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Mundo agrario

On-line version ISSN 1515-5994

Mundo agr. vol.2 no.4 La Plata Jan./Jun. 2002

 

Sistema productivo de los ladrilleros de Comallo - Provincia de Río Negro

Madariaga, Marta Cecilia

CONICET-INTA BARILOCHE
mmadariaga@bariloche.inta.gov.ar

1. Objetivo y método de trabajo

   El propósito de este trabajo fue definir las particularidades de la actividad ladrillera de la Cuenca del arroyo Comallo, su origen, su evolución, los factores intervinientes en su desarrollo, las formas de comercialización, la estructura laboral y su vinculación con otras actividades productivas y no productivas. Todo esto considerando su proyección en el entorno y sus vinculaciones con la cercana ciudad de Bariloche.
   Debido a la inexistencia de investigaciones previas la información fue recolectada directamente en el terreno a través de encuestas a la totalidad de los productores. Se complementó con algunos registros asentados en el Municipio de Comallo, aportes informales de los pobladores de la zona y entrevistas a informantes calificados.
   Esto último sobre todo para reconstruir la evolución histórica de la actividad. Los trabajos de campo se realizaron durante la temporada 1999-2000. La descripción del área de estudio se concretó con el análisis bibliográfico y consulta de estadísticas y censos.

2. Caracterización del área de estudio

   El área de estudio se localiza en la provincia de Río Negro-Departamento Pilcaniyeu, a 115 kilómetros al este de San Carlos de Bariloche. Es un ambiente semiárido de sierras y mesetas donde domina la estepa arbustivo-graminosa. El clima es frío y presenta nevadas intensas en los campos altos y lluvias invernales - las precipitaciones son de 170 mm anuales- con marcado déficit de humedad en el verano. Está recorrido por el arroyo Comallo que forma un valle encajonado y presenta un régimen torrencial-estacional con aluviones luego del invierno (Bonvissuto; Somlo et al, 1992: 392. Morris, 1990: 11-30. Bustos; Rocchi, 1993: 22-23. Speck et al, 1982: 18-19).
   Se pueden diferenciar dos ambientes; por un lado sectores escarpados -correspondientes a las sierras y mesetas- y por otro el fértil fondo del valle. A su vez en éste se distinguen dos sectores, uno dominado por la jurisdicción del ejido municipal de Comallo (de 2500 hectáreas en torno al pueblo y que conforman la Reserva Municipal), y el espacio circundante correspondiente al dominio provincial.
   La población de la Cuenca del Arroyo Comallo está compuesta por 1125 habitantes (Censo 1991), radicados en el pueblo homónimo -que se localiza en el curso medio del valle y que posee la jerarquía de municipio- y por aproximadamente 1200 habitantes rurales dispersos. En su conjunto se identifican 310 productores dedicados a la actividad ganadera ovina-caprina (productora de lana, pelo y carne) orientada al mercado y al cultivo de alfalfa en chacras medianas y pequeñas. En el fondo del valle del Comallo se concentran alrededor de 40 productores agropecuarios en una extensión de 20 kilómetros, territorio compartido con la fabricación de ladrillos en 20 o 30 hornos que compiten con los agricultores por el uso del suelo (Madariaga. 2001. Estructura agraria de la cuenca del Arroyo Comallo; Tipología de productores de la cuenca del Arroyo Comallo).

3. Evolución de la actividad ladrillera

   La actividad se inició en Comallo durante la década del 30, cuando un poblador del valle instaló el primer horno, fabricando ladrillos en forma muy artesanal y a pequeña escala. Sus familiares continúan realizándola hasta nuestros días, pero se registran varias épocas de abandono y un posterior reinicio de las tareas. En todos estos casos los productores compartieron la producción de ladrillos con otras actividades vinculadas al comercio o puestos como empleados del Estado.
   La actividad en forma comercial comenzó en 1949 a 5 kilómetros del pueblo de Comallo por medio de una concesión por 10 años encarada por un empresario procedente de áreas externas al valle. El predio incluía 5 hectáreas con la casa y puestos. En los comienzos la fabricación de ladrillos se realizaba con 10-15 empleados y 100 caballos (alternando 50 por día de trabajo) y se obtenían 2 o 3 hornallas con una producción de 100.000 ladrillos / año. Entre 1950 y 1970 el empleo de personal ascendió a 70-80, todos ellos pobladores de la cuenca y la producción ya superaba el millón de ladrillos por año, que se despachaba en no menos de 15 vagones del ferrocarril. El destino era esencialmente a Bariloche y en el transcurso de la década del cincuenta se transportaba íntegramente en tren. Ello se mantuvo hasta 1960-65, época en que el titular de los hornos comenzó a operar con camiones propios y particulares con los que comerciaba leña, piedras lajas de su cantera en Los Menucos y mercadería para su almacén instalado en Comallo, además de los ladrillos. Con todos estos productos recorría la Ruta 23 desde Bariloche hasta Los Menucos (localidad situada en el centro de la provincia de Río Negro).
   En los primeros años de la década del setenta se vendió este predio al Instituto Provincial de Planificación y Vivienda (IPPV), que continuó produciendo ladrillos de mala calidad y en menor escala. Simultáneamente surgieron varios pequeños productores, la mayoría de los cuales eran antiguos empleados de aquel primer emprendimiento empresarial, que fueron los que prolongaron la actividad hasta la actualidad. Entre ellos se encontraba el encargado que en 1970 comenzó a producir por cuenta propia y desde entonces perdura como uno de los mayores ladrilleros de Comallo.
   Se atribuye también el auge de la actividad ladrillera en la década del sesenta a la presencia del IPPV en Comallo y en la Región Sur (1) que demandó ladrillos para las obras. Pareciera que desde entonces se vislumbró la rentabilidad de esta actividad por lo que muchos productores se dedicaron a ella poniendo en funcionamiento unos 20 hornos. Datos referidos a las nuevas obras de construcción realizadas en Bariloche (1971-1995) muestran grandes aumentos -que duplican o triplican los valores promedios- en los años 1976 a 1978, 1981, 1983-4, 1987 y luego entre 1990 y 1994 (DGEC-DGECeI. 1994-1995). Las épocas de auge de la construcción no son necesariamente coincidentes con las de mayor entrega de viviendas por parte del IPPV, hecho que puede explicarse por el lógico diferimiento entre construcción y entrega. Éstas se realizaron especialmente en los años 1979, 1981-4, 1986-7, 1989 y de 1991 a 1993, representando 1992 el año con valores más altos.
   En la actualidad existen tres grandes productores de ladrillos en Comallo, sobre un total de productores que varía entre 8 y más de 30 según las temporadas. Esta fluctuación depende de las ventas, los precios de los ladrillos, la disponibilidad de recursos y de otras condiciones enunciadas más adelante. Así es que una hornalla puede oscilar desde 15.000 a 150.000 ladrillos y un mismo ladrillero puede quemar de 1 a 5 hornos. Datos aportados por la Municipalidad de Comallo indican la evolución de la cantidad de productores registrados desde la temporada 1978-79 como se indica en el Gráfico 1.


Gráfico 1: Evolución de la cantidad de ladrilleros: COMALLO 1978/99

   Un ejemplo de las variables condiciones con que se presenta la actividad lo proporciona un productor que en 1976 llegó a comercializar 1 millón de ladrillos a distintas localidades (Los Menucos, Maquinchao, Jacobacci, Bariloche), mientras en el año 1999 sólo logró vender 30.000 unidades (Encuestas 1999-2000).
Las décadas del sesenta y setenta fueron las de mejores precios y mayores ventas aunque aún en 1987 Hidronor registra (según plano de 1992) la existencia de 34 hornos. Un cambio destacable se produjo en el desarrollo de la actividad desde los primeros años de la década del noventa cuando se comenzó con la fabricación de ladrillones en Roca y apenas una temporada después en Comallo. El año 1996 se presentó desventajoso, con escasa comercialización, lo que condujo al abandono de cortadas y a que muchos obreros quedaran sin trabajo. En 1997 se mencionan 10 ladrilleras en actividad (Línea Sur, 1997: 8). Uno de los factores determinantes en la caída de las ventas fue que en otras localidades del valle del río Negro -como Roca- se comenzó a producir con menores costos, mejor calidad y menor precio (2). Además el precio de la leña es el factor que más erogaciones impone en la producción y, junto a los restantes, determinan que la actividad no sea rentable, sobre todo para aquellos que requieren mano de obra adicional, no poseen caballos o se localizan dentro del ejido -por lo que deben entregar 1.000 ladrillos en concepto de comodato precario.
   En función de las condiciones presentes en la temporada 1999-2000 -y a pesar de que las tareas se realizan normalmente entre septiembre y abril- en noviembre de 1999 no se había iniciado ninguna cortada debido a que el mercado de ladrillos y ladrillones se presentó sin demanda. La actividad comenzó más tarde, de modo que a fin de año comenzaron a producir solamente 8 de ellos y los dos últimos hornos se quemaron recién en mayo de 2000. Mientras tanto, lo producido en la temporada anterior permanecía en muchos casos a la espera de ser comercializado, hecho motivado por la falta de ventas y de medios de transporte propios.
   La producción de ladrillos representó en otras épocas una importante opción laboral, con un aporte económico prácticamente inmediato por cuanto se comercializaba en localidades cercanas como San Carlos de Bariloche y no existía competencia de otras zonas productoras. En la actualidad significan sólo un complemento en los ingresos -pues las ventas son reducidas. Ejemplifican la situación los ingresos de un peón transitorio que obtiene $30 en uno o dos días por cortar y apilar 1.000 ladrillos, o el que trabaja a medias (con el dueño del horno) y obtiene en la temporada 10.000 ladrillos que sólo le permite solventar los gastos familiares de 3-4 meses. Lo mismo ocurre con los que trabajan por hora.

4. Tipos de ladrilleros

   Los ladrilleros se pueden clasificar de distinta forma de acuerdo al aspecto a tener en cuenta:

a) Según cuándo produjo:

· Por una parte se encuentran los que produjeron en la temporada 1999/2000 y están representados por 15 productores (54%).
· Por otro lado existen 13 productores, equivalentes al 46%, que a pesar de no haber estado en actividad en el período antes enunciado se incluyen dentro del grupo de los ladrilleros por diversas razones:

* No produjeron por contar con excedentes de producción de uno o varios años anteriores.
* Se definen como ladrilleros tradicionales o exclusivos por no dedicarse a otras actividades productivas, pero pueden poseer ingresos provenientes de uno o más sueldos fijos.

b) Según la presencia de diversificación productiva:

· Exclusivos: son los que no se dedican a otros emprendimientos productivos tales como agricultura, ganadería o minería. Pueden, sin embargo, poseer ingresos provenientes de otros trabajos (más frecuentemente en comercio o funciones de servicio) o jubilaciones y pensiones. El grupo está compuesto por 13 integrantes
· Con otras actividades productivas. Entre ellas se diferencian los ladrilleros dedicados a:

* la ganadería: 7 productores
* agricultura: 2 productores
* agricultura y ganadería: 5 productores
* minería: 2 productores con cantera de lajas aunque no se encuentran actualmente en explotación, pero se intentan reactivar. Uno de ellos se incluye entre los productores agropecuarios y el productor ladrillero / lajero explota además una cantera de lajas en Los Menucos.

c) Según la condición de tenencia de la tierra:

· Explotación de la tierra en comodato precario dentro del ejido del Municipio de Comallo -predio de 2500 Ha. en torno al pueblo- pudiendo estar o no radicados dentro de su jurisdicción y a cuya administración deben entregar 1.000 ladrillos por hornalla realizada. Se constituye de esta forma un tipo de mediería entre el municipio y el ladrillero. Son numéricamente mayoritarios y está integrado por 21 productores.
· Ladrilleros denominados propietarios -aunque la mayoría sólo posee mensura de sus campos- pero que a diferencia de los anteriores se localizan en el ámbito provincial, situación que no requiere la entrega de contribución alguna. Lo integran 7 productores.

5. Producción de ladrillos manufacturados

   En el desarrollo del sistema ladrillero se conjugan diversos factores que se sintetizan en el figura 1:

Figura 1: Factores intervinientes en la producción de ladrillos manufacturados.

   Los factores determinantes de la cantidad y calidad de los ladrillos son:

- Tipo y costo de la leña: se requieren 60 m³ de leña para producir 30.000 ladrillones o 100.000 ladrillos. Los costos por camionada oscilan entre los $400 y $600 o a cambio de 3000 ladrillos o 2500 ladrillones. Además varía mucho la calidad del ladrillo de acuerdo a las especies empleadas, entre las que pueden citarse el ciprés, sauce, piquillín, coihue, ñire, laura y lenga, considerándose a las tres últimas como las mejores ya que no generan brasas. La leña procede de áreas externas a la cuenca como El Foyel, Esquel, El Manso, San Ramón, Villa La Angostura, Bariloche y El Bolsón, y principalmente se obtiene por trueque con ladrillos, de modo que es común que el mismo camión que llega a Comallo cargado de leña regrese con ladrillos.
- La calidad de la tierra, por cuanto de ella depende en gran medida el tipo de producto obtenido. Se requiere tierra negra.
- El aprovisionamiento de guano, que el productor debe juntar o comprar. Una familia radicada en Comallo Arriba se dedica específicamente a esta tarea a un costo de $100/camionada -la necesaria para una horneada. Se requieren 30 m³ de guano para producir 30.000 ladrillones.
- Las condiciones climáticas influyen en el proceso, ya que si se producen heladas en el momento del corte se quema el material, y los ladrillos que ya están cortados y húmedos se parten. También influye la ocurrencia de tormentas o lluvias fuertes ya que alteran la proporción de humedad o interrumpen el proceso de secado de los adobes. Al iniciarse los primeros fríos se suspenden las cortadas.
- El empleo de caballos es indispensable, de modo que si el productor no cuenta con los mismos los debe comprar o alquilar. La compra se puede concretar en dinero o trueque -por ejemplo a través del intercambio de 8 caballos por 6.000 ladrillos. Se requieren 12 caballos para trabajar un pisadero de 8 metros de diámetro durante 4 horas por tanda de material, considerando que para producir 15.000 ladrillones se necesita el producto obtenido de 10 pisaderos. El alquiler incluye la tropilla (entre 8 y 12 caballos) y el tropillero que realiza la tarea por 50 o 70$, según sea el pisadero chico, mediano o grande. Los que realizan este trabajo son a su vez productores de ladrillos.
- La contratación de mano de obra -cuando excede las posibilidades del trabajo familiar- suele requerir entre 1 y 4 asalariados temporarios y está orientada especialmente a las tareas de cortar y apilar los ladrillos. La misma implica una erogación de $20 o $30 por cada 1.000 ladrillos o ladrillones respectivamente -considerando que se cortan y apilan 2000 ladrillos en dos días. Tareas complementarias que se pagan por hora ($1.50) son las de cargar el pisadero, armar el horno y picar la tierra.
- El aprovisionamiento de agua del arroyo Comallo se realiza en forma manual, por medio del bombeo con motores eléctricos (3) o nafteros. Aguas arriba del municipio existe red eléctrica y es en esta sección donde se concentran los hornos.
- Los terrenos en los que se elaboran los ladrillos pertenecen en su mayoría al ejido municipal de Comallo -sólo 7 son propietarios (4)- por lo que los productores solicitan un permiso de explotación por una superficie cercana a 1 hectárea. A cambio de este derecho -de vigencia anual desde fines de la década del ochenta- deben entregar 1.000 ladrillos por horneada al municipio, que los emplea en las obras públicas.
- La estacionalidad de la actividad determina la concentración de las tareas entre septiembre y abril, por lo que durante el resto del año la mano de obra temporal debe buscar otras alternativas laborales.
- Ausencia de un patrón de medida unificado de los ladrillos, que genera una oferta muy variable y poco conveniente en términos de mercado. Sólo dos o tres productores acordaron utilizar el mismo tamaño de molde.
- Oferta de otros centros productores que fabrican ladrillos en forma industrial, de calidad y tamaño homogéneos y a menor precio.
- Condiciones de comercialización desfavorables, ya que la mayoría de los productores carecen de un vehículo apropiado que les permita trasladar su producción hacia los centros de venta y obtener así mejores precios. La mayoría ni siquiera cuenta con los medios para transportarlos hasta el vagón del ferrocarril, considerando que cuando se concreta una venta por este medio, el precio se define con la producción puesta en vagón. Esto significa que se debe contemplar, entre los gastos de producción, el costo del flete desde el horno hasta la estación. Lo antes expuesto revela la dependencia con los transportistas o los comerciantes que acuden con medios propios al lugar de producción. De esta manera, la venta de los ladrillos está subordinada a la concurrencia de los compradores, tanto en el tiempo en que se produce como en las condiciones de venta. En algunos casos aislados son los propios corralones de Bariloche los que encargan los ladrillos al productor -a un costo fijo en dinero y en forma anticipada- y son los mismos que se ocupan del traslado. En otros casos transportistas independientes compran los ladrillos que luego comerciarán en los corralones. Existen también algunos casos de intermediación a pequeña escala localizados en el pueblo de Comallo (no ladrilleros y que además se dedican a otras actividades). Uno de ellos desde hace un par de años cambia ladrillos por leña para disponer de combustible en el invierno y revenderla en forma fraccionada (1-2 m³) a los habitantes del mismo pueblo. Desde 1994, por otra parte, opera entre Comallo y El Bolsón un transportista que realiza entre 15 y 20 viajes por año, intercambiando leña por ladrillos (30 m³ de leña por 6000 ladrillos o 2500 ladrillones en cada viaje)(ver figura 2).

Figura 2: Circuito Comallo- El Bolsón: Trueque de ladrillos por leña. Volúmen y destino. Década 1990/2000

   El producto final de este sistema tiene diversas formas de comercialización y destinos, cuya estructura principal se presenta en el figura 3.

Figura 3: Subsistema ladrillero: Producción de ladrillos en Comallo

6. Estructura laboral
6.1. Otras actividades productivas del ladrillero

   De los 15 productores que trabajaron en la temporada 1999-2000 el 33% se dedicó con exclusividad a la fabricación de ladrillos. Como actividad complementaria única se destaca la ganadería en el 27% de los casos, mientras que los ladrilleros que tienen simultáneamente ganado y chacra representan también el 27%. Sólo uno se dedica a la agricultura (equivalente al 7%) y si bien la minería se presenta en dos casos, en uno de ellos aparece como actividad productiva complementaria única. El otro caso se encuentra incluido entre los productores agropecuarios (ver tabla 1).

Tabla 1: Actividades productivas de los ladrilleros de Comallo

   Debe tenerse en cuenta que la actividad ganadera de los ladrilleros se realiza en muy pequeña escala, tratándose de producción de autoconsumo (5) en la mayoría de los casos, con rebaños de 30 a 130 cabezas de ganado menor. Sólo en dos casos -que a su vez también se dedican a la agricultura- tienen además entre 10 y 30 bovinos. Existe únicamente una excepción de un productor con chacra, hornos y más de 1.000 ovinos.
   La mayor parte de los hornos se sitúan dentro del Ejido Municipal, tanto de ladrilleros exclusivos como de los productores con ganado y/o chacra. En éste último caso producen los ladrillos dentro de jurisdicción municipal y las actividades agropecuarias las realizan en tierras propias (o que se encuentran en tramitación). No obstante, algunos de ellos tienen hornos en terrenos de su propiedad.
   De este modo el suelo fértil cercano al arroyo, y por el que compiten los chacareros y los ladrilleros, está hoy prácticamente monopolizado por la producción de ladrillos. Pero, tanto algunos productores que anteriormente eran exclusivamente ladrilleros como los que poseen ganado, en los últimos años han iniciado también otras actividades como el cultivo de ajo o alfalfa con el propósito de abandonar paulatinamente la explotación de los hornos. Esta tendencia se manifiesta primordialmente en los productores con tierra propia aunque algunos de los ladrilleros ejidales expresan que si tuvieran un campo se dedicarían a la agricultura, a pesar de no conocer la actividad. Se debería a que la producción de ladrillos ofrece menores ganancias, sobre todo con las bajas ventas de los últimos años. Podría influir también la percepción de que la producción de ladrillos es sumamente degradante, demandando grandes volúmenes de tierra fértil depositada en sus márgenes y agua del arroyo Comallo. Es un recuerdo compartido entre los productores la difusión de alfalfares en el fondo del valle, actividad desplazada por la proliferación de cortadas de ladrillos.

6.2. Otras actividades no productivas del ladrillero

   Los ladrilleros o algún integrante de su familia se dedican simultáneamente a otras actividades no productivas o poseen ingresos provenientes de jubilaciones o pensiones (como lo son varios ejemplos de pensiones no contributivas o graciables). Las actividades no productivas son principalmente empleos con funciones de servicio en entes estatales o privados (vinculados al municipio, escuelas, hospital, servicios públicos de administración privada, etc.) o la dedicación a la actividad comercial, generalmente negocios de expendio de alimentos, que absorben por lo menos a un integrante de la familia durante el año completo. Se desempeñan también tareas en forma estacional -como empleos domésticos- y trabajos en forma ocasional, como los que participaron en el Plan Trabajar (de duración limitada, proporcionando empleos durante 6 meses como máximo), albañiles, remiseros o un sillero (empleado en invierno en los medios de elevación del Cerro Catedral). Estas tareas se desempeñan principalmente en Comallo, aunque pueden concretarse también en otros sitios.
   En la temporada 1999/2000 cinco familias de ladrilleros -sin otras actividades productivas- obtuvieron algún ingreso complementario o empleos con sueldo fijo, donde el trabajo de las esposas las ocupan un rol destacado (ordenanza en la municipalidad o servicios generales en el hospital). Como situación excepcional un productor percibe ingresos provenientes de varias actividades vinculadas al comercio (con dos corralones situados en Bariloche) y transporte por medio del manejo de una flota de camiones.

6.3. Relación laboral y organización estacional del trabajo del ladrillero
6.3.1. Relación del titular con la mano de obra

   Existen dos modalidades principales de vinculación laboral del titular de hornos. Ellas pueden ser con contratación de mano de obra o con mediero.

- Cuando el titular del horno emplea mano de obra debe disponer de recursos económicos para el pago de salarios desde el comienzo de las tareas. Los mismos generalmente provienen de ingresos proporcionados por otras actividades y excepcionalmente de excedentes de la venta de ladrillos durante la temporada anterior. Según sea el pago por tarea o por hora se diferencian dos tipos de empleados:

· por tarea: cortar y apilar 1.000 ladrillos (se paga $30 y requiere normalmente un día de trabajo)
· por hora: cargar pisadero, armar horno, picar tierra (se paga $1.50)

- Por otro lado, cuando la actividad se entabla entre titular y mediero, se presentan dos situaciones:

· mediero con ganancias en producción: ambas partes reciben sus ganancias con la venta de lo producido (que puede concretarse en forma individual o conjunta)
· mediero con ganancias en alimentos: el titular del horno alimenta al mediero (a cuenta por el pago) y al fin de la temporada cambia por alimentos el equivalente del valor de ladrillos producidos por el mediero. Para ello el titular debe poseer ciertos recursos como para permitir la subsistencia de uno o más medieros.

6.3.2. Relación titular-medieros

   Los ladrilleros titulares muchas veces producen los ladrillos con la participación de los hijos o de otros familiares entre los que se entabla una relación laboral definida usualmente en términos de medieros. En algunos casos la ganancia puede distribuirse en forma equitativa entre el número de personas que trabajan, mientras que en otros casos se concreta con mayor peso para el dueño del horno (normalmente cuando no hay vinculación familiar).
   Las ganancias obtenidas pueden repartirse en ladrillos o su equivalente en dinero luego de la venta. En esta instancia es el encargado del horno el que provee de todos los materiales de trabajo y usualmente participa en forma activa realizando las mismas tareas que sus medieros.
   La distribución de los factores de producción de un dueño que trabaja con un mediero -al 50% de la producción y sin vinculación familiar- se realiza de modo que el titular del horno aporta sólo con el recurso tierra y el mediero con el trabajo, las herramientas y los animales. Sólo en un caso se aportan los yeguarizos a medias.
   Una situación especial está definida por un propietario de la tierra (800 hectáreas fuera del ejido municipal) que cede una parte de la misma para que sus hijos exploten un horno. Dicho propietario aporta por lo tanto con el recurso tierra, además de los animales y herramientas. Los hijos -encargados del horno- completan la producción con el trabajo. Las ganancias se distribuyen en un 60% para el dueño del predio y 20% para cada uno de los hijos. Además interviene un peón cortador que trabaja con los demás pero elabora sus propios ladrillos, cuyo valor se cambia por comida al final de la temporada. En el transcurso de la misma los encargados lo alimentan a cuenta de lo producido.

6.3.3. Presentismo-ausentismo de titulares y medieros

   Se dividen en tres grupos:

· ausentistas permanentes: representado por titulares de hornos (sólo un caso domiciliado en Bariloche).

· ausentistas temporarios: durante el otoño-invierno y generalmente hasta luego de la esquila se dedican a otras tareas relacionadas a la construcción o a la actividad ovina que implica su traslado a Bariloche o a estancias ganaderas. Está integrado tanto por medieros como por titulares de hornos.

· titulares y medieros que acusan presentismo al año completo, ya que combinan la producción de ladrillos con empleos estatales en Comallo o con la atención del ganado propio. Residen en la cuenca del Comallo, algunos en el pueblo -algo apartados del sitio de instalación del horno- o en las cercanías de la propia cortada. Integran el grupo numéricamente mayoritario.

6.3.4. Relación productores-empleos permanentes

    Tanto los titulares de hornos como los medieros obtienen salarios como empleados del Estado. Son en estos casos productores de residencia permanente en la cuenca y sin dedicación a la actividad ganadera. Los empleos más usuales se vinculan a funciones de servicios en establecimientos educativos (primarios, secundarios y residencia escolar), municipalidad y empresa de agua, tales como ordenanza, cocinera, lavandera, operador, chofer, etc.
   Los ladrilleros pueden dedicarse todos los años a la producción (como en la mayor parte de los casos) o suspenderla por algunas temporadas. Los hay quienes también producen sólo en un año para proveerse del material necesario para construir la casa propia.

6.3.5. Ladrilleros y jornaleros transitorios

   Los titulares de hornos, jornaleros y medieros son a su vez peones temporarios durante el invierno. Se emplean en estancias circundantes (en tareas como esquila, peón de campo cuidando ovejas o como alambrador), o realizando changas rurales o urbanas. Entre estas últimas las más comunes se concretan en la construcción, principalmente en Bariloche, hacia donde se trasladan temporalmente. Los principales rasgos de la organización laboral se esquematizan en la tabla 2.

Tabla 2 : Rasgos de la organización laboral

7. Conclusiones

   La producción de ladrillos en Comallo -Provincia de Río Negro- es una actividad estacional (concentrada en primavera y verano), que se realiza con técnicas artesanales y en forma manual, en pequeña escala y donde los productores no cuentan con medios de transporte propios. Casi la mitad de los ladrilleros titulares son simultáneamente pequeños productores con agricultura (huertas familiares o parcelas de alfalfa para alimentación del ganado propio) o ganadería (consistente en reducidos hatos de ovinos o caprinos orientados al autoconsumo y venta de excedentes). Los restantes ladrilleros no se dedican a otras actividades productivas pero complementan sus ingresos con empleos permanentes o temporarios en instituciones estatales o privadas.
   Con estas particularidades abasteció al área de influencia de San Carlos de Bariloche y El Bolsón durante las últimas cinco o seis décadas. En la actualidad esta actividad se encuentra en decadencia por la competencia de otras zonas productoras más distantes que ingresan al mercado ladrillos y ladrillones de mejor calidad y a menor precio. En los costos de producción de Comallo los insumos de mayor peso están representados por la leña y mano de obra, cuya adquisición puede concretarse en dinero o por medio del intercambio de bienes o trabajo.
   En la estructura laboral intervienen los titulares de los hornos, medieros, peones temporarios y jornaleros, desempeñando indistintamente todas las tareas.
   Dentro del sistema productivo de Comallo la producción agrícola y de ladrillos se vinculan en una relación de competencia directa por el aprovechamiento del suelo, ya que el sustrato en el que se basa una de ellas constituye la materia prima para la otra. Indirectamente afecta también al sector pecuario por cuanto en muchos casos la siembra de alfalfa está orientada a la alimentación del ganado propio. En la actualidad tanto la producción de ladrillos como la actividad ganadera -las principales actividades del productor de Comallo- proporcionan bajos ingresos a las familias.

Notas

(1) Área vinculada por el ferrocarril y la Ruta Nacional 23, que une 9 municipios y 6 departamentos rionegrinos.

(2) En los corralones de Bariloche los ladrillos procedentes del valle del Río Negro cuestan lo mismo que en la boca del horno en Comallo, a lo que hay que sumarle el costo de flete (a razón de $100 por 1.000 ladrillos o $150$ cada 1.000 ladrillones) que lo encarece aún más. En el valle un ladrillo se vende a $0.10 y el ladrillón a $0.20. Estos en los corralones de Bariloche se consiguen a $0.15 y $0.25 respectivamente (con el costo de transporte incluido equivalente a $500 los 12.000 o 15.000 ladrillos o 600-7000 ladrillones).

(3) Los mismos usualmente se han adquirido por medio de créditos o subsidios y la inversión requiere aproximadamente $200.

(4) Se autodenominan de esta forma aunque no poseen título de propiedad, eventualmente sólo mensura y se sitúan en jurisdicción provincial.

(5) Se considera de autoconsumo aunque se realice comercialización de pelo, lana, artesanías o algunos corderos y chivitos.

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