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Interdisciplinaria

On-line version ISSN 1668-7027

Interdisciplinaria vol.24 no.1 Buenos Aires Jan./July 2007

 

Actitudes hacia la jubilación

Nélida Rodríguez Feijóo*

* Licenciada en Sociología y Doctora en Psicología. Miembro de la Carrera del Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Profesora Titular de Estadística Social del Curso a Distancia del Vice-Rectorado de Investigación y de la cátedra de Psicosociología del Hombre Actual de la Facultad de Psicología de la Universidad del Salvador (USAL). Avda. Santa Fe 1834, 10º Piso, Dpto. B, (1123) Buenos Aires - República Argentina. E-Mail: nelidaf@datamarkets.com.ar

Resumen

Los objetivos del presente trabajo fueron: (1) Comparar las actitudes hacia la jubilación de una muestra de sujetos en las etapas pre y posjubilatoria. (2) Analizar la influencia de ciertas variables tales como: edad, género, estado civil, nivel educacional, nivel ocupacional, grado de conformidad con el monto del haber jubilatorio, grado de satisfacción laboral, percepción de apoyo social, uso del tiempo libre, existencia o no de proyectos para el futuro, nivel de autoestima, etc., sobre las actitudes de ambos grupos hacia la jubilación. (3) Analizar la relación entre ciertas variables de personalidad y las actitudes hacia la jubilación. Dentro de este objetivo se puso a prueba la siguiente hipótesis: Las personas menos afectivas, con un yo más débil, más ansiosas, con tendencia a la culpabilidad y con predominio del control interno o externo poseen actitudes más desfavorables hacia la jubilación, que aquellas personas que son más afectivas, con un yo más fuerte, menos ansiosas, con baja tendencia a la culpabilidad y con equilibrio entre el control interno y externo.
Para realizar este estudio se construyeron los siguientes instrumentos de medición: dos cuestionarios de datos personales (uno para las personas que estaban en la etapa prejubilatoria y otro para los jubilados) y dos escalas para medir las actitudes hacia la jubilación, una utilizando el método del diferencial semántico de Osgood, Suci y Tannenbaum (1957) y otra, utilizando el método de intervalos aparentemente iguales de Thurstone y Chave (1937). A fin de analizar la relación entre las actitudes hacia la jubilación y ciertos rasgos de personalidad fueron seleccionados los factores: A (Afectividad), C (Fuerza del yo), O (Tendencia a la culpabilidad) y Q4 (Ansiedad) del Test 16 PF de Cattell, Eber y Tatsuoka (1970). Para analizar la relación entre las actitudes hacia la jubilación y la creencia en el control de los sucesos de la vida cotidiana, se utilizó una versión abreviada de la Escala de Locus de Control de Rotter (1966). Estos instrumentos fueron administrados a una muestra de tipo accidental integrada por 300 personas mayores de 55 años residentes en un gran centro urbano como es la Ciudad de Buenos Aires (República Argentina), el 50% se encontraba en la etapa prejubilatoria y el 50% restante en la posjubilatoria. Se realizó un análisis estadístico multivariado de los datos recogidos. Los resultados obtenidos mostraron que la mayoría de las variables consideradas influyen en forma estadísticamente significativa, ya sea en forma favorable o desfavorable, sobre las actitudes hacia la jubilación. Por último, fue corroborada la hipótesis formulada previamente.

Palabras clave: Psicogerontología Social; Personalidad; Actitudes, Jubilación.

Abstract

Atitudes toward retirement. This study had the following objectives: (1) To compare attitudes toward retirement in individuals before and after pension is received. (2) To analyze the influence of variables such as age, sex, marital status, education, occupation, agreement with the amount of pension, degree of work satisfaction, perception of social support, use of free time, presence or absence of future projects, level of self-respect, etc., upon the attitudes toward retirement in both groups. (3) To analyze the relationship between attitudes toward retirement and some personality traits. We had the following hypothesis: People with less affection, weak egos, highly anxious, with a tendency to blame themselves, with either more internal or external control, are the ones that show more unfavorable attitudes towards retirement. On the other hand, individuals with high levels of affection, with strong egos, with less anxiety, with lower tendencies to blame themselves, and with a good balance between internal and external control, show more favorable attitudes towards retirement.
We designed two questionnaires: one for people before retirement and one for those already retired. The questionnaires were partly structured, with open and closed items, as well as a section for basic data (such as age, sex, marital status, education, and so on). The items in the questionnaires explored the following areas: work activities before retirement or presently, future projects, use of free time and their satisfaction with it, beliefs and level of religiosity, perception of social support, degree to which they agree with the amount of their pension, level of self respect and so on.
With the purpose of measuring attitudes toward retirement, we constructed two scales using two methods: Osgood's differential semantic method (Osgood, Suci & Tannenbaum, 1957) and Thurstone's apparently equal intervals method (Thurstone & Chave, 1937). The score intercorrelations were factor analyzed, since one of the goals was to find the number of underlying dimensions in the tests, and thus have a validated scale to measure attitudes. To analyze the relationship between attitudes toward retirement and beliefs in the control of everyday life events, we used an abbreviated version based on Rotter's former scale of locus of control (1966). To study the relationship between attitudes and some personality traits we selected Cattell's factors of A (Affection), C (Ego strength), O (Guilt tendency), and Q4 (Anxiety) from the 16PF Test (Cattell, Eber & Tatsuoka, 1970). All these instruments were administered randomly to 300 people of ages 55 or more, living in a large urban area such as the city of Buenos Aires (República Argentina), 50% were people before retirement and 50% had already retired. We applied a multivariate statistical analysis on the data.
The results showed that most of the variables which were studied have a significant influence, whether positive or negative, upon the attitudes toward retirement. Individuals with a positive attitude towards retirement obtained significantly higher scores in affection, ego strength, and significantly lower scores in guilt tendencies and anxiety compared to those with unfavorable attitudes. Besides, the people that maintain a good balance between internal and external control show more positive attitudes toward retirement than those who show prevalence in either type of control.

Key words: Social Psycho-gerontology; Personality; Attitudes; Retirement; Pension.

Introducción

La jubilación significa para la mayoría de las personas un gran cambio: pérdida del rol profesional, modificación de los ingresos, modificación del ritmo de vida cotidiana, reestructuración de los contactos familiares y sociales, disponibilidad de una gran cantidad de tiempo libre, etc.
Según Moragas (1995) en el ámbito laboral actual, trabajo y ancianidad son considerados incompatibles ya que implican roles contradictorios.
El trabajo supone un rol activo, productivo, generador de renta, exigencias físicas, psíquicas y sociales, ritmo intenso, obligación, carga, responsabilidad, etc., mientras que la ancianidad supone un rol pasivo, no productivo, receptora de pensión o jubilación, escasa aptitud física y psíquica con exención de obligaciones y responsabilidades. A pesar de que profesionales, agricultores o cuentapropistas demuestren que se puede trabajar hasta el final de la vida, la ancianidad se asocia con la idea de ausencia de trabajo. Esta puede ser una de las razones por las que gran parte de la población considera a los ancianos como un grupo de referencia negativo y presenta resistencias para considerarlo su grupo de pertenencia. De acuerdo a una revisión exhaustiva de investigaciones acerca de las características de los trabajadores mayores con relación a las de los jóvenes, realizada por Lehr (1980) se puede arribar a las siguientes conclusiones: las personas mayores no presentan menor nivel de productividad que las jóvenes (en todo caso, si presentan algún tipo de limitación física o cognitiva, su experiencia compensa esa carencia), tienen menos accidentes (son más prudentes), menor ausentismo (son más responsables) y sienten mayor satisfacción laboral que los jóvenes porque valoran más el trabajo.
No obstante ello, existe una discriminación laboral relacionada con la edad. Muchas veces esta discriminación se da en forma más o menos sutil. Suelen utilizarse diferentes estrategias para inducir al trabajador de más edad para que se jubile anticipadamente, tales como sobrecargarlo de trabajo sin aumentarle el sueldo, quitarle las funciones más importantes que desarrollaba, trasladarlo a otro lugar de trabajo, etc. Cuando se enfrentan a estas tácticas, muchos trabajadores de edad avanzada solicitan voluntariamente la jubilación para salvar su dignidad. Lamentablemente, la edad de la jubilación es impuesta por funcionarios gubernamentales que en forma arbitraria (en cuanto a que no se tienen en cuenta las aptitudes de cada persona, sino razones de tipo económico) establecen una edad obligatoria para el retiro. Lo ideal sería medir las aptitudes de cada persona para observar si puede seguir desempeñando su cargo de acuerdo a las exigencias y obligaciones del mismo, así como también que fuera la persona quien decidiera jubilarse en forma voluntaria y no obligatoria. Esta situación algo utópica, aunque no es tan sencilla de llevarla a la práctica, tampoco es imposible. Valdría la pena realizar todos los esfuerzos necesarios para que se convirtiera en realidad, dado que la mayoría de las personas está en desacuerdo con la jubilación obligatoria y de acuerdo con que ésta se produzca por propia iniciativa. De este modo, se terminaría con la contradicción que por un lado se prolonga la vida de modo tal que las personas de más de 65 años se encuentran en buen estado psicofísico como para continuar trabajando, pero por otro lado se las obliga a retirarse de la actividad laboral.
La jubilación obligatoria basada en la edad deteriora la salud de muchas personas a quienes el trabajo les otorgaba una posición social, satisfacción creativa, relaciones sociales y una elevada autoestima. Socialmente se ha considerado el rol de jubilado como un rol sin rol, en términos de Burges (1960). Para Buendía (1997), el jubilarse implica interrumpir el ritmo y la actividad que se vino desarrollando durante muchos años para pasar a convertirse en una persona marginada por la inactividad y el aislamiento. Por ello, resulta necesario que el jubilado encuentre actividades sustitutivas que le resulten relevantes y que sean útiles para la comunidad. Según Moragas (1995) hay que convertir ese rol sin rol en un rol con rol que asigne responsabilidades, estatus y prestigio social. Por ejemplo: militar en partidos políticos, participar en asociaciones vecinales, en colegios profesionales, en diferentes grupos que comparten un mismo interés, realizar actividades manuales y/o intelectuales, tareas de voluntariado, etc. Generalmente, la fijación de la edad jubilatoria se vincula con el nivel de desempleo, con datos demográficos y con la situación económica por la que atraviesa la sociedad. De acuerdo a las tendencias demográficas (aumento de la esperanza de vida y disminución de la natalidad), la población activa va a tener que realizar aportes cada vez mayores para poder sostener a la clase pasiva. Por otra parte, debido a los grandes avances de la Medicina y de la Tecnología, se está incrementando la proporción de personas de edad muy avanzada (de más de 85 años) que requiere una asistencia más costosa (cuidados especiales, tratamientos, medicamentos, etc.), cuya demanda debe satisfacer la sociedad. Algunas veces los hijos de estas personas longevas también están jubilados, contando con escasos recursos para atender al familiar muy anciano a cargo (Rodríguez Feijóo, 1996). Una de las razones fundamentales por las que las personas temen a la jubilación, es que sus ingresos se reducen considerablemente. Es por ello que sólo un porcentaje pequeño del total de los jubilados vive sin apremios económicos, mientras que la mayoría vive casi en la pobreza y necesita de alguna ayuda económica de parte de sus familiares más cercanos. Los motivos que inducen una actitud desfavorable hacia la jubilación, pueden ser, entre otros, temor a la reducción del ingreso, a la pérdida de valoración familiar y de los contactos sociales informales del ámbito laboral y de prestigio social, a la reestructuración de las relaciones familiares, a la pérdida del sentido más significativo de su vida y de un trabajo atractivo (profesionales con alto nivel intelectual, etc.), a la incapacidad para sustituir los roles perdidos, a la disminución de la autoestima, etc.
La actitud hacia la jubilación depende, entre otras variables, de factores personales y económicos. Una persona que sea optimista ante la vida y tenga una buena situación económica podrá afrontar su retiro laboral con un mayor éxito de adaptación a su nueva situación sociofamiliar; por el contrario, una persona centrada en el trabajo, con escasas relaciones sociales fuera de aquel y con dificultades económicas, afrontará la jubilación como un castigo difícil de superar.
Tentativamente se puede definir la actitud hacia la jubilación como una organización aprendida y duradera de creencias y cogniciones, dotada de una carga afectiva a favor o en contra de la jubilación y que predispone a una acción coherente con dichas cogniciones y afectos. Esta predisposición a responder frente a la situación de jubilación en interacción con otras variables disposicionales y situacionales guía y dirige el comportamiento (Rodríguez Feijóo, 1995).
Los objetivos del presente estudio fueron los siguientes:
1.- Comparar las actitudes hacia la jubilación de sujetos en las etapas previa y posterior a la jubilación para analizar si se producen cambios estadísticamente significativos en las actitudes hacia la jubilación a través del tiempo1.

2.- En un estudio anterior sobre la influencia de ciertas variables sociodemográficas y psicosociales sobre las actitudes hacia la jubilación (Rodríguez Feijóo, 1995) se encontró que la mayoría de las variables consideradas influyen significativamente, algunas de modo positivo y otras negativamente, sobre las actitudes hacia esa etapa de la vida. En este estudio se pretendió analizar la influencia de las variables consideradas en el estudio anterior y de otras que anteriormente no fueron contempladas, diferenciando la influencia que ejercen sobre los sujetos que se encuentran en la etapa previa, de la que ejercen sobre aquellos sujetos que ya se han jubilado. Con tal fin se planteó el siguiente objetivo: analizar la influencia de ciertas variables sociodemográficas y psicosociales tales como edad, género, estado civil, nivel educacional, nivel ocupacional, grado de conformidad con el monto del haber jubilatorio, grado de satisfacción laboral, percepción de apoyo social, percepción del tiempo, uso del tiempo libre, grado de satisfacción con el uso del tiempo libre, existencia o no de proyectos para el futuro, nivel de autoestima, grado de religiosidad, etc., sobre las actitudes de ambos grupos hacia la jubilación.

3.- A partir de la observación de que ciertos aspectos de la personalidad se vinculan con las actitudes hacia la jubilación, se planteó también como objetivo: analizar la relación entre ciertas variables de personalidad y tales actitudes y se formularon las siguientes hipótesis:
a.- Las personas menos afectivas, con un yo más débil, más ansiosas y con tendencia a la culpabilidad -en términos de algunos de los factores del Test 16 PF de Cattell, Eber y Tatsuoka (1970)- poseen actitudes más desfavorables hacia la jubilación que aquellas personas más afectivas, con un yo más fuerte, menos ansiosas y con baja tendencia a la culpabilidad.

b.- Las personas con predominio del control interno o externo (en términos del constructo locus de control de la teoría de Rotter) poseen actitudes más desfavorables hacia la jubilación, que aquellas que presentan un equilibrio entre ambos tipos de control.

Método
Muestra

Se trabajó con una muestra no probabilística de tipo accidental integrada por 350 personas, residentes en un gran centro urbano. El tamaño de la muestra fue determinado de acuerdo a la tabla presentada por Krejcie y Morgan (1970).
Como se deseaba controlar la variable estado de salud, fueron eliminados 50 sujetos que expresaron tener mala salud. La muestra quedó reducida entonces a 300 personas, mayores de 55 años (el 50% se encontraba en la etapa previa a la jubilación y el 50% restante ya estaban jubilados).
En cuanto a la edad, el 60% tenía entre 55 y 64 años, el 28% entre 65 y 69 años y el 12% entre 70 y 90 años. El promedio de edad de la muestra total fue de 64.23 años con una desviación estándar de 2.04.
Con respecto al género, el 58% eran mujeres y el 42% eran varones. En cuanto al nivel educacional, el 38% tenía educación primaria, el 46% secundaria y sólo el 16% educación universitaria.
Por último, en cuanto al nivel ocupacional (actual o anterior), el 32% tenía un bajo nivel (obreros, empleadas domésticas, etc.), el 46% un nivel medio (empleados administrativos, pequeños comerciantes, etc.) y el 22% restante pertenecía a un nivel ocupacional medio alto (empresarios, profesionales, etc.).

Instrumentos de medición
Escalas de actitudes

Con el propósito de medir las actitudes hacia la jubilación, se construyeron dos escalas de actitudes (ver Anexo 1) utilizando dos métodos de escalamiento de estímulos: el método de intervalos aparentemente iguales de Thurstone (Thurstone & Chave, 1937) y el método del diferencial semántico de Osgood (Osgood, Suci & Tannenbaum, 1957).
De acuerdo con el método de intervalos aparentemente iguales se elaboró un cuestionario integrado por 64 ítem o enunciados que expresaban opiniones desfavorables, neutras y favorables con respecto a la jubilación. Este cuestionario fue administrado a una muestra de 80 sujetos - jueces quienes, independientemente de su opinión personal con respecto al tema, debían juzgar en qué grado cada ítem representaba una opinión favorable, neutra o desfavorable con respecto a la jubilación. Para ello debían asignar a cada ítem un valor entre 1 y 7, en el que 1 indicaba una opinión extremadamente desfavorable, 4 una opinión neutra y 7 una opinión extremadamente favorable. La Escala de Actitudes hacia la Jubilación quedó constituida por 48 ítem (18 desfavorables, 10 neutros y 20 favorables) que fueron seleccionados teniendo en cuenta que: (1) sus valores escalares (la media aritmética de los puntajes asignados por los sujetos - jueces a cada ítem) cubrieran el continuo desfavorable / favorable de la actitud, (2) el valor del desvío estándar de los mismos fuera mínimo y (3) estuvieran representados todos los aspectos considerados al preparar el cuestionario. El continuo actitudinal de la escala varía entre 1 y 7, representando el valor 1 al polo desfavorable y el valor 7 al polo favorable2. Las actitudes neutras están representadas por los puntos del continuo comprendidos en el intervalo 3.50 - 4.50. El puntaje del sujeto en la escala se obtiene calculando el promedio de los valores escalares de aquellas opiniones con las que manifestó estar de acuerdo. Este valor permite ubicarlo en un punto del continuo desfavorable / favorable de la actitud hacia la jubilación.
De acuerdo con el método del diferencial semántico se construyó una escala de actitudes hacia la jubilación, seleccionando 22 escalas de adjetivos bipolares referidos al concepto jubilación. Dicho instrumento está definido por tres factores: evaluativo, potencia y actividad.
El factor evaluativo se refiere a la evaluación individual del concepto y corresponde a la dimensión desfavorable / favorable de otras escalas de actitudes más tradicionales. Por ejemplo: estéril / fecundo.
El factor potencia se refiere a la percepción que tiene el individuo del poder o potencia del concepto en cuestión. Por ejemplo: débil / fuerte.
Por último, el factor actividad se refiere a la percepción de la actividad del concepto. Por ejemplo: lenta / rápida.
En este instrumento se le pide al sujeto que evalúe el concepto jubilación en las 22 escalas de adjetivos bipolares, asignando a cada una de ellas un valor que varía entre 1 y 7. El puntaje final resulta de promediar estos valores y permite ubicar al sujeto en algún punto del continuo de la actitud.
Se construyeron dos escalas de actitudes hacia la jubilación por las siguientes razones:
1.- La escala de intervalos sucesivos tipo Thurstone permite conocer la actitud del sujeto en sus distintos aspectos, de acuerdo con las opiniones o ítem por él elegidos y analizar, en consecuencia, cuáles aspectos o dimensiones de la actitud será conveniente o no, modificar.

2.- En diferentes investigaciones realizadas utilizando la escala de intervalos sucesivos y el diferencial semántico de Osgood, se arribó a la conclusión de que la primera mide lo mismo que los adjetivos bipolares que integran el factor evaluativo de la escala de Osgood. Por lo tanto, correlacionando ambos puntajes, se puede obtener una medida de la validez de la escala construida según el método Thurstone.

3.- Los adjetivos bipolares que integran los factores actividad y potencia de la escala del diferencial semántico añaden un valioso elemento de juicio para la predicción del comportamiento frente al objeto actitudinal.

Confiabilidad y validez

La confiabilidad de las dos escalas fue evaluada a través del test-retest con 6 meses de distancia y se obtuvo un coeficiente de confiabilidad igual a .81 para la escala tipo Thurstone y de .83 para la escala tipo Osgood (en los dos casos, p < .001).
La validez se midió calculando la correlación entre los puntajes obtenidos en las dos escalas. Se obtuvo un coeficiente de correlación de Pearson igual a .79 (p < .001).
Para determinar experimentalmente el número de dimensiones que subyacen en las opiniones expresadas en la escala tipo Thurstone con respecto a la jubilación, y así contar con un instrumento factorialmente válido para medir las actitudes, se realizó un análisis factorial de la matriz de intercorrelaciones entre los puntajes asignados por los 80 jueces a los 48 ítem de la escala. Se utilizó el método de ejes principales y se consignó el valor de correlación más alto de cada columna de la matriz de intercorrelaciones en la diagonal de dicha matriz. Con el fin de obtener la estructura simple (Thurstone, 1947) se aplicaron una rotación Varimax y una rotación Promax a los factores obtenidos. La escala definitiva quedó integrada por 40 ítem (14 favorables, 16 desfavorables y 10 neutros), que explicaron el 86% de la variancia y que se agruparon en tres factores (ver Tabla 1).

Tabla 1
Matriz oblicua de factores de grupo rotados (Varimax - Promax)

El Factor 1 es unipolar y está definido por un conjunto de ítem que expresan aceptación de la jubilación. Los contenidos de estos enunciados muy favorables se refieren fundamentalmente a que la jubilación es una etapa muy deseada porque permite sentirse libre para hacer las cosas que a uno le gustan, llevar a cabo proyectos que por falta de tiempo no se podían realizar, poder estar más tiempo con los seres queridos, ya sea familiares o amigos y, entre otras cosas, llevar una vida más tranquila y serena. El promedio de los valores escalares que integran este factor es 6.17, denotando actitudes muy favorables hacia el retiro laboral.
Los contenidos de los ítem que integran el Factor 2 son muy desfavorables y se refieren fundamentalmente a que la jubilación significa pobreza, pérdida de prestigio social, provoca sentimientos de angustia e inseguridad, sensación de inutilidad, pérdida del sentido de la vida, aburrimiento, disminución de los contactos sociales y, entre otros aspectos, el empeoramiento de las relaciones familiares. El Factor 2 es unipolar y está definido por los ítem que expresan rechazo hacia la jubilación. El promedio de los valores escalares que integran este factor es 2.10, denotando actitudes muy desfavorables.
El Factor 3 es unipolar y sus ítem se refieren fundamentalmente a que con la jubilación, como en toda nueva etapa de la vida, se pierden algunas cosas y se ganan otras. El promedio de los valores escalares que integran este factor es 4.02, denotando actitudes neutras.

Cuestionarios

Se construyeron dos cuestionarios, uno para las personas que estaban en la etapa previa y otro para las que ya se encontraban jubiladas (ver Anexo 2). Estos cuestionarios eran semiestructurados con preguntas abiertas y cerradas en donde, además de los datos básicos (edad, sexo, estado civil, nivel educacional, etc.), se requería información acerca de diferentes aspectos tales como los relacionados con la actividad laboral actual o anterior, a los proyectos, al uso del tiempo libre, al grado de satisfacción con el uso del mismo, al grado de creencia religiosa, a la percepción de apoyo social, al grado de conformidad con el monto del haber jubilatorio futuro o actual y al nivel de autoestima.

Test 16 Factores de Personalidad de Cattell, Eber y Tatsuoka (1970)

Para analizar la relación entre las actitudes hacia la jubilación y ciertos factores de personalidad, fue seleccionado el Test 16 Factores de Personalidad (16 PF). Esta prueba apunta a una autoevaluación consciente del sujeto, al proporcionar la imagen que esa persona tiene de sí misma. Obviamente, esta autoevaluación puede en algunos casos, no ser acertada por diferentes razones como ser el desconocimiento de sí mismo, el tratar de ajustar las respuestas a lo que se considera socialmente aceptable, etc. No obstante ello, este instrumento fue elegido porque, además de resultar de fácil aplicación y evaluación, ha demostrado (con diversos análisis) poseer estabilidad factorial (Richaud de Minzi, Stefani & Rodríguez Feijóo, 1977; Rodríguez Feijóo & Rimoldi, 1976). Fue adaptado y estandarizado para sujetos normales argentinos (Rodríguez Feijóo, 1981, 1982). Consta de 187 ítem con tres opciones de respuesta cada uno. El sujeto debe elegir sólo una de ellas. La evaluación se realiza sumando los puntajes correspondientes a las respuestas dadas a todos los ítem que integran los 16 factores de personalidad. Es decir, que el sujeto obtiene 16 puntajes, uno por cada factor.

Escala de Locus de Control

Se utilizó una versión abreviada (sólo 8 ítem) basada en la formulación original de la Escala de Rotter (1966) para analizar la relación entre las actitudes hacia la jubilación y la creencia en el control de los sucesos de la vida cotidiana.
Evidentemente las creencias del control personal que implican sentimientos de dominio de las situaciones cotidianas o ausencia de estos sentimientos, constituyen factores esenciales que influyen en el grado de satisfacción vital. Existe una gran diferencia entre creer en la habilidad y el esfuerzo personal o creer en la suerte o el poder de los otros. La escala original de Rotter contiene 29 ítem con dos alternativas de respuesta para cada uno de ellos.

Procedimiento

Estudio piloto

Se administraron los instrumentos de medición a una muestra piloto integrada por 50 personas mayores de 55 años, jubilados y no jubilados, de ambos sexos. A partir de la experiencia obtenida en esta administración, se corrigieron algunas preguntas de los cuestionarios y se decidió administrar sólo los factores: Factor A (Afectividad), Factor C (Fuerza del yo), Factor O (Tendencia a la culpabilidad) y Factor Q4 (Ansiedad) del Test 16 PF. Sólo se consideraron estos factores porque se supuso que estos rasgos de personalidad podrían tener alguna relación con las actitudes hacia la jubilación y para que la entrevista no resultara tan extensa y provocara rechazo o fatiga en el respondente. Por este último motivo, también se abrevió la escala original de Locus de Control de Rotter (1966), seleccionando sólo 8 ítem. El criterio seguido para dicha selección fue que el contenido de los mismos resultara claro y acorde con el grupo etario que integraba la muestra.

Recolección de los datos y procesamiento estadístico

Se entrevistó a adultos mayores que concurrían a centros de jubilados y que aceptaron libremente participar en la investigación. Estas personas favorecieron el contacto con otras conocidas por ellos que fueran mayores de 55 años, aunque no concurrieran a centros de jubilados. También se concurrió a diferentes oficinas de atención a jubilados, a distintos centros de salud pertenecientes a obras sociales y a sistemas de medicina prepaga. A algunas personas se les administraron los instrumentos mientras esperaban ser atendidas y con otras se arreglaba una cita para otra oportunidad.
La recolección de datos de las personas en la etapa previa resultó ser una tarea más sencilla. En diferentes ámbitos laborales se solicitó autorización para administrar los instrumentos de medición a aquellas personas mayores de 55 años, que estuvieran dispuestas a colaborar con la investigación.
Se calcularon coeficientes de correlación r de Pearson para medir la confiabilidad y validez de las escalas. En algunos casos se aplicaron t test para comparar las medias aritméticas de muestras independientes. Se calcularon los valores de ji cuadrado para analizar la relación entre las variables independientes y la variable dependiente (actitudes hacia la jubilación).
Se utilizó este procedimiento por ser una prueba no paramétrica que no requiere el supuesto de la distribución normal de los datos y de la homogeneidad de sus variancias, como ocurre con el análisis de variancia (Cortada de Kohan, 1994). En los casos en que no fue posible calcular ji cuadrado porque las frecuencias teóricas o esperadas eran menores que 5, se realizó la interpretación de la asociación entre las variables a partir de las diferencias entre los porcentajes.

Resultados y conclusiones

En términos generales, al analizar las actitudes hacia la jubilación de todo el grupo entrevistado, se observó que el 51% tenía una actitud desfavorable, el 13% una actitud neutra y el 36% una actitud favorable. Nótese que la mayoría de los sujetos encuestados tenían actitudes desfavorables hacia la jubilación. Al comparar las actitudes de las personas que están en la etapa prejubilatoria con las jubiladas se observó que era mayor la proporción de personas pertenecientes al primer grupo con actitudes desfavorables. El valor de ji cuadrado obtenido indica que no hay independencia entre estas dos variables (c2 = 7.20, significativo al 5%). Una posible explicación de estos resultados es que la mayoría de las personas temen a la jubilación porque sus ingresos se verán reducidos en forma considerable. En la mayoría de los casos, la jubilación supone una disminución de aproximadamente la mitad o más de los ingresos.
Por otra parte, la alternativa de obtener un trabajo remunerado, siendo jubilado, para poder compensar la reducción de los ingresos y así continuar con el estilo de vida que se ha llevado hasta el momento del cese laboral, se ha convertido (debido al alto nivel de desempleo por el que atraviesa nuestra sociedad) en una meta casi inalcanzable. Dentro del grupo de personas jubiladas, si bien existe una proporción considerable con actitudes desfavorables (43%), ésta es menor que la del grupo prejubilatorio (59%). Esto podría deberse a que las personas jubiladas dejaron de tener gastos relacionados con su actividad laboral (transporte, vestimenta, comidas en restaurantes o bares, etc.) y que no deben gastar con sus hijos en alimentación, educación, vestimenta, etc. porque la mayoría de ellos ya se ha independizado económicamente. También es cierto que en esta etapa aumentan los gastos de consultas médicas y medicamentos, pero esto se ve compensado de algún modo porque los símbolos de estatus (vestimenta, modelo del auto, etc.), que tienen un significado importante para muchas personas jóvenes y de mediana edad, pierden significado para los adultos mayores. Esto se debe a que la experiencia de vida con la que cuentan les ha enseñado a distinguir entre lo esencial y lo accesorio, en la mayoría de los casos aprendieron que la posesión de esos símbolos de estatus no tiene relación con la satisfacción vital.
Además de lo expuesto, el motivo más importante de la disminución en el porcentaje de actitudes desfavorables en este grupo puede ser el proceso de socialización anticipada que la mayoría de las personas realizan antes de jubilarse. Este proceso los ayuda a adaptarse a la nueva situación de reducción de los ingresos. Muchos jubilados deciden mudarse a una vivienda más pequeña que ocasiona menos gastos y evitan realizar otros gastos superfluos. Por otra parte, sólo el 48% de las personas jubiladas manifestó que sus ingresos provenían únicamente del haber jubilatorio, mientras que el 52% restante manifestó que además contaban con el alquiler de alguna propiedad, intereses por algún depósito bancario, ayuda económica de los hijos o familiares cercanos, etc.
El que se produzca una suerte de adaptación a esta situación injusta no debe permitir olvidar que la mayoría de los jubilados en la Argentina vive en la pobreza o casi en la pobreza, necesitando alguna ayuda económica de parte de sus familiares más cercanos. Por otra parte, tal como sostiene Kalish (1983), hay personas que antes no sufrieron por tener un ingreso escaso y deben afrontar por primera vez esta situación en los últimos años de su vida. Cuando en otras sociedades, la jubilación significa el logro de una meta largo tiempo deseada y el poder disfrutar de un bien merecido descanso, en Argentina la jubilación se asocia con pobreza, inutilidad y marginación.
Al analizar la influencia de diversas variables sobre las actitudes hacia la jubilación en ambos grupos se observó lo siguiente:

Edad

Como era de esperar, a medida que aumenta la edad, las actitudes son más favorables hacia la jubilación, tanto en la etapa anterior como en la etapa posterior al cese laboral. Si bien las personas de 70 años o más desean tener una vejez activa, también desean liberarse de un trabajo reglamentado con exigencias de cumplimiento de largas jornadas laborales para poder dedicarse a actividades más libres y adecuadas a sus posibilidades. En realidad, lo que influye significativamente más que la edad, es la distancia temporal de la fecha del cese laboral. Tal como opina Lehr:

"... la angustia ante la jubilación tiende a elevarse al máximo cuando el sujeto se aproxima a la edad reglamentaria, sobre todo en aquellos sujetos de alto nivel ocupacional, que alcanzan la más alta categoría laboral poco antes de jubilarse y que en consecuencia muestran mayor resistencia a renunciar a la posición que acaban de conseguir" (p. 228, 1980).

La crisis vital que conlleva la jubilación comienza aproximadamente 2 años antes de que se produzca la misma y continúa 2 años después del cese laboral, período en que la persona logra adaptarse a la nueva situación. Esto por supuesto, no ocurre en todos los casos, pero sí en la mayoría de ellos. Al comparar las medias aritméticas obtenidas en la escala de actitudes hacia la jubilación de aquellas personas que les falta más de 2 años o bien llevan más de 2 años jubiladas, con las medias aritméticas de aquellos que les falta menos de 2 años, o bien aún no han pasado 2 años como jubilados, se encuentra una diferencia estadísticamente significativa al nivel de .01.

Género y estado civil

En la comparación según el género se observa que las mujeres tienen actitudes más favorables que los hombres. Una posible explicación de esta diferencia podría ser que a pesar de la incorporación de la mujer al mercado laboral, la mayoría de los hombres continúa sintiendo que deben ser ellos los proveedores más importantes del sustento del hogar. Si bien existe una cantidad considerable de mujeres que se hallan profundamente vinculadas con su trabajo, ya sea por necesidad económica o por vocación, en general, el hombre sufre con la jubilación la pérdida de un rol fundamental, mientras que la mujer mantiene el rol de cuidado y atención del hogar.
Con respecto al estado civil, las diferencias encontradas no resultaron estadísticamente significativas en cuanto a las actitudes hacia la jubilación. Al introducir la variable género considerando la totalidad de la muestra, si bien los valores de ji cuadrado obtenidos no resultaron estadísticamente significativos, se observaron ciertas tendencias: las mujeres casadas poseen actitudes más favorables hacia la jubilación que las solteras o viudas, mientras que con los hombres ocurre exactamente lo contrario: los solteros o viudos poseen actitudes más favorables que los casados. Posiblemente porque las mujeres casadas desean disponer de más tiempo para la atención de su hogar que las solteras o viudas, en tanto los hombres casados sienten mayor temor que los solteros o viudos, a que el monto de la jubilación que van a percibir les resulte insuficiente, dado que consideran que deben ser ellos principalmente los que deben afrontar los gastos de su grupo familiar.

Nivel educacional y nivel ocupacional

Se encontró asociación entre nivel educacional y nivel ocupacional. Es de hacer notar que esta correspondencia en términos generales, aún se mantiene para la cohorte de 55 años o más, fenómeno que no ocurre en forma tan generalizada en los jóvenes (por ejemplo: arquitecto que trabaja como taxista). Tanto en la etapa previa como en la posterior a la jubilación, el porcentaje mayor de personas con actitudes desfavorables pertenece al nivel ocupacional medio, con estudios secundarios, mientras que el porcentaje mayor con actitudes favorables se encuentra dentro de las personas con nivel ocupacional bajo y con estudios primarios. Existe evidencia empírica de que los trabajos que requieren esfuerzo físico y largas jornadas laborales influyen para que el sujeto tenga actitudes positivas hacia el cese laboral. Aquí también se observa una reducción considerable en la etapa posterior a la jubilación con relación a la prejubilatoria, de la proporción de personas con actitudes desfavorables que pertenece a la categoría medio alta del nivel ocupacional. Una posible explicación es que en la etapa previa, las personas que ocupan cargos gerenciales o de alto estatus, tienen una actitud más desfavorable hacia la jubilación porque temen la pérdida de prestigio y poder que les otorga su cargo, pero una vez jubilados, logran adaptarse a la nueva situación ya sea porque pueden seguir trabajando en forma autónoma como ocurre con muchos profesionales o bien porque disponen de otros ingresos.
En el caso del nivel ocupacional medio, si bien las personas de esta categoría no cuentan con los recursos del nivel medio alto y deben reducir, en consecuencia, su nivel de vida en forma considerable porque en general su reinserción laboral luego de la jubilación, se hace aún más difícil que en el caso de los profesionales u obreros; no obstante ello, la proporción de personas con actitudes desfavorables se reduce en los ya jubilados. Quizás, esto también pueda atribuirse al proceso de socialización anticipatoria que se produce antes del cese laboral.

Relaciones laborales

Las categorías de esta variable muy buenas y buenas fueron agrupadas en la categoría buenas y las categorías regulares y malas, en la categoría malas con el objeto de poder calcular ji cuadrados, aunque de todos modos no fue posible aplicarlo. De acuerdo a los porcentajes, sobre todo en la etapa previa a la jubilación, la proporción mayor de personas con actitudes desfavorables se encuentra dentro de aquellas que tienen buenas relaciones laborales. Resulta interesante destacar que probablemente debido al deterioro de las relaciones laborales que se ha dado en los últimos tiempos, como resultado entre otros motivos, del alto índice de desempleo, la proporción de personas en la etapa previa que tienen malas relaciones laborales (23%) es notablemente superior a la proporción de personas ya jubiladas que dicen haber tenido malas relaciones laborales (11%).

Apoyo social percibido

En base a la lectura de los porcentajes, se observa que en las dos poblaciones la proporción mayor de personas con actitudes desfavorables hacia la jubilación, se encuentra entre aquellas que no cuentan con alguna persona (familiar, amigo o vecino) que los pueda ayudar para realizar desde una reparación sencilla en su casa hasta cuidarlo y atenderlo permanentemente cuando se enferma.
En los grandes centros urbanos frecuentemente ocurre que a los adultos mayores que no tienen familiares les resulta difícil entablar amistades solidarias con los vecinos, dado que la mayoría de ellos se encuentran muy ocupados, ya sea estudiando, trabajando o tratando de resolver sus propios problemas y fundamentalmente no se sienten motivados a otorgar el apoyo que necesitan los adultos mayores y algunas veces, aunque estén motivados, no saben cómo ofrecer ese apoyo. Es posible que las personas que se encuentran en esta situación tengan actitudes desfavorables hacia la jubilación porque a pesar del deterioro de las relaciones laborales, el ámbito laboral se convierte, a veces, en el único espacio en donde pueden interactuar con otras personas y es allí donde perciben que cuentan con cierto grado de apoyo social.

Uso del tiempo libre

Que las personas mayores ocupen su tiempo libre en forma prioritaria mirando televisión o escuchando radio se debe probablemente a que ambos entretenimientos resultan económicos, cómodos y de fácil acceso. La participación de las personas mayores, fundamentalmente las personas ya jubiladas, en asociaciones deportivas, culturales o religiosas es muy escasa. En nuestra sociedad, la mayoría de las personas mayores ocupan su tiempo libre con actividades relacionadas con su hogar y su familia.
Más de la mitad de las personas encuestadas (53%) respondió que no siempre puede elegir sus distracciones libremente. Las razones de este impedimento fueron en la mayoría de los casos, los recursos económicos escasos y/o las obligaciones familiares. Esta discrepancia entre lo que hacen y lo que desearían hacer, por ejemplo: viajar, concurrir con más frecuencia al cine o al teatro, etc. incide en el grado de satisfacción que experimentan con el uso del tiempo libre.
A pesar de las dificultades que se presentan por falta de recursos económicos, existen de todos modos posibilidades de realizar algunas de las actividades que uno siempre deseó hacer y no pudo concretarlas y que por otro lado, a veces resultan gratuitas o muy poco costosas. Así, por ejemplo, se puede asistir a talleres de pintura, literatura, teatro, recibir clases de costura, de danza, de cocina, de electricidad, hacer gimnasia, visitar museos, asistir a clubes de jubilados, asociaciones barriales, colaborar en las parroquias o en otras instituciones con alguna tarea solidaria, conocer nuevos lugares dentro del país y estudiar desde un idioma hasta una nueva carrera universitaria.
Si bien en la vejez se dan algunos cambios físicos (menor resistencia física, salud más precaria, disminución de la audición, de la vista, etc.) y mentales (disminución de la memoria, mayor lentitud en la respuesta, etc.), éstos en sí mismo no son tan importantes, ya que la inteligencia no se pierde con la edad, la pérdida de memoria no es inevitable ni irreversible y la capacidad de aprendizaje no disminuye, aunque cambie la velocidad de asimilación. Por lo tanto, las personas mayores a pesar de las pérdidas de roles laborales, de la muerte de seres queridos y de la reducción de sus ingresos, cuentan aún con recursos personales para seguir manteniéndose activas y sustituir por otras, las tareas que ya no pueden realizar. Resulta empíricamente evidente que si las personas mayores realizan preferentemente aquellas tareas, sino aquellas que les resultan interesantes y atractivas, se sentirán más autosuficientes, más útiles a sí mismas y a los demás, lo cual finalmente redundará en un mayor grado de bienestar psicofísico.

Actividades solidarias

Solamente el 15% de las personas que integran la muestra respondió que realizaba algún tipo de tarea solidaria. Lamentablemente esta es una proporción pequeña porque se sabe que en el mundo actual, con muchas inseguridades y exclusiones, lo que se percibe con claridad es la sensación de debilidad, y esta sensación sólo puede disminuir a través de la solidaridad. Debido al importante recurso que significan los jubilados para llevar a cabo tareas solidarias, sería útil para la sociedad aprovecharlo en forma inteligente y humanitaria (por ejemplo: abuelos adoptivos de niños discapacitados o enfermos). En cuanto a la relación entre realizar actividades solidarias y las actitudes hacia la jubilación, se puede observar que las personas que realizan tareas solidarias tienen actitudes más favorables, tanto en la etapa previa como en la posterior a la jubilación. Los valores de ji cuadrado resultaron significativos al .05.

Satisfacción con el uso del tiempo libre y deseos de jubilarse

Como era de esperar, existe asociación positiva en ambos grupos entre los deseos de jubilarse y el grado de satisfacción con el uso del tiempo libre y las actitudes hacia la jubilación.

Grado de creencia religiosa

En cuanto al grado de creencia religiosa, la mayoría de los integrantes de la muestra estudiada (55%) expresaron tener creencias religiosas en forma relativa o moderada. Se observa que a mayor grado de creencia religiosa, las actitudes hacia la jubilación son más favorables, en ambos grupos. Parecería que creer en un Ser Superior contribuye a una mejor aceptación y adaptación a las diferentes etapas por las que inexorablemente se debe atravesar en la vida. Además, las actividades de tipo espiritual producen serenidad y en consecuencia mejoran las relaciones con los demás.

Ritmo del transcurso del tiempo

En la etapa previa a la jubilación el mayor porcentaje de actitudes desfavorables corresponde a aquellas personas para quienes el tiempo transcurre normalmente, mientras que en los jubilados el mayor porcentaje con actitudes desfavorables corresponde a personas que informan que el tiempo transcurre lentamente. En este último caso, el disponer de todo el tiempo libre y no saber cómo utilizarlo se convierte en una especie de castigo y para evitar el aburrimiento, realizan tareas con el fin de matar el tiempo o llenar el tiempo, en vez de utilizarlo en actividades atractivas y gratificantes. La mayor proporción de personas con actitudes favorables hacia la jubilación, tanto en la etapa anterior como posterior a ella, se encuentra entre aquellas para las que el tiempo transcurre rápidamente.

Satisfacción laboral y deseos de continuar trabajando

En la etapa prejubilatoria existe asociación negativa y estadísticamente significativa (c2 = 20.23) a nivel de .01 entre la satisfacción laboral y el deseo de continuar trabajando y las actitudes hacia la jubilación. En la etapa posjubilatoria se da la misma tendencia, aunque el valor de ji cuadrado obtenido (1.05) no resultó estadísticamente significativo.

Autoevaluación

El 15% del total de la muestra respondió que se desempeñaba mejor en las actividades que realizaba, con relación a otras personas de su mismo sexo y edad. El 61% respondió que se desempeñaba igual y el 24% restante, que se desempeñaba peor.
Tanto en la etapa previa como posjubilatoria se observa que existe la siguiente tendencia: a mayor autoevaluación, las actitudes hacia la jubilación son más favorables, mientras que a menor autoevaluación, las actitudes son más desfavorables. Resulta necesario destacar el aumento del porcentaje de personas con baja autoevaluación después de la jubilación (30%) con relación al porcentaje de personas con baja autoevaluación (17%) en la etapa anterior a la jubilación. Según Young (1989) y Laforest (1989), las pérdidas asociadas a la jubilación constituyen una agresión a la autoestima, a la identidad y a las convicciones que se tienen para vivir.

Proyectos para el futuro

Tanto en la etapa previa como en la posjubilatoria, la existencia de proyectos para el futuro incide en la favorabilidad de las actitudes hacia la jubilación. Los valores de ji cuadrado obtenidos resultaron significativos al .01. Lamentablemente, sólo el 31% del total de la muestra expresó que tenía proyectos para el futuro.

Conformidad con el monto del haber jubilatorio

Nótese que del total de la muestra, 186 sujetos, es decir el 62%, no está conforme con el haber jubilatorio. En la etapa previa el 69% dice estar disconforme con el monto que recibirá en el futuro, mientras que en la etapa posterior el porcentaje de disconformes disminuye al 55%.
Es necesario destacar que resulta justo y necesario que las personas que han trabajado gran parte de su vida reciban luego del cese laboral una retribución que les permita vivir dignamente, tal como ocurre en otros países del mundo. Lamentablemente debido a múltiples factores, ya sean económicos, de malas administraciones gubernamentales (utilización de los aportes jubilatorios para otros fines), de falta de equidad en la asignación de los haberes en Argentina, desde hace mucho tiempo, la mayoría de los jubilados no recibe un monto proporcional a los aportes realizados para tal fin durante toda su vida laboral. Tal como era de esperar, las actitudes hacia la jubilación se asocian positivamente con el grado de conformidad con el monto del haber jubilatorio ya sea presente o futuro. Los valores de ji cuadrado obtenidos resultaron significativos al .01.

Disponibilidad de otros ingresos además de la jubilación

A mayor disponibilidad de otros ingresos, se encontraron actitudes más favorables hacia la jubilación en ambos grupos. Los valores de ji cuadrado obtenidos resultaron significativos al .01. En la etapa previa, el 50% expresó contar con otros ingresos además de su haber jubilatorio para el momento del cese laboral y el 54% de los jubilados expresó contar con otros ingresos. Dentro de este último grupo, sólo el 47% afirmó que eran ingresos propios, mientras que para el 53% restante esos otros ingresos provenían de la ayuda de familiares, principalmente de los hijos.

Preparación previa

Las actitudes hacia la jubilación y el considerar necesaria una preparación previa se asocian en forma negativa y estadísticamente significativa. Los sujetos que están por jubilarse y tienen actitudes desfavorables hacia la jubilación expresaron la conveniencia de realizar una preparación previa (cursos preparatorios, terapias breves, etc.), mientras que los que poseen actitudes favorables consideran que una preparación previa es innecesaria. Sólo el 28% de los jubilados expresó la necesidad de una preparación previa y dentro de ese grupo, el 64% expresó tener actitudes desfavorables hacia la jubilación.

Relación entre actitudes hacia la jubilación y ciertos rasgos de personalidad

Al analizar las medias aritméticas de los cuatro factores de personalidad del Test 16 PF obtenidas por los sujetos con actitudes favorables y desfavorables hacia la jubilación, se observa lo siguiente: las personas con actitudes favorables obtuvieron puntajes significativamente más altos en afectividad y fuerza del yo y puntajes significativamente más bajos en tendencia a la culpabilidad y ansiedad que las personas con actitudes desfavorables. Al aplicar el t test se obtuvieron diferencias estadísticamente significativas al nivel de .01 (ver Tabla 2). En otras palabras, las personas con actitudes favorables son más afectuosas, más participativas, más estables emocionalmente, más maduras y más tranquilas que las personas con actitudes desfavorables. Estas últimas tienen mayor tendencia a la culpabilidad, son más aprensivas, inseguras, preocupadas, solitarias, ansiosas, tensas y frustradas que las que tienen actitudes favorables.

Tabla 2
Comparación de medias aritméticas en cuatro factores del Test 16 PF

Con respecto a la variable locus de control, al relacionarla con las actitudes hacia la jubilación, el ji cuadrado obtenido resultó significativo al .01 (c2 = 12.09).
Así se observa que las personas que presentan un equilibrio entre el control interno y el externo, poseen actitudes más favorables hacia la jubilación que aquellas en quienes se da un predominio de uno u otro tipo de control (ver Tabla 3). Era esperable que las personas que presentan un equilibrio entre los dos tipos de control tengan una mayor aceptación de la realidad y en este caso, de la inevitable etapa del cese laboral. Estos resultados corroboran la hipótesis formulada previamente.

Tabla 3
Locus de control

Concluyendo, dado el alto porcentaje de personas con actitudes desfavorables encontradas en el estudio que se informa, surge la conveniencia de realizar una preparación previa (cursos informativos, terapias breves, etc.) para quienes están próximos al cese laboral, así como también la necesidad del empleo de diversas estrategias de intervención para ayudar a quienes ya jubilados no logran una buena adaptación a su situación. Coincidimos en este aspecto con Saez Narro (1998), para quien la intervención previa y posterior a la jubilación es algo fundamental, como un recurso ineludible para una correcta adecuación y vivencia equilibrada durante la jubilación. Se trata según este autor, que el sujeto asuma la jubilación como un derecho tras una vida de trabajo, y no como una imposición forzada que lo separa del normal desarrollo de su vida cotidiana. Con respecto a la implementación de cursos preparatorios, la experiencia recogida en diferentes países y en menor escala en Argentina, muestra resultados diversos. En ocasiones, se ha observado que las personas próximas a jubilarse viven el tiempo libre del que dispondrán como un derecho adquirido, en el que nadie tiene autorización para intervenir tratando de organizárselo, presentando en consecuencia, resistencia para asistir a estos cursos. Por lo tanto, quizás, la estrategia más eficaz consistiría en impartir sólo algunas charlas grupales de información general acerca de la etapa jubilatoria y ofrecer a aquellos sujetos que presentan actitudes desfavorables, una breve asistencia psicológica que les permita reducir el temor y la ansiedad que se les presentan ante esta nueva etapa existencial.
Por último, se debe señalar que el aumento de la expectativa de vida trajo como consecuencia que el número de años de vida en la etapa poslaboral sea aproximadamente el mismo que en la etapa prelaboral. Dado que la ancianidad es una etapa natural e inexorable por la que atraviesa todo aquel que no muere joven, es necesario y urgente modificar el estereotipo negativo acerca de esta etapa de la vida. Este estereotipo surge, entre otros factores, de la internalización de normas prejuiciosas a través del proceso de socialización. Por lo tanto, los agentes principales de este proceso, es decir, la familia, la escuela, los medios de comunicación de masas, etc. deberían intentar transformar a través de la persuasión y del ejemplo las actitudes negativas en positivas. Este cambio redundará en una mejor calidad de vida para las personas mayores actuales y futuras y sólo así los esfuerzos de la Medicina para prolongar la vida tendrán un sentido cabal.

Anexo 1

Protocolo de la escala tipo Thurstone
La jubilación


Protocolo de la escala tipo Osgood
La jubilación

Protocolo de la escala tipo Osgood (Continuación)
La jubilación

Anexo 2
Protocolo del cuestionario para personas jubiladas mayores de 55 años

1. Edad:

2. Sexo:
1. __ masculino
2. __ femenino

3. Estado civil:
1. __ soltero/a
2. __ casado/a
3. __ vínculo matrimonial de hecho
4. __ separado/a
5. __ viudo/a

4. Nivel educacional alcanzado:
1. __ Sin estudios
2. __ Primario
3. __ Secundario
4. __ Universitario
5. __ Otros (Especificar)

5. Ocupación anterior:

6. ¿Le gustaba la tarea que realizaba?
1. __ Sí
2. __ No ¿Por qué?

7. ¿Cómo eran las relaciones en su ámbito laboral?
1. __ Muy buenas
2. __ Buenas
3. __ Regulares
4. __ Malas

8. ¿Tiene problemas de salud?
1. __ Muchos ¿Cuáles?
2. __ Algunos ¿Cuáles?
3. __ Ninguno

9. ¿Le insume mucho tiempo ocuparse de su salud?
1. __ Sí, mucho
2. __ Algún tiempo
3. __ No, nada

10. ¿Con qué frecuencia consulta al médico?
1. __ Frecuentemente
2. __ Ocasionalmente
3. __ Nunca

11. Si necesita ayuda para realizar desde una reparación sencilla en su casa hasta para cuidarlo y atenderlo permanentemente cuando se enferma, ¿cuenta con alguna persona (familiar, amigo o vecino) a quien recurrir para que lo ayude en esa situación?
1. __ Siempre
2. __ A veces
3. __ Nunca

12. ¿Cómo emplea su tiempo libre?

13. ¿Cómo quisiera emplear su tiempo libre?

14. ¿Realiza en su tiempo libre actividades solidarias?
1. __ Sí ¿Cuáles?
2. __ No ¿Por qué?

15. ¿Está satisfecho con el uso que le da a su tiempo libre?
1. __ Insatisfecho
2. __ Regular
3. __ Satisfecho

16. En cuanto al grado de creencia religiosa, usted:
1. __ Es muy creyente
2. __ Cree en forma relativa o moderada
3. __ No es creyente

17. El tiempo para usted transcurre:
1. __ Lentamente
2. __ Normalmente
3. __ Rápidamente

18. ¿Cuánto tiempo hace que se jubiló?

19. ¿Tenía ganas de jubilarse?
1. __ Sí ¿Por qué?
2. __ Más o menos
3. __ No ¿Por qué?

20. ¿Le hubiera gustado continuar trabajando después de jubilarse?
1. __ Sí ¿Por qué?
2. __ No ¿Por qué?

21. ¿Qué hacía en sus horas libres al poco tiempo de jubilarse?
1. __ Nada en especial
2. __ Tareas inherentes al hogar y a la familia
3. __ Trabajos esporádicos
4. __ Continuó con su ritmo de trabajo habitual
5. __ Se dedicó a actividades sociales, viajes y esparcimiento
88. __ Otros (especificar)

22. Comparándose con otras personas de su mismo sexo y edad, ¿cómo cree usted que se desempeña en las actividades que realiza?
1. __ Peor
2. __ Igual
3. __ Mejor
4. __ No sé

23. ¿Tiene proyectos para el futuro?
1. __ Sí ¿Cuáles?
2. __ No ¿Por qué?

24. ¿Está usted conforme con el monto de su haber jubilatorio?
1. __ Sí
2. __ No ¿Por qué?

25. ¿Dispone de otros ingresos además de su jubilación?
1. __ Sí__ Otros ingresos propios (alquileres, intereses, etc.)
__ Ayuda de familiares
2. __ No

26. ¿Usted considera que es necesario una preparación previa para la jubilación?
1. __ Sí ¿De qué tipo?
2. __ No ¿Por qué?

Protocolo del cuestionario para personas no jubiladas mayores de 55 años

1. Edad:

2. Sexo:
1. __ Masculino
2. __ Femenino

3. Estado civil:
1. __ Soltero/a
2. __ Casado/a
3. __ Vínculo matrimonial de hecho
4. __ Separado/a
5. __ Viudo/a

4. Nivel educacional alcanzado:
1. __ Sin estudios
2. __ Primario
3. __ Secundario
4. __ Universitario
5. __ Otros (Especificar)

5. Ocupación:

6. ¿Le gusta la tarea que realiza?
1. __ Sí
2. __ No ¿Por qué?

7. ¿Cómo son las relaciones en su ámbito laboral?
1. __ Muy buenas
2. __ Buenas
3. __ Regulares
4. __ Malas

8. ¿Tiene problemas de salud?
1. __ Muchos ¿Cuáles?
2. __ Algunos ¿Cuáles?
3. __ Ninguno

9. ¿Le insume mucho tiempo ocuparse de su salud?
1. __ Sí, mucho
2. __ Algún tiempo
3. __ No, nada

10. ¿Con qué frecuencia consulta al médico?
1. __ Frecuentemente
2. __ Ocasionalmente
3. __ Nunca

11. Si necesita ayuda para realizar desde una reparación sencilla en su casa hasta para cuidarlo y atenderlo permanentemente cuando se enferma, ¿cuenta con alguna persona (familiar, amigo o vecino) a quien recurrir para que lo ayude en esa situación?
1. __ Siempre
2. __ A veces
3. __ Nunca

12. ¿Cómo emplea su tiempo libre?

13. ¿Cómo quisiera emplear su tiempo libre?

14. ¿Realiza en su tiempo libre actividades solidarias?
1. __ Sí ¿Cuáles?
2. __ No ¿Por qué?

15. ¿Está satisfecho con el uso que le da a su tiempo libre?
1. __ Insatisfecho
2. __ Regular
3. __ Satisfecho

16. En cuanto al grado de creencia religiosa, usted:
1. __ Es muy creyente
2. __ Cree en forma relativa o moderada
3. __ No es creyente

17. El tiempo para usted transcurre:
1. __ Lentamente
2. __ Normalmente
3. __ Rápidamente

18. ¿Cuánto tiempo le falta para jubilarse?

19. ¿Tiene ganas de jubilarse?
1. __ Sí ¿Por qué?
2. __ Más o menos
3. __ No ¿Por qué?

20. ¿Le gustaría continuar trabajando después de jubilarse?
1. __ Sí ¿Por qué?
2. __ No ¿Por qué?

21. Comparándose con otras personas de su mismo sexo y edad, ¿cómo cree usted que se desempeña en las actividades que realiza?
1. __ Peor
2. __ Igual
3. __ Mejor
4. __ No sé

22. ¿Tiene proyectos para el futuro?
1. __ Sí ¿Cuáles?
2. __ No ¿Por qué?

23. ¿Está usted conforme con el monto de los haberes que percibirá cuando se jubile?
1. __ Sí
2. __ No ¿Por qué?

24. ¿Cuáles serían para usted las ventajas y desventajas de jubilarse?
Ventajas:
Desventajas:

25. Cuando se jubile, ¿puede disponer de otros ingresos además del haber jubilatorio?
1. __ Sí
__ Otros ingresos propios (alquileres, intereses, etc.)
__ Ayuda de familiares
2. __ No

26. ¿Usted considera que es necesario una preparación previa para la jubilación?
1. __ Sí ¿De qué tipo?
2. __ No ¿Por qué?

Notas

1 Para este tipo de comparación hubiera sido más adecuado realizar un estudio longitudinal pero lamentablemente, por razones de tiempo y económicas solo se pudo realizar un estudio transversal.
2 Thurstone utiliza un continuo actitudinal de 1 a 11. En este estudio, como en otros an­teriormente realizados, en los que se utilizó la escala de Thurstone, dado que al respondente le resulta difícil evaluar un estímulo con tanta precisión utilizando 11 categorías, se decidió utilizar sólo siete. Por otra parte, esta es la cantidad de intervalos que utiliza Osgood en su diferencial semántico, resultando por lo tanto más fácil la comparación entre los resultados obtenidos al administrar estas dos escalas.

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Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)
Facultad de Psicología de la Universidad del Salvador (USAL). Ciudad Autónoma de Buenos Aires - República Argentina

Fecha de recepción: 7 de diciembre de 2005
Fecha de aceptación: 3 de mayo de 2006

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