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Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Jujuy

versión On-line ISSN 1668-8104

Cuad. Fac. Humanid. Cienc. Soc., Univ. Nac. Jujuy  n.17 San Salvador de Jujuy nov. 2001

 

Perfiles semióticos de la literatura popular en Galicia

Galician popular literature

Manuel Cousillas Rodríguez *

* Instituto Salvador de Madariaga - La Coruña - España.

RESUMEN

En este trabajo relaciono un conjunto de prácticas y discursos en torno a la tradición literaria popular gallega, expresión del sentimiento y la vida literaria y campesina del pueblo gallego, que aún perviven a finales de nuestro milenio. Lo abordo desde un enfoque semiótico y a través de una perspectiva diacrónica y sincrónica (elementos estáticos y dinámicos). En estos ecos legendarios que todavía resuenan en la actualidad en metáforas orientacionales, costumbres y géneros, rescato las tradiciones que enlazan nuestro pasado con el presente. También analizo la conexión cultura-naturaleza donde el hombre es el hilo conductor a través de la naturaleza personificada que adopta semas humanizantes, constituyéndose en un personaje más como si estuviese dotada de sensibilidad y sentimientos, comportándose como un ser vivo y poderoso que protege o atormenta al hombre, de ahí su relación mutua.

ABSTRACT

In this paper I relate a set of practices in discourses around the popular galician literary tradition, showing the feeling and the present literary life of the galician people, still existing at the end of our millennium. I tackle it from a Semiotic approach throughout a diachronic and synchronic perspective (static and dynamic elements).
In these legendary echoes that still rumble, even nowadays, in orientational metaphors, customs and genders, I have rescued traditions that tie our past with our present. I also analyze the connection culture nature where man is the connecting thread through personified nature, as if it were endowed with sensitivity and feeling, behaving as a live powerful being that protects or torments man, hence its mutual relation.

Lo que prima en el folclore gallego es una intencionalidad comunicativa -literatura en comunidad-, con un final eventual y abierto, constantemente susceptible de modificación, y nunca acabado ni cerrado, conservándose a través de la memoria; aunque el mito se familiariza más con lo religioso, intenta explicar el por qué de sus remotas creencias y usa, en general, nombres propios. La leyenda acostumbra a tener un origen más real, expresa la forma de pensar a través de la tradición de una comunidad y profundiza en la función informativa. Y tiene, generalmente, un carácter misterioso, fantástico o sobrenatural. El cuento profundiza en la función de entretenimiento, posee ingredientes más cotidianos y retrata, "groso modo", la idiosincrasia del pueblo que lo inventa o lo recoge.
Es, por ello, la literatura de tradición oral la que pueda convertir la palabra en figura simbólica y transformar el habla en un cúmulo de símbolos. Será en el reino de la Literatura Popular donde el relato tradicional alcance también nivel poético, convirtiéndose de este modo el símil y la metáfora en insustituibles recursos retóricos para comunicar conceptos y emociones.
Son innumerables y variados los entes en los que se inspira el pueblo en la búsqueda de la comparación o identificación entre el mundo real y el sobrenatural, existiendo una tendencia innata en él a relacionar las fuerzas cósmicas con seres fantásticos, a la vez que se origina una interacción de los rasgos comunes (concepción interactiva), donde siempre hay un término intermedio (la luz, el color, la configuración, la voz, etc.) que tiene atributos consustanciales a los dos mundos: el humano y el fantástico-maravilloso.
Por medio del folclore la palabra envuelve el mundo de la Literatura Popular y como un barco navega a través del cosmos, buscando en el océano del tiempo los territorios enigmáticos de su pasado y así el pueblo, sumergido asimismo en el tiempo y en el lenguaje, al hablar nos cuenta a su manera, la interpretación que del universo tenían sus antepasados.
Por ello, el folclore se debe considerar como un espontáneo e intenso diálogo con los tiempos-remotos para extraer valores y buscar significados que conciernen al presente, porque no mira solo al pasado ni su única finalidad es captar y recuperar los hechos legendarios sino que incorpora a través de la tradición lejanos recuerdos que todavía nadan y se sumergen en la memoria del pueblo; ya que los acontecimientos que comparte la historiografía con la literatura de tradición oral son, en cierto nodo, sedimentos anclados en la noche de los tiempos, pero que aún permanecen en la mente de mucha gente.
Es inherente a la narrativa popular gallega la parca caracterización de los personajes, únicamente los rasgos imprescindibles para su presentación. El narrador es "extradiegético" y usa preferentemente el imperfecto en tercera persona, que implica conocimiento de la conducta de los personajes, le confiere sencillez y le da una perspectiva temporal. No es prolijo en descripciones , y las acciones se suelen situar en lugares familiares, cercanos a su entorno y fácilmente reconocibles, próximos a su anónimo autor. Y a la medida que se avanza en la presentación de ese espacio, tenemos la impresión de hallarnos en un mundo allegado y realista. El realismo se refleja a través de un porcentaje elevado de sustantivos concretos, a la vez que los adjetivos pospuestos le conceden objetividad y el empleo de deícticos conectan la narración y el dialogo con el contexto situacional; comportándose como anclas que sumergidas en las aguas del relato le dan un cierto aire de verosimilitud y coherencia.
En la Literatura Popular de estas atlánticas costas, la naturaleza es entendida de una forma simbólica, que sugiere una forma de dependencia, de fusión del cosmos con lo humano y es concebida, generalmente, como una realidad anímica. También el paisaje se constituye a veces en un actante mas, que simultáneamente ejerce la función de contexto en que se desarrollan los acontecimientos y es considerado como un microcosmos lleno de vida, lo que Martinez Bonati (1992:37) denomina mímesis. Incluso se piensa que la naturaleza es como una especie de talismán con propiedades adivinatorias, curativas y poderes cosmotelúricos así como un antídoto contra la esterilidad, a la vez que le inspiran símbolos y sensaciones de admiración, respeto y miedo.
Es especialmente en la noche de San Juan, solsticio estival, cuando la imaginación popular da rienda suelta a numerosas leyendas fantásticas y en la que perviven remotos mitos y la naturaleza se personifica, adquiriendo propiedades benéficas; afloran por doquier brujas, seres encantados y espíritus malignos, las plantas salutíferas multiplican sus virtudes, el rocío cura enfermedades y el fuego destructor de hechizos se convierte en sustancia purificadora. En definitiva, el aire se carga de un espíritu mágico que lo impregna todo.
La noche más corta pero la más telúrica, en la que los elementos tierra, agua y fuego, éste ultimo acompañado de música y danza, son los auténticos portadores de lo fantástico-maravilloso.
El momento mágico y embrujador, enmarcado en el encuentro del grupo en torno a la hoguera, se produce desde las doce de la noche hasta el alba o el canto del gallo, pregonero del amanecer y determinando así su cronotopo, en terminología de Bajtin. Y de esta manera este tiempo mágico y el entorno enigmático se armonizan en un todo intelegible y concreto, influyendo este periodo fantástico-maravilloso sobre los actantes; adquiriendo, especiaImente los espíritus malignos, tácticas de una habilidad sorprendente o diabólica.
Posiblemente, de todos los ritos asociados a esta noche mágica, el saltar la candela es el que más ha perdurado. Se trata de un rito tan antiguo que el poeta latino Ovidio ya lo recogía en los "Fastos", narrando cómo es preciso cruzar tres veces saltando la hoguera en la fiesta de Palas Atenea.
La competición de hacer la pira más grande conlleva un deseo de demostrar fortaleza y vigorosa personalidad colectiva o de grupo, su fuerza y poder está simbolizado en la elevación y magnitud de las llamas. Y así, en esta noche mítica, en lontananza se divisan siempre aldeas y localidades situadas sobre escarpadas colinas o ásperos despeñaderos, semejando murallas incendiadas y añadiendo fiereza a los salvajes contornos del paisaje; porque la hoguera solsticial, según la tradición da buena suerte y detiene a las enfermedades, el mal de ojo y a las brujas.
La pira se enciende y se salta principalmente para destruir y arrojar simbólicamente todo el mal que pueda amenazarnos. El salto, pues, representa genéricamente el rechazo a todas las fuerzas malévolas que son quemadas por las llamas purificadoras.
Es interesante desde un punto de vista pragmático destacar la dualidad moral que se vislumbra a través del rito del fuego (el bien está encarnado en el fuego protector, el mal lo personifican los espíritus malignos). Esta ambivalencia bien/mal ya está presente en los cancioneros galaico-portugueses. Estaríamos en lo que Bajtín llama intertextualidad.
También la fogata es, en cierto modo, como la épica, portadora de imágenes, comportamientos y deseos que los pueblos aprueban e indudablemente transmiten. Es decir, desvela la solidaridad espontánea de la comunidad con las pautas de comportamiento que el rito del fuego ofrece.
Aún hoy en esta noche sanjuanera se depositan ofrendas en milagrosas fuentes, en míticos ríos a la espera de algún acontecimiento mágico o en dólmenes y castros deseando la aparición de la encantada mora o de la serpiente, a la que desencantar para obtener el oro que celosamente guardan en sus enigmáticas cuevas.
No existe, ciertamente, otro tema tan arraigado en el alma del pueblo gallego que el de los tesoros escondidos por doncellas encantadas, llamadas moras y de mozas hechizadas en forma de serpiente; ambas sólo darán su fortuna al hombre que las desencante, una vez que venza con arrojo sus temores, y que se produce, generalmente, por medio de un beso. El beso en forma de desencantamiento nos recuerda muchos cuentos populares.
Las riquezas escondidas en Galicia suelen estar bajo influencia mágica o guardadas por seres hechizados que están haciendo una desvelada guardia durante muchos siglos.

Todavía, en algunos pueblos del litoral coruñes, los cantos rodados marinos de naturaleza marmórea y de color blanco o rosáceo tienen en esta noche poderes mágicos y colocados en el lastre de una embarcación pesquera traen buena suerte para la pesca durante todo el año.
Así lo refleja este romance popular:

Porque, amor, no pescas nada,
andas triste y apenado,
para conseguir tu amor,
te voy a decir, ni amado, e
l remedio de tus males:
en esta noche de encantos,
de brujas, fuegos y danzas,
pon en el lastre del barco,
si la mar esta tranquila,
un canto rodado blanco,
pálido cono mi cara;
y si el mar se torna bravo,
en el fondo de tu nave,
ponle un guijarro rosado,
rosado como mis labios.

Asimismo la tradición nos habla de la importancia que los celtas concedían a los montes (donde construían sus santuarios y practicaban las actividades rituales) y a los árboles (símbolos de verticalidad) y que a través de ambos percibían el deseo de elevarse al cielo.
Esta admiración por la verticalidad se observa en la construcción de piedras anhiestas que simbolizan adaptaciones pétreas de árboles hieráticos.
En muchos relatos tradicionales los montes poblados de robles y pinos constituyen metáforas orientacionales para los pueblos con reminiscencias célticas.
Estas metáforas orientacionales no se emplean sólo con la finalidad de embellecer el lenguaje sino que están impregnadas de connotaciones religiosas o culturales, dándole a un concepto una orientación espacial.
- Arriba indica felicidad.
- Abajo señala infelicidad.
- La dicha está en lo bajo (cielo)
- La desgracia está abajo (tierra)
Por ello, estas orientaciones metafóricas no son arbitrarias sino que en la literatura de tradición oral tienen una base religiosa o cultural. Es decir, sirven para establecer un conjunto complejo de relaciones entre hombres, ámbitos sagrados y cosmologías.
En el folclore gallego hallamos, desde un punto de vista estructural, componentes variables e invariables (los últimos apenas cambian, son relativamente estables). Su doble naturaleza dota de dinamismo al relato y, por otra parte, lo salvaguarda en el tiempo.
Los motivos son elementos dinámicos que pueden cambiar de sentido de acuerdo al ámbito en que se desarrollan. Los estáticos se comportan como elementos anquilosados que posibilitan la permanencia del pasado en el presente, son en realidad puentes de enlace con la ideología de otras épocas. Dentro de los estáticos tenemos en primer lugar, la "tradición" como factor integrador cultural. En segundo lugar, las "pervivencias" como componentes mantenedores de las estructuras en diversos estractos culturales (ritos, costumbres y fiestas). Si la "tradición" comunica, las "pervivencias", consolidan.
Para la tradición literaria gallega, el mito no es un mito, sino una realidad lejana e indica una forma de conducta. Aunque la narración mítica popular no debe entenderse, en mi opinión, como una expresión historicista; porque, generalmente, no es historia sino literatura (ya que el mito es un relato), que encuentra en el carácter de perdurabilidad de la literatura folclórica su significado transhistórico. Es decir, parece estéril ahondar en los órganos mitológicos populares en busca de la verdad histórica. No intentemos, pues, descubrir en la literatura oral la Historia de estos tiempos remotos sino más bien las interrogaciones, preocupaciones y anhelos de las sociedades arcaicas.
Muchos de estos relatos fantásticos aún perviven en la Literatura Popular, aunque se observan numerosas variantes, e idénticos personajes figuran con nombres y rasgos diferentes, sin embargo los temas fundamentales son parecidos; también se encuentran superpuestos e intercalados, y yo los insertaría, en cuanto a su función, en los mitos narrativos y descriptivos, que se podrían encuadrar en la teoría estructuralista de Lévi-Straus.
Relatos que como forma de expresión y comprensión también fueron usados por los religiosos o filósofos y una vez asimilados éstos por el pueblo, convertía los mitos en símbolos, dando pábulo a innumerables relatos fantásticos.
Muchos de estos temas pasaron a las leyendas y después a los cuentos populares. Así, pues, un estudio riguroso y comparativo de algún cuento popular nos llevaría a una leyenda más antigua y alguna que otra leyenda a un mito primitivo.
La leyenda envuelve a esta mágica tierra, llena de embrujo, y las variantes son, en cierto modo, innumerables. Muchos relatos proceden de textos ficcionales anteriores o de hechos y de textos no ficcionales (sucesos, sueños, naufragios...) que son ficcionalizados. Se edifican mundos en un encuadre fascinador y enigmático, donde lo humano y sobrehumano producen sucesos asombrosos y donde lo verosímil e inverosímil se admiten. Por ello, siempre en la tradición popular gallega ha estado presente una especie de ósmosis, realidad-ficción, que son elementos mutuamente condicionantes, siendo arduo dilucidar o separar lo real de lo ficticio.
Desde un enfoque pragmático las leyendas han sido siempre un factor importante de cohesión de la comunidad en la que se asentaban. Tres son los rasgos pragmáticos que destacaría. En primer lugar, los elementos fantásticos-maravillosos servían para un cierto control social, especialmente religioso. En segundo lugar, a través de las leyendas se acumulaba información, con intencionalidad comunicativa que la comunidad presuponía verdadera, que ceptaba y compartía. En tercer lugar, se transmitían de generación en generación como modelos de conducta.
Los cuentos populares no son sólo recuerdos del pasado que hay que conservar o sacar a la luz por motivos simplemente folclóricos sino porque nacen y se desarrollan en una tradición y por ser portadores de una cultura en cierto modo aún vigente y porque están asociados a diferentes y múltiples aspectos, carácter e historia de la vida campesina y marinera gallega.
Es una constante en la narrativa oral gallega los préstamos y las variantes temáticas; cada pueblo introduce cambios, anexiones y reducciones y atesora sus versiones singulares.
Introducirnos en el cuento popular gallego es adentrarnos en un mundo donde la inverosimilitud a veces se constituye en un elemento clave de la acción, ensalzando la sagacidad en detrimento de la virtud y despreciando la ingenuidad, porque la sinceridad en un mundo egoísta e insolidario, donde los ardides son considerados méritos, es siempre indicio de fracaso.
Generalmente en el relato popular la acción prevalece sobre los actantes y hay una cierta subordinación de los personajes al rol que representan. Es decir, el comportamiento predomina sobre el carácter. Apenas existen referencias sobre lo que angustia o preocupa al protagonista. Lo importante es la trama, el conflicto, el apuro, especialmente la voluntad de desembarazarse de esa situación comprometida y de difícil salida; porque lo que prevalece en los cuentos populares es que los peligros pueden superarse, aunque algunas veces es necesario para lograrlo una ayuda sobrenatural o mágica, sin desconectarse da la realidad cotidiana. Por eso el buen narrador muestra, no dice demasiado ni explica, sino que lanza al protagonista hacia un abanico de contingencias, pero diseñando en su pensamiento un plan de acción sin menoscabar su libertad. Puede triunfar o fracasar, pero no puede dejar de ser libre. Es en la capacidad de optar del protagonista, ya sea por instinto, astucia o audacia, donde radica el interés de la acción bien trazada y compleja, aunque sin demasiadas disgresiones.
A través de múltiples narraciones observamos que, frecuentemente, los personajes humanos son calificados con "semas" positivos: bueno, sencillo, trabajador, inteligente, constante, etc. Sin embargo, los espíritus malignos son calificados negativamente, especialmente el demonio: perverso, maligno, ruin, etc. Rasgos sémicos que tienen pertinencia en el contexto de la narración. Estos sintagmas, desde una perspectiva semiótica, enderezan el relato y funcionan como epítetos.

BIBLIOGRAFIA

1. BAJTIN, N (1991) Teoría estética de la novela: Taurus.        [ Links ]

2. COUSILLAS, RM (1998) Literatura Popular en la Costa de la Muerte (Enfoque semiótico). Patrocinador Concello de Ponteceso, La Coruña.        [ Links ]

3. MARTINEZ BONATI, F (1992) La ficción narrativa. Murcia: Universidad Murcia.         [ Links ]

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