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Mundo agrario

versión On-line ISSN 1515-5994

Mundo agr. v.3 n.5 La Plata jul./dic. 2002

 

Hora, Roy. 2003. Los terratenientes de la pampa argentina. Una historia social y política 1860-1945. Buenos Aires: Siglo Veintiuno. p. 403

Guillermo O. de Martinelli1

1Universidad Nacional de La Plata

Este reciente aporte de Roy Hora viene a agregar un novedoso y motivante, aunque controvertido, punto de vista acerca de una problemática que ha sido centro de atención, tanto política, como económica y social, durante muchos años en nuestro país, y que en el presente, no ha logrado concitar aquel interés, que hubo despertado en el pasado.
   Como bien señala Hora, la trayectoria y evolución de los terratenientes, en tanto grupo social, no se ha convertido, sino muy al pasar, en objeto de estudio, para una historiografía que en los últimos tiempos, ha crecido en sofisticación y densidad. Más allá de los tradicionales trabajos de Jacinto Oddone (La burguesía terrateniente argentina; Buenos Aires, 1930), James Scobie (Revolución en las pampas. Historia social del trigo argentino, 1860-1910, Buenos Aires, 1968), y Horacio Giberti (Historia económica de la ganadería argentina, Buenos Aires, 1982), el tratamiento de esta problemática, ha permanecido en la columna del debe, dentro de lo que podríamos denominar, como una suerte de registro historiográfico. Será en esta dirección, que, Roy Hora, intentará saldar esta cuestión, avanzando en la construcción de una historia de los terratenientes pampeanos entre los años 1860 a 1945.
   El autor de esta historia de los terratenientes (que dicho sea de paso, es una versión que se basa en la tesis doctoral que el mismo presento en la Universidad de Oxford), se propone enfatizar en el transcurso de su obra, aquellos aspectos que señalan la mutabilidad del mundo de los grandes señores de la pampa, en oposición a la visión que sostiene la inmutabilidad de dicho entorno a lo largo de casi un siglo de existencia.
   La obra de Roy Hora intenta tomar distancia de las concepciones que tienden a ver, en los terratenientes, una clase poderosa y reaccionaria, que habría dominado los destinos del país desde los tiempos coloniales hasta la emergencia del peronismo, como así también, busca alejarse de las posiciones más recientes, que desestiman el papel central desempeñado por los terratenientes en la historia argentina (Jorge Sábato, La clase dominante en la Argentina moderna. Formación y características, Buenos Aires, 1991; Jorge Schvarzer, Empresarios del pasado. La Unión Industrial Argentina, Buenos Aires, 1991).
   En este sentido, señala Hora, y ciertamente logra persuadirnos de su afirmación en el desarrollo de su obra, que, a lo largo del período de apogeo de la Argentina agroexportadora, la tierra constituyó la principal y más segura base económica de la clase terrateniente, más allá de las inversiones que, algunos miembros de esta clase, realizaron en otras actividades económicas.
   Del mismo modo, apunta el autor, aunque de una manera menos convincente, serán los emprendimientos vinculados a la tierra, los que resultarán ser centrales a la autopercepción de esta elite como un grupo superior y privilegiado. De aquí en más, el problema toma otra dimensión, introduciéndonos en una serie de interrogantes que, consideramos, el autor no logra despejar satisfactoriamente. El hecho de plantear su oposición, a la visión historiográfica que observa en los terratenientes, la imagen de un grupo estable, hace que, ante la presencia de un pequeño grupo de terratenientes, en los que, efectivamente, se observa una actitud un tanto más emprendedora que la del resto de sus colegas, el autor tienda a ser extensiva dicha actitud al conjunto de la clase propietaria, adoptando una posición tan o más controversial que la sostenida por la historiografía tradicional. De este modo, los atributos de algunos de los miembros de la clase terrateniente, que Hora describe en su trabajo, y que, por cierto nos remiten a la caracterización schumpeteriana del empresario innovador, son confusamente adquiridos por el resto de los terratenientes. Este subgrupo, que Roy Hora nos presenta, en un tono menos ideológico, si se quiere, como los estancieros progresistas, estaría conformado por aquellos miembros que hicieron posible la emergencia de una conciencia terrateniente y que a su vez habrían hallado expresión en torno a la Sociedad Rural Argentina. Si bien, es innegable que durante esos años se produjeron grandes cambios en el país, el modo en que emerge la denominada conciencia terrateniente que el autor describe, no deja de aparecer como un tanto abstraída de lo que podríamos denominar como, elementos imprescindibles para la materialización de aquella conciencia. Es decir, para Hora, la conciencia terrateniente, surge como una respuesta necesaria ante los cambios que se estaban produciendo en el espacio pampeano, y más aun, aquella conciencia tendría una fecha exacta de nacimiento, señalada por la conformación de la S.R.A, en el invierno de 1866.
   Sin intención de detenernos en esta discusión, que en mucho superaría los términos en que esta reseña ha sido pensada, el autor define en un sentido positivo la conciencia terrateniente, como la expresión de un grupo de hombres - los estancieros progresistas- que, además de poseer grandes extensiones de tierra, buscan la modernización de las prácticas agronómicas, impulsando más allá de toda división partidaria o de otra índole, la construcción de una conciencia de clase entre el empresariado rural, en síntesis, su ambicioso proyecto tenía por norte la creación de una organización política e ideológica capaz de representar los intereses terratenientes, incrementar el poder del empresariado rural y, al mismo tiempo, transformar a los estancieros en sujetos económicamente dinámicos y políticamente más activos. Esta definición, positiva, que nos brinda Hora, se opone a lo que podríamos denominar como una definición de tipo negativa, construida en función de intereses contradictorios u opuestos entre distintos grupos sociales. Sin embargo, Hora, nos pone al tanto de otra especificidad pampeana, a saber, el espacio pampeano de aquellos años, se hallaba libre de conflictos sociales. Por lo tanto, estos "estancieros progresistas", surgen como tales, a partir de una oposición intra grupal y no entre grupos al modo del capitalismo clasista, ya que la diferencia intra grupal radica en la forma, según la perspectiva de Hora, en que debe administrarse una estancia y en la posesión o no, de destrezas intelectuales y empresariales que serían poco comunes entre sus colegas, diríamos entonces, toda una suerte de intelectuales orgánicos y/o vanguardia intelectual autóctona.
   Este punto se nos presenta como central, ya que, de la definición del mismo, el trabajo comienza a tomar forma, incorporando al análisis de los terratenientes otros rasgos y elementos, como el surgimiento en las últimas décadas del siglo XIX, en Argentina, de formas de acción política clasista, que se expresan en la aparición de dos partidos organizados sobre la base de principios de clase (la Unión Provincial y Defensa Rural), y más en general, la relación entre clase terrateniente y orden político oligárquico.
   Es interesante, la estructura argumental y analítica, que nos propone Hora en su trabajo, aunque se muestre en algunos casos un tanto ambivalente. Hora se sirve de una definición de estricta objetividad, cuando la discusión se presenta ante los denominados historiadores revisionistas, apelando al registro catastral sobre la magnitud de las extensiones que poseen los terratenientes en un período de tiempo determinado, mientras que, al momento de enfrentarse a las posturas tradicionales, elabora, bajo la denominación del concepto de "estancieros progresistas", toda una argumentación que tiende a elevar a un rango de análisis mucho más subjetivo, ya que se funda en el concepto de conciencia de clase, la discusión sobre los avatares de este grupo social.
   En efecto, esta denominación le permite a Hora, el empleo de un concepto mucho más versátil al momento de explorar las diferentes experiencias de este grupo social, que el concepto de terrateniente, que indudablemente, es percibido por Roy Hora, con una gran carga ideológica. Este grupo de terratenientes será el que participará, según nos demuestra el autor, más activamente en el llano político y del cual Hora nos hablará. Evidentemente, son estos individuos y no la totalidad de la clase terrateniente la que se embarca en la aventura política partidaria. Serán estos individuos los que adquirirán la más plena conciencia sobre su posición social, y quienes se verán del mismo modo, más expuestos a las críticas de la sociedad, cuando los años de bonanza hayan finalizado.
   En resumidas cuentas, la obra de Hora se divide en cinco capítulos. En el primero de ellos, el autor ofrece una breve descripción en el tercer cuarto del siglo XIX y de la posición de los terratenientes en la sociedad rural, argumentando que la aceleración del desarrollo capitalista que se produjo en esos años creo las condiciones que hicieron posible la emergencia de una conciencia terrateniente.
    En el capítulo dos, el autor, considera la metamorfosis sufrida por los señores de la pampa en las décadas finales del siglo y explora con cierto detenimiento la relación entre el papel desempeñado por los estancieros en los procesos de transformación agraria, que entonces alcanzaron gran dinamismo y la adquisición de una posición de prestigio y poder que no reconocía antecedentes en el pasado. Afirmando que en esos años, los estancieros de las pampas lograron recrear aspectos significativos de su imagen pública, presentándose como un agente económico especialmente dinámico, contribuyendo a definirlos como un grupo dotado de mayor unidad de acción y conciencia de si mismos.
    En el tercer capitulo, Hora estudia algunos desarrollos políticos que indican el nuevo estatus alcanzado por la clase terrateniente. Para el cambio de siglo, por primera vez en Argentina, afirma el autor, encontramos formas de acción política clasista entre los grandes propietarios. En este apartado analiza la aparición de dos partidos organizados sobre la base de principios de clase, y más en general, la relación entre clase terrateniente y orden político oligárquico. También examina la reacción de los terratenientes frente a la emergencia de la industria doméstica y de la política proteccionista, de la que algún segmento de la actividad manufacturera dependía.
    En el cuarto capítulo, Hora analiza la actitud de los estancieros en relación a las principales novedades de las décadas de 1910 y 1920: el proceso de democratización, el aumento de la tensión social y política y el debilitamiento para la demanda externa para la producción de la pampa. Allí se afirma que la respuesta inicial de los terratenientes hacia la creación de un sistema político más transparente no fue hostil, pero que la creciente hostilidad que alcanzó el conflicto social en esos años, así como la frustración de las promesas de regeneración política que estaba en la base de la reforma política de 1912, hicieron que la reacción de muchos estancieros fuera cada vez menos entusiasta. Hora sugiere que el ascendiente de los grandes estancieros propietarios sobre el resto de los productores ganaderos resulto erosionado como consecuencia de la pérdida de dinamismo del mercado de carnes y que para el fin de la década de 1920 había pasado a ser una elite asediada.
    Por último, en el capítulo quinto, el autor estudia las reacciones de los terratenientes al nuevo clima surgido tras el desencadenamiento de la gran depresión. Sugiere que los grandes estancieros (como en general todos los productores rurales), se vieron hondamente afectados por la crisis. En esos años, por otra parte, las críticas a la gran propiedad terrateniente alcanzaron una intensidad inusitada. Durante la década que precedió al peronismo, la crisis agraria y el proceso de expansión industrial, se combinaron para impulsar cambios fundamentales en la estructura de clases de la República, que hicieron que para comienzo de la década de 1940, los magnates territoriales de la pampa, ya no se encontraran en la cúspide de la elite económica.
   En síntesis, el trabajo de Roy Hora, nos invita de una manera erudita, a interesarnos en la problemática de un grupo social de indudable trascendencia para la comprensión de un capítulo decisivo de nuestra historia nacional. Fundamentado sobre una amplia base empírica que reconoce un atento examen, la obra de este historiador, viene a saldar una vieja deuda pendiente por nuestra historiografía vernácula.

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