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La trama de la comunicación

versión impresa ISSN 1668-5628

Trama comun. vol.23 no.1 Rosario jun. 2019

 

ARTÍCULOS

Radio Diferencia: significados sobre el uso terapéutico de la comunicación

 

Por Moisés Valenzuela Saavedra - Daniela Lazcano-Peña

mf.valenzuela.s@gmail.com / Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile
daniela.lazcano@pucv.cl / Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile

Moisés Valenzuela Saavedra
Chileno.
Licenciado en Comunicación Social y Periodista por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile.
Afiliación Institucional: Escuela de Periodismo de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile.
Area de especialidad: Comunicación popular y medios comunitarios
E-mail: mf.valenzuela.s@gmail.com

Daniela Lazcano-Peña
Chilena.
Doctora en Comunicación por la Universitat Pompeu Fabra, Barcelona. Magíster en Comunicación Social por la Universidad de Chile. Licenciada en Comunicación Social y Periodista por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile. Docente de las asignaturas de Comunicación I y Comunicación II en la Escuela de Periodismo de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile.
Afiliación Institucional: Escuela de Periodismo de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile.
Area de especialidad: Campo académico de la Comunicación; Enseñanza del Periodismo y la Comunicación.
E-mail: daniela.lazcano@pucv.cl


Sumario:

La siguiente investigación explora, desde una perspectiva cualitativa, el rol de un medio de comunicación radiofónico como complemento terapéutico de usuarios y usuarias de salud mental. Considerando la comunicación una actividad inherente al ser humano y, en consecuencia, sus ejercicios a disposición de las comunidades, se admite la existencia de múltiples experiencias periodísticas que permiten el desarrollo de iniciativas como la expuesta en este texto. El trabajo se sitúa en Valparaíso, donde, en dependencias del Hospital Del Salvador, hace 13 años transmite Radio Diferencia, una agrupación comunitaria sin fines de lucro impulsada por personas con diagnóstico psicopatológico. La contribución que la radiofonía realiza al proceso terapéutico de sus integrantes se entiende desde la valoración de los propios miembros de la organización, como un espacio para el desarrollo de habilidades sociales, comunicativas y expresivas, junto con la vinculación de los usuarios con su entorno y un apoyo multidimensional de recuperación e inserción social.

Descriptores: Comunicación terapéutica; Comunicación comunitaria; Habilidades sociales; Radio diferencia; Salud mental

Summary:

The following research explores, from a qualitative perspective, the role of a radio communication as a therapeutic complement of users of mental health. Considering the communication an inherent activity to the human being and, consequently, its exercises at the disposal of the communities, it is admitted the existence of multiple journalistic experiences that allow the development of initiatives like the one exposed in this text. The work is in Valparaíso, where, in dependencies of the Hospital Del Salvador, 13 years ago Radio Diferencia transmits, a non-profit community group promoted from its beginnings by people with psychopathological diagnosis. The contribution of radio to the therapeutic process of its members is understood from the assessment of the members of the organization, as a space for the development of social, communicative and expressive skills, together with the linking of users with their context and a multidimensional support for recovery and social insertion.

Describers: Therapeutic communication; Community comunication; Social skills; Radio diferencia; Mental healt


Introducción

Qué entendemos por periodismo parece una pregunta necesaria en estos tiempos. La comunicación como disciplina, la innovación en el campo y la variedad de sus ejercicios han comenzado, de la mano de un imparable avance tecnológico, a exigir ciertas reconceptualizaciones. El periodismo ya no lo hacen sólo los periodistas, los medios ya no responden sólo a lo masivo y el ejercicio de la comunicación dejó de estar reservado para un grupo selecto de comunicadores.
Apartar nuestra mirada de la prensa es el primer gesto que debemos considerar. La comunicación le pertenece al ser humano como parte inherente de su naturaleza y, por lo mismo, sus aplicaciones, prácticas e institucionalizaciones no pueden apartarse de él. Así, si no existe una única naturaleza humana, no estamos condicionados a sólo una manera de vida e interacción y si admitimos la pluralidad, lo distinto y lo diverso, la comunicación debe necesariamente ser plural, distinta y diversa. Entonces no es sólo prensa, sino múltiples experiencias comunicacionales y periodísticas nacidas desde aquello distintivo y necesario para las comunidades.
Detrás de este reconocimiento, una intención: admitir que es posible la diversidad y la multiplicidad de voces en el campo discursivo y práctico del ejercicio comunicacional. Hoy el espacio público se presenta como un escenario desigual; por una parte están los medios tradicionales, los mass media, aquellos que concentran el discurso y difunden un mensaje dominante, comúnmente perteneciendo a grandes grupos económicos e impregnados de lógicas de mercado tanto en su organización como en sus contenidos. Aquellos medios tienen una posición privilegiada en el campo del habla y se configuran como lo tradicional. Por otra parte, pero en el mismo lugar simbólico, aparecen nuevos ejercicios, nuevas apropiaciones mediáticas cuyo principal objetivo es expresar la visión de mundo que tienen algunos grupos sociales subalternos. Comunicaciones de resistencia. Porfiadas al discurso dominante y que buscan equiparar el debate en el espacio público; experiencias que sin duda vale la pena considerar y reconocer como válidas.
Ahora bien, ¿para qué? ¿Cuál es el propósito de estas experiencias comunicacionales innovadoras y alternativas insertas en contextos no tradicionales? La respuesta es sencilla: para lo que las propias comunidades quieran.
Que la simpleza de esta oración no minimice su profundidad. La comunicación al servicio comunitario es relevante, es pluralista, es abrirnos y admitir que otros también pueden usar los medios, tenerlos y apropiarse de ellos. Es creer en la comunicación popular para los fines que la gente se proponga.
Comunicación en cárceles, comunicación en enfermería, comunicación para la inclusión social, comunicación liberadora. Existen opciones en la actualidad y este artículo aborda una de ellas: la comunicación terapéutica en contextos de discapacidad psíquica. A través del análisis de Radio Diferencia, una agrupación chilena de usuarios y usuarias de salud mental, se explora el rol que tiene un medio de comunicación radiofónico como complemento terapéutico de personas que poseen un diagnóstico psicopatológico. Una radio que, como medio y organización, es usada por un grupo social altamente estigmatizado y vulnerado para acceder al discurso público y, además, como recurso terapéutico para contribuir a su proceso recuperativo.
El trabajo se sitúa en Playa Ancha, en la región de Valparaíso, Chile, donde hace 13 años fue fundada la Agrupación de Usuarios de Hospitales Psiquiátricos por la Expresión Radiofónica o Radio Diferencia. El estudio se elaboró directamente con los miembros de la organización, considerados informantes válidos por sí mismos, ya que la investigación no buscó efectos sino significaciones, valoraciones personales respecto al medio y al uso terapéutico de la comunicación. Precisamente aquello es lo que refuerza y sostiene la idea de un ejercicio comunicacional a disposición de las comunidades.
El objetivo de este trabajo es sencillo: abrir un camino teórico para la inclusión de voces alternativas en el espacio público, validar la noción de la comunicación al servicio comunitario y, resultante de estos dos pasos, presentar el caso de Radio Diferencia como un ejemplo claro del uso de los medios de comunicación como herramienta de las comunidades para los fines que ellas requieran, explorando el rol de la radiofonía como complemento terapéutico en usuarios y usuarias de salud mental.

Algunas consideraciones teóricas: las alternativas discursivas

A Jurgen Habermas (1981), a pesar de su ingenuidad al hablar de las diferencias sociales en el espacio público, sí hemos de darle razón en algo: en este campo la representación de las personas es a través del habla, un debate esencialmente discursivo que, tal como apunta Nancy Fraser (1993), presenta una predominancia del lenguaje por sobre la materialidad.
“Es el espacio en el que los ciudadanos deliberan sobre sus asuntos comunes; por lo tanto, es un terreno de interacción discursiva. Este espacio es conceptualmente distinto del estado; es un sitio para la producción y circulación de discursos que en principio pueden ser críticos del estado (…), no es un terreno de relaciones de mercado, sino más bien de relaciones discursivas: un teatro para debatir y deliberar, más que un lugar para comprar y vender” (Fraser, 1993: 25).
No obstante, la materialidad no puede ignorarse por completo, no si encierra aspectos simbólicos relevantes. Las diferencias económicas, por ejemplo, junto a las mismas en campos políticos y sociales que pueden presentar los participantes del debate público son, necesariamente, factores que deben tomarse en cuenta. El paréntesis de Habermas es sólo una bella declaración de intenciones. Vincent Price (1992) lo supo reconocer, advirtiendo de tres riesgos que se corren cuando hablamos de debates públicos: la dominación de las élites, la persuasión de masas y la tiranía de la mayoría. Tres condiciones que, sin duda, traspasan las desigualdades existentes en la sociedad al escenario de interacción discursiva. Fraser (1993) también aporta al respecto: la absorción de grupos por otros de mayor poder se expresa como una errónea voluntad general llamada el “falso nosotros”.
Este escenario perpetúa desigualdades: aquellos que no tienen un acceso real y una voz en el espacio público, continúan sin expresarse ni poder configurarse como actores sociales legítimos, dificultando su participación ciudadana y la visibilización de sus propios conflictos.
Pero no todo está perdido. En el mismo lugar simbólico que actúa el poder y se manifiesta desigualdad, se constituyen las resistencias. Lo que Fraser (1993) llama contradiscursos son aquellas experiencias comunicacionales que, contrarias al mensaje dominante, se articulan como una oposición discursiva, instalando la cosmovisión de las comunidades en el espacio público. Estos grupos sociales organizados usan la comunicación, tal como propone Cicilia Krohling (2008), como un instrumento “para expresar su concepción de mundo y su compromiso con la construcción de una sociedad igualitaria y socialmente justa” (Krohling, 2008: 370).
De este modo, los ejercicios comunicacionales alternativos se constituyen como un paralelismo discursivo, de otra naturaleza, surgidos desde la propia esencia de las comunidades como respuesta organizada a la desigualdad del espacio público, desde la necesidad de dar voz pública a sus necesidades e ir del murmullo a la palabra (Matta, 2009). Así, los medios y el periodismo dejan de pertenecer a lo tradicional y pasan a ser instrumentos a disposición de los sujetos para expresarse y, como veremos más adelante, destinado a aquello que la comunidad, de acuerdo a sus intereses, considere válido y necesario.
Esta noción de pluralidad discursiva en el espacio público, que se va logrando con la instalación de discursos a través de periódicos, radios y un sinfín de experiencias comunicacionales comunitarias, se consideran el primer paso para comprender el surgimiento de nuevas alternativas y que el ejercicio comunicacional puede – y debe – ser libre en los intereses de un determinado grupo, donde exista la posibilidad de decidir el cómo, para qué y por qué se quiere y necesita un medio de comunicación.
Como ejemplo, en 1947, en Sutatenza, Colombia, el 80% de los campesinos eran analfabetos. Ese mismo año llegó al puedo José Joaquín Salcedo, un joven sacerdote radioaficionado que, según Alfonso Gumucio-Dagrón (2001), “sabía que la radio era el vehículo más efectivo para llevar la educación” (Gumucio-Dagrón, 2001: 42). Así, uniendo las necesidades educativas de la población y su motivación por la radiofonía, tras una organización comunitaria que incluyó exhibición de películas, jornadas deportivas y la construcción de un centro cultural financiado por una venta de 1.400 gallinas, en Bogotá surgió Radio Sutatenza.
Su programación tenía dos áreas temáticas fundamentales: la primera, orientada al deporte y la entretención, mientras que la segunda ponía énfasis en un programa de capacitación centrado en salud, escritura, aritmética, productividad agrícola y el respeto a la dignidad de las personas. Con el tiempo, Radio Sutatenza se convirtió en un referente nacional, posicionándose como “una potencia en la lucha contra el analfabetismo en Colombia” (Gumucio-Dagrón, 2001: 44). Para el momento en que llegó a su fin, la radio había logrado no sólo transmitir más de un millón y medio de horas y distribuir 76 millones de copias de un periódico popular llamado El Campesino, sino que también la capacitación de 25.000 personas de sectores rurales.
La experiencia de Radio Sutatenza es sólo uno de los casos que podríamos incluir para ejemplificar el uso de herramientas comunicacionales para conseguir objetivos comunitarios. También podríamos haber mencionado a Radio Izcanal de El Salvador, emisora de exiliados políticos que desde 1991 contribuyó a la organización comunitaria y la defensa de los Derechos Humanos, o a la producción audiovisual de Action Healt Incorporated (AHI), que debido a la propagación del SIDA en África elaboró material destinado a la educación sexual y la salud reproductiva en Nigeria, además de capacitar jóvenes para la propia realización de los proyectos de video.

Considerando estas iniciativas, se evidencia que, en cuanto a la aplicación comunicacional, la experiencias son variadas y van mucho más allá que los medios masivos y la prensa. Con ellas se genera un ambiente conceptual de mayor comprensión para analizar el uso de los medios como parte de los procesos propios de las comunidades, lo que nos lleva finalmente a abrir nuestro caso de estudio: la radiofonía como parte de una terapia psiquiátrica.

Comunicación y psiquiatría: el caso de Radio Diferencia

El Hospital Psiquiátrico Del Salvador está ubicado en el sector bajo de Playa Ancha, en Valparaíso. A pesar de haber sido pensado como un lazareto en el siglo XIX, desde la década del setenta fue dedicado al albergue de personas con diagnóstico psiquiátrico. En 1982 ya contaba con más de 700 pacientes. Hoy tiene a su cargo ocho residenciales y dos hogares protegidos, además de tres centros de atención diurnos que funcionan al interior del recinto.

En 2002, el hospital impulsó la realización de talleres terapéuticos que buscaran potenciar las capacidades expresivas y creativas de los usuarios. Así, encabezados por un periodista, se inició un proyecto radial que se desarrollaba en un circuito cerrado dentro del hospital a través de altavoces. Los programas eran únicamente de circulación interna y promediaban aproximadamente cuatro horas de emisión semanal. La iniciativa recibió el nombre “Radio Experimental” y su programa destacado era “Desde el fondo del patio”, haciendo referencia a los jardines del hospital.

A su término, tres años después, los talleres habían generado la motivación suficiente en los usuarios para continuar con el proyecto: decidieron crear su propio medio de comunicación. De este modo, la Agrupación de Usuarios de Salud Mental por la Expresión Radiofónica fue fundada en el año 2005. Entonces nació Radio Diferencia, una organización sin fines de lucro que opera independiente del hospital a través de la adquisición de personalidad jurídica y que hoy suma 13 años produciendo material radiofónico desde el psiquiátrico.

La mayoría de los participantes de Radio Diferencia han estado internos y actualmente residen en los hogares administrados por el hospital. El equipo lo completan una psicóloga, una fonoaudióloga y dos periodistas, quienes sólo participan en calidad de colaboradores, lo significa que las decisiones de la organización están en manos de los propios usuarios y usuarias; esto con el fin de resguardar el carácter independiente de la agrupación y sus miembros.

“Catarsis” es el programa más antiguo y destacado. Antes llamado “Escuchando Voces”, posee cuatro secciones de diez minutos cada una: “Arte sin Cura”, “Azul Profundo”, “Modecate” y “Reflexiones”. El primer espacio está dedicado al repaso de la obra de pintores y poetas; el segundo, toca temáticas relativas a la salud mental con el fin de generar mayor información y acabar con los estigmas y la discriminación; el tercero destaca las efemérides del mes en curso y, por último, la cuarta sección comenta de forma crítica el acontecer nacional e internacional. Su trasmisión, además de difundirse en la página web de la agrupación y sus redes sociales, es incluida en diferentes emisoras comunitarias: en Valparaíso, Radio Placeres y La Radioneta; en Santiago, Radio Enrique Torres y Radio Juan Gómez Millas, de la Universidad de Chile; en Rancagua, Radio Manque y, en Viña del Mar, Radio Casa Abierta de Concón.

El resto de la parrilla se compone por “Efectos Secundarios”, un programa de entrevistas en el que participan autoridades regionales y representantes de diversas organizaciones, y “Patología Dual”, espacio de carácter misceláneo que reúne contenidos sobre naturismo, salud, deportes y política.

El financiamiento de Radio Diferencia, como en toda organización comunitaria, se basó por mucho tiempo en la autogestión. Recién en 2015, a través de la postulación al concurso público del Servicio Nacional de la Discapacidad (SENADIS) y su Fondo Nacional de Proyectos Inclusivos (FONAPI), el equipo pudo contar con el dinero necesario para implementar el estudio de grabación y cubrir gastos. Además, el proyecto titulado “Energía Diferente” permitió destinar parte del presupuesto a asignaciones mensuales para los miembros de la radio, quienes recibieron un sueldo durante el tiempo que duraron las actividades. La misma modalidad de financiamiento se repitió en 2016, cuando de forma consecutiva la organización logró recibir recursos públicos a través del FONAPI con el proyecto “Inclusión desde la Diferencia”, cuya ejecución terminó este año.

Desde un punto de vista general, esta experiencia comunicacional puede entenderse como una apertura en la concepción tradicional de los medios y una alternativa discursiva. Sin embargo, también es un que forma parte del proceso terapéutico de sus miembros: el paciente psiquiátrico toma un rol fundamental y protagónico mediante la participación, volviéndose un actor más de su proceso terapéutico, siendo generador de contenido, autónomo, libre, con roles y responsabilidades dentro de la radio.

En este contexto se considera un ejercicio interesante rescatar aportes teóricos para entender, de forma más específica, el caso de este estudio y el uso terapéutico de la comunicación. Para ello, tomaremos brevemente algunas influencias teóricas que sustentan el estudio y el proyecto de Radio Diferencia.
Que “un fenómeno permanece inexplicable en tanto el margen de observación no es suficientemente amplio como para incluir el contexto en el que dicho fenómeno tiene lugar” (Watzlawick, 1967: 23) es la principal crítica que Watzlawick realiza al psicoanálisis y a aquellas perspectivas que aíslan al sujeto de su entorno y tienen una excesiva tendencia por los procesos intrapsíquicos; por el contrario, propone un análisis interaccionista, basado en las relaciones entre personas y entorno, considerando sus condiciones e influencias. 
Lo que nos interesa de Watzlawick y su Teoría de la Comunicación Humana (1967) es el estudio de las interacciones generadas entre el sujeto y aquello que lo rodea, una relación que, según el autor, se da a través de procesos recíprocos de comunicación y entrega información fundamental para entender cualquier conducta humana, psicopatológica o no.
Esta primera parte del trabajo del autor austríaco nos sirve para entender el lugar que tiene la comunicación en el proceso de estudio de la psicopatología. Sin embargo, derivado de esto, el autor propone el que es quizás el planteamiento más relevante para este trabajo: las conductas psicopatológicas no son otra cosa sino problemas comunicacionales entre el sujeto y su entorno. Para entender mejor esta idea, consideremos que Watzlawick propone en su teoría reglas fundamentales presentes en todo acto comunicativo, los clásicos axiomas de la comunicación, cinco reglas inquebrantables de la interacción humana: la imposibilidad de no comunicar, los niveles de contenido y relación, la puntuación de la secuencia de hechos, los niveles digital y analógico y la interacción simétrica y complementaria.
Cada axioma, como propiedad del acto comunicativo, está presente en toda interacción. Sin embargo, el problema surge cuando existe en un sujeto la voluntad de quebrantarlos. De ese modo, la comunicación no tiene éxito y la vinculación de la persona y su entorno se ve dificultada. Cada intento por romper un axioma, según Watzlawick, implica ciertos comportamientos patológicos, aunque no siempre son causa, sino agravantes de una condición que dificultan los procesos comunicacionales y, como consecuencia, los terapéuticos. A esto Watzlawick le llama comunicación patológica.
¿Qué hacer entonces? Si las psicopatologías pueden entenderse mejor desde la comunicación y precisamente las dificultades en este nivel significan trabas en los procesos recuperativos, ¿por qué no mover el énfasis desde lo intrapsíquico y pasar a considerar la comunicación como el principal eje de intervención?
Resumiendo lo propuesto por Watzlawick, las psicopatologías pueden entenderse mejor desde la comunicación y la intervención en este nivel puede implicar avances significativos en términos terapéuticos. El sujeto debe ser entendido en su contexto, en sus relaciones interpersonales, en términos de interacción e inserto en una comunidad.
No obstante, una precisión: las instituciones totales, como los hospitales psiquiátricos, tienden a minimizar la interacción social de sus integrantes con el exterior (Goffman, 2001). Los comportamientos estandarizados, las barreras físicas y simbólicas, el aislamiento, las actividades programadas, la concentración de éstas en un mismo lugar y la vigilancia, la disciplina y la lógica panóptica sobre todas ellas (Foucault, 2002) son, de alguna manera, elementos anuladores de la vinculación del sujeto con el entorno social. Resulta entonces un contexto agravante: si el paciente psiquiátrico por sí mismo bloquea ciertos comportamientos sociales, la institución que lo alberga contribuye a su aislamiento dificultando sus procesos comunicacionales y, en consecuencia, su proceso terapéutico.
Sin embargo, esto no significa en grado alguno que la interacción y la formación de comunidades se detenga. Al contrario, donde se levantan barreras para la interacción, en ese mismo espacio simbólico comienzan a formarse, resistentemente, pequeños grupos con patrones de significaciones comunes, los que no son otra cosa sino comunidades interpretativas. En el caso de Radio Diferencia, en sí misma se constituye como una, potenciando la interacción y la comunicación del sujeto en sociedad (aun perteneciendo de forma permanente o periódica a instituciones totales), facilitando sus procesos terapéuticos y su vinculación con el entorno, volviéndose un espacio de resistencia a la tendencia de las instituciones totales a la anulación del yo y la actividad social. Se vuelve entonces un espacio de rehabilitación donde sus miembros, a propósito de la formación de su comunidad y sus barreras comunicacionales, se transforma en protagonista de su proceso terapéutico. ¿Cómo? Si desde Watzlawick hemos dicho que las principales dificultades de un usuario de salud mental se encuentran en niveles comunicacionales, y sobre esto sumamos la tendencia absorbente y aislante de las instituciones totales, un espacio que cree comunidad y que de acceso al discurso público a un grupo altamente estigmatizado y apartado, sin duda tiene un valor terapéutico y liberador significativo, porque potencia la falta de comunicación precisamente con comunicación.
De lo precedente podemos extraer lo siguiente: los usuarios y usuarias de salud mental, a pesar de residir en instituciones totales, sí forman comunidades y potencian su vinculación social. Esto es clave para entender el rol de Radio Diferencia como complemento terapéutico, ya que actúa desde un enfoque comunitario de salud considerando necesidades, intereses y preferencias de las propias personas involucradas. El trabajo de la agrupación se entiende desde el enfoque que la OMS llamó Rehabilitación Basada en la Comunidad (RBC), modelo que incluye a los sujetos como protagonistas de su proceso de salud (OMS, 2012).
Este estudio considera que extraer y apartar a las personas de sus ambientes socioculturales representa un error en términos de análisis terapéutico, como también la intervención vertical y sin consultas a las comunidades relacionadas, prefiriendo siempre los modelos de salud comunitarios. Este tipo de enfoque terapéutico ha sido denominado por la OMS como Rehabilitación Basada en la Comunidad (RBC), proponiéndolo como una alternativa que, considerando las necesidades, intereses y preferencias de las comunidades, las incluye en sus procesos de salud como protagonistas (OMS, 2012), no gestándose desde el sistema estatal ni desde profesionales de la psiquiatría (aquello totalizante), sino que, por el contrario, desde la vivencia y la necesidad de expresión de los integrantes de un sector social con problemáticas y vulneraciones importantes. De este modo, Radio Diferencia resiste a la anulación de la interacción desde la comunidad como ejercicio social e interaccional.
Esto provoca que sus integrantes se transformen en protagonistas de su recuperación, lo que en acciones concretas se expresa, como se relata en los resultados, en acciones como la generación de contenidos que propician ambientes inclusivos, la contribución a la superación del estigma y la discriminación, el potenciamiento de cualidades personales, el aumento del capital cultural y la participación ciudadana, entre muchas otras dimensiones.

Diseño metodológico

Con estos fundamentos contextuales y conceptuales como marco de referencia, el objetivo de este estudio es caracterizar el rol que tiene un medio de comunicación radiofónico dentro del proceso terapéutico de usuarios y usuarias de un hospital psiquiátrico, considerando (i) las experiencias y testimonios de los usuarios y usuarias a raíz de su participación en la radio y (ii) la valoración que los usuarios y usuarias otorgan a ésta como parte de su proceso terapéutico.
El estudio tiene un carácter exploratorio, ya que a pesar de que existen agrupaciones similares a Radio Diferencia en Chile, el colectivo Locos por Hablar y radio Nueva Terapia, y otros países, Podemos Volar en Costa Rica, La Colifata en Argentina y Vilardevoz en Uruguay, existen dos aspectos que hacen de este estudio un aporte significativo al campo disciplinar: a) a nivel nacional es de orden práctico, existiendo poca investigación al respecto y b) en el plano internacional los estudios se realizan principalmente desde la psicología y las disciplinas médicas. Lo exploratorio de esta investigación, entonces, viene porque el trabajo está pensado desde el periodismo, con un análisis mayormente comunicacional sobre los nuevos usos de un medio radiofónico, lo que entrega bases generales para la elaboración posterior de estudios más amplios y acabados sobre la temática.
Además destaca el carácter no experimental, pues las personas entrevistadas - unidades de análisis - consideradas en el desarrollo de esta investigación son observadas en su contexto, sin intervenciones externas que predispongan su comportamiento o ejerzan algún tipo de control sobre ellas. El trabajo, en palabras de Hernández Sampieri, no “construye ninguna situación” (Hernández Sampieri et al., 1991: 204), por el contrario, los fenómenos y aspectos incluidos en este trabajo sobre Radio Diferencia se apreciaron sin la generación de estímulos y en condiciones que no fueron previamente determinadas.
En cuanto a herramientas de recolección el trabajo, pretendiendo siempre valoraciones, perspectivas y significados, y reconociendo que la muestra corresponde a personas con diagnóstico psicopatológico, la conversación debía tener algún grado – aunque flexible -  de dirección, se opta por la entrevista semi-estructurada, la que ofrece mayor libertad para los hablantes, tanto entrevistado como entrevistador, quienes aprovechan las etapas de la conversación para introducir temas que pueden resultar novedosos o interesantes para el análisis.
La definición de la muestra finalmente consideró a los usuarios y usuarias que participan de forma regular en la radio (11).
Por respeto a su privacidad, no se reconocen nombres, sino informantes anónimos. Esta decisión se tomó por petición de algunos entrevistados y entrevistadas de no ser identificados debido a que, en más de una ocasión, el conocimiento de su diagnóstico ha propiciado situaciones de discriminación. Así. sólo serán reconocidos de acuerdo a la siguiente información: edad, sexo, diagnóstico clínico (con excepciones) y rol en la radio.

Tabla 1. Muestra censal de aplicación de entrevista Radio Diferencia
Fuente: elaboración propia

Una vez recolectados los datos, el objetivo fue establecer una red que evidenciara relaciones y una visión global de lo aportado por los informantes. Esto porque el estudio no pretendió percepciones individuales y personales como resultado final, sino que, a través de ellas y de acuerdo a Araya (2009), se utilizaron estos datos como huellas intersubjetivas de una realidad social, siendo la finalidad de la entrevista no “obtener las repuestas que el entrevistado da a las interrogantes planteadas, sino hacer fluir el habla social de un cierto grupo sobre un tema determinado” (Araya, 2009: 173), en este caso específico, sobre el valor terapéutico de la radiofonía.
Para lograrlo, se trabajó con una matriz que contempló un trabajo en tres fases: (i) la organización de las respuestas de acuerdo a los objetivos específicos, (ii) la identificación de las ideas principales de lo dicho por los entrevistados y, finalmente, (iii) el levantamiento de las categorías de análisis que evidencian significaciones y valoraciones hechas por el grupo social. El proceso de análisis consideró, entonces, temáticas emergentes sometidas posteriormente a una agrupación semántica (Lazcano-Peña y Gálvez-Pereira, 2018), que tiene como resultado final un mapa de significados y valoraciones.
Como puede notarse, este proceso de análisis fue pensado desde los datos como punto de partida, para que de ellos emergieran las categorías. Tal decisión está basada en la Grounded Theory o teoría fundamentada (Glaser y Strauss 1967), cuya aplicación es apropiada en temas de investigación que no han sido explorados en profundidad y que carecen de alguna teoría lo suficientemente fuerte como para ofrecer categorías previas (Páramo, 2015), ya que corresponde a un diseño inductivo de investigación cuyo objetivo es reconocer aspectos relevantes de un área de estudio, caracterizando procesos sociales a través de una comparación constante de los datos, de los cuales emerge, como consecuencia, la teoría. Desde esta perspectiva se comprende el surgimiento de las categorías a través de un método regular de comparación de los datos, que precisamente es lo que planteó este marco metodológico.
Específicamente, la matriz utilizada en su primer momento consideró las respuestas obtenidas sin edición o selección alguna, clasificándolas, como ya ha sido mencionado, en torno al objetivo específico correspondiente. De esta forma, repitiendo el ejercicio con cada uno de los entrevistados, lo obtenido fue una primera estructuración de la información recopilada. A pesar de que esta fase inicial puede calificarse como un vaciado de datos, fue un ejercicio que ayudó a construir un panorama general de las respuestas, generando un inevitable trabajo comparativo que posibilitó de inmediato el reconocimiento de tendencias.
El segundo paso del trabajo fue identificar en las respuestas obtenidas qué dicen éstas y sobre qué, ejercicio que plantea una tarea mayoritariamente descriptiva, con baja presencia de valoraciones, dedicada únicamente a reconocer palabras clave o ideas principales. Sin embargo, al tratarse de un trabajo interpretativo, de algún modo significa una selección o recorte de las unidades de análisis.
Como último paso, la matriz consideró un ejercicio de recodificación y la configuración de un mapa de categorías conceptuales (Lazcano-Peña y Gálvez-Pereira, 2018) que evidenciaron de forma definitiva las tendencias existentes, todas respaldadas con citas extraídas de lo aportado por los entrevistados. Con esto, finalmente, se alcanzó el propósito principal del trabajo de análisis, obteniendo significaciones colectivas y no individuales y, tal como se citó al comienzo, se logró hacer fluir el habla social del grupo.

Presentación de resultados

A partir del ejercicio de análisis se levantaron seis categorías, casa una de ellas explicada en este apartado, y sostenida por citas de las propias voces de los y las participantes de la muestra: (i) Aumento del capital cultural, (ii) Necesidad de ocupación, (iii) Percepción de bienestar, (iv) Desarrollo de habilidades sociales, comunicacionales y expresivas, (v) Potenciamiento de cualidades personales y (vi) Vocería social.

Aumento del capital cultural:

Para Bourdieu (1984), el capital cultural se distribuye socialmente en formas desiguales. En consecuencia, contribuye a que los grupos tengan una posición determinada en la sociedad y distinguiendo a unos de otros. Así, considerándolo un conjunto de conocimientos, habilidades, educación o cualificaciones simbólicas, el capital cultural se constituye un instrumento de poder (Bourdieu, 1997) relevante en términos de relación y vinculación. En otras palabras, mientras mayor sea el capital cultural, la aspiración social del individuo puede también ser mayor.  

De los miembros de Radio Diferencia, sólo dos han alcanzado un título técnico-profesional, uno tiene estudios superiores incompletos y el resto llegó a niveles básicos o medios, en su mayoría incompletos. En su mayoría, son personas con baja escolaridad, sin especializaciones y con una tendencia a la inferioridad frente a individuos cuyo capital cultural es mayor. A pesar de que las principales críticas podrían recaer en el modelo educativo nacional, el propósito de este apartado es explicitar el reconocimiento que los integrantes hace de la radio como una oportunidad de perfeccionamiento, constituyéndose como un ejercicio contrario a esta tendencia hacia la inferioridad.

El trabajo radial implica, entre otras cosas, tareas de inmersión y estudio por parte de los locutores, quienes se ven en la obligación de estar en constante estudio e investigación sobre diferentes temáticas. Por otro lado, los proyectos y fondos que la agrupación se ha adjudicado han considerado capacitaciones, seminarios y charlas, algunas dirigidas a un público general y otras directamente a los miembros de la radio. Es interesante que estas actividades han abordado diferentes contenidos, desde técnicas periodísticas y de comunicación hasta temáticas sobre Derechos Humanos, la discapacidad y la inclusión. Finalmente, todo esto deriva en que los integrantes de Radio Diferencia la consideren como un espacio de crecimiento intelectual y cultural.

“Estudio porque nos están capacitando para los proyectos de la radio. Nos ganamos unos proyectos y estoy estudiando periodismo y comunicación radial con la periodista que nos da las clases, con la Karina, entonces leo la materia en la semana, trato de prepararme bien para venir a las clases” (E7).

“Me ha permitido ir puliendo los detalles que al principio tenía como más deficiencia, digamos, por la poca experiencia, y en la medida que he ido haciendo entrevistas y que he ido desarrollando, me he ido desarrollando en el asunto del periodismo, de las comunicaciones digamos, como comunicador (…) Incluso he mejorado mucho la redacción cuando escribo, he aprendido a redactar mejor (…) El hecho de ir conociendo más, por ejemplo, sobre la temática de salud mental, me he ido haciendo como un experto, pero he aprendido mucho del tema de salud mental, mirado desde un punto de vista científico y psiquiátrico” (E3).

También sobre el aumento del capital cultural, en las entrevistas se destaca la interacción simétrica con otras personas. En general, las personas en situación de discapacidad, sobre todo en el ámbito psíquico, tienen que lidiar constantemente con estigmas que los posicionan como personas inferiores o menos válidas, algo que puede verse a diario incluso en sus vínculos con profesionales del área de la salud, que suelen darse bajo dinámicas paternalistas; sin embargo, para algunos usuarios, a través de su participación en Radio Diferencia y producto de las oportunidades de perfeccionamiento descritas, este tipo de relación ha sido minimizada pudiendo relacionarse de manera igualitaria con cualquier otra persona, considerando que, a propósito de su trabajo radial, su capital cultural se ha visto incrementado.

“Es un giro de un cien por ciento. Porque yo vivía en un mundo donde hay muy poca cultura, muy marginal, muy... Y la radio me dio la oportunidad de conocer profesionales, médicos, psiquiatras. Aprender de los demás y manejarme de igual a igual con cualquier persona que tenga una profesión. Yo no tengo profesión, pero si tengo un manejo comunicacional bueno” (E8).

“Constantemente estoy hablando de derechos humanos para que sepan qué son los derechos humanos. Entonces mi rol también lo hago desde la perspectiva del conocimiento, para que se manejen en esas temáticas cachai, para después ayudar en algún momento a buscar pega o enfrentarse a cualquier profesional que de repente tienen la pedantería de abogado, psicólogo, la pedantería de demostrar que saben más. Entonces la idea es entregar estas herramientas para que los chiquillos se conviertan en dirigentes de salud mental, no solamente locutores. Entonces yo me preparo harto, leo, leo toda la semana, leo todo lo que tiene que ver con… de hecho, mis amistades me envían constantemente reportajes, crónicas, cosas así” (E9).

Necesidad de ocupación

Las dificultades que la sociedad presenta para la inclusión de personas en situación de discapacidad son notorias. Encontrar trabajo no es tarea fácil cuando se tiene un diagnóstico psiquiátrico, y esto los usuarios de la radio lo vivencian: al momento de realizar la investigación ninguno tiene un trabajo estable. Sin embargo, no es precisamente a la satisfacción económica que apunta esta categoría (lo que no es un detalle menor), sino a la necesidad de ocupación existente en los usuarios y usuarias, condición tiene repercusiones en su condición de salud. Un estado de constante inactividad, según los mismos usuarios, puede contribuir al empeoramiento de su estado y a acrecentar, por ejemplo, un estado de depresión. En este contexto, destaca que la radio entrega quehacer semanal y un trabajo al cual dedicarse, factores altamente significativos cuando las posibilidades de trabajo son mínimas y la inactividad y el aislamiento se evitan.
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“Cuando una persona se aísla, cuando una persona está incomunicada, cuando una persona busca refugiarse en sí mismo y no establece relaciones humanas a través de los medios de comunicación que tenga acceso, es negativo, eso está comprobado científicamente. Se han hecho experimentos que han comprobado que el aislamiento y el no hacer cosas es lo peor que tú podi hacer para contigo mismo en el aspecto psíquico, eso es complicado. Entonces la radio, en este caso, el medio de comunicación que es Radio Diferencia, te permite justamente hacer convivencia, hacer comunicación, preparar programas. Es un trabajo. Y ese trabajo es algo que permite salir de la inercia” (E3).  

“Soy técnico en trabajo social. Me titulé con distinción máxima, estudié en el Instituto Santo Tomás en Santiago. Y me fue imposible encontrar trabajo po’. Producto de que tenía que estar avisando en el trabajo, ¿puedo faltar un día? O ¿puedo faltar dos días? Entonces para no estar dando explicaciones no encontraba trabajo po’ (…) Me di cuenta de que no, nada po’, ¿cachai? Que la sociedad en sí me cerraba las puertas, que no tenía acceso a la educación, que no tenía acceso al trabajo, a la información (…) Ya, la cosa es que me dijeron hay una radio y dije “ya, voy a ver po’”. Siempre quise hacer radio, siempre me interesó el asunto de la radio, siempre quise participar, siempre quise tocar el discurso público, tomar el micrófono, expresarme y todo eso” (E9).   

Percepción de bienestar

Las principales dimensiones de bienestar que destacan los usuarios guardan relación con la satisfacción personal y la radio como un espacio de protección donde logran aliviar dificultades propias, posicionando a Radio Diferencia como una de las actividades más significativas en sus vidas.
 
“Me siento bien, me gustaría darle más a la radio, entregarle más de mí (…) La tranquilidad, la gente me ayuda, han tenido paciencia conmigo, porque yo he llegado en condiciones, usted se ha dado cuenta, mal. No me han discriminado. ¿Se acuerda cuando llegué con el ojo así y la mano hinchada? Otros me botan” (E2).  

“Me siento aliviado, porque muchas veces uno lleva muchas trancas de infancia (…) Entonces me ha servido mucho pa’ poder entenderme yo y ver algunas reacciones que aquí la cuestión es bien clara (…) Aliviado. Me siento inclusión, me siento incluido en la sociedad” (E6).  
Goffman (2006) asegura que el medio social va estableciendo categorías entre personas y grupos. Éstas, vueltas normativas, resultan inhabilitantes de un sujeto para su plena aceptación en sociedad. Aquello es lo que conocemos como estigma. En el caso particular de la salud mental, considerando todas las ideas que rodean una condición patológica psiquiátrica (violencia, pobreza, incoherencia, y un largo etcétera), la manifestación pragmática del estigma deriva en situaciones de marginación y exclusión social, dificultando la vinculación y la interacción. Si tenemos en cuenta lo expuesto hasta ahora, con ello estamos hablando de una obstrucción a los procesos terapéuticos y los enfoques comunitarios de salud.
Los integrantes de Radio Diferencia aseguran que la organización se constituye como un espacio de inclusión útil para promover la superación de estereotipos y estigmas vinculados a la discapacidad. Es interesante que sean ellos mismos quienes valoren de esta forma la radio, aun cuando los sujetos estigmatizados, según Goffman, aceptan sus privaciones y optan por el encubrimiento (109).
“Cuando llegué acá sentí la gratitud, sentí que no hay discriminación, de que las ideas se escuchan. Y desde ese momento ya no quise dejar la radio” (E10).
“Nos ayuda, tal como le decía anteriormente, nos ayuda a expresarnos y a promover para que las demás personas no nos vean así como “ah, los enfermitos que van a hacer destrozos o que…” o sea, lo negativo de la enfermedad. A difundir de que, dentro de la enfermedad, al estar bien o compensado como se le dice, se le quiera decir, nos ayuda a relacionarnos como cualquier ciudadano” (E8).

Desarrollo de habilidades sociales, comunicacionales y expresivas

Para abrir esta categoría se considera la siguiente cita extraída de las respuestas de uno de los miembros de la agrupación: “El principal problema de las personas en situación de discapacidad psíquica son la falta de habilidades sociales, o pérdida, o menoscabo de las habilidades sociales, de cómo se relacionan con el entorno, consigo mismos, con su familia, con la sociedad, y podría decir con todos los demás” (E9). De acuerdo a lo dicho por el entrevistado, y coherente con los postulados de Watzlawick sobre comunicación patológica, potenciar las habilidades expresivas de cada usuario y usuaria es primordial en su proceso terapéutico; lo que Radio Diferencia, según sus miembros, sin duda hace.
“Si estamos hablando de que el gran problema es la falta de habilidades sociales, tampoco están las instancias para que las desarrollen. Por lo tanto, la radio ¿qué hace? Genera la posibilidad de desarrollar las habilidades sociales. Entonces, habilidades sociales que yo he desarrollado acá en la radio, fuera de pasar de ser una persona que tartamudeaba ante el micrófono, pasé a comunicar mejor las cosas (…) Gracias a este proyecto, porque estábamos en un proyecto, personas que no querían ser fotografiadas, personas que no querían ser filmadas, personas que no querían verse expuestas ante las otras personas o ante la sociedad, sus vecinos, la comunidad como personas con discapacidad psíquica, o loco, o como quieran llamarle, esas personas actualmente exponen en seminarios y jornadas de Radio Diferencia. Por eso, a eso voy, cuando hablo de esas personas también estoy hablando de mí” (E9).
 “En realidad, yo antes era muy tímido. Demasiado tímido. Por lo menos ahora, haciendo entrevistas no podría ser así. Hace un año atrás no podría haberlo hecho. Pero ahora todo eso cambió, es decir, puedo hablar, puedo hablar con gente, y eso. La personalidad, y también empecé a tomar más confianza en mí mismo, es decir, antes yo no sentía confianza en mí mismo y cuando ya empecé a sentir esa confianza, empecé a sentir diferentes cosas y me gusta, igual hago música. Ahora ya puedo sentarme con mi guitarra y cantar sin que nadie… antes yo no podía hacer eso. Pero ahora sí puedo sentarme y mostrar, y aunque cante mal o bien me da lo mismo” (E10).
El objetivo terapéutico de Radio Diferencia se relaciona mayoritariamente con el fomento de habilidades sociales. No obstante, este propósito podría verse dificultado si los integrantes de la organización no percibieran este espacio como adecuado para expresarse o no sintieran la comodidad para hacerlo. Al ser una organización con carácter comunitario y permitir en sus contenidos una flexibilidad editorial, es un espacio con libertad para que sus miembros puedan intervenir sin restricciones y, por ello, sus propios miembros la valoran como un medio facilitador de la libre expresión personal.
Nos ayuda a los usuarios a poder expresarnos libremente y compartir nuestras experiencias (…) Para mí es importante porque, como le vuelvo a repetir, me ha ayudado mucho a relacionarme con mi entorno y a promover que nosotros no somos diferentes al resto de las personas” (E8).
 “Es muy raro ver una radio en un psiquiátrico, sobre todo cuando no hay muchos hospitales que den oportunidad a una radio comunitaria, pero este hospital nos abrió las puertas para hacerlo. Me parece bien que todos puedan expresar su voz, que todos puedan expresarse, todos puedan opinar y decir lo que sienten” (E5).

Potenciamiento de cualidades personales

Los integrantes de la agrupación reconocen avances, reforzando el rol terapéutico de la organización en dimensiones como autoestima, personalidad y empatía.
 “El sentirme más segura y poder difundir como mujer ayudando a otras mujeres a entablar una buena comunicación” (E8).
“Nunca tuve confianza en mí, sobre todo en mi voz, pero cuando llegué acá sentí la gratitud, sentí que no hay discriminación, de que las ideas se escuchan. Y desde ese momento ya no quise dejar la radio (…) La personalidad, y también empecé a tomar más confianza en mí mismo, es decir, antes yo no sentía confianza en mí mismo y cuando ya empecé a sentir esa confianza, empecé a sentir diferentes cosas. Ahora ya puedo sentarme con mi guitarra y cantar sin que nadie… antes yo no podía hacer eso. Pero ahora sí puedo sentarme y mostrar, y aunque cante mal o bien, me da lo mismo” (E10).
Se incluyen también dos de las dimensiones más subjetivas y testimoniales de la valoración de los usuarios y usuarias sobre Radio Diferencia: la libertad y el rescate. Ambos aspectos surgidos de la vivencia y la experiencia propia de los entrevistados.
“Un medio de comunicación que genere libertad entre sus miembros, obviamente va a generar libertad a las personas. Porque la libertad es cuando tú entregas información, cuando la persona recepciona la información y participa, está ejerciendo su libertad” (E9).
“El valor de la Radio Diferencia es que rescata, tiene un valor de rescate para mí, de rescatar y sacar lo mejor de las personas para ponerlo a disposición de los que están escuchando” (E11).
“Tomé una identidad, tomé algo que no sé, me ha dado tantas cosas. Desde que entré ya me siento otra persona. No me siento perdido como antes” (E10).

Vocería social

La discapacidad no reside en las personas sino en su vinculación con la sociedad, es decir, se produce en momentos específicos donde las condiciones que ella establece no son aptas para el desenvolvimiento en igualdad de quienes presentan algún diagnóstico. Es ahí donde las situaciones de discapacidad se generan, cuando existe una disfunción en la interacción entre quien presenta un diagnóstico psíquico (o físico, también) y su entorno. Una sociedad que no promueve la educación en salud mental, que no le dedica un presupuesto adecuado y que encierra en sí misma estigmas y estereotipos, es una sociedad que está más cerca de generar situaciones de discapacidad.
El objeto de esta explicación es ampliar el concepto tradicional de terapia, el cual se aprecia constantemente desde términos clínicos e intrapsíquicos, olvidando la relación con el entorno. Lo planteado en esta categoría, entonces, es que la lucha y el impacto social pretendidos a través del ejercicio radiofónico de la organización, cuyo fin es acabar con los estereotipos asociados a la salud mental, forma parte del proceso terapéutico de usuarios y usuarias porque, si mejoran las condiciones sociales para la discapacidad, como consecuencia, mejoran sus condiciones de salud.
“Si las habilidades sociales, si la principal problemática de las personas en situación de discapacidad psíquica son las habilidades sociales, y la radio es un ejemplo de rehabilitación basada en la comunidad, quiere decir que las personas al agarrar un micrófono y hacer un discurso, o sea tener acceso al discurso público, es liberadora (…) Es como decir “oye, existimos”. Y no existimos porque somos nosotros, sino que existimos porque tú existes. Y ¿cachai? La salud mental es de todos. No hay salud sin salud mental. Y no hay salud mental sin inclusión (…) Es la voz de la vivencia. Es la voz de las personas que vivenciaron esa realidad, que es super compleja. A veces inentendible. Y aparte, no están solamente vivenciando, se están informando ¿cachai?, están enseñándole al mundo, todos mis compañeros y compañeras de Radio Diferencia, le están diciendo al mundo que las cosas pueden cambiar. Somos un ejemplo y cada compañero y compañera somos un ejemplo de lucha” (E9).
“Significa, voy a decirlo con un lenguaje popular, significa tener cojones, tener huevos. Yo creo que cualquier lucha social que uno… hay que tener eso, o sea pa’ que tenga éxito. Si tú no teni huevos, no teni valentía para decir las cosas y pa’ enfrentarlo, no se logran las cosas (…) En general, para mucha gente es impensado que los locos, entre comillas, cierto, que los loquitos, qué se yo, se organicen. O sea, hace 20, 30 años atrás no existían organizaciones de usuarios. Ahora existen algunas, pero son todavía muy precarias y son pocas, pero yo pienso eso, que la sociedad en el fondo se va dando cuenta (…) Se le van rompiendo los esquemas al ver que dentro del psiquiátrico funciona una radio que tiene incluso gente que es profesional, gente que es educada, gente que es preparada, que se preocupa por hacer un buen programa de radio” (E3).
La participación ciudadana es también un aspecto relevante que destacan los entrevistados desde una perspectiva integral de inclusión. Para Jelin (1993), la ciudadanía no es sino “una práctica conflictiva vinculada al poder, que refleja a las luchas acerca de quienes podrán decir qué, al definir cuáles serán los problemas comunes y cómo serán abordados” (25). Para los integrantes de Radio Diferencia, sujetos estigmatizados, pertenecientes a una institución total y con baja vinculación social, tener un rol ciudadano participar de los debates y las definiciones comunes es, de forma clara, un proceso obstruido. Lo público es para ellos algo lejano, fuera de su campo de acción. Sin embargo, valoran su organización como un actor social importante: ella les permite ejercer su ciudadanía desde un frente comunicacional. Lo que uno de los entrevistados denominó el “acceso al discurso público” es acaso una de las dimensiones más relevantes de la radio, otorgándoles voz pública y visibilidad en los niveles sociales comunes.
“Es esencial, porque refleja la realidad que tenemos como ciudadanos y como usuario de salud mental, po. Tenemos algo que decir. Nosotros somos usuarios, no pacientes. Y hay una reforma de salud mental en Chile, también, donde hay derecho y deberes, no nos olvidemos de los deberes, también” (E1).
“Nos ayuda, tal como le decía anteriormente, nos ayuda a expresarnos y a promover para que las demás personas no nos vean así como “ah, los enfermitos, que van a hacer destrozos o que…” o sea, lo negativo de la enfermedad; a difundirla, que dentro de la enfermedad al estar bien o compensado como se le dice, se le quiera decir, nos ayuda a relacionarnos como cualquier ciudadano” (E8).

Conclusiones

Entendemos que el ejercicio de la comunicación ya no está sólo a disposición de profesionales del campo, sino de las comunidades y sus necesidades. Esta concepción, además de abrir una discusión en torno a distintas nociones de periodismos, nos instala en una posición más comprensiva para entender, por ejemplo, por qué puede existir una radio comunitaria en un psiquiátrico.
Consideremos que, desde lo aportado por Paul Watzlawick (1967), la atención terapéutica abandona el excesivo interés por los procesos intrapsíquicos y se centra en la vinculación con el entorno. Entonces, si tenemos que preguntarnos dónde radica o cuál es el rol terapéutico de una radio comunitaria en usuarios y usuarias de salud mental, justamente podemos afirmar que su propósito está en potenciar esta vinculación, considerando que dicho proceso se realiza comunicacionalmente y contempla dimensiones emocionales, sociales, materiales, espirituales y culturales.
En el caso de Radio Diferencia, la recolección de datos indicó que el medio cumple con este rol terapéutico desde un concepto multidimensional de terapia, que considera aspectos como el aumento del capital cultural, la ocupación, una percepción general de bienestar, el desarrollo de habilidades expresivas, el potenciamiento de cualidades personales y la vocería social del grupo, elementos que, por distintos que puedan parecer, son contribuciones personales y colectivas significativas para los integrantes de la agrupación, quienes no sólo reciben un tratamiento como pacientes, sino que son considerados sujetos integrales que, a través de su participación en la radio, reciben un apoyo multidimensional, lo que se traduce, según sus propios testimonios, en avances colectivos y personales que mejoran su condición social de salud. 
Sobre el aumento de capital cultural, es interesante el grado de especialización que adquieren los miembros de la agrupación, quienes, podría decirse, han adquirido un oficio y son realmente comunicadores y locutores sin haber sido legitimados por alguna universidad o centro de estudios. Esto se vuelve relevante si tomamos en cuenta que el promedio de años de escolaridad de personas en situación de discapacidad leve o moderada es de 9,6, mientras que para quienes presentan discapacidad severa es de 7,1 (SENADIS, 2015, 118). En cuanto a la necesidad de ocupación, todos los integrantes de Radio Diferencia han sido pensionados por invalidez y muchos de ellos, fuera de su participación en la agrupación, no tienen actividades regulares. Esto quiere decir, por un lado, que para el sistema laboral se consideran personas no aptas y que no cuentan con las condiciones necesarias para seguir trabajando; por otro, que la mayor parte del tiempo se mantienen en un estado de inactividad.
En definitiva, la radio contribuye al bienestar de sus integrantes. Radio Diferencia es “buena”, idea potente entendemos que son personas con un diagnóstico psicopatológico viviendo en una sociedad que no ha generado las condiciones necesarias para su inclusión, que todavía encierra estigmas y que, constantemente, propicia situaciones de discriminación. En el año 2015, por ejemplo, el 18,5% de las personas en situación de discapacidad moderada o leve admitió sentirse discriminado al menos una vez durante el último año, mientras que en los casos severos el porcentaje incrementó a un 31,1% (SENADIS, 235). Junto con ello, las personas en situación de discapacidad psíquica deben lidiar con bajos ingresos y pensiones, medicaciones excesivas que generan dependencia, una mínima participación en actividades sociales y culturales y, en algunos casos, también con abandono familiar y pobreza. Frente a estas condiciones es donde se presenta Radio Diferencia como un espacio de comprensión, colaboración y encuentro, que destaca por su esencia comunitaria. Entonces decir que la radio es buena no parece una conclusión tan simple, pues se trata de un lugar sin discriminación (E2), una vía de escape (E6) y que posibilita el olvido (E8). Así, desde la percepción de bienestar de los usuarios y usuarias y teniendo en consideración las dificultades y desafíos sociales existentes en torno a la discapacidad, se vuelven necesarias las organizaciones que, como Radio Diferencia, sean buenas.
Generar espacios de inserción laboral todavía es una deuda que se intenta saldar, mayoritariamente, desde organizaciones privadas con programas de capacitación y empleo con apoyo; en el ámbito estatal, recién en 2017 se probó en el Congreso la Ley de Cuotas que obliga a instituciones públicas, militares y empresas con más de 100 trabajadores a reservar el 1% de sus puestos para personas que presenten algún tipo de discapacidad. Frente a esto, los espacios comunitarios como Radio Diferencia contribuyen a llenar los vacíos que deja la débil inclusión social existente en la actualidad.
Respecto al desarrollo de habilidades sociales, de los postulados de Watzlawick (1967) surge el concepto de comunicación patológica y, por ejemplo, se afirma que una tendencia en usuarios y usuarias con diagnóstico esquizofrénico es la intención de negar el acto comunicativo, podemos afirmar que existe una serie de habilidades sociales y expresivas que pueden estar siendo afectadas. Watzlawick profundiza sus postulados asegurando que la comunicación patológica dificulta los procesos de vinculación de la persona, lo que se complementa con los datos aportados por los entrevistados que aseguran que es justamente en este aspecto relacional donde radica su principal dificultad. De lo anterior surge, casi por sí sola, una forma de generar apoyo terapéutico: la comunicación se puede potenciar con comunicación.
Esta es una resolución casi obvia considerando que para potenciar las habilidades sociales de usuarios y usuarias no basta con mantener la atención en los procesos intrapsíquicos, sino que es necesario un proceso de interacción en comunidad que, además, otorgue la oportunidad de expresarse libremente cuando se quiera. En ocasiones, al afirmar que los usuarios de salud mental carecen de habilidades sociales, olvidamos considerar que existe un contexto que tal vez no ha generado las condiciones necesarias para su desenvolvimiento, por lo tanto, la participación en un espacio que sí otorgue la libertad, la confianza y la situación adecuada para expresarse podría resultar más efectivo que los intentos terapéuticos que consideran a la persona como el problema sin tomar en cuenta qué ocurre en el entorno. Radio Diferencia, tanto estructuralmente como en ámbitos discursivos y funcionales, genera las condiciones apropiadas para el desenvolvimiento de sus integrantes, alcanzando un grado de vinculación social y expresión personal que vale la pena considerar.
De lo precedente surge una nueva conclusión: el ejercicio radiofónico es una alternativa terapéutica viable. Las experiencias aportadas por los miembros de Radio Diferencia aseguran que sus habilidades sociales han tenido avances notorios. Como se planteó en algunos párrafos atrás y considerando las declaraciones de los entrevistados y el aporte teórico de Watzlawick y la RBC, la comunicación sí se puede potenciar con comunicación, abarcando procesos expresivos personales e íntimos como también un fortalecimiento de la vinculación con el entorno.
La mayoría de los entrevistados reconoce avances individuales, pero en relación con el trabajo grupal: empatía, estar en el lugar del otro, ser menos egoísta. Tales características, junto con contribuir al desarrollo de la organización, tienen en común una base relacional de interacción y vinculación. Por otra parte, los usuarios también destacan un mayor desarrollo de la personalidad, confianza personal y autoestima. Uno de los entrevistados incluso declaró que, luego de cumplir algunos meses participando en la radio, su pelo se puso más bonito y largo (E6). Aunque este último ejemplo podría ser cuestionado, lo que no es posible someter a juicios es aquella percepción bienestar que se asocia a la participación en la radio. Que los miembros de una organización aseguren que ser parte de ella se ha traducido en un desarrollo personal de este tipo, quiere decir que el trabajo ha tenido resultados favorables. Cabría preguntarse si lo expuesto puede constituir parte de un proceso terapéutico. Creemos que sí, de acuerdo con la complejidad desde la que se entiende el concepto de terapia.  
Una de las problemáticas mayores en términos de discapacidad, es la falta de información que existe sobre ella, lo que propicia el surgimiento y mantenimiento de estigmas y estereotipos. Una muestra es que sólo el 19,4% de la población adulta conoce la Ley 20.422, que establece de normas sobre igualdad de oportunidades con miras a una inclusión real. Los números se vuelven más graves cuando de las propias personas en situación de discapacidad sólo el 11,4% está en conocimiento de la promulgación de dicho reglamento (SENADIS, 2015, 234). Justamente frente a esta realidad es que los medios de comunicación como Radio Diferencia se vuelven necesarios, siendo un factor de relevancia para la OMS (2004) y las líneas de trabajo de la RBC:
“La prensa, la radio, la televisión e Internet pueden informar a la población sobre cuestiones relacionadas con la discapacidad y presentar una imagen positiva de las personas con discapacidad en la escuela, el trabajo o en entornos sociales. Todos los directamente interesados en la RBC deberían colaborar estrechamente con los medios de comunicación para identificar las prioridades y ofrecer información pertinente” (OMS, 2004: 23).
Finalmente, no se puede dejar de mencionar que, a propósito de los avances individuales de los integrantes de la radio, la valoración que existe de Radio Diferencia es que es un espacio de rescate y liberación. Si volvemos a considerar las condiciones socioeconómicas que generalmente rodean la discapacidad, entenderemos, en parte, por qué la radio rescata; por otro lado, si tomamos en cuenta el valor terapéutico y los aportes individuales y colectivos que la agrupación logra en sus miembros, seguramente estaremos de acuerdo en que es un espacio de liberación. Y, a fin de cuentas, si un medio de comunicación con fines terapéuticos logra que sus integrantes se sientan libres, tal vez no sea pertinente exigirle algo más.

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Fecha de recepción: 01-09-2018.
Fecha de aceptación: 11-11-2018.

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