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Salud(i)Ciencia

Print version ISSN 1667-8682On-line version ISSN 1667-8990

Salud(i)ciencia vol.23 no.1 Ciudad autonoma de Buenos Aires June 2018

 

CRÒNICAS DE AUTORES

El ejercicio estimula la actividad del cerebro y desvía la atención por el azúcar

Exercise talks with the brain and distracts it from sugar

 

Roberto Codella 1

1 Università degli Studi di Milano, Milán, Italia

Roberto Codella describe para SIIC su artículo editado en Journal of Affective Disorders 224:76-86, diciembre 2017

 

 

Milano, Italia (especial para SIIC)
Realizamos una búsqueda bibliográfica de los artículos que analizaron los posibles mecanismos por los cuales la actividad física puede interrumpir la conexión entre el consumo excesivo de azúcar y los trastornos afectivos. De hecho, en diversas adicciones y trastornos del estado de ánimo, el ejercicio puede ser una intervención aliviadora. En particular, se analizó si el ejercicio podría ser la pieza faltante del rompecabezas para la desviación de las conductas adictivas, al aumentar la función dopaminérgica y el volumen del hipocampo mediante la liberación de factores neurotróficos (brain-derived neurotrophic factors [BDNF]). Por ejemplo, el ejercicio, al estimular la neuroplasticidad, podría desviar la adicción al azúcar de las vías reales de la recompensa.

A diferencia de otras drogas de uso ilícito, como la heroína y la cocaína o el alcohol, el azúcar no puede considerarse una verdadera sustancia adictiva. Sin embargo, debido a sus componentes hedonísticos y homeostáticos, los alimentos dulces pueden actuar sobre las vías de la recompensa del cerebro, simulando el fenotipo de las adicciones típicas. En diversos trastornos, como las adicciones a drogas ilícitas, la conducta agresiva, el deseo sexual y el consumo exagerado de alimentos, entre otros, se activa un fuerte neurotransmisor cerebral, la dopamina, responsable de las percepciones de bienestar. Este proceso tiene lugar, incluso, durante la actividad física de resistencia, prolongada y sostenida. En otras palabras, los sentimientos intensos de felicidad, satisfacción o embriaguez estimulan la síntesis de dopamina. Lamentablemente, en el contexto de las adicciones y la dependencia a drogas, la producción excesiva de dopamina puede comprometer los circuitos cerebrales de la recompensa; el resultado final es un círculo vicioso que consiste en la falta permanente de satisfacción que promueve la búsqueda constante de satisfacción; nunca es suficiente.

El ejercicio físico se considera una intervención terapéutica válida en diversos trastornos afectivos y relacionados con el estrés psicológico. De hecho, se ha visto que el ejercicio es una actividad natural de refuerzo y recompensa. Además de los efectos antiinflamatorios, y los beneficios sobre la mortalidad por cualquier causa, el ejercicio modula favorablemente los estados de ánimo, y se asocia con ventajas para la salud, a nivel clínico y de la comunidad.

Tanto el ejercicio anaeróbico (levantar pesas), como el aeróbico (correr), mejoran el estado de ánimo. Luego de realizar ejercicio puede experimentarse una sensación de revitalización, euforia y logro. Por otro lado, el hecho de que el ejercicio aleje a las personas de los pensamientos negativos y problemáticos es algo más que una teoría. La actividad física, especialmente las carreras de resistencia, estimula la liberación de hormonas de la felicidad (endorfinas) y el crecimiento de células nerviosas en el cerebro, más específicamente en el hipocampo, mediante BDNF específicos, derivados del cerebro.

El hipocampo es una estructura curva y alargada del cerebro que controla el aprendizaje y la memoria. El ejercicio induce la liberación de BDNF, involucrados en la protección y la producción de neuronas en el hipocampo. Los BDNF fortalecen las sinapsis cerebrales -la interconexión de las neuronas- e inducen aumento del volumen del hipocampo. Cuanto más se corre, más BDNF se liberan y más neuronas crecen en el cerebro. El aumento de las células nerviosas, inducido por el ejercicio, se denomina neurogénesis. El ejercicio físico no sólo induce neurogénesis, sino también neuromodulación, y activa el sistema dopaminérgico.

La dopamina participa en un amplio espectro de comportamientos, incluida la motivación o la expectativa de recompensa. Asimismo, el ejercicio regular induce efectos gratificantes mediante la estimulación continua de los circuitos dopaminérgicos y, por ejemplo, mejora la resistencia al estrés negativo. Sentirse en forma también refleja un estado de mayor tolerancia contra los estresantes de las actividades cotidianas.

¿Qué tiene que ver todo esto con la adicción al azúcar? Los alimentos sabrosos, particularmente aquellos que tienen un contenido alto de azúcar, pueden inducir sentimientos de recompensa y anhelo, al menos similares a los que generan otras sustancias adictivas y el ejercicio: todos se asocian con activación del sistema de la dopamina. Entonces es posible que el ejercicio, al motivar la neuroplasticidad, que abarca la neurogénesis y la neuromodulación, compita de manera masiva con otras adicciones, como la adicción al azúcar o a las drogas de uso ilícito, y desencadene circuitos de recompensa.

Esta teoría cerebral se sustenta, también, en interpretaciones psicológicas paralelas. Según el concepto de la distracción, el ejercicio podría representar un descanso que permite alejarnos de los problemas cotidianos y los pensamientos negativos. Por lo tanto, cuando estamos fuertemente concentrados en correr no se piensa en nada más. La atención se aleja de las frustraciones asociadas con conductas adictivas, como el deseo imperioso por ingerir azúcar.

En conclusión, mediante el aumento de moléculas citoprotectoras (BDNF) y dopamina en ciertas regiones del cerebro, el ejercicio desencadena un amplio espectro de beneficios para la salud que contrarrestan los estados mentales negativos. La actividad física puede activar sistemas que compiten con aquellos asociados con otras sustancias de abuso o dependencia, como el azúcar.

En el futuro se deberán evaluar los posibles beneficios del ejercicio y la actividad física contra las conductas adictivas. En especial, los estudios de dosis y respuesta ayudarán a conocer los programas de actividad física, en términos de frecuencia e intensidad, asociados con los mayores beneficios terapéuticos para cada paciente en particular. ¡Existen numerosas razones para ponerse las zapatillas y salir a correr!

 

 

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