SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 issue17A character in the semio-pragmatic lightSemiotics, social sciences and symbolic studies author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

  • Have no cited articlesCited by SciELO

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Jujuy

On-line version ISSN 1668-8104

Cuad. Fac. Humanid. Cienc. Soc., Univ. Nac. Jujuy  no.17 San Salvador de Jujuy Nov. 2001

 

Los espacios conceptuales en la construcción de la identidad por la comunidad coreana

Conceptual spaces in the construction of the identity in the Korean community

Mirta Bialogorski *

* Cátedra de Folklore General. Departamento de Ciencias Antropológicas. Universidad de Buenos Aires

RESUMEN

El presente artículo trata de la construcción simbólica que realiza el grupo inmigrante coreano instalado en la Argentina, de sus diferentes modalidades de vinculación con el contexto receptor. Dichas modalidades las expresan en categorías tales como "adaptación", "argentinización" e "integración". Las mismas se van configurando con diversos componentes (lengua, trabajo, amistad, nacionalidad) que conectan distintos espacios conceptuales enfatizando la problemática identitaria. Desde el punto de vista metodológico este trabajo sigue los lineamientos del análisis del discurso y de la semiótica cognitiva, encontrando afinidad con nociones tales como las de "integración conceptual" ('blending'), "espacios mentales y espacios mezclados" (G.Faucaunier,l994; G.Faucaunier y Turner,1998) y unidad dinámica" (N.Mandelblit y O.Zachar,1998), propuestas por las ciencias cognitivas contemporáneas.

ABSTRACT

This article deals with the symbolic construction that the group of korean immigrants settled in Argentina carries out, in its different ways of connection with the receptive context. These ways are expressed in categories such as "adaptation" "argentinization" and "integration". These ones form with different components (language, work, friendship, nationality) that connect different conceptual spaces emphasizing identity problem. From the methodological point of view this paper follows the discourse analysis lines as well as cognitive semiotics finding affinity with notions such as blending "mental spaces and mixed spaces" (G. Faucaunier, 1994; G. Faucaunier and Turner, 1998) and dynamic unity (N. Mandelblit an O. Zachar, 1998), proposed by the contemporary, cognitive sciences.

INTRODUCCIÓN

En este artículo voy a referirme a uno de los aspectos que han surgido de la investigación que, como antropóloga, estoy desarrollando con la comunidad coreana de Buenos Aires. Se trata de la construcción simbólica que este grupo realiza de sus diferentes modalidades de vinculación con el contexto argentino y que aparecen en su discurso como "adaptación", "argentinización" e "integración". Categorías éstas que, como veremos, se van configurando con diversos componentes (lengua, trabajo, amistad, nacionalidad) conectando distintos espacios conceptuales que enfatizan la problemática identitaria.
Desde el punto de vista metodológico este trabajo sigue los lineamientos del análisis del discurso (Nota 1) y de la semiótica cognitiva (Nota 2), encontrando afinidad con nociones tales como las de "integración conceptual" ('blending'), "espacios mentales y espacios mezclados" (G.Faucaunier, 1994; G.Faucaunier y M.Turner,1998) y "unidad dinámica" (N.Mandelblit y O.Zachar,1998), propuestas por las ciencias cognitivas contemporáneas.
La metodología que implementamos busca reconstruir la significación que adquiere para el grupo coreano, su experiencia migratoria en la Argentina, centrándose en la dimensión subjetiva y en las diversas y múltiples relaciones que él mismo establece al construir discursivamente los objetos, los conceptos y los significados a los que refiere.
Con esta finalidad segmentamos nuestras entrevistas a partir de determinados lexemas efectivamente utilizados en enunciados (Nota 3) que agrupamos luego, por contenidos semánticos homogéneos en campos semánticos (Lyons,l977) (Nota 4). Campos que, identificados para el conjunto de entrevistados, integramos en redes las cuales representan las relaciones y matices semánticos contenidos en los textos específicos.
El propósito es establecer las formaciones discursivas (Nota 5) que darán lugar a los "mundos semióticos posibles" respectivamente accesibles (Nota 6) vigentes en la comunidad en estudio.
En tanto proceso cognitivo, este enfoque se aproxima a la noción de integración conceptual, que Faucaunier y Turner (op.cit.) refieren como una operación cognitiva general dinámica, que pone en correlación espacios mentales (genéricos, de input y vinculados) definidos como paquetes conceptuales pequeños construidos para fines de acción y entendimiento local.
Este enfoque se aproxima también, al concepto de unidad dinámica propuesta como una nueva unidad de análisis en relación con la problemática de la categorización mental.
Esta nueva unidad no se basa en las propiedades inherentes a los elementos que la componen (como ocurre en las propuestas tradicionales), sino en los patrones de correlación dinámicos que atraviesan estos elementos reuniendo cuatro características básicas (Mandelblit y Zachar,op.cit.):

a) la unidad dinámica responde a un patrón estable de correlación. Esto es, los nuevos constructos mentales surgen como resultado de una similitud percibida en estructuras entre dos dominios conceptuales y se convierten en las unidades mentales de pensamiento.
b) la unidad es inseparable del contexto de observación. Esto implica que la similitud observada entre los espacios mentales a menudo no existe por sí misma, no es una parte inherente a los dominios de entrada (input), es el contexto el que los elabora de tal manera que pueda observarse la estructura correlacionada.
c) Hay propiedades emergentes en la unidad que no están presentes en el sustrato de la formación de la unidad. O sea que, los espacios mezclados desarrollan su propia organización lógica y estructural y permiten inferencias únicas que no están disponibles en los espacios de entrada.
d) en su interacción con el entorno, la unidad refleja las propiedades del sistema como un todo y no las propiedades de sus componentes. De tal modo, puede operar como una estructura de conocimiento independiente a la par de cualquier otra estructura conceptual.

Podríamos decir, que nuestra orientación se acerca a las nociones aludidas en cuanto se propone recuperar los procesos cognitivos del grupo coreano a partir de la organización de sus formaciones discursivas, con sus respectivos enunciados reuniendo los rasgos de la unidad dinámica, y con sus mundos semióticos posibles.
I.
En el discurso sobre su experiencia como inmigrante en la sociedad argentina, el coreano construye la situación del encuentro, del contacto continuado y sostenido con sus integrantes y con la nueva cultura.
Se trata de un universo de contrastes que él mismo va configurando a partir de múltiples imágenes fragmentarias pero que, en su conjunto, no hacen más que poner en evidencia la cuestión última de su identidad original y su propia noción de la alteridad.
En su práctica discursiva, el coreano, asume diversas actitudes -tanto a nivel individual como comunitario- frente a las reglas, normas, modos de vida que le ofrece el nuevo ámbito y que van delimitando zonas de mayor o menor proximidad con el contexto argentino.
Lo que él pone en palabras precisamente, es la tensión en distinto grado, de una adhesión total o parcial al ámbito cultural actual, habida cuenta de las propias pautas culturales y de su identificación con el grupo de pertenencia étnica.
Con expresiones recurrentes, describe diferentes modalidades de vínculo con la sociedad, dando cuenta de un gradiente de posicionamientos en virtud de su particular participación en este fenómeno. Habla, entonces, de adaptación, argentinización e integración.
En relación con la adaptación, la remite a una actitud pasiva de aceptación por parte de su grupo frente a una realidad dada que, a nivel individual, lleva al extremo de la conformidad. Es así que la escuela, las costumbres, la mentalidad de los argentinos, es lo que aparece como aquello que la sociedad impone a los niños, a los adultos y a los jóvenes coreanos respectivamente, sin que ellos opongan resistencia alguna.
Si bien los entrevistados resaltan la rapidez en la adaptación, es éste un proceso que, paralelamente, asocian con una sensación de padecimiento y sacrificio, advirtiendo el límite de sus propias posibilidades de adecuación.
Este sentimiento no se menciona en referencia a la generalidad de los jóvenes dado que se les adjudica una mayor versatilidad frente al cambio y la novedad. Discurso que no concuerda con el de la experiencia personal de muchos de ellos, sobre todo, la de los inmigrantes más recientes.
Respecto del resultado positivo de la adaptación, el coreano la vincula de modo directamente proporcional con el tiempo de residencia (a mayor estadía, mayor adaptación), considerando la variable temporal como única determinante del proceso.
Sin embargo, esta idea se contradice cuando se menciona para la primera generación (que se inserta en los años 70 y 80) la imposibilidad de aceptar la cultura argentina o directamente, su reconocido rechazo de la nueva realidad.
Una segunda modalidad del vínculo, a diferencia de la anterior, refiere a una adecuación instrumental en la que el coreano se percibe en una actitud activa en relación al contexto: la argentinización.
Argentinizarse se describe como un "actuar como": pensar, vivir, hablar, vestirse, comportarse, hacer como, claro está, un argentino.
Definición que, si bien conduce a pensar en una mimesis con el otro, no deja de plantear una línea divisoria que se infiere del énfasis puesto, precisamente, en la alusión a esa actitud de imitación: asumiendo que no se es argentino, la cuestión radica en parecerlo, aparentarlo. ¿Cómo? adoptando las nuevas formas.
¿Quiénes son los que evidencian tal cambio según este discurso? Los adultos jóvenes que han llegado siendo adolescentes y los adolescentes que han venido de pequeños, ambos con un lapso de residencia en el país superior a los diez o quince años. Son a ellos a quienes se ve aceptar de mejor grado y con mayor velocidad las ideas occidentales y los hábitos argentinos, que aquí se asocian tanto a la vestimenta o al modo de hablar, como a un rasgo comportamental: la extroversión.
Son ellos también quienes han pasado al menos, por alguna de las etapas de escolarización. Alcanzan, pues, un mayor grado de argentinización, los niños que han nacido en la Argentina e inician su educación formal a partir del nivel preparatorio.
Nacionalidad y escolarización ligadas a argentinización constituyen aquí, una unidad de la cual el coreano omite toda mención a la incidencia familiar, cargando el acento en el papel del medio externo.
La argentinización es vista además, como un proceso progresivo en términos generacionales, del cual se excluye por completo, a la primera generación.
Una tercera instancia de vínculo, es la que se nombra como integración y aunque alude a una predisposición activa como en el caso anterior, presenta diferencias a tener en cuenta.
Integrarse, es una expresión que vemos ligada a una actitud de participación en relación con la sociedad argentina y con los argentinos, no es actuar como sino ser parte de.
La integración aparece como una elección que requiere esfuerzo conciente, por lo tanto es descripta haciendo referencia a factores internos al grupo: actitudes de deseo y de voluntad que el mismo inmigrante se autoatribuye.
De este modo, subordinado al sujeto, el proceso de integración es abordado por ejemplo, en términos de una postura voluntarista. Y así, se lo ve dependiente de la decisión de los padres cuando declaran permitir a sus hijos una interrelación más intensa con los argentinos, expresando simbólicamente, un avance en la aproximación intergrupal que rompe un discurso de aislamiento comunitario autopercibido.
Esta posición de acercamiento se refuerza cuando se asigna a los mayores de la comunidad, un especial interés por incentivar en las siguientes generaciones, la adecuación al nuevo medio.
Es en los jóvenes, curiosamente, en quienes se dice advertir, curiosamente, una ausencia de deseo por integrarse a la sociedad mayoritaria motivada por las dificultades y barreras encontradas (las lingüísticas y las de rechazo social, principalmente).
Cuando es la palabra del joven la que se hace oír, esta imagen se desdibuja, y aún cuando en algún caso (individual, además) dice decir simplemente que está integrado, dejando entrever una posible discordancia entre lo manifestado y la experiencia vivida, en otros aparece la afirmación explícita y genérica, de un indudable sentimiento de pertenencia al contexto actual.
En general, él asocia su posición en el seno de la sociedad argentina con la que ocupa en su propia comunidad, proyectándose en un futuro, como intermediario en la comunicación entre ambas.
Es entonces, la voz de esta generación intermedia, la que se hace presente asumiendo la responsabilidad de transmitir y plantear al grupo de origen, la importancia fundamental de una integración sistemática.
La misma se construye como un objetivo a alcanzar, de modo que se señala qué debería hacer la comunidad al respecto. Esta cuestión se lleva al plano del estudio, la sociabilidad, las redes de comunicación con el argentino (sobre todo en el caso de los niños y jóvenes) y la profesionalización. En este último sentido, el coreano considera, por ejemplo, las áreas científica y profesional (menciona particularmente, la de medicina y derecho) como las que han mostrado mayor eficacia para la participación activa de su colectividad.
Tal objetivo no sólo lo atribuye a una elección individual y/o colectiva, sino a un discurso oficial intracomunitario que insiste en la necesidad de concientizar al grupo acerca de la relevancia de la integración. Para este discurso, integrarse es demostrar una actitud de retribución hacia el país receptor y, fundamentalmente, vivir de acuerdo con sus normas legislativas.
Asimismo, la integración aparece definida explícitamente, como el hecho de compartir algo concreto con el argentino, un trabajo, una opinión, una forma de ser y un mismo espacio protagónico. Esto último, expresado por la primera generación que anhela para sus hijos un lugar central, no marginal ni periférico, como en el que dicen estar ubicados en tanto inmigrantes primeros.
Ahora bien, este compartir le demanda al sujeto una exigencia adicional que consiste según él, en la necesidad de destacarse, lo que le significa sacrificio, y sobre todo, dolor y sufrimiento ya que hay demasiados obstáculos culturales que vencer.
Es de notar la ligazón que realizan los entrevistados, entre integración y las variables de género y edad, para explicar el grado de eficacia en el resultado del proceso, dado que le suponen a los adolescentes varones una capacidad de integración mayor que a las mujeres, en función de sus actividades conjuntas con el argentino (por ejemplo, las deportivas).
Cuando el coreano describe su situación de integración, recurrentemente aparece la noción de "proceso en proceso", con un objetivo a alcanzar en un futuro: el borramiento de la diferencia, y un resultado: la integración total.
Ahora bien, ante este resultado percibido como un hecho concreto y exitoso, aparecen dos visiones contrapuestas.
Por un lado, el coreano vincula integración con conflicto social y segregación. Justamente, cuando incluye al argentino como presencia activa en esta relación, lo hace cuestionando su predisposición para aceptarlo como parte de su mundo. El argentino es visualizado así, como un freno a la integración del coreano.
Por otro, en cambio, conecta de manera directa, el éxito de la integración, con la disminución de la discriminación en tanto producto de un mayor conocimiento mutuo.
Integración y argentinización: dos aspectos del mismo proceso vincular, que en su discurso, el coreano enlaza de una u otra forma y en grado diverso, con su identidad étnica y cultural.
Tal como veíamos, él puede definir la relación con el argentino desde el lugar de la diferencia asumida: siendo coreano actúa como argentino, se acostumbra a lo argentino, incorpora la modalidad argentina.
Es diferente, en cambio, cuando se refiere a la integración y lo hace en términos de una transformación total, inevitable, que incluye el idioma de origen, la mentalidad y los rasgos físicos y gestuales, consecuencia, sostiene, de una asimilación indefectible hacia lo occidental.
En este caso, se puede inferir la alusión a una amenaza a la identidad de base puesto que se introduce una imagen de pérdida, de disolución, en una dimensión tanto cultural como biológica.
Hay ciertamente, un discurso múltiple en el que se afirma una voluntad de integración individual y comunitaria.
Vista como un medio de apertura para la comunicación entre coreanos y argentinos, y a los fines de tratar eficientemente los problemas cotidianos, se manifiesta como algo deseable.
Desde la postura de un deber, se la valora como una necesidad instrumental, obligatoria para convivir en una sociedad que no es la propia.
La dificultad se presenta cuando en esta construcción imaginaria de la integración se la asocia con una ruptura de las diferencias con el argentino, pero vinculada al mismo tiempo, con la disgregación de la propia identidad. Es probable entonces, que la sola posibilidad de integración aparezca como un desencadenante de la auto-preservación y se activen mecanismos de rechazo a ese deseo explicitado.
Veamos en el ESQUEMA 1 cómo se representan gráficamente, en términos de espacios mentales, estas categorías -adaptación, argentinización e integración- en relación a modos de decir comportamientos concretos:

Equema I

Espacio genérico

En el espacio genérico se observan los aspectos comunes referidos por los entrevistados (lengua, trabajo, amistad, ámbito jurídico) cuyas distintas componentes conforman los espacios de Input 1 y 2, afirmadas en un caso, negadas en otro.
Estas situaciones aparecen a su vez, como mezcla en la adaptación, argentinización e integración.

II.

Ahora bien, la alusión al proceso de argentinización, adaptación e integración, va dibujando en el discurso analizado, el fenómeno de la identificación.
La referencia a los factores jurídico, biológico, etario, cultural y temporal, asociados a un planteamiento de tipo existencial-afectivo (el ser y/o el sentirse argentino o coreano), son los elementos combinados que entran en juego en la construcción de la identificación coreana.
Partiendo de la afirmación de que la mitad de la comunidad es jurídicamente argentina ya sea por nacimiento, ya sea por opción (en este caso, las alusiones son más bien de tipo personal), el coreano opone ese ser argentino a la falta de reconocimiento como tal sobre todo, en el ámbito institucional-legal en donde acusa recibir trato de extranjero en virtud de los diacríticos físicos.
Esta distancia la vuelve a establecer en los ámbitos de la cotidianeidad (la escuela, la calle, el trabajo) cuando señala la discordancia entre su propia percepción como argentino y la imagen que le es devuelta, con lo cual reafirma la existencia de la diferencia más allá de su propia identificación.
¿A quiénes se atribuye ese sentirse argentinos? A los jóvenes en general, más concretamente, a los hijos de los primeros inmigrantes que llegaron de pequeños, o bien a los que nacieron en esta tierra.
En referencia a todos ellos, se manifiesta una actitud exagerada de exaltación hacia la Argentina. Los mayores e incluso los mismos jóvenes, hablan de un sentido de nacionalismo y patriotismo que consideran superior al de los propios argentinos, y que acentúan aún más, al destacar que se trata de un sentimiento hacia un país que no reconocen como propio.
Estas manifestaciones de argentinidad se complementan con las que dan cuenta de una pérdida de la identidad original, fenómeno que el coreano constata a partir de su inserción en este país.
Sin embargo, encontramos también su contraparte, esto es, la confirmación de la coreaneidad más allá del tiempo y el espacio. Identificación que se basa en los rasgos biológicos y culturales (costumbres e idioma fundamentalmente) por medio de los cuales el grupo se muestra funcionando como ámbito de auto-referencia y continencia.
Es así que, marcando un lugar de sumo alejamiento del argentino, se le adjudica a la totalidad de la comunidad sin excepción, una identificación incuestionable con la cultura de origen.
En forma más restringida, se la atribuye únicamente, a los inmigrantes de la primera generación, a los muy recientes, y sólo a nivel de experiencia personal, a unos pocos representantes de la generación intermedia (hoy día adultos jóvenes llegados de pequeños).
Desde esta posición extrema, el coreano alude no obstante, a la posibilidad de pérdida de la identidad coreana, pero relativizándola, acudiendo para ello, a una imagen futura, quizás mítica, de una segura reivindicación y recuperación que visualiza en la actitud de sus descendientes. Y así como sostiene que la tercera y cuarta generación pierde la identidad nativa, atribuye a la quinta (y aún a la anterior), un sentimiento de curiosidad y de nostalgia hacia la cultura de los antecesores, que, afirma taxativamente, se resolverá en un retorno a las raíces ancestrales.
Tal postura se atenúa cuando vaticina ese regreso desde una perspectiva particular, la de aquél que se identifica con su país de opción (volver a lo coreano desde lo argentino)
En el discurso coreano no está ausente, por otro lado, la mención al conflicto que denomina crisis de doble identidad que emerge cuando se refiere a los jóvenes de la comunidad. Sin embargo, se liga dicha crisis a una cualidad propia de la etapa adolescente. Así, el enfrentamiento a los padres, a la cultura de origen, a valores no compartidos con el endogrupo y una notoria actitud de rebeldía, no son vistos como manifestaciones de un cuestionamiento propiamente étnico, sino que se vale de lo étnico para su expresión.
El rechazo a la cultura de origen surge enlazada a la pregunta por la esencia del sujeto, por el ser, que pareciera no encontrar respuesta en una nueva identificación con la cultura argentina ('no soy coreano, pero entonces, ¿qué soy?).
Por el contrario, el rechazo a la cultura argentina ligada a situaciones de discriminación en la vida cotidiana o bien al cuestionamiento puntual a ciertos comportamientos (individuales incluso), conduce inmediatamente, a la identificación con la cultura coreana, sin llegar a crear un vacío identitario (' no soy argentino, soy coreano').
El conflicto de la doble identidad, es definido como un hecho inevitable e irresoluble. No obstante ello, en este discurso, se da cuenta de una posición de posible superación de tal dicotomía, al introducirse la alusión a la formación de una cultura nueva, entre quienes se adapten a la cultura argentina desde la aceptación de la propia cultura coreana.
Veamos ahora, gráficamente, el proceso de integración conceptual y los espacios mezclados, de acuerdo con la categoría analizada:

ESQUEMA II

En los espacios de Input 1 y 2 se observan las componentes de la identificación y sus variantes (afirmadas y negadas respecto de la identidad argentina y coreana) como dos maneras diferentes de concebir la relación con el entorno, que generan un nuevo espacio, el espacio mezclado.
En el espacio mezclado aparece la pregunta 'qué soy' y como respuesta, un conjunto de variables acerca de la manera en que los integrantes del grupo coreano asumen su identidad.

Espacio genérico

Luego de este planteo analítico de la problemática del vínculo y la identidad del inmigrante coreano en la sociedad argentina, podemos ver aquéllo que se tiene en cuenta intuitivamente cuando se lee e interpreta un relato como el siguiente que me fue manifestado por un miembro de la comunidad en el curso de una entrevista:
"Un día los chicos se portaron mal. Yo les dije "Basta!". No me hicieron caso y agarré y les di una paliza. Y los chicos, como siempre veían un padre bueno, que iba al video-juego con ellos, que nunca les decía "no" a lo que pedían, se asustaron, lloraron, pidieron perdón. Después se calmó todo, como después de la tormenta, y los chicos fueron a dormir para ir a la escuela al día siguiente. Yo los fui a ver, los fui a tocar y volví a mi cama a dormir. No podía dormir. Entonces, agarré las llaves, desperté al portero del garage y a las cuatro de la mañana salí a recorrer Buenos Aires. De repente me doy cuenta de cuando yo era adolescente, que por esos motivos de ser hijo de inmigrantes estaba en dilema, en problemas y salía en ese horario a recorrer Buenos Aires a ver si había una solución, y me perdía.
Entonces me pregunto: No habrá éso en los chicos como segunda generación? No será que les di (una) paliza por mis sentimientos sin pensar en los sentimientos que ellos pueden tener? Empecé a reflexionar por qué. Ellos son argentinos y hablan bien castellano, no hablan coreano pero hablan bien castellano. Pero, de repente, yo los llevo a una fiesta de cumpleaños, los meto ahí, veo esa diferencia que hay entre uno y otro, y éso es algo incómodo. Yo me doy cuenta, miro al cielo, doy un suspiro, tiro el cigarrillo que fumo, y vengo con bronca porque veo que algo incómodo hay. Si yo como padre noto que hay diferencias, los chicos ¿no sentirán esa diferencia por tener rasgos coreanos? Habré pensado éso? Entonces, pienso un montón de cosas y empiezo a reflexionar cuando yo recorría las calles de Buenos Aires y me perdía, sufriendo por ser hijo de inmigrantes".

NOTAS

1) Partimos de la noción de discurso como práctica social que construye el mundo en significado, constituyendo el soporte material del conjunto de representaciones e interpretaciones vigentes en una sociedad en un momento dado y de las operaciones cognitivas correspondientes que vinculan unas y otras (Magariños de Morentin,l996)
2) La semiótica cognitiva permite dar cuenta de los procesos de producción de la significación, o sea de las múltiples interpretaciones sociales aplicables a cualquier fenómeno. Formula tres supuestos fundamentales: a. no hay semántica sin sintaxis; b. todo lo efectivamente dicho se corresponde con una posibilidad de decirlo preexistente y c. estas posibilidades de decir no son individuales sino que se comparten con la comunidad a la que pertenece el productor del texto (Magariños de Morentin,1998)
3) Se organizan de este modo, las definiciones contextuales en base a la selección de un universo de términos o lexemas vinculados al ámbito de análisis que interesa al investigador, los cuales se someten a una normalización elemental pronominalizando dicho lexema que es ubicado mediante los criterios del mínimo sintáctico y semántico, en su propio contexto de utilización de modo que el resto de la estructura de la frase aparezca dependiente de tal lexema (Magariños de Morentin, 1989).
4) Tomamos en consideración la expresión de Lyons (l977) quien define un campo semántico como aquél que está constituído por "los lexemas y las distintas unidades semánticas relacionadas paradigmática o sintagmáticamente dentro de un sistema lingüístico", siendo pues, categorías de la lengua. Si bien es necesario aclarar que la metodología que utilizamos plantea la diferencia de que ese campo semántico no es un apriori sino que resulta constatado por las expresiones efectivamente utilizadas. Para nosotros, estas unidades semánticas se identifican en determinadas expresiones textuales que a su vez permiten diversificarlas en subcategorías que las especifican.
5) Michel Foucault en La arqueología del saber (l973:62) define a la formación discursiva como "el sistema de dispersión de enunciados cuando entre sus objetos, tipos de enunciación, conceptos, elecciones temáticas, se puede definir una regularidad (un orden, correlaciones, posiciones de funcionamiento, transformaciones)"
6) En nuestra investigación tomamos el concepto de mundos semióticos posibles tal como lo especifica dentro del campo de la semiótica Magariños de Morentin (l994a,l994b). Se define así como "el conjunto de relaciones de accesibilidad que pueden identificarse al relacionar un texto, sus interpretaciones vigentes en determinado momento histórico de determinada sociedad y el conjunto de referentes construidos por cada una de tales interpretaciones" (l994b:11).

BIBLIOGRAFÍA

1. BIALOGORSKI, M (l993). La Argentina y la nueva inmigración: La comunidad coreana. Interrelación y síntomas de conflicto. Revista de Investigaciones Folklóricas, Nro. 8, UBA, Buenos Aires. Pp.36-41        [ Links ]

2. BIALOGORSKI, M (1995a). La construcción de "mundos semióticos posibles"(MSPs) en la comunidad coreana: una propuesta metodológica al abordaje de la alteridad. Publicar. Revista del Colegio de Graduados. Año IV, Nro.5.         [ Links ]

3. BIALOGORSKI, M (1995b) La implementación de mundos semióticos posibles en un estudio de interrelación grupal. Revista de Investigaciones Folklóricas, Nro.10. Buenos Aires Pp.52-5         [ Links ]

4. DUBOIS, D (l99l) Catégorisation et Cognition 10 ans apres: une evaluation des concepts de Rosch". Sémantique et Cognition. Catégories, prototypes, typicalité. CNRS Editions. Paris. Pp.31-54        [ Links ]

5. FAUCONIER, G (1991) Subdivisión Cognitive. Communications. Sémantique Cognitive. 53. Seuil.Pp.229-48.        [ Links ]

6. FAUCAUNIER, G and TURNER M (l998) Conceptual Integration Networks. Cognitive Science vol 22 (2), pp.133-87        [ Links ]

7. FAUCONNIER, G (1984). Espaces Mentaux. Aspects de la construction du sens dans les langues naturelles. Minuit. l984. Paris        [ Links ]

8. FOUCAULT, M (l973) La arqueología del saber. Siglo XXI. Méjico.        [ Links ]

9. JACKENDOFF, R (l983) Semantics and Cognition. Cambrige. Mit Press.        [ Links ]

10. LANGAKER, RW. (l987) Foundations of Cognitive Grammar. Theoretical prerequisites. Vol.I. Stanford University Press.        [ Links ]

11. LANGAKER, RW. (l99l) Foundations of Cognitive Grammar. Descriptive Application. Vol.II. Stanford University Press.        [ Links ]

12. LYONS, J. (l977) Semantics, 2 vol. Cambridge. Cambridge University Press.        [ Links ]

13. MAGARIÑOS DE MORENTIN, JA (1996) Los fundamentos lógicos de la semiótica y su práctica. Buenos Aires, Edicial        [ Links ]

14. MAGARIÑOS DE MORENTIN, JA (l998) Manual operativo para la elaboración de definiciones contextuales y redes contrastantes. Signa. Revista de la Asociación Española de Semiótica. Nro.7. Pp.233-53.         [ Links ]

15. MANDELBLIT, N and ZACHAR, O (1998) The Notion of Dynamic Unit: Conceptual developments in Cognitive Science. Cognitive Science, Vol.22 (2), pp.229-68.        [ Links ]

Creative Commons License All the contents of this journal, except where otherwise noted, is licensed under a Creative Commons Attribution License