SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.23 número2La Semiosis Social en reconocimiento: Mediatización e individuos en la última etapa de la obra de Eliseo VerónEl origen y el cambio en la obra de Eliseo Verón índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


La trama de la comunicación

versión impresa ISSN 1668-5628

Trama comun. vol.23 no.2 Rosario dic. 2019

 

ARTÍCULOS

Fragmentos de una semiosis infinita: epistemología e historia de una semiótica futura

 

Por Luis Baggiolini

luisbaggiolini@hotmail.com / Universidad Nacional de Rosario

Luis Baggiolini
Argentina
Diploma de Posgrado en Ciencias Sociales otorgado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. Profesor en Letras, Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario. Profesor titular de Lenguajes 3 y Epistemología de la Comunicación en Escuela de Comunicación Social, Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario.
Afiliación Institucional: Universidad Nacional de Rosario.
Área de especialidad: semiótica, historia de las tecnologías de la comunicación
E-mail: luisbaggiolini@hotmail.com


Sumario:

En este trabajo sobre la obra de Eliseo Verón nos proponemos recortar dos aspectos que, a nuestro parecer, son centrales en La Semiosis Social, 2 (SS2). Por un lado, la constante búsqueda de fundamentos teóricos que apuntalen su perspectiva peirceana de la semiosis que, en algunos casos, son una continuidad de lo desarrollado en La Semiosis Social en otros autores que nos permiten profundizar en una semiótica cognitiva y neodarwiniana. Por otro lado, la consolidación de un recorrido de larga duración que entiende a la mediatización como la historia de la semiosis. Esta perspectiva histórica es el núcleo de sentido de SS2, que nos permite entender cómo funcionan los procesos de mediatización, no sólo desde un punto de vista conceptual sino, fundamentalmente, analítico e histórico. De este modo, la SS2 es el cierre, y la profundización, de una teoría sobre la semiosis y, al mismo tiempo, una apertura a una semiótica posthumanista.

Descriptores: Semiosis; Mediatización; Epistemología; Semiótica; Neodarwinismo

Summary:

In this article on the work of Eliseo Verón we propose to cut two aspects that, we believe, are central to The Social Semiosis, 2 (SS2). On the one hand, the constant search for theoretical foundations that underpin his Peircean perspective of semiosis that, in some cases, they are a continuity of what has been developed in The Social Semiosis in other authors that allow us to deepen in a cognitive and neo-Darwinian semiotic. On the other hand, the consolidation of a long-term journey that understands mediatization as the history of semiosis. This historical perspective is the nucleus of meaning of SS2 that allows us to understand how mediatization processes work, not only from a conceptual point of view but, fundamentally, analytical and historical. Thus, the SS2 is the closure, and the deepening of, a theory about semiosis and, at the same time, an opening to a postthumanist semiotic.

Describers: Semiosis; Mediatization; Epistemology; Semiotic; Neo-Darwinism


"No se espera de los críticos, como se espera de los poetas, que nos ayuden a dar sentido a nuestra vida. Les corresponde tan solo intentar la hazaña menor de hallar sentido a las formas en que intentamos dar sentido a nuestra vida."
 Kermode (2000: 5).

Toda obra tiene y requiere un final, sea un film, un libro o una vida. Tendemos a darle sentido a cada fragmento, a cada acontecimiento, en función de la totalidad, de una obra completa. A partir de un final, un cierre, cada parte cobra magnitud y un sentido diferente.
Se podría decir que una cosa es un final, un cierre material, ya sea la última hoja de un libro o el "FIN" de una película, y que otra es el sentido generado por ese cuerpo material; esa génesis no tiene necesariamente un cierre. Lo que no cabe duda, es que todo final construye, retrospectivamente, un sentido, sea de una secuencia temporal de acontecimientos o de una obra.
En el caso de Eliseo Verón, ese doble final se solapa: La Semiosis Social, 2 (en adelante, SS2) se presenta como el cierre de una obra y como la obra final de una vida dedicada a comprender la semiosis. No sólo la Semiótica. 
Cuando uno abre la primera página de SS2 y se encuentra con el siguiente epígrafe de Peirce, comprende rápidamente la complejidad de la tarea que se propone el autor: "Thought is a thread of melody running through the succession of ours sensations" (El pensamiento es un hilo de melodía que corre a través de la sucesión de nuestras sensaciones). Como sabemos, para Peirce, el pensamiento es signo, ley, hábito: es una terceridad. Como nos dice Verón en La Semiosis Social (en adelante, SS1): "Ya sabemos que el ‘mundo’ al que remiten los signos es un mundo que se hace y deshace en el interior del tejido de la semiosis. También sabemos que todo signo es un tercero: todo signo es, por lo tanto, una ley (aún el cualisigno). Signo, ley, pensamiento: estos tres términos son en Peirce estrictamente sinónimos" (1987: 116).
Pero también es una melodía que hilvana nuestras sensaciones, un proceso ontológico, por un lado, que nos lleva "a los diversos modos de ser" (las categorías), de la cualidad (un primero, las sensaciones) a la ley (un tercero, el pensamiento), pasando por un existente (un segundo, una melodía). Por otro lado, un proceso histórico, tapizado de "momentos" donde "las melodías" que articulan percepciones y convenciones se reordenan, cambian de escala, se recontextualizan a lo largo de una cadena de semiosis ilimitada.
Vamos a tomar la SS2 como un texto que cierra, y le da cierto orden a una obra potente y original dentro del campo de lo que se ha dado en llamar, desde la segunda mitad del siglo pasado, semiótica. Podríamos llamarla semiótica de tercera generación, pero la fuerte irrupción de la historia factual en la SS2 nos permite pensar en una teoría de la semiosis, con una base epistemológica que excede a la tradición semiótica europea y con un componente analítico y explicativo que atraviesa la historia de los medios, desde las primeras huellas de las industrias líticas (la pebble culture), desde la "emergencia de la semiosis", hasta la complejidad de las actuales tecnologías de comunicación.
La SS2 nos muestra, también, una perspectiva amplia que abre una serie de puertas a los estudios de medios, y a lo que Verón ha venido denominando, hace ya varios años, mediatización. Trataremos de atravesar dos de estas puertas. La primera, aquella que nos muestra las herramientas teóricas, los autores, la "ideas", en palabras de su autor, con que se construye la semiosis social. La segunda entrada, nos llevará a la historia de los “fenómenos mediáticos", una historia de larga duración, donde los "momentos" de recontextualización y cambios de escala, producto de nuevas formas de “exteriorización de los procesos mentales” y diferentes “materiales sensibles” nos permitirán apreciar la dinámica histórica de los procesos de mediatización.

Momentos o una larga historia hecha de saltos

El clásico texto de Harold Innis sobre la historia de las tecnologías de la comunicación, The bias of communication, comienza con una cita de Hegel que le da nombre al capítulo I, Minerva's owl, haciendo clara referencia a cómo la mirada histórica sobre una cultura o una civilización permite ver su verdadera magnitud, su carácter único, sólo cuando está llegando su fin (“Minerva’s owl begins its flight only in the gathering dusk")1. La sabiduría hecha luz al final del proceso, sólo se logra una perspectiva correcta cuando el ciclo tiende a completarse y lo vemos con los ojos de la historia. Sea una historia de larga duración, como la historia del hombre desde su pasaje de homínido a homo sapiens, o una relativamente corta, como la de las etapas de la televisión. El sentido se construye desde el final, y cuando el proceso logra un cierre, aunque sea parcial, momentáneo e inestable, que nos permita pensar en un sistema, en un nuevo orden o una secuencia temporal que le dé sentido al fenómeno; recién allí, en ese momento, cuando despliega sus alas el búho de Minerva, podremos identificar los hábitos de uso de los medios que, al estabilizarse, harán posible una ralentización de la semiosis que nos permitirá identificar los interpretantes que caracterizan a esos medios. Sólo en esos "momentos" se hacen evidentes las alteraciones de escala.
Justamente, la Parte II de SS2, Momentos, es el núcleo de sentido que nos permite entender cómo funcionan los procesos de mediatización, no sólo desde un punto de vista conceptual sino, fundamentalmente, analítico e histórico. No parece extraño que esta sección del libro empiece con un capítulo, "Materialidad del sentido", destinado a definir las relaciones entre mediación, los soportes (materialización sensible), fenómeno mediático, mediatización, historia y semiosis.
En principio, se pone en discusión la utilidad teórica del concepto de mediación, que describe como un elemento constitutivo de todo acto de comunicación, incluso en la llamada "comunicación directa" cuyo modelo sería la conversación "cara a cara". A pesar de que, en esta última situación, donde las ondas sonoras constituyen un material tan sensible como el papel o la pantalla del televisor o la computadora, esta materia sensible desaparece de inmediato, por lo tanto, hay mediación, ya que hay una materialización sensible en "tiempo real", pero "evanescente".
Dice Verón (2013): "En este contexto debemos distinguir cuidadosamente entre ‘mediación’ y ‘fenómeno mediático’. La mediación es un aspecto definitorio de la comunicación en general y resulta de la materialidad sensorial, inevitable, del soporte. En cambio, tenemos un fenómeno mediático sólo a partir del momento en que los signos poseen, en algún grado, las propiedades de autonomía, tanto respecto de la fuente como del destino y persistencia en el tiempo" (p. 145).
En este mismo sentido, es interesante ver cómo el Verón de La Semiosis Social, 2 va incorporando las ideas núcleo de Innis (1991), especialmente una que fue reescrita de diferentes maneras por McLuhan (1985), Goody, Ong, Havelock (1994 y 1998), Eisenstein (1994) y otros, como Darnton (2010a y 2010b), al que retoma en el último capítulo de la parte II, Momentos: “la Red pone en el centro de la escena el inmenso tema de la relación de los actores individuales con el conjunto del saber humano. Simpatizo particularmente con el punto de vista de Robert Darnton (1996), según el cual todas las sociedades, cada una a su manera, han sido sociedades de la información…” (2013: 281, la cursiva es nuestra). Si son la información, la comunicación, los medios, quienes moldean una sociedad, podría decirse, utilizando la terminología luhmanniana, que los sistemas psíquicos (socioindividuales, para Verón) son una precondición de los fenómenos mediáticos, entendidos como exteriorización de los procesos cognitivos. “Entonces, los fenómenos mediáticos, ¿son una precondición de los sistemas sociales? La respuesta es sí “(Verón, 2013: 302).
Esta perspectiva filogenética de la relación entre sistemas psíquicos-fenómenos mediáticos-sistemas sociales no hace más que repetir el proceso peirceano de las categorías y la hace compatible con la una mirada ontogenética de la semiosis. También la explicación paleoantropológica que elige Verón (2013) para explicar la emergencia de la semiosis y la aparición del primer fenómeno mediático siguen el mismo proceso. Utilizando los estudios más recientes, sintetizados por Tattersall, y la terminología e hipótesis de Leroi-Gourmhan (1971), llega a la conclusión de que la fabricación del primer útil supone la emergencia de la semiosis. Retoma la hipótesis de Leroi-Gourhan (1971) sobre la articulación entre técnica y lenguaje en la emergencia gradual del lenguaje y encuentra que "la primera aceleración en la evolución hacia el género homo corresponde al primer fenómeno mediático de su historia: los guijarros de la ‘pebble culture’ no son otra cosa que la primera materialización (dotada, por lo tanto, de autonomía y persistencia) de procesos mentales (...) Mi hipótesis implica que, desde el punto de vista filogenético, el primer proceso de semiosis del que tenemos huellas arqueológicas corresponde a una combinatoria específica del orden icónico y del orden indicial” (Verón, 2013: 183). Este primer fenómeno mediático “materializado, mediatizado, se articula a las secuencias corporales no mediatizadas [es decir, una] exteriorización de procesos cognitivos bajo la forma de una materialización visual (…) del útil como fenómeno de la primeridad se articula pues a dos secuencias ‘existenciales’ de carácter indicial: el útil es el estado final de la cadena operatoria de su propia fabricación, y el estado inicial de cualquier secuencia técnica en la que operará, precisamente, como instrumento" (Verón, 2013: 184).
Más allá de la dificultad de recuperar este primer momento de materialización (exteriorización) de un proceso cognitivo que inicia la historia de los fenómenos mediáticos, y de reconstruir las cadenas operatorias a través de la elaboración de “cognigramas”, está claro que la emergencia de la semiosis “no se debe reducir a la emergencia del lenguaje" (Verón, 2013: 183). Incluso, en términos teóricos y materiales, no tenemos registros de ese largo proceso de adquisición del lenguaje y del más largo período de su utilización sin escritura (oralidad primaria, pura mediación). Por lo tanto, hasta la aparición y consolidación de la escritura fonética (siglos VII y VI a.C.), no tenemos evidencias históricas de ningún fenómeno mediático, a pesar de los múltiples instrumentos elaborados en los más de 2 millones de años que separan el primer fenómeno mediático (el útil) de la aparición del alfabeto fonético. Estos saltos se van repitiendo de la escritura a la imprenta, a la prensa, a la fotografía, al registro sonoro, al cine, a la televisión, etc. Los estudios realizados a cada uno de estos fenómenos mediáticos y los pocos (o nulos) realizados a los que no llegaron a estabilizar su uso o que no tienen una presencia en nuestros días (persistencia en el tiempo) a pesar de las alteraciones de escala a que fueron sometidos, no merecen un “momento” en esta historia. Ya que la mediatización es "en el contexto de la evolución de la especie, la secuencia de fenómenos mediáticos históricos que resultan de determinadas materializaciones de la semiosis, obtenidas por procedimientos técnicos" (Verón, 2013: 146).

Una epistemología ampliada

Como dijimos en su momento, La Semiosis Social, 2 es un arreglo de cuentas con los fragmentos, artículos sueltos, papers académicos e informes de investigación que se fueron compilando en distintas publicaciones del autor desde La Semiosis Social. Faltaba una obra que cerrase el circuito iniciado con SS1. Lo que fue aquel libro seminal de 1987 respecto a una teoría de los discursos de base peirceana, lo es SS2 ordenando una epistemología, una historia y algunas aplicaciones del proceso de mediatización desde el inicio de la especie hasta hoy. Cada pieza de La Semiosis Social, 2 es funcional a toda la obra de Verón: profundiza y articula la relación entre los debates actuales sobre mediatización y la más antigua sociosemiótica. ¿Cómo se introduce la historia en la semiótica? Hay una historia social donde los medios son la materialización (o la matriz) de los procesos de semiosis que coevoluciona cognitivamente con el hombre. Los estudios de los medios de comunicación que lleva adelante Verón sintetizan diversas vertientes de la semiótica, la sociología, la cibernética, la lingüística; tratan de abordar los fenómenos mediáticos en toda su complejidad, insistiendo en estudiar la RECEPCIÓN como "la articulación entre producción y recepción de los discursos" (Cfr. "Los medios en recepción: desafíos de la complejidad", en Verón, 2004).
Para recorrer este camino, Verón se equipó de una serie de herramientas conceptuales y de autores que hicieran posible volver inteligible esta perspectiva: los autores que lo acompañaron durante toda su vida intelectual, tanto en su labor académica como profesional, Peirce, Bateson (1999), Benveniste, Metz y, en los últimos años, Luhmann, Schaeffer y Culioli. Un lugar capital parece ocupar Edelman; aunque muy lejos del mainstream semiótico, su perspectiva del darwinismo neural se acopla perfectamente con la mirada de un proceso de mediatización de larga duración que se inscribe en SS2.
Las continuidades son claras; Peirce, como en SS1, atraviesa toda la obra, no sólo la inicia, es el fondo sobre el cual se leen todos los demás autores, los que les permiten una fusión entre sus teorías o algunos de sus conceptos o los que son puestos a un costado, como Benveniste, especialmente por su visión sobre el lenguaje y la “excepción humana”. Hay aquí un tópico que recorre toda La Semiosis Social, 2: la semiosis como un proceso que atraviesa toda la historia de la especie humana, materializada por diferentes materiales sensibles (soportes) que no hacen otra cosa que exteriorizar procesos mentales, que hacen posible, a su vez, las huellas sobre la que las comunidades construyen el sentido de la realidad. Esta matriz cognitiva y constructivista aparece, claramente, en el cierre de “La clausura semiótica” en SS1: “Peirce fundó la semiótica y, a la vez, definió su problemática teórica fundamental: la de las relaciones entre la producción de sentido, la construcción de lo real y el funcionamiento de la sociedad” (Verón, 1987: 120). Como vemos, su semiosis social es coconstitutiva de la hominidad, como diría Peirce: "el hombre, un signo".

La fuerza de los colectivos

Los colectivos en producción se construyen enunciativamente, como un nosotros (inclusivo o exclusivo) o un ellos, en reconocimiento en tanto interpretantes.
En Perón o muerte Sigal y Verón (1985) analizan los discursos de Juan Domingo Perón en ocasión de la campaña presidencial de 1945 y durante los primeros años de su gobierno. Tratando de reconstruir lo que denominan el modelo de llegada, Sigal y Verón (1985) desmenuzan, en detalle, la "enunciación peronista". En un apartado denominado "Ejército, pueblo, trabajadores: colectivos y posición de enunciación", tratan de "resolver el problema de la ecuación entre los colectivos ejército, pueblo y nación...", y lo logran: nos muestran las estrategias discursivas de un enunciador "líder" que articula de un modo adecuado y políticamente exitoso, de acuerdo a las condiciones de producción del discurso político de la época, los usos de un "nosotros", a veces "inclusivo" otras "exclusivo", con un "ellos" (los políticos). Aquí, con un análisis en producción, trabajando en detalle con algunos eslabones de la cadena de semiosis, se requiere de ciertas herramientas teóricas que nos brinda una teoría de la enunciación que trabaja con las huellas materiales que el sujeto imprime en el discurso. Estos colectivos son construcciones discursivas que "abren un campo de efectos posibles" que sólo en reconocimiento podremos corroborar su consolidación. Para tener una mirada más amplia (¿más larga?) de la semiosis deberíamos prestar atención a los interpretantes, ya que “fijan las condiciones de la circulación” y definen los colectivos en recepción —como terceridades “generan el vínculo del actor social con las instituciones” (1985: 281)—, sólo analizables desde una posición del observador donde se puedan “ver” los hábitos que genera el uso de los medios. Esto lo vemos claramente en la periodización que hace Verón (2013) de la televisión desde su consolidación como medio (años ’50 del siglo XX) hasta comienzos de este siglo: esta "historia de los interpretantes del discurso televisivo" sólo es posible luego de la estabilización de la televisión como medio (tecnología + usos) y de la perspectiva temporal que hace posible caracterizar este período como "televisión histórica".
Lo mismo pasa cuando se habla de Internet: “En cuanto a la estabilidad de los usos de la Red, las tres dimensiones de la semiosis están ya plenamente activadas” (Verón, 2013: 280).
En el caso del primer período, desde los años ´50 a fines de los ´70, Verón (2013) observa que “el interpretante central era el Estado-nación en un sentido a la vez político y cultural (…) Al interpretante Nación en producción le corresponde un interpretante-ciudadano en recepción. Estos colectivos televisivos no son políticos: están determinados por un contrato de comunicación” (p. 267).
Es muy interesante, desde el punto de vista epistemológico, el cruce entre la teoría de la enunciación y la semiótica peirceana, trabajando simultáneamente a nivel metodológico; mientras la primera se coloca en el plano de la producción discursiva, la segunda, especialmente, permite penetrar el espacio de lo real y de la acción social, particularmente en reconocimiento (incluso en reconocimiento de la producción como interpretantes) y, por lo tanto, en la distancia entre ambos, la circulación (relación entre categorías). Esta articulación hace posible la constitución de colectivos, desde las estrategias enunciativas a los hábitos sociales, desde un campo de “efectos posibles” a la identificación de interpretantes recuperables históricamente. Esta secuencia no hace más que recuperar, integrando los análisis de los discursos con las instituciones sociales, la historia de la semiosis en una mirada que nos proyecta de lo micro a la historia de media y larga duración. Típicos análisis sincrónicos, de linaje estructuralista, con una perspectiva pragmática y cognitiva que proyecta la semiótica hacia la historia y la sociedad.

Una epistemología de los observadores

Sobre el final de SS2 asistimos a un nuevo intento de abordar de un modo sistemático e histórico (otra vez, la historia como argumento) el lugar del observador en las ciencias sociales. ¿Cuáles son las posiciones de los sujetos que forman parte de la cadena de semiosis? Somos actores de los fenómenos a estudiar (nivel 1), o somos los analistas del nivel 1 (nivel 2), o bien formamos parte de la comunidad de observadores institucionales que fijan las reglas y controlan la ejecución de los estudios de nivel 2 (nivel 3). Para describir este último nivel, se recurre a las investigaciones históricas de Shapin sobre la discusión entre Boyle y Hobbes que tiene como resultado la creación de la Real Sociedad Científica Británica y, fundamentalmente, su estatuto: una serie de reglas que permitían legitimar la experimentación científica (matter of facts). Shapin recupera la posición de Hobbes que cuestiona el carácter "construido" de la observación de los "hechos". Este carácter artificial (reglado y aceptado por la comunidad de pares) de la observación en las ciencias naturales se extiende claramente a las ciencias sociales y a los observadores de nivel 2. Esto nos recuerda los planteos hechos en SS1 respecto al discurso científico como aquel que se desdobla y muestra, no sólo el mundo de las cosas, sino también las condiciones de producción a la que se encuentra sometido. Lo mismo sucede unos años antes en la introducción de Perón o muerte, donde se explicita que el lugar del analista de los discursos se coloca, desde un punto de vista metodológico, en la posición del observador: "lo que implica ponerse fuera de juego. Pero ponerse fuera de un juego no quiere decir ocupar la posición de lo que sería un observador absoluto: significa simplemente jugar a otro juego (en este caso, se trata de ese discurso llamado ‘ciencia’). Lo que podemos llamar el ‘principio del observador’ afirma solamente que no se puede, al mismo tiempo jugar a un juego y observarlo" (Sigal y Verón, 1985: 15).
Verón (2013) trata continuamente, y especialmente en SS2, de poner al descubierto las condiciones de producción de su discurso: su posición como observador, los autores, las teorías, los conceptos que lo hacen posible y que le dan su carácter científico (su "efecto de cientificidad"). Por otro lado, como muy bien nos lo recuerda Shapin (citado en Verón, 2013): “en la medida en que reconocemos el carácter convencional y fabricado de nuestras formas de conocimiento, nos colocamos en una posición que nos permite comprender que somos nosotros, y no la realidad, los responsables de lo que conocemos” (p. 418, la cursiva es del propio Verón).
Estas discusiones de orden epistemológico nos llevan a lo que consideramos el eje tendencial de la semiótica de Verón: el núcleo central de la semiosis peirceana requiere de una legitimación teórica que nunca tuvo. Su posición marginal en el mundo científico y académico, parcialmente revertido en las últimas décadas, parece encontrar un lugar en las corrientes teóricas más actuales. Los supuestos de Peirce sobre la mente humana o el pensamiento como algo “en progreso” que excede lo individual, su visión del conocimiento como algo que le da sentido y consistencia a lo real y su perspectiva posthumanista encuentran en Edelman y Schaeffer dos miradas, una desde la teoría cognitiva, otro desde la semiótica, que recuperan, según Verón (2013), aquellas ideas centrales, aunque con otras herramientas conceptuales. El “darwinismo neural” de Edelman, al igual que Schaeffer, tiene como “enemigo declarado” al dualismo cartesiano. Este presupuesto abona claramente lo expuesto por Schaeffer en El fin de la excepción humana, su crítica a la “tesis de la excepción humana” nos lleva a una serie de consecuencias que Verón (2013) resume del siguiente modo: “La humanidad no es un tipo sino un proceso en curso, cuyo estatuto ontológico no es otra cosa que su devenir evolutivo (…) La semiosis es parte, como lo había anticipado Peirce, de la evolución general de la vida tal como se ha producido en este ínfimo fragmento del universo en que nos encontramos. Ontogenéticamente, el conocimiento que podemos adquirir de la semiosis humana es local, externalista y falsificable” (p. 139).
Esta conexión intelectual entre Schaeffer, Edelman y Peirce se potencia con la introducción de Lévi-Strauss. En un texto homenaje al antropólogo, Verón insiste con la crítica al dualismo cartesiano y a la visión subjetivista del lenguaje (como también lo hace con Benveniste en SS2) y recupera esta idea de Lévi-Strauss de que “el pensamiento, y por lo tanto la cultura, son productos naturales de la evolución biológica” y la relaciona con la obra de Schaeffer al insistir, en “que no puede ser interpretada como un factor de ‘progreso’ (…) ya que la selección natural sólo opera como respuesta a exigencias externas de adaptación local: la producción de variaciones es indiferente a sus efectos”. Complejidad, contingencia, conocimiento, evolución natural, son un tejido de conceptos que nos pueden proyectar a una semiótica de base peirceana pero con ramificaciones en la teorías cognitivas más actuales y con una perspectiva posthumanista que nos permita entender los fenómenos mediáticos más complejos donde los objetos funcionan con cierta autonomía y ponen en crisis su alteridad radical con los sujetos humanos. Una semiótica que se ocupe de los sujetos no-humanos nos puede ayudar a entender los procesos de mediatización, de alteraciones de escala que, en este estado particular de la historia de la semiosis, exceden la perspectiva tradicional del observador-analista de las ciencias sociales.
Estamos en un “momento” donde la Internet de las cosas (IoT), la Inteligencia Artificial (IA) y la automatización creciente produce interpretantes, tanto en producción como en reconocimiento, a partir de materializaciones de operaciones cognitivas que ya no están “delante de la pantalla”, ni atrás, y que suponen una multiplicación (e incluso, una naturalización) de las interfaces, lo que nos obliga a desarrollar nuevas estrategias de observación.
Creemos que SS2 no sólo cierra una obra, nos abre también a una perspectiva epistemológica que nos puede ayudar a mirar la relación hombre-tecnología como una agencia (Latour, 2001), un colectivo que le dé carácter de sujeto no-humano a “las cosas”. Quizás de este modo podremos entender cómo cualquier dispositivo tecnológico “tiende a transformarse gradualmente en un objeto autorregulado, capaz de iniciativa y de juzgar, perfectamente capaz de asumir por cuenta propia la gestión de toda nuestra vida cotidiana (comunicaciones, momentos de ocio, cómo usar el tiempo, etc.)” (Landowski, 2002: 40). Esta incorporación de los objetos como parte de la comunidad de conocimiento, pensado como sujeto no-humano y como un interpretante dentro de la cadena de la semiosis, nos da una pauta de la dificultad creciente de estudiar la circulación, imposibilitados como estamos de estabilizar los usos de los nuevos fenómenos mediáticos si no tenemos en cuenta esta integración.
En un estudio semiótico que toma como objeto de análisis una sala de terapia intensiva de un hospital italiano donde la atención médica de los pacientes se realiza a través de una serie de dispositivos integrados al paciente, Caronia y Mortari (2015) concluyen, siguiendo un enfoque fenomenológico post-humanista, “que no existe una primacía ontológica de los humanos sobre la realidad material” (p. 402) y si nos enfocamos en la interacción, “podemos notar que las cosas hacen una diferencia, tienen efectos y nos hacen hacer cosas, gracias a nosotros, pero también a pesar de nosotros” (Caronia y Mortari, 2015: 403).
No sólo Edelman, de la mano de Verón (2013), recorre el camino desde la neurobiología a la semiótica peirceana, podemos hacer lo mismo con Andy Clark (2003 y 2010), quien plantea una secuencia de larga duración de la historia de la semiosis donde la materialización de los procesos cognitivos, en las llamadas tecnologías cognitivas, producen, a su vez, un efecto en la evolución cognitiva de la especie. La metáfora del cyborg utilizada ya por Haraway (2018) desde un punto de vista antropológico y político, es recreada por Clark desde una perspectiva neuro-cognitiva. No sólo “todos somos cyborgs”, sino que nacemos cyborgs, híbridos que a partir de la adquisición del habla iniciamos una larga “procesión histórica de potentes tecnologías cognitivas que (…) se transforman primero en texto escrito y números, luego en impresión temprana (sin tipografías móviles), hasta las revoluciones de los tipos móviles y la imprenta, y más recientemente, a las codificaciones digitales que llevan el texto, el sonido y la imagen a un formato uniforme y ampliamente transmisible. Estas tecnologías, una vez que están fusionando en los diversos dispositivos e instituciones que nos rodean, hacen mucho más simple el almacenamiento externo y la transmisión de ideas. Constituyen un estallido de ‘actualizaciones de mentalidad’ (mindware upgrades): transformaciones cognitivas en las que se altera y transforma la arquitectura efectiva de la mente humana” (Clark, 2003: 4).
En otras palabras y siguiendo la inquietud de Verón (2015): “debemos encontrar nuevos caminos metodológicos para acceder a los procesos a través de los cuales los sistemas socio-individuales usan fenómenos mediáticos para asegurar su propia auto-organización” (p. 181).

Notas:

1 Una traducción posible es “El búho de Minerva comienza su vuelo solo en el crepúsculo”; la más difundida: “La lechuza de Minerva sólo levanta su vuelo en el ocaso”.

Bibliografía:

1. Bateson, G. (1999) Pasos hacia una ecología de la mente. Buenos Aires: Lohlé-Lumen.         [ Links ]

2. Caronia, L. y Mortari, L. (2015) La agencia de las cosas, en Social Semiotics, Vol. 25. Disponible en: https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/10350330.2015.1059576         [ Links ]

3. Clark, A. (2003) Natural-born Cyborgs, Nueva York: Oxford University Press.         [ Links ]

4. Clark, A. (2010) Out of our brains, en New York Times, 12 diciembre de 2010. Disponible en: https://opinator.blogs.nytimes.com/2010/12/12out-of-uor-brains/#more-72875         [ Links ]

5. Darnton, R. (2010a) El beso de Lamourette. Buenos Aires: FCE.         [ Links ]

6. Darnton, R. (2010b) Las razones del libro. Madrid: Trama.         [ Links ]

7. Eisenstein, E. (1994) La revolución de la imprenta en la edad moderna europea. Madrid: Akal.         [ Links ]

8. Haraway, D. (2018) Manifiesto para cyborgs. Ciencia, tecnología y feminismo socialista a finales del siglo XX. Buenos Aires: Letra Sudaca.         [ Links ]

9. Havelock, E. (1994) Prefacio a Platón. Madrid: Visor.         [ Links ]

10. Havelock, E. (1998) La ecuación oral-escrito: una fórmula para la mentalidad modera, en Olson, D. y Torrance, N. (comps.) Cultura escrita y oralidad. Buenos Aires: Gedisa.         [ Links ]

11. Innis, H. (1991) The bias of communication. Toronto: Toronto University Press.         [ Links ]

12. Kermode, F. (2000) El sentido de un final. Barcelona: Gedisa.         [ Links ]

13. Landowski, E. (2002) Dalla parte delle cose. En Landowski, E y Marrone, G. (eds.) La societá degli oggetti. Roma: Meltemi.         [ Links ]

14. Latour, B. (2007) Nunca fuimos modernos. Buenos Aires: Siglo XXI.         [ Links ]

15. Latour, B. (2001) La esperanza de Pandora. Ensayos sobre la realidad de los estudios de la ciencia. Barcelona: Gedisa.         [ Links ]

16. Leroi-Gourhan, A. (1971) El gesto y la palabra. Caracas: Universidad Central de Venezuela.         [ Links ]

17. McLuhan, M. (1985) La galaxia Gutenberg. Barcelona: Planeta.         [ Links ]

18. Peirce, C.S. (1987) Obra Lógico Semiótica. Madrid: Taurus.         [ Links ]

19. Sigal, S. y Verón, E.  (1985) Perón o muerte. Buenos Aires: Paidós.         [ Links ]

20. Verón, E. (1987) La semiosis Social. Fragmentos de una teoría de la discursividad. Buenos Aires: Gedisa.         [ Links ]

21. Verón, E.  (2013) La Semiosis social, 2. Ideas, momentos, interpretantes. Buenos Aires: Paidós.         [ Links ]    

22. Verón, E.  (2015) Teoría de la mediatización: una perspectiva semio-antropológica, en CIC Cuadernos de Información y Comunicación, vol. 20, pp. 173-182.         [ Links ]

Fecha de recepción: 21-05-2019.
Fecha de aceptación: 30-06-2019.

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons