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Mundo agrario

versión On-line ISSN 1515-5994

Mundo agr. v.9 n.18 La Plata ene./jun. 2009

 

RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

Andrea Bentancor, Daniele Bonfanti, Daniela Bouret, Marina Viera y Alcides Beretta Curi (coord.). 2008. Del nacimiento de la vitivinicultura a las organizaciones gremiales: La constitución del Centro de Bodegueros del Uruguay. Montevideo: Trilce-CBU.

Juan Manuel Cerdá

Universidad Nacional de Quilmes
CONICET
jmcerda@unq.edu.ar

   La presente reseña se refiere a una obra colectiva elaborada por un grupo de especialistas que estudian la problemática de la vitivinicultura en Uruguay desde hace ya más de una década. Sin demérito de los otros autores, en el libro es notorio el trabajo realizado por Alcides Beretta Curi quien a lo largo de varios capítulos -tres de su autoría y uno en coautoría- da muestra de una tarea de edición y compilación que ha dejado una marca muy importante en el conjunto de la obra. El resto de lo autores, antropólogos, historiadores y licenciados en trabajo social, constituyen un grupo de investigación multidisciplinar que comparte un mismo campo de estudios, enriquecido con las perspectivas y herramientas metodológicas provistas por la diferentes disciplinas de las cuales provienen.
   Debe señalarse que se trata de un libro homenaje, destinado a celebrar los 75 años del Centro de Bodegueros del Uruguay, que se destaca por su rigurosidad científica y por la profundidad con que fueron tratados cada uno de los temas abordados. El texto resalta las virtudes pero también las dificultades por las que debieron pasar los diferentes actores sociales del sector. Asimismo, analiza las imbricadas redes de relaciones que se tejieron en torno a la vitivinicultura uruguaya y, en especial, en la conformación del Centro de Bodegueros del Uruguay.
   Luego de proporcionar estos datos generales, podemos decir que la obra se encuentra estructurada en tres secciones: la primera estudia los orígenes de la industria vitivinícola en la Banda Oriental, durante el período colonial, y su evolución hasta nuestros días. La segunda analiza la conformación de las primeras asociaciones vini y vitivinícolas entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, poniendo especialmente el acento en los orígenes y consolidación de una de sus instituciones más características: el Centro de Bodegueros del Uruguay. Por último, la tercera parte está dedicada a reseñar historia de algunas de las familias más relevantes que integran el Centro de Bodegueros en la actualidad, indicando algunos datos interesantes como el año de fundación de las bodegas, cambio de manos y actuales administradores, entre otros.
   En el libro se encuentra un balance entre la historia de la vitivinicultura uruguaya y el análisis de diferentes problemáticas que son abordadas desde perspectivas disciplinares como la historia, la economía y la comunicación -en un sentido amplio-, como ya se mencionó. Los aportes realizados por los diferentes autores enriquecen la mirada sobre un ámbito de la economía que cobró impulso de la mano de la inmigración europea hacia finales del siglo XIX. Desde entonces se fueron reconstruyendo una serie de redes de relaciones muy complejas entre el Estado, los bodegueros y los pequeños productores que dieron lugar a un área de la economía agrícola uruguaya con un crecimiento importante en las últimas décadas. El libro abre diversos caminos destinados a clarificar algunos de sus aspectos más importantes. Con Alcides Beretta Curi se puede recorrer el de la influencia de los inmigrantes en el sector así como el de la conformación de una élite modernizadora y el papel del Estado como promotores del desarrollo del sector vitivinícola en el Uruguay. Este camino se entrecruza con otro: el de las innovaciones técnicas. Sin dudas, los pioneros uruguayos tuvieron la influencia de la Argentina y Europa pero ello sólo fue una parte del proceso ya que, como explica Daniele Bonfanti, gran parte de los productores eran autodidactas. Este autor analiza los cambios y continuidades del proceso de conocimiento así como también la implementación de procesos de innovación productiva. Este capítulo destaca que los inmigrantes realizaron adaptaciones de herramientas y de producción de vid en la región, permitiendo cierto desarrollo personal (en algunos casos) y un elevado conocimiento sobre las técnicas.
   Esta línea de análisis es compartida, aunque con objetivos algo diferentes, por Alcides Beretta Curi en el artículo dedicado al estudio del rol de la Asociación Rural del Uruguay (ARU) en la vitivinicultura. En este sentido, la ARU cumplió un papel fundamental en el desarrollo del sector ya que por diversas vías permitió y promovió la diversificación de la agricultura y la implantación de la vitivinicultura en Uruguay. La experiencia previa de algunos de ellos como industriales los convertía en "empresarios modernizadores" en un país que se estaba desarrollando y, por lo tanto, las oportunidades de inversión eran importantes. Por su parte, la diversificación fue una de las estrategias elegidas por los productores, impuesta -a la vez- por un mercado que se encontraba limitado por una población pequeña aunque en franco crecimiento.
   En el capítulo final de la primera parte, Daniela Bouret recorre un trayecto novedoso y poco investigado como es el estudio del consumo del vino. Este análisis es original, ya que desde una perspectiva histórica pretende captar los cambios y permanencia del consumo del vino en el Uruguay y cómo éste retroalimentó procesos de cambios en la producción. Se ofrecen múltiples miradas sobre el consumo del vino y se realiza una reconstrucción de la vitivinicultura uruguaya entre los intentos de prohibición y los de promoción indiscriminada, asociados a las necesidades del sector y de la élite política dominante.
   Otro aspecto abordado en el libro es el de la formación de las Asociaciones Vitivinícolas, tema desarrollado centralmente (aunque no exclusivamente) en la segunda sección. Andrea Bentancor analiza primero los procesos asociativos; luego, con Alcides Beretta estudia la organización del Centro de Bodegueros y, finalmente, con Mónica Viera analiza la estructura reciente de las empresas que lo integran.
   Según Andrea Bentancor, el proceso asociativo estuvo influenciado por las necesidades económicas del sector y por las relaciones que se establecieron entre viticultores y vinicultores. Sin lugar a dudas este proceso muestra aristas muy similares al producido en nuestro país aún cuando en el Uruguay la fragmentación de cada uno de los sectores parecería ser mayor. Otra particularidad distintiva consistiría en que el proceso asociativo uruguayo, en el que se destacó el Centro de Bodegueros del Uruguay (CBU), se produjo mientras la vitivinicultura crecía y no sólo como una "respuesta defensiva" en períodos de crisis económicas locales o internacionales.
   El proceso de asociación fue sinuoso, al igual que en Argentina, pero la particularidad en Uruguay es que el Centro de Bodegueros nació en el seno de la Unión Industrial Uruguaya (UIU). El núcleo fundador venía desarrollándose desde finales del siglo XIX en la UIU y en la década de 1930 se constituyó en un grupo de presión en "defensa de los intereses de la industria vínica". Esta vinculación con los industriales le imprimió una impronta diferente al proceso de construcción corporativa y su accionar en las últimas décadas del siglo XX. Aún con estos elementos distintivos, la adhesión de los empresarios no fue generalizada ni se dio de forma inmediata; sólo el desarrollo y profundización de la crisis hizo crecer al Centro de Bodegueros.
   La crisis de 1930 llevó a los bodegueros a impulsar una serie de reivindicaciones particulares que fueron similares a las propuestas en otros países (protección, fijación de precios mínimos, promoción de la actividad, desarrollo de nuevas estrategias de comercialización de los vinos, entre muchas otras medidas), mientras que las exigencias económicas de las últimas décadas impulsaron la reconversión y la expansión de la vitivinicultura para permitirles competir en el mercado mundial con vinos de muy alta calidad.
   El libro provoca una continua comparación con la historia del sector en nuestro país. También, como se ha dejado traslucir en esta reseña, se pueden encontrar muchos puentes de comunicación que se tendieron entre uno y otro lado del Río de La Plata desde los inicios de la producción vitivinícola. Estos caminos menos transitados por los autores dejan al lector a la espera de la segunda parte -prometida en la misma presentación del libro- de esta historia que recién comienza. Por todo lo dicho, debe destacarse que esta compilación no es una obra más de divulgación encargada por una corporación para festejar sus años de existencia, sino el producto de la conjunción de intereses privados y públicos -de empresarios y universitarios- con una alta calidad intelectual y una visión crítica de los procesos históricos que dieron un excelente resultado final.

Fecha de recibido: 22 de junio de 2009.
Fecha de publicado: 5 de septiembre de 2009.

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