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Mundo agrario

On-line version ISSN 1515-5994

Mundo agr. vol.6 no.11 La Plata July/Dec. 2005

 

Bragoni, Beatriz (comp). 2004. Microanálisis. Ensayos de historiografía argentina. Buenos Aires: Prometeo. 177 p

Santilli, Daniel1

1Instituto de Historia Argentina y Americana "Dr. Emilio Ravignani" - UBA
santilli@filo.uba.ar

   Desde la reconstrucción de la profesión, a la vuelta de la democracia, el análisis introspectivo del oficio de la historia ha sido cada vez más frecuente. Seminarios específicos, numerosas ponencias en congresos, talleres de trabajo, artículos en revistas especializadas, capítulos de libros y, por último, volúmenes enteros se han convertido en habituales componentes de los carriles de comunicación de la profesión, comenzando con las habituales mesas de la librerías especializadas hasta las comunicaciones e invitaciones que se cursan por Internet. Bienvenidos sean; parecería que la disciplina ha llegado a un grado de madurez como para poder analizarse a sí misma con resultados altamente positivos. El libro que hoy nos convoca es una seña más de esa adultez.
    La compiladora reúne en este caso seis artículos de diferente factura, pero con un sesgo en común que es el inventario de la aplicación del micronálisis en algunas de las subdisciplinas de la historia argentina, sobre todo de la mano de una renovación que comenzó hace ya más de 20 años, pero que se continúa con la aparición incesante de nuevos historiadores. En efecto, los ya lejanos '60 aportaron a la historiografía la derrota de los modelos excluyentes y la apertura a las visiones multidisciplinarías, conjugado con el retroceso de la historia económica en beneficio de la cultural, modificaciones que por nuestras playas arribaron en los '80 por razones obvias. Si bien no sincronizamos con las novedades, hemos tenido el beneficio de intentar no incurrir en los mismos errores y discusiones que debió sortear la historiografía internacional. De tal modo, las influencias de las teorías posmodernas y del neoliberalismo han sido mucho más moderadas, ya que una buena parte de la discusión se llevó a cabo en otros foros antes de llegarnos. Y surge precisamente luego de que se comiencen a discutir en la Argentina las interpretaciones generalizadoras e infalibles, cualquiera sea el signo ideológico que portaran. Porque la discusión con la vieja historiografía era que dichas lecturas tenían un gran componente intuitivo y mucha menos comprobación empírica. De tal modo, la respuesta fue bucear en la historia los casos prácticos que confirmaran o desestimaran tales explicaciones. Es en ese sentido que se incorpora la aplicación práctica de la tan citada reducción de escala de observación. Pero si bien el procedimiento marca la vuelta del actor a primer plano, como lo menciona Beatriz Bragoni (p. 9), la lupa de la microhistoria se aplica también sobre los procesos y los hechos, como asimismo en el aspecto geográfico (1). Por eso el abigarrado abanico de subdisciplinas de la historia donde se aplica la perspectiva, del cual el libro nos muestra una parte.
    La primera de las colaboraciones, la transcripción de la conferencia inaugural de las VIII Jornadas Interescuelas de 2001 en Salta que pronunció Tulio Halperín Donghi, se inserta en el marco de este acercamiento minucioso que propone la microhistoria. En efecto, el historiador se refirió en esa oportunidad al resurgimiento de la historia política, rama en la que puede apreciarse tal "juego de escalas". Rescata en ese sentido la puesta al día del último cuarto del siglo XX, como una consecuencia bienvenida de un proceso malhadado que llevó al exilio a una buena parte de los profesionales (2). Con su conocida verborragia, crea algunas imágenes poéticas, como cuando da cuenta de la consideración de Braudel de la historia política como "la vaga espuma que se mueve al azar en la cima de las poderosas olas de fondo de los tiempos largos", quien había explicado la pérdida de protagonismo de esta rama de la historia, y justificado su ostracismo, aunándose con el marxismo y las visiones estructuralistas. Tampoco están ausentes sus consabidas frases delicadamente irónicas, como cuando se refiere a las consignas del '68 de Berkeley, "no confiar en nadie de más de 30 años", que desapareció en el momento en que los protagonistas superaron ese límite.
    Pero su aporte más significativo se encuentra en la segunda parte de la conferencia, cuando hace referencia a los ejemplos recientes de nuestra historiografía en lo que respecta a la historia política. Sabido es que las palabras de Tulio Halperín Donghi refiriéndose a un colega, si son elogiosas, significan un importante espaldarazo para quien acusa recibo de ellas y para el conjunto de la profesión. Y como ejemplos de una nueva manera de hacer historia política basada en perspectivas que las historiografías internacionales impulsan, pero debidamente adecuadas a las realidades de nuestro contexto, cita a los trabajos de Beatriz Bragoni, Ariel de la Fuente, Marcela Ternavasio e Hilda Sábato (3). Y las áreas temáticas en las cuales se han producido los aportes más significativas son, a su juicio, la transición del antiguo régimen a la república, la experiencia política de Buenos Aires desde Caseros hasta 1880 y el ascenso de las élites regionales a través de acuerdos entre sí y con el poder central. Por último, reconoce la poca repercusión mediática de este modo de hacer historia, pero también deja sentado que este es tiempo de comprender la realidad, más que de transformarla, y que ello requiere una labor silenciosa.
    La segunda colaboración es la de Raúl Fradkin y Jorge Gelman, acerca de una de las historiografías que más se ha renovado en los últimos 20 años, de la cual los autores son principales protagonistas; la historia rural rioplatense, que cada vez deja más de ser agraria y colonial, para internarse en el período independiente y interesarse por variados aspectos de la historia del período. En este caso la regionalización y el acercamiento ha permitido historiar comunidades locales y observar diferencias entre ellas, desde diversos ángulos, como la producción, la composición de la población, los movimientos migratorios, los ciclos de vida, el uso de mano de obra, etc. Esto ha permitido ver a la región como un mosaico de situaciones que no pueden ser enmarcadas en una explicación global si no se tienen en cuenta esas diferencias. Una de ellas fue el reconocimiento que el nuevo paradigma de los polos de crecimiento del mercado interno colonial, explicación que había venido a desplazar a la originada en la teoría de la dependencia, también tenía sus límites para dar cuenta de las particularidades regionales. Y fue la colocación del actor en el centro de la escena, debidamente iluminado, lo que permitió estas nuevas interpretaciones. Luz que provenía de un uso intensivo de fuentes que antes respondían a otras preguntas, como los padrones o los registros judiciales. Quedaron al descubierto estrategias individuales de los pobladores rurales que eran posibilitadas por, al decir de José Mateo, las barajas que tenía en mano cada jugador al momento de organizar su vida (4). El descubrimiento de un entramado de relaciones sociales mucho más abigarrado y complejo de lo previamente visto permitió la construcción de unas interpretaciones que ahora iban de lo particular a lo general, por agregación de partes que hacen a lo colectivo sin perder la peculiaridad, en lugar de la aplicación mecánica de modelos deductivos. De este modo, la historia rural rioplatense indaga ahora sobre la entera primera mitad del siglo XIX, con especificidad sobre el rosismo, y abandonando el marco estricto de un recorrido por la economía para internarse en la historia social y política del período. Es decir las preguntas que ahora pretende responder tienen que ver con la elaboración del consenso que permitió superar la inestabilidad posrevolucionaria y establecer las bases que van a permitir el despegue de la segunda mitad del siglo. Construcción que por supuesto incluye a una conflictividad manifiesta y también larvada, que sólo queda expuesta a través del análisis de un conjunto diverso de fuentes y de la aplicación de escalas adecuadas para indagar en la particularidad, en la diversidad.
    El aporte de Roberto Schmit da cuenta de la historia económica rioplatense de la primera mitad del siglo XIX, en estrecha relación con las contribuciones que se han visto en el anterior acápite. La crisis de la disciplina al caer en desuso la historia serial como modo de hallar explicaciones generales ha llevado a un replanteo para el cual el microanálisis parece ser el camino adecuado; de su aplicación se podrá tener una comprensión más acabada de la historia económica de la primera mitad del XIX. La experiencia de los últimos tiempos muestra que con tal metodología se revelan los entramados que generaron las relaciones de parentesco, las redes personales y otros tipos de vínculos, sobre todo entre los notables, que permite estudiar cómo se construyeron los liderazgos. También el estudio de las instituciones y de sus determinaciones sobre la economía puede aportar datos imprescindibles para tal comprensión. Acciones como la liberación del comercio, el declive de la esclavitud y la emisión de papel moneda, así como la liberación de gravámenes aduaneros para las exportaciones pecuarias, por ejemplo, influyeron poderosamente en la conformación de un perfil específico de actor económico. En definitiva, estos nuevos enfoques basados en el uso del zoom sobre la economía, sus actores y sus procesos, también esta aportando novedades antes impensadas.
    El trabajo de Alejandro Fernández nos acerca el empleo del método de reducción de escala en la relación entre flujos comerciales externos y movimientos migratorios. El caso puntual es el de las importaciones desde España en el período entre siglos (XIX y XX). La explicación macroeconómica indica que el movimiento comercial habría decaído en el lapso en estudio, pero una desagregación indica que la demanda se mantuvo, es más se habría multiplicado mientras que la disminución está motivada en la oferta. Se atribuye tal proceso a la influencia de la inmigración española que aumentaría el requerimiento sobre productos de ese origen. Pero un análisis de otro tipo de fuentes indica que, si bien la explicación citada es valedera, no se puede obviar en tal sentido la acción de los representantes de las casas exportadoras en Buenos Aires. Y el descubrimiento de esos actores pudo hacerse al analizar otro tipo de fuentes relacionadas con el análisis micro, como son los legajos de correspondencia de las firmas en origen, es decir en España. De todos modos, advierte el autor que este tipo de exploración no anula la visión macro, sino que ambas deben complementarse.
    El tema de Fernández se emparenta directamente con el siguiente, el de la historia de empresas y la del consumo, debidos a la pluma de María Inés Barbero y Fernando Rocchi. Luego de una breve pero rica historia de empresas a escala mundial, se plantea el dilema actual, entre el modelo chandleriano surgido en los '60, tal vez poco flexible, frente a los otros que por falta de definición propia se los denomina alternativos. Estos incorporan datos de mayor complejidad que los puramente económicos, que apuntan también a especificidades individuales de los actores, aplicando en cierto modo las técnicas microanalíticas. Si la historia de empresas aportó a la historia económica una visión que atendía más a la fisiología que a la anatomía de los mercados, la del consumo, desde que nació a principios de los '80 amplificó ese enfoque. Y lo hizo a partir de considerar sus cultores que el consumo fue el verdadero combustible de todos los cambios en la economía desde hace 250 años, es decir desde la revolución industrial. Recalan luego los autores en la historia nacional de ambas disciplinas. En cuanto a la historia de empresas, se marca la dicotomía producida entre las perspectivas macro, como la de Jorge Sábato y Jorge Schvarzer, que responsabilizan a la burguesía su falta de empuje para encabezar un proceso de desarrollo nacional, y las visiones alternativas que se resisten a generalizar sobre todo el empresariado. Estas últimas le imputan a las primeras una escasa comprobación empírica de sus planteos. Proponen para ello el estudio particularizado de casos, objetivo que la microhistoria puede llevar adelante. Estos últimos investigadores, entre los que se cuentan los autores, han mostrado que los trabajos sobre actores individuales no han confirmado las tesis generalizadoras, sino por lo contrario ofrecen un mosaico de situaciones donde priman los matices. En resumen, los estudios de la historia de empresas están aún en una etapa de desarrollo y son variados los aspectos aún inexplorados, como el de las empresas públicas. Pero esto aún es más inicial en el caso del consumo, tanto en Argentina como en el resto de América Latina.
    El último trabajo, de Beatriz Bragoni, hace referencia a la revitalización de la historia política, pero advirtiendo que en la historiografía argentina nunca se obvio a la misma en la explicación de procesos. La autora nos muestra cómo a través del análisis microhistórico que incluye a la teoría de las redes sociales y de la fijación del foco de atención de las clasificaciones generales al actor y sus prácticas, pudo establecer una serie de premisas que modifican miradas previas. En primer lugar, y yendo a su propia experiencia, confirma que las élites mendocinas de la primera mitad del siglo XIX no guardan continuidad con las de la colonia. En segundo lugar, verifica cómo los lazos sociales construidos por ellas, que superan los familiares, fueron resignificados para canalizar lealtades políticas cuando fue necesario. Además, dichas cadenas relacionales se ponen en movimiento en los momentos electorales, revirtiendo la imagen que se tiene del clientelismo como obstáculo para la difusión de la democracia; en efecto, este tipo de relaciones asimétricas habría sido un motor para la promoción del sufragio popular. Por último propone que la expresión gobiernos de familia no da cuenta acabada de la realidad, por lo menos en el caso de Mendoza, ya que es necesario movilizar otros recursos a nivel provincial, pero también a nivel nacional, conformando lo que para ella es la expresión de un sistema de parentela y alianzas políticas. De modo que estos poderes provinciales serían los que, siguiendo a Botana, se aliaron al Estado Nacional en formación para la construcción del sistema político que pervivió hasta 1916.
    En resumen, se trata de un libro en el que pueden encontrarse una serie de estados de cuestión de algunas de las subdisciplinas relacionadas con la historia económica, social y política que, a partir de una muy saludable renovación, están aplicando esta novedad metodológica, la reducción de escala en el análisis de actores y procesos. Tal vez una de las críticas más relevantes que se le pueden hacer a la microhistoria es la de fragmentar la historia, problema que aqueja, según algunas visiones, a la historiografía argentina (5). Sin embargo, reconociendo la pertinencia de las imágenes integradoras parece el microanálisis ser el procedimiento adecuado, para reconstruir esas representaciones, pero ahora basadas en un trabajo intensivo, minucioso y silencioso, que parece evitar las grandes discusiones y cuyos resultados se verán más allá de las urgencias y las impaciencias.

Notas

(1) Un balance a realizar es el recuento de las influencias que la microhistoria hizo en la historia regional, tal como se ha venido conformando a la fecha

(2) En realidad deja, como es su costumbre, algunos sobreentendidos, mencionando un "final descenso a los infiernos" refiriéndose tácitamente a la última dictadura, pero indicando que es el "último acto de la larga crisis argentina", citando también tácitamente a uno de sus libros acerca del peronismo. Ver su La larga agonía de la Argentina peronista . Buenos Aires: Ariel. 1994

(3) Los hijos de la Revolución , Buenos Aires, Taurus, 1999; Children of Facundo. Duke University Press, 2000; La revolución del voto , Buenos Aires, Siglo XXI, 2002; La política en las calles , Buenos Aires, Sudamericana, 1998, respectivamente.

(4) MATEO, José. 2001. Población, parentesco y red social en la frontera. Lobos (provincia de Buenos Aires) en el siglo XIX. Mar del Plata: Universidad Nacional de Mar del Plata - GIHRR

(5) HORA, Roy. 2001. "Dos décadas de historiografía argentina". En: Punto de Vista . Número 69; y Sábato, Hilda. 2001. "La historia en fragmentos: fragmentos para una historia". En: Punto de Vista . Número 70.

Fecha de recibido: 13 de diciembre de 2005
Fecha de publicación: 30 de junio de 2006

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