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Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Jujuy

versão On-line ISSN 1668-8104

Cuad. Fac. Humanid. Cienc. Soc., Univ. Nac. Jujuy  n.13 San Salvador de Jujuy nov. 2000

 

ARTÍCULOS ORIGINALES

Restructuración productiva y alteraciones en los patrones migratorios tradicionales

Productive reestructuring and changes in traditional migratory patterns

María Gabriela Greco *

*Universidad de Buenos Aires.

RESUMEN

Los cambios ocurridos en las últimas décadas en el espacio y la población de numerosos países manifiestan importantes transformaciones en lo que respecta a las fuerzas productivas y la organización de la producción. Probablemente uno de los cambios más drásticos esté representado por la reducción en la demanda de mano de obra por parte de algunos sectores productivos, entre ellos la agroindustria azucarera de Salta y Jujuy. El interrogante que se plantea ante lo expuesto es el siguiente, que sucede con la población que es expulsada de su actividad y de su función productiva? Qué ocurre específicamente con la mano de obra excedente cuando el sistema le niega las posibilidades de su reproducción económica?.
El presente análisis se ha realizado a partir de la población de Santa Victoria Oeste, departamento ubicado al norte de la provincia de Salta, área que desde las primeras décadas del presente siglo ha funcionado como proveedora de mano de obra transitoria para la agroindustria azucarera de Salta y Jujuy. Dicha agroindustria, a partir de los años 70 ha disminuido considerablemente la incorporación de trabajadores temporarios, empujando a estos a la búsqueda de nuevas alternativas laborales. Dicha búsqueda, en numerosos casos involucra nuevos procesos migratorios hacia espacios tanto rurales como urbanos, y situaciones que van desde la proletarización temporaria, el asalariamiento ocasional o el cuentapropismo, en numerosos casos en espacios en extremo alejados del hábitat original.

ABSTRACT

The changes occurred across the last decades in spaces and population of several countries, show major transformations related to productive forces and organization. Probably one of the most dramatic changes is represented by manpower demand reduction from certain activities like Salta and Jujuy’s sugar industry, among others. So, the main questions that appear are the following: What happen with the population that is displaced from its activity and productive function? What happen specifically with exceeding labor force when the socioeconomic system denied its possibilities of economic reproduction?
The current analysis was done departing from the population from Santa Victoria Oeste, a Department site in the north of Salta Province. This area has functioned providing transitory labor force for Salta and Jujuy’s sugar industry, since the early decades from this century. Sugar industry, since the 70’s have reduced considerably the incorporation of temporary workers, pushing them to look for new labor alternatives. This search, in several cases, involve new migratory process to spaces not only rural but also urban, and different situations that goes from temporary proletarization, the occasional wage-earnering or the “cuentapropismo”, in several opportunities in spaces located long far away form their original habitat.

CONSIDERACIONES PREVIAS

Santa Victoria Oeste, ubicado al norte de la provincia de Salta, adquiere, en las primeras décadas del presente siglo, un rol funcional a la agroindustria azucarera saltojujueña, ubicada en los valles bajos de Salta y Jujuy(Nota 1). Dicho rol será el de proveer fuerza de trabajo para las tareas de zafra, lo cual imponía la migración de los victoreños una considerable parte del año.
Para la obtención de la mano de obra los ingenios recurrieron a diversos mecanismos. En principio fue el uso de la fuerza policial, más tarde fueron otros modos de coerción más sutiles(Nota 2). Finalmente se llegó a conformar una situación de dependencia tal, de los victoreños con respecto al ingenio, que éstos debían migrar a trabajar en la zafra para poder vivir el resto del año(Nota 3).
Hasta 1990, aún podía observarse, hacia fines de mayo, numerosos victoreños bajando por los distintos caminos que llegaban al pueblo, donde esperaban los camiones de los contratistas y transportistas(Nota 4) que los llevarían al ingenio. En algunos casos eran hombres solos, en otros eran familias con sus burros(Nota 5) cargados con bolsas de maíz, papas y hasta algunos corderos que asegurarían un mejor sustento durante los meses de permanencia en el ingenio.
Esta migración de un importante sector de la población de Santa Victoria(Nota 6), ha sido fuertemente transformadora de su espacio, redimensionando sus relaciones, su funcionamiento y su estructura social. Y las economías domésticas campesinas, alteraron su rol, dado que sus integrantes, debieron desdoblar su fuerza de trabajo, transformándola en pasible de venderse en un nuevo espacio al tiempo de continuar con la reproducción de la unidad doméstica (Nota 7).
La proletarización temporaria, entre seis y ocho meses al año(Nota 8), provocó una significativa disrupción en el espacio de las economías domésticas campesinas, dando lugar a grandes transformaciones: quiebre y reestructuración en la cadena de intercambios, alteración de los valores de uso y de cambio, monetarización de la vida social e ingreso de nuevos actores sociales(Nota 9).
Podría afirmarse que también la unidad doméstica campesina se inserta (a partir de la incorporación de sus miembros) en un mercado de trabajo ajeno al lugar y a la lógica de producción campesina. Así, la migración es algo más que el traslado de un lugar a otro, es el cambio de una situación a otra, de un tiempo a histórico a otro: el tiempo precapitalista de la unidad doméstica y el predominantemente capitalista de la agroindustria azucarera(Nota 10).
Al mismo tiempo, el trabajo en los ingenios ha ido creando en la población migrante nuevas necesidades y deseos, los cuales son trasladados al resto de la población en los periódicos regresos. Y el ingreso monetario generado a partir de la inserción temporaria en la agroindustria azucarera se hace absolutamente necesario para la reproducción de la economía doméstica campesina.
A su vez, en los integrantes de economías domésticas se produce una pérdida relativa al conocimiento de tecnologías vinculadas a las actividades agrícolas y ganaderas campesinas, al mismo tiempo que paulatinamente se va adquiriendo una suerte de tradición tanto en la migración temporaria, como en el vínculo con el ingenio y el trabajo en la zafra, el cual se va transmitiendo de padres a hijos.

CAMBIOS EN LA ORGANIZACIÓN DE LA PRODUCCION. SUS CONSECUENCIAS EN EL ESPACIO

Las primeras limitaciones al modelo fordista y el período técnico científico(Nota 11), darán paso a profundos cambios que se traducen en una universalización de determinado tipo de técnicas. A partir de la expansión de éstas nuevas técnicas se producen importantes transformaciones, rediseñándose formas de organización de la producción en la tradicional planta industrial(Nota 12) y dando paso a limitaciones en el empleo de mano de obra.
El modelo de producción fordista, afianzado en los países centrales luego de la Segunda Guerra Mundial, estaba basado en una rigurosa estandarización de los aspectos operativos y de la producción. Dicha producción se apoyó en el consumo de masa posibilitado solo a partir de una fuerte intervención estatal.
En el marco de estas transformaciones, el espacio y sus relaciones toman una nueva dimensión, se mundializan. Lo local ya no puede explicarse por sí mismo sino en función de lo global. Este redimensionamiento espacial lleva también a un cambio en las estructuras productivas, territoriales y sociales.
Los cambios estructurales de la economía mundial y especialmente argentina(Nota 13), han tenido distinta repercusión en el espacio, su funcionamiento y sus relaciones. Dichos cambios son cada vez más rápidos y profundos, dando lugar a un nuevo ritmo de vida, nuevas relaciones entre las personas, nuevos valores y nuevas formas y configuraciones espaciales.
A fines de la década del 60, pero principalmente en los años 70 se producirán en la Argentina importantes transformaciones en relación a las fuerzas productivas, organización de la producción, relaciones de poder y surgimiento de nuevos actores sociales; todo lo cual se traduce en una estructura socioproductiva más diversificada y compleja, nuevas formas de acumulación del capital, de dependencia externa, de distribución del ingreso y de la población.
Se reformulan también numerosos aspectos de la vida social, cultural y política. Cambian las relaciones entre los factores de poder y el Estado(Nota 14), también el mismo Estado.
Las transformaciones técnicas, junto a un fuerte retracción en el consumo de azúcar, llevaron a los ingenios a la necesidad de modificar su organización productiva. Por tal razón se hacía necesario disminuir considerablemente la cantidad de trabajadores utilizados en la zafra, de esta manera se reducirían los costos de la misma, dando lugar a mayores ganancias y a la posibilidad de mantener la competitividad (Nota 15).
Así, la agroindustria azucarera de Salta y Jujuy, comenzaría una nueva etapa en los que respecta a la organización de la producción, situación que se acentúa en las décadas 80 y 90. Etapa que también estaría enmarcada en una transformación en la dinámica económica regional y nacional, coincidiendo poco más tarde con la crisis del modelo nacional basado en el mercado internismo(Nota 16).
Año tras año fueron menos los trabajadores contratados para la cosecha de caña. Como ejemplo téngase en cuenta lo manifestado por uno de los contratistas del ingenio San Martín del Tabacal, que en 1960 fueron 3.300 pobladores de Santa Victoria al ingenio, mientras que en los últimos años solo han ido alrededor de 300, cifra que sigue disminuyendo permanentemente.

LA AGROINDUSTRIA AZUCARERA Y LA MANO DE OBRA ALGUNAS CUESTIONES METODOLOGICAS

La reducción en la demanda de mano de obra, por parte de algunos sectores productivos, constituye sin duda una de las transformaciones más drásticas, que a su vez han dado lugar a la formación de nuevos fenómenos socioespaciales. Entre estos sectores productivos se encuentra la agroindustria azucarera del noroeste argentino, la cual, en los años 70 va a ocupar un rol esencial vinculado a la disminución en la incorporación de mano de obra temporaria(Nota 17).
La necesidad de una reestructuración técnica(Nota 18), sumada a la regresión en el consumo del azúcar, a partir nuevas pautas de consumo, lleva a la agroindustria azucarera a una sucesión de crisis intermitentes. Estas transformaciones tendrán una grave incidencia sobre la mano de obra.
Se produce una profunda transformación en la organización tanto de la producción como del consumo. Imponiéndose la construcción de un nuevo marco socioinstitucional y político que legitime y sirva de base a los cambios económicos y tecnológicos que imponen las nuevas exigencias de acumulación del capital(Nota 19).
Espacialmente se produce una reformulación del patrón de asentamiento y nuevas demandas en el uso del espacio, las cuales involucran, entre otros aspectos, a los movimientos migratorios.
Estas transformaciones, principalmente las vinculadas a la mecanización de las tareas de zafra(Nota 20), al limitar la demanda de empleo temporal dejan fuera de escena a grandes contingentes de trabajadores. Dicha disminución en la demanda de mano de obra por parte de la agroindustria azucarera, incidirá en la capacidad de reproducción social y económica de la unidad doméstica.
Rosenzvaig y Bonano(Nota 21), consideran que a los motivos económicos para tecnificar la cosecha se les debe agregar también, la conveniencia política de disminuir la presencia masiva de trabajadores en el ingenio, con lo que se limitaba su capacidad de resistencia organizada, entonces en aumento en el noroeste argentino. A su vez, Aparicio y Benencia(Nota 22), sostienen que la introducción de cosechadoras funcionó como una amenaza a las posibilidades de organización gremial, a partir de lo cual también disminuyeron los salarios.
En consecuencia, la migración hacia un tradicional espacio receptor de mano de obra se esfuma del horizonte de los trabajadores. Se quiebra la tradicional migración entre los valles altos y los valles bajos (en el caso analizado, entre Santa Victoria y los valles bajos).
Algunos trabajadores desplazados se han ido insertando, paulatinamente, en otros circuitos productivos, los cuales involucran el traslado a otros espacios. Entre estos nuevos circuitos, se podría mencionar la producción del banano Orán, la cual registra un importante incremento, tanto en la producción como en la superficie plantada, a partir de los años 70, en el área ubicada al norte del río Blanco (departamento de Orán) (Nota 23). Otro circuito productivo que absorbe mano de obra en este mismo momento es el configurado por la producción del poroto en Rosario de la Frontera.
Sin embargo, la información obtenida en el trabajo de campo da cuenta que no todos los trabajadores desplazados encuentran otras alternativas laborales en la región. Entrevistas realizadas en Santa Victoria dejaron de manifiesto que muchos pobladores, que ya no son requeridos como fuerza de trabajo por la agroindustria, se vieron obligados a emigrar hacia espacios en extremo alejados de Santa Victoria en búsqueda de nuevas alternativas laborales, y no necesariamente vinculadas a tareas agrícolas.
La problemática que se investiga surge inicialmente de la siguiente pregunta:
¿Qué sucede con el sector social que es expulsado de su actividad y su función productiva? ¿Qué ocurre con los movimientos migratorios a partir de la disminución en la demanda de mano de obra por parte de la agroindustria azucarera saltojujeña?
Esta primeras preguntas, generales, llevan a la formulación de más interrogantes:
¿Qué ocurre específicamente con la mano de obra excedente cuando el sistema le niega las posibilidades de su reproducción social y económica?
La población expulsada se inserta en un nuevo espacio y en una nueva actividad productiva?. En caso afirmativo cómo es esta nueva inserción?, es una inserción total, una inserción a medias, o una inserción marginal?.
¿Y Finalmente?
¿Cómo repercute esta situación en el interior de las economías domésticas campesinas?. ¿Qué ocurre en el predio campesino?
La hipótesis de trabajo afirma que, la transformación estructural en la agroindustria azucarera da lugar a cambios en los procesos migratorios. Las «nuevas» migraciones son intermitentes y aleatorios espacial y temporalmente. Involucran además, espacios tanto rurales como urbanos, y situaciones que abarcan la proletarización temporaria, el asalariamiento ocasional o el cuentapropismo, generalmente con una inserción incompleta en espacios en extremo alejados del hábitat original, al tiempo que se continúa con la reproducción de la unidad económica campesina.

¿NUEVAS MIGRACIONES?

Sin duda, no existe uno sino muchos tipos de desplazamientos de trabajadores, cada uno de los cuales se relaciona con el contexto histórico y social particular en el
que se desarrolla. Para Simmons(Nota 24), los movimientos migratorios de trabajadores podrían interpretarse, en principio, como motivados por determinadas circunstancias económico-productivas que privilegian espacios que ofrecen elevadas rentabilidades para el capital dejando al margen otras áreas no funcionales al mismo.
Sin embargo, el proceso migratorio, no debe interpretarse solamente como motivado por elementos estructurales, independientes y ajenos al sector social involucrado, el cual responde pasivamente al contexto general(Nota 25). Debe tenerse en cuenta que el migrante también puede ser un actor, y como tal, activo y decisor. No deben desconocerse las capacidades creativas y transformadoras de los actores(Nota 26).
«La migración es una respuesta a factores que en muchos casos están fuera del control o influencia del individuo. Sin embargo la decisión de migrar es una decisión activa, tomada por el individuo o en conjunto con su familia...»(Nota 27).
El fenómeno de migración estacional se produce casi exclusivamente en el contexto de economías domésticas campesinas. En el caso de Santa Victoria, la migración temporaria llegó a incorporarse entre las tácticas de supervivencia de las economías domésticas, posibilitando alcanzar una subsistencia que permita la reproducción de dicha economía doméstica.
No obstante, las transformaciones en la agroindustria azucarera, paulatinamente, a lo largo de las últimas décadas, han ido modificando, las características de las migraciones, las cuales actualmente son sin duda muy distintas de aquellos masivos traslados de trabajadores, hacia una o varias cosechas, ocurridos a fines del siglo pasado y principios del actual(Nota 28).
Hoy, a partir del quiebre de aquellas migraciones masivas hacia la zafra azucarera o la vendimia, son cada vez más las familias que no pueden solventar los gastos de su reproducción a partir solamente de su economía doméstica, dado que la misma requiere cada vez más de productos de mercado y dinero circulante. Esto genera una brecha negativa, que generalmente es cubierta recurriendo a otras alternativas laborales, las que suelen involucrar nuevos procesos migratorios.
Las migraciones van a adoptar otras formas, enmarcadas en la diversificación de actividades como parte de una estrategia trazada por el grupo familiar para lograr su reproducción social y económica. Una alternativa frecuente, a partir de esta situación es aquella por la cual un individuo o familia mantiene una residencia permanente y migra temporalmente hacia otros espacios. Así, un migrante, puede continuar teniendo un interés económico en su residencia de origen y más aún, ayudar en su mantenimiento aún encontrándose lejos(Nota 29).
Las nuevas aristas que adquiere el fenómeno migratorio, va a involucrar, entre otras alternativas, al trabajo urbano temporario de parte de la familia, permitiendo de esta manera, al menos momentáneamente, la reproducción de la economía doméstica(Nota 30)
En estas migraciones, tanto hacia zonas rurales como urbanas, tienen mucha importancia, los mecanismos de intermediación o enganche y la presencia de redes de parentesco o semiparentesco, las cuales dan información vinculada a las posibilidades laborales y ayudan al migrante en la incorporación al nuevo espacio.
Así actualmente, se podría afirmar, que existe un gran numero de trabajadores que fluctúa constantemente entre distintos espacios, tanto rurales como urbanos, y distintas actividades. Pueden ser tanto obreros como agricultores o cuentapropistas(Nota 31), y pueden pasar gran parte de su vida fuera de su hogar y de su comunidad de origen(Nota 32), en una suerte de migraciones intermitentes, desplazándose de un empleo a otro y de un lugar a otro, y alternando esporádicamente con su lugar de origen.
El trabajo de campo en Santa Victoria ha permitido detectar la existencia de migrantes de esa localidad, realizando distintas actividades, en diversos lugares de la región, como Orán, Tartagal, Güemes, San Salvador de Jujuy y Salta. Pero también en ciudades en extremo alejadas como Córdoba, Buenos Aires, Bahía Blanca e incluso Río Gallegos, Río Grande y Ushuaia.

¿LOS MIGRANTES Y SU NUEVO ESPACIO INTEGRACION?

Si se considera que en la construcción de la identidad interviene en principio la referencia a un lugar compartido, y junto a esto un doble movimiento de similitud pero también de diferenciación entre el grupo migrante y la sociedad receptora. Se podría afirmar en consecuencia, que la identidad de los migrantes se resuelve de modo conflictivo entre la integración y la diferenciación(Nota 33).
La sociedad receptora suele establecer una clara diferenciación con actitudes vinculadas al «otro», el «distinto», situación que va a generar como consecuencia una mayor integración entre los migrantes.
Sin duda, el migrante lleva consigo una serie de elementos, hábitos, vinculados a la organización de su tiempo y de su espacio, que no abandona por el hecho de migrar (Nota 34). Más aún es habitual que el migrante intente recrear en su «nuevo» o «nuevos» espacios elementos o aspectos semejantes a su lugar de origen.
«Es posible que ciertos habitus de origen se reproduzcan en la ciudad, por ejemplo en las villas miseria donde se plantan árboles tropicales o la gente tiene monos en pleno centro de Buenos Aires para rehacer el entorno y los habitus que tenía en el lugar de origen»(Nota 35). En casa de victoreños que hace décadas viven en Buenos Aires es habitual encontrar, aún hoy, el clásico horno de barro infaltable en las casas de los cerros victoreños.
Se podría considerar entonces que el migrante padece dos momentos, como afirma Souza-Martins (Nota 36), «la desocialización en las relaciones sociales de origen, y la resocialización en las relaciones sociales de adopción. El se mantiene en la duplicidad de dos socializaciones, de dos estructuras de relaciones sociales distintas entre sí. Vive la marginalidad de dos situaciones sociales. Es siempre el otro, el objeto y no el sujeto».
Los traslados, periódicos hacen inconclusas las relaciones sociales, debiendo en cada espacio de la migración recuperar los respectivos patrones de sociabilidad. Esa recuperación es incompleta, porque justamente por ser migrante temporario, no realiza completamente el ciclo de reproducción de las relaciones sociales de cada una de esas situaciones. El ciclo de la vida campesina, por ejemplo, condicionado por el trabajo y por la fiesta, a partir de loa ciclos naturales, solo es vivido por la mitad. En la zafra o en el trabajo urbano, el migrante suele verse obligado a intensificar su trabajo ocupar domingos y feriados, a padecer privaciones, modificando los limites de la recreación y el descanso(Nota 37).

CONSIDERACIONES FINALES

Las migraciones, en un aspecto podrían entenderse como una expresión de las transformaciones estructurales, a partir de los llamados procesos de modernización. Pero al mismo tiempo la migración implica una reestructuración de relaciones sociales a varios niveles de la sociedad, tanto en el sector urbano como en el sector rural(Nota 38). Las reestructuraciones pueden afectar, las actividades productivas, especialmente la organización y la reproducción de la unidad doméstica.
Más que trabajadores migrantes temporarios, se podría hacer referencia a un universo social de migración temporaria indefinido, en tránsito permanente de un lugar a otro, lo cual también estaría implicando una transición de un tiempo histórico a otro(Nota 39)(Nota 40).
Se advierte así la presencia de un nuevo sector social, el cual fluctúa entre lo rural y lo urbano, sin una inserción completa en ninguno de los dos espacios. La fluctuación entre los distintos espacios involucra la proletarización, la semiproletarización, el asalariamiento ocasional y el cuentapropismo.
«La multiocupación aparece como una característica dominante en términos de las estrategias de sobrevivencia de familias de asalariados y de pequeños productores»(Nota 41). Esto involucra la participación tanto en diversas cosechas en espacios rurales como en distintas actividades en espacios urbanos.
Estos procesos migratorios, multifacéticos, y extendidos en el espacio, dan lugar a la presencia de migrantes rurales en ámbitos urbanos, los cuales conservan lazos con sus lugares de origen aportando a las ciudades características culturales y sociales de origen rural. Así se produce una ruralización urbana que se ha señalado en muchas partes del mundo(Nota 42) y que redefine algunos conceptos clásicos vinculados al espacio.
Sin duda, el espacio actual, el espacio de fines del siglo XX va a tener una estructura y complejidad muy diferente de la polarización o confrontación entre lo rural y lo urbano o el campo y la ciudad propia de momentos previos.
A partir de distintas entrevistas se ha advertido en migrantes de origen rural asentados (temporariamente o no) en ámbitos urbanos, el mantenimiento del predio agrícola en su comunidad de origen por medio de redes de parentesco o semiparentesco y a partir de dinero generado en circuitos urbanos.
Así, la economía doméstica campesina de ser una unidad de producción netamente agrícola y pecuaria, se ha transformado en un unidad de producción polivalente, proceso que se ha observado en muchos lugares. Refleja hasta cierto punto la flexibilidad de la unidad para adaptarse a condiciones nuevas y cambiantes, permaneciendo, pero a la vez, manteniendo una racionalidad inherente al «campesino», una lógica no capitalista»(Nota 43). El salario, recrea de esta manera en el obrero o el cuentapropista al campesino, y viceversa(Nota 44).

NOTAS

1) El ingenio que tuvo mayor protagonismo en la captación de trabajadores ha sido el San Martín del Tabacal, próximo a la ciudad de Orán, en la provincia de Salta.
2) Al respecto existe abundante bibliografía: Bisio y Forni (1976); Bianchetti (1978); Costa (1985); Gejo y Morina (1991); Lagos (1993); Greco (1995); entre otros.
3) Greco (1995)
4) A menudo transportistas y contratistas se fundían en una sola persona. Sin embargo en los últimos años la figura del contratista (tan esencial en los primeros años de captación de trabajadores para los ingenios) se ha visto desdibujada.
5) Los burros, luego de la partida solían quedar a cargo de un pariente o compadre.
6) De acuerdo a la información obtenida en el trabajo de campo, en 1960, los dos principales contratistas de la zona reunían 3.300 trabajadores para la zafra. Téngase en cuenta que según el Censo de ese mismo año, la población de Santa Victoria era de 6.300 habitantes.
7) Greco (1996)
8) En numerosos casos el tiempo era aún mayor, dado que el trabajo en la zafra se «enganchaba» con el de la vendimia en la provincia de Mendoza.
9) Greco (1996)
10) Souza-Martins (1986)
11) Santos (1993)
12) Girardin (1995)
13) Girardin (1995)
14) Gatto (1989)
15) Morina y Velazquez (1995)
16) Morina y Velazquez (1995)
17) Greco (1997)
18) Vinculada a la necesidad de abaratar costos y eliminar los problemas derivados de los requerimientos de los trabajadores.
19) Gatto (1989)
20) Una cosechadora reemplaza, según la potencia, entre 300 y 400 trabajadores (Ingeniero Gallo Mendoza, com. pers.)
21) (1993)
22) (1995)
23) Castro (1995)
24) (1991)
25) Melhuus (1986)
26) Melhuus (1986); Douglass (1994)
27) Melhuus (1986)
28) Greco (1996)
29) Simmons, (1991)
30) Sochaczewski (1986)
31) Pachano (1986); Sochaczewski (1986)
32) Stevenhagen (1975)
33) Voulat (1995)
34) Garcia Canclini (1986); Greco (1996)
35) Garcia Canclini (1986)
36) (1986)
37) Souza-Martinns (1986)
38) Melhuus (1986)
39) Recuérdese lo manifestado más arriba respecto a la permanencia de elementos precapitalistas en las economías domésticas campesinas y el predominio de aspectos capitalistas en la organización de la producción de la agroindustria azucarera.
40) Souza-Martins (1986)
41) Giarracca y Aparicio (1991)
42) Stevenhagen (1975)
43) Melhuus (1986)
44) Souza-Martins (1986)

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