correo electrónico: mariadelhuertodh@gmail.com.

RESUMEN

El objetivo del artículo es presentar los resultados de la investigación sobre los conflictos territoriales en la comunidad Alijilán, Santiago del Estero (Argentina). La metodología desarrollada fue la historia oral con entrevistas sobre los primeros residentes que llegaron al territorio y el proceso de territorialización desarrollado por ellos. La investigación se llevó a cabo entre investigadores de la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE), de la Universidad Federal del Tocantins (UFT) y del grupo de investigación sobre Agroecología y Nueva Cartografía Social de Brasil (GPNCS). La cartografía social permitió un mapeo de la comunidad con los siguientes recursos: reconstrucción de la trayectoria de la lucha de los campesinos y, mediante el procedimiento etnográfico en relación con el relevamiento de las fuentes documentales, se verificó la dinámica social de los habitantes en relación con la tenencia de la tierra. La investigación refleja la hegemonía del capitalismo, un productor de mercancías que con sus estrategias destruye la vida de los campesinos, desplazándolos de sus territorios e invadiendo sus producciones con otras culturas.

Palabras clave: territorio; comunidad Alijilán; cartografía Social

ABSTRACT

The objective of this article is to present the results of the research on territorial conflicts in the Alijillan community, Santiago del Estero (Argentina). The methodology developed was oral history with interviews about the first residents who arrived in the territory and the territorialization process developed by them. The research was carried out among researchers from the National University of Santiago del Estero (UNSE), the Federal University of Tocantins (UFT) and the research group on Agroecology and New Social Cartography of Brazil (GPNCS). The social cartography allowed a mapping of the community and a reconstruction of the trajectory of the peasants struggles and disputes. Moreover,ethnographic techniques and document analysis allowed us to understand the social dynamics of the so-called “occupants” who occupied the land illegally. The research reflects the hegemony of capitalism, a producer of goods that with its strategies destroys the lives of peasants, displacing them from their territories and invading their productions with other cultures.

Keywords: territory; Alijillan community; social cartography

RESUMO

O objetivo do artigo é apresentar os resultados da investigação sobre os conflitos territoriais na comunidade Alijillan, Santiago del Estero (Argentina). A metodologia desenvolvida foi a história oral com entrevistas sobre os primeiros moradores que chegaram ao território e o processo de territorialização por eles desenvolvido. A pesquisa foi realizada entre pesquisadores da Universidade Nacional de Santiago del Estero (UNSE), da Universidade Federal do Tocantins (UFT) e do Grupo de Pesquisa em Agroecologia e Nova Cartografia Social do Brasil (GPNCS). A cartografia social permitiu um mapeamento da comunidade com os seguintes recursos: reconstrução da trajetória de luta camponesa e, por meio do procedimento etnográfico em relação ao levantamento de fontes documentais, a dinâmica social em relação à posse da terra dos habitantes foi verificado. A investigação reflete a hegemonia do capitalismo, produtor de bens que com suas estratégias destroem a vida dos camponeses, deslocando-os de seus territórios e invadindo suas produções com outras culturas.

Palavras-chave: território; comunidadAllijillan; cartografia social

SUMARIO

1.Introducción. 2. Caracterización del territorio. 3. Dinámica de la ocupación de la tierra por los campesinos: la creación de la reserva campesina como una forma de enfrentar los conflictos agrarios. 4. Cartografía social de los territorios de la Reserva de Alijilán. 5. Consideraciones finales. 6. Referencias bibliográficas.

1.Introduction

El objetivo del artículo es presentar los resultados de la investigación sobre los conflictos territoriales en la Comunidad de Alijilán, ubicada en la provincia argentina de Santiago del Estero y en lo que se denomina el Gran Chaco Sudamericano. Dicha región tiene una posición geopolítica destacada en el marco de la escasez global de recursos naturales necesarios para el funcionamiento del mundo capitalista. Este territorio (anteriormente considerado marginal para el desarrollo de la agricultura capitalista y con escasa presencia del Estado) recibe hoy una creciente presión debido a sus reservas naturales y recursos estratégicos frente al proceso de privatización y concentración de los bienes que se realiza, mediante diferentes mecanismos de acumulación por desposesión (Harvey 2004, Constantino, 2016).

La región chaqueña ha sido históricamente el hábitat de comunidades campesinas que han vivido en estos territorios, desplegando estrategias de (re)producción, no necesariamente capitalistas, las cuales se encuentran hoy en una lucha por mantener sus formas de vida y no ser despojadas de sus recursos. En efecto, están en marcha diferentes procesos de recreación de sus identidades y un amplio repertorio de acciones colectivas antagónicas a la territorialización del capital. Esto informa de una renovada cartografía de la resistencia en América Latina en el siglo XXI. Precisamente, la experiencia que se analiza en el artículo da cuenta de la capacidad de agencia de las comunidades rurales para poner freno a la exclusión y la depredación de los recursos naturales que implica la expansión del agronegocio.

En las páginas siguientes se abordará el desarrollo de la situación de conflicto, los actores intervinientes (en especial el papel de los agentes estatales y las políticas públicas), la recreación de identidades colectivas en la lucha, el repertorio de la acción colectiva y la búsqueda de modelos productivos alternativos.

La investigación se llevó a cabo entre investigadores de la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE), de la Universidad Federal de Tocantins (UFT) y del equipo de investigación de Agroecología y Nueva Cartografía Social de Brasil (GPNCS). La metodología empleada en esta investigación es cualitativa, con un enfoque etnográfico y toma como estrategia de investigación el estudio de caso, basada en la perspectiva de los actores involucrados en la temática propuesta por Norman Long (2007)1. También se utilizó la técnica de la historia oral a través de entrevistas individuales y grupales, talleres participativos y revisión de fuentes documentales primarias (documentos producidos por la comunidad). Además, se consultaron fuentes secundarias que permitieron contextualizar la realidad percibida por los agentes sociales.

Asimismo, se recurrió a la nueva técnica de cartografía social, en la que los residentes dibujaron un mapa social con los elementos culturales contenidos en el territorio. El mapeo social en la comunidad conllevó: i) la reconstrucción de la trayectoria de la lucha de los campesinos, ii) el registro de testimonios y, sobre todo, iii) el uso de fuentes documentales. Acevedo Marín y Castro (1998) llama "etnografía de los documentos", al uso del método etnográfico en relación con el relevamiento de las fuentes documentales, en ellas se verifica la dinámica social de la ocupación de la tierra por los llamados “poseedores”. Dicha técnica permitió identificar a los actores involucrados en el proceso de disputa de tierras.

Cabe aclarar que la información recopilada es fruto de varios años de recorrer el territorio, donde se viene compartiendo con los pobladores sus vivencias cotidianas. Para ello, ha sido fundamental la construcción de la confianza y las reciprocidades entre campesinos e investigadores (por ejemplo, ayudando en gestiones administrativas en la ciudad). A su vez, el proceso de investigación está pensado en un ida y vuelta con la comunidad, donde los resultados emergentes permiten realizar devoluciones periódicas a la Comunidad.

Teniendo en cuenta estas metodologías de trabajo, se intentó vincular el espacio geográfico con el espacio sociopolítico y relevar aspectos territoriales para (re)construirlos de forma comunitaria. Con este método de trabajo se buscó construir conocimiento desde la participación de la comunidad y visibilizar sus problemáticas y conflictos, pero también potenciar sus capacidades en un marco territorial de un mapeo colectivo. Asimismo, con la Cartografía Social, se intentó recuperar y sistematizar los conocimientos que poseen las comunidades sobre el espacio que habitan.

De esta manera, la investigación da cuenta de las características particulares que asume la hegemonía del agronegocio como forma y contenido del desarrollo del capitalismo, un productor de mercancías que con sus estrategias destruye la vida de los campesinos, desplazándolos de sus territorios e invadiendo sus producciones con otras culturas.

2.Caracterización del Territorio

Siguiendo un patrón generalizado en América Latina, la provincia de Santiago del Estero está caracterizada por una acentuada desigualdad en la distribución de la tierra y una fuerte presencia del campesinado registrados como poseedores. Esto se ve agravado por la situación de inseguridad jurídica debido la ausencia de títulos que permitan determinar la tenencia legal de la tierra. En efecto, el campesinado ha estado históricamente expuesto a situaciones de desalojo (de Dios, 2012).

La zona de estudio se encuentra en el Departamento Ojo de Agua, en el suroeste de la provincia de Santiago del Estero, sobre las Sierras de Ambargasta. Estas sierras poseen un clima subtropical continental y una significativa biodiversidad2. Sin embargo, presenta serios déficits de agua3. Por consiguiente, se trata de un bien apreciado por los campesinos y es una de las demandas históricas del sector hacia los distintos niveles de gobierno, dado que aún no existe la infraestructura necesaria para garantizar la disponibilidad de agua suficiente durante todo el año, tanto para consumo humano como para fines productivos (Diaz Habra y Jara, 2018).

Desde épocas prehispánicas, estas tierras han sido morada de los indígenas comechingones y sanavirones (dos pueblos que, al momento de la llegada de los conquistadores españoles, habitaban el centro del actual territorio de Argentina). En la actualidad, la población rural está formada, principalmente, por pequeños productores agropecuarios y asalariados rurales. La mayoría de estas explotaciones se encuentran delimitadas, pero en el 90% de los casos no poseen títulos perfectos (Palomo, Salazar y Camaño, 2015).

Las Sierras de Ambargasta, explotadas durante décadas para la extracción de manganeso, dejaron muy poca superficie para el laboreo de la tierra. Es por ello que, en la zona rural, la principal actividad productiva es la ganadería mixta (ganado caprino y bovino). Desde la década de 1990, en épocas de gobierno menemista y en pleno auge neoliberal, se agravó aún más la situación de estas familias, excluidas y aisladas históricamente del acceso a servicios básicos y políticas de salud, educación, vivienda y justicia, impactando directamente en el deterioro de su calidad de vida (Palomo, Salazar y Camaño, 2015).

Durante los años 2003-2015, las contribuciones del Estado (a través de pensiones, asignación universal por hijo, créditos y subsidios a la agricultura familiar) ayudaron a mejorar la vida de estos campesinos (Paz, de Dios y Gutiérrez 2014). Sin embargo, las políticas del macrismo afectaron de manera muy negativa a estos pobladores, ya que hubo recortes en el acceso a recursos técnicos y financieros. En la actualidad, la población rural del Departamento de Ojo de Agua está conformada principalmente por pequeños productores agropecuarios y asalariados rurales. Hasta el año 2012 se habían relevado unas 567 familias de pequeños productores, la mayoría de éstas se encuentran delimitadas, pero, como se mencionó, el 90% de los casos no poseen títulos perfectos. Las actividades productivas y el uso de la tierra se realizan de manera familiar (Palomo, Salazar y Camaño, 2015).

La mayoría de los pequeños productores no poseen la infraestructura adecuada. Sumado a ello, la disminución del régimen de lluvias de los últimos años redujo los caudales de agua de los pozos y afectó el crecimiento de pasturas naturales.

“Para mantener a los animales, una familia de Alijilán necesita $5.000 por semana para traer camiones de agua y eso para ellos es muchísimo” (Entrevista a técnico del Comité de Emergencia, 2021).

Por otro lado, los conflictos de tierras en las Serranías de Ambargasta no son de un pasado reciente, éstos datan de los albores del siglo XX, cuando un empresario bonaerense de la Sociedad Rural Argentina (agrupación que aglutina a grandes terratenientes de la Pampa Húmeda) compró las tierras que actualmente abarcan la zona de la Reserva Campesina. Por aquel entonces, dichos terrenos eran considerados marginales, con relación a las tierras fértiles de las llanuras pampeanas. Por tanto, el objetivo de la compra era más bien financiero que productivo dado que estas tierras fueron hipotecadas para invertir en el sector agropecuario de la región central del país (Díaz Habra y Jara 2018).

Sin embargo, la hipoteca nunca fue cancelada y los terrenos fueron transferidos a otro empresario, mediante remate, en la década de 1960. El supuesto nuevo dueño impuso entre las familias allí asentadas el pago de un alquiler. Durante la década de 1990, el problema se agravó cuando se vendieron parte de las tierras y se obligó a los pobladores a desplazar las viviendas y corrales. De esta manera, y a medida que se efectuaban nuevas transacciones de compra y venta, fueron proliferando los conflictos. Un entrevistado relata:

“Desde 1997 han aparecido unos políticos que querían comprar el campo, entonces de ahí ha empezado el conflicto, antes no. Mira, aquí mis abuelos han criado vacas, después siguieron mis padres criando cabras, chanchos, ovejas y nosotros seguimos con lo mismo. También hacemos artesanías en cuero y lana. Pero ellos no dejan de molestar y se quieren hacer los dueños” (Entrevista, campesino habitante de Alijilán, 2018).

Hubo quienes decidieron abandonar esos terrenos, mientras que otros permanecieron allí a pesar de los amedrentamientos. El punto de inflexión de los conflictos se produjo en el año 2003, cuando un grupo de empresarios alambraron los reservorios de agua de uso común. Este episodio dio lugar al proceso de autodefensa.

3. Dinámica de la ocupación de la tierra por los campesinos: la creación de la reserva campesina como una estrategia de enfrentar los conflictos agrarios

La dinámica de organizarse para enfrentar los conflictos sucedió progresivamente. Las reuniones entre vecinos de los parajes se hicieron cada vez más frecuente como una expresión de “solidaridad” para ayudar a los vecinos que tenían conflictos latentes.

“Nosotros nos reunimos solamente para ayudarnos entre vecinos, porque somos solidarios” (entrevista, campesino deAlijilán, 2017)

Este proceso desembocó en la conformación de la “Organización Civil Mesa de tierras de Ojo de Agua” con el asesoramiento de qué agencias estatales como la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Santiago del Estero, el Ministerio de la Producción y la Dirección General de Bosques y Fauna, entre otros, en 2012. De esta manera, se les encomendó a los de terreno desempeñarse como facilitadores en el diseño y ejecución de proyectos productivos en cooperación con las autoridades estatales (de nivel municipal, provincial y nacional).

En esta dirección, fue cuajando la idea de conformar una Reserva Campesina. Empero, en Argentina no existe una figura jurídica denominada Reserva Campesina como en el caso de otros países. Por ello, los campesinos de las Serranías de Ambargasta encontraron sustento en la Ley Nacional N° 26.331 (referida al ordenamiento territorial de los bosques nativos), con el objetivo de proteger la biodiversidad y a los mismos campesinos que se encontraban bajo constante amenaza de desalojo. Por consiguiente, se creó, bajo un Decreto Provincial, la Reserva Campesina de Ojo Agua (Diaz Habra y Jara, 2018).

“Este territorio es de muchísimos años, éste viene del abuelo de mi papá en una compra en el año 1905. Mi padre hoy tendría 73 años, así que mire cuántos años tendría mi abuelo. (….) Hoy tengo 48 años, soy nacido y criado acá. Mi abuelo también fue nacido y criado acá (…) pueden ver que hay pisos de piedras muy antiguos y solía haber muchos ranchos y había familiares de mi bisabuelo. Éramos muchos en la familia y después muchos se han ido a otros lugares por trabajo hasta que quedamos la familia de mi papá nomás” (Entrevista, campesino de Alijilán, 2018).

Con la Reserva no sólo están logrando una re-territorialización, sino también una nueva forma de acompañar y “solidarizarse” con las comunidades que allí habitan. Además, las comunidades van tejiendo redes con el propósito de afianzar este espacio protegido que no sólo se orienta a vínculos con agentes estatales, sino que incluye grupos urbanos como asociaciones de beneficencia y la Universidad Nacional de Santiago del Estero. Un ejemplo de ellos es el proyecto de cooperación para el cuidado del patrimonio cultural y fomentar la investigación en el ámbito de la Reserva, dado que existen sitios de gran valor histórico y arqueológico como ser las pinturas rupestres. De este modo, los agentes académicos también se constituyen en mediadores que contribuyen a rescatar las características naturales, culturales, paisajísticas de la Reserva, (re) creando los sentidos de la importancia de proteger el territorio campesino de las sierras. Asimismo, su acción puede contribuir a una mayor visibilidad de la lucha e interpelar a otros actores externos para ampliar el espectro de solidaridades.

En este contexto, la Reserva Campesina Provincial sustenta sus reivindicaciones desde la retórica de los derechos posesorios a través de tácticas legales organizativas. En suma, la Reserva Campesina forma parte de una estrategia por el control de la tierra en la que se construye una nueva territorialidad.

Pese a la organización de los campesinos, las problemáticas de tierra persisten, al tener conflictos judicializados que deben ser respondidos en tribunales bajo fueros que no contemplan las especificidades de las formas campesinas de vivir y trabajar la tierra, más allá de la zona perimetral de sus viviendas. Por ende, se desconoce la multidimensionalidad de la tierra y espacios comunes como los bosques de pastoreo, caza y recolección (de Dios, 2012). Uno de estos casos se da en la comunidad de Alijilán, en un campo de 700 hectáreas, en la que sus residentes forman parte de la Reserva Campesina y vienen luchando hace más dos décadas por una venta apócrifa de sus tierras en las que viven desde antaño.

“Este campo ha sido de mi bisabuelo, mi abuelo se crío aquí y nosotros nos criamos aquí. Yo nací en el año ´71 y en el año 72 se quemó la casa. Desde entonces, empezamos a levantar alambres; y así es como hace 40 años que vengo luchando, haciendo alambres, criando vacas, cabras, ovejas, chanchos, todo… y ahora nos quieren quitar (Entrevista, campesino de Alijilán, 2018).

“Él [empresario] nos quería sacar de aquí diciendo que él había comprado el campo y que nosotros no teníamos nada, que nos vayamos de aquí nomás (…) Y nosotros tenemos un título que es de 1905 (…). Él compró un pedazo del otro lado [de la ruta], sólo 60 hectáreas y estaba metido en la política. Acostumbrados a comprar y conseguir campos, pretendía meterse aquí”. (Entrevista, campesino de Alijilán, 2018).”

Si bien, este diferendo puntual afectaba sólo a un grupo de vecinos las Reservas Campesinas, la participación en la organización ha permitido visibilizar el conflicto, desarrollar estrategias para prevenir otros desalojos y crear contactos con agentes del Estado calificados en la temática. En efecto, se fue produciendo un marco para la acción colectiva frente a un problema que, si bien perturba directamente a unas 30 personas, abre la posibilidad para que se involucren unas 200, consiguiendo defender el territorio en conjunto.

Por otro lado, cabe destacar que este tipo de conflictos en el espacio rural santiagueño, suelen estar atravesado por episodios de violencia, como lo destaca un residente de la comunidad:

[Los empresarios] solían venir con la policía y una vez los corrieron de noche cuando estaba con mi mamá, una hermana y una nieta que la cría mi mamá. Bueno, ahí vino la policía y sacaron un revólver, estaban todas las mujeres y los varones no estaban ninguno. Ellos [empresarios] siempre venían de noche. Pero esta vez tenían la información de que nosotros habíamos salido, vinieron con 30 o 40 personas que nos querían sacar y nosotros no nos hemos movido” (Entrevistado, campesino de Alijilán 2018).

En este marco de conflictividad, donde los desalojos son una amenaza latente, la idea de crear un modelo de Cartografía Social nace a partir de la relación que tienen los pobladores de la Reserva Campesina con agencias estatales encargadas de atender a los conflictos de tierra y con docentes de distintas universidades. Esto fue motivado por la visita al territorio de una investigadora de la Universidad de Federal do Tocantins de Brasil, que había trabajado con comunidades campesinas brasileñas en el registro de Cartografías Sociales para la búsqueda de soluciones a conflictos de tierras.

En el caso de la Reserva Campesina, se trata de una superficie amplia y compleja que abarca más de 25.000 hectáreas. Por eso, para la cartografía social se seleccionó la comunidad de Alijilán. Como se dijo antes, las familias presentaban un conflicto latente con amenaza de desalojos por parte de un empresario de Ojo de Agua que había judicializado el conflicto. Sin embargo, los campesinos podían demostrar mediante la historia y las vivencias que esos terrenos fueron habitados y trabajados por ellos (de forma continua y pacífica). No obstante, la contraparte pretendía desalojarlos y dejarles sólo una parcela en la que tenían construida la casa.

“Se quieren adueñar de estas tierras y no sé cómo, porque vienen y te dicen estas tierras son mías y te quieren sacar de acá. Y aquí hay gente viviendo de hace años. No, no pueden decir yo soy el dueño de las tierras, el que vive es el dueño de las tierras. Y aquí vos ves que han trabajado los abuelos, los padres y los hijos de ellos. Y ahora nos quieren sacar por eso, porque tiene un valor grande. Ellos vienen a decir mira te cuadramos la casa y este cuadro es tuyo, pero de qué vamos a vivir si no tenemos tierra suficiente para criar los animales” (Entrevista, campesino de Alijilán 2018).

Frente a esta situación de vulnerabilidad, los pobladores de Alijilán vieron en el proyecto de cartografía social una posibilidad de diseñar un instrumento que podría servir para recopilar y sistematizar pruebas de sus derechos posesorios, creando un registro que visibilice sus reivindicaciones en un mapa construidos por ellos mismos, que integre sus percepciones y valoraciones. En este mapa social se trazarían los límites del territorio, de acuerdo con su definición histórica, teniendo en cuenta sus alcances territoriales. Para eso, se realizaron dos talleres.

4.Cartografía social de los territorios de la Reserva de Alijilán

La Dirección de Relaciones Institucionales de Jefatura de Gabinete del gobierno de la Provincia de Santiago del Estero y la Reserva Campesina organizaron una reunión en el paraje de Alijilán para realizar un mapeo social del territorio campesino en el año 2018. De ese encuentro participaron funcionarios de la Dirección de Relaciones Institucionales de Jefatura de Gabinete, investigadores y familias campesinas.

Como se dijo antes, el objetivo de la Cartografía fue producir un instrumento para el fortalecimiento de los territorios y asegurar la protección de la vida de los campesinos. De este modo, la cartografía social se construye en movimientos posibles para la autoafirmación social. La misma constituye una descripción discursiva de símbolos, de las relaciones sociales, de control del territorio y de memorias de luchas. Para Almeida y Souza (2017, p. 289), una autocartografía consta de:

“un instrumento metodológico de representación de la realidad en la construcción de mapas mentales con perspectivas históricas que permite representar actuadamente la trayectoria de lucha de los acampados y sus historias de vida y relación con la lucha por la tierra. Por lo tanto, constituye el primer momento del proceso metodológico en La Nueva Cartografía Social. Se define como una metodología participativa para la investigación del trabajo de campo. Y como herramienta se concibe la cartografía social, como una técnica dialogada que permite la investigación y acción en torno a un espacio social, de forma cualitativa e interdisciplinar, permitiendo que las preguntas y perspectivas críticas se ocupen de los conflictos agrarios, sus reflejos y propuestas de cambios”4.

En principio se les pidió a los participantes (75 personas) que cuenten su historia a través de imágenes, cada familia tenía que diseñar su visión del territorio y organizar donde vive cada una. Se les pidió dos gráficos: el primero es un dibujo comunitario y el segundo es individual de cada familia. El propósito fue mostrar cómo en un mismo espacio habitaban varios territorios.

A partir de esta técnica se destaca que la cartografía es una representación espacial de la comunidad en forma de imágenes. En otras palabras, es una descripción de los procesos de territorialización y las relaciones sociales, políticas y culturales que esto conlleva. Es una forma en que se recuperan memoria y saberes. Desde la visión de un técnico que participó de la cartografía Social se expresó que:

“El objetivo es organizar el mapeo del territorio porque aquí viven personas con su propia cultura y esas personas tienen historias de vida que precisan ser registradas para la comunidad. Además, porque muchos cuentan sobre historias campesinas, pero es la comunidad la que tiene que contar la historia para las futuras generaciones: ¿Quién ha llegado primero? ¿de dónde han venido? ¿Quiénes son los más antiguos? ¿Quiénes son sus padres? ¿Quiénes son sus abuelos? …porque la memoria es siempre parte de las experiencias de las personas que aquí han estado hace muchos años. Es importante ordenar la memoria y es peligroso que otros cuenten por nosotros" (Técnico del Comité de Emergencia, El Cajón, 2018).

Durante los talleres, los pobladores diseñaron un mapa de colores. El mapa tenía una iconografía con diseños elegidos por ellos. Entonces, el mapa registró la producción de la vida en el territorio, percibiéndolo como instrumento de la resistencia.

Es menester aclarar que cuando se realiza una cartografía, el diseño final y los responsables del mapa oficial son aquellos profesionales que tienen habilidades técnicas para el procedimiento de los datos. Esto ocurre a partir de las coordenadas recogidas por la comunidad. Sin embargo, en la Cartografía Social participan de la elaboración una pluralidad de actores. Por ende, la sinergia entre comunidad y Universidad es importante para la elaboración del mapa situacional ya que es la comunidad la que decide sobre los datos puestos a disposición, y sobre todo, mediante la georreferenciación de las coordenadas del territorio. La cartografía social:

“tiene como objetivo dar una oportunidad a la auto-cartografía de los pueblos y a las comunidades tradicionales [...]. Como material producido, no sólo hay un mayor conocimiento sobre el proceso de ocupación de esta región, sino sobre todo un mayor énfasis y un nuevo instrumento para fortalecer los movimientos sociales que existen en ella. [...]. La fuerza de este proceso de territorialización diferenciada constituye el objeto de este proyecto. Por ello, la cartografía se muestra como un elemento de combate y su producción es uno de los posibles momentos para la autoafirmación social” (PNCSA, 2018).

Como se mencionó anteriormente, la demanda por parte de los campesinos Alijilán de construcción de una cartografía surge con el propósito de resolver el conflicto de tierras. Para ello, las técnicas de construcción de datos incluyen entrevistas abiertas, mediante un diálogo informal con campesinos, visita in situ y diario de campo. Estas técnicas proporcionaron una mejor interacción con el grupo. Se utilizaron en la investigación cámaras, grabadora, GPS e insumos de papelería para dibujar los elementos culturales del territorio.

Con el objetivo de trabajar con el soporte geográfico, se intentó crear categorías de los bienes naturales, de las actividades que producen, de las infraestructuras local (como ser viviendas, caminos, pozos de agua y corrales). También se crearon categorías para los conflictos teniendo en cuenta las amenazas, los intentos de desalojos, los cortes de alambres, y demás. Una vez creadas estas categorías, se diseñaron símbolos para esos elementos cartografiables. Finalmente, esos dibujos se plasmaron en los mapas y se procedió a ubicarlos espacialmente.

Fuente: fotografías tomadas por las autoras durante el trabajo de campo en 2018

Imágenes del Taller de Mapas Situacionales- Nuevo Cartografía Social 

Además, los dibujos realizados por la comunidad incorporaron en el mapa social algunos aspectos de la vida campesina y el trabajo en el territorio:

“Aquí en el campo tenemos la cría de animales vacunos, cabras, ovejas, gallinas, pavos y todo lo que se tiene en el campo. Bueno, después nosotros hacemos artesanías con el cuero de vaca y la lana de las ovejas.” (Entrevista, campesino de Alijilán, 2018).

“Mi infancia acá fue hermosa: íbamos en burro a la escuela. Cuando hacía mucho frío no podíamos agarrar el burro, así que íbamos caminando. Teníamos una escuela a 3 kilómetros para un lado; después fuimos a otra para el otro lado que nos queda 3 kilómetros también. Era lindo porque antes había varios vecinos, pero ahora se fueron y quedamos nosotros, pero igual somos bastantes. Somos más de 50 familias cuando nos reunimos todos” (Entrevista, campesino de Alijilán, 2018)

Estos testimonios resultan significativos porque demuestra la especial relación que tienen los campesinos con la naturaleza y los recuerdos de una vida tranquila en el campo (antes del conflicto). Por otra parte, también deja entrever los cambios demográficos que sufrió la localidad, ya que muchos debieron abandonar la vida rural por causa de la falta de trabajo y oportunidades (por ejemplo, a nivel salud y educación) en la zona.

Luego de los talleres y el trabajo en conjunto con los campesinos, el equipo técnico involucrado se abocó a sistematizar la experiencia. Este procesamiento de datos consistió en la desgravación de audios de talleres, en contextualizar la información a partir de las memorias colectivas e individuales y de las prácticas cotidianas registradas. Durante el trabajo de campo, también se registraron las coordenadas mediante el sistema de Posicionamiento Global (GPS) que fue registrado en conjunto por los técnicos y los campesinos y luego se procedió a digitalizar la información.

Fuente: Equipo de investigación sobre Agroecología y Nueva Cartografía Social de Brasil

Mapa 1 Mapa de conflictos sociales y Territorial- Reserva Campesina Alijilán- Departamento Ojo de agua-Santiago del Estero- Argentina 

Los elementos que contienen el mapa final permiten observar las marcas de los procesos conflictivos experimentados junto a aquellos elementos que constituyen el modo de organizar la vida campesina, desde corrales, represas, rutas viejas, villas, potreros, corral de vacas y de cabras, pozos, pocillos, fuentes de agua, aljibes hasta sitios arqueológicos. Igualmente, las autoras consideran que durante los conflictos de tierra se construyen saberes. En este sentido, Catherine Walsh señala que hay formas de conocimiento que se construyen a partir de las luchas sociales:

“Las luchas sociales también son escenarios pedagógicos donde los participantes ejercen sus pedagogías de aprendizaje, desaprendizaje, reaprendizaje, reflexión y acción. Es sólo reconocer que las acciones dirigidas a cambiar el orden del poder colonial parten con frecuencia de la identificación y reconocimiento de un problema, anuncian la disconformidad con y la oposición a la condición de dominación y opresión, organizándose para intervenir; el propósito: derrumbar la situación actual y hacer posible otra cosa” (2017, p.29).

Finalmente, como estrategia a fin de presentar los resultados, se realizó un documento que tenía como finalidad mostrarlo a la comunidad en marzo de 2020. Los resultados contienen las historias de vida, las fotografías y los dibujos realizados por los campesinos, sin embargo, dado al contexto de la pandemia Covid 19, no pudo realizarse y al momento de escribir este artículo, la devolución aún se encuentra pendiente.

5.Consideraciones finales

Surgida a raíz de un conflicto de tierras, la Reserva Campesina de Ojo de Agua se inscribe en un proyecto de ordenamiento territorial que busca construir un espacio protegido tanto para los bienes naturales como para los derechos fundamentales de las familias rurales que han habitado ancestralmente en este lugar. El proyecto, iniciado en 2012, prevé actividades productivas de bajo impacto y la revalorización de la riqueza del Territorio (bosques nativos, paisaje, arte rupestre, fuentes de agua dulce y forma de producción campesinas). Para entender la complejidad de la conflictividad en la que se enmarca la construcción de la Reserva de Ojo de Agua tomamos en consideración tanto la estructura agraria como la evolución de la disputa por la tierra.

El artículo tuvo por objetivo analizar reflexivamente la experiencia de construcción de una cartografía social. Desde los inicios de los talleres, las expectativas y las preguntas e inquietudes relacionadas a la intencionalidad de hacer la cartografía social fue planteada por los distintos actores que intervinieron en el proceso. Mediante el proceso se fue descubriendo la importancia del mapa para pensar desde la práctica lo que significa el territorio. Dentro de la comunidad, la posibilidad de conocer y repasar la memoria colectiva constituyó una instancia clave para afianzar el proceso de la cartografía. También fue necesario la realización de distintos talleres, ya que esto permitió que algunas vivencias o experiencias fueron repensadas y reelaboradas por sus protagonistas y a la vez emergieron nuevos detalles y relatos que enriquecieron la experiencia.

Asimismo, los talleres permitieron identificar los riegos, los problemas, localizar las áreas de conflictos y determinar cuáles eran las disputas de territorialización. También permitió visibilizar los bienes que tenían y que tienen en la comunidad, su infraestructura y la posibilidad de reflexionar en una estrategia de fortalecimiento territorial dentro de las comunidades de la Reserva Campesina de Ojo de Agua.

La cartografía social, dentro de la lucha por la tierra, permite la posibilidad de expresar las vivencias, las confrontaciones y las contradicciones entre quienes presentan instrumentos jurídicos y entre quienes han vivido en el territorio para crear consensos y soluciones. Es decir, permite otra forma de expresar el conocimiento territorial, incorporando elementos fácticos, pero también subjetivos. Además, la posibilidad de construir un mapa colectivo promueve la socialización de los saberes, trayectorias y memorias que representan el territorio y complementan la imagen colectiva del mismo, incentivando la participación comunitaria y visibilizando las problemáticas, potencialidades, capacidades y conflictos referidos al marco territorial.

Esta experiencia brindó para la región nuevos elementos para reflexionar en los modos de recolección de información y técnicas de registro que permitieron revelar algunos aspectos territoriales que no estaban explorados anteriormente en la zona y (re)construirlos colectivamente.

La investigación indicó como resultado que las luchas por y en el territorio datan de un largo tiempo y que el proyecto de acumulación por desposesión se intenta imponer sobre la vida de los campesinos que viven en la comunidad de Alijilán. Este territorio, el cual se encuentra dentro de una organización de Reservas Campesinas, intenta constantemente crear estrategias de control por la tierra de manera conjunta, puesto que lo que afecta a unos, les repercute en el hábitat de los otros.

De esta manera, la cartografía social presupone una espacialidad con interacciones sociales de diferentes escalas que nos permiten ver en un panorama más amplio de los conflictos y acontecimientos del mundo que nos rodean. Por este motivo, se trata de aportar a mitigar las desigualdades que existen entre un empresario que posee un título de tierra y poder económico para enfrentar procesos legales y un colectivo de campesinos que no cuentan con recursos suficientes para evitar el despojo de sus tierras.

En este sentido, la cartografía social es parte de una estrategia de resistencia que han contribuido a la lucha por la tierra. Es una forma de dar de visibilidad a los trabajadores en el campo y expresa la tensión de diferentes proyectos, tanto políticos como socioeconómicos: por un lado, está el modelo capitalista y la producción de mercancía; y por el otro, modelo campesino basado en la producción y reproducción la agricultura familiar.

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1Se tiene en cuenta que “una perspectiva del actor apunta a la dilucidación de los conjuntos precisos de relaciones entrelazadas, proyectos del actor y las prácticas sociales que penetran los varios espacios sociales, simbólicos, geográficos” (Long, 2007: 109).

2En el estrato arbóreo se encuentran especies tales como quebrachos blanco y colorado, algarrobo blanco y negro. También se pueden mencionar las jarillas y cactáceas. La fauna se compone de corzuelas, liebres, vizcachas y una variedad de aves.

3Los acumulados anuales de precipitación en la llanura son aproximadamente de 500 mm.

4Traducción de las autoras

Recibido: 11 de Diciembre de 2020; Revisado: 01 de Febrero de 2021; Aprobado: 05 de Abril de 2021

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