2015. Con motivo del viaje de estudio de los restos humanos originarios del Norte de Chile (Calama) en el Museo de Historia Natural de Santiago (Chile). 

Muchos miembros de nuestra comunidad en Antropología Biológica, tanto de Argentina como de países vecinos, tienen como parte de sus fértiles historias raíces que se relacionan con Tito Cocilovo y la Universidad Nacional de Rio Cuarto (Córdoba).

José Alberto Cocilovo, Tito, nació en la Ciudad de Córdoba el 29 de septiembre de 1944, cursó la escuela secundaria en el Colegio Nacional de Monserrat y a su educación universitaria de grado y posgrado la realizó en la Universidad Nacional de Córdoba. Participó de la Cátedra de Prehistoria y Arqueología, Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, y a partir de 1977 fue designado como Profesor en el Departamento de Ciencias Naturales de la Facultad Ciencias Exactas, Físico-Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Río Cuarto. En 1985 ingresó a la Carrera de Investigador Científico de CONICET. Se Jubiló en el 2014, pero continúo investigando y publicando.

Recordamos sus llamadas consultando cuando, luego de la pandemia, regresaríamos a la presencialidad en la universidad. La pasión y dedicación por la ciencia y la educación quedó plasmada en su labor como investigador, docente y formador de recursos humanos. El crecimiento de la Antropología Biológica tiene su marca en la decisión, junto a colegas y amigos de nuestro país y países vecinos, de crear la Asociación Latinoamericana de Antropología Biológica (ALAB) y la Asociación de Antropología Biológica Argentina (AABA), órgano oficial de esta revista.

Sus trabajos de 1981 sobre microevolución de poblaciones prehistóricas del área andina representan un disparador para la generación de proyectos, publicaciones y amistades que fueron de importancia en su vida académica y personal. Fue un apasionado de la ciencia y de su trabajo con una altísima autoexigencia que nunca pudo opacar al hombre sensible, divertido y compinche.

Desde nuestra etapa de becarios hasta que iniciamos nuestros propios caminos como investigadores, Tito Cocilovo fue el único director formal que tuvimos. Tito habitaba vínculos afectuosos e informales en la convivencia del día a día. El desarrollo de nuestros propios caminos fue madurando en una convivencia sin fracturas.

Tito, digamos, “no se la creía”. Le encantaba trabajar (aún sábados y domingos), pero estaba atento a lo placentero de los encuentros también; al asado, a la salida con amigos, a las charlas inconducentes donde la ironía los chistes y la invitación a pensar estaban siempre presentes. Tito hacia explícito esa combinación de honestas preocupaciones, amor por el trabajo y disposición a reírse de situaciones absurdas. Claro que le gustaba sacudir tus ideas o ponerlas en duda, pero respetando un lugar de pares.

Falleció en la ciudad de Río Cuarto el 24 de enero de 2022. Creemos que la mejorar manera de recordarlo y hacer honor a su legado es invitando a las nuevas generaciones a disfrutar en hacer lo que les gusta, a cultivar el diálogo entre pares y a construir modos de hacer ciencia en forma colaborativa.