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Mundo agrario

versión On-line ISSN 1515-5994

Mundo agr. vol.12 no.24 La Plata ene./jun. 2012

 

DOSSIER

Empresarialidad y desarrollo local en la región rural periurbana de La Plata

Entrepreneurship and local development in the peri-urban rural region of La Plata

 

Rossana Cacivio1; Roberto Ringuelet2

1 Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales
Universidad Nacional de La Plata, Argentina
rcacivio@agro.unlp.edu.ar

2 Facultad Facultad de Psicología / Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales
Universidad Nacional de La Plata, Argentina
rringuelet@ciudad.com.ar

 


Resumen
El artículo se centra en la reflexión analítica de los participantes de un programa de desarrollo emprendedor en la Región Rural Periurbana centrada en el municipio de La Plata. El programa partió de una acción de extensión de la Universidad Nacional de La Plata (Olmos Emprende), cuyo desarrollo derivó en la articulación con programas más abarcativos de orden nacional y provincial.
El primer objetivo es describir las condiciones específicas en las que se desarrolla la empresarialidad en América Latina y contextualizar la experiencia presentada. Posteriormente se hace una consideración del contexto territorial local que habría facilitado la participación en el programa teniendo en cuenta dos ámbitos regionales: por un lado la Región Rural Periurbana en general y por el otro lado, una serie de dimensiones locales que, además de factores tecno-económicos y marcos regulatorios estatales, incluyera circunstancias sociales y culturales.
La pregunta que atraviesa el texto, focaliza la ubicación de la empresarialidad en el territorio, enfocado en sus posibilidades de desarrollo local. Observamos entonces las situaciones de interfase entre diversos actores territoriales, entre grupos de ciudadanos, diversas agencias estatales y la participación asimismo diversa de los agentes privados.

Palabras clave: Desarrollo emprendedor; Empresarialidad; Periurbano; Desarrollo local

Abstract
This article is focused on analytical thinking of the participants of a entrepreneurial development programme in the peri-urban rural region focus in the city of La Plata. The programme it started with an action of the extension of the Universidad Nacional de la Plata (Olmos Emprende), the development led to the joint and more programs national and provincial. The first objective is to describe the conditions in the entrepreneurship in Latin America and contextualize the experience presented. Afterwards a consideration of the local territorial context that would have facilitated the participation in the program, taking into account two regional areas: On the one hand the periurban rural region in general and on the other hand, a series of local dimensions that, in addition to factors techno-economic state and regulatory frameworks, include social and cultural circumstances.
The question that crosses the text, focuses on the location of the entrepreneurship in the territory, focusing on their possibilities of local development. We observed the situations of interface between various regional actors, between groups of citizens, various state agencies and the diverse participation also of private agents.

Key words: Entrepreneurial development; Entrepreneurship; Periurban; Local development


 

El siguiente artículo se centra en la reflexión analítica que han hecho los propios participantes de un programa de desarrollo emprendedor en la Región Rural Periurbana, focalizado en el Municipio de La Plata. El programa partió de una acción de extensión de la Universidad Nacional de La Plata (Olmos Emprende), cuyo desarrollo derivó en la articulación con programas más abarcativos de orden nacional y provincial. En esta oportunidad, nos interesa tratar más que el detalle de la acción del programa, ubicarlo en el marco general del desarrollo local, como una regulación territorial en términos de una amplia integración participativa de la diversidad de agentes sociales y de su participación en acciones concertadas. Pero esto, en nuestro caso, parte de la existencia de marcadas distancias sociales y culturales, trabas estatales y situaciones fragmentadas que necesitarían de articulaciones y negociaciones políticas (en su sentido más amplio). Lo que está de acuerdo con otros ejemplos latinoamericanos y se distancia de los casos europeos. Un campo de discusión teórica y práctica es, por otra parte, el hecho de que este tipo de programas presentado convive en el área con otras diversas acciones de desarrollo que se complementan, articulan o eventualmente contrastan.

1. Un breve planteo de antecedentes

La generación de nuevos emprendimientos y el fomento empresarial se han convertido en uno de los objetivos de la política, muy generalizados entre los concernientes al desarrollo de las pequeñas y medianas empresas. En los países de América Latina, se está produciendo una verdadera transformación en políticas de desarrollo que incorpora el fomento de nuevos emprendimientos y la promoción de una nueva mentalidad que valoriza la actividad empresarial. Prueba de ello es que en los últimos años han surgido numerosos programas de creación de nuevas empresas y de fomento del "espíritu empresarial", tanto a nivel nacional como en ámbitos municipales y desarrollados por entidades privadas contando frecuentemente con apoyo público, así como por organismos públicos descentralizados (universidades, organismos de financiamiento). Las investigaciones sobre empresarialidad en "economías emergentes" nos han brindado resultados que permiten enmarcar el conocimiento del proceso emprendedor en la región (Kantis y otros, 2002).

Por lo menos desde la última década, los estudios del tema se basan en la consideración de un amplio conjunto de variables influyentes, que trasciende el interés tradicional puesto en los condicionantes individuales y psicológicos. Se consideran así la cultura y el sistema educativo, la estructura y dinámica productiva, las redes que puede agenciar el emprendedor, las regulaciones políticas y otros que configurarían un sistema de desarrollo emprendedor (Kantis y otros, 2004). O sea, la consideración del contexto social general.

En rigor, este enfoque sistémico es válido, pero las acciones que en él se apoyan deben tener en cuenta, como mencionábamos al inicio, las situaciones fragmentadas que comprenden múltiples interfaces que necesitan de articulaciones y negociaciones políticas.

Resumiendo la serie de variables posibles a considerar:

  • La base cultural y particularmente el nivel educativo.

  • La estructura productiva histórica que pueda o no facilitar el ingreso a la actividad. La especialización sectorial que influenciará la experiencia laboral, su bagaje de competencias y las redes de contactos profesionales.

  • El capital social conformado por múltiples redes personales, institucionales y de negocios.

  • El marco regulador de normas económicas y el marco institucional desde el que se puedan apoyar los emprendimientos.

La mayoría de los emprendedores, más allá de su dinamismo, financiaron la creación de su empresa con ahorros personales y de la familia. Sin embargo, los emprendimientos dinámicos utilizan un mayor número de fuentes de financiamiento, asociados a los mecanismos para reducir la necesidad de recursos externos (reparación de equipos antiguos, préstamos personales, etc.).

En las comparaciones, el dinamismo de las nuevas empresas latinoamericanas sería inferior al de aquellas creadas en el sur de Europa y el Este de Asia. Además, las empresas latinoamericanas registran menores niveles de facturación por empleado y una orientación exportadora mucho más baja. Estas diferencias, según el estudio de Kantis, obedecen a una serie de restricciones estructurales de los sistemas emprendedores latinoamericanos. El análisis permite advertir marcadas diferencias culturales, motivacionales, de comportamiento, de adquisición de capacidades y modelos de organización productiva que se hallan relacionados con el desempeño de las nuevas empresas y que son una importante fuente de recomendaciones. En los casos presentados de emprendedores latinoamericanos nacidos en hogares de clase media-baja y baja, son menos dinámicos en comparación con los de los países asiáticos en los cuales la contribución de la carrera empresarial a la movilidad social ascendente es mayor.

Entre los emprendedores asiáticos, es significativamente mayor la influencia de modelos empresariales, de los medios de comunicación y la influencia de la tradición familiar empresaria alcanza su máxima importancia en los distritos industriales. Por lo general, las oportunidades de iniciativa se muestran más difíciles para las nuevas empresas locales de América Latina que en los distritos industriales de Italia o del Este de Asia. Entre las fuentes de aprendizaje para crear empresas, una de las principales consiste en los diversos trabajos que se han tenido con anterioridad. Por otra parte, el aporte del sistema educativo especializado suele ser bastante deficitario.

En América Latina, las escalas iniciales son menores y se orientan en mayor medida a atender necesidades de consumidores de la zona explotando las ventajas de precios derivadas de la proximidad y, en muchos casos, de los menores costos laborales existentes en el ámbito local. Los equipos de emprendedores latinoamericanos tienden a ser menos numerosos y sus redes, además de ser menos estables, están más ceñidas al ámbito social cercano en comparación con el sur de Europa y el este de Asia. La construcción de equipos y redes depende en buena medida de las actitudes y valores predominantes en la sociedad.

Las condiciones del "entorno de negocios" para crear y gestionar empresas son percibidas como más desfavorables por los emprendedores latinoamericanos que por los emprendedores asiáticos o europeos: en relación a la burocracia, impuestos y diversos factores económicos. Asimismo, en relación a las condiciones de financiamiento para iniciar la actividad y recorrer los primeros años de vida de las nuevas empresas.

2. La región

Observamos el territorio rural periurbano de La Plata bajo un modelo de fragmentación, en el marco del contexto de globalización. Vemos una fuerte movilidad de las personas, una compleja dinámica de interacciones en la relación campo-ciudad y una transformación de las actividades productivas en las áreas rurales. Esta mirada interpretativa reemplaza las teorías dicotómicas y del continuum, las cuales durante muchas décadas explicaron la organización de las áreas rurales y sustentaron las políticas públicas de desarrollo rural. Pero estos enfoques muestran sus falencias para explicar los actuales procesos de organización territorial rural y por lo tanto para sostener políticas públicas más eficaces (Ringuelet y Rey, 2010).

Las zonas periurbanas de nuestro país son extremadamente complejas, con mucha población pobre que, en principio, no constituye una base para emprendimientos empresariales, sino que, más bien, las pequeñas producciones del sector se orientan preferentemente hacia la subsistencia. Sus posibilidades económicas de base, capacitación y la orientación general, constituyen fuertes limitantes (Ducraroff y Padin, 2006), que se observan en los estudios sobre financiamiento y apoyos económicos - organizativos a la pequeña producción familiar (Cieza, Duré y Dumrauf, 2010). Tampoco son de fácil constitución otro tipo de emprendimientos ligados a la promoción asociativa y productiva básica o los casos de fábricas recuperadas.

El municipio de La Plata y zona de influencia, como se describe en la Introducción al presente dossier, constituye un conglomerado de porte intermedio que, junto a los vecinos municipios costeros de Ensenada y Berisso, suman una población estimada en unos 700 mil habitantes, con amplias zonas periurbanas de diversa composición (Ringuelet, 2008). El espacio periurbano de La Plata es un territorio de diferencias étnicas y culturales en general (y a su vez de desigualdades sociales), que han constituido grupos con adscripciones de origen más o menos marcadas que en algunos casos han alcanzado fuertes anclajes de pertenencia territorial y parental (Archenti y Ringuelet, 2000).

Entendemos la región como un campo específico de relaciones sociales (campo social rural periurbano), que es un espacio social pluridimensional donde confluyen una diversidad de agencias, en el contexto más abarcativo del conglomerado del Gran La Plata.

La región focalizada es la Delegación Comunal de Lisandro Olmos, ubicada hacia el interior sudoeste (a unos 9 kilómetros del centro) constituyendo un conglomerado poblacional de ocupaciones mixtas, comerciales y de servicios, de pequeñas industrias y numerosas unidades de producción hortiflorícolas.

En general, la localidad presenta buenas condiciones para el asentamiento de la población, ya que no está mayormente afectada por inundaciones o degradaciones del terreno y tiene muchas vías de comunicación. Las condiciones más apropiadas se dan sobre el sector sudoeste, en coincidencia con el centro de la localidad. Entre las calles 155 y 191 (ruta N°36) se organiza un tejido semi-compacto que deja amplios sectores vacíos. Sobre la Avenida 44 entre las calles 179 y 185 se encuentra la Petroquímica MAFISA y la planta de silos de Molinos Campodónico, situación que provoca una interrupción en la continuidad de la trama de la localidad. Desde el casco urbano de La Plata, la accesibilidad es fluida a través de la Avenida 44, situación que se reitera en las vinculaciones regionales por medio de las rutas N°36 (calle 191), 2 y 6. En tal sentido, la localidad actúa como nodo entre rutas y funciona con relativa autonomía dentro del conjunto del partido.

En el Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda de 2001, en Lisandro Olmos se censaron cerca de 18 mil personas, de las cuales 58,2% corresponden a varones y 41,8% a mujeres. Este desfasaje posiblemente se deba a las corrientes migratorias mayoritariamente masculinas, de los países vecinos y del interior. El 23% tiene menos de 14 años y el 74% menos de 64 años, lo que denota una población joven, con un 3,5% de mayores de 64 años, uno de los porcentajes más bajos del Partido de La Plata.

Estimaciones locales actuales hablan de 30.000 personas, casi un 30% de tasa vegetativa en 7 años. Esta característica de la comunidad de Olmos y su impronta migratoria, en sucesivas oleadas de italianos y bolivianos entre otros, en donde los migrantes desarrollan una actitud proactiva para sobrevivir, le da a la localidad un perfil "potencialmente emprendedor". En tal sentido es que pensamos que las políticas públicas deberían acompañar estos indicadores, desarrollando un polo emprendedor donde se rescaten y potencien los "capitales culturales" y los "capitales sociales" básicos, inscriptos en los diversos sectores de población.

3. El Proyecto "Olmos Emprende" y el desarrollo territorial

Podríamos decir que, si bien los objetivos de un programa amplio de desarrollo territorial rural periurbano (aumento de la competitividad del sector agropecuario, desarrollo económico, mejoramiento de la calidad de vida, sostenibilidad ambiental, etc.) están basados en acciones sectoriales, la atención está puesta en estrategias y acciones no sólo sectoriales, sino y muy especialmente de índole territorial. Esto no significa que no contenga acciones sectoriales fuertes, de extensión agropecuaria, transferencia tecnológica, capacitación, crédito y financiamiento rural, creación de infraestructura, comercialización, sino que estas acciones sectoriales están articuladas, y muchas veces subsumidas, en las estrategias territoriales. La primera de ellas consiste en definir con claridad los actores del desarrollo, inscriptos en un territorio fragmentado, y que debe ser reconstruido a través de la articulación de los fragmentos existentes (áreas rurales controladas por productores agropecuarios, artesanos, inversores, prestadores de servicios, etc.), en un espacio rural bajo un proyecto común que de sentido ha dicho territorio. Este proyecto compartido del territorio, además de conciliar las diferentes lógicas de los fragmentos presentes, debe ser estable a través del tiempo y debe tener el mayor grado de identidad posible, de manera que impida la disolución del territorio en tanto construcción social. Es aquí donde cobra sentido el concepto de "territorio", no como sinónimo de espacio, sino como un escenario donde se proyectan y articulan los objetivos de diferentes personas o grupos muchas veces antagónicos entre sí. (Silli, 2000).

El territorio deja de ser un espacio rural neutro y carga por lo tanto un conjunto de intencionalidades políticas, sociales, productivas, culturales que se concretan en función de las capacidades de los actores o los grupos de actores para llevarlas a cabo. El territorio no es entonces un simple soporte físico sino la "arena" o el espacio social donde los grupos sociales construyen un devenir, por lo tanto las características de estos territorios rurales no van a depender sólo de sus condiciones naturales, sino también de las formas en cómo se articulan entre sí los proyectos de cada uno de los actores y como a partir de esta articulación son capaces de valorizar el lugar.

Este pasaje de simple espacio rural a territorio rural transforma al sujeto de desarrollo: ya no se trata del desarrollo de un sector productivo específico (hortícola, lácteo, ganadero, etc.), ni de un grupo de personas (productores familiares, etc.), sino de un territorio valorizado por una sociedad. Aquellas arenas en las que interactúan diversos actores sociales, constituirían nuevas estructuras de aprendizaje ancladas en la interacción, permitiendo a los participantes crear una conexión directa entre aprendizaje y desempeño al ponerlo en práctica. Permite compartir los aspectos dinámicos de la creación del conocimiento. Desde esta perspectiva, a partir del enfoque presentado, el conocimiento de un territorio organizado en función de una idea (territorios que emprenden) vive en una constelación de comunidades de prácticas cuidando cada aspecto específico de las competencias que esta práctica necesita.

Por último, en este sentido, la idea de un desarrollo territorial en el sentido amplio, implica atender a partir de la diversidad regional, el potencial de empresarialidad del territorio, a partir de la convocatoria de un espectro amplio de agentes sociales, incluyendo las instancias públicas, de la que forma parte el proyecto en cuestión y la movilización de la actividad privada, actor ineludible para el desarrollo de la empresarialidad en la región. Es de destacar que, hay en la región una gran diversidad de campos de interacción social, que vinculan instituciones barriales, asociaciones de productores, redes sociales étnico culturales, comunidades localizadas, en donde resalta el dinamismo social en la construcción y reconstrucción de lazos sociales.

Debemos aclarar que estas formas de promoción del desarrollo, orientadas en nuestro caso en el marco del desarrollo local, pueden articularse diversamente con formas asociativas y complementarse eventualmente con otras formas de acción en el medio socio productivo, lo que constituye un nivel más amplio de problematización del tema que nos convoca, aunque no es nuestro objetivo actual. Estas articulaciones dependen del tipo de intervenciones, del contexto regional, de los sectores sociales de base y del campo político en el cual se insertan los programas.

Crecientemente desde la década de 1980, en la Región Rural Periurbana platense se crearon programas de resultados muy variables, que han dado visibilidad a la región al compás de los cambios agrarios y las marcadas transformaciones periurbanas, que han contribuido a incorporar de modo general a la región en un ámbito más dinámico e inclusivo. Pero las políticas regionales no han sido ni comprensivas ni continuas; y estos cambios históricos han sido acompañados tanto de facilitaciones cuanto de trabas burocráticas, superposición de programas y sectorización de intereses que, variablemente, crearon brechas entre las instituciones y los beneficiarios.

Pensamos también que cada programa en particular y su interacción articulada en el territorio, pueden potenciar los resultados específicos, aunque una mejora generalizada depende por un lado de un plan regional general, y por otro lado de soluciones de nivel nacional - provincial, que atiendan los niveles más bajos de pobreza, el desempleo y la precarización, la baja calificación educativa y laboral y la vivienda precaria.

El Programa específico en cuestión, fue aprobado como un Proyecto de Extensión en 2009/2010 por la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales y Universidad Nacional de La Plata con financiamiento de la Secretaría de Extensión. Fue continuado en 2011 con el apoyo de empresas locales y de la Delegación de Lisandro Olmos. Se estableció el Centro de Desarrollo Emprendedor "Olmos Emprende", abierto a la comunidad para incentivar en los jóvenes locales la actitud emprendedora a través del aprendizaje de habilidades para visualización y creación de emprendimientos productivos o de servicios para la comunidad. Desde este comienzo, se buscó fortalecer la vinculación de la UNLP con su Municipio a través del involucramiento de la institución con el desarrollo territorial de áreas periurbanas, poniendo a disposición de la comunidad la capacidad instalada de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales en la forma de intercambio de saberes, prácticas, financiamiento y su capital humano.

El personal del Programa se constituyó con un Director general, docente investigador de la Facultad de Ciencias Agrarias y varios participantes profesores, ayudantes y becarios, más el personal administrativo de la Delegación Olmos y colaboradores eventuales. El Proyecto tuvo una localización fija aportada por la Delegación Comunal en el piso superior de la institución (con aportes de la Universidad y del Municipio), donde se fueron atendiendo diariamente necesidades de vinculación y asesoramiento productivo. Se brindaron diversos cursos y contó con un Espacio - Taller de duración anual para jóvenes interesados en desarrollar capacidades emprendedoras, permitiéndoles generar y gestionar sus propios proyectos de producción o servicios. La idea básica del Proyecto fue dejar capacidad instalada en la localidad de Olmos en términos de infraestructura y capital humano capacitado para que en el futuro, las instituciones intermedias de la localidad traccionen el Proyecto y la Facultad de Ciencias Agrarias quede con funciones de supervisión académica y vinculación con docencia e investigación.

Se formularon de inicio una serie de objetivos específicos, centrados en que los jóvenes:

  • logren un mayor conocimiento de la lógica emprendedora. Esto implicó mostrar modelos y ejemplos de emprendedores que han tenido éxito en el ámbito periurbano rural.

  • produzcan un cambio actitudinal respecto a la autogestión productiva, como una forma de incentivar la disposición a buscar actividades en las que puedan desarrollar sus capacidades.

  • desarrollen competencias sociales complejas. A través de diversas técnicas de aprendizaje se intentó desarrollar competencias y actitudes como la autoconfianza en la tarea, la creatividad, la capacidad de comunicar, la capacidad de asumir riesgos moderados y tolerar la incertidumbre, la persistencia, etc. Así como una mirada de interdependencia de recursos y el reconocimiento del valor que la interacción grupal agrega a sus productos. Las capacidades emprendedoras son una construcción social, y en ello los procesos de educación, la capacitación y la asistencia técnica juegan un rol importante para desarrollar la "cultura empresaria" en una comunidad.

  • concreten y expongan sus proyectos en una feria local periódica de emprendedores, como un inicio para un desarrollo efectivo de los mismos. Feria organizada junto con la Delegación Comunal y las instituciones locales, convocando al público en general. En esta instancia se evalúa con el equipo de trabajo y coordinadores el desarrollo realizado y se premian los mejores desarrollos.

Fue una finalidad del proyecto contribuir a la igualdad de oportunidades entre los jóvenes, mediante la capacitación, el acceso a redes de apoyo y los saberes necesarios para gestionar una pequeña empresa. A partir de un diagnóstico inicial, se concluyó que los escenarios futuros presentan dificultades crecientes para la inserción laboral de los jóvenes. Esta tendencia se agudiza en las localidades periféricas a los centros urbanos como Lisandro Olmos. Sin embargo, el desafío de éstos cordones rurales-periurbanos es rescatar los saberes locales y plasmar sus habilidades culturales en proyectos productivos y de servicios que refuercen el desarrollo regional, en complementación de otras acciones de desarrollo local que puedan implementarse. En el desafío de la inclusión social, sabemos que tendrán más posibilidades de crecimiento, aquellos jóvenes que desarrollen perfiles de empleabilidad y autogestión, por eso nuestra propuesta se orientó a la construcción de un espacio de encuentro entre jóvenes con una finalidad productiva, ofreciendo un respaldo institucional que revalorice los saberes locales, los instrumente en el desarrollo de competencias sociales complejas, los certifique y acompañe en un proceso de organización productiva. Se partió del presupuesto de que, si bien la convocatoria se procesó individualmente, pudiera apoyarse en la pertenencia a círculos identitarios de algún tipo, sean grupos religiosos, étnicos y culturales, comunidades locales, redes sociales u otros, en todas o en alguna de sus fases.

Desde su formulación, el equipo técnico se planteó como resultados esperados:

  • Desarrollar en los interesados competencias sociales complejas.

  • Fomentar la identificación de nuevas oportunidades y la creación de redes de apoyo. En el mismo sentido, la capacidad de articularse en red es un elemento esencial a la hora de respaldar la viabilidad de un proyecto empresarial. El trabajo sobre la construcción y promoción de esas redes por parte de los jóvenes, ayudarlos a vincularse con otros emprendedores, clientes, funcionarios públicos, entidades financieras, proveedores, organizaciones gremiales, etc., es uno de los ejes del proyecto y basamento de la creación de cultura emprendedora.

  • Que los jóvenes puedan concretar proyectos en su comunidad de origen que impliquen un ingreso de base complementario o equivalente a otros que ya obtenga. Esto es apoyar la puesta en marcha y el crecimiento de emprendimientos de carácter agropecuario, agroindustrial o de servicios. Esto incluye la promoción de la diversificación e innovación productiva, que son dos objetivos primarios y ligados entre sí. En muchas áreas rurales la actividad productiva se limita a unas pocas ramas, esta limitación en la variedad de actividades es al mismo tiempo una fuente de oportunidades de negocios factibles de desarrollar. Es posible entonces orientar a los emprendedores para que encuentren actividades vacantes en sus territorios, articulándolos con el apoyo técnico necesario y de acceso a redes comerciales.

Además de estas actividades habituales en la región, existen en el ámbito rural periurbano actividades económicas que son de acceso relativamente fácil para los jóvenes. Se trata en general de actividades productivas que no demandan grandes superficies de tierra y que tienen un componente intensivo de trabajo y conocimiento tecnológico. Entre estas actividades innovadoras se encuentran los servicios de distinto tipo, que en muchas zonas rurales son escasos y representan una fuente potencial importante de proyectos viables. En el mismo sentido la posibilidad de insertarse en las principales cadenas agroindustriales del territorio, reemplazando proveedores actuales extraterritoriales, o desarrollando eslabones débiles de la cadena productiva. Estas opciones son una fuente potencial de negocios que refuerza los existentes en el tiempo.

Las acciones puntuales las podemos resumir en lo siguiente:

  • Se realizaron cursos de capacitación y se dio asistencia técnica y consultorías. Lo que tuvo una participación aproximada de cien jóvenes.

  • Se realizaron cursos de formación de formadores.

  • Se dejó capacidad instalada para actividades periódicas.

  • Se realizaron ferias periódicas de proyectos y producciones.

  • Se hizo una amplia difusión del Proyecto por medios masivos y mediante consultas directas; se editó un video informativo.

  • Se articuló el Proyecto con acciones a nivel provincial y nacional.

  • Se establecieron diversas redes institucionales de apoyo, de financiamiento, de emprendedores y de consumidores.

No nos ha sido posible realizar una evaluación de impacto regional efectivo, tanto por el corto tiempo transcurrido, cuanto por el hecho de que, el campo social constituido por el proyecto, se incluye en un ámbito mayor y complejo. Los resultados inmediatos de evaluación parcial han sido, en lo general, considerados como positivos. La difusión general del Proyecto y sus logros parciales han tenido una difusión masiva a nivel regional. Las acciones concretas, creemos que podrían tener, si logran continuidad, un impacto regional efectivo y una demanda creciente mediante mecanismos de demostración y otros medios de difusión.

4. Reflexiones finales

Reiteramos que las estrategias de desarrollo rural, especialmente en el territorio periurbano, deberán repensarse desde una situación de fragmentación social y consecuentemente desde la consideración de diversas interfaces y la eventual formación de conflictos. Esto hace difícil la construcción de una oferta de saberes transformados en productos y servicios. Y este ha sido el desafío político intelectual del Proyecto, como una estrategia entre otras posibles de desarrollo territorial, que supere la dinámica de fragmentación y genere procesos sostenibles de desarrollo (Silli, 1999). Es evidente que los jóvenes presentan dificultades crecientes para su inserción laboral. Esta tendencia se agudiza en las localidades periféricas a los centros urbanos, alejados de las posibilidades de inserción laboral y académica pero fundamentalmente inmersos en la lógica de la marginalidad y la exclusión. La desocupación y la falta de inserción productiva tienen mayor impacto en la población joven, que se enfrenta a una serie de opciones para cambiar su situación presente: Perseverar en la búsqueda de trabajo, generar nuevos emprendimientos o migrar hacia zonas plenamente urbanas. Hemos observado la falta de oportunidades de la población local para encontrar medios de vida entre las actividades tradicionales del territorio, ya sea por desconocimiento de las técnicas necesarias para actividades específicas (p. e. en las actividades agrarias de desbrote, desflorado, hormoneado en cultivos hortícolas), por ruptura de la cultura del trabajo y pérdida de las comunidades de práctica que dominan un conjunto de capacidades en una comunidad, por apatía social aprendida ante nuevos desafíos o desarrollo de capacidades o, finalmente, por la prevalencia de subsidios y planes sociales que compiten con la incorporación de trabajadores a la formalización laboral. Causas todas estas de despoblamiento y deterioro en la calidad de vida del rural periurbano. Por otra parte, para responder a las demandas emergentes de los nuevos modelos productivos, de mayor complejidad y más tecnificados, se requiere desarrollar nuevos perfiles laborales con capacidades y competencias más específicas así como una comprensión más amplia del proceso productivo que comience en la demanda del consumidor y recorra todos los eslabones de la cadena agroalimentaria hasta la entrega del producto con agregado de valor.

La alternativa de crear un nuevo emprendimiento o comenzar actividades de diversificación productiva, adquiere razonabilidad económica frente a la escasez de empleos, o a la baja calidad de éstos. La opción de emprender presenta en las condiciones actuales un bajo costo de oportunidad, frente a la perspectiva del empleo. Por todo esto, reiteramos la necesidad de rescatar los saberes locales de las culturas productivas, revalorizando la cultura del trabajo a través de la producción hortícola y agroindustrial en general. En este marco ubicamos la posibilidad para los jóvenes de visualizar un proyecto propio, generando una contención social para aquellos con menores recursos. Un desafío en este marco de investigación - acción, ha sido dar el mayor alcance posible a la convocatoria en cuanto a diversidad de estratos económicos, entendiendo que los recursos no solo son económicos, sino que se integran a competencias sociales complejas. Entendiendo que el anclaje económico es un eje básico, pero que en la estratificación social este se integra complejamente con las dimensiones social y cultural. El joven simultáneamente integra en su agencia la posibilidad de un ingreso, la búsqueda de mayor educación y reconocimiento social, la ampliación de sus redes sociales y el afianzamiento de su identidad.

Reiteramos asimismo que no desconocemos que una estrategia amplia de desarrollo del periurbano platense (y especialmente referida a los jóvenes), depende en gran medida de los marcos del desarrollo regional más amplio en vistas a solucionar los niveles bajos de pobreza y desempleo, en el marco de la generación de políticas públicas. Dentro de los límites de su condición de clase social, los jóvenes tienen ciertos márgenes de acción que pueden movilizar para posicionarse más favorablemente, aunque en los sectores sociales más pobres las posibilidades más inmediatas son los ingresos asistenciales o trabajos temporarios que aseguran un ingreso mínimo (Drukarof y Padin 2006).

El periurbano platense y particularmente los jóvenes, representan una alta incidencia en ocupaciones precarizadas (Eguia, Piovani, Peiró y Santa María, 2008; Santa María, 2009). Cuando hay persistencia de bolsones de pobreza con la permanencia fuera del circuito formal de ingresos y empleo durante varios años, baja calificación educativa / laboral y vivienda en condiciones precarias (pobres estructurales), es difícil movilizar personas y grupos en términos de empresarialidad. Hechas estas aclaraciones, desde el nivel local, entendido con cierta amplitud, es posible movilizar recursos en ciertas condiciones.

Los estratos posibles de beneficiarios del proyecto en principio provienen de sectores muy variados de clases medias y bajas, con diversas experiencias propias o paternas de trabajo y niveles de educación, adscritos a diversas redes y grupos sociales factibles de activar. Entendemos como jóvenes del periurbano rural (en el marco de lo que se conoce como "nueva ruralidad"), no solo a los jóvenes de las pequeñas localidades y parajes rurales, sino también a aquellos que, a causa de la migración rural inter o intranacional, se ven obligados a residir en localidades urbanas con una dinámica económica que depende de la actividad rural.

Estos jóvenes tienen ciertas características que los diferencian de aquellos con los que suelen trabajar los programas de incentivo a jóvenes emprendedores. La mayoría de estos programas trabajan con jóvenes urbanos, con una escolaridad que supera los 12 años (secundario completo, o universitarios), y con una serie de experiencias relacionadas con la forma de vida típica de la ciudad, donde predomina la lógica del mercado y del consumo y con un fuerte desarrollo de actividades de servicios de distintos tipos. Todo esto se da, además, en un contexto de presencia fuerte de la tecnología, tanto aplicada a la producción como a las comunicaciones, y a la administración y comercialización.

Por otra parte, en el periurbano rural, reconocemos formas de sociabilidad relativamente más personalistas - comunitarias así como situaciones complejas de interculturalidad. Las formas de vida de los actores rural periurbanos hacen que sus experiencias sean diferentes a las de los jóvenes urbanos. En principio, y por las características propias de la producción agropecuaria, los ciclos anuales de producción y la relación con la naturaleza tienen mucha presencia. Muchas veces lo cíclico tiene más peso en su imaginario que la proyección en una perspectiva lineal del tiempo, característica de la organización en la producción en serie y en la cultura de la modernidad. En el caso de los jóvenes del periurbano rural, hemos visto en el marco del programa que su situación es distinta. La mayoría de ellos no son universitarios y muchos no han completado la educación secundaria. En el caso que si lo han hecho, sus experiencias de aprendizaje no están concentradas única ni principalmente en el ámbito escolar, sino que sus distintas actividades productivas (en el marco de relaciones familiares o como empleados o peones rurales) constituyen un espacio importante para aprender. Esta es una característica necesaria a tener en cuenta, tanto a la hora de la sensibilización, como al encarar las capacitaciones.

Las técnicas de formación a utilizar están asentadas en un pensamiento pedagógico de "aprender haciendo", y en ese criterio se debe basar su metodología. Tomando el concepto de comunidad de práctica y centrando el análisis en los sistemas sociales de aprendizaje, articulamos la relación entre el conocimiento y la comunidad. La idea básica es que el aprendizaje humano es fundamentalmente un acto social y no siempre intencional. La comunidad reunida por la práctica conjunta, emerge con identidad propia, definida por un dominio compartido de interés, en este caso, el Centro de Desarrollo Emprendedor a través de las capacitaciones y la feria de productos locales. Este concepto proporciona una nueva perspectiva entre conocimiento y aprendizaje, nos permite ver estructuras formales como las organizaciones, pero también aquellas más sutilmente definidas por el compromiso en la práctica y las formas de aprendizaje no-formal que conllevan (Cacivio, 2008).

Desde esta perspectiva, la educación formal no es el lugar privilegiado para el aprendizaje. La clase no es el evento primario del aprendizaje, sino la vida misma se constituye en el acontecimiento principal del aprendizaje. Las aulas tienen un rol importante que jugar en esta visión si logran estar al servicio de la reflexión crítica y la sistematización de lo aprendido en el mundo exterior. Por eso hablamos del rescate de los saberes locales, prácticas históricas, un saber hacer que se reproduce a través del hacer saber.

Bibliografía

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Fecha de recibido: 30 de marzo de 2012
Fecha de aceptado: 14 de junio de 2012
Fecha de publicado: 30 de agosto de 2012

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