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Mundo agrario

versión On-line ISSN 1515-5994

Mundo agr. v.5 n.10 La Plata ene./jun. 2005

 

Ruralia, tradicionalismo y población en la puna de Jujuy durante el siglo XX

Alfredo Bolsi

Instituto de Estudios Geográficos (UNT/Conicet)

bolsi@filo.unt.edu.ar

Resumen
El crecimiento de la población puneña durante el siglo XX resulta de la evolución de tres circunstancias centrales. La primera consiste en que la sociedad puneña, especialmente la rural, ha sido, y en buena medida lo es, una sociedad "tradicional", es decir, no moderna, preindustrial, con estructura social poco diferenciada, con pautas culturales diferenciales. La otra se relaciona con el proceso de articulación entre esa sociedad tradicional y la moderna, capitalista, extra-puneña. La conjetura es que la consolidación del capitalismo en el Noroeste argentino a partir del último tercio del siglo XIX no desplazó ni reemplazó a la sociedad tradicional: convivió con ella durante décadas generando cambios sustanciales en numerosos aspectos. La tercera tiene que ver con la acción del Estado: al menos durante las primeras décadas del XX operó en el contexto del positivismo, asociado con el concepto de desarrollo -no lejano al de progreso. A través del progreso, la sociedad tradicional se transforma en una sociedad racional, secular, con estructuras sociales diferenciadas.

Palabras clave: Puna jujeña. Población.Cultura. Progreso

Abstract
The growth of the population puneña during century XX is from the evolution of three central circumstances. First, it consists of which the society puneña, specially the rural one, has been, and largely it is it, ";a traditional"; society, that is to say, nonmodern, preindustrial, with social structure little differentiated, cultural guidelines differentials. The other is related to the process of joint between that traditional society and modern, the capitalist one, extra-puneña. The conjecture is that the consolidation of Capitalism in the Argentine Northwest from the last third of century XIX did not move nor replaced the traditional society: it coexisted with her during decades generating substantial changes in numerous aspects. Third it has to do with the action of the State: during the first decades of the XX it operated at least in the context of the positivismo, associated with the concept of development - nondistant to the one of progress. Through the progress, the traditional society transforms itself into a rational, secular society, with differentiated social structures.

Key words: Puna jujeña.Population.Culture.Progress

1. Introducción

    En este trabajo se trata el problema del lento crecimiento de la población en la Puna jujeña durante el siglo XX. Se inscribe en un tema recurrente del pensamiento occidental, esto es, las relaciones entre la cultura humana y el medio natural. En este caso, la mirada se hace a partir del retorno posmoderno a la valoración del "lugar" luego de la experiencia -aún no concluida- de los metarrelatos del análisis locacional, enraizados en la teoría económica neoclásica. Ni el homo económicus , criatura de las fuerzas de mercado, ni los sustitutos que perfilan al homo marcicus , dice Smith, se dejaron permear -más que superficialmente- por las dimensiones culturales que definen a las sociedades humanas, para dar lugar a "protagonistas más verosímiles" (Smith, 1997:68).
   Si instalamos el crecimiento de la población de la Puna de Jujuy 1 durante el siglo XX en el contexto de la larga duración (1700-2001), nos encontramos con un perfil común en América, especialmente en numerosas comarcas andinas. A partir de la recuperación posterior al primer siglo colonial, la tendencia creciente (aunque suave) se transforma sustancialmente a partir del tercer censo nacional (1914). El salto cuantitativo fue notable. Del total del aumento registrado en los 300 años, el 67 por ciento se operó entre 1914 y 2001. El ritmo de crecimiento de la larga duración fue de 6.3 por mil, mientras que el del último siglo fue casi el doble (11.2 por mil).
    Sin embargo, si ese ritmo del siglo XX se compara con el contexto de la Puna, esto es, con el de la provincia de Jujuy, aquel salto adquiere otra perspectiva. Mientras que la población puneña se multiplicaba por tres, la de la provincia había aumentado ocho veces.

Gráfico 1: Evolución de la población puneña, 1705-2001
    Fuente: Censos Nacionales de Población. Gil Montero, Raquel (2004)

   Esta marcada diferencia es la que de dimensiona la citada lentitud del crecimiento, proceso en el que tienen valor la evolución de las relaciones entre esa sociedad y la naturaleza y al mismo tiempo la historia de las articulaciones de la Puna y su sociedad con sus entornos regional y nacional.

2. Las conjeturas

    Aún cuando en este trabajo debe prestarse atención central a los hechos de la población y a los factores demográficos que inciden en la evolución del total, es necesario delinear el contexto en el que se habrían inscripto y desarrollado tales hechos y factores.
    Una de las conjeturas que se plantea aquí sostiene que el crecimiento de la población que se observa en la Puna durante el siglo XX resulta de la evolución de tres circunstancias centrales. La primera de ellas consiste en que la sociedad puneña, especialmente la rural, ha sido, y en buena medida lo es, una sociedad "tradicional", es decir, no moderna, preindustrial, con estructura social poco diferenciada. En tal sentido esa sociedad tiene un modo específico de ver y hacer las cosas. Los efectos son importantes, por ejemplo, en el sistema de estrategias de reproducción social o en sus relaciones con la naturaleza. El medio natural tiene en la Puna, por un lado, una innegable importancia en la definición de la vida económica pero también, por otro, conforma un término de apreciación cultural. Su significado varía en función de la evolución de las prácticas materiales o de la cultura de la sociedad. El carácter de estas relaciones, especialmente las asociadas con la vida económica, afecta el número de la población y su calidad de vida (que bien puede operar sobre aquel número). Esta interrelación es más común en las sociedades agrarias aisladas. Pero ese carácter tradicional tiene simultáneamente incidencias más directas en los procesos demográficos. La más conocida, a modo de ejemplo, es la "idea" que tiene sobre el número de hijos, que actúa sobre los niveles de la fecundidad. Son conocidos también los efectos culturales en la definición de las tasas de mortalidad.
    La otra se relaciona con el largo proceso de articulación entre esa sociedad tradicional y la moderna, capitalista, extra-puneña. La conjetura es que la consolidación del capitalismo en el Noroeste argentino a partir del último tercio del siglo XIX no desplazó ni reemplazó, como lo vio Tasso (2003-2004) en Santiago del Estero, a la sociedad tradicional: convivió con ella durante décadas generando cambios sustanciales en numerosos aspectos. Uno de ellos fue la refuncionalización del sistema de relaciones que aquella sociedad (casi colonial) había organizado.2 A pesar de las importantes modificaciones de esta forma de articulación que se fueron operando con el tiempo, las actividades económicas del "ramal", entre ellas el desarrollo azucarero salto-jujeño persistió como área de atracción de la creciente población puneña. La persistencia de los modos de uso de los recursos en el contexto de la fuerte alteración en la vida económica que significara la emergencia de la industria azucarera, generó circunstancias inéditas para definir la evolución del número y de los caracteres de la población puneña. Las inversiones locales, como las relacionadas con los complejos mineros, por ejemplo, generaron otra opción para los puneños. Pero la lenta desarticulación de sus propias estrategias, que resultara de ese acoplamiento entre sociedad puneña y capitalismo, fue transformando a la venta de mano de obra en una de las principales fuentes de ingresos.

Mapa: La Puna de Jujuy    

    La tercera se relaciona con la acción del Estado y se expresa en lo que hemos denominado el "intervencionismo estatal" del que interesa rescatar dos dimensiones. Como se demostró en otros trabajos, hasta fines del XIX el Estado no estuvo totalmente ausente en materia de políticas sociales; pero a partir de esos años -en unas áreas del Noroeste argentino más temprano que en otras- se produjeron cambios sustanciales traducidos en el desarrollo de la educación, en la consolidación de las estructuras administrativas, en el mejoramiento de los servicios y políticas sanitarias y en una mayor atención a los problemas sociales; en otro orden de cosas, se fomentó, por ejemplo, y se desarrollaron, las comunicaciones, con la construcción de carreteras y ferrocarriles mejorando las condiciones de accesibilidad. Lentamente, estos cambios se fueron instalando en la Puna de Jujuy y -en conjunto con otros factores- comenzaron a desactivar el sistema que se expresaba en una mortalidad elevada aún para el contexto regional.3 Sin embargo, al mismo tiempo, las políticas sociales, en algunos tramos históricos fuertemente natalistas, combinadas con el comportamiento tradicional de la población puneña y con los probables efectos del descenso de la mortalidad en aumento la fecundidad, contribuyeron a mantener alta la natalidad y aun a incrementarla, como sucedió hasta fines de la década de 1950. Sólo luego de fines de los '60 se inició un lento descenso. Se estructuró así un dispositivo de alto crecimiento natural -típico de todo proceso transicional- que durante casi 30 años (1957 a 1986) mantuvo los valores pocas veces inferiores al 3.0 por ciento, pero con máximos de 4,1 por ciento, como fue en 1970. Este nuevo comportamiento de los hechos vitales conformó un escenario diferente para la historia de la población puneña, persistentemente tradicional y articulada en términos desfavorables con el modernismo capitalista de la época.
    Según la otra dimensión -algo más compleja pues se asoció con la consolidación del capitalismo- el intervencionismo estatal, al menos el que operó durante las primeras décadas del siglo XX, lo hizo en el contexto del positivismo de la época, asociado con el concepto de desarrollo -no lejano al de progreso. Esta especie de profecía del sistema liberal, que se remonta al siglo XVIII, era uno de los rasgos de la modernidad. A través del progreso, la sociedad tradicional (pretecnológica) se transforma en una sociedad racional, secular, con estructuras sociales diferenciadas (Patzi, 2004). Esta práctica, exitosa en el seno de la cultura liberal europea o en sus extensiones ultramarinas, ha demostrado tener un variable conjunto de tropiezos y fracasos allí donde el "injerto" se realiza desatendiendo los caracteres esenciales -en lo cultural- de la sociedad receptora (no liberal). Un estudio que comparó los caracteres de la sociedad susqueña entre principios del siglo XX (cuando el "intervencionismo" aún no se había hecho presente en forma masiva) y siete décadas después, constata la fuerte persistencia de rasgos culturales como por ejemplo la valoración preponderante de las actividades religiosas, los escasos cambios en la tecnología de aprovechamiento de los recursos, la importancia de la actividad pastoril. Se constató también la integración con áreas de mayor desarrollo económico, una mayor apertura y posibilidades de acceso a niveles mayores y diferenciados de abastecimiento y comercio, y modificaciones en los modos de vida, como por ejemplo una incipiente terciarización de la población. Pero se tradujo también en la alteración de su organización social, incluso de sus estrategias de reproducción, estructuradas más sobre la armonía de las relaciones que en el individuo, consecuentemente en la atenuación de sus lazos de solidaridad interna, en la pérdida de su lengua y su sentido de pertenencia a una comunidad de vida secular.4 La articulación con el sistema capitalista y el intervencionismo estatal no brindaron a los susqueños las posibilidades de superación de niveles de vida mediante un incremento de la producción ni un sistema de reparto más justo que el de su antigua comunidad. Si bien se incrementó y mejoró el nivel de la asistencia escolar y sanitaria -o hubo una mayor articulación con el mercado- la persistencia de las prácticas materiales y de otras prácticas culturales acentuaron el desequilibrio población/naturaleza generando una situación inédita para esa sociedad (Bolsi y Gutiérrez, 1973).

3. Los componentes del crecimiento

    Un serio obstáculo para desarrollar razonablemente este punto se vincula con la existencia y la calidad de la información.5 Así por ejemplo se ha localizado información sobre el número de defunciones generales, de nacimientos y de nacidos vivos recién a partir de 1952 y de defunciones infantiles desde 1961. Si bien la naturaleza que define este trabajo no requiere grandes sutilezas en materia de información, cabe señalar que los resultados aquí obtenidos deben tomarse con cautela, pues no hay una revisión completa de la calidad de los datos demográficos. De manera que si bien se cuenta con información sobre la evolución del total de población y aspectos tales como composición de la población para casi todo el siglo, la vinculada con las estadísticas vitales sólo cubren la segunda mitad del siglo o menos como el caso de la mortalidad infantil. No obstante, se trata de un lapso que permite detectar algunos caracteres y tendencias del crecimiento natural y de los saldos migratorios y contestar -aunque parcialmente- las preguntas centrales de este trabajo.

Gráfico 2: Crecimiento natural de la puna
     Fuentes: ver fuentes estadísticas

    Los caracteres de la evolución del crecimiento natural indican que, como la inmensa mayoría de la población del mundo, la sociedad puneña se encontraría incluida, por lo menos en lo que muestra y atañe a este medio siglo, en el proceso de la transición demográfica. Tal proceso registra el paso de una sociedad tradicional incluida en un estadio de bajo crecimiento natural (donde las tasas de natalidad y mortalidad son altas) a otro donde dicho crecimiento -de una sociedad ya moderna- es también bajo pero debido a bajas tasas de natalidad y mortalidad; entre esos dos extremos, suele discurrir un período de duración variable en el que por efectos del descenso previo de la mortalidad y de la mayor persistencia temporal de índices altos de natalidad, el crecimiento natural muestra los valores más elevados de todo el proceso. No se conocen por el momento las condiciones del crecimiento natural de la población puneña durante la primera mitad del siglo XX, pero el proceso posterior a 1950 guarda semejanzas con el modelo del Noroeste argentino, principalmente con el altiplano boliviano,6 circunstancia que permite sostener que no se trataría de un proceso diferente. La principal semejanza es el carácter inconcluso de la transición, debido a que -se conjetura- la natalidad tiene todavía valores altos en función del persistente tradicionalismo de la sociedad puneña. Además, el proceso puneño es similar al modelo llamado "clásico de cambio", representado por Ghana, donde la mortalidad desciende desde hace 50 años, la natalidad desde hace 20 años (en la Puna 30 años) y el crecimiento natural permanece aún alto (2,2 por ciento para el modelo africano y algo más de 2,3 por ciento para el puneño) por la persistencia de valores importantes de la natalidad. En este modelo, que se destaca del amplio conjunto de países subsaharianos, incluye a Senegal, Gambia, Gabón y Sudán, entre otros (Tabutin y Schoumaker, 2004).

3.1. La mortalidad

    En el medio siglo de registro de la mortalidad puneña puede identificarse con relativa claridad que en torno a 1967 se produjo un cambio en la tendencia; la tasa, que hasta ese año variaba entre 24 y 27 por mil, comenzó a descender hasta alcanzar el nivel de 7 u 8 por mil hacia el final del período que se analiza. Este comienzo de la transición coincide aproximadamente con el regional, que se operara a principios de esa década (Bolsi y Ortiz, 2001). Si eso fuera así, hubo un atraso con respecto al proceso de América Latina (en su conjunto) que se ubica en el orden de un cuarto de siglo y con respecto al nacional en torno al medio siglo.

Gráfico 3: Sobremortalidad puneña en Argentina y NOA = 100
     Fuente: ver fuentes estadísticas

   La fecha del cambio de tendencia se hace también evidente al comparar la mortalidad puneña con la de su contexto regional (el Noroeste argentino) y con el de la Argentina. La sobremortalidad puneña, que alcanza y sobrepasa el 300 por ciento en el caso nacional y el orden de 240 por ciento en el NOA, comienza a descender claramente desde 1966. A partir de allí el descenso de esa tasa y la aproximación a los valores regional y nacional es claro. Sin embargo, desde fines de la década de 1970 el proceso de la mortalidad puneña diseña una caída más rápida que la de orden nacional de manera que la sobremortalidad desciende por debajo de 100 por ciento a partir de 1999; ello obedece al efecto de la modificación de la estructura por edad del país, que se tradujo en un mayor envejecimiento que el de la Puna. En 2001 el 10 por ciento de la población argentina tenía 65 y más años, mientras que en la Puna esa proporción alcanzaba al 6.4 por ciento. La sobremortalidad (Puna/Jujuy) se mantuvo a fin de siglo XX en torno a 130/140 por ciento. En tanto que la proporción de ancianos del total jujeño es algo semejante a la puneña (alrededor del 6 por ciento) la sobretasa podría manifestar las deficiencias socio-sanitarias que aún persisten en la zona.

Gráfico 4: Mortalidad infantil de la puna. Proporción defunciones menores a un año con respecto al total de defunciones
Fuente: ver fuentes estadísticas

    Un componente importante de la mortalidad general es la mortalidad infantil. En efecto, hasta fines de la década de 1970, la proporción de defunciones de niños de 0-1 año en el total de muertes se ubicaba en torno al 40 por ciento. Es a partir de 1977 (una fecha tardía en el contexto regional)7 que tal incidencia comenzó a ceder, como resultado del importante descenso de la tasa de mortalidad infantil (TMI). Este descenso había comenzado también en forma tardía, a partir de principios de esa década. No obstante, a pesar del ritmo de la caída, el nivel del índice hacia fin de siglo XX era aún muy elevado. En 2001, la tasa de sobremortalidad infantil puneña con respecto a la de la provincia de Jujuy era de 180 por ciento.
   Esta circunstancia reflejaría la acción interdependiente del conjunto de factores que habitualmente inciden en la variación de la TMI. Pero importa hacer hincapié en algunos de ellos y en circunstancias propias del proceso puneño.

1. Por un lado, el nivel a partir del cual comienza el descenso de la tasa era muy alto. Salvo un año, durante la década de 1960 todos los valores superaban el 165 por mil, con máximos de 185 por mil en 1964. En 1972, a partir de cuando comienza a descender, la tasa era de 175 por mil. En esos años la TMI colombiana, para dar un ejemplo latinoamericano, no alcanzaba el 100 por mil (Arriaga, 1992:241). Pero también era más elevada que la de Argelia, (142 por mil) o de Liberia, con 147 por mil (Cantrelle, 1980:216).

Gráfico 5: Sobremortalidad infantil de la puna
Jujuy = 100

    Fuente: Ver fuentes estadísticas

2. Por otro, la alta proporción de defunciones post neonatales con respecto al total de muertes de niños de 0-1 año señalaría las deficiencias socioeconómicas de la población puneña.

Tabla 1
Provincia de Jujuy y Puna jujeña. Mortalidad infantil. Proporción de defunciones post neonatales con respecto al total de 0-1 año

 

1985

1989

1990

1991

Prov. de Jujuy

50.1

46.0

45.4

46.8

Cochinoca

57.7

67.8

61.8

64.3

Rinconada

70.8

63.7

49.9

50.0

Sta. Catalina

81.8

46.2

90.9

66.7

Susques

86.6

60.0

68.7

66.7

Yavi

68.2

59.0

45.5

58.9

Fuente: ver Fuentes utilizadas

    La mortalidad infantil, se sabe, no es un fenómeno aislado, determinado por causas específicas. Si la tasa cayó a partir de 1971 debido a mejoras en el equipamiento y en las políticas sanitarias (Bolsi y Ortiz, 2001), tal esfuerzo pudo haber sido vano al no ser acompañado por una mejoría general de las condiciones sociales y económicas. Las diferencias -algunas notables- entre los valores puneños y el promedio provincial de las defunciones post neonatales señalan que el orden de aquellas deficiencias sería considerable. En buena medida la proporción de hogares o de habitantes que tienen las necesidades básicas insatisfechas (NBI) de la Puna confirma esas diferencias.

Tabla 2
Provincia de Jujuy y Puna jujeña. Proporción de hogares
y población con NBI. Año 2001

 

Hogares (%)

Población (%)

Prov. de Jujuy

26.1

28.8

Puna

32.9

33.3

Cochinoca

33.3

36.4

Rinconada

44.1

46.1

Sta. Catalina

38.8

38.6

Susques

42.0

41.6

Yavi

28.7

29.0

Fuente: INDEC. Censo Nacional de Población, 2001

    En su conjunto y en cada uno de los departamentos que la integran, registraba en 2001 una proporción más alta que el de la provincia que, a su vez, se encuentra entra las más desfavorecidas del país. Por otra parte, en la sociedad puneña se agravan los problemas de hacinamiento en las viviendas que reúnen condiciones desfavorables.

Tabla 3
Provincia de Jujuy y Puna jujeña.
Hacinamiento y tipo de vivienda. Año 2001 8

 

Tipo de vivienda. % de hogares que habitan casas B, ranchos y casillas c/r al total de viviendas

Del total de hogares en condiciones de alto hacinamiento, % de los que viven, además, en casas B, ranchos y casillas

Prov. de Jujuy

37.9

60.4

Puna

73.5

82.8

Cochinoca

80.7

83.3

Rinconada

93.1

95.6

Sta. Catalina

94.9

95.8

Susques

89.6

95.4

Yavi

60.3

74.0

Fuente: INDEC. Censo Nacional de Población. 2001.

    Desde luego que estas condiciones afectan al conjunto de la población, aunque con mayor hincapié a los menores de 1 año.
   Pero es sabido, como ya lo señalaba Loriaux (1980) que la más fuerte dependencia de la TMI no parece ser con las condiciones económicas, ni aún con las condiciones demográficas del desarrollo, sino con respecto a las condiciones sociales. El analfabetismo, por ejemplo, conforma uno de los aspectos sociales de mayor relevancia.

Tabla 4
Condición de analfabetismo. Proporción de analfabetos con respecto al total de población de 10 y más años. Argentina, provincia de Jujuy y Puna jujeña. 2001.

 

Proporción de analfabetos

Argentina

2.6

Prov. de Jujuy

4.7

Puna

9.0

Cochinoca

7.0

Rinconada

12.3

Sta. Catalina

14.7

Susques

4.2

Yavi

9.9

Fuente: Censo Nacional de Población. 2001

    La proporción puneña supera en 3.6 veces a la nacional y la de algunos departamentos, como el de Sta. Catalina, 5,6 veces.
    El analfabetismo, el alto grado de hacinamiento en las viviendas con carencias en el contexto de una importante proporción de hogares y población con necesidades básicas insatisfechas y la destacada incidencia de las defunciones post neonatales en el total de defunciones infantiles no agotan la lista de indicadores socioeconómicos de la sociedad puneña pero expresan que su marginalidad (en todo caso exclusión) conforma un factor de relevancia que explica -en mayor medida que en otras áreas del Noroeste argentino- la persistencia de los niveles de mortalidad infantil.

3. Por otra parte, y en estrecha relación con las carencias señaladas en el punto anterior, debería incluirse uno de los aspectos que definen los caracteres de la estructura sanitaria y, también, lo que de alguna manera podría conformar el nivel de responsabilidad de los agentes sanitarios. Al respecto, el siguiente cuadro, que se elaboró a partir de la información disponible, pone de manifiesto esa circunstancia.9

Tabla 5
Mortalidad infantil. Proporción de menores de un año que fallecieron
sin atención médica (y sin especificar) con respecto al total de defunciones infantiles.
Prov. de Jujuy, San Salvador de Jujuy, Puna jujeña y departamentos seleccionados.

 

1985

1990

S.S. de Jujuy

21.4

17.8

Prov. de Jujuy

36.0

33.6

Puna

73.5

65.9

Susques

100.0

81.2

Sta. Catalina

90.9

81.8

Fuentes: Provincia de Jujuy. Dirección Provincial de Sanidad. Departamento de Bioestadística. Estadísticas vitales. Tablas inéditas (1980-1996).

    El orden de estas insuficiencias, cuyo paroxismo ocurrió en el departamento Susques en 1985 cuando ningún niño menor de un año fue atendido en la circunstancia de su muerte, es evidente en la comparación Puna/provincia, donde la proporción de menores que fallecieron sin atención médica es el doble, al tiempo que las diferencias con la capital jujeña saltan a casi cuatro veces como sucedió en 1990.

4. ¿El cien por cien de Susques que registra el cuadro anterior se explica únicamente por las insuficiencias de los servicios, que de hecho existen, o por la indolencia del personal sanitario, que también es verificable? ¿O se debe atender, además, a una de las condiciones propias de la sociedad puneña? Cada época histórica, se ha dicho, cada sociedad y cada cultura tiene una manera de comprender la muerte. El ingrediente cultural, y su incidencia en la TMI especialmente, es ampliamente conocido pero escasamente medido. Esta conjetura señalaría que buena parte de la sociedad puneña tendría una actitud frente a la muerte que difiere de la de otras sociedades; sin embargo, más allá de lo que pueden percibir los agentes sanitarios (o de las propias experiencias personales) nada se ha cuantificado.La evolución de la sobremortalidad infantil puneña con respecto a la provincia de Jujuy demuestra, a pesar de las muy probables deficiencias de la información estadística, que entre 1960 y comienzos del siglo XXI la tendencia ha sido la de separarse progresivamente de los niveles provinciales. La velocidad del descenso de la tasa puneña es sensible y crecientemente menor que la de la tasa provincial. La información, en tal caso, pone en evidencia que la exclusión puneña aumentó en las últimas 4 décadas.

3.2. La evolución de la natalidad

    El comportamiento de la natalidad constituye uno de los problemas sociales más complejos y difíciles de aprehender. Desde la divulgación de los resultados del Princeton European Fertility Project,10 iniciado en 1963, se sabe que la evolución de la natalidad -en especial su transición- no puede ser explicada (aún) por un modelo universalmente válido o una descripción generalizada. Hubo, eso sí, una tendencia hacia las explicaciones "regional- cultural - difusional" de la transición (Friedlander et al., 2000:498). La clasificación propuesta por Reher (2004) es, en ese sentido, muy sugerente.
   Desde luego que la transformación de la sociedad (desde lo tradicional hacia lo moderno, por ejemplo) desempeña en el proceso de cambio de la natalidad un papel importante, especialmente en sociedades como la puneña; pero también, en otra escala de análisis, pueden incidir los cambios en la modalidad de la economía hogareña, los flujos intergeneracionales de bienes, las innovaciones y la difusión, las conductas de espaciamiento o de freno de la natalidad, las migraciones, las respuestas múltiples, etcétera. En casi todas las comarcas de la tierra buena parte -o la gran mayoría- de estas explicaciones podrían estar presentes. Lo que varía de región en región es el peso específico de cada una de ellas y su concatenación. Lo "cultural - regional" tendría ese significado.
    Como sucede en la gran mayoría de las sociedades, un poco más tarde que lo hiciera la mortalidad, la tasa bruta de natalidad puneña comenzó a descender. Pero en los años previos al descenso, por lo menos a partir de la información disponible (esto es, desde 1952 en adelante) se reconoce un incremento de la tasa hasta 1959 -muy probablemente asociado con la política natalista de los gobiernos de esa época y anteriores-11 y un período de más de una década en la cual la tasa no bajó de 54 por mil (1957-1972) alcanzando valores de 60 por mil, muy próximos a la discutida noción de natalidad natural (esto es, sin ningún tipo de freno).
   Si bien luego de registrar estos valores la tasa de natalidad comenzó a descender desde 1972, se observa que a partir de mediados de los '90 parece haber alcanzado una especie de piso en torno al 30 por mil. En el año 2001 la tasa era de 29,8 por mil, al tiempo que la de Jujuy 23,1 y la del país 18,2 por mil.

Gráfico 6: Sobrenatalidad puneña
Argentina y NOA = 100

    Fuente: Ver fuentes estadísticas

   A los efectos comparativos, se ha propuesto como inicio de la transición la década en la cual la tasa bruta de natalidad (TBN) cae irreversiblemente por debajo de 30 por mil (Lesthaeghe, 1977). En tal sentido se destaca la diferencia entre Francia y Holanda, por una parte, cuyas tasas descienden de aquel piso entre 1830 y 1840, por ejemplo, y la Argentina, Rusia o Cuba, que lo hacen entre 1930 y 1940. En ese contexto, la fecha de la capital tucumana es 1960 y la del Noroeste argentino 1980. No es razonable usar este parámetro, típicamente europeo, inscripto en el proyecto de Princeton, para caracterizar el proceso del Noroeste, que se aleja sustancialmente del argentino y se asocia con el latinoamericano (Bolsi y Ortiz, 2001). Sin embargo, es útil para medir la distancia del perfil puneño. La sobrenatalidad puneña con respecto al nivel argentino se mantenía entre fines del XX y principios del XXI entre 155 y 165 por ciento y con respecto al nivel del Noroeste argentino entre 135 y 140 por ciento. La TBN de la sociedad puneña de 2001, sin embargo, (29.8 por mil) es mas baja que la de la población subsahariana (40 por mil) pero la tasa media del último quinquenio (31.5 por mil) es similar a la de los valores (también quinquenales) de Ghana (31.9 por mil), que en su transición define el modelo clásico de esa población.

3.3. El saldo natural y la importancia de los movimientos migratorios

   La evolución del crecimiento natural, que se inscribe en el proceso de la transición demográfica, se constituye en uno de los problemas centrales de la población puneña.
   En efecto, durante la mayor parte de ese medio siglo el crecimiento natural tuvo valores iguales o superiores a 3.0 por ciento (desde fines de los '50 hasta fines de los '70) con culminaciones superiores a 3.5 por ciento. Otro tramo extenso, especialmente a partir del inicio de la transición de la natalidad, 1969), se desarrolló hasta 1990 (valores entre 2.6 y 3.0 por ciento) y el último, coincidente con la década de 1990, la tasa se mantuvo en torno de 2,2 y 2.3 por ciento, con sólo un par de excepciones. De esta manera, a comienzos del milenio la Puna jujeña crecía alrededor del 2.3 por ciento (al ritmo de Ghana), al tiempo que la Argentina lo hacía al 1.1 y Jujuy y Noroeste al 1.7 por ciento.
   Este aumento se produjo en el contexto de una sociedad que no había modificado de manera clara su tecnología de aprovechamiento de los recursos, con prácticas materiales que no han cambiado, en lo sustancial, durante el siglo XX.
   Se plantea, de esta manera, una fuerte alteración en las relaciones población/recursos. Se han identificado distintas respuestas ante situaciones semejantes. Boserup (1984) estudió lo vinculado con la transformación tecnológica para mejorar las relaciones y el incremento de trabajo humano que implica. En la larga evolución que va desde la recolección y la caza hasta las cosechas múltiples hay un sustancial reemplazo de recursos por trabajo. Sin embargo esta respuesta no parece haber sido la que se aplicara masivamente en la Puna. Hay también respuestas demográficas, a partir del control voluntario de los nacimientos, pero los altos valores, el lento descenso y los niveles actuales de la natalidad puneña pondrían en evidencia que dicho control no se ha ejercido de una manera efectiva.
   ;Qué es lo que ha ocurrido en la Puna? ¿Por qué la natalidad fue tan alta en el pasado reciente y, a pesar de su descenso, aún hoy permanece alta asemejándose a los niveles subsaharianos, distanciándose de los perfiles argentino o regional? La propuesta que contempla el carácter tradicional de la sociedad puneña, en tanto escenario propicio para la persistencia valores elevados de la TBN -en contraste con el comportamiento de la sociedad no puneña- conforma un contexto explicativo muy importante. Con ello se abre una amplia perspectiva de problemas a resolver y que se relacionan con los mecanismos específicos que generan un lento descenso de la natalidad. El citado trabajo de Friedlander los enumera (cfr. Friedlander et al., 1999:512). Sin embargo, la conjetura es que nuestra atención debe centrarse también en el papel de la emigración. El equilibrio del sistema población/recursos en el contexto del alto crecimiento natural y de persistencia de las prácticas materiales buscaría mantenerse, allí donde los niveles de la natalidad persisten altos, a través de la emigración.12 En ese caso, los saldos emigratorios reemplazarían aunque no totalmente la necesidad de aplicar conductas de freno o de espaciamiento, que conducirían al descenso más pronunciado de la natalidad, o de mejorar los rendimientos de la producción.
   En tal caso habría que considerar, por un lado, la importancia de la transferencia interna de la población. En 2001, la puna contaba con 43 localidades de las cuales sólo tres serían urbanas y las restantes eran poblaciones rurales concentradas o dispersas. 13 El ritmo de crecimiento de la última década pone en evidencia la transferencia rural-urbana:

Tabla 6
Puna de Jujuy. Crecimiento absoluto y medio anual
cada mil habitantes de la población urbana y rural. 1991-2001

 

Pob. 1991

Pob. 2001

CMA/1000

La Quiaca

11499

13761

17.9

Abra Pampa

5398

7496

32.5

Susques

1093

1146

4.7

Poblac. Urbana

17990

22403

21.8

Rural

17500

16934

-3.3

Total Puna

35490

39337

10.3

% urbana

50.7 %

57.0 %

 

Prov. de Jujuy

   

17.7

Fuentes: Censos Nacionales de Población 1991 y 2001. Elaboración propia.

   La ruralia puneña (el sector más tradicional de la región) contaba en 2001 con casi 600 habitantes menos que una década atrás, situación ésta que podría llegar a explicar en alguna medida la debilidad de las prácticas de control social de la natalidad y la persistencia de los sistemas de producción.
   La población urbana, a su vez, aumentó en valores absolutos y relativos. En 2001 el 57 por ciento de la población puneña vivía en alguno de sus tres centros pero principalmente en La Quiaca y -en un proceso de crecimiento más acelerado- en Abra Pampa. Sin embargo, esa proporción está muy alejada del 85 por ciento urbano de la provincia de Jujuy.
   La transferencia urbano-rural, por otro, se articula con la transferencia al exterior regional. En tal caso, la migración neta de la segunda mitad del siglo XX tuvo un valor de -33.534.14 Equivale al 85.2 por ciento de la población actual.

Tabla 7
Puna de Jujuy. Migración neta 1952/2001

 

1952/60

1960/70

1970/80

1980/1991

1991/01

Mig. neta

-9776

-9101

-5501

-4417

-4739

Mig. neta /pob. total

39.5%

36.2%

18.9%

15.1%

12.0%

Fuentes: estadísticas vitales y censos nacionales de población.15

   Se observa que el impacto emigratorio persistió durante la segunda mitad del siglo XX; no hubo período intercensal con saldos positivos. Al mismo tiempo, se distinguen dos niveles de impacto de la emigración. Uno incluye los períodos 1952/60 y 1960/70 en el que la incidencia fue alta (un saldo negativo entre 9100 y 9700 individuos) y el otro abarca las tres décadas subsiguientes en el cual los saldos negativos se redujeron de manera evidente (en el orden próximo a la mitad entre 1960/70 y 1991/2001).

Gráfico 7: Crecimiento natural y saldos migratorios

  

    El primer nivel de impacto coincide con el incremento y la persistencia de altos valores de los saldos naturales. El segundo se desarrolla a partir del descenso de esos saldos, provocado principalmente por el descenso de la natalidad. En tanto que, según se conjetura, las prácticas materiales han tenido muy pocas variaciones a lo largo de este siglo, las relaciones sociedad/recursos se mantienen a través de los saldos migratorios, que a su vez varían según el lento descenso del crecimiento natural. Nótese, sin embargo, que cuando el crecimiento se mantiene en un "piso" en torno al 15 o 20 por mil a partir de principios de los '90, el saldo migratorio negativo volvió a aumentar.

4. Conclusiones

   El crecimiento del total de la población de la Puna de Jujuy ha sido lento durante el siglo XX, circunstancia que se asocia con su baja densidad. La imagen común que tenemos de ese espacio es, obviamente, la de un territorio vacío; pero también la de una comarca débilmente estructurada y ocupada por una sociedad pobre.
   Otra idea común es que el escenario de tal vacío es la imponente, casi implacable presencia del medio natural. Se trata de una idea indiscutible. La sequedad, la altura, las condiciones térmicas, se combinan con otros procesos, como por ejemplo el incremento de la desertificación que a su vez genera una menor disponibilidad de recursos, para definir un entorno ambiental frágil, vulnerable, casi agresivo.
   A partir de tal evidencia, en este trabajo se buscó reemplazar el interés por realizar un análisis sobre los obstáculos naturales que impedirían a la sociedad puneña crecer con otro ritmo, por aquél que centra el interés en la misma sociedad y sus articulaciones, a lo largo del siglo XX, con el medio natural y sus contextos provincial y regional.
   Desde esta perspectiva se constató que se trata de una sociedad, principalmente su sector productivo agrario, cuyo tradicionalismo se manifiesta a través de sus prácticas materiales con transformaciones muy lentas o inexistentes -fuerte persistencia de antiguas relaciones entre sociedad y naturaleza- asociadas con una débil estructuración económico-territorial. Tal territorio no conforma una base apropiada para asimilar los resultados del otro rasgo del tradicionalismo puneños: el alto crecimiento natural que resulta de un nivel de fecundidad elevado. Esa combinación condujo a la solución emigratoria que, por un lado, desalienta la búsqueda de cambios tecnológicos para un mejor aprovechamiento de los recursos o de control voluntario de nacimientos (u otras prácticas que reduzcan la fecundidad) y, por otro, altera desfavorablemente la estructura por edad y sexo de la población.
   Se trata, a la vez, de una sociedad marginal. Por ejemplo, la evolución de la tasa bruta de mortalidad, pero principalmente del índice de sobremortalidad infantil y la alta proporción de población sin educación, son dos evidencias de esa marginación. En el mismo sentido, el diseño del intervencionismo estatal -involucrado en el mito del progreso- contribuyó a consolidar el perfil marginal. No es casual el interés de las grandes agencias de cooperación para el desarrollo social en indagar sobre las causas de la escasa eficiencia de sus programas y ayudas económicas. Los simposios organizados por el Instituto Goethe en La Paz, Calcuta y Alejandría constatan, entre otros aspectos, que la noción de "progreso" involucrada en la cultura liberal debe ser revisada si el propósito es el éxito de sus programas. Además -se sugiere que también en función de alguna forma de incompatibilidad cultural- fue excluida del proceso de consolidación del capitalismo, circunstancia que originó la articulación asimétrica con los sectores agroindustriales salto-jujeños. La incorporación de capitales a la Puna (minería, por ejemplo) no generó cambios sustanciales en las condiciones básicas de su población.
   Tradicionalismo y marginalidad explicarían buena parte de los rasgos poblacionales de la Puna jujeña actual, en especial la lentitud de su crecimiento total.16 El primero se expresaría, en este caso, en las relaciones entre sociedad y naturaleza, relaciones que definen el lugar (la Puna jujeña). La marginación del lugar pone de manifiesto el carácter de las articulaciones entre la sociedad puneña y las extrapuneñas. En ese carácter tiene mucho peso su "código de interpretación" de procesos tales como el liberalismo europeo que, a través del Estado o de la economía, generó las diferentes asimetrías que consolidan la exclusión.
   El bajo crecimiento del total de población, la baja densidad y un territorio prácticamente vacío no parecen haber sido una constante histórica: la existencia de andenes de cultivo (que necesariamente deben asociarse con un mayor número de habitantes que los de hoy) podrían señalar un pasado diferente, donde las relaciones de esta sociedad con su ambiente y con las otras sociedades regionales, tal como sucede en los Andes de Bolivia o Perú por ejemplo, se habrían articulado de una manera diferente a la actual.

Notas

1. Integrada por los departamentos de Cochinoca, Rinconada, Santa Catalina, Susques y Yavi.

2. La adquisición de grandes propiedades por parte de los ingenios azucareros para usufructuar del tradicional sistema de "obligaciones" es uno de los ejemplos más conocidos.

3. La información disponible permite señalar que a partir de mediados de la década de 1960, los valores que mantenían la sobremortalidad puneña en el orden de 250 con respecto al nivel 100 de la región, decayeron persistentemente hasta alcanzar el entorno de los 140 actuales.

4. La especificidad de los modos de vida -o rasgos culturales- vinculados con la economía de mercado capitalista podría definirse, entre otros aspectos, por una "particular concepción de la identidad humana, profundamente asociada con el liberalismo occidental de individuos autónomos conectados entre sí por intercambios impersonales de mercado, más que por vínculos de parentesco o de comunidad" (Smith, 1997:82) contrasta notablemente con la especificidad de los señalados rasgos puneños. Si entendemos, también con Smith, "que el tipo de economía regulada por las fuerzas de mercado . es, en sí misma, (tal como lo señalara décadas atrás las propuestas de Sauer) la expresión de una cultura particular que es histórica y espacialmente específica", podemos conjeturar que la construcción que la sociedad puneña habría definido, a lo largo de siglos, no sería idéntica a la del liberalismo europeo, generando con ello una verdadera incompatibilidad asociada con las asimetrías que perfilan la sociedad puneña.

5. Las series con que se cuenta para este trabajo provienen tanto de los "Hechos Demográficos de la R. Argentina", como de las publicaciones del Ministerio de Bienestar Social, de series editas e inéditas de la Provincia de Jujuy y de otros aportes de varios autores. La lista se detalla al final.

6. Cfr. www.eni.gov.bo

7. Con respecto a la provincia de Tucumán, por ejemplo, el retraso puneño en el comienzo de la caída de la participación de niños 0-1 año fue de un cuarto de siglo.

8. Las NBI expresan principalmente aspectos estructurales de la pobreza. El hacinamiento y el tipo de vivienda son algunos de los indicadores de privación que utiliza el INDEC (1984) en su estudio sobre "La pobreza en la Argentina". Se considera alto hacinamiento a partir de 2 o más personas por cuarto.

9. Lamentablemente no se pudo localizar información posterior a 1990.

10. El proyecto Princeton sobre la natalidad europea cubrió más de 700 provincias del continente; uno de los propósitos de esta formidable base de datos fue el de detectar regularidades y formular una ley universal sobre la transición de la natalidad.

11. Fue un proceso común en el Noroeste argentino. En la provincia de Jujuy, por ejemplo, la tasa se incrementó a partir de fines de los '40 para mantenerse en el orden del 44 por mil y más hasta 1958 (Bolsi y Ortiz, 2001). Es muy probable que debido al incremento en la sobrevivencia de las parejas -como sucediera en México, haya provocado un incremento de la fecundidad (Juárez et al., 1996:219). La falta de registros (previos a 1952) no permiten saber por el momento si ésta habría sido el proceso puneño.

12. Este mecanismo ha sido tipificado por Livi-Bacci como una respuesta "clásica" del siglo XIX que implica la existencia de salidas de diferente índole: por ejemplo la existencia y accesibilidad (para la población europea) de los nuevos continentes y territorios abiertos en áreas templadas. Señala que para la población rural la urbanización fue una alternativa de emigración (1993:16).

13. Dos de ellas, La Quiaca y Abra Pampa, cumplen con el requisito de tener más de dos mil habitantes; la tercera es Susques, que si bien tiene menos de dos mil habitantes, desempeña funciones urbanas incrementadas específicamente a partir de la habilitación del corredor Brasil-Chile.

14. Se calcula a partir de los valores del crecimiento natural y absoluto de cada período intercensal.

15. Por carecer de información estadística anterior a 1952, la serie comienza en ese año a partir del total de población interpolado entre 1947 y 1960.

16. Iniciativas como por ejemplo la Red Puna, quizá en el contexto de una nueva morfología social, que reúne 35 organizaciones de base y 1200 familias puneñas, puedan ofrecer otros escenarios a esa población. Pero Red Puna, que surge como organización de segundo grado en 1995, recién comenzó a tomar protagonismo a partir de 2000 (Cowan Ros, 2003). Esta circunstancia, que involucra también un proceso de acumulación de poder, no ha tenido todavía tiempo de reflejarse en el proceso poblacional puneño.

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Fecha de recibido: 7 de septiembre de 2005.
Fecha de publicado: 23 de diciembre de 2005.

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