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La trama de la comunicación

Print version ISSN 1668-5628

Trama comun. vol.21 no.2 Rosario Dec. 2017

 

ARTÍCULOS

Ser excombatiente en los 80. Identidad y condiciones en la génesis del CESCEM Corrientes

 

Por Luis Daniel Chao

l.daniel.chao@gmail.com / Universidad Nacional del Noreste, Argentina

Luis Daniel Chao
Argentino
Especialista en Historia Regional. Licenciado en Comunicación Social. Becario Doctoral por Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Docente de Teorías de la Comunicación Social III de la Licenciatura en Comunicación Social de la Universidad Nacional del Nordeste.
Afiliación Institucional: Instituto de Investigaciones Geohistóricas, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Universidad Nacional del Nordeste.
Área de especialidad: Historia y política.
E-mail: l.daniel.chao@gmail.com


Sumario:

En este artículo abordaremos el nacimiento del Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas de Corrientes (CESCEM) a partir de un análisis de su construcción identitaria. En la primera parte, nos enfocaremos en las definiciones sobre los soldados presentes en los medios correntinos, desde el fin de la guerra hasta el primer aniversario del cese al fuego entre argentinos y británicos (junio de 1982 y abril de 1983). Este primer nivel será entendido como las condiciones de emergencia de la narración, es decir como las huellas que marcarán el qué decir en las primeras discusiones y apariciones públicas del CESCEM. Posteriormente, nos centraremos en los debates internos (reflejados en las actas de las reuniones del organismo) del Centro entre 1984 y 1987, para establecer ciertos posicionamientos que nos permitan hablar de un proceso de construcción identitaria en términos narrativos, es decir atendiendo a las formas en que se autodefinen y caracterizan los grupos. El segundo nivel se sostiene en el análisis de las tres dimensiones de lo identitario según Aboy Carlés (alteridad, representación y tradición) a partir del discurso de los excombatientes.

Descriptores: Guerra de Malvinas; Excombatientes; Identidad; Condiciones de emergencia; Discurso

Summary:

This article will discuss the birth of ex-Soldiers Combatants Center in Malvinas (CESCEM) from Corrientes beginning with an analysis of their identity construction. In the first part, we will focus on the definitions of the soldiers in the media since the end of the war until the first anniversary of the ceasefire between Argentine and British (June 1982 and April 1983). This first level will be treated as emergency conditions of the narrative of the first discussions and public appearances to the CESCEM. Subsequently, we will focus on internal debates and public appearances (recovered from local media) to the Center between 1984 and 1987, to establish positions that we allow to speak of identity construction in narrative terms, that is to say the ways in which they define themselves and of the groups. The second level is held in the analysis of the three dimensions of identity as Aboy Carlés (otherness, representation and tradition) from the discourse of ex-combatants.

Describers: War of Malvinas; Ex-combatants; Identity; Emergency conditions; Discourse


Introducción

Es indudable que numerosos aspectos de la vida social, política y cultural argentina se modificaron sustancialmente a partir de la guerra de Malvinas (que enfrentó a argentinos y británicos entre abril y junio de 1982). Tal como lo remarca Rosana Guber (2001), las Islas Malvinas y la soberanía nacional sobre ellas fueron un símbolo latente de nacionalidad que duró un siglo y se quebró con la derrota. La Cuestión Malvinas1 en la posguerra surgió como un problema que incluyó tantos aspectos y tan variados que hasta es difícil poder nombrarlos. Si por un lado fue el último gran símbolo de unidad nacional, por otro, la derrota aceleró la salida de la dictadura (1976 – 1983) y el regreso de la democracia en la Argentina (lo que Guillermo O´Donnell denominó "transición por colapso" (entre otros O´Donnell, 1989: 28). No podemos dejar de subrayar que la relación dictadura-guerra, y el dolor e indignación que desató, fueron la huella originaria de un problema que aún hoy, más de tres décadas después, sigue obturando las lecturas sobre el tema. Uno de los grandes emergentes de esta cuestión fueron, sin duda, los excombatientes y su relación con la sociedad y el Estado.
Este trabajo pretende ser un aporte en clave de problematización sobre algunos inicios y nacimientos de la Cuestión Malvinas en posguerra, pero enfocado en un punto geográfico concreto y sobre una organización específica: el Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas de la ciudad de Corrientes (CESCEM). Para Foucault, el ejercicio de problematización implica dar cuenta de las condiciones históricas que permiten hacer pensable una pregunta y un tipo de resolución (también histórica). La noción "[e]labora al respecto las condiciones en las que se pueden dar respuestas posibles, define los elementos que constituirán lo que las diferentes soluciones se esfuerzan en responder. Esta elaboración de un tema en cuestión, esta transformación de un conjunto de obstáculos y de dificultades en problemas a los que las diversas soluciones buscarán aportar una respuesta, es lo que constituye el punto de problematización y el trabajo específico del pensamiento" (Foucault, 1999: 360). Estas condiciones/problemas nos permitirán rastrear y describir las características iniciales de esta organización de exsoldados y su constitución identitaria. En este estudio, la noción de identidad será trabajada desde su doble movimiento en tanto construcción de una narratividad pública (Arfuch) y su despliegue identificable en tanto huella de unidad, de frontera y suscripción a una temporalidad (Aboy Carlés).
Nos enfocaremos en algunas definiciones sobre los soldados presentes en dos medios gráficos correntinos (Diarios Época y El Litoral, únicos periódicos locales en la época), desde el fin de la guerra hasta el primer aniversario del cese al fuego entre argentinos y británicos (junio de 1982 y abril de 1983). Las mismas, serán identificadas como marcas o huellas, es decir como una forma de dar cuenta de las condiciones de emergencia de la voz del excombatiente, como la circulación de modos de nombrarlos, de definirlos y de hacerlos hablar. En un segundo momento nos centraremos en los debates internos del CESCEM reflejados en las actas de las reuniones del organismo entre 1984 (año de institucionalización del Centro) y 1987, para establecer ciertos posicionamientos que nos permitan hablar de un proceso de construcción identitaria en términos narrativos, es decir atendiendo a las formas en que se autodefinen y caracterizan los grupos.

Las condiciones de emergencia y las identidades

En estas líneas nos planteamos la pregunta por la identidad ligada a la manera en que los agentes narran y definen el lugar que ocupan en la sociedad. Es a partir de esta idea que podemos establecer algunas bases para pensar la identidad y sus posibilidades de fragmentación y reconfiguración, partiendo de lo que Chantal Mouffe (2011: 22) denomina la exterioridad constitutiva de la construcción identitaria puesto que toda identidad es relacional y la afirmación de una diferencia es una precondición de su existencia. Es decir, partimos de asegurar que no puede afirmarse lo identitario como un esencia, pero tampoco como simple diferenciación. Se trata siempre de la creación de un nosotros que puede existir por la demarcación de un ellos. Desde nuestra propuesta adscribimos a esta necesidad de delimitar a un otro, pero pensaremos a la exterioridad constitutiva en relación a las condiciones de posibilidad de toma de la palabra de los sujetos, en coincidencia con lo que Mignolo (1995) denomina aspectos que hacen al decir -al sujeto dicente-, lo cual trae consigo las funciones o papeles sociales -quienes están en condiciones de decir qué- y de las formas de inscripción –es decir cuál es la materialidad en la cual se inscriben los actos dicentes-. Para pensar esas formas de inscripción material, consideramos que la teorización de Gerardo Aboy Carlés en su análisis de las identidades políticas puede sernos útil, a pesar de que el autor analiza identidades políticas ligadas a la formación y reconfiguración de los partidos políticos.
Aboy Carlés define a la identidad "como el conjunto de prácticas sedimentadas, configuradoras de sentido, que establecen, a través de un mismo proceso de diferencias externas y homogeneización interna, solidaridades estables, capaces de definir, a través de unidades de nominación, orientaciones gregarias de la acción en relación a la definición de asuntos públicos" (Aboy Carlés, 2001: 54). Para el autor son tres las dimensiones básicas desde las cuales pueden pensarse las identidades: la alteridad, la representación y la perspectiva de tradición. Por alteridad entiende a los límites que definen la identidad a partir de un sistema de diferencia, las "asociaciones y disociaciones" ligadas a asuntos público que marcan antagonismos y que, para abordarlas, se hace necesario marcar esas contradicciones centrales que "definen límites, que constituyen un sistema de diferencias o de identidades como tal" (66). A su vez, Aboy Carlés define a la representación como la marca del inacabado cierre de los límites identitarios, como un juego constante entre representados, representantes y lo representable, por lo que "nuestra pregunta siempre debe orientarse hacia los principios de exclusión que establece los límites de una identidad" (68). Por último, al referirse a la perspectiva de tradición, el autor afirma que toda identidad colectiva "se constituye en referencia a un sistema temporal en el que la interpretación del pasado y la construcción del futuro deseado se conjugan para dotar de sentido a la acción presente" (69). Es decir que los conflictos muchas veces se presentan como materialización presente de confrontaciones que se ponen en términos históricos.
El autor enfatiza en que toda práctica articuladora de sentido tiene lugar en un campo parcialmente sedimentado y objetivado, donde "compite" con otras prácticas, es decir que "la constitución de toda identidad encuentra identidades previas constituidas (prácticas sociales configuradoras de sentido)" (44). Esta postura de Aboy Carlés respecto a la identidad como práctica sedimentada de sentido se entronca en un doble juego al atender, por un lado, las estructuras objetivas como fundamento de las representaciones subjetivas y un determinado tipo de coacciones sobre las interacciones; y por otro, a las representaciones para dar cuenta de las luchas cotidianas tendientes a transformar o a conservar esas estructuras. La noción de identidad nos abre la posibilidad de historizar al grupo o agente, entender por qué se representan de determinada forma, se asientan en determinado relato histórico y marcan distancias y cercanías con otros grupos.
Al poner la identidad en un tenso juego entre las tres dinámicas antes definidas (alteridad, representación y tradición), pero sobre todo como un conjunto de prácticas concretas para definir orientaciones colectivas de acción, cruzadas por condiciones objetivas y relaciones de competencia con otras identidades, Aboy Carlés nos presenta un prisma de análisis potente para el problema que nos ocupa. Para apoyar nuestro campo teórico partiremos de la propuesta de Leonor Arfuch respecto a la importancia de las condiciones de lo dicho en las reflexiones sobre lo identitario. Para la autora, las intersecciones entre la forma en que es narrada la experiencia y el juego de narraciones previas se erigen en condiciones a tomar en cuenta para una reflexión sobre la idea de identidad.
Al respecto, afirma la autora que
"…la temporalidad mediada por la trama se constituye así tanto en condición de posibilidad del relato como en eje modelizador de la experiencia. La noción de identidad narrativa avanza todavía un paso más, en tanto permite analizar ajustadamente ese vaivén incesante entre el tiempo de la narración y el tiempo de la vida, pensar la compatibilidad de una lógica de las acciones con el trazado de un espacio moral. El contar una (la propia) historia (…) es constitutivo de la dinámica misma de la identidad: es siempre a partir de una "ahora" en que cobra sentido un pasado, correlación siempre diferente –y diferida- sujeta a los avatares de la enunciación" (Arfuch, 2005: 27)

Las puesta en marcha de la narración se liga a un juego de diferencias que se intersectan en "situaciones de comunicación variables, contingentes, nunca "jugadas" de antemano. Porque toda identidad –o identificación-, en tanto relacional, supone un otro que "no es lo mismo" y a partir del cual puede afirmar su diferencia. Ninguna estará entonces determinada en sí misma, en una clausura desde la cual se enfrentará a otras" (31). Esto quita la idea de esencialismo de la noción de identidad, y pone lo parcialmente sedimentado de las condiciones con la contingencia de la situación de comunicación, pero siempre recordando a esta situación como esos momentos donde se hacen visibles las estabilidades genéricas respecto a temas, finalidades, participantes, circunstancias de uso de género, duraciones, periodicidades, etc. (Maingueneau, 2004).   
Tenemos entonces como marco general la idea de prácticas sedimentadas de sentido que se ligan al espacio donde se juega, por lo cual su historicidad depende de la historia del espacio y las prácticas grupales. Este primer nivel será entendido como condiciones de emergencia de la narración de los excombatientes. Nuestra propuesta es analizar estas condiciones a partir de las primeras definiciones sobre los ex soldados en los medios gráficos correntinos (diarios Época y El Litoral) entre junio de 1982 y abril de 1983, cuando se conmemoró el primer aniversario del desembarco argentino en Malvinas. Esta propuesta parte de entender a estas definiciones como huellas que marcarán el qué decir en las primeras discusiones y apariciones públicas del Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas de Corrientes (CESCEM). En este sentido adscribimos a la posición analítica que entiende a los análisis del discurso como "rutinas exploratorias (que) permiten seleccionar algunas huellas de la actividad discursivas de los sujetos y considerarlas como indicios reveladores de alguna regularidad significativa o de los cuales se puede inferir un origen o causa o, en términos generales, la relación caso/regla. La pertinencia de las huellas seleccionadas está determinada por el otro campo (en nuestro caso las definiciones sobre la identidad, aclaración nuestra), lo que impone una permanente puesta en relación de los rasgos discursivos que se van identificando con saberes no lingüísticos" (Narvaja de Arnoux, 2009: 38).
En segundo lugar, debemos prestar atención a las prácticas grupales, para lo cual nos basaremos en el análisis de las tres dimensiones de Aboy Carlés a partir del discurso de los excombatientes, tanto en las discusiones internas (por lo que trabajaremos las actas de Comisión Directiva del CESCEM entre 1984 y 1987) como en sus manifestaciones públicas. Recordemos que para Arfuch "adquieren una gran densidad (...) la dimensión performativa del lenguaje, así como la operación misma de la narración como puesta en sentido (espacio/temporización, puntos de vista, despliegue de la trama) son asimismo decisivas en toda afirmación identitaria" (Arfuch, 2005: 38). El concepto de identidad propuesto nos habilita al trabajo de caso sobre la narración pública puesta en marcha por un movimiento particular, atendiendo a sus bases de cohesión interna y puesta en activación en la escena pública.

Condiciones de emergencia: el lugar asignado a los excombatientes en los diarios Época y El Litoral de Corrientes (1982 – 1983)

Con el colapso político y social que significó el fin de la guerra (la renuncia del hasta entonces presidente de facto Leopoldo Galtieri y su reemplazo por Reynaldo Bignone quien aseguró el llamado a elecciones para 1983), la vuelta de los soldados desde las islas y las bases del sur se vio cruzada por tensiones en el terreno público. El 19 de junio de 1982 (cinco días después de la declaración de alto al fuego) comenzó el regreso de los conscriptos (los oficiales y suboficiales tuvieron que esperar casi un mes más como prisioneros de guerra) y la reubicación en sus lugares de origen. A partir de lo que definimos como condiciones de emergencia, analizaremos el primer año de posguerra en los diarios correntinos desde tres entradas. En primer término, nos enfocaremos en las primeras definiciones de los ex combatientes desde la finalización del conflicto el 14 de junio de 1982, hasta fines de julio cuando el proceso de repatriación se completó. A esta entrada la denominaremos regresos. En segundo lugar, abordaremos las mismas modalidades entre mediados de octubre y principios de noviembre, cuando se inauguró, el 4 de noviembre de 1982, el monumento (nombre de la segunda entrada de análisis) a los soldados correntinos caídos en Malvinas en la ciudad de Yapeyú del interior provincial. En tercer y último término, nos enfocaremos en la lectura de los diarios Época y El Litoral de marzo y abril de 1983, puntualizando en los actos y conmemoraciones que rodearon el primer año del fin de la guerra, entrada que definiremos como aniversario.
  
1. Regresos

El 14 de junio de 1982 llegó a su fin el conflicto armado entre Argentina y Gran Bretaña por las Islas Malvinas e Islas del Atlántico Sur. Los medios gráficos correntinos Época y El Litoral empezaron a mostrar el regreso de los soldados provincianos que paulatinamente fueron llegando desde el sur de nuestro país. Recordemos que participaron del conflicto la III Brigada de Infantería con asiento en Curuzú Cuatiá (Corrientes), que se componía de Comando de Brigada (Curuzú Cuatiá), Regimiento 4 de Infantería (RIV-Monte Caseros), Grupo III de Artillería (Paso de los Libres), Compañía de Comunicaciones III (Curuzú Cuatiá), Compañía de Sanidad III (Curuzú Cuatiá), Regimiento 5 de Infantería (RV-Paso de los Libres), Compañía III de Ingenieros y Regimiento 12 de Infantería (RXII-Mercedes). El Regimiento 9 (RXIX) de Capital movilizó un número mínimo de conscriptos, ya que se dedicaba casi exclusivamente a tareas administrativas (Ramírez Braschi, 1996). Entre todos estos cuerpos, provenientes del total de dependencias de las Fuerzas Armadas citas en la geografía provincial, Corrientes movilizó 2955 (según datos del CECSEM), de los 22.181 soldados que formaron parte de la guerra contra Reino Unido. Estos datos demuestran la amplia participación de los combatientes provenientes de los asentamientos militares correntinos.      
En los primeros días de junio, los modos de nombrar a los excombatientes eran difusos, eclipsados por la sucesión presidencial y los movimientos en las Fuerzas Armadas. En ese intersticio, los regresos empezaron a emerger ("Vuelven los soldados de Malvinas". Diario El Litoral, 20 de junio de 1982) y a partir de allí comenzaron a operar dos aspectos: los festejos de los regresos y el testimonio. Imágenes de la venida de soldados del RXII de Mercedes (Diario El Litoral, 22 de junio de 1982), muestran fotos de abrazos y multitudes saludando a los costados de un tren cargado de soldados. Así también los regresos de la IIIa Brigada y el RXIX. A la par, dos títulos muestran que la voz de la experiencia de guerra fue en un inicio un vector fundamental. "Yo estuve en las Malvinas" (Diario El Litoral, 23 de junio de 1982); "Volvería a combatir en Malvinas…" (Diario Época, 27 de junio de 1982: 2), con sendas entrevistas junto a imágenes familiares, marcan el sello del regreso. Se puede ver, al menos mediáticamente, condiciones de reconocimiento y alegría, y de una heroización pese a la derrota. Algunos títulos al respecto son elocuentes: "El R12 y el valor de sus integrantes", (Diario El Litoral, 28 de junio de 1982: 5), o "Quemar la bandera para que no cayera en poder del enemigo" (Diario El Litoral, 30 de junio de 1982: 7) son muestras de esta base. Hasta ese momento, la muerte de soldados no ingresó en las páginas de los diarios provinciales.


Imagen 1.
(Diario El Litoral, 23 de junio de 1982: 12)

Esta invisibilidad se modificó a inicios de julio cuando irrumpió el homenaje a los muertos y a los vivos, y los testimonios dejaron la marca heroica para moverse al terreno de la justificación: "Cumplimos lo que la nación nos exigió" (Diario Época, 5 de julio de 1982). Los datos sobre las bajas del ejército y las notas e imágenes de los heridos y prisioneros de guerra fueron quitando el lugar importante del testimonio del héroe. Se cruzaron entonces regresos, noticias y fotos de heridos. A su vez, el término excombatiente inicia su derrotero: "Reintegran a sus Bases a los excombatientes" (Diario Época, 15 de julio de 1982: 14). Este es un aspecto importante ya que en Argentina el término veterano o excombatiente ha sido motivo de conflictos entre ex soldados que participaron en acciones bélicas durante el conflicto bélico por Malvinas. En general los grupos que se reconocen como veteranos aceptan la inclusión de los oficiales y sub oficiales en la memoria de la guerra, mientras que los que se definen como excombatientes resaltan su lugar de ex conscripto. De todas formas esta diferencia no es homogénea, no todos los centros las manifiestan con esa claridad y se han ido modificando a lo largo del tiempo (ver Guber, 2004; Lorenz, 2012). Consideramos que es importante remarcar este punto porque tuvo que ver con la el nombre mismo del movimiento que nos interesa.


Imagen 2.
(Diario Época, 5 de julio de 1982: 7)

Retomando el análisis, la irrupción de la muerte en el plano de la visibilidad pública se instituye a partir de la primera misa por lo caídos en la guerra ("Misa por los muertos en Malvinas", Diario El Litoral 17 de julio de 1982; "Misa en la Catedral por los muertos en Malvinas", Diario El Litoral 18 de julio de 1982; "Se celebrará hoy en la Catedral la Misa por los Caídos en las Malvinas", Diario Época, 17 de julio de 1982; "Celebrose en la Víspera la Misa por los Caídos en las Malvinas", Diario Época, 18 de julio de 1982). A la par se sucedieron una serie de homenajes y agasajos a excombatientes en distintos espacios de la sociedad civil: escuelas, clubes, sedes de partidos políticos, teatro, etc. Se abrió paso a una cierta forma de concebir el conflicto, el homenaje, que toma forma con la decisión de construir un monumento a los caídos correntinos en Yapeyú ("Será erigido un monumento a los caídos en Malvinas". Diario El Litoral, 24 de julio de 1982: 5). La entrada del herido/muerto dio lugar a la forma más arcaica de recordarlo públicamente: el monumento, segundo momento de la temprana posguerra que tomaremos en cuenta.


Imagen 3.
(Diario El Litoral, 21 de junio de 1982: portada)

2. Monumento

El Monumento a los Caídos en Malvinas se inauguró oficialmente el 4 de noviembre de 1982 en Yapeyú, ciudad natal de José de San Martín ubicada a 400km de Corrientes capital. La inauguración estuvo cargo del presidente de la Junta, Reynaldo Bignone, y su arquitectura presenta la forma de un arco inconcluso que, según la prensa de la época, se completará una vez que las Islas Malvinas regresen al territorio nacional. El acto actualizó varias de las marcas de comunidad imaginada que definieron la simbología patriótica en las culturas occidentales (Anderson, 2007): el monumento como dispositivo de memoria, la heroización de los soldados, el recuerdo al caído desconocido, etc. Pero sobre todo, la fuerza simbólica de esta inauguración está dada en que se llevó a cabo en el "solar nativo del general don José de San Martín", ("Bignone presidirá el martes la inauguración de un monumento", Diario El Litoral, 29 de octubre de 1982: 11), cruzando imaginariamente la memoria sanmartiniana con la guerra de Malvinas y sus protagonistas. Puede verse un intento de ubicar el conflicto del Atlántico Sur en sintonía con las batallas por la independencia en el siglo XIX.
En cercanía a esa fecha, los medios nacionales y de la provincia anoticiaron sobre algunos reclamos de las primeras asociaciones de excombatientes en ciudades como Buenos Aires y La Plata. En síntesis, la base de conflicto se centró en denunciar la indiferencia del gobierno y los partidos políticos recientemente reactivados ("Ex Combatientes Preocupados", Diario Época, 2 de noviembre de 1982). En ese sentido Bignone, no tanto en su discurso de inauguración donde apeló a una retórica escolar para unificar a San Martín con las Malvinas (además de definir al monumento como "el gran arco del triunfo argentino", recurriendo a una imagen enciclopédica de los grandes dispositivos de memoria mundial) pero sí en sus declaraciones a la prensa, no pudo abstraerse del problema de Malvinas y la institucionalización: "concluir la obra de la institucionalización definitiva del país … y agregar varias pilas más a ese arco para poder terminar su construcción" ("El gran arco del triunfo argentino", Diario El Litoral, 5 de noviembre de 1982: 9). El evento mostró la necesidad de honrar la muerte como política de estado y como acto de sociedad civil (representadas por llantos y la placa con nombres de soldados fallecidos en la guerra). Los medios fronterizaron a este soldado que dio su vida por la patria con aquel que reclamaba protección y atención al Estado.


Imagen 4.
(Diario Época, 5 de noviembre de 1982: portada)

3. Aniversario

El mes de abril de 1983 encontró al problema de los excombatientes en un entrampamiento. A nivel nacional, con un movimiento muy activo de los excombatientes de La Plata, los conscriptos que estuvieron en las islas amplificaron muy fuertemente su deseo de participar activamente en la recordación de la guerra. A su vez, una grupo de familiares de caídos en la guerra planificó un viaje marítimo hacia las Islas que fue finalmente frustrado por los británicos y finalizó en un acto en la zona de hundimiento del buque ARA General Belgrano. En pleno proceso de intento de clausura de las atrocidades cometidas durante los años de dictadura (a partir de la promulgación de la Ley de Amnistía, el Informe Rattenbach, y el Informe de las FFAA sobre su combate a la subversión), los Estados nacional y provincial tuvieron que afrontar la puesta en marcha de formas de conmemorar el desembarco argentino en las costas malvinenses.
Mientras las denuncias por los desaparecidos surgían y se le sumaban las denuncias por las condiciones de vida y castigos desmedidos (cuando no criminales) durante la guerra, el excombatiente iba ligándose de forma cada vez más acelerada al papel de víctima. En este sentido Rosana Guber (2001) acierta al poner la comprensión en término familiares, ya que la comisión de padres que intentó viajar a Malvinas puso la imposibilidad de llorar a sus muertos como uno de los motores fundamentales de la travesía ("Combatientes caídos en Malvinas", Diario El Litoral, 12 de abril de 1983: 3). Este es uno de los puntos latentes que mostró su intermitencia durante todo el mes.
En cuanto a los actos en sí, la provincia de Corrientes tuvo una conmemoración central donde se llevó a cabo un rito tradicional de condecoración a 38 excombatientes a quienes se definía en términos de héroes. El acto se realizó nuevamente en Yapeyú, donde la figura de San Martín ofició de cliché constante en cada momento del ritual: los minutos de silencio, las condecoraciones, la entrega floral a los muertos ("Homenaje a ex – combatientes en la cuna del Libertador", Diario El Litoral, 6 de abril de 1983; "Diversos actos para recordar el primer aniversario del combate por Malvinas", Diario Época, 5 de abril de 1983: 2). Este mismo ritual, con distintas modalidades, se cumple en los actos de la ciudad de Corrientes, Mercedes, San Luis del Palmar, Goya, etc. En este sentido podemos decir que este primer año de guerra correntino tiene dos posiciones: por un lado una tendencia a la monumentalización y el homenaje ritualizado constante (no sólo de Estado, sino también de otros espacios de la sociedad civil incluso los familiares), y por otro unos chispazos de denuncias del movimiento de La Plata, a lo que se suma las denuncias al desempeño de las FFAA en la guerra. A esta tensión podemos agregarle un aspecto paralelo como los intentos infructuosos del Estado por poner en funcionamiento mecanismos normativos de protección que no se efectivizaron: lugares de atención, disposiciones, incluso la primera ley provincial (Ley 3.809/83) que promovía la adjudicación de tierras a excombatientes.


Imagen 5.
(Diario El Litoral, 5 de abril de 1983: portada)

En estas tres entradas entendemos que se juega una parte importante del espacio de sentido sedimentado que opera al momento en que el CESCEM hace su ingreso en el terreno de lo público. El modo de homenaje, los rituales implicados, los lugares donde se sitúa al excombatiente, su entorno, las Fuerzas Armadas y el Estado, constituyen esas condiciones de posibilidad de decir algo sobre sí mismos para los excombatientes. Lo que intentamos identificar es el lugar, los atributos, las formas de nombrar al soldado. Ya sea como experiencia, como héroe, como monumento, como víctima; estos  aspectos se cruzan y son fronteras del decir de los movimientos.

Las dimensiones identitarias: los ex soldados correntinos

La inmediata posguerra (el primer año de guerra) marcó –a nuestro criterio- ciertas posibilidades de aparición del excombatiente. Como muerto/herido y como víctima, lo que se plasmó en la circulación de testimonios e imágenes de llantos, misas, y palabras sobre condiciones de vida; a la par, el ex soldado emergió y circuló como un monumento/héroe, entrando en el proceso de institucionalización y simbolización clásica de todo Estado-Nación (dispositivos tradicionales como actos, entrega de medallas, heroización y relación con héroes de la patria). Entendemos que estas formas dan cuenta de ciertas condiciones que se caracterizan por una voz desactivada o por la capacidad de hablar sólo bajo estas posibilidades (hablar como víctima, hablar como héroe, hablar como homenajeado). Es bajo estas condiciones que surge la voz del CESCEM. Como veremos, las discusiones del Centro se posicionan en líneas generales en estos dos puntos, pero nombrándolos de otra forma: no serán "víctimas" sino camaradas que necesitan ayuda; no serán monumentos oficiales, sino héroes de una misma generación.
En este apartado intentaremos dar cuenta de algunos posicionamientos que nos permiten hablar de construcción identitaria en términos narrativos a partir de las tres dimensiones destacadas por Aboy Carlés: la alteridad, la representación y la perspectiva de tradición. El ejercicio que proponemos es dar cuenta de algunos debates internos del Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas (CESCEM) de Corrientes presentes en sus Actas de Comisión Directiva, a lo que agregaremos algunas solicitadas publicadas en medios gráficos provinciales, con el objetivo de ver cómo se plasma a nivel público lo planteado internamente3. Nos preguntamos por las discusiones que plantearon y sus términos, qué lugares propusieron ocupar y con qué atributos se definieron.   
En ese sentido, en Lorenz encontramos un primer marco para pensar esas marcas de identidad. En las primeras manifestaciones de los excombatientes de La Plata y Capital Federal se encuentran elementos claves puestos en discusión con la democracia: las violaciones a los derechos humanos, la revalorización de la democracia y las consecuencias de la guerra, el arco de movilidad desde el que se situaban la moral de su sacrificio por la patria (Lorenz, 2012: 200). Para el autor, los primeros años definieron una serie aspectos claves para entender el movimiento en la transición democrática: su posicionamiento como "agentes" sociales que tienen una legitimidad en la sociedad a partir de su experiencia de guerra; una diferencia con el sector castrense y la dictadura; la ocupación del espacio público para visibilizar la problemática; y una ligazón en sus inicios con la retórica de las juventudes políticas de los 60 y 70 (202 – 207).
Recordemos que la década de 1980 estuvo cargada de aspectos que marcaron sus características en el campo de lo político por lo menos a nivel latinoamericano. No sólo fue el período de la llamada transición democrática, proceso que se desarrolló -con diferencias- en casi todos los países de la región; sino que además surgieron expresiones políticas diferentes ligadas a reivindicaciones que excedieron el problema de clase. Movimientos ambientalistas, de derechos sexuales, indigenistas y de derechos humanos, surcaron el espectro político y se erigieron como nuevos interlocutores (Ansaldi, 2012; Svampa, 2000; 2008). A su vez, los partidos políticos argentinos entraron en un período de reestructuración que, cambiaría su fisonomía y tradición, modificando para los 90 la estructura del sistema político nacional (Basualdo, 2001; Aboy Carlés, 2001).
De este nudo de fenómenos, a fines de 1982 comenzaron a surgir los primeros centros de excombatientes, registrándose las apariciones iniciales en las ciudades de Buenos Aires y La Plata. El 26 de agosto de 1982 se conformó el Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas de Capital Federal presidido por Jorge Vazquez2, primer espacio de este tipo a nivel nacional. Tiempo después iniciaron sus actividades los centros de La Plata y Chaco, y para 1983 se dio forma a la Coordinadora Nacional de Centros de Ex Soldados combatientes junto a organizaciones de Córdoba. Cabe destacar que el Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas (CECIM) de La Plata no formó parte de la Coordinadora hasta 1984, tras la renuncia de Vázquez al CESCEM Capital y su reemplazo por Miguel Trinidad y Héctor Beiroa. Con ese enroque, la posición de la Coordinadora se homogeneizó parcialmente, tomando una postura entroncada con la gramática de la juventudes políticas, ligando la guerra de Malvinas al concierto de las guerras anticoloniales del siglo XX y ubicando a los excombatientes como representantes de una gesta nacional y popular más allá de quienes la declararon. La Coordinadora tomó en sus manos el objetivo de conservar la memoria de Malvinas y los excombatientes con un claro discurso anticastrense. En 1984 se sumó a este proceso el CESCEM de Corrientes.

Los inicios del CESCEM correntino

Según su sitio oficial, el Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas de Corrientes

"comienza a fines del año 1982 es decir a unos meses de finalizar el conflicto bélico, cuando un grupo de ex combatientes deciden convocar a una reunión de camaradas con el propósito de analizar la situación general de las personas que habían participado de la guerra ya que por los medios de difusión se hacían constante referencia a problemas laborales y de salud de estas personas. En esta reunión se resuelve organizar una comisión con el propósito de investigar la situación, que ante los hechos comienza a realizar trabajos de asistencia y apoyo al ex combatiente y sé (sic) continua trabajando de esta forma hasta mediados del año 1983"4.

No obstante, la primer Acta de Reunión de la Comisión Directiva está fechada el 21 de diciembre de 1984, en un encuentro del que participaron: Antonio Millán (presidente), Orlando Pascua (secretario), Germán Rebollar (tesorero), Baltazar Vallejos (vocal primero), Ángel Flores (vocal segundo), Domingo Medina (vocal tercero) y Juan Fernández (vocal cuarto). Desde nuestro punto de vista la conformación de una Asociación Civil con Personería Jurídica estaría marcando un intento de conformar un espacio susceptible de ser interlocutor a nivel institucional. Este funcionamiento es clave para la inscripción del CESCEM en todo el campo novedoso de movimientos sociales que tienen en las conquistas de derechos y la contención de un sector particular su objetivo más claro (en este caso con una actividad administrativa similar a cualquier órgano de gobierno institucional).
El funcionamiento del CESCEM desde sus inicios dejó traslucir dos modos distintos: como un espacio institucional de contención, apoyo, e impulso de políticas de beneficios para ex soldados combatientes en Malvinas; y como un motor político de recordación constante de la guerra entendida en clave de "gesta". Chihu Amparán (2002) entiende a este doble vínculo como una de las claves para comprender a los nuevos movimientos sociales que emergieron en Latinoamérica durante la década de los 80, sobre todo por la búsqueda de metas culturales de impacto social. Recordemos que establecimos la doble condición que surca a los excombatientes: tomar atributos de las juventudes políticas de los 60 y 70 sumadas a la conquista de derechos de grupo característica de los 80.
Los siguientes apartados se basan en el Libro N°1 de las Actas de Comisión Directiva del Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas de Corrientes. Este documento detalla las primeras reuniones de la Comisión Directiva y las Asambleas Generales y contiene las síntesis de los debates acaecidos entre el 21 de diciembre de 1984 hasta el 17 de mayo de 1987, contabilizando un total de 30 reuniones en ese período. Entendemos que este archivo constituye un corpus de valor ya que nos permiten dar cuenta de algunos aspectos internos del funcionamiento del organismo. A su vez, a través de las síntesis de lo discutido y los aspectos que se resaltan allí podremos abordar las formas en que los aspectos identitarios se manifiestan en la narración. Como ya establecimos, apoyaremos esta descripción con solicitadas del CESCEM publicadas en medios locales (Diarios Época y El Litoral), particularmente en lo relativo a la organización de los homenajes.


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(Primera página del Acta de Comisión Directiva del Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas de Corrientes)

1. Las prácticas de cohesión grupal: representación

Desde nuestro punto de vista, el CESCEM pone en marcha en su nacimiento un doble funcionamiento de representación. Por un lado, en un plano más institucional, se escenifica como un actor que vehiculiza pedidos en nombre de un colectivo: donaciones de sidra y pan dulce a funcionarios durante las fiestas de fin de año para los excombatientes de menos recursos; solicitudes de trabajo en la administración pública provincial y municipal; la concreción y puesta en marcha de la Ley de Beneficios a Ex Combatientes (Ley Nacional 23.109, promulgada en 1984); concreción y puesta en marcha de leyes provinciales respecto al tema viviendas; formas de comunicación con excombatientes del interior; elaboración de nóminas de soldados inscriptos en el Instituto de Vivienda de Corrientes (INVICO), etc. En tanto que organismo de la sociedad civil, algunos miembros del CESCEM se reúnen con autoridades gubernamentales, e incluso se sitúan como un nexo operativo entre el gobierno y los excombatientes, por ejemplo canalizando pedidos de vivienda o solicitudes de trabajo. En este sentido, hay una primera narración y presentación en tanto voz del colectivo de ex soldados, lo cual puede verse en la misma definición de organismos de "ex soldados combatientes", haciendo hincapié en su inscripción civil (ex conscriptos) y no militares de carrera.


Imagen 7.
(Inicio de trámites en el Instituto de vivienda de Corrientes. Acta 25 de mayo de 1985)

En el segundo plano se encuentra la acción de recordación de la "gesta" y la camaradería. Ambos son claves para entender la cohesión, ya que definen claramente el lazo que une a todos con cada uno (camaradas) y el recuerdo del que son propietarios (podríamos llamarle una memoria común de la guerra). Como dijimos, la experiencia de la guerra y el tenso lugar en el que quedó el Estado respecto a ella en la transición democrática, dejó en manos de los Centros de Ex Combatientes la organización de los actos simbólicamente más significativos. La cercanía al 2 de abril de los años 85', 86' y 87' delimitó la necesidad de tratar en asamblea la organización del evento. Definición de consignas (como "Generación Malvinas, todos por una nueva argentina" del año 1987), listas de oradores, institucionalización del día del excombatiente como feriado ("que tenga los alcances de cualquier día patrio". Acta del 23 de febrero de 1985), organización de misas por los caídos, incluso la posición pública tomada por los excombatientes en otros días claves como el 10 de junio (día de la soberanía sobre las Malvinas) o el 14 de junio (fecha de rendición).
Interesante es ver el cambio entre el acto cívico amplio de 1985 donde el CESCEM invitó a referentes de la iglesia, el gobierno y todos los partidos políticos ("…se decide invitar a cada uno de los presidentes de los partidos políticos, para que designen un representante que sea orador…". Acta 23 de febrero de 1985), y el homenaje de 1986 donde Antonio Millán, presidente del Centro, fue el único orador. Incluso ese año, las consignas estuvieron cargadas políticamente lo cual vincula la recordación de la gesta con las fronteras identitarias:

"Pueblo de Corrientes. El 2 de abril todos a la plaza Cabral con los ex combatientes recordando a nuestros compañeros caídos en Malvinas y levantemos la bandera de esta causa nacional, popular y antiimperialista. Fuera ingleses de Malvinas, fuera el FMI de Argentina, por la reglamentación de la ley de beneficios para combatientes, por la reivindicación de la lucha de las Malvinas por nuestros derechos y contra la desmalvinización, por la investigación, juicio y castigo a los responsables de la derrota, no a la soberanía compartida, no al desconocimiento de las Islas Malvinas, contra la doctrina de seguridad nacional, por la doctrina de la defensa nacional, por la justicia y por la liberación sin dependencia. Volveremos a Malvinas de la mano de América Latina" (Solicitada. Diario El Litoral, 30 de marzo de 1986: 2)


Imagen 8.
(Invitación al acto del 2 de abril donde figuran las consignas. Diario Época, 25 de marzo de 1986: 2)

La acción de marcar lugares y actos de memoria impulsaron las posiciones públicas del CESCEM en sus inicios. Esto será retomado al hablar de las inscripciones temporales y la perspectiva de tradición. A la par, la camaradería -con la potencia de tradición militar que esta relación conlleva- es un factor de cohesión fundamental, no sólo por la organización de cenas de camaradería a fin de año, sino, y sobre todo, por la relación fundamental con otros excombatientes de otras provincias. La Plata, Capital Federal, Resistencia y Corrientes, fueron los motores impulsores de la Coordinadora Nacional de Centros de Ex Soldados Combatientes en Malvinas, la cual se reunía trimestralmente para discutir problemáticas inherentes al colectivo. Estas reuniones se alternaban entre las cuatro ciudades, e implicaron llevar posiciones locales y disputas nacionales. En este sentido el funcionamiento de una Coordinadora vuelve a poner en el centro la tensión entre un organismo de "contención" de tipo institucional y una forma colectiva de acción política concreta.

2. Las formas de delimitación de lo externo al grupo: la alteridad

El campo de relaciones donde se juega la externalidad constitutiva en la génesis del CESCEM, entendemos, es el civil, puesto que el Centro impone como una frontera a la administración pública impulsando la solución de problemas que no son atendidos por el Estado y erigiéndose como un canalizador los mismos. Si lo definimos como "civil" es en el sentido de que no se encuentra en las Actas posicionamiento alguno sobre las fuerzas militares ni sus cabezas, y las declaraciones públicas no enfatizan en este punto. Pero hay otro aspecto interesante en estos primeros años y que tiene que ver con su inscripción en el horizonte de las relaciones políticas.
Como se ve en las Actas, en 1985 el CESCEM fue invitado a participar en el Encuentro Internacional de Juventudes en Moscú (al cual terminan no asistiendo), ese mismo año son invitados a Nicaragua, no sólo para agradecer el apoyo de ese país a Argentina durante el conflicto bélico, sino para "observar la situación política, económica y social" (Acta 27 de septiembre de 1985). En 1986, se discutió la inclusión del Centro en la Multisectorial por la solución de la deuda externa, la oposición a la visita de Rockefeller al país o la adhesión a un paro de la CGT "por considerar que esta organización está en su mayoría integrada por jóvenes obreros y que los salarios son tan bajos que los llevan a tomar esta decisión" (Acta 26 de enero de 1986). Este tipo de adhesiones marca de cierta forma el campo de relaciones que trazaron desde el CESCEM. Es decir que las líneas de fronteras no son sólo pensadas como una distinción antagónica -como podría ser el caso militar-, sino como un campo de "otros" que definen acciones: la administración pública y organizaciones políticas populares.
A su vez, es interesante ver cómo desde 1985 a 19875 el acto de recordar se reparte en tres: la Comisión de Homenaje a los Héores organiza actos civiles sin involucrarse con el CESCEM, lo mismo que el Regimiento XIX de la ciudad de Corrientes. Entre estos dos, el CESCEM presenta un tipo de recordación distinta, popular (se invitan a músicos y se define un cancionero "popular") y con mayor carga política.
 
3. La inscripción de la construcción identitaria: tradiciones y tiempos

Como dijimos al inicio, desde el entramado teórico que construimos la identidad se constituye en referencia a un sistema temporal que cruza interpretación del pasado y construcción del futuro. Este cruzamiento "dota" de sentido a la acción presente, cohesionando las fronteras y las representaciones. En ese aspecto, las marcas temporales del CESCEM están cruzadas por un espectro amplio de pasados. Podríamos marcar al menos cuatro posibles temporalidades cruzando todo el tiempo. En primer término una interpretación específica de la guerra (gesta, más allá de quienes la impulsaron) por lo cual cada palabra se produce en nombre de ese acto histórico y soberano. Al proponer un día "como cualquier día patrio"; al recuperar e intentar establecer posiciones en el día de la reafirmación de la soberanía sobre las Islas; al establecer como fundamental la "reivindicación de la lucha de las Malvinas por nuestros derechos", el tiempo de la guerra no fue infructuoso, no fue absurdo (ver Guber, 2001).
A su vez, hay una posición sobre el lugar del exsoldado como héroe, cruzando la tradición inventada (Shumway, 2005) de cualquier nación, por lo cual cada palabra remite a un valor inmanente a esa heroicidad. Hacerse cargo del camarada en desgracia, bregar por la constante recordación del camarada caído son ejemplos de del tiempo de héroe que es el mismo que los cruza como Centro de ex soldados.
En tercer término podríamos situar a la inscripción de su acción política (las juventudes del 60 y 70, marcada en algunas de sus adhesiones o consignas como "Generación Malvinas"), por lo cual la voz llama a un tiempo de juventud participativa. No es en vano su inscripción como generación, y su solidaridad con los jóvenes obreros o las juventudes políticas de otros países. Podríamos aventurarnos a decir, a modo de hipótesis sin contestar, que estas temporalidades juegan y se relacionan con otras (la temporalidad de los crímenes de la dictadura y el Terrorismo de Estado) pero también pueden ser pensadas como tensión con un tipo de tiempo inexistente o al menos desconocido en la sociedad argentina: un tiempo de posguerra.


Imagen 9.
(Generación Malvinas, "a esta generación no sólo la integramos los ex combatientes, sino todos aquellos jóvenes que sintieron la guerra y que ven hoy esta realidad, la de nuestras Malvinas usurpadas y la Argentina dependiente". Solicitada del CESCEM. Diario Época, 23 de marzo de 1987)

Conclusiones

En estas líneas intentamos problematizar la posguerra de Malvinas, en un ejercicio de abordaje histórico en clave identitaria. Nos abocamos a analizar los inicios del Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas de Corrientes para poder rememorar la génesis de sus posiciones públicas y las condiciones de su nacimiento. Para ellos propusimos pensar dos aspectos generales sobre cómo entender la acción de un colectivo: sus condiciones de emergencia, y sus dimensiones identitarias.
Respecto a las condiciones de emergencia, pudimos ver algunas formas de nombrarlos que circularon a nivel de los medios gráficos locales, y algunas habilitaciones iniciales de sus voces. Como afirmamos, el ex soldado apareció como muertos/herido y sus testimonios dejaron se movieron entre la marca heroica y la justificación. Las misas por lo caídos y los homenajes y monumentos fueron las formas iniciales de recordación y nombramiento. Esto nos permite afirmar que las apariciones en tanto que víctima y héroe "clásico" (comparable con San Martín, digno de recibir medallas) se erigieron como los modos en que los ex combatientes fueron hablados desde el inicio mismo de la posguerra.
En ese sentido, el CESCEM surge como un modo de autonomía de la voz del el ex soldado pero no puede moverse del todo de estas manera estabilizadas. Sin embargo, lo que vemos es una recuperación con un nombramiento diferente. Las "víctimas" son los camaradas a quienes hay que ayudar, movilizando y posicionando al Centro como un actor de gestión (laboral, de vivienda, de alimentos); y los actos de heroización "deben" estar a cargo de los protagonistas, tan héroes como los caídos y miembros de una misma generación.
El CESCEM desde sus inicios fue un espacio institucional y un motor político de recordación constante de la guerra. Ambos son claves para entender la cohesión, la delimitación y las temporalidades a las que adscriben para su constitución identitaria. Podemos afirmar que si la inmediata posguerra (el primer año de guerra) marcó que las posibilidades de aparición del excombatiente se dirimieran entre un homenajeado, una víctima, un muerto, un monumento, es decir, una desactivación de su voz (salvo en los inicios, con la importancia de la experiencia de guerra); la inscripción a ciertas tradiciones políticas del CESCEM, la posición en tanto dueños de una memoria y gestores de políticas públicas hacia el colectivo dio pie a una desestabilización de esas primeras condiciones. Desestabilización que no es un corrimiento total del modo de nombrar el problema, sino del modo en que se los hacía hablar. En este sentido, consideramos que el CESCEM configuró su identidad ligado a otros terrenos cargados políticamente pero igualmente sedimentados (juventudes políticas, movimiento obrero, movimientos sociales). Para el Centro correntino, ser excombatiente en los 80 significó posicionarse políticamente y entablar relaciones con otros espacios por fuera del colectivo (no sólo políticos, sino también institucionales y por supuesto que con otros Centros de excombatientes del país), pero también mostró que el lugar en que se situaron tenía como necesidad proteger al camarada y trazar un tipo de recuerdo propio de la guerra y su participación en ella6.

Notas:

1 Definimos los problemas ligados a la guerra de Malvinas como una "cuestión" a partir de la definición de Oszlak y O'Donnell. Para los autores los fenómenos sociales se vuelven un "problema" para el Estado y la sociedad cuando ingresan como parte de un planteo sobre la realidad. Ese problema puede formar parte de una cuestión y puede -o no- plasmarse en una determinada acción estatal o política pública. Esta noción nos permite ver una toma de posición del Estado, que nunca es homogénea y lineal en el tiempo pero permite hacer visible "las acciones que manifiestan una determinada modalidad de intervención del estado (sic) en relación con una cuestión que concita la atención, interés o movilización de otros actores en la sociedad civil. De dicha intervención puede inferirse una cierta direccionalidad, una determinada orientación normativa, que previsiblemente afectará el futuro curso del proceso social hasta entonces desarrollado en torno a la cuestión" (Oszlak y O'Donnell, 1995, p. 113). Pero más allá de esto, el término "Cuestión de las Islas Malvinas" fue definido en 1965 a partir de la resolución 2065 de la ONU y refiere al conflicto por la soberanía del archipiélago.

2 Memorias de Jorge Vázquez. Recuperado de http://es.geocities.com/jvazquez06ve/organizaciones.html. [Fecha de consulta 02 de julio de 2015].

3 En este sentido, recuperamos de los medios gráficos la cita directa sólo para ver un modo estratégico de uso de la palabra por parte del CESCEM.

4 Recuperado de http://www.cescem.org.ar/institucional/quienes_somos.html. [Fecha de consulta 02 de julio de 2015]

5 El 2 de abril de 1984 no encontró al CESCEM definido bajo ese nombre en los medios de comunicación o algún otro. La conmemoración del segundo aniversario del desembarco argentino en Malvinas estuvo a cargo de la autodenominada Comisión de Homenaje a los Héroes de las Malvinas, que reunía a personas de diferentes ámbitos entre los que se encontraba el excombatiente César Napoleón Aguilar. El espacio organiza un acto en homenaje bajo el lema "Argentina no se rinde", modalidad (la de elegir y resaltar un lema) que el CESCEM recuperará más adelante.

6 Excede las pretensiones de este trabajo trazar la relación entre el recuerdo oficial del nuevo gobierno democrático y los posicionamiento del CESCEM al respecto, puesto que puntualizamos en los aspectos iniciales de la configuración identitaria comparando con las condiciones de emergencia surgidas en la inmediata posguerra. Quedará para otros trabajos recuperar ese punto. No obstante, algunas cuestiones similares pero sobre centros de Capital Federal y La Plata pueden verse en (Guber, 2004)

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Fuentes:
Diario Época. 1982 - 1987. Archivo General de la Provincia de Corrientes.
Diario El Litoral. 1982 - 1987. Archivo General de la Provincia de Corrientes.
Libro N°1 de las Actas de Comisión Directiva del Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas de Corrientes. 1984 - 1987. Colección Orlando Pascua.

Fecha de recepción: 24-08-2016.
Fecha de aceptación: 10-12-2016.

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