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Astrolabio. Nueva Época

versión On-line ISSN 1668-7515

Astrolabio  no.26 Cordoba ene. 2021  Epub 01-2021

http://dx.doi.org/https://doi.org/10.55441/1668.7515.n26.25871 

Artículos

Las urbanizaciones informales en la aglomeración Gran Buenos Aires. Una aproximación sociodemográfica a partir de datos censales (2010)

Informal urbanizations in Gran Buenos Aires agglomeration. A sociodemographic approach based on census data (2010)

Gabriela Mera1 

1https://orcid.org/0000-0003-2532-2287 Instituto de Investigaciones Gino Germani, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Universidad de Buenos Aires, Universidad Nacional de Tres de Febrero gabsmera@yahoo.com

Resumen

En el marco del desafío que implica abordar el fenómeno de la informalidad urbana a escala metropolitana en términos cuantitativos, el presente trabajo se propone recuperar fuentes de datos secundarias que han georreferenciado las urbanizaciones informales en el territorio y ponerlas en diálogo con las posibilidades que brindan los datos censales para trabajar a nivel microespacial. De esta manera, se busca dar cuenta de las características sociodemográficas y habitacionales de las urbanizaciones informales de la aglomeración Gran Buenos Aires en 2010 y las especificidades que adquieren dos formas que condensan aspectos socio-urbanos distintos: las villas y los asentamientos. Se evalúan posibilidades y limitaciones de esta metodología y, como resultado, se analizan las particularidades que atraviesan a estos tipos de hábitat en términos de estructura etaria, origen migratorio, nivel educativo, composición y tamaño de los hogares, condiciones habitacionales, y los contrastes que emergen entre ellos y respecto del conjunto urbano.

Palabras clave: urbanizaciones informales; características sociodemográficas; datos censales; aglomeración Gran Buenos Aires; desigualdades urbanas

Abstract

Considering the challenge of addressing urban informality in quantitative terms at a metropolitan level, the present article recovers secondary data sources that have georeferenced informal urbanizations in the territory, and put them in dialogue with the possibilities of census data to work at a micro space level. With this, we seek to analyze the sociodemographic and residential characteristics of the informal urbanizations in Gran Buenos Aires agglomeration in 2010, and the specificities of two forms that condense different socio-urban aspects: the “villas” and the “asentamientos”. Possibilities and limitations of this methodology are evaluated and, as a result, the particularities of these types of habitat are analyzed in terms of age structure, migratory origin, educational level, household’s composition and size, housing conditions, and the contrasts that emerge between them and with respect to the urban set.

Keywords: Informal Urbanizations; Sociodemographic Characteristics; Census Data; Gran Buenos Aires Agglomeration; Urban Inequalities

Introducción

En las sociedades modernas, como recuerda Pedro Abramo, hay dos grandes lógicas de producción de vivienda: la lógica del Estado, que se materializa a través de programas de provisión de suelo, vivienda o subsidios a determinados grupos sociales; y la lógica del mercado, donde el acceso al suelo y la vivienda depende fundamentalmente del capital económico de los actores.

[Pero] “hay una tercera lógica, la de aquellos que están excluidos de las dos anteriores, y que podemos definir como la lógica de la necesidad, en la que el acceso a la tierra urbana se da por medio de la toma de tierras o por el fraccionamiento de un lote, compartido con amigos o familiares” (Abramo, 2013: 30).

Estas urbanizaciones populares surgidas bajo la lógica de la necesidad, como subrayan referentes clave en la temática (Cravino, 2008), conforman un fenómeno complejo desde su misma denominación, y en torno suyo proliferan conceptos diversos -que a veces se equiparan, a veces se tensionan, a veces se cuestionan- como asentamientos informales, irregulares, ilegales; barios precarios, carenciados, populares, marginales; villas miseria, de emergencia; tomas, ocupaciones, invasiones. Y a ello se suman también los términos populares latinoamericanos, que con frecuencia son recuperados por el campo académico: villas, favelas, cantegriles, callampas, colonias populares, barriadas, ranchos, entre muchos otros.

Este heterogéneo universo -que suele englobarse, bajo un criterio tributario del orden jurídico, en nociones como informalidad o irregularidad en el acceso al suelo- ha sido frecuente objeto de indagación académica, y ha dado lugar a numerosos estudios especializados. Pero uno de los grandes desafíos que persisten es que se trata de un fenómeno de difícil captación en términos cuantitativos, en particular si se pretende abordarlo a escala metropolitana.

El presente trabajo espera constituir un aporte en este sentido, desde un interés por dar cuenta de las características sociodemográficas y habitacionales de las urbanizaciones informales dentro del conjunto urbano, y las especificidades que adquieren dos formas que condensan aspectos socio-urbanos distintos en Argentina: las villas y los asentamientos. El trabajo se centra en la principal ciudad del país, la aglomeración Gran Buenos Aires, definida en términos físicos como la envolvente de población que tiene como núcleo a Ciudad Autónoma de Buenos Aires y se extiende hasta donde tiene continuidad la mancha urbana. Para ello se propone un abordaje metodológico que recupera fuentes de datos que han georreferenciado estas urbanizaciones informales en el territorio, y lo pone en diálogo con las posibilidades que brindan los datos censales para trabajar a nivel microespacial y producir información sobre fenómenos que ocupan porciones pequeñas del espacio urbano.

La informalidad urbana

La emergencia de un interés en el campo académico en América Latina por los procesos de urbanización popular surgidos de la lógica de la necesidad -donde las estructuras de la traza colonial comenzaban a ser desbordadas por barrios pobres que se autogestionan el suelo, la vivienda, los servicios y el equipamiento comunitario- data de finales de la década de 1950 (Wagner, 2008), y en las décadas siguientes fueron objeto de profusos debates que atravesaron tanto el campo académico como las políticas de intervención nacional e internacional.

En un esfuerzo por historizar esta preocupación, Arqueros Mejica (2014) recuerda que, durante buena parte del siglo XX, en el marco de las teorías de la marginalidad, estos fenómenos fueron explicados a partir de enfoques socioculturales. Para estos autores , preocupados por el modo de inserción en el espacio urbano de las “poblaciones marginales” -entendidas como aquellas que, teniendo presencia en la ciudad, no se encontraban integradas a ella, permaneciendo a sus márgenes-, el hábitat se revelaba una consecuencia de patrones culturales que se correspondían con sociedades rural-tradicionales o como resultado de una falta de organización y la consecuente desintegración. Pero hacia fines del siglo, concretamente entre las décadas de 1970 y 1980, las reflexiones dejaron de estar centradas en el análisis sociocultural para focalizarse en la articulación con el orden jurídico, en la distancia entre las prácticas de los agentes y las normas e instituciones protegidas por el Estado, a través del concepto de informalidad.

La categoría de informalidad, señalan Herzer, Di Virgilio, Redondo y Rodríguez (2008: 175), originalmente fue acuñada en el campo económico para nominar a “una de las formas en la que se resuelve la relación capital/trabajo entre sectores que no logran insertarse a la «economía moderna»”, pero fue desbordando las problemáticas asociadas al mercado de trabajo para caracterizar también a la forma en la que se resuelve la relación con el mercado de tierra y vivienda y el sistema de propiedad. Así, el elemento crucial para definir a las urbanizaciones informales en América Latina se vincula con la condición jurídica de la tenencia de las tierras, entendiendo que el elemento que define a este fenómeno es una situación de transgresión o conflicto con el orden jurídico vigente; es decir que remite a modalidades de producción de la ciudad por fuera de los parámetros del orden legal estatal (Massidda, 2018; Canestraro, 2013). En palabras de Azuela de la Cueva (1993: 158),

“cuando se nos habla de asentamientos irregulares, informales, extraoficiales o directamente ilegales, no se nos indica nada acerca de las características físicas o económicas de estas áreas, sino de una relación problemática (que rara vez se define con precisión) con el orden jurídico formalmente vigente en esa sociedad”.

Pero, como reflejan las numerosas definiciones y debates que proliferan en el campo académico, se trata de una cuestión compleja de definir y abordar, de carácter múltiple -por la heterogeneidad de situaciones que abarca y por la diversidad de significaciones que adquieren las normas legales en condiciones políticas y culturales concretas-, donde se entrecruzan lo jurídico y lo mercantil, iniciativas individuales y lógicas estructurales del mercado del suelo . Así, lo que suele agruparse bajo el nombre de informalidad incluye procesos que van desde la ocupación directa, comúnmente llamada “toma” de tierras, hasta la ocupación a través de un propietario reconocido (con los llamados fraccionamientos “clandestinos”, “piratas”), y ello con diversos grados de irregularidad -desde fraccionar sin autorización hasta hacerlo sin cubrir las normas técnicas vigentes-; y, entre esos extremos, existe una amplia variedad de situaciones intermedias que no pueden ser clasificadas con claridad (Azuela de la Cueva, 1993), incluyendo formas de informalidad dispersa y entornos con diferentes grados de consolidación edilicia y/o situación dominial.

Como señala Massidda (2018), si bien el principal elemento para conceptualizar a la informalidad urbana en Argentina se vincula con su condición de no-adherencia a un marco formal legal, otros dos factores que entran en juego, y que suelen adquirir un rol más contextual en las definiciones académicas, son: (a) la existencia de infraestructura básica (tendidos de agua potable y desagües cloacales y pluviales; pavimentaciones; energía; inundabilidad); y (b) los aspectos edilicios, morfológicos, visuales del trazado en cuestión. En este sentido, “la condición de irregularidad surge por no adecuarse a alguna norma, y puede tener múltiples dimensiones: la tenencia de la tierra, su relación con la normativa urbana, la densidad, el trazado, la calidad de la construcción, los servicios que tiene, etc.” (Cravino, 2008: 53). Autores como Nora Clichevsky (2003), por ejemplo, justamente amplían la definición estrictamente jurídica, entendiendo que las modalidades de hábitat informal (o irregular o ilegal) implican una doble transgresión: por un lado, respecto a cuestiones dominiales -que se expresa en la falta de títulos de propiedad o contratos de alquiler-, y por otro lado, respecto del proceso de urbanización y las normas de construcción de la ciudad -que engloba ocupaciones de tierras inundables, sin infraestructura o con difícil acceso a ámbitos laborales, educativos, sanitarios, viviendas construidas por fuera de la normativa vigente, densidades extremas, entre otras situaciones.

Varela y Cravino (2008) proponen entender a este tipo de hábitat en la intersección de dos fenómenos más amplios, que con frecuencia se confunden, pero remiten a procesos diferentes: las formas o modalidades de hábitat popular -el universo de las prácticas habitacionales de los sectores populares en todo su abanico- y las formas de producción de suelo urbano por fuera de las normas urbanas y/o la legalidad -que no es exclusiva de los sectores populares, pues incluye también, por ejemplo, a sectores medios y altos en barrios cerrados que no se encuentran dentro de un marco legal adecuado. Pero, a estos dos elementos (lo popular y lo informal), les incorporan un tercero: el hecho de que los actores que producen suelo urbano sean los mismos sectores populares que los habitan. En este sentido, las definen en términos de urbanizaciones producidas por los mismos sectores populares, donde “los mismos habitantes gestionan (o producen) la provisión de infraestructura urbana y autoconstruyen sus viviendas, sin ser propietarios del lote que habitan” (Cravino, del Río y Duarte, 2010: 101).

En el contexto argentino, las principales modalidades que ha adquirido la informalidad urbana se vinculan con dos tipos de hábitat -surgidos en momentos históricos diferentes y con particularidades socio-urbanas distintivas- denominados villas y asentamientos informales. Las villas son producto de ocupaciones de tierra urbana vacante o afectación de tierras fiscales que producen tramas irregulares, resultado de la suma de ocupaciones individuales y diferidas en el tiempo, por lo que producen barrios de alta densidad poblacional, con viviendas (particularmente en su origen) de materiales precarios, infraestructura autoprovista y escaso o nulo espacio verde. Nacen en Ciudad Autónoma de Buenos Aires a finales de la década de 1930, en el marco del proceso de industrialización y los movimientos migratorios de las provincias del interior hacia la capital. Inicialmente concebidas por el Estado y los propios habitantes como de carácter transitorio, con el tiempo se volvieron una alternativa para acceder a habitar en la ciudad, formando ya parte de su entramado urbano.

Por su parte, los asentamientos (o tomas de tierras) son barrios informales en términos dominiales, pero, a diferencia de las villas, sus trazados urbanos tienden a ser regulares y planificados, pues generalmente son decididos y organizados colectivamente; en su mayoría, se ubican en tierras degradadas y, si bien con frecuencia predominan condiciones habitacionales deficitarias, con el tiempo suele observarse una evolución de la infraestructura y la calidad constructiva de las viviendas. Comenzaron a desarrollarse en la década de 1980 en la periferia de la aglomeración, en un contexto de endurecimiento de las condiciones de acceso a la ciudad. A diferencia de las villas, son producto de ocupaciones colectivas, a menudo con apoyo de organizaciones de base, que luego buscan mediar con el Estado para luchar por su legitimación y el acceso formal a la propiedad (Cravino, 2006 y 2009; Varela y Cravino, 2008).

La figura 1, que recorta la imagen satelital de una villa y de un asentamiento informal, permite observar las diferencias en la trama urbana de ambos tipos de hábitat: en el primer caso, un barrio organizado en intrincados pasillos, claramente diferenciado del trazado del tejido urbano circundante; y en el segundo, un barrio enteramente amanzanado, producto sin duda de una planificación del espacio físico barrial que procuró reproducir -estableciendo una relación de continuidad con- la cuadrícula de la “ciudad formal”.

Figura 1. Trama urbana de villas y asentamientos

Fuente: elaboración en base a Google Earth

Las villas y asentamientos constituyen, así, dos modalidades de urbanización informal con sus especificidades en términos de trama urbana, densidad, procesos sociohistóricos que le dieron origen y características poblacionales de sus residentes. Sin embargo, como señala Cravino (2008), no dejan de ser “tipos ideales” weberianos, que no siempre logran encasillar muchas prácticas habitacionales que más bien constituyen categorías intermedias o mezclas de tipologías: asentamientos que se han densificado y se asemejan a villas; ocupaciones individuales de lotes abandonados que van consolidando tramas similares a las de un asentamiento; villas y asentamientos urbanizados y/o regularizados por el Estado que se aproximan (en mayor o menor medida) a la fisonomía de la ciudad formal; loteos piratas que se han desarrollado como villas o asentamientos; etc.

Metodología

La medición de la informalidad urbana: fuentes y antecedentes. Las villas y asentamientos informales son tipos de hábitat de difícil captación en términos cuantitativos; y si bien suelen circular cifras referidas a su magnitud y evolución, es sumamente difícil contar con datos sólidos y confiables al respecto. En este sentido, es importante considerar, como señalan Cravino, Duarte y del Río (2008), que el registro de los casos en situación de irregularidad dominial es complejo, no sólo por el propio dinamismo y la pluralidad de situaciones que engloba el fenómeno, sino también por la carga que conlleva la visibilización para los propios habitantes. Y si, por un lado, muchos relevamientos se realizan por la iniciativa y presión de los pobladores para ser reconocidos (y de ese modo iniciar la lucha por la regularización), en otros casos los mismos habitantes despliegan estrategias de ocultamiento por temor a conflictos y represalias.

En Argentina, si bien hay numerosas agencias a nivel nacional, provincial y municipal que cuentan con información cuantitativa al respecto , se trata de información dispersa y fragmentaria, al tiempo que los esfuerzos más consistentes por integrarlas en un único registro dieron cuenta de los diversos problemas que atraviesan estos datos, como la incompatibilidad entre definiciones teóricas y tipológicas, los altos niveles de subregistro, la discrepancia de nombres, ubicaciones y delimitación espacial de los barrios, entre muchos otros (del Río, Duarte, Graham y Varela, 2008).

En los últimos años, cabe destacar algunas experiencias sumamente valiosas que han buscado identificar a las urbanizaciones informales e integrarlas en una base que permita cuantificar su volumen y características. En esta línea, pueden mencionarse dos relevamientos realizados en la ciudad de Córdoba por el Servicio Habitacional y de Acción Social (SEHAS) en 2001 y 2007 (Buthet y Scavuzzo, 2002; Buthet, Baima y Calvo, 2007), y otro en la ciudad de Rosario, que tomó como base una investigación de la Fundación del Banco Municipal de Rosario (1996), revisada y georreferenciada por el Servicio Público de la Vivienda de la Municipalidad en 2005, y actualizada luego con información de diversas fuentes (Castagna, Raposo y Woelflin, 2010 y 2018). A nivel nacional, sin duda, se destacan los relevamientos del Centro de Investigación Social (CIS) de la organización TECHO, que desde 2009 viene trabajando en diversas áreas metropolitanas del país (TECHO Argentina, 2009, 2013 y 2016), para finalmente confluir, en articulación con el gobierno nacional, en la implementación del Relevamiento Nacional de Barrios Populares (RENABAP) 2016-2017, orientado a que los hogares registrados puedan acceder a un Certificado de Vivienda Familiar. En el Área Metropolitana de Buenos Aires, el principal referente, sin duda, es el trabajo realizado desde el equipo de Infohabitat de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), quienes han logrado construir una base georreferenciada de villas y asentamientos a partir de sucesivas aproximaciones cuantitativas al fenómeno integrando datos de fuentes diversas y relevamientos propios . En 2015, en convenio con la Subsecretaría Social de Tierras, Urbanismo y Vivienda, este trabajo sirvió de base para el desarrollo del Registro Provincial de Villas y Asentamientos Precarios de la Provincia de Buenos Aires.

Estos relevamientos permitieron cuantificar la magnitud, localización y evolución de las villas y asentamientos en Argentina (o algunas áreas en particular) y sentaron las bases para llevar a cabo abordajes más específicos y poner en diálogo al fenómeno con otros procesos urbanos. El presente trabajo se propone retomar (y complementar) estos esfuerzos, desde una búsqueda por dar cuenta, ya no del volumen y crecimiento de las urbanizaciones informales, sino profundizar en sus características sociodemográficas a partir de las posibilidades que brindan los datos censales para trabajar a nivel microespacial -y producir información sobre fenómenos que ocupan porciones pequeñas del territorio, como son justamente las villas y asentamientos informales.

En este sentido, se plantea en continuidad con una línea de estudios que, en los últimos años, ha buscado capitalizar el uso de microdatos censales para reconstruir y analizar entornos urbanos específicos desde una perspectiva sociodemográfica y habitacional. En esta línea, cabe destacar la clasificación del espacio urbano de Ciudad Autónoma de Buenos Aires en función de distintos tipos de hábitat -que incluyen a las villas de la ciudad, en el marco de una tipología más amplia que abarca también a los conjuntos habitacionales, la ciudad colonial, la ciudad central y los fraccionamientos por loteo diferenciados según el nivel socioeconómico de sus residentes- ((Marcos, Mera y Di Virgilio, 2015), y su posterior revisión para extenderlo al conjunto de la aglomeración Gran Buenos Aires, incorporando a la tipología otras categorías como cabeceras y pueblos conurbados, urbanizaciones cerradas, entre otras (Marcos y del Río, 2019), así como también estudios abocados a analizar las condiciones de asentamiento residencial de subpoblaciones específicas como los migrantes internacionales a partir de una tipología de áreas residenciales que toma en cuenta la forma de producción (formal o informal) del espacio habitacional y la incidencia de condiciones habitacionales deficitarias (Mera, 2020).

El presente artículo se propone recuperar las potencialidades de los microdatos censales que han mostrado estas experiencias para centrar ahora la mirada en el caso de las villas y asentamientos y, de esta manera, poner en diálogo las metodologías implementadas en estas líneas analíticas con el campo de estudios especializado en la informalidad urbana.

Clasificación de las unidades geoestadísticas censales: criterios y decisiones. El trabajo toma como caso a la aglomeración Gran Buenos Aires (AGBA): la envolvente de población o “mancha urbana” más grande de Argentina, que tiene como núcleo a Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) -también llamada Capital Federal por ser sede del gobierno federal- y se extiende, hasta donde tiene continuidad, la concentración de edificaciones vinculadas por vías de comunicación (Vapñarsky, 1995). Esta extensa conurbación de la Capital Federal, comúnmente denominada el conurbano bonaerense, abarca en forma total o parcial a otros 32 municipios, y sus “tentáculos” coinciden con las vías ferroviarias que dinamizaron el crecimiento de la ciudad hacia mediados del siglo XX (mapa 1).

Mapa 1. Aglomeración Gran Buenos Aires, 2010

Fuente: elaboración en base a Indec (2010). Cartografía ajustada por Marcos (2011).

Para identificar y caracterizar a las urbanizaciones informales, se utilizó una cartografía que tomó como base las unidades espaciales más pequeñas para las que el censo publicó datos (radios censales), ajustada por Marcos (2011) al área de la AGBA, y se clasificaron los polígonos que la conforman según contuvieran (o no) alguna villa y/o asentamiento. Ello implicó diversas tareas.

En primer lugar, se exploraron las fuentes de datos disponibles que hubieran identificado y georreferenciado las urbanizaciones informales del área de estudio. Luego de evaluarlas, se decidió utilizar la cartografía elaborada por la Dirección General de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires (para identificar las villas de la CABA) y el Registro Provincial de Villas y Asentamientos Precarios de la Provincia de Buenos Aires (para las ubicadas en el conurbano bonaerense).

Una vez definida la fuente de datos a utilizar, se analizaron las similitudes y diferencias entre ambos relevamientos para integrarlos en un único registro de urbanizaciones informales. Para ello se exploró tanto la cartografía como su información asociada, buscando contrastar las definiciones operativas utilizadas en cada caso y tomar algunas decisiones fundamentales para su compatibilización.

En el caso de la CABA, la fuente distinguía tres tipos de hábitat informal: (1) villas, (2) asentamientos y (3) núcleos habitacionales transitorios (NHT). La definición de “villa” se ajustaba a la adoptada en este trabajo, pero no así la de “asentamiento”. Para el gobierno de Ciudad Autónoma de Buenos Aires, este segundo concepto remite a los denominados “Nuevos Asentamientos Urbanos (NAU)”: enclaves de pobreza que solo se distinguen de las villas por su carácter más reciente, por lo que no son reconocidos por el Estado como tales y suelen alcanzar mayores niveles de precariedad en términos de habitabilidad y localización . Los Núcleos Habitacionales Transitorios, por su parte, son urbanizaciones surgidas a fines de la década de 1960 para dar una solución habitacional transitoria a los habitantes de las villas, pero algunos se convirtieron en emplazamientos definitivos, en condiciones de precariedad similar a las villas . Considerando que los tres casos, más allá de sus particularidades sociohistóricas, remiten a un mismo tipo de hábitat, se decidió unificar las tres categorías bajo la categoría de “villa”.

En el caso de la Provincia de Buenos Aires, la fuente distinguía villas y asentamientos siguiendo las definiciones adoptadas aquí. Sin embargo, también identificaba una tercera categoría “otros”, que incluía situaciones como mixturas entre villas y asentamientos (combinaciones de tramas urbanas, asociadas a diferentes momentos de formación y crecimiento del barrio); villas y asentamientos urbanizados (producto de intervenciones estatales) o históricamente consolidados (paulatinamente dotados de servicios e infraestructura urbana, por lo que en la actualidad solo se distinguen de su entorno por la irregularidad dominial); y otras situaciones como loteos clandestinos, conjuntos habitacionales tomados (ocupados por familias que no eran adjudicatarias de las viviendas), situaciones de informalidad dispersa, etc. A los fines de este trabajo, se incluyeron dentro de la categoría de “villas” algunas de estas “otras” situaciones, como las villas históricas consolidadas, las mixturas donde la superficie de la villa (el trazado irregular) predominara en más del 50 por ciento, o la combinación de villa con otras situaciones (conjuntos habitacionales tugurizados, fábricas tomadas, etc.) donde la superficie de la villa predominara en más del 50 por ciento, según inspección en imágenes satelitales de Google Earth. Del mismo modo, se incluyeron dentro de la categoría de “asentamiento” a situaciones como asentamientos históricos consolidados o mixturas donde la superficie del asentamiento (amanzanado) predominara en más del 50 por ciento. Quedaron excluidas de la clasificación otras situaciones, como conjuntos habitacionales “tomados”, las villas y asentamientos regularizados, situaciones de informalidad dispersa, otras ocupaciones no identificadas y las porciones de villas urbanizadas de Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Una vez editada la base original, se procedió a la identificación de estos entornos en la cartografía censal mediante operaciones de superposición de esta cartografía con los polígonos de villas y asentamientos en Google Earth -siempre procurando utilizar imágenes satelitales de fechas próximas al momento del último censo de población (27 de octubre de 2010). Dado que las unidades geoestadísticas censales se definen con criterios operativos y, en la mayoría de los casos, no respetan los límites de estos entornos habitacionales, se tomó la decisión de considerar “radios con villa y/o asentamiento” aquellos en los que más del 50 por ciento de la superficie de uso residencial estuviera superpuesta con un polígono de villa o asentamiento, siguiendo las recomendaciones de autores que también debieron enfrentarse con lo que Openshaw (1984) denominó el Problema de la Unidad Espacial Modificable.

Entre las principales debilidades de los resultados obtenidos, en primer lugar, se debe señalar que numerosas villas y asentamientos quedaron excluidos de la clasificación final por ocupar menos de la mitad del radio en cuestión -por ser muy pequeños u ocupar porciones pequeñas de los radios sobre los que se extienden (figura 2)- o bien por haber surgido con posterioridad a la fecha del último censo (figura 3).

Figura 2. Ejemplo de urbanizaciones informales excluidas por superficie

Fuente: elaboración en base a Google Earth

Figura 3. Ejemplo de urbanización informal excluida por su carácter reciente

Fuente: elaboración en base a Google Earth

En segundo lugar, las unidades geoestadísticas con villas y/o asentamientos pueden estar enteramente cubiertas por el tipo de hábitat en cuestión (lo que equivale a la situación ideal que denominamos “radios puros”), o incluir también algunas porciones de “ciudad formal” (que denominamos “radios mixtos”) (figura 4). Del total de unidades geoestadísticas con villas y/o asentamientos clasificados aquí (655), el 70 por ciento (457 casos) corresponden a radios puros y un 30 por ciento (198 casos) constituyen radios mixtos.

Figura 4. Ejemplo de radios puros y mixtos

Fuente: elaboración en base a Google Earth

Para decidir si trabajar solamente con los radios puros o incluir a los radios mixtos en la clasificación final, se exploraron las características sociodemográficas de la población, hogares y viviendas en un caso y en otro (v. Anexo - cuadro 1), con el fin de constatar si la inclusión de estas porciones de ciudad formal, que lindan con las villas y asentamientos, afecta la posibilidad de captar las especificidades de estos tipos de hábitat. Los resultados permitieron observar que, en términos sociodemográficos, prácticamente no existen diferencias entre radios puros y radios mixtos, excepto en dos situaciones: la incidencia de la población extranjera y el acceso a servicios urbanos (agua y cloacas). En el resto de los indicadores (composición por sexo, nivel educativo, tamaño de los hogares, características habitacionales, pobreza estructural), los radios mixtos tienen características muy similares a los radios puros, por lo cual decidimos incluirlos en la base final.

El cuadro 1 y el mapa 2 muestran la clasificación y la cartografía resultante de este largo proceso, donde se identifican 655 unidades geoestadísticas como villa y/o asentamiento -329 como villa, 308 como asentamiento y 18 como ambos tipos de hábitat-, posibilitando su caracterización con todo el abanico de variables censales disponibles para ese nivel de desagregación espacial .

Cuadro 1. Unidades geoestadísticas, población, hogares y viviendas clasificadas. AGBA, 2010

Con villa

Con asentam.

Con villa y asentam.1

Resto

Total

Radios

329

308

18

12.749

13.404

Población

422.168

464.904

29.784

12.671.315

13.588.171

Hogares

115.070

116.573

7.528

4.062.186

4.301.357

Viviendas

95.671

103.543

6.521

4.456.335

4.662.070

Fuente: elaboración en base a Indec (2010), DGEyC (s/f) y Registro Público Provincial de Villas y Asentamientos Precarios (2015).

Nota: (1) Dado el interés por captar las especificidades de las villas y los asentamientos, las unidades geoestadísticas que contienen ambos tipos de hábitat fueron excluidas de los procesamientos.

Mapa 2. Unidades geoestadísticas censales con villas y asentamientos. AGBA, 2010

Fuente: elaboración en base a Indec (2010), DGEyC (s/f) y Registro Público Provincial de Villas y Asentamientos Precarios (2015).

Resultados

Comenzando por una de las estructuras demográficas fundamentales, el gráfico 1 permite ver las particularidades que atraviesa la composición por edad, sexo y país de nacimiento de la población que habita las urbanizaciones informales en el marco del conjunto urbano.

Gráfico 1. Estructura por edad, sexo y país de nacimiento.

Villas y asentamientos de CABA y resto del AGBA, 2010

Ciudad de Buenos Aires

Villas

Total CABA

Resto del AGBA

Villas

Asentamientos

Total resto AGBA

Fuente: elaboración en base a Indec (2010), DGEyC (s/f) y Registro Público Provincial de Villas y Asentamientos Precarios (2015).

Tanto las villas como los asentamientos se destacan por su estructura joven, con una pirámide de base ancha, producto de una elevada natalidad, que desciende rápidamente hacia la cúspide reflejando el poco peso de la población anciana. Esta estructura contrasta con el total de la ciudad, especialmente en la CABA, cuya pirámide en forma de “urna” evidencia una población envejecida, con base estrecha producto de una natalidad baja, alta proporción de adultos mayores y presumiblemente buena esperanza de vida. En cambio, en el conurbano bonaerense -donde la pirámide adquiere una forma más acampanada, con una base moderada que habla de una baja de la natalidad más incipiente, y una estructura más estable que va reduciéndose suavemente hacia la cúspide- las urbanizaciones informales adquieren rasgos menos distintivos.

Dentro del universo de las urbanizaciones informales, las villas de la CABA adquieren, a su vez, ciertas especificidades, vinculadas con las marcadas “salientes” de proporción de adultos jóvenes, de entre 20 y 30 años, vinculadas fundamentalmente a la incidencia de la población migrante, que tiende a concentrarse en dichas edades.

Cuadro 2. Características básicas de la población.

Villas y asentamientos de CABA y resto del AGBA, 2010

Indicadores

CABA

Resto AGBA

Villas

Total

Villas

Asentam.

Total

Razón de masculinidad

98,8

85,2

99,2

100,6

94,7

País de nacimiento1

Argentina

51,8

87,1

85,0

81,6

92,6

Bolivia

20,0

2,7

3,5

4,1

1,1

Paraguay

21,8

2,8

9,2

12,7

3,4

Perú

6,0

2,1

1,5

0,8

0,5

Otros

0,5

5,3

0,8

0,7

2,3

Nivel educativo2

Hasta primario inc.

16,1

2,3

19,5

19,5

8,7

Primario comp.- secund. inc.

52,6

21,3

59,3

60,5

47,0

Secund. comp.- sup/univ. inc.

28,6

38,8

19,2

18,3

31,1

Sup/univ. completo

2,7

37,6

2,0

1,8

13,1

Fuente: elaboración en base a Indec (2010), DGEyC (s/f) y Registro Público Provincial de Villas y Asentamientos Precarios (2015).

Notas: (1) Población en viviendas particulares. (2) Población de 25 a 64 años que ya no asiste a un establecimiento educativo.

En términos de estructura por sexo, el índice de masculinidad muestra que las villas y asentamientos tienden al equilibrio, lo cual contrasta con un conjunto urbano más feminizado, sobre todo en la CABA. Respecto a la composición por país de nacimiento, como ya se observaba en las pirámides, las villas de CABA han sido mayormente receptoras de población migrante, en particular la proveniente de Bolivia y Paraguay (20 y 22 por ciento, respectivamente). En las urbanizaciones informales del conurbano bonaerense, la incidencia de la población nacida en otros países es claramente menor (en conjunto no superan al 20 por ciento). El colectivo más numeroso aquí, los paraguayos, representan entre el 10 y el 12 por ciento de la población (cuadro 2).

En relación con el nivel educativo, si bien los grandes contrastes se dan entre las urbanizaciones informales y el total de la ciudad -sobre todo en la CABA, cuyos habitantes en general cuentan con niveles educativos muy elevados-, la población que habita las villas de CABA tienen mejor nivel educativo que las que residen en las villas y asentamientos del conurbano bonaerense, sobre todo por el alto peso de población que alcanzó a completar los estudios secundarios (o incluso comenzó niveles superiores), que representa casi un 30 por ciento de la población adulta que ya no asiste; diez puntos porcentuales por encima de los habitantes de villas y asentamientos del resto del AGBA (cuadro 2).

Cuadro 3. Composición y tamaño de los hogares.

Villas y asentamientos de CABA y resto del AGBA, 2010

Indicadores

CABA

Resto AGBA

Villas

Total

Villas

Asentam.

Total

Tipo de hogar1

unipersonal

16,9

30,3

12,3

10,4

14,7

nuclear

59,8

54,5

61,6

64,9

64,1

extenso/compuesto

17,4

8,1

21,2

20,7

16,8

no conyugal

5,9

7,1

4,9

4,0

4,3

% hogares numerosos2

29,5

12,3

37,7

39,4

27,2

% hogares hacinados3

12,3

1,5

9,7

11,8

4,2

Fuente: elaboración en base a Indec (2010), DGEyC (s/f) y Registro Público Provincial de Villas y Asentamientos Precarios (2015).

Notas: (1) Unipersonal: conformado por una persona; nuclear: pareja sola, pareja con hijo(s), madre/padre con hijo(s); extenso/compuesto: familia nuclear + otros parientes y/u otros no parientes; no conyugal: personas no emparentadas y/o parientes no nucleares. (2) Hogares multipersonales con más de 5 miembros. (3) Hogares con más de 3 personas por cuarto.

Respecto del tamaño y composición de los hogares (cuadro 3), la pauta general de los habitantes de las urbanizaciones informales -compartida por entre 60 y 65 por ciento de los hogares- es conformar familias nucleares, es decir, vivir en pareja, con o sin hijos, o arreglos de tipo monoparental (padre/madre con hijos). En segundo lugar, aparecen las estrategias habitacionales que incluyen el allegamiento de otros parientes (extensos) y/o no parientes (compuestos), que ascienden al 20 por ciento en villas y asentamientos del conurbano y al 17,4 por ciento en las de CABA. Este tipo de hogar puede remitir a un sinfín de situaciones -padres o abuelos que requieren del sostén familiar, hijos unidos que incorporan a sus parejas y/o descendencia al hogar de sus padres, familiares o personas cercanas que necesitan de apoyo para resolver la residencia, etc.-, pero con frecuencia es indicador de condiciones restrictivas de acceso a la vivienda, que terminan resolviéndose a través del allegamiento intra o extrafamiliar. Y en tercer lugar se destacan, en especial en las villas de la CABA (17 por ciento), los hogares constituidos por una única persona, los cuales también pueden remitir a múltiples situaciones: desde personas que residen solos en una vivienda hasta arreglos de cohabitación sin compartir gastos comunes -entre familiares, amigos o conocidos y hasta personas solas que subalquilan parte/s de una vivienda en carácter de inquilinos.

Esta estructura de las urbanizaciones informales contrasta con la composición general de los hogares en la CABA -donde también priman los hogares nucleares, pero están más extendidos los unipersonales (30 por ciento) y tienen menor incidencia los extensos y compuestos (8 por ciento)-, pero no se diferencia tanto del conjunto en el conurbano bonaerense.

En lo que respecta al tamaño, casi 3 de cada 10 hogares en villas de la CABA -y casi 4 de cada 10 en las del conurbano bonaerense- son hogares con más de 5 miembros; y entre 10 y 12 por ciento padecen situaciones de hacinamiento, valor muy superior al conjunto de la ciudad, sobre todo en la CABA (cuadro 3).

Cuadro 4. Condiciones socio-habitacionales.

Villas y asentamientos de CABA y resto del AGBA, 2010

Indicadores

CABA

Resto AGBA

Villas

Total

Villas

Asentam.

Total

Tipo de vivienda

Casa

76,9

23,9

86,7

84,9

82,8

Departamento

8,8

73,1

2,6

0,9

13,0

Rancho o casilla

3,8

0,2

9,6

12,9

3,6

Pieza en inquilinato/pensión

10,1

2,6

1,0

1,1

0,5

Resto

0,4

0,2

0,1

0,2

0,2

% viviendas c/techos y pisos deficitarios1

34,0

2,4

43,9

40,3

14,9

% hogares s/agua de red en la vivienda

15,9

2,5

24,7

47,7

35,3

% hogares s/baño con descarga a red pública

15,2

1,8

71,9

93,6

60,2

Fuente: elaboración en base a Indec (2010), DGEyC (s/f) y Registro Público Provincial de Villas y Asentamientos Precarios (2015).

Notas: (1) INMAT 3 y 4.

Respecto de las características del parque habitacional (cuadro 4), en las villas de CABA, más de tres cuartas partes de las viviendas son casas, y en segunda instancia aparecen las piezas (10 por ciento) y los departamentos (8,8 por ciento). Este panorama da cuenta del alto nivel de consolidación de muchas de estas urbanizaciones -donde priman las casas antes que las casillas (que representan menos de 4 por ciento), y es significativo el desarrollo de la construcción en altura- y la importancia del mercado informal de alquileres de cuartos; cuestión destacada con frecuencia por referentes clave de la temática (Cravino, 2006 y 2008). Pero, si bien no priman situaciones de extrema precariedad como casillas construidas con materiales de desecho, 34 por ciento de las viviendas presentan materiales poco resistentes/sólidos o de baja calidad en pisos y techos.

En las urbanizaciones informales del conurbano bonaerense, la extensión de las casas es aún mayor (en torno al 85 por ciento), pero aquí en segunda instancia aparecen los ranchos/casillas (que conforman alrededor del 10 por ciento de las viviendas), y las situaciones deficitarias en lo que concierne a la materialidad de pisos y techos ascienden a un 40 o 45 por ciento (cuadro 4).

El acceso a servicios urbanos de agua corriente y cloacas en gran medida se vincula con el grado de cobertura de las redes, las cuales, como señala Catenazzi, siempre expresó el patrón clásico de la estructura socioespacial de la AGBA, que Torres (2001) caracterizó en términos de “una preeminencia del norte sobre el sur; una preeminencia del centro sobre la periferia, y una clara dominancia de los ejes principales sobre los espacios intersticiales poco accesibles y mal servidos” (Catenazzi, 2013: 124). En la actualidad, a pesar de que la totalidad del territorio está concesionado, a medida que nos alejamos de la CABA, la cobertura del servicio de agua y cloacas desciende notablemente. Y, en el caso de las urbanizaciones informales, muchas carecen de este servicio por su localización en áreas no cubiertas por las redes; pero con frecuencia sucede una segunda cuestión: que la empresa proveedora sólo presta servicio de distribución hasta sus periferias, por lo que la mayoría de las redes internas sanitarias y pluviales terminan siendo realizadas de manera precaria por los propios habitantes (Koutsovitis y Baldiviezo, 2015).

En este sentido, encontramos que, si bien en la CABA el porcentaje de hogares que no cuenta con agua de red dentro de la vivienda y/o baño con descarga a red pública es muy bajo (2,5 y 1,8 por ciento respectivamente), entre los habitantes de las villas este valor asciende a un 15 por ciento. En el conurbano bonaerense, la cobertura de la red de agua tiene mayor extensión que los desagües cloacales -un 35 por ciento de los hogares no cuenta con agua en la vivienda y un 60 por ciento no tiene baño o el baño no desemboca en la red cloacal-, situación que alcanza niveles críticos especialmente en los asentamientos, donde casi la mitad de los hogares no tiene agua de red en la vivienda y un 93,6 por ciento no tiene baño con descarga a red pública (cuadro 4).

Reflexiones finales

El presente trabajo se propuso explorar las posibilidades que brindan los datos censales para reconstruir y caracterizar un fenómeno urbano de muy difícil captación en términos cuantitativos: las urbanizaciones informales. Este tipo de abordaje metodológico -que recupera fuentes de datos existentes que han georreferenciado a las villas y asentamientos, y lo pone en diálogo con los microdatos censales, de acceso libre- brinda interesantes oportunidades analíticas. Por un lado, como se ha ensayado aquí, la posibilidad de estudiar grandes extensiones territoriales (en este caso, la escala metropolitana) en su integralidad, permitiendo captar especificidades de estos tipos de hábitat respecto de la ciudad en su conjunto, y desde el amplio abanico de variables relevadas por el censo. Y, por otro lado, a futuro, de llevar a cabo análisis más concretos, de villas y/o asentamientos específicos, reconstruibles a partir de las unidades geoestadísticas censales.

Esta primera aproximación permitió observar las particularidades que atraviesan los habitantes de las urbanizaciones informales en general -en términos de estructura etaria, migratoria, nivel educativo, composición y tamaño de los hogares, condiciones habitacionales-, donde el contraste con el conjunto urbano es especialmente marcado en la CABA, pero no tan fuerte en el conurbano bonaerense. Y pudo constatarse que, dentro del universo de las urbanizaciones informales, las villas de CABA tienen un perfil muy diferente de las villas y asentamientos del conurbano, con mayor incidencia de población migrante, mejores niveles educativos, mayor grado de consolidación habitacional y acceso a servicios urbanos. Resulta llamativo que, en el conurbano bonaerense, las villas y los asentamientos, a pesar de sus particularidades sociohistóricas y urbanas, en términos sociodemográficos prácticamente no se diferencian entre sí.

El abordaje propuesto no está exento de limitaciones. Por un lado, en la medida que se trata de una reconstrucción que deja fuera a muchas villas y asentamientos -por no cubrir más de la mitad de la superficie de las unidades geoestadísticas censales o por ser demasiado recientes-, al tiempo que incluye porciones de ciudad formal (en los denominados “radios mixtos”) que pueden enturbiar algunos resultados. Por otro lado, en tanto se conoce que los datos censales suelen involucrar un significativo nivel de subregistro en lo que se refiere al fenómeno de la informalidad, donde la visibilización de determinadas situaciones (por ejemplo, en relación con el alquiler de cuartos en el mercado informal) es vista con temor por los propios pobladores, quienes con frecuencia desarrollan estrategias de ocultamiento.

Sin olvidar estos reparos, el presente trabajo espera constituir un aporte para continuar generando estadísticas que permitan aproximarse a la dimensión cuantitativa de este fenómeno y abrir nuevas líneas analíticas de cara a estudios futuros.

Anexo

Cuadro 1. Caracterización de las unidades geoestadísticas clasificadas.

Indicadores seleccionados. Aglomeración Gran Buenos Aires, 2010

Indicadores

con villa/asentam.

resto

Total

AGBA

pura

mixta

Razón de masculinidad

99,9

99,8

92,1

92,6

% población extranjera1

25,2

17,5

7,5

8,5

% población (>10 años) analfabeta

2,6

2,3

1,1

1,2

% población con hasta primario incompleto2

22,6

21,0

7,6

8,5

% hogares multipersonales con más de 5 miembros

36,9

37,4

22,9

23,8

% hogares hacinados3

11,4

11,1

3,0

3,5

% hogares en situación de tenencia irregular

25,0

26,4

13,0

13,7

% hogares sin agua de red dentro de la vivienda

30,5

42,0

26,1

26,5

% hogares sin baño con descarga de red

68,1

78,7

43,0

44,6

% viviendas de tipo deficitario4

13,0

13,4

3,4

3,8

% viviendas calidad deficitaria5

40,9

38,8

10,0

11,5

% hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas

24,8

24,5

7,6

8,6

Fuente: elaboración en base a Indec (2010), DGEyC (s/f) y Registro Público Provincial de Villas y Asentamientos Precarios (2015).

Notas: (1) Población censada en viviendas particulares. (2) Personas de 25-64 años que no asisten o nunca asistieron a establecimientos educativos. (3) Más de 3 personas por cuarto. (4) Ranchos, casillas, piezas de inquilinato u hotel-pensión, locales no construidos para habitar y viviendas móviles. (5) Pisos y techos de materiales poco resistentes y sólidos o de baja calidad.

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Recibido: 22 de Octubre de 2019; Revisado: 20 de Mayo de 2020; Aprobado: 16 de Junio de 2020

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