SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.6 número12Estado, cooperativismo eléctrico y electrificación rural: La experiencia cordobesa entre 1930 y 1980El mundo de Martín Fierro índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Mundo agrario

versión On-line ISSN 1515-5994

Mundo agr. v.6 n.12 La Plata ene./jun. 2006

 

Lázzaro, Silvia; Guido Galafassi (comps.) 2005. Sujetos, política y representaciones en el mundo rural agrario, 1930-1975. Editorial Siglo XXI.

Bravo, María Celia1

1Universidad Nacional de Tucumán
mcbravo@webmail.unt.edu.ar

    Esta compilación presenta una gama de investigaciones sobre un conjunto heterogéneo de actores que fueron objeto o sujeto de políticas agrarias. En consecuencia, los ejes de la compilación, políticas, sujetos y representaciones constituyen aspectos centrales para conocer las lógicas, las marchas y contramarchas del campo argentino, fundamentalmente pampeano, durante gran parte del siglo XX. El conjunto de los trabajos reunidos es tributario de los debates y aportaciones de los estudios agrarios en el país, en los que el desarrollo de la historia rural ha dejado su impronta. Sin embargo, representan también contribuciones consistentes y originales, por la problemática considerada y la perspectiva elegida.
    La compilación se inicia con el trabajo de Talía Gutiérrez, quien indagaba las imágenes en torno al agro promovidas de la revista “La Chacra”, publicación comercial dedicada a los productores rurales, fundada a comienzos de la crisis de 1930. El argumento central de la autora consiste en destacar el papel desarrollado por la revista en la construcción de una imagen idealizada del productor rural argentino identificado con la modernización. Esta propuesta no consideraba las diferencias internas del sector rural pampeano, de modo que, a través de sus páginas emerge una imagen homogénea del productor agrario. Sólo se diferenciaba en términos de edad y sexo, en tanto la revista interpelaba a todos los integrantes de la familia rural, mujeres, jóvenes y niños. A través de un discurso técnico- pedagógico, en apariencia neutral, la publicación transmitió un mensaje nacionalizante que respaldaba las políticas agrarias de los gobiernos de la década de 1930. El artículo es sugerente en su perspectiva y permite advertir una de las claves de la larga permanencia de la publicación, esto es, la insistente apelación a un modelo de productor agrario que reflejaba las expectativas de un amplio espectro de propietarios y arrendatarios rurales de base pampeana, que a pesar de sus controversias coyunturales, aceptaron la preeminencia económica y social de los actores agrarios más concentrados.
    El artículo de Osvaldo Graciano aborda también el tópico de las representaciones. En este caso se trata del Partido Socialista. Tributario de una tradición agrarista construida por Juan B. Justo y Jacinto Oddone, entre otros, los socialistas identificaron el latifundio como el núcleo de los problemas agrarios argentinos. El autor reconstruye la visión socialista sobre la problemática agraria, en la que la gran propiedad generadora de despoblación, atraso técnico e ineficiencia económica tenía un rol prominente. Sin embargo, advierte que la respuesta a tan contundente diagnóstico es básicamente, técnica y reformista en lo relativo al área pampeana. Por el contrario, los socialistas parecerían haber adoptado una postura de mayor intransigencia con las burguesías agroindustriales del interior, especialmente la azucarera, a la que consideraron “genuinamente oligárquica”. En tal sentido, durante la década de 1930 combatieron todo tipo de salvataje estatal tendiente a resguardar los intereses del complejo azucarero, integrado no sólo por los industriales y grandes plantadores, sino también por una multitud de medianos y pequeños cañeros. Quizás sea esta una de las claves para explicar la escasa implantación de este partido en áreas extrapampeanas.
    Sin embargo, un aspecto central del artículo consiste en el análisis minucioso de la posición del socialismo ante las políticas agrarias del peronismo. En una primera etapa, ponderó que las mismas habían mejorado las condiciones de arrendatarios y medianos y pequeños productores pampeanos, pero exigió la implementación de medidas impositivas tendientes a subdividir el latifundio. El autor analiza el rechazo del socialismo a las políticas de corte social, como el Estatuto del Peón, que fue considerado un mero recurso demagógico. En este punto, el relato de Graciano reconstruye las controversias surgidas en el interior del partido, la posición adoptada por el socialismo que terminó enrolándose con los sectores propietarios agrarios para combatir el súbito poder de los trabajadores rurales sindicalizados. En ese sentido, el artículo indaga las causas del fracaso del imaginario agrario socialista, fundado en una alianza de clases que comprendería a la pequeña y mediana burguesía rural, al proletariado rural y los trabajadores urbanos. Estima con agudeza que este hipotético frente no podía construirse, porque el programa esgrimido por el partido tenía un límite de hierro, al no cuestionar las relaciones históricas entre el capital y el trabajo. En consecuencia, el socialismo terminó acompañando a los sectores propietarios, aunque en el programa de la Unión Democrática el partido logró incorporar propuestas que el peronismo realizó durante su gobierno, como la nacionalización de las empresas públicas. El autor sugiere que la clave del alineamiento del partido radicaba en que el socialismo estaba profundamente involucrado con el modelo agroexportador, al que seguía considerado insustituible para el desarrollo económico del país.
    El trabajo de Graciela Mateo analiza las corporaciones agrarias (Sociedad Rural, Federación Agraria Argentina y la Asociación de Cooperativas Argentinas) frente a la política agraria peronista. En los tres casos se observa un patrón semejante de discrepancia corporativa, se evita la confrontación directa y el discurso aunque opositor, es moderado. Y esto es probablemente así, porque las corporaciones reconocen su extrema independencia de las decisiones estatales. La autora señala que la Sociedad Rural sólo experimenta una crisis interna, que culmina con la renuncia de una parte de la Comisión Directiva, sólo cuando el declive del peronismo es evidente. Por el contrario, la Federación Agraria, en la segunda etapa del gobierno peronista parecería entablar una relación de mayor entendimiento. Por su parte, la Asociación de Cooperativas Argentinas se consolida durante la etapa peronista, aunque mantiene en líneas generales un discurso mechado por las demandas y las críticas al gobierno peronista. El análisis de Mateo es sutil cuando destaca que las corporaciones agrarias confluyeron en la defensa de la libertad de trabajo y la libre comercialización, aunque discreparon en lo relativo a las formas de acceso a la propiedad de la tierra.
    El artículo de Silvia Lázzaro describe y explica con perspicacia el accidentado intinerario de una década de políticas agrarias que sucedieron al primer peronismo. Su desplazamiento abrupto del poder precipitó un accidentado proceso que la autora caracteriza –siguiendo a Poulantzas- como “crisis de hegemonía”, signada por la puja de fracciones en el interior del bloque gobernante. El fracaso de la oligarquía tradicional con un programa anacrónico que procuraba retornar al modelo agroexportador, es reemplazado por los vaivenes de la política desarrollista en materia agraria que procuraba la tecnificación y el crecimiento de la productividad de las explotaciones. Le sucedió el plan integral de Illia que procuraba alentar la productividad mediante mecanismos impositivos y armonizar la producción industrial al ritmo del sector agrario. Durante estas tres gestiones se mantuvieron congelados los precios de los arrendamientos, con el objetivo de propiciar un tránsito ordenado, capaz de morigerar los costos sociales de la liberalización de los contratos. La autora realiza un relato minucioso en torno a las posiciones divergentes de los actores agrarios involucrados en la cuestión del arrendamiento. Sin embargo, el tratamiento de la “cuestión agraria”, tópico decisivo para un país que recibe el 80 % de sus divisas del sector agropecuario, es inseparable de la problemática de la industrialización y los sucesivos gobiernos procuraron resolver, sin éxito, uno de los principales dilemas de la política económica argentina. El último proyecto, el de la Revolución Argentina, terminó con el régimen transitorio de arrendamiento, demanda reiterada insistentemente por los grandes propietarios, pero impuso un fuerte impuesto a la exportación. La autora considera la incidencia de tales medidas y concluye que las mismas reflejan la marginalidad relativa de la burguesía terrateniente pampeana en el bloque dominante, en tanto no fue la principal beneficiaria de la política económica.
    El trabajo de Guido Galafassi analiza las Ligas Agrarias de la región chaqueña durante la radicalización política de la década de 1970. El autor reconstruye el proceso formativo de las mismas, en un medio en el que el actor dominante es el pequeño productor, que sólo eventualmente recurre al trabajo asalariado. Destaca la participación de la Acción Católica en la fundación del Movimiento Rural de 1958 como antecedente de las Ligas y el papel desarrollado por la Teología de la Liberación que introdujo la práctica reivindicativa en el movimiento rural chaqueño. La progresiva radicalización del discurso generó la ruptura con la Comisión Episcopal Argentina y culminó con la separación del movimiento Rural de la Acción Católica. El trabajo de Galafassi reconstruye el proceso de agitación rural y la progresiva articulación de los movimientos sociales agrarios. Considera que el triunfo del tercer peronismo mitigó la protesta rural en consonancia con la influencia creciente de la Tendencia Revolucionaria en las Ligas Agrarias. Sin embargo, esta presencia desató un proceso de divisiones y conflictos internos que fueron violentamente interrumpidos con el golpe de 1976. La originalidad del aporte de Galafassi radica en inscribir la efervescencia agraria en el marco de un proceso de descampesinización tardía, que promovió un discurso y una práctica cada vez más radicalizados.
    En suma, el presente volumen presenta un recorrido sugerente de las políticas y representaciones agrarias del siglo XX, desde perspectivas no tradicionales. El lector podrá sacar sus conclusiones sobre el papel disruptivo –más allá de su carácter reformista y distributivo- de las políticas desplegadas por el peronismo, ponderar la reacción en sordina de las corporaciones, escrutar las contradicciones del Partido Socialista, meditar sobre los vaivenes de las políticas agrarias que sucedieron al peronismo una década después de su caída y analizar el proceso de radicalización de movimientos sociales periféricos como las Ligas Agrarias en la década de 1970. Estos tópicos, cruzados por las discrepancias y los enfrentamientos, contrastan con las imágenes idealizadas del medio agrario que construían los sectores propietarios rurales en la década de 1930.

Fecha de recibido: 2 de julio de 2006
Fecha de publicación: 9 de noviembre de 2006

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons