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Trabajo y sociedad

versión On-line ISSN 1514-6871

Trab. soc. vol.23 no.39 Santiago del Estero oct. 2022  Epub 01-Jul-2022

 

DIMENSIONES LABORALES Y SINDICALES

Del sindicato al partido. La trayectoria sindical y militante de Francisco Páez (1969-1972)

From the trade union to the party. The trade-unionist and militant career of Francisco Páez (1969-1972)

Do sindicato ao partido. A trajetória sindical e militante du Francisco Páez (1969-1972)

José Barraza1  * 

1 Profesor y Licenciado en Historia por la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba. Actualmente se encuentra trabajando en su tesis doctoral: “biografía de un dirigente obrero-clasista. Gregorio Flores, del SiTraC-SiTraM al Partido Obrero (1934-2011)” por Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba.

RESUMEN

El presente artículo pretende ser un puntapié inicial para ahondar en la reconstrucción de las trayectorias de los dirigentes y trabajadores de Fiat Concord en el marco del proceso de radicalización obrera a partir del Cordobazo. Particularmente, haremos hincapié en el análisis y la reconstrucción de un segmento en la trayectoria sindical y política de Francisco José “Petiso” Páez, entre los años 1969 a 1972. Su rol, junto al de dirigentes como Bizzi, Masera y Flores, se inscribe dentro de la corriente conocida como clasismo, que se manifestó en los lugares de trabajo en respuesta a las arbitrariedades patronales, el modelo sindical tradicional y la perspectiva de la revolución y el socialismo como horizonte. Se muestra el proceso que llevó a Páez a incorporarse a Vanguardia Comunista, y luego al Partido Socialista de los Trabajadores.

Palabras clave: trayectoria; clase obrera; clasismo; sindicato; partido revolucionario

ABSTRACT

This article is a contribution to the reconstruction of the trajectories of the leaders and workers of Fiat Concord, within the framework of the process of worker radicalization from the Cordobazo. In particular, we will reconstruct and analyze a segment in the trade-unionist and political career of Francisco José “Petiso” Páez, between 1969 and 1972. His role, together with that of leaders such as Bizzi, Masera and Flores, is inscribed within the "classist" current that manifested itself in the workplace in response to employer arbitrariness, the traditional union model, and that had the perspective of revolution and socialism as a horizon. His interventions, balances and conclusions led him to join first Communist Vanguard, and then the Socialist Workers Party.

Keywords: trajectory; working class; classism; union; revolutionary party

RESUMO

Este artigo pretende ser um ponto de partida para aprofundar a reconstrução das trajetórias dos dirigentes e trabalhadores da Fiat Concord no quadro do processo de radicalização operária desde o Cordobazo. Em particular, daremos ênfase à análise e reconstrução de um segmento da trajetória sindical e política de Francisco Páez, entre os años 1969 a 1972. Seu papel, juntamente com o de líderes como Bizzi, Masera y Flores, faz parte da corrente conhecida como classismo que se manifestou no ambiente de trabalho em resposta à arbitrariedade patronal, ao modelo sindical tradicional e à perspectiva da revolução e do socialismo como horizonte. Suas intervenções, balanços e conclusões levaram-no a ingressar na Vanguarda Comunista e depois no Partido Socialista dos Trabalhadores.

Palavras Chave: trajetória; classe operaria; clasismo; sindicato; partido revolucionário

Introducción

La reconstrucción histórica del movimiento obrero de la provincia de Córdoba en las décadas de los sesenta y setenta, ocupa un lugar destacado en los ambientes académicos. En este sentido, el género biográfico ha ganado terreno dentro de la historiografía cordobesa. Además de las biografías de Agustín Tosco, Atilio López, Elpidio Torres o René Salamanca, podemos incorporar las memorias y testimonios orales de dirigentes gremiales y activistas del Sindicato de Trabajadores de Concord (SiTraC). En primera instancia, figuran las obras testimoniales de Susana Fiorito (Duval 2001) y Gregorio Flores (1994, 2006) que fueron cotejadas con los documentos provenientes del archivo del sindicato ubicado en el barrio de Bella Vista en Córdoba Capital. En segunda instancia, se encuentra las memorias escritas de Carlos Masera (2015) y una serie de entrevistas a dirigentes como Rafael Clavero, Santos Torres y Domingo Bizzi. Además de los testimonios orales y las memorias escritas, existe una bibliografía extensa y variada. Una importante cantidad de trabajos académicos se circunscriben a abordar aquellas temáticas relacionadas con las características del mundo del trabajo, la cultura obrera y la construcción de un modelo sindical en las fábricas de Fiat (Gordillo, 1996; Schmuckler, Malecki y Gordillo, 2009; Mignon, 2014; Brennan 2015; Ortiz, 2019; Laufer, 2020).

El presente artículo pretende reconstruir un segmento en la trayectoria sindical y política de Francisco “Petiso” Páez, como una expresión colectiva de una fracción de la clase obrera argentina que intentó tender un puente entre su experiencia gremial a la esfera política, reflejada en su vinculación con aquellas organizaciones partidarias que bregaron por el socialismo. Nacido el 12 de diciembre de 1936 en la Ciudad de Córdoba, ingresó a trabajar de modo intermitente en la Fiat Concord en el año 1955 hasta el mes de octubre de 1971, cuando fue despedido en el marco del decreto nacional dispuso la intervención de los sindicatos de Fiat en Córdoba. Si bien es necesario. Una reconstrucción de sus comienzos en materia gremial y política, nuestro análisis se concentrará en el período comprendido por los años 1969 a 1972. Dicho período, abarca la irrupción de la clase obrera cordobesa en el escenario nacional a partir del Cordobazo creando las condiciones para el ascenso no solo de la combatividad, sino también de la politización de un importante sector de trabajadores. Bajo ese contexto histórico, Páez participo en la recuperación del sindicato de la fábrica Concord y fue electo como miembro de la nueva directiva y delegado del SiTraC. A su vez, la radicalización de la clase trabajadora permitió un mayor acercamiento entre el activismo fabril con las organizaciones partidarias, particularmente aquellas provenientes del campo de la izquierda. En el caso de Páez, su actividad sindical fue un puente en su acercamiento a la organización Vanguardia Comunista (VC) y luego al Partido Revolucionario de los Trabajadores-La Verdad (PRT-LV) con el cual se presentará como candidato en las elecciones provinciales y nacionales en 1973.

Al abordar un aspecto de la trayectoria de vida de Páez, como representante de un sector de su clase, que se desenvolvió durante un período específico de nuestra historia, nos surgen los siguientes interrogantes: ¿Cómo un operario interesado por la vida gremial y política se fue convirtiendo en un referente en su lugar de trabajo? ¿De qué modo decidió incorporarse a una organización de izquierda? En cuanto a este proceso también nos surgen interrogantes: ¿cuáles fueron las vicisitudes por las que tuvo que atravesar en el sindicato, el partido y su relación con los trabajadores? ¿Qué elementos fueron los que derivaron a Páez a abandonar a VC para luego incorporarse al PRT-LV, dos organizaciones con estrategias y tradiciones totalmente opuestas? ¿Hasta qué punto Páez, así como otros dirigentes del sindicalismo clasista, fueron representantes “de una generación y una clase” o a lo sumo de una fracción de ambas?

En cuanto al corpus documental, contamos con fuentes escritas y testimoniales. En el caso de los testimonios, a diferencia de Gregorio Flores y Carlos Masera, Páez no escribió sus memorias. Pudimos seguir sus huellas a través de una serie de entrevistas que otorgó, a mediados de los años noventa, a historiadores e intelectuales como Ernesto González, dirigente del PRTLV, quien incorporó su testimonio en uno de los cuatro tomos de la obra, El trotskismo obrero e internacionalista en la Argentina, editado en el año 1997. A su vez, debemos incorporar las una fuente audiovisual como el documental “Memorias para un reincidente”, editado por el colectivo Contraimagen1. Finalmente, hemos cotejado los testimonios de Páez con las obras escritas y entrevistas de aquellos referentes que compartieron espacios tanto en la fábrica Concord como en el sindicato. Sobre las fuentes escritas, primeramente, hemos indagamos en el archivo del SiTraC donde recopilamos toda la documentación referida a su actividad como delegado y dirigente sindical. En cuanto a VC, hemos entrecruzado el testimonio de Páez con la documentación interna, las publicaciones gremiales y los artículos escritos en su órgano de prensa (No Transar) y la producción bibliográfica2. Por último, en el caso del PRT-LV, además las publicaciones en su periódico, Avanzada Socialista, contamos con los documentos provenientes del archivo Fundación Pluma. Además de la compilación organizada por Ernesto González, la bibliografía sobre aquella organización se resume a la investigación realizada por el historiador Martin Mangiantini (2018).

Cuando nos referimos al término trayectoria, consideramos pertinente los aportes de François Dosse al género biográfico. Para el historiador francés, es importante superar la tensión existente entre la singularidad de la trayectoria y las interpretaciones por parte del historiador. En este sentido, propone combinar ambos espacios a partir de una visión integral, pero otorgando una mayor visibilidad a aquellos aspectos que pueden permanecer ocultos en el itinerario de un sujeto, en detrimento de aquellas preocupaciones por encuadrarlo o encasillarlo a determinadas estructuras contextuales (Dosse, 2011: 17). Seguido a ello, es importante abordar la relación entre los partidos políticos y los itinerarios de sus miembros. Para ello, contamos con el trabajo de Florence Joshua, quien estudia el desenvolvimiento de las organizaciones partidarias como un producto de la experiencia colectiva de sus miembros y adherentes, los debates y disputas al interior del partido y la tensión entre el contexto sociopolítico y su programa (Joshua, 2015: 1112). De esta forma, las trayectorias de los miembros, tanto de un partido como en un sindicato, se comprenden según una permanente reorientación en función de las circunstancias que ofrece el contexto histórico.

La trayectoria de Páez reflejó el proceso de formación y movilización de un sector de la clase obrera argentina. Fue influenciada por sucesos nacionales como la resistencia peronista, el Cordobazo, e internacionales como la revolución cubana y china. Pero fundamentalmente se inscribe al proceso de radicalización de los obreros cordobeses y, particularmente, los trabajadores de las fábricas de Fiat3. En el mismo camino de dirigentes como Masera y Flores, pretendió tejer un puente entre su actividad sindical con la arena política al acercarse a aquellas organizaciones partidarias que bregaron por el socialismo. A partir de entonces, adhirió al clasismo, por un lado, porque se enfrentó a las arbitrariedades patronales y al modelo sindical tradicional. Por el otro, por su defensa de una transformación social que tenga a la clase obrera como su principal protagonista. Dentro de este contexto de politización, culminó por incorporarse a VC, y luego al PRT-LV. En su caso, su participación en estos partidos políticos se desenvolvió al calor de las tensiones entre la línea política de ambas organizaciones y los criterios e ideas de parte del individuo.

1. Los orígenes de su militancia sindical y política

A diferencia de otras trayectorias de obreros de Fiat, el proceso de politización de Páez transcurrió durante su adolescencia. A los trece años, en el año 1949, ingreso a las Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado (IAME) donde cursos sus estudios técnicos y comenzó a trabajar como aprendiz. A través de su familia y los lazos que fue estableciendo con algunos compañeros de trabajo, comenzó a simpatizar con el peronismo4. Particularmente, con su tío - quien trabajaba en una fábrica perteneciente a la IAME- era con quien había entablado un intercambio de opiniones a favor del gobierno de Perón.

Con diecinueve años y con el título de oficial de mecánico en herramientas, comenzó a trabajar en el área de mantenimiento en Fiat Concord. Su ingreso a la planta coincidió con el golpe de la Libertadora y el derrocamiento de Perón a comienzos del mes de octubre de 1955. Además de la proscripción del peronismo, el gobierno del general Aramburu había prohibido la organización gremial en los lugares de trabajo y los sindicatos se encontraban intervenidos. De acuerdo a su testimonio, la militancia política de Páez fue parte del proceso de resistencia obrera a la dictadura militar, también conocido como la “resistencia peronista”. Junto con su tío, realizaron actividades como la preparación de explosivos y acciones sobre aquellos dirigentes sindicales que ellos consideraban “traidores” a la causa peronista. No obstante, manifestó que su actividad no se encuadrada dentro de los “comités de la resistencia” que se desarrollaron en importantes centros fabriles (James, 2010: 95). Sino más bien tenía un carácter “inorgánico y espontáneo”5.

En cuanto a su actividad gremial, la misma tuvo un carácter mutualista. Como la participación sindical se encontraba vedada, la única forma de establecer un interlocutor entre los trabajadores y la empresa fueron las cooperativas. Algunas de ellas cumplían un rol netamente gremial y estaban orientadas principalmente por delegados votados por sección que eran los encargados de discutir los problemas relacionados con las condiciones de trabajo. Otras, solamente tenían un carácter cooperativista y se circunscribían a la organización de eventos, como fue el caso de la cooperativa 21 de junio, cuyo presidente fue Flores. A través de estos organismos, Páez fue adquiriendo sus primeras experiencias sindicales. En su sección de mantenimiento, él se consideraba un “privilegiado” dado que le permitió “comprender el proceso de explotación” (en áreas como forja y montaje) y “los mecanismos” que utilizaba la empresa para “alienar” a sus compañeros de fábrica6.

A mediados de la década del sesenta, Páez se integró a una agrupación sindical peronista y defendió la afiliación de los obreros de Fiat en la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). Incluso, mantuvo esta postura cuando en el año 1965, las unidades productivas de Fiat comenzaron a regirse en sindicatos por empresa. Inicialmente, la comisión directiva del SiTraC estaba integrada por un frente compuesto por radicales, socialcristianos, e independientes. En el marco de la lucha por el reconocimiento de un convenio colectivo de trabajo, incluyendo un incremento en los salarios, los obreros se enfrentaron a la intransigencia de la empresa declarando la huelga.

Durante la huelga, Páez conoció a militantes del Partido Comunista (PC) y del Partido Obrero (Trotskista) [en adelante, PO (T)]7, teniendo sus primeros intercambios de ideas. Si bien coincidía, con las demandas reivindicativas de los operarios, no apoyaba a la comisión directiva del sindicato dado que él se encontraba participando en una agrupación perteneciente a la UOM. De hecho, hizo caso omiso a las denuncias de los delegados sobre el ingreso de un sector perteneciente al gremio metalúrgico y compuesto por hombres de confianza de Vandor que contaban con el acuerdo de la empresa8. Finalmente, la huelga, que incluyó la momentánea ocupación de la fábrica, fue derrotada y la mitad de la comisión directiva y del cuerpo de delegados fueron cesanteadas9.

En las elecciones del año 1966, la lista encabezada por Jorge Lozano, que contaba con el aval de la empresa y de Vandor, obtuvo el triunfo. La directiva sindical correspondiente a la fábrica de Concord quedo en manos de Lozano, quien adhería a las 62 Organizaciones en la CGT. No obstante, Páez no rechazó este acuerdo entre empresa y sindicato. En cambio, si lo fue cuando el dirigente nacional metalúrgico apoyó el golpe militar de 1966, y concurrió a la asunción del general Juan Carlos Onganía como presidente de facto. Dicho apoyo, que contó con el visto bueno de Perón, fue la piedra angular de su ruptura con el peronismo.

Luego de su retiro de la agrupación peronista, mantuvo su postura intransigente con la empresa y comenzó a simpatizar con la izquierda a través del contacto que mantuvo con los militantes del PO (T) (Menéndez, 2010: 28). La organización trotskista logró preservar una célula dentro de la fábrica, y a través de Alfio Taverna, mantenían un representante dentro del cuerpo de delegados de Concord. Flores, mantenía su actividad gremial con una agrupación independiente llamada la “Peñaloza”. En su conjunto, la situación expresaba un incipiente proceso de reorganización sindical que se venía desarrollando al interior de la planta. Se trataba de un fenómeno que se estaba desarrollando en IKA-Renault y en otros establecimientos en el conurbano bonaerense (Schneider, 2005: 285). Según el propio Páez, se trataba de “relaciones individuales y clandestinas” que tarde o temprano el Cordobazo les otorgaría la posibilidad de encontrarse10.

2. La recuperación del SiTraC

No contamos con algún testimonio o fuente escrita que corrobore si fehacientemente Páez participó durante el Cordobazo. No obstante esto, sabemos que un número reducido de obreros de Fiat Concord se hicieron presentes, de manera desorganizada, en la columna que partió de la Ruta N° 911. Esto se debió a la postura que había asumido la conducción del sindicato en aquel entonces. Si bien adhería a la convocatoria impulsada por la CGT, no llamó a movilizarse hacia el centro de la ciudad. De hecho, en varias secciones de la fábrica, se trabajó con normalidad. Pero lo acontecido durante aquel día fue motivo de debate al interior de Concord. Páez formó parte de aquellas conversaciones y, en palabras de Antonio Palada, junto a Masera y Flores se juntaban a “cuchichear” en el baño12. Muchos años después reconoció:

Yo creo que, en este período de casi dos años, que se abre con el Cordobazo, hubo un despertar nacional. Hubo movilizaciones acá, movilizaciones allá y enfrentamientos. Pero recién al año del Cordobazo cae Onganía. Eso es muy importante, porque no fue que el Cordobazo tumbó al gobierno de Onganía, pero sí quedó herido de muerte, sin ninguna duda (…) El Cordobazo demostró que no tenía salida ni un plan político, más allá de ese plan imbécil de Onganía de veinte años de gobierno (en González, 1997: 439).

Desde su punto de vista, el Cordobazo fue un antecedente de la radicalización de los obreros de su fábrica. Existían una serie de factores que se estaban desarrollando, que fueron preparando las condiciones para la intervención de los operarios a favor de recuperar su organización gremial y defender sus condiciones de trabajo. Un factor clave era el exagerado esquema de explotación del trabajo que aplicaba la empresa sobre los obreros. Para concretar esa situación, se requería una dirección sindical que actuase en connivencia con los intereses de la patronal.

Páez fue uno de los participantes de la masiva y tumultuosa asamblea del 23 de marzo de 1970, donde se votó la destitución de la comisión directiva encabezada por Lozano, y se decidió la conformación de una comisión provisoria. Al igual que Gregorio Flores, Páez decidió apoyar activamente a la comisión provisoria. En ese ínterin, conocieron y contrataron los servicios del abogado Alfredo Curutchet, quien tuvo un importante rol en este proceso. A partir de entonces, se dio a lugar a un breve período marcado, por un lado, por las presiones de la empresa y de la destituida directiva del sindicato por recuperar aquel espacio perdido; y, por el otro, por los intentos de la comisión provisoria, que, a pesar de contar con el apoyo de gran parte de los operarios, no lograba concretar su reconocimiento.

Las dilaciones por parte de las instituciones gubernamentales desencadenaron la ocupación de la fábrica el 14 de mayo. Páez, Flores y Bizzi, entre otros, defendieron esta medida13 y organizaron al resto de los obreros para mantener la toma de la planta. A las 7.30 de la mañana del 16 de mayo, se concretó la renuncia de Jorge Lozano y del conjunto de los miembros de la directiva del SiTraC y la convocatoria a elecciones en un plazo de treinta días. Tal como sostiene un historiador, el surgimiento del clasismo “no fue una suerte de accidente de la historia, sino que, dentro de una determinada realidad en la fábrica, jugó un rol preciso al estimular la movilización con inéditas características de lucha” (Mignon, 2014: 148).

Páez fue uno de los activistas que comenzaron a formar parte de la nueva vida del sindicato al igual que Flores, Masera, Clavero, entre otros. Una vez destituido Lozano, se presentaron nuevos problemas. Uno de ellos, era la conformación de una lista única compuesta principalmente por los miembros de la comisión provisoria, los delegados opositores y aquellos activistas que desearan incorporarse. Si bien todos estaban de acuerdo con la lista unitaria, la cuestión pasaba por definir quién la encabezaba. Páez apoyó la moción de Flores, según la cual el principal cargo directivo debía ser ocupado por Masera. Por su parte, el propio Páez, aceptó ocupar un cargo como vocal14. Mientras se deliberaba sobre las elecciones, el 3 de junio de 1970 se dirigió con otros compañeros a las puertas de la planta de Materfer, donde una asamblea de mil trabajadores había decidido ocupar la fábrica y destituir a la comisión directiva de su respectivo sindicato, el SiTraM15. En el mismo contexto, seis plantas automotrices fueron tomadas por sus operarios exigiendo un incremento en los salarios.

Finalmente, las elecciones en Concord fueron el 7 de julio de 1970, siendo la lista celeste y blanca electa para la dirección del sindicato16. Tiempo después, Páez reflexionó sobre este hecho histórico, expresando que en aquel preciso instante sus compañeros de fábrica acababan de legitimar a nueva comisión directiva que había sido proclamada, nada menos, que por la acción directa. Esta legitimación, tenía el significado de un triunfo que había sido arrancado a la empresa y al Estado, y que no había contado con el respaldo de las centrales gremiales.

2. Adhesión al clasismo y militancia en Vanguardia Comunista

A finales de 1970, Páez se fue acercando a Vanguardia Comunista. En una entrevista expuso brevemente este episodio:

Me ligue a Vanguardia Comunista a través de un obrero de IAME, ellos venían a mi casa” Yo estaba muy entusiasmado por la revolución cubana y por la revolución china. “yo siempre defendí a Trotsky más allá de que si no estaba a favor del programa de transición (…) yo mezclaba los tantos. Para mí Trotsky y Mao eran revolucionarios, Stalin cumplió su etapa17

Sobre esta organización, brevemente, podemos decir que surgió a mediados de los años 60 a partir de una escisión del Partido Socialista Argentino de Vanguardia (Celentano, 2009: 44; Ortiz, 2018: 209). Formó parte de las organizaciones de izquierda que surgieron al calor de la revolución cubana, la revolución cultural china, las luchas anticoloniales en Asia y África y la degeneración del Partido Comunista a nivel internacional. Justamente en el marco del conflicto entre la Unión Soviética y China, VC será la primera organización argentina de izquierda que adhirió al maoísmo, pero manteniendo la doctrina teórica y organizativa del marxismo-leninismo de los partidos comunistas en el mundo. En cuanto a la política nacional, uno de los principales factores de su escisión se debió a la caracterización del peronismo como una “expresión política de la burguesía nacional” (Rupar, 2017: 122).

Particularmente en Concord, VC ya contaba con una serie de militantes al interior de la fábrica, entre ellos Carlos Monjes delegado y miembro de la comisión directiva. Pero también sostenía una serie de debates con Masera y Flores18. A través de dicha organización, se incorporó a la secretaría de prensa, a Susana Fiorito (Schmuckler, Malecki y Gordillo, 2009: 335-336). Como miembro del partido, Páez fue uno de los impulsores de las “comisiones obreras” en Concord. Las comisiones eran un primer paso para la constitución de un agrupamiento sindical en la fábrica y la estructuración del partido en el movimiento obrero. Debían constituirse en un canal organizativo del activismo y los trabajadores en cuanto a su programa y en forma paralela de otras formaciones gremiales controladas por la dirigencia. tradicional19. De este modo, se consideraba que en un futuro estos organismos, remplazarían el papel natural de los sindicatos20.

La intervención de los frentes en los sindicatos de Fiat en Córdoba, formaba parte de una reorientación de la estrategia del partido, luego del Cordobazo. Las jornadas cordobesas de mayo de 1969 habían tomado desprevenida a la organización, que hasta ese entonces suponía que los sectores vinculados al proletariado rural y campesino constituían la fuente principal para forjar una dirección revolucionaria que se articularía con la clase obrera de los centros urbanos21. Páez comentaba que en su célula se referían a este cambio de estrategia como: “traer la revolución del campo a la ciudad”. Afirmaba que al momento de incorporarse había un debate dentro del partido donde se pretendió aplicar de manera esquemática el modelo chino a la Argentina. Pensaba que era un error evitar la comparación entre los medianos y pequeños productores argentinos con los campesinos chinos, dado que éste “se moría de hambre”. En cambio, los primeros, se encontraban más cercano a los grandes terratenientes a la hora de explotar laboralmente a los peones rurales22.

El Cordobazo determinó una profunda rectificación del rumbo, y VC reconoció que había realizado un enfoque esquemático como fruto de la imitación del modelo chino. A partir del año 1970, se definió impulsar una política a favor de la construcción de un partido que impulse la inserción de sus militantes en los movimientos de masas, especialmente, los principales centros industriales del país (Rupar, 2017: 116). Seguido a ello, la propuesta de la organización estuvo orientada hacia el movimiento obrero cordobés, donde incluso se decidió el traslado del comité nacional de VC. En este sentido, la idea de construir un partido revolucionario y socialista fueron los aspectos que acercaron a Páez a Vanguardia Comunista, que ya había alcanzado un desarrollo en Concord.

Sin embargo, el desarrollo de VC en el SiTraC no transcurrió de manera unilateral. Sino que formaba parte de un proceso en donde las organizaciones de izquierda fueron ganando protagonismo tanto en el cuerpo de delegados como en la comisión directiva del SiTraC. Además de VC, participaban Peronismo de Base, las Fuerzas Armadas de la Liberación (FAL), el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), el Partido Comunista Revolucionario (PCR) y el PO(T). En este marco de diversidad, existían una serie de divergencias en el seno de la comisión directiva en cuanto al carácter de la organización gremial y el posicionamiento político o programático que debía asumir el sindicato.

Con relación a este punto, Páez y Monjes coincidían con Masera, sobre que la organización de los sindicatos por empresa permitía una mayor participación de los afiliados y evitaba su burocratización, tal como ocurrió en gremios como la UOM (Masera, 2015: 3). Por lo tanto, junto a otros compañeros, adherían a la idea de formar un `sindicalismo paralelo´ a las prácticas burocráticas de gran parte de los gremios enrolados en la CGT. En este aspecto, defendían la estrategia sindical de VC de apoyar a los sindicatos recuperados de Fiat para que se mantuviesen independientes de la CGT y el resto de los sindicatos23. A diferencia de aquella postura, Alfio Taverna, sostenía que la división de los obreros de la industria automotriz en varios gremios, respondía a una necesidad de la burguesía. Siguiendo el lineamiento de su organización, el PO (T), afirmaba que era necesario adherir a la UOM, para conformar un “sindicato único de la industria metalúrgica”24. La posición de Flores era similar a la del militante trotskista, denunciaba que los sindicatos por fábrica tenían como objetivo “fracturar al movimiento obrero” y opinaba que se debía avanzar hacia “una federación que nos agrupara” (Ibid, 2015: 3). Pero aspiraba a un “sindicalismo distinto” contrario a las “viejas prácticas burocráticas” (Flores, 1994: 73), y ahí incluía al gremio metalúrgico. Por último, Francisco Amuchástegui, uno de los obreros con mayor antigüedad en Concord, planteaba que había que mantener la adhesión a las 62 Organizaciones, como lo había hecho la conducción anterior y por lo tanto “no había que enfrentarse con ninguna de las CGTs”25. Esta situación reflejaba que al interior de la comisión directiva se expresaban diversas tendencias políticas.

Páez, junto a los miembros de Vanguardia Comunista en Concord, coincidió con la línea general de la organización de construir una tendencia clasista en los sindicatos de Fiat. Por lo tanto, propició el debate programático para sumar a esta postura a aquellos compañeros de otras corrientes políticas o que se habían destacado en las luchas por la recuperación del SiTraC y SiTraM y la defensa de los intereses de los operarios en la fábrica. En este sentido, fue uno de los dirigentes que defendió a Flores en una reunión del cuerpo de delegados, a mediados de octubre de 1970. El motivo de la reunión, fue la crítica de un sector de los delegados, de orientación peronista, porque Flores en nombre del gremio había defendido la idea del socialismo (FLORES, 1994: 74). Si bien para Páez, había que tener precaución cuando se hablaba en nombre del sindicato, consideró auspicioso el alcance que había generado el debate. Según su recuerdo:

El Negro Flores tiene una historia, reflejada en su libro y que siempre recordamos, cuando fue invitado a un acto por el Che Guevara. Tenía derecho a ir. Y en ese acto, sus organizadores identificaron a Flores y al sindicato como socialista. Entonces, la inmensa mayoría de los compañeros que eran peronistas cuestionaron al Negro. Lo cuestionaron bien. Pero como será eso nos sirvió muchísimo porque cuando vinieron muchos delegados a cuestionarlo llamamos a una Asamblea General (…) que permitió que hablara Flores y explicara porque él era socialista y porque la mayoría de los compañeros se identificaban con el socialismo. Eso le permitió desarrollar lo que era la empresa capitalista y lo que era el socialismo para combatir tanta injusticia. Fue un desarrollo largo, fue muy aplaudido y sirvió muchísimo (En González, 1997: 535).

En aquel entonces, Páez era consciente que el SiTraC y SiTraM se había convertido en una referencia para el conjunto del movimiento obrero cordobés y que, para convertirse en dirección, debía disputarle posiciones al resto de las corrientes sindicales, aun cuando coincidían en algunos aspectos, como era el caso de los independientes, cuyo principal dirigente era Agustín Tosco. Un primer episodio de esta disputa, transcurrió el 12 de noviembre de 1970, en un acto convocado por la CGT Córdoba en su sede, orientada solo a los cuerpos orgánicos de cada gremio. Cuando Agustín Tosco iba a ser uso de la palabra, una columna de operarios de Fiat encabezada por Páez, Masera, Bizzi, Flores, Diaz y Suffi ingresaron al acto al grito: “¡en la CGT se reúnen los carneros y en las calles luchan los obreros!”26. Los manifestantes lograron superar los obstáculos, y a los gritos exigían que se sumara un orador que representase al SiTraC-SiTraM, por lo cual dejaron que Masera subiera al palco y hablara. Los sindicatos clasistas de Fiat aprovecharon la tribuna para denunciar a la dictadura militar y a la burocracia27. “Ahora cantamos la Internacional, y nos vamos a la mierda” sostuvo Páez, quien se encontraba debajo del palco de la sede de la CGT, y cuya broma nos permite graficar que el palco de la central sindical había quedado en manos de los obreros del Fiat28.

La adhesión al clasismo por parte de los sindicatos de Fiat fue un proceso combinado. Por un lado, la experiencia práctica basada en la puja al interior de las secciones de la fábrica en defensa del salario, condiciones de trabajo y a favor de un nuevo esquema de producción donde el operario tuviese el control de su labor. Por el otro, los debates teóricos y políticos que se desarrollaban en el cuerpo de delegados donde, además del socialismo, se discutía sobre el rol de la central obrera, el Estado, y las luchas sociales fuera de los límites de la fábrica.

3. De la segunda ocupación de Fiat al Congreso del SiTraC-SiTraM

Como vocal, Páez participó de gran parte de las reuniones de la comisión directiva del SiTraC, a diferencia de otras estructuras sindicales, promovía que se acercasen delegados, activistas y operarios con sus inquietudes. También fue uno de los veedores en las elecciones de delegados, efectuadas en la semana del 24 al 31 de julio de 197029. Con Flores, formó parte de la comisión de “reclasificación de tareas y categorías”, encargada de bregar por la defensa de la composición salarial y la actividad del operario en relación al convenio colectivo de trabajo30. Como parte de las iniciativas emprendidas por parte de la nueva conducción del sindicato, junto a los operarios de la fábrica, elaboraron un pliego de demandas que defendía sus condiciones de trabajo y enfrentaba las arbitrariedades propias del despotismo fabril de una empresa capitalista.

A partir de estas intervenciones, Páez fue ganando autoridad entre los obreros, en medio de las presiones crecientes de la Fiat sobre el sindicato y el colectivo obrero, que se aceleraron a finales de 1970 y comienzos de 1971. Además, por las constantes represalias patronales, la dirección del sindicato no había alcanzado su fisonomía, cuestión que se reflejó en la renuncia de dos miembros de su comisión directiva, Alcides Mortigliengo y Miguel Romero31. Por esto, en una reunión de cuerpo de delegados se resolvió que fuese Páez quien ocupase las responsabilidades concernientes al secretario gremial del sindicato. De este modo, seguía la orientación propuesta por VC, donde los militantes debían bregar en su sindicato por: “ganar su dirección, y especialmente sus niveles básicos -cuerpos de delegados y comisiones internas-”, siendo que dicha labor debía traslucirse en la proliferación de las células del partido32.

La autoridad política y sindical que había alcanzado Páez sería uno de los motivos por los cuales la empresa Fiat decidió despedirlo a él y otros seis obreros que eran parte dela comisión directiva y se desempeñaban como delegados del gremio. Entre ellos se encontraban Bizzi y Flores. El 14 de enero de 1971, alrededor de 1500 obreros decidieron por unanimidad la ocupación de la fábrica, tomaron como rehenes al personal gerencial y exigieron la reincorporación de los cesanteados. A diferencia de la primera ocupación, donde había cumplido un rol como asistente o apoyatura, en este caso Páez fue uno de los principales pilares en la defensa de los puestos de trabajos y en el mantenimiento de la unidad obrera durante la toma. Esto fue reconocido por el propio Flores, quien recordó la importancia de la intervención de Páez en los momentos más difíciles de la lucha, cuando un sector de la directiva del SiTraC tenía la postura de levantar la toma por temor a la declaración del estado de emergencia y la represión por parte del ejército. En sus memorias expuso lo siguiente

En ese momento decisivo que intervino el compañero Páez logrando que no se realizara el abandono hasta que no se reuniera el cuerpo de delegados y los activistas, que en ese momento estaban los distintos puestos de control. Reunido el cuerpo de delegados en un clima cargado de emotividad y decisión de luchar, se resolvió resistir las amenazas y la dictadura tuvo que dar marcha atrás (Flores, 1994: 79)33.

Finalmente, la empresa dio marcha atrás con los despidos, concretándose un triunfo que fue de alcance nacional. Páez salía de la fábrica en hombros de sus compañeros de trabajo y ante la pregunta de uno de los periodistas allí presente alcanzó a responder:

Mire, esta ha sido una lucha de todos los trabajadores. Esta es la lucha que deben emprender muchos gremios, el cual todavía no confían en sus bases. Y nosotros pensamos que los trabajadores y los dirigentes se tienen que fijar siempre y consolidarse en las bases, apoyarse en la fuerza de los trabajadores. Porque nosotros consideramos que el trabajo de masas, el trabajo conjunto de todos los obreros es algo que lleva al triunfo, como lo hemos demostrado a partir del 23 de marzo pasado34.

El episodio ocurrido en Fiat modificó la situación política en Argentina. En Córdoba, fue el punto de partida para una serie de movilizaciones que llevaron a cabo los choferes, empleados públicos y jubilados exigiendo un aumento en los haberes. También, propició el regreso de José Paladino, el delegado personal de Perón, para retomar los planes de normalización de la CGT nacional y tratar de corporativizar al movimiento obrero35. Por último, generó un impacto en el empresariado del país, ya que en un comunicado, la propia Fiat condenó los hechos de violencia perpetrados por los miembros del SiTraC y denunció que “en nueve meses, su producción se había reducido a 2850 vehículos y se perdieron alrededor de 260 mil horas de trabajo”36.

La figura de Páez había adquirido una importante notoriedad y era una referencia entre los operarios tanto de Concord como de Materfer. Esto se pudo evidenciar en la asamblea del 23 de enero en la que, además de votar la modificación de los estatutos del gremio -donde se otorgaba a la asamblea el órgano máximo de revocatoria de las autoridades sindicales-, fue electo dentro de la comisión paritaria junto con Bizzi y Flores37. Asimismo, también fue votado por sus compañeros de sección como delegado en las elecciones que transcurrieron entre 21 al 26 de julio de 197138. En el mismo sentido, su actividad política fue un puntal para VC al constituirse la agrupación “14 de enero”, en homenaje a la fecha de la segunda ocupación de Concord. Sus principales premisa serán la adhesión al clasismo y la conquista de la “clase obrera y el pueblo en el poder”39. No obstante, consideraba que la potencialidad revolucionaria del SiTraC dependía de la superación de las vacilaciones y claudicaciones reflejadas en algunos sectores dela propia directiva40. En términos estimativos, la composición de la agrupación fue de cuarenta delegados y trabajadores de Concord, quienes contaban con Páez y Monjes como sus principales voceros, al ser miembros de la dirección del sindicato (Laufer, 2020: 754). La postura de construir una tendencia clasista por fuera de los sindicatos, orientada principalmente por VC, tuvo su expresión en los plenarios convocados por la CGT cordobesa. El 24 de enero, Páez, Flores y Masera, llevaron la postura de negarse a participar de un acto convocado por la central para el 29 de enero, y propusieron la constitución de una “asamblea popular” en el barrio Ferreyra41. Pero el punto más alto de la discusión con el resto de las corrientes sindicales cordobesas, fue en torno a la negativa por parte del SiTraC-SiTraM de participar del “comité de lucha” compuesto por los principales gremios del movimiento obrero de la provincia, entre ellos UTA, SMATA y Luz y Fuerza. En este caso, Páez acompaño a Flores a defender el mandato del SiTraC en el plenario de gremios. Su propuesta radicaba en la participación en el comité con la condición que el resto de los sindicatos que componían la Comisión de Lucha, se pronunciaran por la lucha contra la dictadura y contra el capitalismo42.

Páez participó del Viborazo43 donde se pudo evidenciar la notoriedad que habían alcanzado los sindicatos de Fiat en el espectro político cordobés y en el país. En la mañana del 15 de marzo, al ser consultado por un periodista sobre cuáles iban a ser las acciones que iba a realizar el sindicato, respondió: “nosotros consideramos que en la calle es donde tenemos que expresarnos, que la gente nos vea (…) lo que estamos haciendo (…) Ahora vamos a hacer una asamblea y lo que resuelva esa asamblea, nosotros vamos a hacer un acto, tal vez en algún barrio o continuaremos aquí en estado de asamblea”44. En este sentido, su intervención reflejaba la postura del SiTraC-SiTraM, de rechazar las medidas decretadas por la CGT cordobesa, que consistían en la ocupación de los lugares de trabajo. Los sucesos del Viborazo, y la importante movilización callejera encabezada por los gremios clasistas, dejaban en claro que la provincia de Córdoba se había convertido en una suerte de centro político opositor a la dictadura militar, que contribuyó fuertemente a precipitar la renuncia del General Levingston y su remplazo por Agustín Lanusse. Según el semanario Panorama, existían tres tendencias principales que convergían en la dirección del movimiento obrero cordobés. La primera, contenida en “La Hora del Pueblo”, que fue constituida por orden de Perón; la segunda, del Encuentro Nacional de los Argentinos (ENA), asociada principalmente al Partido Comunista y el dirigente del sindicato de Luz y Fuerza, Agustín Tosco, entre otros45; y por último, aquellos “núcleos obreros” que proponían como salida “un orden socialista” donde confluían los sindicatos de Fiat46.

La influencia que había adquirido VC, que se reflejó en la consigna “Ni golpe, ni elección, revolución”, comenzó a mermar a mediados del año 1971. Su posición al interior de la directiva del SiTraC, a favor de propiciar el desenvolvimiento autónomo de los sindicatos de Fiat con respecto a la CGT, comenzó a retroceder. En cambio, empezó a tomar fuerza la postura de un sector de la comisión directiva y del cuerpo de delegados, por propugnar el acercamiento hacia la central obrera cordobesa en los términos de la normalización sindical impulsada a nivel nacional47.A su vez, a mediados de julio, tanto la comisión directiva como la agrupación 14 de enero recibieron un duro golpe, cuando Monjes -6to vocal titular - arregló su retiro voluntario con la empresa. Esto le valió el rótulo de “traidor” a la clase obrera por parte de VC48. Por último, Flores, Curutchet, Saravia y otros delegados del SiTraC, fueron apresados por las fuerzas militares y confinados al Penal de Rawson. Otra controversia al interior de la directiva de los sindicatos de Fiat giraba en torno a las operaciones de las organizaciones políticos-militares. Vanguardia Comunista se diferenciaba de esta orientación a la que rotulaban de “comandismo”. Si bien en su programa, VC apoyaba la lucha armada e insurreccional de las masas, adoptando la estrategia de la guerra prolongada de Mao Tse Tung, no apoyaba las operaciones armadas, como el asalto a los cuarteles o la toma de la guardia en una fábrica, porque su orientación era opuesta a la organización de los trabajadores y solo constituían acciones de tipo “putchistas”49. En su testimonio, Páez recuerda este debate:

Yo recuerdo bien una reunión que tuvimos con nuestro abogado Curutchet, que era el más político de todos, que después con el tiempo supimos que estaba ligado al PRT-El Combatiente y era amigo de Santucho, se habían conocido en la cárcel. Yo también lo conocí a Santucho, charlé y discutí con él la política esa que tenían de sacar delegados de la fábrica para que empezaran a trabajar en el campo revolucionario de las armas. Con esa discusión él me propone salir de la fábrica (En González, 1997: 441).

A lo largo de su trayectoria, Páez se negó a participar en alguna de las organizaciones guerrilleras. Aquí se establece una diferencia con Masera y Flores, quienes sentían simpatía por las FAL y el PRT-ERP respectivamente, aunque Flores coincidía con Páez en cuanto a la crítica sobre la política de retirar a los cuadros obreros para destinarlos a las operaciones militares (Flores, 2006: 35).

A fines del mes de mayo de 1971, los dirigentes de los sindicatos de Fiat, propusieron una convocatoria a un congreso nacional de sindicatos combativos, agrupaciones clasistas, y obreros revolucionarios50. Esto se debió, al fracaso del plenario nacional sindical impulsado por la CGT cordobesa, donde los sindicatos de Fiat concurrieron con un documento programático en oposición al presentado por la conducción provincial referenciado en las 62 Organizaciones peronistas. De manera resumida, el programa del SiTraC-SiTRaM denunciaba el operativo político del Gran Acuerdo Nacional (GAN) y al conjunto de los “partidos burgueses y pequeño burgueses tradicionales” por mantener el esquema de explotación del trabajo y de expropiación de los recursos del país a favor de los intereses de la burguesía y el capital extranjero51. Al no poderse concretar la votación de uno de los documentos, Páez intervino llamando a los asistentes a participar de un encuentro para conformar “una corriente en el sentido clasista, antipatronal, anticapitalista”52.

El Congreso del SiTraC-SiTraM se celebró los días 28 y 29 de agosto. El principal objetivo perseguido por los sindicatos de Fiat, era favorecer la extensión de su experiencia a todo el país, a partir de la estructuración de una tendencia nacional clasista e independiente en el movimiento obrero53. El evento, contó con la presencia de delegaciones gremiales provenientes principalmente de Capital Federal, Tucumán y Gran Buenos Aires. Sin embargo, el evento no contó con las representaciones sindicales del movimiento obrero de Córdoba, incluyendo a los gremios independientes. En el caso de Tosco, que en aquel entonces se encontraba preso, no envió algún comunicado en apoyo al congreso. Tampoco concurrieron aquellos sectores sindicales ligados al peronismo como eran los casos de Atilio López y Elpidio Torres. El debate al interior del congreso fue catalogado como diletante y desgastante, incluyendo episodios de provocaciones entre los asistentes. Páez reconoció que fue uno de los promotores de estas disputas:

A mí me toco presidir todo ese plenario que fue maratónico de dos días. Y yo tenía la línea política de lo que era el maoísmo. Entonces era duro con las corrientes que considerábamos reformistas y buscábamos alianzas con los ultraizquierdistas (…) Incluso recuerdo la propuesta que hice para organizar las ubicaciones en donde tuve una actitud sectaria y “mal intencionada”: “los compañeros que están en esta organización que estén en la izquierda y los que están en tal organización que vayan a la derecha”, lo cual rompió en un aplauso porque era con doble sentido. Los que estaban a la derecha eran los que considerábamos reformistas (González, 2006: 442).

Para mantener la unidad entre las tendencias que componían la directiva del SiTraCSiTraM se introdujeron dos enmiendas: la primera, “el desarrollo de las organizaciones armadas revolucionarias y los partidos políticos revolucionarios” en una clara aceptación de la tendencia foquista, encarnada principalmente por el PRT-ERP. La segunda, se refiere a la incorporación de “la resistencia obrera y popular al golpe gorila del 16 de setiembre de 1955”54. Por último, quedo asentada en el documento la consigna “ni golpe ni elección, revolución” que había sido criticada por las organizaciones trotskistas pero defendida por VC, PCR y PRT-ERP, respectivamente. Las discusiones y acusaciones entre los asistentes siguieron su rumbo, pero el trasfondo del debate era la negativa a votar el documento final con las enmiendas solicitadas por los asistentes.

Finalmente, el Congreso de agosto expresó las divergencias estratégicas y programáticas que existían al interior de los sindicatos clasistas. Para evitar una eclosión, la directiva decidió retirar el documento. Décadas después, tanto Páez como Flores reconocieron que tanto el congreso como la necesidad de construir una alternativa clasista nacional, no pudieron prosperar por aquellas posiciones extremas y sectarias que formaban parte de la vida del sindicato, y que, en su momento, ellos mismos sostuvieron (Flores, 1994: 96; González, 1997: 440).

4. Disolución del SiTraC y alejamiento de VC

El 26 de octubre, el gobierno militar de Lanusse decretó la intervención de los sindicatos de Fiat y el ejército ocupó las plantas de Concord y Materfer55.El comité provincial de VC llamó a constituir una coordinadora de gremios en conflicto, donde incluían a los trabajadores de Fiat, calzado, empleados provinciales y municipales56. Sin embargo, esta idea no progresó y los cesanteados fueron quedando paulatinamente aislados por parte de la CGT cordobesa, mientras el ejército permanecía en la planta para evitar el contacto de los operarios con los gremialistas. Finalmente, el 2 de noviembre de 1971, los operarios de Concord y Materfer regresaban al trabajo57. Luego de lo sucedido, VC expresó que la experiencia del SiTraC-SiTraM debía colectivizarse entre los activistas y obreros de Fiat. Pero, sobre todo, a partir de un análisis “autocrítico de los errores cometidos”. Para la organización, dichos errores se encontraban en la presencia de posiciones estratégicas a favor de las operaciones militares o la apertura institucional que ofrecía el GAN58. Tiempo después, Páez reconoció que en ese entonces tenía diferencias de criterios con el balance de la experiencia de los sindicatos clasistas. Si bien era real que tuvo que intervenir el ejército y la empresa para disolver a los sindicatos que se habían convertido en un faro luminoso para el movimiento obrero cordobés; también era cierto que existieron límites para acrecentar su influencia en otros gremios, incluyendo a la propia base de las fábricas de Fiat.

Sin embargo, la campaña por la reincorporación de los despedidos sufrió un severo golpe luego del secuestro y muerte del gerente de Fiat, Oberdan Salustro, a manos de un comando del PRT-ERP. Esta situación produjo el cierre de las negociaciones con la Fiat y una escalada represiva que se extendió a los sindicatos de Concord y Materfer. Páez recuerda que lo ocurrido con el gerente de la empresa italiana “dividió aguas” entre los obreros y activistas. De acuerdo a su testimonio: “había gente que estaba de acuerdo porque era un desgraciado, pero cuando lo matan cambiaron de idea. Se les había ido la mano. Y mucha gente pensaba que estábamos nosotros en eso. Era una actitud delirante, no querida ni por el propio ERP” (en González, 2006: 443). A su vez, en el campo sindical quedaron aislados porque el conjunto de las organizaciones y centrales gremiales salieron a delimitarse de lo ocurrido. A pesar de ello, Páez dejó de lado sus diferencias políticas y estratégicas sobre aquel accionar y suscribió al comunicado que emitió el SiTraC sobre los acontecimientos. El sindicato difundió su posición en referencia al secuestro afirmando: “los responsables de esta situación son los directores y ejecutivos de la empresa que en ningún momento se sintieron preocupados por la situación angustiosa de los obreros presos o por el hambre y la enfermedad de sus hijos”59. Si bien no coincidía con la estrategia foquista, consideraba que debía prevalecer la unidad de los activistas en un momento de embestida del gobierno militar y la empresa sobre los obreros de Fiat. La intervención de los sindicatos clasistas formaba parte del GAN, entre el general Lanusse y Perón. El objetivo del acuerdo era encauzar al conjunto del movimiento obrero argentino dentro del camino de la institucionalización del país donde las elecciones nacionales serían uno de sus principales resortes.

En ese contexto, Páez fue electo como delegado para participar del primer congreso de VC, celebrado en la ciudad de Mar del Plata el 23 y 24 de octubre de 1971 (Ortiz, 2009: 18). Allí, se caracterizó que era fundamental una campaña de movilización de las masas explicando que las variantes de la “vía electoral o golpe de estado” eran un engaño perpetrado por aquellos sectores vinculados al “imperialismo y la oligarquía argentina”60. En este sentido, la tarea del partido era crear una alternativa que denunciase el gran acuerdo nacional entre Lanusse y Perón, incluyendo a las distintas variantes políticas, entre ellos el Encuentro Nacional de los Argentinos61. A partir de entonces, el congreso sentó las bases programáticas para la constitución del Frente Antiacuerdista, junto al PCR a finales del año 1972. Aquí se presentó una profunda divergencia con Páez, quien sostuvo:

Compañeros, me voy porque la propuesta de ustedes es infantil, no le llega ni a mi familia ni a mis compañeros de fábrica”. Todo el mundo estaba contento con que volviera la democracia. Era así. Mi primo me decía: “Vamos a elecciones de nuevo, que gane el mejor, pero no me vengas con: ni golpe, ni elección ¿Cuál es la revolución?” O los compañeros de fábrica: “Páez a quien vamos a votar”. “No, la revolución”, les decía yo. Me quedé en el aire, me sentía un papanatas total y yo dije en el Congreso, por eso me fui (en González, 1997: 538).

Al mismo tiempo que cristalizaba su alejamiento de VC, Páez profundizó su vínculo con Pedro Milesi, un viejo dirigente sindical y trotskista que en aquellos años se mantenía alejado de las estructuras partidarias. Éste le explico que al momento que el general Lanusse afirmó que Perón retornaba al país, todas las luchas, incluyendo a las organizaciones políticas y sindicales clasistas, se “acabarían”62. Esta caracterización, le permitió a Páez comprender que la disolución del SiTraC-SiTraM se desenvolvió dentro de este proceso de institucionalización del país detrás de la figura de Perón. A su vez, le planteaba una nueva etapa en donde la acción de los dirigentes clasistas, debía ser la conformación de “un polo obrero” para intervenir en las elecciones que se avecinaban. Esta perspectiva fue la que derivó a Milesi y Paéz a constituir el Frente de los Trabajadores (FT). Desde el mes de abril de 1972, la referencia de los sindicatos clasistas se trasladó al SMATA, donde la lista marrón, un frente encabezado por René Salamanca, del PCR, obtuvo el triunfo en la seccional del sindicato. Comenzaba una nueva etapa, por la cual los dirigentes del SiTraC-SiTraM, apoyaron el ingreso de los obreros de Fiat al gremio mecánico. En este marco, Páez comentó que discutía con sus compañeros de Fiat y el SMATA la idea de dar una lucha política trascendiera el plano sindical. Así, un primer paso era constituir “listas de trabajadores” (González, 2006: 539). A esta perspectiva sumó a Bizzi, quien fue secretario adjunto del SiTraC, y a Raúl Suffi, miembro de la directiva de Materfer en lo que sería “el polo obrero y socialista” (Mangiantini, 2018: 75). La conformación del FT y la necesidad de intervenir en las elecciones con el fin de proyectar el clasismo a nivel nacional, fueron los factores que permitieron un puente entre Páez y el PRT-La Verdad63, organización que había obtenido la personería electoral. En el marco del GAN y las elecciones, el PRT-LV impulsó su campaña a favor de las “candidaturas obreras” ofreciendo dicho a espacios a todos los dirigentes sindicales que incluían tanto a los clasistas del SiTraC como a los independientes y peronistas como Agustín Tosco y Julio Guillán, entre otros. De modo paulatino, esta campaña fue atrayendo a Páez a la idea de que “las elecciones eran un terreno de lucha” y para “darle una opción al movimiento obrero”64. Además, ante un posible retorno de Perón, la organización exigía su regreso al país para “ponerse a la cabeza de la movilización de las masas”. Seguido a ello, el partido se comprometía a luchar a favor de “su derecho a la candidatura presidencial” 65.

Si bien, existió una relación entre el PRT-LV y Páez a comienzos del año 1971, su vínculo político se robusteció en el año 1972. En ese lapso, su actividad adquiere un profundo cambio al transitar de una organización marxista-leninista a una cuya tradición era principalmente trotskista. De hecho, VC caracterizaba al trotskismo como “contrarrevolucionario” al ser el fruto de las “desviaciones del movimiento comunista”66. En el caso de Páez, como hemos mencionado anteriormente, sus relaciones con los militantes del PO (T) en los sesenta y luego con Milesi, le otorgaron una cierta valoración positiva hacia la figura de León Trotsky y de respeto hacia las organizaciones que defendían sus ideas. Por lo tanto, el contacto y acercamiento de Páez hacia el PRT-LV se fue desenvolviendo de manera sinuosa, donde sufrió las presiones de sus compañeros de sindicato, vinculados a VC, que defendían el boicot a las elecciones generales. Incluso, dirigentes como Flores consideraba que un frente obrero debía circunscribirse solamente al plano meramente sindical. Dichas presiones hacían vacilar su postura, y en un debate en el local del PRT-LV en Córdoba a finales de 1972, lograron dejar de un lado algunas diferencias tácticas para intervenir de conjunto en la campaña electoral67. Pero el 16 de diciembre, en un plenario nacional del PRT-LV, Páez intervino de la siguiente manera:

“Vi como una realidad reflejada a nivel de la base, a nivel de abajo, a nivel de qué piensa mi vecino, que piensa el barrio, vi que era utópico lo de “ni golpe ni elección, revolución”, “boicot activo” (…) ¿a quién votamos? Y siempre lo mismo ¿Qué respuesta les daba? Yo me sentía como muchos de nuestros compañeros, y les aseguro que la mayoría de los compañeros de Sitrac, en su totalidad, este problema lo venía viendo, pero esa presión de los ultra s los hacía estar siempre a la izquierda, pero cuando iban a su casa, se encontraban con otra realidad. Frente a esto la propuesta del frente de los trabajadores me pareció positiva68.

Luego de esta instancia, Páez aceptaba su candidatura para integrar la fórmula electoral en la provincia de Córdoba por el Partido Socialista de los Trabajadores69. ¿Cómo repercutió su candidatura en Vanguardia Comunista y el Partido Obrero (Trotskista) respectivamente? Para VC la postulación de Páez fue considerada como una “contradicción” teniendo en cuenta que su trayectoria en el SiTraC contrastaba con una organización (PRT LV y PST) que contaba con “idílicos” y “consecuentes traidores de la clase obrera”70. Mientras, en el caso de PO (T), sostuvo su apoyo hacia las candidaturas peronistas que cristalizaran en el FREJULI, bajo el argumento que cuestionan “el poder capitalista” y expresan la consigna de “un gobierno popular basado en los sindicatos en Córdoba”, especialmente de la CGT regional71.

Otro aspecto importante tiene que ver con el balance sobre la experiencia del SiTraC-SiTraM. Por un lado, Páez entendió que existía una coincidencia entre VC y PRT-LV en destacar lo conquistado por los sindicatos de Fiat y su adhesión hacia el clasismo, incluso compartían su crítica hacia las tendencias foquistas que actuaban al interior de la comisión directiva. No obstante, la diferencia entre ambos balances, se reflejó en la actuación de Vanguardia Comunista dentro del sindicato promoviendo una serie de prácticas “ultraizquierdistas” como “hacer un mito el método de la toma de fábrica”72. Páez coincidió con esta afirmación y con el correr de los años le permitió reconocer y criticar su propia trayectoria cuando fue entrevistado en el año 1997 por Ernesto González. Allí expuso lo siguiente:

Nosotros teníamos contactos con distintas organizaciones, fundamentalmente con Tosco, porque era lo más afín que teníamos. Él nos criticaba el sectarismo que teníamos, que no comprendíamos la necesidad de unir más. Eso tiene matices ciertos y otros no. Éramos demasiado “puristas” y había otras orientaciones que venían de la ultraizquierda. Yo encabezaba parte de ese sectarismo, que era el maoísmo aquí en la Argentina. Yo estaba en la corriente Vanguardia Comunista y la otra corriente maoísta era el PCR. Lo que los dividía eran sus consignas, una era: “¡Ni golpe ni elección, revolución!” y la otra: “¡Ni golpe ni elección, insurrección!”. Nunca pude entender esa “profunda” diferencia que nos permitía poder llegar a estar juntos (…) Lo mismo pasaba en las filas del propio peronismo. Discutían cuál era la consigna correcta: “¡Liberación social y nacional!” o “¡Liberación nacional y social”! Era una melange política incomprensible para los trabajadores (…) Estas polémicas estaban distribuidas en toda la gente, provocando una gran desorientación (en González, 1997: 440).

En este sentido, coincide con el balance de Flores quien reconoció las vacilaciones de las comisiones directivas de los sindicatos de Fiat, que iban desde posiciones conciliadoras a otras netamente de carácter ultraizquierdista bloqueando una política de alianzas con otros sectores gremiales, como los independientes (Flores, 1994: 96). Finalmente, el análisis de la experiencia de los sindicatos de Fiat, la conformación de un polo obrero y socialista para intervenir en la nueva etapa reflejada en la lucha electoral, abrieron el camino en su decisión de incorporarse al PST. Suceso que se concretó a mediados del año 197373.

Conclusiones

A lo largo de este artículo, nos planteamos reconstruir un segmento de la trayectoria de la vida de un genuino integrante de la clase obrera cordobesa. Francisco Páez fue parte de la generación que irrumpió en las décadas de los sesenta y setenta, cuya principal expresión fue el Cordobazo. No obstante, esta radicalización no fue lineal, repentina y fortuita, sino que se fue forjando en un proceso que antecedió a las diversas experiencias que transcurrieron, tanto en la fábrica, como en el país en la década de los sesenta y setenta. El sinuoso camino de la recuperación del sindicato se respaldó en el apoyo de los operarios de Fiat combinado a las redes sociales que entabló Páez con otros individuos como Masera, Flores y Bizzi, que permitieron la concreción de un hecho inédito en la historia del movimiento obrero argentino: la destitución de una directiva gremial por una asamblea de trabajadores y la elección de una nueva dirección.

En el marco de la politización de esta dirigencia sindical y el compromiso hacia la clase obrera, lo condujo a incorporarse a Vanguardia Comunista. Lejos de ser un hecho contraproducente, el desarrollo de la izquierda fue proporcional al surgimiento de activistas y dirigentes en los lugares de trabajo. Este aspecto es sumamente esencial para reconstruir, de acuerdo a Joshua, su compromiso militante en relación al partido y sus vínculos con otros actores encuadrados en su lugar de trabajo y el sindicato. Su posicionamiento político, combinado con sus características personales, le permitieron a Páez discernir e intervenir manteniendo una cierta autonomía. En ciertos momentos, su libertad de criterio derivó a enfrentarse a las propias estructuras sindicales y partidarias donde desarrolló su actividad. Más allá de sus posturas políticas, estas trayectorias convergieron en una conclusión común: la adhesión al clasismo y la necesidad que su experiencia se extendiese por todo el país, siendo esta tentativa frustrada por el fracaso del congreso clasista, la represión militar sobre los gremios de Fiat, y la institucionalización del país a través del acuerdo entre Lanusse y Perón. A diferencia de otros testimonios, estos sucesos no constituyeron en un factor de alejamiento de la arena política, sino que replanteo su actividad militante. Tanto la experiencia adquirida como su predisposición a la comprensión de los fenómenos políticos, fueron cualidades que le abrieron el camino al reconocimiento de sus compañeros de fábrica, sindicato y partido.

A partir de su trayectoria dinámica y contradictoria, podemos notar un denominador común entre la experiencia con VC y el PST: la perspectiva de la revolución socialista. Pero la idea de un partido revolucionario, interviniendo en todos los planos de la lucha de clases, se convirtió en un aspecto sustancial de su trayectoria militante se convirtió en un factor que derivó en su retiro de la organización maoísta por negarse a participar en el escenario electoral. Sino que permitió su acercamiento a una corriente política cuya tradición política era totalmente diferente. En ese caso, su vínculo con Milesi constituyó en un puente tanto en su decisión por acceder a una candidatura e intervenir en el terreno electoral, como en la superación de ciertos prejuicios y diferencias que allanaran el camino en su incorporación a una corriente a favor de la IV Internacional y las ideas de León Trotsky. Militancia que sostendrá hasta los últimos años de su vida.

Agradecimientos

Agradezco a mis directores de tesis doctorales, Carlos Mignon y Daniel Gaido, que me han guiado en este proceso de reconstrucción histórica de las trayectorias de vida de los principales dirigentes obreros de las fábricas Fiat en Córdoba. También a Javier Díaz, Matias Rubio, Martin Mangiantini y Guillermo De la Mata que me han realizado valiosos comentarios y apreciaciones sobre este y otros trabajos.

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1“Memorias para reincidentes”, año 2012, Contraimagen, Argentina. Duración 1h 46 min.

2Existe una importante variedad de investigaciones sobre Vanguardia Comunista que hemos recopilado a modo de estado de la cuestión. Entre ellas, se encuentra los trabajos de Adrián Celentano (2009), Sergio Ortiz (2009), Brenda Rupar (2017), María Laura Ortiz (2018).

3En la provincia de Córdoba las unidades productivas de Fiat fueron tres: Materfer, la fábrica encargada de producir material ferroviario; Grandes Motores Diésel (GMD), quien elaboraba motores de combustión interna diésel; Concord, la planta mecánica de automóviles y tractores. Además de ser la más grande, esta fábrica era el centro de operaciones de la Fiat en el país.

4Entrevista a Francisco Páez a cargo de Diego Salerno, Buenos Aires, 1993.

5Ibídem.

6Ibídem.

7Entrevista a Francisco Páez, op cit. El Partido Obrero (Trotskista) fue una corriente de izquierda que adhirió al programa de la IV Internacional. Su principal dirigente fue Homero Rómulo Cristalli, también conocido por su seudónimo, J. Posadas.

8Archivo SiTraC (AS), “historias de una trinchera”, Boletín mecanografiado de la agrupación Comisiones Obreras, agosto de 1970, Subarchivo N°19, Ficha N°32, p. 11.

9Informe preliminar sobre el conflicto Fiat”, Revista Pasado y Presente N°9, Buenos Aires, abril-setiembre de 1965, p. 66.

10Entrevista a Francisco Páez op cit.

11Diario Córdoba, 30 de mayo de 1969, p. 2; Los Principios, 31 de mayo de 1969, p. 4

12Entrevista a Antonio Palada, ex delegado del SiTraC y ex militante de Peronismo de Base, Ciudad de Córdoba, 23 de mayo de 2020.

13AS, “Recuerdos de Clavero y S. Torres”, 26 de agosto de 1984, p. 27, Subarchivo 12, Ficha N°1.

14AS, “Boleta electoral con lista para comisión directiva”, Subarchivo N° 2, Ficha N° 1.; “Recuerdos de Clavero”, 15 de julio de 1984, p. 2, Subarchivo 12, Ficha N°1.

15Los Principios, 5 de junio de 1970, p. 13

16AS, “Acta de cierre de comicios y escrutinio”, 7 de julio de 1970, Subarchivo 2, Ficha N°1, p. 1.

17Entrevista a Francisco Páez, op cit.

18En una entrevista a Ricardo Piglia, quien participó en Vanguardia Comunista, comentó que los militantes de VC tenían contacto con obreros de Concord, especialmente: “dos tipos que son capos de ahí, uno que se llama Masera y otro que se llama Flores, y otro que no me acuerdo, pero eran tipos ligados al maoísmo a la nueva izquierda (…) eran tipos que en aquel momento eran los dirigentes del Sitrac-Sitram con el que tenían una relación muy fluida, porque había un cambio en la estructura del sindicato”. En Archivo CeDinci, Políticas de la Memorias N°19, p. 52, Buenos Aires, 2019.

19En un informe del año 1970, se deja en claro que las Comisiones Obreras debían incluir a “amplios sectores de la vanguardia” provenientes de la “izquierda revolucionaria, el ongarismo, el cristianismo revolucionario, las agrupaciones antiimperialistas”, etc. En cambio, debían quedar fuera los “vandoristas, los participacionistas, los no alineados, los revisionistas y las 62”. En AS, “Sobre la construcción de Comisiones Obreras”, 22 de marzo de 1970, pp. 7-8. Subarchivo N°19, Ficha N° 14.

20AS, “Proyecto de resolución sobre la construcción del partido”, Vanguardia Comunista, noviembre de 1971, p. 20, Subarchivo N°19, Ficha N° 12.

21AS, “Proyecto de Resolución sobre la construcción del Partido. Vanguardia Comunista en marcha hacia la constitución del partido comunista revolucionario”, año 1969, p. 5. Subarchivo N°19, Ficha N° 12.

22Entrevista a Francisco Páez, op cit.

23Desde Comisiones Obreras, se planteaba que los sindicatos recuperados de Fiat debían “mantenerse independientes” y había que llamar a los obreros de GMD a que se “retiraran de la federación”, es decir del SMATA, para formar “un sindicato único del complejo Fiat”. Véase AS, “Fiat marca el camino”, Boletín mecanografiado de la agrupación Comisiones Obreras, agosto de 1970. Subarchivo N°19, Ficha N° 31, p. 20.

24Voz Proletaria N° 693, 6 de noviembre de 1971, p. 11; Entrevista a Alfio Taverna, ex delegado y vocal del SiTraC y exmiembro del PO(T), Ojo de Agua 17 de mayo de 2020.

25Entrevista a Francisco Páez, op cit.

26Jerónimo, 2da quincena de noviembre de 1970, p. 13.

27AS, “12 de noviembre SiTraC golpea a la burocracia” Boletín del Sindicato de Concord Año I N°1, 13 de enero de 1971, p. 7, Córdoba, Argentina. Subarchivo 1, Ficha N°1

28Entrevista a Alfio Taverna, op cit.

29AS, “Sitrac comunica a la delegación del SET la composición de la CD y cuerpo de delegados”, Córdoba 11 de agosto de 1970, Subarchivo N° 2, Ficha N°3.

30AS, Dirección Nacional de Delegaciones Regionales del Ministerio de Trabajo, Expediente N°150.424 23 de enero de 1971, Subarchivo N°6 Ficha N° 1, p. 2.

31AS, “Recuerdos de Clavero” 26 de agosto de 1984, p. 5. Subarchivo N° Ficha N°1.

32AS, “Proyecto de resolución sobre la construcción del partido”, Vanguardia Comunista, noviembre de 1971, p. 20, Subarchivo N°19, Ficha N° 12.

33No Transar N°97, 27 de enero de 1971, p. 2.

34“Memorias para reincidentes”, op cit.

35Revista Primera Plana N°416, 19 de enero de 1971, pp. 10-11; Revista Panorama 19 de enero de 1971, p. 9.

36AS, “Comunicado de FIAT CONCORD SAIC”, 18 de enero de 1971, Subarchivo N° 13, Ficha N° 8.

37AS, “Comunicado sobre asamblea del 23 de enero de 1971”, Comisión Directiva del SiTraC, 25 de enero de 1971, p. 2, Subarchivo N°1, Ficha N° 1.

38AS, “Sitrac comunica a la delegación del SET la composición de la CD y cuerpo de delegados”, Córdoba 16 de agosto de 1971, Subarchivo N° 2, Ficha N°7.

39AS, “Boletín N°1”, Agrupación 14 de enero, 20 de enero de 1971, p. 1. Subarchivo 19, Ficha 36.

40Ibídem.

41AS, “SITRAC y SITRAM llaman a luchar contra la dictadura entreguista, las patronales explotadoras, la burocracia sindical cómplice”, 27 de enero de 1971, Subarchivo N° 1, Ficha N° 1.

42El debate en la asamblea del SiTraC-SiTraM se expresó en tres mociones. La postura de Páez del SiTraC, en representación de la agrupación 14 de enero de Vanguardia Comunista, junto con el sector del SiTraM era la de negarse a integrar la Comisión de Lucha. En Concord la situación estaba dividida, donde un segundo sector planteaba que se debía incorporar al organismo. Flores propuso una “tercera posición” de concurrir a la instancia y condicionar la participación de los gremios de Fiat si los demás representantes de la Comisión de Lucha aceptaban una línea de intervención que era “combativa al máximo” según el testimonio de un dirigente del SiTraM. Finalmente, ganó la moción propuesta por Flores. En AS, “Entrevistas de Pasado y Presente a delegados y activistas de gremios clasistas” 26 de octubre de 1971, p. 45, Subarchivo N° 12, Ficha N° 3.

43El 2 de marzo, en la Fiesta Nacional del Trigo, en la ciudad de Leones, el nuevo gobernador de Córdoba, José Uriburu pronunció un discurso. Con la asistencia del presidente de la Nación, el General Levingston, el gobernador manifestó: “nadie ignora que la siniestra organización antiargentina que dirige a los que quieren dirigir la contrarrevolución, ha elegido a Córdoba (…) por definición se anida una venenosa serpiente cuya cabeza quizá Dios me depare el honor histórico de cortar de un solo tajo”. En La Nación, 3 de marzo de 1971, p. 7. Las declaraciones de Uriburu, en un marco de crecientes luchas gremiales, actuaron como un catalizador en la radicalización de las movilizaciones obreras. Este proceso se pudo verificar en los acontecimientos de la semana del 15 de marzo, conocidos como el `Viborazo´.

44“Sitrac-Sitram”, Canal Encuentro, op cit.

45“La Hora del Pueblo” fue un documento firmado el 11 de noviembre de 1970 por los partidos tradicionales como el Partido Justicialista, la Unión Cívica Radical, entre otros. El documento reclamaba por una mesa de negociación con la dictadura militar para establecer una `transición democrática´, a través de elecciones, y el surgimiento de un gobierno constitucional. El “Encuentro Nacional de los Argentinos” fue una instancia de coordinación, creada en 1971, y formada principalmente por el Partido Comunista, el Partido Intransigente y el Partido Revolucionario Cristiano. Contó con el apoyo de varios dirigentes sindicales, entre ellos Agustín Tosco.

46Revista Panorama, 9 de marzo de 1971, Buenos Aires, p. 14.

47Según los activistas pertenecientes a Vanguardia Comunista, un sector de la dirección del SiTraC comenzó “a reconocer a López y Tosco” como dirección de la CGT Regional y “en colaboración con el GAN”. Dicho sector estaría compuesto principalmente por algunos miembros de la Comisión Directiva y los delegados pertenecientes a Peronismo de Base. En AS, “El maoísta” N°2, Boletín de la agrupación 14 de enero, 21 de julio de 1971. Subarchivo N° 19, Ficha N° 36.

48AS, “Carlos Monjes, un desertor” Boletín N°5 de la agrupación 14 de enero, 21 julio de 1971, p. 2, Subarchivo N°19, Ficha N° 36.

49No Transar N°92, 7 de septiembre de 1970, p. 12.

50AS, “Hacia una reunión de trabajadores revolucionarios” Boletín del Sindicato de Trabajadores de Concord, N°2, junio de 1971, p. 3, Subarchivo N° 1, Ficha N° 3.

51AS, “SiTraC-SiTraM a los trabajadores y al pueblo argentino” Declaración firmada por las directivas del SiTraC y SiTraM, 22 de mayo de 1971, p. 1, Subarchivo N° 1, Ficha N° 4.

52Entrevista a Francisco Páez, op cit..

53AS, “Proyecto de declaración del SiTraC-SiTraM”, presentado al Congreso de Sindicatos Combativos, Agrupaciones Clasistas y Obreros Revolucionarios, 18 de agosto de 1971, Subarchivo 1, Ficha N°1.

54Abajo del texto se puede leer una frase, escrita manualmente, que dice: “Esta fue la propuesta de arreglo al PB, lucha en el medio del Plenario, para que PB aceptara firmar. La trenza no tuvo resultado por burda”. En AS, “Proyecto de declaración para el congreso de sindicatos combativos, agrupaciones clasistas, y obreros revolucionarios”, 28 de agosto de 1971, p. 4. Subarchivo N°1, Ficha N°2.

55Para el retiro de las personerías gremiales, el gobierno militar exhumo el decreto 969 del período gubernamental de Arturo Illia para acusar a los sindicatos de Fiat de utilizar la herramienta gremial para propósitos políticos. Véase La Opinión, 27 de octubre de 1971, p. 14.

56No Transar N°105, 9 de noviembre de 1971 p. 6.

57La Voz del Interior, 4 de noviembre de 1971, p. 12.

58No Transar, N°106 20 de diciembre de 1971, p. 6.

59Clarín, 23 de marzo de 1972, p. 30.

60AS, “Manifiesto-Programa de VC. Resolución del 1er congreso nacional Emilio Jauregui”, noviembre de 1971, p. 15, Subarchivo N°19, Ficha N°11.

61AS, “Informe Político”, 23 de octubre de 1971, p. 12., Subarchivo N°19, Ficha N°11; No Transar N°104, 25 de octubre de 1971, p. 4.

62Entrevista a Francisco Páez op cit.

63El Partido Revolucionario de los Trabajadores fue el resultado de la fusión entre el grupo Palabra Obrera, encabezado por Nahuel Moreno, y el FRIP cuyo principal referente era Mario Santucho. Sin embargo, sus diferencias en torno a la estrategia de la lucha armada condujeron a su escisión en el año 1968. De allí surgieron el PRT-El Combatiente y el PRT-La Verdad cuyos nombres aludían a sus respectivos periódicos.

64Fundación Pluma (FP), “Informe desde Córdoba” del PRT-LV, 18 de marzo de 1972, p. 4.

65Avanzada Socialista, 19/7/1972 p. 7.

66AS, “Informe de la dirección sobre el problema del trotskismo” elaborado por la dirección de Vanguardia Comunista, s/f, p.1, Subarchivo N°19, Ficha N°2.

67FP, “Boletín Interno N°24” del PRT-LV, 6 de diciembre de 1972, p.6.

68FP, “Intervención del compañero Páez en congreso del PRT”, diciembre de 1972, pp. 1-2.

69El PST fue el resultado de la fusión entre el PRT-La Verdad y un grupo del Partido Socialista Argentino, encabezado por Juan Carlos Coral.

70Desacuerdo N°16, 17/1/1973, p. 6.

71Voz Proletaria, N°758, 4/2/1973.

72La Verdad N°289, 10 de noviembre de 1971, p. 4.

73FP, “A los compañeros del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Socialista de los Trabajadores”, Córdoba, abril de 1973.

Recibido: 12 de Septiembre de 2021; Revisado: 21 de Marzo de 2021; Aprobado: 23 de Mayo de 2022

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