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Andes

On-line version ISSN 1668-8090

Andes vol.24 no.2 Salta Dec. 2013

 

ARTICULO ORIGINAL

Re-conociendo un espacio. Prospecciones en la quebrada de Miriguaca (Antofagasta de la Sierra, Catamarca)1

(Recognizing a space. A survey in Miriguaca gorge (Antofagasta de la Sierra, Catamarca))

Patricia Escola, Sara M.L. López Campeny, Álvaro R. Martel, Andrés S. Romano, Salomón Hocsman, Carolina Samonte

Ingresó: 2 de marzo de 2011
Aceptado: 17 de octubre de 2011


Resumen

Se presentan los resultados de las prospecciones arqueológicas efectuadas en un sector de la quebrada del río Miriguaca, emplazada en la localidad de Antofagasta de la Sierra, en el NO de la provincia de Catamarca. Durante dichas investigaciones se relevaron una decena de asentamientos de ocupación prehispánica, además de un elevado número de bloques con representaciones rupestres de diferente cronología. En base a la presencia de un conjunto de elementos contextuales que se registraron asociados a los sitios: artefactos líticos, fragmentos cerámicos, representaciones rupestres y rasgos arquitectónicos de cronología conocida; conjuntamente con la obtención de una serie de fechados radiocarbónicos para algunos materiales procedentes de sondeos exploratorios realizados en los sitios, aportamos nueva información ocupacional regional, que involucra un amplio lapso temporal (ca. 3600 a 700 años AP).

Palabras clave: Uso del espacio; Prospecciones; Quebrada de Miriguaca; Puna; NOA

Abstract

This paper presents the results of an archaeological research carried out in a sector of the Miriguaca river gorge, situated in Antofagasta de la Sierra, in north west Catamarca. A total of eleven pre-Hispanic settlements were surveyed during this study, along with an important number of rock-art-bearing boulders of diverse chronology. Based on the presence of a number of contextual elements recorded in association with the sites (lithic artifacts, pottery sherds, rock-art and architectural features of known chronology), in addition to a series of radiocarbon dates obtained from a number of test pits conducted there, we introduce new data on the occupation of the region involving a broad time span (ca. 3600-700 BP).

Keywords: Use of space; Surveys; Miriguaca gorge; Highland; NWA


Abriendo caminos. A modo introductorio

El propósito de este trabajo es dar a conocer los primeros resultados obtenidos en el marco de una investigación que tiene como objetivo general profundizar en el estudio de las estrategias de uso del espacio y manejo de recursos en un amplio lapso, que transcurre entre 5000 y 700 años AP. Específicamente, la propuesta de este proyecto pretende evaluar los alcances de diversos modelos de ocupación del espacio ya explicitados previamente por otros investigadores para Antofagasta de la Sierra.

Al respecto, a partir de los 5000 años AP, con énfasis desde los 4000 años AP, se plantea la existencia de cazadores-recolectores con una micromovilidad muy pautada con retorno a lugares previstos, en el marco de un sistema se asentamiento semi-sedentario o bien de recorridos/circuitos estacionales bien demarcados2. Luego, hacia ca. 2000 años AP el modelo de Sedentarismo Dinámico propone la ocurrencia de un alto grado de sedentarismo con la aparición de bases residenciales de actividades múltiples pertenecientes a grupos agro-pastoriles plenos. Dichos grupos harían un uso integrado del fondo de cuenca y los microambientes aledaños para el asentamiento y subsistencia3. Cabe destacar que, recientemente, este modelo ha sido reanalizado a la luz de nueva evidencia, producto de la continuidad de las investigaciones en el área, lo que permitió revisar, ampliar, modificar y, en otros casos, afianzar, algunos aspectos de esta propuesta inicial4. Finalmente, el período Tardío (a partir de ca. 1000 años AP) en Antofagasta de la Sierra ha sido caracterizado por un proceso de complejización socio-política, asentado en una producción agrícola a gran escala y una importante concentración poblacional en el sector topográfico del fondo de cuenca. En dicho sector habría surgido una elite con poder centralizado sobre la producción, los intercambios y la circulación de bienes, haciendo extensivo dicho poder sobre los ocupantes de los restantes sectores de la cuenca5. Este modelo de organización política conllevaría a una situación de monopolio de ciertos recursos estratégicos. Sin embargo, información vinculada a las representaciones rupestres6 señala la posibilidad de una situación de conflicto o tensión entre distintas esferas sociales: por un lado, la elite o cierto tipo de grupo corporativo en el fondo de cuenca, y por otro, las antiguas unidades familiares de pastores en los sectores intermedios.

Se pretende así, con el análisis de nueva evidencia arqueológica procedente de la quebrada de Miriguaca, avanzar en aspectos que conlleven a enriquecer la discusión teórica vinculada con la variabilidad inherente a los modelos de uso del espacio vigentes. En este sentido, cabe destacar que, hasta el momento, esta quebrada ha sido escasamente explorada desde el punto de vista arqueológico, de modo tal que las investigaciones se encuentran prácticamente en sus inicios.

En esta ocasión particular, damos a conocer los resultados de las prospecciones sistemáticas (incluyendo una recolección superficial discriminada, orientada a la recuperación de materiales diagnósticos, y sondeos estratigráficos exploratorios) realizadas en el curso inferior y medio del río Miriguaca, las que se concretaron durante los trabajos de campo correspondientes a las temporadas 2006 y 2007. El registro arqueológico recuperado y algunos fechados radiocarbónicos obtenidos, nos permitieron establecer un ordenamiento cronológico preliminar de la mayoría de los sitios relevados durante las prospecciones.

A continuación presentamos una breve caracterización del área de estudio, enfatizando en su aspecto ambiental y en las potencialidades que ofrece el medio natural para la ocupación humana. Se consignan además los antecedentes de investigaciones arqueológicas realizadas en el área del río Miriguaca, a los fines de bosquejar el marco de conocimiento previo con el que se contaba al momento de iniciar nuestras investigaciones.

Presentando el área de estudio: el ambiente y antecedentes de investigaciones arqueológicas

En la micro-región de Antofagasta de la Sierra, la cuenca del río Punilla es la red hidrográfica más importante de la zona. Este río, que finaliza su recorrido en las lagunas de Antofagasta, presenta una serie de tributarios que desaguan en él entre los que se destaca el río Miriguaca7 (Figura 1).


Figura 1. Ubicación de la Quebrada del río Miriguaca

Este último comprende una quebrada estrecha y protegida, con un curso de agua permanente cuya cuenca de drenaje posee una superficie de 131 km2, que presenta una excelente vega de buena pastura. Dicho curso de agua posee sus cabeceras en la ladera occidental de las cumbres del Toconquis (5250 msnm)8.

Dado que se trata de un ambiente puneño, la micro-región se caracteriza por presentar un paisaje con alta heterogeneidad. A nivel micro regional, y aún dentro de un radio de pocos kilómetros, se pueden observar importantes variaciones, condicionadas fundamentalmente por la ubicación altitudinal y las características topográficas. De este modo, es posible distinguir en la cuenca de Antofagasta de la Sierra tres sectores microambientales con alta concentración de recursos9:

1) El Fondo de Cuenca, que comprende el tramo final del curso inferior del río Punilla y su desembocadura en la laguna de Antofagasta con una altitud de 3400-3550 msnm.

2) Los Sectores Intermedios, que corresponden a los cursos inferior y medio de los ríos Las Pitas y Miriguaca, con una altitud de 3400-3800 msnm10.

3) Las Quebradas de Altura, que corresponden a los cursos medio y superior de los ríos Las Pitas y Miriguaca, con una altitud de 3800-4600 msnm.

Cabe resaltar que en los Sectores Intermedios las áreas de fondo de quebrada con desarrollo de vega constituyen las de mejor productividad. Asimismo, una oferta forrajera apreciable y una provisión continua de agua aparecen acompañadas por la presencia de terrenos aptos para cultivos de escasa extensión tipo melgas.

Desde el punto de vista paleoambiental, recientes estudios sedimentológicos, geomorfológicos, isotópicos y análisis de la flora diatomológica han confirmado la existencia de un episodio de aridez a partir de los 8500 años AP aproximadamente, con un punto extremo en ca. 6000 años AP, seguido de un marcado incremento de la humedad hacia los 3000 años AP, que constituiría el inicio del Holoceno Tardío. Justamente, estas condiciones de humedad son las que habrían favorecido el proceso de consolidación de la economía agro-pastoril, junto con el desarrollo de estrategias de asentamiento con una cuota importante de sedentarismo. Asimismo, se ha detectado hacia el 1650 AP un nuevo proceso de aridización que dio forma al ambiente actual del área puneña11.

Respecto a los antecedentes de investigaciones arqueológicas que involucraron puntualmente esta área, podemos mencionar las prospecciones llevadas a cabo por Olivera12, dos décadas atrás. Los resultados ofrecidos en esa ocasión, como el propio investigador destaca13, son preliminares y la exposición en extremo sumaria, mencionándose sólo dos sitios identificados en la quebrada de Miriguaca, a los que Olivera denomina Casa Vásquez (S Cat Ans 13) y La Banda- Lomas Coloradas (S Cat Ans 14). Posteriormente14, estos sitios son referidos por el autor con los nombres de Río Miriguaca 1 (RM1) y Río Miriguaca 2 (RM2), respectivamente. El primero de estos sitios (RM1) ha sido localizado sobre la margen sur del río y a unos 8-10 km de distancia de la villa de Antofagasta de la Sierra. Por su parte, RM2 se encuentra a aproximadamente 500 m aguas abajo del anterior, sobre la margen opuesta del río. En el primer informe Olivera15 no reporta para la quebrada sitios con rasgos arquitectónicos asociados, sino que sólo menciona que en ambas márgenes del río Miriguaca se han ubicado vestigios superficiales consistentes en material lítico y cerámico. Años después, Olivera16 afirma que "En la superficie del sitio Río Miriguaca 2 se relevaron algunas líneas de piedras que parecen constituir verdaderas estructuras". La realización de un sondeo en uno de estos recintos de planta circular le permitió recuperar desechos de talla, restos óseos de camélido y fragmentos cerámicos, similares a los encontrados en superficie. Respecto a esto último, Olivera17 destaca que la cerámica recolectada es similar en ambos sitios, predominando los fragmentos de pasta gris y gris negra, con cocción reductora y la de tipo ordinaria oxidante. Entre las técnicas de representación predominan la incisión y el pulido. El autor destaca que los tipos cerámicos identificados son, en su mayoría, coincidentes con los estilos designados como Saujil, Ciénaga y Aguada18. También menciona la presencia de restos de talla lítica en superficie, en vulcanita19 y cuarcita, destacándose fragmentos de palas y/o azadas líticas. Además, asociados con las estructuras del sitio RM2, se registró la presencia de morteros fracturados.

Recorriendo viejos senderos. Metodología de prospección implementada en el terreno

La prospección arqueológica es considerada como la etapa primaria en toda investigación arqueológica y puede ser definida, en primera instancia, como "... la aplicación de un conjunto de técnicas para optimizar las probabilidades de descubrimiento de los materiales culturales que caracterizan el registro arqueológico en el ámbito de un espacio geográfico conceptualmente definido"20. Sin embargo, cabe destacar que toda prospección conlleva no solo la recuperación de información cultural sino también de data de carácter topográfico, ambiental, ecofactual, tafonómico etc.

Metodológicamente, como toda investigación, la prospección parte de un diseño básico que involucra un conjunto de decisiones para seleccionar las técnicas más adecuadas a emplear, de modo de optimizar el descubrimiento de la evidencia arqueológica y de su entorno. Estas decisiones involucran, principalmente, la delimitación del universo de estudio; la definición de las unidades de muestreo; la elección del tipo de muestreo a efectuarse y su intensidad; las propiedades del registro arqueológico relevado; así como la selección de las técnicas específicas de registro y análisis que van a implementarse21.

En nuestro caso particular, los sectores microambientales previamente aludidos, funcionaron a modo de unidades de muestreo durante las prospecciones. En esta oportunidad, las tareas se desarrollaron en la unidad de los Sectores Intermedios, habiéndose recorrido parte del curso inferior y parte del curso medio del río Miriguaca, desde los 3400 msnm hasta una altitud de aproximadamente 3700 msnm. Durante las prospecciones se privilegió un recorrido que siguió la trayectoria del río, por prever que la variabilidad altitudinal del curso podría vincularse con una concomitante diversidad en el uso del espacio en relación con los diferentes recursos presentes en cada zona; con las modalidades de asentamiento y la funcionalidad diferencial y/o complementaria de los sitios; y/o con la conservación y visibilidad diferencial de los vestigios arqueológicos, entre los principales factores de variabilidad previstos. Asimismo, dicha trayectoria comprendió no solo las áreas adyacentes al cauce del río sino también los sectores aterrazados del mismo.

En lo que respecta al tipo de muestreo realizado, éste fue de tipo asistemático, a través de transectas lineales, relacionado con el hecho de que se trataba del primer reconocimiento arqueológico efectuado en el área por el equipo y el objetivo general era evaluar la magnitud y atributos principales de la evidencia arqueológica en términos extensivos, así como seleccionar los sectores más adecuados para su posterior estudio intensivo. El registro incluyó lo que se conoce tanto como vestigios de alta y de baja densidad, o arqueología sin sitios22. El muestreo realizado consistió en el registro y análisis superficial en la mayor parte de los puntos con evidencia arqueológica, complementada con una aproximación subsuperficial en algunos sectores especialmente seleccionados, donde se realizaron sondeos exploratorios para lograr un primer abordaje de la variabilidad interna y la potencia de los asentamientos en su dimensión vertical o estratigráfica. Además, los sondeos realizados nos permitieron recuperar materiales arqueológicos a partir de los cuales se obtuvieron cronologías absolutas a través de la realización de fechados radiocarbónicos.

Los hallazgos arqueológicos fueron georeferenciados mediante empleo de GPS y también se realizó el registro fotográfico (soporte papel y digital) de las estructuras arquitectónicas superficiales y de los artefactos y rasgos asociados a las mismas. En uno de los sectores con evidencias se concretó un relevamiento planimétrico, con empleo de teodolito digital y cinta métrica, lo que estuvo determinado por las características de los restos de las estructuras arquitectónicas, todavía visibles en superficie, y las restricciones de tiempo. En los casos restantes se confeccionaron croquis a mano alzada consignando las dimensiones principales de las estructuras (diámetro, espesor y altura de los muros). También se llevó a cabo el relevamiento y la documentación de las manifestaciones rupestres, mediante la aplicación de diversas técnicas de registro: georeferenciación de los paneles y bloques con representaciones, fotografía en soporte papel y digital (en la totalidad de los casos), dibujo a escala referido a sistemas de ejes ortogonales de relevamiento, calcado en pliegos de polietileno utilizando marcadores de tinta indeleble y descripción cuali-cuantitativa de cada representación y soporte, a partir del uso de una ficha de registro prediseñada, donde se definen las diversas variables (morfológicas, técnicas, de conservación, etc.) a considerar (en casos seleccionados). Además, se efectuaron recolecciones de material superficial considerado diagnóstico desde el punto de vista cronológico, especialmente artefactos líticos y fragmentos cerámicos, mientras que otros restos culturales fueron registrados fotográficamente y posteriormente dejados in situ.

De este modo, presentamos en el siguiente acápite el detalle de los hallazgos arqueológicos producto de las prospecciones y sondeos exploratorios realizados.

Rastros en el camino. Resultados de las prospecciones

Dentro de los Sectores Intermedios, en distintos sectores del río, se detectaron un total de once sitios de ocupación prehispánica, seis de los cuales presentan manifestaciones de arte rupestre en asociación a los espacios domésticos. Del total de sitios, dos de ellos (Las Escondidas y Los Morteros) se emplazan en el curso inferior del río Miriguaca, mientras que los nueve restantes (Alero Sin Cabeza, Alero La Pirca, El Aprendiz, Corral Alto, El Suri, Corral Chico, Los Antiguos, Los Tipitos y Corral Quemado) se localizan en el curso medio (Figura 2).

 


Figura 2. Ubicación de los sitios en la Quebrada del río Miriguaca

Describimos a continuación las principales características presentadas por los asentamientos.

Sitios del Curso Inferior
Vestigios de antigua molienda... Sitios Las Escondidas y Los Morteros

El sitio Las Escondidas se localiza en un nivel aterrazado del río de escaso desarrollo a 3517 msnm. Comprende un conjunto de seis estructuras de planta predominantemente subcircular y de grandes dimensiones, cuyos muros se conforman por la concentración de clastos de mediano y pequeño tamaño (Figura 3A, Figura 3B y Figura 3C).


Figura 3A. Localización de las Estructuras

 


Figura 3B. Vista de la Estructura 4


Figura 3C. Vista de la Estructura 6. Las Escondidas

 

Dentro de este patrón general, se pudo apreciar cierta variabilidad que incluía: a) estructuras de planta circular simples con muros de piedra dobles y rellenos de rocas de menor tamaño. En algunos casos, se registraron recintos en el interior de los grandes círculos y otros perimetrales, adosados a los muros, incluyendo rasgos como morteros fijos; b) estructuras de planta circular y muros de hilada simple, de conformación no tan claramente definida como las anteriores; c) acumulaciones de rocas de pequeño y mediano tamaño, de perímetro circular, que conforman "montículos" de escasa altura o especies de "empedrados" o "pavimento" de forma más o menos circular.

La estructura de mayores dimensiones registrada en este sitio presenta 18 m de largo por 17,5 m de ancho y la menor 10,4 m de largo por 10,3 m de ancho. Respecto a los restos asociados, en el interior y en el exterior de las mismas se observó abundante material superficial, tanto lítico como cerámico. El material cerámico muestra la presencia de tipos negros y rojos pulidos, tratados con técnica de baño o engobe. Olivera23, quien tuvo la gentileza de ver el material, observó similitudes con tipos característicos del norte de Chile ya identificados en el sitio Casa Chávez Montículos24. A estos se suman fragmentos marrones-rojizos pulidos, de recurrente aparición en contextos formativos puneños25. Por su parte, el material lítico está representado por artefactos de molienda, fragmentos de palas, y distintos tipos de artefactos unifaciales y bifaciales en variedades de vulcanita, obsidiana y cuarcita. Se destaca, fundamentalmente, la presencia de puntas de proyectil de pedúnculo destacado, aletas entrantes rectas u obtusas, o aleta entrante y hombro y limbo lanceolado o triangular de bordes convexos. Estas puntas se adscribirían a una cronología de 3200-2000 años AP26 (Figura 4).


Figura 4. Puntas de proyectil superficiales. Las Escondidas

En principio, estas evidencias asimilarían este sitio a momentos tempranos del Formativo, hallándose similitudes con el Componente inferior del sitio Casa Chávez Montículos (Montículo 1), hasta el momento, el sitio formativo más antiguo de la micro-región, ya que cuenta con una cronología comprendida entre aproximadamente 2400 a 1500 AP27.

Incluido en el mismo curso inferior, sobre una terraza fluvial baja, relevamos el sitio Los Morteros (3409 msnm). Se trata de un sitio a cielo abierto, sin estructuras evidentes, con evidencias superficiales de material cerámico y lítico. El material lítico consiste en artefactos unifaciales, con escasa inversión de trabajo, de distintas materias primas, entre las que ha sido posible identificar cuarcita, variedades de vulcanitas y calcedonia. En cuanto al material cerámico podría vincularse a momentos formativos, registrándose fragmentos de estilo negro sobre rojo pulidos. Se destaca la presencia de un mortero confeccionado sobre roca volcánica, presumiblemente de gran tamaño, ya que se encuentra parcialmente enterrado.

Sitios del Curso Medio
Camélidos en el tiempo... Sitio Alero sin Cabeza

Se trata de un alero de mediana protección, de unos 12 m de longitud y alrededor de 4 m de reparo, ubicado en un sector aterrazado alto del río a 3672 msnm. Vinculadas a la pared del alero se registraron, al menos, dos estructuras semicirculares de pirca seca, que presentaban asociado material lítico superficial. Asimismo, en el espacio extramuros pudo observarse una gran concentración superficial de material lítico confeccionado sobre variadas materias primas (obsidiana, vulcanitas diversas, cuarcita, cuarzo, calcedonia), la que cubría una superficie aproximada de 90 m2. Entre el material se registraron lascas de adelgazamiento bifacial, cuñas bipolares, artefactos bifaciales no diferenciados y puntas de proyectil de diseño lanceolado de bordes subparalelos y base convexa atenuada. A estos restos se suma la presencia de un mortero in situ.

Se destaca en la pared del alero, dando nombre al reparo, la presencia de tres representaciones de camélidos grabados. Dos son de grandes dimensiones (56 cm x 84 cm y 32 cm x 55 cm, de alto y ancho, respectivamente) y el tercero es más pequeño (12 cm de altura por 13 cm de ancho), con la particularidad de que si bien la técnica empleada en cada motivo es el picado en surco, estos difieren notablemente en el ancho del mismo (20 a 40 mm y 5 mm para los mayores y 10 mm para el pequeño). Así también, se registran diferencias en sus atributos gráficos28 (Figura 5).


Figura 5. Camélidos grabados. Alero Sin Cabeza

Teniendo en cuenta las características formales de cada motivo podemos asociar los camélidos de mayor tamaño a la modalidad estilística Río Punilla (ca. 1500-500 a.C.) y el pequeño a la modalidad Confluencia/Derrumbes (ca. 1000-1500 d.C.)29.

Por otro lado, frente al alero, a unos escasos 15 m, pudo identificarse un reparo bajo bloque (Alero Sin Cabeza Reparo Bajo Roca) que presentó material lítico en superficie, entre cuyo conjunto destacamos dos puntas de proyectil. La primera, confeccionada en calcedonia, se trata de una punta con pedúnculo destacado, aletas entrantes y limbo no diferenciado asimilable al tipo morfológico Peñas Chicas A30. La segunda, elaborada en obsidiana, responde a un diseño lanceolado pequeño, adscribible al tipo morfológico Peñas Chicas E31 (Figura 6).


Figura 6. Puntas de proyectil superficiales. Reparo Bajo Roca

 

Cabe destacar que tanto en el interior de una de las estructuras, como en el Reparo Bajo Roca se efectuaron dos sondeos estratigráficos de 2 m2 y 1 m2, respectivamente. En ambos casos se llegó a sedimento estéril, registrándose una potencia arqueológica comprendida entre 20-25 cm. Nos parece relevante destacar que no se registraron fragmentos cerámicos en el sondeo estratigráfico efectuado en el interior de la estructura del alero. Como resultado de ambas excavaciones se pudieron obtener dos dataciones radiocarbónicas. En el caso del Interior de la estructura, se fechó por técnica de AMS una semilla de algarrobo, procedente del nivel 2, obteniéndose un fechado de 1745 ± 40 años AP (Ua-33240, 13C –26,3%). Por su parte, en el Reparo Bajo Roca, se fechó carbón vegetal, recuperado en el nivel 2 del sondeo, lográndose una datación de 3610 ± 70 años AP (LP-1796). En principio, se puede señalar que los materiales superficiales del sector externo a las estructuras se corresponden tecnológica y tipológicamente con el fechado precedente. Queda pendiente para futuros trabajos la ampliación de la excavación de la estructura y del sector externo a la misma, con el objeto de indagar acerca de la relación temporal entre ambos sectores.

El privilegio de la altura... Sitios Alero La Pirca y El Aprendiz

Los dos sitios que describimos a continuación se emplazan sobre una antigua terraza fluvial elevada, situada a un poco más de 300 m de distancia y a más de 50 m de altura, respecto del curso actual del cauce (Figura 2). Al pie de dicha planicie se erige el farallón de ignimbritas.

El primero de ellos, el sitio Alero La Pirca (3673 msnm) corresponde a un alero de mediana protección, que presenta dos muros en apariencia de construcción subactual y una estructura circular, de pequeñas dimensiones, elaborada con técnica de pirca seca, ubicada contra el farallón de ignimbritas. En superficie observamos material lítico y cerámico. Respecto de este último se destacan algunos fragmentos pintados Aguada Negro sobre Rojo32 y otros adscribibles al Formativo Temprano33.

A continuación, el sitio El Aprendiz (3687 msnm) comprende un conjunto de tres estructuras circulares de pirca seca. Una de ellas se encuentra localizada contra el propio farallón de ignimbritas. La segunda se dispone a una distancia de aproximadamente 8 m de la anterior alejándose del farallón, adosada a un bloque de grandes dimensiones a modo de reparo. Una tercera estructura de construcción similar, más alejada, se emplaza muy cerca de la pendiente o límite de la terraza. Desde esta última ubicación es posible tener una buena visibilidad al río, ubicado en el sector del fondo de la quebrada. Las estructuras presentan material arqueológico en superficie entre los que identificamos algunos tiestos ordinarios y material lítico de obsidiana. En la segunda estructura mencionada, la que se encuentra adosada al bloque, se realizó un sondeo estratigráfico que abarcó una superficie de 2 m2. La excavación se ubicó contra el sector de muro, registrándose materiales arqueológicos hasta el nivel 2, lo cual implicó una potencia de 15-20 cm. Como resultado de dicho sondeo se obtuvo una datación radiocarbónica de 1550 ± 70 años AP (LP 1797), efectuada sobre madera.

Un sitio en las nubes... Corral Alto

En dirección NE, ascendiendo por la barranca de la quebrada hacia el farallón ignimbrítico, a 3680 msnm, se encuentra el sitio Corral Alto, presentando características particulares de emplazamiento. El asentamiento se ubica sobre una terraza sobreelevada, localización que permite un amplio control visual, desde el sitio, de la quebrada del río, con un panorama de gran parte de la cuenca a 180 grados de visión (Figura 7A y Figura 7B).


Figura 7A. Vista río abajo desde Corral Alto


Figura 7B. Vista río arriba desde Corral Alto

Para acceder al sitio, previamente se debe ascender por una explanada de pendiente moderada y mediana dificultad, y no es posible observar las estructuras hasta llegar a la cima de la misma, lo que nos permite suponer que el acceso podía haber estado limitado a quienes tenían conocimiento de su emplazamiento.

En el sitio es posible diferenciar dos grandes sectores o espacios arquitectónicos discontinuos, compuestos por un número escaso de recintos y diferenciados por una marcada pendiente entre ellos (Figura 8).


Figura 8. Plano de Corral Alto

El primer sector hacia el SO presenta un muro de pirca seca, de baja altura, que delimita un espacio semicircular de grandes dimensiones (una superficie de 360 m2) contra el farallón ignimbrítico. En su interior pueden diferenciarse cuatro estructuras circulares de pirca seca; tres se ubican contra la pared del farallón y la restante opuesta a ellos, adosada a la estructura de pircado de grandes dimensiones aludida inicialmente. Próximos a los muros de los recintos, cabe destacar la presencia de un conjunto de orificios circulares alineados, que interpretamos como una serie de horadaciones ejecutadas con la finalidad de sustentar vigas, que habrían estado vinculadas con el sostén de estructuras de techado. Esta inferencia está basada en la observación de rasgos análogos en la arquitectura de los puestos actuales y residencias históricas en la micro-región de estudio y, además, destacamos que hemos registrado rasgos similares en sitios arqueológicos emplazados en quebradas cercanas, cuya función arquitectónica ha sido confirmada a través de excavaciones arqueológicas sistemáticas34. Por otro lado, el segundo sector (NE), se encuentra ubicado en la parte más baja del sitio (superficie del sector 48,7 m2), y allí se registró un conjunto de estructuras rectangulares de pirca seca y muros elevados, dispuestas aprovechando un bloque de derrumbe de importantes dimensiones. Aquí también se registraron orificios circulares alineados sobre la pared de ignimbrita, en la proximidad de las estructuras, mostrando un patrón arquitectónico recurrente en el sitio, que interpretamos en relación al reparo de ciertos espacios de uso y actividad. En superficie se registró abundante material lítico y cerámico. El material artefactual lítico responde a diversas materias primas entre las que se identificaron cuarcita, calcedonia, cuarzo, obsidiana, ópalo y distintas variedades de vulcanita. Se destaca la presencia de puntas de proyectil de obsidianas muy pequeñas, pedunculadas con aletas entrantes y limbo triangular. En cuanto al material cerámico se registraron fragmentos rojos alisados pulidos, fragmentos pintados tipo Aguada Negro sobre Rojo, y fragmentos pintados tipo Belén Negro sobre Rojo y Negro sobre Rojo o Ante.

En una de las estructuras de planta rectangular del sector NE se llevó a cabo un sondeo estratigráfico que comprendió la excavación de una superficie de 2 m2. Se detectó material arqueológico hasta el nivel 2, lo cual responde a una potencia de 10-12 cm. Como resultado de dicho sondeo se obtuvo un fechado radiocarbónico por técnica de AMS, sobre un endocarpo de chañar. La datación, asociada a un contexto de ceniza con abundantes desechos de talla, restos óseos de fauna con evidencias de termoalteración, semillas y una punta de proyectil correspondió a una fecha de 720 ± 40 años AP (Ua-33241, 13C –26,4%).

Trazos en la piedra... Sitios El Suri y Corral Chico

En la bajada hacia el río, por la barranca, nos encontramos con el sitio El Suri (3673 msnm). Se trata de una estructura circular de pirca seca ubicada contra el farallón de ignimbrita. En el sector del farallón que delimita la pirca, se observaron horadaciones para el sostén de una estructura de techado, similares a las anteriormente descriptas para el sitio Corral Alto y manifestaciones de arte rupestre (Figura 9).


Figura 9. El Suri

Estas últimas se componen de tridígitos, rectángulos con diseños geométricos o cartuchos35 y un camélido esquemático de cuatro patas. El análisis estilístico permitió comparar estos motivos con otros registrados en distintos sitios de la micro-región, los cuales fueron asignados al período Formativo36. Se registró material superficial lítico y cerámico, destacándose la presencia de fragmentos pintados tipo Belén Negro sobre Rojo.

Por su parte, ya en las cercanías del curso de agua, en el fondo de quebrada, se localizó el sitio Corral Chico (3654 msnm). Se trata de una estructura de grandes dimensiones (un patio o corral?) de pirca seca y dos estructuras externas al mismo. Se observó material superficial de tipo cerámico (fragmentos ordinarios) y lítico (cuarcita). Asimismo, en dos de los bloques que conforman la gran estructura se registraron motivos laberínticos grabados. Uno de ellos de patrón espiralado se asocia a la posible representación de una maqueta del tipo sistema de riego37. El otro bloque presenta dos motivos laberínticos de patrón irregular, asociados a motivos de camélidos de cuatro patas y representaciones de pisadas de camélidos. Tal asociación de motivos conforma temas muy recurrentes en el arte rupestre del periodo Formativo, lo cual permitiría adscribir su ejecución dentro de dicho lapso cronológico.

Una historia de reocupaciones... Sitio Los AntiguosEl sitio Los Antiguos se localiza a 3679 msnm ascendiendo por la barranca de la quebrada hacia el farallón de ignimbrita. Se presenta como un sitio complejo ya que presenta evidencias de reocupaciones, materializadas en la presencia de estructuras y materiales de cronología prehispánica e histórica. Entre la arquitectura remanente, se conservan tres estructuras de pirca, de planta rectangular, con techo a dos aguas y paredes de altura elevada, de clara cronología histórica. En el sitio se destaca un gran bloque de ignimbrita, cuyo espacio interior ha sido aprovechado, hasta hace unos 80 años, a modo de cocina subterránea, ofreciendo un espacio de gran reparo y privacidad. Además, se conservan una estructura de pirca seca que hace las veces de patio y otras tres estructuras, también de pirca seca- dos subrectangulares y una semicircular- adosadas al mismo, todas ellas de cronología prehispánica (Figura 10).


Figura 10. Los Antiguos

En superficie se registró abundante material lítico y cerámico. El material lítico aparece representado por fragmentos de pala, artefactos de molienda enteros y variados instrumentos unifaciales. Entre el conjunto podemos resaltar la presencia de puntas de proyectil mediano-pequeñas de obsidiana, pedunculadas, con aletas entrantes y limbo triangular, de recurrente aparición en contextos Formativos38. En cuanto al material cerámico, se identificaron fragmentos rojos y negros pulidos, y fragmentos vinculados a los estilos designados como Ciénaga Gris Inciso y Belén Negro sobre Rojo.

Desde el punto de vista de las manifestaciones rupestres, Los Antiguos se presenta como un sitio interesante en cuanto a la variedad de representaciones y técnicas de ejecución que han podido relevarse. Es el único sitio, registrado hasta el momento, que presenta pinturas rupestres asociadas a representaciones grabadas. Dentro de las representaciones grabadas se destacan los motivos antropomorfos con adornos cefálicos radiados, de brazos extendidos horizontales y antebrazos verticales, rheidos u otras zancudas, cruces de contorno curvilíneo y camélidos de cuatro patas. Las representaciones pintadas se distribuyen en dos paneles. Uno de éstos presenta un motivo escutiforme con indicación de cabeza, realizado en pintura lineal (Figura 11A y Figura 11B).


Figura 11A. Motivos antropomorfos


Figura 11B. Motivos escutiforme pintados. Los Antiguos

El otro panel con pinturas presenta representaciones zoomorfas con características particulares, pero que en términos generales pueden ser adscriptas a figuras de camélidos. Un análisis comparativo del aspecto estilístico de estas representaciones, en relación a otras identificadas en la micro-región y con cronología relativa aceptada, indicaría que en Los Antiguos existirían, por lo menos, tres momentos de ejecución vinculados a dos períodos distintos. Los grabados antropomorfos, las zancudas, cruciformes y las representaciones zoomorfas pintadas, pueden ser asignadas a distintos momentos del Formativo, posteriores al 300 d.C.; vinculándose a la modalidad estilística Peñas Chicas39. Por su parte, el motivo escutiforme respondería a un momento tardío de la ocupación de la quebrada, posterior al año 1000 d.C., aproximadamente.

Corrales y grabados... Sitios Los Tipitos y Corral QuemadoLos dos últimos sitios resultantes de la prospección también registran importantes manifestaciones rupestres. El sitio Los Tipitos (3683 msnm) comprende un corral de pirca seca, sobre la barranca de la quebrada contra la pared del farallón de ignimbrita, en el que se observó muy escaso material en superficie (sólo dos lascas). Sin embargo, utilizando como soporte el farallón, se registraron manifestaciones rupestres que tienen la singular característica de que la mayoría corresponden a distintas representaciones de figuras humanas (Figura 12).


Figura 12. Motivos antropomorfos. Los Tipitos

En el panel se pudieron apreciar, al menos, ocho motivos antropomorfos realizados mediante la ejecución de tres técnicas de grabado distintas y recurriendo a cuatro patrones de diseño diferente para su elaboración. Destacamos que, más allá de la variabilidad registrada, habría existido una pauta común para la construcción de la figura humana, esto es, la representación en norma frontal estricta. En general, el conjunto responde a las pautas generales que caracterizan el arte rupestre del período Formativo en otros sectores de la micro-región, asociándose a la modalidad estilística Peñas Chicas (ca. 300 -500 d.C.). Se puede señalar que el rostro de tipo triangular es similar a los evidenciados en Ciénaga.

Finalmente, a 3713 msnm aparece el sitio Corral Quemado. Se trata también de un corral de pirca seca, sobre la barranca de la quebrada y contra la pared del farallón ignimbrítico, al que se suma una estructura circular pequeña adosada al mismo tiempo contra la pared del citado farallón. No se observó material arqueológico en superficie en ninguna de las dos estructuras registradas, sin embargo, descendiendo hacia la planicie se observaron algunos fragmentos de palas líticas. Nuevamente, la pared del farallón de ignimbritas constituye el soporte para un conjunto de manifestaciones rupestres. Cabe destacar que este conjunto presenta características propias que lo distinguen de los otros. En primer lugar, los motivos geométricos no figurativos prevalecen sobre los figurativos. Sobresalen los zigzags dobles y los cruciformes simples de uno y tres brazos. Dentro de los figurativos, pudimos registrar camélidos esquemáticos de cuatro patas y representaciones de huellas de suri o tridígitos y, en un sector muy erosionado del soporte, una figura antropomorfa con adornos cefálicos (Figura 13).


Figura 13. Motivos rupestres. Corral Quemado

En general, desde el punto de vista estilístico y temático, estas representaciones pueden ser asignadas tentativamente al Formativo.

Un largo camino por recorrer. Interpretando los resultados alcanzados

Consideramos que nuestra primera aproximación a la quebrada de Miriguaca tiene la relevancia de habernos permitido obtener una visión general de las potencialidades arqueológicas de la zona. Además, a partir de los resultados de las prospecciones, es posible plantear ciertas líneas de lectura de la evidencia que nos permitan planificar y guiar las investigaciones futuras.

Ahora bien, si bien la información recuperada a partir de estas prospecciones en los Sectores Intermedios es aún preliminar, consideramos que es posible esbozar algunas tendencias interesantes en cuanto al uso del espacio en la quebrada de Miriguaca.

Por un lado, se destaca la importancia de los Sectores Intermedios en el proceso cultural regional, lo cual viene a reforzar hallazgos similares en la quebrada próxima del Río Las Pitas40. Esto cobra relevancia si se toma en consideración el hecho de que el énfasis de las investigaciones para las ocupaciones agro-pastoriles del Formativo y del Tardío ha sido puesto en el fondo de cuenca.

Por otro lado, se puede advertir que la distribución de sitios no es homogénea a lo largo del curso inferior y medio del río. Si bien es cierto que existen, en el curso inferior, evidencias arqueológicas vinculadas a viviendas de pobladores actuales que, debido a su alteración, no hemos señalado (Segunda Casa, Casa Vázquez y Puesto Mamaní) se puede advertir una mayor densidad de sitios arqueológicos en el curso medio del río respecto del curso inferior. Más aún, cabe destacar que en el primero, fundamentalmente en el recorrido comprendido entre los sitios Corral Alto y Los Antiguos, se han detectado cerca de 22 bloques de ignimbritas con manifestaciones de arte rupestre, objeto de otro trabajo41, pero que complementan la información ocupacional ya comentada.

Asimismo, en principio, parecería que el curso inferior del río estuvo ocupado exclusivamente en momentos Formativos, mientras que el curso medio muestra evidencias de ocupación desde el Arcaico tardío, pasando por el Formativo, hasta los momentos Tardíos o de Desarrollos Regionales. Si bien resta aún prospectar un tramo de los Sectores Intermedios (3700 a 3800 msnm) y el sector de Quebradas de Altura, las evidencias recuperadas hasta el momento nos hacen pensar en la posibilidad de que la quebrada de Miriguaca haya jugado distintos roles, a lo largo del tiempo, en cuanto a la dinámica ocupacional. 

Por un lado, el sitio Alero Sin Cabeza abre la posibilidad de evaluar, en la quebrada de Miriguaca, la propuesta de una progresiva reducción de la movilidad o proceso de sedentarización, que coincidiría con el paso progresivo de condiciones climáticas marcadamente áridas hacia condiciones más húmedas hacia el 3000 AP. Cabe destacar que diversas clases de vestigios arqueológicos recuperados hasta el momento en los sitios Quebrada Seca 3, Cueva Salamanca, Punta de la Peña 4, Peñas Chicas 1.1 y 1.3 sustentan la movilidad reducida ya mencionada42. En este sentido, pensamos que este sitio podría constituir un campamento residencial de cazadores-recolectores transicionales, con espacios acondicionados (al menos dos estructuras) y equipamiento (mortero in situ). Asimismo, se presentaría también una ocupación agro-pastoril restringida, hasta el momento, al sector del fondo del alero y que estaría reclamando (involucrando desarme) parte de las estructuras anteriormente citadas. De este modo, estimamos que la ampliación de la excavación de las estructuras y la iniciación de las excavaciones en el sector externo a las mismas aportará información clave para la discusión de las ocupaciones del Arcaico tardío y permitirá evaluar los alcances de la reutilización posterior del sitio.

Por otro lado, es posible advertir evidencias de un uso intensivo del espacio prospectado de la quebrada, en momentos del Formativo local. En principio, se destacan hallazgos que se asocian preliminarmente a momentos tardíos del proceso Formativo, a través de tipos cerámicos o representaciones rupestres vinculadas, desde aspectos estilísticos, a lo Ciénaga y Aguada (Alero La Pirca, El Aprendiz, Los Antiguos, Los Tipitos). Esta situación también ha sido constatada entre el conjunto cerámico recuperado en sitios formativos emplazados en la quebrada del río Las Pitas43 y, en base a los resultados obtenidos a partir de análisis composicionales (cortes delgados y activación neutrónica instrumental), efectuados sobre muestras cerámicas comparativas, se plantearon sus implicancias en términos de vínculos familiares entre comunidades emplazadas en distintos ambientes, permitiendo sostener una dinámica social que articulaba formas de acceso a los recursos distantes, asentada en estos nexos parentales, consolidados a lo largo del tiempo44. Respecto a este momento, Olivera45 ha planteado que a partir de la Era Cristiana se produciría un aumento demográfico en la cuenca que lleva a un incremento cuali/cuantitativo de la explotación del espacio regional para la obtención de recursos. Esto conduciría a una utilización más efectiva y permanente de sectores antes no ocupados u ocupados en forma esporádica como la quebrada de Miriguaca. Sin embargo, la presencia del sitio Las Escondidas y su probable asignación cronológica a momentos tempranos del Formativo (puntas de proyectil de pedúnculo destacado y limbo lanceolado o triangular de bordes convexos, fragmentos cerámicos posiblemente adscribibles a tipos del norte chileno), nos permite pensar en la existencia de ocupaciones agro-pastoriles permanentes tempranas en los Sectores Intermedios de la quebrada de Miriguaca. Cabe recordar que, hasta el momento, el sitio formativo más antiguo de la micro-región (Casa Chavez Montículos), con evidencias de tipos cerámicos vinculados al norte chileno, se encuentra localizado en el fondo de cuenca. Por lo tanto, este nuevo hallazgo permitiría retomar la hipótesis de que las aldeas tempranas del Formativo ocupaban sectores de la cuenca, separados por varios kilómetros, manejando parches óptimos del paisaje, que involucraban acceso a zonas con recursos diferenciales (fondo de cuenca, sectores intermedios, quebradas de altura) dentro del modelo de Sedentarismo Dinámico46. Sin lugar a dudas, entonces, una de las líneas futuras a seguir estará orientada a la identificación del rol de Las Escondidas y los Sectores Intermedios en la consolidación de las sociedades agro-pastoriles tempranas.

A su vez, consideramos que los hallazgos en el sitio Corral Alto abren importantes perspectivas de investigación futura orientadas a discutir distintos aspectos de la organización socio-política de las sociedades del Tardío. Estudios recientes en el sitio Peñas Coloradas 3 cumbre47, en la quebrada de Las Pitas, estarían reforzando la posibilidad de una situación de tensión entre la elite del fondo de cuenca y las antiguas unidades familiares de pastores en los sectores intermedios. Al respecto, Cohen destaca la localización estratégica del sitio con control de la circulación de gente, de información, y bienes materiales, y su emplazamiento particular con amplio control visual de otros sitios de la cuenca. Asimismo, señala su vinculación con un entorno convocante por recursos de agua, vega, y posible cultivo de alimentos, y con una importante concentración de representaciones rupestres en las que predominan temáticas del mundo pastoril. Esto cobra importancia al advertir en Corral Alto interesantes similitudes con el entorno de Peñas Coloradas 3 cumbre. Fundamentalmente, destacamos el emplazamiento particular del sitio, el control visual de la cuenca del río Miriguaca, la importancia de representaciones rupestres localizadas entre Corral Alto y Los Antiguos, y la abundancia de recursos en la forma de agua y pasturas. Consideramos imprescindible la continuación de las excavaciones en Corral Alto, partiendo de la hipótesis de que se trataría de una base residencial que, lejos de estar bajo el control de la elite del fondo de cuenca, adheriría a otras alternativas orientadas a la existencia de proyectos colectivos e integradores, o bien de jerarquías no centralizadas.

Volviendo al sitio Peñas Coloradas 3 cumbre, su vinculación con el posible cultivo de alimentos en los Sectores Intermedios del río Las Pitas se basa en la presencia de cantidad de morteros fijos, palas y señales de una antigua acequia48. En la quebrada del río Miriguaca, en varios de los sitios prospectados hemos detectado artefactos de molienda (enteros y fracturados), fragmentos de palas y/o azadas e incluso representaciones de maquetas del tipo de sistema de riego. A esto debemos sumar la información aportada por Babot49, que afirma que a partir de los 4700 años AP en la cuenca de Antofagasta de la Sierra se procesaron y consumieron una importante variedad de recursos vegetales domesticados y silvestres. De todos ellos, especialmente las especies microtérmicas- tubérculos y pseudocereales- podrían haberse desarrollado exitosamente en el ámbito puneño. Esto nos lleva a considerar la factibilidad de que en las áreas de fondo de la quebrada de Miriguaca pudieran haberse desarrollado cultivos de escasa extensión. Al respecto, es relevante señalar que un poblador actual, sobre la margen izquierda de la vega del río, en su curso inferior, posee cuatro cuadros de cultivo que se disponen a intervalos de 500 m río arriba desde su vivienda. En definitiva, consideramos que la identificación de antiguas acequias, cuadros de cultivo y/o evidencias de redes de riego en el curso inferior y medio del río Miriguaca permitirán avanzar en la comprensión de la cuestión de la producción vegetal local.

En síntesis, se pretende a largo plazo afinar los alcances de modelos ya existentes y/o generar nuevos modelos sobre el emplazamiento, la estructura y densidad artefactual de los sitios, más la variabilidad funcional y tecnológica de los conjuntos artefactuales, las estrategias de movilidad, y el manejo de los recursos animales y vegetales. De esta forma, se espera explicar, con mayor plausibilidad, el uso de los espacios de la quebrada de Miriguaca en lapsos determinados por cronologías absolutas. Esto se verá complementado con la comparación de los resultados alcanzados con la distribución de sitios conocidos, dentro del lapso temporal considerado, para las quebradas de Cacao-Curuto hacia del norte y Las Pitas hacia el sur.

 

Citas y Notas:

1. Este trabajo se desarrolló en el marco de los proyectos 02/A228 (UNCa) "Uso del espacio y ocupación diferencial en la Puna Meridional: el caso quebrada río Miriguaca (Depto. Antofagasta de la Sierra, Catamarca)", dirigido por P. Escola, y PIP-CONICET 6398 "Procesos de interaccción social micro y macroregional en la Puna Argentina (11000-1300 AP). Antofagasta de la Sierra (Catamarca) Coranzulí (Jujuy)", dirigido por C. Aschero. Nuestro agradecimiento a los evaluadores cuyas sugerencias contribuyeron a mejorar el manuscrito original.

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10. Si bien la propuesta inicial de Olivera para los Sectores Intermedios refiere a una altitud de 3550-3800 msnm, los cursos inferiores de los ríos Las Pitas y Miriguaca registran una altitud de 3400 msnm.

11. Grana, L., "Análisis preliminar de paleoambientes locales en diversas cuencas de Antofagasta de la Sierra, Catamarca", en Actas del XVI Congreso Nacional de Arqueología Argentina, Tomo II, San Salvador de Jujuy, 2007, pp. 95-99.         [ Links ] Olivera, D. E., M. de Aguirre y P. Tchilinguirian, "Cultural and environmental evolution in the meridional sector of the Puna de Atacama during the Holocene", en Change in the Andes: Origins of Social Complexity, Pastoralism and Agriculture, editado por la Secrétariat du Congress, BAR International Series 1524, Archaeopress, Oxford, 2006, pp. 7-15.         [ Links ]

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13. Olivera, D. E., 1989, ob.cit.

14. Olivera, D. E., 1992, ob.cit., p. 137.

15. Olivera, D. E., 1989, ob.cit.

16. Olivera, D. E., 1992, ob.cit., p. 138.

17. Olivera, D. E., 1989 y 1992, ob.cit.

18. Olivera, D. E., 1989, ob.cit.

19. El término vulcanita refiere al conjunto de rocas volcánicas con proporciones de vidrio menores al 80%. Para más detalles acerca de la utilización de este término en Antofagasta de la Sierra referimos a Aschero, C. A., P. S. Escola, S. Hocsman y J. Martínez, "Recursos líticos en escala microrregional. Antofagasta de la Sierra, 1983-2001", en Arqueología, N° 12, Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de  Filosofía y Letras, UBA, 2002-2004, pp. 9-36.         [ Links ]

20. Gallardo, F. A. y L. E. Cornejo, "El diseño de la prospección arqueológica: un caso de estudio", en Revista Chungará, N° 16-17, Número especial,         [ Links ] X Congreso Nacional de Arqueología Chilena, Universidad de Tarapacá, Arica, 1986, p. 410.

21. Todos estos aspectos se encuentran interrelacionados entre sí. En nuestro caso, tuvimos en cuenta, de manera integrada, las características de visibilidad, accesibilidad y obstrusidad, para la elección de las técnicas a implementar. La visibilidad, se relaciona con las características del medio ambiente y las dificultades para que un observador pueda detectar la presencia de la evidencia (cobertura vegetal, grado de sedimentación, reocupaciones, etc.). A su vez, la visibilidad también está determinada por ciertos atributos del material arqueológico (tamaño, superficie cubierta, densidad, etc.). La accesibilidad se refiere a las limitaciones existentes para acceder al área con evidencia arqueológica (clima, topografía, vegetación, existencia de caminos, propiedad o tenencia de la tierra, etc.). Finalmente, la obstrusidad alude a la naturaleza particular de los materiales y su grado de "sensibilidad" para ser descubiertos mediante la aplicación de distintas técnicas, superficiales o subsuperficiales, en terreno o por teledetección. Gallardo, F. A. y L. E. Cornejo, 1986, ob.cit., pp. 410-411.

22. Nielsen, A. E., J. C. Avalos y K. A. Menacho, "Lejos de la ruta sin un pucará", en Cuadernos, N° 9, Universidad Nacional de Jujuy, San Salvador de Jujuy, 1997, pp. 203-220.         [ Links ]

23. Olivera, D. E., Com. Pers,. 2007.

24. Olivera, D. E., 1991, ob.cit.

25. Olivera, D. E., 1992, ob.cit.

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29. Aschero, C. A., 1999, ob.cit.

30. Hocsman, S., 2006, ob.cit.

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