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La trama de la comunicación

versión impresa ISSN 1668-5628

Trama comun. vol.17 no.1 Rosario ene./jun. 2013

 

ARTÍCULOS

Entre la virtualidad de la infósfera y el placer de la lentitud
Entrevista a Franco Berardi

 

Por Julieta Armella y Diego Picotto

Traducción: Diego Picotto

E-mail: juli.armella@gmail.com / Universidad Nacional de San Martín, Argentina
E-mail: dpicotto@hotmail.com / Universidad de Buenos Aires, Argentina

Julieta Armella
Licenciada en Ciencias de la Educación, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Becaria doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Docente de Sociología de la Educación y miembro del Centro de Estudios en Pedagogías Contemporáneas (CEPEC), Universidad Nacional de San Martín. E-mail: juli.armella@gmail.com

Diego Picotto
Licenciado en Letras, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Docente de Semiología de la Universidad de Buenos Aires y Profesor regular adjunto e investigador de la Universidad Nacional de Lanús. Miembro de la editorial Tinta Limón, Buenos Aires, Argentina. E-mail: dpicotto@hotmail.com

 


Sumario:

En esta entrevista al Prof. Franco Berardi se abordan tópico en relación a sus líneas de trabajo e investigación. Las mismas, se desarrollan alrededor de un problema cada vez más presente: la compleja relación entre procesos sociales y la mutación tecnológica en curso, así como la lógica "recombinante" del capitalismo contemporáneo, teniendo en cuenta sus efectos sobre las subjetividades y los imaginarios sociales (el desarrollo de estas problemáticas pueden revisarse en su primer libro editado en la Argentina: Generación post-alfa. Patologías e imaginarios en el semiocapitalismo (Tinta Limón Ediciones, 2008).

Descriptores: Tecnologías de la información y la comunicación; Generación post-alfa; Consumo.

Summary:

In this interview with Prof. Franco Berardi topic addressed in relation to their line of work and research. They are developed around an increasingly present problem: the complex relationship between social processes and ongoing technological change and logic "recombinant" of contemporary capitalism, considering its effects on the subjectivities and social imaginaries (the development of these issues can be reviewed in his first book published in Argentina: post-alpha generation. Pathologies and imaginary in semiocapitalism (Lemon Ink Publishing, 2008).

Describers: Information and communication technologies; Post-alpha generation; Consumption.


 

Bolonia. Otoño. Nos encontramos con Franco Berardi -más conocido por su seudónimo Bifo- en un café estudiantil de la Via delle Moline. Nos cuenta un poco su historia y su pensamiento como activista de la izquierda radical italiana.
Bifo, es un escritor, filósofo y activista político-cultural italiano contemporáneo. Nacido en Bolonia en 1949 participó del movimiento del '68 -desde la facultad de Letras de la Universidad de Bolonia donde se licenció en Estética- y adhirió al grupo extraparlamentario Potere Operaio, del que fue una figura de renombre nacional.
En 1970 publica su primer libro, Contro il lavoro, editado por Feltrinelli. En 1975 funda la revista A/traverso, periódico del movimiento creativo boloñés del '77, definiendo el objeto de sus análisis: la relación entre movimientos sociales y tecnología comunicativa. En 1976 participa en la fundación de la radio libre Radio Alice. Perseguido judicialmente, se refugia en París, donde frecuenta a Félix Guattari y Michel Foucault. Publica Enfin le ciel est tombè sur la terre, editado por Seuil. Durante los años '80 vivió entre Italia y Estados Unidos, donde colaboró con varias revistas y empezó a escribir sobre el cyberpunk. En los '90 regresó a Italia y en 2002 fundó TV Orfeo, la primera televisión comunitaria italiana, experiencia de la que surgió su libro Telestreet (edición castellana en El Viejo Topo, 2003).
Actualmente es profesor en el instituto técnico industrial Aldini Valeriani, una escuela media de Bolonia. Publica regularmente en el periódico comunista Liberazione y en "Rekombinant".
Tal como evidencia este intercambio, su investigación se desarrolla alrededor de un problema cada vez más presente: la compleja relación entre procesos sociales y la mutación tecnológica en curso, así como la lógica "recombinante" del capitalismo contemporáneo, teniendo en cuenta sus efectos sobre las subjetividades y los imaginarios sociales (el desarrollo de estas problemáticas pueden revisarse en su primer libro editado en la Argentina: Generación post-alfa. Patologías e imaginarios en el semiocapitalismo (Tinta Limón Ediciones, 2008).

- En tus últimos trabajos has analizado el vínculo entre tecnologías y subjetividad hasta decir que las tecnologías de la comunicación modifican el contexto antropológico del pensamiento crítico volviendo caducos los paradigmas fundamentales del humanismo racionalista moderno. ¿Podrías explicar estas mutaciones?

Claro. Si bien debemos evitar toda reducción determinista y permanecer atentos a no derivar de manera lineal consecuencias psíquicas o culturales unívocas de la transformación del ambiente tecnológico, es posible relevar cómo los efectos de la prolongada exposición a las tecnologías virtuales comienzan a manifestarse en la primera generación que podríamos llamar conectiva. Podemos hablar, así, de una fragilización de la empatía. El sentimiento empático -el sentimiento de continuidad de un organismo sensible con otro organismo sensible- tiende a volverse más frágil, más incierto. La filósofa feminista italiana Luisa Muraro habla de la importancia de la presencia del cuerpo de la madre en la formación del lenguaje y de la percepción de sí (véase, por ejemplo, El orden simbólico de la madre, Madrid, Horas y horas, 1994). La presencia del cuerpo de la madre se vuelve cada vez más discontinua porque las mujeres son constreñidas a dedicar la mayor parte de su tiempo al trabajo y porque, además, el trabajo cognitivo ocupa la mente y la afectividad volviendo más extraña, más interrumpida, la relación con los hijos. De este modo, los niños son criados lingüística y afectivamente por máquinas: la televisión, la computadora. Y esto produce una fragilización de la empatía corpórea.
Y al mismo tiempo que se produce esta fragilización de la empatía, parece entrar en crisis la capacidad de elaboración crítica de la información. Elaboración
crítica significa distinción entre lo que es verdadero y lo que es falso. Y esta capacidad crítica está ligada a la disponibilidad de tiempo para la elaboración consciente de los signos que el organismo recibe. Pero en la infósfera electrónica, los signos que el organismo recibe son tan densos, tan intensos, tan numerosos y tan veloces que el tiempo para la elaboración tiende a reducirse hasta casi desaparecer. En estas condiciones de sobrecarga de información y de aceleración de la infósfera, se manifiestan nuevas patologías, como los ataques de pánico -que son, precisamente, la incapacidad del organismo de vivir de manera empática la relación con el ambiente; y, en primer lugar, el ambiente constituido por los cuerpos de los demás, cuerpos que van siendo reducidos, cada vez más, a signos veloces, intensivos, fragmentarios.

- En ese marco, ¿cuáles son las potencialidades y los límites que singularizan a esta generación post-alfabética, esta generación que, como has señalado en Generación Post-alfa. Patologías e imaginarios en el semiocapitalismo (Buenos Aires, Tinta Limón, 2007), aprendió más palabras de un aparato electrónico que de su madre? ¿Y cómo se vinculan estas potencialidades y estos límites con las patologías que recién mencionabas?

Sus potencialidades son evidentes: una enorme expansión de la esfera de lo cognoscible, una gran capacidad de hacer conexiones más allá de los límites lógicos de la mente humana. Esto vuelve posible hoy una potenciación del intelecto colectivo y, tal vez, un aumento de la productividad social. Se tiende a pensar -por ejemplo, en la esfera del pensamiento neo-marxista obrerista italiano- que esta situación desencadena una infinita potencia del intelecto general. Pero esto es verdadero sólo hasta cierto punto, porque el organismo tiene algunos límites, límites afectivos, límites orgánicos: el deseo, la enfermedad, el envejecimiento, el miedo, la depresión, la muerte… Son los límites del intelecto individual e, incluso, del intelecto colectivo.
El tiempo es el límite de la expansión del ciberespacio. Si nosotros aceleramos la productividad del cerebro colectivo sin tener en cuenta sus límites afectivos y orgánicos provocamos las patologías de aceleración que, en efecto, se rastrean en la primera generación post-alfabética: el pánico, que se manifiesta sobre todo entre los jóvenes (principalmente, mujeres jóvenes) que trabajan en ambientes de alta densidad informativa. Y también la depresión, que es la reacción que sigue a la sobrecarga, cuando el organismo renuncia a mantener abierta su relación deseante con el mundo y se retira a una esfera de aislamiento y soledad. Una buena imagen es ese fenómeno difuso que ocurre en Japón (pero no sólo allí) que consiste en el aislamiento absoluto de jóvenes que se recluyen en una pieza por meses o por años sin tener más relación con el exterior. Allí se habla de hikikomori para dar cuenta de este fenómeno. En el 2008 los hikikomori (jóvenes en condiciones de absoluto auto-aislamiento) fueron censados por el estado, ¡y resultaron ser más de un millón!

- Partiendo de esta compleja configuración subjetiva que destacas como propia de las generaciones actuales, no parece fácil pensar dinámicas pedagógicas que le sean acordes. ¿Es posible producir una "transmisión cultural" -de saberes, de valores- bajo estas coordenadas? ¿Cómo se puede pensar, desde la escuela, por ejemplo, un tipo de intervención con efectos potentes (vinculada al pensamiento propio y común, a los afectos)?

Creo que la labor pedagógica debe conducirse en dos direcciones al mismo tiempo: por un lado, debemos colaborar en la integración de los chicos en la infósfera virtual, porque no se puede asumir una actitud reaccionaria o nostálgica, no podemos aislarlos de un mundo en continuo cambio. Por otra parte, debemos tener la capacidad de comunicar, tanto desde el plano
discursivo como desde el afectivo, el peligro que se encuentra implícito en esta aceleración. La actividad pedagógica debe volverse cada vez más cercana e integrada a la actividad psicoterapéutica y a la actividad artística, porque sólo uniendo estos tres niveles (pedagogía, psicoterapia, arte) podemos actuar sobre la sensibilidad de los niños, sobre el sufrimiento, y comunicar los placeres de la lentitud, el placer de la presencia corpórea. En este sentido, creo que se debería introducir el yoga (particularmente las disciplinas mántricas, el uso de la voz y el tocamiento) en la esfera de la escuela. En algunos países existen ya experiencias de este tipo, como la creación de cursos de yoga para niños, con la presencia de los padres, de los maestros, cursos de reconocimiento táctil del cuerpo ajeno.

- ¿A qué te referís cuando planteas la inclusión de la actividad psicoterapéutica?

La cuestión de la terapia tiene un papel muy importante en una nueva concepción de la acción política, pedagógica y también artística. Sabemos muy bien que la palabra terapia está asociada a una acción normalizadora, de reducción de la singularidad deseante a las normas productivas y sociales dominantes. Pero no es eso lo terapéutico que nos interesa. Creo que deberíamos encontrar una palabra nueva para definir este proceso -necesario- de reactivación de la sensibilidad, porque cada vez que uso el término "terapia" muchos piensan que estoy hablando de la acción normalizadora de la psiquiatría. La palabra me falta, entonces hablo de "terapia", para entender la reactivación de la empatía. Pienso a la reactivación de la empatía entre los cuerpos que ha sido atrofiada por la competencia económica, por la precarización y por la virtualización mediática. Hay un verdadero problema de reactivación de la percepción del cuerpo del otro. La cuestión política de la solidaridad, por ejemplo, no es una cuestión moral o ideológica sino una cuestión de activación empática, entonces, terapéutica.

- Continuando en el plano de la educación escolar, desde hace algunos años, en la Argentina y en distintos países de América y Europa, se viene desarrollando, como política de estado, el modelo 1 a 1 (un estudiante, una netbook). En Argentina, específicamente, esta iniciativa se está desplegando a través del programa "Conectar Igualdad" y está teniendo un impacto evidente en todas las escuelas de nivel medio del país. Al mismo tiempo, a diez años de implementación de este modelo en Norteamérica, algunos estados comenzaron a abandonar la experiencia al considerar que ésta no ha generado los resultados previstos: los estudiantes no elevan sus niveles de aprendizaje (o, al menos, no lo hacen de acuerdo a los criterios con los que son evaluados). Dadas las precauciones que está señalando en relación a los procesos de virtualización/tecnologización, ¿cómo valorar este tipo de iniciativas?

Me parece que no se debería hacer una valoración unilateral de este fenómeno. La introducción de las tecnologías conectivas en el aprendizaje es un hecho, sin dudas, positivo, incluso cuando sus resultados son difusos. Pero mientras se introducen las tecnologías es necesario introducir también la conciencia discursiva y corpórea de su peligrosidad en el plano afectivo y en el plano cognitivo. Esto es posible a dos niveles: a nivel discursivo, crítico, los niños deben saber que la pantalla no es el mundo, que el mundo tiene una lógica física, afectiva, táctil, olfativa que es independiente de la pantalla. Y deben saber también que la pantalla modifica el mundo, lo vuelve más rico, más grande, pero al mismo tiempo lo empequeñece, lo empobrece. Pero para esto la comunicación discursiva y crítica no alcanza. Es necesario acompañarla de una actividad esencialmente terapéutica y estética, que consiste en la constante reactivación de las dinámicas del deseo, de la percepción del cuerpo del otro.

- Partiendo de tu propia experiencia docente, ¿cómo pensar su rol, sus formas de intervención en este contexto que algunos entienden como una suerte de "éxodo" del profesor y su "reemplazo" por las netbooks?

Yo enseño en situaciones muy particulares: escuelas medias pero de adultos, migrantes, trabajadores, mucho más que de niños o jóvenes. Pero participo, también, de actividades con grupos de docentes y terapeutas que precisamente buscan problematizar la cuestión de la afectividad y de la reactivación de la corporeidad. No creo que sea el momento de hacer un balance de esta experiencia, porque estamos hablando de un proceso que se encuentra recién en sus comienzos, pero el docente no se debe sentir sustituido, expulsado por las netbooks. Y quienes piensan y ejecutan estos proyectos deben estar muy atentos a integrar la netbook con la actividad docente, que en este punto se volverá algo mucho más complejo de lo que era hace un tiempo. Más complejo, más rico porque deben cumplir una función de tipo terapéutico, acompañando y elaborando la sobrecarga que afecta al organismo infantil, cuando no cumpliendo una función de tipo artístico, de reactivación de la sensibilidad.
Esto significa, por otro lado, que es necesario aumentar, multiplicar los recursos a disposición de la escuela, porque además de profesor debe ser animador artístico, terapeuta… Por el contrario, las políticas neoliberales en Italia están reduciendo los recursos a disposición de las escuelas, están jubilando profesores, recortando los financiamientos. Esto conduce a un efecto espantoso de empobrecimiento de una función que, por el contrario, debería ser enriquecida. A largo plazo, esto significa que el neoliberalismo produce un efecto de barbarie, de sufrimiento psíquico de masas.
Pensemos en el rol de la publicidad en la infósfera en la que están inmersas las nuevas generaciones. La publicidad invade de modo sutil, subliminal, peligroso, la esfera pedagógica. Creo que deberíamos desarrollar una función anti-publicitaria, no sólo con la crítica, sino también con la puesta en escena de situaciones de felicidad no consumistas, de encuentro y reconocimiento del cuerpo del otro, de la danza. Introducir la danza y el yoga en el horario escolar es, desde mi punto de vista, el modo más eficaz de oponerse a los efectos patológicos y alienantes de la publicidad y a sus consecuencias en el espacio de la escuela.

- No parecen ser éstas propuestas que estén presentes ni los programas de reformadores educativos ni los enunciados de las izquierdas políticas. En ese marco, ¿cómo ves que es posible producir experiencias de lo común? ¿Crees que es posible pensar lo común en el marco de la tecnologización de la vida social?

Es evidente que la izquierda tradicional, de formación estalinista y de formación socialdemócrata, no está a la altura de adecuarse a los cambios en curso; no sólo porque no dispone de los instrumentos conceptuales, sino sobre todo porque está demasiado obsesionada con el problema del poder político como para entender que el verdadero lugar de formación del poder (y de la libertad) se encuentra en la relación afectiva y en la circulación social del deseo. El común es, esencialmente, la dimensión en la que se redefine el conjunto de la política y la psicoterapia. Los budistas usan la expresión gran compasión para entender el hecho de que el placer del otro es mi propio placer y el sufrimiento del otro es mi propio sufrimiento. Y esto es lo más alejado de la cultura competitiva que el neoliberalismo ha impuesto como única verdad, como dogma. Reactivar la gran compasión sensible es el modo de reactivar el común.

- Han pasado varios años de aquel principio de siglo marcado por las luchas globales. Hoy Europa parece mezclar crisis neoliberal con revueltas sociales nada fáciles de clasificar (pensamos en los "indignados" españoles e israelíes, pero también en los acontecimiento de Londres y Egipto) y América Latina, en cambio, aparece -a excepción de Chile- "estabilizada" a partir de un neo-desarrollismo, tan frágil como experimental. ¿Cómo leer el proceso que une estos dos momentos? ¿Qué se ha transformado o consolidado de aquel principio de siglo al inicio de esta segunda década?

No estoy en condiciones de ofrecer una interpretación integral del proceso que se está desarrollando en América del Sur, porque en este momento mi atención está completamente concentrada sobre el colapso europeo y la perspectiva de una insurrección en Europa. El colapso europeo es el colapso de las políticas neoliberales, monetaristas impuestas por el capital financiero. Pero este colapso está provocado el derrumbe de los sistemas culturales y sociales que han garantizado un cierto nivel de civilización social. Europa se está hundiendo en la barbarie.
En estos momentos la insurrección europea contiene elementos nuevos: en primer lugar, es un proceso complejo y peligroso, porque lleva dentro de sí los efectos de devastación cultural que treinta años de dictadura neoliberal han provocado en la mente colectiva europea. La televisión, la publicidad han contaminado profundamente la cultura colectiva, la psicología colectiva, hasta el punto de provocar fenómenos de racismo de masas, de psicopatía agresiva que debemos reconocer como parte integrante del proceso insurreccional, y que debemos elaborar, curar, y conducir políticamente en dirección de una nueva solidaridad. No obstante, la insurrección europea abre también la posibilidad de una nueva concepción del proceso de liberación social, porque en el sistema productivo europeo tiene una posición central el trabajo cognitivo, que puede volverse fuerza de liberación y de auto-organización del conjunto del ciclo del trabajo social.
En suma, el problema de la situación europea es la fragilidad y la disolución de la solidaridad social. Treinta años de precariedad y de virtualidad televisiva e informática han erosionado el tejido de la solidaridad social. Cuando los efectos del neoliberalismo menemista llevaron a la Argentina al colapso, en 2001, la sociedad encontró en la solidaridad y en la afectividad colectiva los recursos para poner en marcha el proceso progresivo que les permitió salir de esa situación. Estos recursos en Europa están muy débiles, casi perdidos. Nosotros tenemos que aprender mucho de la Argentina (aprender que del colapso de las finanzas se puede empezar de nuevo un proceso de auto-organización social). Pero debemos tomar en consideración que en Europa los recursos afectivos de solidaridad son mucho más débiles de lo que eran en la Argentina de 2001. Es desde esta dificultad que debemos volver a partir.

Registro Bibliográfico:

Armella, Julieta y Picotto, Diego (Picotto, Diego traductor) "Entre la virtualidad de la infósfera y el placer de la lentitud. Entrevista a Franco Berardi" en La Trama de la Comunicación, Volumen 17, Anuario del Departamento de Ciencias de la Comunicación. Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de Rosario. Rosario, Argentina. UNR Editora, enero a diciembre de 2013, p. 049-056. ISSN 1668-5628 - ISSN digital 2314-2634.

Fecha de recepción: 23-05-2012
Fecha de aceptación: 18-08-2012

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