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Mundo agrario

versión On-line ISSN 1515-5994

Mundo agrar. vol.17 no.36 La Plata dic. 2016

 

ARTÍCULOS

El trabajo asalariado agropecuario en la región yerbatera argentina. Imágenes de situación en datos cuantitativos

Víctor Rau

Universidad Nacional de Misiones. Instituto de Investigaciones Sociales y Humanas,
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina
vrau@conicet.gov.ar


Resumen

El estudio describe la situación estructural de los trabajadores agropecuarios en la región argentina productora de yerba mate, dando cuenta de sus distribuciones territoriales, sus ámbitos de residencia, las estructuras socioproductivas en que se insertan, y de sus condiciones de vida y empleo en diferentes contextos. Se basa en el análisis de datos cuantitativos provenientes de diversas fuentes. Caracteriza a la región yerbatera en el contexto nacional y del NEA, y describe sus heterogeneidades internas. Advierte sobre la importancia que conserva la residencia rural, el vínculo de la pobreza con el trabajo agropecuario, y de la informalidad con la transitoriedad del empleo.

Palabras Clave: Asalariados agropecuarios; Yerba mate; Urbanización; Pobreza; Informalidad; NEA.

The farmwork in the yerba mate region from Argentina. Images of situation in quantitative data

Abstract

The study describes the structural situation of farmworkers in argentine region producer of yerba mate, indicating their territorial distribution, their areas of residence, the socio-productive structures in which are inserted, and their conditions of life and employment in different contexts. It is based on the analysis of quantitative data from different sources. It characterizes the yerba mate region in the national context and the NEA, and describes their internal heterogeneities. It warns about the importance that preserves the rural residence, the link poverty with farmwork, and the informality with the seasonal employment.

Keywords: Farmworkers; Yerba mate; Urbanization; Poverty; Informality.


1. Presentación

Rueguen al dueño de los campos que envíe trabajadores
para su cosecha.
Mateo 9,38

Tradicionalmente se reconoce a los asalariados agropecuarios como a uno de los sectores de la población económicamente activa en los que las situaciones de pobreza económica y vulnerabilidad social general se encuentran más difundidas. El sector tiende a asumir esa condición tanto si es considerado dentro del conjunto de las clases sociales agrarias como si lo es dentro del conjunto de fracciones sociales de la clase obrera (Kautsky, 1989). A partir del análisis marxista de la acumulación originaria de capital en Inglaterra, clásicamente los asalariados del campo fueron considerados como provenientes de procesos de diferenciación o descomposición de poblaciones de campesinos parcelarios. El estudio de las génesis de los mercados de trabajo agrario en América Latina, sin embargo, reconoce muy variados orígenes y desarrollos históricos de surgimiento de las poblaciones asalariadas (Duncan y Rudledge, 1987). La fracción cosechera de yerba mate en la región central del Cono Sur latinoamericano surge de un prolongado y complejo proceso histórico iniciado en el período colonial, con el dominio y sedentarización de poblaciones aborígenes, principalmente de la macrofamilia tupí-guaraní. Originalmente se trataba de tribus seminómades que económicamente combinaban actividades de caza y recolección con formas elementales de agricultura itinerante (Rau, 2006). A la explotación de esta mano de obra mediante regímenes laborales de encomienda la sucedió, en el período postcolonial, un sistema de transición de empleo semiesclavo o trabajo no libre (Rau, 2003) –una versión local particular de sistemas de enganche con sujeción de la mano de obra en los lugares de trabajo que se han estudiado en diferentes casos mundiales, principalmente latinoamericanos y asiáticos (Cf. Brass y Van der Linden, 1997; Brass, 1999) –. En estos antecedentes de institución social histórica del mercado de trabajo en la actividad yerbatera arraigan buena parte de las características de la situación posterior de la fracción social asalariada yerbatera: elevados niveles de pobreza, informalidad laboral, analfabetismo, bajo estatus, vulnerabilidad. En el mismo sentido, cabe considerar también las características y situación del sector productivo yerbatero primario en la Argentina: integración periférica al núcleo de la economía nacional; fundamentalmente orientado a su mercado interno; con condiciones de desarrollo relativamente inestables; articulado con el modelo de industrialización por sustitución de importaciones, y localizado en áreas territoriales del país entre las más relegadas históricamente en términos económicos, sociales y demográficos.

Brasil, Argentina y Paraguay son los tres únicos países productores del yerba mate. A la Argentina corresponde un tercio de esa producción, principalmente orientada a su mercado interno. La totalidad del sector primario del complejo yerbatero argentino se localiza en la provincia de Misiones y dos departamentos de Corrientes, mientras que la etapa industrial posee mayor concentración fuera de la región, en áreas próximas a los grandes centros de consumo (Rau, 2012).

Mapa 1. Departamentos y Zonas de la Región Productora Yerbatera

Fuente: DIAS-DIAR (2011)

En la Argentina, los estudios sobre el trabajo asalariado, mercados laborales y trabajadores agropecuarios cobraron impulso a partir de la década de 1990. Desde entonces han crecido notablemente en número, pero también se han diferenciado respecto de la mayor parte de sus antecedentes por un mayor distanciamiento respecto del paradigma de análisis neoclásico, y pasaron a adoptar perspectivas más atentas a factores sociales, históricos y culturales. Movilizaron, asimismo, un mayor uso de técnicas cualitativas de investigación. Entre las novedades que estos estudios han venido señalando desde entonces se encuentra la mayor importancia adquirida por la residencia urbana de estos asalariados (Aparicio y Benencia, 2001; Neiman, 2001); esta dimensión también está involucrada en los estudios específicos que se produjeron acerca del trabajo agropecuario en la región yerbatera.

Si bien existen algunos antiguos informes administrativos, relatos de viajes y escritos de denuncia social y, basados en ellos, también posteriores trabajos historiográficos; durante largo tiempo han sido muy escasas las investigaciones emprendidas desde las ciencias sociales o económicas sobre el empleo y situación específica de los asalariados agropecuarios en la región en la que se localiza la producción primaria yerbatera argentina. La primera, y por mucho tiempo la única, fue conducida a principios de la década de 1970 por el Grupo de Trabajo en Sociología Rural de la Dirección Nacional de Economía y Sociología Rural, en el marco de un convenio entre esa dependencia y la Dirección General de Estadísticas de la provincia de Misiones. Se orientó particularmente a describir aspectos del mercado de trabajo y la situación de los trabajadores empleados en la cosecha de yerba mate –regionalmente conocidos como tareferos–. De diseño fundamentalmente cuantitativo, el estudio generó datos primarios a partir de una encuesta aplicada en boca de secaderos de yerba mate durante el año 1971. 600 tareferos fueron entrevistados a partir de 60 secaderos seleccionados por el diseño. El estudio produjo información sobre ingresos, condiciones de trabajo, condiciones de vida de los tareferos, demanda de esta mano de obra, participación sindical y ocupaciones a lo largo del ciclo anual. En él se concibe al caso yerbatero como representativo de los cultivos industriales de la región Nordeste Argentino. La investigación moviliza preguntas e hipótesis propias del enfoque de la sociología rural argentina y latinoamericana de la época. Así, el crecimiento y situación sociolaboral en las "villas miserias" del Gran Buenos Aires, alimentadas por la migración rural-urbana desde el interior del país, es presentada como fundamento de la necesidad de estudiar sus causas también "analizando la situación de trabajo que da origen a esta migración" (DNEySR, 1972: 4).

El estudio denomina "mano de obra rural" al conjunto de los encuestados, de quienes tiende a asumir su condición de residentes en el campo. En efecto, esa condición predomina fuertemente en la época. Así, dentro de la muestra de 600 trabajadores encuestados, la investigación no identifica casos de residencia urbana o periurbana. Respecto de la posible doble condición de productores y asalariados, entre aquella mano de obra rural encuestada se encontró sólo un 17% de tareferos minifundistas, a los que el estudio llama "semi-asalariados"; es decir, los que complementan la asalarización temporaria con el autoempleo en su propia unidad productiva campesina (DNEySR, 1972: 30).

Es muy notable que, no obstante su alta dependencia de la asalarización, el 62% de los casos de la muestra no registraban períodos de inactividad o desocupación superiores a una semana durante el ciclo anual. El 19% de los mismos permaneció en esa condición entre una semana y un mes, y sólo un 18% más de un mes (DNEySR, 1972: 55).

Luego del estudio de la DNEySR hay un intervalo de casi tres décadas sin antecedentes de indagaciones sobre el sector, hasta los trabajos de investigación de diseño fundamentalmente cualitativo que iniciamos a fines de los años 1990 en el marco del Grupo de Estudios sobre el Trabajo Agrario, en Área de Estudios Rurales del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires (IIGG – FSOC / UBA), y cuyos principales resultados comenzaron a publicarse desde la década del 2000 (Rau, 2002, 2002b; Aparicio, Berenguer y Rau, 2004; Rau, 2004, 2004b, 2005, 2006, 2006b, 2006c, 2008, 2014; Alfaro y Rau, 2014). La situación encontrada por estos estudios se diferencia significativamente en relación con la de la década de 1970, entre otras, por las siguientes características:

-La cantidad de tareferos que atraviesan períodos prolongados de desocupación o inactividad durante la fase contraestacional a la cosecha se incrementó notablemente.

-La residencia urbana de los tareferos resulta importante, con tendencia a dominar la estructura del mercado de trabajo para la cosecha en algunas áreas geográficas.

Esta nueva serie de investigaciones dio cuenta, en efecto, de un proceso en curso que, ya desde la década de los años 1980 pero mucho más evidentemente desde los '90, tendía a reconfigurar la estructura del mercado laboral para la cosecha de yerba mate. A partir de una muestra agroecológicamente representativa diseñada para la ejecución de sus trabajos de campo, estas investigaciones detectaron el desarrollo de tal proceso de cambios de un modo más acentuado y paradigmático en el departamento de Oberá –Zona Centro de la región (Figura 1) –, y en menor medida en Jardín América –Zona Oeste–, aunque en todas las áreas estudiadas –también la Zona Sur y la Noroeste– resultó perceptible (Rau, 2005b, 2008 y 2009).

Efectivamente, aunque el estudio de la DNEySR (1972) reconoció el carácter predominantemente rural de la mano de obra empleada en la cosecha de yerba mate en Misiones a principios de los '70, y se preocupó, en todo caso, por la migración de esta mano de obra hacia la periferia de los grandes centros urbanos e industriales del país, en nuestras investigaciones –realizadas desde fines de la década de 1990– hallamos importantes asentamientos de tareferos en la periferia de ciudades locales intermedias y significativos procesos de migración corta de residencia rural-urbana de los tareferos dentro de las áreas internas de la región productora. Se trata de desplazamientos locales con asentamiento en la periferia de ciudades provinciales intermedias que no interrumpen la vinculación económica, social, cultural e identitaria con el trabajo asalariado en la cosecha de yerba mate.

Por otra parte, mientras el estudio de 1972 encontró a una población rural predominantemente ocupada a lo largo del ciclo anual y se interesó, como variante, por la figura del minifundista "semiasalariado" de ocupación transitoria tarefera (Ibíd.: 80), las investigaciones realizadas desde fines de la década de 1990 se enfocaron principalmente en el asalariado "semiocupado" de residencia periurbana, el que alterna la ocupación transitoria en la tarefa con prolongados períodos de desempleo durante el ciclo anual (Rau, 2004). La serie de estudios señaló también que desde el año 2000 se registraban procesos organizativos y acciones colectivas de protesta autónomas, históricamente inéditos entre los tareferos de la región.

En la presente década, la problemática del empleo rural yerbatero adquirió creciente visibilidad, y suscitó cada vez más atención. Por una parte, se han implementado programas de intervención desde el Estado nacional –fundamentalmente a través del Ministerio de Trabajo– y de la provincia de Misiones –principalmente desde el Ministerio del Agro y la Producción, y Ministerio de Desarrollo Social–. Por otra parte, son relativamente numerosas las nuevas investigaciones emprendidas sobre diversos aspectos del trabajo y los trabajadores de la cosecha yerbatera (Fabio, 2009; Roa, 2009, 2013 y 2013b; Rau, 2012; Figueredo, 2012; Oviedo, et. al., 2013; Reutemann, 2013; Pereyra, 2013; Traglia, 2014 y 2014b; Alemany, 2014). Tanto la totalidad de las intervenciones estatales como los estudios académicos recientes comparten la tendencia a centrarse en la situación de los trabajadores rurales con residencia urbana. Además, la mayoría de los estudios académicos recientes comparte la característica de tomar a la localidad de Oberá –en la Zona Centro– o de Jardín América –en la Oeste– como casos de estudio y, en muchos casos, tiende a atribuir sus resultados al conjunto de los trabajadores del sector yerbatero. Es decir que se ignoran tanto la existencia de tareferos con residencia rural como la existencia de heterogeneidades locales y zonales dentro de la región yerbatera.

El artículo que presentamos busca aportar un instrumento que permita contextualizar más adecuadamente los resultados de ese tipo de estudios puntuales. En este sentido, se propone caracterizar algunos aspectos de la situación de los trabajadores agropecuarios (TA) en la región productora de yerba mate con exhaustividad geográfica y de ámbitos de residencia. En efecto, la mayoría de los datos analizados comprende todas las regiones y departamentos del conjunto de la región yerbatera, y da cuenta tanto de los trabajadores agropecuarios con residencia urbana como de los que habitan en ámbitos rurales. Algunas de las caracterizaciones examinadas se refieren específicamente al trabajo y los trabajadores de la yerba mate; muchas otras, en cambio, refieren al conjunto de los TA presentes en la región, en el cual los tareferos constituyen el grupo con mayor importancia numérica.

Con base en el tratamiento y análisis de informaciones cuantitativas, centralmente se describe la distribución geográfica de los trabajadores, se identifican las estructuras socioproductivas en que se insertan, y se ofrecen elementos indicadores de sus condiciones de vida. El análisis de situación se basa en sucesivas "imágenes radiográficas", presentadas en forma de cuadros y gráficos. En concordancia con su diseño eminentemente cuantitativo, el estudio se propone básicamente medir, comparar, caracterizar y contextualizar.

Ofrece una aproximación a la situación general de los trabajadores agropecuarios en esta región y permite realizar comparaciones de situaciones entre zonas, áreas, departamentos o ámbitos particulares presentes dentro de la misma.

2. Aspectos metodológicos

La primera parte del análisis se basa en datos del Censo Nacional de Población Hogares y Viviendas (CNPHyV, INDEC, 2001), sobre los que se realizan procesamientos especiales. Subsidiariamente se incorporan datos del Censo Nacional Agropecuario (INDEC, 2002) y del Registro de Productores del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM, 2013). Finalmente, se incorporan al análisis los resultados de una Encuesta a Hogares de Tareferos realizada en áreas urbanas de Oberá (Misiones) durante el año 2010 (CONICET, 2010).

El uso del CNPHyV posee como principal ventaja la exhaustividad de su relevamiento. Sus principales limitaciones consisten en no permitir diferenciar los asalariados permanentes de los transitorios, ni distinguir entre las distintas producciones específicas en que se ocupan. Por tanto, las informaciones analizadas a partir de esta fuente no incluyen solamente a los asalariados cosechadores de yerba mate, sino a todos los asalariados agropecuarios de la RY. Por eso, no se habla en ese caso de tareferos cosecheros de yerba mate, sino de trabajadores agropecuarios en general. Sin embargo, dado que aquellos constituyen el grupo más importante y representativo de los asalariados agropecuarios presentes de la RY, los resultados obtenidos mediante el uso de esta fuente, en la mayoría de los casos también pueden considerarse válidos para una evaluación aproximada de su situación particular.

Se utiliza la edición 2001 del CNPHyV debido a que aún no se encuentran disponibles los datos del módulo de empleo del Censo 2010. En referencia a ello, cabe tener en cuenta que los análisis efectuados se centran en dimensiones de tipo estructural, es decir, en aquellas que normalmente no experimentan variaciones sustanciales sino en el transcurso de una generación –es decir, alrededor de treinta años–.

La delimitación de la RY se realiza sobre la base de los registros de productores del INYM (2013), y se considera parte de la misma a todos aquellos departamentos donde actualmente existen implantaciones de yerba mate en producción.

En lo territorial, se contextualiza a cada uno de los departamentos dentro de las diferentes zonas a las que pertenecen, luego cada zona dentro del conjunto de la región yerbatera (RY), y finalmente la RY en conjunto en el contexto de la región NEA y de la Argentina. La delimitación de las 6 Zonas internas que se observan en el Mapa 1 corresponde a la desarrollada por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA, 2002), que es utilizada también por la Dirección Nacional de Programación Económica Regional del Ministerio de Economía de la Nación, entre otros organismos nacionales y provinciales.

3. Distribuciones geográficas y estructuras socioproductivas

En este apartado se analizan características sociales y productivas de la RY y sus diferentes territorios internos; estas características están directamente referidas al trabajo asalariado agropecuario y sus contextos. Se definió a los distritos departamentales como nivel máximo a desagregación geográfica de los datos, y al territorio nacional argentino como nivel máximo de agregación de los mismos.

Se ha construido la unidad de análisis "asalariado agropecuario" (TA) a partir del cruce de la Categoría Ocupacional "obrero o empleado" con la rama de la actividad económica "agropecuaria" en la población censada. Se tiene en cuenta que el CNPHyV tiende a subregistrar parcialmente a los Asalariados Agropecuarios Transitorios (TTA), fundamentalmente por la temporalidad de la ocupación que registra y el momento del año en que se realiza el relevamiento: el mes de diciembre, temporada baja para el empleo transitorio agropecuario local. Se complementaron datos del CNPHyV 2001 con datos del Censo Nacional Agropecuario 2002 (INDEC), en la construcción del indicador de "Concentración de TA por unidad de superficie agrícola". Como indicador de "Concentración del empleo", se utilizó el cociente entre población de la categoría obrero o empleado con población patrón o empleador en la rama. Se utilizaron también indicadores socioproductivos de contextualización con respecto a la Población Económicamente Activa (PEA) agropecuaria y no agropecuaria, por una parte; y por otra con respecto a los datos sobre la distribución geográfica de la producción yerbatera (INYM, 2013).

Como indicador de formalidad en el empleo se atendió a la realización de aportes jubilatorios. Para las mediciones de pobreza estructural su utilizó el indicador de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). Se aplica aquí en conjunto, una batería de indicadores semejante a la utilizada para un análisis antecedente realizado a nivel nacional (Rau, 2009 y 2010).

Como se observa en la Tabla 1–primera columna–, el censo de población registra unos 22.000 de trabajadores agropecuarios que residen en la región yerbatera, más de un tercio de los que existen en el total del NEA.

Tabla 1. Distribución de los TA y estructuras de inserción

Fuentes: INDEC (2001 y 2002), INYM (2013)

En la zona Centro se cuenta la más importante cantidad de estos trabajadores (Gráfico 1). En esa zona los grupos más numerosos de asalariados residen en los departamentos Oberá, Cainguas y L. N. Alem. Cantidades también importantes de asalariados agropecuarios se encuentran al oeste, en San Ignacio y L. G. San Martín; al norte, en Iguazú y Eldorado; al sur en Apóstoles; y más al sur en Santo Tomé, zona de Corrientes.

Gráfico 1. Distribución de TA por zonas

Fuente: Tabla 1.

Gráfico 2. Densidad de la presencia de TA (Intensidad de su empleo por superficie en producción), por áreas geográficas

Fuente: Tabla 1.

La segunda columna de la Tabla 1 relaciona estas cantidades con la superficie en producción agropecuaria. El cociente resultante es un indicador aproximado de la concentración o densidad geográfica de la contratación de asalariados, correspondiente con la intensidad en la demanda de mano de obra asalariada de las producciones presentes en cada área. Fundamentalmente por causa de la importante demanda de mano de obra que genera la producción yerbatera, la región posee 7 TA por cada 1.000 has en producción; más del doble que el valor del NEA y el del promedio nacional (Gráfico 2).

Los valores más elevados se encuentran en las zonas Centro y Oeste, con más 13 TA cada 1.000 has. Dentro de ellas, Oberá y San Ignacio se destacan con 21 y 17 TA cada 1.000 has, respectivamente. Además de contar con una alta intensidad promedio en el consumo de mano de obra asalariada por unidad de superficie, en el caso yerbatero estas dos zonas y departamentos –especialmente Oberá y la zona Centro– funcionan además como "exportadores" de mano de obra transitoria, la cual realiza migraciones laborales en toda la región (Rau, 2008). En términos generales, puede decirse que la economía del trabajo agrícola en la RY se encastra en una estructura de actividades agropecuarias relativamente intensivas en términos de empleo de trabajadores. La cantidad promedio de TA por unidad de superficie en producción agropecuaria de la región duplica el promedio nacional, y también el de las provincias del NEA.

Gráfico 3. Concentración del empleo (Centralización empresarial capitalista), según áreas geográficas

Fuente: Tabla 1.

El cociente entre la cantidad de TA y la cantidad de empleadores agropecuarios –en la tercera columna– es un indicador aproximado de la concentración empresarial –en capital variable– del empleo promedio dentro de cada área. La cantidad promedio de TA por empleador en la región se encuentra apenas por encima de los promedios nacional y del NEA, lo que indicaría un grado de concentración media en su estructura de relaciones salariales (Gráfico 3).

Se observa que las empresas agropecuarias tienden a concentrar mayores cantidades de trabajadores sobre todo en las zonas Corrientes y Noroeste, con promedios respectivos de 21 y 18 TA por cada empleador. Es necesario tener en cuenta que la mayor presencia de explotaciones forestales en la zona Noroeste, y forestales y ganaderas en la de Corrientes, generalmente de gran tamaño, influyen de modo significativo en los resultados de la medición. Por el contrario, las empresas agrícolas son en promedio menos concentradas en las zonas Noreste y Centro, ambas con valores por debajo del promedio regional de 7 TA. Finalmente, las zonas Oeste y Sur presentan niveles de concentración intermedios.

Gráfico 4. Peso del empleo asalariado en las relaciones de producción (desarrollo del capitalismo), por áreas geográficas

Fuente: Tabla 1.

Las mismas zonas que poseen altos, bajos e intermedios niveles de concentración empresarial cuentan asimismo con altos, bajos e intermedios pesos de los TA dentro del conjunto de la PEA agropecuaria –columna 4 y Gráfico 4–. Por una parte, aparecen Corrientes y el Noroeste, en donde los TA representan el 81 y el 69% de la PEA; por otra, las zonas Noreste y Centro, con los valores más bajos –debido a la importante presencia que también posee el trabajo familiar y cuentapropista en estas áreas–, con 13 y 21%. Y valores intermedios en el Oeste y el Sur, 44 y 47% respectivamente. En la sección de totales de la misma columna puede observarse al mismo tiempo que los niveles promedio de densidad y concentración –columna 3 y 4– de TA en la región yerbatera son superiores a los promedios nacionales; el peso de los TA en la PEA agropecuaria es inferior al nacional. Ello se debe a la particular estructura socioproductiva de la región, en la que conviven importantes niveles de empleo de mano de obra asalariada, con una importante presencia de trabajadores familiares y cuentapropistas en pequeñas unidades productivas. En conjunto, ello da cuenta de la presencia en esta región de actividades agropecuarias en general, más intensivas en empleo de mano de obra –de todo tipo– que en el promedio del país, e incluso del NEA.

Gráfico 5. Participación relativa de las PEAs agropecuaria y no agropecuaria, por áreas geográficas

Fuente: Tabla 1.

La columna 5 y Gráfico 5 muestran que el peso de la PEA agropecuaria en la PEA total de la región –27%– resulta muy superior al promedio nacional, y se encuentra también por encima del promedio del NEA –8 y 20% respectivamente–. Este fenómeno se relaciona con la mencionada intensividad en la mano de obra de las actividades agropecuarias, pero también con el relativamente bajo desarrollo de la industria, el comercio y los servicios en la región.

Cabe señalar que el bajo porcentaje de PEA agropecuaria que aparece representado en el total de la zona Sur se encuentra fuertemente influido por la presencia en esta zona del departamento Capital, que concentra gran cantidad de población urbana. Si se excluye ese departamento, los valores del resto de la Zona Sur se asemejan a los de Corrientes y Zona Noroeste.

La última columna de la Tabla 1 permite observar que las zonas con mayores superficies de producción yerbatera son la Centro, Oeste y Noreste de la RY. A nivel departamental, las mayores superficies absolutas corresponden a Oberá y Cainguás, en la zona Centro, y a San Ignacio en la Oeste. Importantes superficies de producción también se localizan en los departamentos de G. M. Belgrano, Guaraní, Apóstoles y Santo Tomé.

4. Indicadores de condiciones de vida y empleo

A continuación se ofrecen datos sobre los ámbitos de residencia, rural o urbano, de los TA, así como sobre la formalidad de sus empleos y su calidad de vida.

Tabla 2. Ámbitos de residencia, informalidad y pobreza estructural de los TA

Fuente: INDEC, 2001.

En la tercera columna de la Tabla 2 y la Gráfico 6 se observa que en la RY, como en el NEA y el conjunto del país, la mayor parte de los TA reside en áreas rurales.

Gráfico 6. Ámbitos de residencia de los TA, por áreas geográficas

Fuente: Tabla 2

El nivel de urbanización de la mano de obra agrícola en la RY es apenas superior al nacional y más marcadamente superior al del conjunto del NEA. Dentro de la región, no obstante, se encuentran situaciones zonales y locales heterogéneas. En la zona Centro, tres de cada cuatro TA tienen su residencia en el campo (74%); en la zona Oeste y Noreste viven en este ámbito el 66 y el 64% de los TA, respectivamente. En las zonas Noroeste, Sur y Corrientes, en cambio, existe mayor cantidad de TA residiendo en las ciudades que en el campo –45, 45 y 46% de residencia rural respectivamente–.

Gráfico 7. Informalidad laboral de los TA, por áreas geográficas

Fuente: Tabla 2.

En la cuarta columna y Gráfico 7 se observa que la RY posee un nivel promedio de informalidad laboral agropecuaria semejante al promedio nacional para el sector. Más de la mitad de los asalariados empleados en actividades agropecuarias no realiza aportes jubilatorios. Puede notarse al mismo tiempo que el índice de informalidad laboral agropecuaria promedio, si bien es elevado en la región, resulta notoriamente inferior al del conjunto del NEA –54 y 62% respectivamente–. Dentro de la RY, el empleo informal se halla particularmente extendido en las zonas Noreste, Oeste y Centro, y alcanza al 78, 75 y 65% de los TA respectivamente; esto es, alrededor de tres de cada cuatro trabajadores. La informalidad se halla menos extendida en Corrientes y el Noroeste –23 y 31%–, y la zona Sur registra un nivel intermedio –32%–.

Gráfico 8. Pobreza Estructural de los TA, por áreas geográficas

Fuente: Tabla 2.

En la quinta columna y Gráfico 8 se observa que la extensión de las condiciones de NBI entre los TA es algo menor en la RY que la del conjunto del NEA –34 y 37% respectivamente–. Ambos valores resultan, no obstante, elevados –más de uno de cada tres TA– y se diferencian notablemente del promedio nacional –25%–. Las mayores proporciones de TA con pobreza estructural se encuentran en la zona Noreste y en la zona Centro. Dentro de la primera zona resalta la difusión de esas situaciones en el departamento Gral. Belgrano y, dentro de la segunda, en los departamentos Cainguas y San Javier, en donde afecta a cerca de la mitad de los TA. Dentro de la zona Sur sobresale el departamento Apóstoles que, por la elevada proporción de TA pobres que exhibe, presenta una situación semejante a la descripta para dos primeras zonas.

5. Mediciones en áreas urbanas de la ciudad de Oberá

A continuación, se incorporan al análisis resultados de procesamientos realizados con base en la Encuesta a hogares de tareferos, realizada en la ciudad de Oberá durante el año 2010, en el marco del proyecto PIP 112-200801-02070 (CONICET) "Mercados de trabajo estacionales agropecuarios y desplazamientos territoriales. ¿Circuitos migratorios estables o asentamientos definitivos?". La misma produjo datos sobre hogares situados exclusivamente en áreas urbanas. Se trata de una fuente que permite una mayor apertura de dimensiones en la categoría de análisis, y también diferenciar a los TA permanentes (TPA) de los TA transitorios (TTA), y éstos por oficios.

Gráfico 9. Pobreza Estructural, por Áreas geográficas y por Espacios de Residencia

Fuente: Tabla 2.

El Gráfico 9, elaborado todavía sobre la base de los datos de la Tabla 2, busca encuadrar el área de aplicación de la encuesta en relación con áreas geográficas mayores, para evaluar si las condiciones de pobreza estructural allí existentes se diferencian sustantivamente o no de las presentes en universos mayores y, de esta manera, contar con una aproximación acerca del posible el alcance de la representatividad de sus resultados. La Figura dispone las áreas geográficas de menores a mayores extensiones, a la manera de un embudo invertido. Así, puede observarse una importante semejanza, especialmente entre los valores del departamento de Oberá respecto de los del conjunto de la Zona Centro y de la Región Yerbatera en general. Una leve variación respecto del conjunto del NEA, y diferencias más marcadas en relación con el Total País. Las diferencias se presentan sobre todo en los niveles de pobreza estructural, mientras que la proporción entre los niveles rurales y urbanos resultan semejantes en todas las áreas.

Tabla 3. Asalariados según rama de la actividad económica y tipo de empleo, por condición pobreza estructural

Condición de pobreza

Asalariados

(Cantidad y %)

Agropecuarios (TA)

No Agropecuarios

Transitorios

Permanentes

Transitorios

Permanentes

Sin NBI

70

9

48

35

56%

50%

70%

69%

Con NBI

55

9

21

16

44%

50%

30%

31%

Total

125

18

69

51

100%

100%

100%

100%

Fuente: Conicet, 2010.

Gráfico 10. Pobreza Estructural entre TA, por Tipo de Contratos de empleo y Rama de Actividad

Fuente: Tabla 3

Dado que la encuesta se realizó en barriadas en las que se concentra la residencia de cosecheros de yerba mate, en la Tabla 3 y Gráfico 10 se observa una mayor presencia de situaciones de pobreza estructural entre los trabajadores asalariados con ocupaciones agropecuarias que entre los que tienen ocupaciones no agropecuarias. En este aspecto se distinguen fuertemente ambas categorías y esta distinción prima por sobre el tipo transitorio o permanente del empleo dentro de cada rama de actividad. Principalmente entre los empleados en ocupaciones no agropecuarias, la condición de permanente o transitorio no parece incidir en las situaciones de pobreza estructural dentro de uno y otro grupo. Entre los TA, en cambio, la condición de empleado transitorio (TTA) sí evidencia cierta asociación con la mayor incidencia de dichas situaciones. Resulta importante señalar que los procesamientos realizados específicamente con esa orientación no se verificaron, en cambio, asociaciones significativas entre las variables de pobreza estructural, por una parte, y de informalidad laboral, por otra.

Tabla 4. Trabajadores asalariados Agropecuarios Residentes en barriadas periféricas de la ciudad de Oberá, según formalidad laboral, por tipos de empleo

 

Permanente

Transitorio

Tarefero

Total

Aportes jubilatorios

11

61,1%

29

23,2%

27

22,3%

40

27,97203

Sin aportes jubilatorios

7

38,9%

96

76,8%

94

77,7%

103

72,02797

Total

18

100,0%

125

100,0%

121

100,0%

143

100

Fuente: Conicet, 2010.

Gráfico 11. Difusión de la Informalidad laboral de los TA, por tipo de contrato y por oficio de tarefero

Fuente: Tabla 4

La Tabla 4 y Gráfico 11 permiten distinguir tres categorías de TTA, diferenciando el peso de cada una de ellas en el conjunto, y los grados de formalización del empleo. Cabe señalar que la categoría de Tarefero está incluida también en la de Transitorio, y se consignan ambos valores a efectos comparativos. Se observa que el trabajo informal, clandestino o "en negro" se halla sensiblemente más difundido en el tipo de empleo transitorio que en el permanente. En el primer caso alcanza niveles superiores al 75%, esto es tres de cada cuatro trabajadores. La categoría de TPA muestra valores inferiores, aunque también por encima del 50%, y da cuenta del predominio del trabajo no registrado también en esta categoría de empleo. Los tareferos constituyen la mayor parte de las unidades de análisis contempladas en la categoría TTA, siendo muy pocos los casos de TTA no tareferos dentro de la muestra. Considerando por tanto con cautela los resultados en este sentido, las características que asumen estos pocos casos dentro de ese conjunto indicarían una mayor extensión relativa de la informalidad en el oficio particular de tarefero.

Conclusiones

La importancia del trabajo asalariado agropecuario en la RY resulta destacable. La demanda promedio de TA por superficie en producción agropecuaria se encuentra por encima del doble del promedio nacional, y la región concentra más de un tercio de la cantidad total de TA presentes en el conjunto de las provincias del NEA. La RY posee asimismo, un nivel de concentración empresarial del empleo agropecuario promedio que resulta superior al nacional y al del conjunto de la región NEA. Estos aspectos relativizan aquella imagen tradicional de la región que, al enfocar exclusivamente su atención en la pequeña y mediana explotación agrícola familiar, por mucho tiempo ha tendido a invisibilizar la no menor importancia que también poseen el trabajo asalariado y las unidades productivas agropecuarias de carácter empresarial. En efecto, los datos analizados muestran que el fuerte peso de las pequeñas y medianas unidades productivas, basadas en mayor o menor medida en el trabajo familiar, se combina con la no menos significativa presencia de explotaciones que contratan importantes números de trabajadores asalariados, en una región que posee cultivos –industriales y otros– relativamente intensivos en demanda de mano de obra por unidad de superficie. Esta coexistencia resulta evidente cuando se considera que tan significativos valores de presencia y concentración del empleo de TA comparados con el total país y el NEA, al mismo tiempo representan dentro del total de la PEA agropecuaria de la región, un porcentaje que es mucho más bajo al del promedio nacional, e incluso el del NEA. Considerando la densidad de la presencia de TA por unidad de superficie en producción agropecuaria, dentro de la RY se distinguen con claridad dos grandes conjuntos de situaciones: las zonas Centro, Oeste y Sur, por una parte, con una mayor presencia de TA por unidad de superficie; Las zonas de Corrientes, Noreste y Noroeste, por otra, con menor intensidad de empleo de estos trabajadores. El primer conjunto coincide con áreas consideradas típicamente yerbateras, más intensivas en mano de obra asalariada. El segundo conjunto, con áreas donde la producción de yerba mate y otros cultivos industriales coexiste con una presencia también importante de la actividad forestal en todas estas zonas, combinada con la importancia de la ganadería específicamente en Corrientes –ambas actividades relativamente concentradas y poco intensivas en mano de obra–, y con significativa difusión de la producción la tabacalera, aromática, entre otras, en el Nordeste –producciones alta incidencia del empleo familiar en unidades campesinas–. Tales coincidencias explican en gran medida las heterogeneidades zonales en este aspecto.

En el aspecto de concentración empresarial del empleo, la RY presenta un espectro muy heterogéneo de situaciones zonales y locales, desde la muy alta concentración que exhibe Corrientes, hasta una muy baja en la zona Nordeste. En efecto, Corrientes posee una estructura atípica dentro de la región yerbatera, y se destaca por la predominancia de unidades productivas agropecuarias de gran tamaño y la relativamente limitada presencia de explotaciones familiares. La zona Noroeste presenta estas mismas características pero de forma más atenuada. La zona Nordeste, en cambio, representa un área típicamente identificada con la presencia de numerosas unidades productivas familiares poco capitalizadas, vale decir, más típicamente "campesinas". Dentro de esa alta heterogeneidad, nuevamente puede identificarse la homogeneidad relativa de situaciones, en un rango intermedio, que exhibe conjunto de zonas típicamente yerbateras: Centro, Oeste y Sur. Una semejante homogeneidad relativa de rango intermedio se ha identificado en las mismas zonas referida al peso del empleo asalariado en las relaciones de producción y, si se excluye el cómputo –en este sentido distorsivo por presencia de la ciudad de Posadas– del departamento Capital para la zona Sur, también se reconoce una homogeneidad en el peso de la PEA agropecuaria dentro de la PEA total.

Asimismo, se identifica el mismo tipo de homogeneidad relativa intermedia de estas zonas en lo que respecta a la difusión de la pobreza estructural y de la informalidad laboral entre los TA. Fuera de estas tres zonas, la presencia de condiciones de pobreza e informalidad resulta inferior al rango intermedio en Corrientes y Noroeste, y superior a ese rango en el Nordeste. La considerable presencia de campesinos pobres en esta última zona; que corresponde al área territorial históricamente más periférica y relegada del desarrollo económico, social y demográfico de Misiones explica esta situación. La localización de las zonas de Corrientes y el Nordeste sobre los ejes de mayor desarrollo económico, social y cultural del territorio contribuye a explicar una menor incidencia de la pobreza e informalidad, pero también explicaría esta situación el peso relativamente inferior que la producción yerbatera posee en la estructura productiva global de tales zonas dado que, en efecto, con cautela puede suponerse que la pobreza e informalidad se relacionan en mayor medida con el empleo yerbatero que con el forestal y el ganadero, y que se relacionan en mayor medida con el empleo por parte de pequeñas y medianas unidades de producción agropecuarias –de mayor peso en estas áreas– que con el generado por unidades productivas de mayor extensión y capitalización –como las que tienden a predominar en Corrientes y el noroeste de Misiones–. La RY en su conjunto presenta niveles promedio de pobreza e informalidad laboral de los TA, que son superiores al nacional aunque inferiores al del conjunto del NEA.

Por otra parte, la RY exhibe un grado de urbanización de la mano de obra agropecuaria levemente superior al promedio nacional, y más acentuadamente superior al del conjunto del NEA. Sin embargo, es de notar que la residencia rural de los TA, con heterogeneidades internas, continúa predominando en el conjunto. Asimismo, cabe destacar que la residencia rural predomina más fuertemente en dos de las zonas consideradas típicamente yerbateras: las zonas Centro y Oeste. En la zona Sur, también típicamente yerbatera, el cómputo probablemente se encuentre influido por la presencia de la ciudad capital de Misiones, sin la cual la zona mostraría valores también semejantes a los de las Centro y Oeste.

Este último hallazgo estadístico cobra especial relevancia puesto en relación con los relativamente numerosos estudios académicos recientemente emprendidos acerca de los trabajadores agropecuarios cosechadores de yerba mate. Efectivamente, al considerar ese conjunto de investigaciones se comprueba que, asumida la importancia actualmente adquirida por la residencia y reclutamiento urbano de la mano de obra agropecuaria en la región yerbatera, los estudios actuales tienden a ignorar por completo la importancia que todavía conservan los TA residentes en áreas rurales. En efecto, estos últimos no han sido objeto de ninguna indagación específica durante el período reciente, y tienden a desaparecer completamente del escenario en consideración. Los datos estadísticos indican que se trataría aun de la mayor parte de los TA, incluso en aquellos departamentos en donde se localizan ciudades con grandes reservorios periurbanos de mano de obra agrícola, como Oberá y Jardín América.

De modo semejante, también la mayor parte de las intervenciones estatales –por ejemplo, la totalidad de las asistenciales– han venido enfocándose sobre las poblaciones urbanas de TA, y tienden a reforzar con ello las desigualdades entre residentes urbanos y rurales en términos de acceso a servicios, seguridad social y otros beneficios. Esas desigualdades contribuyen a estimular los procesos de migraciones desde el campo y los asentamientos en la periferia de ciudades intermedias de la región, los que son recurrentemente identificados como problemáticos desde los municipios locales.

Finalmente, el análisis estadístico de datos de la encuesta a hogares de barriadas tareferas de la ciudad de Oberá ha permitido explorar algunos factores asociados a situaciones de informalidad laboral y pobreza estructural de sus habitantes. Reveló que la informalidad laboral se encuentra particularmente asociada al carácter transitorio del empleo agropecuario, siendo sus niveles relativos muy inferiores entre los TA con empleos permanentes.

De otra parte, no se encontraron asociaciones significativas de las situaciones de pobreza estructural, ni con respecto al carácter transitorio o permanente de los empleos, ni con respecto de la informalidad o formalidad de los mismos. Las situaciones de pobreza estructural, en cambio, tienden a mostrarse más claramente asociadas con la rama de actividad económica del empleo, y resultan sensiblemente inferiores entre aquellos trabajadores que lograron insertarse en empleos no agropecuarios en comparación con los que continúan asalarizados en actividades del sector primario.

Por asociación geográfica, del análisis resultan también indicios que permiten pensar que las situaciones de pobreza e informalidad laboral se asocian en mayor medida al empleo en unidades productivas más pequeñas y dedicadas a la actividad yerbatera, que a las más grandes y dedicadas a la ganadería o forestación. En cuanto a posibles orientaciones de planificación del desarrollo, los resultados del estudio sugieren, por una parte, la necesidad de atender e intervenir también en las condiciones de vida y trabajo de los TA que habitan en áreas rurales. Por otra parte, la menor incidencia de la pobreza registrada en el grupo de los asalariados con residencia urbana –que han logrado insertarse en empleos no agropecuarios– sugiere que el pasaje del empleo de la rama agropecuaria a sectores industriales, de servicios o comerciales, constituye una importante vía de promoción social para esta población trabajadora.

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Fecha de recibido: 5 de noviembre de 2015
Fecha de aceptado:
23 de agosto de 2016
Fecha de publicado: 15 de diciembre de 2016

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