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Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Jujuy

versão On-line ISSN 1668-8104

Cuad. Fac. Humanid. Cienc. Soc., Univ. Nac. Jujuy  n.17 San Salvador de Jujuy nov. 2001

 

Autorreferencialidad en la crisis de la modernidad

Self referenciality in the crisis of modernity

Winfried Noth * (Nota 1)

* Universitàt "" Gesamthochschule Kassel, Anglistik/Linguistik und Semiotik, Georg-Forster-StraàYe 3, 34109 Kassel, Alemania

RESUMEN

La idea de una autorreferencialidad en los signos ha sido considerado un síntoma de la crisis de la modernidad. Las imágenes del mundo ya no representan lo real, sino una mera virtualidad. Los signos se transforman en instrumentos de simulacion en vez de representacion. La autorreferencialidad de los signos aparece en todos los dominios de la cultura: moda, prensa, publicidad y produccion de los bienes. Por tanto: si al fin del milenio llegamos al descubrimiento de que los signos se transformarán en meras simulaciones autorreflexivas, ¿como podremos evitar la constatacion de que nuestro propio discurso se aniquila al llegar a la conclusion de que él también resulta ser una simulacion semejante?

ABSTRACT

The idea of a selfreferenciality in signs has been considered a symptom of the modern crisis. The images of the world do not represent what is real, but mere virtuality. Sings become instruments of simulation instead of representation. Selfreferenciality of signs appear in all dominions of culture: fashion, press, publicity, and production of goods. Thus if at end of the millennium we come to the discovery that signs become were selfreflexive simulations, how can we avoid the verification that our own discourse is annihilated on coming to the conclusion that it also proves to be such a simulation?

AUTORREFERENCIALIDAD COMO RADICALIZACIÓN DE LA CRISIS DE LA REPRESENTACIÓN

La modernidad es la era de la crisis de la representacion. Esta fue la tesis central que Foucault desarrollo en su obra maestra Les mots et les choses en 1966. Foucault incluso llego a prever el nuevo paradigma de la posmodernidad que ha llegado a ser el paradigma intelectual predominante en el fin del milenio.
Si la crisis de la representacion es la característica semiotica de la modernidad, su radicalizacion en la teoría de la autorreferencialidad de los signos es el factor semiotico de la era posmoderna. Dado que la crisis de la representacion se debía a la pérdida de las certezas que resultaban del agnosticismo en relacion con la existencia de un mundo de los referentes de los signos, la teoría de la autorreferencialidad de los signos es la radicalizacion de esta crisis. Esta teoría llega hasta el punto de afirmar que los signos solo se refieren a algo meramente construido por los propios signos; pero que esta construccion semiotica sería algo que se auto-deconstruiría en el proceso de la semiosis hasta el punto de desembocar en una nueva virtualidad semiotica, siendo incluso capaz de transformarse hacia procesos semioticos autonomos en una era pos-humana.

LA HISTORIA DE LA CRISIS DE LA REPRESENTACIÓN EN LA MODERNIDAD

Foucault describe la crisis de la representacion como un proceso semiotico en tres pasos. El primero acontecio en el clasicismo, vía la semiotica de Port Royal, que abandono el modelo sígnico triádico de los estoicos por un modelo diádico que excluye al objeto como correlato del signo. En paralelo con esta primera deconstruccion del signo tiene lugar el desplazamiento de la semiotica del Renacimiento, basada en la idea de una iconicidad esencial de los signos, por una semiotica que enfatizaba la idea de su arbitrariedad esencial. El resultado de este proceso fue el paradigma semiotico racionalista totalmente dedicado a la logica del signo, que se considero como el modelo de la logica de las cosas.
El segundo paso en la crisis de la representacion, según Foucault, se configuro con el paradigma historico del siglo XIX, cuando la confianza en la racionalidad autonoma de los signos fue sustituida por la idea de la historicidad de los signos. Los signos eran tal como eran, no a causa de las cosas representadas, ni por las leyes de la logica de los signos, sino a causa de la evolucion e historicidad de los mismos signos, cuyas leyes evolutivas se concibieron como autonomas e independientes de las cosas.
El tercer paso en la crisis de la representacion, según Foucault, se efectúa en el arte del siglo XX, cuando los signos desaparecen en la fragmentacion del discurso de Mallarmé, y en la vision del estructuralismo de Saussure, según el cual los signos tienen valor solamente por las diferencias y oposiciones en relacion con otros signos del sistema sígnico.
Las etapas de la crisis de la representacion esbozada por Foucault son las etapas de la historia de la modernidad, que comienza con el Renacimiento, en lo que concierne a la filosofía, y con Mallarmé y Picasso, en lo que concierne a la literatura y al arte.
La linealidad en la evolucion de la crisis de la representacion que Foucault sugirio no se corresponden todavía completamente con los hechos de la historia de la semiotica. En el siglo XX, la semiotica estructuralista era contemporánea de la semiotica neopositivista a lo Carnap. Esta afirmaba el objeto empírico, el denotatum, designatum, o referente, como correlato del signo, y de esta forma negaba la idea de una crisis de la representacion. Más tarde, la ciencia cognitiva y la informática habrían de concentrarse en el proyecto común de modelos de representacion mental o artificial del mundo. La idea de la representacion sígnica es por lo tanto contemporánea de la idea de la crisis de la representacion. Antes de examinar mejor esta duplicidad en las teorías de la representacion, analizaré primeramente la paradoja y la ubicuidad de lo autorreferencial en las teorías del signo.

LA PARADOJA Y LA UBICUIDAD DE LA AUTORREFERENCIALIDAD

La idea de la autorreferencialidad del signo constituye una paradoja. Si el signo es algo que está para algo, aliquid pro aliquo "" como afirmaron los clásicos "" el signo que se refiere a sí mismo en lugar de referirse a algo diferente contradice la propia idea del signo. No obstante, elementos y aspectos de reflexividad no son tan insolitos en el proceso de la semiosis como parecería.
Hay elementos de autorreferencialidad tanto en el estructuralismo saussureano y en el funcionalismo semiotico de Jakobson, como en la teoría semiotica de Peirce.
El elemento autorreferencial en la semiotica de Saussure está en su tesis sobre la calidad diferencial de los signos. El signo, para Saussure, no se refiere a nada que no sean otros signos. El mundo fuera de los signos es una mera neblina. La aloreferencialidad, que es la referencia a algo no-sígnico, no es posible. Los signos se refieren siempre meramente a signos. Y en este sentido, los signos tienen un elemento de autorreferencialidad. Fue Lacan quien radicalizo la idea saussureana de la arbitrariedad, al decir que hay un abismo insuperable entre el significante y el significado, sin ningún acceso del primero al segundo. En esta interpretacion, la idea de la autorreferencialidad del signo es radicalizada. Los significantes de los signos solo pueden considerarse en sí mismos, porque no permiten ningún conocimiento de sus significados.
El aspecto autorreferencial de los signos también aparece en las seis funciones semioticas de Jakobson. Solo dos de estas funciones son genuinamente aloreferenciales: la propia funcion referencial, porque en este caso el signo se refiere al mundo de las cosas y de las situaciones, y la funcion conativa, porque en este caso el signo se dirige al receptor del mensaje. Las cuatro funciones restantes son autorreferenciales hasta un cierto punto. Primero, la funcion poética, que se dirige a la materialidad del signo. Segundo, la funcion fática, que ignora las referencias del signo con la finalidad de mantener el contacto propio del diálogo. Tercero, la funcion metalinguística, en la medida en que se refiere solamente a signos y no al mundo. Finalmente, también la funcion emotiva, en la medida en que se concentra en el emisor de los signos y no en el mensaje emitido.
En la semiotica de Charles Sanders Peirce, el aspecto de la autorreferencialidad de los signos se presenta en la medida en que los signos participan en la categoría de la primeridad. Todo signo participa en esta categoría, porque uno de sus constituyentes es el representamen, signo en sí solo. Pero, en la clase del quali-signo, la primeridad predomina sobre la referencialidad del signo. Puesto que es un cuasi-signo considerado en sí mismo, en su calidad fenomenologica, sin relacion a nada más, el ícono puro es un signo autorreferencial.

LA RADICALIZACIÓN POSMODERNA Y POSESTRUCTURALISTA DE LA AUTORREFERENCIALIDAD DE LOS SIGNOS

La radicalizacion de la idea de la autorrefencialidad se manifiesta en las teorías pos-estructuralistas de la cultura pos-moderna. Lyotard, por ejemplo, desarrolla la tesis de la pérdida de una realidad que precede a la representacion en un mundo que se presenta solamente como discurso, ya que el mundo ha perdido su representatividad absoluta. Virillo y Baudrillard son otros teoricos que lamentan la pérdida de los referenciales de los signos: en vez de un mundo representado, la cultura pos-moderna nos confronta con un mundo construido. Los medios de representacion, los signos, comienzan a disolverse en la hiperrealidad de los simulacros. Las imágenes del mundo ya no representan lo real, sino una mera virtualidad. Los textos pierden su autonomía y desembocan en la red de la hipertextualidad. Los signos se transforman en instrumentos de simulacion en vez de representacion. La autorreferencialidad de los signos aparece en todos los dominios de la cultura.
En la moda el único referencial del último grito de las novedades del día es la moda de la víspera. En la produccion de los bienes de la vida cotidiana, la funcionalidad y utilidad de los objetos se pierde en los gadgeds superfluos de la hiper-civilizacion del fin de este milenio. En los media, los mensajes se vuelven cada vez más autorreferenciales. La prensa nos trae reportajes de reportajes. El cine tematiza al cine. Los filmes se vuelven meta-filmes. Hasta la publicidad comienza a desistir de las referencias a los productos. La propaganda de Camel ya no refleja más que el propio nombre. La propaganda de Marlboro solo perpetúa la propia mitología, y las informaciones sobre los últimos modelos de automoviles son autorreferenciales en la medida en que solo presentan sus diferencias con los modelos anteriores.
Un aporte suplementario respecto a la idea de la autorreferencialidad de los signos proviene de las ciencias del fin del milenio: la física cuántica descubrio la imposibilidad de una observacion de las cosas que no esté ya afectada por el propio proceso de observacion; la teoría de los fractales descubrio el fenomeno de la auto-semejanza en procesos que previamente parecían caoticos; o la teoría de la autopoiesis del constructivismo radical, que tematizaba la autorreferencialidad de los signos como un hecho fundamental de la cognicion y de la comunicacion.

APORÍAS Y PARADOJAS

La radicalizacion de la idea de la autorreferencialidad, sin embargo, desemboca en aporías o incluso paradojas. La aporía es evidente en las posiciones apocalípticas de Baudrillard, quien habla de la pérdida de lo referencial en la hiper-realidad pos-moderna, sin poder explicar las estructuras referenciales de un mundo anterior a esa pérdida y en el cual esas referencias todavía existían. La aporía culmina en una paradoja, cuando el principio de la autorreferencialidad se aplica al propio discurso de los críticos, que censuran el mundo que solo se manifiesta en forma de enunciados, pues el mundo de los enunciados incluye los enunciados del propio discurso. Si al fin del milenio llegamos al descubrimiento de que los signos se transformarán en meras simulaciones autorreflexivas, ¿como podremos evitar la constatacion de que nuestro propio discurso se aniquila al llegar a la conclusion de que él también resulta ser una simulacion semejante? Lamentablemente una respuesta semiotica a esta pregunta exigiría una elaboracion más extensa para la cual aquí no disponemos de espacio.

NOTAS

1) Universitàt "" Gesamthochschule Kassel, Anglistik/Linguistik und Semiotik, Georg-Forster-StraàYe 3, 34109 Kassel, Alemania - Tel.: 0049 561 804-3349, Fax: 0049 561 804-3959, e-mail: noeth@hrz.uni-kassel.de, //www.uni-kassel.de/noeth

BIBLIOGRAFIA

1. FOUCAULT, M (1966). Les mots et les choses. Paris, Gallimard.        [ Links ]

2. Nà-TH, W (2000). Handbuch der Semiotik. Stuttgart, Metzler.         [ Links ]

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