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Mundo agrario

On-line version ISSN 1515-5994

Mundo agrar. vol.17 no.34 La Plata Apr. 2016

 

ARTICULO

"Empezar es haber andado la mitad". Organización social y condiciones laborales en la Sociedad Vitícola Uruguaya

Andrea Bentancor Bossio*; Juan Manuel Cerdá**

* Centro de Estudios Interdisciplinarios Latinoamericanos, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la República, Uruguay; abentancorbossio@gmail.com

** Centro de Estudios de la Argentina Rural, Universidad Nacional de Quilmes, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina; jmcerda@unq.edu.ar


Resumen

La Sociedad Vit ícola Uruguaya (SVU) se fundó en marzo de 1887 fue parte del proyecto modernizador y diversificador del agro uruguayo impulsado por la Asociación Rural del Uruguay (ARU), entidad corporativa similar a la Sociedad Rural Argentina. Este trabajo analiza los orígenes de la SVU, única entidad de este tipo en Sudamérica, en el marco del desarrollo agrario uruguayo de finales del siglo XIX. También se estudian las condiciones de la mano de obra asalariada, la división de las tareas y la estructura organizacional en los orígenes del establecimiento. El objetivo es analizar cómo un sector de la élite uruguaya, reunida en la ARU, impulsó la creación de la SVU como parte de un modelo de producción capitalista diversificada y basada en una sociedad por acciones en el agro a finales del siglo XIX. La hipótesis que guía este trabajo es que dicho proyecto no sólo tenía como objetivo el desarrollo de la vitivinicultura, sino también, el de servir de modelo sociocultural con el fin de motorizar relaciones sociales capitalistas en el agro y de afincar al "gaucho" en el entorno rural.

Palabras clave: Vitivinicultura; Elites; Producción; Condiciones laborales; Uruguay.

"Getting started is half have gone". Social organization and working conditions in the Sociedad Vitícola Uruguaya

Abstract

The Sociedad Vitícola Uruguaya (SVU) was founded in March 1887. This was part of the project of modernization and diversification of the Uruguayan agriculture driven by the Asociación Rural del Uruguay (ARU), a corporation similar to the Sociedad Rural Argentina. This paper analyzes the origins of the SVU, only entity of its kind in South America, under the Uruguayan agricultural development in the late nineteenth century. The labor conditions, the labor division and the organizational structure in the origins of the SVU are also studied. The hypothesis that guides this work is that the project not only aimed to the development of the wine industry, but also to serve as a sociocultural model in order to motorize capitalist social relations in agriculture and settle the "gaucho" in the rural setting.

Keywords: Viticulture; Elites; Production; Labor conditions; Uruguay.


Introducción

En la segunda mitad del siglo XIX, los países del sur de América Latina iniciaron el proceso de consolidación de los Estados nacionales, con cierta estabilidad política, que le permitió a las élites locales emprender diferentes caminos de transformación de sus instituciones y de sus economías. Según María Moraes, en el caso uruguayo este proceso halló, por un lado, una expresión económica concreta en la denominada "modernización rural" que consistió en una serie de transformaciones tecnológicas e institucionales que modificaron la base agropecuaria de la economía uruguaya y, por otro lado, una expresión política en la consolidación de un Estado moderno (Moraes, 2012:14). Aun con diferentes posturas,1 la historiografía uruguaya ha llegado a un consenso respecto de que el desarrollo de la ganadería implicó un cambio cualitativo del sector primario iniciado durante el período denominado "militarista" (1876-1886), y que continuó hasta la primera década del siglo XX. Ello estuvo basado en la intención de un sector de la élite gobernante de insertar a la economía uruguaya en la nueva división internacional del trabajo.

Más allá de las diversas interpretaciones con respecto a las consecuencias que tuvo este período,2 los diferentes autores coinciden en sostener el papel preponderante que tuvo la expansión del ovino y el mestizaje del vacuno en el desarrollo del capitalismo agrícola uruguayo. En gran medida, estos estudios han hecho hincapié en la evolución de la ganadería dejando de lado a la agricultura.

Sin embargo, en las últimas décadas, un grupo de investigadores ha comenzado a explorar qué sucedió en la agricultura en general, y en la vitivinicultura en particular, durante aquellos años finales del siglo XIX. Así, el trabajo pionero de Beretta Curi (2003) sobre la Asociación Rural del Uruguay (ARU) es un aporte fundamental en este sentido. Para este autor, la ARU fue una corporación de la élite ganadera y, por lo tanto, compartió ciertas particularidades con otras contemporáneas del Cono Sur -como la Sociedad Rural Argentina o la Sociedad Nacional de Agricultura de Chile-, pero se diferencia de ellas por las características de sus miembros y por su proyecto político, destinado a desarrollar la economía del país a través de una agricultura más diversificada.

Según Beretta Curi, la participación en la ARU (fundada en 1871) por miembros pertenecientes a la élite tradicional era mínima, siendo en su gran mayoría inmigrantes e hijos de inmigrantes provenientes de países mediterráneos. Éstos, además, tenían un perfil diversificado de sus inversiones -actuaban en la agricultura tanto como en la industria y en el comercio-, a la vez que se observa una alta participación de políticos, ya que muchos de ellos pertenecían al Partido Colorado. Deben sumarse a esto las críticas que dicho grupo realizó al modelo económico imperante -fundamentado en la ganadería extensiva- desde las columnas de la Revista de la Asociación Rural Uruguaya (RARU).3 . En oposición a ello, el modelo propiciado desde la ARU para el agro uruguayo estaba basado en la diversificación productiva, con el fin de abastecer a un mercado interno en crecimiento, producto de la inmigración.

Estos hombres estaban convencidos de que sólo a través de la diversificación económica el país atenuaría las fluctuaciones del mercado internacional y así podría sostener su pequeña economía. Por lo tanto, proponían una transformación estructural de ésta, basada en la diversificación de la producción de bienes en los diferentes sectores y, en particular, en la agricultura a partir de la expansión de nuevos cultivos como el de la vid. Así, en el discurso de la ARU, el crecimiento de los pequeños productores y de las actividades agrícolas era sinónimo del progreso de los pueblos del interior del país.

En este marco, algunos de los hombres más activos de la ARU entendieron que la actividad vitivinícola -como toda la agricultura basada en pequeños productores- permitiría el desarrollo del país, no sólo en su aspecto económico, sino también cultural y social. Estas actividades, a diferencia de la ganadería extensiva, darían lugar a la conformación de una clase de pequeños agricultores, arraigando a la población a su territorio y creando una mayor diversificación productiva del agro uruguayo (Beretta Curi, 2011). Por lo tanto, estas características, entre otras, son las que diferencian a la primera generación de miembros de la ARU de similares entidades corporativas existentes en el Cono Sur.4

A partir de estos conocimientos previos, el objetivo de este trabajo es estudiar en profundidad -y a través del uso de fuentes primarias- cómo esta élite impulsó la creación de la SVU como modelo de producción capitalista diversificada y basada en una sociedad por acciones en el agro uruguayo a finales del siglo XIX.5 La hipótesis de este trabajo es que dicho proyecto no sólo tenía como objetivo el desarrollo de la vitivinicultura, sino también, el de servir de modelo sociocultural, con el fin de imponer las relaciones sociales capitalistas en el agro y de afincar al "gaucho" en un espacio.6 O sea, se plantea aquí que el objetivo de la SVU era mostrar al conjunto de la sociedad la posibilidad de pasar a una agricultura diversificada que "civilice al salvaje", que lo arraigue a la tierra, y a partir de allí, que se desarrolle la economía, dejando atrás el modelo ganadero extensivo y la guerra civil.7

La relevancia de este estudio radica en tres aspectos. El primero de ellos tiene que ver con el aporte que éste hace a la discusión historiográfica uruguaya a partir del estudio en detalle de la SVU. En particular, el análisis cualitativo y cuantitativo de esta empresa permite apoyar la idea sostenida por Beretta Curi, de que la dirigencia de la ARU pensó -y puso en marcha- un proyecto político, económico y social para el agro uruguayo no sólo basado en la ganadería sino también en la agricultura en general, y en la vitícola[vitivinicultura] en particular. El segundo aspecto radica en el hecho de que, como ya fue mencionado, esta entidad presenta características que la distinguen claramente de otras existentes en Sudamérica, lo que le otorga un interés especial a su estudio. Estas diferencias no sólo refieren a la concepción general de los miembros de la ARU respecto de la necesidad de poner en marcha la SVU, sino a las características que ésta adoptó como empresa constituida como una sociedad anónima por más de 200 accionistas, que utilizó exclusivamente mano de obra asalariada en los primeros 12 años y que integró verticalmente todo el proceso productivo. Por último, el tercer aspecto se refiere a la sistematización de una fuente de datos antes no trabajada sistemáticamente como lo es el archivo de la SVU, reservorio de información fundamental para poder apoyar y/o desestimar algunas afirmaciones planteadas en estudios previos. De todas maneras, vale mencionar que también se han utilizado otras fuentes secundarias tales como la Revista de la ARU (RARU) y diarios de época, que permiten poner en contexto todo el período formativo del establecimiento.

Este trabajo se estructura en cinco secciones. En la primera se pone en contexto el proyecto de la SVU y se estudia su composición societaria. En la segunda sección se detalla la puesta en marcha de la empresa y la organización del proceso productivo. En la tercera sección se analiza la composición del trabajo y su vinculación con el ciclo productivo de la vitivinicultura. En la cuarta sección se estudian las características de la empresa en su etapa de consolidación a comienzos del siglo XX. Por último, en la quinta sección se presentan las conclusiones.

Ubicación y proceso fundacional

La SVU está ubicada en la localidad de La Cruz, en la zona centro-oeste del departamento de Florida, sobre el antiguo trazado de la ruta nacional Nº 5 y el paso del Ferrocarril Central, que tenía allí una de sus estaciones (figura 1).

 

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Figura 1. Mapas departamentales

El pueblo tiene sus orígenes en la iniciativa llevada adelante por la Empresa del Ferrocarril Central del Uruguay y por don Carlos Vannelli, hombre de negocios establecido en este paraje, con una importante casa de comercio y un establecimiento ganadero. El pueblo se ubica sobre la cuchilla del Pintado en el camino nacional a Durazno. Dista 22 kilómetros de la Ciudad de Florida -cabecera del departamento- y 131 kilómetros de Montevideo.

También, este paraje fue clave en el proceso político de pacificación del Uruguay. La fundación de esta localidad se vinculó al conocido "Pacto de la Cruz" donde, el 18 de setiembre de 1897, el Gobierno se impuso a la revolución liderada por el caudillo Aparicio Saravia. Finalmente, esta localidad fue declarada "pueblo" a través de la ley 8.497, el 23 de octubre de 1929.

La SVU se constituyó como sociedad anónima en 1887 con un capital de 120.000 pesos. Según se hace referencia en la Revista de la Asociación Rural del Uruguay (RARU), con esta inversión:

[…] se procedió a adquirir mil setecientas cuadras de terreno (…) poniéndose en almácigo trescientos veinte y cinco mil sarmientos, que serán plantados en su sitio el año próximo. Es esta una demostración del camino que ha hecho en el país la necesidad de constituir sociedades de orden económico que impulsen el progreso agrícola industrial de nuestro suelo, tan apropiado para el cultivo de la viña (RARU, 1887: año XVI, nº 20, p. 566).

Según el Art. 2 del Estatuto de la SVU, el objetivo era "la formación de viñedos en la República O. del Uruguay y la explotación de la industria vinícola y destilación de alcoholes de uva en gran escala, fundando al efecto un establecimiento adecuado y pudiendo fundar otros, previa la autorización de la Asamblea General Ordinaria" (SVU, 1887). Por lo tanto, es claro que, como se mencionó, a través de esta iniciativa la ARU lleva a la práctica la idea de diversificación productiva pensada para el país.

Integrantes de la élite, así como prestigiosos empresarios industriales y comerciantes, adquirieron acciones del nuevo emprendimiento. La SVU se conformó con 228 asociados que se repartieron las 1.200 acciones. Mientras que el 53% de los accionistas compró entre una y dos acciones (lo que representaba apenas el 15% del total), otro 35% de los accionistas adquirió entre 5 y 10 acciones (49%), mientras que 7 accionistas (sólo el 3% del total) compraron entre 21 y 50 acciones, representando el 24% del total (tabla 1).

Tabla 1. Participación de los accionistas y de las acciones de la SVU

Frecuencia por tramo

  Accionistas Acciones
entre 1 y 2 acciones 53% 15%
entre 3 y 4 acciones 7% 5%
entre 5 y 10 acciones 35% 49%
entre 11 y 20 acciones 3% 8%
entre 21 y 50 acciones 3% 24%
Total 100% 100%

Fuente: Elaboración propia basado en el Libro de Accionistas de la SVU, 1887.

Por otro lado, sumando las acciones por familia, encontramos que la familia Vidiella concentró el 8% de las acciones, seguido por la familia Aguilar (4,4%) y por la familia Altamirano (2,3%), o sea, 3 familias concentraban el 15% del total de las acciones. En este marco, queda claro que la estructura societaria estaba concentrada en un grupo pequeño de accionistas que, en algunos casos, conformaban parte de las familias más prestigiosas de Uruguay, mientras que una gran mayoría podría calificarse como medianos o pequeños accionistas. El grupo que concentró la mayoría de las acciones era, a su vez, el que promovió el emprendimiento desde sus inicios y, el que estaba fuertemente vinculado a la ARU.8 De la comparación del listado de accionistas de la SVU y la nómina de productores a quienes la ARU dirigió la encuesta de actividad vitícola en el año 1888, se observa que un número importante de aquellos figuran como productores en dicho año, lo que estaría dando cuenta de la fuerte vinculación entre los accionistas y el sector más activo dentro de la ARU (tabla 2).

Tabla 2. Productores que aparecen en la nómina de la encuesta de la ARU 1888 y compraron las primeras acciones de la SVU

Nombres

Cantidad de Acciones

Andreoni Luis

10

Artagaveytia Adolfo

2

Balparda Federico

5

Basso Domingo

5

De la Torre Luis

5

Elzaurdía Florencio

4

Goyoaga Francisco

2

Lerena Lenguas Luis

15

Margat Alfredo

15

Queirolo Francisco

10

Rius Andrés

5

Vidiella Federico y familia

95

Total de acciones

173

Fuente: Elaboración propia basado en el Libro de Accionistas de la SVU, 1887 y nómina de productores publicada en Revista de la ARU 1888.

Una de las características distintivas de este proyecto es que al menos un 20% de los accionistas originarios de la SVU se encontraban desarrollando vitivinicultura en diferentes zonas del país en otros emprendimientos privados. En general, estos estaban radicados especialmente en los departamentos de Montevideo (Sayago y Colón) y Canelones (Las Piedras, Toledo, Estación Joanicó, Santa Lucía), muy próximos al centro de consumo más importante del país. Entonces, ¿por qué invertir en una sociedad por acciones si muchos de ellos tenían ya su propia bodega y producción? Intentaremos responder a este interrogante más adelante.

Por otro lado, la SVU no fue la única de su tipo en el Uruguay. De una manera análoga, Pascual Harriague9 impulsó en el mismo año del inicio de las actividades de la SVU (1887) la creación de la Sociedad Vitícola Salteña, en el departamento de Salto (sobre la orilla del Río Uruguay), con un capital social inicial de 200.000 pesos destinados a la construcción de una bodega y a la plantación de 1.200 ha de vid. Sin embargo, dicha sociedad no tuvo el éxito de la SVU y, en 1895, un año después del fallecimiento de su promotor, se disolvió (Bonfanti, 2015: 91).

En sus orígenes, la SVU fue presidida por Federico Vidiella,10 quien propuso al Sr. Luis de la Torre -quien, a su vez, había presidido la ARU entre 1876-1877 y entre 1885-1887-, para ocupar el cargo de director-administrador del establecimiento por sus conocimientos en el sector. Luis de la Torre también había asesorado a Pascual Harriague y al propio Francisco Vidiella en sus emprendimiento vitivinícolas, al igual que a muchos otros viticultores.

La compra del terreno no fue azarosa. La finca fue seleccionada por el propio Luis de la Torre entre un conjunto de propuestas que había tenido la "Comisión Iniciadora"11 para la instalación de la SVU. Luis de la Torre pidió un informe técnico al químico uruguayo nacido en Paysandú Florentino Filippone,12 el cual aconsejó a la Comisión la compra de las tierras que poseía la Empresa del Ferrocarril -de capitales británicos- por sus características apropiadas para el cultivo de la vid. Para lograr asentar dicho emprendimiento en el paraje de La Cruz, se necesitó de un acuerdo con la Dirección del Ferrocarril Central del Uruguay que era la propietaria del predio. Una vez logrado el acuerdo, el paraje -dominado hasta entonces por la producción ganadera y con escasa población-, se convirtió en el asentamiento de los empleados vinculados a la estación del ferrocarril y al establecimiento de la SVU.

El predio de la SVU tenía 1.650 cuadras (unas 1.220 ha aproximadamente),13 las cuales se pagaron a un valor de 15 pesos cada una. Al momento de tomar posesión, el predio se encontraba arrendado en 1.500 cuadras a los señores Muracciole Hnos. por el precio de 1.200 pesos anuales, por un período de dos años. Esto llevó a que la SVU tuviera que subarrendar 120 cuadras para comenzar con las tareas vitícolas.14 Sin embargo, esta ocupación parcial del predio no generó problema alguno ya que, por las características del cultivo, la vid no produce frutos sino hasta pasados tres años de su implantación, aspecto que, como veremos más adelante, se refleja en la utilización de la mano de obra temporaria.15

Durante los primeros años, la SVU también contó con el compromiso de la empresa de Ferrocarriles del Uruguay de establecer precios preferenciales para el traslado de mercadería -hacia y desde el establecimiento-, y en los pasajes para los obreros que trabajaran en el mismo.

Los orígenes de la empresa: "manos a la obra"

A partir del relevamiento del archivo empresarial de la SVU se ha podido identificar la diversidad de tareas realizadas para su puesta en marcha. Luego de la creación de la SVU, en octubre de 1887, comenzaron las actividades de laboreo, bajo la dirección de un capataz y la inspección del director-administrador Luis de la Torre. El emprendimiento se inició con la construcción de tres habitaciones de madera para el alojamiento de los peones, un galpón de fierro galvanizado para las herramientas y útiles de labranza, una gran enramada para el abrigo de los bueyes, y una cocina de material. Debido a la sequía de los meses de octubre y noviembre de 1887, que dificultaron las tareas agrícolas, los trabajos de roturación de la tierra comenzaron entre diciembre de ese año y enero del siguiente con la siembra de maíz, porotos, cebadas y legumbres que, serían utilizados para el consumo interno del establecimiento.

Federico Vidiella y otros miembros de la Comisión Iniciadora de la SVU habían producido almácigos en sus propias tierras para que luego fueran implantadas en La Cruz, adelantándose de esta forma a la puesta en marcha de la empresa. El 22 de julio de 1887 Federico F. Vidiella realizó un ofrecimiento de:

Cien mil sarmientos de vid al precio de treinta pesos el millar, con los cuales hará un almácigo de trescientas mil parras más o menos. La Sociedad le abonará solamente el gasto de peones que demandará la formación del almácigo y su cuidado, en cuanto al valor de los sarmientos, se lo entregará dentro de los diez años venideros, del producto de la venta que la Sociedad haga de sarmientos o parras, si la Sociedad no hace comercio de parras o sarmientos no pagará nada por el préstamo hecho (RARU, Marzo 31 de 1887 Ano XVI, Número 6, p.317).

Sin embargo, a la postre, Vidiella renunció a favor de la SVU el derecho que se había reservado de reclamar el reintegro del valor de los sarmientos cedidos, lo que estaría demostrando un interés superior por parte de este representante de la ARU en el proyecto.

Para mediados de 1888, se habían implantado 30.000 parras y estaban disponibles 10.000 sarmientos de la variedad harriague, 10.000 de las cultivadas en las tierras de Portal y, según los documentos de la SVU, había una propuesta para comprar a otros productores 100.000 sarmientos de la variedad Vidiella. La implantación de vides desarrolladas localmente fue favorecida por la decisión de Luis de la Torre de prohibir la importación de sarmientos de origen europeo, producto de la expansión de filoxera en aquel continente. Esto demuestra, por un lado, que la vitivinicultura uruguaya era una industria en pleno proceso de expansión y, por otro, que los integrantes de este proyecto contaban con un alto grado de conocimiento del sector y de lo que estaba sucediendo con éste a nivel mundial. Como se menciona en la RARU, desde comienzos de los años 1870 se comenzaron a utilizar almácigos de vides con pie americano en Uruguay (RARU, marzo 31 de 1887, Ano XVI, Número 6, p. 317-318), lo que demuestra el grado de desarrollo técnico alcanzado en el país por aquel entonces en la reproducción de vides.16

El predio fue dividido en parcelas, con al menos dos fines: por un lado, convertir a la SVU en un modelo de diversificación productiva y, por otro lado, de auto-sostenimiento, no sólo del personal sino también de la empresa. Esto quedó reflejado en el mapa de la época. Al espacio destinado a las vides y a la bodega se le sumaban los potreros para la producción de vacunos, cereales y huerta que se utilizaron principalmente para el consumo interno y, en menor proporción, para abastecer al mercado de Montevideo.

En este sentido, del análisis de los libros de la empresa se ha podido establecer que ésta percibía ingresos por pastoreo, lo que permite inferir que una parte del establecimiento fue arrendado a otros productores de la zona para desarrollar esta actividad tratando de maximizar las ganancias.17 Por lo tanto, es posible suponer que el proyecto de la SVU fue una "incubadora" del modelo agrario diversificado que se proponía desde la ARU.

Sin embargo, esto no parece haber distraído la atención central del proyecto. La SVU contemplaba una integración vertical de la cadena vitivinícola, vinculando la producción primaria con la fase industrial y la comercialización. El proyecto no dejó ningún aspecto librado al azar. Así es que se reservó espacio para el cultivo de árboles -álamos, robles y alcornoques- y para un vivero -para la producción de almácigos de vides-, a la vez que también se contaba con un aserradero y con una bodega.

Como se ha mencionado en la sección anterior, la SVU fue una sociedad por acciones que se desarrolló a partir de una estructura empresarial fuertemente jerarquizada. El director-administrador, elegido por los accionistas, estaba encargado del establecimiento; había obreros especializados (carpintero, responsable de la bodega, injertador, etc.), capataces o "cuadrilleros" y trabajadores asalariados contratados bajo la forma de jornaleros o zafrales, según correspondiera. Esta estructura permaneció casi inalterada hasta 1912 cuando la SVU decidió implementar el sistema de aparcería.18 En síntesis, esta estructura y el proceso de constitución de la SVU da cuenta de un proyecto de empresa capitalista compuesta por accionistas muy diversos y que, a pesar de las dificultades económicas y sociales que tuvo el Uruguay luego de la crisis de 1890, se desarrolló y tuvo relativo éxito, teniendo en cuenta que por más de tres décadas se sostuvo sin modificaciones.

El trabajo asalariado y el ciclo vitivinícola

Otro aspecto que resulta de particular importancia a la hora de caracterizar a este emprendimiento como una empresa capitalista, es el manejo del personal y las formas a través de las cuales la mano de obra fue contratada para las diversas tareas que allí eran requeridas, regular y zafralmente.

En febrero de 1892, se realizó la inauguración oficial del establecimiento, pero la producción no debió ser significativa.19 Recién, un año más tarde, se incorporó al listado de funciones el rol de cuidador nocturno de los cultivos entre enero y febrero, lo que indica que la vid había comenzado a producir más y que necesitaba de un "cuidado especial" que evitara el robo de la materia prima.20 Esto, también, coincide con la fecha de implantación de las primeras vides, lo que sugiere que la empresa comienza en plena producción en, el verano de 1893.

Según los datos relevados para los años 1891 y 1892, la empresa contaba con entre 50 y 60 jornaleros permanentes, aunque su asistencia no era constante y la asignación de tareas era muy diversa. Respecto a la organización de la jornada laboral, según los libros de la SVU, la empresa respetó el derecho al descanso dominical y la media jornada laboral en tres celebraciones especiales: Declaratoria de la Independencia -25 de agosto-, Navidad -25 de diciembre- y Año Nuevo -1 de enero-. Sin embargo, también se ha podido constatar a partir de las fuentes aquí utilizadas, el aumento del ausentismo los días lunes y la rotación del personal a lo largo del año.21

En relación a la división del trabajo, las tareas diferían claramente entre sexos. Sólo se han encontrado en los documentos tres mujeres que trabajaban en el establecimiento: la secretaria de la administración, la cocinera -que también se encargaba de la huerta-, y la lavandera; mientras que el resto de las tareas eran realizadas exclusivamente por varones. Por tanto, los hombres predominaban en el establecimiento como trabajadores asalariados en tareas del campo, de bodega y de mantenimiento. Llama la atención, por lo tanto, la ausencia de un número mayor de mujeres o de menores en la nómina de los trabajadores, ya sea como empleados directos o como parte de la contratación de grupos familiares, como se han encontrado en otros países de la región (Cerdá, 2011 y Bentancor, 2013). En este sentido, el sistema de reclutamiento encargado a los "cuadrilleros"22 parece haber beneficiado la contratación de hombres en detrimento de las mujeres o niños para dichas tareas.

Por su parte, a partir de los "Libros Mayores de la SVU, donde se registraban las tareas y los pagos realizados a los trabajadores, hemos podido establecer la dinámica de la demanda de mano de obra a lo largo del año y cómo esta fue cambiando al ritmo de la producción vitícola. En particular, en la figura 2, se observa cómo los ciclos laborales dentro del establecimiento comenzaron a hacerse más notorios a partir de la puesta en producción de la vid.23

En efecto, en los dos primeros años agrícolas (1889-1890 y 1890-1891), hay cierta estabilidad -aunque creciente de un año al otro- en la contratación de peones, lo que estaría confirmando el proceso de formación del viñedo y la puesta en marcha de la SVU. A partir de los años agrícolas 1891-1892 y 1893-1894, la contratación de los obreros comienza a estar cada vez más asociada a los ciclos agrícolas de la vid, marcando así la vida interna del establecimiento

Entre los meses de febrero y marzo aumenta la demanda de mano de obra debido a la tareas de la vendimia, mientras que entre julio y agosto el incremento se debe a las tareas de poda y atado de varas. Hacia fin de año, el reclutamiento del personal es mayoritariamente para realizar las tareas relacionadas con la poda en verde -incisión anular, desyeme, desbrote, despunte, deshoje y atado de ramas jóvenes caídas-.24 Esta estacionalidad también se comprueba a partir del análisis de los jornales totales pagados. Asimismo, se observa que en enero de 1893 se hicieron pagos a peones para la realización de la vigilancia nocturna del predio, actividad que indica que la producción había llegado a un nivel importante para el establecimiento y que requería de personal para su resguardo.

Figura 2

 

Fuente: Elaboración propia basado en el los Libros de Presupuestos y en los Libros de Caja Diaria. Archivo SVU.

En relación al régimen de contratación del personal, del análisis de los "Libros de Trabajadores" se desprende que sólo un pequeño porcentaje de los asalariados estaban contratados de forma permanente en el establecimiento a lo largo del año. A modo de ejemplo, durante el año 1895, se contrataron 192 trabajadores de los cuales sólo un 11,4% permaneció estable a lo largo de todo el año. Esto permite ver la lógica empresaria que pretendió mantener planteles mínimos de trabajadores permanentes -si bien, con alta rotación de tareas-, y un grupo más amplio de trabajadores temporarios que eran contratados según las necesidades concretas de la empresa durante el ciclo productivo.

Otra dimensión relevante son los salarios pagados a los peones. En la figura 3 se muestra la evolución de la masa salarial total durante el período considerado. Como allí se observa, la remuneración constaba de dos partes: en metálico y en especie. En efecto, esta última contemplaba la alimentación de los trabajadores -o por lo menos, este concepto era imputado como gasto de manutención de los mismos-, que representaba entre el 15% y el 25% del salario total.25 De la suma de la masa salarial mensual en especie imputada más la masa salarial en metálico, dividida por la cantidad de trabajadores, surge que el salario nominal mensual promedio era, en 1889, de alrededor de $20, con una tendencia decreciente posterior. De hecho, en los primeros años del emprendimiento, los salarios eran relativamente altos en comparación con otros como, por ejemplo, los pagados en la administración pública, que para la época rondaban los $15 en promedio (Camou, 2012:16). Sin embargo, a partir de mediados de la década de 1890 aquellos se ubicaron en torno a los $10 y $15.

Por lo tanto, los salarios relativamente elevados a comienzos de la serie podrían explicarse por la necesidad de conseguir mano de obra para el proyecto, demanda que fue reduciéndose en la medida en que se completaba el plantel de trabajadores y, por ende, también la necesidad de remunerarlos en mayor cuantía que en otras actividades. No obstante, más allá de este panorama general, se han identificado algunos obreros calificados que, como era esperable, tenían una remuneración más alta que el promedio y, además, tenían cierta estabilidad laboral a lo largo del tiempo. Algunos ejemplos de ello son Antonio Banfi, carpintero que cobraba $36 mensuales, mientras que el técnico de bodega, Antonio Vásquez, tenía un salario de $40.26

Figura 3

fig3

Fuente: Elaboración propia basado en el Libros de Presupuestos. Archivo de la SVU.

Por otro lado, la vitivinicultura es considerada una actividad mano de obra intensiva que, para algunas tareas, requiere ciertas calificaciones así como también de conocimientos y tecnologías asociadas. Así, dentro del establecimiento los asalariados rurales iban adquiriendo diferentes habilidades, algunas muy concretas que se vinculaban al "saber hacer" y otras a labores culturales específicas que se desarrollan con regularidad a lo largo del ciclo productivo. En los libros de registro de trabajadores quedaron asentadas las diferentes tareas que realizaban. Las había sencillas y se agrupaban generalmente bajo la categoría de "peones" pero, también, las había complejas que requerían de habilidades y conocimientos específicos como por ejemplo: maquinista, injertador, alambrador, podador, arador, etc. Como se observa en investigaciones previas de Bentancor y Viera (2010:14), dentro del establecimiento también se ha podido identificar la presencia de trabajadores que se posicionaron como educadores de otros obreros que se iniciaban en la tarea.

Como ya se mencionó, en la SVU existieron dos modalidades de contratos: temporales y permanentes. Los primeros se utilizaban en la contratación de personal para las tareas zafrales mientras que los segundos en el caso de los trabajadores calificados. Sin embargo, sólo un pequeño grupo de estos trabajadores que demostraran un buen desempeño en las tareas asignadas lograron cierta estabilidad efectiva en el establecimiento. En efecto, entre los años 1889 y 1895 permanecieron estables sólo 19 trabajadores de una plantilla que ascendía a un promedio anual de casi 200 contratos laborales entre permanentes y zafrales. En la tabla 3 se presenta el listado de aquellos obreros identificando en cada caso la antigüedad en el establecimiento para el período que tenemos la serie completa. Como allí se observa, sólo unos pocos parecen haber iniciado sus tareas en el inicio de la empresa y haber permanecido allí los siguientes 7 años.

Tabla 3. Trabajadores permanentes que se han identificado, período 1887-1895

Nombre y Apellido

Años de servicio

Gregorio Quinteros

7

Domingo Quinteros

4

Antonio Quinteros

7

Juan Larramendi

4

Bartolomé Nicolini

7

Eusebio Quinteros

6

Carlos Irvin

6

Juan Boggia

7

Miguel Echeverri

4

José María Quinteros

7

Tomás Martínez

5

Víctor Carrére

5

Juan Echeverri

7

Higinio Rambado

5

Felipe Echeverri

7

Rafael Quinteros

6

Pedro Gómez

4

Antonio Millán

5

Antonio Banfi

7

Fuente: Elaboración propia basado en los Libros de Presupuestos. Archivo de la SVU.

La carta escrita por Pablo Varzi a don Gabriel Real de Azúa (director de la SVU en 1902), a propósito de que pretendía volver a contratar a su capataz, deja en claro la importancia que tenía un trabajador calificado para un emprendimiento productivo como éste. Por otra parte, esto es característico de la vitivinicultura, ya que requiere de una sucesión de labores culturales a lo largo de todo el año que posibiliten un óptimo manejo del viñedo y garanticen una buena calidad del producto.

Que mi capataz se formó en la Vitícola [refiriéndose al establecimiento de la SVU] no es exacto, si alguna cosa sabe sobre viticultura -permítame la modestia- me lo debe a mí y no a esa Sociedad, de donde vino a mí casi semi ignorante, y también después de haberme sido ofrecido sus servicios (…) Niego que tengan el derecho de atentar contra mis intereses, despojándome por medios innobles, de lo que me pertenece, de lo que es mío, de lo que he conseguido a costa de desvelos y sacrificios […] (Archivo de empresa Granja Varzi, 1902).

En este sentido, los trabajadores calificados no sólo fueron mejor pagos -como vimos más arriba-, sino también más estables y generalmente preservados por los empresarios.27 En esta categoría se encuentran los señores: Antonio Banfi, de profesión carpintero, Carletti, de profesión tonelero, Juan Boggia, maquinista de bodega, y García, de profesión herrero que, como puede verse en el cuadro anterior, son los que tienen mayor antigüedad. Por su parte, Gerónimo, Domingo y Antonio Quinteros fueron cuadrilleros durante todos estos años.

En síntesis, todos estos elementos nos permitirían afirmar que el proyecto de la SVU mantuvo una racionalidad capitalista, con la contratación de mano de obra asalariada, que tenía como una de sus finalidades mostrar a la sociedad -y a sus accionistas-, que la vitivinicultura era viable -y por qué no deseable-, en un contexto donde el agro uruguayo se estaba transformando y donde había mano de obra disponible -producto del alambramiento y privatización de la tierra- aunque escasamente calificada para las actividades agrícolas.28

La consolidación del modelo

Hacia el año 1900, el establecimiento había llegado a su pleno desarrollo, habiendo atravesado sin grandes contratiempos la presencia de la filoxera.29 Para comienzos de siglo, la SVU contaba con unos 40.000 pies de vides americanas que se utilizarían para la realización de 1.800 injertos de la variedad harriague sobre dicho pie. Con orgullo el director de la SVU manifestaba que, en un plazo no mayor a un año, estaría en condiciones de reconstruir el viñedo. A su vez declaraba que "...vista la escasa producción de Cabernet y su propensión a ser atacada por antracnosis, se ha continuado injertando esta variedad con Harriague y tenemos actualmente 35.000 injertos logrados" (SVU, 1900).

Dicha inversión estuvo destinada a contratar mano de obra local calificada para llevar adelante las labores culturales especializadas como era el injerto y la poda. A modo de ejemplo, al peón Ángel Uriarte se le pagaron 108,50 pesos por dedicarse a realizar "remansos, acodos, injertos y plantíos".30 Según indica la fuente, dichas actividades fueron tasadas por un entendido en la materia de apellido Lema.

Paralelamente, el directorio resolvió la apertura de un depósito en la ciudad de Montevideo (calle Misiones, nº 1524) para aumentar las ventas y mejorar la distribución en la ciudad. Esta estrategia tenía como objetivo dar a conocer el producto, su calidad y establecer un mecanismo de comercialización sin intermediarios. También se entablaron acuerdos comerciales con el Gobierno para abastecer a los establecimientos de caridad. Según se expresa en la memoria de la SVU correspondiente al año 1900, dichos establecimientos consumían aproximadamente 180 bordalesas de vino al año: "no solo en el interés de aumentar nuestras ventas sino también para que nuestro vino sea conocido como completamente puro, pues la Comisión de Caridad no lo entrega al consumo de los Establecimientos a su cargo, sino después de ser prolijamente analizado" (SVU, 1900). Finalmente expresan que:

[…] nuestra existencia de vinos y alcoholes el 31 de mayo último era de 189.332 litros con valor de 24.159,22; reducidas las deudas exigibles de la sociedad a 6.000 más o menos en contra 5.580 a cobrar, descontando deudores dudosos, tendremos sobrados recursos para continuar marchando sin dificultades y cree el Directorio fundamentalmente que con un año más de regular producción y venta de vino, la sociedad quedará habilitada para poder anunciar a sus accionistas que los capitales invertidos en esta empresa empezarán a dar algún rendimiento después de tantos años de espera (SVU, 1900).

Todo esto da muestra no sólo del relativo éxito que tuvo la SVU como una empresa capitalista agraria, sino también, del grado de integración que logró en apenas dos décadas. Como habíamos mencionado al comienzo de este trabajo, la empresa no sólo controlaba la fase primaria e industrial sino también la comercialización y distribución en el mercado consumidor más importante del país, como lo era Montevideo. Esto demuestra el interés que tenía la empresa por ganar mercados e intentar abastecer a esta ciudad que crecía en población, al ritmo de la inmigración, y en capacidad de consumo asociada a los mayores ingresos laborales de los obreros, producto de una industrialización incipiente (Camou, 2012).

Así, a comienzos del siglo XX, el balance de la SVU muestra un nivel de desarrollo significativo. Entre sus existencias se pueden contar 170 litros de vino tinto, 875 litros de blanco, 335 litros de coñac y 585 litros de grapa; todo ello ascendía a un valor de 23.623,06 pesos.

Por su parte, Antonio Galanti, reconocido enólogo italiano, posicionaba a la SVU como un modelo a seguir por las características que había logrado conjugar. Destacaba la labor del director en aquel momento, el Sr. José A. Ferreira (contador, financista e importante hombre de negocios), a quien se lo reconocía por su aporte a la silvicultura vicultura nacional y, particularmente, por la labor que había realizado dentro del establecimiento, conformando un "pequeño Chateau, una especie de oasis en un desierto de campos incultos, cuyas hermosas dependencias cubiertas de árboles y flores se destacan de los alrededores más próximos, que no ofrecen, por cierto, muchos atractivos" (Galanti, 1918:118).31

Asimismo, según la descripción realizada por Galanti, el establecimiento contaba con 84 hectáreas de viñedos, de las cuales 36 hectáreas eran de las variedades harriague [tannat], 38 hectáreas de vidiella, 6 hectáreas de cot-ruge [malbec] y 4 hectáreas de semillón.32 Hace referencia, también, a la existencia de varias hectáreas destinadas a la silvicultura -especialmente, al cultivo de eucaliptus- y a la formación de un importante vivero, lo que demuestra la persistente búsqueda del modelo diversificado que se había planificado desde sus inicios. El promedio de producción de uva para el año 1916 era de 6.000 kg por hectárea y la capacidad efectiva de la bodega ascendía a los 600.000 litros.33 Según refiere Galanti, la bodega estaba conformada por:

[…] dos cuerpos principales en ángulo y de los departamentos de: fermentación, maquinaria, luz y energía eléctricas, aserradero, talleres de tonelería, carpintería y herrería, alambiques y generador de vapor (…) El señor Ferreira ha buscado una sabia distribución de los departamentos de maquinarias, fermentadora y depósitos; de manera que la materia prima que llega de la viña en pequeños carritos volcadores, sigue desde la moledora hasta el envase de expendio del vino, su curso evolutivo, ordenado y metódico, aprovechándose las facilidades del desnivel, y determinando un considerable ahorro de mano de obra y de tiempo, a la par que una mejor y más simple elaboración (Galanti, 1918: 118-119).

Esta infraestructura aún hoy pervive y puede verse en la figura 4.

Figura 4

fig4

Fuente: Libro del Centenario del Uruguay, 1825-1925.

Galanti también nos brinda información acerca de los trabajadores. Destaca el aseo del personal, así como la utilización de uniformes para quienes estaban abocados a las labores de la bodega. Los obreros vestían "polainas livianas y un pantalón con pechera que a la par de las condiciones higiénicas extensivas a la propia salud del obrero, reúne las de una estética agradable" (Galanti, 1918:121). Esta descripción tan detallada realizada por Galanti no sólo muestra el grado de desarrollo que había logrado el establecimiento, sino también, un modelo que parece haberse basado en una mejor organización del trabajo.

Por otro lado, si tomamos como base el relevamiento realizado por Galanti en 1916, en el departamento de Florida existían 18 viticultores con más de 2 hectáreas y 5 bodegueros. Como se observa en las tablas 4 y 5, el establecimiento de la SVU era el más grande tanto en extensión como en producción de vinos.

Tabla 4. Nómina de viticultores

Nombre

Localidad

Cantidad de hectáreas cultivadas

Sociedad Vitícola Uruguaya

La Cruz

91

Carrero Hermanos

Mendoza

14

Juan Pizzo

Isla Mala

4

Grela y Fernández

Costas del Pintado

4

José Deluca

Las Chacras

4

Nicolás Moreno

Arroyo La Macana

5

Pedro Vidart

Isla Mala

4

Carlos Giacosa

Costas del Santa Lucía Chico

3

José Chiarla

Costas del Santa Lucía Chico

3

Santiago Ferreri

Costas del Santa Lucía Chico

3

Marcelino Castiñeira

Las Chacras

4

Domingo Giordano

Arroyo Tomás González

6

Alozrenga y Oviedo

La Cruz

4

Manuel Pérez Estévez

Estación Berrondo

3

Santos M. Barceló

Costas del Pintado

4

Delloca Hermanos

Arroyo La Macana

4

Lucio M. Castro

Pintado

3

Pompea Bogia

La Cruz

2

Total

 

165

Fuente: Elaboración propia basado en la información extraída del libro de A. Galanti. 1916.

Tabla 5. Nómina de bodegueros

Nombre

Localidad

Sociedad Vitícola Uruguaya

La Cruz

Carrero Hermanos

Mendoza

Juan Rizzo

Isla Mala

Grela y Fernández

Costas del Pintado

Domingo Giordano

Arroyo Tomás González

Fuente: Elaboración propia basado en la información extraída del libro de A. Galanti. 1916.

También, indica que hay aproximadamente 14 viticultores que cuentan con menos de 2 hectáreas de viñedos y 13 bodegas que elaboran menos de 10.000 litros de vino en todo el departamento de Florida. En este sentido, la SVU, al igual que Harriague en Salto (Murat, 2001), parecen haber dado impulso al desarrollo de otras bodegas en el departamento y, en cierta medida, una mayor diversificación de la producción no sólo en el departamento de Florida sino en el sector agrario del Uruguay.

Conclusiones

En este documento se analizó en detalle la constitución y evolución posterior de la Sociedad Vitivinícola Uruguaya. Esta entidad resulta de interés no sólo por su permanencia en el tiempo sino también por haber sido un proyecto productivo promovido por la ARU, asociación que nucleó a un sector de la élite modernizadora del Uruguay a finales del siglo XIX. Por otro lado, este emprendimiento con características plenamente capitalistas -constituido a partir de una sociedad anónima por acciones, que utilizó exclusivamente mano de obra asalariada y que integró verticalmente todo el proceso productivo-, es el único caso de estas características hasta el presente en el Cono Sur. Pero, por otro lado, no puede ser entendido sólo como proyecto empresario sino que fue también ideológico-político. Fue organizado y dirigido por un sector de la élite del Uruguay que pretendía afincar a la población rural, disciplinarla en el trabajo y desarrollar actividades agrícolas diversificadas, orientadas a satisfacer el mercado interno que estaba en expansión.

Posiblemente, el acceso a la estación del ferrocarril, los altos salarios iniciales y la conformación del poblado de La Cruz facilitaron el flujo de peones y jornales desde Montevideo. Esto, a su vez, pudo ser una herramienta para retener a los trabajadores mejor calificados. Por otro lado, la rotación e inestabilidad laboral aparecen como dos de las características comunes a la actividad agrícola en general, y a la vitivinícola en particular. Sin embargo, si bien el plantel de obreros permanente era relativamente pequeño, las múltiples actividades desarrolladas en el predio permitieron tener a trabajadores afincados dentro del establecimiento o en el pueblo cercano por varios años.

En síntesis, la SVU fue un proyecto forjado desde la ARU en el marco de los Gobiernos militares (1875-1886) que intentó incorporar al Uruguay al desarrollo capitalista mundial. A nuestro entender, esta empresa fue la praxis de un sector de la élite que pensó y puso en marcha un proyecto político, económico y social no sólo basado en la ganadería sino también en la agricultura en general, y en la vitivinicultura en particular. En este sentido, la SVU pretendió ser una incubadora del capitalismo agrario, que los hombres de la ARU entendían como modernizador.

Nota

1 El concepto de modernización es controversial y ha sido ampliamente discutido en las últimas décadas por la historiografía uruguaya agraria. Un trabajo seminal en este sentido fue el de Barran y Nahúm (1978) fuertemente influido por las corrientes de pensamiento de la época que a finales del siglo pasado fueron puesta en discusión por Millot, J. y Bertino, M (1996). Este último trabajo, tributario de la historiografía marxista, adopta para este período la idea de "transición" marcando un "tardío pero necesario aggiornamiento de la historiografía económica rural uruguaya. En buena medida los autores re-traducen los hitos principales del proceso "modernizador" a un nuevo lenguaje teórico" Moraes (2011:19). Para una ampliación de estas visiones del desarrollo historiográfico sobre el agro uruguayo se recomiendan los textos de María Inés Moraes (1999, 2011).

2 Como indica Moraes (2011:16) "En síntesis, en Millot y Bertino las grandes transformaciones del medio rural ocurridas entre 1860-1910 marcan -como en la versión clásica [Barran y Nahúm] - el ingreso del país en las formas capitalistas de producción y en un determinado contexto comercial internacional. Pero en esta versión el proceso no aparece "bloqueado" por el latifundio ni el campo uruguayo resulta, al final del período, marcado por la rémora de la gran propiedad y la mentalidad retardataria, si no que emerge una economía rural plenamente integrada a los mercados mundiales y de lógica homogéneamente capitalista, donde las únicas diferencias relevantes al interior del sector ganadero son respuestas racionales a diferentes calidades de recursos naturales. Por lo demás, el Uruguay rural de Millot y Bertino, que es capitalista y ganadero como en la versión "clásica", rehúye la tipificación de dependiente".

3 El análisis pormenorizado de las características de la ARU que la diferencian sustancialmente de las agremiaciones similares del Cono Sur excede el alcance de este trabajo. Véase, Barran y Nahúm (1978) Hora (2005) y Halperin Donghi (2007) para el caso de la Sociedad Rural Argentina, y Robles Ortiz (2012) para la Sociedad Nacional de Agricultura.

4 La Asociación Rural de Uruguay fue fundada en marzo de 1971 y se constituyó rápidamente en un organismo de poder político y económico en Uruguay. Su existencia hasta la actualidad no sólo habla del poder que tuvo sino la importancia que aún tiene hoy el sector agrario en la economía nacional.

5 Este establecimiento que conjugó, desde fines del siglo XIX, agricultura, ganadería y desarrollo de la actividad vitivinícola ha sido testigo y referente del proceso de modernización del agro nacional. Se lo denominó inicialmente como la Sociedad Vitícola Uruguaya, a mediados del siglo XX pasó a manos de la familia Arocena, hasta ser vendido en el año 2007 a Fabio Balzarini, un empresario ganadero italiano, de Brescia. El 17 de marzo de 2010 se declara Monumento Histórico Nacional a la "Estancia y Bodega La Cruz", ubicada en el paraje de la Cruz, Padrón Nº 3728 (436 hás.) y Nº 4883 (228 hás.), 3ª Sección Catastral del Departamento de Florida. Resolución 526/010 Ministerio de Educación y Cultura.

6 Durante las décadas de 1870 a 1890 se formaron en el campo uruguayo los llamados "pueblos de ratas" o rancheríos como consecuencia del alambramiento de los campos y privatización de la tierra. Los habitantes de la campaña desplazados por la nueva forma de producir se instalaron en estos poblados a partir de la generalización del cercamiento, que hizo que la mano de obra necesaria para el cuidado de los animales se redujera rápidamente. Se calcula que los desocupados del campo llegaron a ser una décima parte de los habitantes rurales. La "paz y la seguridad" en la campaña uruguaya se impuso por la fuerza, con un régimen militarista que propició el alambramiento y la privatización de la tierra con el fin de controlar a los animales depredadores, a los "vagos" y el abigeato (Kleinpenning 1995:141). Esta política tuvo un gran impacto en las vidas de miles de campesinos asentados "ilegalmente" y sobre la movilidad de los "gauchos". En dos décadas fueron separados de sus medios de vida, terminando en pequeños asentamientos rurales llamados "pueblos de ratas" o en las ciudades, donde ni la industria ni los servicios pudieron absorber tanta mano de obra no calificada, produciendo cierta emigración y cambios en los patrones demográficos. Además, los expulsados del campo debían competir por trabajo en las ciudades con los nuevos inmigrantes de origen europeo mejor preparados para el empleo en las industrias livianas y servicios (Taks, 2006: 141).

7 El Paraje La Cruz fue el lugar donde se firmó "El Pacto de la Cruz", acuerdo celebrado el 18 de setiembre de 1897 entre el Gobierno y los revolucionarios dirigidos por Aparicio Saravia que puso fin a la revolución. En dicho acto se acordó el fin de la guerra civil, lo que implicó: renunciar a la lucha armada, impulsar una reforma electoral que estableciese la representación de las minorías en el Gobierno, asumir el compromiso de elegir a jefes políticos a nivel departamental, amnistía y restitución de derechos civiles y políticos para quienes se habían alzado en armas, indemnización por concepto de gastos de pacificación (200.000 pesos a los soldados blandos) y, finalmente, la puesta en práctica del principio de igualdad entre los orientales. En este paraje, donde acamparon los soldados de Aparicio Saravia, los representantes del Gobierno entregaron el dinero que se había acordado y, a cambio, se recibieron las armas de manos del ejército alzado. Finalmente, y como consecuencia de ese acuerdo, el Gobierno también asumió el compromiso de hacer entrega a los revolucionarios de siete jefaturas políticas: Maldonado, Flores, Cerro Largo, Treinta y Tres, Rivera y San José.

8 En este sentido Altezor y Beretta Curi (2012) afirman que "En el marco de la fiebre de prosperidad y negocios fáciles que se vivió en la llamada "época de Reus" (1886-1890), muchos especuladores apostaron a los más diversos proyectos, incluido el negocio de bodegas para producir vino y exportarlo a los países vecinos. La ARU marcó distancia del capital versátil e impulsó la constitución de una sociedad anónima con el objetivo de explotar un establecimiento vitivinícola de primer nivel."

9 Pascual Harriague fue uno de los principales impulsores junto a Federico Vidiella de la vitivinicultura en Uruguay. Harriague introdujo la cepa tannat, hoy considerada un emblema del vino uruguayo. Además tenía uno de los saladeros más grandes sobre el río Uruguay y era un gran comerciante que extendió sus negocios sobre la provincia de Entre Ríos, Argentina.

10 Federico Vidiella fue uno de los promotores más importante de la SVU, actor clave en el desarrollo de la vitivinicultura nacional, miembro fundador de la ARU y presidente de la misma entre 1890-1893. Por otro lado, la familia Vidiella compró 105 acciones de la SVU que representaban el 9% del total.

11 Dicha Comisión estuvo inicialmente integrada por Luis Lerena Leguas, Alfredo Margat, Carlos N. Aguiar y Don Florencio Elzaurdia. Posteriormente se sumaron Luis Podestá, Pablo Delucchi, Manuel R. Otero y Francisco Aguilar y Leal.

12 RARU, 31 de julio de 1892, año XXI, N° 14, p. 343.

13 Nótese la similitud de las dimensiones pretendidas por la Sociedad Vitícola de Salto impulsada por Harriague.

14 RARU, 31 de marzo de 1887, año XVI, Número 6, p.p. 315-316.

15 Por otro lado, debe tenerse en cuenta que la extensión de este predio era muy grande para ser destinado sólo a la vitivinicultura. Según los datos de Baptista (2005), para 1892 la extensión cultivada con vid en el Uruguay rondaba las 2.000 ha de las cuales sólo 66,6 ha correspondían a la SVU, según los reportes de algunos cronistas que participaron en la primera vendimia (RARU, 15 de febrero de 1892, año XXI, N° 3, p. 52).

16 Otros trabajos han mostrado el desarrollo temprano de experimentación y adaptación de cepas europeas y americanas en el Uruguay (ver, Bonfanti 2008; Mourat, 2001).

17 Cabe destacar que la región era ganadera y entre los individuos más importantes del sector estaba Vannelli que había subarrendado parte del establecimiento en sus inicios con el fin de utilizarlo para pastoreo de su ganado (RARU, marzo 31 de 1887, Ano XVI, Número 6, p. 316).

18 La SVU comienza en 1912 a transformar su estructura producto de una crisis interna y de la necesidad de incrementar sus ganancias. El análisis en detalle de este proceso excede el objetivo de este trabajo.

19 Para dicha fiesta se fletaron "dos wagones [sic] llenos con más de ochenta personas que salían a las 7 y cinco de la Estación Central. La mayor parte eran socios y el resto invitados. Un tren expreso había sido puesto a su disposición…" (RARU, 15 de febrero de 1892, año XXI, N° 3, p. 49).

20 Estas tareas eran una práctica habitual en la época ya que se debía cuidar la entrada de animales y de personas ajenas al establecimiento con el fin de preservar los cultivos.

21 Si bien se ha podido constatar esta regularidad a partir de los libros de empleados, no se ha encontrado referencia alguna que permita inferir cuál es el causante del alto grado a ausentismo en este día particular de la semana. Por otro lado esto es concurrente con lo encontrado en Chile para el mismo período (Yáñez, 2004).

22 Los cuadrilleros eran individuos que se encargaban del reclutamiento de la mano de obra para el establecimiento así como la organización de las tareas. En cierta medida actuaban como intermediarios entre la empresa y los trabajadores, siendo a la vez empleados de la empresa.

23 Las series reconstruidas son parciales debido al mal estado en que se encuentran los libros.

24 La poda en verde se lleva a cabo en los distintos períodos de la vegetación activa de las plantas. Este tipo de poda viene a complementar y a aumentar el efecto útil de la poda de invierno (Bentancor, 2013).

25 La inclusión del pago en especie como parte del salario no debe de extrañarnos ya que esto era muy habitual en la época. Como menciona Camou (2012:17) "En algunos casos al ingreso nominal se le sumaban otros tipos de beneficios. Los soldados, el sueldo más bajo de la muestra utilizada, incluía "el rancho" (comida diaria) y la vivienda". Por lo tanto, no debe de sorprendernos que estas prácticas se replicaran en otros ámbitos de la economía.

26 Resulta importante mencionar aquí, sin embargo, que con los datos disponibles no es posible construir una serie de salarios reales, insumo básico para contar con una primera aproximación de la evolución de las condiciones de vida materiales de los obreros. Esto se debe a que, como indica Camou (2012), no hay estudios que releven precios para el área rural y tampoco es posible saber cuál era la composición de la canasta básica de alimentos de los trabajadores, lo que hace muy difícil realizar una estimación del poder de compra de los salarios. Más aún, según Camú, la información es muy fragmentaria aun para el área urbana.

27 SVU, Libro de Presupuesto Nº 1. Si bien puede parecer que Varzi impone una relación que excede a la de un patrón con su empleado, es importante destacar que no se habla de un peón cualquiera sino de un capataz, con cierta formación y capital social que lo convierte en un obrero calificado producto del supuesto trabajo en el establecimiento de Varzi. Sin embargo, al parecer, éste lo habría contratado por sus conocimientos previos obtenidos en la SVU.

28 La proliferación de los llamados "pueblos de ratas" que se produjo durante este período es una muestra de que el campo uruguayo comenzaba a transitar por el camino de la proletarización.

29 La filoxera contaminó viñedos franceses a partir de 1860. La plaga se extendió en el país siguiendo la densidad de plantación y la influencia de los vientos dominantes. A pesar de las medidas tomadas por los distintos Estados para controlar la importación de vid, la filoxera infectó progresivamente los viñedos de todo el mundo, exceptuando los plantados en suelo arenoso.

30 SVU, Libro de Presupuesto Nº 1.

31 Esta descripción realizada por Galanti sobre el paisaje como un desierto parece exagerada ya que, como se ha mencionado, las tierras de los alrededores estaban en producción con ganado vacuno.

32 Según estimaciones de Batista (2008) sólo el 1% de los viñateros tenía más de 20 ha y el 63% de los viticultores elaboraba menos de 100 litros en 1915. Estos datos nos das una idea de que la SVU era un proyecto de gran envergadura, tanto por la extensión de vides implantadas como por la posibilidad de elaboración.

33 Estos datos coinciden con el volumen planificado para la bodega en sus inicios por De La Torre (RARU, 15 de febrero de 1892, Año XXI, N° 3, p. 53). Según Batista (2008:103 y 112), las hectáreas cultivadas con vid durante la década de 1890 eran aproximadamente 2900, de las cuales se obtenían unos 30.000 hectolitros.

Fuentes

Archivo Empresarial de la Sociedad Vitícola Uruguaya.

Archivo empresarial de Granja Varzi (1902).

Diario del Plata, Libro de Florida y su departamento (1931).

Revista de la Asociación Rural del Uruguay (1885-1900).

Estatutos de la Sociedad Vitícola Uruguaya.

Memoria de la Sociedad Vitícola Uruguaya correspondiente al año social de 1899-1900, Montevideo, 1900.

Dirección Nacional de Impresiones y Publicaciones Oficiales. Banco de Datos, Resolución 526/010. Ministerio de Educación y Cultura, Declárese Monumento Histórico el inmueble "Estancia y Bodega La Cruz", ubicado en la 3ª Sección Catastral del departamento de Florida.

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Fecha de recibido: 12 de junio de 2015
Fecha de aceptado: 10 de abril de 2016
Fecha de publicado: 27 de abril de 2016

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