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Interdisciplinaria

versión On-line ISSN 1668-7027

Interdisciplinaria vol.33 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jun. 2016

 

ARTÍCULOS

Expectativas laborales en la adolescencia: Correlatos psicosociales*

Employment expectations in adolescence: Psychosocial correlates

 

Joaquina Palomar Lever** y Amparo Victorio Estrada***

*Trabajo financiado por el Instituto de Investigaciones sobre Desarrollo Sustentable y Equidad Social de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y el Fondo Mixto Sedesol-Conacyt (no. 91388).
**Doctora en Psicología. Profesor Investigador del Departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana. E-mail: joaquina.palomar@ibero.mxuniversidad Universidad Iberoamericana Ciudad de México, Departamento de Psicología. Prolongación Paseo de la Reforma 880, Lomas de Santa Fe, 01219 M éxico, D.F.
***Doctora en Ciencias Naturales. Investigador Adjunto del Departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana.


Resumen

Las expectativas laborales positivas representan la confianza que tienen los jóvenes de un futuro prometedor en términos de desarrollo laboral y económico. La obtención de un trabajo cualificado y un mejor ingreso es importante en el ajuste social adecuado en la vida de los jóvenes. Este estudio analiza la influencia de distintas variables psicosociales de hijos y padres sobre las expectativas laborales de los hijos adolescentes de beneficiarios del Programa Oportunidades. Los hogares inscritos en este programa son considerados como hogares que viven en condiciones de pobreza. Se analizaron datos de 1.093 jóvenes (55.8% hombres), con un promedio de edad de 14.92 (±1.29) años y de 1.049 madres y 545 padres con una edad promedio de 46.21 (±13.43) y 49.58 (±14.17) años, respectivamente. Se realizaron regresiones lineales múltiples con variables medidas en los padres y las madres por separado, con las que se identificaron predictores significativos de las expectativas laborales positivas de adolescentes que viven en condiciones de pobreza, provenientes de entornos tanto urbanos como rurales. Los resultados indican que la esperanza de obtener estabilidad económica en el futuro en estos jóvenes depende más bien de aspectos personales, por ejemplo, habilidades sociales y de aspectos familiares, por ejemplo interacciones familiares no punitivas ni coercitivas; más que del género o de sus habilidades cognitivas, aunque los jóvenes de localidades urbanas reportan perspectivas laborales más optimistas. Los datos provienen de una muestra probabilística nacional de hogares beneficiarios del Programa Oportunidades en México, lo que permite extender los resultados a otros jóvenes que viven en condiciones similares.

Palabras clave: Expectativas laborales; Adolescentes; Padres; Autocontrol; Motivación de logro; Pobreza rural y urbana; Programa Oportunidades; México.

Abstract

Positive employment expectations represent the confidence that young people have of a promising future in terms of employment and economic development. Obtaining a skilled job and a better income is important in terms of the adequate social adjustment of youth to the adult life. The aim of this study was to determine what factors may predict positive employment expectations in the adolescent offspring of beneficiaries of the Opportunities Program of Mexico. Households enrolled in this program are considered as households living in poverty. The program aims to reduce poverty in the current generation by conditioned cash transfers; in order to alleviate poverty in the next generation through investment in the offspring’s human capital (education, nutrition, and health).
The participants come from a probability sample of beneficiaries of Opportunities households with program-recertification data and proceeding from non-indigenous communities with 45 or more households. From this selection, a national sample of 2112 households was obtained. Of these 2112 households, in the first survey were interviewed the program household holder, which is usually the wife or a single parent, and the spouses, if they were available. Subsequently, from the original 2112 households there were selected those households with teenage children and we returned to those households in the second survey to interview the teenage children of the program household holder interviewed in the first survey. Data of 1093 children, 1049 mothers, and 545 fathers were obtained from both surveys. The sample of children had an average age of 14.92 (± 1.29) years, 55.8% of them were male, and 55.2% lived in an urban area. The sample of mothers had an average age of 46.21 (± 13.43) years, and the sample of fathers had an average age of 49.58 (± 14.17) years.
Self-reports from both children and parents were obtained separately from both surveys. Self-reports from the children measured work expectations, cognitive abilities, psychopathology, social competence, school attitude, relationship with peers, social support, adverse life events, and perceived parenting practices and family conflict. Self-reports from the parents measured self-control, achievement motivation, social maladjustment, and social competence.
Two models of multiple linear regression were performed to analyze the influence of the variables measured in the mother and father separately, in addition to the measured variables in the children.The results showed that the perception of social competence at school, positive attitude toward
school, and social support consistently played an important role in predicting positive employment expectations. Positive peer relationship also has a positive influence; so that higher perceived social popularity predicted higher level of positive work expectations. Additionally, behavioral control parent practices, as perceived by the children, positively influenced the employment expectations of the adolescents. In contrast, the report of externalizing symptoms reduces their employment prospects. Likewise, maternal practices of autonomy, parental psychological control practices and conflicting family relationships, as perceived by the children, negatively affect the positive employment prospects of young people. Neither the gender of the adolescents nor their intellectual abilities influenced their work expectations; but the type of locality they live in did: the urban adolescents reported higher levels of positive work expectations.
In summary, this analysis allows to identify significant predictors of positive work expectations of adolescents living in poverty, from both urban and rural settings. The results suggest that increasing the hope of gaining economic stability in the future largely depends on stimulate the social skills of young people and on eradicate punitive and coercive family interactions. It can be expected that interventions to improve social skills of the adolescents and to encourage more positive family interactions would promote greater economic stability in the future of young people living in poverty.

Keywords: Employment expectations; Adolescents; Parents; Self-control; Achievement motivation; Rural and urban poverty; Opportunities Program; Mexico.


Introducción

Las expectativas laborales positivas representan una medida aproximada de la confianza que tienen los jóvenes de un futuro prometedor en términos de desarrollo laboral y económico. La obtención de un trabajo cualificado, y con ello un mejor ingreso, es parte importante del ajuste social adecuado en la vida de los jóvenes. En este estudio se analizó la influencia de distintas variables psicosociales de hijos y padres sobre las expectativas laborales a futuro de los jóvenes, hijos de beneficiarios del programa gubernamental de combate a la pobreza Oportunidades, ahora denominado Prospera. Los hogares inscritos en este programa son considerados como hogares que viven en condiciones de pobreza, de acuerdo con la evaluación socioeconómica que realiza el propio programa.
El nivel socioeconómico de un hogar afecta el desarrollo de los individuos a lo largo de sus vidas, desde la etapa preescolar hasta después de haber terminado la formación escolar. Incluso el nivel socioeconómico, y en especial la inversión de los padres en sus hijos, afecta el desarrollo de los niños y adolescentes a lo largo de múltiples generaciones (Sohr-Preston et al., 2013). El efecto del nivel socioeconómico de los padres en el desarrollo de sus hijos se evidencia en sus logros académicos: los jóvenes de nivel socioeconómico bajo abandonan la escuela con más frecuencia, regresan a la escuela después de desertar con menos frecuencia, prosiguen su educación después del nivel intermedio con menos frecuencia y tienen, por tanto, menor probabilidad de obtener un grado universitario (Diemer & Li, 2012).
De acuerdo con Sohr-Preston y colaboradores (2013), el desarrollo de vocabulario en la niñez temprana, el logro educativo y el nivel de instrucción alcanzado son los mecanismos más plausibles a través de los cuales el nivel socioeconómico y la inversión de los padres en sus hijos pueden influir en el desarrollo de éstos a través de las generaciones. Estos autores argumentan que los padres con mayor nivel de educación dedican más tiem
po a sus hijos y los ayudan más en su aprendizaje, mientras que un mayor ingreso permite a los padres invertir más en materiales para mejorar el aprendizaje de sus hijos, afectando así el desarrollo de las futuras generaciones.
La literatura proporciona mayor información sobre las expectativas educacionales de
los jóvenes que sobre sus expectativas laborales. Sin embargo, dada la estrecha relación entre educación y ocupación laboral, las expectativas educacionales y laborales también están relacionadas. Las expectativas de los padres con respecto a la educación de sus hijos son un aspecto importante en la explicación de las expectativas educacionales y laborales de sus hijos. Se han realizado algunas investigaciones que analizan las percepciones de los niños sobre las aspiraciones de sus padres, mientras que otras miden las expectativas de los padres directamente. No se sabe si las expectativas y las atribuciones de los padres afectan el desempeño de los niños o viceversa; pero es muy probable que haya una relación recíproca entre ellos. Las expectativas de los padres con respecto a la educación de sus hijos se relacionan estrechamente con el rendimiento académico de éste y el alto desempeño de los hijos está consistentemente correlacionado con las altas expectativas de los padres (Foluke, 2011; Mulvaney & Morrissey, 2012; Osuafor & Okokkwo, 2013).
La relación entre las expectativas de los padres y el desempeño de los hijos es muy compleja y en esta relación median otras variables. Entre estas variables se encuentra el nivel socioeconómico, el cual está correlacionado con las expectativas de las madres y que a su vez influyen en el rendimiento escolar. Los padres con una ocupación profesional o administrativa tienden a influir en el rendimiento de sus hijos a través de las expectativas y el modelaje, mientras que los padres con una ocupación manual solamente influyen en el rendimiento de sus hijos a través de las expectativas (Sektnan, McClelland, Acock & Morrison, 2010). Esto sugiere que el grado en que los padres mantienen sus expectativas o la forma como las comunican a sus hijos difiere en función del género, el nivel socioeconómico o la ocupación parental.
Por otra parte, las expectativas de los adolescentes parecen ser poco estables de un año a otro (Beal & Crockett, 2010), además de que en muchos casos predomina la incertidumbre sobre el futuro educacional y laboral de los jóvenes. Dicha incertidumbre está relacionada
también con el nivel socioeconómico de los padres y con las expectativas educacionales que ellos tienen para sus hijos: a mayor nivel socioeconómico, más alto es el nivel de las expectativas (Gutman, Schoon & Sabates, 2012). Adicionalmente a las expectativas parentales, el propio rendimiento de los jóvenes y el grado en el que los adolescentes confían en sus propias habilidades juegan un papel importante en sus expectativas futuras: a mayor rendimiento y mayor confianza en las propias habilidades, más altas son sus expectativas laborales y educacionales (Gutman et al., 2012; Tynkkynen, Vuori & Salmela-Aro, 2012).
Otros factores como las actitudes de los niños y las niñas acerca de los roles familiares adultos también predicen sus planes o expectativas ya sea de trabajar o de quedarse en casa con sus propios hijos; y dichas actitudes están influidas por los roles de género tradicionales de la cultura en la que han crecido (Fulcher & Coyle, 2011). En suma, las expectativas laborales no parecen ser muy estables, están determinadas principalmente por el nivel escolar alcanzado por los jóvenes y por las expectativas de sus padres y están matizadas por sus perspectivas de transición a la adultez, tanto de sus roles familiares futuros como de la edad a la que esperan que esta transición suceda.
Adicionalmente, un aspecto importante a considerar en el desarrollo de los jóvenes es la presencia tanto de eventos adversos como de síntomas psicopatológicos, los cuales tienen un efecto disruptivo en la consecución de metas educativas importantes para el ajuste social adecuado de los jóvenes. Por una parte, la exposición a la adversidad temprana tiene un efecto perdurable en el desarrollo, debido a que puede alterar la capacidad de los niños para responder normalmente a situaciones adversas posteriores en la vida (Karatsoreos & McEwen, 2013), manifestándose en posteriores dificultades de aprendizaje, conducta y bienestar físico y mental de los jóvenes (Shonkoff et al., 2012). Por otra parte, la presencia de síntomas psicopatológicos, tanto emocionales como de comportamiento, obstaculiza el desempeño y logro escolar de los
estudiantes (Ansary, McMahon & Luthar, 2011; Esch et al., 2014) y con ello sus posibilidades laborales futuras. En especial, la exposición a la adversidad en las etapas tempranas de la niñez está fuertemente asociada a la presencia de síntomas psicopatológicos y a un mayor impacto disruptivo en su desempeño educativo posterior (Tan, 2009), lo que afecta el logro académico de los jóvenes y con ello sus expectativas laborales.
Otros aspectos familiares relevantes en la consecución de metas educativas y las expectativas laborales asociadas a éstas se relacionan con las prácticas parentales de crianza y el clima familiar. Particularmente, las prácticas de control psicológico están relacionadas con resultados educativos negativos en los hijos (Manzeske & Strigh, 2009), mientras que niveles moderados de control conductual están relacionadas con resultados educativos positivos (Barber, Stolz & Olsen, 2005). Adicionalmente, un ambiente positivo, en contraposición a uno conflictivo, se relaciona con resultados positivos en los hijos (Morrissey, Hutchison & Winsler, 2014).
El estudio realizado tuvo como objetivo determinar qué factores pueden predecir las expectativas laborales positivas en los hijos de beneficiarios del Programa de Desarrollo Humano Oportunidades. Este es un programa del gobierno mexicano que pretende reducir la pobreza de la generación actual mediante transferencias monetarias condicionadas, para así aliviar la pobreza de la siguiente generación a través de la inversión en su capital humano (educación, nutrición y salud). En este sentido, el programa está concebido para apoyar la inversión de los padres en los hijos. Al respecto, se ha demostrado que a corto plazo, dicha inversión en el capital humano de los hijos impacta positivamente en la educación, salud y nutrición de los jóvenes actuales y que también aumenta su prospección de mayores niveles de ingreso promedio futuro (McKee & Todd, 2011). En general, el fin último de este tipo de programas de transferencias cond-cionadas a personas que viven en condiciones de pobreza es romper el ciclo intergeneracional de la pobreza a través de impactar en el capital humano de la siguiente generación.

Método

Participantes

La muestra de hogares fue seleccionada con un muestreo probabilístico bietápico de un padrón nacional de 2.392.909 hogares beneficiarios del Programa Oportunidades con recertificación y de localidades no indígenas con 45 o más hogares. Para la primera etapa se eligieron las localidades urbanas y rurales por separado por probabilidad proporcion al altamaño.
Para la segunda etapa se eligieron hogares dentro de la localidad por muestreo aleatorio simple. A partir de esta selección, se obtuvo una muestra nacional de 2.112 hogares (897 rurales y 1.215 urbanos).
De esta muestra inicial, en la primera encuesta se entrevistaron a la persona titular del programa (usualmente la esposa o madre) y su cónyuge, si estaba disponible, lo que dio por resultado un número desigual de mujeres y hombres adultos.
Para la segunda encuesta, de los mismos 2.112 hogares originales se seleccionaron hogares con hijos adolescentes y se realizó una segunda entrevista a 837 hogares (341 rurales y 496 urbanos), de la que se obtuvieron los datos de los 1.093 jóvenes que constituyen la muestra de hijos de beneficiarios de Oportunidades.
El diseño de muestra para las encuestas de beneficiarios e hijos adolescentes se informa en Palomar (2015a). El estudio realizado fue correlacional y transversal.
1.- El grupo de hijos de beneficiarios estuvo formado por 1.093 jóvenes, con un rango de edad de 12 a 19 años y un promedio de edad igual a 14.92 (±1.29) años. La muestra consistió de 55.8% hombres y 44.2% mujeres. El 55.2% de los adolescentes residía en una localidad semiurbana o urbana y el 44.8%, en una localidad rural. Su escolaridad promedio fue igual a 8.33 (±1.71) años cursados de educación formal.
2.- El grupo de padres estuvo compuesto por 1.049 madres y 545 padres beneficiarios de Oportunidades. La edad promedio de las madres era igual a 46.21 (±13.43) años, mientras que la de los padres era 49.58 (±14.17) años. El 53.1% de las madres y el 48.6% de los padres completaron al menos el tercer año de educación primaria y el tiempo promedio de adscripción al Programa Oportunidades es de 3.37 (±.77) años.

Instrumentos

Las escalas administradas fueron validadas previamente en la muestra de hijos de beneficiarios (Palomar, 2015b). En la Tabla 1 se presentan el número de ítems de las escalas y sus confiabilidades, así como sus características estadísticas.

 

Tabla 1. Propiedades psicométricas y estadísticas de las escalas incluidas en los análisis

 

Variables medidas en los hijos

Expectativas laborales: La variable criterio expectativas laborales positivas fue medida con una escala unidimensional derivada factorialmente de la Escala de Expectativas Positivas de Loeber, Stouthamer-Loeber, Van Kammen y Farrington (1991). Puntajes altos en esta escala denotan mayor expectativa de obtener un trabajo estable y bien remunerado y de lograr seguridad económica en el futuro (ver Tabla 1).

Habilidades cognitivas: Para evaluar las habilidades cognitivas se eligió el Test Rápido de Barranquilla, Barsit (Del Olmo, 1985) para medir las habilidades verbales y el Test de Matrices Progresivas (Raven, 1976) para medir la capacidad de abstracción. Puntajes altos en estas pruebas indican mayor presencia de habilidades verbales y de abstracción, respectivamente (ver Tabla 1).

Psicopatología: Para medir la presencia de trastornos psicológicos en jóvenes se usó la escala Youth Self-Report (Achenbach & Rescorla, 2001). Sus reactivos están organizados en ocho grupos de síndromes, cuya estructura fue probada en 23 países (Ivanova et al., 2007). Dicha estructura de 89 reactivos fue adaptada y validada en jóvenes mexicanos, confirmando mediante modelamiento de ecuaciones estructurales la estructura de ocho síndromes propuesta por los autores y con confiabilidades alpha que fluctúan entre .63 y .87 para los ocho síndromes individuales (Palomar, 2015b). Los síndromes individuales pueden ser sumados en un índice total y en dos índices de síndromes denominados internalizantes y externalizantes. El índice de síntomas internalizantes comprende las escalas Ansioso-deprimido, Retraído-deprimido y Quejas somáticas, y el índice de síntomas externalizantes incluye las escalas Conductat ransgresora y Conducta agresiva. Valores altos en estos índices señalan mayor presencia de problemas internalizantes y externalizantes, respectivamente (ver Tabla 1).

Prácticas parentales: La percepción de los hijos de distintos tipos de prácticas parentales, tanto maternas de autonomía, control psicológico y control conductual, como paternas de control psicológico, fueron medidas con la escala de Andrade y Betancourt (2010), validada también en jóvenes mexicanos (Palomar & Victorio, 2014). Valores altos indican mayor tendencia parental hacia el uso de esa práctica en particular (ver Tabla 1).

Conflicto familiar: La percepción de relaciones familiares conflictivas fue evaluada con una escala derivada factorialmente de reactivos provenientes de otros instrumentos (Beavers, Hampson & Hulgus, 1985; Carver & Jones, 1992; Molloy & Pallant, 2002). Puntajes altos en relaciones conflictivas revelan mayor percepción de disturbio familiar (ver Tabla 1).

Competencia social escolar: El reporte de competencia social escolar fue medido con una escala derivada factorialmente de reactivos provenientes de otras escalas (Gresham & Elliot, 1990; Merrel, 2002). Valores altos en esta escala denotan mayor aptitud social y liderazgo en el ámbito escolar (ver Tabla 1).

Actitud escolar positiva: La actitud positiva hacia la escuela fue medida con una escala factorial derivada de reactivos de la National Survey on Drug Use and Health (Substance Abuse and Mental Health Services Administration, 2009). Puntajes altos en esta escala indican mayor valoración del trabajo escolar y su relevancia futura (ver Tabla 1).

Relación con pares: La relación positiva con pares se midió con una escala derivada factorialmente de la Escala de Relaciones con Pares de DuBois, Felner, Brand, Phillips y Lease (1996). Mayor valor en esta escala denota mayor percepción de popularidad social (ver Tabla 1).

Apoyo social: La percepción de apoyo social fue evaluada con una escala derivada factorialmente a partir de reactivos de otras escalas y validada en jóvenes mexicanos (Palomar & Victorio, 2014). Puntajes altos en esta escala revelan mayor disponibilidad de apoyo moral y afectivo de su entorno (ver Tabla 1).

Adversidad: El reporte de experimentación de eventos vitales adversos fue medido con una escala factorial de reactivos tomados de la escala de Holmes y Rahe (1967) y adaptados y validados en jóvenes mexicanos (Palomar & Victorio, 2014). Los reactivos indagan si se ha experimentado el evento adverso y se suman para crear un índice de eventos adversos experimentados. Valores altos revelan mayor experimentación de adversidades (ver Tabla 1).

Variables predictoras de los padres

Las escalas evaluadas en los padres fueron validadas previamente en la muestra nacional de beneficiarios titulares y cónyuges (Palomar, 2015a). En la Tabla 1 se describen el número de ítems de las escalas, sus confiabilidades y sus características estadísticas.

Autocontrol: El reporte de autocontrol se midió con una escala derivada factorialmente de reactivos de otras escalas (Brown, Miller & Lawendowski, 1999; Rosenbaum, 1980). Puntajes altos señalan mayor regulación social de impulsos (ver Tabla 1).

Motivación de logro: La medición de competitividad como factor de motivación de logro se realizó con una escala derivada factorialmente de reactivos procedentes de otro instrumento (La Rosa, 1986). Valores altos en competitividad señalan mayor tendencia hacia la competencia con otros como una estrategia para motivar el logro (ver Tabla 1).

Desajuste social: La presencia de desajuste social, definido como la dificultad para realizar las actividades diarias con eficiencia, se midió con la Escala de Ajuste Social y Laboral de Marks (1986). Un mayor puntaje denota mayores dificultades para cumplir con los compromisos cotidianos laborales y sociales (ver Tabla 1).

Competencia social escolar: La percepción de competencia social escolar fue medida con una escala derivada factorialmente a partir de reactivos de otros instrumentos (Gresham & Elliot, 1990; Merrel, 2002). Valores altos denotan mayor aptitud social y liderazgo en el ámbito escolar (ver Tabla 1).

Procedimiento

Los datos de los padres provienen de una encuesta nacional de beneficiarios del Programa Oportunidades realizada con entrevistas en hogares, en los que fue encuestado el beneficiario titular y su cónyuge, si estaba disponible, con cuestionarios.
Los datos de los hijos provienen de una submuestra de los 2.112 hogares originales, en los que había hijos adolescentes.
Los hogares elegidos se volvieron a encuestar 2 años después con entrevistas cara a cara con los adolescentes en sus hogares, usando cuestionarios y previo consentimiento informado de sus padres. Los adolescentes son los hijos de los titulares entrevistados en la primera encuesta. Los detalles de las encuestas se informan en otro estudio (Palomar, 2015a). La participación de los respondientes fue voluntaria, se les aseguró que su participación era independiente de los beneficios del programa, así como la confidencialidad de sus datos.
Con el propósito de identificar predictores de las expectativas laborales se realizaron análisis de regresión múltiple con los puntajes de las expectativas laborales positivas de los hijos adolescentes como variable criterio y se incluyeron como predictores diversas variables del ámbito individual, familiar, educativo y social, medidas en los hijos y en los padres.

Resultados

Los datos de ambas encuestas fueron fusionados para analizar las variables procedentes de los padres y los hijos, con el propósito de identificar los posibles predictores de las expectativas laborales positivas futuras de los adolescentes, incluyendo como predictores un conjunto de variables psicosociales medidas tanto en los padres como en los hijos. Las características psicométricas y estadísticas de los instrumentos incluidos en los análisis realizados en este estudio se describen en la Tabla 1. En términos generales las escalas tienen índices psicométricos adecuados.
Los posibles predictores de las expectativas laborales fueron analizados en dos modelos de regresión lineal múltiple, para estudiar la influencia de las variables medidas en la madre y el padre por separado, además de las variables medidas en los hijos. En ambos modelos de regresión lineal múltiple se incluyeron el tipo de localidad, el género de los hijos y sus puntajes de habilidad verbal y capacidad de abstracción como variables de control, además de otros predictores medidos en los hijos y los padres. Los predictores fueron incluidos simultáneamente y el factor de inflación de varianza estuvo por debajo de 2.5 para todos los predictores en ambos modelos.
En el primer modelo de regresión lineal múltiple se analizó la influencia de variables medidas en la madre. Se incluyeron como predictores de la expectativa laboral positiva además de las variables de control, el auto-reporte del hijo sobre su competencia social escolar, su actitud positiva hacia la escuela, su relación positiva con sus pares, su percepción
de apoyo social, de estrés experimentado al enfrentar eventos vitales adversos, de síntomas de psicopatología y sobre las prácticas maternas de control psicológico, así como el auto-reporte materno de autocontrol. Los resultados del análisis mostraron que un mayor nivel de expectativas laborales positivas estuvo asociado al autoreporte de los hijos de mayor competencia social en la escuela, mayor actitud positiva hacia la escuela, más relaciones positivas con sus pares, mayor percepción de apoyo social y menor reporte de síntomas de psicopatología. Sin embargo, dado el tamaño de la muestra, los efectos de competencia social y escolar y de síntomas externalizantes deben considerarse más como una tendencia que como un hallazgo significativo. Ninguna de las variables medidas en la madre alcanzó significación estadística. El modelo de regresión explica casi 31% de la variancia de expectativas laborales positivas futuras. Los coeficientes de regresión estandarizados (β) y los no estandarizados, así como sus intervalos de confianza (IC) se detallan en la Tabla 2.

 

Tabla 2. Predictores de las expectativas laborales positivas considerando la influencia materna

Nota:
n: 999
*p < .05
**p < .01
***p < .001

 

En el siguiente modelo de regresión lineal múltiple se analizó la influencia de las variables medidas en el padre. Se incluyeron como posibles predictores de las expectativas laborales positivas, además de las variables de control, el auto-reporte de los hijos sobre su competencia social en la escuela, su actitud positiva hacia la escuela y su percepción de apoyo social, además de la percepción de los hijos sobre las prácticas maternas de autonomía y control conductual, las prácticas paternas de control psicológico y las relaciones familiares conflictivas; así como el auto-reporte del padre sobre si completó el tercer año de primaria o no, su nivel de competitividad como motivación de logro, su nivel de desajuste social y de su competencia social escolar cuando estudiaba y del tiempo que el hogar ha estado incluido en el Programa Oportunidades. Los resultados del análisis indicaron que un mayor nivel de expectativas laborales positivas de los jóvenes estuvo asociado con residir en una localidad urbana, su percepción de menos prácticas maternas de autonomía, más prácticas maternas de control conductual, menos prácticas paternas de control psicológico, menos relaciones familiares conflictivas, mayor competencia social en la escuela, más actitud positiva hacia la escuela y mayor percepción de apoyo social del hijo, así como menor reporte de desajuste social por parte del padre. La ecuación de regresión explicó poco más del 38% de la variancia total de las expectativas laborales positivas futuras. Los coeficientes de regresión estandarizados (β) y los no estandarizados, así como sus intervalos de confianza al 95% se presentan en la Tabla 3.

 

Tabla 3. Predictores de las expectativas laborales positivas considerando la influencia paterna

Nota:
n: 260
*p < .05
**p < .01
***p < .001

 

Discusión

En el estudio que se informa se fusionaron los datos de las encuestas independientes de padres e hijos beneficiarios del Prograna Oportunidades con el propósito de identificar predictores de las expectativas laborales de los jóvenes. Los diversos análisis permitieron identificar varios predictores del ámbito individual, familiar, educativo y social, con distintos niveles de explicación de la variable de interés.
Ni el género de los adolescentes ni sus habilidades intelectuales parecen ejercer influencia alguna en las expectativas laborales en ninguno de los modelos de regresión. Estos resultados son desconcertantes, ya que cabría esperar que en una sociedad conservadora como la mexicana las expectativas laborales fueran menos importantes para las mujeres que para los hombres, congruente con los roles de género tradicionales de los hombres como proveedores del hogar (Fulcher & Coyle, 2011). Por ejemplo, en la población estudiada se observa una gran desigualdad de género en el ingreso debido a que la mayoría de las mujeres no tiene un trabajo remunerado (McKee & Todd, 2011). También cabría esperar que una mayor capacidad intelectuales tuviera asociada a mejores perspectivas laborales, ya que el reconocimiento de las propias habilidades impulsaría la confianza de obtener mejores resultados (Gutman et al., 2012; Tynkkynen et al., 2012).
En cambio sí parece importante el tipo de localidad, siendo la urbana la que mejor predice expectativas laborales positivas más altas en los adolescentes, cuando se incluyen variables medidas en el padre. Este resultado podría estar relacionado con que las localidades rurales ofrecen menos oportunidades laborales que las urbanas, como la presencia de grandes negocios que ofrezcan nuevas plazas de trabajo, la posibilidad de cambiar de trabajo y de promoverse profesionalmente (Culliney, 2014), lo que probablemente influye en la perspectiva más optimista de los jóvenes urbanos.
Los resultados revelan que la percepción de competencia social escolar, la actitud positiva hacia la escuela y el apoyo social juegan un rol consistentemente importante en la predicción de las expectativas laborales positivas, cuando se incluyen variables medidas en ambos padres. Es decir, percibirse como socialmente capaz, valorar la importancia del trabajo escolar y considerarse apoyado moral y afectivamente por su entorno aumenta considerablemente las expectativas de los jóvenes de obtener un trabajo estable y bien remunerado y de lograr seguridad económica en el futuro, en concordancia con hallazgos previos que señalan la importancia del apoyo social en las expectativas laborales futuras (Diemer & Li, 2012; Morrissey et al., 2014). También la relación positiva con pares ejerce una influencia positiva; de manera que mayor percepción de popularidad social predice niveles más altos de expectativas laborales positivas, pero sólo cuando se incluyen variables medidas en la madre. Estos resultados sugieren la esperanza de los jóvenes de recurrir a su capital social disponible para ampliar sus oportunidades laborales.
En contraste, es posible que el reporte de síntomas externalizantes reduzca las expectativas laborales positivas, pero sólo cuando se consideran variables medidas en la madre. Este resultado podría sugerir que la falta de salud psicológica afecta negativamente las esperanzas de los adolescentes de lograr seguridad económica y con ello un ajuste social adecuado, en concordancia con los resultados previos que indican la importancia de los sín
tomas patológicos en los resultados académicos (Esch et al., 2014; Sagatun, Heyerdahl, Wentzel-Larsen & Lien, 2014; Veldman et al., 2014). Sin embargo, dado el tamaño de la muestra, el efecto de los síntomas externalizantes debe ser considerado más bien como una tendencia, sujeto a comprobación posterior. Ni la exposición a eventos adversos ni los síntomas internalizantes parecen influir significativamente en las esperanzas de los jóvenes de un mejor futuro económico.
La influencia del ámbito familiar en las expectativas laborales de los jóvenes fue diversa. Tanto las prácticas maternas de autonomía, como las prácticas paternas de control psicológico y las relaciones familiares conflictivas influyen negativamente en las expectativas laborales positivas de los jóvenes, pero sólo cuando se incluyen variables medidas en el padre. Cabe señalar que autonomía tiene connotaciones positivas y negativas. Es positiva cuando autonomía se refiere a las prácticas de crianza democráticas en las que los padres confieren gradualmente mayor libertad y participación de los hijos en las decisiones que les competen (Wray-Lake, Crouter & McHale, 2010). Sin embargo, autonomía tiene también una connotación negativa cuando se refiere a la libertad que conlleva la permisividad y falta de control derivada del desinterés de los padres por sus hijos (Kramer, 2012). Es decir, autonomía con supervisión parental y autonomía por negligencia parental.
En congruencia con esta diferenciación, los resultados obtenidos sugieren que la tendencia materna de displicencia o permisividad hacia los hijos, la tendencia paterna a criticar y denigrar a los hijos y la prevalencia de conflictos familiares disminuyen las expectativas de los hijos de lograr seguridad económica y desarrollo laboral en el futuro. En contraste, las prácticas de control conductual influyen positivamente en las expectativas laborales de los hijos, pero también sólo cuando se incluyen variables medidas en el padre; de tal manera que la tendencia materna hacia el establecimiento de un ambiente estructurado con reglas de comportamiento, favorece la perspectiva de los hijos de lograr
seguridad económica en el futuro. Estos resultados están en concordancia con los hallazgos que subrayan el efecto positivo de la provisión de estructura (Barber et al., 2005) y del efecto negativo de la permisividad parental en los resultados académicos (Guay, Ratelle & Chanal, 2008).
En resumen, el análisis realizado permitió identificar predictores significativos de las expectativas laborales positivas de estudiantes adolescentes que viven en condiciones de pobreza, provenientes tanto de entornos urbanos como rurales. Los resultados señalan la importancia relativa de las variables psicosociales reportadas por los jóvenes y por sus padres como predictores de las expectativas laborales. Se destacan como predictores significativos algunas variables medidas en los jóvenes relacionadas con su experiencia escolar, sus habilidades sociales y con las prácticas parentales de crianza. Sin embargo, también se observó que algunos predictores no tuvieron un efecto consistente en todos los modelos de regresión, por lo que este aspecto requiere mayor investigación.
Una de las fortalezas de este estudio es que los datos provienen de una muestra probabilística de hogares beneficiarios de Oportunidades de todo el país, ello permite extender los resultados a otros jóvenes que viven en condiciones similares. Sin embargo, las limitaciones más importantes del estudio se rela
cionan con el carácter correlacional y transversal de la investigación, que no permite establecer relaciones causales entre variables. Es decir, los datos identifican las variables predictoras más plausibles, válidas también para otros jóvenes que viven en condiciones similares de pobreza, pero no pueden probar su causalidad. Por otra parte, el uso de auto-reportes puede introducir sesgos relacionados con la memoria y la deseabilidad social; sin embargo la mejor fuente de información disponible sobre lo que la persona piensa y siente es la persona misma.
Tomando en consideración esta acotación, los resultados permiten sugerir que aumentar la esperanza de obtener estabilidad económica en el futuro en los jóvenes que viven en condiciones de pobreza depende de estimular las habilidades sociales de los ellos, así como de erradicar las interacciones familiares punitivas y coercitivas. En la medida en que las expectativas laborales coincidan con los logros laborales, se podría esperar que las intervenciones escolares para mejorar las habilidades sociales de los adolescentes y la creación de programas para padres con el objeto de impulsar interacciones familiares más positivas deriven en mayor estabilidad económica futura de los jóvenes. Esta es una meta importante en una población en la que la transmisión generacional de la pobreza constituye una amenaza real.

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Departamento de Psicología
Universidad Iberoamericana
México DF

Fecha de recepción: 30 de junio de 2015
Fecha de aceptación: 10 de marzo de 2016

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