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Mundo agrario

versión On-line ISSN 1515-5994

Mundo agr. vol.11 no.21 La Plata jul./dic. 2010

 

ARTÍCULOS

Avances, persistencias y descenso de la miseria en el Chaco campesino-aborigen. Su relación con algunos procesos territoriales ocurridos durante la década del '90

Advance, persistence and decline of misery in the Chaco campesino-aborigen. His relationship with some territorial processes that occurred during the 90's

Fernando Longhi

Instituto Superior de Estudios Sociales
fernandolonghi@hotmail.com

Resumen
La década de 1990 significó para Argentina la profundización de la práctica de un nuevo orden que respondía al modelo neoliberal. Dicho modelo creó condiciones de inestabilidad, corrupción, aumento de la desocupación y concentración de la riqueza, lo cual tendría una reconocida incidencia en la evolución de la miseria en el Norte Grande Argentino (NGA), el área más carente del país según distintas variables sociodemográficas.
En este territorio se identificaron los núcleos más críticos en relación a la concentración de miseria a principios y finales de dicha década. Uno de estos núcleos corresponde al Chaco Aborigen.
La miseria presentó avances, persistencias y descenso en este núcleo. En este trabajo se analizan los principales procesos territoriales ocurridos en la década en cada uno de estos sectores, los cuales podrían asociarse con determinados comportamientos. Dentro de tales procesos se pretende indagar sobre los cambios en las grandes masas de cultivo, la ganadería, la cantidad y superficie de las explotaciones agropecuarias y la dinámica de la población.
Como fuentes de información se utilizaron los Censos Nacionales de Población, Hogares y Viviendas de 1991 y 2001, los Censos Nacionales Agropecuarios de 1988 y 2002 y las estadísticas vitales del periodo intercensal.

Palabras claves: Chaco campesino; Aborigen; Miseria; Territorio; Década del '90.

Abstract
The nineties meant the deepening of the practice of a new order that responded to the neoliberal model. This model created conditions of instability, corruption, rising unemployment and concentration of wealth, which would have a recognized impact on the evolution of poverty in the Norte Grande Argentino (NGA), the area most lacking in the country according various demographic variables.
In this territory we identified the critical nuclei in relation to the concentration of misery at the beginning and end of the decade. One of these nuclei corresponds to the Chaco campesino-aborigen.
In this paper we analyze the main territorial processes occurring in each of these sectors, which could be associated with certain behaviors. Within these processes interested investigate the changes in the masses of crops, livestock, the number and area of farms and the population dynamics.
As sources of information were used National Census of Population and Housing 1991 and 2001, the National Agricultural Census of 1988 and 2002 and vital statistics of the period between censuses.

Keywords: Chaco campesino; Aborigen; Misery; Territory; 90's.

1. Introducción(1)

   Los años '90 significaron para la Argentina la puesta en práctica de un nuevo orden que respondía al modelo neoliberal. Dicho modelo trajo aparejado -entre otros- la reorganización del sistema financiero, la precarización del trabajo, la privatización de las empresas y la liberalización de los mercados. Esto creó condiciones de inestabilidad, corrupción, aumento de la desocupación y concentración de la riqueza, lo cual tendría una reconocida incidencia en la evolución de la miseria en el Norte Grande Argentino (NGA), el área más carente del país según distintas variables sociodemográficas.
   En este territorio se identificaron los núcleos más críticos en relación a la concentración de miseria a principios y finales de la década. Uno de estos núcleos corresponde al denominado Chaco campesino-aborigen. Dicho núcleo presentó sectores de avance, persistencia y descenso de la miseria durante la década señalada. Se pretende en este trabajo indagar comparativamente sobre las asociaciones entre tales comportamientos y algunos de los principales procesos territoriales ocurridos: cambios en las principales masas de cultivos, en el tamaño de las explotaciones, en la estructura ganadera y en la dinámica de la población (crecimiento rural/urbano, y crecimiento natural/migratorio).
   Como fuentes de información se utilizaron los Censos Nacionales de Población, Hogares y Viviendas de 1991 y 2001 y los Censos Nacionales Agropecuarios de 1988 y 2002, y las Estadísticas Vitales del período intercensal, siendo la escala de análisis el nivel departamental.

2. La miseria: aproximaciones a su concepto y su medición

   La conceptualización, medición e identificación de la pobreza no es una tarea acabada, como tampoco lo son los modelos y aproximaciones que pretenden explicarla. Manifestaba Altimir (1979) que no existen marcos conceptuales que expliquen satisfactoriamente el problema de la pobreza en su totalidad (2); no obstante, en nuestro trabajo concebimos que la pobreza alude siempre a una situación en que se encuentran las familias o un grupo de ellas. Esta situación no es la suma o el agregado mas o menos independiente de dimensiones o aspectos parciales, sino el cuadro situacional estructural en el que se hallan determinadas familias, producto de su particular inserción en la estructura socioproductiva, siendo esta la que determina la posibilidad de acceder o no a determinados bienes y servicios (Moreno, 1995). La pobreza se manifiesta mediante algunas características generales de las familias tales como sus bajos niveles educacionales, insuficiencias nutricionales, y una menor participación relativa en la actividad laboral, lo que se define a su vez por una pertenencia a ocupaciones de baja productividad, que generan escasos ingresos y que impiden satisfacer integralmente sus necesidades más esenciales, materiales y no materiales.
   Sostiene Rodríguez Vignoli (2007) que hasta la década de 1970 los pobres aparecían frente a la sociedad como un grupo relativamente homogéneo, más allá de la distinción entre pobres de la ciudad y pobres del campo. Actualmente, afirma el autor, el segmento pobre de la población se compone de grupos muy diversos: indígenas en comunidades remotas, familias en barrios obreros consolidados, campesinos sin tierra, habitantes de tugurios, trabajadores informales urbanos, ancianos sin jubilación y desempleados sin redes de protección social, entre otros.
   En esta evolución de los alcances del concepto los aspectos materiales de la pobreza han mantenido el protagonismo en los estudios sobre la temática -el estudio de los ingresos en particular-. No obstante, los aspectos no materiales en la conceptualización de la pobreza han tomado un interés particular los últimos años; en este sentido se está tratando de incorporar en las mediciones aspectos no materiales relacionados con la ampliación y fortalecimiento del capital social de la población pobre por medio de su participación en las redes sociales de intercambio: educación, trabajo, información, poder político (Arriagada, 2005). En este contexto González (1997, p. 285) define a la pobreza como un fenómeno multidimensional, que se refiere a la "privación de medios de vida y pérdida de estirpe" (3). Esta definición --que incorpora aspectos materiales y no materiales de la pobreza- tiene la característica de no pertenecer a ningún cuerpo teórico en particular y posee a su alcance la posibilidad de ingresar problemáticamente en los más diversos ordenamientos conceptuales. No obstante las fuentes de información para estudiar los aspectos no materiales de la pobreza son escasos y limitados solamente a encuestas de poblaciones relativamente pequeñas. De este modo, los aspectos materiales en la medición de la pobreza continúan rigiendo actualmente los enfoques y los estudios.
   En la bibliografía existen dos grandes enfoques sobre la cuestión de la pobreza: una aproximación subjetiva y una objetiva. El enfoque subjetivo define a la pobreza como una sensación individual dependiente de las preferencias y consideraciones de cada individuo y de lo que este juzgue necesario para tener un nivel adecuado de vida (Reyes Romano, 1990) (4). Este enfoque se distingue de la aproximación objetiva, la cual tiene como punto de partida la explicitación de criterios relacionados con cuestiones materiales (vivienda, educación, nutrición, ingresos, etc.) que el investigador utiliza para identificar a los pobres. Dentro de esta concepción se distinguen dos enfoques: relativo y absoluto.
   La aproximación relativa plantea que las necesidades que se consideran esenciales para vivir una vida digna varían en el tiempo y en el espacio de acuerdo con los valores de las distintas sociedades; según los partidarios de estas líneas las necesidades de la vida no son fijas, continuamente están siendo modificadas conforme ocurren cambios en la sociedad. (Boltvinik, 1990). De este modo, pueden llegar a ser rotundamente diferentes las características de un hogar pobre en un país desarrollado y en uno subdesarrollado. La noción de pobreza relativa se basa muchas veces en la comparación de ingresos y patrimonio ente los distintos sectores de la población (Forni, 2002), por lo cual siempre existirá un sector menos favorecido que recibirá el rótulo de pobre. Una consideración necesaria es la mencionada por Altimir (1979) en la cual hace referencia a que el concepto de pobreza es esencialmente normativo y relativo, ya que cualquiera que sean las normas que se utilicen para definir las carencias, se relacionan con un contexto específico referido a un determinado estilo de vida.
   La aproximación absoluta subraya la imposibilidad de acceder a un nivel de satisfacción necesario para la existencia y reproducción de la sociedad. Destaca asimismo la imposibilidad de alcanzar niveles nutricionales adecuados para lograr un crecimiento psico-físico considerado normal, sin importar diferencias espaciales o temporales. Los seguidores de esta línea manifiestan que hay un núcleo irreducible de privación en la idea de pobreza que se traduce en muertes por hambre, desnutrición y penuria, visibles en un diagnóstico de pobreza sin tener que indagar primero el panorama relativo (Sen, 1978).
   Agrega Sen (1983, citado en Boltvinik, 1990) que no se trata de enfoques excluyentes, sino de algún modo complementarios. Por lo tanto puede considerarse un carácter absoluto de la pobreza en cuanto a los requerimientos mínimos y un carácter relativo en relación no a las necesidades, sino a los satisfactores de esas necesidades y su variación espacio-temporal. Sen (2000) prefiere referirse a la pobreza como la privación de capacidades básicas y no meramente como la falta de ingresos, que es el criterio habitual con el que se identifica la pobreza. Este enfoque permite centrarse en las privaciones que son intrínsecamente importantes para las familias (la renta baja -sostiene- es solo importante desde los instrumental). Este aspecto también encuentra limitaciones para su consideración dadas las características de las fuentes de información.
   Al interior del concepto de pobreza absoluta subyace la idea de pobreza extrema o miseria, entendida como aquella situación que denota la insatisfacción de necesidades mínimas y vitales para la supervivencia (5).
   A partir de la revisión del Diccionario de la Real Academia Española (RAE) 22º Edición (6) se exploraron los conceptos de pobreza y miseria. Tal diccionario define a la pobreza como 1. cualidad de pobre; 2. falta, escasez; 3. dejación voluntaria de todo lo que se posee, y de todo lo que el amor propio puede juzgar necesario, de la cual hacen voto público los religiosos en día de su profesión. La miseria es definida en su 2º acepción como estrechez, falta de lo necesario para el sustento o para otra cosa, pobreza extremada. Esta última acepción justifica el uso del término arriba mencionado (7).
   Con el concepto de miseria ingresamos al campo conceptual sobre la tesis de las necesidades mínimas para la supervivencia, y en este caso son insoslayables los aportes realizados por los trabajos clásicos de Maslow (1954) y su teoría de las necesidades. En efecto, para este autor las necesidades del ser humano están jerarquizadas y escalonadas de forma tal que cuando quedan cubiertas las necesidades de un orden es cuando se empiezan a sentir las necesidades del orden superior. Tal autor identifica cinco niveles de necesidades dentro de la jerarquía:

1. Fisiológicas: constituyen la primera prioridad del individuo y se encuentran relacionadas con su supervivencia. Dentro de estas encontramos la alimentación, agua, mantenimiento de una temperatura corporal adecuada, entre otras.
2.
Seguridad: se relacionan con la tendencia a la conservación frente a situaciones de peligro. Incluye conservación de propiedad, empleo, etc.
3.
Sociales: plantea que el hombre por naturaleza tiene la necesidad de relacionarse, de agrupase informalmente, en familia, con amigos, o formalmente en las organizaciones.
4.
Estima: en esta altura de la pirámide el individuo necesita algo mas que ser miembro de un grupo, se hace necesario recibir reconocimiento de los demás en términos de respeto, status, prestigio, poder, etc.
5.
Autorrealización: consiste en desarrollar el máximo potencial de cada uno. Son ejemplos de ella la autonomía, el autocontrol, la independencia.

   La pobreza extrema o miseria estaría relacionada con la insatisfacción del primer escalón de la pirámide de Maslow, es decir el referido a la insatisfacción de necesidades vitales. La miseria guardaría relación fundamentalmente con el hambre y la desnutrición, como así también con el acceso al agua potable, a una vivienda que permita mantener la temperatura corporal óptima necesaria para la vida, abrigo, mantenimiento de niveles de higiene óptimos para asegurar el no contagio de enfermedades infecciosas, etc. En este sentido, plantean González Cervera et al. (1992, p. 73) que "no es casual que las zonas con mayor número de pobres sean también aquellas en las cuales el consumo de calorías y proteínas es más reducido". Asimismo, la falta de nutrientes y desnutrición incrementa la frecuencia, gravedad, y la duración de las infecciones, derivando con ello en un aumento de la mortalidad (8).
   El hambre, entendido como el principal indicador de la miseria es definido por Josué de Castro (1962) como un asunto tan delicado y peligroso por sus implicancias políticas y sociales que permanece aun como uno de los tabúes de nuestra civilización (9). Este autor desestima la teoría maltusiana al definir al hambre no como un problema de limitación, "sino como un problema de distribución" (de Castro, 1962, p. 48), "no determinado por factores de orden natural, sino de orden social" (de Castro, 1962, p. 146) (10).
   Asimismo, al pretender relacionar miseria con salud infantil, Bronfman (2000) manifiesta que la carencia de alimentos, vestido y servicios indispensables para proteger la salud y atacar la enfermedad es determinante en la posibilidad de ocurrencia de muertes y es factor sinérgico con el modo en que viven los individuos. Del mismo modo, la miseria puede volverse un círculo de transmisión intergeneracional donde la escasa/ausente educación condiciona sobremanera esta posibilidad.

Una aproximación metodológica para medir la pobreza extrema: La tasa de miseria de los hogares.

   En un intento de identificar la extrema pobreza en el NGA se elaboró la tasa de miseria de los hogares (TMH), la cual, usando como fuente de información la base censal, puede ser aplicada en los años 1991 y 2001, superando con ello las limitaciones de las metodologías NBI e IPMH (11). Una virtud extra de este indicador radicaría en el elevado nivel de desagregación geográfica que permite tal fuente de información.
   Las variables a utilizar por esta tasa fueron definidas siguiendo las condiciones planteadas por Kaztman (1996) (12). Las dimensiones consideradas para la identificación de la miseria son (13):

- Vivienda: respecto a la vivienda se puso especial énfasis en la calidad del piso, identificando las viviendas con piso de tierra, el cual de alguna manera evidencia el grado de capitalización que poseen las mismas. Asimismo, constituye también una condición importante respecto a higiene, contaminación, transmisión de vectores infecciosos y salud.
-
Agua: el acceso y la calidad del agua constituye un indicador que denota las características de un bien cuya necesidad es prioritaria para la vida. Sostiene Calamante (2007, p. 83) "el desarrollo infantil está vinculado con las condiciones en que se encuentran actualmente los servicios de agua potable y saneamiento", haciendo así referencia al impacto en la salud infantil de la precaria calidad del agua. Asimismo, un hecho tan simple como la mejora en el abastecimiento de agua y la evacuación de las aguas residuales en los últimos años del siglo XIX fue en gran medida responsable de la disminución de la mortalidad por enfermedades diarreicas y entéricas (Mckeown, 1988). En este trabajo se consideró que el servicio de agua manifiesta una situación de miseria cuando el hogar se provee de agua para consumo fuera del terreno de residencia.
-
Combustible usado para cocinar: la cédula censal ofrece dos grandes categorías ante la respuesta a esta variable, se distingue entre uso de gas para cocinar (en red, tubo o garrafa) y el uso de leña o carbón. La utilización de este último como principal combustible para cocinar también nos aproxima a la escasa capitalización del hogar en cuanto a bienes y servicios estructurales se refiera. Asimismo pone de manifiesto, ante su escasez, la imposibilidad para cocer los alimentos.
-
Educación: la mayoría de los índices de pobreza tienen una componente educativa en su definición. Se consideró manifestación de miseria la presencia en el hogar de al menos un integrante mayor de 12 años (una de las edades límite de la educación obligatoria) que sea analfabeto (que no sepa leer ni escribir).

   La presencia de estas cuatro características en el seno del hogar fue una condición excluyente para considerar al hogar en situación de miseria. Es decir, mientras con el método NBI la presencia de una necesidad insatisfecha definía al hogar como pobre, en el caso de la miseria las cuatro características formuladas deben estar cumplidas como un requisito necesario para la identificación de la miseria. Esta característica sumada a la rigurosidad de las variables mencionadas define el grado de extremidad de la pobreza considerada. En este sentido, usando los datos de los Censos Nacionales de Población, Hogares y Viviendas 1991 y 2001, se detectó cuantos hogares en cada departamento reunían estas cuatro características y fueron relacionadas con el total de hogares de cada departamento.
   Se constató asimismo que la TMH y el IPMH tienen una asociación marcada, con un coeficiente de correlación de 0.66 (14). La distribución espacial de la TMH en los años 1991 y 2001 se observan en la figura 1.

Longhi, Figura 1
Figura 1. Norte Grande Argentino. Distribución espacial de la tasa de miseria de los hogares. 1991 y 2001.

  Los departamentos con los valores más elevados de la tasa -superiores a una desviación estándar en 1991 y 2001- fueron denominados núcleos duros de miseria. Dichos núcleos duros se los ha reconocido y denominado como: a) Campesinos y aborígenes de la Puna, selva y valles del NOA; b) Chaco campesino-aborigen; y c) Campesinado santiagueño. Esta simple enumeración indica que involucran hechos, procesos y sociedades diferentes. En su conjunto suman algo más de 190.000 kilómetros cuadrados y reúnen unos 390.000 habitantes, de los cuales el 53.1% reside en el Chaco campesino-aborigen.

3. El territorio del Chaco campesino-aborigen y las variaciones en la distribución de la miseria

   Conforman este núcleo el departamento salteño de Rivadavia, las jurisdicciones formoseñas de Bermejo, Matacos y Ramón Lista y los departamentos chaqueños de General Güemes, Almirante Brown y Libertador San Martín (mapas 1 y 2). Se trata de un territorio marginal de incorporación tardía a la colonización algodonera operada en Chaco (15). Se localizan también áreas de reciente expansión sojera, comunidades aborígenes desplazadas y estancias ganaderas tradicionales (Bolsi y Paolasso, 2009) (16).

Longhi, Mapa 1
Mapa 1. Núcleo duro de miseria del Chaco campesino-aborigen. Localidades y rutas principales. 2001.

Longhi, Mapa 2
Mapa 2. Chaco campesino-aborigen. Variaciones en la TMH. 1991-2001

   Este núcleo posee en 2001 53.376 hogares, de los cuales el 10.7% presentan las manifestaciones señaladas anteriormente de miseria.
   Los principales grupos aborígenes residentes en esta área son los pueblos Toba y Wichí, los cuales subsisten sobre la base de la pesca en aguas del Pilcomayo, combinada con el trabajo asalariado, formas de producción mercantil simple, y la práctica de la caza y la recolección de frutos silvestres y miel (Gordillo, 1995) (17).
   Este núcleo presentó variaciones espaciales en relación a la distribución de la TMH en 1991 y 2001 (Mapa 2). Se distinguen en tal caso las siguientes categorías:

A. Departamentos que mantienen la condición de miseria en 2001. Se observa el rasgo de estabilidad como una de las características dominantes en la pobreza de este núcleo, involucrando al 54.2 % de la población.
B. Departamentos que ingresan a la condición de núcleo de miseria en 2001. Se destaca el departamento Libertador San Martín, y representan al 26.1% de la población del núcleo duro.
C. Departamentos que egresan de la condición de miseria en 2001. Involucran las jurisdicciones de Matacos y Almirante Brown, representando el 19.7% de la población.

   Se destaca en este sentido el aumento de la miseria hacia el sector oriental del núcleo en decremento del área centro y sur. Asimismo, el incremento de la miseria es superior en términos proporcionales al descenso operado. En conjunto, las áreas de incremento de la miseria y de estabilidad involucran al 80.3% de la población del núcleo duro, esto pone de manifiesto el carácter regresivo del bienestar (18).

4. Territorio y miseria

    Una noción elemental de nuestro trabajo está vinculada con los procesos de territorialización, esto es, la manera en que las sociedades construyen su territorio a lo largo del tiempo. En el análisis sucesivo se estudiarán algunos de los principales procesos territoriales (agropecuarios y poblacionales) que estarían relacionados con la dinámica de la miseria en este núcleo durante los '90. Es posible conjeturar sobre consecuencias diferenciadas de un mismo proceso en territorios diferentes.
    Las principales fuentes de información que se utilizan son los Censos Nacionales Agropecuarios, los Censos Nacionales de Población, Hogares y Viviendas y las Estadísticas Vitales (19). Se analiza seguidamente, y de modo comparativo, las variables agropecuarias y demográficas mencionadas según las categorías identificadas en cuanto a las variaciones de la miseria.

Grandes masas de cultivos

    La superficie implantada registró un aumento general en esta área, mínimo en el área de ascenso de la miseria (2.3%) y máximo en el área de descenso de la misma (737%), mientras en el área que mostrara un comportamiento estable la superficie implantada ascendió el 17.9%.
    Este aumento de la superficie implantada se asoció con distintos cultivos. Puede observarse en la tabla 1 el comportamiento de las grandes masas de cultivos en los sectores considerados. El área de avance de la miseria registra un aumento considerable de los cereales y las oleaginosas, en detrimento de los cultivos industriales. Asimismo el área de descenso de la miseria exhibe aumento de las oleaginosas y descenso -en este caso- de los cereales y los cultivos industriales; no manteniendo este descenso un correlato en los valores absolutos, los cuales -dentro del contexto mencionado- aumentaron su superficie en 10267 y 4723 has respectivamente.

Tabla 1. Chaco aborigen-campesino. Cambios porcentuales en las masas de cultivo en las áreas de crecimiento, descenso y estabilidad de la miseria. 1998 y 2002.

Cereales Oleaginosas Industriales Frutales Citrus Forrajeras Hortalizas
y legumbres
Forestal Sup. Imp.
Avance de la miseria 7,4 25,8 -30,2 -0,2 0,1 2,1 -6,8 1,7 2,3
Descenso de la miseria -22,8 37,8 -14,1 0,0 0,0 0,6 -0,7 -0,7 737,4
Estabilidad en el comportamiento 10,8 0,1 -25,0 0,0 0,0 7,8 5,7 0,7 17,9

Fuente: Censos Nacionales Agropecuarios 1988 y 2002. Elaboración propia.

   Por otro lado, en el sector de estabilidad del comportamiento de la miseria, el principal cambio se asoció con el descenso de los cultivos industriales, representado principalmente por el algodón. No obstante, es preciso señalar que los cultivos industriales representan en esta área las mayores proporciones del núcleo. Puede observarse en la figura 2 la estructura de las grandes masas de cultivo según sectores en el año 2002. Las mayores diferencias entre los sectores considerados se presentan en relación a los cultivos industriales y las oleaginosas, destacándose la preeminencia de los primeros en los sectores estables y de las oleaginosas en las áreas que disminuyen su miseria.

Longhi, Figura 2

Figura 2. Chaco campesino-aborigen. Grandes masas de cultivos. 2002
Fuente
: Censo Nacional Agropecuario 2002. Elaboración propia.

La estructura ganadera

   La ganadería creció en los tres sectores considerados. Dicho crecimiento fue mínimo en el sector de ascenso de la miseria (27.5%), se cuadruplicó en el sector de descenso de la misma, y se quintuplicó en los sectores que mostraran estabilidad, siendo este último el que reúne la mayor cantidad de cabezas de ganado en el año 2002 (tabla 2). En esta área se destaca la preeminencia de ganado bovino, el cual a pesar de mostrar un descenso relativo, mostró un crecimiento sustantivo en los valores absolutos. Asimismo el ganado caprino expuso también un marcado crecimiento.

Tabla 2. Chaco campesino-aborigen. Estructura ganadera según comportamiento de la miseria. 1988 y 2002.

Años Bovinos Ovinos Equinos Porcinos Caprinos Otros
Avance de la miseria 1988 87,0 3,2 5,8 1,6 2,3 0,0
2002 88,7 3,1 4,4 1,3 2,6 0,1
Diferencia 1,7 -0,1 -1,5 -0,4 0,2 0,1
Descenso de la miseria 1988 63,1 6,1 7,4 5,3 18,1 0,0
2002 64,7 4,9 3,8 4,4 22,2 0,0
Diferencia 1,6 -1,2 -3,6 -0,8 4,1 0,0
Estabilidad en el comportamiento 1988 58,4 7,4 7,1 8,2 18,8 0,0
2002 43,9 9,7 5,0 12,8 28,2 0,0
Diferencia -14,5 2,3 -2,1 4,6 9,3 0,0

Fuente: Censos Nacionales Agropecuarios 1988 y 2002. Elaboración propia.

   Por otro lado, las áreas que mostraran avance o retroceso de la miseria no registran variaciones mayores en la composición ganadera, destacándose la preeminencia de ganado bovino -tanto en 1988 como en 2002- y un sutil ascenso del ganado caprino en el sector de descenso de la miseria, lo cual condujo a representar en 2002 el 22% de las cabezas de ganado en este sector.

El tamaño de las explotaciones.

   La figura 3 expresa las principales variaciones en la cantidad y el tamaño de las explotaciones agropecuarias en los sectores definidos según las variaciones de la miseria. Un carácter común en tales sectores lo constituye el crecimiento de la superficie ocupada por las grandes explotaciones, adquiriendo mayor relevancia en el sector de descenso y estabilidad en la miseria. En estos no existían en el año 1988 eap's mayores a las 5000 has, las cuales pasaron a representar en 2002 el 18 y 16.8% de la superficie implantada respectivamente.

Longhi, Figura 3
Figura 3. Chaco aborigen y campesino. Variaciones en el tamaño y cantidad de las explotaciones según comportamiento de la miseria. 1988-2002.

   Por otro lado, en el sector de avance de la miseria, la proporción de eap's menores a las 5 has -vinculadas con la economía campesina- mostró un fuerte descenso. En efecto, tal rango de superficie representaba en 1988 el 17.6% del total de las eap's, pasando a representar en 2002 el 8.5% de las mismas. No existe en ningún otro rango del sector considerado variación que supere la expuesta, ni tampoco en ninguno de los otros sectores considerados proporciones importantes de eap's vinculadas al campesinado.

La estructura según área de residencia y los componentes del crecimiento de la población.

   Se observó en los sectores definidos la evolución de la población total, discriminada según residencia urbana o rural (tabla 3). Se detecta crecimiento de población en los tres sectores, alcanzando las mayores proporciones en el caso de comportamiento estable de la miseria. Asimismo, este sector alcanza la mayor cantidad de personas en 2001, constituyendo la población rural -a pesar del descenso manifestado- la de mayor importancia en la estructura.

Tabla 3. Chaco aborigen y campesino. Cambios en la población según residencia urbana - rural en las áreas de crecimiento, descenso y estabilidad de la miseria. 1991 y 2001.

  Población
1991
Población
2001
Crec.
porcentual
%
Población
urbana
Población
rural
1991 2001 1991 2001
Avance de la miseria 47.917 54.470 13,7 51,3 64,6 48,7 35,4
Descenso de la miseria 21.575 22.979 6,5 55,0 71,1 45,0 20,9
Estabilidad en el comportamiento 81.547 113.235 38,8 18,3 33,3 81,7 66,7

Fuente: Censos Nacionales de Población, Hogares y Viviendas 1991 y 2001. Elaboración propia.

   Tanto el área de avance como de disminución de la miseria exhiben crecimiento de la población motivado por la población urbana; dicho crecimiento adquiere en ambos sectores magnitudes y características similares. No obstante, son notables las diferencias en cuanto al componente del crecimiento, ya que mientras las primeras expulsan población, las áreas de descenso de la miseria reciben población, en un contexto de elevado crecimiento natural (tabla 4).

Tabla 4. Chaco aborigen y campesino. Crecimiento total, natural y migratorio de la población en las áreas de crecimiento, descenso y estabilidad de la miseria. 1991 y 2001.

  TCTMAI TCNMAI TCMMAI
Avance de la miseria 12,8 25,7 -12,9
Descenso de la miseria 34,8 39,7 14,1
Estabilidad en el comportamiento 32,5 38,1 13,8

Fuentes: Censos Nacionales de Población, Hogares y Viviendas 1991 y 2001. Programa Nacional de Estadísticas de Salud. Elaboración propia.

   En este núcleo el avance de la miseria expulsa población; se infiere en este caso que se trata de población campesina, vistas las características que asume la población rural y la disminución de las eap's de menor tamaño. No obstante, esta condición de movilidad de la población no puede identificarse claramente con la fuente censal, lo cual implica necesariamente el uso de metodologías cualitativas.
   Sin embargo, las características de las personas que llegaron al área de descenso de la miseria pueden ser analizadas con la fuente mencionada (20). Se detecta que el 8% de la población que no vivía en las localidades del sector cinco años antes del año 2001 residían en otras localidades de la provincia o en otra provincia, siendo mínima la inmigración internacional. La tabla 5 exhibe las principales ramas de actividad económica en las que se insertan dichos migrantes en los departamentos que mostraran descenso de la miseria; observándose en este sentido una gran heterogeneidad de situaciones. Se detecta en el departamento Almirante Brown la elevada proporción que registran los inmigrantes dedicados a actividades primarias y al comercio. Por el contrario, en el departamento Matacos -siendo también relevantes estas actividades- se agregan en importancia las actividades vinculadas a la construcción, pero fundamentalmente aquellas ligadas a la administración pública, defensa y seguridad social obligatoria.

Tabla 5. Chaco aborigen y campesino. Descenso de la miseria. Rama de actividad económica de inmigrantes intra e interprovinciales. 2001.

Rama de actividad económica Departamento
Almirante Brown
Departamento
Matacos
Agricultura, ganadería, caza y silvicultura 38,9 14,4
Industria manufacturera 10,5 5,7
Electricidad, gas y agua 0,4 0,3
Construcción 8,2 13,2
Comercio al por mayor y menor; reparación de vehículos
automotores, motocicletas, efectos personales y enseres
domésticos
14,7 13,5
Servicios de hotelería y restaurantes 0,4 2,4
Servicio de transporte, de almacenamiento y de comunicaciones 3,8 3,3
Servicios inmobiliarios, empresariales y de alquiler 1,1 1,5
Administración pública, defensa y seguridad social obligatoria 3,8 18,6
Enseñanza 8,4 9,9
Servicios sociales y de salud 0,7 3,3
Servicios comunitarios, sociales y personales 1,7 3,9
Servicios de hogares privados que contratan servicio doméstico 3,8 6,3
Actividades no bien especificadas 3,6 3,6

Fuente: Censos Nacionales de Población, Hogares y Viviendas 2001. Elaboración propia.Elaboración propia.

5. Consideraciones finales

   La conceptualización, medición y análisis de la distribución espacial de la miseria en el territorio del Norte Grande Argentino permitió identificar los núcleos más críticos del territorio. Asimismo, el uso de variables censales relevadas en ambas fechas censales (1991 y 2001) hizo posible la comparación de las distribuciones y el análisis de las variaciones espaciales en el transcurso de la década. El Chaco campesino-aborigen quedó identificado así por la magnitud que alcanzan las carencias extremas y por la población involucrada con dicha situación. Esta condición puso de manifiesto el carácter "residual" de las sociedades aborígenes y campesinas en la generación de riqueza (21). Asimismo pudo subdividirse al núcleo según los sectores identificados a partir de las variaciones operadas en la TMH, permitiendo el análisis de las relaciones entre cada sector y las relaciones con algunos de los principales procesos territoriales acaecidos durante los '90.
   Dicho análisis permitió identificar la heterogeneidad y complejidad de las situaciones puestas de manifiesto. El sector donde avanzó la miseria -Departamento Libertador General San Martín- presenta, en un contexto de mínimas variaciones de la superficie implantada, un importante crecimiento de cereales y oleaginosas en decremento de los cultivos industriales, siendo evidente es este caso un proceso de reemplazo de los cultivos de algodón. La ganadería no mostró mayores variaciones; no obstante, se destaca un descenso brusco de las eap's menores a 25 has -en particular de aquellas menores a 5 has- conjeturando ante esta evidencia, junto a los saldos migratorios negativos registrados y el descenso de la población rural -tanto en términos absolutos como relativos-, un marcado proceso de expulsión campesina. Se ignora en este caso el destino de dicha población y la imposibilidad de estudiarle con las fuentes aquí utilizadas.
   En el sector donde desciende la miseria se detecta un marcado aumento de la superficie implantada y de los cultivos de oleaginosas, complementado con un importante crecimiento de la ganadería bovina. En este contexto crecen notoriamente las grandes eap's, destacándose la irrupción de categorías máximas de superficie desconocidas en la estructura anterior. Asimismo se registraron saldos migratorios positivos, provenientes de localidades provinciales y extra provinciales, cuyas ramas de actividad económica principal presenta distinciones según el departamento considerado: en Almirante Brown prevalecen las actividades primarias y el comercio mientras en Matacos se destaca la administración pública, agricultura, comercio y construcción.
   Finalmente, el sector que se destacara por la estabilidad en la variación de la miseria exhibe disminución de los cultivos industriales, importante crecimiento de la ganadería, logrando una estructura dual entre bovinos y caprinos. El tamaño de las explotaciones mostró una estructura y variaciones similares al área de descenso de la miseria, caracterizado por el importante aumento de las eap's de mayor tamaño. La población mostró asimismo un crecimiento sostenido, manteniendo una preeminencia rural en la estructura demográfica.
   Estas características nos permiten conjeturar sobre la desarticulación entre el proceso de sojización y el campesinado (22). Si bien la superficie ocupada con soja creció en todos los sectores del núcleo, los resultados son diferenciados. En el sector de descenso de la miseria operó un marcado proceso de sojización; no obstante, tal desarticulación no se observó puesto que la economía campesina no constituye un actor importante en tal sector. En el sector de avance de la miseria pudo observarse todo lo contrario. Puede detectarse así un proceso similar con resultados diferentes según el sector considerado del núcleo.

Notas

(1) Una versión previa de este trabajo fue presentada para su discusión en las VII Jornadas de investigación y Debate: Conflictos Rurales en la Argentina del Bicentenario; significados, alcances y proyecciones, realizadas en la Universidad Nacional de Quilmas entre los días 19, 20 y 21 de mayo de 2010. Se agradecen los comentarios, críticas y sugerencias recibidas, especialmente los de Alfredo Bolsi, Pablo Paolasso, Julieta Krapovickas, Raquel Gil Montero, Karina Bidaseca y los evaluadores anónimos de Mundo Agrario. Los errores existentes -no obstante- son de responsabilidad exclusiva del autor.

(2) La propia falta de precisión teórica del concepto de pobreza impide también considerar a los pobres como un grupo social estricto, y la naturaleza descriptiva del concepto solo permite, en principio, considerarlo como una categoría social clasificatoria que funciona como un agregado estadístico (Moreno, 1995)

(3) Basados en esta concepción de la pobreza Meichtry y Fantín (2004) desarrollaron el Índice de Privación de Medios de Vida y lo aplicaron con información de los Censos Nacionales de Población, Hogares y Viviendas 1991 y 2001. No obstante, la pérdida de estirpe, entendida según la Real Academia Española en su primera acepción como la raíz y tronco de una familia o linaje, no puede ser considerada a partir de las fuentes de información utilizadas.

(4) El estudio de la pobreza subjetiva constituye un campo muy poco analizado hasta el momento. Sostiene Giarrizzo (2007) que dicha manifestación de la pobreza incluye a aquellas personas cuyos ingresos superan el monto mínimo de subsistencia, pero a pesar de ello se perciben y definen a si mismos como pobres; dichas personas se sienten pobres por no poder alcanzar el nivel de vida que desean, que en general incluye el acceso a productos y servicios vinculados con la vivienda, la educación, la salud y la tecnología, o por haber perdido el nivel de vida que tuvieron en periodos anteriores. Para más detalle sobre esta manifestación de la pobreza en el caso argentino ver Giarrizzo (2007)

(5) Plantea Boltvinik (1990) que lo necesario para sustentar la vida no es lo superfluo ni lo contingente. Por lo contrario es algo sobre lo cual no podemos ejercer nuestra libertad, puesto que es algo de lo cual nos es imposible sustraernos.

(6) Disponible en Diccionario de la Real academia Española (21ª Ed.): http://www.rae.es/rae.html (15 de marzo de 2007).

(7) El estudio de la relación miseria-mortalidad infantil evidenció una mayor asociación teórica y estadística que la relación pobreza-mortalidad infantil (Bolsi, Longhi y Paolasso, 2009). En este sentido afirman Hommes y Soto (1999) que la mortalidad infantil es un indicador confiable de la miseria, entendida esta como un resultado de la incapacidad de satisfacer ciertas necesidades básicas (nutrición, vivienda, abrigo) que permiten gozar de un nivel de vida mínimo para la conservación humana.

(8) Cfr. Livi Bacci (1990).

(9) No obstante, el hambre no es solo el resultado de una insuficiente cantidad de comida, sino también de su baja calidad (Altvater, 2007).

(10) Malthus en sus estudios clásicos sobre población y recursos afirmaba el ritmo diferencial del crecimiento de ambas dinámicas. Esta situación de desequilibrio requiere la aplicación de frenos maltusianos. No obstante, desde la teoría de Boserup, este desequilibrio puede redundar en un desarrollo de nuevas tecnologías, lo cual evita la aplicación de los mencionados frenos y mantiene el equilibrio de los recursos ante el aumento poblacional. Las obras clásicas que exponen estas teorías son: Thomas Malthus. (1798). Ensayo sobre el principio de la población; y Ester Boserup (1984). Población y cambio tecnológico. Estudio de las tendencias a largo plazo.

(11) Cfr. Bolsi, Longhi y Paolasso (2009).

(12) Dichas condiciones se refieren a agregación geográfica, representatividad, universalidad, estabilidad y simplicidad de los indicadores.

(13) El déficit de consumo alimentario, ya sea por escasez o mala calidad, es quizás el indicador más representativo de la miseria. No obstante, la fuente de información censal no posee información al respecto, por lo cual la selección de las variables incluidas en la tasa de miseria procuraron identificar las carencias extremas usando la fuente censal y aprovechando las ventajas que de ello se deriva.

(14) Este coeficiente fue calculado en el año 2001, siendo imposible calcularlo en el año 1991 dadas las limitaciones del IPMH de ser aplicado en dicho año.

(15) La colonización algodonera en esta área tuvo su expansión a principios de siglo, fuertemente impulsada por el Estado y por la inmigración europea. Basadas mayormente en unidades productivas pequeñas y medianas, con una importante participación de trabajo familiar, estas colonias comenzaron a emplear desde 1920 a una muy importante cantidad de indígenas y campesinos criollos de las provincias de Chaco, Formosa y Corrientes. Este proceso de captación coercitivas tuvo similares formas de explotación a las ocurridas años atrás en los ingenios azucareros salto-jujeños (Gordillo, 1995).

(16) Los pobladores criollos residentes son descendientes de los primeros criollos que llegaron a la zona a principios del siglo XX; practican en su mayoría una ganadería montaraz y viven en condiciones de pobreza similares a las de los grupos indígenas.

(17) Estos pueblos aborígenes fueron reclutados hasta aproximadamente mediados de siglo XX como mano de obra en la consolidación y expansión de la agroindustria azucarera en Salta y Jujuy, siendo sometidos a formas extremas de explotación (Gordillo, 1995; Bisio y Forni, 1976 y Bolsi y Ortiz de D'Arterio (2000). Estas condiciones fueron atenuadas por legislaciones tales como el Estatuto del Peón Rural sancionado por Decreto Ley Nº 28.169 en 1944, complementado con la sanción de la Ley 13.020 de protección al trabajador de cosecha y obrero de temporada; se establecía por primera vez la aplicación de las normas laborales en la relación de trabajo rural: salarios mínimos, descanso dominical, vacaciones pagas, estabilidad, condiciones de abrigo, espacio e higiene en el alojamiento del trabajador. No obstante, a partir de la mecanización de la zafra salto-jujeña en los '60 y la interrupción de este empleo temporal, acabó la fuente de ingresos que cubría la subsistencia durante siete meses al año, y por ende condujo a un mayor empobrecimiento relativo y a un incremento de la presión sobre la pesca, la caza y la recolección. Como parte de este proceso, y dada la actual incapacidad de estas actividades de cubrir por si solas la reproducción de los grupos domésticos, se incrementó la migración rural-urbana y la formación de asentamientos indígenas periurbanos, sobretodo en Tartagal, Embarcación, en poblados ubicados sobre la Ruta Nacional 34 y en Ingeniero Juárez, donde los aborígenes viven de las "changas" y de los empleos en la intendencia (Gordillo, 1995 y 1999).

(18) La proporción de hogares con algún miembro indígena exhibe en 2001 disimilitudes importantes según el sector considerado. En el área de descenso de la miseria el 7.9% de los hogares reconocen miembro indígena, en la de estabilidad tal proporción asciende al 28.1%, mientras en el sector de avance corresponde el 10%.

(19) Las fuentes presentan distinta calidad, destacándose el Censo Nacional Agropecuario 2008 como el de menor calidad. No existe fuente alternativa que pueda suplir el Censo, por este motivo se sugiere tomar los resultados detectados con cautela.

(20) Se utiliza en este caso la pregunta ¿dónde vivía hace cinco años?, correspondiente al Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2001.

(21) El calificativo "residual" se lo utiliza en los términos de Zigmunt Bauman. Ver Bauman, Z. (2005). Vidas desperdiciadas: la modernidad y sus parias. Buenos Aires: Paidós.

(22) Si bien las fuentes permitieron el estudio de las relaciones entre determinados procesos territoriales y el campesinado, las variaciones en la población aborigen y su relación con dichos procesos no pudo estudiarse dada la ausencia de información en los Censos anteriores a 2001.

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Fecha de recibido: 26 de mayo de 2010.
Fecha de publicado: 10 de noviembre de 2010.

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