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Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Jujuy

versão On-line ISSN 1668-8104

Cuad. Fac. Humanid. Cienc. Soc., Univ. Nac. Jujuy  n.17 San Salvador de Jujuy nov. 2001

 

El espacio vivido. Una aproximacion semiotica

The experienced environment. A semiotic approach

Flora Losada *

* Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales - Universidad Nacional de Jujuy.

RESUMEN

Este artículo aborda el tema de la interrelacion existente entre el espacio en que desarrolla la vida el individuo y su comportamiento en él. Y como el espacio construido facilita (o no) los comportamientos sociales.
Desde una perspectiva semiotica, el espacio y el comportamiento pueden considerarse como discursos no verbales. El análisis de esos discursos tanto como el discurso verbal a ellos referidos, constituyen etapas en la estrategia hacia una valoracion de mencionada relacion espacio-comportamiento.

ABSTRACT

This paper focuses on the subject of mutual relationship existing between man's environment and his behaviour within such environment. And how the constructed space facilities (or does not) the social comportments.
From a semiotic viewpoint, space and behaviours can be regarded as non verbal discourses. The analysis of such discourses as well as the verbal discourse concerned with them, are stages in our strategy towards an assessment of the above mentioned relationship space-behaviour.

El proposito de este trabajo es mostrar un modo de aproximacion investigativa al estudio de la interrelacion entre el entorno espacial y el comportamiento, y la significacion que conlleva esta interrelacion. El enfoque proxémico sirve como punto de partida para enfrentar la problemática. Conceptos provenientes de la Linguística y la Semiotica han sido útiles para delinear la estrategia de investigacion así como la metodología analítica. Se ofrece, además, el modo de ordenamiento de parte del material teorico que sirvio de base a nuestro trabajo y que también se utiliza aquí para establecer una comparacion con el aspecto empírico; comparándose un signo espacio de construccion teorica y un signo espacio producto de la investigacion empírica.
Si bien el trabajo original en que se basa este artículo tiene una antiguedad de diez años, he creído conveniente una reescritura de algunos aspectos de la investigacion debido a la vigencia y aumento de la problemática social que aborda y, por considerar, que una explicacion detallada del modo de acercamiento al problema podría resultar de utilidad. Para algún investigador joven que se interese en la temática, para promover un intercambio de opiniones y para contribuir, aunque sea mínimamente, a reinstalar el tema en la sociedad.
Conviene delimitar, en principio, a qué tipo de espacio nos referimos. Se trata de un espacio denominado sociogeográfico, intermedio entre el objetual y el cosmologico. Mientras el primero abarcaría todos aquellos fenomenos que los seres humanos pueden manipular en su totalidad (como, por ejemplo, un palo de madera o una cuchara) el último comprende todos los fenomenos de rango de magnitud más grande (como, por ejemplo, el sol, el universo y similares). Es así como el espacio sociogeográfico abarcaría todos aquellos fenomenos espaciales con que los seres humanos solo pueden confrontarse, o estar ubicados dentro de ellos, sin ser capaces de manipularlos. Por ejemplo, no pueden moverse o actuar sobre una casa mientras que sí pueden entrar en dicho espacio o confrontarlo (Pinxten 1963: 31).
El espacio, dimension inescindible de la vida humana, es el ámbito del comportamiento. Pensado de este modo, el espacio, percibido por medio de todos los sentidos, adquiere una determinada significacion para quienes viven inmersos en él; la cual deviene de la experiencia continua y cotidiana de la vida que allí tiene lugar. Experiencia que abarca no solo a las actividades que una persona puede desarrollar individualmente sino, principalmente, a toda la gama de interacciones sociales utilizadas por el individuo. Así las interacciones no son realizadas independientemente del espacio y si bien no podemos decir que este último las determine, sí podemos asegurar su presencia y accion. La significacion espacial forma parte de todo el conocimiento implícito que poseemos para realizar nuestra vida de todos los días siendo también un conocimiento factible de ser explicitado. Y ello tanto en una situacion de cambio del entorno habitacional, como en otras situaciones que pueden conducir a los individuos a reflexionar sobre las características de su vivienda o barrio. Por ello, también es posible para el investigador social recuperar la significacion que adquiere para los seres humanos tanto el espacio como el comportamiento que en él se desarrolla.
Esta significacion se elabora/reelabora día a día en virtud de una experiencia individual y social con el espacio en que se desarrolla el comportamiento y se halla condicionada por factores tales como la cultura, la pertenencia a una clase o grupo social, los conocimientos adquiridos por los individuos, el lugar de origen, sus historias de vida, entre otras variables. Esta multitud de variables que cruzan la esfera grupal lleva, logicamente, a que la significacion espacial presente una riqueza de discontinuidades que se constituyen en el acicate para todo investigador.

EL ENFOQUE PROXéMICO

La proxémica, palabra acuñada por Edward Hall (1979) se refiere a las observaciones y teorías relacionadas con las distancias que el hombre emplea en su vida de relacion, con los objetos y las personas. Si bien establece los diferentes tipos de distancias que marcan los individuos para relacionarse, nos interesa más su idea acerca de las normas proxémicas culturales. Tomando la teoría de Benjamin Lee Whorf, de que la mente del ser humano registra y estructura los elementos de la realidad de acuerdo al idioma que posee, llega a la conclusion de que la gente de diferentes culturas habita diferentes mundos sensorios. Pero ello no se debería a una diferente percepcion orgánica sino al hecho de que es el idioma quien dicta lo que puede o lo que debe dejar de percibirse. Cabe aquí la aclaracion, que para que existan diferencias entre las percepciones de los grupos bastan diferencias idiomáticas mínimas como pueden ser, por ejemplo, las adscribibles a distintas variedades linguísticas.
Así entonces habría diferentes normas proxémicas entre las culturas/subculturas. Las mismas poseerían, por ejemplo, diferentes límites del espacio privado, diferentes conceptos del dentro-fuera, delante-detrás, orden, respeto o no a los límites, posiciones de los muebles, espacios individuales para cada miembro de la familia, reservados según el rango, sexo o edad, diferentes significados de la palabra, "proximidad", y sus vivencias. Para Hall, además, las normas proxémicas consolidan al grupo al mismo tiempo que lo aíslan de los demás. Es decir que se refuerza la identidad intragrupal y se dificulta la comunicacion intergrupal merced al empleo que el hombre hace de su espacio, tanto el que mantiene entre sí y sus congéneres, como el que construye en tomo suyo. Para este investigador las diferentes percepciones del mundo implican distintas ideas acerca de lo que constituye la vida en hacinamiento, diferentes relaciones interpersonales y diferente modo de ver la política regional. Serviría además la proxémica como un modo de develar marcos culturales de otro modo inaccesibles al observador.
Barre Toelken (1975 - 1999) recoge la idea de Hall de considerar a la cultura desde una perspectiva comunicacional. La "cosmovision", que nosotros equiparamos en un sentido amplio a codigo, "es un modo general de referirse a la manera en la cual una cultura ve y expresa su relacion con el mundo que la rodea" (1979: 225). Los conceptos derivados de la experiencia espacial formarían parte de las unidades de la cosmovision. Aprendidos en la niñez, antes de la edad escolar, estos conceptos están presentes en cualquier grupo étnico aún el que se diga "aculturado", marcando así la presencia de diferentes cosmovisiones en aquellas ciudades o regiones en las que coexisten esos grupos. Estas cosmovisiones se transmitirían tradicionalmente por acciones formales e informales y se expresan de modo también tradicional. En su análisis de la sociedad angloamericana y de la cultura indígena, llega a establecer que la primera posee una cosmovision lineal, mientras que la correspondiente a la segunda sería circular. Codigo, en nuestros términos, en cuanto asocia un sistema de formas a un sistema de significados.
La propuesta de Toelken acerca de la cosmovision es ilustrada con multitud de ejemplos provenientes del arte, la literatura, la arquitectura, la religion y los dichos de uso diario que los padres expresan en su relacion con los niños y en sus expectativas para con éstos. Si este es su aporte en la faz teorica, no menos ejemplificador es su relato de una experiencia con jovenes indígenas (1975), en la cual llega a establecer la aversion que éstos sentían por los tipos de tareas que precisaban un desarrollo lineal, y que eran las que les ofrecían en el colegio estatal. También comprueba que el tipo de distribucion en el espacio, propio de las aulas tradicionales, les causaba temor, por lo cual el índice de desercion de esos cursos aumentaba considerablemente. Reafirma sus aserciones con datos provenientes de otros investigadores que llegan a comprobar que el fracaso de los niños indígenas en la escuela se debería a una falta de ejercitacion en tareas de secuencia lineal como producto de su educacion familiar.
Pero la influencia del espacio no solo interviene sobre el comportamiento y los significados, sino que también los individuos/grupos realizan interpretaciones sobre y acerca de él desde temprana edad; mostrándose así el aspecto discursivo-simbolico del espacio. Según W. F. Nicolaisen en un trabajo denominado "Espacio en la narrativa folk" (1980) y realizado en base a cuentos de hadas, más allá de toda la carga simbolica que algunos autores le atribuyen, debe reconocerse la capacidad de esta narrativa para expresar el mundo espacial de lo cotidiano. El autor considera a la mencion de rasgos topográficos prototípicos (ladera, valle, colina, selva), como los responsables de que el concepto "espacio" sea estructurado como un hábitat comprensible y familiar. Advertimos como la mencion de estos rasgos, asociados a un adjetivo, una accion y/o un personaje, otorga a cada uno de ellos atributos distintivos. Puede pensarse en estos atributos como constituyendo un haz de significaciones asociado a los rasgos en cuestion. Así, el bosque y la selva pueden ser vinculados con la inmensidad y soledad humana. El puente con la posibilidad de cruzar un paisaje peligroso y, por ende, con la idea de salvacion física. La caverna, con la maldad y lo atemorizante; la ladera, con la tranquilidad y lo suave. Cuando los relatos refieren al jardín, "éste no es descrito en demasía pero sí aparece valorizado directamente mediante el empleo de adjetivos de excelencia tales como "magnificente" o "hermoso"... En dicho ámbito se desarrolla, por lo general, una fase de la trama de la historia que lo califica positivamente. Para la vision del héroe es un lugar encantado, un lugar que guarda secretos e incita a entrar. Aún en caso de riesgo se cuenta con ayuda sobrenatural para poder salir, arribando a un final feliz...." (Losada 1987: 31).

EL ESPACIO PARA LA VIDA. LO IDEAL Y LO POSIBLE

Cuando una familia se encuentra en la situacion de elegir un nuevo hogar existen multitud de factores, además del economico, que influyen en su decision final, consciente o inconscientemente. Se tiene en cuenta, por ejemplo, el diseño de la vivienda, es decir la distribucion de los ambientes y su forma de comunicacion, la orientacion de la vivienda de modo que permita la entrada de luz natural en los ambientes, así como la posible presencia de alguna medianera frente a las ventanas. Importa también si los dormitorios o la cocina se encuentran lo suficientemente alejados del cuarto de estar; si la entrada desde la calle se realiza directamente a este ámbito o hay un espacio intermedio que la separa del exterior; y también, por supuesto, donde se halla ubicado el baño. En general, si sus moradores podrán disponer de una habitacion propia, y si en ella podrán desarrollar las actividades acostumbradas de acuerdo con aquellos conceptos relativos a distancia que empleaban en su vida de relacion con los otros habitantes y con los objetos.
Pero, en estas circunstancias ideales de eleccion de una vivienda, no solo se tiene en cuenta a ésta, también se toma en consideracion el barrio donde esté ubicada. La distancia que media entre éste y el lugar de trabajo; si existen negocios y supermercados cercanos donde abastecerse así como centros médicos y una plaza a donde llevar a los niños. Si en el conjunto habitacional están contemplados los espacios de separacion entre vecinos necesarios para mantener la privacidad de cada familia y, al mismo tiempo, facilitar la interaccion. Por último, también el aspecto exterior de las demás viviendas se observa detenidamente, pues él mismo provee indicios que permiten a los futuros ocupantes inferir las características culturales y sociales de sus posibles vecinos. Todo ello colabora en la tarea de predictibilidad comportamental de los futuros vecinos, tan necesaria para reducir el monto de ansiedad que genera un cambio de entorno.
Todos los aspectos mencionados forman parte del conocimiento de la realidad y se actualizan, en forma explícita o no, en el momento concreto de elegir un nuevo ámbito para vivir. En este caso hipotético, para la decision final, es deseable que se armonicen los diferentes intereses de los miembros de la familia con el objeto de que puedan continuar desarrollando sus actividades cotidianas de la forma que tenían acostumbrada y en un espacio propicio. Pero, yendo a un caso opuesto, y por demás habitual, donde las posibilidades de eleccion son casi o totalmente nulas, nos encontramos con los grupos humanos que, por razones historicas, economicas, coyunturales, sociales, se ven obligados a habitar en barrios cuyas viviendas fueron construidas según pautas espaciales ajenas a las propias. ¿En qué medida estos individuos lograrán adaptar sus hábitos de vida a los espacios de la nueva vivienda? ¿Podemos asegurar que el espacio es la causa fundamental de una posible modificacion en sus comportamientos? ¿O ello tendría más relacion con su insercion en un nuevo hábitat citadino? Y con respecto al espacio barrial ¿podemos asegurar que su diseño favorece o dificulta las relaciones vecinales y, como consecuencia, algún tipo de organizacion comunitaria? (Nota 1).
Los interrogantes referidos representan algunos de los que nos planteáramos en la investigacion desarrollada en el barrio "Charrúa", ubicado en la zona de Villa Soldati, Capital Federal (Nota 2). Este barrio posee la particularidad arquitectonica de estar constituido, básicamente, por alrededor de 3 manzanas atravesadas por pasillos o calles peatonales. A estos se oponen los frentes de las viviendas cuyas dimensiones son tan exiguas como 40- 45 metros cuadrados. A pesar de esta particularidad barrial, los resultados del trabajo pueden ser extensivos a muchos barrios de Argentina, especialmente a aquellos construidos según planes de vivienda Fonavi.

UNA POSIBLE ESTRATEGIA DE INVESTIGACIÓN

Una de las premisas teoricas es que la realidad es construida socialmente a través del lenguaje, el cual otorga significacion a personas, situaciones, objetos. "La realidad de la vida cotidiana se presenta... constituida por un orden de objetos que han sido designados como objetos antes que yo apareciese en escena... y que... el lenguaje... dispone el orden dentro del cual estos adquieren sentido para mí..." (Berger y Luckmann 1976: 39). Dentro de esos objetos, los relativos al espacio en que vivimos son los que consideramos aquí como objetivacion de los individuos. Es decir que nos movemos en el mundo de la cotidianeidad, actuamos según un sistema atributivo de significaciones que ya está, en cierto modo, preconstruido.
Es ese sistema de significaciones el que interesa analizar, como una de las dimensiones que semantiza al espacio y al comportamiento. Para ello recurrimos a la obra de Juan Angel Magariños de Morentin, "Logic of Foundations of Semiotics" (1986) donde el autor realiza una síntesis de los principios generales de la Linguística teorica para elaborar una propuesta semiotica de aborde de la significacion. De acuerdo con esta orientacion se parte de pensar al mundo social, al cual nos acercamos en el presente, organizado según diferentes estructuras perceptuales de signos o discursos. Se considerarán discursos, entonces, el ordenamiento de las calles, las viviendas construidas, las actividades familiares y barriales, la concurrencia de la gente a lugares públicos, la simbolizacion verbal asociada. Pero estos, y otros discursos, no se han producido aisladamente sino en una relacion interactuante que les otorga sentido. Por ello no alcanzan significacion por sí mismos, ni logran una autonomía explicativa. En consecuencia, solo pueden ser explicados unos en funcion de otros, viendo de qué manera confluyen y se entremezclan, lo que debe entenderse como la semantizacion de esos discursos.
Al interesarnos la relacion entre el espacio de vivencia cotidiana y el comportamiento a él asociado, fueron estos los discursos de base que estudiamos y los que denominamos, convencionalmente: espacio y comportamiento. Aún sabiendo que perdíamos informacion, dejamos de lado otros tipos de discurso que otorgan otros varios niveles de semantizacion (gráfico, fotográfico, films). Si bien es obvio mencionarlo, no son similares todos los discursos espacio-comportamentales que coexisten en un momento o época dada, y hay variaciones o matices que algunos habitantes sustentan y otros no. Y ello si nos referimos tanto en lo que respecta a la vivienda, cuanto al espacio barrial o urbano; ninguno de ellos es percibido de la misma manera por sus usuarios.
El barrio puede, a nuestra vision de visitantes/investigadores, presentarse como una única perceptualidad, pero, para quienes viven allí, puede ofrecer muchas otras visiones. Visiones que pueden responder a diferentes grupos de edad, antiguedad en el barrio, experiencia de vida, sexo, lugar de origen. Si esta variabilidad opera con respecto a la vivienda, pasillos o peatonales y al barrio en su totalidad, también lo será con respecto a las actividades o acciones que allí tienen lugar. Tratamos entonces de recuperar las diferentes posibilidades existentes en la comunidad de semantizar el espacio y los comportamientos que en él tienen lugar organizándolas en un sistema conceptual que se detalla en el punto siguiente.

EL ESQUEMA DE PEIRCE

La concrecion del uso del espacio en los distintos ámbitos responde a un específico codigo comunitario (por tanto virtual). Esto implica que al aspecto formal de ese uso del espacio se corresponde la significacion pertinente o sistema de significaciones. Esta exigencia del marco teorico se halla relacionada con lo que planteáramos en la estrategia de investigacion acerca de la organizacion conceptual del mundo social según discursos o estructuras de signos mutuamente semantizados. Esas múltiples semantizaciones que mencionáramos pueden ser reconducidas a la organizacion de un sistema de significaciones que permite explicar los concretos usos del espacio.
Encontrar la vía para acceder a ese sistema de significaciones sin que, a través de los pasos de la investigacion, fuera obviado el grupo social portador de dicho sistema, fue una de las preocupaciones centrales. Debimos entonces optar por un concepto de signo que incluyera al grupo para quien justamente adquiere tal condicion. Esta es una de las razones por las cuales elegimos, como metodología ordenadora básica de la informacion, los criterios y conceptos clasificatorios del signo, del filosofo norteamericano Charles Sanders Peirce. Según el autor: "Un signo o representamen, es algo que, para alguien, representa o se refiere a algo, en algún aspecto o carácter. Se dirige a alguien, esto es, crea en la mente de esa persona un signo equivalente, o, tal vez, un signo aún más desarrollado. Este signo creado es lo que yo llamo el interpretante del primer signo. El signo está en lugar de algo, su objeto. Está en lugar de ese objeto no en todos los aspectos, sino solo con referencia a una suerte de idea, que a veces he llamado el fundamento del representamen" (Peirce 1986:22).
Basados en este concepto peirceano de signo podemos ver que el interpretante tiene conciencia de su espacio y capacidad para dar una explicacion del mismo. Pero esa conciencia deviene del hecho de que es percibido no en todos los aspectos, como dice Peirce; en este caso consideramos que lo percibe, principalmente, con referencia a aquellos aspectos que se relacionan con su habitar experiencial en ese espacio. Así entonces el concepto de signo involucra no solo a sí mismo en cuanto sustituyente en alguna relacion, sino, además, al objeto del cual es signo (por algo) y al interpretante para quien adquiere tal condicion (para alguien).
El concepto de signo triádico resulto útil para el ordenamiento de la informacion y pudo llevarnos a una interpretacion del problema sin que el paso de los datos a la interpretacion se presentara como un salto brusco y sin derivaciones logicas que lo mediatizaran.

ORDENAMOS LOS ANTECEDENTES TEÓRICOS

Una de las dificultades encontradas se relaciono con la obtencion de antecedentes teoricos específicos en el tema del uso del espacio que pudieran orientar la investigacion. A partir de esta carencia fueron consultados autores provenientes de diferentes disciplinas: Arquitectura, Filosofía, Planificacion y Diseño Urbano, Semiotica, Folklore y Antropología. Este material fue analizado según las tres dimensiones peirceanas básicas: ícono, índice y símbolo. Si pensamos al espacio como signo, entonces la dimension iconica aludirá a la representacion que se tiene del objeto espacio, en tanto forma. La dimension indicial implica, desde esta perspectiva, pensar que el objeto espacio solo adquiere verdadera existencia en cuanto es vivido, experimentado por los individuos; por ello la dimension indicial alude al comportamiento posible de realizar en ese espacio por los habitantes. Por último, la dimension simbolica refiere al objeto espacio en tanto es valorado por sus protagonistas al conceptualizarlo verbalmente y atribuirle características de norma o de mayor generalidad.
Se intenta, entonces, esbozar una semiotica del espacio, pero una semiotica aplicada en cuanto es recuperada, en principio, a partir de las diferentes construcciones teoricas que del concepto espacio realizan los autores analizados. La informacion que se agrupa en cada una de las tres dimensiones teoricas del signo se extrae de los textos de los diferentes autores aunque éstos, en general, presenten criterios de ordenacion diferentes. En este caso, seguir el esquema de Peirce permite dar una vision ordenada y progresivamente enriquecida del fenomeno espacial. El espacio, su uso y significacion se encuentran profundamente imbricados en la vida cotidiana, y lo están en las diferentes conceptualizaciones analizadas, realizándose la separacion analítica solo con el interés de clarificar nuestro objetivo. Realizamos, entonces, un cuadro triple donde agrupamos todas las posturas de los diferentes autores referidas a: cualidades formales del espacio, maneras de existir el espacio según los comportamientos y significaciones del espacio. Al observar similaridades al interior de estas divisiones se realizo un reagrupamiento, dentro de las mismas, dando lugar a las tres dimensiones que se ofrecen a continuacion y que son síntesis, cada una de ellas, de los conceptos similares proporcionados por los autores (Nota 3).
Con estas dimensiones se intenta esbozar aquí una semiotica del espacio urbano, pero una semiotica aplicada en cuanto la complejidad del signo espacio es recuperada a partir de las diferentes construcciones del concepto espacio que realizan los autores analizados, A esta semiotica, digamos, de orden teorico, la pondremos en relacion con la semiotica construida socialmente por los habitantes barriales, la cual se expone en el punto subsiguiente

Construccion teorica del signo espacio
Dimension formal o iconica

a) El espacio, como ámbito en que se desarrolla el comportamiento varía desde una habitacion, a una vivienda, un barrio o una ciudad.
b) El espacio tiene características básicas de amplitud y organizacion (diseño), así como determinadas marcas perceptuales según la cultura/subcultura que lo elabore/diseñe/ocupe.
c) El espacio como iconicidad es preexistente a los individuos y/o grupos.
d) Las modas e ideologías inciden sobre el espacio físico operando cambios en sus formas, tanto a nivel de la vivienda como de la estructura barrial y citadina.
e) El cambio en el espacio puede ser armonico y progresivo, tanto como rápido y descontrolado.

Dimension indicial o existencial

a) Un aspecto/componente/dimension del comportamiento es derivado de la experiencia espacial y la pone de manifiesto de alguna manera, por presencia o por ausencia.
b) El comportamiento permite dar una impresion de sí mismo a los otros que se verá concretada a satisfaccion del individuo en la medida que el espacio le permita realizar una serie de rituales relativos al mantenimiento de las distancias.
c) El comportamiento puede manifestar actitudes solidarias y de encuentro entre los individuos, con establecimiento de redes de ayuda mutua debido, en parte, a la predictibilidad comportamental.
d) Las prácticas sociales configuran las corrientes ideologicas que actúan dando forma al espacio.
e) Existen modificaciones progresivas del comportamiento en el espacio, así como rápidas y compulsivas.

Dimension simbolica o valorativa

a) El espacio puede ser protector o amenazante según que el individuo lo conozca/identifique o le resulte extraño.
b) Se trata de un espacio perceptual-cultural en la medida que las percepciones del mismo están guiadas por la cultura del grupo social al que se pertenece.
c) Se trata de un espacio afectivo, por cuanto los seres humanos se ligan al mismo según aquellas experiencias de vida gratas o ingratas que en él han tenido lugar.
d) Se trata de un espacio memorizado, por cuanto es conocido y reconocido a partir de habitar en él.
e) Se trata de un espacio conceptual pues sus formas, dimensiones y organizacion son internalizadas cognitivamente por los individuos configurando un sistema.
f) Es un espacio representado pues las percepciones permiten, mediante un proceso intelectivo, devenir en una serie de reflexiones/opiniones, características que conforman lo que algunos denominan representacion, esquema o mapa mental del espacio.
g) El espacio es expresivo en tanto sus formas son manifestacion de cambios sociales.
h) El espacio es cognoscitivo pues trasmite conocimiento, aunque en forma diversa, a quienes transitan por él.
i) El espacio es comunicacional pues el conocimiento de las normas que regulan su empleo facilita la comunicacion intragrupal y puede impedir la intergrupal.
j) El espacio es ideologico pues, según los grupos sociales, se presenta de un modo determinado y ese mismo componente ideologico refuerza la forma, de manera que esta forma, al circular como mensaje, produce efectos simbolicos en distintos niveles de la sociedad.

CONSTRUCCIÓN EMPÍRICA DEL SIGNO ESPACIO BARRIAL

Para recuperar el sistema conceptual del signo espacio barrial fue necesaria una tarea analítica sobre los textos de las entrevistas realizadas a los habitantes. De las mismas fueron desglosadas todas aquellas definiciones contextuales referidas al espacio para ser ubicadas en el nivel iconico; rasgos tales como: tamaño, color, organizacion, forma, ámbitos, distancias. El nivel indicial o de existencia fue recuperado de manera similar, según las definiciones contextuales de los comportamientos en el espacio que previamente los habitantes habían descripto. El nivel simbolico fue obtenido por inferencia de los dos anteriores, en algunos casos, y en otros por su enunciacion explícita al presentar el discurso modalizaciones y adjetivaciones concretas. El signo espacio barrial tal como fue recuperado de las interpretaciones de sus habitantes, y resumida aquí en nuestras palabras, pensamos permitirá mostrar los valores sociales que se atribuyen al espacio y su uso.
Los enunciados que comprenden cada una de las dimensiones del signo espacio barrial teorico fueron de utilidad para guiar el análisis de los aspectos recuperados en el signo espacio barrial empírico (Nota 4). En ocasiones también sucedio que nuestra recuperacion empírica nos hizo regresar a los textos teoricos y descubrir aspectos que antes no habíamos tenido en cuenta. Al decir barrio en este caso se alude no solo a un espacio físico sino también a una historia de luchas compartidas por estos para poder construir sus viviendas primero y luego lograr los beneficios de la urbanizacion. Gran parte de las representaciones/interpretaciones provistas por los habitantes del Barrio "Charrúa" son similares a las recogidas en otros barrios de San Salvador de Jujuy (como por ejemplo, los de Alto Comedero con sus distintos sectores), por lo cual, en la medida de su pertinencia, hacemos extensivos los resultados del trabajo, excepto cuando se refieren a aspectos que tienen que ver muy exclusivamente con el diseño barrial específico del "Charrúa".

Construccion empírica del signo espacio barrial
Dimension formal o iconica

a) El espacio, como ámbito del comportamiento, varía desde una habitacion, a una vivienda, un barrio o una ciudad
El barrio "Charrúa" abarca casi tres manzanas de superficie cubierta, cada una atravesada por aproximadamente ocho pasillos o calles peatonales. Sus habitantes no mencionan diferencias formales entre las manzanas, a lo sumo diferencias en lo que se refiere al ancho de los pasillos y al material y colores con que están hechos los pisos de los mismos. En general las viviendas y sus habitaciones son percibidas como pequeñas pero se establece una clara diferencia entre las unidades de una sola planta y aquellas a las que se ha agregado un piso superior. Las viviendas abren sus puertas a los pasillos que cruzan las manzanas y estos, por ser muy angostos, producen una estrecha vecindad entre sus habitantes, todo lo cual tiene consecuencia en la interaccion personal, como luego se verá.

b) El espacio tiene características básicas de amplitud y organizacion (diseño), así como determinadas marcas perceptuales según la cultura/subcultura que lo elabora/diseña/ocupa.
Si bien el barrio fue autoconstruido por migrantes bolivianos, no podemos asegurar que todas las características espaciales de este barrio tengan el mismo origen cultural boliviano. Esto se reafirma si se tiene en cuenta que la forma general del barrio provino del diseño ideado por técnicos de la Comision Municipal de la Vivienda, aproximadamente en 1970. En ese momento uno de los objetivos principales era minimizar el costo de las unidades y, en cuanto a los materiales, estos también fueron provistos por la comuna metropolitana. Así entonces la amplitud y organizacion de las viviendas y del barrio, más que tener un origen en pautas culturales provino de una coyuntura político social que favorecía la construccion en terrenos fiscales. A partir de esa uniforme construccion inicial de unidades de vivienda de una sola planta, cada familia realizo los arreglos, modificaciones y ampliaciones en la medida de sus posibilidades economicas y dentro de las limitaciones que la organizacion del espacio disponible imponía. Es en estos arreglos y ampliaciones donde puede postularse, hipotéticamente, la presencia de la propia concepcion cultural, en la medida que trataron de agrandar las habitaciones a un tamaño que se asemejara al que poseían en su lugar de origen o, por lo menos, al que era considerado como norma ideal en ese lugar. Pero también creemos advertir una concepcion cultural sobre el espacio en lo que respecta a la organizacion o diseño de la vivienda por cuanto las modificaciones realizadas se dirigen, primordialmente, a separar la cocina como un ámbito independiente y a intentar que el baño quede también separado del resto de las habitaciones. Se agrega el hecho de que, en las modificaciones realizadas, el pequeño patio que antecede a la vivienda propiamente dicha en los planos originarios, se mantenga descubierto. Aún en los casos en que han construido otras habitaciones sobre el mismo, éste sigue manteniendo su funcionalidad como patio delantero. La accion de la propia concepcion cultural tuvo, al parecer, más resultado en las viviendas dada la posibilidad de expansion vertical que éstas tienen, no así a nivel del barrio, y ello debido al imperativo del codigo urbanístico por una parte y por la otra a la reglamentacion impuesta desde el principio por la Comision Municipal de la Vivienda en cuanto a la obligacion de mantener el diseño general del barrio.
Con respecto a las marcas perceptuales del espacio que los habitantes advierten, o que por lo menos son pasibles de ser percibidas por ellos como elementos identificatorios de un espacio propio, estas pueden ser de diverso tipo. Se refieren al tamaño y colores de los pasillos que cruzan las manzanas, así como también a la diferente orientacion en cada una de ellas. En el interior de los pasillos se suele reconocer a las viviendas según la característica de su conexion con el exterior. Esta puede ser por una puerta común, un patio enrejado o, en otros casos, un patio con macetas y flores. Si pasamos al orden barrial, el reconocimiento del espacio puede deberse a cajones de frutas y verduras, indicativos de negocios de verdulería en la habitacion delantera de las viviendas; al enrejamiento de una ventana que señala la instalacion de un kiosco; o al establecimiento de mesas y sillas en las veredas en los casos de negocios de venta de bebidas. También obran como marcas perceptuales el agregado de pisos superiores a muchas de las viviendas, así como las terrazas a medio terminar que se advierten desde el exterior. Carteles anunciadores de venta de comida son marcas ocasionales al colocárselos en las puertas de las viviendas cuando se celebra en el barrio la fiesta de la Virgen de Copacabana.
Estas denominadas marcas perceptuales, todas de muy diverso orden de complejidad, pueden también estar presentes en cualquier barrio. Pero adquieren aquí un matiz particular como, por ejemplo, los cajones de frutas expuestos directamente sobre la vereda, o las altas ventanas por donde atiende la kiosquera, o los carteles de letras desparejas. Todas estas marcas, en su conjunto, actúan sobre la percepcion del habitante barrial advirtiéndole, cuando llega, que ya está entrando en su barrio, ese territorio conocido donde puede moverse con tranquilidad. Ya está entrando a su espacio de vivencia cotidiana y puede dejar atrás la otra máscara que cada día se coloca para actuar en el escenario del ámbito citadino.

c) El espacio, como iconicidad, es preexistente a los individuos o grupos
Dejando de lado que la construccion total del barrio fue realizada en varias etapas, sus inicios datan de cuarenta anos atrás. Construido en forma comunitaria por los primeros bolivianos que se habían instalado allí en un asentamiento precario, dio luego cabida a sus sucesores. Estos fueron tanto descendientes de los pioneros barriales como inquilinos o propietarios de las viviendas posteriores. En todos los casos estas terceras personas habitan un espacio preexistente a su llegada al barrio, espacio del que no participaron en su construccion original.

d) Las modas e ideologías influyen sobre el espacio físico operando un cambio en sus formas, tanto a nivel de la vivienda como de la estructura barrial y/o citadina
Es dificultoso asegurar una única influencia que obrara como motivacion para la realizacion de las modificaciones y ampliaciones de la vivienda, de los pasillos y del espacio público barrial. Sí se pueden advertir diferentes circunstancias que, en forma individual o conjunta, han actuado sobre algunos sectores del espacio barrial y continúan haciéndolo. Entre estas pueden mencionarse: la percepcion visual externa de las viviendas vecinas de Villa Soldati, la experiencia de otras posibilidades de construccion por parte de aquellos miembros ocupados en ese sector laboral, la informacion provista por los medios de comunicacion, la interaccion con otros habitantes de Villa Soldati y con los empleados públicos que tienen su lugar de trabajo dentro del barrio. Por supuesto ese traslado de modas o conceptos no fue realizado en forma mecánica sino que los elementos se tamizaron incorporándose de acuerdo a criterios de índole economica, funcional o de gusto simplemente.

e) El cambio en el espacio puede ser armonico y progresivo tanto como rápido y descontrolado.
El cambio producido en el espacio, en este caso del Barrio "Charrúa", puede ser caratulado como armonico y progresivo y producido por una conjuncion de condicionamientos entre los que se pueden citar: el nivel economico de cada grupo familiar en lo que se refiere a posibilidad de ampliaciones o modificaciones en la vivienda y el conocimiento del oficio de la construccion por parte del sector masculino. Desde lo macroestructural, a ello se suma una política municipal que favorecio el mantenimiento de estos tipos de estructuras barriales autoconstruidas, con ayuda oficial y sobre terrenos fiscales.

Dimension indicial o existencial
a) Un aspecto/componente/dimension del comportamiento es derivado de la experiencia espacial y la pone de manifiesto de alguna manera, por presencia o por ausencia

Los individuos con experiencia en el habitar de origen boliviano (con otro diseño y dimensiones) advierten inconvenientes en la circulacion dentro de su propia casa y dicen chocarse con muebles y paredes. El pasillo permite o impone una cercanía tal entre los individuos adultos, que su frecuentacion se ve aminorada al no poderse regular el equilibrio interaccional entre la privacidad y la comunicacion que poseen como pauta conceptual del espacio. No obstante aquel sector de los pasillos que tienen salida por sus dos extremos es lugar de reunion de algunos miembros jovenes, por no encontrar espacios adecuados en sus hogares. Aquellos a los que otros habitantes consideran barritas o patotas dedicados a la droga.

b) El comportamiento permite dar una impresion de sí mismo a los otros que se verá concretada a satisfaccion del individuo en la medida que el espacio le permita realizar una serie de rituales interactivos relativos al mantenimiento de las distancias
En las viviendas no modificadas en que la cocina forma un solo ámbito con el comedor, ambos muy pequeños, se produce una restriccion en las actividades interactivas con familiares y amigos pues no se dispone de la amplitud suficiente como para que los individuos se puedan mover con comodidad dentro del ámbito. La disposicion de las sillas y mesas no permite que estén lo suficientemente separadas entre sí produciéndose roces físicos inevitables entre los dueños de casa y los invitados. También las actividades que se desarrollan dentro de la cocina son vividas con un sentido de incomodidad por el ama de casa dada la intrusion visual de las visitas desde el comedor. El ama de casa necesita desarrollar una serie de rituales relativos al ofrecimiento de alimentos los cuales no incluyen el momento de su preparacion. Para Erving Goffman (1981), quien postula el modelo analogico de la "actuacion teatral" como una estrategia de análisis de las interacciones sociales, este tipo de actividad debería llevarse a cabo en una "region posterior" en la cual pueden ser diferentes las pautas de higiene y se pueden caer los utensilios con que se cocina sin que los actores principales ubicados en el "escenario o region anterior" del comedor lo adviertan. Es entonces la "fachada" o medio que constituye la vivienda, la cual no permite que los actores-dueños puedan ofrecer una impresion de sí mismos que los satisfaga.
De forma similar las jovenes que tuvieron experiencia educacional o laboral fuera del barrio, no declaraban exactamente donde vivían por verguenza o temor a ser discriminadas. Para ellas, en esas ocasiones, la "fachada" o "medio" la constituía el barrio entero.
Si trasladamos el "escenario" de la actuacion al pasillo o senda peatonal inmediata, también aquí las distancias interaccionales consideradas optimas no tienen un correlato con el ancho del pasillo. Esta es la razon por la cual la gente adulta suele asomarse a las puertas de sus casas a tomar el sol volviéndose a recluir rápidamente en el caso que otros vecinos también se asomen, pues, como sabemos, las normas de cortesía la obligarían, dada la cercanía, a entablar conversaciones en momentos que no lo desean. Este hecho no ocurre con los niños para quienes el pasillo tiene un ancho a su medida y lo consideran una extension de su hogar por cuanto allí realizan sus juegos infantiles. Entonces, para la gente adulta, el pasillo suele ser lugar de paso vecinal donde, de todos modos, se producen cortas interacciones de cortesía. Puede ser lugar de reunion algún extremo para las jovenes pero ello es mal visto por las familias, toda vez que se excede cierta hora considerada prudencial.
Estos resultados que han surgido del análisis de los datos para el Barrio "Charrúa" se hacen extensivos a viviendas y barrios de San Salvador de Jujuy, especialmente a las viviendas de Alto Comedero, construidas por el Instituto de la Vivienda, según planes Fonavi. En estas viviendas, por su dimension y diseño, se producen gran parte de los problemas interactivos que aquí se describen.

c) El comportamiento puede manifestar actitudes solidarias y de encuentro entre los individuos, con establecimiento de redes de ayuda mutua, debido a la predictibilidad comportamental
Actitudes de encuentro se manifiestan entre distintas personas y con distintos motivos. Reuniones de mujeres de edad mediana para colaborar en la tarea de costura por encargo; reuniones de dos o tres jovenes para la tarea de arreglos de la pintura de coches, lo que suele hacerse en el extremo de los pasillos sobre la calle; reuniones de los catequistas de la iglesia para la enseñanza de preceptos religiosos o por diversion; reunion de varios vecinos para realizar compras en forma conjunta, con el objeto de abaratar costos, a vendedores ambulantes que se llegan al barrio; en las épocas donde no había inflacion se reunían entre varios vecinos para participar del pasanaco o sistema de ahorro mutuo, generalmente para realizar compras de bienes importantes; también allí se organizan los jovenes para realizar trabajos de mejoramiento barrial; o las mujeres adultas con el objeto de gestionar alguna mejora del barrio ante diversos organismos municipales.
Toda esta realidad observada de redes de ayuda mutua, la suponemos derivada en parte del origen cultural boliviano que poseen la mayor parte de los habitantes del "Charrúa" y al tiempo en que han compartido su historia barrial. Esto no sucede, en general, con los habitantes de Alto Comedero, los cuales provienen de distintos lugares de la Capital jujeña y también tienen probables orígenes culturales diversos. Por el contrario, son frecuentes los altercados debidos a las diferencias con que se viven costumbres relativas al espacio: altos volúmenes en las radios, ruidos a la hora de la siesta o noche, voces elevadas.

d) Las prácticas sociales configuran las corrientes ideologicas que actúan dando forma al espacio
Si dejamos de lado el momento de asentamiento inicial y nos concentramos en el proceso de desarrollo barrial, podemos decir que la suerte del barrio Libertador General San Martín se liga a grandes rasgos con las alternativas gubernamentales producidas en el país. Así, durante los períodos de gobiernos militares donde solía imperar la mano dura, con vistas al desalojo forzado de los habitantes de asentamientos similares, donde no hubiese una acreditada propiedad de los terrenos, fueron escasas las mejoras que se pudieron implementar. En cambio, durante los períodos democráticos, estimulados por las incesantes demandas vecinales, aunque actuando muchas veces con un criterio electoralista, los gobiernos se avinieron a permitir el desarrollo y mejoramiento de estos asentamientos. Estos dos tipos de práctica político-social actuaron, entonces, dando forma al espacio barrial. Con sus diferentes matices es interesante destacar que ambas configuran corrientes ideologicas referidas o que tienen su impacto en el espacio de la vida cotidiana, en tanto permiten o desalientan modificaciones en el espacio físico y, también, en la forma en que es vivido el espacio público dentro del barrio.
Pero, arriesgamos, ambas pueden sintetizarse con este axioma: a medida que se desciende en la escala economico-social, los individuos necesitan menos amplitud en su espacio cotidiano, a punto tal de llegar éste a ser ínfimo y casi no permitir ningún tipo de interaccion social que gratifique a sus habitantes. Esta es una pauta ideologica, reconocida o no, que perdura a lo largo de los años y da como resultado la existencia de barrios como el que describimos o, peor aún, el no favorecimiento de ningún tipo de vivienda estable y con materiales perdurables. Reiteramos que no es éste, justamente, el caso del barrio que nos ocupa, el cual se encuentra quizás en situacion de privilegio con respecto a otros barrios también construidos en tierras fiscales. El aval inicial otorgado por la Comision Municipal de la Vivienda y el tipo de construccion allí implementado, más la provision de los servicios públicos, aún con incertidumbres, les garantizo una estabilidad que otros barrios no pudieron usufructuar (Nota 5).
La corriente ideologica que se advierte como preeminente en este barrio y, por supuesto, en los del plan Fonavi, está sustentada por accion u omision, por todos aquellos funcionarios vinculados al tema para quienes el concepto de "vivienda digna" para otros no concuerda con el de la "vivienda digna" para sí mismos. Diferencia conceptual que permite aplicar el mismo término en distintas situaciones con diferente nocion conceptual.

e) Existen modificaciones progresivas del comportamiento en el espacio así como rápidas y compulsivas
En este barrio, con una composicion poblacional originariamente migrante, la modificacion comportamental fue compulsiva y rápida a partir del cambio de entorno con referencia a la vivienda de origen boliviano. Transformacion en el modo de desarrollar las actividades cotidianas en la casa por la diferencia de circulacion y reduccion de distancias intra e inter-ámbitos. Esto trajo como correlato una disminucion de las actitudes interactivas que se mantuvo a lo largo del tiempo, además de la pérdida de realizacion de algunas actividades hogareñas por no tener un espacio dedicado específicamente a ellas. Los comportamientos que luego se fueron sucediendo a lo largo de los años pueden caracterizarse por presentar modificaciones progresivas. Estos matices no pueden tener una única causa determinante siendo fundamentales los cambios de costumbres que también se produjeron en el ámbito citadino de la sociedad porteña y que incidieron en este barrio en cierto modo periférico. Cuando se creo el barrio era común la reticencia de los padres ante los contactos amistosos entre sus hijos con realizacion de visitas, la resistencia de los mayores a brindar educacion secundaria y universitaria a los hijos, quizás por temor al alejamiento del ámbito barrial. Contribuyo a los cambios la progresiva insercion de sus habitantes en la sociedad a través de su inclusion en ámbitos laborales a partir de los cuales se fueron integrando los migrantes en edad laboral primero y luego sus descendientes. El acceso a la escuela (primaria y secundaria) y luego, en algunos casos a la universidad, fue también factor coadyuvante al cambio de costumbres. En fin, todas aquellas vinculaciones que los habitantes establecieron con distintos organismos (o asociaciones) actuaron en forma progresiva sobre el comportamiento. Accion que no fue directa sino una reelaboracion de lo recibido desde la sociedad y, al mismo tiempo, dirigida desde el grupo hacia el barrio de Villa Soldati donde estos migrantes y sus descendientes desarrollaban algunos aspectos de su vida cotidiana.

Dimension simbolica o valorativa

a) El espacio puede ser protector o amenazante, según que el individuo lo conozca/identifique o le resulte extraño
El ámbito barrial resulta una coraza protectora para estos migrantes y sus descendientes que viven inmersos en él. Allí pueden circular y desarrollar todas las actividades que deseen imbuidos de un sentimiento de confianza del cual no disponen una vez que se alejan de dicho ámbito. Además de ser ésta una interpretacion de diversos discursos también ha sido explicitado frecuentemente por muchos de sus habitantes, los cuales dicen que se sienten diferentes cuando entran en él. Las marcas perceptuales en el espacio barrial adquieren sentido para los habitantes, no solo por una familiaridad formal. Tras cada una de ellas hay una historia personal, familiar, amistosa, que conocen y con la cual se hallan vinculados.

b) Se trata de un espacio perceptual cultural en la medida que las percepciones del mismo están guiadas por la cultura del grupo social al que se pertenece.
La cultura, y por ende, las percepciones que ella guía, no se mantienen cristalizadas a lo largo del tiempo. Es de suponer que si ha habido modificaciones en la forma espacial y en el comportamiento, también debe haberlas habido en las percepciones que se tienen del espacio, aunque no se puede afirmar que ellas han sido coincidentes. Pero tampoco todo el grupo barrial tiene similares percepciones espaciales pues éstas dependen no solo de la cultura sino, también, de la edad, sexo, especificidad laboral, tiempo de residencia en el barrio, lugar de origen, asociaciones a las que se pertenece, actividad cotidiana, etc. Son estas variables las que obraron destacando determinados aspectos del espacio cotidiano como necesarios o imprescindibles para el desarrollo de las actividades. A veces pueden primar unas sobre otras y en ocasiones actuar en conjunto.
Por tomar un ejemplo, la pequeña plaza ubicada en un punto central del espacio barrial. Los integrantes de los distintos grupos etarios y/u ocupacion destacan diverso orden de elementos, de modo que ya no podemos hablar de una única plaza sino de múltiples plazas cuya conformacion en cada caso dependerá de aquellos elementos puestos en juego por la especificidad perceptual del grupo. El ama de casa adulta, carente de tiempo para frecuentarla y solazarse en ella, solo la percibe desde la calle por la que pasa para hacer sus compras cotidianas. Desde esa externidad de no frecuentacion la frondosidad de los árboles y el estado de los caminos no entran en sus preocupaciones cotidianas. Esto sí es advertido, en cambio, por los integrantes de la Sociedad de Fomento y delegados de pasillo y manzanas, para los que es una cuestion que hace a sus funciones el mantener la plaza en buen estado de conservacion. Los árboles y caminos dentro de la plaza, así como la necesidad de asientos comodos, son valorados por las jovenes vecinas que la utilizan diariamente a la hora de la siesta como punto de reunion, constituyendo para ellas una extension de su propia vivienda. A los jovenes adolescentes les interesa más la posibilidad de que la plaza presente algún punto nodal y de poco tránsito en el cual establecerse por las tardes para compartir en privado todas aquellas experiencias propias de su grupo de pertenencia.

c) Se trata de un espacio afectivo por cuanto, los seres humanos se ligan al mismo según aquellas experiencias de vida gratas o ingratas que en él han tenido lugar
Nuevamente aquí debemos rescatar la diversidad dentro del grupo barrial. A las experiencias de vida individuales de los habitantes se deben agregar algunas por las que han debido atravesar en forma grupal. Los pioneros barriales, y algunos de sus hijos, han experimentado una difícil primera etapa de vida en casillas de carton y chapas, incendios, alojamiento transitorio en carpas comunales para llegar luego a la organizacion y construccion en forma comunitaria de las viviendas que hoy ocupan y la autogestion en pro de diversos logros relativos a la urbanizacion. Los jovenes, en distintos momentos y de forma diversa, también se han ligado a la vivencia cotidiana del espacio barrial. A veces participando en asociaciones que entre sus tareas tenían la de desarrollar algún tipo concreto de mejora barrial. En otras ocasiones agrupándose espontáneamente con algún proposito cultural como ser la organizacion de bailes, la venta de artesanías, etc. Todo ello los fue ligando afectivamente al espacio de su barrio.
Hay que destacar en el caso del "Charrúa" las experiencias de infortunio previas a la construccion del barrio y el hecho de que el mismo barrio fuera autogestionado y construido por sus habitantes. Los planes de vivienda que impulsa el estado generalmente otorgan la unidad, una vez que está construida y que se han tomado todas las decisiones relativas a su ubicacion, diseño, materiales, etc. En estas oposiciones extremas se advierte el sentido diferencial de apropiacion barrial experimentado en uno y otro caso.

d) Se trata de un espacio memorizado por cuanto es conocido y reconocido a partir de habitar en él
El habitar es una experiencia que deriva en percepciones espaciales surgidas de una asociacion entre la forma y el comportamiento que en ella se desarrolla. Por ello, diferentes sectores dentro del espacio barrial son conocidos y reconocidos a raíz de que en ellos se desarrolla algún tipo de actividad predominante (arreglo de autos en las calles-negocios de ventas de comida-reuniones de vecinos), o remite a una historia, relacionada con los habitantes en forma individual o por grupos. Nuevamente aparece la experiencia del habitar y ello nos remite a toda la gama de interacciones sociales que los habitantes del barrio realizan en principio dentro de su propio pasillo y, con menor frecuencia, con los habitantes de los otros y, por último, con otras manzanas o sectores. También experiencias del habitar constituyen las actividades de compra en los diferentes negocios, la reunion laboral entre las mujeres en alguna vivienda, las reuniones entre amigos en las salas de las viviendas. Todas estas experiencias del habitar barrial se ligan con la caracterizacion social de cada sector o manzana, la cual es conocida por todos los habitantes del barrio. El sector "A", el más antiguo, se caracteriza por poseer unidades de vivienda con un piso superior y su composicion poblacional sería, en general, la de los pioneros barriales, propietarios de sus viviendas, que son considerados los de más recursos. Los sectores "B" y "C" presentan, en forma alternada, el piso superior en las viviendas y sus habitantes pueden ser tanto pioneros como gente que alquilo las viviendas.
Estas experiencias cotidianas y conocimientos compartidos de sus habitantes conducen a una diferente percepcion de cada sector barrial, la cual se agrega a las diversidades formales reconocidas entre esos sectores. Algo similar sucede con las formas y dimensiones del espacio, que son, memorizados en cuanto permiten o dificultan los comportamientos. Como, por ejemplo, los pasillos recordados por su estrechez o la calle que aún se encuentra sin asfaltar impidiendo el paso los días de lluvia a raíz de las constantes inundaciones. El pasillo, lugar de juego apreciado por los niños, también es considerado, por los mayores, como fuente de peligro en virtud de su acceso directo desde y hacia la calle.

e) Se trata de un espacio conceptual pues sus formas, dimensiones y organizacion son internalizadas cognitivamente por los individuos configurando un sistema
Los matices que asumen estas cualidades espaciales son aprehendidos por los individuos integrándolos en un sistema conceptual. Los conceptos provistos por la experiencia del habitar en la vivienda actual encuentran cabida merced a los procedimientos de comparacion que se establecen con otras experiencias espaciales anteriores de los mismos habitantes o que conocen visualmente. Pequeñez, cercanía, inclusion conjunta, son algunos de los conceptos centrales (disvalores) vinculados al espacio de la vivienda actual los que se integran en un sistema compuesto, además, por conceptos de corte opuesto a los anteriores y que estos migrantes poseen como resultado de su percepcion espacial en la vivienda de origen. La percepcion derivada de su experiencia de habitar en la vivienda boliviana los proveyo de conceptos tales como amplitud, separacion de ámbitos, especificidad funcional de los diferentes ámbitos, separacion.
El sistema conceptual espacial total, es recuperado en cuanto a los conceptos de que disponían a raíz de su experiencia cultural en Bolivia y los conceptos de que disponen a partir de su experiencia en el habitar en nuestro país. A ellos se agregan valorizaciones negativas explícitas referidas a la incomodidad causada por el habitar en ese espacio que no siempre se adecua a sus necesidades interactivas.

f) Es un espacio representado pues las percepciones permiten, mediante un proceso intelectivo, devenir en una serie de reflexiones/opiniones, características que conforman lo que algunos denominan representacion, esquema o mapa mental del espacio
No son solo las percepciones del espacio físico las que intervienen en forma directa para formar el mapa mental o representacion, sino que las mismas se integran dentro de una estructuracion mayor formada por los aspectos socioculturales que son rescatados como relevantes por el grupo. Por otra parte, las percepciones que forman parte del mapa mental no son solo de orden visual, pues se añaden las táctiles, las olfativas, auditivas. Como por ejemplo, los ruidos de las máquinas de coser industriales o semiindustriales que se cuelan a través de las paredes de las viviendas, los cuales son usados por las mujeres en sus tareas laborales; presencia de cajones de frutas y verduras y desperdicios de los mismos en las puertas de los negocios; el olor a los desechos cloacales cuando se inundan las cámaras ensuciando en ocasiones los pasillos; las texturas de los materiales utilizados en la construccion de las viviendas. A ellas se suman indicios temporales que son los que inciden en las actividades cotidianas como puede ser el tiempo que necesitan para desplazarse entre los lugares y hacer las compras.
Estos elementos pueden formar parte de un esquema mental al interior del grupo, pero también se rescata un esquema mental o representacion que los habitantes consideran que ofrecen ante el exogrupo, o sea el resto de los habitantes de la ciudad, o incluso sus paisanos. El barrio, a pesar de su construccion de material, sigue concibiéndose como villa, en el sentido de villa miseria, lugar precario. Obra, en ese sentido, el tipo de construccion en pasillo que impide la privacidad de las familias, que obliga a realizar parte de las actividades en el afuera, a la vista de los ocasionales transeúntes, cuando lo que se desea es privacidad, es vida de puertas adentro.

g) El espacio es expresivo en tanto sus formas son manifestacion de cambios sociales
Si pensamos como cambio social a la progresiva inclusion de sus habitantes en la vida citadina por medio de la interaccion laboral, el acceso a niveles educacionales y la participacion en otras esferas de la cultura, instituciones, la faz expresiva del espacio se manifiesta de diversas maneras. Por la modificacion de los frentes de las viviendas, así como los interiores de acuerdo a pautas vigentes; colores y materiales utilizados para estas transformaciones; la colocacion de cestos para recoger la basura en las esquinas de los pasillos.

h) El espacio es cognoscitivo pues transmite conocimiento, aunque en forma diversa, a quienes transitan por él
La diversidad en la transmision de conocimiento puede advertirse en principio según sean habitantes del barrio o no. Lo percibido por estos dos grandes grupos presentará diferentes matices que obedecen a una praxis cotidiana de uso del espacio que es la que va otorgando ese conocimiento. Si tomamos como ejemplo las marcas perceptuales ocasionales, estas hablan a quien quiera oír su mensaje. Así la colocacion de arcos en el extremo de los pasillos recuerda a los habitantes que se acerca la fiesta de la Virgen de Copacabana. Los carteles anunciadores de venta de comidas, independientemente de su instrumentalidad, también están diciendo que se acerca el fin de semana. Para el transeúnte no avisado estas marcas espaciales solo constituyen indicios de tipicidad o exotismo dentro de la urbe porteña.

i) El espacio es comunicacional pues el conocimiento de las normas que regulan su empleo facilita la comunicacion intragrupal y puede impedir la intergrupal
El empleo del espacio por un individuo, tanto el que mantiene entre sí y otras personas, como el que construye en torno suyo, se realiza en base a conceptos y normas signados por pautas culturales. Estas pautas establecen, para diferentes culturas o comunidades la existencia, por ejemplo, de diferentes límites del espacio privado, diferentes conceptos del dentro-fuera, delante-detrás, orden, respeto o no a los límites, posiciones de los muebles, espacios individuales para cada miembro de la familia, diferentes significados de la palabra proximidad. Estas diversas conceptualizaciones culturales con respecto al espacio matizan las diversas actividades y comportamientos de la vida cotidiana, los cuales asumen así su modo peculiar de ser realizados. En el caso de esta comunidad, el ámbito privado por excelencia es la casa familiar. Dentro de ella solo se permite la entrada a la sala o living-comedor, estando vedado el resto de las habitaciones, incluso para los familiares o amigos íntimos. El pasillo o calle peatonal es conceptualizado como el afuera pero, no obstante, no llega a ser un espacio totalmente público, reconociéndose inmediatamente a cualquier extraño que entre en él. Es frecuentado, aunque con reticencias, por sus mismos moradores que se asoman a tomar el sol o lo utilizan para transitar por él, y por los niños que lo usan de lugar de juego. La gente de otros pasillos viene o se acerca pero con un proposito determinado. La calle, en cambio, es considerada como un espacio público común; por ella transitan para realizar compras o para dirigirse a sus trabajos.
Esta descripcion que expresa conceptualizaciones espaciales está manifestando, además, los límites a los que se adhieren los habitantes en virtud de su conocimiento. Las viviendas, al ser tan pequeñas, se enfrentan con el concepto de proximidad ideal manejado por sus habitantes, lo cual hace que, en general, las actividades de interaccion social sean desarrolladas afuera. Incluso en los pasillos la cercanía vecinal lleva a que los habitantes frecuenten el mismo con limitaciones. El conocimiento e internalizacion de estas normas es lo que facilita, relativamente, la comunicacion entre el grupo aunque en muchos casos la impida, en razon de no poder actualizarlas en la vivienda y el espacio peatonal.

j) El espacio es ideologico, pues según los grupos sociales, se presenta de un modo determinado, y ese mismo componente ideologico refuerza la forma; de manera que esta forma, al circular como mensaje, produce efectos simbolicos en distintos niveles de la sociedad
Existiría desde esta perspectiva una carga simbolica propia a la forma de este barrio. Esta depende de su insercion en la historia cultural de formas de barrios similares remitiendo para los observadores externos, es decir, todos aquellos miembros de la ciudad que no habitan en el barrio, a la representacion espacial de una política habitacional implementada desde organismos municipales. Para los que desconocen ese origen representa un exponente típico de la bolivianidad en Buenos Aires. Para los perceptores que conocen la génesis barrial, en cambio, la carga simbolica está relacionada con el proceso participativo puesto en obra por la comunidad para la construccion de sus viviendas y mejoramiento de la vida barrial. Para otras personas de origen boliviano, habitantes de otros barrios, es la posibilidad, cada año en ocasion de la Fiesta de la Virgen de Copacabana, de volver a un ámbito conocido. Más que eso: un pedazo de Bolivia en la ciudad. Para sus habitantes todos estos mensajes coexisten con otros como, por ejemplo, confianza, ausencia de peligro, facilidad de desplazamiento, proteccion.

A MODO DE CONCLUSIÓN

A partir, entonces, de las tres dimensiones recuperadas de los textos, el trabajo continuo valorando los conjuntos de conceptos desarrollados en el signo espacio teorico y poniéndolos en relacion con los que se obtuvieron de la investigacion en el barrio. Ello según resulto de su inclusion en un sistema de formas (en el caso del ícono) y un sistema de valores socialmente vigentes (en el caso del símbolo). Así como, en el caso del índice, en el contexto de los restantes comportamientos de los actores sociales en estudio.
A lo largo de estos párrafos hemos escrito acerca de hechos y aconteceres, vivencias y sentimientos, que por lo obvios parecen ya casi triviales. Pero justamente en ellos es que se sustenta la vida de todos los días, allí se hace presente la dimension espacial ineludible que los seres humanos necesitamos para poder desarrollar nuestra vida cotidiana. Pero hay una dimension que también ha estado presente a lo largo del trabajo y es la que se refiere a la temporalidad. Si bien el modelo de signo de Peirce que hemos utilizado no la toma en cuenta específicamente el recuperarla ha sido beneficioso. Tiempo y espacio, profundamente imbricados en la vida cotidiana, han sido separados solo como recurso analítico y pensamos que ello ha arrojado alguna luz sobre la incidencia del espacio en los comportamientos sociales. Y al decir tiempo no me refiero solamente al tiempo necesario para desarrollar actividades de la vida diaria sino también a un tiempo historico, a una experiencia de vida desarrollada comunitariamente Que lleva a que muchos de sus habitantes, aún teniendo posibilidades de establecerse en terrenos más espaciosos, se mantengan en el ámbito barrial que conocen y donde han desarrollado su vida y su historia.
Algunos estudiosos, desde la Arquitectura, atribuyen a los espacios urbanos descontrolados el que no sean sentidos como propios, así como la carencia de solidaridad y encuentro experimentada por los individuos de las ciudades (Fessler Vaz 1984 - Lobos del Fierro 1983). Si tomamos en cuenta el barrio "Charrúa", con su permanencia de cerca de 40 años, lo podemos pensar como un sector controlado del espacio urbano. En dicho espacio, siempre según sus habitantes, se manifiestan actitudes de solidaridad y encuentro entre sus habitantes antiguos, mientras que los migrantes recientes tenderían a una vida un tanto individualista, sin participacion comunitaria. Esto nos remite inmediatamente a pensar que los autores, al realizar su enfoque desde una perspectiva sincronica no toman en consideracion, explícitamente, el factor tiempo. Sería interesante indagar por esta variable para tratar de establecer el promedio de tiempo mínimo de asentamiento en un lugar, como para que se comiencen a evidenciar signos de participacion activa en la vida barrial.
Desde la Planificacion y el Diseño Urbano, se sostiene que las comunidades homogéneas, aunque solo sea por un factor (raza, etnia, religion u otros) manifiestan determinadas singularidades en el espacio público que comparten. Dichas marcas perceptuales serían significadas en virtud de un codigo comunitario, obrando de esta forma a favor de la predictibilidad comportamental; dando lugar a los enclaves urbanos, como producto de la agrupacion social realizada en base a un factor común y en respuesta a la tension social, la aglomeracion, sobreexcitacion, diferentes estilos de vida (Rapoport 1978:231). Según esta posicion, la característica de la comunidad de estar compuesta casi en su mayoría por habitantes bolivianos la homogeneiza primordialmente. Y ha sido ésta una homogeneizacion espontánea pues así fue su agrupamiento inicial en el Barrio de Retiro. Podemos pensar entonces, que el barrio "Charrúa" se constituyo en sus inicios merced a un proceso de agrupacion o 'abicamiento" (Rapoport: 1978, 231), el cual se mantiene constante aún contando con un porcentaje de poblacion fluctuante. Dicho porcentaje está integrado por aquellas familias, también bolivianas, que llegan al barrio en reemplazo de otras que han dejado sus viviendas para volver a Bolivia, para establecerse en el Gran Buenos Aires, en las cercanías del barrio. Dicho tabicamiento ayudaría a "sobrevivir a las culturas, dándoles los símbolos, usos, costumbres y leyes que necesitan" (Rapoport 1978: 237). La empiria social podría constituirse en un ejemplo de como la homogeneidad de origen favorece la autogestion al permitir un rápido consenso. La homogeneidad de una zona sería una de las causantes de producir un vecino activo que instrumenta formas de cooperacion mas espontáneas y eficaces que las que pueden producir las organizaciones oficiales (Rapoport 1978: 237). En este caso, a dicha homogeneidad debería sumarse una historia barrial compartida por la obtencion, mantenimiento y mejora de las viviendas. Por ello, la existencia de subgrupos identitarios barriales producto de las discontinuidades en la significacion espacial, más que obstaculizar, coadyuva a que estos habitantes sigan unidos merced a una meta o proposito común: el mejoramiento de la vida comunitaria.

NOTAS

1) El diseño espacial puede favorecer las relaciones interpersonales e incluso el consenso grupal, facilitando así la existencia de organizaciones comunitarias (Rapoport 1978: Capítulo V).
2) Este artículo resume un aspecto de las tareas realizadas como parte de la investigacion sobre "Identidad en el uso del espacio" que fuera realizada bajo la direccion de la Dra. Martha Blache y el Dr. Juan Angel Magariños de Morentin. Esto con el auspicio de la Universidad de Buenos Aires y el Conicet bajo la forma de becas de investigacion.
3) En el trabajo de investigacion se trabajo con la esquema de Peirce de las nueve dimensiones sígnicas. Se presenta aquí la dimension triádica como un modo de agilizar la lectura.
4) El trabajo de campo inicial se realizo en el Barrio "Charrúa" de la ciudad de Buenos Aires (entrevistas-análisis de discurso), ubicado mas específicamente en Villa Soldati. Conocido oficialmente como Libertador General San Martín, fue construido hace cuarenta años y se encuentra habitado por inmigrantes bolivianos y sus descendientes.
5) Actualmente han logrado acceder primero, a la escrituracion del predio total, y luego, a la compra de sus parcelas.

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