SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.23 issue2El futuro de la profesión académica: Desafíos para los países emergentesDesarrollo cognitivo y educación author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

  • Have no cited articlesCited by SciELO

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Espacios en blanco. Serie indagaciones

Print version ISSN 1515-9485

Espac. blanco, Ser. indagaciones vol.23 no.2 Tandil Dec. 2013

 

RESEÑAS DE LIBROS

Construir una buena escuela: herramientas para el director.
SILVINA GVIRTZ, IVANA ZACARÍAS y VICTORIA ABREGÚ
2012
AIQUE Editorial

 

Por Lorena Plesnicar*

*Magister, Doctoranda en Ciencias Sociales, FLACSO. E-mail: lorena.plesnicar@speedy.com.ar

¿Qué es una buena escuela? Es la pregunta sobre la que se erige el desarrollo del primer capítulo del libro. Silvina Gvirtz, Ivana Zacarias y Victoria Abregú reseñan, desde una descripción histórica basada principalmente en estudios del ámbito anglosajón, las características de las que han sido identificadas como buenas escuelas.

Para las autoras se trata de:

"construir una escuela donde todos los niños y niñas pueden ingresar sin ser discriminados, se gradúan en tiempo y forma, pueden continuar con éxito el nivel siguiente de enseñanza, aprenden contenidos socialmente significativos, opción de la mejora implica partir de lo que ya se realiza a diferencia del concepto de cambio que supone la tendencia de empezar de nuevo. Por último, la afirmación de que "las claves para la mejora no son recetas universales" (p. 39) se constituye en un recaudo para evitar generalizaciones que desconozcan las posibilidades de desarrollo institucional vinculado con la propia historia de los procesos educativos en los contextos escolares.

En el capítulo tercero las autoras se preguntan "¿Cómo sabemos que estamos frente a una buena escuela?" y con ese interrogante titulan este apartado del libro. Para saber si una institución está avanzando en un proceso de mejora plantean el uso de indicadores como herramientas para organizar y medir datos referidos a dicho proceso. En esa dirección, definen una serie de objetivos directamente vinculados con la delimitación de lo que es una buena escuela (que aquí citamos en el primer párrafo de la reseña) y construyen para cada uno de ellos un indicador, señalan el tipo, la categoría y explicitan qué significa esta última. Cabe destacar, que todo el capítulo está escrito con un fuerte compromiso con la práctica cotidiana de los/as directores/as y, por ello, retoman innumerables ejemplos de la cotidianeidad escolar. El texto concluye con el señalamiento de que los datos recolectados y procesados deben ser utilizados tanto para la toma de decisiones como para disfrutan del conocimiento y pueden aplicarlo a nuevas situaciones" (p. 19).

En el caso de las instituciones que no logran los resultados que esperan aparecen otros modelos de escuelas tales como la "escuela disfuncional", la "escuela guardería" o la "escuela elitista". El capítulo primero finaliza con la descripción de los perfiles de los egresados, de los docentes y del director de una buena escuela.

Que la mejora escolar es posible es el punto central que se argumenta en el capítulo II. No obstante, y en aras de evitar el optimismo ingenuo, las autoras esgrimen algunas alertas. La primera es que "La escuela sola no puede" y, por ello, plantean ubicarse en lo que ellas llaman "optimismo pedagógico sin ingenuidad" que se sitúa en una posición intermedia entre el optimismo pedagógico -que confiaba en que la escuela podía todo- y el pesimismo pedagógico - que afirmaba que la escuela no podía nada y contribuía a la injusticia social. "La mejora no es automática" se suma a la anterior alerta como una clave importante y, en ese sentido, aseguran que las auténticas mejoras son graduadas, llevan tiempo y requieren de ajustes y revisiones. "Mejorar no implica derrumbar todo lo existente" es otra de las alertas en que se basa la reflexión del capítulo. En este sentido, la establecer algunas lecturas respecto del escenario educativo nacional.

La preocupación sobre cómo construir una buena escuela se aborda en el capítulo cuatro del libro. En este punto, las autoras resaltan el papel del director en la gestión educativa teniendo en cuenta dos aspectos principales: 1) la implementación de un proceso de mejora escolar y, l) el liderazgo del equipo. Para la elaboración del plan de mejora las autoras destacan la relevancia del diagnóstico inicial que puede producirse a partir de los datos recolectados en la planilla de diagnóstico y la de rendimiento interno. A continuación, describen las características de un buen plan de mejora y también los elementos que deberían estar incluidos en él. Gvirtz, Zacarias y Abregú acuerdan en que la mejor escuela es aquella que es la mejor posible en el contexto en la que está inserta. El monitoreo del plan y la evaluación institucional aparecen como instancias claves para producir conocimiento sobre la institución que redunde en la toma de decisiones. Esta concepción de escuela y de gestión que proponen conlleva a una nueva forma de liderazgo que no se refiere sólo al director sino a un equipo de trabajo. En este sentido, la capacidad de autogestión, la negociación y resolución de conflictos, el trabajo en equipo y la comunicación efectiva aparecen como habilidades de quienes cumplen un liderazgo con éxito en las instituciones.

El último capítulo, el quinto, está dedicado al análisis de las dimensiones en las que opera el trabajo de un director: la pedagógico-didáctica, la sociocomunitaria y la técnico administrativa. La primera trata sobre el rol del director en el acompañamiento de la planificación curricular de los docentes, en el diseño de criterios institucionales de evaluación, en el acompañamiento en el diagnóstico inicial de los aprendizajes, en el seguimiento de los procesos de enseñanza (mediante la observación de clases y de cuadernos de los estudiantes), en la asignación de docentes a las áreas y secciones, en el acompañamiento del desarrollo profesional del docente y en la evaluación del desempeño docente. La segunda remite a la construcción de lazos de la organización tanto en el espacio interior como con otras organizaciones e instituciones del contexto social. La tercera hace referencia al marco legal vigente. Es decir, que tanto la dimensión sociocomuni-taria como la técnico administrativa, constituyen el soporte para que pueda desarrollarse de modo adecuado la dimensión pedagógico-didáctica.

Para finalizar, Construir una buena escuela: herramientas para el directo es una propuesta que, desde la imbricación entre teoría y práctica, invita a los lectores a aproximarse a la complejidad de los escenarios institucionales pero con la firme convicción de que la mejora de las escuelas es posible. En mi opinión, el libro puede considerarse como un aporte tanto para la formación de los estudiantes que eligen la docencia, para quienes les interesa la dirección de instituciones educativas como espacio de ejercicio profesional como para aquellos que toman la dirección escolar como objeto de investigación. Para estos últimos, el texto se convertirá en una referencia obligada en los llamados "estado del arte" sobre la gestión educativa en los contextos actuales.

Creative Commons License All the contents of this journal, except where otherwise noted, is licensed under a Creative Commons Attribution License