OBITUARIO

En memoria de Sandra Caziani

Sandra Caziani
1961-2005

Como compañeros, becarios y aprendices, pero principalmente como amigos, queremos brindar este homenaje a Sandra Caziani.

Su trabajo fue un proyecto de vida impulsado por su pasión y amor a la vida. Fue una de esas personas que dejan huella, que con solo rozarnos nos marcan de por vida. Fue un ejemplo de coraje y espíritu luchador para llevar siempre en el corazón.

Como docente, Sandra era excelente. Tenía una gran claridad expresiva y expositiva, podía explicar conceptos áridos y difíciles de manera simple y hasta divertida, y lograba transmitir su experiencia que acompañaba con una sólida formación teórica.

Comenzó su carrera docente como auxiliar de segunda en al menos cuatro cátedras de la Universidad de Buenos Aires cuando aún era estudiante. Continuó, una vez recibida, en la cátedra de Ecología de la misma Universidad y en la Escuela Argentina de Naturalistas, dependiente de lo que hoy es Aves Argentinas. Se trasladó luego a la provincia de Salta donde dictó Calculo Estadístico y Agroecología en la Universidad Nacional de esa provincia, UNSa. Colaboró de cerca con la cátedra de Diseño Experimental y dictó cursos de grado y postgrado sobre interacciones planta-animal, diseño experimental, humedales chaqueños y altoandinos, entre otros. En Aves Argentinas, fue parte de la sección nacional del International Council of Bird Protection, precursora de la actual BirdLife International.

Sus primeros trabajos como ecóloga la llevaron al Chaco Santiagueño, en particular al actual Parque Nacional Copo, el que debe a Sandra esta categoría de protección. Allí fue donde realizó el trabajo de campo de su tesis doctoral, con gran sacrificio, pues ya en esa época alternaba viajes, muestreos y estudio con sesiones de quimioterapia y otros tratamientos.

A inicio de los noventa, se radicó en Salta, donde con su energía e ideales característicos, emprendió grandes proyectos.

Fue una persona que supo dar lugar a las personas que se le acercaban, a quienes avasallaba con su energía y amor al trabajo. Así fue como algunos de nosotros la conocimos y comenzamos nuestro camino de investigadores, discípulos suyos, con interminables sesiones de discusión, lecturas, mates y tortas. De esta manera surgieron ideas que se plasmaron en proyectos, locales, regionales e internacionales.

La labor realizada por Sandra incluye proyectos en la Puna y en los Altos Andes, donde estudió flamencos, comunidades de aves acuáticas y humedales. Conoció los humedales altoandinos en 1993, en una visita al Sitio Ramsar Laguna de los Pozuelos, antes de concluir su doctorado y como colaboradora de un proyecto. Fue una historia de más de 10 años durante los cuales organizó un equipo de trabajo, profundizó y amplió el espectro geográfico de su investigación. Fue una "conquista" paulatina y esforzada de un ambiente poco poblado, sin caminos y donde muchos de los lagos nunca habían sido estudiados previamente. Su obra puede resumirse en los trabajos con Wildlife Conservation Society, National Geographic Society, Conservation on Migratory Species, Administración de Parques Nacionales, Corporación Nacional Forestal de Chile. Generó las bases para la creación del GCFA (Grupo de Conservación de Flamencos Altoandinos), el sitio Ramsar Lagunas de Vilama, el proyecto de Reserva y Parque Nacional Las Parinas y el de una Reserva Trinacional (Argentina, Bolivia y Chile), entre otros.

En 1996 retomó sus trabajos en Copo y el entonces proyecto de creación del Parque Nacional. Sandra nos enseñó a querer el Chaco y a disfrutar del trabajo a pesar del calor, la humedad y el asedio de mosquitos y garrapatas. Nunca dejó de sorprendernos que bajo estas circunstancias y, en ocasiones, con temperaturas de más de 45ºC, ella durmiera una siesta adentro de una carpa, siendo que nosotros no dejábamos de transpirar. Su encanto por viajar al PN Copo, el disfrutar de cada viaje y su curiosidad por la naturaleza le otorgó un gran nivel de conocimiento de la historia natural chaqueña. A pesar de esto, no recordamos un viaje en el que no se haya perdido y haya terminado pidiendo auxilio porque no sabía donde estaba el campamento, o el norte, o el puesto de... era despistada por naturaleza!!

Era una excelente cocinera. En el campo, la veíamos preparando los ingredientes sobre una tabla, una piedra o en la caja de la camioneta; con dos hoyas al fuego o con una cacerola, un cucharón y un anafe hacía maravillas. No importaba donde ella COCINABA, y esto con mayúsculas, porque no era comida de todos los días, eran verdaderos platos de restaurante, a tal punto que estaba escribiendo un libro sobre cocina de campo. Más de una vez festejamos algún cumpleaños arriba de una camioneta o en una carpa y ella nunca dejó de hacerle una torta al agasajado.

Ideóloga brillante, no dejaba de generar ideas y proyectos, tanto en aspectos de ecología de campo, docencia o emprendimientos personales. Así fue como comenzó actividades de cestería, fábrica de jabones, la formación de un centro vecinal, una biblioteca, un taller de huertas caseras y hasta un club del trueque en el pueblo donde vivía.

Con espíritu curioso, no había obstáculos para encontrar posibles respuestas. Si no conocía sobre algún tema, investigaba y estudiaba, ". . . las soluciones no vienen solas" decía y no esperaba a que le acercaran soluciones, ni perseguía a colegas en busca de respuestas. Era admirablemente inteligente y crítica, e igualmente frontal y sincera, lo cual no dejó de traerle problemas y dolores de cabeza ante quienes no supieron valorar esto como verdaderas virtudes. Fue esta misma franqueza la que la llevó a ser admirada por muchos otros.

Se extrañan mucho sus sanas ironías, su buen humor, su inteligencia y su humanidad, pero permanentemente sentimos su presencia y su compañía. En algún lugar, . . . entre el Chaco y la Puna, entre las charatas y los flamencos, entre los quebrachos y las tolas, sabemos que siempre estará.

Ahora nos resta hacerle verdaderos homenajes en el día a día, practicando sus enseñanzas e intentando perpetuar lo que ella siempre practicó: la sencillez, humildad, compromiso y dedicación. Como dijimos al principio, esto es un homenaje. Resumir sus logros nos resulta difícil porque son muchísimos y esto se transformaría en un CV. Queremos homenajear a la persona, a la maestra, a nuestra AMIGA, a Sandra . . .

Caziani, acá seguimos laburando, esperando que no solo estas palabras sino nuestro accionar sean un homenaje a tu incansable motivación. Acá queda un grupo de amigos y colegas que hacen el esfuerzo de parecerse, aunque más no sea en un ínfimo porcentaje, a vos.

Gracias Sandra . . .

Adriana, Ana Laura, Andrés, Carlos, César, Enrique, Javier y María Luisa.

"Se que me puedo morir ya,
pero siento que vivo tan intensamente cada momento que ya no es importante …" (*)

(*) palabras dichas a Patricia Kandus. Lo transcribimos de un correo electrónico que Patricia mandó a sus compañeros de la FCEN en ocasión del fallecimiento de Sandra Caziani.

Adriana Lacci, Cátedra de Agroecología, Fac. de Cs. Naturales, UNSa, Buenos Aires 177 (4400), Salta, Argentina.
Ana Laura Sureda, Delegación Regional NOA - APN, Santa Fe 23 (4400), Salta, Argentina.
María Luisa Bolkovic, Depto. Ecología, Genética y Evolución, FCEyN, Univ. de Buenos Aires. Piso 4, Pabellón 2, Ciudad Universitaria C1428EHA Buenos Aires, Argentina.
César Bracamonte, Cátedra de Agroecología, Fac. de Cs. Naturales, UNSa, Buenos Aires 177 (4400), Salta, Argentina.
Enrique Derlindati, CONICET - Cátedra de Cordados, Fac. de Cs. Naturales, UNSa, Buenos Aires 177 (4400), Salta, Argentina.
Javier López de Casenave, Depto. Ecología, Genética y Evolución, FCEyN, Univ. de Buenos Aires. Piso 4, Pabellón 2, Ciudad Universitaria C1428EHA Buenos Aires, Argentina.
Andrés Tálamo, CONICET - Cátedra de Agroecología, Fac. de Cs. Naturales, UNSa, Buenos Aires 177 (4400), Salta, Argentina.
Carlos Trucco, CONICET - IBIGEO, Fac. de Cs. Naturales, UNSa, Buenos Aires 177 (4400), Salta, Argentina.