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Andes

versión On-line ISSN 1668-8090

Andes vol.31 no.1 Salta jun. 2020

 

ARTICULO ORIGINAL

La larga duración del paisaje: un acercamiento a la multitemporalidad en la Paya,  Valle Calchaquí, Salta

(The long-term duration of landscape: an approach  to multi-temporality at la Paya, Calchaquí Valley, Salta)

Marina Sprovieri
CONICET – UNLP
División Arqueología
Facultad de Ciencias Naturales y Museo
Universidad Nacional de La Plata
Argentina
msprovieri@fcnym.unlp.edu.ar

Santiago Barbich
CONICET
División Arqueología
Facultad de Ciencias Naturales y Museo
Universidad Nacional de La Plata
Argentina
noestusombra@gmail.com

Sebastián Cohen
Área Etnografía
Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti”
Facultad de Filosofía y Letras, UBA
Argentina  
sebafcohen@hotmail.com

Fecha de ingreso: 12/07/19
Fecha de aceptación: 28/02/20


Resumen

En este trabajo buscamos contribuir a la reflexión sobre la temporalidad del paisaje social desde nuestra experiencia de investigación en La Paya (valle Calchaquí, Salta), a partir de la cual se nos manifestó un particular entrecruzamiento entre pasado y presente. Reflexionando sobre el uso del concepto de tiempo en arqueología, nos proponemos una perspectiva de larga duración que trascienda los recortes cronológicos arbitrarios de las disciplinas.
El desarrollo de distintas líneas de trabajo en La Paya y alrededores, que incluyen trabajo estrictamente arqueológico, análisis de materiales “etnográficos” y trabajo conjunto con la Comunidad Diaguita Kallchakí de La Paya, nos permitió ver un paisaje constituido por una infinidad de tiempos, personas, materialidades y espacios yuxtapuestos, difíciles de observar por separado. 
Consideramos que este enfoque puede ayudarnos a superar recortes temporales, enriqueciendo el conocimiento sobre este paisaje social, y generando discusiones más abiertas, plurales y reflexivas. Asimismo, este abordaje posee implicancias en las narrativas que genera la arqueología, las cuales pueden posicionarse en consonancia con las realidades y reclamos de las comunidades originarias que habitan el territorio.

Palabras claves: Multitemporalidad; Paisaje; Perspectiva de larga duración; Narrativas arqueológicas; Valle Calchaquí

Abstract

The aim of this paper is to contribute to rethink the temporality of social landscape, which, based on our research experience in La Paya (Calchaquí Valley, Salta), has shown an intersection between past and present. Discussing the use of the concept of time in archeology, we propose a long-term perspective that goes beyond the arbitrary chronological approaches used in archaeology and other social sciences.
The progress in different lines of work in La Paya and its surroundings, which include strictly archaeological work, analysis of "ethnographic" materials and collaborative work with the Diaguita Kallchakí community of La Paya, allowed us to see a landscape made up of an infinity of elements, people, materials, temporalities and juxtaposed spaces, which are difficult to observe separately.
We believe that such approach can help us to overcome arbitrary chronological boundaries, enriching knowledge about this social landscape, and generating more open, plural and reflexive discussions. Also, this perspective has implications in the narratives generated by archeology, which may be in relation with the claims and social realities of the native communities that inhabit the territory.

Keywords: Multi-temporality; Landscape; Long-term perspective; Archaeological narratives; Calchaquí Valley


Introducción

En términos académicos estrictos, desarrollamos investigaciones arqueológicas en el sector central del valle Calchaquí, provincia de Salta, Argentina, en relación a sociedades que habitaron la zona durante los siglos X y XVI. El objetivo general de nuestro proyecto apunta a distinguir la especificidad y variabilidad de las manifestaciones materiales y los procesos históricos tardíos en la región de estudio, así como su inserción en los procesos socio-históricos del Noroeste argentino y de los Andes Centro Sur. Sin embargo, no ignoramos las limitaciones que implican los recortes de una investigación (tanto el disciplinar, como el espacial o el temporal, entre muchos otros posibles), porque entendemos que los procesos sociales trascienden los hechos puntuales y están entramados en una compleja y dinámica red de relaciones entre actores, objetos, contextos, tiempos, eventos, espacios, etc.1.

Respecto a la dimensión temporal de estos procesos, Braudel2 planteó que los fenómenos sociales-históricos, aquellos que involucran estructuras y organizaciones sociales y colectivas, poseen una duración larga; a diferencia de los eventos de duración corta y media que se vinculan con episodios de los individuos y la vida cotidiana. Esa larga duración enlaza el pasado con el presente, haciendo que la frontera entre ellos sea fluctuante y dinámica. Por ende, la apreciación de los fenómenos inmersos en ese flujo requiere de una perspectiva temporal amplia que busque información sobre los movimientos, los cambios y las continuidades en una “larga serie retrospectiva3. Esto es especialmente así para la arqueología, ya que se enfrenta a fenómenos y prácticas producidos en un tiempo largo promediado, sobre los que no sólo han actuado una serie de procesos naturales y culturales en el pasado sino que siguen ocurriendo en el presente. Este escenario complejo nos plantea la necesidad de problematizar el tiempo y buscar comprender procesos sociales en contextos más amplios, superando recortes temporales tradicionales.

El objetivo de este trabajo es plantear nuestra actual postura sobre la temporalidad de los procesos que estudiamos, la cual se ha ido conformando en el devenir de nuestra experiencia de investigación, y que consideramos nos permite ofrecer visiones más amplias y globales de los fenómenos sociales. Para ello primero revisamos el uso del concepto de tiempo en arqueología, discutiendo su carácter lineal, objetivo y universal. Luego, presentamos una multiplicidad de dimensiones y elementos que pudimos ir rescatando durante nuestra práctica concreta y que nos ha mostrado un entrecruzamiento entre pasado y presente, un complejo entramado de tiempos que no sería apreciable si nos restringiéramos a las secuencias y límites temporales que se construyen desde la academia. Estas experiencias y reflexiones se relacionan con el trabajo que realizamos en el “sitio arqueológico” La Paya, que se encuentra dentro del territorio de una de las comunidades del Pueblo Diaguita Kallchakí de la región, que hasta el día de hoy luchan por el reconocimiento de su ancestralidad, el respeto de sus prácticas culturales y el uso y ocupación del territorio.

Por último, buscamos también reflexionar sobre cómo esta perspectiva sobre la temporalidad puede influir en las narrativas que produce la arqueología para generar un conocimiento más plural, horizontal y reflexivo.

El tiempo en arqueología: del fechado “absoluto” hacia la multitemporalidad

Los cuestionamientos sobre las maneras de entender el tiempo se encuentran presentes a lo largo de toda la historia de la filosofía y la ciencia. Dentro de la arqueología, se lo ha entendido principalmente de dos maneras. En primer lugar, para las teorías procesuales, el tiempo aparece como una dimensión objetiva, universal, lineal y medible en términos casi absolutos, como una línea uniforme que tiene una direccionalidad y es factible de dividirse en unidades discretas4. De esta manera, se plantea una separación tajante entre pasado y presente, entre un sistema cultural (contexto sistémico, dinámico) y un contexto arqueológico (estático, distorsionado), en el que los objetos arqueológicos pertenecen únicamente al pasado y poseen atributos temporales que pueden ser medidos y fechados. Al constituir dos momentos separados, cuando observamos el contexto arqueológico, hay una información faltante que sólo puede salvarse estudiando los procesos post-depositacionales5. En una arqueología entendida de esta manera subyace la concepción de la existencia de un pasado objetivo, de una verdad a la cual puede accederse sumando evidencia. Los arqueólogos, así, seríamos los encargados de dar luz sobre ese pasado apagado6.

Esta construcción es producto de un momento histórico particular y de una matriz conceptual que se desprende de la cronométrica del capitalismo y está fundamentada sobre la mercantilización del tiempo. En este caso, la temporalidad no sería otra cosa que el cálculo para organizar y programar el trabajo, una herramienta unificadora creada para medir y comparar labores que en la práctica no son comparables. Dentro de esta ideología, basada en términos de producción, el tiempo es dinero7.

Sin embargo, otras perspectivas teóricas consideran que el tiempo no es uno solo ni es reductible a una única referencia, sino que existen múltiples temporalidades que se entrelazan8. Es decir, un evento no está aislado, encadenado linealmente a otro o encasillado en un fechado, sino que refiere constantemente a otros eventos pasados, presentes o futuros9.

Esta permeabilidad entre pasado y presente se manifiesta con mucha claridad en la práctica arqueológica debido a una cualidad fundamental de la cultura material: su durabilidad. Sólo los objetos son eventos que, habiendo ocurrido en el pasado, sobreviven físicamente en el presente. A través de su fisicalidad, los objetos proveen un enlace hacia ese pasado y, de esta manera, el pasado puede ser re-experimentado10. El objeto arqueológico es multitemporal11, pero el tiempo no radica en el objeto en sí mismo sino en las prácticas en las que participa. De esta manera, en lugar de referirnos a una distancia temporal sobre una línea, debemos referirnos a una densidad de relaciones en las prácticas12.

Los objetos, entonces, se constituyen de manera relacional, es decir, no son entidades independientes ni tienen propiedades puras y predeterminadas; durante su existencia material transitan o atraviesan diferentes significaciones de acuerdo con los entramados que van creando junto a otros entes. Cada uno de estos entes, sean seres, cosas o espacios, es en sí mismo un conjunto de relaciones en movimiento y nunca un nudo fijo en esa trama13. De esta manera, se constituyen redes de referencialidad, o “past-present systems14, dentro de las cuales cada elemento se relaciona con otros, encadenados a través del espacio y el tiempo15. Dichas redes quedan incorporadas en un paisaje social, dando forma a un “taskscape16, un espacio donde todas las prácticas y elementos están fundidos en un entretejido social que no puede reducirse ni anclarse con exclusividad al pasado o al presente17 (Figura 1).


Figura 1: Constitución relacional del paisaje social

A ese paisaje social es al que nos acercamos y experimentamos como arqueólogxs.

Desde esta perspectiva, la arqueología ya no busca construir tipos de explicaciones progresivas o lineales o informar sobre un pasado cerrado y concluido, sino acercarse a las múltiples temporalidades que atraviesan un paisaje o un fenómeno y a los entramados de relaciones detrás de ellos.

Tiempos y paisajes kallchakíes

En los últimos años, nuestras investigaciones en el valle Calchaquí central se han focalizado en el “sitio arqueológico” La Paya. El mismo se ubica unos 10 km al sur de la localidad de Cachi, en una terraza en la boca de la quebrada de La Paya que desemboca en el río Calchaquí (Figura 2).


Figura 2: Ubicación del “sitio arqueológico” La Paya en el valle Calchaquí
Fuente: Sprovieri y Barbich 2017.

De acuerdo a la información arqueológica, se trata de un poblado conglomerado que fue habitado entre los siglos X y XVI18, constituido por más de 550 recintos de paredes de piedra de forma sub-rectangular, más de 250 cistas sub-circulares, y recorrido por senderos de circulación interna19. Entre los recintos se destaca una estructura rectangular de 13 x 4 m aproximadamente, denominada Casa Morada, de características arquitectónicas inkaicas y construida con bloques de arenisca roja, material no disponible en las cercanías del sitio20. El conjunto de estructuras que componen el sitio se encuentra rodeado de una muralla perimetral, sin embargo, existen otros recintos y cistas por fuera de la misma, principalmente hacia el oeste21. Este poblado constituye hoy en día parte del territorio de la Comunidad Diaguita Kallchakí de La Paya, relevado según la Ley 26.160, y es considerado por la comunidad como una Ciudad Sagrada.

Nuestros objetivos de investigación apuntan a la distinción de la especificidad y variabilidad que tuvieron las manifestaciones materiales y los procesos históricos tardíos en la región de estudio, indagando en la relación entre objetos, lugares y personas. Nuestras investigaciones se iniciaron con un fuerte enfoque en el trabajo arqueológico, el cual ha sido la fuente del mayor caudal de información que hemos ido recabando en estos años. Sin embargo, el desarrollo de esos trabajos nos enfrentó a la necesidad de complementar con estudios de otros tipos de materiales y procesos que, a priori, podrían corresponder a temporalidades diferentes a las que estudia la arqueología.

En los párrafos siguientes resumimos brevemente objetivos, actividades e información vinculada a las distintas líneas de análisis que estamos desarrollando, a fin de mostrar el trabajo existente detrás de las reflexiones y de los aspectos materiales y prácticas que presentamos en secciones posteriores.

Respecto a la línea de trabajo estrictamente arqueológica, esta involucra el estudio detenido del asentamiento de La Paya a nivel espacial y material. Desarrollamos relevamientos planimétricos de sectores específicos del sitio para aproximarnos a su estructuración espacial y a las maneras de organización del poblado. Hemos relevado con nivel óptico un sector del asentamiento que fue foco de investigaciones de rescate en 1981 por P. P. Díaz, el cual comprendió 23 recintos22. En base al análisis del plano resultante, podemos señalar que este sector presenta estructuras que pueden diferenciarse según su composición (simples/compuestas), su comunicación entre sí y con el exterior mediante aberturas y sus tamaños; características que resultan relevantes para avanzar en la comprensión de cómo habrían sido utilizados estos diversos espacios y de la estructuración general del sitio, sugiriendo a priori la existencia de espacios de diferentes características al interior del sitio y potencialmente diversas funcionalidades23.

Asimismo, hemos realizado prospecciones en los alrededores del asentamiento para integrarlo a un paisaje más amplio, que no se restrinja a sus límites establecidos por la muralla que lo rodea. Este relevamiento, realizado a partir de posicionamiento mediante GPS, permitió ir creando un “mapa” de la relación del sitio en sí con otros espacios y rasgos destacados del paisaje. Ya es conocida la existencia del sitio Guitián (con una importante ocupación durante el Período Inka), de emplazamiento inmediato a La Paya, pero además nos fue posible registrar rasgos como bloques de petroglifos, el cerro que limita por el sur el sitio, otra serie de estructuras arqueológicas alrededor de la comunidad actual de La Paya (unos 5 km al oeste del sitio) y la localización de una fuente de arcilla utilizada por los artesanos de la comunidad en la actualidad. Esto permite entender el asentamiento de La Paya como un paisaje integral y constituido por distintos tipos de elementos24.

Paralelamente, estamos desarrollando distintas actividades en función de recuperar diversos materiales y reconstruir contextos y prácticas desarrolladas en espacios particulares del sitio. Dado que las investigaciones en La Paya se han enfocado, generalmente, en los contextos funerarios, nuestro interés es avanzar en el abordaje de otros tipos de contextos, por ejemplo residenciales o productivos, para obtener una visión más global de la dinámica de ocupación del sitio. Para ello hemos comenzado por recuperar información inédita producto de intervenciones anteriores sobre el sitio. Consideramos esta última una tarea fundamental que nos permite aprovechar y potenciar la información ya disponible, reanalizarla desde nuevas perspectivas y objetivos e integrarla al nuevo conocimiento que se genera sobre las poblaciones que habitaron La Paya. A su vez, nos permite hacer un acercamiento paulatino y con intervenciones discretas25. Al momento nos hemos enfocado en las excavaciones de rescate realizadas por Díaz, que mencionamos anteriormente. Producto de las mismas se reunió un conjunto de piezas completas y materiales fragmentarios que fueron registrados en las libretas de campo de dicho investigador. Nuestra revisión de esa documentación y el análisis directo de esos materiales, permitió establecer que dicho conjunto está compuesto por vasijas cerámicas, puntas de proyectil de obsidiana, restos de pigmentos (ocre), artefactos de molienda, entre otros, y a su vez reconstruir la distribución de los hallazgos al interior de los recintos excavados26. Los datos disponibles no nos han permitido identificar patrones diferenciales de distribución de materiales entre los mismos. En general, se trata de evidencias de actividades domésticas como el procesamiento, cocción y preparación de alimentos, el almacenamiento de productos y el descarte de desechos, así como del desarrollo de prácticas funerarias27.

Asimismo, para continuar indagando en la estructuración de prácticas y espacios cotidianos al interior del asentamiento, realizamos excavaciones parciales de dos recintos en dos sectores diferentes del sitio28. De acuerdo a los primeros resultados obtenidos podemos señalar que debido a las dimensiones, características arquitectónicas y materialidad de ambos recintos intervenidos, se trataría de contextos fundamentalmente de vivienda que funcionaban a modo de patio, en los que se estarían desarrollando actividades cotidianas como molienda, cocción y consumo de alimentos, producción de instrumental lítico y posiblemente, también cerámica29.

Finalmente, estamos realizando estudios específicos sobre materiales obtenidos producto de excavación y de colecciones de museo a fin de indagar sobre su origen, producción, circulación y consumo. Con respecto a la cerámica, estamos buscando establecer la especificidad de la alfarería del valle Calchaquí, a partir del estudio detallado de la colección La Paya que obtuviera Ambrosetti30. A nivel estilístico, se reconoció la existencia y características de distintas variantes alfareras como la santamariana-calchaquí, la negra pulida, la ordinaria y otras vasijas de tradición local de manufactura. Además, se identificaron estilos Inka Provincial, Inka Paya o Casa Morada Polícromo, y algunos alóctonos como Pacajes, Diaguita Chileno, Yavi, etc.31. En especial, se abordó el estudio de la cerámica negra pulida tardía de la región, el cual permitió reconocer 13 formas correspondientes a escudillas, ollas, botellas, cuencos y platos Por otra parte, su estudio comparativo permitió identificar semejanzas con ejemplares de la Quebrada del Toro y tal vez del valle de Lerma, convirtiéndose en un posible indicador de vinculación entre las sociedades de estas regiones32.

A nivel de la producción cerámica, se están desarrollando estudios de las pastas, que al momento se encuentran centrados en el conjunto ordinario. Los mismos están mostrado variabilidad en las pastas con que se manufacturaron vasijas ordinarias33. A su vez, estamos explorando los procesos de obtención de materia prima a partir de la prospección de fuentes de arcilla y la toma de muestras que serán cotejadas con las muestras arqueológicas34.

Otras materialidades analizadas son los conjuntos de artefactos y materias primas líticas. Los mismos se recuperaron de contextos de tipo residenciales/domésticos y de contextos funerarios. Los análisis tecno-morfológicos señalan una producción de baja inversión de trabajo y orientada a la satisfacción de tareas domésticas, con acceso y consumo uniforme de materiales líticos entre las unidades domésticas de sitios del valle y entre ellos35. Con relación a la obsidiana en particular, se ha generado información más específica sobre su aprovisionamiento. En La Paya, hemos identificado obsidiana procedente de al menos tres fuentes: Ona-Las Cuevas, Salar del Hombre Muerto y Zapaleri, las dos primeras localizadas en la puna sur y la última en la puna norte36.

También, nos encontramos analizando las producciones artesanales en madera. La colección de La Paya se destaca por su alta conservación de materiales orgánicos que eran parte de los ajuares de las tumbas excavadas por Ambrosetti. Para indagar en los procesos de obtención y circulación de materias primas, hemos desarrollado estudios xilológicos de parte de esos objetos, lo que permitió identificar maderas semejantes a géneros presentes en el valle Calchaquí, y otras que se asemejan a especímenes que se desarrollan en la zona de Yungas, al oriente del valle. Estos resultados evidencian la existencia de circuitos por los que ingresaron al valle Calchaquí recursos y/o artefactos de las Yungas, que vincularon a las sociedades calchaquíes con otras zonas y poblaciones37.

A su vez, realizamos análisis desde una perspectiva estilística de conjuntos específicos de objetos de madera. Uno de ellos fueron las tabletas y tubos de inhalación de alucinógenos, de los cuales La Paya posee una de las mayores colecciones del Noroeste argentino. Su análisis morfológico e iconográfico junto a su comparación con artefactos similares de otras regiones del Noroeste argentino y de los Andes del Sur permitió establecer la existencia de estrechas semejanzas morfológicas e iconográficas con ejemplares de la región del río Loa en el norte de Chile, de la puna jujeña y de la Quebrada de Humahuaca. Esto parece sugerir la existencia de una esfera de circulación de ideas y/o bienes que involucra el valle Calchaquí, la región del río Loa y otras zonas del NOA (puna de Jujuy y Quebrada de Humahuaca) en época tardía38; esfera que no integraría, al menos de la misma manera, a los oasis de San Pedro de Atacama39.

Por último, se han estudiado el conjunto de torteros de La Paya y de otros sitios del valle Calchaquí, manufacturados mayoritariamente en madera pero también en piedra, hueso y cerámica, de diversas formas y con tallados geométricos o figurativos. Esto habilitó la realización de un análisis estilístico que reconoció 17 variantes, una de las cuales, la más numerosa, mostró un fuerte regionalismo, sugiriendo la existencia de tradiciones de manufactura propias del valle Calchaquí40. A su vez, la comparación de las distintas variantes con piezas de otras regiones permitió la identificación de semejanzas, con torteros de la Quebrada del Toro, el valle de Lerma, la puna de Jujuy, Santiago del Estero y el sitio de Potrero Chaquiago, principalmente. Desde estos diferentes resultados se sugiere la presencia de variantes propias del valle Calchaquí y otras indicativas de diversos procesos de circulación interregional durante la época tardía41.

El avance de estas investigaciones arqueológicas nos permitió formar un corpus significativo de información sobre materialidades, espacialidades y prácticas kallchakíes que, sin embargo, nos resultaba limitado para indagar en la relación entre todos esos elementos en el tiempo, especialmente a partir del inicio de los trabajos y experiencias de campo en La Paya. Por eso nos vimos en la necesidad de superar las limitaciones disciplinares y adentrarnos en otras líneas de indagación que involucren otro tipo de materialidades. Esas líneas, aunque en desarrollo, nos permiten ir aproximándonos a procesos sociales de más larga duración. Al momento, hemos trabajado con un conjunto de objetos que fueron obtenidos durante la Primera Expedición Arqueológica de la Universidad de Buenos Aires a Pampa Grande (valle de Lerma, Provincia de Salta) dirigida por J. B. Ambrosetti en 190442. Estos objetos, fueron ingresados a las colecciones del Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti” de Buenos Aires (MEJBA) y registrados como “etnográficos”, dado que se encontraban “en uso” por parte de los pueblos que los habían fabricado43.

Se trata de piezas de cerámica, madera y hueso, de las que analizamos sus características morfológicas, tecnológicas y estilísticas. Dentro del conjunto cerámico se encuentran 3 vasijas de diferentes formas, una jarrita, una con múltiples bocas y otra ornitomorfa, y 7 figurinas, 6 de ellas zoomorfas que representan aves de corral, ovinos/caprinos o camélidos, y 1 que combina una figura antropomorfa de un jinete sobre un caballo. La pieza restante de esta colección es un tortero de hueso fabricado sobre la cabeza de un fémur animal y su huso en madera. Respecto a sus contextos de asociación y procedencia, hemos relevado el Catálogo del Área de Colecciones Etnográficas del MEJBA y la publicación de Ambrosetti (1906) sobre la Expedición. En esta última, hemos podido constatar que tales piezas proceden de unas pequeñas localidades en el valle de Lerma, Churcal y Chuquiyaco, y que fueron adquiridas de sus pobladores44, donde se afirma que “No de la Pampa Grande precisamente, sino del Churcal, localidad situada unas tres leguas ó quince kilómetros más al Norte, son los ejemplares nros. 4 y 5 de la fig. 151, que adquirimos junto a varios objetos de los vecinos del lugar.”45. Por su parte, del Catálogo se pudo recuperar otra información relativa al uso de las figurinas, de las cuales se asentaba que eran utilizadas en los nacimientos, es decir, en los pesebres. A su vez, podemos señalar que las tres vasijas muestran características idénticas de pasta lo que manifiesta que fueron manufacturadas en conjunto y por lo tanto adquiridas de una misma persona o familia46.

Finalmente, la tercera línea de análisis que estamos desarrollando se vincula con el trabajo conjunto con la Comunidad Diaguita Kallchakí de La Paya, el cual, basado en una construcción colectiva, busca integrar diferentes conocimientos, intereses y expectativas respecto a materialidades, lugares y prácticas kallchakíes. Con esto apuntamos a indagar en los procesos de continuidad y ruptura de prácticas artesanales tradicionales y espacialidades involucradas en la región, de manera que se fomente el manejo del patrimonio cultural regional para el desarrollo comunitario. Las prácticas artesanales suponen la producción de objetos realizados a partir del trabajo humano, con herramientas y maquinaria relativamente sencillas, y vinculados en el espacio físico-natural-histórico-cultural en el que son fabricadas47. Pueden, por ejemplo, integrar esferas de intercambio mercantil o bien también participar en procesos de fortalecimiento identitario de las comunidades y de recuperación de prácticas ancestrales48. Es así que, en la actualidad, las artesanías, concebidas ya sea como bienes patrimoniales, como objetos de consumo, o en la multiplicidad de significados que puedan adquirir, atraviesan complejos circuitos de producción, circulación y consumo y expresan, simultáneamente, valores simbólicos y valores de cambio49.

De esta manera, nos focalizamos en un espacio social donde distintos aspectos y procesos confluyen para conformar un objeto, su significación y sus posibilidades de uso. Los objetos trascienden sus aspectos funcionales o características físicas para circular y convivir simultáneamente dentro de esferas diversas: como objetos de estudio, bienes patrimoniales nacionales, recursos para construir la memoria histórica, objetos de consumo, recursos turísticos, manifestaciones materiales de preexistencia ancestral, etc. La complejidad de este escenario, donde se insertan las producciones materiales de las sociedades pasadas y actuales, requiere de una construcción colectiva de conocimiento sobre esas producciones, sus valoraciones y usos. Buscando generar espacios para dicha construcción colectiva es que hemos realizado entrevistas semi-direccionadas a artesanos y otros miembros de la comunidad, indagando en los procesos producción y uso de vasijas cerámicas con técnicas tradicionales, en las tecnologías textil y de producción de objetos de madera y cuero y en las maneras en que esas producciones se han incorporado a diversas esferas de la de la práctica social y su variabilidad o no en el tiempo.

Realizamos, también, talleres en las escuelas de la zona, enfocándonos en la continuidad de la representación de símbolos diaguitas, del uso de recipientes cerámicos en contextos cotidianos y de los “modos de hacer” que los alumnos recordaban de sus mayores y cómo han ido cambiando o manteniendo sus formas a lo largo del tiempo. Otro aspecto de este trabajo lo constituye la realización de recorridas conjuntas por La Paya y otros “sitios” como espacios con arte rupestre, fuentes de materias primas, el mismo territorio de la comunidad de La Paya, con miembros de la misma y con alumnos de las escuelas de la zona buscando reconocer y destacar distintos espacios con significancias y utilizaciones diversas que se vinculan con el presente y el pasado50.

Dimensiones superpuestas en La Paya

En el devenir de nuestro trabajo, resumido previamente, la incorporación y desarrollo de diferentes líneas de trabajo en La Paya y sus alrededores nos permitió ir reconociendo un tejido complejo de distintas dimensiones y elementos superpuestos que no habrían sido apreciables en una investigación estrictamente enmarcada en los recortes temporales y materiales tradicionalmente aplicados en arqueología. En tales dimensiones se reconocerán diversos aspectos materiales y prácticas, desarrolladas y significadas por múltiples sujetos en espacios y tiempos variados, que se conjugan de manera simultánea para conformar parte del paisaje social de La Paya. A continuación desarrollamos algunas de ellas a fin de ilustrar esa multiplicidad y superposición de temporalidades que nos llevaron a reflexionar y pensar el tiempo y las escalas temporales de los procesos que estudiamos de una manera diferente.

Para la Arqueología, La Paya fue un poblado construido y habitado en el pasado, más específicamente, durante el Período de Desarrollos Regionales (1000-1450 AD), según indican fechados radiocarbónicos51y distintos estudios de su materialidad52. La continuidad de su ocupación durante el Período Inka es atestiguada por la presencia de la “Casa Morada”, estructura de diseño inkaico, así como por múltiples hallazgos materiales y sus relaciones con otros sitios o espacios desarrollados por el Tawantinsuyu en la región53.

A su vez, podría considerarse que La Paya es un ícono de la arqueología argentina. Hace más de 100 años, se convirtió en objeto de estudio científico al ser el foco de extensas excavaciones durante las Segunda y Tercera Expediciones Arqueológicas de la Universidad de Buenos Aires dirigidas por J. B. Ambrosetti en 1906 y 1907 (Figura 3A).


Figura 3: A) Fotografías de las excavaciones de Ambrosetti en La Paya. Fuente: Archivo Fotográfico y Documental del Museo Etnográfico “Juan B. Ambrosetti”; B) Objetos de la Colección La Paya, de izquierda a derecha: MEJBA 801, 1391, 1073, 1155, 1580.

Esto inauguró una serie de estudios arqueológicos que se continuaron con los trabajos de Difrieri a fines de la década de 1940, quién desarrolló las primeras excavaciones estratigráficas que resultaron en la identificación de una superposición de tres niveles con materiales arqueológicos diferenciados54. Posteriormente, nuevos trabajos se reanudaron en 1981, en primer lugar, con excavaciones de rescate en un sector del asentamiento realizadas por P. P. Díaz, y, en segundo lugar, con excavaciones realizadas por A. R. González y P. P. Díaz en la Casa Morada y edificios aledaños55. Por su parte, L. Baldini realizó dos sondeos estratigráficos en algunas de las estructuras monticulares56, y, entre 1983 y 1984, un equipo dirigido por L. Alfaro de Lanzone desarrolló nuevos estudios que involucraron la excavación estratigráfica de dos estructuras y el levantamiento planimétrico del sitio57. Desde 2005 nuestro equipo retomó el estudio de La Paya a través del análisis de las colecciones de materiales obtenidas de las intervenciones anteriores y de trabajos de campo que involucraron el reconocimiento detenido del sitio y su entorno inmediato, el registro y localización por medio de GPS del sitio y sus límites, de estructuras especiales y sectores, levantamiento de croquis de conjuntos relevantes de estructuras, etc.58. Al mismo tiempo, otros investigadores59 desarrollaron un nuevo plano del sitio que incluyó un análisis en profundidad de su arquitectura y espacialidad, considerando todas las estructuras, montículos, senderos y sectorizaciones ubicadas dentro de los límites demarcados por la muralla.

A principios del siglo XX La Paya fue reconocida como una “ciudad prehistórica60, cuyo estudio produjo una “abundante cosecha de material61. Esos materiales conformaron una de las colecciones arqueológicas más importantes del Noroeste argentino. De acuerdo al relevamiento de la documentación de Ambrosetti62, sus excavaciones permitieron recuperar al menos 1576 objetos que conformaban principalmente parte de ajuares funerarios63. Este conjunto constituyó además una de las colecciones fundantes del Museo Etnográfico de Buenos Aires64, al cual ingresaron, según el análisis de los catálogos, 1381 objetos en total65 (Figura 3B). En ese momento, además, los materiales de la colección constituyeron también piezas de canje con museos de Europa, Estados Unidos y América del Sur principalmente, en donde aún hoy se encuentran depositadas66. Distintas estadías de investigación en dichos museos67 nos permitieron recuperar información de alrededor de un 63 % (N= 175/277) de las piezas originalmente intercambiadas68. En la actualidad, estas colecciones constituyen un conjunto de objetos patrimoniales y de investigación, pero a su vez, son también referentes identitarios para las comunidades originarias. Así lo sostiene Carlos Flores, delegado de la Unión de los Pueblos de la Nación Diaguita de Salta y miembro del Encuentro Nacional de Organizaciones Territoriales de Pueblos Originarios (ENOTPO):

Cada una de las cosas que uno encuentra en el territorio, que la academia occidental denomina arqueológicas, pero no pensando en el objeto sino pensando en cada cosa que podamos hallar, en cada elemento que podamos encontrar, que se lo ve como un objeto; cada una de esas cosas son la significación de nuestra preexistencia.
Ese elemento es un conector, tiene una línea de continuidad y nos vincula a eso que fue en un tiempo, a nuestro pueblo, cuyo proceso de desarrollo fue cortado. Pero pese a ese corte, continuamos. Entonces cada uno de esos sitios hoy nos reidentifica, nos revaloriza, y son el elemento que fundamenta nuestra preexistencia en este tiempo, en este espacio69.

La Paya y sus materiales nos muestran conexiones con objetos de otras temporalidades, como pudimos reconocer a partir del análisis de la colección de objetos “etnográficos” del MEJBA, obtenida en 1904. Se trata de 14 piezas cerámicas, de madera y de hueso: recipientes, figuras zoomorfas y torteros, que proceden de Churcal y Chuquiyaco, dos localidades del valle de Lerma, un área geográficamente cercana y culturalmente vinculada a nuestra zona de estudio. A partir del registro de sus características morfo-tecnológicas y estilísticas con los mismos criterios utilizados para las colecciones arqueológicas de la búsqueda de información documental sobre las piezas y los contextos de hallazgo y de obtención, fue posible establecer correspondencias entre ciertos objetos de ambos tipos de colecciones. En la colección etnográfica del MEJBA registramos un vaso de múltiples bocas (Figura 4A), una característica particular que también se observó en un vaso cerámico hallado por Ambrosetti en la tumba 165 de La Paya70 (Figura 4B), en un vaso “antiguo” de Cafayate71 (Figura 4C) y en otra vasija etnográfica de Seclantás (todas localidades del valle Calchaquí) (Figura 4D). De igual manera, la existencia en la colección etnográfica de un recipiente de cerámica zoomorfo con atributos de ave (Figura 4E), se muestra fuertemente semejante a piezas de la colección arqueológica de La Paya (Figura 4F) y a una vasija de Seclantás entre los “hallazgos de antigüedades calchaquíes72 (Figura 4G).


Figura 4: A) Vasija etnográfica de Churcal MEJBA 334; B) Vasija arqueológica de La Paya y su reconstrucción. Fuente: Ambrosetti 1907: fig. 201; C) Vaso antiguo de Cafayate. Fuente: Ambrosetti 1907: fig. 201; D) Vaso etnográfico de Seclantás. Fuente: Ambrosetti 1907: fig. 201; E) Vasija zoomorfa etnográfica de Churcal MEJBA 333.; F) Vasija zoomorfa arqueológica de La Paya MEJBA 2112; G) Vasija zoomorfa antigua de Seclantás. Fuente: Ambrosetti 1899: fig. 39.

Respecto a la producción textil, es reconocida para el Noroeste argentino la vigencia de la utilización de materias primas, instrumental y técnicas tradicionales de larga data por las poblaciones actuales73. En la colección etnográfica del MEJBA se ha registrado un tortero con su huso completos (Figura 5A). El primero se encuentra manufacturado con la cabeza de un fémur animal y el segundo en madera, y en la unión entre ambos se conservan restos de lana hilada (Figura 5B). Los torteros son numerosos en la colección arqueológica de La Paya y de otros sitios del valle Calchaquí74, existiendo ejemplares que también aún conservan el huso (Figura 5C). Si bien en estas colecciones no se registró ningún tortero fabricado en ese mismo tipo de hueso, sí existen varias piezas que utilizaron el astrágalo (Figura 5D).


Figura 5: A y B) Tortero y huso etnográficos de Churcal MEJBA 344; C) Tortero y huso arqueológicos de madera de Cachi MEJBA 511; D) Tortero arqueológico de hueso de La Paya MEJBA 1848.

Hoy en día, sin embargo, el sitio arqueológico propiamente dicho, así como los objetos que de él se extrajeron, poseen diferentes valoraciones que trascienden la información que estos pueden darnos acerca de la vida en la región hace más de 500 años. En términos públicos y legales, La Paya constituye parte del Patrimonio Cultural Nacional en tanto se encuentra entre aquellos “vestigios […] que puedan proporcionar información sobre los grupos socioculturales que habitaron el país desde épocas precolombinas hasta épocas históricas recientes75. Esta categorización como bien patrimonial, que se origina en la sociedad occidental del siglo XIX, lo lleva, a su vez, a participar en el ciclo económico capitalista a través de su inserción en un circuito turístico principalmente, pero siempre desde la perspectiva unificadora y homogeneizadora del Estado Nación76. Esto último se realiza a través de la promoción turística pública y privada, sin mayor participación en el diseño o gestión de otros actores sociales, como las comunidades indígenas y locales77, provocando que se ponderen aspectos más mercantiles e imágenes que pueden tender a la esencialización de las comunidades. De esta manera, el sitio sería un vestigio de la vida en el pasado más que un espacio vivo en el presente; y las comunidades, más que actores sociales actuales, quedarían estigmatizadas como pintorescas imágenes de un pasado congelado.

Este último aspecto es resaltado en una publicación del ENOTPO, que hace referencia a una ponencia presentada en las VII Jornadas de Investigación en Antropología Social (FFyL, UBA) a cargo de Carlos Flores, Miguel Casimiro, Sergio Nahuelquir, Félix A. Acuto y Macarena Manzanelli, donde se afirma que:

no sólo se produce la apropiación por parte del Estado Nacional, de los estados provinciales y de los científicos de la herencia material y de los cuerpos de los ancestros de Pueblos Originarios, sino que simultáneamente se ha llevado adelante un proceso de cosificación. Esto queda claro con la musealización del patrimonio indígena, incluido los cuerpos de los ancestros. Esta musealización no sólo ha roto la relación entre los Pueblos Originarios y su patrimonio en el territorio, sino que ha generado representaciones que han mostrado a los Pueblos Originarios como naturalizados y sin historia, invisibilizados en el presente y folklorizados78.

Esto demuestra cómo a la imagen del sitio arqueológico como bien patrimonial del Estado Nacional (imagen aún vigente) se le superponen, en años recientes, aquellas generadas desde los mismos pueblos originarios y los reclamos sobre su patrimonio y sus propuestas de turismo comunitario. Ellos sostienen por ejemplo que:

El Patrimonio cultural y milenario del Pueblo Diaguita se encuentra en alguna medida apropiado por los espacios de patrimonialización y turismos, tanto nacionales como provinciales, en clara violación de los derechos de los Pueblos Originarios quienes son los únicos poseedores y responsables de su Patrimonio cultural79.

Entonces, para la Comunidad Diaguita Kallchakí de La Paya, el denominado “sitio arqueológico” constituye hoy una Ciudad Sagrada, un espacio ancestral de reivindicación identitaria y parte fundamental del territorio comunitario (Figura 6), el cual para los pueblos originarios:

tiene un sentido espiritual y cultural vinculado a lo ancestral y tradicional. Involucra no sólo la superficie sino también el espacio aéreo y subterráneo. El espacio territorial es la condición de posibilidad del desarrollo de la cultura comunitaria tanto en el presente como en el futuro, pues incluye a todos los bienes naturales y los valores simbólicos-sagrados80.


Figura 6: A) Cartel sobre los márgenes del sitio arqueológico La Paya indicando el ingreso a la comunidad que dice: “Bienvenidos. La Paya Pueblo Diaguita Kalchakí P. Jur. N: 105”; B) Símbolo de la Unión de Pueblos de la Nación Diaguita. Fuente: http://upndsalta.blogspot.com/; C-F) Alfarería recuperada en excavaciones arqueológicas en La Paya con iconografía retomada en el símbolo diaguita, C) MAPPD 3075, D) Fuente: Ambrosetti 1907: fig. 206, E) MAPPD 3082, F) Fuente: Ambrosetti 1907: fig. 217. Referencias: MAPPD: Museo Arqueológico P. P. Díaz (Cachi, Salta).

Además, tanto antes como en la actualidad, La Paya y sus alrededores, son espacios de actividades cotidianas de diversos tipos, que incluyen: pastoreo, agricultura, construcción de viviendas, secado de pimientos (Figura 7A), obtención de materias primas para diferentes producciones artesanales, limpieza de acequias, etc. Asimismo, a lo largo de los años, ciertos espacios al interior del “sitio” han sido reutilizados y resignificados. Actualmente existen recintos readaptados como corrales (Figura 7B), en la década de 1970 se construyó una iglesia sobre algunas estructuras del sitio, utilizando piedras extraídas de la Casa Morada (Figura 7C), o por ejemplo en la década de 1980 hubo la intención de construir allí mismo una cancha de fútbol, lo que motivó excavaciones de rescate en su sector sureste y la obtención de materiales arqueológicos que fueron trasladados al Museo Arqueológico de Cachi81.


Figura 7: A) Construcciones y secado de pimientos; B) Corral; C) Iglesia

A su vez, desde una perspectiva que busca entender la amplitud del paisaje, estas temporalidades y dimensiones exceden la circunscripción espacial de La Paya como “sitio arqueológico” delimitado por una muralla que separa a priori un adentro y un afuera. Desde esta perspectiva, no podemos entenderla desvinculada de las estructuras que se encuentra por fuera del muro perimetral, del valle donde se asienta el poblado actual de la Comunidad de La Paya, de los bloques con petroglifos en las cercanías del sitio, de la iglesia recién mencionada, de otros sectores con estructuras arqueológicas en las cercanías de la comunidad, del “sitio arqueológico” Guitián ubicado enfrente (con marcada arquitectura inka), la fuente de pigmento y la fuente de arcilla ubicadas en los cerros aledaños (esta última utilizada hoy en día por los artesanos locales), el cerro de la cruz, las casas de algunos pobladores que se encuentran en las laderas de los cerros (incluso algunos restos de casas deshabitadas hace más de 60 años), los campos utilizados para la pastura de los ganados, etc. (Figura 8).


Figura 8: Ubicación en el paisaje de lugares y localidades vinculadas a La Paya. Referencias: 1. La Paya, 2. Iglesia, 3. Guitián, 4. Bloques con petroglifos, 5. Poblado de la Comunidad, 6. Sectores con estructuras “arqueológicas” en las cercanías de la comunidad, 7. Fuente de arcilla. Fuente: Elaboración propia a partir de imagen tomada de ESRI World Imagery.

 

Multitemporalidad en La Paya

Nuestros trabajos hasta el momento nos permitieron ver un paisaje constituido por una infinidad de tiempos, personas, materialidades y espacios yuxtapuestos, que cada vez fue más difícil observar por separado (Figura 9).


Figura 9: Múltiples dimensiones que se entrelazan en el paisaje de La Paya

Si hiciéramos un análisis exclusivamente arqueológico (en términos tradicionales) de La Paya estaríamos dejando de lado todas estas y otras dimensiones que se funden en este paisaje multitemporal. En él encontramos materialidades, lugares y prácticas que trascienden los marcos cronológicos tradicionales con los que trabaja la arqueología.

Como ejemplificamos antes, algunas prácticas y objetos estudiados, de producción artesanal o de agricultura y pastoreo, por ejemplo, exhiben formas y modos de hacer que mantienen similares características en largos períodos de tiempo, a pesar de acontecimientos de fuerte impronta en la historia local (como la presencia inkaica, la dominación española, la formación del estado nación argentino, el avance del capitalismo). Esto no significa que sus significados, sus representaciones colectivas, etc. no se hayan modificado, ya que consideramos que sus usos y valoraciones están en función de su inserción en tramas fluidas de relaciones entre seres, espacios, cosas y tiempos. Pero sí habilita pensar, para este caso, en la existencia de un continuum o de un entramado que es durable, pero flexible.

Esta continuidad en las prácticas y materialidades, así como sus trayectorias de significación generan lazos de ancestralidad y de esta manera se transforman en referentes identitarios para la comunidad originaria identificada con La Paya. Esto es posible a partir de la continuidad en la ocupación del territorio, de la superposición de prácticas en el espacio y de los vínculos temporales, más allá que los “sitios arqueológicos” no estén hoy en día poblados en el sentido estricto del término e independientemente de si el origen ancestral puede ser comprobado genéticamente82.

En suma, a partir de un proceso de trabajo y de reflexión nos propusimos comenzar a desarrollar en nuestras investigaciones un enfoque de larga duración, contextualmente específico, que de manera coherente nos permitiera incluir las múltiples temporalidades y los múltiples elementos que confluyen en un paisaje social. Esto nos fue requiriendo ampliar los límites de la escala temporal con la que trabajamos, buscando integrar los tiempos que en la academia tradicionalmente se denominan “prehistórico”, “histórico” o “actual”, para estudiar materialidades, prácticas y paisajes kallchakíes. Consideramos que esto nos permite percibir fenómenos y procesos que no serían visibles a escalas de observación más pequeñas, observar cambios, continuidades, realizar comparaciones, y generar visiones más integrales de los mismos.

Narrativas arqueológicas alternativas

En la perspectiva de larga duración que nos proponemos se desdibujan las divisiones temporales tradicionales de manera que las narrativas que construimos sobre el pasado refieren siempre también al presente, y conllevan una dimensión ética y ciertas implicancias políticas83.

Consideramos que abordar los fenómenos desde su multitemporalidad contribuye a abandonar la división entre historia y prehistoria, lo cual relega a comunidades y pueblos indígenas al tiempo pasado prehistórico y los deja atrapados dentro de un paquete de rasgos culturales esencializados84. Frente a esta última visión, colonial, romántica y ahistórica, se plantea una práctica arqueológica que no coloque a las comunidades indígenas en una temporalidad separada y desvinculada del presente, que reivindique maneras alternativas de entender e interpretar el mundo y que considere la dinámica y multidimensionalidad de los procesos identitarios85.

El pasado ya no es uno solo ni queda atrás en el tiempo. Se convierte en un campo multivocal que abre la posibilidad a que múltiples discursos y voces sean integrados en narrativas arqueológicas. Mientras que las comunidades originarias siempre fueron “objeto de estudio”, hoy deben transformarse en protagonistas del relato de su propia historia. Para ellas, su pasado y su visión del mundo se hacen presentes en la actualidad, como tradiciones, como conocimientos ancestrales que permean diferentes aspectos de sus vidas diarias86. De esta manera, la arqueología deja de ser el custodio del pasado y pasa a ser una práctica presente y situada que puede generar narrativas que se posicionan en consonancia con los procesos que atraviesan las comunidades en tanto sujetos de derecho: como la reafirmación identitaria, la búsqueda de autonomía económica y política, el manejo de recursos, la educación, los reclamos territoriales, etc.87.

Cuando comenzamos nuestras investigaciones, La Paya fue inicialmente una intersección de coordenadas geográficas circunscripta a un determinado período temporal. Posteriormente, variadas experiencias en el campo, preguntas y reflexiones nos obligaron a verlo desde una perspectiva diferente. Llegados a este punto ya no nos es tan clara, ni nos importa tanto, la división entre el pasado y el presente. Hoy en día consideramos a La Paya parte de un paisaje multitemporal y multisignificante del que no narramos su pasado sino sobre el que reflexionamos y estudiamos recurriendo a múltiples elementos: temporales, materiales, discursivos y espaciales. Consideramos que esta perspectiva permite acercarnos a la complejidad de las múltiples narrativas, dimensiones y significaciones que atraviesan un fenómeno particular y así poder generar un conocimiento más amplio, plural y reflexivo.

Estas palabras reflejan un primer acercamiento a pensar una temporalidad diferente en un lugar del Noroeste argentino, ensayando la conjugación de distintas líneas de trabajo, sujetos e intereses. Continuamos trabajando para generar en conjunto los espacios y medios para una construcción colectiva de conocimiento, en la que miembros de la comunidad cuenten de manera directa sus visiones sobre este paisaje mutlitemporal.

Agradecimientos

A la Comunidad Diaguita Kallchakí de La Paya por compartir con nosotros sus miradas, sus conocimientos y sus casas.
A las autoridades, personal y compañerxs del Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti” por permitirnos estudiar colecciones arqueológicas, etnográficas y de archivo.
A las autoridades y personal del Museo Arqueológico “P. P. Díaz” por darnos la posibilidad de analizar colecciones arqueológicas y documentales.

 

Citas y Notas:

1. Hodder, Ian, Entangled: An Archaeology of the Relationships between Human and Things, Wiley-Blackwell, Oxford, 2012;         [ Links ] Ingold, Tim, Being alive: Essays on Movement, Knowledge and Description, Londres & Nueva York, Routhledge, 2011.         [ Links ]

2. Braudel, Fernand, La Historia y las Ciencias Sociales, Madrid, Alianza Editorial,1968.         [ Links ]

3. Braudel, Fernand, 1968, Ob. Cit., p. 54.

4. Bailey, Geoff, “Time perspectives, palimpsests and the archaeology of time”, en Journal of Anthropological Archaeology, Nº 26, 2007, pp. 198-223; Lucas, Gavin, The Archaeology of Time, Londres & Nueva York, Routledge, 2005;         [ Links ] Shanks, Michael y Tilley, Christopher, Social Theory and Archeology, Londres, Berg, 1987.         [ Links ]

5. Schiffer, Michael, “Archaeological context and systemic context”, American Antiquity, Nº 37, 1972, pp. 156-165.

6. Lucas, Gavin, 2005, Ob. Cit.; Shanks, Michael y Tilley, Christopher, 1987, Ob. Cit.

7. Shanks, Michael y Tilley, Christopher, 1987, Ob. Cit.

8. Lucas, Gavin, 2005, Ob. Cit.

9. Hodder, Ian, 2012, Ob. Cit.

10. Jones, Andrew, Memory and Material Culture, Cambridge University Press, Cambridge, 2007.         [ Links ]

11. Lucas, Gavin, 2005, Ob. Cit.; Olivier, Laurent, “Duration, memory and the nature of the archaeological record”, en Karlsson, Hakan (Ed.), It’s About Time. The Concept of Time in Archaeology, Goteborg, Bricoleur Press, 2001, pp. 61-70; Shanks, Michael, “The life of an artefact in an interpretive archaeology”, Fennoscandia Archaeologica, Nº 15, 1998, pp. 15-30; Verdesio, Gustavo, “Indigeneity and time: Towards a decolonization of archaeological temporal categories and tools”, en González-Ruibal, Alfredo (Ed.), Reclaiming Archaeology: Beyond the Tropes of Modernity, Londres & New York, Routledge, 2013, pp. 168–80.

12. Gosden, Chris, Social Being and Time, Blackwell Publishers, Oxford, 1994; Shanks, Michael y Tilley, Christopher, 1987, Ob. Cit.

13. Ingold, Tim, 2011, Ob. Cit.

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15. Alberti, Benjamin y Marshall, Yvonne, “Animating archaeology: Local theories and conceptually open-ended methodologies”, Cambridge Archaeological Journal, Vol. 19, Nº 3, 2009, pp. 344-356; Jones, Andrew, 2007, Ob. Cit.

16. Ingold, Tim, The Perception of the Environment. Essays on Livelihood, Dwelling and Skills, Londres & Nueva York, Routledge, 2000, pp. 153.         [ Links ]

17. Ingold, Tim, 2000, Ob. Cit.

18. Este rango temporal abarca lo que para la arqueología argentina se denominan Período de Desarrollos Regionales (900-1430/1470 d.C.) y Período Inka (1430/1470-1536 d.C.).

19. Alfaro de Lanzone, Lidia, “Investigación arqueológica de la “Ciudad” prehistórica de La Paya, Dpto. de Cachi, Provincia de Salta, R. Argentina”, Beitrage Zur Allgemeinen Und Vergleichenden Archaologie, Nº 7, 1985, pp. 563-595; Ambrosetti, Juan Bautista, “Exploraciones arqueológicas en la ciudad prehistórica de La Paya (valle Calchaquí, Pcia. de Salta)”, Revista de la Universidad de Buenos Aires, VIII, 1907, pp. 5-534;  Ferrari, Alejandro, Espacialidad local e Inka aportes a partir de un caso de estudio en el valle Calchaquí Norte (Salta, Argentina), Tesis para optar por el grado de Licenciado en Ciencias Antropológicas (orientación arqueológica), Universidad de Buenos Aires, Argentina, Inédita,  2012.         [ Links ]

20. González, Alberto Rex y Díaz, Pío Pablo, “Notas arqueológicas sobre la Casa Morada”, en Cuadernos de Arqueología, Nº 5, 1992, pp. 13-45.

21. Alfaro de Lanzone, Lidia, 1985, Ob. Cit.; Ambrosetti, Juan Bautista, 1907, Ob. Cit. González, Alberto Rex y  Díaz, Pío Pablo, 1992, Ob. Cit.

22. Sprovieri, Marina y Barbich, Santiago, “Rescatando un rescate: Revisión y análisis de un sector de La Paya a partir de un rescate arqueológico de 1981”,  Estudios. Antropología - Historia, Nueva Serie, N° 4, 2017, pp. 49-74.

23. Sprovieri, Marina y Barbich, Santiago, 2017, Ob. Cit.

24. Sprovieri, Marina, Barbich, Santiago, Cohen, Sebastián y Cevidanes, Ana Paula, “La alfarería del valle Calchaquí (Salta): Especificidad, movimientos y usos en una perspectiva de larga duración”, Revista del Museo de La Plata, Vol. 1, Nº 2, Suplemento Resúmenes, 2016, p. 56R.

25. Sprovieri, Marina y Barbich, Santiago, 2017, Ob. Cit.

26. Sprovieri, Marina y Barbich, Santiago, 2017, Ob. Cit.

27. Sprovieri, Marina y Barbich, Santiago, 2017, Ob. Cit.

28. Sprovieri, Marina, Circulation, consumption and social categories: the funerary and domestic uses of things during the Late Period of NW Argentina, Final Report for the British Academy Visiting Scholar Award, University of Exeter, Inédito, UK, 2011a;         [ Links ] Sprovieri, Marina, Contextos domésticos de La Paya: primera aproximación. Informe al Subsidio de Jóvenes Investigadores de la UNLP, División Arqueología, Museo de Ciencias Naturales de La Plata, Inédito, La Plata, 2011b.         [ Links ]

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30. Sprovieri, Marina, “La “Colección La Paya” un siglo después”, Arqueología, Nº 16, 2010, pp. 237-251.

31. Sprovieri, Marina, El Mundo en Movimiento: Circulación de Bienes, Recursos e Ideas en el Valle Calchaquí, Salta (Noroeste Argentino). Una Visión desde La Paya, British Archaeological Reports Internacional Series 2487, Oxford, Archaeopress, 2013;         [ Links ] Baldini, Lidia y Sprovieri, Marina, “La especificidad de la alfarería del valle Calchaquí (Salta) en el contexto más amplio del espacio santamariano”, Revista Escuela de Historia, Nº 13 (II), 2014, pp. 9-36.

32. Baldini, Lidia y Sprovieri, Marina, “Vasijas negras pulidas. Una variedad de la cerámica tardía del valle Calchaquí, Salta, Argentina”, Estudios Atacameños, Nº 39, 2009, pp. 21-38.

33. Cevidanes, Ana Paula, “Avances en la caracterización de la cerámica ordinaria del valle Calchaquí: análisis de pastas del sitio La Paya (Salta)”, en Libro de Resúmenes de XI Jornadas de Jóvenes Investigadores en Ciencias Antropológicas, Buenos Aires, INAPL, 2018, pp. 110-111.

34. Sprovieri, Marina, Circulación y consumo de bienes en sociedades tardías del valle Calchaquí central (Salta), Informe reglamentario de la Carrera del Investigador de CONICET, La Plata, Inédito, 2017a;         [ Links ] Sprovieri, Marina, Barbich, Santiago, Cohen, Sebastián y Cevidanes, Ana Paula, 2016, Ob. Cit.

35, Sprovieri, Marina, “La producción lítica en sociedades tardías del valle Calchaquí (Salta)”, en Mundo de Antes, N° 5, 2007, pp. 91-118; Sprovieri, Marina y Baldini, Lidia, “Aproximación a la producción lítica en sociedades tardías. El caso de Molinos I, valle Calchaquí central (Salta)”, Intersecciones en Antropología, Nº 8, 2007, pp. 135-147; Sprovieri, Marina, 2013, Ob. Cit.

36. Sprovieri, Marina, 2013, Ob. Cit.

37. Rivera, Stella Maris y Sprovieri Marina, “La Colección La Paya. Diversidad de objetos y su agrupamiento desde la perspectiva de las maderas”, en Belmar, Carolina y Lema, Verónica (Eds.), Avances y Desafíos Metodológicos en arqueobotánica. Miradas consensuadas y diálogos compartidos desde Sudamérica, Universidad Internacional SEK, Santiago de Chile, 2015, pp. 401-420; Sprovieri, Marina, 2013, Ob. Cit.; Sprovieri, Marina y Rivera, Stella Maris, “Las maderas de la “Colección La Paya”. Circulación y consumo en el valle Calchaquí (Salta)”, Intersecciones en Antropología, Vol. 15, Nº 1, 2014, pp. 89-102.

38. Con “época tardía” hacemos referencia a un lapso temporal que abarca al Período de Desarrollos Regionales y al Período Inka.

39. Sprovieri, Marina, “Alucinaciones en circulación. Una mirada a la interacción surandina tardía desde las tabletas y tubos de La Paya (valle Calchaquí, Salta)”, Anales de Arqueología y Etnología, Nº 63-64, 2008-2009, pp. 81-105.

40. Sprovieri, Marina, “Variabilidad de los torteros de La Paya y de otros sitios del valle Calchaquí (Salta), y semejanzas interregionales”, Revista Comechingonia, Nº18, 2014a, pp. 117-137.

41. Sprovieri, Marina, 2014a, Ob Cit.

42. Ambrosetti, Juan Bautista, “Exploraciones arqueológicas en la Pampa Grande (Provincia de Salta)”, Revista de la Universidad de Buenos Aires, Tomo V, 1906.

43. Vale aclarar que la utilización, dentro del MEJBA, de dicha denominación para estos objetos responde a un criterio de orden y distinción para las áreas de colecciones, según la condición y forma de ingreso de las mismas. No se relaciona con una discusión actual de tipo conceptual, la cual es permanente al interior de las áreas del museo y reviste particular interés en el proceso de investigación y documentación de colecciones (Comunicación personal con Dra. Andrea Pegoraro, 2019).

44. Sprovieri, Marina; Barbich, Santiago; Cohen Sebastián y Cevidanes Ana Paula, 2016, Ob. Cit.

45. Ambrosetti, Juan Bautista, 1906, Ob. Cit., pp. 152.

46. Sprovieri, Marina; Barbich, Santiago; Cohen Sebastián y Cevidanes Ana Paula, 2016, Ob. Cit.

47. Benítez Aranda, Surnai, “La artesanía latinoamericana como factor de desarrollo económico, social y cultural: a la luz de los nuevos conceptos de cultura y desarrollo”, en Revista de Cultura y Desarrollo, N° 6, 2009, pp. 3-19; Herrera Rubio, Neve Enrique, Artesanía y organización social de su producción: estructura de su organización gremial, Bogotá, CENDAR- Artesanías de Colombia, 1992.         [ Links ]

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52. Baldini, Lidia, 1980, Ob. Cit.; Baldini, Lidia y Sprovieri, Marina, 2009, Ob. Cit.; Baldini, Lidia y Sprovieri, Marina, 2014, Ob. Cit.; Calderari, Milena, “Estilos cerámicos incaicos de La Paya”, en Actas del XI Congreso Nacional de Arqueología Chilena, Tomo II, Museo Nacional de Historia Natural, Sociedad Chilena de Arqueología, Santiago de Chile, 1991a, pp. 151-164; Ferrari, Alejandro, 2012, Ob. Cit.; Sprovieri, Marina, 2008-2009, Ob. Cit.; Sprovieri, Marina, “La circulación interregional en el valle Calchaquí (Provincia de Salta, Noroeste argentino): Una visión integral desde nuevas y viejas evidencias”, Revista Española de Antropología Americana, Vol.44, Nº 2, 2014c,  pp. 337-366.

53. Acuto, Félix, Troncoso, Andrés y Ferrari, Alejandro, “Recognising strategies for conquered territories: a case study from the Inka North Calchaquí Valley”, Antiquity, Nº 86, 2012, pp.1141-1154; Alfaro de Lanzone, Lidia, 1985, Ob. Cit.; Calderari, Milena, “El concepto de estilo en ceramología: la tradición estilística santamariana en los pucos de La Paya”, en Podestá, Mercedes, Hernández Llosas, María Isabel y Renard de Coquet, Susana (Eds.), El Arte Rupestre en la Arqueología Contemporánea, Buenos Aires, Edición de M. Podestá, Buenos Aires, 1991b, pp. 1-13; Calderari, Milena y Williams, Verónica, “Re-evaluación de los estilos cerámicos incaicos en el Noroeste Argentino”, Comechingonia, N 9 (N° especial 2), 1991, pp. 75-96;  González, Alberto Rex y Díaz, Pío Pablo, 1992, Ob. Cit.; Sprovieri, Marina, 2014c, Ob. Cit.

54. Difrieri, Horacio, “Un edificio pre-incaico en Salta. La Casa Morada en Puerta de La Paya”,  Revista del Museo Arqueológico de Salta Juan Martín Leguizamón, Nº 2, 1978-9, pp. 15-32; Márquez Miranda, Fernando, “Panorama de los estudios arqueológicos en la República Argentina”,  Runa. Archivo para las Ciencias del Hombre, Nº X, Partes 1-2, 1967, pp. 52-67.

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