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Mundo agrario

versión On-line ISSN 1515-5994

Mundo agr. vol.12 no.24 La Plata ene./jun. 2012

 

DOSSIER

¿Desde dónde intervenimos cuando intervenimos? El caso del "proyecto Tomate Platense"

From where we intervene when we intervene? The case of the "Tomato Platense Project"

 

Juan José Garat*; Jeremías Otero**

Curso de Extensión Rural. Departamento de Desarrollo Rural. Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales
Universidad Nacional de La Plata, Argentina
lolo_garat@yahoo.com.ar

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina
jereotero@hotmail.com

 

 


Resumen
Este trabajo se propone una reflexión crítica sobre una experiencia de intervención (El Proyecto Tomate Platense) en la que los autores de este artículo hemos participado desde su comienzo. Dicha reflexión implica poner en evidencia y en discusión, el qué y el cómo de la intervención para el desarrollo rural. Para esto, trabajamos los conceptos de: modelos de desarrollo e intervención, tecnología, hegemonía y agricultura familiar; y planteamos a su vez como estrategia metodológica, al estudio de caso. Posteriormente, realizamos una descripción del proceso de la intervención, identificando etapas y poniendo en relieve aspectos que consideramos significativos. En ese sentido visualizamos un proceso de legitimación de una propuesta alternativa, que implica en un sentido un quiebre del espiral tecnológico dominante presente en el cinturón hortícola de La Plata. La formulación inicial de la propuesta surge a partir de un diagnóstico de gabinete, realizado en el ámbito de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP, que tiene un posterior devenir participativo que implica reformulaciones parciales y periódicas de la propuesta inicial.

Palabras clave: Intervención; Desarrollo; Horticultura; Agricultura familiar

Abstract
This work proposes a critical thought on an intervention experience (the "tomato platense" project) in which the authors of this article have participated since its beginning. Such thought implies to put in evidence and discussion, the "what" and the "how" of the intervention for rural development. For this, we work the concepts of: models of development and intervention, technology, hegemony and family farming; and we propose at the same time, a case study methodological strategy. Subsequently, we carry out a description of the intervention process, identifying stages and highlighting aspects that we consider significant. In that regard we envision a process of legitimization of an alternative proposal, which means in a sense a break-up of the technology spiral dominant present in horticultural belt of La Plata. The initial formulation of the proposal arises from a diagnosis made in Cabinet, in the Faculty of Agricultural and Forest Sciences of the UNLP, which has a later participatory becoming, involving partial and periodic reformulation of the initial proposal.

Keywords: Intervention; Development; Horticulture; Family farming


1. Introducción

¿Desde dónde intervenimos cuando intervenimos, cuando iniciamos una propuesta de desarrollo? ¿Cómo lo hacemos? ¿Con qué objetivos? ¿Cuáles son las decisiones, dónde se toman, cómo y dónde se hacen los diagnósticos para abordar un proyecto junto a la agricultura familiar? La intervención en el medio siempre supone hacerlo desde un marco ideológico y conceptual determinado, nunca intervenimos desde la nada, desde la neutralidad. Cuando tomamos la decisión de involucrarnos activamente en una propuesta de desarrollo, lo hacemos desde un lugar; nuestro interés es reconocerlo y ponerlo en discusión.

En este sentido, en la experiencia llevada a cabo desde el curso de Extensión Rural de la FACyF en torno a la difusión y revalorización del tomate platense, debido a los momentos que atravesó, la dinámica del trabajo que se impuso y la diversidad de actores que acompañaron y que dejaron de acompañar. Allí surgieron muchas preguntas y algunas respuestas que entendemos son interesantes de abordar porque lo que planificamos -más allá de la idoneidad y la preparación de los planificadores- se traduce en resultados que la dinámica propia de la propuesta asimila y plantea nuevos escenarios.

En el presente artículo y desde este proyecto, avanzamos en el análisis de cómo, y con qué objetivos intervenimos en el medio, con el fin de reflexionar sobre la práctica de la Extensión Rural.

2. Marco conceptual

En este apartado entendemos necesario definir los principales conceptos sobre los que articulamos nuestro trabajo, a saber: desarrollo, intervención y propuesta de desarrollo, tecnología, hegemonía y agricultura familiar.

2.a. Desarrollo e intervención

Brevemente, desde los últimos 60 años -podemos decir que prácticamente desde que se empieza a pensar, desde gobiernos, instituciones supranacionales, organismos locales, la necesidad de involucrarse en el medio rural para generar situaciones de desarrollo-, existieron muy diversas formas de intervenir a las que podemos sintetizar en dos grandes modelos, coherentes con uno u otro enfoque de desarrollo, con una u otra forma de entender a la familia -o al productor-, a la comunicación, a la extensión, etc. Sánchez de Puerta en su libro Extensión Agraria y Desarrollo Rural (1996) los sintetizó -tomando autores desde la sociología clásica- en aquellas intervenciones que responden a los modelos del consenso -o del equilibrio o del orden- y aquellas que responden al modelo del conflicto. Antes y después de esta publicación, podemos ver en diversas presentaciones ambos modelos reflejando dos paradigmas de intervención.

Con sesgos, matices y algunas concesiones, a través de la historia reciente uno actúa en el medio viendo al productor como simple maximizador de beneficios, pasivo, mero receptor de información, en una comunidad con intereses comunes, equilibrada, feliz. Este modelo se reconoce en los teóricos de la sociología norteamericana inscriptos en el funcionalismo o el organicismo -como E. Rogers y H. Spencer. O bien, respondiendo al modelo del conflicto, donde aparecen las diferencias, los intereses, las fracciones hegemónicas y las subalternas disputando por espacios y recursos, productores y no productores, productores como sujetos en un medio de otros sujetos, la historia, las experiencias.

Estos dos modelos se expresan en el medio, en las diversas formas de actuar en relación a un objetivo: el desarrollo. Si bien, y seguimos pensando en el último medio siglo, el paradigma del conflicto no ha desplazado -ni mucho menos- al modelo del consenso, ambos conviven, con una tendencia hacia el primero, pero no definitiva ni dominante: la inercia de las propuestas, la formación de los técnicos, las urgencias de todos hacen lo suyo.

Cada modelo reconoce "motores" diferentes respecto al desarrollo: por un lado desde el modelo del consenso, se pone especial énfasis en los cambios en la conducta de los individuos; y por el otro, desde el modelo del conflicto, se acentúa la necesidad de transformar -total o parcialmente, según el camino elegido- las estructuras sociales, para avanzar en un proceso de desarrollo. Al referirnos a una propuesta de desarrollo, estamos refiriéndonos precisamente al paradigma desde el cual se define la intervención. Desde el proyecto analizado, los autores sostenemos esta propuesta alineándola con el modelo del conflicto, entendiendo que la intervención se ajusta al mismo en las distintas situaciones que atraviesa.

Desde el punto de vista metodológico, entendemos la intervención como extensión en el sentido que le da Paulo Freire (2001), que precisamente niega el término extensión por considerar que éste, como ha sido concebido, no hace precisamente referencia a una intervención transformadora, sino que reconoce al término cargado de una connotación negativa, más próximo a la idea de transferir, manipular, "depositar". Freire propone -y defiende- el uso del término comunicación, por entender que sí expresa una intervención dialógica y horizontal. Estos conceptos los resume en la idea que el técnico trabaja "con" y no "para" ni mucho menos "sobre" productores o la familiar rural (2001). Asimismo los podemos asociar con la clasificación que hace Kaplún (1985) para sus modelos de comunicación. Precisamente, este autor asocia la idea de extensión -o mejor dicho de comunicación, según Freire- con el modelo de comunicación endógeno, con énfasis en los procesos intersubjetivos, es decir una comunicación que reconoce la existencia de sujetos que interactúan en torno a un escenario común. Estas visiones, recostadas en el modelo del conflicto funcionan como orientación para la práctica.

2.b. Tecnología y hegemonía

Entendemos a la tecnología en su concepción más amplia, incluyendo no sólo a los artefactos tecnológicos (hardware), sino también a las distintas técnicas, conocimientos y fundamentos (software) que permiten al hombre transformar la naturaleza (Cáceres et al., 1997). Por otro lado, contrariamente a lo que afirman algunos autores, entendemos que la tecnología no debería ser considerada como un mero producto científico con un impacto neutro sobre las sociedades que las utilizan (Ferguson 1994, citado por Cáceres et al, 1997).

En su análisis de Sábato y Mackenzie (1982), Arocena (1995) rescata varias ideas clave en relación a lo que está en juego cuando se importa tecnología. Menciona que no sólo se importa un conjunto ordenado de conocimientos, sino también las relaciones de producción que le dieron origen y las características socioculturales del mercado para el cual fue originalmente producido. Como si fuese un "código genético", la tecnología transmite el sistema de valores de la sociedad en la que fue diseñada, confiriéndole a la dependencia tecnológica alcances muchos más vastos que los estrictamente económicos.

Por otro lado, Trigo, Piñeiro y Sábato (1983, citado por Cáceres, 1997), señalan que el aislamiento de la cuestión tecnológica de los aspectos sociales, tiene que ver con tres ideas principales presentes en la sociedad: i) el hecho de que la tecnología constituye la base principal sobre la que se asienta el desarrollo económico; ii) que está orientada a producir el "progreso" social; y iii) que de una forma u otra va a incidir favorablemente en el bienestar de la sociedad (1997:124).

Asimismo, Dosi (1982) propone el término paradigma tecnológico tomando la idea de paradigma científico de Kuhn (1971):

[...] en amplia analogía con la definición de Kuhn definimos un paradigma tecnológico como un modelo o patrón de solución para problemas tecnológicos seleccionados, basados en principios seleccionados [...] así como el paradigma científico determina el campo de la investigación, los problemas, los procedimientos y las tareas, así también lo hace la tecnología. (Dosi, 1982:152)

La expansión del capitalismo en la agricultura, se materializó en una serie de rasgos comunes que pueden ser agrupados en el paradigma de la llamada Revolución Verde. La esencia fue la industrialización de la naturaleza, a partir de innovaciones tecnológicas basadas en el monocultivo, las semillas híbridas y transgénicas, y el uso intensivo de fertilizantes químicos, plaguicidas y combustibles fósiles (Caporal y Hernández, 2004).

La Revolución Verde es el paradigma tecnológico hegemónico. ¿Pero a qué nos referimos con hegemónico? Williams (1980) define la hegemonía como un vívido sistema de significados y valores, fundamentales y constitutivos, que en la medida en que son experimentados como prácticas, parecen confirmarse recíprocamente. Es un sentido de la realidad para la generalidad de la sociedad, más allá de la cual la movilización de la mayoría de los miembros de la sociedad se torna sumamente difícil. Es decir que, en el sentido más firme, es una "cultura", pero una cultura que debe ser considerada asimismo como la vívida dominación y subordinación de grupos particulares.

Asimismo, la hegemonía, plantea Williams (1980), es continuamente resistida, limitada, alterada, desafiada, por tanto debemos agregar al concepto de hegemonía los conceptos de contrahegemonía y de hegemonía alternativa. La realidad de toda hegemonía, en su difundido sentido político y cultural, es que mientras que por definición siempre es dominante, jamás lo es de un modo total o exclusivo. En todas las épocas las formas alternativas o directamente opuestas existen en la sociedad como elementos significativos.

2.c. Agricultura familiar

Dentro de la categoría agricultura familiar coexisten universos de productores con características muy diversas. Sin embargo, más allá de las heterogeneidades, la misma podría definirse como aquella forma de producción en la que la mayor parte del trabajo es realizado por los productores y sus familias (Albanesi, 2007). A su vez, esta categoría adquiere sentido en tanto es claramente contrastable con la lógica empresarial encarnada en actores de la producción agropecuaria, cuya función objetivo es la maximización del beneficio.

En esta heterogeneidad de actores, la producción para el mercado tanto como la de autoconsumo, varían en función de las necesidades, objetivos inmediatos y de mediano y largo plazo, y el ciclo en que se encuentra la familia. También, suele estar vinculada a los mercados de insumos, al mercado del dinero (porque emplea crédito), al mercado de trabajo (porque compra y vende fuerza de trabajo), a los mercados de tierras porque puede alquilar tierras y/o sus tierras pueden ser compradas y vendidas. Su función objetivo es obtener ingresos que le permitan resolver las necesidades reproductivas del grupo familiar. Como veíamos, las explotaciones familiares agrícolas no constituyen un grupo social homogéneo, aunque pueden distinguirse de una explotación empresaria, a partir de los siguientes criterios tomados de Tort y Román (2005): a) la participación directa del titular y su familia en las labores del campo, aunque se contraten trabajadores; y b) la responsabilidad directa del titular en la administración de la explotación, tanto en la parte comercial-financiera como en la laboral productiva.

Los sectores más vulnerables de la agricultura familiar, en tanto grupo social que ha sido crecientemente desplazado del sector productivo agropecuario nacional, cuyas condiciones de producción y reproducción han ido deteriorando en los últimos tiempos, puede ser definido como subalterno. Según la definición de Ranajit Guha (1981, en Mallon, 2001) se define como subalterno a cualquiera que esté subordinado "en términos de clase, casta, edad, género y oficio o de cualquier otro modo" (pp 121).

3. El producto, los actores y el territorio

Sintéticamente vamos a describir los protagonistas de la intervención: el tomate platense, los productores y los técnicos y el territorio. Comencemos por este último. El espacio en el cual se desarrolla la propuesta es el cinturón verde platense, definido por el área de producción hortícola que rodea a la ciudad de La Plata, formada por los partidos de Berisso, La Plata, Florencio Varela y Berazategui. El mismo se fue conformando desde hace más de cien años como un centro importante de abastecimiento de hortalizas frescas de estación del área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires, así como de otros centros de consumo del país. En su construcción, han dominado quinteros de origen europeo -mayoritariamente italianos y españoles-, que se instalaron en la región en las distintas olas inmigratorias hasta aproximadamente la década del '50 del siglo XX. El desarrollo de la horticultura en la zona ha tenido un carácter fundamentalmente comercial, más allá del autoconsumo que se practica en pequeñas parcelas o aquello que consumen las familias para su provecho. En cuanto a las técnicas de cultivo, en lo últimos años se ha intensificado fuertemente la producción, con la incorporación masiva de invernáculos, semillas mejoradas y una variedad de agroquímicos, que en conjunto hacen del paquete tecnológico hortícola "moderno" el modelo dominante. De todas formas, y fundamentalmente en el cultivo del tomate platense y de otras hortalizas, se refleja una especie de sincretismo técnico, combinando a través del tiempo prácticas arraigadas en un saber-hacer local y técnicas difundidas desde organismos oficiales y privados de investigación y transferencia.

Precisamente es en este contexto histórico y productivo donde se construye el tomate platense, siendo un producto que domina la producción de tomate fresco en la región por aproximadamente 50 años. Las primeras semillas de lo que sería posteriormente tomate platense llegan a la región por los años '30, desplazando otros materiales de tomate que se producían en la zona; a su vez es desplazado por materiales modernos en los '80, siguiendo precisamente la dinámica del sector. Botánicamente hablando, el tomate -Lycopersicon esculentum Mill-, var. platense es una planta perenne -aunque en la región, por características del clima y del sistema de producción preponderante se lo cultiva como anual-, indeterminado, de frutos irregulares, fuertemente lobulados y predominantemente "chato". Cotejado con los tomates "modernos" es reconocido fundamentalmente por su sabor. En los últimos años, debido precisamente a determinados atributos del tomate platense y las características de su cultivo -y puesto en comparación con los tomates modernos-, está siendo revalorizado por su sabor, aroma, rusticidad y la asociación implícita que el consumidor realiza entre su cultivo ("natural"), en contraposición con el tomate moderno ("industrial").

Respecto de los actores, entre los productores, en la última campaña se contabilizaron alrededor de veinte, en su mayoría pequeños productores, arrendatarios o pequeños propietarios; entre cinco y siete de ellos, conformaron hace algunos años el Grupo de Productores de Tomate Platense. Cabe destacar que el número de productores ha crecido de manera importante en las últimas campañas, de la mano, en buena medida, de la repercusión que ha tenido la fiesta del tomate platense en la comunidad. En cuanto al equipo técnico a cargo del proyecto, está conformado por un docente-investigador y a lo largo de los años -y de forma discontinuada- contó con técnicos financiados por programas oficiales -Cambio Rural Bonaerense y Cambio Rural INTA-; alumnos pasantes, financiados por proyectos de extensión de la UNLP; becarios de experiencia laboral (FCAyF) y ad-honorem. También, y a partir de vínculos que se establecieron con distintas instituciones, han formado parte de diversas acciones relacionadas con la propuesta, técnicos, docentes y alumnos de otras facultades de la UNLP, del Ministerio de Asuntos Agrarios de la provincia de Buenos Aires, del Ministerio de Agricultura de Nación, del INTA, entre otros.

4. El caso: el "proyecto Tomate Platense"

La característica del presente estudio de caso, hace que el mismo se corresponda con lo que Stake (1994) llama estudio de caso instrumental, ya que busca proveer un mejor entendimiento de un tema. Elegimos esta estrategia metodológica ya que buscamos, a partir de la profundización, generar conocimientos relevantes para otras experiencias similares. El estudio es particularmente útil para encontrar el significado de los datos registrados, descubriendo nuevas maneras de ver el mismo fenómeno, sirviendo de base a otras reflexiones. Su objetivo es comprender el significado de un hecho en su contexto y en su complejidad. Es específicamente válido cuando se presentan preguntas del tipo "cómo" o "por qué", cuando el investigador tiene poco control sobre los acontecimientos y cuando el tema es contemporáneo (Yacuzzi, 2005).

A su vez, respecto a las dimensiones movilizadas para analizar el fenómeno de la intervención, trabajamos fundamentalmente a dos niveles: por un lado, observamos los argumentos y objetivos de la propuesta (el qué), y por el otro, la metodología, las prácticas de extensión / comunicación predominantes de la intervención (el cómo).

El por qué: los autores de este artículo hemos trabajado en la experiencia analizada desde su inicio, siendo parte activa del proceso que ahora exponemos Esta situación fue condición del surgimiento de las preguntas y de la problemática que pretendemos abordar aquí. Fueron las reflexiones sobre la propia práctica, sobre el proceso que depende, aunque parcialmente, de nuestra acción, las que nos movilizaron. Los datos utilizados para la construcción de este artículo son producto de nuestras vivencias, nuestra experiencia en todos estos años de trabajo.

Esta presentación nos sirve para internarnos en la discusión sobre el fenómeno de la intervención, de intervenir desde un proyecto cuya finalidad es la de contribuir a crear situaciones de desarrollo; en términos generales, de mejorar la calidad de vida de la familiar rural. Nuestro caso, el en un principio denominado originalmente "Proyecto de Revalorización y Difusión del Tomate Platense", promovido desde el Curso de Extensión Rural de la FCAyF-UNLP en el año 1999, y que habiendo atravesado diversas denominaciones, etapas e integrantes, llega al día de hoy involucrándose en el medio con viejos y nuevos objetivos a alcanzar.

Entre los planteos iniciales de la propuesta, se mencionaba en un proyecto aprobado por la UNLP en el 2001:

La producción hortícola de tipo familiar está atravesando una severa crisis, debido a los cambios profundos que se suceden, tanto a nivel de los mercados, como en las propuestas tecnológicas que se ofrecen, cada vez más caras y dependientes de insumos. Esta situación lleva a un buen número de productores a un constante proceso de descapitalización lo cual con la falta de alternativas viables impide la reconsideración de estrategias (Proyecto de Extensión para el Rescate y la Difusión del Tomate Platense, 1999).

Para comprender más en profundidad el planteo, cabe repasar el contexto en el cual se formuló. A fines de los '90 la Argentina se encontraba en una crisis del modelo de acumulación, viviendo los últimos días de la convertibilidad y con un futuro incierto; hacia adentro del sector productivo, la propuesta tecnológica hegemónica y homogeneizante, centrada en la intensificación de la producción, profundizaba la diferenciación social del sector, con el desplazamiento de productores más vulnerables. A la vez desde el consumo, se cuestionaban ciertos productos por considerarlos demasiado ¨artificiales¨, respecto a su sabor y su aspecto: "el tomate que parece plástico" decían consumidores refiriéndose a los "tomates modernos".

En este sentido, el proyecto partió de los siguientes supuestos:

  • Las semillas locales son apropiables por la agricultura familiar.

  • Los consumidores están ávidos de consumo de hortalizas locales, con sabor, típicas.

  • El modelo de producción hortícola hegemónico no resuelve la situación de la producción familiar.

  • Existe un buen número de antecedentes europeos alrededor de la valorización de producciones agroalimentarias locales que promueven acciones de desarrollo; entonces ante una situación similar, se puede replicar la experiencia en nuestras latitudes.

La propuestainicial: en estos términos se presenta el primer proyecto, a partir de los cuales se da comienzo a la intervención:

Finalidad:

La finalidad del proyecto es propiciar la apropiación, por parte de los productores involucrados, de técnicas de manejo del cultivo de tomate platense y de técnicas de marketing, comercialización, desarrollo de un producto, etc.

Objetivos generales:

* Preservar y difundir materiales genéticos locales

* Promover una alternativa productiva para la agricultura familiar

Objetivos específicos:

* Revalorizar el cultivo de tomate, variedad platense, como producto de nuestra región.

* Promover la conservación in situ de las poblaciones localizadas de tomate platense.

* Apropiación, por parte de los productores beneficiarios, de las técnicas de producción y mercadeo desarrolladas y evaluadas grupalmente

En un principio, las acciones se iniciaron con una propuesta cerrada que partió de una necesidad no -explícitamente- sentida. La formulación inicial no fue resultado de agricultores buscando -con acompañamiento técnico o de programas de intervención- alternativas a su sistema productivo, no fue un diagnóstico participativo y discutido. Fue fundamentalmente producto del asumir determinados supuestos y del relevamiento de experiencias desarrolladas en otras latitudes, en las que se señalaba como exitosa la posibilidad de rescatar alimentos con un fuerte anclaje en el territorio; si se quiere, fue una relectura de nuestro territorio, producto del conocimiento de situaciones particulares observadas en otras regiones. Podemos organizar cronológica -y muy sintéticamente- la intervención, reconociendo tres etapas:

Tabla 1: Periodización del proceso de intervención

Etapas

Principal dificultad

Logros

  1. Desde la propuesta de intervención (año 1999) a la realización de la 1º Fiesta del Tomate Platense (enero 2005).

  • Escasa participación / apoyo de actores institucionales (INTA, Municipio).

  • Visibilización general e inicial de la propuesta.

  • Reconocimiento del apoyo de consumidores.

  1. Desde la 1º Fiesta del Tomate Platense hasta la realización de la 7º Fiesta del Tomate Platense (febrero 2011).

  • Dificultad para resolver la comercialización del producto, que afecta la posibilidad de expansión del cultivo.

  • Interés y consolidación inicial de un grupo de horticultores familiares.

  • Afianzamiento de la fiesta del tomate platense.

  • Inicial articulación con otros actores estatales.

  1. Desde la 7º Fiesta del Tomate Platense, hasta la actualidad.

  • Se mantiene como propuesta marginal, tanto a nivel productivo, como comercial.

  • Fortalecimiento de ciertos circuitos cortos de comercialización.
  • Creciente articulación interinstitucional.
  • Sello de calidad territorial "IG tomate platense"

Fuente: elaboración propia

La periodización que se da en las etapas del proyecto, coincide con la legitimación creciente de la propuesta entre tres actores fundamentales: el consumo, los productores y el Estado. En la primera etapa, muy promocionado desde medios masivos de comunicación gráficos,(1) la afluencia de público en general a los eventos realizados entorno al tomate platense, como la presentación del Proyecto de Difusión y Revalorización del Tomate Platense (Gorina, Partido de La Plata; marzo 2000), la 1º y 2º Jornada de Productos Típicos (La Plata, 2003 y 2004), la presentación de la 1º Degustación Popular de Tomate Platense (Gorina, marzo 2004) y la 1º Fiesta del Tomate Platense (Gorina, enero 2005), señalan su aceptación creciente entre los consumidores, ávidos de volver a comer "tomate con gusto a tomate".

La 2º etapa coincide con un relativo incremento de su aceptación entre un grupo de productores como posibilidad cierta de incluir este cultivo entre las rotaciones. En esta etapa se afianza la fiesta del tomate platense como evento central en la difusión y la comercialización. Inferimos que esta aceptación coincide entre otras razones, con la consolidación que se da en ediciones sucesivas del evento, a la que asisten aproximadamente 500 visitantes en la primera (todo un éxito) hasta alrededor de 12.000 en la séptima edición.

Y, siguiendo con esta periodización, reconocemos en la 3º etapa, un interés y acompañamiento explícito de diversos organismos del Estado, fundamentalmente aquellos más vinculados con el sector productivo y el territorio. Tanto instituciones como el INTA, el Ministerio de Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires, el Ministerio de Agricultura de la Nación, así como la Municipalidad de La Plata (entre otros) interactúan desde diversas instancias en la difusión y consolidación del proyecto y del producto. La señal más contundente en este acompañamiento es la propuesta de construcción del sello de calidad territorial "Indicación Geográfica Tomate Platense", que en el marco de la Ley25.966 propone el Ministerio de Agricultura de Nación como experiencia piloto -es bueno aclarar que, refiriéndonos a los apoyos institucionales, la propuesta siempre contó con el apoyo académico (tanto desde la FCAyF de la UNLP como de la UNLP propiamente dicha), instituciones no necesariamente vinculadas con sectores técnico-productivos.

4.a. El proyecto Tomate Platense: la metodología

Hasta acá dimos cuenta fundamentalmente del contenido de nuestra intervención, del qué, pero no de la cuestión metodológica, o el cómo. En este sentido, la intervención implicó un trabajo continuado durante más de diez años en interacción con distintos actores: el Grupo de Productores de Tomate Platense; otros productores; la Municipalidad de La Plata; el Banco Social (FCAyF); la Escuela Agropecuaria Alejandro Korn; entre otros.

El trabajo se abordó privilegiando los encuentros y el intercambio de experiencias con un muy incipiente grupo de productores -que con el tiempo devino en Grupo de Productores de Tomate Platense-, la interacción con diversos actores del territorio con el fin último de convertir un producto local, con reconocidos atributos, en un instrumento dinamizador de la economía de las familias involucradas. Asimismo, considera el saber-hacer local entorno a un cultivo que echó sus raíces en el cinturón verde platense y al que los quinteros de la zona le dieron la impronta necesaria para transformarlo en un producto típico del territorio.

Estas consideraciones nos permiten distinguir el punto central de nuestro artículo: el proyecto se define según criterios técnicos, asumiendo como válidos supuestos establecidos en "el laboratorio"; la acción propiamente dicha asume "otros" criterios: involucra a la población objetivo de acuerdo a una metodología inclusiva. En este proceso se definió como espacio para la toma de decisiones a las reuniones periódicas, los talleres y las incursiones en la quintas. Esta forma de trabajo permitió construir día a día las acciones del proyecto. O sea, permitió reformulaciones periódicas (parciales e implícitas)del proyecto. Este devenir participativo, hizo que los supuestos iniciales de los que partíamos se fueran ajustando o modificando. En este devenir, la mirada comenzó a convivir con la de los "otros", a negociar sentidos, a interpelar y ser interpelados. En este encuentro se fueron construyendo los nuevos supuestos, las nuevas acciones de nuestro proyecto que dejó de ser sólo de la Universidad.

Un ejemplo nos sirve para ilustrar esta dinámica. El primer supuesto plantea que las semillas locales son ampliamente apropiables por los agricultores familiares ¿se dio necesariamente así? A pesar de que la semilla de tomate platense es una semilla sin costo para el productor, bastante tolerante de las condiciones naturales locales (clima, suelo, plagas y enfermedades), conocida y construida localmente, no siempre es apropiada para este sector de la horticultura. ¿Qué suele ocurrir? De una semilla local, supongamos de tomate -platense-, obtenemos un producto que tiene una notable desventaja comercial en los canales mayoristas o masivos; o el rendimiento en kilos/planta es menor; o es un modelo de producción que se presenta diametralmente opuesto al modelo tecnológico hegemónico; o simbólicamente da cierto status la producción de tomates modernos... hasta que el reconocimiento, el renombre revierten esa mirada despectiva.

5. Preguntas y comentarios a modo de conclusiones

¿Existe "un modelo de intervención" cuando nos paramos en la matriz del conflicto? ¿Hay un único modelo cuando hablamos de intervenir para el desarrollo? ¿Las intervenciones desde organismos públicos/ONG's/privados tienen necesariamente -cuando promueven el desarrollo de determinado territorio- que partir, al momento de la formulación de los proyectos, del abajo más abajo para desarrollarse con una dinámica horizontal? Entendemos que no necesariamente. Las posibilidades que se abren para intervenir en el medio rural están atravesadas por múltiples posibilidades, intereses y facilidades que se expresan en la formulación y el desarrollo de la intervención. Obviamente no desestimamos -es más, reivindicamos- la intervención diagnosticando la situación junto con los actores del territorio. Pero reconocemos, por experiencia propia, la posibilidad de intervenir asumiendo la responsabilidad de definir los argumentos iniciales para formular proyectos. Aquí entendemos habría una primera ruptura con cierto deber ser de las propuesta de intervención en el medio. Este ha sido nuestro caso, y esta condición no ha impedido su posterior apropiación por parte de los sujetos (agricultores familiares) con los que pretendimos construir un cambio. En ese sentido, entendemos que fue el devenir participativo (el cómo, la metodología) la condición necesaria para esa apropiación.

Entendemos que este tipo de propuestas, las que tienen ciertos rasgos contra-hegemónicos, precisan de una relativa rigidez. Si el contenido marco de la intervención, si el qué de la propuesta, no posee cierta firmeza, corre el riesgo de ser cooptado por la situación hegemónica precedente, y no generar ruptura alguna. Sin embargo, en nuestro caso, hacia adentro de ese "marco", el proyecto ha expresado, a través de la metodología propuesta, una flexibilidad y dinámica tal que los supuestos originales se fueron modificando en función de las interacciones y los resultados, permitiendo el avance, crecimiento y legitimación de la propuesta, que se expresó en la periodización construida más arriba.

Por su parte, la legitimación creciente del tomate platense, en tanto propuesta tecnológica no hegemónica, podría considerarse como un logro del proyecto, como una ruptura con una propuesta tecnológica hegemónica, producto del proceso de intervención relatado. Esta ruptura claramente no tiene una gran trascendencia respecto de las estructuras preexistentes, sin embargo, retomando a Williams (1980), entendemos que sería un error descuidar la importancia de las obras y las ideas que, aunque claramente afectadas por los límites y las presiones hegemónicas, constituyen -al menos en parte- rupturas respecto de ellas y, también aquellas que, pueden ser neutralizadas, reducidas o incorporadas, y en lo que se refiere a sus elementos más activos se manifiestan, no obstante, independientes y originales.

Notas

(1) Ver notas en el diario Clarín, 18/12/1999; diario El Día, 04/01/2000; El Federal 19/08/2004; entre otros.

Bibliografía

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Fecha de recibido: 16 de abril de 2012
Fecha de aceptado: 20 de junio de 2012
Fecha de publicado: 30 de agosto de 2012

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