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Andes

versión On-line ISSN 1668-8090

Andes  n.16 Salta ene./dic. 2005

 

La invención del peronismo en el interior del país

Darío Macor y César Tcach (edit.), Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 2003.

El peronismo ha sido objeto de diversas y contradictorias interpretaciones dentro de las ciencias sociales y la filosofía política. El trabajo editado por Macor y Tcach es el resultado de diversos abordajes sobre este movimiento realizados desde la historia, preocupados por alcanzar una interpretación que atraviese -y supere- las fronteras de la Buenos Aires industrializada y repoblada por migrantes recientes provenientes del interior, fronteras que han caracterizado la gran mayoría de trabajos nucleados alrededor del tema.
El enigma peronista, trabajo inicial realizado por los editores, que hace las veces de introducción, comienza haciendo referencia a la presunción de inclasificación de la política argentina, extensiva al peronismo, que "habría sido un  movimiento único, original, extraordinario, reacio a las clasificaciones y marcos teóricos de las ciencias sociales". A pesar de esa pretendida inclasificación, valiéndose del mito originario del peronismo, los autores evidenciarán su clara cercanía con el populismo: "en términos elementales, un pueblo al que no se le reconocen clivajes de clase y un lider taumatúrgico que es portador de una promesa mítica" (p.5)
Macor y Tcach pasan revista a los abordajes producidos por la historiografía, repasando las diferentes interpretaciones originadas a partir del iniciático trabajo de Gino Germani -Política y Sociedad en una época en transición, Paidós, Buenos Aires, 1962-, que presentaba al peronismo como producto de una etapa del desarrollo histórico argentina, marcada por el pasaje de una sociedad tradicional a una moderna. Ese "puntapié inicial" proveniente de la sociología generó un proceso creciente de estudios sobre peronismo, que los autores han periodizado en tres fases: la de interpretaciones ortodoxas -seguidoras de la interpretación germaniana-, la de las heterodoxas - que destacan el papel de la vieja clase obrera en el origen peronista- y las extracéntricas, entre las cuales se ubica La invención del peronismo en el interior del país. "Cómo explicar el surgimiento del peronismo en un universo económico y social que aún no ha sido marcado por la huella de la industrialización? ¿cómo explicar su exitosa viabilidad en la inmensa mayoría de las provincias argentinas?"(p.21) se preguntan los editores, justificando así el sentido de este trabajo colectivo.

Hechas las presentaciones, comienzan a sucederse los distintos trabajos.

En Obreros rebeldes, sexo y religión en el origen del peronismo cordobés, César Tcach muestra la participación en los elencos gubernamentales y legislativos peronistas de representantes de los sectores tradicionales: Acción Católica, Partido Conservador y radicales nacionalistas.
Entre los  rasgos distintivos del Partido Peronista Cordobés, el autor destaca las intervenciones constantes sufridas desde su formación en 1947 como su escasa institucionalización, en la que puede verse la influencia del manejo centralizado del poder ideado por Perón, pero llama la atención sobre un dato preexistente: para esos sectores tradicionales, ahora en las filas peronistas, la organización partidaria siempre fue secundaria o negativa. "El humus cultural que nutrió originariamente al peronismo cordobés lo pobló de valores tradicionales (…) y tornó la configuración de un moderno sistema plural de partidos políticos como un tema tan distante de sus preocupaciones como sospechoso de alimentar una peligrosa desintegración de la comunidad nacional" (p. 54-55). Este cuerpo de valores sólo se alterará a partir del enfrentamiento de Perón con la Iglesia y del crecimiento de la industria automotriz en la provincia  mediterránea.
En La invención del Estado en el imaginario político peronista. El caso cordobés,  Marta Philp se propone "a partir del cuestionamiento a un lugar común, léase: peronismo igual a nuevo Estado, revisar el proceso de conformación de las instituciones estatales en la Provincia de Córdoba pero, con el objeto de comparar, nos proponermos considerar las concepciones del Estado a lo largo de las décadas del 30 y el 40, durante las cuales se suceden en Córdoba gobiernos radicales y peronistas"(p.58) Frente a esto, utilizando como fuentes los debates parlamentarios y los discursos de los gobernantes, Philp concluye afirmando que los gobiernos radicales que precedieron al peronismo fortalecieron algunas instituciones de política social, afirmación que vigoriza una hipótesis de los años ochenta, que sostiene que los mecanismo de intervención estatal del peronismo no constituyeron una novedad, pues ya habían  cobrado forma a lo largo de la década del treinta.
Las tradiciones políticas en los orígenes del peronismo santafesino, de Darío Macor, da cuentas de la participación de sectores tradicionales -nacionalistas, radicales yrigoyenistas y militantes católicos- en la formación del primer peronismo cordobés. El aglutinamiento de estas fuerzas tradicionales en el peronismo provincial guardan relación con la "imagen de externalidad al sistema político" que aquél se preocupa por mostrar. "los sectores que se acercan al peronismo emergente con experiencia política, especialmente en el radicalismo, le permiten convocar a esa importante porción del electorado cuya fidelidad había mantenido al radicalismo por décadas como partido mayoritario. Los sectores referenciados en la tradición católica tienen para ofrecer al peronismo la capacidad de convocatoria a otros sectores, ajenos a las prácticas y tradiciones partidarias aunque no necesariamente al margen de la lucha política e ideológica" (p. 110). El sustrato cultural que poseen estos grupos nutrió originalmente al peronismo, poblándolo de valores tradicionales, donde la formación de un sistema plural de partidos no era su preocupación, o era visto como una amenaza para la integración de la comunidad nacional. Sólo después de la Revolución Libertadora y el importante crecimiento de la industria automotriz avanzada la década del cincuenta, ese universo tradicional quedará atrás.
En Política, administración y gestión en el peronismo santafesino, 1946-1955, Natacha Bacolla se propone analizar la reformulación del Estado santafesino en esos años, a través de la prensa y los debates parlamentarios.  
Si bien el peronismo impulsó transformaciones dentro del Estado provincial - como el uso del crédito, la regulación del comercio exterior, laredefinición de políticas laborales y sociales, la incrementación de entes reguladores estatales, el aumento de empresas públicas- éstas implicaron una creciente centralización, que la autora encuentra más relacionada con los conflictos hacia el interior del peronismo y el deterioro de la mediación ejercida por los partidos que con un fortalecimiento de la capacidad estatal para cumplir sus ampliados objetivos. El crecimiento del estado provincial en este periodo estuvo marcado por desequilibrios, una creciente burocratización y el manejo clientelar del empleo público, dando pautas para pensar que las reformas institucionales promovidas por el peronismo fueron más bien débiles, y que muchas veces significaron la pérdida de eficacia.
Ruptura partidaria, continuidad política. Los tempranos orígenes del peronismo jujeño, de Adriana Kindgard  muestra la constitución de un primer peronismo homogéneo y cohesionado, notas distintiva relacionada con el liderazgo de Miguel Tanco, un caudillo histórico del radicalismo yrigoyenista jujeño. Tanco, que en la díficil década del treinta había mantenido su autonomía frente a las estructuras partidarias nacionales, se convirtió en un pilar fundamental del peronismo jujeño, logrando incidir, como nunca antes en su vida política, en la gestión gubernamental. "Sin chances en un juego político-partidario viciado, cuando no totalmente obstruido, el por largo tiempo principal referente del radicalismo jujeño pareció encontrar en la veta abierta por el peronismo un marco propicio para reintentar el acceso a las esferas donde se dirimían los grandes llineamientos de la política nacional" (p. 212).
Crisis conservadora, fractura radical y surgimiento del peronismo en Salta (1943-1946), deAzucena Michel, Estar Torino y Rubén Correa muestra cierta continuidad de actores tradicionales durante las gobernaciones peronistas. La intervención a la provincia salteña es una de las últimas ordenadas por la Revolución de junio, y lejos de producir una ruptura con los intereses conservadores, compartió con ellos una misma sintonía. Pero en agosto del ´44 el nuevo interventor designado muestra una clara identificación con el peronismo, lo que provoca la oposición conservadora y la consolidación de un nuevo bloque, formado por radicales yrigoyenistas, independientes y trabajadores. Los autores resaltan la importancia de los radicales "forjistas", que se convirtieron en la columna vertebral del nuevo movimiento, desprendiéndose de su estructura partidaria,  oponiéndose a "todo acuerdo con los grupos conservadores, sosteniendo que el Radicalismo debía colaborar con la Revolución para alcanzar la salida electoral, y reconocían la política social de Perón y la Intervención Federal" (p.231).
Noemí Girbal-Blacha, en Economía azucarera tucumana, empresarios y crédito en tiempos del Estado peronista (1946-1955), a través de la utilización cuidadosa de las memorias y balances del Banco Crédito Industrial Argentino, del Banco Industrial de la República Argentina y del Banco de la Nación Argentina, como del Diario de Sesiones de Senadores y Diputados de Tucumán y del Censo Agropecuario, desentrama el otorgamiento de préstamos oficiales a los grandes azucareros norteños, con tasas preferenciales, destinados a comprar materias primas, pagar salarios y vacaciones, deudas y -pocas veces- mejoras en la planta industrial. El trabajo de Girbal muestra que "bajas tasas de interés, préstamos que son renovados casi permanentemente, (...) y los beneficios de una política social ampliada por el Estado nacionalista y popular liderado por Juan D. Perón, son sólo algunas de las manifestaciones de estas complicidades encubiertas; donde el Estado benefactor corre con todos los riesgos, frente a los reiterados y añejos altibajos de las economías regionales" (ps. 317).
Analizando la misma provincia, en El Estado peronista y la sindicalización de los trabajadores azucareros, de Gustavo Rubinstein, se destaca la importancia del movimiento obrero y su apoyo originario a Perón y en la creación del Partido Laborista provincial a partir de la conformación de la Federación Obrera Trabajadores de la Industria Azucarera (FOTIA) en junio del ´44. "La inmediatez de los cambios, la tangibilidad de los logros, la certeza de lo manifestado. Eso representó el peronismo en los sectores obreros del azúcar que, a partir de octubre, comenzaron a avizorar la posibilidad de explotar esa identificación con Perón, generando espacios de poder, convirtiendo a la Federación en símbolo y estandarte del peronismo tucumano"(p. 328). En las elecciones legislativas del 48, la FOTIA ratificó su intención de monopolizar la representación partidaria, lo que, sumado a la larga huelga de los trabajadores azucareros durante el cuarenta y nueve, terminó por enfrentarla profundamente con Perón, que ordenó su intervención -prolongada hasta la Revolución Libertadora- , y el reemplazo de sus principales dirigentes por otros leales.
En torno de los orígenes del peronismo mendocino, trabajo de Yamile Álvarez, procura identificar las bases del peronismo provincial, rescatando la importancia en este proceso de la conformación de la Comisión Organizadora Provisoria dentro de la UCR, en julio de 1945, que "en consonancia con la orientación señalada por el presidente Yrigoyen, contempla con interés la obra gubernamental y luchará porque ella se cumpla de acuerdo al contenido político, social y económico de la doctrina radical"(p. 368). Esta Comisión aparece públicamente en agosto, produciéndose en noviembre su escisión definitiva del Comité Provincia, al publicar el "Manifiesto de la UCR Junta Reorganizadora", que expresa su unívoco apoyo a Perón. Según la autora, la estrategia seguida por Perón en el caso mendocino fue la búsqueda del aporte de un partido tradicional -la UCR, atravesada por fuertes divisiones internas- que pudiera ofrecerle una estructura que facilitara su crecimiento.
Enrique Mases y Gabriel Rafart en La patria peronista en la norpatagonia: notas sobre el origen del peronsimo en Río Negro y Neuquén, comienzan destacando las diferencias entre estas dos provincias. Neuquén, signada por la ausencia de una elite tradicional, con organizaciones gremiales endebles, una sociedad civil débil y una escasa integración a la Nación se parece poco a Río Negro-más a tono con el litoral nacional-, con una significativa presencia de partidos políticos tradicionales, representantes de los trabajadores y diversas expresiones político ideológicas. Pero ambas comparten el predominio de lo rural sobre lo urbano, lo que explicaría que sean los sectores populares rurales los que sean interpelados por el primer peronismo. Entre las continuidades con el orden anterior, los autores señalan el apoyo e incorporación de sectores de la burguesía mercantil, que por medio de su relación con el Estado peronista mantienen su hegemonía política, económica y social. La ruptura se produce respecto de los trabajadores, tanto urbanos -que experimentan el crecimiento de sus organizaciones y dirigentes- como rurales, que apoyan tempranamente a Perón porque sus medidas estaban relacionadas con varias de las reivindicaciones que durante años ellos habían sostenido.
El surgimiento del peronismo en Santa Cruz. Cambios y continuidades en la política y en la sociedad, Juan Vilaboa y Aixa Bona, caracteriza la provincia sureña, que comparte muchos rasgos con Neuquén: ausencia de una élite, una endeble organización gremial y una escasa integración al resto de la Nación, además de ser una región de poblamiento reciente. Los hechos de octubre tendrán su efecto movilizador un año más tarde, cuando Perón sea Presidente y solicite la renuncia a todos los gobernadores de los Territorios Nacionales. Esto provoca una Asamblea Popular en Río Gallegos, donde son fundamentales las organizaciones sindicales, que solicitan que sean removidos los viejos funcionarios, la creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión, construcción de vividenas y fuentes de trabajo. Este acto "es un punto importante en la construcción de una nueva identidad política, que opera en referencia a los centros nacionales, incorpora la movilización como herramienta y hace de los trabajadores protagonistas en la política del territorio"(p.453). El caso santacruceño parece reafirmar un rasgo distintivo de los territorios nacionales en la formación de la identidad peronista: la importancia del movimiento social por encima de las estructuras partidarias.
El análisis del "peronismo periférico", que evidencia algunos rasgos comunes -permanencia de actores tradicionales, centralización de las decisiones y escaso pluralismo político- constituye un aporte novedoso y fundamental en el mapa interpretativo del peronismo.

Ana Valeria Caroglio

CONICET/UNCuyo

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